Desiree, El Primer Amor de Napoleon - Annemarie Selinko

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  • ANNEMARIE SELINKO

    Dsire

    El primer Amor de Napolen

    Dsire (2002)

    ARGUMENTO:

    Desde sus modestos orgenes, como hija de un comerciante de sedas marsells, hasta alcanzar el trono de Suecia, la vida de Bernardine Eugnie Dsire Claryest ntimamente ligada a dos de las grandes figuras de la poca pos-jacobina, el mariscal Juan Bautista Bernadotte y el mismsimo Napolen Bonaparte.

    Esta extraordinaria novela nos hace partcipes de una pasin amorosa que pudo cambiar el curso de la historia. Reflejo de los ms altos crculos del poder ytestimonio directo de los secretos de la corte imperial, el diario ntimo de Dsire es tambin una mirada viva sobre los extraordinarios acontecimientos blicos ypolticos que conmocionaban en aquel entonces las estructuras de la vieja Europa.

    SOBRE LA AUTORA:

    Annemarie Selinko, nacida en Viena (Austria) el 1 de septiembre de 1914. Defuncin: Copenhague, 28 de julio de 1986.

    Estudi Historia y Lengua en la Universidad de Viena, ejerciendo como periodista y reportera con gran xito. En 1938 march a Dinamarca, y en 1943, huyendo de laGestapo, march a Suecia. Vivi tambin en Pars y Londres.

    Es conocida fundamentalmente por su novela histrico-romntica Dsire, llevada al cine con gran xito.

  • PRIMERA PARTE

    La hija de un comerciante

    en sedas de Marsella

    Marsella, principios de Germinal. Ao II.

    (Fines de marzo de 1794, segn la anticuada cronologa de mam.)

    Creo que una mujer con un busto bien formado puede imponer ms fcilmente su voluntad a un hombre. Por esa razn he resuelto que maana me llenar el escotecon cuatro pauelos para parecer en verdad una muchacha adulta. Es cierto que lo soy plenamente, pero slo lo s yo y no se advierte con claridad en el rostro. El mesde noviembre ltimo cumpl los catorce aos, y como regalo de cumpleaos pap me entreg un hermoso lbum. Naturalmente me da pena llenar de letras estas pginastan finas y blancas. El libro posee tambin una pequea cerradura y lo puedo cerrar. Ni siquiera mi hermana Julie sabr lo que contiene. Este libro ha sido el ltimoregalo de mi buen padre. Mi pap, Franois Clary, negociante en sedas de Marsella, muri de neumona hace dos meses.

    Qu debo escribir en este libro? fue lo que me pregunt indecisa al encontrarlo sobre la mesa el da de mi cumpleaos.

    Pap se sonri, me bes en la frente y me dijo:

    La historia de la ciudadana francesa Bernardine Eugnie Dsire Clary.

    Y en seguida su semblante revel gran emocin.

    Esta noche comienzo a escribir mi futura historia porque me siento tan excitada que no puedo dormir. Por eso me met en la cama sin hacer ruido alguno, para que eltitilar de la vela no despertara a Julie, que duerme en el mismo cuarto. Esta armara un escndalo horrible.

    Estoy nerviosa porque maana tengo que ir con mi cuada a visitar a Albitte, representante del pueblo, para rogarle que ayude a tienne. tienne es mi hermanomayor, y se trata de su cabeza. Hace dos das la Polica se present inesperadamente para detenerlo. No sabemos por qu. Pero es fcil que acontezca una cosasemejante en estos tiempos, ya que no han pasado an cinco aos de la gran revolucin, y hay quienes opinan que la revolucin no ha terminado todava. Todos los dasse guillotina a mucha gente delante de la Municipalidad, y se corre peligro de muerte si se tienen relaciones con los aristcratas. Pero, loado sea Dios! Nosotros notenemos ninguna relacin de parentesco con gente de abolengo. Pap progres gracias a su propio trabajo, transformando la pequea tienda de su padre en uno de losms grandes negocios de sedas de Marsella. Y se alegr mucho cuando estall la revolucin, aunque poco tiempo antes haba sido nombrado proveedor de la Casa Real yhaba enviado terciopelo de seda azul a la reina. tienne afirma que nunca le pagaron ese gnero. Pap tena los ojos hmedos cuando nos ley el volante en que habansido reproducidos por primera vez los Derechos del Hombre.

    Desde la muerte de pap se encarga tienne del negocio. Cuando le detuvieron, nuestra cocinera Marie, mi antigua nodriza, me llev a su lado y me dijo:

    Eugnie, he odo decir que Albitte vendr a Marsella. Tu cuada tiene que verlo y tratar de libertar al ciudadano tienne Clary.

    Marie sabe siempre todo lo que sucede en la ciudad.

    Durante la cena todos nos sentimos muy tristes. Dos asientos se hallaban vacos: la silla de pap, junto a la de mam, y la de tienne, junto a la de Suzanne. Mamno permite que nadie se siente en el lugar de pap.

    Pens continuamente en Albitte mientras haca bolitas de pan con los dedos. Julie, que slo tiene cuatro aos ms que yo, pero que siempre intenta hacer las vecesde madre ma (lo cual con frecuencia me hace enfermar de rabia), me reprendi:

    Eugnie, no est bien hacer bolitas de pan...

    De pronto me o decir:

    Albitte se encuentra en la ciudad.

    Mis palabras no impresionaron a nadie. Cuando digo algo, nunca impresiono. Por eso repet:

    Albitte se encuentra en la ciudad.

    Quin es Albitte, Eugnie? pregunt por fin mam.

    Suzanne no escuchaba; sollozaba sobre la sopa.

    Albitte es el diputado jacobino de Marsella respond, orgullosa de mi sapiencia. Se quedar una semana por aqu, trabajando de da en la Municipalidad.Suzanne ir a verlo maana para preguntarle por qu detuvieron a tienne. Y luego le explicar que slo se trata de un error.

    Suzanne me mir sollozando.

    Pero no me recibir...

    Creo..., creo que sera mejor insinu mam, vacilanteque Suzanne pidiera a nuestro abogado que hablara l con Albitte.

    Con frecuencia debo enojarme con mi familia. Mam no permitira siquiera que se preparase un frasco de mermelada sin que ella agitara, por lo menos una sola vez,

  • la pasta en la olla, y en cambio deja en manos de nuestro abogado, ya dbil y viejo, asuntos de suma importancia. Creo que mucha gente mayor hace lo mismo.

    Es necesario que nosotros mismos hablemos con Albitte aconsej. Suzanne, como esposa de tienne, tendra que presentarse. Si t, Suzanne, tienes miedo,har yo la tentativa y pedir a Albitte que ponga en libertad a mi hermano mayor.

    No te atrevers a ir a la Municipalidad observ mam en seguida, tomando de nuevo la cuchara sopera.

    Mam, me parece que...

    No quisiera hablar ms sobre el asunto me interrumpi.

    Suzanne segua sollozando sobre el plato de sopa.

    Despus de cenar sub a la buhardilla para ver si Persson estaba en casa, pues de noche toma lecciones de francs conmigo. Tiene la cara de caballo ms simpticaque uno pueda imaginarse. Es muy alto, terriblemente demacrado, y el nico hombre rubio que conozco. Es sueco. El cielo sabr dnde est situada Suecia; se me ocurreque en cualquier lugar cercano al Polo Norte. Persson me la mostr una vez en un mapa, pero lo olvid. Su padre tiene una tienda de sedas en Estocolmo que mantienerelaciones comerciales con nuestra firma. En consecuencia, el joven Persson vino por un ao a Marsella para entrar de aprendiz en la tienda de pap, ya que, segnafirman, slo en Marsella puede uno estudiar todo lo referente al comercio en sedas. Cierto da se present Persson en nuestra casa. Al principio nos fue imposibleentenderle, aunque afirmaba que hablaba en francs con nosotros. Pero su lenguaje tena una sonoridad muy distinta de la lengua francesa. Mam le dio una pieza en labuhardilla diciendo: En estos tiempos intranquilos, Persson vivir mejor con nosotros.

    Persson se encontraba en casa, pues. Es un joven muy sobrio. Nos sentamos en el saloncito. La mayora de las veces le hago leer artculos de los diarios y corrijo supronunciacin. Cuntas veces busqu el viejo volante con los Derechos del Hombre que pap haba trado a casa y recitamos alternativamente el texto, pues queramossaberlo de memoria! La cara equina de Persson se pona muy seria. Me dijo que me envidiaba por pertenecer a la nacin que regal al mundo esos grandes pensamientos.

    Libertad, igualdad, soberana del pueblo declam junto a m. Y luego agreg: Se ha derramado mucha sangre para lograr las nuevas leyes. Y mucha sangreinocente. No puede ser en vano, seorita.

    Persson es forastero y a mam le dice seora Clary y a m seorita Eugnie, aunque tales palabras estn prohibidas, pues simplemente somos las ciudadanasClary.

    Julie se present de improviso en el cuarto.

    Eugnie, ven un momento, por favor me dijo, llevndome a la habitacin de Suzanne.

    Esta se hallaba en cuclillas en el sof bebiendo oporto. Dicen que el vino de Oporto fortalece, pero a m nunca me dan un vaso porque, segn mam, las muchachastodava no tienen necesidad de fortalecerse.

    Mam se haba sentado junto a Suzanne. Pude ver con claridad que intentaba mostrarse enrgica. En tales momentos ofrece un aspecto especialmente tierno ydesamparado, pues encoge sus estrechos hombros. La cara se le achica debajo de la pequea cofia de viuda que lleva desde hace dos meses. La pobre mam se parecemucho ms a un hurfano que a una viuda.

    Hemos resuelto me dijo que maana Suzanne debe tratar de entrevistarse con Albitte, el representante del pueblo. Y agreg, tosiendo: T, Eugnie, laacompaars.

    Suzanne murmur:

    Tengo miedo de ir sola. Todos esos hombres...

    Comprob que el vino de Oporto no haba logrado fortalecerla, y s en cambio la haba puesto somnolienta. Me asombr el hecho de que yo y no Julie fuera ladesignada para acompaarla.

    Suzanne quiere efectuar ese trmite en favor de tienne dijo mam, y para ella ser un consuelo saber que t, querida, estars a su lado.

    Por supuesto, t no abrirs la boca y dejars que hable Suzanne agreg Julie con prisa.

    Me caus alegra que mi cuada quisiera presentarse ante Albitte. Era el mejor camino. El nico, segn mi entender. Pero como siempre me tratan como si fuese unania, me call la boca.

    El da de maana nos traer a todos grandes sobresaltos concluy mam, levantndose. Por eso queremos acostarnos temprano.

    Volv al saln y dije a Persson que era la hora de acostarme. El recogi los diarios y me hizo una reverencia.

    Entonces, le deseo un sueo agradable, seorita Clary.

    Me hallaba casi fuera del cuarto, cuando de pronto le o murmurar algo. Me volv hacia l.

    Deca usted algo, seor Persson?

    Es slo...

    Se interrumpi. Me acerqu tratando de observar su cara. Estaba casi oscuro, y senta demasiada pereza para encender las velas, pues ya bamos a acostamos. Elplido rostro de Persson se esfum casi por completo en la semipenumbra.

    Quera decirle solamente, seorita, que yo... pronto regresar a mi patria...

    Lo siento mucho, seor. Y por qu?

  • An no se lo he dicho a la seora Clary. No quera molestarla con mis asuntos precisamente ahora. Pero vea, seorita, hace ya ms de un ao que estoy aqu ymis padres me necesitan de nuevo en la tienda de Estocolmo. Cuando vuelva el seor tienne, todo se arreglar en su casa; me refiero tambin al negocio. Por tanto,puedo regresar a Estocolmo.

    Este fue el discurso ms largo que nunca oyera de sus labios. No entenda bien por qu me hablaba de su viaje, especialmente a m, pues hasta ese momento habasupuesto siempre que l, lo mismo que los dems, no me tomaba en serio. Claro est, quise continuar la conversacin; regresamos al sof y le indiqu con un elocuentemovimiento de la mano que se sentara junto a m. En cuanto lo hizo, su flaca figura se pleg igual que un cortaplumas. Con los codos en las rodillas, no saba, al parecer,qu decir.

    Es Estocolmo una ciudad hermosa? pregunt por cortesa.

    La ms hermosa del mundo..., para m declar. Verdes tmpanos de hielo flotan en el Maelar, y el cielo es blanco como una sbana recin lavada. Esto eninvierno, que en nuestro pas es una estacin muy larga.

    En resumen: segn esa descripcin, Estocolmo no me pareci muy hermosa. Todo lo contrario. Tampoco entend dnde flotaban los tmpanos verdes.

    Nuestra tienda est situada en la Vaesterlanggaten..., la calle de negocios ms moderna de Estocolmo, justamente detrs del castillo dijo Persson con orgullo.

    Pero no o bien sus palabras porque estaba pensando en el da siguiente, y haba resuelto llenar mi escote con pauelos... y...

    Quisiera pedirle una cosa, seorita Clary le o decir.

    Tengo que presentarme lo ms bonita posible para que tienne sea libertado por lo menos en mi obsequio, pensaba mientras le pregunt cortsmente:

    Qu desea usted, seor?

    Quisiera llevarme conmigo la hoja en que fueron impresos los Derechos del Hombre, la que hace tiempo el seor Clary trajo a esta casa dijo, con vacilacin.S que es una peticin excesiva, seorita.

    S, era excesiva. Pap guardaba siempre la hoja en su mesita de noche, y despus de su muerte yo me haba apoderado de ella.

    La guardar siempre con todos los honores, seorita me asegur.

    Aprovech ese momento para gastarle una ltima broma.

    Se est volviendo usted republicano, seor?

    Y por ltima vez me contest con una evasiva;

    Soy sueco, y Suecia es una monarqua.

    Puede llevarse el volante, seor conced, y mustreselo a sus amigos en Suecia.

    En ese instante se abri violentamente la puerta y la voz de Julie, muy enojada, reson en el cuarto, preguntando:

    Cundo te meters en la cama de una vez, Eugnie? Oh...!, no saba que estabas con el seor Persson. Seor, la nia tiene que acostarse. Vamos, pues, Eugnie!

    Yo me haba puesto casi todos los papillotes en el pelo, y Julie, aunque acostada, segua riendo conmigo, censurndome.

    Te comportas escandalosamente, Eugnie. Persson es un joven, como bien sabes, y ninguna nia debe sentarse junto a un joven en la oscuridad. Adems, mamest muy apenada..., y te olvidas de que eres la hija del mercader en sedas Clary (pap fue un ciudadano muy estimado), y Persson ni siquiera sabe hablar francsdiscretamente. Deshonras a la familia...

    Bla, bla, bla pens, y apagu la vela, metindome profundamente debajo de las mantas. Julie precisa un novio reflexion. Despus mi vida ser ms fcil.

    Intent dormirme, pero la visita a la Municipalidad, a la maana siguiente, no se apartaba de mi pensamiento. Asimismo pens en la guillotina. La veo tantas vecesante mis ojos cuando estoy por dormirme, que hundo la cabeza en las almohadas para rechazar su recuerdo. Persiste en mi mente la imagen del hacha y de la cabezacortada. Haca dos aos que nuestra cocinera Marie me haba llevado en secreto a la plaza frente a la Municipalidad. Caminamos de prisa entre la muchedumbre que seagolpaba en torno al patbulo, pues quera ver todo con claridad, y apret los dientes porque me castaeteaban terriblemente, lo cual me pareca penoso. El carropintado de rojo llev veinte hombres y mujeres al cadalso. Todos lucan trajes de nobles, pero sucias briznas de paja se haban adherido a los pantalones de seda de loshombres y a las mangas adornadas con puntillas de las damas. Llevaban las manos atadas a la espalda con una cuerda. En el andamio en tomo a la guillotina se habaacumulado serrn que siempre, maana y tarde, se renueva. A pesar de todo forma un detestable limo de color rojo amarillento. La plaza toda frente a la Municipalidadhuele a sangre coagulada y a serrn. Desde hace un ao se halla en este lugar la guillotina. Aquella tarde un joven oriundo de nuestros alrededores, que haba entabladorelaciones postales con pases extranjeros hostiles, inaugur la serie de vctimas. Cuando el verdugo lo llev con violencia al cadalso, el infortunado movi los labios:creo que rezaba. Luego se arrodill. Yo cerr los ojos y o caer el hacha. Cuando los abr de nuevo, el verdugo tena la cabeza en la mano; el semblante era blanco como lacal, y los ojos, enormemente abiertos, me miraban fijos. Me pareci que se me detena el corazn. La boca, en la cara, plida como la cal, estaba abierta como si quisieragritar. Su grito no pudo brotar nunca. La gente a nuestro alrededor hablaba alocadamente unos con otros; alguien empez a sollozar, y o la aguda voz de una mujer querea. Despus me pareci que el mido se acercaba tan slo para m, desde grandes lejanas. Un velo negro envolva mis ojos y... tuve que vomitar. Luego me sent mejor.O que alguien me gritaba porque le haba ensuciado los zapatos. Yo segua cerrando los ojos para no ver ms la cabeza cubierta de sangre. Marie pas mucha vergenzaa causa ma, y me apart de la multitud. Pude escuchar las burlas de que se nos haca objeto. Desde entonces, muchas veces no puedo dormirme porque siempre piensoen los ojos muertos y en el grito mudo.

    Cuando regresamos a casa llor desconsoladamente. Pap me ci con un brazo y me dijo:

    Durante siglos el pueblo de Francia ha vivido martirizado por un dolor espantoso; y del dolor de los oprimidos surgieron dos llamaradas: la de la justicia y la delodio. La del odio se extinguir asfixiada por raudales de sangre. Pero la otra llamarada, la sagrada, hijita ma, nunca podr extinguirse por completo.

    Quiere decir que los Derechos Humanos del Hombre no han de perder nunca su validez?

  • No, nunca podrn caducar. Pero pueden ser abolidos, franca o clandestinamente, o pisoteados. Los que los pisotean cometen el mayor homicidio de la Historia.Cuando quiera y dondequiera que en tiempos venideros los hombres intenten privar a sus hermanos del derecho de libertad y de igualdad, nadie podr citar respecto deellos las palabras bblicas: Perdnalos, Seor, porque no saben lo que hacen, pues, hijita ma, desde la proclamacin de los Derechos del Hombre lo saben conexactitud.

    Mientras pap me deca aquellas palabras, su voz iba adquiriendo una sonoridad distinta de lo comn. As me imaginaba yo la voz del amado Dios. Cuanto mstiempo pasa desde aquella conversacin, tanto ms comprendo lo que pap quiso expresar en esencia. Y esta noche me siento especialmente cerca de l. Siento un grantemor por tienne y tambin por nuestra visita a la Municipalidad. De noche siempre se siente ms miedo que de da. Oh, si pudiese saber si tendr una vida alegre otriste...! Cunto me gustara vivir algo extraordinario!

    Es necesario rescatar a tienne de la crcel. Buenas noches.

    De este modo he comenzado a escribir mi historia.

  • 24 horas ms tarde (sucedieron muchas cosas).

    Me he convertido en el baldn de mi familia!

    Adems, sucedieron tantas cosas que no s cmo debo anotarlas. En primer lugar, tienne ha sido libertado y se halla abajo en el comedor, con mam, Suzanne yJulie, comiendo de tal manera como si durante cuatro semanas hubiese vivido slo a pan y agua. Aunque apenas estuvo tres das en la crcel! En segundo lugar conoc aun joven con un perfil muy interesante y con el estrafalario apellido de Bunopart, Bonapart o algo as. En tercer lugar, toda mi familia est enojada conmigo y me llamanel baldn, la deshonra de la casa. En consecuencia, me enviaron a la cama. Abajo festejan el regreso de tienne, y yo, que fui la primera a quien se le ocurri la idea de ir aver a Albitte, no he recibido ms que regainas y reproches y no tengo a nadie con quien hablar de los acontecimientos futuros y de ese ciudadano Buonapart (apellidoimposible, nunca me acordar de l), o sea, sobre ese nuevo joven. Pero mi querido y buen padre quizs haba presentido cun solitario debe de sentirse uno cuando ensu ambiente no lo comprenden, y por ello me regal este lbum.

    El da de hoy comenz con un escndalo seguido de otros. Julie me dijo que mam haba ordenado que me vistiera con el poco agraciado vestido gris y que,naturalmente, me pusiera en torno al cuello un fich de encaje. Trat de oponerme al fich. La voz de Julie adquiri una gran estridencia al rezongar:

    Crees que puedes presentarte con un escote pronunciado, como una mujer de la calle, una cualquiera del arrabal del puerto? Crees que podemos dejar queaparezcas sin fich ante las autoridades?

    Cuando Julie sali del dormitorio, me prest rpidamente su pote de rouge. (Con ocasin de mi decimocuarto cumpleaos recib un rouge, pero se trata de unrosa tan infantil que lo odio. Creo que el rouge cereza de Julie me queda mucho mejor.) Me lo apliqu con cuidado, pensando cuntas dificultades tendran las damas deVersalles obligadas a ponerse trece matices diferentes, uno sobre el otro. Esto es lo que le en el artculo de un diario sobre la viuda Capeto, nuestra reina ejecutada.

    Mi rouge! Cuntas veces he de decirte que no debes usar mis cosas sin consultarme antes! grit Julie cuando regres al dormitorio.

    Con rapidez me puse polvos en toda la cara y, humedecindome luego el ndice, repas las cejas y los prpados, pues tienen un aspecto mucho ms hermoso cuandobrillan algo. Julie se haba sentado en la cama y me observaba con ojos crticos. Comenc a quitarme los papillotes del pelo. Pero mis rizos se enredaron, pues tengo pornaturaleza un pelo rizado tan escandalosamente resistente que me da gran trabajo transformarlo en tirabuzones lisos que cuelguen sobre los hombros.

    Desde fuera lleg la voz de mam:

    Julie, est lista, por fin, la nia? Tenemos que comer para que Suzanne y Eugnie puedan estar a las dos en la Municipalidad.

    Me di prisa, y con ello me puse ms torpe y no logr terminar mi peinado.

    Julie, puedes ayudarme?

    El mrito a quien corresponde. Julie tiene unas manos de hada. En cinco minutos haba terminado mi peinado.

    En una revista vi un dibujo de la joven marquesa de Fontenay dije. Tiene rizos cortos y el pelo cepillado hacia la frente. Tambin a m me convendra el pelocorto...

    sa se cort el pelo para que todos pudieran ver que a ltima hora se salv de la guillotina. Cuando el diputado Tallien la vio por primera vez en la crcel,seguramente llevara an su gran tocado. Y como una ta vieja sigui diciendo: Te dar el buen consejo de no leer artculos en los diarios sobre la Fontenay, Eugnie.

    No es necesario que me trates con tanta jactancia y sabidura, Julie. Ya no soy una nia, y s por qu y con qu fines libert Tallien a la bella Fontenay. Y por esemotivo...

    Eres imposible, Eugnie. Quin te cuenta esas cosas? Marie, en la cocina?

    Julie! Dnde est la nia?

    La voz de mam son con tono de enfado. Simul ordenar mi fich mientras, con rapidez, rellenaba mi escote con cuatro pauelos, dos del lado derecho y dos dellado izquierdo.

    Qutate esos pauelos! No puedes ir as! exclam Julie.

    Pero hice como si no oyese y, nerviosa, abr un cajoncito despus de otro en busca de mi escarapela revolucionaria. Por supuesto, la encontr precisamente en elltimo cajoncito, y la prend en mi pecho del modo que me pareci ms seductor. Luego baj corriendo al comedor con Julie.

    Mam y Suzanne haban comenzado a almorzar. Tambin mi cuada se haba puesto la escarapela de la revolucin. Al principio se llevaba siempre, pero ahora slose adornaban con ella los jacobinos o gente que, como nosotras, deba visitar a las autoridades o a un diputado. Claro est que en pocas intranquilas por ejemplodurante las detenciones de girondinos el ao pasado y los reiterados arrestos en masa, nadie se atreva a salir sin la roseta azul, blanca y roja de la Repblica. En uncomienzo quise mucho a esa roseta con los colores de la Repblica. Pero ahora ya no la quiero, pues me parece indigno que uno exhiba su orientacin poltica en elescote o en la solapa.

    Despus de almorzar busc mam la botella de cristal con el vino de Oporto. Ayer tom Suzanne un vaso, pero hoy mam llen dos, y le dio uno a ella y otro a m.

    Bebe despacio. El oporto fortalece me dijo.

    Sorb un gran trago. Era de un sabor dulce y empalagoso y de pronto me sent acalorada. Al mismo tiempo me puse alegre.

    Al sonrer a Julie me di cuenta de que tena lgrimas en los ojos. Me puso un brazo sobre los hombros y, presionando su cara contra mis mejillas, cuchiche:

    Eugnie, cudate.

    El oporto me produjo un gran regocijo, y por broma frot mi nariz contra la mejilla de Julie y contest a su cuchicheo:

  • Tienes miedo quiz de que Albitte, el representante del pueblo, pueda seducirme?

    No puedes tomar nada en serio nunca? pregunt, enojada. No es una broma presentarse en la Municipalidad mientras tienne est detenido. Ya sabes que...

    Se interrumpi. Tom el ltimo y largo trago de vino de Oporto. Luego la mir a los ojos.

    S muy bien, Julie, lo que quieres decir. En la mayor parte de los casos tambin los parientes cercanos de un hombre acusado se hallan detenidos. Suzanne y yo,naturalmente, corremos peligro. T y mam, tambin, pero como no vais a la Municipalidad, no os expondris. Y por eso...

    Me gustara poder acompaar a Suzanne. Sus labios temblaron. Luego hizo un esfuerzo para concentrar sus ideas. Pero, si os pasara algo, mam menecesitara.

    No suceder nada repliqu. Y en caso contrario, s que t cuidars bien de mam y tratars de libertarnos. Nosotras queremos ayudarnos, no es as, Julie?

    Suzanne no dijo palabra mientras nos dirigamos al centro de la ciudad. Caminbamos rpidamente, y ella ni siquiera miraba a su izquierda o a su derecha cuandopasamos por las elegantes tiendas de modas de la calle Cannebire. Al llegar a la plaza delante de la Municipalidad, de repente puso su brazo en el mo. Me esforc enno mirar la guillotina. La plaza ola como siempre a serrn fresco y a sangre coagulada. Nos encontramos con la ciudadana Renard, que desde hace aos se ocupa enconfeccionar los sombreros de mam. La ciudadana mir primero con timidez a todos lados y slo despus nos salud. Pareca que ya haba odo que un miembro de lafamilia Clary haba sido detenido.

    En los portones de la Municipalidad hallamos gran congestin de pblico. Al intentar adentramos, alguien tom con rudeza de un brazo a Suzanne. La pobre tembl,horrorizada, y se puso toda plida de miedo.

    Usted, ciudadana, qu desea?

    Queremos hablar con el representante del pueblo, Albitte contest sin demora y en voz muy alta.

    El hombre (supuse que sera el portero de la Municipalidad) la solt.

    La segunda puerta a la derecha.

    Atravesamos la entrada oscura y llegamos a la puerta indicada; la abrimos y nos envolvi un salvaje tumulto de voces y una atmsfera espantosamente densa.

    En el primer momento no supimos cmo comenzar. Llenaba la angosta habitacin tanta gente sentada o de pie que uno apenas poda moverse. En el lado opuesto sevea una pequea puerta, ante la cual montaba guardia un joven. Como todos los miembros del club de los jacobinos llevaba cuello alto, gran tricornio con escarapela,frac de seda con valiosos puos de encaje y un bastoncito debajo del brazo. Uno de los secretarios de Albitte, pens. Tom la mano de Suzanne y comenzamos aabrimos paso a travs de la multitud. La mano de Suzanne estaba fra como el hielo y temblaba. En cambio yo senta pequeas gotas de sudor en la frente y empec amaldecir los pauelos en mi escote, que me daban an ms calor.

    Por favor, queremos hablar con el representante del pueblo, Albitte dijo Suzanne en voz baja cuando nos hallamos frente al joven.

    Qu? le grit.

    El representante del pueblo, Albitte balbuci Suzanne una vez ms.

    Es lo que quieren todos los que estn en este cuarto. Ya se anunciaron ustedes, ciudadana?

    Suzanne hizo un gesto negativo.

    Cmo puede anunciarse uno? pregunt.

    Cada uno debe anotar su apellido y el objeto de su visita en un papelito. Si no sabe escribir, me lo pide a m. No cuesta nada.

    Su mirada se desliz sobre nuestros vestidos como si quisiera clasificamos.

    Sabemos escribir dijo Suzanne.

    All, en el alfizar de la ventana, las ciudadanas encontrarn papel y pluma de ganso dijo el joven jacobino, que me pareci el arcngel a la entrada del paraso.

    De nuevo nos abrimos camino en medio del gento y llegamos al alfizar de la ventana. Suzanne llen con celeridad la hoja. Apellido? Ciudadanas Suzanne yBernardine Eugnie Dsire Clary. Objeto de la visita? Nos miramos fijamente, desconcertadas.

    Pon la verdad le dije.

    Entonces no nos recibirn cuchiche Suzanne.

    Antes de que nos reciban pedirn informes sobre nosotras. Todo parece bastante complicado...

    No podemos hablar aqu de simplicidad gimi Suzanne mientras escriba: Objeto de la visita: la detencin del burgus tienne Clary.

    Una vez ms nos abrimos paso hacia nuestro arcngel jacobino. Mir fugazmente la hoja, grit con voz ruda esperen y desapareci detrs de la puerta,permaneciendo invisible un tiempo infinitamente largo (por lo menos as me pareci). Regres luego y nos dijo:

    Deben esperar. El ciudadano Albitte, representante del pueblo, las recibir. Sern llamadas.

    Poco tiempo despus se abri la puerta, alguien avis al arcngel y ste grit:

    Ciudadano Joseph Petit!

  • Un anciano y una nia se levantaron del banco de madera adosado a lo largo de la pared. Con presteza empuj a Suzanne hacia los dos asientos libres,

    Tomemos asiento. Pasarn horas antes de que nos llamen.

    Nuestra situacin haba mejorado en grado sumo. Apoyamos la espalda contra la pared, cerramos los ojos y movimos los dedos dentro de nuestros zapatos. Luegocomenc a mirar a mi alrededor y reconoc a nuestro zapatero, el viejo Simon. Al mismo tiempo record al hijo del viejo, el joven Simon, el de las piernas torcidas. Conqu valenta aquellas piernas deformadas marcaban el paso en cierta ocasin...! En cierta ocasin hace un ao y medio.

    Hace un ao y medio vi un espectculo que nunca olvidar hasta el fin de mi vida. Nuestro pas se vio amenazado por todas partes por los ejrcitos enemigos. Lasnaciones extranjeras no podan tolerar que hubiramos proclamado la Repblica. Se dijo que nuestro ejrcito no podra resistir aquella superioridad de fuerzas armadas.Una maana me despert porque debajo de nuestras ventanas estaban cantando. Salt de la cama, me precipit al balcn..., y desde all vi marchar a los voluntarios deMarsella. Se llevaron tres caones de la fortaleza. No queran llegar al Ministerio de la Guerra de Pars con las manos vacas. Conoca a muchos de ellos. Los dossobrinos del farmacutico estaban en las filas y, Dios mo!, incluso Simon, el hijo del zapatero, con sus piernas torcidas, se empeaba en llevar el ritmo de los otros. Yaqul no era...? S, por supuesto, era Lon, el dependiente de nuestra tienda, que no pidi permiso y decidi marcharse espontneamente. Y detrs de l iban treshombres muy solemnes, vestidos de pardo oscuro: los hijos del banquero Levi, que desde la proclamacin de los Derechos del Hombre disfrutan de los mismosderechos que corresponden a los dems ciudadanos. Se haban puesto sus trajes domingueros para ir a la guerra en pro de Francia. Hasta la vista, seores Levi, lesgrit. Los tres se volvieron y me saludaron. Detrs de los Levi iban los hijos de nuestro carnicero, y luego, los obreros del puerto en compactas filas. Los reconoc porlas camisas azules de lino y los chanclos que resonaban sobre los adoquines. Todos cantaban Allons enfants de la Patrie!, la nueva cancin que se haba hecho clebre dela noche a la maana. Yo cant con ellos. De pronto Julie estaba a mi lado; cortamos algunas rosas trepadoras que suben al balcn y las arrojamos sobre las tropas. Lejour de gloire est arriv!, rugieron desde abajo, y las lgrimas nos resbalaron por las mejillas. En la calle, el sastre Franchn atrap las rosas, saludndonos con sonrisas.Julie correspondi al saludo con ambas manos y solloz. Aux armes... Hasta aquel instante todos semejaban ciudadanos comunes con sus trajes oscuros o sus camisasazules de lino, sus zapatos charolados o sus chanclos. Despus, en Pars, obtuvieron uniformes, pero no todos, porque no haba suficientes. Pero con o sin uniformerechazaron al enemigo, ganando las batallas de Valmy y de Wattignies. Los Simon, y Lon y Franchn y Levi! La cancin con que marcharon a Pars se toca y canta entoda Francia y se denomina Marsellesa, porque fue llevada a travs de todo el pas por ciudadanos de nuestra ciudad.

    Entretanto, el viejo zapatero, atravesando el gento, se haba aproximado a nosotras y nos apretaba las manos con tanta timidez como empeo, como si quisieraexpresamos su condolencia. Luego habl con prisa de las suelas de cuero que ahora slo pueden adquirirse en el mercado negro, de la reduccin de impuestos que querapedir a Albitte, y de su hijo, el de las piernas torcidas, del cual no tena ninguna noticia. Despus le llamaron y se despidi.

    Esperamos muchas horas. Los minutos de esas horas se sucedieron lentamente. Algunas veces cerraba los ojos, reclinndome contra Suzanne. Cuando los volva aabrir, los rayos del sol caan en lneas cada vez ms oblicuas y algo ms rojizas a travs de la ventana.

    Ya no haba tanta gente en la sala. Albitte pareca acortar las audiencias, pues el arcngel citaba los nombres en sucesin ms rpida. Pero siempre quedabanbastantes personas que haban llegado antes que nosotras.

    Quiero encontrar un novio para Julie dije. En las novelas que leo, las heronas se enamoran lo ms tarde a los dieciocho aos. Cmo conociste a tienne,Suzanne?

    Djame ahora me contest. Quiero concentrarme en mis pensamientos para lo que mir hacia la puerta tengo que decir ah dentro.

    Si alguna vez en mi vida tengo que recibir a la gente, no los har esperar. Les dar cita uno tras otro a horas determinadas para que luego entren en seguida. Esperares una cosa que lo arruina a uno por completo.

    Qu tonteras ests diciendo, Eugnie. Por qu habras t en la vida de recibir, como llamas a esto?

    No respond; cada vez estaba ms somnolienta. El oporto primero causa alegra, despus tristeza y por fin cansancio pens. Pero en ningn momento tiene lavirtud de fortalecer.

    Evita el bostezar; no debes hacer eso.

    Oh, vivimos en una repblica libre murmur ya en sueos, aunque temblando porque de nuevo citaron un nombre. Suzanne puso su mano en la ma.

    Todava no es nuestro tumo.

    Su mano segua helada.

    Por fin, me dorm por completo, y dorm tan profundamente que cre hallarme en mi cama, en casa. De pronto me molest un rayo de luz que provena de unalmpara, pero no abr en seguida los ojos y slo pens:

    Julie, djame seguir durmiendo, porque todava estoy muy cansada.

    Una voz dijo:

    Despierte, ciudadana.

    Poco me import esto. Alguien me zarande de los hombros.

    Despierte, ciudadana; aqu no puede seguir durmiendo.

    Djeme en paz, por favor refunfu al principio. Mas de pronto me despert por completo. Apart la mano desconocida de mis hombros y me incorpor conviolencia. No tena la menor idea de dnde me hallaba. Una pieza oscura en que un hombre, con una linterna, se inclinaba sobre m. Por Dios, dnde estaba?

    No se asuste tanto, ciudadana dijo entonces el desconocido. Tena la voz agradablemente suave, pero su pronunciacin tena algo de extranjera, lo cualcontribuy a que aquello me pareciera una pesadilla. Pese a todo respond:

    No tengo miedo. Y luego: Pero no s dnde estoy, ni quin es usted.

    El desconocido evit iluminarme la cara con la linterna, y al llevarla ms cerca de la suya pude distinguir sus facciones. Era un hombre joven, sumamente hermoso,

  • de oscuros ojos amistosos, una cara muy suave y una sonrisa encantadora. Vesta un traje oscuro, con un abrigo echado encima.

    Me apena molestarla dijo el joven cortsmente, pero ahora regreso a mi casa y tengo que cerrar la oficina del representante del pueblo, Albitte.

    Oficina? Cmo haba entrado en una oficina? Me dola la cabeza, y los miembros me pesaban como plomo.

    Qu oficina? Y quin es usted? balbuc.

    La oficina del representante del pueblo, Albitte. Y yo me llamo, ya que esto parece interesar a la ciudadana, Buonaparte, el ciudadano Jos Buonaparte, secretariodel comit de Seguridad Pblica en Pars, asistente del representante Albitte en su viaje a Marsella. Ya han transcurrido las horas de oficina, e infringe usted lasdisposiciones que prohben que alguien pernocte en una sala de espera de la Municipalidad. Por ello ruego cortsmente a la ciudadana que despierte y abandone laMunicipalidad.

    Municipalidad... Albitte... Empec a darme cuenta de dnde me hallaba. Y por qu estaba all? Adonde haba ido Suzanne?

    Dnde est Suzanne? pregunt con desesperacin al amable joven.

    Al ver mi turbacin, su sonrisa, se haba convertido en una risa pronunciada.

    No tengo el honor de conocer a Suzanne respondi. Slo puedo decirle que las ltimas personas que ha recibido el ciudadano Albitte han abandonado suoficina hace dos horas. Excepto yo, no hay nadie ms aqu. Y tambin yo me marcho ahora a casa.

    Pero tengo que esperar a Suzanne insist. Debe usted disculparme, ciudadano Bona...

    Buonaparte dijo el joven cortsmente.

    S, ciudadano Bonapat, tiene usted que disculparme, pero aqu estoy y aqu me quedar hasta que vuelva Suzanne. De otra manera tendr que afrontar un terribleescndalo cuando regrese sola a casa y deba confesar que la perd en la Municipalidad. Puede comprenderlo, no?

    Me puse a sollozar.

    Es usted terriblemente obstinada me dijo. Puso la linterna en el suelo y se sent junto a m en el banco de madera. Cmo se llama la tal Suzanne? Quin esy qu quera de Albitte?

    Suzanne se llama Suzanne Clary y es la esposa de mi hermano tienne contest. tienne fue encarcelado y Suzanne y yo vinimos a pedir su libertad.

    Un momento.

    Se levant, tom la linterna y desapareci por la puerta ante la cual haba estado antes de guardia el arcngel. Le segu. Se hallaba inclinado sobre un gran escritoriohojeando varios expedientes.

    S, Albitte en verdad recibi a su cuada. Tenemos que encontrar el expediente de su hermano. El representante del pueblo se hace mostrar los expedientesrespectivos antes de hablar con los familiares de los arrestados explic.

    Como no saba qu decir, murmur:

    Hombre muy justo y bondadoso este representante del pueblo.

    Volviendo los ojos hacia m, me ech una mirada irnica.

    Sobre todo bondadoso, ciudadana. Quiz demasiado bondadoso. Precisamente por eso el ciudadano Robespierre, del comit de Seguridad Pblica, me encarg quele ayudara.

    Se me escaparon estas palabras:

    Oh, usted conoce a Robespierre! Dios mo, un hombre que conoce personalmente al representante del pueblo Robespierre, el que manda detener a sus mejoresamigos para servir a la Repblica...!

    Oh, aqu est el expediente de tienne Clary! exclam el joven con alegra en aquel momento. tienne Clary, comerciante en sedas, de Marsella. Es as?

    Mov enrgicamente la cabeza en sentido afirmativo. Mas sin demora agregu:

    Pero de cualquier forma se trata de un error.

    El ciudadano Buonaparte se volvi hacia m:

    Qu ha sido un error?

    El motivo de su arresto dije.

    El joven puso una cara muy seria.

    Ah, s? Y por qu lo detuvieron?

    Eso... no lo sabemos confes. De cualquier forma, y esto se lo aseguro, ha sido una equivocacin. Se me ocurri una idea Oiga le dije con ansiedad,usted acaba de decir que conoce al ciudadano comisario de Seguridad Pblica, Robespierre.

    Quizs usted pueda decirle que en el caso de mi hermano tienne se ha cometido un error y...

  • Se me detuvo el corazn. El joven movi muy despacio la cabeza, con extraordinaria seriedad, diciendo:

    En este asunto no puedo y no quiero hacer nada. No podemos hacer nada. Aqu levant con solemnidad el expediente, aqu est lo que el representante delpueblo agreg de su puo y letra.

    Me mostr la hoja.

    Lea usted misma.

    Me inclin sobre el papel. Aunque tena la linterna muy cerca de m, las letras se confundieron delante de mis ojos. Vi fugazmente algunas palabras en unmanuscrito, pero las letras parecan bailar.

    Me siento tan nerviosa... Lea usted le dije, y not que las lgrimas acudan a mis ojos.

    Despus de haberse aclarado el caso, tienne fue excarcelado.

    Significa esto... Temblaba con todo mi cuerpo. Significa esto que... tienne...

    Naturalmente. Su hermano se halla en libertad. Quiz desde hace tiempo est sentado con la tal Suzanne y el resto de la familia en su casa, disfrutando de la cena.Y toda la familia lo festeja, y se han olvidado de usted por completo. Pero qu le pasa, ciudadana?

    Desconcertada, haba comenzado a llorar. No pude dominarme. Las lgrimas corrieron por mis mejillas y tuve que llorar y volver a llorar, lo cual era por completoincomprensible porque no me hallaba triste, sino sumamente feliz, y nunca haba supuesto que uno pudiera llorar con tanta emocin incluso a causa de la alegra.

    Estoy tan alegre, seor solloc, estoy tan contenta...

    Al joven le pareci una escena dolorosa. Guard el expediente y arregl el escritorio. Yo abr mi cartera en busca de un pauelo, pero result que aquella maana mehaba olvidado de tomar uno. Record los cuatro pauelos de mi escote y hurgu en l. Precisamente en aquel momento volvi el joven la cabeza hacia m y casi no pudofiarse de lo que vean sus ojos: de mi escote salieron dos, tres, cuatro pauelos. Pareca que se trataba del truco de un mago de circo.

    Me puse pauelos en el escote para aparentar ms edad de la que en realidad tengo murmur, porque se me antoj que le deba una aclaracin. Experiment unavergenza horrible. En mi casa agregu, me tratan siempre como una nia.

    Usted ya no es una nia, es una dama joven me asegur al punto el ciudadano Buonaparte. Y ahora voy a acompaarla a su casa, pues no me parececonveniente que una dama joven atraviese sola la ciudad a esta hora.

    Es demasiada bondad de su parte, seor, y no puedo aceptarlo balbuc tmidamente. Usted mismo me ha dicho que quiere irse a su casa.

    Se ri y dijo:

    No se contradice a un amigo de Robespierre. Primero comeremos un bombn y despus nos iremos.

    Abri un cajn del escritorio y me mostr una bolsa de papel.

    Cerezas con chocolate anunci. Albitte siempre tiene bombones en su escritorio. Tome usted otra cereza con chocolate. Son ricas, no? Solamente losdiputados pueden comprarlas hoy da.

    La ltima frase son con un matiz un tanto amargo.

    Vivo en el lado opuesto de la ciudad. Para usted significara una gran vuelta dije, sintindome culpable cuando abandonamos la Municipalidad. Pero tampocoquera rechazar su ofrecimiento, pues en Marsella una dama joven no puede en verdad caminar de noche por las calles sin ser molestada. Y adems, l me gustabatanto...!. Me avergenzo de haber llorado hace un rato le dije un poco ms tarde.

    Apret un poquito mi brazo reconfortndome:

    Me parece muy comprensible. Yo tambin tengo hermanos a los que quiero mucho. Y tengo hermanas que son ms o menos de su edad.

    A partir de aquel instante no sent ningn recelo a su lado.

    Pero, usted no es de Marsella? le pregunt.

    No, aunque toda mi familia, excepto un hermano, vive ahora en Marsella.

    Slo lo deca porque..., porque usted tiene una pronunciacin distinta de la nuestra.

    Soy de Crcega dijo, fugitivo corso. Hace algo ms de un ao que llegu con mi madre y mis hermanos a Francia. Tuvimos que dejar todo en Crcegaprecisamente para salvar nuestras vidas.

    Eso me pareci superromntico.

    Pero por qu? le pregunt sin aliento, llena de tensin.

    Porque somos patriotas contest.

    No pertenece Crcega a Italia? quise saber, pues por desgracia mi ignorancia no tiene lmite.

    Pero cmo puede decir eso! exclam, indignado. Desde hace 25 aos Crcega se encuentra bajo el protectorado de Francia. Y nosotros fuimos educadoscomo patriotas y ciudadanos de Francia. En consecuencia, no pudimos avenimos con el partido que intent entregar nuestra isla a los ingleses. Hace un ao aparecieron,de pronto, buques de guerra ingleses delante de Crcega. No oy hablar de ese asunto?

  • Mov la cabeza en sentido afirmativo. Quizs habra escuchado algo de eso; de cualquier manera lo haba olvidado haca tiempo.

    Y tuvimos que huir. Mi madre y mis hermanos...

    Su voz tom un tinte trgico. Era un tpico hroe de novela. Sin patria. Un prfugo.

    Y tiene usted amigos aqu en Marsella?

    Nos ayuda mi hermano. Le consigui a mam una pequea pensin del Estado, porque tuvo que huir ante los ingleses. Mi hermano se educ en Francia. En laescuela militar de Brienne. Ahora es general.

    Oh! exclam con admiracin, porque uno tiene que decir algo si le cuentan inesperadamente que se tiene un hermano general. Y como no se me ocurri nadams, el secretario cambi el tema de la conversacin.

    Usted es hija del difunto comerciante en sedas Clary, no?

    Sus palabras me asombraron mucho.

    Cmo lo sabe usted?

    Se ri y me dijo:

    No tiene que sentirse tan asombrada. Podra decirle que el ojo de la ley lo ve todo y que yo, como funcionario de la Repblica, soy uno de esos muchos ojos. Peroquiero ser sincero, seorita, y confesrselo: usted misma me dijo que era hermana de tienne Clary. Y que tienne Clary es el hijo del difunto comerciante en sedasFranois Clary, lo s por el expediente que le hace un instante.

    Habl con suma rapidez, y al no cuidar bien la pronunciacin hizo ''rodar la r como un verdadero extranjero. Pero, en fin, era corso.

    Tena usted razn, seorita. La detencin de su hermano fue en verdad un error. La orden de arresto fue dictada contra su padre, Franois Clary agreg depronto.

    Pero pap ya no vive.

    Ah es. Y por ende surgi el error. Se ha aclarado todo en el expediente de su hermano. Hace poco examinamos distintos expedientes que datan de los tiemposanteriores a la revolucin y encontramos una solicitud del comerciante en sedas Franois Clary, en que solicitaba ser elevado al rango de noble.

    Mucho me asombra. Nosotros no sabamos nada al respecto. Tampoco lo entiendo, porque pap no senta ninguna simpata por la nobleza. Por qu habra de...?

    Movi la cabeza.

    Por puras razones de negocio aclar el ciudadano Buonaparte. Solamente por razones comerciales. Quiz quera ascender al rango de proveedor de la CasaReal, no es as?

    S..., y un da envi terciopelo de seda azul a la reina..., quiero decir a la viuda Capeto, a Versalles inform con orgullo. Los gneros de pap eran clebres porsu buena calidad.

    Dicha solicitud fue considerada como seal, digamos, como punto de vista muy fuera de nuestro tiempo. Por ello se dict la orden de arresto. Cuando la Policafue a su casa slo encontr a su hermano tienne, y se lo llevaron.

    Con seguridad, tienne no saba nada de la solicitud afirm.

    Supongo que su cuada Suzanne ha podido convencer al representante del pueblo, Albitte. Por eso su hermano ha sido libertado y, por supuesto, su cuada fueen seguida a la crcel a buscarlo. Pero todo eso pertenece ahora al pasado. Lo que me interesa... su voz se torn suave y acariciadora. No me interesa su familia,sino usted misma, pequea ciudadana. Cmo se llama usted?

    Me llamo Bernardine Eugnie Dsire. Desgraciadamente mi familia me llama Eugnie. Me gustara mucho ms que me llamaran Dsire.

    Tiene unos nombres muy hermosos. Y cmo deber llamarla yo, seorita Bernardine Eugnie Dsire?

    Sent que me ruborizaba, pero gracias a Dios ya haba oscurecido y l no pudo darse cuenta. Tuve la impresin de que la charla tomaba un rumbo que no habragustado a mam.

    Llmeme Eugnie, como los dems. Pero usted debe visitar nuestra casa y propondr ante mam que me llame solamente por el nombre. Entonces no habrescndalo, porque me parece que si mam supiese...

    Me interrump.

    No le es permitido dar un pequeo paseo con un joven? pregunt el secretario.

    No s, porque hasta ahora no he conocido a ningn joven respond, precipitada, olvidndome de Persson.

    El secretario apret ms mi brazo, rindose.

    Pero ahora, Eugnie, conoce a uno...

    Cundo quiere visitarnos?

    Puedo hacerlo en seguida me respondi en broma.

  • Pero no le contest al punto. Persista en m una idea que se me haba ocurrido haca tiempo. Julie... Julie, a quien tanto gustan las novelas, se sentir encantada coneste joven de pronunciacin extranjera.

    Me debe una contestacin, seorita Eugnie.

    Venga maana cuando salga de la oficina le dije. Si el tiempo es agradable podemos sentarnos en el jardn. Tenemos una glorieta que es el sitio preferido deJulie.

    Mis palabras me parecieron muy diplomticas.

    Julie? Hasta ahora slo saba de Suzanne y de tienne, pero ni una palabra de Julie. Quin es Julie?

    Tuve que apresurarme porque ya habamos llegado cerca de nuestra calle.

    Julie es mi hermana.

    Mayor o menor que usted?

    La pregunta tena un matiz interesado.

    Mayor; tiene 18 aos.

    El secretario me mir, pestaeando.

    Muy bonita asegur con empeo, mientras pensaba si Julie puede calificarse de realmente bonita. Es muy difcil juzgar a la propia hermana.

    Con la mano en el corazn?

    Tiene irnos ojos muy hermosos declar, y eso es cierto.

    Est usted segura de que ser bien recibido por su madre?

    Su pregunta fue un tanto vacilante. No pareca hallarse totalmente convencido de ello, y en verdad tampoco yo lo estaba.

    Muy bien recibido insist, pues quera dar a Julie su oportunidad. Adems experiment un deseo. Cree usted que podr traer tambin a su hermano, elgeneral?

    Buonaparte se mostr muy entusiasmado.

    Por supuesto. Se alegrar mucho, pues tenemos muy pocos conocidos en Marsella.

    Nunca vi un general verdadero de cerca confes.

    Entonces maana podr contemplar usted a uno. Si bien por el momento no tiene destino, y slo trabaja en proyectos. Sin embargo, se trata de un verdaderogeneral.

    Intent imaginarme grficamente cmo era un general, pues nunca haba visto uno de cerca ni tampoco de lejos. Y los cuadros de los generales de la poca del ReySol muestran slo seores ya de edad, con gigantescas pelucas. Por otra parte, despus de la revolucin, mam puso en el desvn esos cuadros, antes colgados en la salade visitas.

    Hay mucha diferencia de edad entre usted y su hermano? le pregunt, pues el seor Buonapart me pareca an muy joven.

    No, no una diferencia grande. Ms o menos un ao.

    Cmo? Su hermano tiene un ao ms y ya es general? le pregunt en forma abrupta.

    Un ao menos observ el secretario. Mi hermano ha cumplido slo 24 aos. Pero es un joven muy despierto y vivo, con ideas asombrosas. Lo ver ustedmaana.

    Ya se vea nuestra casa muy cerca. Las ventanas de la planta baja estaban iluminadas. Sin duda, toda la familia estaba cenando.

    All, en esa casa blanca, vivo yo.

    De pronto el seor Buonapart cambi de actitud.

    No quiero entretenerla, seorita Eugnie. Seguramente la esperan con ansiedad... Oh, no me lo agradezca; fue una gran alegra acompaarla, y si me ha hecho lainvitacin en serio, me permitir presentarme con mi hermano menor, maana al atardecer, siempre que su seora madre no tenga en verdad nada en contra y si nomolestamos en absoluto...

    En aquel instante se abri la puerta de la casa y la voz de Julie reson en la oscuridad.

    Por supuesto, Eugnie est en la puerta del jardn. Y con impaciencia: Eugnie, eres t, Eugnie?

    Ya voy, Julie repliqu.

    Hasta la vista, seorita dijo el seor Buonapart otra vez.

    Corr en direccin a la casa. Cinco minutos despus me enter de que era el baldn de la familia y su deshonra.

  • Mam, Suzanne y tienne estaban sentados a la mesa en el comedor; ya haba llegado el momento del caf, cuando Julie me condujo triunfalmente a la habitacin.

    Aqu est!

    Loado sea Dios! exclam mam. Dnde has estado, mi nia?

    Ech a Suzanne una mirada llena de reproche.

    Suzanne se olvid de m por completo le dije. Yo me dorm y...

    Suzanne tena en la mano derecha el pocillo de caf, y con la izquierda estrechaba la mano de tienne. Baj indignada el pocillo.

    Pero, no, nada de eso. Primero, en la Municipalidad se durmi tan profundamente que fue imposible despertarla y tuve que entrar sola en la oficina de Albitte. Nopoda hacerle esperar hasta que la seorita Eugnie se despertara. Y luego llega y...

    Del despacho de Albitte probablemente corriste en seguida a la crcel y me olvidaste por completo reproch. Pero en verdad no me siento ofendida por eso.

    Pero dnde has estado hasta ahora? pregunt mam, preocupada. Enviamos a Marie a la Municipalidad, pero estaba cerrada y el portero le dijo que, conexcepcin del secretario de Albitte, no haba nadie dentro. Marie volvi sin ninguna noticia. Dios mo, Eugnie! Entonces estuviste caminando sola por las calles! Aesta hora tarda! Si hubiese sabido lo que iba a ocurrir te...! Mam hizo sonar la campanilla de plata que siempre est al lado de su cubierto. Traiga la sopa a lania, Marie.

    Pero no anduve por las calles le dije. El secretario de Albitte me acompa hasta casa.

    Marie puso la sopa en la mesa. Pero no me haba llevado la cuchara a la boca cuando Suzanne se incorpor bruscamente:

    El secretario? Ese hombre tan poco amable que estaba en la puerta y que citaba los nombres?

    No, se era simplemente un ordenanza. El verdadero secretario de Albitte es un joven encantador en grado sumo, que conoce personalmente a Robespierre. Por lomenos as dice. Adems, tengo que...

    Pero no me dejaron concluir mi discurso.

    tienne, que no se haba afeitado en la crcel pero que, excepto su barba dura, no haba sufrido ningn cambio, me interrumpi:

    Cmo se llama, pues?

    Un apellido complicado, difcil de recordar. Buonapat o algo por el estilo. Es corso. Adems, tengo que...

    Pero ahora tampoco me dejaron terminar mi discurso.

    Y con ese jacobino desconocido deambulas de noche, sola, por las calles? atron tienne, compenetrado de la necesidad de representar ante su hermana elpapel de padre.

    Algunas familias no pueden pensar de forma lgica. Primero, todos se lamentaron de que anduviera sola por las calles, y ahora se ponan muy enojados porque nohaba andado sola y haba encontrado un excelente amparo varonil.

    Pero no es un desconocido. l se present. Su familia vive en nuestra ciudad. Son prfugos de Crcega. Y adems, tengo que...

    Primero tienes que comer. La sopa se enfra dijo mam.

    Prfugos de Crcega dijo tienne con desprecio. Aventureros, probablemente, que en su patria se habrn mezclado en intrigas polticas y ahora, bajo elamparo de los jacobinos, buscan fortuna. Aventureros, repito, aventureros.

    Dej la cuchara para defender a mi amigo.

    Creo que tiene una familia muy honesta, y su hermano ha ascendido a general. Adems, tengo que...

    Cmo se llama el hermano?

    No s, quiz tambin Buonapat. Adems...

    Nunca o ese apellido murmur tienne. Pero como la mayora de los oficiales del rgimen anterior fueron despedidos, hace falta una nueva serie. Asciendena los jvenes sin preocupacin alguna. Los nuevos generales no tienen ni conducta adecuada ni poseen los conocimientos necesarios, ni la experiencia imprescindible.

    Experiencia puede recoger en cantidad suficiente, pues estamos en guerra observ. Pero, adems, quera decir que...

    Toma tu sopa me exhort mam. Pero ya no dej que me interrumpieran.

    Adems quera decirles que invit a los dos, para maana.

    Dicho esto, comenc a tomar la sopa con avidez, a cucharadas precipitadas, porque advert que todos me miraban espantados.

    A quin invitaste, hija? pregunt mam.

    A esos dos jvenes. Al ciudadano Jos Bonapat, o como se llame, y a su hermano menor, el general respond con valenta.

    Hay que cancelar ese compromiso exigi tienne, golpeando la mesa. En estos tiempos intranquilos, no debe uno tener de visita a aventureros de Crcega dequienes nadie sabe nada concreto.

  • Y mam:

    No conviene en absoluto que invites en seguida a un seor que has conocido por casualidad en una oficina pblica. Eso no se hace. Ya no eres una nia, Eugnie.

    Es la primera vez que oigo en esta casa que ya no soy una nia.

    Eugnie, me avergenzo de ti reconvino Julie. Su voz tena un tinte de profunda tristeza.

    Pero esos prfugos corsos tienen muy pocos amigos en la ciudad intervine. Quera apelar a los tiernos sentimientos de mam.

    Prfugos de los cuales ni mam ni yo sabemos lo ms mnimo. No piensas en tu reputacin ni en la de tu hermana objet tienne.

    No har ningn dao a Julie murmur, echndole una mirada. Esperaba que me ayudase. Pero permaneci en silencio.

    tienne, exhausto por las emociones de los ltimos das, perdi por completo el dominio de s mismo.

    Eres una mancha en la honra de la familia me grit.

    tienne, Eugnie es una nia todava y no sabe lo que hace dijo mam.

    Pero, desgraciadamente, en aquel instante perd la paciencia. Sent un calor sofocante motivado por el fastidio.

    De una vez por todas, para que sepan: no soy ni una nia ni una mancha en la honra de la familia!

    Se hizo un silencio momentneo.

    Vete en seguida a tu cuarto, Eugnie orden mam.

    Pero tengo hambre; apenas he comenzado a comer protest.

    Mam toc la campanilla de plata nerviosamente.

    Marie, por favor, sirva la cena a la seorita Eugnie en su cuarto. Y volvindose a m: Ve, hija, descansa y reflexiona sobre tu conducta. Causas una gran penaa tu madre y a tu buen hermano tienne. Buenas noches.

    Marie me llev la cena a mi cuarto, que comparta con Julie, y luego se sent sobre la cama de sta.

    Qu ha pasado? Por qu estaban todos enojados contigo? me pregunt en seguida. Si no hay extraos, Marie me tutea, pues entr en casa como nodriza, ycreo que me quiere tanto como si fuera su propio hijo Pierre, su hijo natural, a quien est haciendo educar en el campo.

    Me encog de hombros.

    Porque invit a dos jvenes para maana.

    Marie inclin la cabeza, meditando.

    Muy prudente, Eugnie. Porque ya es tiempo... me refiero a la seorita Julie.

    Marie me comprende siempre.

    Quieres que te prepare una taza de chocolate caliente? susurr luego. De nuestras provisiones privadas?

    Marie y yo tenemos una provisin particular de manjares delicados de los cuales mam no sabe nada. Marie roba de la despensa cosas para nosotras.

    Despus del chocolate me qued sola y empec a escribir todo esto. Ya es medianoche y Julie est an sentada abajo. Qu feo est que siempre me excluyan!

    Hace un momento lleg Julie y empez a desvestirse. Me dijo que mam haba resuelto recibir maana a los dos seores, porque, segn explic, era imposiblecancelar la invitacin. Esto lo dijo con fingida indiferencia.

    Pero ser a la vez la primera y ltima visita de ambos a casa, me dijo mam que te advirtiera.

    Ahora Julie est delante del espejo untndose la cara con una crema que se llama roco de los lirios. Ley que la Dubarry us dicha crema hasta en la crcel. PeroJulie no tiene aptitudes para transformarse en una Dubarry. Al mismo tiempo quiere saber si el secretario es buen mozo. Me hago la tonta y la indiferente.

    Quin?

    Ese caballero que te acompa.

    Muy buen mozo a la luz de la luna. Muy buen mozo a la luz de la linterna. Pero no lo he visto a la luz del da.

    Julie no sabr nada ms de mis labios.

  • Marsella, principios de Pradial.

    (El delicioso mes de mayo est agonizando, dice mam)

    Se llama Napoleone.

    Cuando por la maana me despierto pensando en l, y me quedo con los ojos cerrados para que Julie crea que an estoy durmiendo, mi corazn parece un pedazode plomo en el pecho. Ello se debe al ininterrumpido estado de mi enamoramiento. No saba que uno puede sentir tanto el amor..., es decir, corporalmente. En mi casose trata de una especie de tironeo cerca del corazn.

    Pero prefiero relatar todo como sucedi y por eso debo empezar por aquella tarde en que los dos hermanos Buonaparte nos visitaron por primera vez. Llegaron alda siguiente de mi fracasada visita a Albitte, tal como haba convenido Jos Buonaparte. Y fue al atardecer. tienne, que por lo general a esa hora no se halla an encasa, haba cerrado el negocio un poco antes. Sentado con mam en el saln quiso demostrar a los jvenes que nuestra casa no carece de proteccin varonil.

    Durante todo el da apenas haban hablado conmigo; me di cuenta de que an se hallaban fastidiados por mi inconveniente conducta. Despus del almuerzo Juliedesapareci en la cocina porque de pronto quiso hacer una tarta. Mam opinaba, sin embargo, que no era necesario. Las palabras aventureros corsos, pronunciadas lanoche anterior por tienne, no se le borraban de la memoria.

    Durante cierto tiempo me pase por el jardn, que ya ola fuertemente a primavera. En las lilas encontr los primeros pimpollos. Luego Marie me dio un trapo ycomenc a repasar los muebles de la casita del jardn. De cualquier modo ser til, pens. Cuando devolv el trapo, vi a Julie en la cocina. Tena algunas manchas rojasen la cara, pequeas perlas de sudor en la frente, y su tocado en plena disolucin, tratando de sacar del horno un molde de tarta.

    Has empezado al revs, Julie le dije sin querer.

    Cmo! Hice la tarta exactamente segn las recetas de mam, y vers cmo les va a gustar a nuestros invitados.

    No me refiero a la tarta le dije, sino a tu cara y a tu peinado. Cuando lleguen los seores... Me interrump. Dios mo, deja la tarta, Julie, y ve a tu cuartoy emplvate la nariz. Me parece mucho ms importante que la tarta.

    Si no lo toma a mal, seorita Julie terci Marie, creo que la nia tiene razn.

    Le quit el molde de la mano. Mientras en la alcoba se arreglaba Julie el tocado y se pona con esmero un poco de rouge, yo me asom a la ventana, para mirar lacalle.

    No te cambias? me pregunt Julie, asombrada.

    No me pareca importante. Por supuesto, el joven Jos me gustaba mucho, pero en secreto ya lo haba comprometido con Julie. Y en lo que se refera a su hermano,el general, ni supona que pudiera interesarse por m. Tampoco saba de qu debe hablar una con un general. Slo me interesaba el uniforme. Adems, esperaba querelatase algo de las batallas de Valmy y de Wattignies. Ojal Julie los reciba con amabilidad y cortesa. Mientras permaneca en la ventana sent una verdadera fiebrede candilejas semejante a la timidez de un actor. Y luego vi que llegaban. Embarcados en una discusin, venan a lo largo de la calle. Me sent sumamente decepcionada.

    Ay! El hermano era muy bajo; ms bajo que el seor Jos, y ste tena slo una estrella mediana. Y nada reluca sobre su pecho: ni estrellas, ni cintas, nicondecoraciones. Slo cuando lleg ante nuestra casa vi que ostentaba unas charreteras angostas y doradas. Su uniforme era de color verde oscuro; las altas botas noresplandecan y no le quedaban muy ajustadas. No pude verle el rostro, pues se hallaba cubierto por un gigantesco sombrero adornado slo con una escarapela de laRepblica. Nunca cre que un general pudiera ofrecer un aspecto tan rado o deslucido.

    Me sent sumamente decepcionada.

    Es pobre de aspecto murmur.

    Julie vino a mi lado, pero mantenindose oculta an tras la cortina. Quiz no quera que los ciudadanos advirtieran cun curiosa era.

    Cmo? Tiene muy buen aspecto dijo. No puedes esperar que un secretario de la Municipalidad se vista... Dios sabe cmo.

    Oh, t te refieres al seor Jos. S, l tiene un aspecto bastante elegante. Por lo menos parece que alguien le lustra los zapatos con regularidad. Pero su hermanomenor, el general... Suspirando, mov la cabeza. Una enorme decepcin. No saba que en el Ejrcito haba oficiales tan insignificantes.

    Cmo te lo imaginabas, pues? quiso saber Julie.

    Me encog de hombros.

    Pues... como un general. Como un hombre que produce la sensacin de que realmente puede dar rdenes.

    Es extrao: esto ocurri hace apenas dos meses, y a pesar de todo me parece que pas una eternidad desde aquel momento en que vi sentados por primera vez aJos y a Napoleone en nuestro cuarto de estar. Cuando Julie y yo entramos se pusieron ambos en pie, inclinndose con extremada cortesa no slo ante Julie, sinotambin ante m. Luego se sentaron tiesos y muy formales en torno a la mesa redonda de jacarand. Mam en el sof, y junto a ella, Jos Buonaparte. Enfrente, elmsero general, en la silla ms incmoda de la casa, con tienne a su lado. Julie y yo, entre mam y tienne.

    Mam dijo:

    Acabo de agradecer al ciudadano Jos Buonaparte su amabilidad al acompaarte ayer hasta casa, Eugnie.

    En aquel momento entr Marie con licores y la tarta de Julie. Mientras mam llenaba los vasos y cortaba la tarta, tienne se empe en entablar conversacin.

    Ser una indiscrecin preguntarle, ciudadano general, si actualmente se encuentra usted en funcin oficial en nuestra ciudad? le pregunt a su vecino.

  • En lugar del general contest Jos con desenfado.

    En lo ms mnimo. El ejrcito de la Repblica francesa es un cuerpo popular y mantenido por los impuestos de los ciudadanos. Todo ciudadano tiene derecho asaber y conocer las disposiciones de nuestro ejrcito. No es as, Napoleone?

    El nombre Napoleone son en forma rara. Involuntariamente dirigimos nuestras miradas al general.

    Puede usted preguntar cuanto le venga en gana, ciudadano Clary dijo el general. Yo por lo menos no guardo secreto en mis planes. En mi opinin, laRepblica gasta intilmente sus fuerzas en esta guerra defensiva en las fronteras. Las guerras defensivas slo causan gastos y no traen ni gloria ni la posibilidad de llenarlas arcas del Estado. Muchas gracias, seora Clary, muchas gracias...

    Mam le haba entregado un plato con tarta. En seguida, dirigindose a tienne, agreg Napoleone:

    Lo lgico es cambiar la guerra defensiva por otra de tipo ofensivo. As podremos ayudar a las finanzas del pas, y frente a Europa se comprobar que el ejrcitopopular de la Repblica no ha sido vencido.

    Escuch con atencin, pero no comprend ni pizca del sentido de sus palabras. El general haba dejado su gran sombrero en la antesala, y gracias a ello poda verle lacara. Aunque no se trata de un rostro hermoso, me parece ms maravilloso que cualquier otro que haya visto o soado jams. Tambin comprend de repente por quayer Jos Buonaparte me haba gustado tanto. Los hermanos se parecen mucho entre s. Pero los rasgos de Jos son ms blandos, menos personales que los deNapoleone. Dan la impresin de una misma cara a la cual parece haberse aspirado persistentemente. La de Napoleone constituye la culminacin de esa aspiracin.

    Guerra ofensiva? o decir a tienne, perplejo y desconcertado. En el cuarto rein un silencio absoluto y supuse que el joven general deba de haber dicho algoasombroso, pues tienne le miraba completamente desorientado. Pero, ciudadano general, si se dice que nuestro ejrcito tiene un equipo sumamente modesto...

    El general hizo un movimiento con la mano y se ri.

    Modesto? No es la expresin exacta. Tenemos un ejrcito de mendigos. Cerca de las fronteras nuestros soldados visten harapos y van a la batalla con zuecos. Ynuestra artillera est tan precariamente armada que uno creera que Carnot, el ministro de la Guerra, va a defender a Francia con arcos y flechas.

    Me inclin hacia delante y le mir fijamente. Luego Julie me dijo que mi conducta haba sido inadmisible. Pero no pude comportarme de otra forma. Sobre todoporque segu esperando que Napoleone volviera a rerse. Tiene una cara demacrada, con la piel muy tensa, tostada por el sol y enmarcada por cabellos color castao-rojizo. Los cabellos despeinados le caen sobre los hombros y no estn empolvados. Cuando re, su cara tensa produce un efecto pueril y parece de una edad muchomenor de la que en verdad tiene. Involuntariamente hice un movimiento brusco porque alguien dijo: A vuestra salud, seorita Clary. Todos haban levantado suscopas y beban el licor a sorbitos. Pestaeando, Jos levant su vaso en mi honor y me acord de lo que habamos convenido.

    Llmeme Eugnie, como lo hacen todos le propuse.

    Mam levant las cejas, irritada, pero tienne no haba escuchado, tan absorto estaba en su conversacin con el general.

    Y en qu frente podra realizarse con provecho una guerra ofensiva?

    En el frente italiano, claro est. Ahuyentaramos a los austracos de Italia. Una campaa muy barata. Nuestras tropas pueden ser alimentadas con facilidad enItalia. Un pas tan rico, tan frtil...

    Y el pueblo italiano? No se plegar a los austracos?

    El pueblo italiano ser libertado por nosotros. Vamos a proclamar los Derechos del Hombre en todas las regiones que conquistemos.

    Aunque el tema de la conversacin pareca interesar mucho al general, las objeciones de tienne le aburran visiblemente.

    Tiene usted un jardn muy bello dijo entonces Jos Buonaparte a mam, mirando a travs de la puerta de cristales.

    Estamos todava a comienzos de la estacin observ Julie de improviso, pero cuando florecen las lilas y las rosas en la casita del jardn...

    Se call, turbada. Por esa frase comprend que Julie haba perdido ya el equilibrio, pues las lilas y las rosas trepadoras no florecen al mismo tiempo.

    Se han concretado los proyectos de una guerra ofensiva en el frente italiano?

    tienne no le daba tregua. La idea de una guerra ofensiva pareca fascinarle.

    S, tengo el proyecto casi listo. En la actualidad estoy inspeccionando las fortalezas aqu en el Sur.

    Han resuelto los crculos gubernamentales iniciar una campaa italiana?

    El ciudadano Robespierre me confi este viaje de inspeccin. Me parece necesario antes de la ofensiva italiana.

    tienne hizo chascar la lengua en el paladar, seal de que se senta profundamente impresionado.

    Un gran proyecto murmur, inclinando la cabeza, un plan atrevido. El general le contempl sonriendo, y esa sonrisa pareci cautivar por completo a mihermano, el sobrio y realista comerciante. Como un escolar, balbuci con energa: Ojal prospere el proyecto! Ojal resulte bien!

    Tranquilcese, ciudadano Clary, saldr bien contest el general, levantndose. Y cul de las damas jvenes tendr la bondad de mostrarme el jardn?

    Julie y yo nos pusimos bruscamente en pie al mismo tiempo. Julie se sonrea en direccin a Jos. No s con exactitud cmo sucedi, pero dos minutos ms tarde,nosotros cuatro nos encontramos sin mam y tienne en el jardn, el cual estaba an desprovisto de sus encantos primaverales. Como, el sendero que conduce a la casitadel jardn es asaz angosto, tuvimos que marchar en parejas. Julie y Jos caminaban delante, y yo, con Napoleone, martirizndome la cabeza en busca de algo que decirle.Tena muchos deseos de impresionarle fuertemente. Pero sumido en sus reflexiones pareci no advertir nuestro silencio. Al mismo tiempo avanzaba con tanta lentitudque Julie y su hermano cada vez estaban ms lejos de nosotros. De pronto tuve la impresin de que retardaba en forma intencional sus pasos.

  • Cundo cree usted que se casarn mi hermano y su hermana? pregunt inesperadamente.

    En un primer instante cre no haber odo bien. Le mir con timidez, sintiendo que me ruborizaba.

    S volvi a preguntar, cundo se efectuar el casamiento? Espero que pronto.

    S, pero se han conocido hace muy poco balbuc, y todava no saben si...

    Ambos se hallan predestinados el uno para el otro. Tambin usted se halla convencida de ello.

    Yo?

    Abr redondos los ojos para expresar mi asombro y le mir como suelo mirar a tienne cuando siento mi conciencia culpable y no quiero que me reprenda conseveridad. tienne dice entonces algo sobre mis ojos infantiles y al rato ya no est enfadado.

    Por favor, no me mire as! exclam entonces.

    Cre que la turbacin iba a hundirme en la tierra. Al mismo tiempo me puse muy furiosa.

    Usted misma pens ayer por la noche que sera muy ventajoso si su hermana se casara con mi hermano. Ella se halla en la edad en que las jvenes suelencomprometerse dijo.

    No he pensado cosa semejante, ciudadano general insist, con la sensacin de haber comprometido a Julie a pesar de todo. No estaba enojada con l, sinoconmigo misma.

    Se irgui y se dirigi a m. Era apenas media cabeza ms alto que yo, y le pareca agradable haber encontrado alguien a quien poda mirar de arriba abajo. Era elmomento de la puesta del sol, y el crepsculo azul celeste de la primavera se intercal como una pared entre nosotros, Julie y Jos. La cara del general se hallaba tancerca que pude ver sus ojos centelleantes. Comprob asombrada que tambin los hombres pueden tener ojos rasgados.

    Conmigo nunca debe tener secretos, seorita Eugnie, pues puedo ver en el fondo del corazn de las nias. Adems, Jos me cont ayer que usted le habaprometido presentarle a su hermana mayor, dicindole en esa ocasin que su hermana era bonita. Usted no dijo la verdad, y quiz su falsedad tena una causa muyespecial.

    Tenemos que seguir dije con prisa. Los otros ya estarn con seguridad en la casita del jardn.

    No quiere que brindemos a su hermana la oportunidad de conocer ms de cerca a mi hermano antes de comprometerse con l? me pregunt en voz baja. Su voztena un tono muy suave, casi..., s, casi como una caricia. La pronunciacin extranjera se filtraba con menos frecuencia en su conversacin que en la de su hermano.Pues Jos va a pedir muy pronto la mano de su hermana me inform con mucha serenidad.

    Ya haba oscurecido tanto que slo poda ver los contornos esfuminados de su cara, pero not que se sonrea.

    Y cmo sabe usted eso? pregunt, inquieta.

    Lo estuvimos tratando ayer contest, como si aquello fuera la cosa ms natural del mundo.

    Pero si ayer por la noche su hermano no conoca an a mi hermana protest indignada. En ese instante tom con suavidad mi brazo; Sent su contacto en todoel cuerpo. Caminamos lentamente. El me hablaba con tanto cario y tanta confianza como si fusemos desde hace aos grandes amigos.

    Jos me cont su encuentro con usted y me dijo que su familia est en buena situacin econmica. Si bien su padre ya no vive, supongo que les dej a usted y asu hermana una dote considerable. Nuestra familia, en cambio, es muy pobre.

    Usted tiene hermanas, no es cierto?

    Record que Jos me haba mencionado hermanas de mi edad.

    Tengo tres hermanos menores y tres hermanas contest. Y Jos y yo tenemos que ocuparnos del sostenimiento de ellos y de nuestra madre. Con todo,mam ha recibido una pequesima pensin del Estado como patriota perseguida, desde que tuvo que huir de Crcega. Pero esa pensin no alcanza ni para el alquiler.No sabe, seorita Eugnie, cun cara es la vida hoy da en. Francia!

    Su hermano quiere casarse entonces con mi hermana slo por la dote!

    Intent hablar en forma objetiva y con dominio, pero mi voz tembl de indignacin y de dolor.

    Pero qu le ocurre a usted, seorita Eugnie? Encuentro que su hermana es una muchacha amable, amistosa y modesta, con unos bonitos ojos. Estoy convencidode que gusta mucho a Jos. Los dos sern muy felices.

    Aceler el paso. El tema pareca agotado.

    Le dir a Julie lo que usted acaba de decirme le amenac.

    Por supuesto. Por eso se lo he explicado con tanta exactitud. Dgale a Julie, para que lo sepa, que Jos est pronto a pedir su mano.

    Por segunda vez cre haber recibido un golpe en la cabeza.

    Qu insolencia! Y en mi interior o la voz de tienne: aventureros corsos. Permtame que le pregunte: Por qu el casamiento de su hermano tiene tantaimportancia para usted?

    Pst! No hable en voz tan alta. Usted comprender, seorita Eugnie, que antes de encargarme del mando supremo en Italia quisiera saber que mi familia se

  • encuentra en una situacin ms desahogada. Por otra parte, Jos se interesa por la poltica y la literatura. Quiz pueda conquistar algo en este terreno si no llene quedesgastarse en puestos subalternos. Por supuesto, despus de mis victorias italianas, voy a ocuparme de toda mi familia Hizo una pausa. Y... me voy a ocuparmucho de usted, seorita, cralo.

    Cuando estuvimos cerca de la casita del jardn, Julie pregunt:

    General, dnde ha estado usted tanto tiempo con la chica? Los esperamos, pero fcilmente pudimos advertir que nos haban olvidado por completo.

    Se haban sentado uno muy cerca del otro en un pequeo hunco, aunque abundaban las sillas por todas partes. Adems, se haban tomado fuertemente de las manospensando que en el crepsculo no se vera.

    Volvimos todos a casa, y los dos hermanos Buonaparte queran despedirse. Pero tienne dijo de pronto:

    Para mi madre y para m sera un gran placer si el ciudadano general y el ciudadano Jos Buonaparte cenaran con nosotros. Hace tiempo que no tena ocasin deconversar en forma tan cautivante.

    Al decir tales palabras mir al general casi como rogndole, mientras que Jos le pareci de poca importancia. Julie y yo corrimos a nuestro cuarto para arreglarnosel cabello.

    Han impresionado mucho tanto a mam como a tienne, loado sea Dios! dijo.

    Te advierto que Jos Buonaparte pronto va a pedir tu mano. Y sobre todo por... Me interrump. Me dola el corazn. Por la dote...

    Cmo puedes decir una cosa tan desagradable! La cara de Julie se haba puesto de color rojo oscuro. Me cont lo pobre que es su familia, y... se puso dospequeos moos de terciopelo en el cabello, y... nunca podra casarse con una muchacha pobrsima porque tiene un sueldo muy pequeo y tiene que ayudar a sumadre y a sus hermanos menores. Me parece un rasgo hermoso. Adems... se interrumpi Julie, no quiero que vuelvas a usar mi rouge.

    Te dijo que quiere casarse?

    Sabe el cielo por qu a tu edad todo el mundo cree siempre que un joven no puede conversar con una dama sin hablar en seguida de amor. Charl con el ciudadanoBuonaparte exclusivamente sobre la vida en general y sobre sus hermanos pequeos.

    Cuando acudamos al comedor, donde toda la familia se agrupaba en tomo a nuestros dos invitados, Julie me puso de pronto un brazo sobre los hombros, apretandosu mejilla contra mi cara. Sent que la suya estaba muy clida.

    No s por qu..., pero me siento tan bien... murmur, besndome.

    Pens: Esto deriva probablemente de su enamoramiento. Yo no senta ni fro ni calor, pero ya haba experimentado esa extraa sensacin de tironeo cerca delcorazn. Napoleone me dije. Un nombre raro. As se siente una cuando se enamora; Napoleone... Napoleone...

    Todo esto sucedi hace dos meses.

    Y ayer recib el primer beso y Julie se comprometi. De cualquier forma, estos acontecimientos estn ligados ntimamente, pues mientras Julie y Jos estabansentados en la casita del jardn, Napoleone y yo permanecimos junto al cerco, en la parte posterior de nuestro jardn, para no molestarlos. Mam me pidi que pasaralas horas de la tarde en el jardn con Julie y Jos, porque Julie es una muchacha de buena familia.

    Desde aquella primera visita, los hermanos Buonaparte se presentaban todos los das en casa. tienne (quin lo hubiera pensado!; an suceden milagros) es quienles pide que nos visiten. Para l sus conversaciones con el joven general no parecen tener fin. Pobre Napoleone! Se aburre terriblemente con sus charlas! tiennepertenece a ese tipo de gente que tasa a sus compaeros segn la medida de sus triunfos. Cuando hace tiempo le dije que los hermanos Buonaparte eran prfugoscorsos, no quiso saber nada de ellos y los llam aventureros corsos. Ms tarde Jos le mostr el recorte del nmero de diciembre del Monitor, donde fue publicado elnombramiento de Napoleone como general de brigada. Desde entonces, tienne est entusiasmado con Napoleone, pues ste en aquella ocasin logr ahuyentar a losingleses de Toln. Sucedi de la siguiente manera:

    Los ingleses, que siempre se meten en nuestros asuntos y estn tan indignados porque hemos condenado a muerte a nuestro rey... (y dice Napoleone que no hanpasado ni ciento cincuenta aos desde que hicieron la misma cosa con el suyo), en resumen: los ingleses se haban aliado con los realistas de Toln y haban ocupado laciudad. Nuestras tropas tuvieron que sitiarla y Napoleone fue enviado all, logrando en muy breve tiempo lo que sus superiores no haban conseguido: Toln pudotomarse por asalto. Los ingleses huyeron. En aquel entonces se destac por primera vez el apellido Buonaparte en el mbito militar, y Napoleone fue ascendido ageneral de brigada. Por supuesto, tienne le pidi todos los detalles de la victoria de Toln, pero Napoleone le dijo que no haba sido nada extraordinario. Slo cuestinde algunos caones y que l, Napoleone Buonaparte, saba con exactitud dnde y cmo podan emplearse mejor los caones. Despus del triunfo de Toln, Napoleoneviaj a Pars en busca de algn medio para ver a Robespierre. Robespierre es el hombre ms poderoso del comit de Seguridad Pblica. Dicho comit constituye nuestrogobierno. El camino hacia el gran Robespierre le condujo al pequeo Robespierre, hermano del temido comisario. Robespierre me refiero al verdadero encontrexcelentes los proyectos de Napoleone para una guerra ofensiva en Italia; habl al respecto con su colega Carnot y le pidi que confiara a Napoleone los trabajospreliminares. Carnot dirige el Ministerio de la Guerra, y stos caen dentro de sus atribuciones. Pero nadie se atreve a contradecir a Robespierre, pues una orden dearresto firmada por l basta para llevar a cualquiera a la guillotina. Fue por eso por lo que Carnot recibi a Napoleone con fingida amabilidad, para que le entregara losproyectos italianos. Inspeccione primero las fortalezas sureas, le dijo Carnot, pero Napoleone est persuadido de que sus planes se hallan sepultados en un cajndel escritorio. Jos opina que, pese a todo, Robespierre lograr que Napoleone obtenga el mando supremo en Italia.

    tienne y todos nuestros conocidos odian al tal Robespierre. Pero no lo dicen en voz alta, pues ello significara peligro de muerte. Se cuenta que Robespierre encarga los miembros del tribunal revolucionario que le informaran en secreto sobre el punto de vista de los funcionamos del Estado. Tambin la vida individual de cada uno delos ciudadanos se halla muy vigilada. Robespierre declar que un republicano correcto ha de llevar una vida de alta moral, despreciando toda clase de lujo. Hace pocohizo cerrar todas las casas pblicas de Pars. Pregunt a tienne si esas casas deben considerarse como lugares de lujo, pero mi hermano se enfad porque se me permitehablar de tales cosas. Asimismo se prohibi bailar en la calle, aunque era la diversin ms barata en los das de fiesta. tienne nos prohibi criticar a Robespierre enpresencia de los hermanos Buonaparte. l habla con Napoleone casi con exclusividad de los proyectos italianos. Nuestra tarea ms sagrada sera ensear a todos los

  • pueblos europeos los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad. Y si fuese preciso, con los caones, dice Napoleone.

    Aunque me aburren terriblemente, siempre escucho conversaciones de ese tipo con tal de permanecer cerca de l. Lo peor es cuando le lee a mi hermano captulosdel manual de Artillera moderna. A veces sucede, y tienne, ese tonto, cree que entiende algo de tales asuntos. Pienso que Napoleone es un cabal hechicero de almas.Pero cuando se halla solo conmigo, nunca habla de caones. Y frecuentemente estamos solos... Despus de la cena, Julie suele decir:

    Deberamos salir con nuestros invitados un poco al jardn, no te parece, mam?

    Id, nias dice entonces mam.

    Y los cuatro, Jos y Napoleone, Julie y yo nos encaminamos a la casita del jardn. Pero antes de que lleguemos a la casita, Napoleone sugiere en la mayor parte delos casos:

    Eugnie, qu le parece si hacemos una carrera? Veamos cul de nosotros llega primero al cerco.

    Me alzo el guardainfante y Julie grita:

    Atencin! Listos! Ya!

    Al punto Napoleone y yo nos precipitamos como dos locos hacia el cerco. Mientras yo, con el cabello en desorden, fuertes latidos de corazn y dolor de costado,llego al cerco, Jos y Julie desaparecen en la casita del jardn. A veces Napoleone gana la carrera, a veces tambin yo. Pero si llego primero al cerco, s que l me dejaganar. El cerco me llega al pecho. Muchas veces nos apoyamos uno muy cerca del otro, contra la pared de hojas; me pongo las manos en las caderas y miro las estrellas.Napoleone y yo conversamos largo rato. Por ejemplo, sobre Los sufrimientos del joven Werther , novela de un poeta alemn desconocido que se llama Goethe, y quetoda la gente tiene ahora en su mesita de noche (me refiero a la novela, no al poeta). Tuve que leer el libro en secreto porque mam no quiere que lea novelas de amor.Pero el libro me decepcion un poco. Se trata de la historieta increblemente triste de un joven que se pega un tiro porque la muchacha que ama se casa con su mejoramigo. En cambio, Napoleone est muy entusiasmado con la obra. Le pregunt si sera capaz de matarse por un amor desdichado.

    No, pues la muchacha que yo ame no se casar con otro hombre me contest, rindose. Pero luego se puso serio de pronto, mirndome, y comenz a hablar deotra cosa.

    Muchas veces, sin embargo, permanecemos largo rato mudos uno junto al otro, contemplando la pradera adormecida, al otro lado del cerco. Cuanto ms tranquilosestamos, tanto ms cerca uno del otro. Se me antoja entonces que podemos or respirar la hierba y las flores. De vez en cuando algn pjaro suspira en algn lugar. Laluna cuelga del cielo como un disco amarillo y mientras miro la pradera dormida pienso: Amado Dios, no dejes que transcurra esta noche, djame estar siempre al ladode l..., pues aunque le que no hay fuerzas sobrenaturales y el gobierno de Pars hizo levantar un altar a la razn humana, siempre digo, cuando estoy muy triste omuy feliz: Querido Dios!

    Nunca has sentido miedo ante el porvenir, Eugnie? me pregunt ayer de improviso Napoleone. Cuando estamos solos contemplando la pradera dormida,algunas veces me dice de t, aunque no todos los novios o casados se tutean.

    Miedo ante el porvenir? Mov la cabeza. No tengo miedo alguno. Sabe alguien qu es lo inminente? Por qu se ha de temer lo desconocido?

    Me extraa que la mayora de los hombres afirmen desconocer su sino dijo. Su rostro estaba muy plido a la luz de la luna, y con los ojos muy abiertos mirabacon fijeza la lejana. Yo, por ejemplo, presiento mi destino, mi misin.

    Y tiene miedo de su misin? pregunt con asombro.

    Pareci meditar. Luego habl rpidamente y a borbotones.

    No. S que realizar algo grande. Nac para crear Estados y para dirigirlos. Pertenezco a aquellos hombres que forjan la historia del mundo.

    Le mir fijamente, perpleja. Nunca cre posible que alguien pensara esas cosas y que las dijera. De pronto me ech a rer. Cuando percibi que me rea para misadentros, hizo un gesto brusco y su semblante se demud.

    Te res? cuchiche. Eugnie, te res?

    Perdneme, por favor, perdneme le dije, fue slo porque... de pronto su cara me dio miedo; me pareci tan blanca a la luz de la luna y... tan extraa....Cuando tengo miedo, siempre intento rerme...

    No quise asustarte, Eugnie. Su voz se tom acariciadora . Comprendo que hayas sentido miedo, miedo por mi gran destino.

    Otra vez nos callamos un ratito. De pronto se me ocurri algo.

    Adems, yo tambin voy a influir sobre la Historia del mundo, Napoleone.

    Me mir con asombro. Pero sin desviarme intent expresar mis ideas.

    La Historia mundial consiste, creo, en el destino de todos los hombres, no es as? No slo la gente que firma condenas a muerte, o sabe con exactitud dndedeben colocarse los caones y cmo se los hace funcionar, es la que hace la Historia mundial. Creo que tambin los otros..., me refiero a los que son decapitados yaquellos contra los cuales se dirigen los caones, en general todos los hombres y mujeres que viven y esperan y aman y se muelen, hacen la Historia mundial.

    Napoleone inclin lentamente la cabeza en sentido afirmativo.

    Tal cual, pequea Eugnie, muy exacto. Pero yo voy a intervenir en esos millones de destinos de que hablas.

    Qu extrao!

    Verdad? Es extrao ver ante s esas grandes posibilidades.

  • No, digo que es extrao que usted lo est deseando, Napoleone le dije, y de repente me pareci completamente distinto. Pero en seguida, sin embargo, sesonri, y el inesperado cambio de su cara le volvi de nuevo familiar ante mis ojos.

    Y t crees en m, Eugnie, no es cierto? Suceda lo que suceda?

    Su cara estaba muy prxima, tanto que sin quererlo me ech a temblar, cerrando los ojos involuntariamente. En ese momento sent que su boca apretaba con vigormis labios. Mis labios queran ceder, pero los apret con rapidez, porque record que Julie siempre me reprocha cuando le doy un beso hmedo en la mejilla.

    Y quera besarlo en una forma que pareciera agradable y educada. Pero su boca era tan firme y exigente, que no s cmo ocurri... No lo quise en verdad..., pero depronto mis labios se abrieron, cediendo. Por la noche, mucho despus de que Julie hubiera apagado la luz, no poda dormir. La voz de Julie surgi de la oscuridad.

    Tampoco t puedes dormirte, chiquilla?

    No, hace tanto calor en la alcoba... suspir.

    Tengo que comunicarte algo. Un secreto muy grande. No debes decrselo a nadie. Por lo menos hasta maana por la tarde. Me lo juras?

    Te lo juro por la vida de mam, de la tuya y de la ma le respond, muy excitada. Es el juramento ms serio que conozco.

    Maana Jos Buonaparte va a hablar con mam!

    Me sent sumamente decepcionada.

    Con mam. De qu, pues?

    Julie se enfad.

    Dios mo, qu tonta eres! Sobre nosotros, por supuesto, sobre l y sobre m. Quiere... Oh, t eres an tan joven y pueril...! Quiere pedir mi mano!

    De un solo golpe me levant.

    Julie, quiere decir entonces que eres... su prometida?

    Pst! No hables en voz tan alta. Maana por la tarde se formalizar mi compromiso, si mam no se opone. Maana por la tarde...

    Salt de la cama y me precipit hacia ella, atropellando con estrpito una silla.

    Ay, ay, qu dolor!

    Me haba golpeado los dedos del pie.

    Pst! Eugnie, vas a despertar a toda la casa!

    Pero ya estaba cerca de ella, Con rapidez me deslic bajo sus mantas clidas y la sacud nerviosamente de los hombros, no sabiendo cmo demostrarle mi granalegra.

    Eres una novia... repeta hasta el cansancio. Una perfecta novia! Ya te bes?

    No se preguntan esas cosas respondi Julie, enojada. Luego se crey en el deber de dar un buen ejemplo a su hermana menor y dijo: No olvides que una niano debe dejarse besar hasta que la madre haya aceptado el compromiso. Por otra parte, eres an demasiado joven para pensar en