02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

download 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

of 238

Transcript of 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    1/238

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    2/238

    Haplo, el patryn liberado del Laberinto, es enviado por el Seor del Nexo a Pryan, el reino delfuego. A bordo del "Ala de Dragn", Haplo cruza la Puerta de la Muerte y se dirige a esesofocante reino donde la permanente luz solar y la abudancia de lluvias ha dado lugar a unaungla exuberante, tan inmensa que los humanos y los elfos viven en las copas de los rboles y

    slo los enanos residen en las proximidades del suelo. El mandato que lleva Haplo es sembrar elcaos entre los habitantes de Pryan y preparar as el terreno para que los patryn puedan

    dominarlo. Sin embargo, las constantes guerras ya han conseguido este objetivo. Losenfrentamiento y el odio racial, mantenidos durante generaciones, no cesarn ni siquiera bajo laamenaza de aniquilacin a manos de los legendarios titanes. Al grito de "Muerte!" y armado conuna magia lo bastante poderosa como para rivalizar con la del propio Haplo, un sacerdotehumano y su dragn cabalgan a la vanguardia de la destruccin. La salvacin de Haplo dependede su capacidad para vencer a los titanes..., pero todava no conoce la manera de arrasar a sos.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    3/238

    Margaret Weis &

    Tracy Hickman

    La Estrella de los ElfosEl Ciclo de la Puerta de la Muerte

    Volumen 2

    fenix_81taringa.net

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    4/238

    Ttulo original: Elven Star (Volumen 2 The Death Gate Cycle)Traduccin: Hernn Sabat

    1990 by Margaret Weis and Tracy Hickman

    Published by arrangement with Bantam Books, a divisin ofBantam Doubleday Dell Publishing Group, Inc., New York.

    Grupo Editorial Ceac, S.A. 1991

    Para la presente versin y ed icin en lengua castellana.Timun Mas es marca registrada por Grupo Editorial Ceac, S.A.

    ISBN: 84-7722-644-X (Obra completa)ISBN: 84-7722-646-6 (volumen II)Depsito legal: B. 28.637-1995

    Printed in Spain

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    5/238

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    6/238

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    7/238

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    8/238

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    9/238

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    10/238

    PRLOGO

    ... que tenamos a nuestro alcance el dominio del mundo. Nuestros antiguos enemigos, los sartn, asistanimpotentes a nuestro auge. La certeza de que se veran obligados a vivir bajo nuestro mando les resultabamortificante, amarga como el ajenjo, y, decididos a tomar medidas drsticas, cometieron un acto dedesesperacin casi imposible de concebir. Antes que permitir que nos adueramos del mundo, los sartn lodestruyeron.

    En su lugar, crearon cuatro nuevos mundos, formados con los elementos del viejo: Aire, Fuego, Piedra yAgua. Los pueblos del mundo que sobrevivieron al holocausto fueron transportados a estos mundos para que loshabitaran. Nosotros, el antiguo enemigo, fuimos arrojados a una prisin mgica conocida como el Laberinto.

    Segn los registros que descubr en el Nexo, los sartn esperaban que la vida en la prisin nos "rehabilitara",que saldramos del Laberinto, con nuestra naturaleza dominante y lo que ellos denominaban cruelapaciguada. Pero algo sali mal en sus planes. Nuestros carceleros sartn, los que deban controlar el Laberinto,desaparecieron. Y el Laberinto mismo tom su lugar, y, de prisin, se convirti en verdugo.

    Son incontables los hijos de nuestro pueblo que han muerto en ese lugar espantoso. Generaciones enterashan sido aniquiladas. Pero, antes de ser destruida, cada una de ellas consigui ganarle terreno al Laberinto y dejara sus descendientes un poco ms cerca de la libertad. Por fin, gracias a mis extraordinarios poderes mgicos,logr derrotar al Laberinto y fui el primero en escapar de sus trampas. Atraves la Puerta Final y emerg a estemundo, conocido como el Nexo. Aqu, vi lo que los sartn haban hecho con nosotros y descubr la existencia decuatro nuevos mundos as y relaciones entre ellos. Pero lo que es ms importante: descubr la Puerta de laMuerte.

    Regres al Laberinto sigo hacindolo con frecuencia y utilic mi magia para combatir y estabilizardiversas partes del mismo, proporcionando as refugios seguros para el resto de mi gente, que todava lucha por

    liberarse de su cautiverio.Quienes lo logran, llegan al Nexo y trabajan para m, levantando la ciudad y preparndose para el da en que

    de nuevo ocuparemos al lugar que nos corresponde como dueos del universo. Con este fin, decid mandar

    exploradores a cada uno de los cuatro mundos, a travs de la Puerta de la Muerte.{1}

    (...) Escog a Haplo entre el gran nmero de patryn a mi servicio por diversas razones: su sensatez, surapidez de pensamiento, su capacidad para hablar con fluidez diversos idiomas y su dominio de la magia. Haplodemostr su capacidad en su primer viaje a Ariano, el mundo del aire. No slo hizo cuanto pudo para perturbarel orden de ese mundo y para precipitarlo a una guerra devastadora, sino que me proporcion abundantes yvaliosas informaciones, as como un joven discpulo, un nio extraordinario llamado Bane.

    Estoy muy satisfecho de Haplo y su talento. Si lo vigilo con cierta severidad es debido a esa desafortunadatendencia suya a pensar por su cuenta. Yo no le digo nada, pues en el momento presente ese rasgo de su carcterme resulta de incalculable valor. En realidad, no creo que ni l mismo se d cuenta de su defecto. Haplo imaginaestar dedicado a m, sacrificara su vida por m sin dudarlo. Pero una cosa es ofrecer la propia vida, y otra distintaofrecer el alma.

    Reunificar los cuatro mundos y derrotar a los sartn..., qu dulces sern tales victorias! Pero mucho msdulce ser el espectculo de Haplo y sus congneres, hincados de rodillas ante m, reconocindome en sus

    corazones y en sus mentes como su amo y seor absoluto.{2}

    Haplo, mi querido hijo.Espero que me permitas llamarte as. Eres tan querido para m como los hijos que he engendrado, tal vez

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    11/238

    porque creo haber desempeado un papel fundamental en tu nacimiento..., o renacimiento. No cabe duda de quete arranqu de las fauces de la muerte y te devolv a la vida. Al fin y al cabo, qu hace un padre natural paratener un descendiente, salvo compartir unos breves momentos de placer con una mujer?.

    Tena la esperanza de ayudarte a ganar tiempo en tu viaje a Pryan, el reino del Fuego. Por desgracia, losobservadores me han mandado aviso de que el campo mgico se est desmoronando en las cercanas de lapuerta cuatrocientas sesenta y tres. El Laberinto ha desencadenado una plaga de hormigas carnvoras que hamatado a centenares de los nuestros. Debo acudir a presentar batalla y, por tanto, estar ausente cuando te

    marches. No es preciso decir que me gustara tenerte a mi lado como en tantsimo combates, pero tu misin esurgente y no quiero apartarte de tu deber.

    Mis instrucciones son parecidas a las que te di al partir hacia Ariano. Por supuesto, ocultars a la gentenormal tus poderes mgicos. Como en Ariano, debemos mantener en secreto nuestro regreso al mundo. Si lossartn me descubren antes de que est preparado para llevar a cabo mis proyectos, movern cielo y tierra (comoya hicieron una vez) para impedirlo.

    Recuerda, Haplo, que eres un observador. Si es posible, no intervengas directamente para alterar losacontecimientos del mundo; acta slo a travs de medios indirectos. Cuando me presente en esos mundos, noquiero escuchar acusaciones de que mis agentes han cometido atrocidades en mi nombre.

    Tu labor en Ariano fue excelente, hijo mo, y si vuelvo a comentarte esta precaucin, lo hago slo como

    recordatorio.Respecto a Pryan, el mundo del Fuego, sabemos poco, salvo que su extensin parece ser inmensa. Los

    indicios que nos han dejado los sartn describen una gigantesca bola de roca que envuelve un ncleo de fuego,parecida al mundo antiguo pero muchsimo mayor. Es ese tamao lo que me desconcierta. Por qu sentiran lossartn la necesidad de hacer tan increblemente inmenso ese planeta? Y hay otra cosa que no acabo de entender:dnde est el sol? Tu deber, Haplo, ser encontrar respuesta a estas y a otras preguntas.

    La vasta inmensidad de las tierras de Pryan me lleva a pensar que sus habitantes deben de estar repartidosen pequeos grupos, aislados entre s. Me baso para ello en el clculo del nmero de seres de las distintas razasque los sartn debieron de trasladar a Pryan. Incluso con una explosin demogrfica sin precedentes, elfos,humanos y enanos no podran en modo alguno haberse expandido hasta ocupar un espacio tan enorme. En tales

    circunstancias, de nada me servira un discpulo que pudiera unificar a las gentes, como el que has trado deAriano.Te envo a Pryan con la misin principal de investigar. Descubre cuanto puedas de ese mundo y de sus

    habitantes. Y, al igual que en Ariano, busca con diligencia cualquier rastro de los sartn; aunque, salvo unaexcepcin, no encontraste a ninguno con vida en el mundo del Aire, es posible que huyeran de all y se exiliaranen Pryan.

    Ten cuidado, Haplo. S discreto y prudente. No hagas nada que pueda atraer la atencin sobre ti. Teabrazo de todo corazn. Y espero estrecharte entre mis brazos cuando regreses, sano y salvo y triunfante.

    Tu amo y padre.{3}

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    12/238

    CAPTULO 1

    PRISIN DE YRENI, DANDRAK,

    REINO MEDIO

    Calandra Quindiniar estaba sentada tras el enorme escritorio de madera pulimentada, sumando las gananciasdel ltimo mes. Sus dedos blancos manejaban con rapidez el baco, deslizando las cuentas arriba y abajo, y suslabios murmuraban las sumas en voz alta mientras escriba las cifras en el viejo libro de contabilidad encuadernadoen piel. Su caligrafa era muy parecida a la propia Calandra: fina, erguida, precisa y fcil de leer.

    Sobre su cabeza giraban cuatro aspas de plumas de cisne que mantenan el aire en movimiento. Pese al calorsofocante de mitad de ciclo en el exterior, el interior de la casa permaneca fresco. La mansin se hallaba en lamxima elevacin de la ciudad y reciba, gracias a ello, la brisa que ms abajo sola quedar sofocada por lavegetacin de la jungla.

    Era la mansin ms grande de la ciudad, despus del palacio real. (Lenthan Quindiniar tena dinero suficientepara hacerse una casa mayor incluso que el palacio real, pero era un elfo humilde que conoca muy bien cul erasu lugar). Las estancias eran espaciosas y aireadas, con techos altos y numerosas ventanas y el mgico sistema deventiladores, al menos uno por estancia. Los salones, muy amplios, se hallaban en la segunda planta y estabanbellamente amueblados. Unas persianas los dejaban frescos y en penumbra durante las horas brillantes del ciclo.Cuando se produca una tormenta, las persianas eran levantadas para dejar paso a la refrescante brisa cargada dehumedad.

    Paithan, el hermano menor de Calandra, estaba sentado en una mecedora cerca del escritorio. Se balanceabaadelante y atrs indolentemente, con un abanico de palma en la mano, y estudiaba el movimiento de las plumas decisne sobre la cabeza de su hermana. Desde el estudio, Paithan poda divisar varios ventiladores ms: el del salny, ms all, el del comedor. Los vio girar en el aire y entre el rtmico temblor de las plumas, el chasquido de las

    cuentas del baco y el leve crujido de la mecedora, cay en un estado casi hipntico.Una violenta explosin que sacudi los tres pisos de la casa hizo que Paithan se incorporara de un brinco.

    Maldicin! mascull, observando con irritacin una fina nube de yeso {4}que caa del techo hasta subebida helada.

    Su hermana solt un bufido y no dijo nada. Haba hecho una pausa para limpiar de un soplido el polvo deyeso que se depositaba en la hoja del libro de contabilidad, pero no interrumpi sus clculos. Se oy entonces ungemido de terror procedente del piso inferior.

    Debe de ser la nueva criada del fregadero coment Paithan ponindose en pie. Ser mejor que vayaa tranquilizarla y decirle que slo son cosas de nuestro padre...

    No hars nada de eso replic Calandra sin levantar la vista y sin dejar de escribir. Te quedars ahsentado y esperars a que termine las cuentas; luego, repasaremos los detalles de tu prximo viaje al norint. Ya essuficientemente poco lo que haces para ganarte el sustento, siempre perdiendo el tiempo en Orn a saber con quasuntos con tus amigos de la nobleza. Adems, la chica nueva es una humana; y muy fea, por cierto.

    Calandra se concentr de nuevo en sus sumas y restas. Paithan volvi a acomodarse de buen grado en lamecedora.

    Debera haber dado por sentado se dijo el joven elfo que si Calandra contrataba a una humana sera aalgn adefesio con cara de cerdo. Eso es lo que se llama amor fraternal. Ah!, en fin, muy pronto emprenderviaje y entonces, mi querida Calandra, ojos que no ven...

    Paithan se meci en la silla, su hermana continu murmurando y los ventiladores siguieron girando

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    13/238

    tranquilamente.Los elfos adoraban la vida y por ello la envolvan de magia en casi todas sus creaciones. Las plumas

    producan la ilusin de estar an sujetas al ala del cisne. Mientras las contemplaba, Paithan pens que constituanuna buena analoga de su familia: todos sus miembros vivan en la creencia ilusoria de estar an vinculados a algo,tal vez incluso unos a otros.

    Sus apacibles meditaciones se vieron interrumpidas por la aparicin de un elfo tiznado, desaliado y con laspuntas de los cabellos chamuscados, que entr en la estancia dando brincos y frotndose las manos.

    Esta vez no ha estado mal, verdad? coment.De baja estatura para tratarse de un elfo, era evidente que en otra poca haba sido rotundamente obeso. En

    los ltimos tiempos, sus carnes se haban vuelto fofas, y su piel, cetrina y ligeramente hinchada. Aunque la capa deholln lo ocultaba a la vista, el cabello gris que rodeaba la extensa calva de la coronilla indicaba que estaba en lamadurez. De no ser por las canas, habra sido difcil calcular la edad del elfo pues tena el cutis terso, sin unaarruga; demasiado terso. Y unos ojos brillantes; demasiado brillantes. El recin llegado se frot las manos y miralternativa y nerviosamente a su hija y a su hijo.

    Esta vez no ha estado mal, verdad? repiti.Desde luego que no, jefe asinti Paithan, de buen humor. Un poco ms y me caigo de espaldas.Lenthan Quindiniar le dirigi una sonrisa espasmdica.

    Calandra? insisti.Has conseguido poner histrica a la ayudante de cocina y has causado nuevas grietas en el techo, si es a

    eso a lo que te refieres, padre replic Calandra, haciendo chasquear las cuentas con gesto irritado.Has cometido un error! dijo de pronto el baco con su voz chillona. Calandra dirigi una mirada de

    rabia al aparato, pero ste se mantuvo firme. Catorce mil seiscientos ochenta y cinco ms veintisiete no soncatorce mil seiscientos doce. Son catorce mil setecientos doce. Te has olvidado de llevar una.

    Me extraa que slo haya cometido un error! Ves lo que has hecho, padre? exclam Calandra.Lenthan se mostr bastante alicado durante unos instantes, pero recuper el nimo enseguida.Ya no falta mucho coment, frotndose las manos. Esta vez, el cohete se ha elevado por encima de

    mi cabeza. Creo que ya estoy cerca de encontrar la mezcla adecuada. Voy al laboratorio otra vez, queridos mos.

    Estar all si alguien me necesita.Esto ltimo es muy probable! murmur Calandra.Vamos, deja tranquilo al jefe dijo Paithan, observando con aire divertido al elfo tiznado que, tras un

    titubeo, desandaba el camino entre el surtido de bellos muebles hasta desaparecer por una puerta trasera delcomedor. Acaso prefieres verlo como estaba despus de que muriera madre?.

    Preferira verlo cuerdo, si te refieres a eso, pero supongo que es demasiado pedir. Entre los galanteos deThea y el estado mental de padre, somos el hazmerrer de la ciudad.

    No te preocupes, querida hermana. Quiz la gente se burle, pero lo har siempre a escondidas si eres tquien recauda el dinero de los Seores de Thillia. Adems, si el viejo recuperara la cordura, volvera a ocuparsedel pastel.

    Bah! Mascull Calandra. Y no utilices esas expresiones. Ya sabes que no puedo soportarlas. Es loque sucede cuando uno anda siempre por ah con unos amigos como esos que tienes. Un grupo de indolentesholgazanes...

    Error! Inform el baco. Tienes que...Ya lo har yo!.Calandra frunci el entrecejo, consult la ltima anotacin y, con un gesto irritado, volvi a sumar las

    cantidades.Deja que esa..., esa cosa se encargue de las cuentas apunt Paithan, refirindose al baco.No confo en las mquinas. Silencio! exclam Calandra cuando su hermano se dispona a aadir algo

    ms.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    14/238

    Paithan permaneci en silencio unos momentos, abanicndose, mientras se preguntaba si tendra energasuficiente para llamar al criado y mandarle traer un vaso de ambrosa fra..., uno que no estuviera lleno de yeso.Sin embargo, dado su carcter, el joven elfo era incapaz de quedarse callado mucho rato.

    Hablando de Thea, dnde est? pregunt, volviendo la cabeza como si esperara verla emerger dedebajo de alguna de las fundas que protegan varios muebles de la estancia.

    En la cama, por supuesto. Todava no es la hora del vino contest su hermana, refirindose al perodo

    del final de cada ciclo{5}conocido como arrebato en el que los elfos dejaban el trabajo y se relajaban tomandoun vaso de vino con especias.

    Paithan se meci adelante y atrs. Estaba aburrindose. El noble Durndrun sala con un grupo a navegar porel estanque del rbol y ofreca una cena campestre a continuacin y, si Paithan quera asistir, ya era hora devestirse adecuadamente y ponerse en camino. Aun sin ser de noble cuna, el joven elfo era lo suficientemente rico,guapo y encantador como para hacerse un nombre entre la aristocracia. Le faltaba la educacin de la noblezapero era lo bastante listo como para reconocerlo y no intentar fingirse algo distinto a lo que era: el hijo de uncomerciante de clase media. El hecho de que ese padre comerciante de clase media fuera, precisamente, el elfoms rico de toda Equilan, ms rico incluso (as se rumoreaba) que la propia reina, compensaba de largo susocasionales cadas en la vulgaridad. El joven elfo era un buen camarada que gastaba el dinero con prodigalidad.

    Es un diablo interesante; cuenta las historias ms estrafalarias, haba dicho de l uno de los nobles.

    La educacin de Paithan proceda del mundo, no de los libros. Desde la muerte de su madre, unos ocho aosatrs, y el posterior hundimiento de su padre en la locura y la enfermedad, Paithan y su hermana mayor se habanhecho cargo de los negocios familiares. Calandra se quedaba en casa y llevaba la contabilidad de la prsperaempresa de armamento. Aunque haca ms de cien aos que los elfos no iban a la guerra, a los humanos todavales gustaba practicarla, y ms an les gustaban las armas mgicas que los elfos creaban para librarla. Paithan seencargaba de salir por el mundo, negociar los contratos, asegurarse de que se entregaban los envos y mantenersatisfechos a los clientes.

    Debido a ello, haba viajado por todas las tierras de Thillia y en una ocasin se haba aventurado hasta lospropios territorios de los reyes del mar, hacia el norint. Los nobles elfos, por el contrario, rara vez abandonabansus propiedades en las copas de los rboles. Muchos de ellos ni siquiera haban pisado las partes inferiores de

    Equilan, su propio reino. Debido a ello, Paithan era considerado una maravillosa rareza y era cortejado como tal.Paithan era consciente de que los nobles y las damas lo tenan entre ellos como a sus monos domsticos, para

    divertirlos. La alta sociedad elfa no lo aceptaba de corazn. l y su familia eran invitados al palacio real una vez alao, en una concesin de la reina a quienes mantenan llenas sus arcas, pero eso era todo. Nada de ellopreocupaba a Paithan.

    En cambio, el hecho de que unos elfos que no eran la mitad de listos y no tenan ni la cuarta parte de susriquezas miraran a los Quindiniar por encima del hombro porque stos no podan reconstruir su rbol genealgicohasta el tiempo de la Peste le dola a Calandra como una flecha en el pecho. No encontraba ninguna virtud en lanobleza y, al menos delante de su hermano, dejaba patente el desdn que le inspiraba. Y le irritaba muchsimoque Paithan no compartiera sus sentimientos.

    Paithan, en cambio, encontraba a los nobles elfos casi tan divertidos como l les resultaba a ellos. Saba que,si propona matrimonio a cualquiera de las hijas de uno de los duques, habra abrazos y sollozos y lgrimas ante laidea de que la querida hija se casara con un plebeyo... y la boda se celebrara tan pronto como lo permitiera laetiqueta cortesana. Al fin y al cabo, las casas nobles eran caras de mantener.

    El joven elfo no tena intencin de casarse; al menos, por el momento. Proceda de una familia aventurera ytrashumante cuyos antepasados eran los exploradores elfos que haban descubierto la omita. Llevaba casi unaestacin completa en casa y era hora de ponerse en marcha otra vez, razn por la cual estaba all sentado junto asu hermana, cuando debera encontrarse remando en un bote acompaado de alguna damita encantadora. PeroCasandra, abstrada en sus clculos, pareca haberse olvidado de su presencia. Paithan decidi de pronto que, si

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    15/238

    oa chasquear otra vez las cuentas del baco, se iba a mosquear (otra expresin de la jerga de su pea queprovocara la irritacin de Calandra).

    Paithan tena una noticia para su hermana que se haba estado guardando para un momento como aqul. Unanoticia que provocara una explosin parecida a la que haba sacudido la casa un rato antes, pero que sacara aCalandra de su ensimismamiento. As, Paithan podra escapar de all.

    Qu opinas de que padre haya mandado llamar a ese sacerdote humano? pregunt.Por primera vez desde que entrara en la habitacin, su hermana interrumpi sus clculos, levant la cabeza y

    lo mir.Qu?.Padre ha mandado llamar al sacerdote humano. Pensaba que estabas al corriente. Paithan parpade

    repetidamente, aparentando inocencia.En los ojos oscuros de Calandra apareci un fulgor. Sus labios se apretaron. Despus de secarla con

    meticuloso cuidado en un pao manchado de tinta que utilizaba expresamente con tal propsito, dej la plumacon delicadeza en su lugar correspondiente, sobre el libro de contabilidad, y volvi la cabeza hacia su hermano,dedicndole toda su atencin.

    Calandra nunca haba sido hermosa. Toda la belleza de la familia, se deca, haba quedado reservada yconcedida a su hermana menor. Calandra era tan delgada que su aspecto resultaba casi cadavrico. (De nio,

    Paithan haba recibido una azotaina por preguntar si su hermana se haba pillado la nariz en un lagar). Ahora, yaen sus ltimos aos mozos, pareca como si toda su cara hubiera sido comprimida en una prensa. Llevaba elcabello recogido hacia atrs con un moo apretado en lo alto de la cabeza, sujeto con tres peinetas de pasagudas y aspecto atroz. Su piel tena una palidez mortal, pues rara vez abandonaba el interior de la casa y,cuando lo haca, llevaba un parasol como proteccin. Sus severas ropas siempre se confeccionaban segn elmismo patrn: abotonadas hasta la barbilla y con faldas que se arrastraban por el suelo. A Calandra nunca lehaba importado no ser hermosa. La belleza se otorgaba a la mujer para que pudiera atrapar a un hombre, yCalandra no quera ninguno.

    Al fin y al cabo gustaba de decir Calandra, qu son los hombres sino seres que se gastan el dinerode una y se meten en su vida?.

    Todos, excepto yo, pens Paithan. Y eso porque Calandra se ocup de educarme como es debido.No te creo dijo ella.Claro que s. Paithan se estaba divirtiendo. Ya sabes que el vie..., perdona, ha sido un desliz..., que

    padre est lo bastante chiflado como para hacer cualquier cosa.Cmo te has enterado?.Porque la ltima hora de cenar me dej caer por el local del viejo Rory a tomar una copa rpida antes de ir

    a casa de...No me interesa adonde ibas lo cort Calandra, en cuya frente apareci una arruga. No te contara

    Rory ese rumor, verdad?.Me temo que s, querida hermana. El chiflado de nuestro padre estaba en la taberna, hablando de sus

    cohetes, y sali con la noticia de que haba mandado llamar a un sacerdote humano.En la taberna! Calandra abri unos ojos como platos, aterrada. Lo oy mucha..., mucha gente?.Desde luego que s! contest Paithan, animadamente. Era su hora de costumbre, ya sabes, justo la

    hora del vino, y el local estaba abarrotado.Calandra emiti un ronco gemido y sus dedos se cerraron en torno al marco del baco, que protest

    sonoramente.Tal vez padre lo haya... imaginado murmur. Sin embargo, su voz son desesperanzada. A veces,

    Lenthan Quindiniar estaba demasiado cuerdo en su locura.Paithan movi la cabeza.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    16/238

    No dijo. He hablado con el hombre de los pjaros. Su nsar{6}llev el mensaje a Gregory, Seor deThillia. La nota deca que Lenthan Quindiniar de Equilan quera consultar con un sacedote humano acerca de los

    viajes a las estrellas. Comida y alojamiento y quinientas piedras.{7}

    Calandra lanz un nuevo gemido. Se mordi el labio y exclam:Estaremos asediados!.No, no. Yo no lo veo as. Paithan sinti cierto remordimiento por ser causa de aquella desazn. Alarg

    la mano y acarici los dedos agarrotados de su hermana. Esta vez quiz tengamos suerte, Cal. Los sacerdoteshumanos viven en monasterios y pronuncian, entre otros, estrictos votos de pobreza. No pueden aceptar dinero.Adems, llevan una vida bastante buena en Thillia, por no hablar del hecho de que estn organizados en una rgidaerarqua. Todos son responsables ante alguna especie de padre superior y no pueden limitarse a coger los

    brtulos y desaparecer en la espesura.Pero la ocasin de convertir a un elfo...Bah! No son como nuestros sacerdotes. No tienen tiempo de convertir a nadie. Su principal ocupacin es

    intervenir en poltica y tratar de hacer volver a los Seores Perdidos.Ests seguro? Las plidas mejillas de Calandra haban recuperado en parte el color.Bueno, no del todo reconoci Paithan, pero he estado mucho tiempo con los humanos y los conozco.

    Por un lado, no les gusta venir a nuestras tierras. Y tampoco les gustamos nosotros. No creo que debapreocuparnos la aparicin de ese sacerdote.

    Pero, por qu? Quiso saber Calandra. Por qu ha hecho padre una cosa as?.Porque los humanos creen que la vida procede de las estrellas, las cuales segn ellos son en realidad

    ciudades, y predican que algn da, cuando en nuestro mundo aqu abajo reine el caos, los Seores Perdidosregresarn y nos conducirn a ellas.

    Tonteras! replic ella, crispada. Todo el mundo sabe que la vida proviene de Peytin Sartn,Matriarca del Paraso, que cre este mundo para sus hijos mortales. Las estrellas son sus hijas inmortales, quenos vigilan. La elfa pareci conmocionada al comprender las consecuencias ltimas de lo que estaba diciendo: No insinuars que padre cree en lo que acabas de decirme, verdad? Sera...! Es una hereja!.

    Me parece que est empezando a creerlo asinti Paithan con aire ms sombro. Si lo piensas,

    Calandra, para l tiene sentido. Ya estaba experimentando con el empleo de cohetes para transportar mercancasantes de que madre muriera. Entonces, ella muere y nuestros sacerdotes le dicen que se ha ido al cielo para seruna de las hijas inmortales. A nuestro pobre padre le salta un tornillo de la mente y alumbra la idea de utilizar loscohetes para ir a encontrar a madre. Despus, pierde el siguiente tornillo y decide que tal vez madre no esinmortal, sino que vive ah arriba, sana y salva, en una especie de ciudad.

    Orn bendito! Calandra emiti un nuevo lamento. Permaneci en silencio unos instantes, contemplandoel baco y moviendo entre los dedos una de las cuentas adelante y atrs, adelante y atrs. Ir a hablar con ldijo por fin.

    Paithan se esforz en mantener el dominio de su expresin.S, tal vez sea una buena idea, Cal. Ve a hablar con l.

    Calandra se puso en pie, con un susurro ceremonioso de la falda. Hizo una pausa y mir a su hermano.bamos a hablar del prximo embarque...Eso puede esperar a maana. Lo que tenemos entre manos es mucho ms importante.Bah! No es preciso que finjas estar tan preocupado. S qu te propones, Paithan. Largarte a una de esas

    uergas alocadas con tus amigos de la nobleza en lugar de quedarte en casa, ocupndote del negocio comodeberas. Pero tienes razn, aunque es probable que no tengas suficiente juicio para saberlo. En efecto esto tienems importancia. Debajo de ellos son una explosin ahogada, un estruendo de platos estrellndose contra elsuelo y un grito procedente de la cocina. Calandra suspir. Ir a hablar con l, aunque debo decir que dudo deque sirva de mucho. Si pudiera conseguir que padre mantuviera la boca cerrada!.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    17/238

    Cerr el libro de contabilidad con un fuerte golpe. Con los labios apretados y la espalda envarada, seencamin hacia la puerta del extremo opuesto del comedor. Llevaba las caderas tan firmes como la espalda; nadade atractivos balanceos de falda para Calandra Quindiniar.

    Paithan movi la cabeza en gesto de negativa.Pobre jefe murmur. Por unos momentos, sinti verdadera lstima de l. Despus, agitando el aire con

    el abanico de hoja de palma, fue a su habitacin a vestirse.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    18/238

    CAPTULO 2

    EQUILAN,

    NIVEL DE LA COPA DE LOS RBOLES

    Tras descender las escaleras, Calandra atraves la cocina, situada en la planta baja de la mansin. El caloraumentaba claramente al pasar de las aireadas plantas superiores a la zona inferior, ms cerrada y cargada dehumedad. La criada del fregadero, con los ojos enrojecidos y la marca de la manaza de la cocinera cruzndole elrostro, estaba recogiendo con gesto irritado los fragmentos de la loza que acababa de estrellar contra el suelo. Talcomo le haba contado a su hermano, la criada era una muchacha humana realmente fea y sus ojos llorosos y suslabios hinchados no contribuan en absoluto a mejorar su aspecto.

    Sin embargo, lo cierto era que, a los ojos de Calandra, todos los humanos eran feos y toscos, poco ms quebrutos y salvajes. La muchacha humana era una esclava, comprada en un mismo lote junto a un saco de harina yuna cazuela de madera de piedra. En adelante, trabajara en las tareas ms humildes a las rdenes de una jefaestricta, la cocinera, durante unas quince de las veintiuna horas del ciclo. Compartira una minscula habitacincon la camarera de la planta baja, no tendra nada de su propiedad y ganara una miseria con la que, cuando yafuera una anciana, podra comprarse la emancipacin. Y, a pesar de todo ello, Calandra tena la firme creencia deque haba hecho un tremendo favor a la humana al traerla a vivir entre gente civilizada.

    La visin de la muchacha en su cocina aviv las ascuas de la ira de Calandra. Un sacerdote humano! Qulocura. Su padre debera tener ms juicio. Una cosa era volverse loco y otra olvidar el menor sentido del decoro.Calandra cruz a toda marcha la despensa, abri con energa la puerta de la bodega y descendi los peldaoscubiertos de telaraas que conducan al stano fresco y oscuro.

    La mansin de los Quindiniar se alzaba en una planicie de musgo que creca entre las capas de vegetacinms altas del mundo de Pryan. El nombre Pryansignificaba reino del Fuego en una lengua que, supuestamente,

    utilizaban las primeras gentes que llegaron a aquel mundo. La denominacin era acertada, pues el sol de Pryanbrillaba constantemente, pero otro nombre an ms preciso para el planeta hubiera sido el de reino del Verdorpues, debido al sol permanente y a las frecuentes lluvias, el suelo de Pryan estaba cubierto por una capa devegetacin tan densa que eran contados los habitantes del planeta que lo haban visto alguna vez.

    Sucesivas capas de follaje y de diversas formas de vida vegetal se dirigan hacia arriba, dando lugar anumerosos niveles escalonados. Los lechos de musgo era increblemente tupidos y resistentes; la gran ciudad deEquilan estaba edificada encima de uno de ellos y sobre sus masas espesas, de color verde parduzco, seextendan lagos e incluso ocanos. Las ramas superiores de los rboles se alzaban sobre ellas formando inmensosbosques, impenetrables como junglas. Y era all, en las copas de los rboles o en las llanuras de musgo, donde lamayora de civilizaciones de Pryan haban levantado sus ciudades.

    Las llanuras de musgo no cubran por entero el planeta, sino que se interrumpan en lugares conocidos comomuros de dragn. En ellos, el espectador situado al borde de la planicie se encontraba ante un abismo devegetacin, ante una sucesin de troncos grises y una espesura de hierbas y arbustos y hojas que descendanhasta perderse de vista en la impenetrable oscuridad de las regiones inferiores.

    Los muros de dragn eran lugares colosales y espantosos, a los que muy pocos se atrevan a acercarse. Elagua de los mares del musgo se despeaba por el borde de las enormes grietas y caa en cascadas a la oscuridadcon un rugido que haca temblar los poderosos rboles. Tormentas perpetuas se desencadenaban all. Enormesextensiones umbras de todos los tonos de verde se extendan cuanto alcanzaba la vista hasta tocar el radiantecielo azul en el horizonte. Todos aquellos que alguna vez haban llegado hasta el borde de la sima, y contemplaban

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    19/238

    aquella masa de jungla sin lmite debajo de sus pies, se sentan pequeos, insignificantes y frgiles como la hojams tierna recin abierta.

    En ocasiones, si el observador consegua reunir el valor suficiente para pasar algn tiempo observando laungla que se abra debajo de l, era posible que observara el siniestro movimiento de un cuerpo sinuososerpenteando entre las ramas y escurrindose entre las intensas sombras verdes con tal rapidez que el cerebrollegara a dudar de lo que el ojo captaba. Eran estas criaturas, los dragones de Pryan, las que daban su nombre alas impresionantes simas. Pocos eran los exploradores que los haban visto alguna vez, pues los dragones eran tan

    precavidos ante la presencia de los pequeos seres extraos que habitaban las copas de los rboles, como cautosse mostraban humanos, enanos y elfos ante la visin de los dragones. No obstante, exista la creencia de questos eran animales de gran inteligencia, enormes y sin alas, que desarrollaban su vida muy, muy abajo, tal vezincluso en el mismo suelo del planeta del que hablaban las leyendas.

    Lenthan Quindiniar no haba visto nunca un dragn. Su padre, s; haba visto varios. Quintain Quindiniar habasido un explorador e inventor legendario que haba contribuido a fundar la ciudad lfica de Equilan y haba ideadonumerosas armas y otros artefactos que despertaron de inmediato la codicia de los pobladores humanos de la

    zona. Quintain haba utilizado la ya considerable fortuna familiar, basada en la omita {8}, para establecer unacompaa comercial que cada ao fue hacindose ms prspera. Pese al xito de la empresa, Quintain no sehaba contentado con quedarse tranquilamente en casa y contar las ganancias. Cuando Lenthan, su nico hijo,

    tuvo edad suficiente, Quintain le cedi el negocio y volvi a sus exploraciones. Nunca se haba vuelto a tenernoticias de l y todos haban dado por sentado, transcurrido un centenar de aos, que haba muerto.

    Lenthan llevaba en sus venas la sangre trashumante de su familia pero nunca se le permiti entregarse a losviajes, sino que se vio obligado a ocuparse de los asuntos del negocio. Tambin l posea el don de la familia parahacer dinero, pero en ningn momento haba tenido la sensacin de que aquel dinero fuera suyo. Al fin y al cabose limitaba a llevar el negocio establecido por su padre. Lenthan haba buscado durante mucho tiempo el modode dejar su propia huella en el mundo pero, por desgracia, no quedaba demasiado por explorar. Los humanosdominaban las tierras al norint, el ocano Terinthiano impeda la expansin hacia el est y hacia el vars, y los murosde dragn cerraban la marcha hacia el sorint. Para las aspiraciones de Lenthan, slo quedaba una direccin en laque encaminar sus pasos: hacia arriba.

    Calandra entr en el laboratorio del stano recogindose la falda para no mancharla de polvo. La expresinde su rostro habra agriado la leche. De hecho, estuvo a punto de helarle la sangre a su padre. Cuando Lenthanvio a su hija en aquel lugar que tanto le desagradaba, palideci y se aproxim con gesto nervioso al otro elfopresente en la estancia. El elfo sonri e hizo una somera reverencia. La expresin de Calandra se nubl al verle.

    Cunto..., cunto me alegro de verte por aqu, quera... balbuce el pobre Lenthan, depositando untarro de un lquido pestilente sobre una mesa mugrienta.

    Calandra arrug la nariz. El musgo que formaba las paredes y el suelo despeda un olor acre y almizcleo queno combinaba bien con los diversos olores qumicos, sobre todo sulfurosos, que impregnaban el laboratorio.

    Querida Calandra dijo el elfo que acompaaba a su padre, confo en que te encuentres bien de salud.As es, Maestro Astrlogo. Te agradezco el inters y tambin yo espero que te encuentres bien.

    En fin, el reuma me molesta un poco, pero es algo de esperar a mi edad.Ojal ese reuma se te llevara, viejo charlatn!, murmur Calandra para sus adentros.Qu habr venido a hacer aqu esta bruja?, se pregunt el astrlogo bajo el cuello estirado y almidonado

    que se alzaba desde sus hombros y le cubra el rostro casi completamente.Lenthan se qued entre los dos con expresin desdichada y culpable, aunque no tena idea, todava, de qu

    haba hecho.Padre dijo Calandra con voz severa, quiero hablar contigo. A solas.El astrlogo hizo otra reverencia y empez a retirarse. Lenthan, viendo que se quedaba sin apoyo, lo agarr

    de la manga.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    20/238

    Vamos, querida, Elixnoir forma parte de la familia...Desde luego, come lo suficiente como para ser parte de ella lo cort Calandra, olvidando la paciencia y

    dejndose llevar por el terrible mazazo que le haba producido la noticia de la llegada del sacerdote humano.Come lo suficiente como para servariaspartes!.

    El astrlogo se irgui, muy envarado, y sus ojos la miraron por encima de una nariz larga y casi tan aguileacomo las puntas del cuello azul oscuro entre las cuales asomaba.

    Calandra! Recuerda que es nuestro invitado! Exclam Lenthan, escandalizado hasta el punto de

    reprender a su hija mayor. Y un Maestro Hechicero!.Invitado, s, en eso te doy la razn. Elixnoir no se pierde nunca una comida, ni una ocasin de probar

    nuestro vino ni de ocupar nuestra habitacin de huspedes. En cambio, dudo mucho de su maestra en las artesmgicas. Todava no le he visto hacer otra cosa que murmurar cuatro palabras sobre esas pociones apestosasque preparas, padre, y luego apartarse de ellas para contemplar cmo burbujean y despiden humos. Entre losdos, cualquier da prenderis fuego a la casa! Hechicero! Ja! Lo nico que hace, padre, es calentarte la cabezacon historias blasfemas de gentes antiguas que viajaban a las estrellas en naves con velas de fuego...

    Se trata de hechos cientficos, jovencita! intervino el astrlogo. Las puntas del cuello de la capatemblaban de indignacin. Lo que hacemos tu padre y yo son investigaciones cientficas y no tiene nada que vercon religiones o...

    Que no? Lo interrumpi Calandra, lanzando la estocada verbal directamente al corazn de su vctima. Entonces, por qu mi padre ha mandado traer a un sacerdote humano?.

    Los ojos del astrlogo, pequeos como cuentas, se agrandaron de estupor. El cuello almidonado se volvi deCalandra al desdichado Lenthan, que pareci desconcertado ante las palabras de su hija.

    Es eso cierto, Lenthan Quindiniar? inquiri el hechicero, enfurecido. Has mandado llamar a unsacerdote humano?.

    Yo..., yo... fue lo nico que logr balbucir Lenthan.As pues, me has engaado, seor declar el astrlogo. A cada momento que pasaba, aumentaba su

    indignacin y, con ella, pareca crecer el cuello de la capa. Me habas hecho creer que compartas nuestrointers por las estrellas, sus ciclos y su situacin en los cielos.

    Y as era! Es! Lenthan se retorci las manos ennegrecidas de holln.Afirmabas estar interesado en el estudio cientfico de cmo estas estrellas rigen nuestras vidas...Blasfemia! exclam Calandra, con un estremecimiento de su cuerpo huesudo.Y ahora, en cambio, te descubro asociado a un..., un...Al hechicero le faltaron las palabras. El cuello puntiagudo de la capa pareci cerrarse en torno a su rostro de

    modo que slo quedaron a la vista, por encima de l, sus ojos brillantes y enfurecidos.No! Por favor, deja que te explique! Grazn Lenthan. Vers, mi hijo me habl de la creencia de los

    humanos en la existencia de gente que vive en esas estrellas y pens que...Paithan! dijo Calandra con un jadeo, identificando a un nuevo culpable.Que ah vive gente! mascull el astrlogo, desdeoso, con la voz sofocada tras la ropa almidonada.Pues a m me parece posible... y, desde luego, explica por qu los antiguos viajaron a las estrellas y

    concuerda con las enseanzas de nuestros sacerdotes de que, cuando morimos, nos hacemos uno con lasestrellas. Sinceramente, echo en falta a Elithenia...

    Dijo esto ltimo con una voz desdichada y suplicante que despert la piedad de su hija. A su modo, Calandraquera a su madre, igual que quera a su hermano y a su hermana menor. Era un amor severo, inflexible eimpaciente, pero amor al fin y al cabo, y la muchacha se acerc hasta posar sus dedos delgados y fros en elbrazo de su padre.

    Vamos, padre, no te alteres. No tena intencin de inquietarte, pero creo que deberas haber discutido elasunto conmigo en lugar de..., de hacerlo con los parroquianos de la taberna de la Dorada Aguamiel! Calandrano pudo reprimir un sollozo. Sac un decoroso pauelo con puntillas y se cubri con l la boca y la nariz.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    21/238

    Las lgrimas de su hija produjeron el efecto (perfectamente calculado) de aplastar por completo a Lenthan

    Quintiniar contra el suelo de musgo, como si lo hubieran enterrado doce palmos bajo l {9}. El llanto de Calandray el temblor de las puntas del cuello del hechicero eran demasiado para el maduro elfo.

    Tenis razn los dos declar, mirndolos alternativamente con aire apesadumbrado. Ahora me doycuenta de que he cometido un error terrible. Cuando llegue el sacerdote, le dir que se marche de inmediato.

    Cuando llegue! Calandra alz los ojos, ya secos, y observ a su padre. Cmo que cuando llegue?Paithan me ha dicho que no vendra...

    Y l cmo lo sabe? pregunt Lenthan, considerablemente perplejo. Ha hablado con l despus queyo? El elfo se llev una mano cerlea al bolsillo del chaleco de seda y sac una hoja arrugada de papel.Mira, querida aadi, mostrndole la carta.

    Calandra la cogi y la ley con ojos febriles.Cuando me veas, estar ah. Firmado, el Sacerdote Humano.Bah! Calandra devolvi la misiva a su

    padre con gesto despectivo. Esto es ridculo...! Tiene que ser una broma de Paithan. Nadie en sus cabalesmandara una carta as. Ni siquiera un humano. El Sacerdote Humano! Por favor!.

    Tal vez no est en sus cabales, como dices apunt el Maestro Astrlogo en tono siniestro.Un sacerdote humano loco vena camino de la casa.Que Orn se apiade de nosotros! murmur Calandra, asindose del canto de la mesa del laboratorio

    para sostenerse.Vamos, vamos, querida ma dijo Lenthan, pasndole el brazo por los hombros. Yo me ocupar de

    eso. Djalo todo en mis manos. No tendrs que preocuparte en absoluto.Y, si puedo ser de alguna ayuda el Maestro Astrlogo olisque el aire; de la cocina llegaba el aroma de

    un asado de targ, me alegrar de colaborar tambin. Incluso podra pasar por alto ciertas cosas que se handicho en el calor de una discusin agitada.

    Calandra no prest atencin al mago. Haba recuperado el dominio de s y su nico pensamiento eraencontrar lo antes posible a aquel despreciable hermano suyo para arrancarle una confesin. No tena ningunaduda mejor dicho, tena muy pocas de que todo aquello era obra de Paithan, una muestra de lo que entendapor una broma pesada. Probablemente, pens, en aquel instante estara partindose de risa a su costa. Seguira

    rindose cuando le recortara su asignacin a la mitad?.Dejando al astrlogo y a su padre para que volaran hechos trizas en aquel stano, si as lo queran, Calandra

    ascendi la escalera con pasos enrgicos y atraves la cocina, donde la muchacha de los platos se escondi trasun trapo de secar hasta que el horrible espectro hubo desaparecido. Subi al tercer nivel de la casa, dondeestaban las alcobas, se detuvo ante la puerta de la habitacin de su hermano y llam sonoramente.

    Paithan! Abre la puerta ahora mismo!.Paithan no est dijo una voz soolienta desde el fondo del pasillo. Calandra lanz una mirada furiosa a la

    puerta cerrada, llam de nuevo y prob un par de veces el tirador. No escuch ningn ruido. Se dio la vuelta,continu avanzando por el corredor y entr en la alcoba de su hermana menor.

    Vestida con un frvolo camisn que dejaba al descubierto sus hombros lechosos y lo suficiente de sus pechos

    para despertar el inters, Aleatha estaba recostada en una silla ante el tocador, cepillndose el cabello con gestolnguido mientras se admiraba en el espejo. ste, potenciado por medios mgicos, susurraba elogios y piropos yofreca alguna que otra sugerencia sobre la cantidad correcta de carmn.

    Calandra se detuvo a la entrada de la estancia, casi sin hablar de puro escandalizada.Qu pretendes, ah sentada medio desnuda a plena luz y con las puertas abiertas de par en par? Y si

    pasara algn sirviente?.Aleatha alz los ojos. Llev a cabo el movimiento lentamente, con languidez, sabiendo el efecto que produca

    y disfrutndolo plenamente. La joven elfa tena los ojos de un azul claro, vibrante, pero que bajo la sombra desus gruesos prpados y de sus pestaas largas y tupidas se oscurecan hasta adoptar un tono prpura. Por eso,

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    22/238

    cuando los abra como en aquel instante, daban la impresin de cambiar completamente de color. Erannumerosos los elfos que haban escrito sonetos a aquellos ojos y corra el rumor de que uno incluso haba muertopor ellos.

    Ah!, ya ha pasado uno de los criados contest Aleatha sin inmutarse. El mayordomo. Le he vistodeambular por el pasillo al menos tres veces en la ltima media hora.

    Apart la vista de su hermana mayor y empez a colocar los volantes del salto de cama para que dejaran a lavista su cuello largo y fino.

    Aleatha tena una voz modulada y grave, que siempre sonaba como si estuviera a punto de sumirse en unprofundo sueo. Esto, combinado con los gruesos prpados, le daba un aire de dulce lasitud hiciera lo que hiciesey fuera donde fuese. Durante la febril alegra de un baile real, Aleatha prescinda del ritmo de la msica y bailabasiempre lentamente, casi como en sueos, con el cuerpo completamente rendido a su pareja y produciendo a stala deliciosa impresin de que, sin su fuerte brazo como apoyo, la muchacha caera al suelo. Sus ojos lnguidospermanecan fijos en los del bailarn, con una levsima chispa en el fondo de aquel prpura insondable, e incitabanal hombre a imaginar qu dara por conseguir que aquellos ojos soolientos se abrieran de par en par.

    Eres la comidilla de Equilan, Thea! dijo Calandra en tono acusador, llevndose el pauelo a la nariz.Aleatha se estaba rociando de perfume el cuello y el pecho.

    Dnde estabas la ltima hora oscura?{10}

    Los ojos prpura se abrieron de par en par o, al menos, bastante ms que antes. Aleatha no desperdiciaranunca con una hermana el efecto que provocaba el gesto completo.

    Desde cundo te preocupa dnde estoy? Qu abeja se te ha metido en el cors en esta hora amable,Cal?.

    Hora amable? Si es casi la hora del vino! Llevas durmiendo la mitad del da!.Si quieres saberlo, estuve con el noble Kevanish y fuimos alOscura...Kevanish! Calandra emiti un gemido agitado. Ese sinvergenza! Desde ese asunto del duelo, se le

    ha negado la entrada en todas las casas decentes. Fue por su culpa que la pobre Lucillia se colg, y puededecirse que prcticamente asesin al hermano de sta. Y t, Aleatha..., dejarte ver en pblico junto a l...! Calandra se atragant.

    Tonteras. Lucillia fue una estpida al pensar que un hombre como Kevanish poda enamorarse realmentede ella. Y su hermano fue an ms estpido al exigirle una reparacin. Kevanish es el mejor arquero de Equilan.

    Existe una cosa que se llama honor, Aleatha! Calandra se detuvo tras la silla de su hermana y cerrambas manos sobre el respaldo, con los nudillos blancos de la presin. Pareca que, con un mnimo movimiento yen cualquier instante, podra cerrarlas con igual fuerza en torno el frgil cuello de su hermanita. Acaso nuestrafamilia lo ha olvidado ya?.

    Olvidado? murmur Thea con su voz soolienta. No, querida Cal, nada de olvidado. Simplemente,hace mucho tiempo que la familia lo ha comprado y pagado.

    Con una absoluta falta de recato, Aleatha se levant de la silla y empez a desatar los lazos de seda quemantenan casi cerrada la parte frontal de su salto de cama. Calandra contempl el reflejo de su hermana en el

    espejo y advirti unas marcas rojizas en la carne blanca de los hombros y el pecho: las marcas de los labios de unamante ardiente. Asqueada, Calandra dio media vuelta y cruz la estancia con pasos rpidos hasta detenerseunto a la ventana.

    Aleatha sonri con indolencia al espejo y dej que el camisn se deslizara al suelo. El espejo se deshizo encomentarios extasiados.

    Buscabas a Paithan? Le record su hermana. Entr volando en su habitacin como un murcilago delas profundidades, se visti su traje de estopilla y sali volando otra vez. Creo que iba a casa de Durndrun. Yotambin estaba invitada, pero no s si ir o no. Los amigos de Paithan son unos pelmazos.

    Esta familia se est hundiendo! Calandra se apret las manos. Padre manda llamar a un sacerdote

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    23/238

    humano! Paithan est hecho un vulgar vagabundo que no se preocupa ms que de correrse juergas! Y t...! Tterminars soltera y embarazada y hasta puede que colgada como la pobre Lucillia!.

    No lo creo, querida Cal replic Aleatha, apartando el camisn con el pie. Para colgarse se requieremucha energa. Admirando su esbelto cuerpo en el espejo, que lo llen de elogios a su vez, frunci elentrecejo, alarg la mano e hizo sonar una campanilla realizada con la cscara de huevo de pjaro cantor.Dnde est esa criada ma? Preocpate menos de la familia, Cal, y ms del servicio. Nunca he visto gente msholgazana.

    Es culpa ma! Suspir Calandra, y volvi a cerrar con fuerza las manos, llevndoselas a los labios.Debera haber obligado a Paithan a ir a la escuela. Debera haberte prestado ms atencin y no dejarte tan suelta.Y debera haber detenido las locuras de padre. Pero entonces, quin hubiera llevado el negocio? Cuandoempec a ocuparme de dirigirlo, la situacin no era nada boyante! Nos hubiramos arruinado! Arruinado! Si lohubiramos dejado en manos de padre...

    La doncella entr corriendo en la estancia.Dnde estabas? pregunt Aleatha, con su habitual lasitud.Lo siento, seora. No haba odo la campanilla.No ha sonado. Pero deberas saber cundo te necesito. Saca el azul. Esta hora oscura me quedar en

    casa. No, espera. El azul, no. El verde con rosas de musgo. Creo que aceptar la invitacin de Durndrun,

    finalmente. Podra ocurrir algo interesante y, por lo menos, siempre podr atormentar al barn, que se muere deamor por m. Y ahora, Cal, qu es eso de un sacerdote humano? Es guapo?.

    Calandra exhal un profundo sollozo y hundi los dientes en el pauelo. Aleatha la mir y, aceptando la batavaporosa que la criada le pona sobre los hombros, cruz la habitacin hasta colocarse detrs de su hermana.Aleatha era tan alta como Calandra, pero su silueta era suave y bien torneada donde la de su hermana mayor erahuesuda y angulosa. Una mata de cabello ceniciento enmarcaba el rostro de Aleatha y le caa por la espalda ysobre los hombros. La muchacha nunca se adornaba el pelo segn la costumbre imperante. Igual que el resto desu figura, el cabello de Aleatha siempre estaba desaliado, siempre produca la impresin de que acababa delevantarse de la cama. Pos sus suaves manos en los hombros temblorosos de Calandra y murmur:

    La flor de las horas ha cerrado sus ptalos a estas alturas, Cal. Contina esperando intilmente a que

    vuelva a abrirse y pronto estars tan loca como padre. Si madre hubiera vivido, tal vez las cosas habran sidodistintas... A Aleatha se le quebr la voz y se acerc an ms a su hermana. Pero no sucedi as. Y no hayms que hablar aadi, encogiendo sus perfumados hombros. Hiciste lo que debas, Cal. No podasdejarnos morir de hambre.

    Supongo que tienes razn respondi Calandra secamente, recordando que la doncella segua en laestancia. No quera discutir sus asuntos personales en presencia del servicio. Enderez los hombros y estir unasimaginarias arrugas de su falda rgida, almidonada. As pues, no te quedars a cenar?.

    No. Si quieres, se lo dir a la cocinera. Por qu no me acompaas a casa del barn Durndrun, hermana?Aleatha dio unos pasos hasta la cama, sobre la cual la doncella estaba colocando un juego de ropa interior deseda. Vendr Randolfo. Sabes que nunca se ha casado, Cal? T le rompiste el corazn.

    Ms bien le romp el bolsillo replic Calandra con voz severa mientras se contemplaba en el espejo, secompona el peinado donde se le haba deshecho ligeramente el moo y volva a clavar en su lugar las trespeinetas atroces. Randolfo no me quera a m, sino que codiciaba el negocio.

    Es posible. Aleatha se detuvo unos instantes a medio vestirse. Sus ojos prpura se volvieron hacia elespejo y se clavaron en el reflejo de la mirada de su hermana. Pero al menos te habra hecho compaa, Cal.Ests demasiado tiempo sola.

    Y t crees que voy a permitir que irrumpa un hombre y que se aduee y eche a perder lo que me hacostado tantos aos consolidar, slo para ver su rostro cada maana, me guste o no? Muchas gracias, pero no.Hay cosas peores que estar sola, Thea.

    Los ojos prpura de Aleatha se ensombrecieron hasta adquirir un tono casi rojo vivo.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    24/238

    No s cules respondi en voz baja. Su hermana no lleg a orla. Aleatha se apart el cabello de la cara,sacudindose de encima al mismo tiempo las lgubres sombras que velaban sus ojos. Quieres que le diga aPaithan que le andas buscando?.

    No te molestes. Debe de estar a punto de quedarse sin dinero y seguro que viene a verme a la hora deltrabajo. Ahora, tengo que ir a revisar unas cuentas. Calandra se encamin hacia la puerta. Procura volver auna hora razonable. Antes de maana, por lo menos.

    Aleatha sonri ante la irona de su hermana mayor y baj sus prpados cargados de sueo con aire recatado.

    Si quieres, Cal, no volver a ver ms al barn Kevanish.Calandra se detuvo y dio media vuelta. Su rostro severo resplandeci de alegra, pero se limit a decir:No tengo la menor esperanza de que lo hagas!.Al salir de la estancia, cerr dando un violento portazo.De todos modos, Kevanish ya empieza a resultarme pesado... aadi Aleatha para s. Volvi a

    recostarse ante el tocador y estudi sus facciones perfectas en los efusivos espejos.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    25/238

    CAPTULO 3

    GRIFFITH,

    TERNCIA, THILLIA

    Calandra volvi a concentrarse en los libros de contabilidad como antdoto reconfortante contra lasextravagancias y caprichos de su familia. La casa estaba en silencio. Su padre y el astrlogo seguan con suscosas en el stano pero, sabedor de que la hija mayor estaba an ms cerca de estallar que su plvora mgica,Lenthan consider conveniente aplazar cualquier otro experimento con dicha sustancia.

    Despus de la cena, Calandra llev a cabo una gestin ms, relacionada con el negocio. Mand a un sirvientecon un mensaje para el hombre de los pjaros, que debera enviarlo a maese Roland de Griffith, en la taberna LaFlor del Bosque.

    El embarque llegar a principios del barbecho.{11}

    El pago se efectuar a la entrega del gnero.Calandra Quindiniar.El hombre de los pjaros at el mensaje a la pata del ave de brillantes colores, que haba sido entrenada para

    volar a aquella parte de Thillia, y la solt en el aire. sta bati las alas con rumbo norint-vars, en una travesa quela llevara sobre los campos y mansiones de la nobleza lfica y sobre el lago Enthial.

    El ave mensajera se desliz sin esfuerzo por los aires, aprovechando las corrientes que fluan entre los rbolesgigantescos. Slo tena un objetivo: llegar a su destino, donde la esperaba su pareja, encerrada en una jaula.Durante el vuelo no tena que vigilar la presencia de depredadores, pues no era un bocado apetitoso para ningunode ellos, ya que segregaba un aceite que mantena secas sus plumas durante las frecuentes tormentas y queresultaba un veneno mortal para cualquier otra especie.

    Vol a baja altura sobre las tierras de labor que los elfos cultivaban en los lechos de musgo ms altos,formando un dibujo de lneas artificialmente rectas. Esclavos humanos araban los campos y recogan las cosechas.El ave no estaba especialmente hambrienta, pues haba sido alimentada antes de la partida, pero un ratoncillosera un buen remate para la cena. Sin embargo, no descubri ninguno y continu su viaje, decepcionada.

    Pronto, los cuidados campos de cultivo de los elfos dieron paso a la espesura de la jungla. Los arroyosalimentados por las lluvias diarias formaban caudalosos ros sobre los lechos de musgo. Serpenteando entre laungla, los ros encontraban a veces alguna grieta en las capas superiores del musgo y formaban cascadas que se

    precipitaban hacia las profundidades insondables.Ante los ojos del ave viajera empezaron a flotar unas nubes vaporosas y gan altura, ascendiendo sobre las

    tormentas de la hora de la lluvia. Finalmente, la masa de nubes negras y densas, sacudida por los relmpagos,ocult totalmente la tierra. Sin embargo, el ave, guiada por el instinto, no perdi la orientacin. Debajo de ella seextendan los bosques del barn Marcins; los elfos les haban dado ese nombre, pero ni ellos ni los humanoshaban reclamado derechos sobre aquellas junglas impenetrables.

    La tormenta descarg y pas, como vena sucediendo desde tiempo inmemorial, casi desde la creacin delmundo. El sol brillaba ahora con fuerza, y la mensajera distingui tierras cultivadas: Thillia, el reino de loshumanos. Desde all arriba, alcanz a ver tres de las torres resplandecientes, baadas por el sol, que sealabanlas cinco divisiones del reino de Thillia. Las torres, antiguas para la medida del tiempo de los humanos, estabanconstruidas de ladrillo de cristal cuyos secretos de fabricacin haban sido desvelados por los hechiceroshumanos durante el reinado de Georg el nico. Estos secretos, as como muchos de los hechiceros, se habanperdido en la devastadora Guerra por Amor que sigui a la muerte del viejo rey.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    26/238

    El ave utiliz las torres como referencia para orientarse y luego descendi rpidamente, sobrevolando a bajaaltura las tierras de los humanos. Situado en una amplia llanura de musgo salpicada aqu y all de rboles que sehaban conservado para proporcionar sombra, el pas era llano, pero entrecruzado de caminos y salpicado depequeas poblaciones. Los caminos eran muy transitados, pues los humanos sentan la curiosa necesidad deandar constantemente de un sitio a otro, necesidad que los sedentarios elfos no haban entendido nunca y queconsideraban propia de brbaros.

    En aquella parte del mundo, la caza era mucho ms propicia y la mensajera dedic unos breves instantes a

    recuperar fuerzas con una rata de buen tamao. Cuando hubo dado cuenta de ella, se limpi las garras con elpico, arregl las plumas y reemprendi el vuelo. Cuando vio que las tierras llanas empezaban a dar paso a unadensa selva, cobr nuevos nimos pues se acercaba ya al trmino de su largo viaje. Estaba sobre Terncia, el reinoms al norint. Cuando lleg a la ciudad amurallada que circundaba la torre de ladrillos de cristal de la capital deTerncia, capt la spera llamada de su compaera. Descendi en espiral hasta el centro de la ciudad y se pos,finalmente, en el parche de cuero que protega el brazo de un pajarero thilliano. El hombre recuper el mensaje,vio el nombre del destinatario y dej a la fatigada ave en la jaula de su compaera, que la recibi con unos suavespicotazos.

    El pajarero entreg el mensaje a un jinete repartidor que, varios das ms tarde, entr en una aldea remota ysemiolvidada que se alzaba en las mismas lindes de la selva y dej el recado en la nica posada del lugar.

    Sentado en su banco favorito de La Flor del Bosque, maese Roland de Griffith estudi el fino pergamino dequin. Despus, con una sonrisa lo empuj sobre la mesa hacia una mujer joven que estaba sentada frente a l.

    Aqu tienes! Qu te haba dicho, Rega?.Gracias a Thillia! Es lo nico que puedo decir. El tono de voz de Rega era lgubre; en su rostro no

    haba la menor sonrisa. Por lo menos, ahora tienes algo que ensearle al viejo Barbanegra y tal vez nos deje enpaz algn tiempo...

    Dnde debe de estar? Roland ech un vistazo a la flor de horas {12}que presida la barra en unamaceta. Casi una veintena de sus ptalos estaban cerrados. Ya ha pasado su hora habitual.

    Vendr, no te preocupes. Esto es demasiado importante para l.S, por eso me inquieta el retraso.

    Tienes cargos de conciencia, acaso? Rega apur la jarra de kegrot y busc a la camarera con lamirada.

    No, pero no me gusta tratar estos asuntos aqu, en un lugar pblico...Es lo mejor. As est todo sobre la mesa, al descubierto. No podemos levantar las sospechas de nadie.

    Ah!, aqu est. Qu te deca?.Se abri la puerta de la taberna y el brillante sol de la hora de los dados ba la Silueta de un enano. Fue una

    visin imponente y, por un instante, casi todos los parroquianos dejaron de beber, de jugar o de charlar paraobservarlo. Un poco ms alto de lo habitual entre su pueblo, el enano tena la piel morena clara y luca una hirsutamelena negra y una barba a la que deba su apodo entre los humanos. Las cejas negras y espesas que se juntabansobre su nariz ganchuda y los centelleantes ojos producan una impresin de perpetua ferocidad que le resultaba

    muy til en tierras extraas. Pese al calor, llevaba una camisa de seda a bandas blancas y rojas y, encima de ella,la pesada armadura de cuero de su pueblo, con unos brillantes pantalones rojos metidos en las recias botas decaa.

    Los presentes en el bar intercambiaron risillas y comentarios irnicos ante la chillona indumentaria del recinllegado pero, si hubieran sabido algo sobre la sociedad de los enanos y sobre el significado de los coloresbrillantes de su ropa, no se habran redo en absoluto.

    El enano hizo una pausa en el umbral de la taberna y parpade, deslumbrado por el sol del exterior.Barbanegra, amigo mo! Exclam Roland, levantndose del asiento. Aqu!.El enano entr pesadamente en la taberna y sus ojos fueron de un rincn a otro, retando con la mirada a

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    27/238

    cualquiera que intentara decirle algo. Los enanos eran una rareza en Thillia. El reino de los enanos estaba lejos, alnorint-est de las tierras de los humanos, y haba muy pocos contactos entre ambos. Sin embargo, aquel enano enconcreto llevaba ya cinco das en el pueblo y su presencia haba dejado de ser una novedad. Griffith era unpueblo srdido situado en el lmite de dos reinos, ninguno de los cuales lo reclamaba. Sus habitantes hacan lo quequeran, asunto en el que estaba muy conforme la mayora de ellos, pues casi todos procedan de lugares deThillia donde hacer la santa voluntad sola conducirle a uno a la horca. Las gentes de Griffith tal vez sepreguntaran qu haca un enano en su pueblo, pero nadie hara la pregunta en voz alta.

    Tabernero, tres ms! Pidi a gritos Roland, levantando su jarra. Tenemos motivos para brindar,amigo mo dijo al enano, que tom asiento con parsimonia.

    S? gru el enano, observando torvamente a la pareja.Roland, con una sonrisa, hizo caso omiso de la evidente incomodidad de su invitado y le dej delante el

    mensaje.No puedo leer lo que pone ah declar el enano, volviendo a arrojar sobre la mesa el manuscrito de

    quin.Los interrumpi la llegada de la camarera con el kegrot. Distribuyeron las jarras. La desaliada sirvienta pas

    un trapo grasiento por encima de la mesa, dirigi una mirada de curiosidad al enano y se alej con su andarindolente.

    Lo siento, he olvidado que no sabes leer elfo. El embarque est en camino, Barbanegra dijo Roland envoz baja y con gesto despreocupado. Llegar durante el prximo barbecho.

    Me llamo Drugar. Es eso lo que pone en el papel? El enano toc el mensaje con su mano de dedosrechonchos.

    Claro que s, Barbanegra, amigo mo.No soy amigo tuyo, humano murmur el enano, pero lo hizo en su lengua y hablndole a su propia

    barba. Luego, entreabri los labios en lo que casi poda pasar por una sonrisa__. Pero la noticia es excelente. Su voz pareci llena de animosidad.

    Bebamos por ello. Roland alz la jarra y dio un suave codazo a Rega, que haba estado observando alenano con la misma suspicacia que ste haba mostrado hacia ellos. Por nuestro trato.

    Beber por ello asinti el enano despus de meditar la respuesta unos instantes, aparentemente. Alz laarra y repiti: Por nuestro trato.Roland apur la suya sonoramente. Rega tom un sorbo. Ella nunca beba en exceso y uno de los dos tena

    que permanecer sobrio. Adems, el enano no beba, sino que se le limitaba a humedecer los labios. A los enanosno les entusiasma el kegrot, que todo el mundo reconoce flojo e inspido en comparacin con su excelente bebidafermentada.

    Me estaba preguntando, socio insisti Roland, inclinndose hacia adelante y encorvndose sobre la jarra, qu destino pensis dar a esas armas.

    Acaso tienes cargos de conciencia, humano?.Roland lanz una agria mirada a Rega, la cual, al escuchar sus propias palabras en boca del enano, se

    encogi de hombros y apart la vista, reclamndole en silencio qu otra respuesta poda esperar a una preguntatan estpida.

    Se te paga suficiente para que no hagas preguntas, pero te lo dir de todos modos porque el mo es unpueblo honorable.

    Tanto que tenis que tratar con contrabandistas, Barbanegra? sonri Roland, pagndole al enano conla misma moneda.

    Las negras cejas de ste se juntaron en un gesto alarmante y los ojos negros despidieron fuego.Yo habra tratado de forma abierta y legal, pero las leyes de vuestra tierra lo impiden. Mi pueblo necesita

    esas armas. No habis tenido noticia del peligro que viene del norint?.Los reyes del mar?.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    28/238

    Roland hizo un gesto a la camarera. Rega puso su mano sobre la de l, advirtindole para que fuera contiento, pero Roland la rechaz.

    Bah! No! El enano solt una risotada de desprecio. Hablo del norint. Muy lejos en esa direccin,slo que ahora ya no tan lejos.

    No hemos odo nada en absoluto, Barbanegra, viejo amigo. De qu se trata?.Rega vio que las facciones del enano adquiran un aire sombro y el fuego de sus ojos se nublaba de miedo, y

    la mujer saba o adivinaba lo suficiente sobre el carcter de Barbanegra como para darse cuenta de que el enano

    no haba experimentado temor a menudo en su vida.Humanos... del tamao de montaas. Vienen del norint y lo destruyen todo a su paso.Roland estuvo a punto de atragantarse y se ech a rer. El enano pareci hincharse literalmente de rabia y

    Rega clav las uas en el brazo de su compaero. Roland, con dificultades, reprimi la risa.Lo siento, amigo, lo siento, pero ya haba odo esta historia de labios de mi querido padre cuando an

    estaba en sus cabales. As que los titanes van a atacarnos... Y supongo que los Cinco Seores Perdidos de Thilliavolvern al mismo tiempo. Alarg la mano por encima de la mesa y dio unas palmaditas en el hombro alirritado enano. Guarda el secreto, pues, amigo mo. Mientras tengamos nuestro dinero, a mi esposa y a m nonos importa lo que hagis ni a quin matis.

    El enano volvi a enrojecer y apart el brazo del contacto con el humano con gesto enrgico.

    No tienes que ir a ninguna parte, esposo querido? dijo Rega con toda intencin.Roland se incorpor. Era un hombre alto y musculoso, rubio y atractivo. La camarera, que lo conoca bien,

    roz su cuerpo con el suyo cuando se puso en pie.Dispensadme. Tengo que ir a visitar un rbol. Este maldito kegrot se me ha subido a la cabeza coment,

    y se alej abrindose paso por la estancia, que se estaba llenando rpidamente de gente y de ruido.Rega esboz su mejor sonrisa y rode la mesa para sentarse al lado del enano. La mujer era casi el reverso

    de la moneda comparada con su esposo. De corta estatura y figura rellena, iba vestida para el calor y paraocuparse de los negocios con una blusa de lino que dejaba a la vista ms de lo que ocultaba; anudada bajo lospechos, dejaba al aire la cintura. Unos pantalones de cuero por las rodillas cubran sus piernas como una segundaepidermis. Su piel, de un intenso tono bronceado, brillaba con una fina pelcula de sudor bajo el calor de la

    taberna. Los cabellos castaos, partidos en el centro de la cabeza, le caan a la espalda lacios y brillantes como lacorteza de un rbol empapada por la lluvia.Rega se dio cuenta de que no despertaba la menor atraccin fsica en el enano. Probablemente se deba a que

    no llevaba barba, se dijo con una sonrisa, recordando lo que haba odo contar de las mujeres enanas. En cambio,el recin llegado pareca ansioso por explicar aquel cuento de hadas que haba imaginado su pueblo. A la mujerno le gustaba que un cliente se marchara enfadado, de modo que dijo:

    Perdona a mi esposo, seor. Ha bebido un poco ms de la cuenta. A m, en cambio, me interesa lo quedices. Cuntame ms cosas de los titanes.

    Titanes... El enano pareci paladear la palabra, extraa a sus labios. Es as cmo los llamis envuestro idioma?.

    Supongo que s. Nuestras leyendas hablan de unos humanos gigantescos, grandes guerreros, formadoshace mucho tiempo por los dioses de las estrellas para servirlos. Sin embargo, tales seres no han sido vistos enThillia desde antes de la poca de los Seores Perdidos.

    No s si esos... titanes... son los mismos o no respondi Barbanegra con un movimiento de cabeza.En nuestras leyendas no aparecen tales criaturas. A nosotros no nos interesan las estrellas, puesto que vivimosbajo tierra y rara vez las vemos. En nuestros mitos aparecen los Forjadores, los que construyeron este mundo alprincipio de los tiempos junto con Drakar, el padre de todos los enanos. Se dice que un da los Forjadoresvolvern y nos permitirn construir ciudades de tamao y magnificencia inimaginables.

    Pero, si creis que esos gigantes son los..., los Forjadores, a qu vienen entonces las armas?.El rostro de Barbanegra se ensombreci, sus arrugas se hicieron ms profundas.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    29/238

    Parte de mi pueblo sigue creyendo en esas leyendas, pero otros hemos hablado con los refugiadosprocedentes de las tierras al norint. Y nos han relatado terribles episodios de destruccin y de muerte. En miopinin, tal vez las leyendas se equivoquen. De ah el acopio de armas.

    Al principio, Rega pens que el enano menta. Ella y Roland haban supuesto que Barbanegra tena intencinde utilizar las armas para atacar alguna colonia humana aislada en los campos pero, al ver cmo se nublaban losojos negros del enano y al escuchar el tono grave y abrumado de sus palabras, Rega cambi de idea. Al menosuna cosa era cierta: Barbanegra crea en la existencia de aquel enemigo fantstico y sa era la autntica razn de

    que hubiera adquirido el armamento. La idea le result reconfortante. Era la primera vez que Roland y ella hacancontrabando de armas y, dijera Roland lo que dijese, a la mujer le alivi saber que no sera responsable de lamuerte de sus propios congneres.

    Eh, Barbanegra! Qu andas haciendo, tratar de conquistar a mi esposa? Roland cambi de posicin alotro lado de la mesa. Otra jarra lo esperaba y tom un largo trago de kegrot.

    Rega advirti la expresin ceuda y sombra del rostro de Barbanegra y lanz un rpido y doloroso puntapia Roland por debajo de la mesa.

    Estbamos hablando de mitos y leyendas, querido. He odo que a los enanos les gusta mucho lascanciones, seor, y mi esposo tiene una voz excelente. Te gustara escuchar La balada de Thill ia?Cuenta lahistoria de los seores de nuestra tierra y cmo se formaron los cinco reinos.

    A Barbanegra se le ilumin el rostro.S, me encantara orla!.La mujer agradeci a las estrellas haber dedicado el tiempo a estudiar todo cuanto haba podido sobre la

    sociedad de los enanos. Estos, ms que aprecio por la msica, sentan una absoluta pasin por ella. Todos losenanos tocaban instrumentos musicales y la mayora estaba dotada de una excelente voz y un odo perfecto. Slotenan que escuchar una cancin una vez para quedarse con la meloda y, con otra vez que la oyeran, erancapaces de recordar toda la letra.

    Roland tena una magnfica voz de tenor y cant la balada, de hechizadora belleza, con una sensibilidadexquisita. Los parroquianos de la taberna reclamaron silencio con siseos para escucharlo y, cuando lleg a laestrofa final, entre la multitud de hombres rudos y toscos haba muchos que tenan los ojos baados en lgrimas.

    El enano escuch con arrebatada atencin, y Rega, con un suspiro, comprendi que tena a otro clientesatisfecho.

    Del pensamiento y el amor todo naci un da:

    tierra, aire, cielo e insondable mar.

    De las antiguas tinieblas se abri paso la luz,

    y, libre para siempre, su resplandor se alz.

    Con voz reverente, cinco hermanos hablaron de

    obligaciones reales y cargas prodigiosas.

    Su rey, agonizante bajo el yugo de la fortuna,

    de cada uno exige el cuidado de sus haciendas.

    Cinco grandes reinos, nacidos de una tierr a.

    A cada buen prncipe su parte concede.

    Legados de la voluntad del dif unto monarca,

    para que se gobiernen con justicia y valor.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    30/238

    Al primero los campos, los mansos arroyos,

    los vientos susurrantes que mecen las hierbas.

    A otro el mar, el dominio de las naves,

    y las olas rompientes que las cosas suavizan.

    El tercero de troncos y amensimos prados,

    velos de verdor que oscurecen la vista.

    Al cuar to, seor de las col inas y los val les,

    donde estn las llanuras feraces y productivas.

    El lt imo, del sol hizo su bril lante hogar,

    en lo alto con su ardiente calor, durara para siempre.

    De los cinco se acord el leal corazn del monarca,

    fiel a toda palabra y a los grandes reyes del pasado.

    Todos los hij os gobernaron con la mejor intencin,cuidando la herencia como buenos soberanos.

    Con justicia y firmeza, dotados de gran sabidura,

    provocaban palabras de grati tud en todas las bocas.

    Pero el cruel destino ech a perder sus puros corazones

    y los llev a volverse en armas contra ellos mismos.

    Cinco hombres consumidos por la casta muj er

    y cinco nimos conmovidos por un amor estridente.

    Dulce como el corazn de una poesa naci la hermosa muj er.

    Suti l como todo el ar te de la naturaleza,

    su maravi lloso corazn inflam los de todos.

    Cuando cinco hombres orgullosos, hermanos de cuna,

    contemplaron aquel embalse, su amor se desbord.

    Por la dulce Thill ia, cinco amores jurados,

    otros tantos reinos marcharon a la guerra.

    Cinco ejrci tos chocan, los arados vuelt os espadas,campesinos de la tierra, a las rdenes de la pasin.

    Hermanos un da justos y amorosos guardianes

    arroj aron sal al mar e hir ieron las tierras.

    Thil lia se alz en la llanura ensangrentada

    con los brazos extendidos y las manos muy abiert as.

    Con el corazn apenado, abrumada de vergenza

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    31/238

    huy muy lejos bajo la amorosa superficie del lago.

    La perfeccin llor su alma perdida,

    los cinco hermanos cesaron su lucha vana.

    Clamaron a lo alto, sus corazones hechos uno,

    y prometieron rescatar la baj o su luto guerrero.

    Llenos de fe se encaminaron con paso humilde

    hacia Thill ia, que dorma en el fondo.

    Las olas agitadas gritaron su valor

    y los reinos lloraron su sombra en el agua.

    Del pensamiento y el amor todo naci un da: tierr a,

    aire, cielo e insondable mar.

    De las antiguas tinieblas se abri paso la luz,

    y, libre para siempre, su resplandor se alz.

    Rega termin de contar la historia:El cuerpo de Thillia fue recuperado y colocado en una urna sagrada en el centro del reino, en un lugar que

    pertenece por igual a los cinco reinos.Los cuerpos de sus amantes no fueron recuperados nunca y de ah surgi la leyenda de que algn da, cuando

    la nacin est en terrible peligro, los hermanos volvern para salvar a su pueblo.Me ha gustado mucho! exclam el enano, descargando con fuerza el puo sobre la mesa para expresar

    su aprobacin. Incluso lleg a tocar a Roland en el antebrazo con uno de sus dedos cortos y rechonchos; era laprimera ocasin en que tocaba a alguno de los dos humanos durante los cinco das que el enano llevaba con ellos. Me ha gustado muchsimo! He cogido bien la meloda? Barbanegra tarare la tonada con una profunda

    voz de bajo.S, seor! Exacta! exclam Roland, muy sorprendido. Quieres que te ensee la letra?.Ya la tengo. Aqu. Barbanegra se toc la frente. Soy un alumno despierto.Desde luego que s! respondi Roland, haciendo un guio a la mujer.Rega le devolvi el gesto con una sonrisa.Me gustara orla otra vez, pero tengo que irme dijo el enano con sincero sentimiento, levantndose de la

    mesa. Debo llevar la buena noticia a mi gente. Serenndose un momento, aadi: Se sentir muy aliviada.Despus, se llev las manos a un cinturn que rodeaba su grueso cuerpo, lo desabroch y lo arroj sobre la

    mesa.Ah va la mitad del dinero, segn lo acordado. La otra mitad, a la entrega.

    Roland se apresur a cerrar la mano en torno al cinto y arrastrarlo hacia Rega por encima de la mesa. Lamujer lo abri, mir el contenido, lo cont a ojo rpidamente y asinti.

    Muy bien, amigo mo dijo Roland sin molestarse en ponerse en pie. Nos encontraremos en el lugaracordado a finales del barbecho.

    Temerosa de que el enano se diera por ofendido, Rega se incorpor y le tendi la mano (con la palma abiertapara demostrar que no ocultaba ninguna arma, siguiendo el ancestral gesto humano de amistad). Los enanos notienen tal costumbre, pues entre ellos nunca se han registrado enfrentamientos. Barbanegra llevaba el tiemposuficiente entre los humanos como para reconocer la importancia de aquel apretn de manos. Hizo lo que seesperaba de l y abandon la taberna a toda prisa mientras se restregaba la mano en el chaleco de cuero,

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    32/238

    tarareando la meloda de La balada de Thill ia.No est mal, para una noche de trabajo murmur Roland, colocndose el cinturn y ajustndolo a duras

    penas, pues su cintura era esbelta y el enano, muy robusto.

    No ha sido gracias a ti! murmur Rega. La mujer extrajo el raztar {13}de la vaina redonda que llevabaatada al muslo y procedi a afilar a la vista de todos sus siete cuchillas, al tiempo que diriga una expresiva miradaa los parroquianos de la taberna que pudieran sentir un excesivo inters por sus asuntos. Te he sacado lascastaas del fuego. De no ser por m, Barbanegra se habra marchado.

    Ja! Habra podido afeitarle la barba y no se habra atrevido a darse por ofendido. No se lo poda permitir.Es cierto asinti Rega en un tono inusualmente sombro y meditabundo. Estaba realmente asustado,

    verdad?.Y qu si lo estaba? Mejor para el negocio, hermanita replic Roland, animado.Rega lanz una severa mirada a su alrededor.No me llames hermanita!Pronto estaremos viajando con ese elfo y un desliz como ste lo echara todo

    a perder!.Lo siento, querida esposa. Roland apur el kegrot y movi la cabeza, pesaroso, cuando la sirvienta se

    lo qued mirando. Con tanto dinero encima, era preciso andarse bastante alerta. De modo que los enanosproyectan un ataque a algn asentamiento humano. Probablemente contra los reyes del mar. No podramos

    tratar de venderles el siguiente cargamento a stos?.No creers que los enanos atacarn Thillia, verdad?.Quin tiene ahora cargos de conciencia? Qu nos importa eso? Si no atacan Thillia esos enanos, lo harn

    los reyes del mar. Y si no son stos, la propia Thillia se atacar a s misma. Suceda lo que suceda, como he dichoantes, todo ser bueno para el negocio.

    La pareja dej un par de monedas de madera sobre la mesa y abandon la taberna. Roland caminabadelante, con la mano en la empuadura de su espada, de afilada hoja de madera. Rega lo segua a un par depasos de distancia para protegerle la espalda, como de costumbre. La pareja produca un efecto impresionante yhaba vivido en Griffith el tiempo suficiente como para labrarse una reputacin de dureza, astucia y escasatendencia a la piedad. Varios ojos los siguieron, pero nadie los molest. Los ojos y el dinero llegaron sanos y

    salvos a la cabaa que llamaban su casa.Rega cerr la pesada puerta de madera y pas cuidadosamente el cerrojo. Tras asomarse al exterior, cerr

    los harapos que haba colgado sobre los ventanucos y dirigi un gesto de asentimiento a Roland. Levant unamesa de madera de tres patas y la coloc contra la puerta. Apartando de un puntapi una alfombra harapientaque cubra el suelo, dej al descubierto una trampilla y, al abrirla, un agujero excavado en el musgo. Rolandarroj el cinto del dinero en el hoyo, cerr la trampilla y volvi a colocar la alfombra y la mesa.

    Rega sac un mendrugo de pan rancio y una tajada de queso mohoso.Hablando de negocios, qu sabes de ese elfo, el tal Paithan Quindiniar?.Roland arranc un pedazo de pan con sus fuertes dientes y se llev un pedazo de queso a la boca.Nada murmur, masticando esforzadamente. Es un elfo, lo cual significa que ser una lnguida flor,

    salvo por lo que se refiere a ti, mi encantadora hermana.Soy tu encantadora esposa, no lo olvides. Rega, con aire juguetn, acarici la mano de su hermano conuna de las cuchillas de madera del raztar. Despus, cort con la zarpa otra loncha de queso. De veras creesque dar resultado?.

    Desde luego. El tipo que me lo cont dice que la treta no falla nunca. Ya sabes que los elfos estn locospor las mujeres humanas. Nos presentaremos como marido y mujer, pero nuestro matrimonio no es precisamentemuy apasionado. Te sientes falta de afecto, coqueteas con el elfo y lo engatusas hasta que, cuando te ponga lamano en tus pechos ardientes, recuerdas de pronto que eres una respetable mujer casada y te echas a gritarcomo una posesa.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    33/238

    Entonces me presento al rescate, amenazo el elfo con cortarle sus puntiagudas... hum... orejas, y l compra suvida cedindonos su mercanca a mitad de precio. Luego se la vendemos a los enanos al precio real, ms unpequeo extra por nuestras molestias,y tendremos la vida solucionada durante las prximas estaciones.

    Pero, despus de nuestra jugarreta, tendremos que enfrentarnos otra vez con la familia Quindiniar...S, eso ser lo que haremos. He odo que esa elfa que lleva el negocio y dirige a la familia es una vieja

    mojigata de carcter avinagrado. Su hermanito no se atrever a contarle que ha intentado romper nuestro felihogar. Y siempre podremos asegurarnos de que, en nuestra prxima transaccin, los Quindiniar obtengan unos

    beneficios extra.Expuesto as, el plan parece bastante fcil reconoci Rega. Alz una bota de vino, dio un trago y pas el

    pellejo a su hermano. Por nuestro feliz matrimonio, mi amado esposo.Por la infidelidad, mi querida esposa.Entre risas dieron un nuevo tiento a la bota.Drugar sali de la taberna La F lor del Bosque, pero no abandon Griffith de inmediato. Se ocult a la

    sombra de una palmera de enorme copa y aguard all hasta que el hombre y la mujer aparecieron a la puerta dellocal. Le habra gustado mucho seguirlos, pero era consciente de sus limitaciones. Los enanos, con sus torpesandares, no estn hechos para persecuciones disimuladas. Adems, en aquella ciudad humana, era imposible quealguien como l pudiera pasar inadvertido entre la multitud.

    Se content con seguirlos atentamente con la mirada mientras se alejaban. Drugar no confiaba en la pareja,pero tampoco habra confiado en santa Thillia aunque sta se hubiera aparecido ante l. Le desagradaba tenerque estar pendiente de un intermediario humano y habra preferido tratar directamente con los elfos, pero estoltimo era imposible. Los actuales Seores de Thillia haban alcanzado un acuerdo con los Quindiniar por el cualla familia no vendera sus armas mgicas e inteligentes a los enanos ni a los brbaros reyes del mar. A cambio deello, los thillianos accedan a garantizar la compra de determinada cantidad de armamento cada estacin.

    El acuerdo era conveniente para los elfos y, si alguna arma lfica terminaba en manos de los reyes del mar ode los enanos, no sera por culpa de los Quindiniar, desde luego. Al fin y al cabo, como sola repetir Calandra conirritacin, cmo poda esperarse de ella que fuera capaz de distinguir a un humano traficante de raztares de unlegtimo representante de los Seores de Thillia? Para ella, todos los humanos tenan el mismo aspecto. Igual que

    sus monedas.Justo antes de que Roland y Rega desaparecieran de la vista de Drugar, el enano alz una piedra negra, conuna runa grabada, que colgaba de una tirilla de cuero en torno a su cuello. La piedra era lisa y redondeada,desgastada de tanto frotarla amorosamente, y muy vieja, ms que el padre de Drugar, que era uno de loshabitantes ms longevos de todo Pryan.

    Tomndola entre sus dedos, Drugar alz la piedra hasta que, desde su perspectiva, quedaron ocultas tras ellalas siluetas de Roland y de Rega. El enano traz entonces un dibujo en el aire con el amuleto y murmur unaspalabras acompaando los gestos, que reproducan la runa grabada en la piedra. Cuando hubo terminado, volvia guardar la piedra mgica bajo los pliegues de sus ropas con gesto reverente y dirigi unas palabras en voz alta ala pareja, que se dispona a doblar una esquina y no tardara en desaparecer de la vista del enano.

    No he entonado la runa por vosotros porque me caigis bien... ninguno de los dos. Slo os heproporcionado este hechizo de proteccin para asegurarme de conseguir las armas que necesita mi pueblo.Cuando hayamos terminado la transaccin, romper el encantamiento. Y que Drakar se os lleve a ambos.

    Tras escupir en el suelo, Drugar se intern en la jungla, abrindose paso a golpe de machete entre la tupidamaleza.

  • 8/13/2019 02 La Estrella de Los Elfos - Margaret Weis F_8

    34/238

    CAPTULO 4

    EQUILAN,

    LAGO ENTHIAL

    Calandra Quindiniar no se haca ilusiones respecto a los dos humanos con los que estaba negociando.Supona que eran contrabandistas pero le traa sin cuidado. Al fin y al cabo, a Calandra le resultaba imposibleimaginar que un humano pudiera hacer un negocio honrado. En su opinin, todos eran contrabandistas, granujas yladrones.

    Por eso le result gracioso como pocas veces le ocurra ver a Aleatha salir de la casa y cruzar el patiode musgo hacia el deslizador. El viento que soplaba entre las copas de los rboles le levant el delicado vestido ylo hinch en torno a ella en vaporosas olas verdes. La moda lfica de la poca dictaba cinturas largas y ceidas,cuellos altos y rgidos y faldas rectas. Una moda que no favoreca a Aleatha y que, por tanto, sta no segua. Elvestido llevaba un amplio escote que dejaba a la vista sus esplndidos hombros y tena un talle suavementerecogido para cubrir y realzar sus hermosos pechos. Cayendo en suaves pliegues, las capas de tela finsima laenvolvan como una nube salpicada de prmulas, acentuando sus grciles movimientos.

    Aquel estilo de vestir haba hecho furor en tiempos de su madre. Cualquier otra elfa incluida yo misma,pens Calandra agriamente ataviada de aquella maner