Zimmer Bradley Marion - Dos Para Conquistar

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MARION ZIMMER BRADLEY DOS PARA CONQUISTAR Título original: Two to Conquer Traducción: Mirta Rosenberg 1 a edición: septiembre 1993 © 1980 by Marión Zimmer Bradley © Ediciones B, S.A., 1993 Bailen, 84 - 08009 Barcelona (España) Printed in Spain ISBN: 84-406-3914-7 Depósito legal: B. 24.409-1993 Impreso por LITOGRAFÍA ROSES Cubierta: Jordi Vallhonesta Foto cubierta: THE IMAGE BANK http://DescargarLibrosGratis.NET http://DescargarLibrosGratis.NET

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libro 14 darkover

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  • MARION ZIMMER BRADLEY DOS PARA CONQUISTAR Ttulo original: Two to Conquer Traduccin: Mirta Rosenberg 1a edicin: septiembre 1993 1980 by Marin Zimmer Bradley Ediciones B, S.A., 1993 Bailen, 84 - 08009 Barcelona (Espaa) Printed in Spain ISBN: 84-406-3914-7 Depsito legal: B. 24.409-1993 Impreso por LITOGRAFA ROSES Cubierta: Jordi Vallhonesta Foto cubierta: THE IMAGE BANK

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    NDICE

    PRLOGO EL EXTRANJERO.....................................................4 LIBRO PRIMERO LOS HERMANOS DE CRIANZA.......................8 LIBRO SEGUNDO EL LOBO DE KILGHARD ............................84 LIBRO TERCERO EL GEMELO OSCURO...............................142

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    A TANITH LEE

    Para conmemorar una vieja discusin que ninguna de nosotras gan, ni perdi, ni jams lo har. AGRADECIMIENTOS

    A Cinhil MacAran de la SCA por el primer verso de Veinticuatro Leroni, con la meloda de El baile de Kirriemuir

    A Patricia Mathews por haber creado la Hermandad de la Espada y haberla vestido de rojo.

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    PRLOGO EL EXTRANJERO

    Paul Harrel se despert, confundido y semiinconsciente, con la sensacin de haber sobrevivido a pesadillas durante largo tiempo. Cada msculo del cuerpo estaba resentido como si fuera un dolor de muelas, y tena la cabeza como si sufriera una resaca terrible despus de una borrachera sensacional. Recuerdos vagos, un hombre con su cara y su propia voz preguntando: Quin demonios eres t? No sers el diablo, por casualidad? Y no porque l creyera en el diablo ni en el infierno ni en ninguna de esas cosas inventadas para obligar a la gente a hacer lo que otros quieren en vez de hacer lo que cada uno considera mejor.

    Movi la cabeza y el dolor lo acobard. Puf! Realmente, me parece que deb de pescar una buena, anoche! Se estir, intentando darse vuelta, y descubri que estaba acostado con las piernas

    extendidas, cmodamente estirado. Eso acab por despertarlo del todo, en un estado de confusin.

    Poda moverse, estirarse: No estaba en la caja de estasis! Todo haba sido una pesadilla, entonces? La huida de la polica de Alfa, la rebelin

    que haba liderado en la cocina, el enfrentamiento final, sus hombres baleados en torno a l, la captura y el juicio, y finalmente el horror de la caja de estasis que se cerr alrededor de l para siempre.

    Para siempre. sa haba sido su ltima idea. Para siempre. Indoloro, por supuesto. Incluso placentero, como irse a dormir cuando uno estaba

    completamente exhausto. Pero l se haba debatido y haba luchado para detener ese ltimo instante de conciencia, sabiendo que en efecto sera el ltimo; nunca despertara.

    Los gobiernos humanos haban abolido la pena de muerte mucho tiempo atrs. Con demasiada frecuencia, pocos aos despus de la ejecucin del prisionero, nuevas evidencias solan demostrar que el condenado haba sido inocente. La muerte converta el error en irrevocable, lo cual incomodaba a todo el sistema judicial. La caja de estasis mantena al prisionero alejado de la sociedad, pero siempre poda ser sobresedo y vuelto a la vida. Nada de prisiones, nada de recuerdos traumticos por la asociacin con criminales reincidentes, nada de motines en las crceles, ninguna necesidad de consejeros, de recreacin, de rehabilitacin. Slo haba que encerrarlos en una caja de estasis, dejarlos envejecer naturalmente para que al final murieran en la inconsciencia, en el olvido... a menos que se demostrara su inocencia. Entonces, siempre podan sacarlos de all.

    Pero, pens Paul Harrel, nadie conseguira probar que l era inocente. Era ms culpable que el demonio y, lo que es ms, l mismo lo haba admitido y haba intentado con todas sus fuerzas que lo mataran antes de capturarlo. Adems, se haba asegurado de llevarse diez policas por delante, para que legalmente no pudieran concederle la opcin de Rehabilitacin.

    El resto de sus hombres, los que no resultaron muertos, fueron a rehabilitacin dciles como ovejas, para acabar transformados en

    esas nadas conformistas que es lo nico que admiten en este estpido mundo. Garitos domsticos. Fenmenos sin coraje. Y hasta el final, Paul advirti que el juez y sus asesores legales esperaban que l se desmoronara y suplicara la clemencia del ejecutivo, una oportunidad de ir a Rehab, para que ellos pudieran meterse en su cabeza con drogas, reeducacin y lavado de cerebro, con el propsito de convertirlo en un nadie y que siguiera a los otros marcando el paso a travs de lo que ellos llamaban vida.

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    Pero yo no, gracias. Yo no quera jugar a su condenado juego. Al terminar mi turno, estaba dispuesto a irme, y me fui.

    Haba sido una buena vida mientras dur. Se haba burlado de sus estpidas leyes porque durante aos ellos no alcanzaron siquiera a sospechar que alguien pudiera transgredir sus leyes salvo accidentalmente o por ignorancia! l haba tenido todas las mujeres que haba querido, todos los lujos.

    Sobre todo mujeres. l no participaba en los juegos estpidos a que las mujeres solan empujar a los hombres. l era un hombre, y si ellas queran un hombre en vez de una oveja, tenan que aprender enseguida que Paul Harrel no jugaba segn sus reglas conformistas y de castrados.

    Esa condenada mujer que me ech encima a la polica. Probablemente su madre le haba enseado que deba gritar si la violaban, o si el

    hombre no se pona de rodillas y finga ser un capn, un estpido sin pelotas que permitiera que una mujer lo arrastrara de la nariz... y que no la tocara salvo cuando ella se lo permita! Demonios, l saba ms. Eso era lo que las mujeres queran y lo que les gustaba: que un hombre las tomara sin aceptar un no como respuesta. Bien, ella lo haba descubierto; Paul no entrara en ese juego, ni siquiera con la caja de estasis pendiendo sobre su cabeza. Ella probablemente supuso que l gimoteara pidiendo la oportunidad de ir a Rehab... para que lo convirtieran en un maricn que ella pudiera arrastrar de las pelotas!

    Bien, al diablo con ella, se despertar todas las noches de su vida, recordando que al menos una vez tuvo a un verdadero hombre...

    Cuando Paul Harrel lleg a ese punto de sus recuerdos, se sent y observ. No estaba en la caja de estasis, pero tampoco en ningn lugar que recordara. Todo habra sido una pesadilla: la muchacha, la rebelin, el combate contra la polica, el juez, el juicio, la caja de estasis...

    Habra estado alguna vez all, habra ocurrido todo eso en el pasado? En ese caso, quin lo haba sacado? Yaca sobre un mullido colchn, estaba cubierto con sbanas rsticas pero limpias,

    gruesas mantas de lana y edredones de piel. A su alrededor brillaba una luz tenue y rojiza. Extendi la mano y descubri que la luz entraba a travs de gruesos cortinajes que rodeaban la cama, que l se encontraba en una alta cama doselada como las que haba visto una vez en un museo, y que las cortinas que rodeaban la cama filtraban la luz. Cortinas rojas.

    Las abri. Se encontraba en una habitacin que nunca haba visto con anterioridad. No slo se trataba de eso, sino que en su vida haba visto nada que se le pareciera remotamente.

    Una cosa era condenadamente segura; no estaba en la caja de estasis, a menos que una parte del castigo consistiera en una serie de sueos exticos. Tampoco se encontraba en ninguna parte del centro de Rehab. En realidad, pens mientras miraba a travs de la alta

    ventana de medio punto al sol enorme y rojo que se vea ms all, no estaba en absoluto en Alfa, ni en Terra, ni en ninguno de los planetas de los Mundos Confederados que hubiera visitado antes.

    Tal vez esto fuera el Valhalla, o algo as. Circulaban viejas leyendas sobre el lugar perfecto de los guerreros que haban muerto como hroes. Sin duda l haba cado combatiendo; en el juicio declararon que haba matado a ocho policas y que haba dejado a otro invlido de por vida. Haba cado como un hombre, no como un conformista con el cerebro lavado; no haba gemido como un cobarde ni haba suplicado que le dieran la oportunidad de arrastrarse de rodillas un poco ms en un mundo que no senta el menor respeto por quienes preferan morir de pie.

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    De todas maneras, estaba fuera de la caja, lo cual era un buen punto de partida. Sin embargo estaba desnudo y todava tena el cabello muy corto, como cuando lo haban encerrado en la caja. No. Le haban afeitado la cabeza, de modo que haba estado all dentro un par de meses, porque ahora notaba en la cabeza el suave crecimiento.

    Mir alrededor. El cuarto tena el suelo de piedra, con algunas alfombras de piel. No haba mobiliario salvo la cama y una pesada cmoda tallada de madera oscura.

    De pronto, aunque todava le dola la cabeza, record otra cosa: un dolor ardiente, relmpagos azules rodendolo, un crculo de caras, una cada desde una gran altura, dolor y despus un hombre. Un hombre con su propia cara y su propia voz preguntndole: Quin eres t? Eres el diablo, por casualidad?

    Viejas leyendas. Si encuentras a un hombre con tu misma cara, si encuentras a tu doble, tu doppelganger, ests listo; o bien es el diablo o un anuncio de la muerte. Pero l haba muerto, prcticamente, cuando lo haban encerrado en la caja de estasis. Entonces, qu ms podan hacerle? De todos modos, eso haba sido un sueo. O no? Acaso, cuando lo metieron en la caja, lo haban clonado y le haban lavado el cerebro a su clon para que fuera el ciudadano conformista y respetable que siempre haban deseado que l fuera?

    De alguna manera, algo lo haba trado hasta aqu. Pero quin, cundo y cmo? Y, sobre todo, por qu?

    Entonces se abri la puerta y entr el hombre con su mismo rostro. No era un parecido, como el de hermanos o gemelos. Era l. Como l, el hombre tena cabello rubio, pero espeso, largo y recogido en una trenza

    apretada atada con una cuerda roja. Paul nunca haba conocido a nadie que llevara el pelo de esa manera.

    Nunca haba visto a un hombre vestido como aquel hombre, con prendas de gruesa lana y cuero, un chaquetn de cuero con tiras sobre una gruesa tnica de lana sin teir, pantalones de cuero, botas altas. Ahora que Paul estaba en parte destapado, advirti que en el cuarto haca fro, suficiente fro como para que esas ropas cobraran sentido. A travs de la ventana descubri una espesa capa de nieve que cubra el suelo. Bien, ya saba que no estaba en Alfa; si le hubiera quedado alguna duda, las suaves sombras prpuras sobre la nieve y el gran sol rojo la habran disipado.

    Pero ms all de todo eso, estaba el hombre con su misma cara. No era una mera semejanza ni un parecido que fuera a desaparecer al acercarse. Ni siquiera se trataba de la imagen que l vea en el espejo, invertida, sino el rostro que haba visto cuando observaba el vdeo de s mismo, durante el juicio.

    Un clon, si alguien aparte de los ricos excntricos pudieran permitirse algo semejante. Una rplica absoluta e idntica de s mismo, hasta el mentn hendido y la pequea y parda marca de nacimiento en el pulgar izquierdo. Qu demonios est pasando aqu?

    Quin demonios eres t? pregunt. He venido a hacerte la misma pregunta respondi el hombre del chaquetn de

    cuero. Paul registr la extraeza de las slabas. Sonaban vagamente parecidas al espaol

    antiguo, un idioma del que Paul slo conoca unas pocas palabras. Sin embargo, comprendi a la perfeccin lo que deca el extrao, y eso lo asust ms que cualquier otra cosa que hubiera ocurrido hasta el momento. Se estaban leyendo los pensamientos.

    Diablos espet. T eres yo! No del todo replic el otro hombre, pero casi. Por eso te trajimos hasta aqu. Aqu repiti Paul, como si se aferrara a la palabra. Dnde es aqu? Qu

    mundo es ste? Y cmo he llegado hasta aqu? Quin eres t?

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    El hombre meneo la cabeza, y una vez ms Paul tuvo la pavorosa sensacin de estar contemplndose a s mismo.

    El sol es el sol dijo, y estamos en lo que llaman los Cien Reinos, ste es el reino de Asturias. En cuanto a qu mundo es ste, lo llaman Darkover, y es el nico mundo que conozco. Cuando era nio me contaron una fbula acerca de la existencia de otras estrellas parecidas a nuestro sol, con miles de millones de otros mundos que giraban alrededor de ellas, como el nuestro, pero siempre sospech que eran historias para asustar a los bebs y a las nias. Sin embargo, anoche vi y o cosas ms extraas que sa. La brujera de mi padre te trajo hasta aqu, y si quieres saber por qu debes preguntrselo a l. Pero no pretendemos hacerte dao.

    Paul apenas si atendi a la explicacin. Miraba fijamente al hombre con su rostro, su cuerpo, sus propias manos, tratando de comprender qu senta por el hombre.

    Su hermano. l mismo. l me comprendera. Las ideas se apiaban en su mente. Al mismo tiempo, envolvindolas, sinti una ira

    sbita: Cmo se atreve a andar por ah con mi cara? Y luego, con total confusin: Si l es yo, entonces, quin demonios soy yo? El otro hombre pronunci la pregunta en voz alta: Si t eres yo dijo con los puos apretados, entonces, quin soy yo ? Tal vez eres el diablo, despus de todo contest Paul, con una spera especie de

    carcajada. Cmo te llamas? Bard respondi el hombre, pero me llaman Lobo. Bard di Asturien, el Lobo de

    Kilghard. Y t? Mi nombre es Paul Harrel dijo, mareado. Era todo esto un sueo raro producido por la caja de estasis? Habra muerto y renacido en

    el Valhalla? Nada de todo esto tena sentido para l. Nada en absoluto. Siete aos antes...

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    LIBRO PRIMERO LOS HERMANOS DE CRIANZA

    La luz se filtraba por cada ventana y cada resquicio del castillo Asturias: esa noche era

    de gran celebracin para el rey Ardrin de Asturias, pues iba a prometer a su hija Carlina con su hijo de crianza y sobrino, Bard di Asturien, hijo de su hermano, don Rafael de High Fens. Casi todos los nobles de Asturias y algunos de los reinos vecinos haban venido a hacer honores al compromiso y a la hija del rey, y el patio estaba encendido de brillos: extraos caballos y bestias de montar que haba que albergar en los establos, nobles ricamente vestidos, plebeyos que se apiaban para espiar lo que pudieran desde el otro lado de las puertas y para aceptar las raciones de comida, vino y dulces que las cocinas prodigaban a todos los asistentes, criados que corran de aqu para all llevando recados autnticos o inventados.

    En lo alto del castillo, en las aisladas habitaciones de las mujeres, Carlina di Asturien mir con disgusto a los velos bordados y la tnica de terciopelo azul, bordada con perlas de Temora, que llevara para la ceremonia de compromiso. Tena catorce aos, era una joven esbelta y plida, de largas trenzas oscuras recogidas detrs de las orejas y grandes ojos grises que eran su nico rasgo hermoso en un rostro demasiado

    pensativo y delgado para ser bello. Tena la piel enrojecida alrededor de los ojos; haba estado llorando largo rato.

    Vamos, vamos la urgi su niera Ysabet. No debes llorar de este modo, chiya. Mira ese bello vestido; nunca tendrs otro tan bonito. Adems, Bard es apuesto y valiente, pinsalo, tu padre lo nombr portaestandarte por su valenta en la batalla de Snow Glens. Y, despus de todo, querida nia, no es como si tuvieras que casarte con un extrao. Bard es tu hermano adoptivo, criado aqu en la casa del rey desde que tena diez aos. Bien, cuando erais nios, siempre jugabais juntos, yo cre que lo amabas...

    Y lo amo... como a un hermano susurr Carlina. Pero casarme con Bard... no, aya, no quiero. No quiero casarme con nadie, en absoluto...

    Eso es una tontera espet la mujer ms vieja, chistndola, y sostuvo la tnica bordada con perlas para que la joven se la pusiera.

    Carlina se someti como una mueca a quien vistieran, sabiendo que de nada le valdra oponerse.

    Y por qu no quieres casarte con Bard, entonces? Es guapo y valiente. Cuntos jvenes se distinguen como l antes de cumplir diecisis aos? pregunt Ysabet. Estoy segura de que algn da ser general de los ejrcitos de tu padre. No pensars mal de l porque es nedestro, verdad? El pobre muchacho no eligi nacer de una mujer que slo fue un antojo de su padre, en vez de nacer de su legtima esposa!

    Carlina esboz una sonrisa ante la idea de que alguien pudiera decirle a Bard pobre muchacho.

    Su niera le pellizc la mejilla y le dijo: Bien, eso s que conviene a la noche de tu compromiso: una sonrisa! Deja que te haga bien

    los lazos. Tir de las cintas, luego las anud. Sintate aqu, cario, mientras te ato las sandalias. Mira qu hermosas, tu

    madre pidi que hicieran juego con el vestido, cuero azul con perlas! Qu bonita ests, Carlie, como una flor azul! Deja que te ponga estas cintas en el pelo. No creo que esta

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    noche haya una novia ms bella en nueve reinos. Sin duda Bard es digno de ti, tan rubio y t morena...

    Qu lstima replic Carlina con sequedad, que no pueda casarse contigo, ya que te gusta tanto.

    Oh, vamos, l no me querra a m, vieja y marchita como estoy! contradijo Ysabet, ocupada con as cintas. Un apuesto guerrero joven como Bard debe tener una novia joven y hermosa, y eso es lo que su padre ha dispuesto. No entiendo por qu la boda no se celebra tambin esta misma noche.

    Porque yo le supliqu a mi madre, y ella habl por m ante mi padre y seor, y l consinti en que no me casara hasta los quince aos respondi Carlina. La boda se celebrar dentro de un ao, en el festival del Solsticio de Verano.

    Cmo soportas esperar tanto? Que Evanda te bendiga, nia, si yo tuviera un amante joven y apuesto como Bard me consumira la impaciencia.

    La mujer vio que Carlina esbozaba un gesto de disgusto y sigui hablando con mayor suavidad.

    Tienes miedo del lecho matrimonial, nia? Ninguna mujer ha muerto jams por eso, y no dudo de que te resultar placentero, pero te resultar menos atemorizador desde el principio, ya que tu esposo ha sido tambin tu compaero de juegos y tu hermano de crianza.

    Carlina mene la cabeza. No, no es eso, niera, aunque, como te dije, no me interesa el matrimonio. Preferira

    pasar mi vida en castidad y haciendo buenas obras con las sacerdotisas de Avarra. Que el cielo nos proteja! exclam la mujer con expresin consternada. Tu padre jams lo permitira! Lo s, aya. La diosa sabe que rogu a mi padre que me evitara este matrimonio y me

    permitiera marcharme, pero l me record que yo soy una princesa y que mi deber era casarme para sellar as alianzas poderosas para el trono. Como mi hermana Amalie, que ya ha sido enviada a casarse con el rey Lorill de Scathfell. Ms all del Kadarin, pobre chica, sola en esas montaas del norte, y mi hermana Manila fue casada al sur, en Dalereuth.

    Te molesta que ellas se hayan casado con prncipes y reyes, y t tan slo con el hijo bastardo del hermano de tu padre?

    Carlina mene la cabeza. No, no dijo con impaciencia. S lo que quiere padre: desea que exista un

    vnculo fuerte entre Bard y l, para que algn da Bard sea su ms fuerte campen y protector. No pens en m, ni en Bard. Es tan slo una de las maniobras de mi padre, destinadas a proteger el trono y el reino!

    Bien suspir la niera, la mayora de los matrimonios se celebran por razones menos dignas que sa.

    Pero no es necesario objet Carlina, impaciente. Bard estara satisfecho con cualquier mujer, y mi padre podra haber encontrado a alguna de sangre noble que contentara la ambicin de Bard. Por qu forzarme a pasar la vida con un hombre a quien no le importa que sea yo, Carlina, o cualquier otra, siempre que sea de alta cuna para satisfacer su ambicin, y que tenga un rostro bonito y un cuerpo dispuesto! Por piedad de Avarra, crees que no s que hasta la ltima criada del castillo ha compartido su cama? Despus se jactan de ello!

    En cuanto a eso replic Ysabet, l no es mejor ni peor que cualquiera de tus hermanos o de tus hermanos de crianza. No puedes reprochar a un joven porque ande con mujeres, y al menos sabes por los alardes de ellas que no es invlido ni un invertido. Cuando est casado contigo, simplemente tendrs que darle en tu cama lo suficiente para mantenerlo alejado de las otras.

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    Carlina hizo un gesto de disgusto ante esta vulgaridad. Les doy la bienvenida asever, y no les disputar el lugar en la cama de Bard. Sin

    embargo, he odo decir algo peor: que l no acepta negativas, que si una muchacha se resiste, o si l tiene motivos para pensar que se negar, su orgullo es tan grande que pone sobre la mujer una compulsin, un encantamiento, de modo que ella no pueda rechazarlo y vaya a la cama contra su voluntad, sin el poder de impedirlo.

    He odo decir que algunos hombres tienen ese laran admiti Ysabet con un esbozo de sonrisa. Es una cosa til, aun en el caso de un joven apuesto y valeroso, pero nunca he tenido mucha fe en esos cuentos de hechizos. Qu mujer joven necesita ser hechizada para ir a la cama de un hombre joven? Sin duda, usan ese viejo cuento para excusarse si las encuentran con la barriga hinchada fuera de poca...

    No, aya objet Carlina. S que al menos en un caso es cierto, porque se trata de mi antigua doncella, Lisarda, una buena chica, y ella me dijo que no pudo impedirlo.

    Cualquier sucia dice despus que no pudo evitarlo! espet Ysabet con una spera carcajada.

    No la interrumpi Carlina con furia, Lisarda apenas tiene doce aos, es hurfana de madre y apenas saba qu deseaban de ella, slo que no pudo elegir, tuvo que hacer lo que l quera. Pobre, no era ms que una nia; despus llor en mis brazos y me vi en aprietos para explicar por qu un hombre poda desear a una mujer de esa manera...

    Ysabet frunci el ceo. Me preguntaba qu le habr pasado a Lisarda... murmur. A m me resulta difcil perdonar a Bard por haber tratado as a una chica joven que

    jams le haba hecho dao alguno espet Carlina, todava furiosa. Bien, bien suspir la vieja niera, los hombres se comportan as de vez en

    cuando, y se espera que las mujeres lo acepten. No veo por qu! As es el mundo dijo Ysabet, luego se sobresalt y mir el reloj de la pared. Ven,

    Carlina, cario, no debes llegar tarde a tu propio compromiso. Carlina se incorpor y exhal un suspiro de resignacin mientras su madre, la reina

    Ariel, entraba en la habitacin. Ests lista, hija ma? La reina examin a la joven de la cabeza a los pies, desde las trenzas recogidas debajo de

    las orejas hasta las delicadas pantuflas azules bordadas con perlas. No habr novia ms bonita, al menos en los Cien Reinos. Lo has hecho bien,

    Ysabet. La anciana se inclin en una reverencia, agradeciendo el cumplido. Slo te falta un toque de maquillaje en el rostro, Carlie, tienes los ojos enrojecidos

    coment la dama. Trae la polvera, Ysabet. Carlina, has estado llorando? Carlina agach la cabeza y no respondi. No corresponde que una novia derrame lgrimas, y esto es tan slo tu compromiso

    declar su madre con firmeza. Con sus propias manos puso un poco de polvo sobre los prpados de la joven. Ya est. Ahora un toque de lpiz aqu, en las cejas... prosigui, indicando a Ysabet que preparara el maquillaje. Encantadora. Ven, querida, mis damas esperan...

    Hubo un pequeo coro de exclamaciones admirativas cuando Carlina, con sus atavos de novia, se uni a las mujeres.

    Ariel, reina de Asturias, acompaada por sus damas, tendi la mano a Carlina.

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    Esta noche te sentars entre mis damas, y cuando tu padre te llame, te adelantars y te reunirs con Bard ante el trono explic su madre.

    Carlina mir el rostro sereno de su madre y baraj la posibilidad de un ltimo ruego. Saba que a su madre no le gustaba Bard, aunque por razones equivocadas: simplemente objetaba a su condicin de bastardo. Nunca le haba gustado que fuera hermano de crianza de Carlina y de Beltrn. Sin embargo, no era su madre quien haba concertado este matrimonio, sino su padre. Adems, saba que el rey Ardrin no acostumbraba prestar demasiada atencin a lo que decan sus parientes femeninas. Su madre slo haba logrado de l la concesin de que Carlina no se casara hasta que hubiese cumplido los quince aos.

    Cuando me llamen para comprometerme gritar y me negar a hablar, responder con un no cuando pidan mi consentimiento, saldr corriendo del recinto...

    Pero en lo ms profundo de su corazn, Carlina saba que no hara ninguna de esas cosas impropias, sino que pasara por la ceremonia con todo el decoro que corresponda a una princesa de Asturias.

    Bard es un soldado, pens con desesperacin, tal vez muera en combate antes de la boda; y luego se sinti culpable, porque en un tiempo haba querido a su compaero de juegos y hermano de crianza. Rpidamente enmend sus pensamientos: tal vez encuentre a otra mujer con la que desee casarse, tal vez mi padre cambie de idea...

    Avarra, diosa piadosa, Gran Madre, compadcete de m, evtame esta boda de alguna manera.

    Furiosa, desesperada, parpade para contener las lgrimas que de nuevo amenazaban con inundarle los ojos. Su madre se enfadara si los humillaba a todos de este modo.

    En una habitacin ms baja del castillo, Bard di Asturien, hijo de crianza del rey y su portaestandarte, se vesta para su compromiso con la ayuda de sus dos camaradas y hermanos de crianza: Beltrn, el hijo del rey, y Geremy Hastur, quien, al igual que Bard, haba sido criado en la casa del rey, pero era el hijo menor del seor de Carcosa.

    Los tres jvenes tenan pocas cosas en comn. Bard era alto y de poderosa contextura, ya convertido en un hombre adulto, con espeso cabello rubio recogido en una trenza de guerrero en la parte posterior de la cabeza, con los brazos fuertes y los grandes msculos de un espadachn y un jinete. Superaba en estatura a los otros dos, como un joven gigante. El prncipe Beltrn tambin era alto, aunque no tanto como Bard, sin embargo todava era delgado y esbelto como un potrillo, huesudo con la redondez de un muchacho, y en sus mejillas se vea la pelusa tpica de la primera barba. Tena el cabello corto y rizado, pero tan rubio como el de Bard.

    Geremy Hastur era el menor de los tres, pelirrojo y de rostro delgado, con agudos ojos grises y la rapidez de un halcn o de un hurn. Llevaba ropas oscuras y sencillas, la vestimenta de un erudito ms que de un guerrero, y sus modales eran tranquilos y poco ampulosos.

    Ahora levant la vista para mirar a Bard y coment, riendo: Tendrs que sentarte, hermano de crianza. Ni yo ni Beltrn alcanzamos a atarte la cuerda roja alrededor de la trenza! Y no puedes

    asistir a la ceremonia sin ella! Desde luego que no asinti Beltrn, empujando a Bard para que se sentara-.

    Ya est, Geremy, tala t, tus manos son ms hbiles que las mas o las de Bard. Recuerdo el otoo pasado, cuando le cosiste la herida a ese guardia...

    Bard solt una risita mientras bajaba la cabeza para que sus amigos pudieran atarle la cuerda roja que simbolizaba su condicin de guerrero probado en el combate y reconocido por su valenta.

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    Siempre cre que eras cobarde, Geremy, que no luchabas y que tenas las manos tan suaves como Carlina coment. Sin embargo, cuando te vi hacerlo, decid que eras ms valiente que yo, ya que en tu lugar no hubiera podido hacerlo. Creo que es una lstima que no haya cuerda roja para ti!

    Pero entonces tendramos que dar una cuerda roja a cada mujer que tiene un hijo, o a cada mensajero que pasa sin ser visto a travs de las filas enemigas observ Geremy, con su voz calma. La valenta adopta muchas formas. Creo que yo puedo arreglrmelas sin trenza de guerrero y sin cuerda roja.

    Tal vez, en el futuro dijo Beltrn, cuando llegue el da en que yo gobierne sobre estas tierras... y que largo sea el reinado de mi padre!..., tal vez podamos recompensar otra forma de valenta adems de la que vemos en el campo de batalla. Qu te parece, Bard? T sers mi campen entonces, si todos vivimos lo suficiente. De repente frunci el ceo a Geremy y dijo: Qu te pasa, hombre?

    Geremy Hastur mene su cabeza pelirroja. No lo s dijo. Un sbito escalofro; tal vez, como dicen en las montaas, algn

    animal orin la tierra donde estar mi tumba. Termin de enroscar la cuerda roja alrededor de la trenza de guerrero de Bard, le entreg

    la espada y la daga y lo ayud a ponrselas. Soy soldado, s muy poco acerca de otras clases de valenta dijo Bard. Visti su bordada capa de ceremonias, de color rojo brillante, para hacer juego con la

    cuerda roja enroscada todo a lo largo de su trenza. Creedme que hace falta ms valenta para enfrentar esta tontera esta noche...

    prefiero enfrentarme a mis enemigos espada en mano! Qu es esta charla de enemigos, hermano de crianza? pregunt Beltrn,

    observando a su amigo. Sin duda no tienes enemigos en el saln de mi padre! Ya cuntos hombres de tu edad se les ha concedido una cuerda de guerrero, y han sido nombrados portaestandartes del rey en el campo de batalla antes de cumplir los diecisis aos? Y cuando mataste a don Ruyven de Serris y a su escudero, salvando dos veces la vida del rey en Snow Glen...

    Bard mene la cabeza. Lady Ariel no me quiere. Si pudiera, impedira mi matrimonio con Carlina. Y est

    furiosa porque fui yo, y no t, Beltrn, quien gan renombre en el campo de batalla. Beltrn mene la cabeza. Quiz sean simplemente cosas de madre aventur. Para ella no basta con que yo

    sea prncipe y el heredero del trono de mi padre, sino que tambin debo tener renombre como guerrero. O tal vez... prosigui, tratando de bromear, pero Bard advirti que tambin haba amargura en su voz teme que tu valenta y tu renombre hagan que mi padre piense mejor de ti que de su propio hijo.

    Bien, Beltrn, has tenido la misma enseanza que yo replic Bard, t tambin pudiste haber ga-

    nado la condecoracin de soldado. Es la suerte de la guerra, supongo, o la suerte en el campo de batalla.

    No objet Beltrn. No soy guerrero por naturaleza y carezco de tu talento para el combate. Todo lo que puedo hacer es comportarme honrosamente y cuidar mi pellejo matando a cualquiera que intente atacarme.

    Bien, creme, Beltrn, eso es todo lo que yo hago dijo Bard entre risas. Pero Beltrn mene la cabeza con expresin sombra.

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    13

    Algunos hombres son guerreros naturales, otros aprenden a serlo; yo no soy ninguna de ambas cosas.

    Geremy interrumpi, tratando de aligerar el tono de la conversacin. Pero no es necesario que seas un gran soldado, Beltrn, debes prepararte para

    gobernar Asturias algn da, y entonces podrs tener tantos guerreros como quieras, y si ellos te sirven bien, no importar mucho que t sepas por qu extremo hay que aferrar la espada. T sers quien mande a todos los soldados, y tambin a todos tus hechiceros. Me aceptars entonces como uno de tus laranzu?

    Us el antiguo trmino por hechicero, y Beltrn sonri y le palme el hombro. De modo que tendr un hechicero y un guerrero entre mis hermanos de crianza, y

    los tres gobernaremos juntos Asturias, defendindola contra sus enemigos, en el combate y en la hechicera! Pero, por los dioses, que tarde mucho en llegar ese da. Geremy, enva otra vez a tu paje al patio para ver si ha llegado el padre de Bard a presenciar el compromiso de su hijo.

    Geremy dirigi un gesto hacia el joven que esperaba para llevar sus recados, pero Bard mene la cabeza.

    Ahrrale el trabajo al nio dijo, mientras su mandbula se endureca. No vendr, y ni siquiera es necesario fingir que pueda

    hacerlo, Geremy. Pero el compromiso es el verdadero vnculo objet Beltrn. Desde el

    momento del compromiso, Carlina y t seris cnyuges legales, y ella no podr aceptar a ningn otro mientras t vivas! Mi madre opina que Carlina es demasiado joven para la cama, y por eso retrasarn un ao esa parte de la ceremonia. Pero Carlina es tu esposa, y t, Bard, eres mi hermano.

    Lo dijo con una sonrisa tmida, y Bard, a pesar de su expresin impasible, se conmovi. Probablemente sa sea la mejor parte de todo dijo. Pero me asombra que don Rafael no venga a presenciar tu compromiso! agreg

    Geremy. Sin duda se ha enterado de que fuiste condecorado en el campo de batalla por tu valenta, que eres el portaestandarte del rey, que mataste a don Ruyven y a su escudero de un solo golpe... si mi padre se enterara de esas cosas con respecto a m, estara loco de placer y de orgullo!

    Oh, no dudo de que mi padre est orgulloso de m declar Bard, y su rostro se contorsion en una expresin de amargura extraa para alguien tan joven. Pero l escucha en todo a lady Jerana, que es su esposa legal, y ella nunca ha olvidado que l traicion su lecho cuando ella no le dio un hijo durante doce aos de matrimonio, ni tampoco ha perdonado nunca a mi madre por haberle dado un hijo. Tambin le molest que mi padre me criara en su propia casa, y me entrenara con las armas y me enseara los modales cortesanos, en vez de hacerme educar para manejar el arado o para remover la tierra y cultivar hongos.

    Tendra que haberse alegrado de que alguien diera a su esposo un hijo, si ella no poda hacerlo apunt Beltrn.

    Bard se encogi de hombros. se no es el estilo de lady Jerana! En cambio, se rode de leroni y hechiceras. La

    mitad de sus damas de compaa tienen el pelo rojizo y son brujas entrenadas, hasta que tarde o temprano una de ellas, gracias a un hechizo, cur su esterilidad. Entonces dio a luz a mi hermano pequeo, Alaric. Cuando mi padre ya no poda negarle nada porque le haba dado un hijo legtimo y heredero, se las arregl para librarse de m. Oh, Jerana fue muy amable mientras no tuvo a su propio hijo. Pretenda ser una verdadera madre para m, pero yo vea que detrs de cada uno de sus besos se ocultaba un golpe! Creo que tema que ocultara

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    la luz de su propio hijo, porque Alaric era pequeo y enfermizo, y yo era fuerte y sano, y me odiaba an ms porque Alaric me quera.

    Yo hubiera credo adujo Beltrn que ella estara satisfecha de que su hijo tuviera un hermano fuerte, un protector, alguien que se ocupara de l...

    Quiero a mi hermano dijo Bard. A veces pienso que no hay nadie ms que l en el mundo a quien le importe si vivo o muero. Desde que Alaric tuvo edad suficiente para distinguir un rostro de otro, me sonri y me tendi los brazos para que lo subiera a mis espaldas y me rogaba que lo llevara a dar un paseo en mi caballo. A lady Jerana no le pareca adecuado que un medio hermano bastardo fuera el compaero de juegos y guardin preferido de su principito. Ella deseaba que los compaeros de su hijo fueran prncipes e hijos de nobles! Entonces lleg un momento en el que slo poda ver a Alaric mediante ardides, y una vez se enfureci porque me escurr sin permiso en el cuarto del prncipe, que estaba enfermo. Era un nio de cuatro aos, y ella se enoj porque su hermano poda hacerlo dormir cantndole, y no quera dormir con ella.

    El rostro de Bard se haba endurecido en una expresin amarga, concentrada en el pasado.

    Despus, no dej en paz a mi padre hasta que consigui que me enviara lejos. Y l, en vez de imponerle silencio y de mandar en su propia casa, como debe hacerlo un hombre, prefiri tener paz en su cama y en su chimenea, de forma que me envi lejos de mi hogar y de mi hermano.

    Beltrn y Geremy quedaron momentneamente acallados por la amargura de Bard. Despus Geremy lo palme en un brazo y le dijo, con una ternura casi tmida:

    Bien, esta noche tienes dos hermanos que estarn a tu lado, y muy pronto tendrs parientes aqu.

    La sonrisa de Bard fue sombra, inflexible. La reina Ariel no me quiere ms que mi madrastra. Estoy seguro de que encontrar la

    manera de volver a Carlina contra m, y tal vez tambin a vosotros dos. No acuso a mi padre, salvo por escuchar las palabras de una mujer. Que Zandru retuerza mis pies si alguna vez presto atencin a lo que dice una mujer!

    Nadie dira que aborreces a las mujeres, Bard ri Beltrn. Por lo que cuentan las criadas, es ms bien lo contrario. El da en que te acuestes con Carlina, habr llantos en toda Asturias!

    Oh, en cuanto a eso dijo Bard, haciendo un deliberado esfuerzo por ponerse a tono con la conversacin alegre, slo presto atencin a las mujeres en un solo lugar, y ya imaginars cul es.

    Sin embargo continu Beltrn, cuando ramos pequeos y estbamos todos juntos con las nias, recuerdo que siempre escuchabas a Carlina; solas trepar a un rbol al que nadie se atreva a subir solamente para buscar su gatito, y cuando ella y yo discutamos... muy pronto aprend a ceder, pues de lo contrario t me aporreabas! Siempre le dabas la razn.

    Oh... Carlina murmur Bard, y su expresin amarga se distendi en una sonrisa. Carlina no es como las dems mujeres. Yo no pronunciara su nombre junto al de las otras putas y perras de por aqu! Cuando est casado con ella, Creedme, no tendr tiempo para el resto! Os aseguro que no tendr que rodearse de hechizos como lo hizo lady Jerana para lograr que le sea fiel. Desde que llegu aqu, fue amable conmigo...

    Todos hubiramos sido amables contigo protest Beltrn, pero t no queras dirigirle la palabra a nadie y amenazabas con golpearnos...

    Sin embargo, Carlina que hizo sentir que la vez hubiera alguien a quien le importaba si yo viva o mora aleg Bard, y yo no luchara con ella. Ahora tu padre ha decidido

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    drmela en matrimonio, que es algo que nunca cre poder conseguir, al ser bastardo de mi padre, y medio hermano de Alaric, pero tal vez ahora tenga aqu un hogar.

    Aunque tengas que soportar a Carlina tambin? se burl Beltrn. Ella no es precisamente lo que yo elegira como esposa: flaca, morena, poco atractiva... casi preferira acostarme con el espantajo que ponen en un palo en los campos para ahuyentar a los cuervos!

    No espero que su hermano sea consciente de la belleza de Carlina, y adems no la amo por su belleza.

    Geremy Hastur, que tena el cabello rojo y el don del laran de la familia Hastur de Carcosa, el poder de leer los pensamientos incluso sin las piedras estelares que usaban las leroni o hechiceras, capt los pensamientos de Bard mientras los tres se dirigan al gran saln para la ceremonia del compromiso.

    En este mundo hay muchas mujeres para acostarse con ellas, pensaba Bard. Pero Carlina es diferente. Es la hija del rey; casndome con ella, ya no ser un bastardo

    y un don nadie, sino el portaestandarte y el campen del rey; tendr hogar, familia, hermanos, hijos algn da... A una mujer que pueda darme todo esto, le estar agradecido toda la vida; juro que nunca tendr motivos para, reprocharle a su padre que la haya dado en matrimonio al bastardo de su hermano.

    Desde luego, pens Geremy, sa era una razn suficiente para casarse. Tal vez no quiera a Carlina por s misma, sino como smbolo de todo lo que ella puede darle. Sin embargo, en el reino se establecen todos los das alianzas con menos justificaciones que sta. Y si es bueno con Carlina, seguramente ella estar satisfecha.

    Sin embargo sinti inquietud, porque saba que Carlina tema a Bard. l haba estado presente cuando el rey Ardrin le habl del matrimonio a su hija, y haba odo la exclamacin consternada de Carlina; tambin la haba visto llorar.

    Bien, no haba manera de evitarlo, el rey hara cumplir su voluntad y sin duda era correcto que recompensara a su portaestandarte, que era tambin su sobrino aunque bastardo, con honores y un buen matrimonio que lo incorporara a su propia casa: el gesto confirmara a Bard como campen del trono del rey Ardrin. Tal vez fuera una lstima por Carlina, pero tarde o temprano todas las jvenes eran entregadas en matrimonio, y podran haberla casado con algn viejo libertino, con algn cansado guerrero o incluso con algn bandido brbaro de alguno de los pequeos reinos que estaban ms all del Kadarin, si a su padre eso le hubiera parecido una buena manera de sellar una alianza con otro reino. En cambio, la estaba entregando a un pariente cercano, a uno que haba sido su compaero de juegos y su hermano de crianza y que la haba defendido en la infancia. Carlina se resignara muy pronto.

    A pesar de ello, sus ojos penetrantes advirtieron los prpados enrojecidos, incluso detrs de la capa de maquillaje. Alz la vista y

    mir compasivamente a Carlina, deseando que ella conociera a Bard tan bien como lo conoca l. Tal vez, si la joven comprenda a su prometido, atenuara su amargura, podra hacerlo sentir menos excluido, menos descastado entre los dems. Geremy exhal un suspiro, pensando en su propio

    exilio. Porque Geremy Hastur tampoco haba ido voluntariamente a la corte del rey Ardrin.

    Era el hijo menor del rey Istvan de Carcosa, y haba sido enviado a medias como rehn y a medias como diplomtico, para que lo criaran en la casa del rey Ardrin como smbolo de las relaciones amistosas existentes entre la casa real de Asturias y la casa de los Hastur de Carcosa. l hubiera querido ser el consejero de su padre, un hechicero, un laranzu toda su vida haba sabido que no tena madera de soldado, pero a su padre le haba parecido que ese hijo te sobraba y lo haba enviado a Asturias como rehn, tal como hubiera podido

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    enviar a su hija para que se casara lejos. Al menos, pens Geremy, Carlina no tendra que irse de casa debido a su matrimonio.

    Toda la corte se puso en pie ante la entrada del rey Ardrin. Bard, erguido junto a Beltrn, escuchando las exclamaciones de los heraldos, descubri que segua observando la multitud con la esperanza de que tal vez su padre hubiera decidido venir a ltimo momento, con la intencin de darle una sorpresa. Al advertir lo que haca, desisti y, furioso, se dedic a mirar hacia delante. Qu le importaba? El rey Ardrin se preocupaba por l ms que su propio padre, lo haba condecorado en combate, le haba otorgado una rica propiedad y una cuerda roja de guerrero, y tambin le haba concedido a su hija menor en matrimonio. Con todo eso, por qu deba preocuparse por su padre, que se

    quedaba en casa escuchando el veneno que la sucia bruja de Jerana verta en sus odos? Sin embargo, me gustara que mi hermano estuviera aqu. Me gustara que Alaric supiera

    que soy el campen del rey y su hijo poltico. Ya debe de tener siete aos, ahora... Cuando lleg el momento, dio un paso al frente, instado por Beltrn y Geremy.

    Carlina estaba de pie a la derecha del trono de su padre. A Bard le zumbaban los odos y apenas oy las palabras del rey.

    Bard mac Fianna, llamado Di Asturien, a quien he nombrado mi portaestandarte declam Ardrin de Asturias, te hemos llamado aqu esta noche para comprometerte con mi hija menor, la dama Carlina. Dime, Bard, es tu voluntad entrar en mi familia?

    La voz de Bard son perfectamente firme; le sorprendi porque interiormente temblaba. Supuso que era algo similar a entrar en combate: haba algo que te daba seguridad cuando debas mostrarte firme.

    Es mi voluntad, mi rey y seor. Entonces prosigui Ardrin, tomando la mano de Bard en una de las suyas, y la de

    Carlina en la otra, os ordeno que unis vuestras manos ante todos, y que os hagis la promesa.

    Bard sinti la mano de Carlina en la suya; era muy suave, con los dedos tan delgados que parecan no tener huesos. Estaba helada, y la joven no lo mir.

    Carlina dijo Ardrin, accedes a tener a este hombre como esposo? Ella susurr algo que Bard no alcanz a or. Supuso que era la frase formal de

    consentimiento. Al menos ella no se haba negado. Bard se inclin hacia delante, tal como exiga el ritual, y bes los labios temblorosos de la

    joven. Ella estaba temblando. Diablos! La joven le tena miedo? Oli el perfume floral de su cabello, de algn cosmtico que

    se haba puesto en el rostro. Cuando se retir, una punta del rgido cuello bordado de su vestido le ara un poco la mejilla. Bien, pens, ya haba tenido suficientes mujeres, muy pronto ella perdera el miedo en sus brazos, siempre lo hacan, aunque ahora pareciera una mueca rgida. La idea de tener a Carlina en su cama lo mareaba, casi lo desmayaba. Carlina. Suya para siempre, su princesa, su esposa. Entonces nadie podra volver a llamarlo bastardo, o descastado. Carlina, su hogar, su amada... suya. Sinti un nudo en la garganta mientras musitaba las palabras rituales.

    Ante los nuestros aqu reunidos, juro casarme contigo, Carlina, y protegerte siempre.

    Oy la voz de Carlina, apenas un murmullo. Ante los nuestros aqu reunidos... juro casarme con... pero por ms que se

    esforz no logr pronunciar su nombre. Maldita fuera la reina Ariel y sus planes estpidos para librarse de l! Deberan

    casarse y acostarse esta misma noche, para que Carlina le perdiera rpidamente el miedo! Al pensarlo, temblaba. Nunca haba deseado tanto a una mujer. Apret la mano sobre los

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    dedos de ella, tratando de tranquilizarla, pero slo percibi que la joven, involuntariamente, esbozaba un gesto de dolor.

    Que por siempre seis uno declar el rey Ardrin De mala gana, Bard solt la mano de Carlina. Juntos bebieron de una copa de vino que

    alzaron hasta sus labios. Ya estaba hecho: Carlina era su prometida. Ahora era demasiado tarde para que el rey cambiara de opinin. Bard advirti que hasta ese momento haba sentido que algo se interpondra entre l y su buena suerte, incluso mientras los dos asistan a la ceremonia de compromiso, que la malignidad de su madrastra, o la de la reina Ariel, se interpondra entre l

    y Carlina, quien significaba para l un hogar, un lugar, honor... Malditas todas las mujeres! Es decir, todas menos Carlina! Beltrn le dio un abrazo de pariente y le dijo: Ahora eres verdaderamente mi hermano! Y Bard sinti que de alguna manera Beltrn siempre haba estado celoso de su amistad

    con Geremy; ahora el vnculo con Beltrn era tan fuerte que Geremy no podra igualarlo. Beltrn y Geremy haban hecho el juramento de hermandad, con el ritual intercambio de dagas, antes de salir de la infancia. Nadie, pens Bard con un sbito acceso de resentimiento, le haba pedido a l que hiciera el juramento de bredin; no a l, bastardo y descastado. Ahora era el hijo poltico del rey, el esposo prometido de Carlina. El hermano poltico, aunque no el hermano de juramento, del prncipe Beltrn.

    De alguna manera le pareci que era ms alto; al echar un vistazo a uno de los largos espejos que adornaban el gran saln, le pareci que por una vez se vea apuesto, que era ms corpulento y de algn modo un hombre mejor del que siempre vea en el espejo.

    Ms tarde, cuando los msicos iniciaron la danza, l abri el baile con Carlina. La danza separaba las parejas y las recombinaba con pasos elaborados, para volver luego a reuniras; mientras pasaban una y otra vez uno junto al otro, uniendo sus manos y soltndolas, le pareci que Carlina se mostraba menos reticente a tomar su mano. Geremy estaba bailando con una de las damas ms jvenes de la reina, una doncella pelirroja llamada Ginevra. Bard ignoraba su apellido, la joven haba jugado con Carlina cuando ambas eran nias, y luego se haba convertido en dama de compaa. Bard se pregunt por un momento si Ginevra comparta el lecho de Geremy. Probablemente, qu

    hombre dedicara tanto tiempo y esfuerzo a una mujer si no era as? O tal vez Geremy todava trataba de conquistarla. Bien, en ese caso, Geremy era tonto. El propio Bard nunca se ocupaba de doncellas de alta cuna, ya que eran proclives a pedir demasiado en cuanto a lisonjas y promesas de devocin.

    Tampoco se ocupaba especialmente de las bonitas: haba descubierto que prometan ms pero daban menos. Ginevra era lo bastante vulgar como para mostrarse adecuadamente agradecida ante las atenciones masculinas. Pero qu haca pensando en esas cosas cuando tena a Carlina?

    O mejor dicho, reflexion con malhumor mientras la conduca a la mesa en busca de una copa de vino despus de la agitada danza, cuando no tena a Carlina... no todava! Un ao de espera! Maldicin, por qu habra hecho eso su madre?

    Carlina mene la cabeza cuando l hizo el gesto de volver a llenarle la copa. No, gracias, en realidad no me gusta, Bard... y creo que t ya has bebido lo

    suficiente observ con severidad. l estall. Preferira tener un beso tuyo antes que cualquier bebida! Carlina lo mir asombrada, luego su boca se extendi en una pequea sonrisa.

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    Bien, Bard, nunca haba escuchado palabras galantes de tu boca. Has estado tomando lecciones de cortesa de nuestro primo Geremy?

    No conozco palabras bonitas se avergonz Bard. Lo lamento, Carlina, quieres que aprenda el arte de cortejarte? Nunca he tenido tiempo para esas cosas.

    Y la parte que no lleg a pronunciar de su idea, con resentimiento: Geremy no tiene otra cosa que hacer,

    aparte de quedarse en casa y aprender a decir cosas agradables a las mujeres, fue perfectamente audible para Carlina.

    De repente la joven pens en Bard tal como haba sido cuando lleg al castillo para ser criado, tres aos atrs, cuando le haba parecido un gran patn del campo, que se negaba a utilizar los buenos modales que haba aprendido, ceudo, y que se resista a unirse a todos los juegos. Incluso entonces era ms alto que cualquiera de los dems, ms alto que la mayora de los hombres, y de complexin ms robusta. Tena poco inters en cualquier cosa que no fueran las lecciones de manejo de las armas y se pasaba el tiempo de ocio escuchando a los guardias que le contaban historias de las campaas de guerra. A ninguno de ellos les haba cado bien, pero Geremy afirm que estaba solo y se haba preocupado por instarlo a que se uniera a sus juegos.

    De pronto, la joven casi se compadeci del muchacho con el que acababa de comprometerse. No quera casarse con l, pero tampoco a l le haban consultado, y no cabra esperar que un hombre rechazara el matrimonio con la hija del rey. l se haba pasado una parte tan grande de su vida en la guerra o preparndose para la guerra que no era culpa suya si ignoraba los modales cortesanos de Geremy. Ella hubiera preferido casarse con Geremy... aunque, tal como le haba dicho a su niera, en realidad hubiera preferido no casarse con nadie. No porque amara locamente a Geremy, sino simplemente porque era un muchacho ms amable, y ella senta que lo comprenda mejor. Pero Bard pareca muy desdichado.

    Nos sentamos a conversar un rato? O prefieres volver a bailar? pregunt mientras apuraba las ltimas gotas de la copa, que no deseaba.

    Prefiero conversar dijo l. No soy bueno bailando... ni en ninguna de las artes cortesanas!

    Ella volvi a sonreira, mostrndole sus hoyuelos. Si eres lo bastante gil como para ser buen espadachn, y Beltrn me ha dicho que

    nadie te supera, tambin deberas ser buen bailarn. Y recuerda que solamos bailar juntos de nios, durante las lecciones. Pretendes que crea que has olvidado cmo bailar desde que tenas doce aos?

    Para decirte la verdad, Carlina dijo Bard con tono vacilante, me convert en hombre a muy temprana edad, cuando todos vosotros todava erais pequeos. Como era corpulento, siempre sent que mis pies eran todava ms grandes. Me consideraba un bruto! Cuando fui a la guerra, al combate, sent que mi tamao y mi peso me daban una ventaja, pero me resulta difcil pensar en m como cortesano.

    Algo de su confesin la conmovi intolerablemente. Le pareci que l nunca haba confiado as en nadie, y que ni siquiera lo haba pensado.

    No eres torpe, Bard rebati Carlina. Me pareces un buen bailarn. Pero si te sientes incmodo, no es necesario que vuelvas a bailar, al menos conmigo. Nos sentaremos un rato a conversar. Se volvi, sonriente. Tendrs que aprender a ofrecerme el brazo cuando cruzamos una habitacin juntos. Con ayuda de la diosa, tal vez consiga civilizarte algn da!

    Tienes entre manos una tarea ingente, damisela dijo Bard, y pos levemente la punta de los dedos sobre el brazo de Carlina.

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    Encontraron un asiento doble en un extremo del saln, fuera de la pista de baile, cerca de algunas personas mayores que estaban jugando a las cartas y a los dados. Uno de los servidores del rey se acerc a ellos, con la evidente intencin de reclamar una danza con Carlina, pero Bard lo mir con furia y el hombre descubri que tena algo urgente que hacer en otra parte.

    Bard extendi la mano que crea torpe y roz la sien de Carlina. Cuando estbamos ante tu padre, me pareci que habas estado llorando. Carlie,

    alguien te ha maltratado? Ella mene la cabeza. No dijo. Pero Bard era suficientemente telpata aunque cuando la leronis de la casa lo haba

    sometido a prueba, a los doce aos, haba dicho que no tena mucho laran como para percibir que ella no dira en voz alta la verdadera razn de sus lgrimas, y el joven logr adivinarla.

    Este matrimonio no te complace observ con expresin formidablemente ceuda, y sinti que ella retroceda una vez ms, tal como lo haba hecho antes, cuando l le haba apretado la mano.

    Carlina agach la cabeza. No tengo deseo de casarme dijo por fin y llor porque nadie pregunta a una

    muchacha si desea ser entregada en matrimonio. Bard volvi a fruncir el ceo. Apenas daba crdito a sus odos. Qu hara una mujer, en nombre de Avarra, si no se casara? No querrs quedarte en

    tu casa todos los das de tu vida, hasta que seas vieja? Me gustara tener la posibilidad de hacerlo, si as lo deseara replic Carlina. O tal

    vez quiera elegir por m misma con quin casarme. Pero en realidad preferira no contraer matrimonio. Me gustara ir a una Torre como leronis, tal vez conservar mi virginidad para la Vista, como lo han hecho algunas viejas doncellas, o tal vez me gustara vivir entre las sacerdotisas de Avarra, en la isla sagrada, perteneciendo tan slo a la diosa. Eso te parece extrao?

    S admiti Bard. Siempre he odo decir que el mayor deseo de todas las mujeres es casarse tan pronto como sea posible. Y as es, en la mayora de los casos, pero por qu las mujeres no podran ser tan

    diferentes entre s como t y Geremy? T eliges ser soldado, y l convertirse en un laranzu; acaso diras que todo el mundo debera preferir ser guerrero?

    Con los hombres es diferente acot Bard. Las mujeres no comprenden estas cosas, Carlie. T necesitas un hogar, nios y alguien que te ame.

    Tom la mano de ella y se llev los dedos suaves y pequeos a los labios. Carlina sinti una sbita furia, mezclada con una corriente de compasin. Tena ganas de asestarle una furiosa respuesta, pero l la miraba con tanta suavidad, con

    tanta esperanza, que reprimi sus pensamientos. l no tena la culpa; si alguien la tena era su padre, que la haba entregado a Bard como

    si fuera la cuerda roja que el joven llevaba anudada en su trenza de guerrero, una recompensa por su valenta en combate. Por qu inculparlo por las costumbres de la tierra, que convertan a una mujer en un ttere, en una marioneta de las ambiciones polticas de su padre?

    l percibi parte de sus pensamientos y frunci el ceo mientras permaneca a su lado, asindole la mano.

    No quieres casarte conmigo, Carlie?

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    Oh, Bard... suspir ella, y l capt el dolor que haba en su voz no se trata de ti. De verdad, de verdad, hermano de crianza y futuro esposo, ya que debo casarme, no preferira a ningn otro. Tal vez algn da, cuando haya crecido, cuando los dos seamos mayores, tal vez, si los dioses son buenos con nosotros, lleguemos a amarnos como corresponde a personas casadas. La joven estrech la manaza de l entre sus

    dos pequeas manos y agreg: Que los dioses as lo quieran. Entonces alguien vino a pedirle un baile a Carlina, y aunque Bard se enfurru, ella le

    dijo: Bard, debo hacerlo: una de las obligaciones de la novia es bailar con todos los que la

    reclamen, como bien lo sabes, y cada una de las jvenes que estn aqu y que desean casarse esta noche cree que trae buena suerte bailar con el novio. Ms tarde podremos hablar, querido.

    Bard la dej ir de mala gana y, al recordar su deber, circul por el saln. Bail con tres o cuatro de las damas de la reina Ariel, como corresponda a un hombre asimilado a la familia del rey, a su portaestandarte. Pero una y otra vez sus ojos buscaban a Carlina, y el vestido azul bordado en perlas y el oscuro cabello de la joven lo tranquilizaban.

    Carlina. Carlina era suya y advirti que odiaba, violentamente, a cualquier hombre que la tocara. Cmo se atrevan? Qu se crea ella, alzando los ojos hasta todos los hombres que bailaban con ella, como si fuera una soldadera cualquiera? Por qu los estimulaba? Por qu no poda ser pdica y modesta, negndose a bailar con todos salvo con su prometido? Saba que sus sentimientos no eran razonables, pero le pareca que ella trataba de ganar la aprobacin y la sonrisa seductora de cada uno de los hombres que la tocaban. Contuvo su ira mientras la joven bailaba con Beltrn y con su padre, y con el encanecido veterano de sesenta aos cuya hija haba sido su hermana de crianza, pero cada vez que la vea bailar con algn joven soldado o guardia de la casa del rey, le pareca que la reina Ariel lo miraba con expresin de triunfo.

    Por supuesto, eso que haba dicho Carlina, que en realidad no deseaba casarse con ningn hombre, era una tontera de muchacha, l no crea ni una palabra.

    Sin duda, abrigaba alguna pasin infantil por algn hombre, alguien que en realidad no era digno de ella, alguien a quien sus padres no la entregaran; y ahora que estaba comprometida y que tena edad suficiente para bailar con hombres que no fueran sus parientes, seguramente lo buscara. Bard saba que si encontraba a Carlina con otro hombre, lo descuartizara, y en cuanto a Carlina... le hara dao? No. Simplemente, exigira de ella lo mismo que le habra dado al otro, la hara suya de tal modo que ella nunca volvera a pensar en otro hombre durante toda su vida. Con mirada celosa, escrut las filas de guardias, pero Carlina no pareca prestar especial atencin a ninguno, sino que bailaba cortsmente con todos los que se lo pedan, sin aceptar una segunda danza con ninguno.

    Pero no, estaba bailando con Geremy Hastur un poco ms cerca de lo que lo haba hecho con los dems, se rea con l, cuya cabeza estaba inclinada un poco demasiado sobre la morena de ella. Estara hacindole confidencias, le habra dicho a l que no deseaba casarse con Bard? Acaso sera Geremy con quien ella preferira casarse? Despus de todo, Geremy era un Hastur, descendiente de los legendarios hijos e hijas de Cassilda, la hija de Robardin, parientes de los propios dioses, o eso decan. Malditos fueran todos los Hastur, los Di Asturien tambin procedan de un antiguo y noble linaje... por qu habra ella de preferir a Geremy?

    Mientras la furia y los celos lo invadan, cruz el saln hacia la pareja; todava tena suficiente control como para no interrumpir su danza, pero cuando la msica ces y los jvenes se separaron, rindose, Bard se dirigi hacia ellos con tanta violencia que empuj a otra pareja, sin disculparse.

    Ya es hora de que vuelvas a bailar con tu futuro esposo, seora dijo.

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    Geremy solt una risita. Qu impaciente eres, Bard, teniendo en cuenta que viviris juntos el resto de vuestra

    vida coment, poniendo afectuosamente una mano sobre el hombro de Bard. Bien, Carlie, al menos sabes que tu futuro esposo est ansioso!

    Bard capt el tono de irona en la expresin y dijo furioso: Mi futura esposa espet acentuando pesadamente las palabras es para ti lady

    Carlina, no Carlie! Geremy lo mir con asombro, sin poder creer que el otro no estuviera bromeando. A mi hermana de crianza le corresponde indicarme si ya no corresponde que me

    dirija a ella con el nombre con el que la he llamado desde que tena el cabello demasiado corto para trenzrselo replic con afecto. Qu te ocurre, Bard?

    Lady Carlina se ha comprometido a ser mi esposa declar Bard con rigidez. Debes comportarte con ella como corresponde con una mujer casada.

    Carlina abri la boca, atnita, y volvi a cerrarla. Bard dijo con cuidado y paciencia, tal vez cuando seamos verdaderamente

    marido y mujer, y dejemos de estar tan slo comprometidos, te permita que me digas cmo debo comportarme con mis hermanos de crianza, y tal vez no lo permita. Por el momento, seguir haciendo lo que se me antoje al respecto. Disclpate con Geremy, o no pienses que volver a mirarte a la cara esta noche!

    Bard la observ furioso y apenado. Pretenda que se arrastrara ante este que usaba sandalias, este hechicero Teneretzu Estaba dispuesta a insultar en pblico a su prometido, a rebajarlo ante Geremy Hastur? Entonces, era verdaderamente Geremy su amado?

    Geremy tambin observaba atnito, sin poder creer en lo que oa, pero el rey Ardrin le estaba observando, y l se daba cuenta de que ya haba bastantes problemas aquella noche como para iniciar una pelea, eso no hubiera sido inteligente. Adems, no quera pelear con su amigo y hermano de crianza. Bard estaba solo all, no contaba con el apoyo de un padre, y sin duda se senta ofendido ante el hecho de que su pariente ms cercano no se molestara en cabalgar durante medio da para verle agasajado y casado con la hija del rey, as que intent no darle mayor importancia.

    No necesito que Bard se disculpe, hermana dijo. Por el contrario, soy yo quien le suplica que me perdone si le he ofendido. Y me est esperando Ginevra. Bard, amigo mo, quiero que seas el primero en desearnos felicidad. Le he pedido permiso para escribir a mi padre solicitndole su consentimiento para nuestra unin. Y ella no me ha rechazado, ha dicho slo que debo pedirle tambin el consentimiento a su padre. Si nuestros mayores estn de acuerdo, puedo encontrarme dentro de un ao en la misma situacin en que te encuentras t ahora. O, si los dioses son favorables, quizs en mi propio pas.

    Carlina tom a Geremy del brazo. Sientes aoranza, Geremy? le pregunt con dulzura. Aoranza? No, supongo que no. Tuve que marcharme de Carcosa antes de que se

    hubiera convertido realmente en mi hogar dijo l. Pero a veces, con el ocaso, mi corazn suspira por aquel lago, por las torres de Carcosa, erigindose contra la puesta de sol; y el croar de las ranas cuando el sol ya ha desaparecido, un sonido que fue mi primera nana.

    Nunca he estado lejos de casa dijo Carlina dulcemente, pero debe de ser ms triste que la propia tristeza. Soy una mujer y crec sabiendo que, pasara lo que pasase, debera abandonar mi hogar algn da...

    Y ahora dijo Geremy, tocndole la mano, los dioses han sido buenos, pues tu padre te ha entregado a un miembro de su casa y

    no tendrs necesidad de marcharte de tu hogar. Ella le sonri, perdonando a Bard.

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    Creo que si algo puede reconciliarme con este matrimonio es eso. Sus palabras fueron como sal en una herida abierta para Bard, que estaba escuchando.

    La interrumpi con aspereza: Ve entonces a reunirte con Ginevra. Bruscamente tom a Carlina de la mano para

    alejarla de all. Cuando se apartaron lo suficiente como para que nadie los oyera, la hizo girar

    bruscamente para mirarla de frente. Entonces, le dijiste a Geremy que no queras casarte conmigo? Has estado

    contando esa patraa a todos los hombres con los que bailaste, burlndote de m a mis espaldas?

    Oh, no exclam ella, mirndolo con sorpresa. Por qu habra de hacerlo? Abr mi corazn a Geremy porque es mi hermano de crianza y el hermano de juramento de Beltrn, y porque pienso en l como si fuera de mi misma sangre, como si hubiera nacido de mi padre y de mi madre!

    Y ests segura de que l es igualmente inocente? l procede de mi tierra, de las montaas, donde un hombre puede acostarse con su hermana manifest Bard. Y por la manera en que te toca...

    Bard, es ridculo hablar de esto se impacient Carlina. Aunque estuviramos casados y hubiramos dormido juntos, estos celos no seran apropiados! O acaso cuando estemos casados piensas desafiar a duelo a todos los hombres que me dirijan la palabra? Debo tener miedo, acaso, de decir una palabra agradable a mis propios hermanos de crianza? Estars ahora celoso tambin de Beltrn, o de don Cormel?

    Este ltimo era un veterano que haba prestado servicios a su padre y a su abuelo durante cincuenta aos.

    Ante la mirada iracunda de la joven, l baj los ojos. No puedo evitarlo, Carlina se disculp. Me enerva el temor a perderte. Fue

    cruel por parte de tu padre no entregarte a m ahora, ya que haba decidido que nos casramos. No puedo evitar pensar que se est burlando de m, y que ms tarde, antes de que compartamos el lecho, te entregar a algn otro que le guste ms, o que pague un precio mejor por la novia, o cuya posicin le otorgue una alianza ms ventajosa. Por qu habra de entregarte al hijo bastardo de su hermano?

    Ante el dolor que inundaba los ojos de su prometido, Carlina se compadeci. Era tan inseguro detrs de sus palabras arrogantes? Le cogi una mano.

    No, Bard, no debes pensar eso. Mi padre te quiere bien, futuro esposo, te ha ascendido por encima de mi propio hermano Beltrn, te ha designado su portaestandarte y te ha dado la cuerda roja... cmo puedes creer que te engaara de esa manera? Pero tendra motivos para enojarse si tuvieras una estpida pelea con Geremy Hastur el da de nuestra fiesta! Ahora debes prometerme que no volvers a ser tan tonto y tan celoso, Bard... O yo misma pelear contigo!

    Si estuviramos verdaderamente casados y nos hubiramos acostado protest, no tendra razones para estar celoso, porque sabra que eres ma sin discusin. Carlina suplic de pronto, tomando ambas manos de la joven y cubrindolas de besos, la ley reconoce que somos marido y mujer, esa ley nos permite consumar el matrimonio cuando queramos. Djame tenerte esta noche y entonces sabr que eres ma y estar seguro de ti!

    La joven no pudo evitarlo: retrocedi en un gesto de terror mortal. Haba ganado un respiro y ahora se le exiga esto como precio para que finalizaran la

    escenas de celos. Saba que su gesto lo haba herido, pero de todos modos baj los ojos y dijo: No, Bard. No quiero... cortar fruta del rbol en flor, y t tampoco deberas hacerlo.

    Todas las cosas llegan en el momento apropiado. Se sinti estpida y pusilnime al

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    pronunciar el viejo proverbio. Es indecoroso que me pidas eso el da de nuestro compromiso! aadi.

    Dijiste que esperabas llegar a amarme... En el momento apropiado aadi ella con voz aguda. ste es el momento apropiado, y lo sabes! replic l. A menos que sepas algo

    que yo ignoro, que tu padre pretende jugar sucio conmigo y entregarte a otro, atndome a l mientras tanto!

    Carlina sinti un nudo en la garganta, sabiendo que l realmente lo crea, y sinti verdadera pena de l.

    l advirti su vacilacin, percibi su compasin, y la rode con un brazo, pero ella se retir con tanta aprensin que Bard la solt.

    Es verdad, entonces. No me amas suspir con amargura. Bard suplic ella, dame tiempo. Te prometo que, cuando llegue el momento, no

    te evitar. Pero no... no me dijeron esto, me dijeron que tendra un ao ms... Tal vez cuando sea mayor...

    Te llevar todo un ao resignarte al terrible destino de tener que compartir mi cama? pregunt l con tal amargura que ella dese ser capaz de no sentir tanto rechazo.

    Tal vez contest ella, vacilante, cuando sea mayor no sienta de esta manera. Mi madre dice que soy

    demasiado joven para casarme o acostarme con alguien, entonces quiz cuando sea mayor...

    Eso es una tontera espet l despectivamente. Todos los das se casan doncellas ms jvenes que t y van a la cama. sa es una treta para reconciliarme con la espera y con la idea de perderte luego, pero si nos acostamos, mi amor, entonces ningn ser viviente podr separarnos, ni tu padre, ni tu madre... Te doy mi palabra de que no eres demasiado joven, Carlina! Djame probrtelo!

    La estrech en sus brazos, besndola, aplastando su boca bajo la de l. Ella se debati en silencio, con tanto pesar que l la solt.

    Y si me niego, me hechizars con una compulsin, tal como hiciste con Lisarda, que tambin era muy joven para estas cosas? objet ella con amargura. Me someters a un encantamiento para que no pueda negarte lo que deseas de m, para que haga lo que quieres incluso en contra de mi voluntad?

    Bard agach la cabeza, con los labios apretados hasta convertirlos en una delgada lnea de ira.

    As que esa ramera fue a quejarse a ti y te llen la cabeza de sucias mentiras sobre m?

    Ella no minti, Bard; yo le le los pensamientos. De todas formas, no fue contra su voluntad solt Bard. Carlina se enfureci de verdad. No, eso es lo peor, que forzaste su voluntad para que ella no deseara resistirse! A ti te resultara tan placentero como a ella respondi Bard acaloradamente. La joven le replic con igual ira: Y t podras aceptar eso... que yo no fuera Carlina, sino tan slo un deseo tuyo

    impuesto a mi voluntad? Sin duda me sometera a ti, incluso de buena gana, bajo el influjo de esa compulsin, tal como

    ocurri con Lisarda! Y al igual que ella, te odiara cada momento durante el resto de mi vida!

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    Creo que no dijo Bard. Creo que tal vez, si te liberas de tus tontos miedos, llegaras a amarme y a saber que lo que he hecho era lo mejor para los dos.

    No replic ella, temblando. No, Bard... te lo suplico... Bard, soy tu esposa. Una sensacin de culpabilidad la invadi: estaba avergonzada de s misma por intentar manipularlo de este modo, pero estaba asustada y desesperada. Me usaras como si fuera una de mis criadas?

    l la solt, consternado. Que los dioses no permitan que te trate con deshonor, Carlie! Entonces continu ella, aprovechando rpidamente la ventaja, esperars hasta el

    momento convenido. Con premura, se apart de l. Te ser fiel. No debes tener miedo de perderme, pero todas las cosas llegan en el momento oportuno.

    Le roz levemente la mano y se alej. Bard, observndola mientras se perda de vista, pens que ella lo haba tomado por

    tonto. No, tena razn: era una cuestin de honor que ella, su esposa, viniera a l por propia voluntad y sin compulsin. Sin embargo estaba excitado y la furia contribua a sublevar su mente y su cuerpo.

    Ninguna mujer se haba quejado nunca de sus avances! Cmo era posible que esa condenada moza, Lisarda, hubiera tenido la presuncin necesaria para quejarse de l? A la muy puta no le haba molestado nada, en realidad l slo le haba dado la oportunidad de hacer lo que ella deseaba de todos modos! l lo recordaba: s, al principio haba estado asustada, pero antes de terminar con ella la haba hecho gemir de placer. Qu derecho tena a cambiar de idea despus y de ir a llorar con Carlina por la prdida de su preciosa ir-

    ginidad, como si tuviera algn valor en particular? Ella no era una heredera que debiera conservarla por cuestiones de honor ni de dote!

    Y ahora Carlina lo haba excitado y lo haba dejado en estado de necesidad. La furia y el resentimiento se mezclaban en l. Acaso la muchacha pensaba que l iba a esperar con tanta paciencia como una criada?

    De pronto supo qu deba hacer para vengarse adecuadamente de ambas, de esas dos condenadas mujeres que lo haban tratado como a un tonto.

    Las mujeres eran todas iguales, empezando por su desconocida madre, que lo haba entregado sin chistar al dinero y a la posicin de su padre. Y lady Jerana, que haba envenenado la mente de su padre y lo haba echado de su casa. Y esa condenada perra de Lisarda, con sus gimoteos y sus mentiras a Carlina. Y ni siquiera la propia Carlina estaba libre de la maldad generalizada de las mujeres!

    Con ira, se dirigi hacia las galeras desde donde los criados de mayor rango observaban los festejos. Vio a Lisarda entre ellos, una muchacha delgada y de aspecto infantil, con suave cabello castao y el cuerpo esbelto que se redondeaba apenas con las primeras formas de la adultez.

    El cuerpo de Bard se puso tenso de excitacin al recordar. Ella haba sido virgen, era casi ignorante, estaba asustada, pero bien pronto haba

    perdido toda su desconfianza. Sin embargo haba tenido el atrevimiento de ir a quejarse a Carlina, como si le hubiera disgustado! Condenada muchacha, esta vez le demostrara algo mejor!

    Esper hasta que ella mir en su direccin y entonces le sostuvo la mirada. La vio estremecerse, esforzndose por desviar sus ojos, pero l penetr, tal como haba aprendido a hacer, en la mente de ella, internndose all profundamente, por debajo de la voluntad consciente, buscando la respuesta de un cuerpo a otro cuerpo.

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    Qu importancia tena lo que ella crea que deseaba? Esto estaba all y tambin era real, y todas las arrogantes ideas de la chica acerca de su inocencia, tan orgullosamente conservada, no significaba nada ante esta realidad.

    La retuvo hasta sentir que los sentidos de la joven se agitaban; observ con distante y maligno placer cuando ella se dirigi hacia l. Permaneciendo fuera de la vista, la atrajo detrs de una columna, la bes expertamente y sinti que la respuesta de ella los invada a ambos.

    Muy lejos, en un distante rincn de su mente, percibi e incluso vio en los ojos de ella el pnico de la mente consciente, ahora sometida, su pnico y su horror porque esto estuviera ocurrindole de nuevo a pesar de sus propios deseos, que su cuerpo estuviera respondiendo a Bard aunque su voluntad se negara. Bard ri en silencio y le susurr algo; la observ irse, como una sonmbula, y subir la escalera hasta la habitacin de l, donde, saba, estara esperndolo, desnuda y anhelante, hasta el momento en que l decidiera subir.

    La hara esperar un rato. Eso le demostrara a la chica qu deseaba verdaderamente, la hara esperar; sus propios sollozos y sus lgrimas le recordaran que ella haba deseado eso desde el primer momento. Eso le enseara a no ir a quejarse a Carlina, como si l la hubiera maltratado o como si la hubiera tomado contra su voluntad!

    Y si Carlina llegaba a enterarse... bien, ella tambin era culpable. Ella era su esposa, por la ley y de hecho, y si no reconoca su responsabilidad, no tena derecho a quejarse si l recurra a otra mujer.

    Era entrado el ao, y ya haba comenzado la primera cosecha de heno cuando Bard di Asturien fue a ver al rey Ardrin a su sala de audiencias.

    To le dijo, porque tena este privilegio, ya que el rey era su padre de crianza, iremos a la guerra antes de la cosecha de manzanas?

    El rey Ardrin enrcalas cejas. Era un hombre alto e imponente, de cabello rubio como la mayora de los Di Asturien, y haba sido muy fuerte, pero unos aos atrs haba sufrido una herida que le haba dejado paralizado el brazo izquierdo.

    Bien dijo, yo esperaba que no, hijo adoptivo. Pero sabes mejor que yo lo que ocurre en las fronteras, ya que has estado all con los guardias durante los ltimos cuarenta das. Qu noticias hay?

    Ninguna en las fronteras respondi Bard, ya que todo est tranquilo; despus de Snow Glen no hay posibilidad de rebelin en esa zona. Pero o un rumor mientras cabalgaba de regreso a casa. Sabas que don Eiric Ridenow, el joven, ha casado a su hija con el duque de Hammerfell?

    El rey Ardrin pareci pensativo, pero se limit a pedir que prosiguiera con su relato. Uno de mis guardias tiene un cuado que es soldado mercenario del duque continu Bard. Mat a un hombre por accidente y

    fue exiliado durante tres aos, de modo que se puso al servicio de Hammerfell y ha sido liberado de su juramento de servicio. Mi guardia dijo que cuando su cuado fue a servir a Hammerfell puso como condicin que no debera combatir contra Asturias; y me resulta interesante que se lo libere de su juramento precisamente ahora, en vez de hacerlo en el solsticio de invierno, como es la costumbre.

    As, t piensas,.. Creo que el duque de Hammerfell est fortaleciendo su nuevo parentesco con los

    Ridenow de Serris explic Bard, al lanzar su ejrcito contra Asturias. Nosotros podramos esperar algo as para la primavera. Si ataca antes de las nevadas invernales, es porque espera pillarnos desprevenidos. Adems, Beltrn tiene con sus hombres un laranzu cuyo don consiste en establecer contacto teleptico con los pjaros centinelas; dijo que aunque no hay ejrcitos en camino, los hombres se estaban reuniendo en el mercado de Tarquil, que no est muy lejos de Hammerfell. Es cierto que es poca de feria de contrato, pero el laranzu

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    asegur que haba pocos hombres con horquillas y tarros de ordee, y demasiados de a caballo. Se dira que ms bien son mercenarios. Adems, haba una caravana de bestias de carga en el camino que viene de la torre de Dalereuth, y t sabes tan bien como yo qu se hace en Dalereuth. Qu puede pretender el duque de Hammerfell con el fuego perpetuo, sino atacarnos junto con los Ridenow de Serris?

    'El rey Ardrin asinti lentamente. Estoy seguro de que tienes razn. Bien, Bard, t que has visto este ataque en marcha

    contra nosotros, qu haras si estuvieras al mando? No era la primera vez que formulaba esta pregunta a Bard. Nunca haba significado nada especial, salvo que su padre adoptivo deseaba ver

    si tena buen instinto para las tcticas militares; les habra planteado la misma pregunta a Beltrn y a Geremy, si hubieran estado presentes, y luego habra recurrido a sus asesores habituales. No obstante, Bard dedic toda su capacidad a resolver el problema.

    Yo los atacara ahora, antes de que renan a sus mercenarios, antes incluso de que partan de Hammerfell respondi. Sitiara Hammerfell mucho antes de que sospecharan que estamos al corriente de la situacin. No esperan un ataque contra su pas, simplemente estn reuniendo mercenarios para enviarlos a ayudar a don Eiric, para que cuando los Ridenow nos ataquen este verano, como seguramente lo harn, descubramos que su ejrcito ha aumentado de manera desagradable. Pero si atacamos Hammerfell ahora y lo sitiamos hasta convencer al duque de que debe prestar juramento y enviarnos rehenes que garanticen la paz, logrars reprimir a don Eiric y confundir a sus asesores. Adems, si yo estuviera al mando, enviara algunas tropas al sur, para capturar y destruir el fuego perpetuo antes de que puedan usarlo en contra de nosotros; tal vez, incluso, para agregarlo a nuestro arsenal. Y como seguramente estar custodiado por hechiceros, enviara a un par de laranzu con ese grupo.

    Cundo podemos estar listos para marchar contra Hammerfell? pregunt el rey Ardrin.

    Dentro de diez das, seor. Los caballos estarn preparados y reunidos para entonces, y los hombres estarn en libertad de responder a la llamada de reclutamiento para la guerra respondi Bard. Pero yo a enviara en secreto, en vez de convocar a los hombres por medio de las hogueras; ellos pueden tener hechiceros que avisten los fuegos desde lejos. Entonces podremos atacar Hammerfell diez das despus de que l

    sepa que hemos cruzado la frontera. Si nos desplazamos rpidamente, con unos pocos hombres elegidos, podremos cortar los puentes sobre el Valeron y detener a cualquiera que pretenda atacarnos; despus enviaremos un destacamento para que sitie el castillo.

    El rostro severo del rey Ardrin se ilumin con una sonrisa. Ni yo mismo hubiera pensado un plan mejor; en realidad, Bard, creo que ni siquiera

    se me hubiera ocurrido uno tan bueno. Ahora tengo otra pregunta para ti: si yo conduzco las tropas hacia el norte, contra Hammerfell, puedes ir al sur a capturar el fuego perpetuo? Puedo concederte algunos leroni, y tres docenas de jinetes elegidos. T mismo puedes elegirlos, pero nada ms. Resultar suficiente?

    Bard no respondi durante un minuto. No puedes darme cuatro docenas, seor? dijo despus. No, necesitar esa docena de jinetes ms para atacar Hammerfell respondi el rey

    Ardrin. Entonces, tendr que arreglarme con tres docenas, seor. Al menos podrn

    desplazarse con rapidez cuando sea necesario. El corazn le lata con fuerza. Nunca antes le haban conferido un comando

    independiente.

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    El prncipe Beltrn estar al mando de tu grupo... oficialmente seal el rey Ardrin, pero los hombres te obedecern a ti. Me entiendes, Bard? Debo darle el mando a Beltrn. Pero le explicar con toda claridad que t eres el asesor militar.

    Bard asinti. sta era la simple realidad: un miembro de la casa real deba estar nominalmente al mando. El rey Ardrin era un experimentado jefe en la guerra, pero l, Bard, era quien deba cumplir una misin peligrosa y rpida, con una fuerza de ataque pequea y escogida.

    Ir a elegir a mis hombres, seor. Un momento lo retuvo el rey Ardrin. Llegar el momento en que t, como

    hijo poltico mo, estars al mando. Celebro tu valenta, Bard, pero te prohibo que corras demasiado peligro. Necesito mucho ms tu habilidad estratgica que la fuerza de tu brazo o tu valor. No te hagas matar, Bard. Tengo los ojos puestos en ti; ya soy demasiado viejo para ser mi propio general durante ms de un par de aos. Sabes lo que intento decirte.

    Bard hizo una profunda reverencia y dijo: Estoy a tus rdenes, mi rey y seor. Y llegar el da en que yo ser de los tuyos, pariente. Ahora ve y escoge a tus

    hombres. Puedo despedirme de lady Carlina, seor? Ardrin sonri. Por supuesto que s. Bard, exultante, pens en su buena suerte. Ahora su carrera pareca asegurada y era

    posible que, si cumpla con xito esta misin, el rey Ardrin le concediera otro favor: que pudiera tener a Carlina para el festival del Solsticio de Invierno. O tal vez lograra convencerla a ella, al menos de que consumaran su matrimonio en esa noche tradicionalmente licenciosa. Sin duda, cuando fuera el campen y general del rey, ella no lo seguira rechazando!

    Tuvo que reconocerlo: estaba cansado de andar con mujeres un da tras otro. Slo quera a Carlina. Al principio la haba querido solamente como manifestacin de que el rey lo tena en alta estima, como puerta de entrada para conseguir una posicin y poder dentro del reino, un poder que un nedestro no tendra de otro modo dentro del reino de Asturias. Pero cuando ella le haba hablado con tanta amabilidad durante el Solsticio de Verano, Bard comprendi que sa era la nica mujer que verdaderamente deseaba.

    Estaba cansado de ser un mujeriego. Estaba cansado de Lisarda, cansado incluso del jueguecito que llevaba con ella, logrando que el cuerpo de la muchacha respondiera a pesar de que ella llorara e insistiera en que lo odiaba. Condenada melindrosa y malcriada, cuando l haba hecho todo lo posible por darle placer! Pero ahora ya no le importaba. No quera a nadie, slo a Carlina.

    La encontr en los cuartos de costura, supervisando a las mujeres que hacan almohadones de lienzo, y le hizo una sea para que pudieran hablar en privado. Una vez ms se sorprendi: por qu habra de desear a esta muchacha poco agraciada cuando haba tantas otras hermosas a su alrededor? Era tan slo porque se trataba de la hija del rey, porque haba sido su compaera de juegos en la infancia?

    La joven llevaba el cabello trenzado con descuido, como para sacrselo de la cara, pero aun as tena hilachas del relleno de los cojines; por otra parte, el vestido azul que luca ya se lo haba visto, le pareci, desde que tena diez aos... o era que se habra mandado a hacer uno nuevo cuando el viejo le qued estrecho, o estaba demasiado usado?

    Tienes hilachas en el pelo, Carlina coment. Ella se las quit, preocupada, y ri. No me extraa. Las mujeres estn haciendo acolchados para el invierno, y rellenando

    cojines y almohadas; yo debo ocuparme de las plumas mientras las mujeres de mi madre se

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    dedican a salar y escabechar las aves para el invierno. Carlina mir los desechos de plumas que colgaban de sus dedos y agreg: Recuerdas, hermano de crianza, el ao en que t, Beltrn y yo nos metimos en los depsitos de plumas, y las plumas salieron volando por todo el cuarto de costura? Yo me sent muy culpable, ya que t y Beltrn recibisteis una paliza... y a m tan slo me mandaron a mi cuarto sin cenar!

    Bard se ri. Entonces nos toc lo ms liviano, porque prefiero que me castiguen antes que

    ayunar. Seguramente Beltrn pens lo mismo. Y todos estos aos he sentido que te llevaste la peor parte!

    Pero la travesura fue ma; t y Beltrn, y tambin Geremy, siempre recibais el castigo por las travesuras que se me ocurran a m dijo ella. Nos divertimos bastante, verdad, hermano de crianza?

    Claro que s asinti Bard, y le cogi las manos. Pero ahora no te llamara hermana de crianza, Carlina, mea. Adems, he venido a traerte grandes noticias!

    Ella le sonri. De qu se trata, mi futuro esposo? le pregunt, utilizando las palabras con

    timidez. El rey, tu padre, me ha puesto al mando de las tropas estall l, exultante.

    Debo conducir a tres docenas de hombres escogidos para capturar una caravana que trae fuego perpetuo... Beltrn est nominalmente al mando, pero t sabes, y tambin lo s yo, que yo soy el verdadero comandante. Debo escoger a mis hombres, y tambin llevaremos leroni.

    Oh, Bard, qu maravilloso! exclam ella, excitndose a pesar de s misma al escuchar las buenas nuevas. Me alegro tanto por ti! Sin duda esto significa que, tal como esperabas, ascenders de portaestandarte a capitn, y que tal vez algn da estars al mando de todos los ejrcitos.

    Bard respondi, tratando de no demostrar demasiado orgullo. Sin duda ese da llegar, pero dentro de muchos aos. Sin embargo, esto demuestra

    que tu padre sigue pensando bien de m; y se me ha ocurrido, Carlina mea, que si esta misin tiene xito, tal vez podamos adelantar nuestra boda medio ao, y casarnos para el Solsticio de Verano.

    Carlina trat de contener su involuntario gesto de desagrado. Ella y Bard deban casarse; era la voluntad de su padre y no haba motivos para que no fueran amigos. Despus de todo, no haba tanta diferencia entre el Solsticio de Invierno y el Solsticio de Verano. Sin embargo, a pesar de repetirse este razonamiento, no poda dejar de sentir un incontenible rechazo.

    A pesar de ello, la alegra de Bard ante esa idea era tan intensa que no poda echrsela a perder.

    Eso ser como lo desea mi padre y seor, Bard. Bard slo percibi el adecuado pudor de una doncella en sus palabras. Apret los dedos

    sobre las manos de ella y dijo: Me dars un beso de despedida, futura esposa? Cmo poda negrselo? Permiti que la estrechara un poco, sinti sus labios, duros e

    insistentes, sobre los de ella, casi asfixindola. l nunca la haba besado antes salvo por los fraternales y respetuosos besos que se haban dado, ante testigos,