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A ^^ o 8 ^ MADRiD, JUE:V£3 11 OEI rslOVIElMBREl OEl 1©3T 7 DE N U M. AO -^^w ÜV L c i .11 MUAi,! ,»¡i,iii,i'iiiiuitti I ii, Miftj'iimiiiira lili Hii,ii ijiijiiiií liiiiiiiciiiiiiiüiirüiiri L a íec h Cuaaclo era cliico nunca celebró níAgún día como señalado para un júbilo especial. Su' santo y su, cumpleaños pa-íaron siempre in- advertidos para todos. Los otros niños recibíjyj juguetes y bomlxines para comnemorar la fecha de su natalicio; pero él tenía unos padres demasisfio pobres y que pasaban deanasiadas horas trabajando para ocuparse de esas cosas. Así vio pasar el dia feliz para otros que se llamaban como él sin concederle ninguna iniport ancla. Su caso era el mismo de toda la niñez desvalida. El mismo. Por eso, como a otros muchos niños desvalidos, le sorprendió la adolc-scencia devorando ll- oros y folletos, hojas clandestinas y periódicos, que determinaban Un despido si se leían a la vista del contramiaestre o el patrono. Por eso su juventud estaba orientada hacia un ñn concreto con una fuer- za ineont<!nible. Y además hacia ya mucho tiempo que tenía una fe- cha que celebrar, en la que hubiera admitido parabienes por la inten- sa felicidad que le poseía. Era el 7 de novienibre. Para conmemorar ase día, que miarcaba en la Historia el comien- do de la liberación del proletariado, guardalw. su insignia, la roja ®*'*^"ella en que estaban grabados una hoz y un martillo. Y engala- ^^ba ios retratos que daban a su obacuj-a y estrecha habitación pers- Peotivas ilimitadas. Lienin y Stalin destacaban sus rostros en los mar- os inodestos, sobre la bandera soviética eoníoccionada por la itia- dsi trabajador. Y debajo, sobre unas tablas de madera emba- "tttuada de nogalina, estaban todos los tesoros del hogar. Los libros, Q'Je reproser iabají el frío miichos inviernos sin abrigo, de toda J^ia vida sin el menor eaparcimiento para adquirirlos. Libros aina- dos por el hijo y respetados por la madre. Ella mejor que nadie ha- bía podido apreciar la decisiva influencia ejercida por ellos en el mu- chacho ignorante que era ahora un hombre "enterado". Y para los lloros, única arma que encpntraba la Policía reaccionaria en los rc- Gsei''°^ periódicos de su vivienda, tenia la madre el escondite más ]a^°' "^^ ^^ ^^^° aniversario de la Revolución de octubre, desde que las^tw^/f^ iS'liberación ai-rai^ó en la casa, faltaron ante los retratos nanderas ni los libros. Era la mejor feolva que los trabajadores del Mundo teniaa para celebrar. •iw + - ""^^ ^ sacarle el sorOo rumor de la sublevación.. Los militares traidores a la patria hí,úían preparado cuidadosamente la entrega de esca a las .potencias extranjeras fascistas. Un largo tra- Dajo de za,pa facilitaba a los facciosos el alzamiento. Planes elabo- rados por los estados mayores alemán e italiano iban a destruir ciu- dades españolas y vidas españolas con la complicidad de los privile- ÉTiados de España. Y fué como un reguero de pólvora. Las gentes, incluso aquellas que hasta entonces no sintieron preocupaciones.de índole política, mo- vilizadas por un agudo sentido de responsabilidad, corrían a alistar- se en las filas del Gobierno legitimo de la República. Luchaban por }a democracia y morían por ella, .^..^^^,.^ quienes días antes "ablaban de las luchas sociales como de fenómenos acaecidos en pros planetas. Los planes elaborados por los estados mayoree fascis- ^ ^ eomenzabñQ a fallar. El heroísmo de los milicianos, de un pueblo "impuesto a defender su libertad a toda costa, hacía fracasar los ^^^Iculos mejor hechos y obligaba a los invasores a gastar armamen- " y hombres en una abundancia insospechada. iF-^eron los primeros meses heroicos de la* tropas Republicanas. *'! entusiasmo suplía a loe medios de combate; la decisión, a la téc- "ica; el valor, a la disciplina. Mientras, los otros, los traidores y los extranjeros que trataban de convertir España en una colonia, vol- aban en la Península todo el material necesario para una ofensiva e gran envergadura. Ante el poderoso armamento que se les oponía, o^, f'^^^l'^Jios, con ios pies deshechos y las manos crispadas en los «•«illos,; presentaban sus pechos como una muralla, en la que a ve- rfl.n * "^'^"^^^ desigualdad de medios abría trágicas brechas. Y la mu- ^"^^ era rota momentáneamente. c a b f ^^ ^^'^^^ ^^ ^^^^^ Madrid. Un dia pediría explicaciones de un vo- "«h ^"® ^^ quemaba por injusto. Aunque no lo pareciera. Si había chaqueteado", ¿sabían los que comentaban cuánto se había conte- esto b'^^ ^ana^an ]ñs horas como batallas. Un día se comprendería ?ti* el 7 de noviembre.' í'em^f'^^'^* querida sonó ante las puertas de su ciudad amenazada. , extra r^°™° otros muchos, supo defenderla aquel dia de la manera ^ordinaria que ha registrado ya la Historia ante el Mundo. la. au"*í^° ^°^^^ ^" ^"^''' *^''"''^' '^^^^''•'^- escuchaba la radio desde crít ^^ oradores de Madrid conmemoraban en los momentos má,s tubr^°^ P^'"* la ciudad 'la gloriosa jornada de la Revolución de oo- •^lida ^?^^' -^^ ^^ humedecieron los ojos al pensar que ya siempre la y que f^ inconmovible que nos prestaba aquella nación admirada vi^„í*, í**^^ "^1 intensamente se fundiría en una fecha común, in- jaises. podría igualar jamás en Madrid y en Moscou al 7 de no- ROSAEIO DE)L OLMO to ¿Conuoea el país 'que ni'xe la cglantírsaV iíuj'ó el ágiiiía cuando 'a i:5Síirreocíón ds octubre / üei-rotó a. ios rentistas. ¿Conoces el país' (¡oncíe se abren los o.jos de la iníancia al fiííuro, y no sobre el pasado; <)3i d o n d e la mujer va no es rr;ás tu sirvienta, ya no es máa til querida, ya no es más tu .ínujer, pero .sí una nrajer; el país uin pafronos, sin putas 5' shi curas; el paSs «or.do Eo tienen dueilo las flores, el paSs de las granja? _ , líiiiieros, marinero:), • , msíiihsrgicos, tipógrafns, ferrcviarios'. ¿Conoces país tíe las grandes cocinas? . - , ¿ €oHoccs - '• el país que brilla en la mañana, -^ "^ que os rocío en los labios del' África opriiiiida. Kiicl cu e5 corazón «íe! Asia, la meta de los negros y el cielo da los blancos? ¿Conoces ej país >> donde ía noche da la mano al día. e! país de la esperanza y la canción que nace^ e! líais del trigo verde aún do! materialisino, el pai3 que es la pupila del üniverso^^ , ;; la salamandra dsl sol; cí país •„ ' ds ios granos., crisol, " S ' " \ •' de las seniaüast , , "- el país, el país donde el lIa.nto del Mundo íorrdará un bello ílía el diamante del día? ¿CONOCES EL FAIS S>S LOS OBKEROS? (1) LOUI8 AKAOON "m .^ '¿.^VfV .^ ^ ^-i (1) Allí la paz trabaja el horror a la gueiTa. Labora áilí la paz, bloqueada de perros que por dientes enseñan, bayonetas. Y contra ese país - . , . ; •se construysn cañones, se alimentan caballos, ' ES llena el mar de buques, el viento de aviOkne.s, y contra su aire puro, ' ' contra sus íiombres puros, se preparan los gases de la muerte. ¿Conoces, camarada. conoces tu país? De él te viene la estrella que en la lucha te guía, . la fuerza que tu sangre reclama en cada hora. ¿Lo conoces bien? [Escucha. Se oyen balas contra la Uni5n Soviética. RAFAEL A L B E R T I ^^•í- S^'ÍKS: -'••„-;«'v<fe« .¿ %-^*Í*J;> .^¡S^yíS^/ri.» ;;piii!!i;!:ii!iii!i!U!!iii!iiai0i:ii!ii;ii*iiíSi!aiiiiiiiii!iii!íiiii!i!ss^^ , ,1., i:il!i!:;lii¡illlSlilll a ÍGven litefatura' ta "¿Hay siquiera un escritor que vea nuestras campiñas renacien- tes, nuestros caimipesinos reco- giendo alegremeinte la cosecha, las ciudades surgiendo en las tie- rras paintenosae abonadas y sal- vadas, nuestras masas obreras en su labor, tranquilas, conñadas, re- conciliadas con la patria, lanzán- dose Jas grandes rutas imperiale.s de nuevo de Roma hacia todos los países del Mundo? ¿Hay acaso uno solo que escuche la voz me- tálica llenando .nuestras plazas?" Es de este modo como uno de los críticos literarios fascistas tro- naba sobre el "Trovere". La voz metálica del "duce" no inflamia a los literatos italianos. Hacen todos grandes esfuerzos; pero la aUnós- fera es tan sornteía, tan opaca, y tan podrida la materia... Los escritores de. antes del fas- cismo no han sido de ningún mo- do renovados por la "revolución". Ga.brieil d'Atimunzio es un fracaso^ En s,u libro reciente "Cento e cento e oento pagina del máo libro secreto", D'Annunzio se ha libe- rado del asunto, pncaja pa.labras y palabras, frasea y frases, pre- ocupándoee del «tmo. En el fon- do, pEüabras y frases podrían no tener ningún «entido; basta que suenen bien... Pero ¡qué aburri- íaienito, <jué náuseas, qué olor a cadáver! Lucio d'Ambra, Salva-to- ra Gotta, Baohielli, ' etc., luchan heroicamente por Daos, por el rey y por la patria, suministrando a su público C0ind.es3s y gordos bur- gueses, innumerables variaciones eobre el amor legal y ©1 ilegal, perfumando el pecado con incien- so y condenándolo al final en nombre de la santidad de la ía- naiilia. Los viejos futuristas como Papiíni y Soíñci se han reconcl- pcnío ni tina im Hado con la Igl&iia y predican la criijis, la guerra, la miseria, como justos csstigoa enviados por Dios a los malos y los incrédiilos... Pero los escritores que más nos Interesan &on los nrás jóvenes, es decir, los que han nacid.> en los primeros añcs del siglo XX, que no ban sufrido la influencia di- recta da "los medios de Moliere y de las ideologías disolventes liberalsoclalistaa", sino que han sido vanguardistas miembros de grupos de la juventud universita- ria fascista, y tal vez miembros de los equipos fascist'iis, que se han desarrollado en el ambiente fascista., q.ue h a n vivido todas las "grandes horas" y todos 'os "des- arrollos de la revolución ía.'íeiita". Alberto Moravia, Arturlo I_,orla. De Michelis, Quarantono. Gambi- ni, Vittorini, Lanza, Bernard, Ghe- rardini. Massa, que soai los más conocidos, los más discutidos, las mejoras esperanzas de la literatu- ra italiana, ¿qué es lo que e^- crib&n ? No esperamos de la joven lite- ratura fascista iiíi un genio, ni una obra inmortal. Pero la cues- tión ©s saber si hay o no una llteratur.» fascista. El probI.3ma es discutido continuamente por los fascistas mismos. En una recien- te polémiica qoie ha puesto en ajgi- tación todo el caanjpo liteirairio, la mayoría ha daáo una respuesta negativa. Margarita Sarfatti, di- rectora de "Gerarchia" (revista teórica oficial del partido fascis- ta), ha tomado, alj, contrario, la íiefensa de la literatura italiana n:;xl9rna; p?i-a hív Pvit.vlo el ITO- bi..ma de sn .3oi*-e ido fascista E!)i aflriíió qu3 "la novela en pru documentrié la sola forma de arto en ix cj-ii el arti-^ta pue le y debe quedar como descriptor flsl y próximo a la realidad conten'iporánca". i*sro ella no ha examinado el problema fundamental; a saber: cuál es la realidad contemporánea descrita por los novelistas italia- nos. En este &sntido,- los testimo- nios de los escritores de treinta años son de un significación par- ticular. "Los indiferentes", de Alberto Moravia, aparecido hace varios años y tradoicido al francés, ha tenido un .gran éxito y ha da<lo al autor el primtei- lugar entre los jóvenee. El título mismo caracta- riza los personajes; una viuda cuyo amigo pellizca el patrimonio hE^ta apoderarse de íl; la hija, que ha esperado inútlímente iin marido rico, desea una nueva vida, pero no eabe sino convertirse en la aimante del ami.go de su madre y casarse con él íiabdejido que su nueva vida será como la anti.gua; el hijo quisiera rebelarse, pero reconoce qne todos sus esfuerzos gon inútiiíes e inconscientes, y acepta el matrimonio de eu her- KLa.na porque él podrá de este üJOdo vivir en la ociosidad. Todos vegetan en la mentira y la hipo- cresía; débiles e indiferentes, ellos te soportan oocsio una fa.talidad. W nn rayo de luz: la atmósfera es pesada; los persona.lea son gri- ses y sórdidos. A propósito de otro libro de Mo- ravia, "Ija bella vita", nos iimi- taremog a citar los títulos, perezo- sos, fracasados, malvados. Hacen el mal de los cuentos de éste: "Cortesana cansada". "Crimen en el Círculo de tenis", "El snob", "El aburrimiento", "Muerte impro. visada", "Pin de una unión", etc. sp. documeLitriei.ón de espíritu y de costumbi^5s oo.itemporá'.it^s. ¿"S !llirini!il,lliiillllli||¡ll!]l:!i|ili!l!!liillll,ll!l!lii«!!!llllllll!lllli!llllliira Un año lleva Madrid triwn¡an- do sobrí} el fascismo. Los meses que ya vivió, los reteses que está vicietido. le hacen una corona de fuetjo y martirio, una ardiente co- impaciente que ¡rustra €¡n el aire cpie sostiene su vuelo sobre altas roña que iiumina a toda España, gu intención carnicera. No han pa- cohmwMs de esperanza. qi'M resplandece .•iobre todo el sado. No saUlrén de su javlá. MOr Hace un año qit-e es así este jue- Síiindo. Nadie irjede vivir hoy de ¡irid -los somete, agitándoles «•« go terrible. En el primer instan- ei-pakl^as a Madrid; nadie puede cendal de humo qufí los turba y t^ Zcoi.i'ó la Humanidad im gnlo cerrar los ojos a su itwendio; nOr les m.oja la lengua de saliiía ra- de angustia, lanzó el fascismo un die que ame la democracia y ia Uosa. Madrid, ágil, mninoso, ccm alarido de victoria. Se la vio a la pa-z. Y es de este pueblo oalcin-a- la carne hedida, sanrjriento y ctndad comida por las llamas, ha- do, mordido a caño-nasos, de doií- desangrado, pero hurtando siem- de se levanta la voz más larga- pre el cuerno inverosiniil, rozando mente acusadora, la que penetra laa -rtmnaeos que se adelantan en todos loa oidos, punsante, fina, para asfixiarlo: gracia de ányel olvi^„i ,— ^ ^ "=' inien •^embre. huida, para remover la sangre coagulada de los indiferentes, pit- ra azotar el lomo de los resagadcs, de los tímidos. ^ é Qiié significa Madrid ahora, vivo todavíatod-aiia más vivo—, después de trescientas sese^ita- y cÍ7Wo em.boscadas de muertef Sig- nifica la victoria. V:!a victoria oonti^maJ Una gran victoria hecha de victorias pequeñcus, de trlimfos cotidianos, de triunfos de horas, de minutos, ds segundos. Madrid triunfa a coila momsnto; a cada instante se reliace y den-ota al G-arahita^, que truena bajo el cie- lo sonriente. Muy cerca de su dolor, enquis- tados en cuevas urbanas, la ciudad contempla a stís sitiadores; pero los mira como a fieras en jaula, tras los barrotes poderosos. AJH están el italiano y el alemán, en- vueltos en cólera. Alli están, hace doce meses, mirando con ojos bri- llantes en la obscuridad la presa graciosa y m.usculasa; alli, sacan- do por entre los hierros una garra \ rrida por loa abuses; se la vio transformada en un delicioso pi- sapapel sobre la mesa multiininis- terial de Mussolitii. Hacia ella Sll!;fflilm"l!i:!ilHi:i!il!:ill!illl!!llllli:!ll!ll!llllllllll!ll¡llli8llliro^ Con ireoíuencia he visto en tiempos pasados ia pala'bra "Moscou" en la primera página de los periódicos del Mundo entero. Sin embar- go, a.hora la veo cada vez iñenos, porque Moscou ha obtenido el triunfo en su lucha. Su pueblo ee ya Ubre. Durante el año qu« ha transcurrido, la ciudad d'e la que se habló más en el Mundo ha sido Madrid. Los periódicos de los Estados Unidos, desde California hasta Kueva York, traían di.3riam'ente largas columnas de noticias acerca de Madrid. Las titulares, en grandies caracteres, nos gritaban: "Ma- drid se sostiene contra los fascistas." "Franco no logra tomar Ma- drid." "Madrid no ha caifao." Y si espléndido ejemplo de Madrid !u- ohando pa.ra mantener su libsrt-ad ba dado vida y valor a todos los pueblos oprimidos que espenan verse libree algún dia, a pesar de las du:-as penalid.ades que para ello tengan que sufrir. Madrid sitiado, d'efendiéndose no sólo contra los propios rebeldes, ayudados por las potencias fascistas, sino también contra la duplicidad de la diploma- cia mundial; Madrid, digo, es la gra^n oludad heroica de nuestra época. Con palabras de un hijo de E;'P2¡ña, de Lope d.e Vega, Madrid pue- de decir con orgullo a ¡os chinos, qve ¡aolian contra el imperialismo; a los cubanos, que viven bajo !a dictadura; a los negros de! África ooionial y a las raza's y clasís oprimidas de todas partee: "¡Toma ejemplo, y nrira en mí!" Haber vivido en Madrid durante aigunos mís-?£, en esta época, y haber experimentado ia serenidad de su valor y de su fortaleza, es el privilegio mayor q.ue h« conocido en loí, veinticinco años que llevo en la tierra. L.4NGST0N H U G H E S Madrid, noviembre 1937. Bajo el aguacero O bajo la llo- vizna insistente y molesta, en la noche y en la niebla, los i>eri3ong.- jes de Moravia se van desespera- dos, persiguiendo fantasmas: "La pieza era un cu.bo de luz bJanca que encerraba a los dos amantes como un bloque de hielo mortuo- rio encierra dos cadáveres bien conservados." O vedlo que se es- fuerza por "evaporar", "dominar el profundo y celoso malestar." O "ellos van a hundirse en un cine." O "ellos están en la, cama, homibre j^m,ujer..., &a el tranquilo e indiferente hastío de la carne." Borrante mucho tiempo, Ja cen- sura había impedido la publioa- ción de "Los amibiciosoa". Recien- temente, "Laa ambiciones fraca- sadas" han aparecido. Ignoramos las niodiflcaciones impuestas por la oeusura. Pero el mundo de Mo- ravia no ha cambiador una pros- tituta, un joven vividor, una mu- jer rica e histérica, un coi'nudo complaciente, un jcweu enferimo, vicioso y alcahuete, etc. "Le am- bizionl sbagliate" no hace sino contin'uar. "Glí indiferemte". La misma psicología, eil mismo medio. Ltts ipersoniajee ohaaian sin respl- r-o, y cliarlando, llegan, aj crdnaiein: paintanois, eapírditus podridos, piere- za que se asquea de BÍ misma, y ante tíl violo, la podradujmibre. Mo- i.^avia es.tá siieimpre indifeneintie, im~ pasiblie. M. Panoraai, el orítíoo li- terario del "Corriere della Sera", no ha alegado a Moravia "la volun- tad moral"; pero agregó: "E>n s.us cuentos, ©1 estudio de la realidad es siempre eficaz, n¿ient!-as que la moralidad queda, con fi-ecuencia, vaga, es soilam-enite un dese-o, una astpiíiactón." ' E.OSSI CContinuará el pi'óxivu> jue/ves.) ;ill|liiill'iliil|illlll!lll!lll!llllllS!!:lllllllllli81llllll!¡ll!llllli»lBll»lU marchaban, por caminos flfwe el crimen creyó libres, loa hombros que iban a detioraHa... Pero Ma- drid los detuvo. Su flaqueza áiá fuerzas, su estupor dio coraje. La ola chocó sordamente contra el fa- rallón, para resolverse en un gran hervor de espumas. Asi em^pss:<¡ Madrid su duelo con la m,uerte. Tras el largo aoe-cho, tras la continua vigilancia, ahora que ya han cori-ido tantos días, ¿cuál se- el pensamiento de estos hom- bres que lio puédela franquear líi Ciudad Universitaria ni abrirse paso po-r las fortificaciones que defiend&n ' al barrio de Vsera ? Si no los cegara la im-potencia, pen- sarían 0ie están sitiados también. Sitiaúos'^or una ciudad, por un pueblo. "Sitiados por el sitio de Madrid." La urbe los subyuga, los castn-a. Los tiene allí, amarrados, con una sola roja idea clavada en la cabeza; presos en una oárceZ te- rribíe. ¿ Quién podrá defenderlos ? Madrid lucha y resiste; pero a ellos su defensa los pierde, porque su defensa es ata-que, un ataque de doce meses, sin salvación y sin vic- toria. Hacia atrás, el orgullo cerró- les ya todas las puertas, y ningu- na Jes abre; delante, la alta torra que sueñan someter. Están podri-'' dos en su propio fango, con los ojos vacíos y las manos crispadas. Frente a ellos, Madrid mete sus raices en la sangre de siempre, en la de Sil pasado, en la de su porve- nir. Madrid, que está haciendo otra vez su gran historia, forjando trabajosamente una vida que será para toda la vida. NlCOIAS GUILLEIN Stalin rai!lll!!!!lllll|!iim!!llllIllllllllllHlil!il!!Iill!IM^^^ Algunas veces llegan a nuestras manos periódicos o revistas so viéticos, y el nombre de España resplandece en todas laa colunmaa^ a través del obscuro alfabeto ruso. Hemos visto en estas publicacio- nes fotog-rafías de obraros ante un mapa de nuestra Península cla- vando loa ojos sobre las líneas verdes de nuestros ríos y sobre las líneaa rojas de sangre de nuestras triaoheras heroicas. Por encima da todos los sentimieatos de amistad que un buen español puede guar- dar hacia aquel país lejano, doríde las llanuras nevadas sonríen a u n a vida pacífica y justa, domina más altamente que ningún otro un senti- miento de cariño que se despierta al sorprender el cariño y el apoyo que en cada ho^ar ruso se alberga hacia Eapaña. Mucho dicen en favor del graa pueblo soviético las continuas pruebas materiales que viene dando de su solidaridad con la España trabajadora y lucha- dora; pero más que todo esto nos emocionan esas fotografías de loa muclmohos rusos siguiendo el curso de la guerra española sobre ua mapa da nuestro país. Cualquiera de nosotros apenas si conoce de Rusia doa o tres nombres de ciudades y dos o tres noveüsias; pero los jóvenes de Moscou o de Leningrado, o los campesinos de Georgia, hablan deí Manzanares y de Castilla fa«üliariaad03 ya con sus pue- blos y coa la sangre que sobre ellos 'se derrama diariamente. Y sola- mente al poder y a la tenacidad de los Soviets obedece esta solidari- dad del pueblo ruso, por haberle hecho comprender lo que España significa en la marcha del Mundo. Seguraanente hace veinte años loa obreros y los soldados «e Rusia desconocían ¡o que España era, y tenían' de ella una idea disparatada y pintoresca. Es al cabo de estos veinte años de engrandecimiento cuando preeisaimente siente el graa pueblo ruso esta heraiandad hacia el nuestro y diei)one libremente de tiempo y de fuerza para aprender la geografía española y la his- toria de nuestra guerra. Esos veinte años de crecíñiiento en todos los órdenes del progreso que ahora cumple la Unión Soviética son en nuestro pecho una satisfacción: la de saber al país ,más cercano al nuestro dueño de su destino y, lo que es aún más todavía, dueño da una fuerza poderosa capaz de asegurar ese destino defendiéndolo de cuantos ataques puedan salirle al paso. Este grandioso triunfo de la Rusia socialista presta a nuestros corazones de españoles nueva fe en el trurafo que operamos de la guerra. , Unos días antes del 1 de septiembre, día'mundial de m juventud, me' pidió un camarada ruso, el ht^panista ICelyin, un poema para el diario de la juventud de Moscou. El final de este poema decía: ¡Saliid, jóvenes rusos libertados! Hermanos, más que hermanos: camarad'as, nuestros trabajadores y soldados tienen sobre voeotros siiis miradae; .• Por que esa dicha que en la nieve ru«da eobre vuestras e&tapas solitarias IHgue hasta España, y una tarde pueda i tectaree en nuestras casas proletarias, / está la juventud máis generosa con los claros ÉUSÍISB oriientados hacia una España patria luminosa de oibreros, caoiipesinos y fsoidadoa. Esa España luminosa que encontraremos al día siguiente de nues- tra victoria tiene su iiíayor amiga en la Unión Soviética. No merece el nombre de español\ quien niegue o trate de menguar esta verdad indestructible. ANTONIO APARICIO Hilll!lll!lll|!lll!i!llll|llllllll!illllllllllllllillllli|ii!ill!i¡llllll||illlllffl ,UÑA Y MADRID Desde hace varios días está en Madrid la E;elegaclón de la Gene- ralidad de Caitalnña que ha venido a rendir homenaje a nuestra heroi. ca capital con motivo dei) primer aniversario de su victoriosa defensa. La Delegación catalana, en la que viene la "cobla" Albert Martí ha visitado los frentes, bailando en honor de nuestros soldados. X-a. visita de los caraaradas catalanea ha pueeto de relieve la solidaridad entre CataHuña y Madrid. Saludamos al comisario de Propaganda de ía Generalidad, Mdravitlleis, y agradecemos en todo lo que significa esta prueba más de cariño entre todos los pueblos de España, unidos bajo la bandera de la RepúbHca. ^™ ''''''''"'™"''™™'''''™»l™iroi¡il!illl!lillllllllll!llllllllllli!ílili^ ElHir;:;¡S!!!l!ilIP!lltlllllllli:illlll!»lllllllll!illllllI111111!l!!lllfi^ '«i!ia'"i''!!1!!!f«II!li!II!!iMPiimwin'^""-. •••: ..••'i'^i' *n-. HOJA SEMANAL DE LA ALIANZA DE INTELECTUALES ANTIFASCISTAS PARA LA DEFENSA DE LA CULTURA

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MUAi,! ,»¡i,iii,i'iiiiuitti I ii, Miftj'iimiiiira lili Hii,ii ijiijiiiií liiiiiiiciiiiiiiüiirüiiri

L a í ec h Cuaaclo era cliico nunca celebró níAgún día como señalado p a r a

un júbilo especial. Su ' santo y su, cumpleaños pa-íaron siempre in­advertidos p a r a todos. Los o t ros niños recibíjyj juguetes y bomlxines p a r a comnemorar la fecha de su natalicio; pero él tenía unos padres demasisfio pobres y que pasaban deanasiadas horas t rabajando p a r a ocuparse de esas cosas. Así vio pasa r el dia feliz pa ra otros que se l lamaban como él sin concederle ninguna iniport ancla. Su caso e ra el mismo de toda la niñez desvalida. El mismo. Por eso, como a ot ros muchos niños desvalidos, le sorprendió la adolc-scencia devorando ll­oros y folletos, hojas c landest inas y periódicos, que de te rminaban Un despido si se leían a la vis ta del contramiaestre o el patrono. Por eso su juventud es taba or ientada hacia u n ñn concreto con una fuer­za ineont<!nible. Y además hacia y a mucho tiempo que tenía una fe­cha que celebrar, en la que hubiera admitido parabienes por la inten­sa felicidad que le poseía.

E r a el 7 de novienibre. P a r a conmemorar ase día, que miarcaba en la Histor ia el comien­

do de la liberación del proletariado, guardalw. su insignia, la roja ®*'* "ella en que es t aban grabados u n a hoz y un marti l lo. Y engala-^^ba ios r e t r a tos que daban a su obacuj-a y est recha habitación pers-Peotivas i l imitadas. Lienin y Stal in destacaban sus rostros en los m a r ­os inodestos, sobre la bandera soviética eoníoccionada por la itia-

* « dsi t rabajador . Y debajo, sobre unas t ab las de made ra emba-"t t tuada de nogalina, es taban todos los tesoros del hogar . Los libros, Q'Je reproser iabají el frío d© miichos inviernos sin abrigo, de toda J^ia vida sin el menor eaparcimiento p a r a adquirirlos. Libros aina­dos por el hijo y respetados por la madre . El la mejor que nadie ha­bía podido aprec iar la decisiva influencia ejercida por ellos en el mu­chacho ignorante que era a h o r a un hombre "enterado". Y p a r a los lloros, única a r m a que encpntraba la Policía reaccionaria en los rc -Gsei''°^ periódicos de su vivienda, tenia la madre el escondite más ]a^°' "^^ ^ ^ ^^^° aniversario de la Revolución de octubre, desde que las^tw^/f^ iS' l iberación ai-rai^ó en la casa, fal taron an t e los r e t r a tos

nanderas n i los libros. E r a la mejor feolva que los t rabajadores del Mundo teniaa p a r a celebrar.

•iw + - ""^^ ^ sacar le el sorOo r u m o r de la sublevación.. Los mil i tares t ra idores a la pa t r i a hí,úían preparado cuidadosamente la en t rega de esca a l as .potencias ex t ran je ras fascistas. Un largo t ra-Dajo de za,pa facili taba a los facciosos el alzamiento. Planes elabo­rados por los estados mayores a lemán e italiano iban a destruir ciu­dades españolas y vidas españolas con la complicidad de los privile-ÉTiados de España.

Y fué como un reguero de pólvora. Las gentes , incluso aquellas que h a s t a entonces no sint ieron preocupaciones.de índole política, mo­vilizadas por un agudo sentido de responsabilidad, corrían a al is tar­se en las filas del Gobierno legitimo de la República. Luchaban por }a democracia y morían por ella, .^..^^^,.^ quienes días an tes "ablaban de las luchas sociales como de fenómenos acaecidos en p r o s planetas . Los planes elaborados por los estados mayoree fascis-^ ^ eomenzabñQ a fallar. El heroísmo de los milicianos, de un pueblo

• "impuesto a defender su libertad a toda costa, hacía f racasar los ^^^Iculos mejor hechos y obligaba a los invasores a g a s t a r a rmamen-" y hombres en una abundancia insospechada.

iF-^eron los pr imeros meses heroicos de la* t ropas Republicanas. *'! entusiasmo suplía a loe medios de combate; la decisión, a la téc-"ica ; el valor, a la disciplina. Mientras, los otros, los t raidores y los extranjeros que t r a t aban de convertir España en una colonia, vol­aban en la Península todo el mater ia l necesario para una ofensiva e g ran envergadura . Ante el poderoso a rmamen to que se les oponía,

• o^, f'^^^l'^Jios, con ios pies deshechos y las manos crispadas en los «•«illos,; p resen taban sus pechos como una mural la , en la que a ve-rfl.n * "^'^"^^^ desigualdad de medios abría t rágicas brechas. Y la mu-^"^^ e r a r o t a momentáneamente .

c a b f ^ ^^'^^^ ^^ ^^^^^ Madrid. Un dia pediría explicaciones de un vo-"«h ^"® ^ quemaba por injusto. Aunque no lo pareciera. Si había chaqueteado", ¿sabían los que comentaban cuánto se había conte-

esto b ' ^ ^ ^ana^an ]ñs horas como batallas. Un día se comprendería

? t i* el 7 de noviembre. ' í 'em^f'^^'^* querida sonó an t e las pue r t a s de su ciudad amenazada.

, extra r^°™° ot ros muchos, supo defenderla aquel dia de la manera ^ordinaria que ha regis t rado ya la Historia ante el Mundo.

la. a u " * í ^ ° ^°^^^ ^ " ^"^' ' ' *^''"''^' '^^^^''•'^- escuchaba la radio desde c r í t ^^ oradores de Madrid conmemoraban en los momentos má,s tubr^°^ P^'"* la ciudad ' la gloriosa jornada de la Revolución de oo-•^lida ^?^^ ' - ^ ^ humedecieron los ojos al pensar que ya siempre la y que • f^ inconmovible que nos pres taba aquella nación admirada

vi^„í*, í** ^ " 1 intensamente se fundiría en una fecha común, in-j a i s e s .

podría igualar j amás en Madrid y en Moscou al 7 de no-ROSAEIO DE)L OLMO

to

¿Conuoea el país 'que ni'xe la cglantírsaV iíuj 'ó el ágiiiía cuando 'a i:5Síirreocíón ds octubre / üei-rotó a. ios rent i s tas . ¿Conoces • el pa í s ' (¡oncíe se abren los o.jos de la iníancia al fiííuro, y no sobre el pasado ; <)3i donde la mujer va no es rr;ás tu sirvienta, ya no es máa til querida, ya no es m á s t u .ínujer, pero .sí una nrajer; el país uin pafronos, sin pu tas 5' shi curas ; el paSs «or.do Eo tienen dueilo las flores, el paSs de las granja? _ , líiiiieros, marinero:), • , msíiihsrgicos, tipógrafns, ferrcviarios'. ¿Conoces eí país tíe las grandes cocinas? . - , ¿ €oHoccs - '• el país que brilla en la mañana , - " que os rocío en los labios del' África opriiiiida. Kiicl cu e5 corazón «íe! Asia, la me ta de los negros y el cielo da los blancos? ¿Conoces ej país >> • donde ía noche da la mano al día.

e! pa ís de la esperanza y la canción que nace^ e! líais del t r igo verde aún do! material isino, el pai3 que es la pupila del ü n i v e r s o ^ ^ , ;; la sa l amandra dsl sol; cí país •„ ' ds ios granos.,

crisol, • " S ' " \ •' de las seniaüast , , "-el país, el país donde el lIa.nto del Mundo ío r rdará un bello ílía el d iamante del d í a ? ¿CONOCES E L F A I S S>S LOS OBKEROS? (1)

LOUI8 AKAOON

"m .^ '¿.^VfV . ^-i

(1) Allí la paz t raba ja el horror a la gueiTa. Labora áilí la paz, bloqueada de perros que por dientes enseñan, bayonetas. Y con t ra ese país - . , . ; •se const ruysn cañones, se a l imentan caballos, ' ES llena el m a r de buques, el viento de aviOkne.s, y contra su aire puro, ' ' con t ra sus íiombres puros, se p reparan los gases de l a muerte . ¿Conoces, camarada . conoces t u país? De él te viene la estrella que en la lucha t e guía, . la fuerza que tu sangre rec lama en cada hora . ¿Lo conoces t ú bien? [Escucha. Se oyen balas contra la Uni5n Soviética.

RAFAEL ALBERTI

^^•í- S^'ÍKS: -'••„-;«'v<fe« .¿ %-^* Í*J ;> . ^ ¡ S ^ y í S ^ / r i . »

;;piii!!i;!:ii!iii!i!U!!iii!iiai0i:ii!ii;ii*iiíSi!aiiiiiiiii!iii!íiiii!i!ss^^ , ,1., i:il!i!:;lii¡illlSlilll

a ÍGven litefatura' ta

"¿Hay siquiera un escritor que vea nuestras campiñas renacien­tes, nuestros caimipesinos reco­giendo alegremeinte la cosecha, las ciudades surgiendo en las tie­r ras paintenosae abonadas y sal­vadas, nues t ras masas obreras en su labor, tranquilas, conñadas, re­conciliadas con la patria, lanzán­dose Jas grandes ru tas imperiale.s de nuevo de Roma hacia todos los países del Mundo? ¿Hay acaso uno solo que escuche la voz me­tálica llenando .nues t ras plazas?"

Es de este modo como uno de los críticos literarios fascistas tro­naba sobre el "Trovere". La voz metálica del "duce" no inflamia a los li teratos italianos. Hacen todos grandes esfuerzos; pero la aUnós-fera es t a n sornteía, t a n opaca, y tan podrida la materia...

Los escritores de. antes del fas­cismo no han sido de ningún mo­do renovados por la "revolución". Ga.brieil d'Atimunzio es un fracaso^ En s,u libro reciente "Cento e cento e oento pagina del máo libro secreto", D'Annunzio se ha libe­rado del asunto, p n c a j a pa.labras y palabras, frasea y frases, pre-ocupándoee del « t m o . En el fon­do, pEüabras y frases podrían no tener ningún «entido; basta que suenen bien... Pero ¡qué aburr i-íaienito, <jué náuseas, qué olor a cadáver! Lucio d'Ambra, Salva-to­ra Gotta, Baohielli, ' etc., luchan heroicamente por Daos, por el rey y por la patria, suministrando a su público C0ind.es3s y gordos bur­gueses, innumerables variaciones eobre el amor legal y ©1 ilegal, perfumando el pecado con incien­so y condenándolo al final en nombre de la santidad de la ía-naiilia. Los viejos futuristas como Papiíni y Soíñci se han reconcl-

pcnío ni tina im

Hado con la Igl&iia y predican la criijis, la guerra, la miseria, como justos csstigoa enviados por Dios a los malos y los incrédiilos...

Pe ro los escritores que más nos Interesan &on los nrás jóvenes, es decir, los que han nacid.> en los primeros añcs del siglo XX, que no b a n sufrido la influencia di­recta da "los medios de Moliere y d e las ideologías disolventes liberalsoclalistaa", sino que han sido vanguardistas miembros de grupos de la juventud universita­r ia fascista, y ta l vez miembros de los equipos fascist'iis, que se han desarrollado en el ambiente fascista., q.ue han vivido todas las "grandes h o r a s " y todos 'os "des­arrollos de la revolución ía.'íeiita". Alberto Moravia, Arturlo I_,orla. De Michelis, Quarantono. Gambi-ni, Vittorini, Lanza, Bernard, Ghe-rardini. Massa, que soai los más conocidos, los más discutidos, las mejoras esperanzas de la literatu­ra italiana, ¿qué es lo que e^-crib&n ?

No esperamos de la joven lite­r a tu ra fascista iiíi un genio, ni una obra inmortal. Pero la cues­tión ©s saber si hay o no una llteratur.» fascista. El probI.3ma es discutido continuamente por los fascistas mismos. E n una recien­t e polémiica qoie ha puesto en ajgi-tación todo el caanjpo liteirairio, la mayoría h a daáo una respuesta negativa. Margar i ta Sarfatti , di­rectora de "Gerarchia" (revista teórica oficial del part ido fascis­ta) , h a tomado, alj, contrario, la íiefensa de la l i teratura i taliana n:;xl9rna; p?i-a hív Pvit.vlo el ITO-bi..ma de sn .3oi*-e ido fascista E!)i aflriíió qu3 "la novela en pru

documentrié

la sola forma de arto en ix cj-ii el arti-^ta pue le y debe quedar como descriptor flsl y próximo a la realidad conten'iporánca".

i*sro ella no h a examinado el problema fundamental; a saber: cuál es la realidad contemporánea descrita por los novelistas italia­nos. E n este &sntido,- los testimo­nios de los escritores de treinta años son de un significación par­ticular.

"Los indiferentes", de Alberto Moravia, aparecido hace varios años y tradoicido al francés, h a tenido un .gran éxito y ha da<lo al au tor el primtei- lugar ent re los jóvenee. El título mismo caracta-riza los personajes; una viuda cuyo amigo pellizca el patrimonio hE^ta apoderarse de í l ; la hija, que ha esperado inútlímente iin marido rico, desea u n a nueva vida, pero no eabe sino convertirse en la aimante del ami.go de su madre y casarse con él íiabdejido que su nueva vida será como la anti.gua; el hijo quisiera rebelarse, pero reconoce qne todos sus esfuerzos gon inútiiíes e inconscientes, y acepta el matrimonio de eu her-KLa.na porque él podrá de este üJOdo vivir en la ociosidad. Todos vegetan en la mentira y la hipo­cresía; débiles e indiferentes, ellos te soportan oocsio una fa.talidad. W nn rayo de luz: la a tmósfera es pesada; los persona.lea son gri­ses y sórdidos.

A propósito de otro libro de Mo­ravia, "Ija bella vita", nos iimi-taremog a ci tar los títulos, perezo­sos, fracasados, malvados. Hacen el mal de los cuentos de éste: "Cortesana cansada". "Crimen en el Círculo de tenis", "El snob", "El aburrimiento", "Muerte impro . visada", "Pin de una unión", etc.

sp. documeLitriei.ón de espíritu y de costumbi^5s oo.itemporá'.it^s. ¿"S

!llirini!il,lliiillllli||¡ll!]l:!i|ili!l!!liillll,ll!l!lii«!!!llllllll!lllli!llllliira

Un año lleva Madrid triwn¡an-do sobrí} el fascismo. Los meses que ya vivió, los reteses que está vicietido. le hacen una corona de fuetjo y martirio, una ardiente co- impaciente que ¡rustra €¡n el aire cpie sostiene su vuelo sobre altas roña que iiumina a toda España, gu intención carnicera. No han pa- cohmwMs de esperanza. qi'M resplandece .•iobre todo el sado. No saUlrén de su javlá. MOr Hace un año qit-e es así este jue-Síiindo. Nadie irjede vivir hoy de ¡irid -los somete, agitándoles «•« go terrible. En el primer instan-ei-pakl^as a Madrid; nadie puede cendal de humo qufí los turba y t^ Zcoi.i'ó la Humanidad im gnlo cerrar los ojos a su itwendio; nOr les m.oja la lengua de saliiía ra- de angustia, lanzó el fascismo un die que ame la democracia y ia Uosa. Madrid, ágil, mninoso, ccm alarido de victoria. Se la vio a la pa-z. Y es de este pueblo oalcin-a- la carne hedida, sanrjriento y ctndad comida por las llamas, ha­do, mordido a caño-nasos, de doií- desangrado, pero hurtando siem-de se levanta la voz más larga- pre el cuerno inverosiniil, rozando mente acusadora, la que penetra laa -rtmnaeos que se adelantan en todos loa oidos, punsante, fina, para asfixiarlo: gracia de ányel

olvi^„i ,— ^ ^ "=' inien

•^embre.

huida, para remover la sangre coagulada de los indiferentes, pit­r a azotar el lomo de los resagadcs, de los tímidos.

^ é Qiié significa Madrid ahora, vivo todavía—tod-aiia más vivo—, después de trescientas sese^ita- y cÍ7Wo em.boscadas de muertef Sig­nifica la victoria. V:!a victoria oonti^maJ Una gran victoria hecha de victorias pequeñcus, de trlimfos cotidianos, de triunfos de horas, de minutos, ds segundos. Madrid triunfa a coila momsnto; a cada instante se reliace y den-ota a l G-arahita^, que truena bajo el cie­lo sonriente.

Muy cerca de su dolor, enquis-tados en cuevas urbanas, la ciudad contempla a stís sitiadores; pero los mira como a fieras en jaula, tras los barrotes poderosos. AJH están el italiano y el alemán, en­vueltos en cólera. Alli están, hace doce meses, mirando con ojos bri­llantes en la obscuridad la presa graciosa y m.usculasa; alli, sacan-do por entre los hierros una garra

\

rrida por loa abuses; se la vio transformada en un delicioso pi-sapapel sobre la mesa multiininis-terial de Mussolitii. Hacia ella

Sll!;fflilm"l!i:!ilHi:i!il!:ill!illl!!llllli:!ll!ll!llllllllll!ll¡llli8llliro^

Con ireoíuencia he visto en tiempos pasados ia pala'bra "Moscou" en la primera página de los periódicos del Mundo entero. Sin embar­go, a.hora la veo cada vez iñenos, porque Moscou ha obtenido el triunfo en su lucha. Su pueblo ee ya Ubre. Durante el año qu« h a transcurr ido, la ciudad d'e la que se habló más en el Mundo ha sido Madrid. Los periódicos de los Estados Unidos, desde California has ta Kueva York, t raían di.3riam'ente largas columnas de noticias acerca de Madrid. Las titulares, en grandies caracteres, nos gri taban: "Ma­drid se sostiene cont ra los fascistas." "Franco no logra tomar Ma­drid." "Madrid no ha caifao." Y si espléndido ejemplo de Madrid !u-ohando pa.ra mantener su libsrt-ad ba dado vida y valor a todos los pueblos oprimidos que espenan verse libree algún dia, a pesar de las du:-as penalid.ades que para ello tengan que sufrir. Madrid sitiado, d'efendiéndose no sólo contra los propios rebeldes, ayudados por las potencias fascistas, sino también contra la duplicidad de la diploma­cia mundial; Madrid, digo, es la gra^n oludad heroica de nuestra época.

Con palabras de un hijo de E;'P2¡ña, de Lope d.e Vega, Madrid pue­de decir con orgullo a ¡os chinos, qve ¡aolian contra el imperialismo; a los cubanos, que viven bajo !a dictadura; a los negros de! África ooionial y a las raza's y clasís oprimidas de todas partee: " ¡Toma ejemplo, y nrira en mí!"

Haber vivido en Madrid durante aigunos mís-?£, en esta época, y haber experimentado ia serenidad de su valor y de su fortaleza, es el privilegio mayor q.ue h« conocido en loí, veinticinco años que llevo en la tierra.

L.4NGST0N H U G H E S Madrid, noviembre 1937.

Bajo el aguacero O bajo la llo­vizna insistente y molesta, en la noche y en la niebla, los i>eri3ong.-jes de Moravia se van desespera­dos, persiguiendo fan tasmas : "La pieza e ra un cu.bo de luz bJanca que encerraba a los dos aman tes como un bloque de hielo mortuo­rio encierra dos cadáveres bien conservados." O vedlo que se es­fuerza por "evaporar", "dominar el profundo y celoso malestar ." O "ellos van a hundirse en u n cine." O "ellos están en la, cama, homibre j^m,ujer..., &a el tranquilo e indiferente hastío de la carne."

Borrante mucho tiempo, Ja cen­sura había impedido la publioa-ción de "Los amibiciosoa". Recien­temente, "Laa ambiciones fraca­sadas" han aparecido. Ignoramos las niodiflcaciones impuestas por la oeusura. Pe ro el mundo de Mo­ravia no h a cambiador una pros­t i tuta, un joven vividor, una mu­jer rica e histérica, un coi'nudo complaciente, u n jcweu enferimo, vicioso y alcahuete, etc. "Le am-bizionl sbagliate" no hace sino contin'uar. "Glí indiferemte". La misma psicología, eil mismo medio. Ltts ipersoniajee ohaaian sin respl-r-o, y cliarlando, llegan, aj crdnaiein: paintanois, eapírditus podridos, piere-za que se asquea de BÍ misma, y ante tíl violo, la podradujmibre. Mo-i.^avia es.tá siieimpre indifeneintie, im~ pasiblie. M. Panoraai, el orítíoo li­terar io del "Corriere della Sera", no h a alegado a Moravia "la volun­tad moral"; pero agregó: "E>n s.us cuentos, ©1 estudio de la realidad es siempre eficaz, n¿ient!-as que la moralidad queda, con fi-ecuencia, vaga, es soilam-enite un dese-o, una astpiíiactón."

• • ' E.OSSI CContinuará el pi'óxivu> jue/ves.)

;ill|liiill'iliil|illlll!lll!lll!llllllS!!:lllllllllli81llllll!¡ll!llllli»lBll»lU

marchaban, por caminos flfwe el crimen creyó libres, loa hombros que iban a detioraHa... Pero Ma­drid los detuvo. Su flaqueza áiá fuerzas, su estupor dio coraje. La ola chocó sordamente contra el fa­rallón, para resolverse en un gran hervor de espumas. Asi em^pss:<¡ Madrid su duelo con la m,uerte.

Tras el largo aoe-cho, tras la continua vigilancia, ahora que ya han cori-ido tantos días, ¿cuál se­rá el pensamiento de estos hom­bres que lio puédela franquear líi Ciudad Universitaria ni abrirse paso po-r las fortificaciones que defiend&n ' al barrio de Vsera ? Si no los cegara la im-potencia, pen­sarían 0ie están sitiados también. Sitiaúos'^or una ciudad, por un pueblo. "Sitiados por el sitio de Madrid." La urbe los subyuga, los castn-a. Los tiene allí, amarrados, con una sola roja idea clavada en la cabeza; presos en una oárceZ te-rribíe. ¿ Quién podrá defenderlos ? Madrid lucha y resiste; pero a ellos su defensa los pierde, porque su defensa es ata-que, un ataque de doce meses, sin salvación y sin vic­toria. Hacia atrás, el orgullo cerró­les ya todas las puertas, y ningu­na Jes abre; delante, la alta torra que sueñan someter. Están podri-'' dos en su propio fango, con los ojos vacíos y las manos crispadas. Frente a ellos, Madrid mete sus raices en la sangre de siempre, en la de Sil pasado, en la de su porve­nir. Madrid, que está haciendo otra vez su gran historia, forjando trabajosamente una vida que será para toda la vida.

NlCOIAS GUILLEIN

Stalin rai!lll!!!!lllll|!iim!!llllIllllllllllHlil!il!!Iill!IM^^^

Algunas veces l legan a nues t r a s manos periódicos o revis tas so viéticos, y el nombre de E s p a ñ a resplandece en todas laa colunmaa^ a t r a v é s del obscuro alfabeto ruso. Hemos vis to en es tas publicacio­nes fotog-rafías de obraros a n t e un m a p a de nues t r a Península cla­vando loa ojos sobre l as líneas verdes de nues t ros ríos y sobre las líneaa rojas de sangre de nues t ras t r iaoheras heroicas. Por encima da todos los sent imieatos de amis tad que un buen español puede gua r ­d a r hac ia aquel país lejano, doríde las l l anuras nevadas sonríen a u n a vida pacífica y justa , domina m á s a l tamente que ningún otro un senti­miento de cariño que se despier ta a l sorprender el cariño y el apoyo que en cada h o ^ a r ruso se a lberga hacia Eapaña. Mucho dicen en favor del g r a a pueblo soviético las continuas pruebas mater ia les que viene dando de su solidaridad con la España t raba jadora y lucha-dora ; pero m á s que todo es to nos emocionan esas fotografías de loa muclmohos rusos siguiendo el curso de la gue r ra española sobre u a m a p a da nues t ro país. Cualquiera de nosotros apenas s i conoce de Rusia doa o t res nombres de ciudades y dos o tres noveüs ias ; pero los jóvenes de Moscou o de Leningrado, o los campesinos de Georgia, hab lan de í Manzanares y de Casti l la fa«üliariaad03 y a con sus pue­blos y coa la sangre que sobre ellos 'se d e r r a m a diar iamente . Y sola­mente a l poder y a la tenacidad de los Soviets obedece es ta solidari­dad del pueblo ruso, por haber le hecho comprender lo que E s p a ñ a significa en la m a r c h a del Mundo. Seguraanente hace veinte años loa obreros y los soldados «e Rusia desconocían ¡o que España era, y tenían' de ella una idea d i spa ra tada y pintoresca. E s al cabo de es tos veinte años de engrandecimiento cuando preeisaimente siente el g r a a pueblo ruso e s t a hera iandad hacia el nuest ro y diei)one l ibremente de t iempo y de fuerza p a r a aprender la geograf ía española y la his­toria de nues t r a guer ra . Esos veinte años de crecíñiiento en todos los órdenes del progreso que a h o r a cumple la Unión Soviética son en nuestro pecho una satisfacción: la de saber al país ,más cercano al nues t ro dueño de su destino y, lo que es a ú n m á s todavía, dueño da una fuerza poderosa capaz de asegura r ese destino defendiéndolo de cuantos a taques puedan salirle a l paso. Es te grandioso triunfo de la Rusia socialista p res ta a nues t ros corazones de españoles nueva fe en el trurafo que operamos de la guer ra . ,

Unos días an tes del 1 de septiembre, d í a 'mund ia l de m juventud, me' pidió un camarada ruso, el ht^panista ICelyin, un poema p a r a el diario de la juventud de Moscou. El final de este poema decía:

¡Saliid, jóvenes rusos l ibertados! Hermanos, m á s que hermanos: camarad'as, nuestros trabajadores y soldados t ienen sobre voeotros siiis miradae;

.• Por que esa dicha que en la nieve ru«da eobre vuestras e&tapas solitarias IHgue hasta España, y una tarde pueda i tec ta ree en nuestras casas proletarias, /

está la juventud máis generosa con los claros ÉUSÍISB oriientados hacia una España pa t r ia luminosa de oibreros, caoiipesinos y fsoidadoa.

E s a España luminosa que encontraremos al día siguiente de nues­t r a victoria tiene su iiíayor amiga en la Unión Soviética. No merece el nombre de español\ quien niegue o t r a t e de menguar esta verdad indestructible.

ANTONIO APARICIO

Hilll!lll!lll|!lll!i!llll|llllllll!illllllllllllllillllli|ii!ill!i¡llllll||illlllffl

,UÑA Y MADRID Desde hace varios días está en Madrid la E;elegaclón de la Gene­

ralidad de Caitalnña que ha venido a rendir homenaje a nues t r a heroi . ca capital con motivo dei) primer aniversario de su victoriosa defensa.

La Delegación catalana, en la que viene la "cobla" Albert Martí ha visitado los frentes, bailando en honor de nuestros soldados. X-a.

visita de los caraaradas catalanea ha pueeto de relieve la solidaridad entre CataHuña y Madrid. Saludamos al comisario de Propaganda de ía Generalidad, Mdravitlleis, y agradecemos en todo lo que significa esta prueba más de cariño entre todos los pueblos de España, unidos bajo

la bandera de la RepúbHca.

^ ™ ''''''''"'™"''™™'''''™»l™iroi¡il!illl!lillllllllll!llllllllllli!ílili^ ElHir;:;¡S!!!l!ilIP!lltlllllllli:illlll!»lllllllll!illllllI111111!l!!lllfi '«i!ia'"i''!!1!!!f«II!li!II!!iMPiimwin'^""-. •••: ..••'i' i' * n - .

HOJA SEMANAL DE LA ALIANZA DE INTELECTUALES ANTIFASCISTAS PARA LA DEFENSA DE LA CULTURA