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¡¡¡¡... "J tLªm[§, Instituto Internacional de Aprendir

para la Reconciliacion Sor.i::>

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Desafíos y potencialidades de la historia local en Guatemala

Memoria del Taller Antigua Guatemala 4-6 junio 2003

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Desafíos y potencialidades de la historia local en Guatemala

Memoria del Taller Antigua Guatemala 4-6 junio 2003

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Una publicación de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala -AV ANCSO-Di.rectora: Clara Arenas Edición al cuidado de: Helvi Mendizábal Saravia Diagramación: Sergio Wolford Ilustración de portada: Juan Manuel Sisay

~as opiniones Y criterios vertidos por los autores son de su entera responsabi­lidad Y no representan la posición de A V ANCSO.

Guatemala, agosto de 2005 Primera impresión: 1,000 ejemplares Impreso. en los talleres de Editores Siglo Veintiuno Seautonzalareprodu -6 d 1 . cit d d CCI n e contenido de esta publicación siempre que se

e a ecua amente la fuente ISBN 99922-68-33-6

Instituto A V ANCSO Sa. av. 2-30 zona 1, Ciudad de Guatemala Teléfonos 2232-5651 Y 2232-4947. Fax 2232-5841 www.avancso.org.gt

Presentación

Hacer investigación que sea oportuna y útil para abordar la realidad de los sectores populares, brindar oportunidades a jóvenes investigadores y privilegiar el trabajo de campo en los diseños de investigación, son principios fundacionales de AV ANCSO. El Área de Estudios de Historia Local, ~, busca contribuir a la concreción de tales propósitos a través de la interpelación de la historia nacional desde la experiencia concreta de las localidades. Las investigadoras del Área parten de problemáticas contemporáneas relevantes para identificar las entradas a sus investigaciones, y se basan en la memoria, la historia oral, para captar las subjetividades y los énfasis con que los actores locales recrean la historia de sus lugares. Éstos son los elementos con que cons­truyen su mapa de ruta para las búsquedas en archivo y las entrevistas subsiguientes.

En lo que concierne a las oportunidades para investigadores en formación, esta Área ha hecho esfuerzos por contribuir a la construc­ción de espacios que permitan el intercambio de experiencias y perspectivas críticas de la historia y en los que se privilegie la participación de jóvenes interesados. El taller denominado Desafíos y potencialidades de la historia local en Guatemala, organizado de manera conjunta con la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos y el Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos -CEMCA-, desarrollado durante tres días en junio de 2003, constituyó uno de tales espacios. En el mismo, jóvenes de las carreras de Historia y Antropología e investigadores de diversos centros tuvieron la opor­tunidad de entrar en contacto con el enfoque que privilegia el AEHL,

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Una publicación de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala -AV ANCSO-Di.rectora: Clara Arenas Edición al cuidado de: Helvi Mendizábal Saravia Diagramación: Sergio Wolford Ilustración de portada: Juan Manuel Sisay

~as opiniones Y criterios vertidos por los autores son de su entera responsabi­lidad Y no representan la posición de A V ANCSO.

Guatemala, agosto de 2005 Primera impresión: 1,000 ejemplares Impreso. en los talleres de Editores Siglo Veintiuno Seautonzalareprodu -6 d 1 . cit d d CCI n e contenido de esta publicación siempre que se

e a ecua amente la fuente ISBN 99922-68-33-6

Instituto A V ANCSO Sa. av. 2-30 zona 1, Ciudad de Guatemala Teléfonos 2232-5651 Y 2232-4947. Fax 2232-5841 www.avancso.org.gt

Presentación

Hacer investigación que sea oportuna y útil para abordar la realidad de los sectores populares, brindar oportunidades a jóvenes investigadores y privilegiar el trabajo de campo en los diseños de investigación, son principios fundacionales de AV ANCSO. El Área de Estudios de Historia Local, ~, busca contribuir a la concreción de tales propósitos a través de la interpelación de la historia nacional desde la experiencia concreta de las localidades. Las investigadoras del Área parten de problemáticas contemporáneas relevantes para identificar las entradas a sus investigaciones, y se basan en la memoria, la historia oral, para captar las subjetividades y los énfasis con que los actores locales recrean la historia de sus lugares. Éstos son los elementos con que cons­truyen su mapa de ruta para las búsquedas en archivo y las entrevistas subsiguientes.

En lo que concierne a las oportunidades para investigadores en formación, esta Área ha hecho esfuerzos por contribuir a la construc­ción de espacios que permitan el intercambio de experiencias y perspectivas críticas de la historia y en los que se privilegie la participación de jóvenes interesados. El taller denominado Desafíos y potencialidades de la historia local en Guatemala, organizado de manera conjunta con la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos y el Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos -CEMCA-, desarrollado durante tres días en junio de 2003, constituyó uno de tales espacios. En el mismo, jóvenes de las carreras de Historia y Antropología e investigadores de diversos centros tuvieron la opor­tunidad de entrar en contacto con el enfoque que privilegia el AEHL,

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así como de participar en la discusión del mismo con investigadores de amplia trayectoria y experiencia en diversas regiones.

Publicar la memoria de dicho taller constituye una forma de darle seguimiento al esfuerzo, de retomar el contacto con los diversos temas que en el mismo se abordaron. El trabajo de investigación y el debate académico quedarían estériles si no llegaran a otros actores sociales que puedan hacer un uso crítico de los mismos, de manera que la publicación también tiene el sentido de hacer llegar a un público amplio los contenidos del taller.

Instituto A V ANCSO julio, 2005.

iv

Contenido

Introducción Michel Bertrand

Una mirada a las principales tendencias sobre la historia local en Guatemala Contribución colectiva

A. La perspectiva de la antropología culturalista B. Hacia una lectura compleja de la comunidad indígena C. El silencio académico durante el periodo más álgido

del conflicto armado interno D. Reenfocando la investigación de lo local hacia la

conflictividad de los procesos socio-históricos E. El abordaje de nuevas y viejas problemáticas en el

estudio de los espacios locales y regionales desde perspectivas teóricas renovadas

F. Dilemas y desafíos de la historia local

El microanálisis en Geografia Nathalie Raymond

A. Introducción B. Antes de la mundialización, una geografía bastante

descriptiva y un "lo local" homogéneo y autónomo C. La mundialización y sus efectos sobre la geografía

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así como de participar en la discusión del mismo con investigadores de amplia trayectoria y experiencia en diversas regiones.

Publicar la memoria de dicho taller constituye una forma de darle seguimiento al esfuerzo, de retomar el contacto con los diversos temas que en el mismo se abordaron. El trabajo de investigación y el debate académico quedarían estériles si no llegaran a otros actores sociales que puedan hacer un uso crítico de los mismos, de manera que la publicación también tiene el sentido de hacer llegar a un público amplio los contenidos del taller.

Instituto A V ANCSO julio, 2005.

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Contenido

Introducción Michel Bertrand

Una mirada a las principales tendencias sobre la historia local en Guatemala Contribución colectiva

A. La perspectiva de la antropología culturalista B. Hacia una lectura compleja de la comunidad indígena C. El silencio académico durante el periodo más álgido

del conflicto armado interno D. Reenfocando la investigación de lo local hacia la

conflictividad de los procesos socio-históricos E. El abordaje de nuevas y viejas problemáticas en el

estudio de los espacios locales y regionales desde perspectivas teóricas renovadas

F. Dilemas y desafíos de la historia local

El microanálisis en Geografia Nathalie Raymond

A. Introducción B. Antes de la mundialización, una geografía bastante

descriptiva y un "lo local" homogéneo y autónomo C. La mundialización y sus efectos sobre la geografía

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D. El nuevo sentido del m.icroanálisis en geografía E. Conclusión

Reflexiones en torno a una renovación metodológica: de la "nueva historia" al microanálisis Michel Bertrand

A. De la "historia total" a la emergencia de nuevos paradigmas

B. La versión social del microanálisis: reflexiones en torno al libro de G. Levi

Reflexiones sobre la historia regional Arturo Taracena Arriola

A. Introducción

B. La región en las ciencias sociales C. Historia y región D. El surgimiento histórico de las regiones E. Los cambios dialécticos en una región F. Reflexiones metodológicas concretas sobre la

región de Los Altos en Guatemala G. Conclusión

La otra bibliografia sobre los indígenas de Chiapas Juan Pedro Viqueira

Seis libros básicos para comprender el Chiapas actual Temas de actualidad Temas de historia Observaciones finales

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Introducción

La propuesta inicial para la realización de este taller, que desembocó en la organización de tres jornadas de trabajo prolongadas por una mesa redonda transdisciplinaria y que ahora se concreta mediante esta publicación, surgió con la idea de tener un espacio de aprendizaje compartido entre quienes estamos interesados en estudiar la historia de Guatemala desde la perspectiva local. El objetivo fue empezar a discutir muchos de los interrogantes y desafíos que surgen en el trabajo de investigación que unos y otros estamos realizando. Al mismo tiempo, se proponía compartir las experiencias teórico-metodológicas que han permitido un acercamiento a lo local y, de manera más concreta, compartir los aportes del planteamiento microhistórico.

Las contribuciones aquí reunidas, a pesar de no incluir todas las intervenciones presentadas a lo largo del taller, ni los intensos intercambios que tuvimos durante las jornadas de trabajo, constitu­yen un conjunto bastante completo y fiel de lo que fue, según la apreciación de todos los participantes, un éxito y una experiencia muy enriquecedora.

El primer documento presentado* 1 constituye un balance historio­gráfico crítico de algunos de los trabajos desarrollados hasta ahora por antropólogos, historiadores y geógrafos que han estudiado la historia guatemalteca desde la perspectiva local y regional. Los autores hacen un recorrido por diversos estudios analizando cómo, en dicha produc­ción, se ha entendido la relación entre lo local, lo nacional y lo global.

·¡ En su elaboración participaron Isabel Rodas, Lizeth Jiménez, María Victoria García, Matilde González, Rosa Torras y Gustavo Palma.

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D. El nuevo sentido del m.icroanálisis en geografía E. Conclusión

Reflexiones en torno a una renovación metodológica: de la "nueva historia" al microanálisis Michel Bertrand

A. De la "historia total" a la emergencia de nuevos paradigmas

B. La versión social del microanálisis: reflexiones en torno al libro de G. Levi

Reflexiones sobre la historia regional Arturo Taracena Arriola

A. Introducción

B. La región en las ciencias sociales C. Historia y región D. El surgimiento histórico de las regiones E. Los cambios dialécticos en una región F. Reflexiones metodológicas concretas sobre la

región de Los Altos en Guatemala G. Conclusión

La otra bibliografia sobre los indígenas de Chiapas Juan Pedro Viqueira

Seis libros básicos para comprender el Chiapas actual Temas de actualidad Temas de historia Observaciones finales

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Introducción

La propuesta inicial para la realización de este taller, que desembocó en la organización de tres jornadas de trabajo prolongadas por una mesa redonda transdisciplinaria y que ahora se concreta mediante esta publicación, surgió con la idea de tener un espacio de aprendizaje compartido entre quienes estamos interesados en estudiar la historia de Guatemala desde la perspectiva local. El objetivo fue empezar a discutir muchos de los interrogantes y desafíos que surgen en el trabajo de investigación que unos y otros estamos realizando. Al mismo tiempo, se proponía compartir las experiencias teórico-metodológicas que han permitido un acercamiento a lo local y, de manera más concreta, compartir los aportes del planteamiento microhistórico.

Las contribuciones aquí reunidas, a pesar de no incluir todas las intervenciones presentadas a lo largo del taller, ni los intensos intercambios que tuvimos durante las jornadas de trabajo, constitu­yen un conjunto bastante completo y fiel de lo que fue, según la apreciación de todos los participantes, un éxito y una experiencia muy enriquecedora.

El primer documento presentado* 1 constituye un balance historio­gráfico crítico de algunos de los trabajos desarrollados hasta ahora por antropólogos, historiadores y geógrafos que han estudiado la historia guatemalteca desde la perspectiva local y regional. Los autores hacen un recorrido por diversos estudios analizando cómo, en dicha produc­ción, se ha entendido la relación entre lo local, lo nacional y lo global.

·¡ En su elaboración participaron Isabel Rodas, Lizeth Jiménez, María Victoria García, Matilde González, Rosa Torras y Gustavo Palma.

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Más concretamente, lo que pretenden mostrar es, a través de los trabajos seleccionados, cómo se ha estudiado la actuación de los sujetos sociales que intervienen en la dinámica local-nacional. La idea central de este trabajo es recuperar tanto los avances y los aprendizajes, como los nuevos desafíos y dilemas que estos estudios nos plantean.

A partir del panorama historiográfico transcurrido hasta la fecha, los a~tores advierten varias tendencias. Una sería un énfasis por el estudio de la región del altiplano, especialmente k'iche' tanto del área centr~l como p~riférica; un predominio de abordar la problemática agr~1a por encima de otras lógicas que intervienen en los procesos sociales; un estudio de las relaciones étnicas en términos dicotómi­cos, así. co.mo .también la relación Estado-localidad. Señalan que una de las limitaciones que se advierte es la dificultad en reconstruir los ~roce~os .de.sde una perspectiva balística y en establecer un diálogo mterdisc1plinar dentro de las mismas ciencias sociales. Para terminar también in.sisten en que los estudios históricos han privilegiado l~ ~ente escrita producida por algunas de las instancias administrativas

el Estado, dejando sin trabajar un sinnúmero de fuentes, temáticas, actores y perspectivas.

En cierta forma, los trabajos reunidos a continuación de esta presenta ·' h' · , . d Clon 1stonograf1ca pretenden precisamente abrir vías que pduetrandayudar a colmar algunas de las limitaciones identificadas

en o e la histo · af' b 1 . . t d riogr 1a so re Guatema a, recurriendo a un acerca-~~n ° e tipo micro. Del conjunto de textos ofrecidos al lector y a la ;~ora, ~athalie Raymond y Michel Bertrand presentan desde dos ac rspec~vas disciplinarias diferentes, el aporte que si~nificó este

Preer~armNenthto ?e tipo macro en sus respectivos campos. Como lo Cisa a ahe Ra d 1 d 1 sis ha ~ . ymon para e caso e a geografía, el microanáli-

políti ce re erencia a la dimensión local de las cuestiones sociales cas, económicas lt 1 '

escala del "lu ar" . ' ... cu ura es. etc., o sea, para el geógrafo, a la m... g ·¿Que es un lugar para esta disciplina? Es un punto el as

0 tmebn~~ grande dependiendo de la escala de. observación' emen o asico del . 'f" ' d' ti t d espacio geogra 1co, pero un punto singular

Is t n ~ e los demás, identificado. En su contribución la geógraf~ pre en e entonces contestar a las preguntas siguientes:' lCuál es el

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interés para el geógrafo de estudiar los hechos humanos a nivel del lugar? lEn qué medida lo local nos permite entender mejor las sociedades humanas en sus características y su relación con el espacio? Después de una rápida reflexión epistemológica, Nathalie Raymond aborda la novedad introducida por el microanálisis para la geografía de hoy. Recordando a Olivier Dollfus, subraya que el nivel local ya no es el nivel de la comunidad territorial de base sino el que resulta, en un mismo lugar, de un entrecruzamiento y de superposi­ciones de espacios con geometrías y finalidades diferentes. El espacio local continúa siendo fundamental porque constituye el principal espacio de vida de la gente y porque la proximidad que lo define sigue teniendo un peso importante. Sin embargo, hay que tener en mente que el espacio local es parte de varios sistemas cuyas lógicas se despliegan en diferentes escalas: regional, nacional, mundial. Natha­lie Raymond insiste por lo tanto en la complejidad del espacio local que ya no es para nada homogéneo, ni fuente de solidaridad.

En su contribución, Michel Bertrand se atiene a las mismas perspectivas que Nathalie Raymond, pero desde la ciencia histórica. Partiendo de la progresiva afirmación de lo que va venir a llamarse, a principio del siglo XX, la historia social, muestra cómo entre la llamada "nueva historia" surgida en torno a la revista Annales de Marc Bloch y Lucien Febvre, y el microanálisis aplicado al plantea­miento social, existen más continuidades que rupturas. Está claro que la propuesta micro en historia pretende superar algunas de las limitaciones del planteamiento macro y estructural de la llamada "École des Annales". Sin embargo, el autor subraya fuertemente la profunda diferencia entre el análisis micro y, por ejemplo, la concep­ción de la m.icrohistoria defendida por el historiador mexicano recientemente desaparecido Luis González y González. Michel Bertrand muestra cómo el m.icroanálisis se inscribe en realidad en una profundización del planteamiento de los Annales. Para ello utiliza la obra fundamental del historiador italiano Giovani Levi para ilustrar la estrecha relación entre ambos acercamientos. Ya que, como lo escribió Bernard Lepetit, entre macro y micro sí existe una radical diferencia de escala pero no de planteamiento. Lo micro se construye siempre en su estrecha relación con lo macro, ya sea éste regional,

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Más concretamente, lo que pretenden mostrar es, a través de los trabajos seleccionados, cómo se ha estudiado la actuación de los sujetos sociales que intervienen en la dinámica local-nacional. La idea central de este trabajo es recuperar tanto los avances y los aprendizajes, como los nuevos desafíos y dilemas que estos estudios nos plantean.

A partir del panorama historiográfico transcurrido hasta la fecha, los a~tores advierten varias tendencias. Una sería un énfasis por el estudio de la región del altiplano, especialmente k'iche' tanto del área centr~l como p~riférica; un predominio de abordar la problemática agr~1a por encima de otras lógicas que intervienen en los procesos sociales; un estudio de las relaciones étnicas en términos dicotómi­cos, así. co.mo .también la relación Estado-localidad. Señalan que una de las limitaciones que se advierte es la dificultad en reconstruir los ~roce~os .de.sde una perspectiva balística y en establecer un diálogo mterdisc1plinar dentro de las mismas ciencias sociales. Para terminar también in.sisten en que los estudios históricos han privilegiado l~ ~ente escrita producida por algunas de las instancias administrativas

el Estado, dejando sin trabajar un sinnúmero de fuentes, temáticas, actores y perspectivas.

En cierta forma, los trabajos reunidos a continuación de esta presenta ·' h' · , . d Clon 1stonograf1ca pretenden precisamente abrir vías que pduetrandayudar a colmar algunas de las limitaciones identificadas

en o e la histo · af' b 1 . . t d riogr 1a so re Guatema a, recurriendo a un acerca-~~n ° e tipo micro. Del conjunto de textos ofrecidos al lector y a la ;~ora, ~athalie Raymond y Michel Bertrand presentan desde dos ac rspec~vas disciplinarias diferentes, el aporte que si~nificó este

Preer~armNenthto ?e tipo macro en sus respectivos campos. Como lo Cisa a ahe Ra d 1 d 1 sis ha ~ . ymon para e caso e a geografía, el microanáli-

políti ce re erencia a la dimensión local de las cuestiones sociales cas, económicas lt 1 '

escala del "lu ar" . ' ... cu ura es. etc., o sea, para el geógrafo, a la m... g ·¿Que es un lugar para esta disciplina? Es un punto el as

0 tmebn~~ grande dependiendo de la escala de. observación' emen o asico del . 'f" ' d' ti t d espacio geogra 1co, pero un punto singular

Is t n ~ e los demás, identificado. En su contribución la geógraf~ pre en e entonces contestar a las preguntas siguientes:' lCuál es el

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interés para el geógrafo de estudiar los hechos humanos a nivel del lugar? lEn qué medida lo local nos permite entender mejor las sociedades humanas en sus características y su relación con el espacio? Después de una rápida reflexión epistemológica, Nathalie Raymond aborda la novedad introducida por el microanálisis para la geografía de hoy. Recordando a Olivier Dollfus, subraya que el nivel local ya no es el nivel de la comunidad territorial de base sino el que resulta, en un mismo lugar, de un entrecruzamiento y de superposi­ciones de espacios con geometrías y finalidades diferentes. El espacio local continúa siendo fundamental porque constituye el principal espacio de vida de la gente y porque la proximidad que lo define sigue teniendo un peso importante. Sin embargo, hay que tener en mente que el espacio local es parte de varios sistemas cuyas lógicas se despliegan en diferentes escalas: regional, nacional, mundial. Natha­lie Raymond insiste por lo tanto en la complejidad del espacio local que ya no es para nada homogéneo, ni fuente de solidaridad.

En su contribución, Michel Bertrand se atiene a las mismas perspectivas que Nathalie Raymond, pero desde la ciencia histórica. Partiendo de la progresiva afirmación de lo que va venir a llamarse, a principio del siglo XX, la historia social, muestra cómo entre la llamada "nueva historia" surgida en torno a la revista Annales de Marc Bloch y Lucien Febvre, y el microanálisis aplicado al plantea­miento social, existen más continuidades que rupturas. Está claro que la propuesta micro en historia pretende superar algunas de las limitaciones del planteamiento macro y estructural de la llamada "École des Annales". Sin embargo, el autor subraya fuertemente la profunda diferencia entre el análisis micro y, por ejemplo, la concep­ción de la m.icrohistoria defendida por el historiador mexicano recientemente desaparecido Luis González y González. Michel Bertrand muestra cómo el m.icroanálisis se inscribe en realidad en una profundización del planteamiento de los Annales. Para ello utiliza la obra fundamental del historiador italiano Giovani Levi para ilustrar la estrecha relación entre ambos acercamientos. Ya que, como lo escribió Bernard Lepetit, entre macro y micro sí existe una radical diferencia de escala pero no de planteamiento. Lo micro se construye siempre en su estrecha relación con lo macro, ya sea éste regional,

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nacional o global. En este sentido, microanálisis y macrohistoria son dos caminos, distintos pero nunca contradictorios, que desembocan en un mismo proceso de elaboración del conocimiento histórico.

Es precisamente este último axioma que demuestran e ilustran las contribuciones de Arturo Taracena y Juan Pedro Viqueira. Partiendo del balance historiográfico que se puede dibujar sobre el tema del nacimiento de las naciones latinoamericanas, Arturo Taracena subraya que en la experiencia histórica latinoamericana, las unificaciones políticas significaron la desestructuración de las regiones tanto en las experiencias republicanas federales como en las centralistas. Muy especialmente en la medida en que se fueron extendiendo los poderes c~ntralizadores que fueron debilitando los poderes regionales y locales. Sm embargo, tales efectos centralizadores no han podido borrar los rasgos básicos de las realidades geográficas, étnicas, culturales y económicas de esas regiones y territorios. Estudiarlos y dimensionarlos es, por tanto, la tarea de los historiadores que buscan comprender la realidad nacional desde el estudio de lo regional y de lo local. Arturo Taracena propone entonces un repaso muy concreto y preciso de la definición de lo regional a partir de las distintas ciencias sociales. Pone en evidencia lo que él llama "el surgimiento histórico de las regiones", proce~o que reconstruye con el caso de los Altos en Guatemala. Para él, la re~ón altense viene a ser algo como un laboratorio que permite exammar la construcción histórico-social de esa reoión en función de lahist · · ~ d

. ona naCional guatemalteca y, aún más, como parte de la historia el1stmo centroamericano en su conjunto.

. Pa;a terminar, el caso de Chiapas propuesto por Juan Pedro VIqueua es otro ejemplo de la forma de abordar lo global desde lo ~~al. Con base a un repaso muy preciso de la bibliografía sobre

apas, el historiador mexicano muestra cómo los estudios relativos ~esta región fue~on, a lo larg? del siglo XX, escritos desde la perspec­tiva ~entr~ meXIcana. Más aun, muestra cómo a partir de los '80, para l~s hi~toriad.ores fue necesario admitir que los indígenas tenían una his!or1a p~cular que era necesario estudiar para poder comprender mejor su Situación presente. Fue así como la historia sobre Chiapas conoció un formidable desarrollo a lo largo de dicha década, creándo­se también las condiciones propicias para una renovación de la

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antropología chiapaneca. En un segundo momento, la presentación de Juan Pedro Viqueira analiza seis obras que considera fundamentales para entender el Chiapas de hoy y, para terminar, el autor propone un listado de temas para profundizar en el conocimiento y la comprensión de la realidad chiapaneca. Con ello, lo que pretende Juan Pedro Viquei­ra es presentar a los lectores y lectoras el conocimiento generado por los investigadores especializados en la historia y la antropología de los indígenas de Chiapas, sugiriendo que cualquier debate sobre el futuro de esta región, debería basarse en éstos y en otros trabajos igualmente informados y rigurosos sobre los problemas que aquejan a los indíge­nas de este Estado de la república mexicana.

La iniciativa perseguida con este libro surgido de una estrecha colaboración entre el Área de Historia Local de A V ANCSO y CEMCA­Guatemala es animar a jóvenes investigadores en Guatemala a tomar en cuenta este cambio de escala, esta nueva perspectiva de historia micro, como un camino prometedor para acercarse al conocimiento del pasado del país. Los coordinadores de estas jornadas considera­rían haber alcanzado su propósito si, en los años que vienen, varios estudios llevados a cabo desde la perspectiva presentada aquí salieran a la luz del día. Un objetivo para estos coordinadores podría ser entonces presentar los avances conseguidos por estas nuevas investi­gaciones sobre el pasado guatemalteco en un foro organizado en el marco de uno de los próximos congresos de historia centroamericana.

Michel Bertrand

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nacional o global. En este sentido, microanálisis y macrohistoria son dos caminos, distintos pero nunca contradictorios, que desembocan en un mismo proceso de elaboración del conocimiento histórico.

Es precisamente este último axioma que demuestran e ilustran las contribuciones de Arturo Taracena y Juan Pedro Viqueira. Partiendo del balance historiográfico que se puede dibujar sobre el tema del nacimiento de las naciones latinoamericanas, Arturo Taracena subraya que en la experiencia histórica latinoamericana, las unificaciones políticas significaron la desestructuración de las regiones tanto en las experiencias republicanas federales como en las centralistas. Muy especialmente en la medida en que se fueron extendiendo los poderes c~ntralizadores que fueron debilitando los poderes regionales y locales. Sm embargo, tales efectos centralizadores no han podido borrar los rasgos básicos de las realidades geográficas, étnicas, culturales y económicas de esas regiones y territorios. Estudiarlos y dimensionarlos es, por tanto, la tarea de los historiadores que buscan comprender la realidad nacional desde el estudio de lo regional y de lo local. Arturo Taracena propone entonces un repaso muy concreto y preciso de la definición de lo regional a partir de las distintas ciencias sociales. Pone en evidencia lo que él llama "el surgimiento histórico de las regiones", proce~o que reconstruye con el caso de los Altos en Guatemala. Para él, la re~ón altense viene a ser algo como un laboratorio que permite exammar la construcción histórico-social de esa reoión en función de lahist · · ~ d

. ona naCional guatemalteca y, aún más, como parte de la historia el1stmo centroamericano en su conjunto.

. Pa;a terminar, el caso de Chiapas propuesto por Juan Pedro VIqueua es otro ejemplo de la forma de abordar lo global desde lo ~~al. Con base a un repaso muy preciso de la bibliografía sobre

apas, el historiador mexicano muestra cómo los estudios relativos ~esta región fue~on, a lo larg? del siglo XX, escritos desde la perspec­tiva ~entr~ meXIcana. Más aun, muestra cómo a partir de los '80, para l~s hi~toriad.ores fue necesario admitir que los indígenas tenían una his!or1a p~cular que era necesario estudiar para poder comprender mejor su Situación presente. Fue así como la historia sobre Chiapas conoció un formidable desarrollo a lo largo de dicha década, creándo­se también las condiciones propicias para una renovación de la

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antropología chiapaneca. En un segundo momento, la presentación de Juan Pedro Viqueira analiza seis obras que considera fundamentales para entender el Chiapas de hoy y, para terminar, el autor propone un listado de temas para profundizar en el conocimiento y la comprensión de la realidad chiapaneca. Con ello, lo que pretende Juan Pedro Viquei­ra es presentar a los lectores y lectoras el conocimiento generado por los investigadores especializados en la historia y la antropología de los indígenas de Chiapas, sugiriendo que cualquier debate sobre el futuro de esta región, debería basarse en éstos y en otros trabajos igualmente informados y rigurosos sobre los problemas que aquejan a los indíge­nas de este Estado de la república mexicana.

La iniciativa perseguida con este libro surgido de una estrecha colaboración entre el Área de Historia Local de A V ANCSO y CEMCA­Guatemala es animar a jóvenes investigadores en Guatemala a tomar en cuenta este cambio de escala, esta nueva perspectiva de historia micro, como un camino prometedor para acercarse al conocimiento del pasado del país. Los coordinadores de estas jornadas considera­rían haber alcanzado su propósito si, en los años que vienen, varios estudios llevados a cabo desde la perspectiva presentada aquí salieran a la luz del día. Un objetivo para estos coordinadores podría ser entonces presentar los avances conseguidos por estas nuevas investi­gaciones sobre el pasado guatemalteco en un foro organizado en el marco de uno de los próximos congresos de historia centroamericana.

Michel Bertrand

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Una mirada a las principales tendencias sobre la historia local en Guatemala

Contribución colectiva *¡

A fin de iniciar el debate y la reflexión sobre los estudios de historia local en Guatemala, presentamos un análisis ilustrativo de los diferen­tes enfoques, temáticas, períodos y espacios que han sido abordados. Para ello, hemos considerado algunos estudios de lo local elaborados desde la historia, la antropología y la geografía.

A fin de iniciar el debate y la reflexión sobre los estudios de historia local en Guatemala, presentamos un análisis ilustrativo de los diferentes enfoques, temáticas, períodos y espacios que han sido abordados. Para ello, hemos considerado algunos estudios de lo local elaborados desde la historia, la antropología y la geografía.1

/ Nos interesó analizar cómo en dicha producción se ha entendido la relación entre lo local, lo nacional y lo global; cómo se ha estudiado la actuación de los sujetos sociales que intervienen en la dinámica

·¡ En la elaboración de este texto participaron la antropóloga Isabel Rodas, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueológicas de la USAC; y los investigadores de AV ANCSO: María Victoria García, politóloga, y los historiadores Lizeth Jiménez, Matilde González, Rosa Torras y Gustavo Palma. 1/ Como ejercicio ilustrativo se analizarán los trabajos de Jean Piel, Michel Demyk,

Michel Bertrand, Greg Grandin, Robert Carmack, Arturo Taracena, Edgar Esquit, Isabel Rodas, Matilde González, George Lovell, Ricardo Falla y Stephania Gallini. Este esfuerzo no pretendió abarcar la totalidad de estudios sobre lo local que se han elaborado en Guatemala, sino retomar algunos de ellos a fin de poder reflexionar sobre el trabajo realizado y debatir a partir de esta base.

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Una mirada a las principales tendencias sobre la historia local en Guatemala

Contribución colectiva *¡

A fin de iniciar el debate y la reflexión sobre los estudios de historia local en Guatemala, presentamos un análisis ilustrativo de los diferen­tes enfoques, temáticas, períodos y espacios que han sido abordados. Para ello, hemos considerado algunos estudios de lo local elaborados desde la historia, la antropología y la geografía.

A fin de iniciar el debate y la reflexión sobre los estudios de historia local en Guatemala, presentamos un análisis ilustrativo de los diferentes enfoques, temáticas, períodos y espacios que han sido abordados. Para ello, hemos considerado algunos estudios de lo local elaborados desde la historia, la antropología y la geografía.1

/ Nos interesó analizar cómo en dicha producción se ha entendido la relación entre lo local, lo nacional y lo global; cómo se ha estudiado la actuación de los sujetos sociales que intervienen en la dinámica

·¡ En la elaboración de este texto participaron la antropóloga Isabel Rodas, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueológicas de la USAC; y los investigadores de AV ANCSO: María Victoria García, politóloga, y los historiadores Lizeth Jiménez, Matilde González, Rosa Torras y Gustavo Palma. 1/ Como ejercicio ilustrativo se analizarán los trabajos de Jean Piel, Michel Demyk,

Michel Bertrand, Greg Grandin, Robert Carmack, Arturo Taracena, Edgar Esquit, Isabel Rodas, Matilde González, George Lovell, Ricardo Falla y Stephania Gallini. Este esfuerzo no pretendió abarcar la totalidad de estudios sobre lo local que se han elaborado en Guatemala, sino retomar algunos de ellos a fin de poder reflexionar sobre el trabajo realizado y debatir a partir de esta base.

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local-nacional. La idea es recuperar tanto los avances, aprendizajes y potencialidades de la historia local, como los desafíos y dilemas metodológicos y temáticos que estos estudios nos plantean. Ello, de cara al reto de plantear una perspectiva crítica y enriquecida de lo nacional, para leer e interpretar las graves problemáticas que enfren­tamos hoy como país.

A. La perspectiva de la antropología culturalista

1. El análisis de lo local desde el concepto de comunidad

Durante los años 1930 a los '60, el estudio de lo local en Guatemala estuvo vinculado a la antropología culturalista estadounidense. En este período hubo una extensa producción de etnografías que estudia­ron la localidad bajo un concepto de comunidad ahistórica, cerrada y homogénea. Estas características de uno de los términos claves que delimitan el objeto de estudio de esa antropología, nos permiten pensar en las consecuencias de las descripciones, de los análisis y de las interpretaciones de estos estudiosos de lo social en nuestro país. Precisamente, el concepto de comunidad escogía y seleccionaba desde ya el universo de interés de estos observadores de lo social, marcaba un territorio y, sobre todo, construía una observación fundada en la poca düerenciación social aparente de los grupos que pertenecían a ella. Esa visión homogeneizante de los individuos es co~secuencia de la aplicación de los principios de la escuela de la sociología funcionalista norteamericana aplicados en la metodología de la antropología social. Nos parece entonces pertinente remarcar algunos de esos principios teóricos de articulación del conocimiento.

Nuestro referente teórico se remonta a ese centro productor de conocimiento de la primera mitad del siglo XX, del cual retomamos los aportes planteados por Talcott Parsons 2/ formador de pensadores y persona decisiva en la formulación de 1~ corriente funcionalista. Par­so~ explicaba ~a ~eproducción de los sistemas sociales a partir de una teona de la socialización, que enfatizaba en la regulación de la acción

z¡ Parsons difundió estos conceptos en 1966, después de sus primeras definiciones elaboradas desde 193 7.

8

social de los individuos por medio de normas y valores aprendidos precozmente a través de agentes socializadores, que habían sido socializados en ese sistema y legitimados, a su vez, para asegurar su función socializadora. De esta manera se explicaba la reproducción de los sistemas sociales, pero extremando la función socializadora de los individuos, con poca capacidad para explicar los cambios provocados por todos aquellos individuos que no siguieran las normas, 3/ a pesar de su inmersión dentro de los esquemas culturales.

Los cientistas sociales norteamericanos que arribaron a nuestro país con esa perspectiva teórica a realizar trabajo de campo, desplega­ron una diversidad de discursos que definían objetos diferenciados dentro del marco de las comunidades cerradas. 4/ En no pocos casos, los antropólogos buscaron como objeto de investigación, comunida­des indígenas "puras" dedicadas al cultivo de autosubsistencia, dando poco peso, en sus estudios, a las relaciones de estas localidades con el exterior; no realizaron investigaciones en las zonas donde existían indígenas urbanos y comerciantes, ni en las zonas donde los mayas constituían trabajadores asalariados en la agricultura. 5I

Algunos de estos estudios serían publicados en el Seminario de Integración Social de Guatemala -SISG-- para ser difundidos entre el público guatemalteco. Pero sólo algunas de estas obras trascendieron el acontecimiento de la publicación, incidiendo y retroalimentando el discurso político y social sobre la caracterización cultural y binómica (indígena/ladino) de la sociedad guatemalteca. Es decir, la disciplina parte del a priori político con el que el Estado guatemalteco organizó el espacio del poder durante el siglo XIX y lo perpetúa en su análisis disciplinario. Su legitimidad como discurso científico se fundó en el

3/ La síntesis de este apartado fue realizada a partir del texto de Claude Dubar. La

socialisation, Construction des identités sociales et professionnelles. Armand Colin, Paris, 2002. 4

/ Stoll y la etnografía chortí, Tax y la economía, el continuum folk-urbano de Méndez, las cofradías de Reyna, etc. 5

/ Carol Smith, "Interpretaciones norteamericanas sobre la raza y el racismo en Guatemala. Una genealogía crítica", en A V ANCSO, ¿Racismo en Guatemala? Abriendo el debate sobre un tema tabú. Guatemala, 1999.

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local-nacional. La idea es recuperar tanto los avances, aprendizajes y potencialidades de la historia local, como los desafíos y dilemas metodológicos y temáticos que estos estudios nos plantean. Ello, de cara al reto de plantear una perspectiva crítica y enriquecida de lo nacional, para leer e interpretar las graves problemáticas que enfren­tamos hoy como país.

A. La perspectiva de la antropología culturalista

1. El análisis de lo local desde el concepto de comunidad

Durante los años 1930 a los '60, el estudio de lo local en Guatemala estuvo vinculado a la antropología culturalista estadounidense. En este período hubo una extensa producción de etnografías que estudia­ron la localidad bajo un concepto de comunidad ahistórica, cerrada y homogénea. Estas características de uno de los términos claves que delimitan el objeto de estudio de esa antropología, nos permiten pensar en las consecuencias de las descripciones, de los análisis y de las interpretaciones de estos estudiosos de lo social en nuestro país. Precisamente, el concepto de comunidad escogía y seleccionaba desde ya el universo de interés de estos observadores de lo social, marcaba un territorio y, sobre todo, construía una observación fundada en la poca düerenciación social aparente de los grupos que pertenecían a ella. Esa visión homogeneizante de los individuos es co~secuencia de la aplicación de los principios de la escuela de la sociología funcionalista norteamericana aplicados en la metodología de la antropología social. Nos parece entonces pertinente remarcar algunos de esos principios teóricos de articulación del conocimiento.

Nuestro referente teórico se remonta a ese centro productor de conocimiento de la primera mitad del siglo XX, del cual retomamos los aportes planteados por Talcott Parsons 2/ formador de pensadores y persona decisiva en la formulación de 1~ corriente funcionalista. Par­so~ explicaba ~a ~eproducción de los sistemas sociales a partir de una teona de la socialización, que enfatizaba en la regulación de la acción

z¡ Parsons difundió estos conceptos en 1966, después de sus primeras definiciones elaboradas desde 193 7.

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social de los individuos por medio de normas y valores aprendidos precozmente a través de agentes socializadores, que habían sido socializados en ese sistema y legitimados, a su vez, para asegurar su función socializadora. De esta manera se explicaba la reproducción de los sistemas sociales, pero extremando la función socializadora de los individuos, con poca capacidad para explicar los cambios provocados por todos aquellos individuos que no siguieran las normas, 3/ a pesar de su inmersión dentro de los esquemas culturales.

Los cientistas sociales norteamericanos que arribaron a nuestro país con esa perspectiva teórica a realizar trabajo de campo, desplega­ron una diversidad de discursos que definían objetos diferenciados dentro del marco de las comunidades cerradas. 4/ En no pocos casos, los antropólogos buscaron como objeto de investigación, comunida­des indígenas "puras" dedicadas al cultivo de autosubsistencia, dando poco peso, en sus estudios, a las relaciones de estas localidades con el exterior; no realizaron investigaciones en las zonas donde existían indígenas urbanos y comerciantes, ni en las zonas donde los mayas constituían trabajadores asalariados en la agricultura. 5I

Algunos de estos estudios serían publicados en el Seminario de Integración Social de Guatemala -SISG-- para ser difundidos entre el público guatemalteco. Pero sólo algunas de estas obras trascendieron el acontecimiento de la publicación, incidiendo y retroalimentando el discurso político y social sobre la caracterización cultural y binómica (indígena/ladino) de la sociedad guatemalteca. Es decir, la disciplina parte del a priori político con el que el Estado guatemalteco organizó el espacio del poder durante el siglo XIX y lo perpetúa en su análisis disciplinario. Su legitimidad como discurso científico se fundó en el

3/ La síntesis de este apartado fue realizada a partir del texto de Claude Dubar. La

socialisation, Construction des identités sociales et professionnelles. Armand Colin, Paris, 2002. 4

/ Stoll y la etnografía chortí, Tax y la economía, el continuum folk-urbano de Méndez, las cofradías de Reyna, etc. 5

/ Carol Smith, "Interpretaciones norteamericanas sobre la raza y el racismo en Guatemala. Una genealogía crítica", en A V ANCSO, ¿Racismo en Guatemala? Abriendo el debate sobre un tema tabú. Guatemala, 1999.

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andamiaje conceptual de la antropología culturalista, obviamente afectado por las ideas de Parsons, sobre la acción social. Queremos aquí tan solo señalar dos de las vertientes que generaron descri pcio­nes: la enmarcada dentro de la corriente de cultura y personalidad y la que insistió en la comprensión de la dinámica de cambio hacia la modernidad, medida a partir de la pérdida o la conservación de los patrones culturales.

2. Las descripciones de lo local afiliadas a la escuela de "cultura y personalidad"

Una de las vertientes de esta antropología culturalista también fue here~era de la psicología genética piagetiana, con quien entró precisamente en discusión al relativizar los estadios evolutivos de Interiorización de la cultura y de las estructuras de la sociedad en los niños. Ruth Benedict (1935) al analizar el funcionamiento de sociedades diferentes a la occidental, descubrió la diversidad de formas de socialización. Mirmaba que la mayoría de la gente está modelada por su cultura, que eran maleables a la sociedad en la que na' · · c~an sin pasar necesariamente por las etapas definidas para la ~oci~da? occidental. Su hipótesis de base ponía en relación las ~nstitu~I_?nes con las que el individuo está en contacto durante su

1°~ma~Io~, Y que producen un tipo de personalidad (1969). Define t a ~ti~cfii.~n como el conjunto de esquemas, de patrones de compor-annen~ 0

JOS Y repetidos en la acción individual, y que le dan un marco lOrmal a los co t . h d 1 . . . mpor armentos umanos. Para ella, el conjunto ~ as mstituc1ones constituye la cultura, definida como la configura-

~~e n ge~eral de comportamientos aprendidos y sus resultados, cuyos soc~~::sd sdon adoptados Y transmitidos por los miembros de una a a.

con!a~o estos foc.o~, la aproximación de la antropología culturalista y la ~c:re: des~~Ibu la formación de las personalidades individuales

. L P racion progresiva de la cultura de su sociedad de perte-nencia. os pensador . 1 tr es que asurmeron a antropología culturalista se ~~~~:: d:~n e~ ~a reconstrucción de la estructura de la personalidad d d . ~diVIduo (el Yo), es decir, en el conjunto de instrumentos

e a aptacion que un individuo comparte con todos los otros de una

10

L

sociedad dada. De esta manera, la perspectiva analítica se deslizó de lo cultural (instrumento de adaptación que reenvía a las instituciones definidas como patrones) a lo psicológico (configuraciones que reen­vían a los tipos de personalidad descritos en términos psicológicos).

Un claro ejemplo descriptivo en Guatemala, afiliado a esta tendencia, fue el planteado por John Gillin6

/ en su etnografía sobre San Luis Jilotepeque. Su observación buscó distinguir los patrones culturales por los que se forman las personalidades de esa comuni­dad. Define así la estructura de la personalidad indígena por una niñez sin traumas y con libertad de explorar con poca reprimenda. La parte reprimida del indígena la atribuyó a su inmersión de la vida adulta en la rígida estructura de castas y llegó a determinar que las principales manifestaciones neuróticas de este grupo eran el susto y la envidia. Por su parte, pensó que los ladinos estructuraron su personalidad por una represión producto del aislamiento y la pobreza local, pero manifestaban con más expresividad los disgustos y sus preferencias. Consideró a los ladinos de esa localidad menos seguros que los indígenas y que iban de estados de euforia a depresión, agresividad y alcoholismo provocados probablemente por una rigidez en la crianza desde el destete y una escolaridad impulsiva.

3. La medición del cambio sociocultural y la integración cultural a la modernidad

En el contexto de la sociedad norteamericana, en donde la movilidad de los individuos era un hecho que no podía ignorarse, y en donde las sociedades tradicionales con una fuerte unidad cultural parecían disolverse, las sociedades modernas fueron definidas como un agregado de sub-culturas y de elementos generales resultantes de su interacción. Los trazos de los núcleos de las culturas, desde esta perspectiva, tendían a disminuir a medida que aumentaba la complejidad social. Esos núcleos podían definirse a partir de la identificación de:

6/ San Luis ]ilotepeque, Seminario de Integración Social Guatemalteca. No. 7

Guatemala, 1958.

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andamiaje conceptual de la antropología culturalista, obviamente afectado por las ideas de Parsons, sobre la acción social. Queremos aquí tan solo señalar dos de las vertientes que generaron descri pcio­nes: la enmarcada dentro de la corriente de cultura y personalidad y la que insistió en la comprensión de la dinámica de cambio hacia la modernidad, medida a partir de la pérdida o la conservación de los patrones culturales.

2. Las descripciones de lo local afiliadas a la escuela de "cultura y personalidad"

Una de las vertientes de esta antropología culturalista también fue here~era de la psicología genética piagetiana, con quien entró precisamente en discusión al relativizar los estadios evolutivos de Interiorización de la cultura y de las estructuras de la sociedad en los niños. Ruth Benedict (1935) al analizar el funcionamiento de sociedades diferentes a la occidental, descubrió la diversidad de formas de socialización. Mirmaba que la mayoría de la gente está modelada por su cultura, que eran maleables a la sociedad en la que na' · · c~an sin pasar necesariamente por las etapas definidas para la ~oci~da? occidental. Su hipótesis de base ponía en relación las ~nstitu~I_?nes con las que el individuo está en contacto durante su

1°~ma~Io~, Y que producen un tipo de personalidad (1969). Define t a ~ti~cfii.~n como el conjunto de esquemas, de patrones de compor-annen~ 0

JOS Y repetidos en la acción individual, y que le dan un marco lOrmal a los co t . h d 1 . . . mpor armentos umanos. Para ella, el conjunto ~ as mstituc1ones constituye la cultura, definida como la configura-

~~e n ge~eral de comportamientos aprendidos y sus resultados, cuyos soc~~::sd sdon adoptados Y transmitidos por los miembros de una a a.

con!a~o estos foc.o~, la aproximación de la antropología culturalista y la ~c:re: des~~Ibu la formación de las personalidades individuales

. L P racion progresiva de la cultura de su sociedad de perte-nencia. os pensador . 1 tr es que asurmeron a antropología culturalista se ~~~~:: d:~n e~ ~a reconstrucción de la estructura de la personalidad d d . ~diVIduo (el Yo), es decir, en el conjunto de instrumentos

e a aptacion que un individuo comparte con todos los otros de una

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sociedad dada. De esta manera, la perspectiva analítica se deslizó de lo cultural (instrumento de adaptación que reenvía a las instituciones definidas como patrones) a lo psicológico (configuraciones que reen­vían a los tipos de personalidad descritos en términos psicológicos).

Un claro ejemplo descriptivo en Guatemala, afiliado a esta tendencia, fue el planteado por John Gillin6

/ en su etnografía sobre San Luis Jilotepeque. Su observación buscó distinguir los patrones culturales por los que se forman las personalidades de esa comuni­dad. Define así la estructura de la personalidad indígena por una niñez sin traumas y con libertad de explorar con poca reprimenda. La parte reprimida del indígena la atribuyó a su inmersión de la vida adulta en la rígida estructura de castas y llegó a determinar que las principales manifestaciones neuróticas de este grupo eran el susto y la envidia. Por su parte, pensó que los ladinos estructuraron su personalidad por una represión producto del aislamiento y la pobreza local, pero manifestaban con más expresividad los disgustos y sus preferencias. Consideró a los ladinos de esa localidad menos seguros que los indígenas y que iban de estados de euforia a depresión, agresividad y alcoholismo provocados probablemente por una rigidez en la crianza desde el destete y una escolaridad impulsiva.

3. La medición del cambio sociocultural y la integración cultural a la modernidad

En el contexto de la sociedad norteamericana, en donde la movilidad de los individuos era un hecho que no podía ignorarse, y en donde las sociedades tradicionales con una fuerte unidad cultural parecían disolverse, las sociedades modernas fueron definidas como un agregado de sub-culturas y de elementos generales resultantes de su interacción. Los trazos de los núcleos de las culturas, desde esta perspectiva, tendían a disminuir a medida que aumentaba la complejidad social. Esos núcleos podían definirse a partir de la identificación de:

6/ San Luis ]ilotepeque, Seminario de Integración Social Guatemalteca. No. 7

Guatemala, 1958.

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Trazos generales comunes a todos los miembros: idioma, valores de base, modelos esenciales de las relaciones sociales, hábitos generales

Los trazos especializados que son comunes a ciertas categorías socialmente reconocidas y que comparten el mismo esta tus social (sexo, grupos de edad, clases sociales, grupos profesionales)

Los trazos alternativos que revelan las opciones de reacción a las mismas situaciones

Las particularidades individuales que conciernen a las opciones personales y que son esenciales a los procesos de innovación cultural

Este marco de comprensión de los cambios a partir de la identifi­cación de núcleos culturales y sub-culturas en proceso de cambio, se trasladó también al ejercicio descriptivo de la sociedad guatemalteca. En nuestro país, esta tendencia parece haberse adscrito a un análisis cuy~ instrumental recurrió a las encuestas más que a la etnografía. Se Partió del supuesto que el hecho social más importante en la sociedad guatemalteca era la existencia de dos grupos, uno que asimila a otro, e~ un. cambio gradual que llamarían ladinización. Por lo que el bmoiDio de ladino/indígena se constituyó en el referente para pensar el proceso y generar los indicadores que lo midieran.

La movilidad social y la transculturación quedaron implíci tamen­tebcruzadas dentro de los instrumentos que se elaboraron para la o serv ·' · ac1on Sistematizada. Eran los cambios de conducta, los cambios ~ulturales que interesaba medir, pero sin recurrir ya a las etnografías. .;s censos Y las encuestas retomaron como terminología válida la co~mía Y a partir de allí se elaboraron otra serie de conceptos para

n?~ r~ a .los grupos intermedios, en proceso de cambio (ladinos ~IeJo~, adinos nuevos, ladinos móviles, ladinos no móviles). Se

ata a ~nt?nces de generar los conceptos que contuvieran la serie de trazos Indispensables (de generales a particulares, tal como los agrupara? ~n sus principios metodológicos) para medir, con indicado­res estadísticamente medibles, las transiciones hacia la modernidad Y sus patrones occidentales, como condición para la asimilación. Lo~

12

textos ejemplares en este despliegue descriptivo son los de Adams7/ y

otros posteriores cuyas bases cognitivas se construyeron ya no con descripciones sino con tablas estadísticas cuyas entradas contables eran las etiquetas de indígenas y ladinos. En esta misma línea, Elbow analizó Zaragoza como la comunidad que representaba el estadio final del proceso de ladinización.8

/ En su artículo escribía sobre sus habitantes, descendientes de colonos españoles del siglo XVIII -indicaba- que parecían ser representativos del tipo de pueblo que se daría como resultado de la ladinización. A ellos los confrontaba con los pueblos de Patzún y Sumpango, con su más de 90% de habitantes indígenas. Su descripción buscaba identificar las zonas de intercambio, los pueblos donde habitaban más indígenas y ladinos o donde llegaban periódicamente los indígenas a comerciar y a realizar ceremonias. Sus indicadores se concentraron en la descripción de los patrones de asentamiento, los niveles de alfabetización, las características de las viviendas y las listas de servicios básicos: es decir los indicadores de lo que entonces se esperaba como modernización. Esta sumatoria de características demográficas, de preferencias de tipo de vivienda, de características económicas, eran para él el reflejo de la composición étnica de las comunidades.

Pero uno de los problemas fundamentales de estos abordajes fue el tratar a la sociedad guatemalteca como producto de la relación entre dos grupos étnicos, obviando la estructura social y al Estado que determinó muchos de los espacios económicos, al mercado laboral y a los espacios políticos y de interrelación en lo local. Esta necesidad de recuperar los procesos sociales en los que estaban inmersas las comunidades y sus grupos étnicos fue descrita por Colby y Van den Berghe. Estos autores se esforzaron por introducir en su análisis los procesos históricos de la zona ixil,9

/ describiendo la paulatina aparición de grupos diferenciados en términos de patrones culturales.

71 Encuesta sobre la cultura ladina, Seminario de Integración Social Guatemalteca, No. 2,1956. 8/ Etnografia de tres pueblos del altiplano guatemalteco, en Guatemala Indígena, Vol. IX, No. 3-4, 1974. 9

/ Ixiles y ladinos, el pluralismo social en el Altiplano de Guatemala, Editorial José Pineda Ibarra, Seminario de Integración Social Guatemalteca, No. 37, 1977.

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Trazos generales comunes a todos los miembros: idioma, valores de base, modelos esenciales de las relaciones sociales, hábitos generales

Los trazos especializados que son comunes a ciertas categorías socialmente reconocidas y que comparten el mismo esta tus social (sexo, grupos de edad, clases sociales, grupos profesionales)

Los trazos alternativos que revelan las opciones de reacción a las mismas situaciones

Las particularidades individuales que conciernen a las opciones personales y que son esenciales a los procesos de innovación cultural

Este marco de comprensión de los cambios a partir de la identifi­cación de núcleos culturales y sub-culturas en proceso de cambio, se trasladó también al ejercicio descriptivo de la sociedad guatemalteca. En nuestro país, esta tendencia parece haberse adscrito a un análisis cuy~ instrumental recurrió a las encuestas más que a la etnografía. Se Partió del supuesto que el hecho social más importante en la sociedad guatemalteca era la existencia de dos grupos, uno que asimila a otro, e~ un. cambio gradual que llamarían ladinización. Por lo que el bmoiDio de ladino/indígena se constituyó en el referente para pensar el proceso y generar los indicadores que lo midieran.

La movilidad social y la transculturación quedaron implíci tamen­tebcruzadas dentro de los instrumentos que se elaboraron para la o serv ·' · ac1on Sistematizada. Eran los cambios de conducta, los cambios ~ulturales que interesaba medir, pero sin recurrir ya a las etnografías. .;s censos Y las encuestas retomaron como terminología válida la co~mía Y a partir de allí se elaboraron otra serie de conceptos para

n?~ r~ a .los grupos intermedios, en proceso de cambio (ladinos ~IeJo~, adinos nuevos, ladinos móviles, ladinos no móviles). Se

ata a ~nt?nces de generar los conceptos que contuvieran la serie de trazos Indispensables (de generales a particulares, tal como los agrupara? ~n sus principios metodológicos) para medir, con indicado­res estadísticamente medibles, las transiciones hacia la modernidad Y sus patrones occidentales, como condición para la asimilación. Lo~

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textos ejemplares en este despliegue descriptivo son los de Adams7/ y

otros posteriores cuyas bases cognitivas se construyeron ya no con descripciones sino con tablas estadísticas cuyas entradas contables eran las etiquetas de indígenas y ladinos. En esta misma línea, Elbow analizó Zaragoza como la comunidad que representaba el estadio final del proceso de ladinización.8

/ En su artículo escribía sobre sus habitantes, descendientes de colonos españoles del siglo XVIII -indicaba- que parecían ser representativos del tipo de pueblo que se daría como resultado de la ladinización. A ellos los confrontaba con los pueblos de Patzún y Sumpango, con su más de 90% de habitantes indígenas. Su descripción buscaba identificar las zonas de intercambio, los pueblos donde habitaban más indígenas y ladinos o donde llegaban periódicamente los indígenas a comerciar y a realizar ceremonias. Sus indicadores se concentraron en la descripción de los patrones de asentamiento, los niveles de alfabetización, las características de las viviendas y las listas de servicios básicos: es decir los indicadores de lo que entonces se esperaba como modernización. Esta sumatoria de características demográficas, de preferencias de tipo de vivienda, de características económicas, eran para él el reflejo de la composición étnica de las comunidades.

Pero uno de los problemas fundamentales de estos abordajes fue el tratar a la sociedad guatemalteca como producto de la relación entre dos grupos étnicos, obviando la estructura social y al Estado que determinó muchos de los espacios económicos, al mercado laboral y a los espacios políticos y de interrelación en lo local. Esta necesidad de recuperar los procesos sociales en los que estaban inmersas las comunidades y sus grupos étnicos fue descrita por Colby y Van den Berghe. Estos autores se esforzaron por introducir en su análisis los procesos históricos de la zona ixil,9

/ describiendo la paulatina aparición de grupos diferenciados en términos de patrones culturales.

71 Encuesta sobre la cultura ladina, Seminario de Integración Social Guatemalteca, No. 2,1956. 8/ Etnografia de tres pueblos del altiplano guatemalteco, en Guatemala Indígena, Vol. IX, No. 3-4, 1974. 9

/ Ixiles y ladinos, el pluralismo social en el Altiplano de Guatemala, Editorial José Pineda Ibarra, Seminario de Integración Social Guatemalteca, No. 37, 1977.

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Así para ellos, el objeto de estudio cambiaba: ya no la comunidad homogénea sino la s9ciedad pluralista, con dos o más culturas. Su unidad de análisis se amplió al considerar al Estado independiente y centralizador como un espacio donde etnias, culturas o tribus, son partes dependientes de un sistema social mayor, sujetas a procesos de modernización. Los cambios sociales podían entenderse entonces más allá de los conflictos de castas. Eran el resultado de la exposición a otros grupos, pero también por el crecimiento en número, en comple­jidad y en diferenciación funcional. La heterogeneidad interna producía las dinámicas de conflicto y cooperación, las contradiccio­nes y las adaptaciones.

A esta tendencia, los investigadores guatemaltecos respondieron desde la Teoría de la Dependencia -de inspiración marxista- con planteamientos que si bien consideraban procesos históricos y veían la vinculación local-nacional-internacional, partían de visiones globales que no entraban a analizar la complejidad con que estas dinámicas macro se concretaban en el espacio local. Se privilegió el estudio de las relaciones económicas, diluyendo la compleja identi­dad de los actores sociales en la identidad de clase y explicando el racismo como un mero resultado de las relaciones de explotación socioeconómica entre indígenas y ladinos. En consecuencia, no ~portaron explicaciones para la diversidad de situaciones y problemá­ticas locales.

B. Hacia una lectura compleja de la comunidad indígena

En este contexto, durante los primeros años de la década de 1970, destaca el aporte del equipo de investigadores vinculados al Programa d? In~estigación Conjunta del Centro Nacional de Investigaciones Cien~cas de Francia (CNRS por sus siglas en francés); el cual buscó estu~~ desde una perspectiva pluridisciplinaria, tres municipios de la ~eg¡o?_ centro oriental del departamento de Quiché (San Andrés S~)cabaJa, San Bartolomé Jocotenango y Canillá). Si bien estos estu­dios adoptaron un marco monográfico, su aporte fundamental fue tratar de desvincularse del enfoque culturalista de la antropología estadounidense, incorporando al estudio de la localidad, el análisis de

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los procesos sociales en la larga duración. La comunidad se concebía como un conjunto de relaciones en el marco de su vinculación con el Estado y otras instituciones como la Iglesia Católica.10

/ En su momen­to, este programa fue pionero en el sentido de abrir la discusión multidisciplinaria e ir construyendo una perspectiva holística de los procesos socio-históricos que se viven en los espacios locales y/o regionales. No obstante, el resultado de este esfuerzo fue un conjunto de estudios especializados según el enfoque de cada disciplina, que no lograron articularse en una interpretación global. Es de anotar también que este programa se suspendió durante el período más álgido de la guerra interna.

Del conjunto de estudios elaborados a partir de este programa, nos pareció interesante retomar los trabajos del historiador Jean Piel, quien llevó a cabo la reconstrucción histórica de San Andrés Sajcaba­já, Quiché 1500-1970; el estudio del antropólogo Michel Demyk sobre los conflictos y relaciones entre indígenas y ladinos en el municipio de Cantel, Quetzaltenango; así como la investigación realizada por el historiador Michel Bertrand sobre las estructuras agrarias en las comunidades maya-k'iche' de la región de Rabinal, Baja Verapaz, del siglo XVI al XIX. Esta última se desarrolló en el marco del Proyec!o. de Investigación Conjunta del CNRS sobre el salvamento arqueolog1co del valle del río Chixoy.

Los trabajos de historia local-regional de Jean Piel acerca de Guate­mala son Sajcabajá: Muerte y resurrección de un pueblo de Guatemala (1500-1970};11

/ El departamento del Quiché bajo la dictadura liberal (1870-1920), 12

/ y Los cuadros formales del Gobierno, (el poder central en el ámbito regional: la jefatura política de el Quiché}.13

/

10J Ver Noelle Demyk. Espace, pouvoiret société: contribution a l'étude des structures teiTitoriales de l'Amérique Centrole. Recherches et travaux présentés en vue de l'habilitation a d.iriger des recherches en géographie. Université Paris-7 -Denis Diderot, UFR de Géographie, Histoire et Sciences de la Société, octubre 2002. 11/ Publicado por el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos -CEMCA­Y el Seminario de Integración Social Guatemalteca. México/Guatemala, 1989. 12

/ Publicado por FLACSO Guatemala en 1995. 13/ En J. Piel y T. Little-Siebold, Entre comunidad y nación. La historia de

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Así para ellos, el objeto de estudio cambiaba: ya no la comunidad homogénea sino la s9ciedad pluralista, con dos o más culturas. Su unidad de análisis se amplió al considerar al Estado independiente y centralizador como un espacio donde etnias, culturas o tribus, son partes dependientes de un sistema social mayor, sujetas a procesos de modernización. Los cambios sociales podían entenderse entonces más allá de los conflictos de castas. Eran el resultado de la exposición a otros grupos, pero también por el crecimiento en número, en comple­jidad y en diferenciación funcional. La heterogeneidad interna producía las dinámicas de conflicto y cooperación, las contradiccio­nes y las adaptaciones.

A esta tendencia, los investigadores guatemaltecos respondieron desde la Teoría de la Dependencia -de inspiración marxista- con planteamientos que si bien consideraban procesos históricos y veían la vinculación local-nacional-internacional, partían de visiones globales que no entraban a analizar la complejidad con que estas dinámicas macro se concretaban en el espacio local. Se privilegió el estudio de las relaciones económicas, diluyendo la compleja identi­dad de los actores sociales en la identidad de clase y explicando el racismo como un mero resultado de las relaciones de explotación socioeconómica entre indígenas y ladinos. En consecuencia, no ~portaron explicaciones para la diversidad de situaciones y problemá­ticas locales.

B. Hacia una lectura compleja de la comunidad indígena

En este contexto, durante los primeros años de la década de 1970, destaca el aporte del equipo de investigadores vinculados al Programa d? In~estigación Conjunta del Centro Nacional de Investigaciones Cien~cas de Francia (CNRS por sus siglas en francés); el cual buscó estu~~ desde una perspectiva pluridisciplinaria, tres municipios de la ~eg¡o?_ centro oriental del departamento de Quiché (San Andrés S~)cabaJa, San Bartolomé Jocotenango y Canillá). Si bien estos estu­dios adoptaron un marco monográfico, su aporte fundamental fue tratar de desvincularse del enfoque culturalista de la antropología estadounidense, incorporando al estudio de la localidad, el análisis de

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los procesos sociales en la larga duración. La comunidad se concebía como un conjunto de relaciones en el marco de su vinculación con el Estado y otras instituciones como la Iglesia Católica.10

/ En su momen­to, este programa fue pionero en el sentido de abrir la discusión multidisciplinaria e ir construyendo una perspectiva holística de los procesos socio-históricos que se viven en los espacios locales y/o regionales. No obstante, el resultado de este esfuerzo fue un conjunto de estudios especializados según el enfoque de cada disciplina, que no lograron articularse en una interpretación global. Es de anotar también que este programa se suspendió durante el período más álgido de la guerra interna.

Del conjunto de estudios elaborados a partir de este programa, nos pareció interesante retomar los trabajos del historiador Jean Piel, quien llevó a cabo la reconstrucción histórica de San Andrés Sajcaba­já, Quiché 1500-1970; el estudio del antropólogo Michel Demyk sobre los conflictos y relaciones entre indígenas y ladinos en el municipio de Cantel, Quetzaltenango; así como la investigación realizada por el historiador Michel Bertrand sobre las estructuras agrarias en las comunidades maya-k'iche' de la región de Rabinal, Baja Verapaz, del siglo XVI al XIX. Esta última se desarrolló en el marco del Proyec!o. de Investigación Conjunta del CNRS sobre el salvamento arqueolog1co del valle del río Chixoy.

Los trabajos de historia local-regional de Jean Piel acerca de Guate­mala son Sajcabajá: Muerte y resurrección de un pueblo de Guatemala (1500-1970};11

/ El departamento del Quiché bajo la dictadura liberal (1870-1920), 12

/ y Los cuadros formales del Gobierno, (el poder central en el ámbito regional: la jefatura política de el Quiché}.13

/

10J Ver Noelle Demyk. Espace, pouvoiret société: contribution a l'étude des structures teiTitoriales de l'Amérique Centrole. Recherches et travaux présentés en vue de l'habilitation a d.iriger des recherches en géographie. Université Paris-7 -Denis Diderot, UFR de Géographie, Histoire et Sciences de la Société, octubre 2002. 11/ Publicado por el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos -CEMCA­Y el Seminario de Integración Social Guatemalteca. México/Guatemala, 1989. 12

/ Publicado por FLACSO Guatemala en 1995. 13/ En J. Piel y T. Little-Siebold, Entre comunidad y nación. La historia de

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En la investigación sobre Sajcabajá, Piel reconstruye 470 años de la historia de este municipio a través de un estudio exhaustivo de fuentes custodiadas en diferentes archivos. El trabajo aborda, a través

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de la historia de Sajcabajá, la disputa por la apropiación y control del 11

territorio del actual departamento de Quiché, la colonización y ] dominio económico y político de los pueblos indígenas durante la Colonia; así como la usurpación ladina de sus tierras en el primer siglo republicano (1821-1920), particularmente la expoliación de tierras comunales y ejidales, y la conformación de latifundios ladinos. Se estudian también los procesos de penetración ladina que ocurren desde el siglo xvm y la configuración de la hegemonía ladina en el gobierno departamental y municipal durante el período liberal. Consideramos que el principal aporte de este trabajo reside en su análisis de los conflictos por la tierra y en la explicitación del papel de las estructuras formales del poder liberal en dicha conflictividad.

Es importante anotar que en El departamento del Quiché bajo la dictadura liberal (1870-1920}, se hace un claro intento por desarrollar no sólo el tema de la configuración del Quiché como una vasta reserva de mano de obra, sino que inicia el desarrollo de un tema crucial: el papel que desempeña el Ejército en la coerción y la movilización de los trabajadores forzados del altiplano. No obstante, el manejo de un concepto de poder ligado a las estructuras formales del Estado le impide captar las formas cotidianas a través de las cuales los actores locales negocian y disputan ese poder. Por un lado, se presenta un Estado omnipresente y por el otro una localidad sujeta a un grupo de Principales al servicio de las disposiciones emanadas de la Jefatura Política y/o el gobierno central. Esta concepción de las autoridades indígenas no permite entender las complejas dinámicas de cooptación, colaboración y/o resistencia. Si bien ]ean Piel aporta elementos para caracterizar el desarrollo de la economía capitalista desde la perspectiva de una localidad periférica, al centrar su análisis en el ejercicio de la dominación estatal y visualizar a los actores sociales únicamente en función de la misma, minimiza la diversidad

Guatemala revisitada desde Jo local y Jo regional. CIRMA, CEMCA, Plumsock Mesoamerican Studies. Guatemala, 1999.

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y complejidad de las disputas de poder en los niveles locales, y de la acción social. No se visibiliza toda la conflictividad y riqueza de la dimensión cultural de dicha acción social.

Michel Demyk, antropólogo francés, escribió la tesis doctoral Los mayas en la era de la miseria. Un estudio de los conflictos sociales en cuatro municipios de los altos guatemaltecos, de la conquista a la actualidad, presentada en 1975.14

/ Con ese estudio Demyk buscó estudiar las complejas implicaciones de la relación indígena-ladino, partiendo de un análisis histórico de la conflictividad de las relacio­nes interétnicas en el municipio de Cantel, Quetzaltenango, pero estableciendo comparaciones con las localidades vecinas de Salcajá, Almolonga y Zunil; así como comparaciones más generales con algunos municipios del Quiché. Demyk cuestiona que la relación indígena-ladino pueda asimilarse automáticamente a una lógica explotado-explotador y que el fenómeno del trabajo temporal indíge­na en los latifundios sea suficiente para explicar la dinámica de las relaciones interétnicas en las distintas localidades. Según el autor, la conceptualización a partir de términos macro puede ser necesaria para un análisis totalizante de las dinámicas sociales, sin embargo no siempre es explicativa del nivel local. Explicar las realidades locales requiere, de acuerdo a Demyk, análisis finos que consideren las condiciones culturales, económicas, históricas y políticas en los espacios locales-regional y nacional.

Primeramente, Demyk reconstruye los cambios en la propiedad de la tierra en el valle de Quetzaltenango, desde el período colonial hasta mediados del siglo XX, evidenciando el papel activo de los indígenas en los conflictos por tierra y particularmente en la defensa de las propiedades comunales. Explica que la comunidad indígena se une para defender sus propiedades frente al exterior (otros pueblos indígenas, familias ladinas o españolas), mientras que en su in~erior se divide por disputas ligadas a la apropiación y uso de las tierras

14/ Título original en francés: Misezy age Maya. Etude des conjlits sociaux dans quatre villages des Altos guatemalteques de la conquete a nos jours. These po~ le doctorat de trosieme cycle. Université de Paris V 1975 (Esta tesis no ha sido traducida al español).

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En la investigación sobre Sajcabajá, Piel reconstruye 470 años de la historia de este municipio a través de un estudio exhaustivo de fuentes custodiadas en diferentes archivos. El trabajo aborda, a través

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de la historia de Sajcabajá, la disputa por la apropiación y control del 11

territorio del actual departamento de Quiché, la colonización y ] dominio económico y político de los pueblos indígenas durante la Colonia; así como la usurpación ladina de sus tierras en el primer siglo republicano (1821-1920), particularmente la expoliación de tierras comunales y ejidales, y la conformación de latifundios ladinos. Se estudian también los procesos de penetración ladina que ocurren desde el siglo xvm y la configuración de la hegemonía ladina en el gobierno departamental y municipal durante el período liberal. Consideramos que el principal aporte de este trabajo reside en su análisis de los conflictos por la tierra y en la explicitación del papel de las estructuras formales del poder liberal en dicha conflictividad.

Es importante anotar que en El departamento del Quiché bajo la dictadura liberal (1870-1920}, se hace un claro intento por desarrollar no sólo el tema de la configuración del Quiché como una vasta reserva de mano de obra, sino que inicia el desarrollo de un tema crucial: el papel que desempeña el Ejército en la coerción y la movilización de los trabajadores forzados del altiplano. No obstante, el manejo de un concepto de poder ligado a las estructuras formales del Estado le impide captar las formas cotidianas a través de las cuales los actores locales negocian y disputan ese poder. Por un lado, se presenta un Estado omnipresente y por el otro una localidad sujeta a un grupo de Principales al servicio de las disposiciones emanadas de la Jefatura Política y/o el gobierno central. Esta concepción de las autoridades indígenas no permite entender las complejas dinámicas de cooptación, colaboración y/o resistencia. Si bien ]ean Piel aporta elementos para caracterizar el desarrollo de la economía capitalista desde la perspectiva de una localidad periférica, al centrar su análisis en el ejercicio de la dominación estatal y visualizar a los actores sociales únicamente en función de la misma, minimiza la diversidad

Guatemala revisitada desde Jo local y Jo regional. CIRMA, CEMCA, Plumsock Mesoamerican Studies. Guatemala, 1999.

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y complejidad de las disputas de poder en los niveles locales, y de la acción social. No se visibiliza toda la conflictividad y riqueza de la dimensión cultural de dicha acción social.

Michel Demyk, antropólogo francés, escribió la tesis doctoral Los mayas en la era de la miseria. Un estudio de los conflictos sociales en cuatro municipios de los altos guatemaltecos, de la conquista a la actualidad, presentada en 1975.14

/ Con ese estudio Demyk buscó estudiar las complejas implicaciones de la relación indígena-ladino, partiendo de un análisis histórico de la conflictividad de las relacio­nes interétnicas en el municipio de Cantel, Quetzaltenango, pero estableciendo comparaciones con las localidades vecinas de Salcajá, Almolonga y Zunil; así como comparaciones más generales con algunos municipios del Quiché. Demyk cuestiona que la relación indígena-ladino pueda asimilarse automáticamente a una lógica explotado-explotador y que el fenómeno del trabajo temporal indíge­na en los latifundios sea suficiente para explicar la dinámica de las relaciones interétnicas en las distintas localidades. Según el autor, la conceptualización a partir de términos macro puede ser necesaria para un análisis totalizante de las dinámicas sociales, sin embargo no siempre es explicativa del nivel local. Explicar las realidades locales requiere, de acuerdo a Demyk, análisis finos que consideren las condiciones culturales, económicas, históricas y políticas en los espacios locales-regional y nacional.

Primeramente, Demyk reconstruye los cambios en la propiedad de la tierra en el valle de Quetzaltenango, desde el período colonial hasta mediados del siglo XX, evidenciando el papel activo de los indígenas en los conflictos por tierra y particularmente en la defensa de las propiedades comunales. Explica que la comunidad indígena se une para defender sus propiedades frente al exterior (otros pueblos indígenas, familias ladinas o españolas), mientras que en su in~erior se divide por disputas ligadas a la apropiación y uso de las tierras

14/ Título original en francés: Misezy age Maya. Etude des conjlits sociaux dans quatre villages des Altos guatemalteques de la conquete a nos jours. These po~ le doctorat de trosieme cycle. Université de Paris V 1975 (Esta tesis no ha sido traducida al español).

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comunales. En Cantel, la adjudicación de las tierras comunales a partir de las reformas liberales de finales del siglo XIX, se constituyó en el punto central de las luchas políticas internas. Esta dinámica de apropiación y defensa de las tierras adquirió, según Demyk, una lógica distinta en el valle de Quetzaltenango respecto al noreste del Quiché. En este último, los ladinos estaban diseminados por todo el territorio, mientras que en Quetzaltenango quedaron concentrados en s:uc~já y no pudieron extender su territorio por las presiones que ejercieron los pueblos de Cantel y San Cristóbal Totonicapán. Ade­más, su interés se centró en la apropiación de tierras en la bocacosta.

Una detallada descripción de la organización de las actividades económicas en los tres municipios, le permite a Demyk hablar de la conf?rmación de una elite indígena en esta región cuyo origen se exphca en el contexto colonial, cuando los descendientes de notables k'iche' fueron castellanizados y ubicados como intermediarios entre las dos civilizaciones. Este grupo indígena que hablaba español estuv? .~xento del pago de impuestos y del trabajo forzoso, lo que les pernutio, más tarde, concentrar tierra, convertirse en transportistas y grandes comerciantes. Sin embargo, estas autoridades desempeñaron un doble papel porque también encabezaron la defensa de las tierras ~omunales. A pesar de que esta elite hablaba español y había adopta-

ba rasgos culturales ladinos, reinvindicaba su indianidad -en pala­ras del autor.

1 iinalmente, a través del estudio de los conflictos que ocurren en

as ~calidades investigadas, en particular en el siglo XX, De m y k cuestiona que la jerarquía cívico-religiosa hubiese funcionado como ~~ ~od~o1armonioso de gobierno indígena; las disputas políticas al

1 :Ior e as localidades se originaban en las relaciones económicas

loe hes Y no solamente en la oposición comunidad-Estado. En las u~ ?s por el dominio de la política local, se articuló la conflictividad

re I~Io~a, política Y económica. A diferencia de los pueblos del Quiche: donde. una minoría ladina monopolizaba las actividades comerciales Y ejercía poder político sobre la población indígena, en esta .z~na (~uetzaltenango-área k'iche') la elite indígena disputó el dormnio ladino. Las transformaciones culturales asociadas a estos

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T 1

cambios (económicos y políticos) deben analizarse, según Demyk, como parte del dinamismo inherente a la cultura indígena, más que estudiar los rasgos culturales mayas como elementos estáticos que se pierden o se deforman.

Además de visualizar la conflictividad de las relaciones sociales que constituyen la comunidad y la cultura indígena en el marco de dinámicas locales- regionales y nacionales, otra de las novedades del trabajo de Demyk radicó en el esfuerzo por hacer estudios compara­dos entre localidades y regiones del altiplano k'iche'; mostrando los límites de categorías conceptuales establecidas desde perspectivas macro, para explicar la diversidad de problemáticas y conflictos que al inicio de la década de 1970 se vivían en esta región.

El historiador Michel Bertrand realizó la investigación Tierra y sociedad colonial. Las comunidades maya-k'iche' de la región de Rabinal del siglo XVI al XJX/5

/ a través de la cual estudia las estructu­ras agrarias ubicadas en zonas marginales de un imperio colonial. A nivel metodológico, Bertrand plantea que el abordaje desde lo local y lo marginal, puede permitir acercamientos diversos al conocimiento de problemáticas generales del sistema colonial. Los pueblos sobre los que Bertrand focaliza su estudio son Rabinal, Salamá y Cubulco, comparándolos con espacios vecinos como los valles de Saltán, Chivac y Urrán en la parte sur de la región. Rabinal constituyó un puerto de entrada y salida para la Verapaz. A su vez, el eje Rabinal­Salamá fue un espacio intermedio entre el mundo indígena y el ladino en ese espacio concreto.

El eje central del estudio es la tenencia comunal de la tierra dentro de un contexto y proceso cambiante. Históricamente, la Verapaz en su conjunto vivió la experiencia de la "conquista pacífica", encabezada por frailes dominicos y basada en la "reducción" y no en la "encomien­da". Esto supuso un tipo distinto de explotación, así como una ocupa­ción y organización del espacio ampliamente controlada y vigilada

15/ Título original en francés: Terre et société coloniaJe. Les communautés Maya­

Quiché de la région de Rabinal du XVI e a u XIXe siecle, publicada por CEMCA, México en 1987. (Trabajo no traducido al español).

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comunales. En Cantel, la adjudicación de las tierras comunales a partir de las reformas liberales de finales del siglo XIX, se constituyó en el punto central de las luchas políticas internas. Esta dinámica de apropiación y defensa de las tierras adquirió, según Demyk, una lógica distinta en el valle de Quetzaltenango respecto al noreste del Quiché. En este último, los ladinos estaban diseminados por todo el territorio, mientras que en Quetzaltenango quedaron concentrados en s:uc~já y no pudieron extender su territorio por las presiones que ejercieron los pueblos de Cantel y San Cristóbal Totonicapán. Ade­más, su interés se centró en la apropiación de tierras en la bocacosta.

Una detallada descripción de la organización de las actividades económicas en los tres municipios, le permite a Demyk hablar de la conf?rmación de una elite indígena en esta región cuyo origen se exphca en el contexto colonial, cuando los descendientes de notables k'iche' fueron castellanizados y ubicados como intermediarios entre las dos civilizaciones. Este grupo indígena que hablaba español estuv? .~xento del pago de impuestos y del trabajo forzoso, lo que les pernutio, más tarde, concentrar tierra, convertirse en transportistas y grandes comerciantes. Sin embargo, estas autoridades desempeñaron un doble papel porque también encabezaron la defensa de las tierras ~omunales. A pesar de que esta elite hablaba español y había adopta-

ba rasgos culturales ladinos, reinvindicaba su indianidad -en pala­ras del autor.

1 iinalmente, a través del estudio de los conflictos que ocurren en

as ~calidades investigadas, en particular en el siglo XX, De m y k cuestiona que la jerarquía cívico-religiosa hubiese funcionado como ~~ ~od~o1armonioso de gobierno indígena; las disputas políticas al

1 :Ior e as localidades se originaban en las relaciones económicas

loe hes Y no solamente en la oposición comunidad-Estado. En las u~ ?s por el dominio de la política local, se articuló la conflictividad

re I~Io~a, política Y económica. A diferencia de los pueblos del Quiche: donde. una minoría ladina monopolizaba las actividades comerciales Y ejercía poder político sobre la población indígena, en esta .z~na (~uetzaltenango-área k'iche') la elite indígena disputó el dormnio ladino. Las transformaciones culturales asociadas a estos

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cambios (económicos y políticos) deben analizarse, según Demyk, como parte del dinamismo inherente a la cultura indígena, más que estudiar los rasgos culturales mayas como elementos estáticos que se pierden o se deforman.

Además de visualizar la conflictividad de las relaciones sociales que constituyen la comunidad y la cultura indígena en el marco de dinámicas locales- regionales y nacionales, otra de las novedades del trabajo de Demyk radicó en el esfuerzo por hacer estudios compara­dos entre localidades y regiones del altiplano k'iche'; mostrando los límites de categorías conceptuales establecidas desde perspectivas macro, para explicar la diversidad de problemáticas y conflictos que al inicio de la década de 1970 se vivían en esta región.

El historiador Michel Bertrand realizó la investigación Tierra y sociedad colonial. Las comunidades maya-k'iche' de la región de Rabinal del siglo XVI al XJX/5

/ a través de la cual estudia las estructu­ras agrarias ubicadas en zonas marginales de un imperio colonial. A nivel metodológico, Bertrand plantea que el abordaje desde lo local y lo marginal, puede permitir acercamientos diversos al conocimiento de problemáticas generales del sistema colonial. Los pueblos sobre los que Bertrand focaliza su estudio son Rabinal, Salamá y Cubulco, comparándolos con espacios vecinos como los valles de Saltán, Chivac y Urrán en la parte sur de la región. Rabinal constituyó un puerto de entrada y salida para la Verapaz. A su vez, el eje Rabinal­Salamá fue un espacio intermedio entre el mundo indígena y el ladino en ese espacio concreto.

El eje central del estudio es la tenencia comunal de la tierra dentro de un contexto y proceso cambiante. Históricamente, la Verapaz en su conjunto vivió la experiencia de la "conquista pacífica", encabezada por frailes dominicos y basada en la "reducción" y no en la "encomien­da". Esto supuso un tipo distinto de explotación, así como una ocupa­ción y organización del espacio ampliamente controlada y vigilada

15/ Título original en francés: Terre et société coloniaJe. Les communautés Maya­

Quiché de la région de Rabinal du XVI e a u XIXe siecle, publicada por CEMCA, México en 1987. (Trabajo no traducido al español).

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por los dominicos. En el centro del valle estaba el pueblo, rodeado de sus ejidos, tierras comunales y particulares de indígenas, y en la periferia se fueron instalando los ladinos.

En el siglo XVTI creció el número de propietarios privados, sobre todo de españoles y ladinos que se asentaron en las zonas no ocupa­das por los dominicos ni por propiedades comunales. Esta tendencia continuó en el siglo XVIIT, conformando pequeñas y medianas propiedades que en su mayoría eran utilizadas para la subsistencia. Durante la segunda mitad de dicho siglo se inicia un proceso de desintegración del orden colonial, marcado por los procesos de mestizaje y por dinámicas de acaparamiento y presión sobre la tierra. Con la pérdida de poder de los dominicos, los mestizos se instalaron progresivamente en las tierras de los indígenas y cada vez más cerca de sus pueblos. Ya a principios del XIX son ellos los principales propietarios de la región.

Las presiones sobre la tierra generaron diversos tipos de conflictos entre indígenas y ladinos, pero también al interior de las comunidades indígenas y entre ellas. En el espacio comunitario, la emergencia de cie~ elite indígena vinculada a la propiedad de la tierra a expensas de las tierras comunales y/o ejidales, fue motivo de conflicto. Finalmente las disputas entre comunidades profundizaron la fragmentación del mun?o Rabinaleb, dando paso, desde la perspectiva de las pequeñas propiedades rurales, a las identidades pueblerinas.

Esta reconstrucción histórica da cuenta del tránsito de una región ~ue ~~~un momento de cierta coherencia y orden hacia otro comple­J~, diVIdido Y múltiple en el contexto de un proceso de mestizajes diversos Y continuos. De ahí, Bertrand plantea que las prácticas cultu­rales actuales deben analizarse como el resultado de la simbiosis entre elementos prehispánicos, coloniales y modernos. Lo cual no ocurre solamente en el mundo indígena. En este sentido, el trabajo deBer­trand aporta luces para entender la complejidad de las identidades ac~ales ~n Baja Verapaz, revelando el papel que la conflictividad por la tierra JUega en su gestación. Así mismo contribuye a concebir el territorio como una acumulación de estratos sucesivos, en la que los nuevos estratos no eliminan a los anteriores sino que sólo modifican el

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-l

sentido o la función de los anteriores. Se trata de una re-actualización del pasado que es importante estudiar.

En el segundo quinquenio de la década de 1970, surgen nuevos aportes desde la antropología guatemalteca que proponen una forma distinta de investigar lo local, haciendo un análisis de la relación entre modernización económica, conflictividad social, cambio religio­so y poder. Nos referimos al trabajo del antropólogo y jesuita guate­malteco Ricardo Falla, específicamente al libro Quiché Rebelde: Estudio de un movimiento de conversión religiosa, rebelde a las creencias tradicionales, en San Antonio Ilotenango {1948-1970}.

161 En él, Falla estudió el origen y las razones de la conversión de un tercio de la población del municipio a la Acción Católica, movimiento impulsado por la Iglesia Católica desde mediados de la década de 1940. Originalmente la investigación buscaba estudiar las consecuen­cias de la presión demográfica en la estructura social y en la cultura de la comunidad; sin embargo, esta problemática no era significativa para la población de San Antonio, a la que le preocupaba, sobre todo, la adopción del abono químico y la conversión religiosa.

A través de su estudio, Falla mostró el vínculo entre la rebelión a las creencias tradicionales con los conflictos y transformaciones políticas y socio-económicas que vivía la comunidad, en relación ~on procesos de cambio que sucedían a nivel nacional. El conflicto religioso que ocurría en San Antonio Ilotenango entre la Costum~re y la Acción Católica, estaba asociado con las disputas por los espacios de poder al interior de la comunidad, específicamente con la con­frontación de la estructura de autoridad tradicional integrada por Principales, alcaldes, cofrades y zahorines. Este conflicto entre agentes 'modernizadores' del movimiento de Acción Cat~lica Y l~s 'costumbristas' o 'zahorines' se gestó en el contexto de cierto creci­miento económico a partir de actividades comerciales fuera del Municipio, generando nuevas dinámicas de diferenciación social en la comunidad. Falla asocia la conversión religiosa a la crisis del

16/ Publicado por Editorial Universitaria, Guatemala, 1978.

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por los dominicos. En el centro del valle estaba el pueblo, rodeado de sus ejidos, tierras comunales y particulares de indígenas, y en la periferia se fueron instalando los ladinos.

En el siglo XVTI creció el número de propietarios privados, sobre todo de españoles y ladinos que se asentaron en las zonas no ocupa­das por los dominicos ni por propiedades comunales. Esta tendencia continuó en el siglo XVIIT, conformando pequeñas y medianas propiedades que en su mayoría eran utilizadas para la subsistencia. Durante la segunda mitad de dicho siglo se inicia un proceso de desintegración del orden colonial, marcado por los procesos de mestizaje y por dinámicas de acaparamiento y presión sobre la tierra. Con la pérdida de poder de los dominicos, los mestizos se instalaron progresivamente en las tierras de los indígenas y cada vez más cerca de sus pueblos. Ya a principios del XIX son ellos los principales propietarios de la región.

Las presiones sobre la tierra generaron diversos tipos de conflictos entre indígenas y ladinos, pero también al interior de las comunidades indígenas y entre ellas. En el espacio comunitario, la emergencia de cie~ elite indígena vinculada a la propiedad de la tierra a expensas de las tierras comunales y/o ejidales, fue motivo de conflicto. Finalmente las disputas entre comunidades profundizaron la fragmentación del mun?o Rabinaleb, dando paso, desde la perspectiva de las pequeñas propiedades rurales, a las identidades pueblerinas.

Esta reconstrucción histórica da cuenta del tránsito de una región ~ue ~~~un momento de cierta coherencia y orden hacia otro comple­J~, diVIdido Y múltiple en el contexto de un proceso de mestizajes diversos Y continuos. De ahí, Bertrand plantea que las prácticas cultu­rales actuales deben analizarse como el resultado de la simbiosis entre elementos prehispánicos, coloniales y modernos. Lo cual no ocurre solamente en el mundo indígena. En este sentido, el trabajo deBer­trand aporta luces para entender la complejidad de las identidades ac~ales ~n Baja Verapaz, revelando el papel que la conflictividad por la tierra JUega en su gestación. Así mismo contribuye a concebir el territorio como una acumulación de estratos sucesivos, en la que los nuevos estratos no eliminan a los anteriores sino que sólo modifican el

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sentido o la función de los anteriores. Se trata de una re-actualización del pasado que es importante estudiar.

En el segundo quinquenio de la década de 1970, surgen nuevos aportes desde la antropología guatemalteca que proponen una forma distinta de investigar lo local, haciendo un análisis de la relación entre modernización económica, conflictividad social, cambio religio­so y poder. Nos referimos al trabajo del antropólogo y jesuita guate­malteco Ricardo Falla, específicamente al libro Quiché Rebelde: Estudio de un movimiento de conversión religiosa, rebelde a las creencias tradicionales, en San Antonio Ilotenango {1948-1970}.

161 En él, Falla estudió el origen y las razones de la conversión de un tercio de la población del municipio a la Acción Católica, movimiento impulsado por la Iglesia Católica desde mediados de la década de 1940. Originalmente la investigación buscaba estudiar las consecuen­cias de la presión demográfica en la estructura social y en la cultura de la comunidad; sin embargo, esta problemática no era significativa para la población de San Antonio, a la que le preocupaba, sobre todo, la adopción del abono químico y la conversión religiosa.

A través de su estudio, Falla mostró el vínculo entre la rebelión a las creencias tradicionales con los conflictos y transformaciones políticas y socio-económicas que vivía la comunidad, en relación ~on procesos de cambio que sucedían a nivel nacional. El conflicto religioso que ocurría en San Antonio Ilotenango entre la Costum~re y la Acción Católica, estaba asociado con las disputas por los espacios de poder al interior de la comunidad, específicamente con la con­frontación de la estructura de autoridad tradicional integrada por Principales, alcaldes, cofrades y zahorines. Este conflicto entre agentes 'modernizadores' del movimiento de Acción Cat~lica Y l~s 'costumbristas' o 'zahorines' se gestó en el contexto de cierto creci­miento económico a partir de actividades comerciales fuera del Municipio, generando nuevas dinámicas de diferenciación social en la comunidad. Falla asocia la conversión religiosa a la crisis del

16/ Publicado por Editorial Universitaria, Guatemala, 1978.

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sistema tradicional de la Costumbre en su conjunto. El conflicto y la división comunal entre Acción Católica y Costumbre sacudieron a casi la totalidad del Altiplano occidental.

Este libro contribuyó a la comprensión de la transformación cultural en comunidades indígenas, mostrando que la misma no supone una ruptura con la identidad indígena a pesar de la apropiación de costumbres extranjeras. En el caso de San Antonio Ilotenango, esta dinámica de transformación más bien robusteció dicha identidad. Cabe mencionar también, que el estudio muestra la necesidad de una perspectiva histórica para entender el contex­to en el que se gesta un conflicto religioso concreto. Y finalmente, otro aporte importante es el análisis del poder como una especie de bisagra que articula conflictos y relaciones sociales del nivel comunitario con sucesos políticos e instituciones externas a la comunidad.

C. El silencio académico durante el período más álgido del conflicto armado interno

Todo el proceso de debate y producción académica se ve interrumpi­d? ~or la ~~rr~, período en que se observa un silencio desde las distintas disciplinas de las ciencias sociales. Vale decir, por ejemplo, que. lo~ est~Idios de historia contemporánea cierran, regularmente, su periodización en 1954. Fue desde una tendencia de la antropología guatei_Ualteca que empezó a romperse este silencio y a documentar lo sucedido en las áreas de conflicto. En los primeros años, la producción ~vo un carácter testimonial. Nuevamente nos referimos al aporte de Ricardo Falla con la publicación del libro Masacres de la Selva. Ixcán, Guatemala (1975-1982). Este estudio constituyó uno de los primeros esfuer~os por sistematizar las lógicas y modalidades de la política contrruns~gente del Ejército guatemalteco, a partir del testimonio de la poblac1on que la vivió y sufrió. Antes de centrarse en el período 1975-1982, el autor realiza un "vistazo a la historia reciente de Guatemala" a partir de 1944, proponiendo una periodización macro a partir de la dinámica del conflicto.

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1

J

Específicamente para el período 1975-1982, Falla describe los ritmos, tiempos, características y concepciones implícitas de la represión estatal, dividiendo el período en dos grandes etapas de la política contrainsurgente. La primera es definida como una etapa de represión selectiva caracterizada por el intento de erradicación violenta de la guerrilla, combinado con la acción cívica 1976-81 del Ejército y la preparación de la ofensiva de tierra arrasada. La segunda etapa hace referencia a la política de tierra arrasada ocurrida a partir de 1982 e incluye una fase de arrasamiento o 'limpieza' y otra de arrasamiento con intentos de controlar a la población. Las masacres son conceptualizadas por Falla como la expresión remodelada ?e la contradicción tradicional entre la comunidad indígena corporativa Y el Estado ladino. La persecución a la Iglesia Católica es tBn?bién interpretada bajo este marco, como la expresión de una desconfianza de fondo contra ella por no cumplir con su papel tradicional de legitimadora del Estado ladino.

Éste es un libro de carácter profundamente testimonial, donde el objetivo explícito del autor fue recoger el testimonio salido del !ondo de la memoria de quienes vivieron el horror de los hechos de violen­cia. Su valor radica en la ruptura del silencio académico respecto a lo sucedido en la guerra, no obstante, aún queda pendiente la i~~erpre­tación de la complejidad que adquiere el conflicto en esa region.

Debemos reconocer que el grueso de la producción antropológica guatemalteca de ese momento, estuvo más centrada en la recupera­ción del folklor y las manifestaciones de la tradición popular·

D. Reenfocando la investigación de lo local hacia la conflictividad de los procesos socio-históricos

Desde mediados de la década de 1980, un grupo de antropólogos estadounidenses presenta una reflexión crítica sobre la visión de la antropología culturalista acerca de las comunidades indígena~. Se replantean sus marcos interpretativos, tratando de ver la comu~u~a~ en su relación conflictiva con el Estado, así como releer la conflictivi­dad de los años '70 y '80 a partir de la dinámica de la guerra.

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sistema tradicional de la Costumbre en su conjunto. El conflicto y la división comunal entre Acción Católica y Costumbre sacudieron a casi la totalidad del Altiplano occidental.

Este libro contribuyó a la comprensión de la transformación cultural en comunidades indígenas, mostrando que la misma no supone una ruptura con la identidad indígena a pesar de la apropiación de costumbres extranjeras. En el caso de San Antonio Ilotenango, esta dinámica de transformación más bien robusteció dicha identidad. Cabe mencionar también, que el estudio muestra la necesidad de una perspectiva histórica para entender el contex­to en el que se gesta un conflicto religioso concreto. Y finalmente, otro aporte importante es el análisis del poder como una especie de bisagra que articula conflictos y relaciones sociales del nivel comunitario con sucesos políticos e instituciones externas a la comunidad.

C. El silencio académico durante el período más álgido del conflicto armado interno

Todo el proceso de debate y producción académica se ve interrumpi­d? ~or la ~~rr~, período en que se observa un silencio desde las distintas disciplinas de las ciencias sociales. Vale decir, por ejemplo, que. lo~ est~Idios de historia contemporánea cierran, regularmente, su periodización en 1954. Fue desde una tendencia de la antropología guatei_Ualteca que empezó a romperse este silencio y a documentar lo sucedido en las áreas de conflicto. En los primeros años, la producción ~vo un carácter testimonial. Nuevamente nos referimos al aporte de Ricardo Falla con la publicación del libro Masacres de la Selva. Ixcán, Guatemala (1975-1982). Este estudio constituyó uno de los primeros esfuer~os por sistematizar las lógicas y modalidades de la política contrruns~gente del Ejército guatemalteco, a partir del testimonio de la poblac1on que la vivió y sufrió. Antes de centrarse en el período 1975-1982, el autor realiza un "vistazo a la historia reciente de Guatemala" a partir de 1944, proponiendo una periodización macro a partir de la dinámica del conflicto.

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Específicamente para el período 1975-1982, Falla describe los ritmos, tiempos, características y concepciones implícitas de la represión estatal, dividiendo el período en dos grandes etapas de la política contrainsurgente. La primera es definida como una etapa de represión selectiva caracterizada por el intento de erradicación violenta de la guerrilla, combinado con la acción cívica 1976-81 del Ejército y la preparación de la ofensiva de tierra arrasada. La segunda etapa hace referencia a la política de tierra arrasada ocurrida a partir de 1982 e incluye una fase de arrasamiento o 'limpieza' y otra de arrasamiento con intentos de controlar a la población. Las masacres son conceptualizadas por Falla como la expresión remodelada ?e la contradicción tradicional entre la comunidad indígena corporativa Y el Estado ladino. La persecución a la Iglesia Católica es tBn?bién interpretada bajo este marco, como la expresión de una desconfianza de fondo contra ella por no cumplir con su papel tradicional de legitimadora del Estado ladino.

Éste es un libro de carácter profundamente testimonial, donde el objetivo explícito del autor fue recoger el testimonio salido del !ondo de la memoria de quienes vivieron el horror de los hechos de violen­cia. Su valor radica en la ruptura del silencio académico respecto a lo sucedido en la guerra, no obstante, aún queda pendiente la i~~erpre­tación de la complejidad que adquiere el conflicto en esa region.

Debemos reconocer que el grueso de la producción antropológica guatemalteca de ese momento, estuvo más centrada en la recupera­ción del folklor y las manifestaciones de la tradición popular·

D. Reenfocando la investigación de lo local hacia la conflictividad de los procesos socio-históricos

Desde mediados de la década de 1980, un grupo de antropólogos estadounidenses presenta una reflexión crítica sobre la visión de la antropología culturalista acerca de las comunidades indígena~. Se replantean sus marcos interpretativos, tratando de ver la comu~u~a~ en su relación conflictiva con el Estado, así como releer la conflictivi­dad de los años '70 y '80 a partir de la dinámica de la guerra.

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Consideramos importante hacer referencia a los trabajos reunidos en Cosecha de violencias, 17

/ los cuales buscaron explicar la represión y violencia que afectaba a las comunidades mayas donde anterior­mente estos antropólogos habían realizado sus investigaciones. Para ello, era necesario expandir el horizonte de estudio, tomando en cuenta las fuerzas extra locales y abordando temas antes no estudia­dos como la violencia y la represión. Se buscó aportar un panorama sobre las diversas perspectivas locales del conflicto, que recuperara las visiones de la población indígena sobre lo sucedido y las interpre­tara en el contexto cultural y político de las mismas. Este esfuerzo rompió explícitamente con las interpretaciones neoevol ucionistas de la cultura indígena, reconociendo el carácter complejo, dinámico y cambiante de toda cultura.18

/

A fin de ilustrar los enfoques para el estudio de lo local que se redefinían desde la antropología y la etnohistoria, retomamos el trabajo del antropólogo Robert Carmack. Carmack posee una vasta producción histórica y etnográfica sobre el mundo k'iche' que co­mienza en la década de los '60. Aquí retomamos específicamente el libro Rebels of Highland Guatemala. The Quiché-Mayas af Mamaste­nango, publicado en 1995.19

/ Este libro, no traducido al español, es un estudio denso y muy rico en datos e información detallada sobre varios siglos de la historia de Momostenango, comienza en el período prehispánico y finaliza en la década de 1970, abordando las transfor­maciones en las características ecológicas, demográficas, económicas, políticas y socioculturales del Municipio.

Desde un punto de vista metodológico, nos parece importante retomar la propuesta de Carmack de incorporar la historia a la antro­pología, estudiando la realidad de forma diacrónica y procesual. El autor plantea que para ubicar la historia local de pueblos indígenas en el marco de contextos más amplios, es necesario visualizar cómo se

17

/ .compilado~ por R. Carmack y publicados en español por FLACSO en 1991. Se publicaron en Inglés en 1988 por la University of Oklahoma Press. El único guatemalteco que participó en esta publicación fue Ricardo Falla. 181 R. Carmack Op. Cit. Prefacio a la primera edición (1988).

19/ Publicado por University of Oklahoma Press, 1995.

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j

reorganizan las condiciones materiales de la localidad en interacción con las fuerzas capitalistas. Los actores deben verse como agentes activos que hacen historia, pero condicionados por estructuras culturales que dan contexto a su acción. Así, los actores son limitados por la cultura, a la vez que su práctica altera la cultura. En este sentido, la cultura indígena es recreada, preservada y destruida al interior del proceso histórico. Para el análisis de las instituciones políticas y el poder, Carmack plantea la necesidad de considerar explícitamente las relaciones y luchas de poder, y la acción político­administrativa de las instituciones como dos dimensiones distintas, aunque se influencian mutuamente.

La detallada y larga reconstrucción de la historia de Momostenango que Carmack presenta en su libro, aporta elementos para comprender varias problemáticas generales que marcan el carácter de los procesos históricos de las comunidades indígenas en su vinculación con contextos más amplios. Entre ellos consideramos de utilidad para ~1 debate, discutir su planteamiento sobre las relaciones entre comum­dad indígena y Estado. A nivel teórico, Carmack habla en términos de oposiciones: indígena-ladino, autoridades indígenas-Estado. No obstante, la reconstrucción histórica que presenta, permite visualizar el papel de las formas tradicionales de autoridad y gobierno indíge~a en la formación y funcionamiento del Estado moderno. Este estudio avanza significativamente en mostrar que dicha dinámica implica oposición, confrontación y resistencia, pero también procesos de cooptación de las autoridades indígenas tradicionales y/o de alianzas de éstas con el Estado. En el marco de esta problemática, Carmack documenta los procesos de militarización que ocurrieron en Momos­tenango durante el período liberal, pero con implicaciones profund~s en los períodos posteriores. Evidencia el papel del Ejército, P.or med1o de las milicias y la elite ladina, para contener los levantarmentos de indígenas generados por la expropiación de tierras comunales Y por la movilización del trabajo indígena hacia las fincas cafetaleras. Además de ello, describe los procesos de incorporación indígena en la milicia y el Ejército desde finales del siglo XIX y su continuidad durante el siglo XX, lo cual incidió en la conformación de una cultura política autoritaria.

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Consideramos importante hacer referencia a los trabajos reunidos en Cosecha de violencias, 17

/ los cuales buscaron explicar la represión y violencia que afectaba a las comunidades mayas donde anterior­mente estos antropólogos habían realizado sus investigaciones. Para ello, era necesario expandir el horizonte de estudio, tomando en cuenta las fuerzas extra locales y abordando temas antes no estudia­dos como la violencia y la represión. Se buscó aportar un panorama sobre las diversas perspectivas locales del conflicto, que recuperara las visiones de la población indígena sobre lo sucedido y las interpre­tara en el contexto cultural y político de las mismas. Este esfuerzo rompió explícitamente con las interpretaciones neoevol ucionistas de la cultura indígena, reconociendo el carácter complejo, dinámico y cambiante de toda cultura.18

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A fin de ilustrar los enfoques para el estudio de lo local que se redefinían desde la antropología y la etnohistoria, retomamos el trabajo del antropólogo Robert Carmack. Carmack posee una vasta producción histórica y etnográfica sobre el mundo k'iche' que co­mienza en la década de los '60. Aquí retomamos específicamente el libro Rebels of Highland Guatemala. The Quiché-Mayas af Mamaste­nango, publicado en 1995.19

/ Este libro, no traducido al español, es un estudio denso y muy rico en datos e información detallada sobre varios siglos de la historia de Momostenango, comienza en el período prehispánico y finaliza en la década de 1970, abordando las transfor­maciones en las características ecológicas, demográficas, económicas, políticas y socioculturales del Municipio.

Desde un punto de vista metodológico, nos parece importante retomar la propuesta de Carmack de incorporar la historia a la antro­pología, estudiando la realidad de forma diacrónica y procesual. El autor plantea que para ubicar la historia local de pueblos indígenas en el marco de contextos más amplios, es necesario visualizar cómo se

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/ .compilado~ por R. Carmack y publicados en español por FLACSO en 1991. Se publicaron en Inglés en 1988 por la University of Oklahoma Press. El único guatemalteco que participó en esta publicación fue Ricardo Falla. 181 R. Carmack Op. Cit. Prefacio a la primera edición (1988).

19/ Publicado por University of Oklahoma Press, 1995.

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reorganizan las condiciones materiales de la localidad en interacción con las fuerzas capitalistas. Los actores deben verse como agentes activos que hacen historia, pero condicionados por estructuras culturales que dan contexto a su acción. Así, los actores son limitados por la cultura, a la vez que su práctica altera la cultura. En este sentido, la cultura indígena es recreada, preservada y destruida al interior del proceso histórico. Para el análisis de las instituciones políticas y el poder, Carmack plantea la necesidad de considerar explícitamente las relaciones y luchas de poder, y la acción político­administrativa de las instituciones como dos dimensiones distintas, aunque se influencian mutuamente.

La detallada y larga reconstrucción de la historia de Momostenango que Carmack presenta en su libro, aporta elementos para comprender varias problemáticas generales que marcan el carácter de los procesos históricos de las comunidades indígenas en su vinculación con contextos más amplios. Entre ellos consideramos de utilidad para ~1 debate, discutir su planteamiento sobre las relaciones entre comum­dad indígena y Estado. A nivel teórico, Carmack habla en términos de oposiciones: indígena-ladino, autoridades indígenas-Estado. No obstante, la reconstrucción histórica que presenta, permite visualizar el papel de las formas tradicionales de autoridad y gobierno indíge~a en la formación y funcionamiento del Estado moderno. Este estudio avanza significativamente en mostrar que dicha dinámica implica oposición, confrontación y resistencia, pero también procesos de cooptación de las autoridades indígenas tradicionales y/o de alianzas de éstas con el Estado. En el marco de esta problemática, Carmack documenta los procesos de militarización que ocurrieron en Momos­tenango durante el período liberal, pero con implicaciones profund~s en los períodos posteriores. Evidencia el papel del Ejército, P.or med1o de las milicias y la elite ladina, para contener los levantarmentos de indígenas generados por la expropiación de tierras comunales Y por la movilización del trabajo indígena hacia las fincas cafetaleras. Además de ello, describe los procesos de incorporación indígena en la milicia y el Ejército desde finales del siglo XIX y su continuidad durante el siglo XX, lo cual incidió en la conformación de una cultura política autoritaria.

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E. El abordaje de nuevas y viejas problemáticas en el estudio de los espacios locales y regionales desde perspectivas teóricas renovadas

Durante la segunda mitad de la década de 1990, a partir de los debates ' levantados por nuevas investigaciones, así como del reconocimiento de la historicidad y complejidad de las causas y consecuencias de la guerra interna, se comienza a perfilar una producción académica desde nuevas perspectivas y desde las distintas ciencias sociales. Se replan­tearon problemáticas poco abordadas con una perspectiva local y centrada en los actores, entre otras, la etnicidad, las relaciones ínter­étnicas, el racismo, la complejidad de las relaciones de poder, los procesos de militarización y el carácter socio-histórico de la conforma­ción del territorio. Tanto en la producción de extranjeros como de guatemaltecos se encuentran esfuerzos valiosos por trabajar con marcos teórico-metodológicos novedosos y a partir del diálogo interdis­ciplinario. Esto permite nuevas lecturas de problemáticas nacionales desde miradas locales y regionales, que contribuyen a problematizar las perspectivas homogeneizadoras y las visiones elaboradas desde un punto de vista macrohistórico. Aquí retomaremos reflexiones genera­das por historiadores, geógrafos y antropólogos, tanto guatemaltecos como norteamericanos y europeos.

Dentro de este conjunto de nuevos trabajos, son importantes los e~tudios realizados por el historiador Greg Grondin, quien ha publicado diversos artículos, presentando reflexiones críticas acerca de las formas clásicas de entender la resistencia indígena y campesina, la conflictivi­dad de la comunidad e identidad indígena, así como la articulación de procesos locales con los procesos de formación del Estado y el capitalis­mo. Su principal publicación es The blood of Guatemala. A history of roce and nati.on,

201 la cual trata sobre las transformaciones de la comu­nidad k'ich~' de Quetzaltenango desde mediados del siglo XVIII hasta 19?4. E~te hbro profundiza y refina teóricamente el estudio del poder alin~e~Ior de una comunidad indígena, visualizando la diversidad y ambiguedad de la actuación política maya.

20

1 Publicado por Duke University Press en 2000 (Pendiente de publicación en español).

26

A grandes rasgos, la idea central del libro es que los principales, o patriarcas, k'iche' de Quetzaltenango supieron reconfigurar las relaciones comunales (económicas, políticas, culturales) y la ideología de comunidad a fin de mantener su autoridad cultural y social. Esta elite elaboró una forma alternativa de entender la etnicidad Y el nacionalismo, buscando reconciliar la identidad maya-k'iche' con las ideas de modernidad y progreso, en el marco de procesos de cons­trucción y disputa de hegemonía frente al Estado ladino y el co~~n indígena. Esto tuvo efectos en la formación del Estado y la nac1on guatemalteca. Grandin explica que el papel de la elite indígena en las relaciones local-nacional, no se limitó a un rol de intermediación, sino más claramente a una dinámica de alianzas con el Estado Y acomodos en la dinámica del capitalismo guatemalteco.

Los trabajos de Grandin se fundamentan entonces en una crítica a la tendencia dominante de la antropología e historiografía sobre Guatemala, a situar la cultura maya fuera de los procesos hegemónicos de formación del Estado nación y desarrollo capitalista. El au~or plantea la necesidad de un enfoque teórico-metodológico que p~rrmta comprender los complejos vínculos que unen a las co~umdades indígenas en su interior y con la sociedad regional-nacional. Un enfoque que facilite el entendimiento de la cultura maya y sus transfor: maciones en relación con el poder y los procesos históricos en que. esta inmersa. Para ello, Grandin resalta la utilidad de analizar los conflic~os inherentes a los procesos de creación de significado e identidad s~c1al, retomando la noción gramsciana de hegemonía como una herrarmenta conceptual que permite comprender las relaciones de pod~r tanto al interior de la comunidad indígena, como de los procesos mas globales de formación del Estado nación y la resistencia. Así mismo, muestra que las relaciones de poder en el ámbito económico y polític?, no pueden ser aisladas de las estructuras de poder social e.n que ~chas relaciones están insertas. El análisis del poder local necesita considerar el conjunto de contradicciones políticas, económicas y de género, no sólo la oposición entre indígenas y ladinos.

Este estudio ofrece importantes aportes para comprender el poder ligado a la clase y al género al interior de la comunidad indígena, Y su

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E. El abordaje de nuevas y viejas problemáticas en el estudio de los espacios locales y regionales desde perspectivas teóricas renovadas

Durante la segunda mitad de la década de 1990, a partir de los debates ' levantados por nuevas investigaciones, así como del reconocimiento de la historicidad y complejidad de las causas y consecuencias de la guerra interna, se comienza a perfilar una producción académica desde nuevas perspectivas y desde las distintas ciencias sociales. Se replan­tearon problemáticas poco abordadas con una perspectiva local y centrada en los actores, entre otras, la etnicidad, las relaciones ínter­étnicas, el racismo, la complejidad de las relaciones de poder, los procesos de militarización y el carácter socio-histórico de la conforma­ción del territorio. Tanto en la producción de extranjeros como de guatemaltecos se encuentran esfuerzos valiosos por trabajar con marcos teórico-metodológicos novedosos y a partir del diálogo interdis­ciplinario. Esto permite nuevas lecturas de problemáticas nacionales desde miradas locales y regionales, que contribuyen a problematizar las perspectivas homogeneizadoras y las visiones elaboradas desde un punto de vista macrohistórico. Aquí retomaremos reflexiones genera­das por historiadores, geógrafos y antropólogos, tanto guatemaltecos como norteamericanos y europeos.

Dentro de este conjunto de nuevos trabajos, son importantes los e~tudios realizados por el historiador Greg Grondin, quien ha publicado diversos artículos, presentando reflexiones críticas acerca de las formas clásicas de entender la resistencia indígena y campesina, la conflictivi­dad de la comunidad e identidad indígena, así como la articulación de procesos locales con los procesos de formación del Estado y el capitalis­mo. Su principal publicación es The blood of Guatemala. A history of roce and nati.on,

201 la cual trata sobre las transformaciones de la comu­nidad k'ich~' de Quetzaltenango desde mediados del siglo XVIII hasta 19?4. E~te hbro profundiza y refina teóricamente el estudio del poder alin~e~Ior de una comunidad indígena, visualizando la diversidad y ambiguedad de la actuación política maya.

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1 Publicado por Duke University Press en 2000 (Pendiente de publicación en español).

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A grandes rasgos, la idea central del libro es que los principales, o patriarcas, k'iche' de Quetzaltenango supieron reconfigurar las relaciones comunales (económicas, políticas, culturales) y la ideología de comunidad a fin de mantener su autoridad cultural y social. Esta elite elaboró una forma alternativa de entender la etnicidad Y el nacionalismo, buscando reconciliar la identidad maya-k'iche' con las ideas de modernidad y progreso, en el marco de procesos de cons­trucción y disputa de hegemonía frente al Estado ladino y el co~~n indígena. Esto tuvo efectos en la formación del Estado y la nac1on guatemalteca. Grandin explica que el papel de la elite indígena en las relaciones local-nacional, no se limitó a un rol de intermediación, sino más claramente a una dinámica de alianzas con el Estado Y acomodos en la dinámica del capitalismo guatemalteco.

Los trabajos de Grandin se fundamentan entonces en una crítica a la tendencia dominante de la antropología e historiografía sobre Guatemala, a situar la cultura maya fuera de los procesos hegemónicos de formación del Estado nación y desarrollo capitalista. El au~or plantea la necesidad de un enfoque teórico-metodológico que p~rrmta comprender los complejos vínculos que unen a las co~umdades indígenas en su interior y con la sociedad regional-nacional. Un enfoque que facilite el entendimiento de la cultura maya y sus transfor: maciones en relación con el poder y los procesos históricos en que. esta inmersa. Para ello, Grandin resalta la utilidad de analizar los conflic~os inherentes a los procesos de creación de significado e identidad s~c1al, retomando la noción gramsciana de hegemonía como una herrarmenta conceptual que permite comprender las relaciones de pod~r tanto al interior de la comunidad indígena, como de los procesos mas globales de formación del Estado nación y la resistencia. Así mismo, muestra que las relaciones de poder en el ámbito económico y polític?, no pueden ser aisladas de las estructuras de poder social e.n que ~chas relaciones están insertas. El análisis del poder local necesita considerar el conjunto de contradicciones políticas, económicas y de género, no sólo la oposición entre indígenas y ladinos.

Este estudio ofrece importantes aportes para comprender el poder ligado a la clase y al género al interior de la comunidad indígena, Y su

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vínculo con procesos ideológicos y culturales relacionados con la formación del Estado y el capitalismo. Sin embargo, nos deja el reto de profundizar en la conformación de la cultura popular y campesina, la de los k'iche' rurales, cómo ellos se apropian y cómo confrontan las imágenes de comunidad y cultura indígena elaboradas por la elite, cómo funciona la resistencia simbólica. El libro da cuenta de una historia de tensas alianzas entre elite indígena y Estado ladino, pero deja la interrogante sobre lPor qué el nacionalismo de la elite k'iche' quetzalteca y la elite misma, quedan al margen del discurso sobre la 1

nación guatemalteca y las coaliciones de poder a nivel nacional que 1

se imponen durante el período liberal? lQué papel juega el racismo en estos procesos?

Cabe también presentar tres estudios elaborados por geógrafos e ' historiadores que analizan la configuración de espacios regionales a partir de un enfoque socio-histórico que considera el papel de los grupos Y clases sociales, así como la conflictividad de sus relaciones en la producción de las desigualdades espaciales.

En esta línea, el geógrafo George Lovell, realizó una investigación novedosa titulada Conquista y cambio cultural aplicando los aportes de la geografía al análisis socio-histórico de la vida colonial en una región ~gin~, i~;ntificada como la periferia de la periferia dentro de la ~~r~q~zac1on socio-territorial de la Colonia.21

/ A partir del análisis del PaiSaJe cultural", Lovell trata de definir y comprender las asociaciones h~~as como crecimientos regionales, o sea ver cómo a través de la histona se van formando las diferenciaciones espaciales de la cultura.

. Ese punto de vista retrospectivo de la geografía histórica intenta mterpretar.las relaciones entre la tierra y la vida, entendiendo que los grupos sociales forman paisajes culturales a partir de paisajes natura­les en un proceso continuo y mutable: la cultura es el agente; el área n~~al, ;1. medio Y el paisaje cultural es el resultado. Con ese anda­IniaJe teor1co, Lovell reconstruye la experiencia colonial de la sierra de los ~uchumatanes a partir del impacto devastador sufrido por las poblaciones de los asentamientos prehispánicos en esa área.

21/ Guatemala: CIRMA, 1990.

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1

J

En la búsqueda de las conformaciones temporales del espacio, podemos situar el trabajo del historiador Arturo Taracena, Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. Los Altos de Guatemala: de región a Estado. 1740-1850.22

/ A partir del uso de los conceptos de "regionalidad" -cualidad de ser de una región- y "regionalismo" -identificación cultural, política y sentimental consciente de grupos de personas con un espacio específico a lo largo del tiempo-, Tarace­na demuestra que el Estado de Los Altos fue el resultado de dos fenómenos político-económicos iniciados desde la Colonia: la territo­rialidad y el reconocimiento institucional.

Entendiendo el espacio como producto social, explica cómo se forjó un sentimiento independentista en una elite al tense fuertemente cohesionada a partir de estrategias matrimoniales geográficamente endogámicas que articulaban a comerciantes de Quetzaltenango con los grandes propietarios del altiplano, los de la bocacosta y los de la costa. Ahí se originaba una rivalidad con las elites nacionales mucho más allá del ámbito político, centrada en lo socio-económico y en la relación centro-periferia. Al mismo tiempo que se afirmaba esta cohesión de elites regionales, éstas fueron totalmente incapaces de crear alianzas con los indígenas de la región marcando de forma significativa el devenir del Estado guatemalteco en construcción. El proyecto separatista altense fue, entonces, un termómetro en el que tanto liberales como conservadores midieron sus fuerzas de cara a su capacidad para enfrentar el reto histórico de imponer la hegemonía centralista guatemalteca en todo el territorio. Este trabajo contribuye a abandonar la óptica centralista buscando explicar la historia políti­ca desde la perspectiva centro-periferia.

La historiadora Stefania Gallini, por su parte, retoma la línea de Taracena para explicar la construcción de la Costa Cuca como región, en su tesis doctoral La rivoluzione del caffo in un agrosistema Maya, Guatemala 1830-1902: una storia ambientale.23

/ Su objetivo es recons­truir el proceso de territorialidad de esta zona a partir del análisis de la

22/ Guatemala: CIRMA, 1997.

23/ Genova: Universita degli Studi di Genova, 2002.

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vínculo con procesos ideológicos y culturales relacionados con la formación del Estado y el capitalismo. Sin embargo, nos deja el reto de profundizar en la conformación de la cultura popular y campesina, la de los k'iche' rurales, cómo ellos se apropian y cómo confrontan las imágenes de comunidad y cultura indígena elaboradas por la elite, cómo funciona la resistencia simbólica. El libro da cuenta de una historia de tensas alianzas entre elite indígena y Estado ladino, pero deja la interrogante sobre lPor qué el nacionalismo de la elite k'iche' quetzalteca y la elite misma, quedan al margen del discurso sobre la 1

nación guatemalteca y las coaliciones de poder a nivel nacional que 1

se imponen durante el período liberal? lQué papel juega el racismo en estos procesos?

Cabe también presentar tres estudios elaborados por geógrafos e ' historiadores que analizan la configuración de espacios regionales a partir de un enfoque socio-histórico que considera el papel de los grupos Y clases sociales, así como la conflictividad de sus relaciones en la producción de las desigualdades espaciales.

En esta línea, el geógrafo George Lovell, realizó una investigación novedosa titulada Conquista y cambio cultural aplicando los aportes de la geografía al análisis socio-histórico de la vida colonial en una región ~gin~, i~;ntificada como la periferia de la periferia dentro de la ~~r~q~zac1on socio-territorial de la Colonia.21

/ A partir del análisis del PaiSaJe cultural", Lovell trata de definir y comprender las asociaciones h~~as como crecimientos regionales, o sea ver cómo a través de la histona se van formando las diferenciaciones espaciales de la cultura.

. Ese punto de vista retrospectivo de la geografía histórica intenta mterpretar.las relaciones entre la tierra y la vida, entendiendo que los grupos sociales forman paisajes culturales a partir de paisajes natura­les en un proceso continuo y mutable: la cultura es el agente; el área n~~al, ;1. medio Y el paisaje cultural es el resultado. Con ese anda­IniaJe teor1co, Lovell reconstruye la experiencia colonial de la sierra de los ~uchumatanes a partir del impacto devastador sufrido por las poblaciones de los asentamientos prehispánicos en esa área.

21/ Guatemala: CIRMA, 1990.

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En la búsqueda de las conformaciones temporales del espacio, podemos situar el trabajo del historiador Arturo Taracena, Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. Los Altos de Guatemala: de región a Estado. 1740-1850.22

/ A partir del uso de los conceptos de "regionalidad" -cualidad de ser de una región- y "regionalismo" -identificación cultural, política y sentimental consciente de grupos de personas con un espacio específico a lo largo del tiempo-, Tarace­na demuestra que el Estado de Los Altos fue el resultado de dos fenómenos político-económicos iniciados desde la Colonia: la territo­rialidad y el reconocimiento institucional.

Entendiendo el espacio como producto social, explica cómo se forjó un sentimiento independentista en una elite al tense fuertemente cohesionada a partir de estrategias matrimoniales geográficamente endogámicas que articulaban a comerciantes de Quetzaltenango con los grandes propietarios del altiplano, los de la bocacosta y los de la costa. Ahí se originaba una rivalidad con las elites nacionales mucho más allá del ámbito político, centrada en lo socio-económico y en la relación centro-periferia. Al mismo tiempo que se afirmaba esta cohesión de elites regionales, éstas fueron totalmente incapaces de crear alianzas con los indígenas de la región marcando de forma significativa el devenir del Estado guatemalteco en construcción. El proyecto separatista altense fue, entonces, un termómetro en el que tanto liberales como conservadores midieron sus fuerzas de cara a su capacidad para enfrentar el reto histórico de imponer la hegemonía centralista guatemalteca en todo el territorio. Este trabajo contribuye a abandonar la óptica centralista buscando explicar la historia políti­ca desde la perspectiva centro-periferia.

La historiadora Stefania Gallini, por su parte, retoma la línea de Taracena para explicar la construcción de la Costa Cuca como región, en su tesis doctoral La rivoluzione del caffo in un agrosistema Maya, Guatemala 1830-1902: una storia ambientale.23

/ Su objetivo es recons­truir el proceso de territorialidad de esta zona a partir del análisis de la

22/ Guatemala: CIRMA, 1997.

23/ Genova: Universita degli Studi di Genova, 2002.

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sobreposición de espacios constituidos por continuidades y rupturas que provocan los diferentes períodos de la historia hasta la entrada del café (períodos pre-hispánico, colonial, moderno). Su enfoque metodológico se basa en la premisa de que las transformaciones ambientales están totalmente sujetas a la historia de sí mismas, en interacción continua y estímulo mutuo con los cambios en la socie­dad humana.

Gallini al reconstruir la historia de la relación de ese espacio natural con la sociedad, concluye que el modelo organizativo funda­mental se basaba en la relación entre tierras altas y tierras bajas. Sobre esta lógica, el Estado liberal fue asegurando su control sobre la región a partir de un actor que le sirvió de instrumento de transmi­sión del profundo cambio de valores agro-culturales que implicaría la transición a la economía de agro-exportación: el agrimensor. El proceso de "cafetización" de la región provocó una dramática margi­nalización ecológica de los pueblos alrededor de los cuales se fueron u?i~ando las fincas, a pesar de la defensa que los mismos pueblos hic1eron de su patrimonio.

. P~a terminar, retomamos tres investigaciones novedosas sobre histona local realizadas por una nueva generación de historiadores Y antropólogos guatemaltecos. Un aporte fundamental de estos estudios es tratar de recuperar la actuación del conjunto de sujetos sociales, la complejidad de sus relaciones de poder así como la conflictividad de las relaciones interétnicas y de las relacfones entre localidad Y Estado.

.Así circunscrita en el marco de la historia local, se encuentra Elite ladina

2 -vanguardia indíaena De la intolerancia a la violencia. Patzicía 1944 4/ • • • o .

hi ' . Invesügación elaborada por la antropóloga Isabel Rodas Y el

stonador Edaar E •t b · · · ' t d o squ1 , am os guatemaltecos. La 1nvestigac1on par e ~ 18: 1 con la llegada de los "nuevos" liberales, en una continuidad

stórica de acumulación de contradicciones que estallaron en la masacre de 1944. Entienden la historia local como el análisis de la manera que las disposiciones nacionales afectan la realidad local, por un lado, Y cómo la localidad -en este caso definida como el municipio

241 Guatemala: USAC, 1997.

30

il

de Patzicía- participa de la dinámica nacional. Para analizar la historia del poder local, ralizan un seguimiento de los individuos del municipio en sus relaciones económicas y comerciales, sus lazos familiares y religiosos y sus nexos con las instituciones gubernamentales. Privile­gian el estudio de la municipalidad como ámbito donde cristalizan las relaciones de poder local en relación con el Estado -control de los recursos materiales y de la fuerza laboral, de la participación política y de los espacios simbólicos- y el ejercicio o no de la ciudadanía.

Desde un principio, los autores se desmarcan de dos tradiciones imperantes en la investigación sobre la realidad rural de Guatemala que se entrecruzan: las tesis antropológicas estadounidenses que parten de la comunidad cerrada como unidad de análisis y los estu­dios etnográficos guatemaltecos basados en la dualidad indio-ladino. Reconocen que ambos enfoques permiten entender poco de la diversi­dad y complejidad de la realidad social que pretenden explicar, pues no captan el entramado de relaciones interétnicas e intraétnicas.

Siguiendo esta línea, y retomando los aportes de los estudios de historia regional, Edgar Esquit escribe Otros poderes, nuevos desafíos. Relaciones interétnicas en Tecpán y su entorno departamental {1871-1935).25/ Se propone analizar la dinámica interétnica desde el espacio de la municipalidad, como ámbito de disputa de poder entre la elite ladina favorecida por el Estado y la mayoría indígena, con variadas formas de resistencia a la hegemonía de la primera. Su unidad de análisis, entonces, son las relaciones que se establecen entre ambos grupos étnicos, alrededor del ejercicio del poder; relaciones que son asimétricas en función de la posesión o no de recursos tanto materiales como simbólicos. Su enfoque es el de la historia local que pretende mostrar las particularidades del proceso local vivido en Tecpán de 1871 a 1935 y contribuir a entender los procesos generales del país. Lo hace comparando el desarrollo histórico de Tecpán con el de los municipios circundantes del departamento de Chimaltenango.

En diálogo permanente con la vida nacional va analizando los siguientes temas: las funciones y formas de organización de las

25/ Guatemala: IDEI, 2002.

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sobreposición de espacios constituidos por continuidades y rupturas que provocan los diferentes períodos de la historia hasta la entrada del café (períodos pre-hispánico, colonial, moderno). Su enfoque metodológico se basa en la premisa de que las transformaciones ambientales están totalmente sujetas a la historia de sí mismas, en interacción continua y estímulo mutuo con los cambios en la socie­dad humana.

Gallini al reconstruir la historia de la relación de ese espacio natural con la sociedad, concluye que el modelo organizativo funda­mental se basaba en la relación entre tierras altas y tierras bajas. Sobre esta lógica, el Estado liberal fue asegurando su control sobre la región a partir de un actor que le sirvió de instrumento de transmi­sión del profundo cambio de valores agro-culturales que implicaría la transición a la economía de agro-exportación: el agrimensor. El proceso de "cafetización" de la región provocó una dramática margi­nalización ecológica de los pueblos alrededor de los cuales se fueron u?i~ando las fincas, a pesar de la defensa que los mismos pueblos hic1eron de su patrimonio.

. P~a terminar, retomamos tres investigaciones novedosas sobre histona local realizadas por una nueva generación de historiadores Y antropólogos guatemaltecos. Un aporte fundamental de estos estudios es tratar de recuperar la actuación del conjunto de sujetos sociales, la complejidad de sus relaciones de poder así como la conflictividad de las relaciones interétnicas y de las relacfones entre localidad Y Estado.

.Así circunscrita en el marco de la historia local, se encuentra Elite ladina

2 -vanguardia indíaena De la intolerancia a la violencia. Patzicía 1944 4/ • • • o .

hi ' . Invesügación elaborada por la antropóloga Isabel Rodas Y el

stonador Edaar E •t b · · · ' t d o squ1 , am os guatemaltecos. La 1nvestigac1on par e ~ 18: 1 con la llegada de los "nuevos" liberales, en una continuidad

stórica de acumulación de contradicciones que estallaron en la masacre de 1944. Entienden la historia local como el análisis de la manera que las disposiciones nacionales afectan la realidad local, por un lado, Y cómo la localidad -en este caso definida como el municipio

241 Guatemala: USAC, 1997.

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de Patzicía- participa de la dinámica nacional. Para analizar la historia del poder local, ralizan un seguimiento de los individuos del municipio en sus relaciones económicas y comerciales, sus lazos familiares y religiosos y sus nexos con las instituciones gubernamentales. Privile­gian el estudio de la municipalidad como ámbito donde cristalizan las relaciones de poder local en relación con el Estado -control de los recursos materiales y de la fuerza laboral, de la participación política y de los espacios simbólicos- y el ejercicio o no de la ciudadanía.

Desde un principio, los autores se desmarcan de dos tradiciones imperantes en la investigación sobre la realidad rural de Guatemala que se entrecruzan: las tesis antropológicas estadounidenses que parten de la comunidad cerrada como unidad de análisis y los estu­dios etnográficos guatemaltecos basados en la dualidad indio-ladino. Reconocen que ambos enfoques permiten entender poco de la diversi­dad y complejidad de la realidad social que pretenden explicar, pues no captan el entramado de relaciones interétnicas e intraétnicas.

Siguiendo esta línea, y retomando los aportes de los estudios de historia regional, Edgar Esquit escribe Otros poderes, nuevos desafíos. Relaciones interétnicas en Tecpán y su entorno departamental {1871-1935).25/ Se propone analizar la dinámica interétnica desde el espacio de la municipalidad, como ámbito de disputa de poder entre la elite ladina favorecida por el Estado y la mayoría indígena, con variadas formas de resistencia a la hegemonía de la primera. Su unidad de análisis, entonces, son las relaciones que se establecen entre ambos grupos étnicos, alrededor del ejercicio del poder; relaciones que son asimétricas en función de la posesión o no de recursos tanto materiales como simbólicos. Su enfoque es el de la historia local que pretende mostrar las particularidades del proceso local vivido en Tecpán de 1871 a 1935 y contribuir a entender los procesos generales del país. Lo hace comparando el desarrollo histórico de Tecpán con el de los municipios circundantes del departamento de Chimaltenango.

En diálogo permanente con la vida nacional va analizando los siguientes temas: las funciones y formas de organización de las

25/ Guatemala: IDEI, 2002.

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municipalidades ladina e indígena; las características -individuales y sociales- de los dos grupos étnicos en oposición; la relación entre trabajo, propiedad de la tierra y diferencia étnica; y, finalmente, la ideología de los ladinos rurales. Reconoce que, además de la obvia diferenciación interétnica, se va generando un proceso de diferencia­ción intra-étnica entre los kakchiqueles, aunque no la cataloga de elite.

r;l '¡

Desde A V ANCSO, la historiadora M atilde Gonz6lez escribió Se cambió el tiempo. Conflicto y poder en territorio k'iche ,. 1880-199ff18

/

utilizando como base metodológica la historia oral, lo que implica , que, al privilegiar los significados frente a los hechos en sí, la tempo­ralidad y el ritmo de la investigación responden a las concepciones de

1

sus protagonistas. La autora ha dado especial relevancia a los hechos que ellos consideraban más determinantes en sus trayectorias vitales, tanto personales como municipales, sirviendo la memoria como barómetro de percepción de la realidad. Así, González analiza e historiza la violencia del Estado hacia las localidades más afectadas, ilustrando la complejidad que el conflicto armado adquirió en el espacio local, concretamente en el caso del municipio de San Bartolo­mé }ocotenango, Quiché.

L~ simb~lico queda incorporado como parte del objeto de estudio Y va Siendo mtercalado a lo largo del libro de manera que nos permite entender de forma fácil cómo los hechos económicos y políticos son ent.endidos Y apropiados. Es importante la forma en que lo simbólico se m~~gra en el texto porque nos permite hacer constantemente la ~elacion .entre los hechos y su representación. No es una visión ~~~ahsta" donde lo simbólico se explica en sí mismo, ni una

VlSIOn "m t "al" , . . . a eri Ista donde todo está predeterminado: los hechos son SI~Icados por sus protagonistas y estos significados determinan accio.nes. En esta realidad compleja se mueve el entramado de las relaciones sociales. Lo subjetivo no se trata como individualidad, sino c?~0 P_nnto de intersección entre lo colectivo y lo individual. Tam­b~en es Interesante, dentro del concepto geográfico de paisaje cultural, como la autora describe los espacios simbólicos, donde los pobladores

261 Guatemala: A V ANCSO, 2oo2.

32

establecen su articulación con los otros y su medio y les permiten la reproducción social. Concibe a hombres y mujeres como partícipes de una dinámica de dominación, colaboración y/o resistencia.

F. Dilemas y desafios de la historia local

Viendo el panorama transcurrido hasta la fecha, se advierten varias tendencias. Una sería un énfasis por el estudio de la región del altiplano, especialmente k'iche' tanto del área central como periférica; un predominio de abordar la problemática agraria por encima de otras lógicas que intervienen en los procesos sociales; un estudio de las relaciones étnicas hasta muy recientemente en términos dicotó­micos, así como también la relación Estado-localidad.

Una de las limitaciones que se advierte es la dificultad en recons­truir los procesos desde una perspectiva balística y en establecer un diálogo interdisci plinar dentro de las mismas ciencias sociales.

También notamos que los estudios históricos han privilegiado la fuente escrita producida por algunas de las instancias administrativas del Estado, dejando sin trabajar un sinnúmero de temáticas, actores Y perspectivas.

En relación a los períodos trabajados por la producción historio­gráfica, existe una mayor concentración de estudios que abordan el período liberal de forma fragmentada, en detrimento de un continuo histórico que enlace el presente con el pasado.

Ubicándonos, entonces, dentro del último grupo mencionado que arranca en los '90, vemos un conjunto de desafíos tanto a nivel teórico-metodológico como en las problemáticas a priorizar. Ello de cara al gran dilema, ya mencionado, de rearmar una perspectiva crítica y enriquecida de lo nacional, que nos permita releer y reinter­pretar las graves problemáticas que tenemos hoy como país.

Esto implica:

l. Explicitar la articulación presente-pasado, recuperando la larga duración como un continuo. Es importante asumir una reflexión

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municipalidades ladina e indígena; las características -individuales y sociales- de los dos grupos étnicos en oposición; la relación entre trabajo, propiedad de la tierra y diferencia étnica; y, finalmente, la ideología de los ladinos rurales. Reconoce que, además de la obvia diferenciación interétnica, se va generando un proceso de diferencia­ción intra-étnica entre los kakchiqueles, aunque no la cataloga de elite.

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Desde A V ANCSO, la historiadora M atilde Gonz6lez escribió Se cambió el tiempo. Conflicto y poder en territorio k'iche ,. 1880-199ff18

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utilizando como base metodológica la historia oral, lo que implica , que, al privilegiar los significados frente a los hechos en sí, la tempo­ralidad y el ritmo de la investigación responden a las concepciones de

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sus protagonistas. La autora ha dado especial relevancia a los hechos que ellos consideraban más determinantes en sus trayectorias vitales, tanto personales como municipales, sirviendo la memoria como barómetro de percepción de la realidad. Así, González analiza e historiza la violencia del Estado hacia las localidades más afectadas, ilustrando la complejidad que el conflicto armado adquirió en el espacio local, concretamente en el caso del municipio de San Bartolo­mé }ocotenango, Quiché.

L~ simb~lico queda incorporado como parte del objeto de estudio Y va Siendo mtercalado a lo largo del libro de manera que nos permite entender de forma fácil cómo los hechos económicos y políticos son ent.endidos Y apropiados. Es importante la forma en que lo simbólico se m~~gra en el texto porque nos permite hacer constantemente la ~elacion .entre los hechos y su representación. No es una visión ~~~ahsta" donde lo simbólico se explica en sí mismo, ni una

VlSIOn "m t "al" , . . . a eri Ista donde todo está predeterminado: los hechos son SI~Icados por sus protagonistas y estos significados determinan accio.nes. En esta realidad compleja se mueve el entramado de las relaciones sociales. Lo subjetivo no se trata como individualidad, sino c?~0 P_nnto de intersección entre lo colectivo y lo individual. Tam­b~en es Interesante, dentro del concepto geográfico de paisaje cultural, como la autora describe los espacios simbólicos, donde los pobladores

261 Guatemala: A V ANCSO, 2oo2.

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establecen su articulación con los otros y su medio y les permiten la reproducción social. Concibe a hombres y mujeres como partícipes de una dinámica de dominación, colaboración y/o resistencia.

F. Dilemas y desafios de la historia local

Viendo el panorama transcurrido hasta la fecha, se advierten varias tendencias. Una sería un énfasis por el estudio de la región del altiplano, especialmente k'iche' tanto del área central como periférica; un predominio de abordar la problemática agraria por encima de otras lógicas que intervienen en los procesos sociales; un estudio de las relaciones étnicas hasta muy recientemente en términos dicotó­micos, así como también la relación Estado-localidad.

Una de las limitaciones que se advierte es la dificultad en recons­truir los procesos desde una perspectiva balística y en establecer un diálogo interdisci plinar dentro de las mismas ciencias sociales.

También notamos que los estudios históricos han privilegiado la fuente escrita producida por algunas de las instancias administrativas del Estado, dejando sin trabajar un sinnúmero de temáticas, actores Y perspectivas.

En relación a los períodos trabajados por la producción historio­gráfica, existe una mayor concentración de estudios que abordan el período liberal de forma fragmentada, en detrimento de un continuo histórico que enlace el presente con el pasado.

Ubicándonos, entonces, dentro del último grupo mencionado que arranca en los '90, vemos un conjunto de desafíos tanto a nivel teórico-metodológico como en las problemáticas a priorizar. Ello de cara al gran dilema, ya mencionado, de rearmar una perspectiva crítica y enriquecida de lo nacional, que nos permita releer y reinter­pretar las graves problemáticas que tenemos hoy como país.

Esto implica:

l. Explicitar la articulación presente-pasado, recuperando la larga duración como un continuo. Es importante asumir una reflexión

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crítica de nuestra ubicación en el presente y a partir de ella, plantearnos las problemáticas de nuestro quehacer investigativo.

2. Reconstruir la historia del país enriquecida por el análisis de las dinámicas y procesos diferenciados en las distintas escalas geográficas. Se impone recuperar la compleja articulación que se da entre lo local, lo regional, lo nacional y lo global.

3. Con~truir una perspectiva que abone a un entendimiento holísti­co e Integrador de los procesos socio-históricos. El reto es salir de ~siones mono disciplinarias y mono temáticas, incorporando las diferentes lecturas y aportes del conjunto de las ciencias sociales.

4· R~c?n~truir la actuación de los sujetos sociales dentro de una dinarmca de relación conflictiva y cambiante. Abordar el conjun­t~ de .actores sociales, supone visibilizar la participación en la hist?na tanto de hombres, como de mujeres; ladinos e indígenas; ancianos, jóvenes y niños; de los que tienen acceso al poder y de los que no.

5• ~n este sentido, es necesario analizar las relaciones de poder Y las Jerarquías como inherentes a toda actuación humana. La interro­gante es cómo desentrañar las complejas articulaciones de poder

tque se tejen al interior de espacios locales y cómo éstas se conec-an con di ' · ' namtcas de poder regional, nacional o global.

6" Romper la perspectiva de acontecimiento a favor de una visión de

pro~eso, lo que implica dar valor al estudio de la actuación del conJunto de sujetos sociales desde lo cotidiano. En otras palabras, recuperar la actu ·' · 1 en , b" acion en el tiempo de los sujetos socia es, tanto repl:~t ltos ,Públicos como privados. Esta visión nos lleva a

ear como estudiamos lo político. 7 · Otro reto es tras d .

cas infl . d , cen er' .por un lado, la priorización de problemáti-mati UI a aun por el Imaginario liberal, lo que supone reproble­p ~ar:uestro quehacer historiográfico a la luz del nuevo siglo. i ore tio 0 : analizar críticamente las lógicas más coyunturales y de ~~es. ~aciones a pedido, marcadas muchas veces por la coopera­~Ion 1~ er~?cional. El dilema es construir una agenda creativa de Investigacion que responda a las necesidades de nuestro país.

34

8. Un desafío es salir de visiones y prácticas empiristas de la historia, incorporando los aportes de la diversidad de enfoques teórico­metodológicos, sin que ello suponga reproducir visiones abstractas y generalizadoras de lo social, vacías de contenido concreto.

9. Ver la complejidad supone un esfuerzo de diversificación y creación de nuevas fuentes; así como releer, desde distintos ángulos, aquéllas a las que se ha acudido más frecuentemente.

10. Es importante recuperar los aprendizajes de la producción de estudios en ciencias sociales. Esto significaría analizarlos crítica­mente y reconocer sus aportes para ir construyendo un acumulado de conocimiento.

11. Reconocer que los investigadores somos actores sociales con una subjetividad y posicionamiento frente a la realidad. Esto implica debatir acerca de la relación entre lo político, lo ético y el rigor académico.

12. Es necesario, finalmente, romper el aislamiento entre los investi­gadores, tanto nacionales como extranjeros. El reto es construir comunidad académica en Guatemala, reactivar el debate y abrir procesos de búsqueda, intercambio y aprendizaje conjunto. Al mismo tiempo, encontrar formas de comunicación creativa hacia el conjunto de la sociedad.

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crítica de nuestra ubicación en el presente y a partir de ella, plantearnos las problemáticas de nuestro quehacer investigativo.

2. Reconstruir la historia del país enriquecida por el análisis de las dinámicas y procesos diferenciados en las distintas escalas geográficas. Se impone recuperar la compleja articulación que se da entre lo local, lo regional, lo nacional y lo global.

3. Con~truir una perspectiva que abone a un entendimiento holísti­co e Integrador de los procesos socio-históricos. El reto es salir de ~siones mono disciplinarias y mono temáticas, incorporando las diferentes lecturas y aportes del conjunto de las ciencias sociales.

4· R~c?n~truir la actuación de los sujetos sociales dentro de una dinarmca de relación conflictiva y cambiante. Abordar el conjun­t~ de .actores sociales, supone visibilizar la participación en la hist?na tanto de hombres, como de mujeres; ladinos e indígenas; ancianos, jóvenes y niños; de los que tienen acceso al poder y de los que no.

5• ~n este sentido, es necesario analizar las relaciones de poder Y las Jerarquías como inherentes a toda actuación humana. La interro­gante es cómo desentrañar las complejas articulaciones de poder

tque se tejen al interior de espacios locales y cómo éstas se conec-an con di ' · ' namtcas de poder regional, nacional o global.

6" Romper la perspectiva de acontecimiento a favor de una visión de

pro~eso, lo que implica dar valor al estudio de la actuación del conJunto de sujetos sociales desde lo cotidiano. En otras palabras, recuperar la actu ·' · 1 en , b" acion en el tiempo de los sujetos socia es, tanto repl:~t ltos ,Públicos como privados. Esta visión nos lleva a

ear como estudiamos lo político. 7 · Otro reto es tras d .

cas infl . d , cen er' .por un lado, la priorización de problemáti-mati UI a aun por el Imaginario liberal, lo que supone reproble­p ~ar:uestro quehacer historiográfico a la luz del nuevo siglo. i ore tio 0 : analizar críticamente las lógicas más coyunturales y de ~~es. ~aciones a pedido, marcadas muchas veces por la coopera­~Ion 1~ er~?cional. El dilema es construir una agenda creativa de Investigacion que responda a las necesidades de nuestro país.

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8. Un desafío es salir de visiones y prácticas empiristas de la historia, incorporando los aportes de la diversidad de enfoques teórico­metodológicos, sin que ello suponga reproducir visiones abstractas y generalizadoras de lo social, vacías de contenido concreto.

9. Ver la complejidad supone un esfuerzo de diversificación y creación de nuevas fuentes; así como releer, desde distintos ángulos, aquéllas a las que se ha acudido más frecuentemente.

10. Es importante recuperar los aprendizajes de la producción de estudios en ciencias sociales. Esto significaría analizarlos crítica­mente y reconocer sus aportes para ir construyendo un acumulado de conocimiento.

11. Reconocer que los investigadores somos actores sociales con una subjetividad y posicionamiento frente a la realidad. Esto implica debatir acerca de la relación entre lo político, lo ético y el rigor académico.

12. Es necesario, finalmente, romper el aislamiento entre los investi­gadores, tanto nacionales como extranjeros. El reto es construir comunidad académica en Guatemala, reactivar el debate y abrir procesos de búsqueda, intercambio y aprendizaje conjunto. Al mismo tiempo, encontrar formas de comunicación creativa hacia el conjunto de la sociedad.

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A. Introducción

El microanálisis en geografía

Nathalie Raymond • 1

En pocas palabras, la especificidad de los geógrafos es estudiar los hechos humanos en su inscripción espacial. Tratan de entender la relación del ser humano, en todas sus actividades, con el espacio. Observan cómo las sociedades producen y perciben sus espacios. Para ello, y entre otras cosas, los geógrafos reflexionan en términos de escala (local, regional, nacional, continental, mundial). El microanáli­sis hace referencia a la escala local, a la dimensión local de las cuestiones sociales, políticas, económicas, culturales; es decir, la escala del "lugar". Pero, lQué es un lugar? Es un punto, más o menos grande dependiendo de la escala de observación, elemento básico del espacio geográfico, pero un punto singular, distinto de los demás, identificado.

Entonces las preguntas que se deben hacer son lPor qué tiene interés para el geógrafo estudiar los hechos humanos? lEn qué medida lo local nos permite entender mejor las sociedades humanas?

Un poco de epistemología nos va a ayudar a entender mejor la relación del geógrafo con la escala local como nivel de estudio, así como el contenido mismo de lo local, contenido que cambió mucho a lo largo del siglo XX en relación con el fenómeno de la mundiali­zación.

· 1 Francesa. Geógrafa, responsable del CEMCA en Guatemala.

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A. Introducción

El microanálisis en geografía

Nathalie Raymond • 1

En pocas palabras, la especificidad de los geógrafos es estudiar los hechos humanos en su inscripción espacial. Tratan de entender la relación del ser humano, en todas sus actividades, con el espacio. Observan cómo las sociedades producen y perciben sus espacios. Para ello, y entre otras cosas, los geógrafos reflexionan en términos de escala (local, regional, nacional, continental, mundial). El microanáli­sis hace referencia a la escala local, a la dimensión local de las cuestiones sociales, políticas, económicas, culturales; es decir, la escala del "lugar". Pero, lQué es un lugar? Es un punto, más o menos grande dependiendo de la escala de observación, elemento básico del espacio geográfico, pero un punto singular, distinto de los demás, identificado.

Entonces las preguntas que se deben hacer son lPor qué tiene interés para el geógrafo estudiar los hechos humanos? lEn qué medida lo local nos permite entender mejor las sociedades humanas?

Un poco de epistemología nos va a ayudar a entender mejor la relación del geógrafo con la escala local como nivel de estudio, así como el contenido mismo de lo local, contenido que cambió mucho a lo largo del siglo XX en relación con el fenómeno de la mundiali­zación.

· 1 Francesa. Geógrafa, responsable del CEMCA en Guatemala.

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B. Antes de la mundialización, una geografia bastante descriptiva y un "lo local" homogéneo y autónomo

Hasta más o menos la Segunda Guerra Mundial, la geografía en Europa, especialmente en Francia, había sido muy descriptiva. Jugaba su papel de "descripción de la Tierra", conforme a la etimología de la palabra; producía información sobre el mundo, todavía mal conocido especial­mente hasta principios del siglo XX. En esa línea, se escribieron varias geografías universales, de las cuales, la de Elise Reclus tuvo bastante éxito. Eran fuentes importantes de conocimiento del mundo cuando los medios de comunicación estaban todavía poco desarrollados.

. Corr~spondían mayoritariamente a una acumulación de observa-1

Clones ~ectas de la forma de vivir de los pueblos, observaciones que se r:alizaban, por supuesto, a nivel local. Esas observaciones eran pertinentes en el sentido que el espacio de vida de las personas era , esencialmente local, correspondiendo más 0 menos al espacio obser- . vado por los ojos desde la punta del campanario de la iglesia del , pueblo 0 al espacio que se podía recorrer en un día caminando a pie ~a caballo. Dentro de esos límites, el hombre y la mujer intercambia-. an, pr?ducían, se distraían, en fin, vivían. El poder político Y las Instancias de r 1 "ó · 1 · "1 1 límites admin. etrgu ~c1 n tenían una inscripción es~ac1a s1~d1 ard , dos

. ls ativos correspondían a esos espacios de VI a es e vanas genera · · , · 1 't" p d Clones, Independientemente del reg1men po IICO. Ro emo~ pensar en Francia, en los departamentos creados durante la

evolución y cu 1' . . yos Imites retoman los de las parroquias.

r "dLo 1?cal, entonces, era bastante homogéneo; era el lugar de es¡ enc¡a de pe . .

de acti "d rs~nas con muchos puntos en común, el mismo tipo otra Vl

1ad, la misma relación con el espacio especialmente con las

s esca as las nu· ' smas preocupaciones. Esos lugares d "d . reg· , e Vl a se parecían en el interior de una misma

len, en aquella e' d f" · 1 1 er h poca e lUida por sus límites naturales, os cua es a~ mue as veces un obstáculo para los intercambios con otras

regiones.

Es, decir que "lo local'' servía para definir "lo regional" que aparecia como la escala de mayor diferenciación del espacio habitado

38

J

por los hombres. Los geógrafos, especialmente después de Vida! de la Blache, desarrollaron a partir de principios del siglo XX, una geogra­fía regional que correspondería a un mesoanálisis, pero en realidad era la suma de varios microanálisis, sólo que los lugares eran estudia­dos en relación con la región a la cual pertenecían.

Este tipo de geografía produjo monografías de regiones con un fuerte componente en geografía física, con el fin de determinar las características del medio natural, las cuales, según ellos, determina­ban en gran medida el tipo de sociedad humana y sus actividades productivas. Este fuerte determinismo hay que ponerlo en relación con la idea de la coherencia de los espacios y la autonomía de las sociedades; existían mundos diferentes y le correspondía al geógrafo describirlos.

Esos mundos eran resumidos en sus lugares. Lo local era autóno­mo, coherente, homogéneo y definía una región. La diversidad de regiones, unidas a pesar de todo por una historia y una cultura común, definía una nación; los Estados, correspondiendo a una o varias naciones, en sus relaciones, definían lo internacional. Las escalas se interpenetraban relativamente poco, excepto tal vez en momentos de crisis; lo local dominaba ampliamente la vida de los individuos y en este "lo local", había un poco de regional, a veces un poco de nacional y muy raramente un poco de internacional.

A lo largo del siglo XX, esta situación cambió bajo los efectos de lo que se llama la mundialización.

C. La mundialización y sus efectos sobre la geografia

Existen generalmente dos términos para definir esa situación de interdependencia que hay a nivel mundial: son los términos de globalización y de mundialización. El primero ha sido utilizado más bien en el mundo anglosajón y el segundo en Europa, especialmente por los franceses. Según Jean Piel, 1/ la diferencia entre los dos

11 J. Piel "De quelques considérations lexicales et historiques a propos de la mondialisation," en: Mondialisation. Les mots et les choses. pp. 141-155.

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B. Antes de la mundialización, una geografia bastante descriptiva y un "lo local" homogéneo y autónomo

Hasta más o menos la Segunda Guerra Mundial, la geografía en Europa, especialmente en Francia, había sido muy descriptiva. Jugaba su papel de "descripción de la Tierra", conforme a la etimología de la palabra; producía información sobre el mundo, todavía mal conocido especial­mente hasta principios del siglo XX. En esa línea, se escribieron varias geografías universales, de las cuales, la de Elise Reclus tuvo bastante éxito. Eran fuentes importantes de conocimiento del mundo cuando los medios de comunicación estaban todavía poco desarrollados.

. Corr~spondían mayoritariamente a una acumulación de observa-1

Clones ~ectas de la forma de vivir de los pueblos, observaciones que se r:alizaban, por supuesto, a nivel local. Esas observaciones eran pertinentes en el sentido que el espacio de vida de las personas era , esencialmente local, correspondiendo más 0 menos al espacio obser- . vado por los ojos desde la punta del campanario de la iglesia del , pueblo 0 al espacio que se podía recorrer en un día caminando a pie ~a caballo. Dentro de esos límites, el hombre y la mujer intercambia-. an, pr?ducían, se distraían, en fin, vivían. El poder político Y las Instancias de r 1 "ó · 1 · "1 1 límites admin. etrgu ~c1 n tenían una inscripción es~ac1a s1~d1 ard , dos

. ls ativos correspondían a esos espacios de VI a es e vanas genera · · , · 1 't" p d Clones, Independientemente del reg1men po IICO. Ro emo~ pensar en Francia, en los departamentos creados durante la

evolución y cu 1' . . yos Imites retoman los de las parroquias.

r "dLo 1?cal, entonces, era bastante homogéneo; era el lugar de es¡ enc¡a de pe . .

de acti "d rs~nas con muchos puntos en común, el mismo tipo otra Vl

1ad, la misma relación con el espacio especialmente con las

s esca as las nu· ' smas preocupaciones. Esos lugares d "d . reg· , e Vl a se parecían en el interior de una misma

len, en aquella e' d f" · 1 1 er h poca e lUida por sus límites naturales, os cua es a~ mue as veces un obstáculo para los intercambios con otras

regiones.

Es, decir que "lo local'' servía para definir "lo regional" que aparecia como la escala de mayor diferenciación del espacio habitado

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J

por los hombres. Los geógrafos, especialmente después de Vida! de la Blache, desarrollaron a partir de principios del siglo XX, una geogra­fía regional que correspondería a un mesoanálisis, pero en realidad era la suma de varios microanálisis, sólo que los lugares eran estudia­dos en relación con la región a la cual pertenecían.

Este tipo de geografía produjo monografías de regiones con un fuerte componente en geografía física, con el fin de determinar las características del medio natural, las cuales, según ellos, determina­ban en gran medida el tipo de sociedad humana y sus actividades productivas. Este fuerte determinismo hay que ponerlo en relación con la idea de la coherencia de los espacios y la autonomía de las sociedades; existían mundos diferentes y le correspondía al geógrafo describirlos.

Esos mundos eran resumidos en sus lugares. Lo local era autóno­mo, coherente, homogéneo y definía una región. La diversidad de regiones, unidas a pesar de todo por una historia y una cultura común, definía una nación; los Estados, correspondiendo a una o varias naciones, en sus relaciones, definían lo internacional. Las escalas se interpenetraban relativamente poco, excepto tal vez en momentos de crisis; lo local dominaba ampliamente la vida de los individuos y en este "lo local", había un poco de regional, a veces un poco de nacional y muy raramente un poco de internacional.

A lo largo del siglo XX, esta situación cambió bajo los efectos de lo que se llama la mundialización.

C. La mundialización y sus efectos sobre la geografia

Existen generalmente dos términos para definir esa situación de interdependencia que hay a nivel mundial: son los términos de globalización y de mundialización. El primero ha sido utilizado más bien en el mundo anglosajón y el segundo en Europa, especialmente por los franceses. Según Jean Piel, 1/ la diferencia entre los dos

11 J. Piel "De quelques considérations lexicales et historiques a propos de la mondialisation," en: Mondialisation. Les mots et les choses. pp. 141-155.

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términos, mostraría más bien una diferencia entre economistas Y otros especialistas de las ciencias humanas.

La globalización haría referencia a una teoría económica abstracta, la difusión de un tipo de capitalismo a todo el mundo que impon­dría sus reglas de una forma ineluctable sin tomar en cuenta las condiciones concretas de producción y reproducción, los actores Y los espacios.

En cambio, la mundialización sería el proceso que desemboca en el estado actual de planetarización unificada de las interdependencias 1,

de toda la humanidad.

. La mundialización es el producto del conjunto de difusiones, 1

mtercambios de capital y de productos materiales, pero también de cultura, de flujos de personas, de ideologías, de información, de miedos, de enfermedades, etc. Corresponde a la idea de que ahora ningún lugar del mundo puede evolucionar de una forma indepen­diente del resto de la humanidad, el mundo funciona como un sistema en el cual cada elemento está en interdependencia con los demás. Este proceso ha tenido una fuerte aceleración en los últimos 30 años, en relación con la globalización económica.

. Esa situación de intercambios generalizada, que se traduce en una Interpenetración de las diferentes escalas, tiene muchos impactos sobre la forma de hacer geografía y sobre el sentido que hay que dar a lo local.

Las nociones clásicas de la geografía tales como la noción de di t . , s ancla, de espacio, de escala y de lugar necesitan ser repensadas,

tal como lo sugieren O. Dollfus, C. Grataloup y J. Levy.

.I;os esp~cios contemporáneos son cada vez más multimétricos y la nocion ~e distancia es muy variada. La gran diversidad de transportes Y la articulación entre las diferentes redes hacen que la distancia geo~áfica ya no tenga ningún sentido y la distancia-tiempo un sentido muy relativo, ya que existen varias formas de recorrer la misma distancia. Los medios de comunicación, como el teléfono y el internet, producen ubicuidad y cancelan toda noción de distancia

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geográfica. Por supuesto, el acceso a esos medios de comunicación no es el mismo para todos a nivel del planeta y se habla a veces de distan­cia social o cultural, para ilustrar las diferencias de apropiación por los individuos de las lógicas a diferentes escalas, pero sí existe una tenden­cia clara según la cual ahora ningún lugar escapa a lo global.

La globalización cuestiona también la noción de escala. Ahora, la imagen de niveles sobrepuestos y autónomos con un "arriba" y un "abajo", incluida en la metáfora de la escala, puede producir equivo­cación en el análisis. Los diferentes actores, Estados, empresas, individuos, colectividades se inscriben en varias escalas y entran en contacto los unos con los otros, mezclando sus lógicas espaciales. La organización del mundo ya no corresponde a la imagen de las muñe­quitas rusas, sino más bien a la de una anastomosis2

/ orgánica.

Eso cambia el sentido de los lugares. Antes, tal como lo vimos en la primera parte, los conjuntos espaciales se estructuraban de forma casi independiente los unos de los otros; las posiciones de los objetos geográficos se reducían a una proyección de coordenadas sobre un aérea abstracta, referenciada por su longitud y latitud o por su lugar en unos medios naturales. Pero el mundo actual está marcado por una movilidad generalizada creciente (de los hombres, de las ideas, de los capitales, etc.) que contrasta con las realidades fijadas, pero que no es la antítesis de la existencia de los lugares sino que aparece más bien como una fuerza determinante de la « topogénesis » (la creación de los lugares).

Hay que imaginar al espacio mundial como una red, cuyos nudos son unos lugares fuertes donde se manejan todas las métricas y que corresponden en general a las grandes ciudades. Los lugares ya no existen en sí, sino en relación con otros lugares y su valor ya no es solamente local o regional sino mundial. Como lo plantea Jacques Levy, un lugar es un "bien situado" y existe ahora un "mercado de los lugares", en el cual los actores claves del sistema mundo (empresa­rios, responsables estratégicos, políticos o culturales), eligen entre

21 Término utilizado en botánica y zoología para definir la unión de unos elementos anatómicos con otros de la misma planta o animal.

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términos, mostraría más bien una diferencia entre economistas Y otros especialistas de las ciencias humanas.

La globalización haría referencia a una teoría económica abstracta, la difusión de un tipo de capitalismo a todo el mundo que impon­dría sus reglas de una forma ineluctable sin tomar en cuenta las condiciones concretas de producción y reproducción, los actores Y los espacios.

En cambio, la mundialización sería el proceso que desemboca en el estado actual de planetarización unificada de las interdependencias 1,

de toda la humanidad.

. La mundialización es el producto del conjunto de difusiones, 1

mtercambios de capital y de productos materiales, pero también de cultura, de flujos de personas, de ideologías, de información, de miedos, de enfermedades, etc. Corresponde a la idea de que ahora ningún lugar del mundo puede evolucionar de una forma indepen­diente del resto de la humanidad, el mundo funciona como un sistema en el cual cada elemento está en interdependencia con los demás. Este proceso ha tenido una fuerte aceleración en los últimos 30 años, en relación con la globalización económica.

. Esa situación de intercambios generalizada, que se traduce en una Interpenetración de las diferentes escalas, tiene muchos impactos sobre la forma de hacer geografía y sobre el sentido que hay que dar a lo local.

Las nociones clásicas de la geografía tales como la noción de di t . , s ancla, de espacio, de escala y de lugar necesitan ser repensadas,

tal como lo sugieren O. Dollfus, C. Grataloup y J. Levy.

.I;os esp~cios contemporáneos son cada vez más multimétricos y la nocion ~e distancia es muy variada. La gran diversidad de transportes Y la articulación entre las diferentes redes hacen que la distancia geo~áfica ya no tenga ningún sentido y la distancia-tiempo un sentido muy relativo, ya que existen varias formas de recorrer la misma distancia. Los medios de comunicación, como el teléfono y el internet, producen ubicuidad y cancelan toda noción de distancia

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geográfica. Por supuesto, el acceso a esos medios de comunicación no es el mismo para todos a nivel del planeta y se habla a veces de distan­cia social o cultural, para ilustrar las diferencias de apropiación por los individuos de las lógicas a diferentes escalas, pero sí existe una tenden­cia clara según la cual ahora ningún lugar escapa a lo global.

La globalización cuestiona también la noción de escala. Ahora, la imagen de niveles sobrepuestos y autónomos con un "arriba" y un "abajo", incluida en la metáfora de la escala, puede producir equivo­cación en el análisis. Los diferentes actores, Estados, empresas, individuos, colectividades se inscriben en varias escalas y entran en contacto los unos con los otros, mezclando sus lógicas espaciales. La organización del mundo ya no corresponde a la imagen de las muñe­quitas rusas, sino más bien a la de una anastomosis2

/ orgánica.

Eso cambia el sentido de los lugares. Antes, tal como lo vimos en la primera parte, los conjuntos espaciales se estructuraban de forma casi independiente los unos de los otros; las posiciones de los objetos geográficos se reducían a una proyección de coordenadas sobre un aérea abstracta, referenciada por su longitud y latitud o por su lugar en unos medios naturales. Pero el mundo actual está marcado por una movilidad generalizada creciente (de los hombres, de las ideas, de los capitales, etc.) que contrasta con las realidades fijadas, pero que no es la antítesis de la existencia de los lugares sino que aparece más bien como una fuerza determinante de la « topogénesis » (la creación de los lugares).

Hay que imaginar al espacio mundial como una red, cuyos nudos son unos lugares fuertes donde se manejan todas las métricas y que corresponden en general a las grandes ciudades. Los lugares ya no existen en sí, sino en relación con otros lugares y su valor ya no es solamente local o regional sino mundial. Como lo plantea Jacques Levy, un lugar es un "bien situado" y existe ahora un "mercado de los lugares", en el cual los actores claves del sistema mundo (empresa­rios, responsables estratégicos, políticos o culturales), eligen entre

21 Término utilizado en botánica y zoología para definir la unión de unos elementos anatómicos con otros de la misma planta o animal.

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'(1 1

1

'1

1

varios sitios según criterios donde la distancia clásica geográfica no ¡' interviene. Favorecen una competencia entre los sitios en función de ! ~ sus potencialidades estimadas y los objetivos que buscan. Por ejem­plo, por sus características climáticas y facilidades de exportación, la costa peruana "vale más" para producir espárragos que la región de la Sologne en Francia. El valor de los lugares no es sólo económico, sino ' que puede ser también geopolítico o cultural. En este momento, por ejemplo, la ciudad de Bagdad tiene más peso geopolítico que la ciudad de Guatemala.

En resumen, lCuál es el nuevo significado de "lo local" en este contexto?, y, lcómo el geógrafo lo puede estudiar?

D. El nuevo sentido del microanálisis en geografia

Como l~ escribe Olivier Dollfus, el nivel local ya no es el nivel de la comumdad territorial de base sino el que resulta, en un mismo lugar, d~ un entrecruzamiento y de superposiciones de espacios con geome­trías ~finalidades diferentes. Sigue siendo fundamental, porque es el :sp?c1~ de vida principal de la gente y porque la proximidad sigue e~e~ 0 peso. Pero hay que tener en mente que este "lo local", es

par. e ~varios sistemas cuyas lógicas se despliegan a varias escalas: reg¡o~ .:dnacional, mundial. Hay que tomar en cuenta la extrema cofump e

1Jldad d~llugar estudiado que ya no es para nada homogéneo

Y en e e solidaridad.

z .Póarta ilustrar lo anterior, Olivier Dollfus en su libro La Mundiali-acz n oma el ejemplo d 1 d París e d

1 e un pequeño pueblo peri-urbano a norte e

cuafua ~:c:oo e aeropuerto Roissy Charles de Gaulle. Allí, en una una casa con metros P~r l~do, vive un piloto de Air France que tiene personal depe:~~~ueno J~dín, gana mucho dinero y su situaci~n mundial en el tr la sohdez de su empresa y de la competencia tiempo com ansporte aéreo. Durante sus escalas, como tiene aprove~hand~r~:;rlas .cosas, especialmente en Estados Unidos, n.

1 ~ .

1 .a el tipo de cambio euro-dólar muy favorable. A

Ive pro esio~a VIve, entonces, de la mundialización de los trans-portes. s.u vecino es un señor jubilado de la SNCF (la em resa de ferrocarriles francesa) y es e ·al p · · onceJ . Es un producto puro del territorio

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francés. Al lado, vive el dueño de una pequeña empresa de sistemas de seguridad que trabaja con empresas parisinas, pero que debe enfren­tar la competencia extranjera y está negociando su compra por una empresa norteamericana que quiere implantarse en Europa. Al frente vive un agricultor que posee unas 500 hectáreas y produce trigo y remolachas, su situación depende de los precios y de las cuotas de producción establecidas por la Unión Europea en el marco de la política agrícola común. A unos cuantos metros de esas residencias individuales, hay unos inmuebles de la década de 1960 donde viven personas menos favorecidas; entre ellas, un empleado de origen marroquí que trabaja en una empresa de limpieza del aeropuerto. A su hijo desempleado, le encanta el fútbol y es la estrella del equipo local; sueña con ser futbolista profesional. Su vecina es una señora de la isla de Guadalupe, empleada del Estado, que trabaja en un hospital cercano.

Esas personas viven en el mismo lugar, tienen el mismo tipo de electrodomésticos en sus casas, miran el mismo tipo de noticiero en el televisor aunque lo interpretan seguramente de forma diferente, pagan los mismos impuestos locales y gozan de los mismos servicios de luz y agua, pero cada una tiene una relación diferente con lo local, con Francia, con Europa y con el mundo y al final, a pesar de vivir en el mismo lugar, sus vidas no interfieren.

En esta localidad, interviene bastante lo local, lo regional, lo nacional y lo mundial, pero según modalidades variadas para cada uno de los actores.

El estudio de este pueblo es muy interesante porque transparenta varias lógicas a diversas escalas. Lo local aparece como el lugar donde se materializa lo global y una de las nuevas metas de los geógrafos, y tal vez no solamente de los geógrafos, es observar como lo global se "internaliza" en lo local. Lo local se vuelve un prisma de observación de lo global. También lo local reacciona frente a lo global y puede interferir sobre él. La comprensión del mundo contemporáneo implica un vaivén constante entre lo local y lo global.

Así para el geógrafo, ya no se trata de aportar información sobre un lugar, haciendo una monografía descriptiva. Frente a los flujos de información que llegan de todas partes del mundo, ya no se espera

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varios sitios según criterios donde la distancia clásica geográfica no ¡' interviene. Favorecen una competencia entre los sitios en función de ! ~ sus potencialidades estimadas y los objetivos que buscan. Por ejem­plo, por sus características climáticas y facilidades de exportación, la costa peruana "vale más" para producir espárragos que la región de la Sologne en Francia. El valor de los lugares no es sólo económico, sino ' que puede ser también geopolítico o cultural. En este momento, por ejemplo, la ciudad de Bagdad tiene más peso geopolítico que la ciudad de Guatemala.

En resumen, lCuál es el nuevo significado de "lo local" en este contexto?, y, lcómo el geógrafo lo puede estudiar?

D. El nuevo sentido del microanálisis en geografia

Como l~ escribe Olivier Dollfus, el nivel local ya no es el nivel de la comumdad territorial de base sino el que resulta, en un mismo lugar, d~ un entrecruzamiento y de superposiciones de espacios con geome­trías ~finalidades diferentes. Sigue siendo fundamental, porque es el :sp?c1~ de vida principal de la gente y porque la proximidad sigue e~e~ 0 peso. Pero hay que tener en mente que este "lo local", es

par. e ~varios sistemas cuyas lógicas se despliegan a varias escalas: reg¡o~ .:dnacional, mundial. Hay que tomar en cuenta la extrema cofump e

1Jldad d~llugar estudiado que ya no es para nada homogéneo

Y en e e solidaridad.

z .Póarta ilustrar lo anterior, Olivier Dollfus en su libro La Mundiali-acz n oma el ejemplo d 1 d París e d

1 e un pequeño pueblo peri-urbano a norte e

cuafua ~:c:oo e aeropuerto Roissy Charles de Gaulle. Allí, en una una casa con metros P~r l~do, vive un piloto de Air France que tiene personal depe:~~~ueno J~dín, gana mucho dinero y su situaci~n mundial en el tr la sohdez de su empresa y de la competencia tiempo com ansporte aéreo. Durante sus escalas, como tiene aprove~hand~r~:;rlas .cosas, especialmente en Estados Unidos, n.

1 ~ .

1 .a el tipo de cambio euro-dólar muy favorable. A

Ive pro esio~a VIve, entonces, de la mundialización de los trans-portes. s.u vecino es un señor jubilado de la SNCF (la em resa de ferrocarriles francesa) y es e ·al p · · onceJ . Es un producto puro del territorio

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francés. Al lado, vive el dueño de una pequeña empresa de sistemas de seguridad que trabaja con empresas parisinas, pero que debe enfren­tar la competencia extranjera y está negociando su compra por una empresa norteamericana que quiere implantarse en Europa. Al frente vive un agricultor que posee unas 500 hectáreas y produce trigo y remolachas, su situación depende de los precios y de las cuotas de producción establecidas por la Unión Europea en el marco de la política agrícola común. A unos cuantos metros de esas residencias individuales, hay unos inmuebles de la década de 1960 donde viven personas menos favorecidas; entre ellas, un empleado de origen marroquí que trabaja en una empresa de limpieza del aeropuerto. A su hijo desempleado, le encanta el fútbol y es la estrella del equipo local; sueña con ser futbolista profesional. Su vecina es una señora de la isla de Guadalupe, empleada del Estado, que trabaja en un hospital cercano.

Esas personas viven en el mismo lugar, tienen el mismo tipo de electrodomésticos en sus casas, miran el mismo tipo de noticiero en el televisor aunque lo interpretan seguramente de forma diferente, pagan los mismos impuestos locales y gozan de los mismos servicios de luz y agua, pero cada una tiene una relación diferente con lo local, con Francia, con Europa y con el mundo y al final, a pesar de vivir en el mismo lugar, sus vidas no interfieren.

En esta localidad, interviene bastante lo local, lo regional, lo nacional y lo mundial, pero según modalidades variadas para cada uno de los actores.

El estudio de este pueblo es muy interesante porque transparenta varias lógicas a diversas escalas. Lo local aparece como el lugar donde se materializa lo global y una de las nuevas metas de los geógrafos, y tal vez no solamente de los geógrafos, es observar como lo global se "internaliza" en lo local. Lo local se vuelve un prisma de observación de lo global. También lo local reacciona frente a lo global y puede interferir sobre él. La comprensión del mundo contemporáneo implica un vaivén constante entre lo local y lo global.

Así para el geógrafo, ya no se trata de aportar información sobre un lugar, haciendo una monografía descriptiva. Frente a los flujos de información que llegan de todas partes del mundo, ya no se espera

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del investigador en Ciencias Sociales una descripción, sino un análisis que permita entender las características del objeto estudiado. Lo local con este nuevo significado de lo "global internalizado" : adquiere un interés nuevo, su estudio implica tomar en cuenta la ~: complejidad de las lógicas que se materializan en el 1 ugar. Para los : geógrafos, implica seguramente dejar de pensar este 1 ugar en términos ,

1

de área o territorio y verlo más bien como una red compleja a la que ~ habrá que aplicarle un pensamiento sistémico indicado para pensar ; esa complejidad. Esta red, 0 estas redes, corresponden a sistemas de ; actores y lógicas. Un lugar puede ser considerado como un sistema en · sí mismo, que recibe informaciones desde afuera y es al mismo , tiempo parte de varios sistemas.

Un .pueblito del altiplano guatemalteco está inscrito en redes comerCiales locales, nacionales e internacionales directamente o no, a.:ravés del consumo de bienes importados y a veces de la exporta­Cion ?e su.s productos agrícolas 0 artesanales. Está inscrito en redes 1

de nugra~Iones regionales (hacia la ciudad, hacia las fincas de café, et~.) •. nacionales (hacia la capital) e internacionales (hacia EEUU 0

MeXJ.co l.· Está influenciado por factores externos tales como las sectas e::r:licas, la política agraria del gobierno, los precios del café, las p uil as de las empresas agroindustriales, la oferta de trabajo de las matq as, etc. Son actores y lógicas afectados por otras lógicas y ac ores· como 1 · d di 1 del céñ: ~s precios del café que dependen del merca o m un a

V. tn e, es decu del clima en Brasil del costo de la mano de obra en 1e am d 1 '

m uil ' e os gustos de los europeos etc la oferta de trabajo de las

aq asde d ' ·• tamb·, d pen e de la política laboral del Estado guatemalteco, pero mexi~en e la política laboral del Estado hondureño, salvadoreño,

ano, marroquí o chi no. Es decir que a tr é .

guatemalt av s del estudio profundizado de un puebhto varias es ~co, ;am~s a abarcar una cantidad de lógicas y actores a sobre el~::¡ odrlamos decir que el microanálisis nos enseña tanto elem t fu d global como sobre el nivel local, y nos muestra un

1 e~ 0d dn amental: las relaciones entre lo local y lo global, cómo

as socie a es se integr 1 1 . . d an en a mundialización, cómo a gente vive y se apropia . e esas interdependencias y esa "multimetricidad". Una fuente de diferenciacio' · 1 · · · · d na n1ve mundial es, JUstamente, la diversida

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,j_

de reacciones de lo local frente a lo global. Esa diversidad sólo aparece a través del microanálisis.

E. Conclusión

En relación con la mundialización, el sentido de lo local ha cambiado progresivamente. Se ha vuelto mucho más complejo por haberse convertido en un "global internalizado". Estudiarlo en ese contexto adquiere un nuevo interés, pero también constituye un desafío para las Ciencias Sociales. La geografía parece bien armada para enfrentar este desafío. De hecho, como lo hace notar Claude Bataillon en su libro Pour la Géographie, el geógrafo conoce lo que está afuera, se interesa prioritariamente en la realidad local y sabe entender cómo los hechos se interconectan en un espacio dado. Estas capacidades corresponden al corazón mismo de esa ciencia que consiste en cruzar en un territorio, datos utilizados o elaborados por otras ciencias. Por otra parte, un geógrafo siempre maneja varias escalas con la idea de que, como lo escribe Roger Brunet, cuando se cambia de escala, las percepciones, representaciones y a veces hasta la naturaleza de los fenómenos cambian. Finalmente, existe toda una corriente de la geografía acostumbrada a pensar en términos de sistemas para poder captar la complejidad.

Pero a pesar de tener esa tradición y esas herramientas, los geógrafos también tienen que replantear varias nociones claves tales como la distancia, las escalas, el espacio, el lugar, etc.

Ninguna ciencia puede ignorar los impactos de la mundialización sobre su propio campo de estudios, sobre sus métodos, sobre sus conceptos. El m.icroanálisis puede servir de pretexto al diálogo entre las diferentes Ciencias Sociales, aprovechando además el trabajo de campo que permite. Este dialogo interdisciplinario aparece necesario, tanto para la comprensión de la complejidad, como para que cada ciencia piense en la reformulación de sus objetivos, métodos y conceptos.

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del investigador en Ciencias Sociales una descripción, sino un análisis que permita entender las características del objeto estudiado. Lo local con este nuevo significado de lo "global internalizado" : adquiere un interés nuevo, su estudio implica tomar en cuenta la ~: complejidad de las lógicas que se materializan en el 1 ugar. Para los : geógrafos, implica seguramente dejar de pensar este 1 ugar en términos ,

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de área o territorio y verlo más bien como una red compleja a la que ~ habrá que aplicarle un pensamiento sistémico indicado para pensar ; esa complejidad. Esta red, 0 estas redes, corresponden a sistemas de ; actores y lógicas. Un lugar puede ser considerado como un sistema en · sí mismo, que recibe informaciones desde afuera y es al mismo , tiempo parte de varios sistemas.

Un .pueblito del altiplano guatemalteco está inscrito en redes comerCiales locales, nacionales e internacionales directamente o no, a.:ravés del consumo de bienes importados y a veces de la exporta­Cion ?e su.s productos agrícolas 0 artesanales. Está inscrito en redes 1

de nugra~Iones regionales (hacia la ciudad, hacia las fincas de café, et~.) •. nacionales (hacia la capital) e internacionales (hacia EEUU 0

MeXJ.co l.· Está influenciado por factores externos tales como las sectas e::r:licas, la política agraria del gobierno, los precios del café, las p uil as de las empresas agroindustriales, la oferta de trabajo de las matq as, etc. Son actores y lógicas afectados por otras lógicas y ac ores· como 1 · d di 1 del céñ: ~s precios del café que dependen del merca o m un a

V. tn e, es decu del clima en Brasil del costo de la mano de obra en 1e am d 1 '

m uil ' e os gustos de los europeos etc la oferta de trabajo de las

aq asde d ' ·• tamb·, d pen e de la política laboral del Estado guatemalteco, pero mexi~en e la política laboral del Estado hondureño, salvadoreño,

ano, marroquí o chi no. Es decir que a tr é .

guatemalt av s del estudio profundizado de un puebhto varias es ~co, ;am~s a abarcar una cantidad de lógicas y actores a sobre el~::¡ odrlamos decir que el microanálisis nos enseña tanto elem t fu d global como sobre el nivel local, y nos muestra un

1 e~ 0d dn amental: las relaciones entre lo local y lo global, cómo

as socie a es se integr 1 1 . . d an en a mundialización, cómo a gente vive y se apropia . e esas interdependencias y esa "multimetricidad". Una fuente de diferenciacio' · 1 · · · · d na n1ve mundial es, JUstamente, la diversida

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de reacciones de lo local frente a lo global. Esa diversidad sólo aparece a través del microanálisis.

E. Conclusión

En relación con la mundialización, el sentido de lo local ha cambiado progresivamente. Se ha vuelto mucho más complejo por haberse convertido en un "global internalizado". Estudiarlo en ese contexto adquiere un nuevo interés, pero también constituye un desafío para las Ciencias Sociales. La geografía parece bien armada para enfrentar este desafío. De hecho, como lo hace notar Claude Bataillon en su libro Pour la Géographie, el geógrafo conoce lo que está afuera, se interesa prioritariamente en la realidad local y sabe entender cómo los hechos se interconectan en un espacio dado. Estas capacidades corresponden al corazón mismo de esa ciencia que consiste en cruzar en un territorio, datos utilizados o elaborados por otras ciencias. Por otra parte, un geógrafo siempre maneja varias escalas con la idea de que, como lo escribe Roger Brunet, cuando se cambia de escala, las percepciones, representaciones y a veces hasta la naturaleza de los fenómenos cambian. Finalmente, existe toda una corriente de la geografía acostumbrada a pensar en términos de sistemas para poder captar la complejidad.

Pero a pesar de tener esa tradición y esas herramientas, los geógrafos también tienen que replantear varias nociones claves tales como la distancia, las escalas, el espacio, el lugar, etc.

Ninguna ciencia puede ignorar los impactos de la mundialización sobre su propio campo de estudios, sobre sus métodos, sobre sus conceptos. El m.icroanálisis puede servir de pretexto al diálogo entre las diferentes Ciencias Sociales, aprovechando además el trabajo de campo que permite. Este dialogo interdisciplinario aparece necesario, tanto para la comprensión de la complejidad, como para que cada ciencia piense en la reformulación de sus objetivos, métodos y conceptos.

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Reflexiones en torno a una renovación metodológica:

de la "nueva historia" al microanálisis

Michel Bertrand * 1

La historia social fundamenta su análisis en la identificación y jerarquización de los grupos y/o de las categorías sociales. De ahí la importancia de los criterios que condicionan dicha tarea, como lo subraya J. Casanova1

/ en los capítulos relativos a los orígenes de la historia social. En este libro, el autor insiste en el proceso de segrega­ción que, a lo largo del siglo XIX, va a ir separando una historiografía controlada por los poderes políticos y las elites económicas mediante la historia historizante centrada en lo político, de una historia que rechaza esta dominación exclusiva para abrirse a otras problemáticas. De esa reorientación surgió en las postrimerías del siglo XIX la llamada "historia social" al integrar los factores sociales al análisis histórico.

Con la mal llamada "Escuela de los Anales", 2/ esta historia social va a tomar un doble contenido al asociar lo social con lo económico.

• 1 Francés. Historiador, profesor en la Universidad de Toulouse-le Mirail, Francia. 1

/ La historia social y los historiadores, Barcelona, Editorial Crítica, 1997. 2

/ En realidad, el grupo de historiadores constituido en tomo a la revista de los Annales -o Anales- nunca tuvo la suficiente coherencia, tanto metodológica como ideológica, para ser considerado como una verdadera «escuela» histórica, tal y como se habla de la escuela positivista. Nota de la editora: Frente a la historia historizante que se centra en la descripción lineal de los hechos, los historiadores vinculados a los Anales entienden la historia como interpretativa, multicausal y que tiene como punto de partida el presente. Es la historia-problema.

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Reflexiones en torno a una renovación metodológica:

de la "nueva historia" al microanálisis

Michel Bertrand * 1

La historia social fundamenta su análisis en la identificación y jerarquización de los grupos y/o de las categorías sociales. De ahí la importancia de los criterios que condicionan dicha tarea, como lo subraya J. Casanova1

/ en los capítulos relativos a los orígenes de la historia social. En este libro, el autor insiste en el proceso de segrega­ción que, a lo largo del siglo XIX, va a ir separando una historiografía controlada por los poderes políticos y las elites económicas mediante la historia historizante centrada en lo político, de una historia que rechaza esta dominación exclusiva para abrirse a otras problemáticas. De esa reorientación surgió en las postrimerías del siglo XIX la llamada "historia social" al integrar los factores sociales al análisis histórico.

Con la mal llamada "Escuela de los Anales", 2/ esta historia social va a tomar un doble contenido al asociar lo social con lo económico.

• 1 Francés. Historiador, profesor en la Universidad de Toulouse-le Mirail, Francia. 1

/ La historia social y los historiadores, Barcelona, Editorial Crítica, 1997. 2

/ En realidad, el grupo de historiadores constituido en tomo a la revista de los Annales -o Anales- nunca tuvo la suficiente coherencia, tanto metodológica como ideológica, para ser considerado como una verdadera «escuela» histórica, tal y como se habla de la escuela positivista. Nota de la editora: Frente a la historia historizante que se centra en la descripción lineal de los hechos, los historiadores vinculados a los Anales entienden la historia como interpretativa, multicausal y que tiene como punto de partida el presente. Es la historia-problema.

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De esta asociación surge la historia "socio-económica" que viene a ser predominante para identificar dicha corriente historiográfica, como lo ilustra el propio subtítulo de la revista entonces fundada por M. Bloch Y L. Febvre en Francia.3

/ Esa orientación se impuso de forma casi generalizada, aunque surgieron inevitables oposiciones y discusiones como lo demuestra el debate historiográfico relativo a la identificación de las elites en las sociedades del Antiguo Régimen. Fueron discusio- , nes que dieron paso en Francia a un debate famoso, a veces muy violento, identificado a través del nombre de los respectivos líderes de cada facción historiográfica.4/ Y si este debate no tuvo su corres­pondencia dentro de la historiografía americanista es solamente porq~eelmodelo "labroussien", muy fuertemente influenciado por el marxismo, fue el que se impuso casi "naturalmente". 51

En 1~ misma línea historiográfica de los Anales, la historia social se definio por la importancia dada a lo cuantitativo. Se caracteriza por , ~a ~erdadera obsesión en medir, y por lo tanto cuantificar todo lo re aaonado con lo social, con el propósito de identificar prácticas, normas subgru d 1 metod ió . po~ entro de una sociedad considerada. De esta reg a de trabo. ~ca sur~óla necesidad de recurrir a un viejo instrumento cual aJ~ e ~a historia decimonónica como lo es la prosopografía, la grup:re ~naldía alcanzar en cierta forma la matematización de un

SOCl al ide tifi . b por lo tant n_ car los caracteres comunes de sus m1em ros Y 0

' el perfil medio que los caracterizaba. Sin embargo 1 · · · d estos plante . ' a toma en consideración de las hm1 tac1ones e

listas incitar anuentos fundamentalmente cuan ti tati vistas y estructura­tomar en cuon a poner atención en otras miradas metodológicas, al _____ enta que no todo es reducible a lo cuantitativo. Esta 3/ Annales d'L~ to' 'us !lre écono · 4/ En Franc· mJque et sociale, fundada en 1929.

debate "Mous~:r~~ bacost~bra a llamar a esta polémica historiográfica el relativas al tema a 1 al rousse ', a Partir del cual surgieron muchas contribuciones párrafo de la páginaos.:Xgo de los años 60. Ese debate queda sintetizado en el tercer 5 •

1 Como lo confirma l . definir su concepto d

1.a refleXIón ~e D. Brading en el momento en que intenta

Mineros y comercian~ e Ite ~n la ?oc1edad novohispana del siglo XVIII. D. Brading. sen el MéXlco borbónico, México, FCE. 1972.

48

nueva orientación, que insiste en lo cualitativo, se alimentó a la vez de la crisis de la historia construida a partir de los Anales y de su pretensión de elaborar modelos explicativos globales a partir de la identificación de estructuras sociales y económicas consideradas como bases insuperables. En otros términos, a partir de la década de 1980, se observa la multiplicación de los interrogantes que pretenden superar las limitaciones de planteamientos mantenidos a lo largo de más de medio siglo. En esta redefinición entra muy especialmente el redescubrimiento de los actores sociales y de su capacidad de actuar con cierta autonomía frente a las normas surgidas de los grandes sistemas explicativos de la historia.

Desde esta nueva perspectiva, surge la necesidad de observar tanto al actor social como al grupo al que pertenece. De ahí se propone el cambio de nivel-o de escala- de observación, al pasar de lo macro -el grupo social- a lo micro -el actor social-: el individuo dentro de su entorno inmediato. Esta inversión de la perspectiva constituyó una verdadera revolución metodológica que situó nuevamente en el centro de su observación, como lo hacía la vieja historia positivista, a los individuos y que simultáneamente dejó de pretender descubrir las profundas "leyes" explicativas del funcionamiento de una sociedad. Sin embargo, este retorno del sujeto se realizó con una visión totalmente distinta a las decimonónicas al no limitarse a los hombres famosos, importantes, dominantes, poderosos. Lo que pretendía este cambio de escala era la posibilidad de ver la capacidad de acción -y reacción- de cada actor social, sea cual fuera su pertenencia a un grupo social, sin perder de vista la necesidad de establecer una posible relación entre lo observado a nivel micro y lo que se sabe del funcionamiento de la sociedad global dentro de la cual se inserta el actor considerado.

A partir de ese marco, en este texto se desarrollará una reflexión sobre la renovación historiográfica mencionada en dos momentos: primero sobre el cuestionamiento dirigido a la historia total, hasta hace poco dominante, para después analizar la propuesta microanalí­tica aplicada al campo social, muy especialmente a partir de la obra de Giovanni Levi que marcó, según mi punto de vista, el inicio de esta nueva orientación.

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De esta asociación surge la historia "socio-económica" que viene a ser predominante para identificar dicha corriente historiográfica, como lo ilustra el propio subtítulo de la revista entonces fundada por M. Bloch Y L. Febvre en Francia.3

/ Esa orientación se impuso de forma casi generalizada, aunque surgieron inevitables oposiciones y discusiones como lo demuestra el debate historiográfico relativo a la identificación de las elites en las sociedades del Antiguo Régimen. Fueron discusio- , nes que dieron paso en Francia a un debate famoso, a veces muy violento, identificado a través del nombre de los respectivos líderes de cada facción historiográfica.4/ Y si este debate no tuvo su corres­pondencia dentro de la historiografía americanista es solamente porq~eelmodelo "labroussien", muy fuertemente influenciado por el marxismo, fue el que se impuso casi "naturalmente". 51

En 1~ misma línea historiográfica de los Anales, la historia social se definio por la importancia dada a lo cuantitativo. Se caracteriza por , ~a ~erdadera obsesión en medir, y por lo tanto cuantificar todo lo re aaonado con lo social, con el propósito de identificar prácticas, normas subgru d 1 metod ió . po~ entro de una sociedad considerada. De esta reg a de trabo. ~ca sur~óla necesidad de recurrir a un viejo instrumento cual aJ~ e ~a historia decimonónica como lo es la prosopografía, la grup:re ~naldía alcanzar en cierta forma la matematización de un

SOCl al ide tifi . b por lo tant n_ car los caracteres comunes de sus m1em ros Y 0

' el perfil medio que los caracterizaba. Sin embargo 1 · · · d estos plante . ' a toma en consideración de las hm1 tac1ones e

listas incitar anuentos fundamentalmente cuan ti tati vistas y estructura­tomar en cuon a poner atención en otras miradas metodológicas, al _____ enta que no todo es reducible a lo cuantitativo. Esta 3/ Annales d'L~ to' 'us !lre écono · 4/ En Franc· mJque et sociale, fundada en 1929.

debate "Mous~:r~~ bacost~bra a llamar a esta polémica historiográfica el relativas al tema a 1 al rousse ', a Partir del cual surgieron muchas contribuciones párrafo de la páginaos.:Xgo de los años 60. Ese debate queda sintetizado en el tercer 5 •

1 Como lo confirma l . definir su concepto d

1.a refleXIón ~e D. Brading en el momento en que intenta

Mineros y comercian~ e Ite ~n la ?oc1edad novohispana del siglo XVIII. D. Brading. sen el MéXlco borbónico, México, FCE. 1972.

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nueva orientación, que insiste en lo cualitativo, se alimentó a la vez de la crisis de la historia construida a partir de los Anales y de su pretensión de elaborar modelos explicativos globales a partir de la identificación de estructuras sociales y económicas consideradas como bases insuperables. En otros términos, a partir de la década de 1980, se observa la multiplicación de los interrogantes que pretenden superar las limitaciones de planteamientos mantenidos a lo largo de más de medio siglo. En esta redefinición entra muy especialmente el redescubrimiento de los actores sociales y de su capacidad de actuar con cierta autonomía frente a las normas surgidas de los grandes sistemas explicativos de la historia.

Desde esta nueva perspectiva, surge la necesidad de observar tanto al actor social como al grupo al que pertenece. De ahí se propone el cambio de nivel-o de escala- de observación, al pasar de lo macro -el grupo social- a lo micro -el actor social-: el individuo dentro de su entorno inmediato. Esta inversión de la perspectiva constituyó una verdadera revolución metodológica que situó nuevamente en el centro de su observación, como lo hacía la vieja historia positivista, a los individuos y que simultáneamente dejó de pretender descubrir las profundas "leyes" explicativas del funcionamiento de una sociedad. Sin embargo, este retorno del sujeto se realizó con una visión totalmente distinta a las decimonónicas al no limitarse a los hombres famosos, importantes, dominantes, poderosos. Lo que pretendía este cambio de escala era la posibilidad de ver la capacidad de acción -y reacción- de cada actor social, sea cual fuera su pertenencia a un grupo social, sin perder de vista la necesidad de establecer una posible relación entre lo observado a nivel micro y lo que se sabe del funcionamiento de la sociedad global dentro de la cual se inserta el actor considerado.

A partir de ese marco, en este texto se desarrollará una reflexión sobre la renovación historiográfica mencionada en dos momentos: primero sobre el cuestionamiento dirigido a la historia total, hasta hace poco dominante, para después analizar la propuesta microanalí­tica aplicada al campo social, muy especialmente a partir de la obra de Giovanni Levi que marcó, según mi punto de vista, el inicio de esta nueva orientación.

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''+

A. De la "historia total" a la emergencia de o u e vos paradigmas

La crisis del modelo histórico impulsado por los Anales no es hoy cuestionable. Una de sus primeras expresiones _fue precis~mente ~~::¡ publicación del libro de F. Dosse L'histoire en m1ettes: des ~nales a la "Nouvelle Histoire". 6

/ Según este autor, la historia propuesta P0l; Anales había perdido su identidad al asimilar problemáticas Y méto- ¡

· ·r ·d d del',1 dos de las otras ciencias sociales. De esta pérdida de espec1 ICI .a ¡ planteamiento histórico se puede citar como ejemplo la cuestión de : la relación entre la hist¿ria -ciencia del tiempo por definición- Y la ~ inmovilidad, al insistir en la muy larga duración que desemboca ~n la ¡ historia inmóvil de E. Leroy Ladurie.7/ Lo mismo se puede decrr en! relación con la importancia excesiva dada al peso de las estru.cturas 1

-tanto sociales como económicas- que en cierta forma constituyen j una negación del individuo y de su autonomía. i

h . t . grá· 1 Otras de las manifestaciones de esta crisis del modelo IS ono

fico de Anales fue la proclamación del "fin de la historia" por F. Fukuyama.a/ Lo mismo se puede decir de la disminución de la de· manda social hacia la historia por lo menos en Europa, con un sentimien~o muy compartido de que el presente no necesita de la , comprens¡~n del pasado. Situación de crisis que resume perfect~men· te la expresión de R. Chartier al considerar que la "historia camin~ ~ , :o~~ delprecipicio",o¡ o sea que oscila desde siempre, desde Tu~Idi· .;:s, 1.entre ciencia Y ficción, lo que podríamos traducir, en térrmnos

stonográficos, entre positivismo y linguistic tu m· 111

6

1 Traducido en· Fran · , 1 ' la 'Nueva Historia' Val . · ~018 Dosse La historia en migajas. De :Anna es a ' • encla, ed. Alfons El MagnAnim, 1988. 1 E. Le Roy Ladune L'n· · · 1967

a¡ Francis Fuku ' Ist01re du climat depuis l'an mil, Paris, Flammarton, . · 1992. Yama, La fin de l'Histoire et le demier homme, París, Flammanon, 9

/ R. Charti~r, Au bo-' d · d P ·s Alb. Mi h 1 :.u e lafalaise l'histoire entre certitude et inqu1étu e, art • m e e ,1998. • 10

/ Nota de la editora· Hi t . d J n J, so-. fundó 1 . : s onador de la Antigua Grecia -Guerra e re opone qwen a crítica histórica, basada en una exigencia de objetividad. 11

/ Las reflexiones pi al d C , . d l'h. . oneras respecto fueron desarrolladas por Michel e erteau.

L ecnture e Jstozre, París, Gallimard, 1975 y por Paul Ricoeur, Temps et récit, Paris,

50

De esta crisis de un modelo historiográfico, podemos identificar al menos dos manifestaciones directas. Por un lado, la historia fue perdiendo su posición de disciplina federadora que había conquista­do dentro del campo de la ciencias sociales a partir de los años 30 del siglo XX. Éste fue claramente el proyecto propio de los Anales, centrado inicialmente en la asociación de la historia a la economía y posteriormente a la antropología a partir de los '70. Durante este largo período, la historia fue capaz de desarrollar temas de investigación nuevos inspirados por otras ciencias sociales con las que se asociaba. Lo anterior permitió el desarrollo de la pluri e interdisciplinariedad, prácticas en las cuales la historia ocupaba un papel central.12

/ Una de las consecuencias del establecimiento de estas nuevas relaciones entre las distintas ciencias sociales es el desarrollo de nuevos campos de investigación para el historiador. Un buen ejemplo de esta amplia­ción lo constituye la llamada "historia de las mentalidades", al asociar problemáticas antropológicas y métodos propiamente históricos tales como la cuantificación, el recurso de los archivos o la toma en consideración de una perspectiva cronológica.

Esta diversificación del campo cubierto por la historia coincidió con la aceptación generalizada del proyecto historiográfico desarrolla­do por " l'École des Annales" que se fundamentaba sobre tres bases aceptadas desde hacía más de 30 años: 1) el proyecto de una historia global capaz de articular los distintos niveles de la totalidad histórica; 2) la identificación de espacios territoriales dentro de los cuales se inscribía el proyecto de historia total y se podía realizar la recolección de los datos; y 3) la importancia de las jerarquías sociales como

Editions du Seuil, 1983-85. Los postulados allí desarrollados fueron radicalizados por historiadores anglosajones y dieron luz al llamado linguisüc tum. Un ejemplo de ~ste tipo de análisis es el llevado a cabo por Keith Michael Baker sobre la Revol~c16n Francesa en Inventing the French Revoluüon: Essays on French Poliücal Cul~re m f!'e Eighteenth Century, Cambridge, Cambridge UniversityPress,1990. Unareflextóncrftica sobre esta concepción de la historia es desarrollada por John E. Toews, « Intellectual History after the Linguistic Turn: The Autonomy of Meaning and the Irreducibility of Experience »,American Historical Review, Vol. 92, octubre 1987, pp. 879-907. 12

/ Los trabajos de N. Wachtel sobre el mundo andino constituyen una excelente ilustración de la riqueza que produjo esta interdisciplinariedad.

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A. De la "historia total" a la emergencia de o u e vos paradigmas

La crisis del modelo histórico impulsado por los Anales no es hoy cuestionable. Una de sus primeras expresiones _fue precis~mente ~~::¡ publicación del libro de F. Dosse L'histoire en m1ettes: des ~nales a la "Nouvelle Histoire". 6

/ Según este autor, la historia propuesta P0l; Anales había perdido su identidad al asimilar problemáticas Y méto- ¡

· ·r ·d d del',1 dos de las otras ciencias sociales. De esta pérdida de espec1 ICI .a ¡ planteamiento histórico se puede citar como ejemplo la cuestión de : la relación entre la hist¿ria -ciencia del tiempo por definición- Y la ~ inmovilidad, al insistir en la muy larga duración que desemboca ~n la ¡ historia inmóvil de E. Leroy Ladurie.7/ Lo mismo se puede decrr en! relación con la importancia excesiva dada al peso de las estru.cturas 1

-tanto sociales como económicas- que en cierta forma constituyen j una negación del individuo y de su autonomía. i

h . t . grá· 1 Otras de las manifestaciones de esta crisis del modelo IS ono

fico de Anales fue la proclamación del "fin de la historia" por F. Fukuyama.a/ Lo mismo se puede decir de la disminución de la de· manda social hacia la historia por lo menos en Europa, con un sentimien~o muy compartido de que el presente no necesita de la , comprens¡~n del pasado. Situación de crisis que resume perfect~men· te la expresión de R. Chartier al considerar que la "historia camin~ ~ , :o~~ delprecipicio",o¡ o sea que oscila desde siempre, desde Tu~Idi· .;:s, 1.entre ciencia Y ficción, lo que podríamos traducir, en térrmnos

stonográficos, entre positivismo y linguistic tu m· 111

6

1 Traducido en· Fran · , 1 ' la 'Nueva Historia' Val . · ~018 Dosse La historia en migajas. De :Anna es a ' • encla, ed. Alfons El MagnAnim, 1988. 1 E. Le Roy Ladune L'n· · · 1967

a¡ Francis Fuku ' Ist01re du climat depuis l'an mil, Paris, Flammarton, . · 1992. Yama, La fin de l'Histoire et le demier homme, París, Flammanon, 9

/ R. Charti~r, Au bo-' d · d P ·s Alb. Mi h 1 :.u e lafalaise l'histoire entre certitude et inqu1étu e, art • m e e ,1998. • 10

/ Nota de la editora· Hi t . d J n J, so-. fundó 1 . : s onador de la Antigua Grecia -Guerra e re opone qwen a crítica histórica, basada en una exigencia de objetividad. 11

/ Las reflexiones pi al d C , . d l'h. . oneras respecto fueron desarrolladas por Michel e erteau.

L ecnture e Jstozre, París, Gallimard, 1975 y por Paul Ricoeur, Temps et récit, Paris,

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De esta crisis de un modelo historiográfico, podemos identificar al menos dos manifestaciones directas. Por un lado, la historia fue perdiendo su posición de disciplina federadora que había conquista­do dentro del campo de la ciencias sociales a partir de los años 30 del siglo XX. Éste fue claramente el proyecto propio de los Anales, centrado inicialmente en la asociación de la historia a la economía y posteriormente a la antropología a partir de los '70. Durante este largo período, la historia fue capaz de desarrollar temas de investigación nuevos inspirados por otras ciencias sociales con las que se asociaba. Lo anterior permitió el desarrollo de la pluri e interdisciplinariedad, prácticas en las cuales la historia ocupaba un papel central.12

/ Una de las consecuencias del establecimiento de estas nuevas relaciones entre las distintas ciencias sociales es el desarrollo de nuevos campos de investigación para el historiador. Un buen ejemplo de esta amplia­ción lo constituye la llamada "historia de las mentalidades", al asociar problemáticas antropológicas y métodos propiamente históricos tales como la cuantificación, el recurso de los archivos o la toma en consideración de una perspectiva cronológica.

Esta diversificación del campo cubierto por la historia coincidió con la aceptación generalizada del proyecto historiográfico desarrolla­do por " l'École des Annales" que se fundamentaba sobre tres bases aceptadas desde hacía más de 30 años: 1) el proyecto de una historia global capaz de articular los distintos niveles de la totalidad histórica; 2) la identificación de espacios territoriales dentro de los cuales se inscribía el proyecto de historia total y se podía realizar la recolección de los datos; y 3) la importancia de las jerarquías sociales como

Editions du Seuil, 1983-85. Los postulados allí desarrollados fueron radicalizados por historiadores anglosajones y dieron luz al llamado linguisüc tum. Un ejemplo de ~ste tipo de análisis es el llevado a cabo por Keith Michael Baker sobre la Revol~c16n Francesa en Inventing the French Revoluüon: Essays on French Poliücal Cul~re m f!'e Eighteenth Century, Cambridge, Cambridge UniversityPress,1990. Unareflextóncrftica sobre esta concepción de la historia es desarrollada por John E. Toews, « Intellectual History after the Linguistic Turn: The Autonomy of Meaning and the Irreducibility of Experience »,American Historical Review, Vol. 92, octubre 1987, pp. 879-907. 12

/ Los trabajos de N. Wachtel sobre el mundo andino constituyen una excelente ilustración de la riqueza que produjo esta interdisciplinariedad.

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elemento condicionante para identificar las prácticas sociales Y culturales colectivas.

A partir de la década de 1980, esta característica federadora protagonizada por la disciplina histórica apoyada en las otras ciencias sociales consideradas como sus "auxiliares", fue cada vez más cuestionada. Además, las ciencias sociales entraron en un período de incertidumbre y cuestionamiento sobre sus propios plan teamien­tos y herramientas conceptuales, lo que afectó, como de rebote, a la historia. De hecho, las bases mismas de estas ciencias sociales vecinas Y asociadas a la historia eran cada vez más cuestionadas con el retorno de la filosofía del sujeto, lo que se situaba contra la afirmación anterior casi exclusiva de la dominación del grupo. Con los nuevos interrogan­tes, las ciencias sociales rechazaban la fuerte determinación que pesa sobre todo individuo y exaltaban la capacidad de iniciativa del sujeto. La historia se vio, casi de inmediato, afectada por estos nuevos plantea­mientos Y obligada a reflexionar sobre el impacto de sus relaciones e~trechas con las ciencias sociales, pues se consideraba que sus para­digmas ya estaban superados o, al menos, eran cuestionables.

Otra manifestación, la más inmediata de esta toma de conciencia de la necesidad de cuestionar algunos de l~s paradigmas anteriormen­te aceptados Y asumidos como intocables fue la vuelta al campo de lo polí~co, aquello que para F. Braudel ~o era digno de interés al consider~l? c~m~ ~na simple "espuma de la historia". Esta inversión en el análisis histor1co de las sociedades se situaba claramente contra la dominación anterior casi exclusiva de las estructuras en la inter­pretación del pasado. Ello significó en términos braudelianos, la rehabilitación de la corta duración e~ detrimento del "tiempo largo" hasta entonces sobrevalorado.

. ~~ntras que los paradigmas anteriores daban a la historia, como disciplina, una fuerte unidad e identidad su rechazo se tradujo en la dispersión ?e l~ investigación histórica', en una multiplicidad de proyectos historiográficos, muchos de ellos contradictorios, que han hecho estallar todas las grandes tradiciones historiográficas en innumerables objetos, métodos e "historias". Al renunciar a la pretensión de la historia total, los historiadores trataban de considerar

52

los funcionamientos sociales fuera de los ciclos temporales estrictos identificados como marcos perennes de toda realidad social, lo cual significó rechazar el peso de los movimientos largos, reemplazados por la superposición de ciclos cronológicos diversos y casi específicos de cada situación observada. Lo mismo ocurrió con los espacios geográficos, antes claramente identificados como marcos indispensa­bles para ubicar toda investigación histórica. Al poner énfasis en la identificación de las particularidades observadas, se abandonó el proyecto de llevar a cabo inventarios sistemáticos inscritos en un espacio concreto y materializados en el ejercicio monográfico. Se abandonó, por tanto, la búsqueda de las regularidades en la historia con la pretensión de establecer leyes generales de corte sociológico, lo que había constituido uno de los objetivos de la historia de los Anales.

De la misma forma, la historia abandonó la tiranía de las estructu­ras sociales para insistir más bien en los comportamientos marginales y subrayar así que todo ~om~o~tamie~to, tanto social como cultural, no corresponde necesaria m sistemáticamente a una identificación social fija y estable. ~e u:f~ manleradi~ás general y global, la historia

retendió entonces I e~ 1car os versos y complejos modos de P ticulación entre lo social y lo cultural dentro de una sociedad dada ar t preocupación desembocó en el uso del concepto de "representa~ E~ ... a olectiva" que se reveló capaz de articular mejor lo social con lo Cl~~u~al de lo que podía hacerlo el concepto tradicional de "mentali­cud , al estar encerrado dentro de categorías sociales predefmidas, da es , 1 "1 1 , como por ejemp o, a o popu ar .

D de las respuestas más inmediatas a esta profunda crisis de . .o¡ d de la disciplina histórica, fueron tanto el fin de los grandes ¡de~til a explicativos como la tentación muy fuerte de repliegue hacia mo eh~s y las fuentes. Tal repliegue pretendía poner en el centro de el are IVO h b . u·gación histórica el documento, mue as veces ruto, que la Inves . d d · t abrir el paso a las palabras s1ngulares e actores en to as sus pernu e hi " · D al f 1 fu · " d. ·da des y complejidades stor1cas. e t orma que a nc1on

¡versi b hi ... . b" t 1 · ma de las citas en la o ra stor1ca cam 1a: pasa a ener un pape rms . al . t . t , d "lustración de lo excepc1on rmentras que an er1ormen e servta U:á~ bien para identificar las regularidades. Este retorno al archivo significa también que el historiador retrocede para dejar paso al

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elemento condicionante para identificar las prácticas sociales Y culturales colectivas.

A partir de la década de 1980, esta característica federadora protagonizada por la disciplina histórica apoyada en las otras ciencias sociales consideradas como sus "auxiliares", fue cada vez más cuestionada. Además, las ciencias sociales entraron en un período de incertidumbre y cuestionamiento sobre sus propios plan teamien­tos y herramientas conceptuales, lo que afectó, como de rebote, a la historia. De hecho, las bases mismas de estas ciencias sociales vecinas Y asociadas a la historia eran cada vez más cuestionadas con el retorno de la filosofía del sujeto, lo que se situaba contra la afirmación anterior casi exclusiva de la dominación del grupo. Con los nuevos interrogan­tes, las ciencias sociales rechazaban la fuerte determinación que pesa sobre todo individuo y exaltaban la capacidad de iniciativa del sujeto. La historia se vio, casi de inmediato, afectada por estos nuevos plantea­mientos Y obligada a reflexionar sobre el impacto de sus relaciones e~trechas con las ciencias sociales, pues se consideraba que sus para­digmas ya estaban superados o, al menos, eran cuestionables.

Otra manifestación, la más inmediata de esta toma de conciencia de la necesidad de cuestionar algunos de l~s paradigmas anteriormen­te aceptados Y asumidos como intocables fue la vuelta al campo de lo polí~co, aquello que para F. Braudel ~o era digno de interés al consider~l? c~m~ ~na simple "espuma de la historia". Esta inversión en el análisis histor1co de las sociedades se situaba claramente contra la dominación anterior casi exclusiva de las estructuras en la inter­pretación del pasado. Ello significó en términos braudelianos, la rehabilitación de la corta duración e~ detrimento del "tiempo largo" hasta entonces sobrevalorado.

. ~~ntras que los paradigmas anteriores daban a la historia, como disciplina, una fuerte unidad e identidad su rechazo se tradujo en la dispersión ?e l~ investigación histórica', en una multiplicidad de proyectos historiográficos, muchos de ellos contradictorios, que han hecho estallar todas las grandes tradiciones historiográficas en innumerables objetos, métodos e "historias". Al renunciar a la pretensión de la historia total, los historiadores trataban de considerar

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los funcionamientos sociales fuera de los ciclos temporales estrictos identificados como marcos perennes de toda realidad social, lo cual significó rechazar el peso de los movimientos largos, reemplazados por la superposición de ciclos cronológicos diversos y casi específicos de cada situación observada. Lo mismo ocurrió con los espacios geográficos, antes claramente identificados como marcos indispensa­bles para ubicar toda investigación histórica. Al poner énfasis en la identificación de las particularidades observadas, se abandonó el proyecto de llevar a cabo inventarios sistemáticos inscritos en un espacio concreto y materializados en el ejercicio monográfico. Se abandonó, por tanto, la búsqueda de las regularidades en la historia con la pretensión de establecer leyes generales de corte sociológico, lo que había constituido uno de los objetivos de la historia de los Anales.

De la misma forma, la historia abandonó la tiranía de las estructu­ras sociales para insistir más bien en los comportamientos marginales y subrayar así que todo ~om~o~tamie~to, tanto social como cultural, no corresponde necesaria m sistemáticamente a una identificación social fija y estable. ~e u:f~ manleradi~ás general y global, la historia

retendió entonces I e~ 1car os versos y complejos modos de P ticulación entre lo social y lo cultural dentro de una sociedad dada ar t preocupación desembocó en el uso del concepto de "representa~ E~ ... a olectiva" que se reveló capaz de articular mejor lo social con lo Cl~~u~al de lo que podía hacerlo el concepto tradicional de "mentali­cud , al estar encerrado dentro de categorías sociales predefmidas, da es , 1 "1 1 , como por ejemp o, a o popu ar .

D de las respuestas más inmediatas a esta profunda crisis de . .o¡ d de la disciplina histórica, fueron tanto el fin de los grandes ¡de~til a explicativos como la tentación muy fuerte de repliegue hacia mo eh~s y las fuentes. Tal repliegue pretendía poner en el centro de el are IVO h b . u·gación histórica el documento, mue as veces ruto, que la Inves . d d · t abrir el paso a las palabras s1ngulares e actores en to as sus pernu e hi " · D al f 1 fu · " d. ·da des y complejidades stor1cas. e t orma que a nc1on

¡versi b hi ... . b" t 1 · ma de las citas en la o ra stor1ca cam 1a: pasa a ener un pape rms . al . t . t , d "lustración de lo excepc1on rmentras que an er1ormen e servta U:á~ bien para identificar las regularidades. Este retorno al archivo significa también que el historiador retrocede para dejar paso al

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contenido bruto y singular sacado del documento. De tal forma que los conceptos manejados por los actores sociales son tomados tal cual, al: considerarlos como válidos por ser utilizados por los actores sociales de un momento y un contexto histórico concreto. Su contenido, sus,. significados, elaboran las llamadas "representaciones" de los actores : que vienen precisamente a ser uno de los principales objetos de la ' historia. Esta forma de utilizar la fuente histórica se sitúa en el lado: opuesto a lo que, anteriormente, era el trabajo propio del historiador, que intentaba alejarse de los conceptos propios del período considera-: do para resaltar los mecanismos ideológicos que los producían.

Dentro de este cambio profundo, es muy significativa la evolución : del concepto de estratificación social en las sociedades del Antiguo ) R'. .,.. 1

egun~n. Después de la polémica entre R. Mousnier y E. Labrousse : -m~~Cionada en las páginas 48 y 64-, se acabó rechazando el concepto de ordenes", producido por estas mismas sociedades para auto­representarse Y organizarse. Los estudiosos de estas sociedades prefirie· ron ree~pla.z:u-lo por el concepto de "clases sociales", aunque éste fuese eVIdenciado muy posteriormente al mundo del Antiguo Régimen ~n ;~n de 1? ideología subyacente que conllevaba una visión de tipo Jurt co

1asoclada a la noción de órdenes. Dentro de esta perspectiva,

aunque os conte , · · 1

a " 1

mporaneos no podían tener conciencia de pertenecer Ann;:a c;~e. social", esta ignorancia no impedía leer la sociedad del so ro ~~menen función de esa herramienta. En base a este con sen·

b ' e andi SIS de las sociedades del Antiguo Régimen se realizó con ase en · · ·

tomadas dV:~Iones ?efinidas a partir de categorías socio-profesional~s mo par ,

1 ~ ~ociedades contemporáneas. El recurso del anacronis­

de es;~a egttimo, ya que permitía al historiador alejarse de su objeto como inc~r? :scaparse de las cargas ideológicas, tanto conscientes propios acto Sclent~s, contenidas en las categorías utilizadas por los

res SUJeto de la investigación. Sin embargo e t d' . , d t d' ' s a lstancia creada al utilizar conceptos ajenos al per1o o es u 1ado fu . . , til' d ' e cuestionada al considerarse que las categonas

u Iza as por el historiador tenían también su propia historia y sobre t~~o su~ pr~p~as limitaciones, ya que se fundaban en una visión ngida e ~nmovll de la estructura socio-profesional a través del tiempo o de los Intereses sociales de cada uno de sus miembros. De hecho, la

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interpretación de las sociedades del Antiguo Régimen a partir de las categorías sociales contemporáneas se revela incapaz de traducir la complejidad, los matices o las mismas evoluciones de jerarquías socia­les dentro de sociedades fundamentadas con base en criterios o valores radicalmente distintos a los de nuestras sociedades. Muy concretamen­te, estos planteamientos son incapaces de traducir la fluidez que existe en toda sociedad, ya sea en lo que se refiere a relaciones sociales o a identidades sociales.

De estas observaciones salió la necesidad de legitimación de los discursos de los actores sociales como herramienta operativa para la comprensión de las realidades sociales. Conforme a la influencia de la antropología cultural norteamericana, 13/las representaciones de las estratificaciones sociales que los actores sociales tenían de sí mismos sirvieron de base a la reconstrucción de esta estratificación social.14

/

Si esta forma de enfocar la reflexión sobre la estratificación social marcaba un cambio significativo, no dejaba de tener sus propias limitaciones. Las representaciones que los actores tienen de sí mis­mos no constituyen de por sí un mejor instrumento para acercarse a las sociedades observadas que los criterios anteriores utilizados por los historiadores. En cierta forma, tanto unos como otros resultan de una interpretación a priori del mundo que se pretende observar e interpretar. Mucho más aún, unos y otros insisten en una visió~ estructural de dichas sociedades sin reflexionar sobre el "por qué" m el "cómo", que están en el origen de dichas estructuras.

De ahí surgió la propuesta de reéonstruir a los grupos sociales no tanto a partir de sus estructuras sino más bien a partir de las relacio­nes sociales que mantienen entre sí los actores sociales. La pertenen­cia social de un individuo a un grupo deja entonces de ser una evidencia para ser el punto de arranque de la reflexión. Se. trata entonces, de interrogarse sobre la manera en que las relaciones

131 Y muy especialmente de C. Geertz.

14/ Esta visión de la reconstrucción de las sociedades del Antiguo Régimen está muy

presente en la antropología histórica de las décadas 1970-80, muy especialmente en Francia (J. C. Perrot, D. Roche) pero también en la historia de las mentalidades americanista que conoció un gran desarrollo a partir de los años '80.

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contenido bruto y singular sacado del documento. De tal forma que los conceptos manejados por los actores sociales son tomados tal cual, al: considerarlos como válidos por ser utilizados por los actores sociales de un momento y un contexto histórico concreto. Su contenido, sus,. significados, elaboran las llamadas "representaciones" de los actores : que vienen precisamente a ser uno de los principales objetos de la ' historia. Esta forma de utilizar la fuente histórica se sitúa en el lado: opuesto a lo que, anteriormente, era el trabajo propio del historiador, que intentaba alejarse de los conceptos propios del período considera-: do para resaltar los mecanismos ideológicos que los producían.

Dentro de este cambio profundo, es muy significativa la evolución : del concepto de estratificación social en las sociedades del Antiguo ) R'. .,.. 1

egun~n. Después de la polémica entre R. Mousnier y E. Labrousse : -m~~Cionada en las páginas 48 y 64-, se acabó rechazando el concepto de ordenes", producido por estas mismas sociedades para auto­representarse Y organizarse. Los estudiosos de estas sociedades prefirie· ron ree~pla.z:u-lo por el concepto de "clases sociales", aunque éste fuese eVIdenciado muy posteriormente al mundo del Antiguo Régimen ~n ;~n de 1? ideología subyacente que conllevaba una visión de tipo Jurt co

1asoclada a la noción de órdenes. Dentro de esta perspectiva,

aunque os conte , · · 1

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mporaneos no podían tener conciencia de pertenecer Ann;:a c;~e. social", esta ignorancia no impedía leer la sociedad del so ro ~~menen función de esa herramienta. En base a este con sen·

b ' e andi SIS de las sociedades del Antiguo Régimen se realizó con ase en · · ·

tomadas dV:~Iones ?efinidas a partir de categorías socio-profesional~s mo par ,

1 ~ ~ociedades contemporáneas. El recurso del anacronis­

de es;~a egttimo, ya que permitía al historiador alejarse de su objeto como inc~r? :scaparse de las cargas ideológicas, tanto conscientes propios acto Sclent~s, contenidas en las categorías utilizadas por los

res SUJeto de la investigación. Sin embargo e t d' . , d t d' ' s a lstancia creada al utilizar conceptos ajenos al per1o o es u 1ado fu . . , til' d ' e cuestionada al considerarse que las categonas

u Iza as por el historiador tenían también su propia historia y sobre t~~o su~ pr~p~as limitaciones, ya que se fundaban en una visión ngida e ~nmovll de la estructura socio-profesional a través del tiempo o de los Intereses sociales de cada uno de sus miembros. De hecho, la

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interpretación de las sociedades del Antiguo Régimen a partir de las categorías sociales contemporáneas se revela incapaz de traducir la complejidad, los matices o las mismas evoluciones de jerarquías socia­les dentro de sociedades fundamentadas con base en criterios o valores radicalmente distintos a los de nuestras sociedades. Muy concretamen­te, estos planteamientos son incapaces de traducir la fluidez que existe en toda sociedad, ya sea en lo que se refiere a relaciones sociales o a identidades sociales.

De estas observaciones salió la necesidad de legitimación de los discursos de los actores sociales como herramienta operativa para la comprensión de las realidades sociales. Conforme a la influencia de la antropología cultural norteamericana, 13/las representaciones de las estratificaciones sociales que los actores sociales tenían de sí mismos sirvieron de base a la reconstrucción de esta estratificación social.14

/

Si esta forma de enfocar la reflexión sobre la estratificación social marcaba un cambio significativo, no dejaba de tener sus propias limitaciones. Las representaciones que los actores tienen de sí mis­mos no constituyen de por sí un mejor instrumento para acercarse a las sociedades observadas que los criterios anteriores utilizados por los historiadores. En cierta forma, tanto unos como otros resultan de una interpretación a priori del mundo que se pretende observar e interpretar. Mucho más aún, unos y otros insisten en una visió~ estructural de dichas sociedades sin reflexionar sobre el "por qué" m el "cómo", que están en el origen de dichas estructuras.

De ahí surgió la propuesta de reéonstruir a los grupos sociales no tanto a partir de sus estructuras sino más bien a partir de las relacio­nes sociales que mantienen entre sí los actores sociales. La pertenen­cia social de un individuo a un grupo deja entonces de ser una evidencia para ser el punto de arranque de la reflexión. Se. trata entonces, de interrogarse sobre la manera en que las relaciones

131 Y muy especialmente de C. Geertz.

14/ Esta visión de la reconstrucción de las sociedades del Antiguo Régimen está muy

presente en la antropología histórica de las décadas 1970-80, muy especialmente en Francia (J. C. Perrot, D. Roche) pero también en la historia de las mentalidades americanista que conoció un gran desarrollo a partir de los años '80.

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sociales develan solidaridades y alianzas o sea, crean grupos sociales, para pasar a considerar y reflexionar sobre el contenido y significado de las relaciones identificadas. Desde esta perspectiva, el análisis en términos de redes sociales viene a ser el camino para acercarse mejor al universo social de los actores sociales tal y corno lo realizaron S. Cerruti, al definir las identidades sociales en Turín en el siglo XVII, o M. Gribaudi para la identidad obrera en Turín en el siglo XX.

Estos nuevos paradigmas llevaron a los historiadores a centrarse en nuevos ejes de análisis. Las estructuras sociales definidas como marcos intangibles fueron abandonadas en provecho de referencias provenientes de una concepción más bien in ter-accionista del campo s~ci~, así ~o~o en provecho de las redes sociales. Unas y otras rl!bu)an soh.dartdades y/o antagonismos que no corresponden necesa­ria o exclusivamente a las estructuras sociales corno se las identifica­ba anteriormente. Sobre todo, a diferencia de las visiones anteriores, este nu~vo planteamiento permite tomar en cuenta la permanente adaptación de lo social frente a los contextos dentro de los cuales los a~ores se encuentran sumergidos. Desde esta perspectiva, las catego­rias Y los conceptos de los propios actores vienen a imponerse a categorías posteriores, elaboradas por los propios historiadores y que : as~~an como neutrales. De ahí la importancia otorgada a la

~ersi ~d de las coyunturas sociales, a las solidaridades y/o a los anctagorusmos que dibujan el espacio social visto desde los propios a ores sociales.

hi t S~ e:bargo, la introducción de la relatividad en el campo de la ll~~a "; ab~er~o paso a su expresión más radical a través del ción deol ng?18

1tic turn" o giro lingüístico, que propugna una reduc-

o socia a una pura tr . , di . . de palabr 8. cons uccton scursiva, a un puro Juego ahistórica;· 1~ ateners~ a esta visión radical y fundamentalmente historia a, . 0~ P ante~entos mencionados no dejan de lanzar a la lcómo socia un.desafto que podría formularse de la forma siguiente:

1 reconstrurr lo social sin encerrarse en categorías globales o

?en~r~ es poc~ operativas y sin caer en la yuxtaposición de aventuras ~divi~uale~, Incapaces de reconstruir la dimensión colectiva de la

11s~~r~a ~ocial?.Dentro de esta disyuntiva, en la cual se encuentra hoy

a IS orta social, quizás la respuesta venga de parte del análisis

56

micro. Esta nueva manera de concebir lo social constituye una renovación historiográfica cuya expresión es ejemplar.

El propósito del microanálisis aplicado al campo de la historia es el de intentar articular la descripción de las percepciones, de las representaciones y de las racionalidades de los actores con la identi­ficación de las interdependencias desconocidas o incompletamente percibidas por los actores, que limitaban de hecho sus actuaciones Y que contribuían a elaborar sus estrategias. Esta articulación permite p~sar de la anécdota individual, personal y subjetiva a las determina­Ciones .colectivas que pesan sobre cada cual, aunque no tenga siempre total DI completa conciencia de estas determinaciones.

Esta misma articulación entre lo colectivo y lo individual también se ex_pre~a en el comportamiento social. Para pensar esta articulación en t~rmtnos de comportamientos sociales es necesario poner en relact~n la~ normas sociales con su interiorización por los individuos. De :hi .el ~~terés por la utilización del concepto de "representacio­nes · Signtflca considerar las negociaciones o los conflictos que se desarrollan entre grupos sociales como luchas donde la finalidad es ~a de. imponer su representación de la realidad y por lo tanto su 1dent1dad como grupo.

Esto significa que la "representación" funciona por lo menos sobre .tres niveles de realidad. El primero son las representaciones col~cbvas que incorporan a los individuos dentro de realidades sociales a partir de las cuales consideran el mundo. El segundo consiste en las representaciones entendidas como exhibiciones que cada uno hace de sí mismo y de su identidad social. El último consis­te en representaciones que funcionan mediante individuos considera­dos como los representantes de una identidad anteriormente identifi­cada Y reivindicada. Desde estas perspectivas, la historia de la construcción de las identidades sociales vuelve a ser una historia de relaciones de poder de tipo simbólico, que permiten afirmar -o cuestionar- el poder de los actores dominantes para nombrar, clasifi­car o identificar lo que existe en cada comunidad humana. Por otra parte, esta historia define la construcción de lo social como la capaci­dad de los grupos sociales de transformar propiedades objetivas Y

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sociales develan solidaridades y alianzas o sea, crean grupos sociales, para pasar a considerar y reflexionar sobre el contenido y significado de las relaciones identificadas. Desde esta perspectiva, el análisis en términos de redes sociales viene a ser el camino para acercarse mejor al universo social de los actores sociales tal y corno lo realizaron S. Cerruti, al definir las identidades sociales en Turín en el siglo XVII, o M. Gribaudi para la identidad obrera en Turín en el siglo XX.

Estos nuevos paradigmas llevaron a los historiadores a centrarse en nuevos ejes de análisis. Las estructuras sociales definidas como marcos intangibles fueron abandonadas en provecho de referencias provenientes de una concepción más bien in ter-accionista del campo s~ci~, así ~o~o en provecho de las redes sociales. Unas y otras rl!bu)an soh.dartdades y/o antagonismos que no corresponden necesa­ria o exclusivamente a las estructuras sociales corno se las identifica­ba anteriormente. Sobre todo, a diferencia de las visiones anteriores, este nu~vo planteamiento permite tomar en cuenta la permanente adaptación de lo social frente a los contextos dentro de los cuales los a~ores se encuentran sumergidos. Desde esta perspectiva, las catego­rias Y los conceptos de los propios actores vienen a imponerse a categorías posteriores, elaboradas por los propios historiadores y que : as~~an como neutrales. De ahí la importancia otorgada a la

~ersi ~d de las coyunturas sociales, a las solidaridades y/o a los anctagorusmos que dibujan el espacio social visto desde los propios a ores sociales.

hi t S~ e:bargo, la introducción de la relatividad en el campo de la ll~~a "; ab~er~o paso a su expresión más radical a través del ción deol ng?18

1tic turn" o giro lingüístico, que propugna una reduc-

o socia a una pura tr . , di . . de palabr 8. cons uccton scursiva, a un puro Juego ahistórica;· 1~ ateners~ a esta visión radical y fundamentalmente historia a, . 0~ P ante~entos mencionados no dejan de lanzar a la lcómo socia un.desafto que podría formularse de la forma siguiente:

1 reconstrurr lo social sin encerrarse en categorías globales o

?en~r~ es poc~ operativas y sin caer en la yuxtaposición de aventuras ~divi~uale~, Incapaces de reconstruir la dimensión colectiva de la

11s~~r~a ~ocial?.Dentro de esta disyuntiva, en la cual se encuentra hoy

a IS orta social, quizás la respuesta venga de parte del análisis

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micro. Esta nueva manera de concebir lo social constituye una renovación historiográfica cuya expresión es ejemplar.

El propósito del microanálisis aplicado al campo de la historia es el de intentar articular la descripción de las percepciones, de las representaciones y de las racionalidades de los actores con la identi­ficación de las interdependencias desconocidas o incompletamente percibidas por los actores, que limitaban de hecho sus actuaciones Y que contribuían a elaborar sus estrategias. Esta articulación permite p~sar de la anécdota individual, personal y subjetiva a las determina­Ciones .colectivas que pesan sobre cada cual, aunque no tenga siempre total DI completa conciencia de estas determinaciones.

Esta misma articulación entre lo colectivo y lo individual también se ex_pre~a en el comportamiento social. Para pensar esta articulación en t~rmtnos de comportamientos sociales es necesario poner en relact~n la~ normas sociales con su interiorización por los individuos. De :hi .el ~~terés por la utilización del concepto de "representacio­nes · Signtflca considerar las negociaciones o los conflictos que se desarrollan entre grupos sociales como luchas donde la finalidad es ~a de. imponer su representación de la realidad y por lo tanto su 1dent1dad como grupo.

Esto significa que la "representación" funciona por lo menos sobre .tres niveles de realidad. El primero son las representaciones col~cbvas que incorporan a los individuos dentro de realidades sociales a partir de las cuales consideran el mundo. El segundo consiste en las representaciones entendidas como exhibiciones que cada uno hace de sí mismo y de su identidad social. El último consis­te en representaciones que funcionan mediante individuos considera­dos como los representantes de una identidad anteriormente identifi­cada Y reivindicada. Desde estas perspectivas, la historia de la construcción de las identidades sociales vuelve a ser una historia de relaciones de poder de tipo simbólico, que permiten afirmar -o cuestionar- el poder de los actores dominantes para nombrar, clasifi­car o identificar lo que existe en cada comunidad humana. Por otra parte, esta historia define la construcción de lo social como la capaci­dad de los grupos sociales de transformar propiedades objetivas Y

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comunes a todos sus miembros -es decir, como elementos de identi ... dad-, ya sean reivindicados o negados. Éstas son, pues, las bases de esa nueva propuesta epistemológica sobre las cuales se desarrollan tanto los planteamientos en términos microhistóricos, como los planteamientos en términos de redes sociales.

B. La versión social del microanálisis: reflexiones en torno al libro de G. Levi15

/

El libro de Giovani LevP6/ constituye un objeto complicado, complejo,

muy difícil de ubicar porque aborda una multitud de temas y proble­máticas que no siempre se relacionan entre sí de forma sistemática. Entre los diversos aspectos que componen esta obra se pueden identificar, por lo menos, cuatro grandes temáticas que ocupan la mayor parte del estudio. La primera, conforme al propio subtítul~ de la obra, es una narración que reconstruye la carrera de un exorcista en la Italia del norte del siglo XVII. De ahí que, en cierta forma, este libro puede ser percibido como una «historia de vida», género que ha tenido un gran éxito dentro de las ciencias sociales aunque quizás más entre la sociología que en el mundo de la historia. Lo que está en el Primer plano de la obra es, con toda evidencia, los vaivenes del exor~ista Giovan Battista Chiesa cuya actuación se desarrolla al final del Siglo XVII, Y que se ve envuelto en una persecución judicial que lo va a enfrentar a la propia institución eclesiástica.

~ leer este breve resumen, el lector no puede dejar de pensar en otro hbro cuya temática parece muy cercana: se trata del libro de E. Leroy Ladurie sobre el pueblo de Montaillou transformado en verda­dero best-seller de la literatura histórica de los años '70.17/ Sin embar­go, a diferencia del estudio sobre el cura Clergue del pueblo de

15

/ G. Levi, La herencia inmaterial. La historia de un exorcista piamontés del siglo XVII, Madrid, ~erea, D.L., 1990. A mi parecer, el mejor análisis del libro de G. Levi es el que pubhcó J. Revel como introducción a la edición francesa publicada por la editorial Gallimard bajo el título "L'histoire au ras du sol". 16

/ Nota de la editora: Historiador italiano, uno de los padres de la microhistoria. 17

/ E. Le Roy Ladurie, Montaillou, village aceitan, Paris, Gallimard, 1975.

58

1

_ill

Montaillou que ocupa el espacio central en el libro, el exorcista desaparece muy rápidamente del libro de G. Levi. En este sentido La herencia inmaterial, a pesar de su subtítulo, no constituye ni pretende ser una biografía en el sentido clásico de la palabra, aunque la vida de Giovan Battista Chiesa, reubicada siempre en sus diversos contextos tan importantes para la época -familiares, locales, profesionales y/o regionales-, sí constituye la entrada más continuamente presente dentro del estudio.

Fuera de esta dimensión biográfica, el estudio de G. Levi constituye también una reflexión sobre las estrategias, tanto familiares como individuales, centradas en las lógicas de los comportamientos econó­micos en una sociedad rural del Antiguo Régimen. En esta segunda perspectiva, lo que está en el centro del estudio son los comportamien­tos de grupos de actores con relación al funcionamiento del mercado de la tierra. Ese tema puede considerarse como una forma de revisitar una problemática clásica de la historiografía occidental de los años '60, entonces ampliamente dominada por los planteamientos de corte económico. Desde esta perspectiva, el estudio de G. Levi es una mono­grafía socio-económica de un pueblo, género académico de lo .más clásico y tradicional impuesto por la historia de los Anales ~aJO el magisterio de E. Labrousse. Como en todo estudio monográfico, el historiador recurre a un examen detenido y masivo de archivós locales -entre muchos dominan la utilización del catastro, las fuentes notaria­les y los archivos parroquiales- que le permiten identificar unos 32,000 individuos en un período de medio siglo.

Sin embargo, considerado desde este mismo rasero, el estudio presenta insuficiencias o limitaciones insuperables. No presenta ningún estudio demográfico global, de manera que la gran mayoría de los habitantes del pueblo de San tena durante el período considerado no son nunca tomados en cuenta.18/ En el mismo sentido, sólo aborda la cuestión de la estructuración político-administrativa siempre de !orma indirecta. Más aún, la estructura de la propiedad no es reconstruida de

18/ El modelo de este tipo de estudio monográ~co cuantitati~~ta a part~ de la

demografía puede verse en el de P. Goubert, Beauvals et le.~eauval~ls de 1600 a 1730, contribuüon a l'histoire socia/e de la Fronce du XVlleme s1ecle, Pans, SEVPEN, 1960.

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comunes a todos sus miembros -es decir, como elementos de identi ... dad-, ya sean reivindicados o negados. Éstas son, pues, las bases de esa nueva propuesta epistemológica sobre las cuales se desarrollan tanto los planteamientos en términos microhistóricos, como los planteamientos en términos de redes sociales.

B. La versión social del microanálisis: reflexiones en torno al libro de G. Levi15

/

El libro de Giovani LevP6/ constituye un objeto complicado, complejo,

muy difícil de ubicar porque aborda una multitud de temas y proble­máticas que no siempre se relacionan entre sí de forma sistemática. Entre los diversos aspectos que componen esta obra se pueden identificar, por lo menos, cuatro grandes temáticas que ocupan la mayor parte del estudio. La primera, conforme al propio subtítul~ de la obra, es una narración que reconstruye la carrera de un exorcista en la Italia del norte del siglo XVII. De ahí que, en cierta forma, este libro puede ser percibido como una «historia de vida», género que ha tenido un gran éxito dentro de las ciencias sociales aunque quizás más entre la sociología que en el mundo de la historia. Lo que está en el Primer plano de la obra es, con toda evidencia, los vaivenes del exor~ista Giovan Battista Chiesa cuya actuación se desarrolla al final del Siglo XVII, Y que se ve envuelto en una persecución judicial que lo va a enfrentar a la propia institución eclesiástica.

~ leer este breve resumen, el lector no puede dejar de pensar en otro hbro cuya temática parece muy cercana: se trata del libro de E. Leroy Ladurie sobre el pueblo de Montaillou transformado en verda­dero best-seller de la literatura histórica de los años '70.17/ Sin embar­go, a diferencia del estudio sobre el cura Clergue del pueblo de

15

/ G. Levi, La herencia inmaterial. La historia de un exorcista piamontés del siglo XVII, Madrid, ~erea, D.L., 1990. A mi parecer, el mejor análisis del libro de G. Levi es el que pubhcó J. Revel como introducción a la edición francesa publicada por la editorial Gallimard bajo el título "L'histoire au ras du sol". 16

/ Nota de la editora: Historiador italiano, uno de los padres de la microhistoria. 17

/ E. Le Roy Ladurie, Montaillou, village aceitan, Paris, Gallimard, 1975.

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Montaillou que ocupa el espacio central en el libro, el exorcista desaparece muy rápidamente del libro de G. Levi. En este sentido La herencia inmaterial, a pesar de su subtítulo, no constituye ni pretende ser una biografía en el sentido clásico de la palabra, aunque la vida de Giovan Battista Chiesa, reubicada siempre en sus diversos contextos tan importantes para la época -familiares, locales, profesionales y/o regionales-, sí constituye la entrada más continuamente presente dentro del estudio.

Fuera de esta dimensión biográfica, el estudio de G. Levi constituye también una reflexión sobre las estrategias, tanto familiares como individuales, centradas en las lógicas de los comportamientos econó­micos en una sociedad rural del Antiguo Régimen. En esta segunda perspectiva, lo que está en el centro del estudio son los comportamien­tos de grupos de actores con relación al funcionamiento del mercado de la tierra. Ese tema puede considerarse como una forma de revisitar una problemática clásica de la historiografía occidental de los años '60, entonces ampliamente dominada por los planteamientos de corte económico. Desde esta perspectiva, el estudio de G. Levi es una mono­grafía socio-económica de un pueblo, género académico de lo .más clásico y tradicional impuesto por la historia de los Anales ~aJO el magisterio de E. Labrousse. Como en todo estudio monográfico, el historiador recurre a un examen detenido y masivo de archivós locales -entre muchos dominan la utilización del catastro, las fuentes notaria­les y los archivos parroquiales- que le permiten identificar unos 32,000 individuos en un período de medio siglo.

Sin embargo, considerado desde este mismo rasero, el estudio presenta insuficiencias o limitaciones insuperables. No presenta ningún estudio demográfico global, de manera que la gran mayoría de los habitantes del pueblo de San tena durante el período considerado no son nunca tomados en cuenta.18/ En el mismo sentido, sólo aborda la cuestión de la estructuración político-administrativa siempre de !orma indirecta. Más aún, la estructura de la propiedad no es reconstruida de

18/ El modelo de este tipo de estudio monográ~co cuantitati~~ta a part~ de la

demografía puede verse en el de P. Goubert, Beauvals et le.~eauval~ls de 1600 a 1730, contribuüon a l'histoire socia/e de la Fronce du XVlleme s1ecle, Pans, SEVPEN, 1960.

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manera exhaustiva o sistemática y la producción agrícola o los ingresos de los habitantes del pueblo no son realmente nunca medi­dos. De hecho, estos temas obligados en toda monografía no parecen interesar en sí al historiador, que los aborda siempre de manera incompleta, anecdótica o puntual. La reconstrucción de las estructu­ras agrarias, por ejemplo, sólo constituye un punto de partida para la reflexión llevada a cabo sobre el mercado de la tierra. En esta mono­grafía socio-económica, entonces, lo que interesa al autor es más bien el tema de la circulación de los bienes económicos de los intercam­?ios dentr? de la sociedad considerada. Sin embar~o y a pesar de la rmportanc1a que ocupa este tema tradicional, no constituye tampoco la problemática exclusiva de la obra.

~a cue,s~ón de las relaciones jerárquicas en las sociedades del Antiguo Reg¡men es, quizás, a lo que da más relevancia el autor si se repara en el título del libro; como éste señala, el estudio quiere ser una reflexión sobre las condiciones sociales del ejercicio del poder, fundamentándolo en sus dimensiones más bien simbólicas. En una per~pec~va muy influenciada por P. Bourdieu, no son tanto las 1nstituc1ones 0 las · · . d 1 . . . pos1c1ones ocupadas dentro de ellas las que deci-c~n ~ de)erclclo por parte de un individuo, sino más bien lo que podría

ns¡ erarse como el "capital simbólico" del que dispone. Sin embar-go, este tema del e· · . d 1 . a lo 1 d . )erc1c1o e poder, a pesar de su presencia continua

argo el hbro, no constituye realmente el centro del estudio.19/

lare~:a temática que aborda se refiere a la dimensión geopolítica de rio .;:. n ~o~siderada. El pueblo de San tena, que constituye el escena-de u;~~~·u:t~bre ~l.cual se desarrolla el estudio, se asienta dentro integrante 1 d 1 d pohtico que era el arzobispado de Piemonte, parte poder local e. uc~do de Saboya. En este sentido, el ejercicio del -la ciudad ¡e ~ns~ribe dentro de las relaciones entre el centro político por lo tant e or~~~ Y su periferia. Las andanzas del exorcista están política a

0' con ICionadas por el juego impuesto desde la capital

una comunidad local precisamente en un momento clave

to 1 A pesar de que en la e di . 6 fr Le pouvoir a u vill ' d CI n an~esa de la obra, el hecho de escoger como título poder local. age enota que se quiso insistir en esta dimensión del ejercicio del

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para la historia europea como lo fue la paulatina formación de los Estados modernos. Sin embargo, esta última dimensión constituye sólo el telón de fondo para un estudio centrado en la historia de una comunidad concreta. De ese aspecto, lo que interesa al historiador son sólo los ecos, normalmente muy amortiguados, que llegan hasta el pueblo y que condicionan las decisiones que toman unos y otros en esta escena periférica.

Todas estas observaciones confirman la dimensión heterogénea del libro de G. Levi, que ofrece un sinfín de lecturas, de pistas, de reflexiones aunque ninguna de ellas lo resuma de forma completa o satisfactoria. Como monografía, parece muy mal documentada y es probable que muchos otros pueblos de la región hubieran ofrecido material histórico más abundante y más denso. Sin embargo, estas insuficiencias evidentes revelan de cierta forma el propósito del autor, que se articula en torno a dos proyectos. El primero se refiere a la reconstrucción exhaustiva de algunos destinos individuales dentro de un espacio comunitario reducido, como lo expresa el propio G. Levi cuando escribe:

No se trata de una revuelta, una crisis definitiva, una herejía importante o una innovación desconcertante, sino de la vida políti­ca, las relaciones sociales, las reglas económicas y las reacciones psicológicas de un pueblo normal que me han permitido (espero) contar las cosas relevantes que suceden cuando aparentemente no pasa nada. 201

El segundo se fundamenta en la afirmación de una racionalidad campesina orientada a defender mejor sus intereses frente al Estado cuyo poder se está afirmando e imponiendo, así como para sacar mejor provecho de los escasos beneficios de que dispone. En este sentido, lo que considera como central G. Levi es el comportamie~to de estos modestos actores sociales; es la existencia de estrateg¡as campesinas.

Son las estrategias cotidianas de un fragmento del mundo campesino del siglo XVII; por analogía sugieren temas y problemas

2o¡ L evi, op. cit., p. 13.

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manera exhaustiva o sistemática y la producción agrícola o los ingresos de los habitantes del pueblo no son realmente nunca medi­dos. De hecho, estos temas obligados en toda monografía no parecen interesar en sí al historiador, que los aborda siempre de manera incompleta, anecdótica o puntual. La reconstrucción de las estructu­ras agrarias, por ejemplo, sólo constituye un punto de partida para la reflexión llevada a cabo sobre el mercado de la tierra. En esta mono­grafía socio-económica, entonces, lo que interesa al autor es más bien el tema de la circulación de los bienes económicos de los intercam­?ios dentr? de la sociedad considerada. Sin embar~o y a pesar de la rmportanc1a que ocupa este tema tradicional, no constituye tampoco la problemática exclusiva de la obra.

~a cue,s~ón de las relaciones jerárquicas en las sociedades del Antiguo Reg¡men es, quizás, a lo que da más relevancia el autor si se repara en el título del libro; como éste señala, el estudio quiere ser una reflexión sobre las condiciones sociales del ejercicio del poder, fundamentándolo en sus dimensiones más bien simbólicas. En una per~pec~va muy influenciada por P. Bourdieu, no son tanto las 1nstituc1ones 0 las · · . d 1 . . . pos1c1ones ocupadas dentro de ellas las que deci-c~n ~ de)erclclo por parte de un individuo, sino más bien lo que podría

ns¡ erarse como el "capital simbólico" del que dispone. Sin embar-go, este tema del e· · . d 1 . a lo 1 d . )erc1c1o e poder, a pesar de su presencia continua

argo el hbro, no constituye realmente el centro del estudio.19/

lare~:a temática que aborda se refiere a la dimensión geopolítica de rio .;:. n ~o~siderada. El pueblo de San tena, que constituye el escena-de u;~~~·u:t~bre ~l.cual se desarrolla el estudio, se asienta dentro integrante 1 d 1 d pohtico que era el arzobispado de Piemonte, parte poder local e. uc~do de Saboya. En este sentido, el ejercicio del -la ciudad ¡e ~ns~ribe dentro de las relaciones entre el centro político por lo tant e or~~~ Y su periferia. Las andanzas del exorcista están política a

0' con ICionadas por el juego impuesto desde la capital

una comunidad local precisamente en un momento clave

to 1 A pesar de que en la e di . 6 fr Le pouvoir a u vill ' d CI n an~esa de la obra, el hecho de escoger como título poder local. age enota que se quiso insistir en esta dimensión del ejercicio del

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para la historia europea como lo fue la paulatina formación de los Estados modernos. Sin embargo, esta última dimensión constituye sólo el telón de fondo para un estudio centrado en la historia de una comunidad concreta. De ese aspecto, lo que interesa al historiador son sólo los ecos, normalmente muy amortiguados, que llegan hasta el pueblo y que condicionan las decisiones que toman unos y otros en esta escena periférica.

Todas estas observaciones confirman la dimensión heterogénea del libro de G. Levi, que ofrece un sinfín de lecturas, de pistas, de reflexiones aunque ninguna de ellas lo resuma de forma completa o satisfactoria. Como monografía, parece muy mal documentada y es probable que muchos otros pueblos de la región hubieran ofrecido material histórico más abundante y más denso. Sin embargo, estas insuficiencias evidentes revelan de cierta forma el propósito del autor, que se articula en torno a dos proyectos. El primero se refiere a la reconstrucción exhaustiva de algunos destinos individuales dentro de un espacio comunitario reducido, como lo expresa el propio G. Levi cuando escribe:

No se trata de una revuelta, una crisis definitiva, una herejía importante o una innovación desconcertante, sino de la vida políti­ca, las relaciones sociales, las reglas económicas y las reacciones psicológicas de un pueblo normal que me han permitido (espero) contar las cosas relevantes que suceden cuando aparentemente no pasa nada. 201

El segundo se fundamenta en la afirmación de una racionalidad campesina orientada a defender mejor sus intereses frente al Estado cuyo poder se está afirmando e imponiendo, así como para sacar mejor provecho de los escasos beneficios de que dispone. En este sentido, lo que considera como central G. Levi es el comportamie~to de estos modestos actores sociales; es la existencia de estrateg¡as campesinas.

Son las estrategias cotidianas de un fragmento del mundo campesino del siglo XVII; por analogía sugieren temas y problemas

2o¡ L evi, op. cit., p. 13.

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generales y dan lugar a dudas sobre algunas de las hipótesis que una visión desde lejos, menos microscópica, nos ha acostumbrado a aceptar.21

/

El primer objetivo fijado por el propio autor es poner de relieve 1~ importancia de la banalidad y de la normalidad. No se in1pone aqu1 ninguna dramatización especial para acceder a la realidad social. Su objetivo viene a ser, mediante la normalidad reivindicada, observar las realidades que no se podrían observar en contextos de crisis. ?· Levi propone claramente, por tanto, otra mirada sobre el pasado. Sin desestimar los grandes acontecimientos históricos de la época -tales como guerras, la afirmación del Estado o las rivalidades entre los grandes linajes aristocráticos-, le interesa sobre todo observar lo cotidiano. Sin embargo, esto no significa que el mundo observ~do quede al margen de toda esta "gran historia", como si se mantuviera replegado sobre sí mismo y aislado. Para G. Levi no existe tal antago­nismo entre lo local y lo global, entre lo macro y lo micro, entre la grande Y la pequeña historia.

Interesarse por acontecimientos minúsculos y sin otra pretensión más que la exclusivamente local -el mercado de la tierra, el crédito l~c~, .el devenir de grupos familiares o la lucha por el poder local-, n~ Slgnüica ,ue se encierre en esta realidad. Todos estos hechos son en SI

detalles Infimos y, considerados en forma individual, no presentan mayor interés. Éste surge de la confrontación de todos ellos que es lo que, ~ermite darle sentido, lo que permite reconstruir el juego social Y político dentro del espacio considerado y sobre todo, develar las respues~s imaginadas por estos actores loc~les para reaccionar frente ahilas p~esiones ejercidas sobre ellos por los acontecimientos de la "gran

stona" D di h b fi . · e e a reconstrucción surgen en esa sociedad local los

ene 1c1ados y lo d ' . '11 . s per edores de este juego. Los pr1meros son aque os ~e, .l!facdlas a sus estrategias más o menos acertadas y elaboradas en

~clonl el conocimiento que podían tener consiguieron controlar meJor a s·t ·, '

. . 1 uacion. En este sentido, el objeto del presente libro es escnb.rr una Partit~a local de una historia que ya fue escrita para otros espacios más amphos. En esta visión de la historia no funcionan, por lo

21/ !bid.

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.. ,~.·,.',,·~'', .. '.':,''· ,,,1

1

tanto, ni el modelo estructuralista ni el modelo funcionalista. El actor principal de esta historia viene entonces a ser la incertidumbre y las estrategias elaboradas por los individuos para protegerse de ella.

El segundo propósito de este libro son las estrategias mismas, o sea todas aquellas respuestas imaginadas para arreglárselas ante todo tipo de amenazas. Lo cierto es que estas amenazas están presentes ~n todos los escondrijos. De ahí también la diversidad de las protecCIO­nes imaginadas, que van desde la consulta hecha al exorcista a la inversión en lo espiritual y lo sagrado, pasando por estrategias de los llamados "frentes de parentesco" destinados a prevenir todos los riesgos y conseguir algunas garantías. En cierta forma, lo qu~ revela este planteamiento es la existencia de una verdadera obsesión por protegerse contra toda una variedad de amenazas, ya sean alimenti­cias, económicas o demográficas, con sus repercusiones div~rsas, tanto familiares como políticas. Como explica G. Levi, el propósito ~e todas estas protecciones es prever, estabilizar y asegurar las relaciO­nes inestables que mantiene todo individuo con el exterior y, muchas veces, dentro del mismo grupo familiar:

Esta sociedad, como cualquier otra, está compuesta por indivi­duos conscientes del margen de imprevisibilidad en el que está organizado todo comportamiento; y la inseguridad no procede .sólo de la dificultad de prever el futuro sino también de la continua conciencia de disponer de informaciones limitadas sobre las fuerzas operantes en el medio social en que se debe vivir. Sin embar~o, no es ~na sociedad paralizada por la inseguridad, hostil a .todo n~sgo, pas1va o encerrada en valores inmóviles de autoprotecc1ón. MeJorar la previsibilidad para aumentar la seguridad es un potente motor de innovación técnica, psicológica y social, ( ... ).22

/

Todo lo que contribuye a reducir dicha incertidumbre se encue~~a movilizado por estos individuos, ya se trate de tierra, de producCI : agrícola, de ganancias y salarios, de alianzas, de solidaridades Y h?s a del mismo cielo. Ellos no obedecen a racionalidades abstractas sin~~ de manera más sencilla intentan alcanzar la mejor solución dentro

' · o son su contexto particular. En este sentido, estas estrategtas n

22¡ L evi, op. cit., pp. 61-62.

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generales y dan lugar a dudas sobre algunas de las hipótesis que una visión desde lejos, menos microscópica, nos ha acostumbrado a aceptar.21

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El primer objetivo fijado por el propio autor es poner de relieve 1~ importancia de la banalidad y de la normalidad. No se in1pone aqu1 ninguna dramatización especial para acceder a la realidad social. Su objetivo viene a ser, mediante la normalidad reivindicada, observar las realidades que no se podrían observar en contextos de crisis. ?· Levi propone claramente, por tanto, otra mirada sobre el pasado. Sin desestimar los grandes acontecimientos históricos de la época -tales como guerras, la afirmación del Estado o las rivalidades entre los grandes linajes aristocráticos-, le interesa sobre todo observar lo cotidiano. Sin embargo, esto no significa que el mundo observ~do quede al margen de toda esta "gran historia", como si se mantuviera replegado sobre sí mismo y aislado. Para G. Levi no existe tal antago­nismo entre lo local y lo global, entre lo macro y lo micro, entre la grande Y la pequeña historia.

Interesarse por acontecimientos minúsculos y sin otra pretensión más que la exclusivamente local -el mercado de la tierra, el crédito l~c~, .el devenir de grupos familiares o la lucha por el poder local-, n~ Slgnüica ,ue se encierre en esta realidad. Todos estos hechos son en SI

detalles Infimos y, considerados en forma individual, no presentan mayor interés. Éste surge de la confrontación de todos ellos que es lo que, ~ermite darle sentido, lo que permite reconstruir el juego social Y político dentro del espacio considerado y sobre todo, develar las respues~s imaginadas por estos actores loc~les para reaccionar frente ahilas p~esiones ejercidas sobre ellos por los acontecimientos de la "gran

stona" D di h b fi . · e e a reconstrucción surgen en esa sociedad local los

ene 1c1ados y lo d ' . '11 . s per edores de este juego. Los pr1meros son aque os ~e, .l!facdlas a sus estrategias más o menos acertadas y elaboradas en

~clonl el conocimiento que podían tener consiguieron controlar meJor a s·t ·, '

. . 1 uacion. En este sentido, el objeto del presente libro es escnb.rr una Partit~a local de una historia que ya fue escrita para otros espacios más amphos. En esta visión de la historia no funcionan, por lo

21/ !bid.

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tanto, ni el modelo estructuralista ni el modelo funcionalista. El actor principal de esta historia viene entonces a ser la incertidumbre y las estrategias elaboradas por los individuos para protegerse de ella.

El segundo propósito de este libro son las estrategias mismas, o sea todas aquellas respuestas imaginadas para arreglárselas ante todo tipo de amenazas. Lo cierto es que estas amenazas están presentes ~n todos los escondrijos. De ahí también la diversidad de las protecCIO­nes imaginadas, que van desde la consulta hecha al exorcista a la inversión en lo espiritual y lo sagrado, pasando por estrategias de los llamados "frentes de parentesco" destinados a prevenir todos los riesgos y conseguir algunas garantías. En cierta forma, lo qu~ revela este planteamiento es la existencia de una verdadera obsesión por protegerse contra toda una variedad de amenazas, ya sean alimenti­cias, económicas o demográficas, con sus repercusiones div~rsas, tanto familiares como políticas. Como explica G. Levi, el propósito ~e todas estas protecciones es prever, estabilizar y asegurar las relaciO­nes inestables que mantiene todo individuo con el exterior y, muchas veces, dentro del mismo grupo familiar:

Esta sociedad, como cualquier otra, está compuesta por indivi­duos conscientes del margen de imprevisibilidad en el que está organizado todo comportamiento; y la inseguridad no procede .sólo de la dificultad de prever el futuro sino también de la continua conciencia de disponer de informaciones limitadas sobre las fuerzas operantes en el medio social en que se debe vivir. Sin embar~o, no es ~na sociedad paralizada por la inseguridad, hostil a .todo n~sgo, pas1va o encerrada en valores inmóviles de autoprotecc1ón. MeJorar la previsibilidad para aumentar la seguridad es un potente motor de innovación técnica, psicológica y social, ( ... ).22

/

Todo lo que contribuye a reducir dicha incertidumbre se encue~~a movilizado por estos individuos, ya se trate de tierra, de producCI : agrícola, de ganancias y salarios, de alianzas, de solidaridades Y h?s a del mismo cielo. Ellos no obedecen a racionalidades abstractas sin~~ de manera más sencilla intentan alcanzar la mejor solución dentro

' · o son su contexto particular. En este sentido, estas estrategtas n

22¡ L evi, op. cit., pp. 61-62.

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totalmente libres ya que son determinadas por los apremios propios del mundo en el que se mueven. Sin embargo, G. Levi considera que estas obligaciones dejan siempre la posibilidad de intersticios, de ambigüedades, de las que los individuos son capaces de aprovechar­se. Elaboran, entonces, soluciones y deciden modos de actuación, aunque éstos sean mayormente de implicación colectiva. Sea cual fuera, sin embargo, la iniciativa tomada, su finalidad sigue siendo siempre la misma: la supervivencia del grupo, la perpetuación de una situación alcanzada o el control sobre el entorno ...

Con el fin de alcanzar su propósito, el historiador hace la apuesta de la complejidad en su reconstrucción del campo social. Según su punto de vista, el observador no tiene por qué interpretar la realidad histórica exclusivamente con los instrumentos de los que dispone -o sea las fuentes-, que tienen el gran defecto de ofrecer muy a menudo una visión simplificadora de ésta. Alcanzar la complejidad supone entonces multiplicar las variables con el fin de intentar identificar eventuales regularidades. En esta perspectiva, G. Levi rechaza el planteamiento de las monografías clásicas que proponen inevitablemente una lectura que sigue siempre un camino unívoco: marco administrativo y político, contexto humano y demográfico, realidades económicas y caracteres culturales. Para él, el contexto en que se inscribe la historia que pretende res ti tu ir no es único sino polifacético. De esta concepción del contexto surge la propuesta de la variabilidad de los mismos, remitiéndose a la multiplicidad y a la complejidad de los intereses en juego. En el caso del análisis de las posturas políticas, esta concepción permite tomar en cuenta las interferencias entre los distintos niveles de a~álisis: desde lo local hasta lo supranacional, pasando por los niveles Intermedios de lo regional y de lo nacional.

Lo mismo sucede con el tema de la reconstrucción de las jerarquías sociales. Durante la década de 1960 se llevó a cabo un debate, en cierta forma hoy tradicional y quizás anticuado aunque no del todo superado, entre las variables de lecturas exteriores a la sociedad estudiada -para ser rápido, lo podría calificar de modelo labroussien de reconstrucción de una sociedad utilizando criterios ajenos a ésta y por tanto neutros-

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y las variables endógenas a estas mismas sociedades -propuesta que en el campo de la historia defendía R. Mousnier y que, en cierta forma, fue retomada por la antropología histórica más recientemente­como pueden ser para una sociedad del Antiguo Régimen, los crite­rios de consideración social, los rangos, las órdenes o las clasificacio­nes socio-profesionales de la época.

Está claro que si G. Levi se inclina más bien hacia la segunda propuesta no la aplica tal cual, como lo demuestra su reflexión sobre la estructura y el funcionamiento de la familia tradicional: no la reduce al tema de la ca-residencia -dimensión sobre la cual insiste tradicionalmente la historiografía-,23

/ para abrir su análisis a. lo. q~e califica como "frentes de parentesco" y remite a parent~scos ficticios y/o simbólicos. 24/ En realidad, considera que es gracias a ellos que la incertidumbre contra la que todos pretenden defenderse puede ser combatida eficazmente. Más aún, da a esta estructura un contenido dinámico ya que se hacen y deshacen con facilid?d, se adaptan en función de los problemas que se pretenden soluciOD_?I· Est~s solidaridades no significan la invalidación de las jerarquias s~ciales definidas en términos económicos, como podía hacerlo la h~storiografía de Anales y que siguen teniendo un peso muy fue~te. Sin embargo, su identificación permite comprend~r las. es~ategias de grupos sociales cuya existencia no se reduce m a criteriOS con­tempo~áneos -como puede ser el de "clase social"- ni a criterios de la ~OCiedad considerada. Sobre todo, demuestra que los grupos s~cial~s pueden liberarse de marcos impuestos por su époc~, d.I~ers1ficar sus actividades y sus recursos para asegurar l~ transn:u­Sion, en parte oculta para el observador exterior, de su capital social ~~ n? pasar ésta necesariamente por el ejercicio de cargos de poder Institucional.

d G L · deJ·a A pesar de su interés evidente, este planteamiento e · e~ sin contestar uno de los problemas planteados sobre el acercannento

23/ Para el mundo latinoamericano, es el caso del modelo elaborado por D. Balm~ri,

S. F. Voss, M. Wortman, Las alianzas familiares y la formación delpafs enAménca Latina. México, FCE, 1990. 24/ L . . , l ev1, op. c1t , cap1tu o 2.

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totalmente libres ya que son determinadas por los apremios propios del mundo en el que se mueven. Sin embargo, G. Levi considera que estas obligaciones dejan siempre la posibilidad de intersticios, de ambigüedades, de las que los individuos son capaces de aprovechar­se. Elaboran, entonces, soluciones y deciden modos de actuación, aunque éstos sean mayormente de implicación colectiva. Sea cual fuera, sin embargo, la iniciativa tomada, su finalidad sigue siendo siempre la misma: la supervivencia del grupo, la perpetuación de una situación alcanzada o el control sobre el entorno ...

Con el fin de alcanzar su propósito, el historiador hace la apuesta de la complejidad en su reconstrucción del campo social. Según su punto de vista, el observador no tiene por qué interpretar la realidad histórica exclusivamente con los instrumentos de los que dispone -o sea las fuentes-, que tienen el gran defecto de ofrecer muy a menudo una visión simplificadora de ésta. Alcanzar la complejidad supone entonces multiplicar las variables con el fin de intentar identificar eventuales regularidades. En esta perspectiva, G. Levi rechaza el planteamiento de las monografías clásicas que proponen inevitablemente una lectura que sigue siempre un camino unívoco: marco administrativo y político, contexto humano y demográfico, realidades económicas y caracteres culturales. Para él, el contexto en que se inscribe la historia que pretende res ti tu ir no es único sino polifacético. De esta concepción del contexto surge la propuesta de la variabilidad de los mismos, remitiéndose a la multiplicidad y a la complejidad de los intereses en juego. En el caso del análisis de las posturas políticas, esta concepción permite tomar en cuenta las interferencias entre los distintos niveles de a~álisis: desde lo local hasta lo supranacional, pasando por los niveles Intermedios de lo regional y de lo nacional.

Lo mismo sucede con el tema de la reconstrucción de las jerarquías sociales. Durante la década de 1960 se llevó a cabo un debate, en cierta forma hoy tradicional y quizás anticuado aunque no del todo superado, entre las variables de lecturas exteriores a la sociedad estudiada -para ser rápido, lo podría calificar de modelo labroussien de reconstrucción de una sociedad utilizando criterios ajenos a ésta y por tanto neutros-

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y las variables endógenas a estas mismas sociedades -propuesta que en el campo de la historia defendía R. Mousnier y que, en cierta forma, fue retomada por la antropología histórica más recientemente­como pueden ser para una sociedad del Antiguo Régimen, los crite­rios de consideración social, los rangos, las órdenes o las clasificacio­nes socio-profesionales de la época.

Está claro que si G. Levi se inclina más bien hacia la segunda propuesta no la aplica tal cual, como lo demuestra su reflexión sobre la estructura y el funcionamiento de la familia tradicional: no la reduce al tema de la ca-residencia -dimensión sobre la cual insiste tradicionalmente la historiografía-,23

/ para abrir su análisis a. lo. q~e califica como "frentes de parentesco" y remite a parent~scos ficticios y/o simbólicos. 24/ En realidad, considera que es gracias a ellos que la incertidumbre contra la que todos pretenden defenderse puede ser combatida eficazmente. Más aún, da a esta estructura un contenido dinámico ya que se hacen y deshacen con facilid?d, se adaptan en función de los problemas que se pretenden soluciOD_?I· Est~s solidaridades no significan la invalidación de las jerarquias s~ciales definidas en términos económicos, como podía hacerlo la h~storiografía de Anales y que siguen teniendo un peso muy fue~te. Sin embargo, su identificación permite comprend~r las. es~ategias de grupos sociales cuya existencia no se reduce m a criteriOS con­tempo~áneos -como puede ser el de "clase social"- ni a criterios de la ~OCiedad considerada. Sobre todo, demuestra que los grupos s~cial~s pueden liberarse de marcos impuestos por su époc~, d.I~ers1ficar sus actividades y sus recursos para asegurar l~ transn:u­Sion, en parte oculta para el observador exterior, de su capital social ~~ n? pasar ésta necesariamente por el ejercicio de cargos de poder Institucional.

d G L · deJ·a A pesar de su interés evidente, este planteamiento e · e~ sin contestar uno de los problemas planteados sobre el acercannento

23/ Para el mundo latinoamericano, es el caso del modelo elaborado por D. Balm~ri,

S. F. Voss, M. Wortman, Las alianzas familiares y la formación delpafs enAménca Latina. México, FCE, 1990. 24/ L . . , l ev1, op. c1t , cap1tu o 2.

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a la realidad social, a saber, el de la representatividad de la muestra escogida de cierta forma arbitrariamente. Este procedimiento rompe con la repuesta habitual de Anales, o sea mediante la cuantificación. Prefiere forjar y utilizar, junto con Carla Ginzburg, los conceptos de "excepcional normal" y de "paradigma del indicio". 251 Con G. Le vi y los microanalistas, la respuesta supone un desplazamiento del problema al considerar que la ejemplaridad en el campo social no se reduce a lo puramente estadístico y cuantitativo. Más aún, reniegan en cierta forma hasta de la idea de que exista una forma única de ejemplaridad. Proponen más bien la idea de una elaboración de modelos, de lógicas, de dinámicas a partir de algunos ejemplos tomados entre varios otros posibles. Esto les permite identificar, entre los distintos casos considerados y modelos elaborados, algunas regularidades en los comportamientos colectivos.

Desde esta perspectiva, la verificación no es por lo tanto estadís­tica sino más bien de tipo operativo, al observar cómo se comporta una variable concreta inserta en un contexto particular. Si al repetir el e~perimento en otro contexto se consigue una respuesta idéntica, se c?~pone en~onces de un elemento que permite pasar a la modeli­zaclon. Este Juego de experimentos va asociado al juego de las escalas entre las cuales están insertados los actores sociales. La contextualización es, entonces, un ejercicio que pone en evidencia el carácter polifacético de estos distintos contextos al considerar , ' que estos se revelan al observador como encajados y superpuestos unos con otros.

. El microanál~sis aquí presentado a través la propuesta de G. Le vi VIene entonces a. ~ustrar la renovación historiográfica que su pone ese enfoqu~ en relacion con la historia heredada de los Anales. Sin romper necesariamente con ella, propone abandonar la dominación tanto de l~s ~s?'ucturas como de lo cuantitativo para acercarse a la realidad histonca desde nuevos paradigmas metodológicos. Sin embargo, al p_retender ser sólo una forma de historia tentativa, experimental y singular, los resultados conseguidos mediante el microanálisis tienen

25/ Ver artículos de Cario Ginzburg sobre este tema.

66

que ser confrontados, en un segundo tiempo, con la historia global. Este vaivén entre lo micro y lo macro constituye, en cierta forma, el medio para confirmar y validar los resultados conseguidos mediante un experimento metodológico. En ese sentido, microanálisis y macro­historia son dos caminos distintos pero no contradictorios, al desembo­car en un mismo proceso de elaboración del conocimiento histórico.

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a la realidad social, a saber, el de la representatividad de la muestra escogida de cierta forma arbitrariamente. Este procedimiento rompe con la repuesta habitual de Anales, o sea mediante la cuantificación. Prefiere forjar y utilizar, junto con Carla Ginzburg, los conceptos de "excepcional normal" y de "paradigma del indicio". 251 Con G. Le vi y los microanalistas, la respuesta supone un desplazamiento del problema al considerar que la ejemplaridad en el campo social no se reduce a lo puramente estadístico y cuantitativo. Más aún, reniegan en cierta forma hasta de la idea de que exista una forma única de ejemplaridad. Proponen más bien la idea de una elaboración de modelos, de lógicas, de dinámicas a partir de algunos ejemplos tomados entre varios otros posibles. Esto les permite identificar, entre los distintos casos considerados y modelos elaborados, algunas regularidades en los comportamientos colectivos.

Desde esta perspectiva, la verificación no es por lo tanto estadís­tica sino más bien de tipo operativo, al observar cómo se comporta una variable concreta inserta en un contexto particular. Si al repetir el e~perimento en otro contexto se consigue una respuesta idéntica, se c?~pone en~onces de un elemento que permite pasar a la modeli­zaclon. Este Juego de experimentos va asociado al juego de las escalas entre las cuales están insertados los actores sociales. La contextualización es, entonces, un ejercicio que pone en evidencia el carácter polifacético de estos distintos contextos al considerar , ' que estos se revelan al observador como encajados y superpuestos unos con otros.

. El microanál~sis aquí presentado a través la propuesta de G. Le vi VIene entonces a. ~ustrar la renovación historiográfica que su pone ese enfoqu~ en relacion con la historia heredada de los Anales. Sin romper necesariamente con ella, propone abandonar la dominación tanto de l~s ~s?'ucturas como de lo cuantitativo para acercarse a la realidad histonca desde nuevos paradigmas metodológicos. Sin embargo, al p_retender ser sólo una forma de historia tentativa, experimental y singular, los resultados conseguidos mediante el microanálisis tienen

25/ Ver artículos de Cario Ginzburg sobre este tema.

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que ser confrontados, en un segundo tiempo, con la historia global. Este vaivén entre lo micro y lo macro constituye, en cierta forma, el medio para confirmar y validar los resultados conseguidos mediante un experimento metodológico. En ese sentido, microanálisis y macro­historia son dos caminos distintos pero no contradictorios, al desembo­car en un mismo proceso de elaboración del conocimiento histórico.

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A. Introducción

Reflexiones sobre la historia regional Arturo Taracen a Arriola * 1

El P~o.ceso de unificación política de los Estados modernos se dio en Amenca Latina a lo largo del siglo XIX sin tener mayormente en cuenta las realidades geográficas, étnicas y económicas prevalecien­tes. Ello produjo desarticulaciones, duplicaciones y superposiciones en las relaciones territoriales, haciendo de la conflictividad la norma de comportamiento en torno a ellas. Los nuevos gobernantes, tanto conservadores como liberales, dieron por sentado que la soberanía del Estado republicano habría de resolver las contradicciones surgidas, cuando en la realidad lo que hizo fue aumentar la confusión en torno a la construcción territorial en aras de la "unidad política"·

En general, la experiencia histórica latinoamericana demuestra qu~ la unificación política significó la desestructuración de las regtones tanto en la experiencia republicana federal como en la centralista. En la medida en que se fueron extendiendo los poderes centralizadores se debilitaron los poderes regionales Y locales. De ahí, que al pasar a la etapa de construcción de los Estadó-nación en la seg~nda mitad de ese siglo, el concepto de "comunidad in;aginada nac1onal" -para utilizar la fórmula de Benedict Anderson-, 1 tomó el rumbo de lo que las elites gobernantes querían que significase Y que,

·¡ Guatemalteco. Historiador. Investigador de CIRMA. t¡ Benedict Anderson. Comunidades Imaginadas. México: Fondo de Cultura Económica, 1993.

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A. Introducción

Reflexiones sobre la historia regional Arturo Taracen a Arriola * 1

El P~o.ceso de unificación política de los Estados modernos se dio en Amenca Latina a lo largo del siglo XIX sin tener mayormente en cuenta las realidades geográficas, étnicas y económicas prevalecien­tes. Ello produjo desarticulaciones, duplicaciones y superposiciones en las relaciones territoriales, haciendo de la conflictividad la norma de comportamiento en torno a ellas. Los nuevos gobernantes, tanto conservadores como liberales, dieron por sentado que la soberanía del Estado republicano habría de resolver las contradicciones surgidas, cuando en la realidad lo que hizo fue aumentar la confusión en torno a la construcción territorial en aras de la "unidad política"·

En general, la experiencia histórica latinoamericana demuestra qu~ la unificación política significó la desestructuración de las regtones tanto en la experiencia republicana federal como en la centralista. En la medida en que se fueron extendiendo los poderes centralizadores se debilitaron los poderes regionales Y locales. De ahí, que al pasar a la etapa de construcción de los Estadó-nación en la seg~nda mitad de ese siglo, el concepto de "comunidad in;aginada nac1onal" -para utilizar la fórmula de Benedict Anderson-, 1 tomó el rumbo de lo que las elites gobernantes querían que significase Y que,

·¡ Guatemalteco. Historiador. Investigador de CIRMA. t¡ Benedict Anderson. Comunidades Imaginadas. México: Fondo de Cultura Económica, 1993.

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por lo general, expresó los intereses capitalinos de dichos Estados­nación.

La aparición de elites regionales, con sus propias reivindicaciones económicas y culturales, levantó el espectro de la desunión nacional, una imagen fatal para Estados con una vocación eminentemente centralista. El resultado fue una sucesión de gobiernos nacionales autoritarios. De ahí que el nacionalismo y toda la religión cívica que lo acompañaba, incluyendo el papel de los sistemas educativos, tendiesen a sobresaltar una historiografía magnificadora de esas elites gobernan­tes Y del papel histórico de los hechos capitalinos. La historia que usualmente se hace es la historia nacional y el foco de los aconteci­mientos es sobre todo geográficocentro, eminentemente capitalino. Secundariamente, se recurre al papel jugado por las regiones, las provincias, los departamentos, los municipios.

Sin embargo, tales efectos centralizadores no han podido borrar los rasgos básicos de las realidades geográficas, étnicas, culturales Y económicas de esas regiones y territorios. Estudiarlos y dimensionar­los es, por tanto, la tarea de los historiadores y las historiadoras que buscan comprender la realidad nacional desde el estudio de lo regional Y de lo local. Contribuir a ello es el propósito metodológico de este breve ensayo.

B. La regi6n en las ciencias sociales

Empecemos por señalar que, desde el punto de vista de las ciencias ~~CI~e~, el tér~n? ;egión es polisémico. Es decir, tiene diferentes

finiciones o significados de acuerdo a las disciplinas.

Históricamente deriva del vocablo latín regio, que está etimológi­c~ente conectado con el término regere, que quiere decir "dirigir, rar, mandar, trazar límites, frontera, comarca". De ahí que de él se esprendan tres contenidos:

• el de autoridad • el de límites

• el de territorio

70

Es decir, en lo que concierne a las ciencias sociales, región tiene de forma inherente los componentes político y geográfico.

Es, pues, una categoría administrativa, que implica la definición de un territorio y sus consiguientes límites, con una organización social y ~a geografía propios. Más adelante, se verá que a esos componentes se anaden otros más: el económico, el cultural, el político y el histórico.

. ~l diccionario francés Le Petit Robert indica que, si bien la palabra regio~ ... aparece desde 1380, la palabra regional solamente tiene la acepc1on moderna relativa al surgimiento histórico de las regiones has~a 1848. Luego, le siguen regionalismo, que surge en 1875, regio­nalista en 1906, regionalizar en 1929 y regionalización en 1960.

A su vez, se pueden distinguir cinco escalas en el uso del término región:

supranacional, cuando hablamos que Europa o Centroamérica son regiones.

infranacional, la Huasteca mexicana, la Occitania francesa, Los Altos de Guatemala, la Nicoya costarricense.

infrarregional, la huasteca potosina, el Languedoc francés, Quet­zaltenango y Guanacaste, para estos casos.

ad~inistrativa, como sería el caso contemporáneo del Midf­Pyrenées francés o la Castilla-La Mancha española.

L~ escala urbana, que trata más bien de zonas referidas a servi­Cios.

Hablar de las regiones a la escala supro.nacional es muy frec~~nte en lo~ estudios económicos, demográficos, geográficos Y geopolí~cos. Un _eJe~plo es el trabajo investigativo de Noelle Demyk sobre ~s territorios del Estado-nación en América Central. Una problemática regional", el cual analiza la construcción de las identidades nacionales desde la perspectiva del espacio ístmico, entendido éste como una región.2

/

21 En Arturo Taracena Arriola y Jean Piel. Identidades y Estado Nacional en Centroamérica. San José: Editorial Universidad Costa Rica, 1995, pp. 13-28.

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por lo general, expresó los intereses capitalinos de dichos Estados­nación.

La aparición de elites regionales, con sus propias reivindicaciones económicas y culturales, levantó el espectro de la desunión nacional, una imagen fatal para Estados con una vocación eminentemente centralista. El resultado fue una sucesión de gobiernos nacionales autoritarios. De ahí que el nacionalismo y toda la religión cívica que lo acompañaba, incluyendo el papel de los sistemas educativos, tendiesen a sobresaltar una historiografía magnificadora de esas elites gobernan­tes Y del papel histórico de los hechos capitalinos. La historia que usualmente se hace es la historia nacional y el foco de los aconteci­mientos es sobre todo geográficocentro, eminentemente capitalino. Secundariamente, se recurre al papel jugado por las regiones, las provincias, los departamentos, los municipios.

Sin embargo, tales efectos centralizadores no han podido borrar los rasgos básicos de las realidades geográficas, étnicas, culturales Y económicas de esas regiones y territorios. Estudiarlos y dimensionar­los es, por tanto, la tarea de los historiadores y las historiadoras que buscan comprender la realidad nacional desde el estudio de lo regional Y de lo local. Contribuir a ello es el propósito metodológico de este breve ensayo.

B. La regi6n en las ciencias sociales

Empecemos por señalar que, desde el punto de vista de las ciencias ~~CI~e~, el tér~n? ;egión es polisémico. Es decir, tiene diferentes

finiciones o significados de acuerdo a las disciplinas.

Históricamente deriva del vocablo latín regio, que está etimológi­c~ente conectado con el término regere, que quiere decir "dirigir, rar, mandar, trazar límites, frontera, comarca". De ahí que de él se esprendan tres contenidos:

• el de autoridad • el de límites

• el de territorio

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Es decir, en lo que concierne a las ciencias sociales, región tiene de forma inherente los componentes político y geográfico.

Es, pues, una categoría administrativa, que implica la definición de un territorio y sus consiguientes límites, con una organización social y ~a geografía propios. Más adelante, se verá que a esos componentes se anaden otros más: el económico, el cultural, el político y el histórico.

. ~l diccionario francés Le Petit Robert indica que, si bien la palabra regio~ ... aparece desde 1380, la palabra regional solamente tiene la acepc1on moderna relativa al surgimiento histórico de las regiones has~a 1848. Luego, le siguen regionalismo, que surge en 1875, regio­nalista en 1906, regionalizar en 1929 y regionalización en 1960.

A su vez, se pueden distinguir cinco escalas en el uso del término región:

supranacional, cuando hablamos que Europa o Centroamérica son regiones.

infranacional, la Huasteca mexicana, la Occitania francesa, Los Altos de Guatemala, la Nicoya costarricense.

infrarregional, la huasteca potosina, el Languedoc francés, Quet­zaltenango y Guanacaste, para estos casos.

ad~inistrativa, como sería el caso contemporáneo del Midf­Pyrenées francés o la Castilla-La Mancha española.

L~ escala urbana, que trata más bien de zonas referidas a servi­Cios.

Hablar de las regiones a la escala supro.nacional es muy frec~~nte en lo~ estudios económicos, demográficos, geográficos Y geopolí~cos. Un _eJe~plo es el trabajo investigativo de Noelle Demyk sobre ~s territorios del Estado-nación en América Central. Una problemática regional", el cual analiza la construcción de las identidades nacionales desde la perspectiva del espacio ístmico, entendido éste como una región.2

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21 En Arturo Taracena Arriola y Jean Piel. Identidades y Estado Nacional en Centroamérica. San José: Editorial Universidad Costa Rica, 1995, pp. 13-28.

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La escala infranacional es más propia de los estudios históricos y la infrarregional y urbana, de los estudios sociológicos, geográficos y estadísticos. En este sentido las usa Anthony Giddens. 3/

Aún más, Sergio de la Peña4/ ha señalado cómo el término región

significa algo diferente según las diversas disciplinas sociales:

• los arqueólogos y etnólogos hablan de regiones culturales para indicar la distribución y difusión geográfica de rasgos Y patrones culturales (uso de utensilios, construcciones);

los biólogos hablan de regiones como propias a un ecosistema creado por un grupo de especies (los Pirineos, las islas Galápagos, etc.);

los economistas hablan de regiones en torno a la organiza~ión de recursos, población (por ejemplo, regiones petroleras, Primer Y Tercer Mundo, etc.);

los planificadores hablan de regiones desde el punto de los niveles de desarrollo (ejemplo, regiones pesqueras, vinícolas, etc.);

Lo,s ?e6grafos hablan de regiones como espacios vividos c~n un nummo .de coherencia humana y natural (las regiones ~unciona­les pro~Ias a las economías modernas, las regiones arraigadas de campesinos, las regiones urbanas, etc.); y, 1?,s hist~riadores hablamos de regiones en términ~s de cons?'uc­c~on social, con sus sistemas de propiedad y trabaJO, s~ patri~O­mo cultural y natural, sus formas de administración e Ideologia, sus simbologías, conciencia de espacio propio;

Por su parte, el colega mexicano Fernando Leal Carretero, 51 agrega que los lingüistas hablan de las regiones como espacios domina-

3/ Anthony Gidde Th e · · if structu . ns. e onstitution of society: outline of the theory o

4 mtion. Cambridge: Polity Press, 1984.

1 . En Pedro Herrero (Editor). Región e historia en México (1770-1850}. México: Instituto Mora, 1990. 5

/ Fe~ando L~al .~arretero. "Ubi regio eius ratio. Notas para un concepto oportumstadereg¡ón en Regiones, No.10. México, julio-diciembre de 1998. pp. 9-22.

72

dos por una lengua, distinguiendo aquéllas que son homogéneas de las heterogéneas (Ejemplo, la realidad guatemalteca, donde el país es considerado como hispanófono, pero a la vez, en ciertas de sus regiones el español es totalmente minoritario como en los territorios k' ichés, mam y k' ekchí).

Y o agregaría dos más, el uso de región por parte de los polfti.cos, para quienes una región es una división administrativa, decidida con el propósito de lograr la descentralización, pero ciertamente pensada sobre la realidad histórica de un Estado-nación. (Ejem­plo, la regionalización actual de Francia) .

Finalmente, la noción de los polfti.cos europeistas, quienes equi­paran dentro del concepto región a las regiones administrativas con las regiones históricas y las naciones sin Estado o "naciones internas", (Ejemplo, en España, Andalucía y Extremadura, com­paradas con Cataluña, País Vasco y Galicia, etc.), introduciendo una confusión que tiene un precio político y que indica las diferentes interpretaciones del término según lo utilicen los políticos españoles, los franceses o los italianos.

También me parece oportuno señalar aquí que lo local implica asimismo polisemia:

• Puede ser una aldea, un pueblo, una cabecera municipal, un municipio y hasta un departamento

• Puede ser estrictamente urbano o rural, o tener ambos elementos.

Igualmente, las diversas disciplinas sociales lo conciben de diferente forma. Por ejemplo, una diferenciación notable es la existen­te entre los antropólogos, para los que lo local está emi?ent~mente definido por su carácter comunitario, mientras que los historiadores lo definen a partir de su razón administrativa Y social.

¿Qué relación hay entre la región y Jo local? Indudablemente, la primera está compuesta por muchas localidades, pero no es la suma de ellas, sino su integración, en un espacio intermedio, en relación con el Estado-nacional.

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La escala infranacional es más propia de los estudios históricos y la infrarregional y urbana, de los estudios sociológicos, geográficos y estadísticos. En este sentido las usa Anthony Giddens. 3/

Aún más, Sergio de la Peña4/ ha señalado cómo el término región

significa algo diferente según las diversas disciplinas sociales:

• los arqueólogos y etnólogos hablan de regiones culturales para indicar la distribución y difusión geográfica de rasgos Y patrones culturales (uso de utensilios, construcciones);

los biólogos hablan de regiones como propias a un ecosistema creado por un grupo de especies (los Pirineos, las islas Galápagos, etc.);

los economistas hablan de regiones en torno a la organiza~ión de recursos, población (por ejemplo, regiones petroleras, Primer Y Tercer Mundo, etc.);

los planificadores hablan de regiones desde el punto de los niveles de desarrollo (ejemplo, regiones pesqueras, vinícolas, etc.);

Lo,s ?e6grafos hablan de regiones como espacios vividos c~n un nummo .de coherencia humana y natural (las regiones ~unciona­les pro~Ias a las economías modernas, las regiones arraigadas de campesinos, las regiones urbanas, etc.); y, 1?,s hist~riadores hablamos de regiones en términ~s de cons?'uc­c~on social, con sus sistemas de propiedad y trabaJO, s~ patri~O­mo cultural y natural, sus formas de administración e Ideologia, sus simbologías, conciencia de espacio propio;

Por su parte, el colega mexicano Fernando Leal Carretero, 51 agrega que los lingüistas hablan de las regiones como espacios domina-

3/ Anthony Gidde Th e · · if structu . ns. e onstitution of society: outline of the theory o

4 mtion. Cambridge: Polity Press, 1984.

1 . En Pedro Herrero (Editor). Región e historia en México (1770-1850}. México: Instituto Mora, 1990. 5

/ Fe~ando L~al .~arretero. "Ubi regio eius ratio. Notas para un concepto oportumstadereg¡ón en Regiones, No.10. México, julio-diciembre de 1998. pp. 9-22.

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dos por una lengua, distinguiendo aquéllas que son homogéneas de las heterogéneas (Ejemplo, la realidad guatemalteca, donde el país es considerado como hispanófono, pero a la vez, en ciertas de sus regiones el español es totalmente minoritario como en los territorios k' ichés, mam y k' ekchí).

Y o agregaría dos más, el uso de región por parte de los polfti.cos, para quienes una región es una división administrativa, decidida con el propósito de lograr la descentralización, pero ciertamente pensada sobre la realidad histórica de un Estado-nación. (Ejem­plo, la regionalización actual de Francia) .

Finalmente, la noción de los polfti.cos europeistas, quienes equi­paran dentro del concepto región a las regiones administrativas con las regiones históricas y las naciones sin Estado o "naciones internas", (Ejemplo, en España, Andalucía y Extremadura, com­paradas con Cataluña, País Vasco y Galicia, etc.), introduciendo una confusión que tiene un precio político y que indica las diferentes interpretaciones del término según lo utilicen los políticos españoles, los franceses o los italianos.

También me parece oportuno señalar aquí que lo local implica asimismo polisemia:

• Puede ser una aldea, un pueblo, una cabecera municipal, un municipio y hasta un departamento

• Puede ser estrictamente urbano o rural, o tener ambos elementos.

Igualmente, las diversas disciplinas sociales lo conciben de diferente forma. Por ejemplo, una diferenciación notable es la existen­te entre los antropólogos, para los que lo local está emi?ent~mente definido por su carácter comunitario, mientras que los historiadores lo definen a partir de su razón administrativa Y social.

¿Qué relación hay entre la región y Jo local? Indudablemente, la primera está compuesta por muchas localidades, pero no es la suma de ellas, sino su integración, en un espacio intermedio, en relación con el Estado-nacional.

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C. Historia y regi6n

Ahora entramos al punto sobre el que propongo reflexionar, sobre la noción de región desde la historia.

Primero, es imprescindible decir que la región surge ligada a la existencia de una dimensión espacial y otra temporal y que la articula­ción de ambas determina la caracterización de lo regional. El espacio que ocupa una región es un territorio en sí mismo. Pero, puede decirse que éste es un mosaico de espacios diferenciados y regidos por subsis­temas, que a veces gozan de autonomía y estabilidad.

Como lo recuerda Grégoire Métral6/ por su dimensión, un territo­

rio regional está compuesto a su vez por varios territorios -lo mismo que un Estado-, los que corresponden cada uno a un espacio percibi­do, vivido, en una palabra territorializado por el grupo social o los grupos sociales que los habitan y que puede conducir a fracciones del mismo en la larga duración.

Ello nos obliga a pensar en la diferencia que también existe entre el concepto de límite y el de frontera. El primero marca la existencia de una división administrativa o natural, mientras que el segundo se refiere a los espacios sociales que el límite produce y reproduce. El idioma inglés hace perfectamente la distinción entre border (espacio fronterizo), boundal}' (límite entre dos entidades territoriales) y fronti.er (límite entre dos países, estados o condados).

El segundo señala que la territorialidad de las regiones es, enton­~es, construcción política -en el sentido amplio del término y que 1nclu~e lo económico, lo militar, lo religioso y lo cultural-, por lo que constituy~ par~e de un imaginario de poder. O sea, se está frente a un proceso histórico, pues las regiones son construcciones sociales en el tiempo Y en el espacio, por lo que no se trata de determinismos geográficos o administrativos

lCómo definir desde la historia lo que se entiende conceptual­mente como una región?

6/ Grégoire Métral. "Réflexions sur les territorialités collectives dans un espace

transfrontalier" en Le Globe, 134. Geneve, 1994. pp. 27-30.

74

A mi juicio, quien mejor plantea la forma de teorizar sobre una región histórica, partiendo de la pregunta de si X región existe, es el historiador norteamericano Eric Van Young.7/Él parte de las conside­raciones siguientes:

• la región es una hipótesis que debemos probar, no una realidad que debemos asumir como dada; porque sí;

• Además, tomando la expresión de Claude Lévi-Strausse, es una realidad "buena para pensar".

De ahí, que el concepto histórico de región conlleve dos elemen­tos intrínsecos:

1) regionalidad, es decir la "cualidad de ser región". En pocas palabras, las circunstancias naturales, económicas e históricas que distinguen a ese espacio concreto y que pueden ser compara­das -en tanto que variables- con las de otra región, partiendo del análisis de diferentes fenómenos: • rasgos geográficos; • divisiones territoriales; • rutas comerciales; • flujos mercantiles; • redes clientelares; • redes familiares; • procesos de urbanización; • sentimiento de pertenencia; • patrimonio cultural; • patrimonio natural; • movimientos migratorios; • sistemas políticos;

2) regionalismo, es la identificación consciente cultural, política Y sentimental que sus habitantes han desarrollado en, ~a larga duración. La masa de comportamientos culturales Y pohticos del

71 Eric Van Young. Mexico s regions: comparotive histo¡y ~d developmen~. San Diego: UCSD, 1992 y "Haciendo historia regional. Consider~c10~es metodológ¡cas Y teóricas" en La crisis del poder colonial. México: Alianza Editorial, 1992.

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C. Historia y regi6n

Ahora entramos al punto sobre el que propongo reflexionar, sobre la noción de región desde la historia.

Primero, es imprescindible decir que la región surge ligada a la existencia de una dimensión espacial y otra temporal y que la articula­ción de ambas determina la caracterización de lo regional. El espacio que ocupa una región es un territorio en sí mismo. Pero, puede decirse que éste es un mosaico de espacios diferenciados y regidos por subsis­temas, que a veces gozan de autonomía y estabilidad.

Como lo recuerda Grégoire Métral6/ por su dimensión, un territo­

rio regional está compuesto a su vez por varios territorios -lo mismo que un Estado-, los que corresponden cada uno a un espacio percibi­do, vivido, en una palabra territorializado por el grupo social o los grupos sociales que los habitan y que puede conducir a fracciones del mismo en la larga duración.

Ello nos obliga a pensar en la diferencia que también existe entre el concepto de límite y el de frontera. El primero marca la existencia de una división administrativa o natural, mientras que el segundo se refiere a los espacios sociales que el límite produce y reproduce. El idioma inglés hace perfectamente la distinción entre border (espacio fronterizo), boundal}' (límite entre dos entidades territoriales) y fronti.er (límite entre dos países, estados o condados).

El segundo señala que la territorialidad de las regiones es, enton­~es, construcción política -en el sentido amplio del término y que 1nclu~e lo económico, lo militar, lo religioso y lo cultural-, por lo que constituy~ par~e de un imaginario de poder. O sea, se está frente a un proceso histórico, pues las regiones son construcciones sociales en el tiempo Y en el espacio, por lo que no se trata de determinismos geográficos o administrativos

lCómo definir desde la historia lo que se entiende conceptual­mente como una región?

6/ Grégoire Métral. "Réflexions sur les territorialités collectives dans un espace

transfrontalier" en Le Globe, 134. Geneve, 1994. pp. 27-30.

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A mi juicio, quien mejor plantea la forma de teorizar sobre una región histórica, partiendo de la pregunta de si X región existe, es el historiador norteamericano Eric Van Young.7/Él parte de las conside­raciones siguientes:

• la región es una hipótesis que debemos probar, no una realidad que debemos asumir como dada; porque sí;

• Además, tomando la expresión de Claude Lévi-Strausse, es una realidad "buena para pensar".

De ahí, que el concepto histórico de región conlleve dos elemen­tos intrínsecos:

1) regionalidad, es decir la "cualidad de ser región". En pocas palabras, las circunstancias naturales, económicas e históricas que distinguen a ese espacio concreto y que pueden ser compara­das -en tanto que variables- con las de otra región, partiendo del análisis de diferentes fenómenos: • rasgos geográficos; • divisiones territoriales; • rutas comerciales; • flujos mercantiles; • redes clientelares; • redes familiares; • procesos de urbanización; • sentimiento de pertenencia; • patrimonio cultural; • patrimonio natural; • movimientos migratorios; • sistemas políticos;

2) regionalismo, es la identificación consciente cultural, política Y sentimental que sus habitantes han desarrollado en, ~a larga duración. La masa de comportamientos culturales Y pohticos del

71 Eric Van Young. Mexico s regions: comparotive histo¡y ~d developmen~. San Diego: UCSD, 1992 y "Haciendo historia regional. Consider~c10~es metodológ¡cas Y teóricas" en La crisis del poder colonial. México: Alianza Editorial, 1992.

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ser regional. Es decir, las identidades regionales deben de buscar­se donde éstas se producen, son descritas y utilizadas por actores y/o por grupos sociales.

Sin embargo, como lo recuerda Robert Lafont, 8/ existe además el concepto contemporáneo de:

• regionalización, que parte de la existencia de un conjunto de regiones históricas que puede existir dentro de los espacios de los Estado-naciones modernos surgidos con la Revolución Francesa en la segunda mitad del siglo XVIII o que, actualmen­te, parte de la voluntad de descentralización administrativa de esos mismos Estados-nacionales. Regresaremos sobre esto último más adelante.

D. El surgimiento histórico de las regiones

Bernard Poche, 9/ quien ha historizado el surgimiento del fenómeno histórico de la región, concluye que éste surgió en Europa durante el siglo XVIII, suplantando en cierta manera al concepto de provin­cia, sin que fuese sinónimo de él por razones de la modernización política. Es decir, debido a su dimensión cultural y a su reacción política frente a la acción homogeneizadora y normativa del Estado moderno.

A medida que el Estado como institución -apoyándose en su legitimidad exclusiva y normalizadora- comenzó a interferir ya no sólo en la esfera jurídica sino en la vida cotidiana, económica y social, hizo surgir en las provincias europeas la noción de autonomía, es decir, de una soberanía parcial-que podía llegar a ser total-, dotada de un dominio de competencias reservadas y de una capacidad de reglamentación propias. Así surgió la problemática de las identidades regionales y con ella la necesidad del término, que pasó a designar la manifestación de un particularismo de origen histórico.

8/ Robert Lafont. La révolution régionaliste. Paris: Editions Gallimard, 1967.

9f Bemard Poche "Une définition sociologique de la région" en Cahiers Intemationaux de Sociologie, Vol. LXXIX, 1985.

76

En el caso hispanoamericano, la transferencia de la lógica admi­nistrativa de la Corona española habría de reproducir en el tiempo -segunda n1i tad del siglo XVIII- los factores históricos que dieron nacimiento a dicho fenómeno regional. A lo que Van Young agrega las características de la estructura de comercialización colonial. Para el caso mexicano de Guadalajara, Antonio !barra insiste en la espe­cialización productiva y comercial de los mercados regionales como elemento decisivo en su conformación.10/

Por su puesto, en ello incide la coincidencia con el nacimiento de los Estados-nación modernos. Como lo ha señalado BenedictAnder­son,

111 a finales del siglo XVIII, paralelamente a la idea de ciudadanía, el concepto de nación se constituyó como una comunidad imaginada, a la que se adscriben personalmente los individuos por medio de un proceso político, sin que corresponda necesariamente a la pertenencia a un Estado.

Asimismo, como lo ha demostrado Eric Hobsbawm12/ para el

Occidente, la creación de las Naciones tiene históricamente un origen estatal-por medio de diversos instrumentos: ejército, administración, edu~ación, imprenta, etc.- o a partir de las minorías intelectual~s nacionalistas en busca de la concretización de un Estado -por medio de leyendas, literatura, música, partidos independentistas, etc. Para su realización exitosa como comunidad imaginada, ambas posibilida­des históricas implican la realización de un diálogo retroalimentador entre las elites y los sectores populares, dinámica en la cual juega un papel importante la invención de tradiciones y el culto cívico (bande­ra, himnos, escudos, panteón de héroes, etcétera).

De esa forma, por una parte, el concepto moderno de Estado­nación surgido en las experiencias revolucionarias ha terminado por

10/ Antonio !barra. "La organización regional del mercado interno colonial

novohispano: la economía de Guadalajara, 1770-1804" en Anuario del IEHS. 9· México: Tandil, 1994. pp. 127-167. 11

/ Benedict Anderson. Op. cit. 12

/ Eric Hobsbawm. Naciones y nacionalismos despu~s de 1780. Barcelona: Crítica, 1992.

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ser regional. Es decir, las identidades regionales deben de buscar­se donde éstas se producen, son descritas y utilizadas por actores y/o por grupos sociales.

Sin embargo, como lo recuerda Robert Lafont, 8/ existe además el concepto contemporáneo de:

• regionalización, que parte de la existencia de un conjunto de regiones históricas que puede existir dentro de los espacios de los Estado-naciones modernos surgidos con la Revolución Francesa en la segunda mitad del siglo XVIII o que, actualmen­te, parte de la voluntad de descentralización administrativa de esos mismos Estados-nacionales. Regresaremos sobre esto último más adelante.

D. El surgimiento histórico de las regiones

Bernard Poche, 9/ quien ha historizado el surgimiento del fenómeno histórico de la región, concluye que éste surgió en Europa durante el siglo XVIII, suplantando en cierta manera al concepto de provin­cia, sin que fuese sinónimo de él por razones de la modernización política. Es decir, debido a su dimensión cultural y a su reacción política frente a la acción homogeneizadora y normativa del Estado moderno.

A medida que el Estado como institución -apoyándose en su legitimidad exclusiva y normalizadora- comenzó a interferir ya no sólo en la esfera jurídica sino en la vida cotidiana, económica y social, hizo surgir en las provincias europeas la noción de autonomía, es decir, de una soberanía parcial-que podía llegar a ser total-, dotada de un dominio de competencias reservadas y de una capacidad de reglamentación propias. Así surgió la problemática de las identidades regionales y con ella la necesidad del término, que pasó a designar la manifestación de un particularismo de origen histórico.

8/ Robert Lafont. La révolution régionaliste. Paris: Editions Gallimard, 1967.

9f Bemard Poche "Une définition sociologique de la région" en Cahiers Intemationaux de Sociologie, Vol. LXXIX, 1985.

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En el caso hispanoamericano, la transferencia de la lógica admi­nistrativa de la Corona española habría de reproducir en el tiempo -segunda n1i tad del siglo XVIII- los factores históricos que dieron nacimiento a dicho fenómeno regional. A lo que Van Young agrega las características de la estructura de comercialización colonial. Para el caso mexicano de Guadalajara, Antonio !barra insiste en la espe­cialización productiva y comercial de los mercados regionales como elemento decisivo en su conformación.10/

Por su puesto, en ello incide la coincidencia con el nacimiento de los Estados-nación modernos. Como lo ha señalado BenedictAnder­son,

111 a finales del siglo XVIII, paralelamente a la idea de ciudadanía, el concepto de nación se constituyó como una comunidad imaginada, a la que se adscriben personalmente los individuos por medio de un proceso político, sin que corresponda necesariamente a la pertenencia a un Estado.

Asimismo, como lo ha demostrado Eric Hobsbawm12/ para el

Occidente, la creación de las Naciones tiene históricamente un origen estatal-por medio de diversos instrumentos: ejército, administración, edu~ación, imprenta, etc.- o a partir de las minorías intelectual~s nacionalistas en busca de la concretización de un Estado -por medio de leyendas, literatura, música, partidos independentistas, etc. Para su realización exitosa como comunidad imaginada, ambas posibilida­des históricas implican la realización de un diálogo retroalimentador entre las elites y los sectores populares, dinámica en la cual juega un papel importante la invención de tradiciones y el culto cívico (bande­ra, himnos, escudos, panteón de héroes, etcétera).

De esa forma, por una parte, el concepto moderno de Estado­nación surgido en las experiencias revolucionarias ha terminado por

10/ Antonio !barra. "La organización regional del mercado interno colonial

novohispano: la economía de Guadalajara, 1770-1804" en Anuario del IEHS. 9· México: Tandil, 1994. pp. 127-167. 11

/ Benedict Anderson. Op. cit. 12

/ Eric Hobsbawm. Naciones y nacionalismos despu~s de 1780. Barcelona: Crítica, 1992.

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basarse en las ideas de progreso, racionalización y orden positivo, frente a la lucha de clases y al conflicto de intereses económicos. Se le ha reducido, entonces, a la reafirmación de la unidad nacional, dando paso al nacionalismo estatal. Un nacionalismo que muchas veces ha justificado la desestructuración de las regiones y sus sentimientos de pertenencia, los regionalismos. Así, como el caso de la propagación de sus íconos, su simbología cívica (banderas, himnos, escudos, panteo­nes, leyendas). Los casos de Occitania en Francia y de Los Altos en Guatemala son un buen ejemplo.

Por la otra, mientras en la tradición francesa y norteamericana, el concepto de nación se opuso al concepto de etnia, haciendo de la ciudadanía el valor universal, contrastando así modernidad y tradi­ción, en el caso alemán la etnicidad es la esencia de la nacionalidad. Ahora bien, es importante señalar que en ninguna sociedad modern~ existe una unidad cultural total exenta de cambios e intercambios, nl siquiera en el Japón.

E. Los cambios dialécticos en una región

Como ha apuntado Giddens, la región tiene su ritmo para ser Y no dejar de serlo, el cual se da en el tiempo largo (la "longue durée" braudeliana), que junto a la coyuntura, se vuelve necesaria en la investigación histórica -individual y colectiva- sobre lo local, lo regional y lo nacional.

Modestamente, considero que mi trabajo sobre Los Altos de Guatemala 13

/ demuestra que una región no es históricamente inmuta­ble en sus contornos territoriales, pues evoluciona siguiendo los movimientos de la conciencia colectiva, la que a su vez es sensible al desplazamiento de las relaciones económicas, políticas y sociales por causa de la construcción del Estado-nación, la cual conlleva:

• Los efectos políticos de la gestión central. Los éxitos o fracasos de la experiencia autonómica, la conversión de las elites regionales

13/ Arturo Taracena Aniola. Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. Los

Altos de Guatemala: de región a estado, 1740-1871. Guatemala: CIRMA, 1999.

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--~J

en clases nacionales pueden dar como resultado el fenómeno de la expansión o la contracción del espacio regional y el debilitamiento del sentimiento de pertenencia regional. (Ejemplo: el territorio norteño de Huehuetenango desarrolló -por razones económico­políticas- su propia autonomía o la misma elite de Quetzaltenango, gracias al café, pasó a ser una clase nacional a la que ya no le interesaba el control de la región sino de todo el país).

Los factores económicos que influyen directamente como en el caso altense guatemalteco se operaron en sus territorios sureños (del Pacífico), los cuales se vieron marcados por el nacimiento de una subregión cafetalera a partir del nacimiento de la Costa Cuca en el siglo XIX, tal y como lo ha demostrado Stefania Gallini.

14/

Los factores territoriales que, a nivel de los límites externos e internos construidos por la región de Los Altos van a sumarse a aquéllos que son de origen prehispánico, colonial Y republicano existentes en el territorio nacional guatemalteco, constru~e~d~ -cual palimpsesto- una lógica territorial no exenta de c.onflictiVI­dad debido a la sobreposición de mundos culturales diferentes.

F · Reflexiones metodológicas concretas sobre la región de Los Altos en Guatemala

A título de orientación, sintetizo los pasos metodológicos que fueron surgiendo del estudio sobre Los Altos para poder demostrar la hipótesis de su existencia como región históricamente hablando.

1. Constatación de la existencia de elementos histórico-culturales propios a la región y que impliquen la presencia de un regionalismo

• Un sentimiento de pertenencia a la región Y de palabras para designar a sus habitantes.

14/ Stefania Gallini La rivoluzione del caffe in un agrosistema Maya. Guatemala: 1830-1902: una storla ambientale. Tesis de Dottoratto di ricerca in Storia delle Americhe. Universita degli Studi di Genova, 2002.

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basarse en las ideas de progreso, racionalización y orden positivo, frente a la lucha de clases y al conflicto de intereses económicos. Se le ha reducido, entonces, a la reafirmación de la unidad nacional, dando paso al nacionalismo estatal. Un nacionalismo que muchas veces ha justificado la desestructuración de las regiones y sus sentimientos de pertenencia, los regionalismos. Así, como el caso de la propagación de sus íconos, su simbología cívica (banderas, himnos, escudos, panteo­nes, leyendas). Los casos de Occitania en Francia y de Los Altos en Guatemala son un buen ejemplo.

Por la otra, mientras en la tradición francesa y norteamericana, el concepto de nación se opuso al concepto de etnia, haciendo de la ciudadanía el valor universal, contrastando así modernidad y tradi­ción, en el caso alemán la etnicidad es la esencia de la nacionalidad. Ahora bien, es importante señalar que en ninguna sociedad modern~ existe una unidad cultural total exenta de cambios e intercambios, nl siquiera en el Japón.

E. Los cambios dialécticos en una región

Como ha apuntado Giddens, la región tiene su ritmo para ser Y no dejar de serlo, el cual se da en el tiempo largo (la "longue durée" braudeliana), que junto a la coyuntura, se vuelve necesaria en la investigación histórica -individual y colectiva- sobre lo local, lo regional y lo nacional.

Modestamente, considero que mi trabajo sobre Los Altos de Guatemala 13

/ demuestra que una región no es históricamente inmuta­ble en sus contornos territoriales, pues evoluciona siguiendo los movimientos de la conciencia colectiva, la que a su vez es sensible al desplazamiento de las relaciones económicas, políticas y sociales por causa de la construcción del Estado-nación, la cual conlleva:

• Los efectos políticos de la gestión central. Los éxitos o fracasos de la experiencia autonómica, la conversión de las elites regionales

13/ Arturo Taracena Aniola. Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. Los

Altos de Guatemala: de región a estado, 1740-1871. Guatemala: CIRMA, 1999.

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en clases nacionales pueden dar como resultado el fenómeno de la expansión o la contracción del espacio regional y el debilitamiento del sentimiento de pertenencia regional. (Ejemplo: el territorio norteño de Huehuetenango desarrolló -por razones económico­políticas- su propia autonomía o la misma elite de Quetzaltenango, gracias al café, pasó a ser una clase nacional a la que ya no le interesaba el control de la región sino de todo el país).

Los factores económicos que influyen directamente como en el caso altense guatemalteco se operaron en sus territorios sureños (del Pacífico), los cuales se vieron marcados por el nacimiento de una subregión cafetalera a partir del nacimiento de la Costa Cuca en el siglo XIX, tal y como lo ha demostrado Stefania Gallini.

14/

Los factores territoriales que, a nivel de los límites externos e internos construidos por la región de Los Altos van a sumarse a aquéllos que son de origen prehispánico, colonial Y republicano existentes en el territorio nacional guatemalteco, constru~e~d~ -cual palimpsesto- una lógica territorial no exenta de c.onflictiVI­dad debido a la sobreposición de mundos culturales diferentes.

F · Reflexiones metodológicas concretas sobre la región de Los Altos en Guatemala

A título de orientación, sintetizo los pasos metodológicos que fueron surgiendo del estudio sobre Los Altos para poder demostrar la hipótesis de su existencia como región históricamente hablando.

1. Constatación de la existencia de elementos histórico-culturales propios a la región y que impliquen la presencia de un regionalismo

• Un sentimiento de pertenencia a la región Y de palabras para designar a sus habitantes.

14/ Stefania Gallini La rivoluzione del caffe in un agrosistema Maya. Guatemala: 1830-1902: una storla ambientale. Tesis de Dottoratto di ricerca in Storia delle Americhe. Universita degli Studi di Genova, 2002.

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Existencia de una tradición musical, artística y literaria y de un folclor propios de la región del país.

Historiografía sobre la región .

2. Estrategia inicial de investigación

En la economía colonial, Los Altos de Guatemala goza de una especialización económica: alimentos (frutas y legumbres), granos (trigo, maíz), textiles (lana y algodón), muebles y utensilios, la que cobra importancia a finales del siglo XVIII.

_.,_ Es una economía regional tributaria del sistema de produc­ción Y exportación de índigo, pero al mismo tiempo deja ~olúmenes de beneficio a la elite regional lo suficientemente Importantes para exigir elementos de trato igualitario frente al Consulado de Comercio.

~ Es una economía solar, en la que la ciudad de Quetzaltenan­go juega el papel de plaza central, a la que están subordina­dos los productores locales.

_.,_ Esa elite comercial y miliciana comienza a mediar en el d~sarrollo de la distribución de un contrabando a partir de la Vla de Campeche, que rivaliza con el contrabando provenien­te de Belice, en manos de la elite de la ciudad de Guatemala.

_.,_ Existencia de una lógica y un volumen considerable de r~partición de tierras realengas bastante importante desde finales del siglo XVIII.

~;tencia de un movimiento político-jurídico a través del sistema

1 e n~endencias y en las Cortes de Cádiz, que da como resultado t a ano mala fundación del Ayuntamiento de españoles de Quetzal­enango en 1806.

~ Existencia de un movimiento de reivindicación autonómica, el ~ual tiene una dimensión territorial integral y que comprende as alcaldías mayores de Quetzaltenango, Suchitepéquez,

Totonicapán y Sololá.

~ Constatación que el auge de las milicias se da en la región conforme a la integración de los ladinos a ellas y que estas

80

3.

milicias juegan un papel regional de control de los motines de indios . Ello les da una cierta autonomía frente a las mili­cias de la ciudad de Guatemala.

Puntos de amarre investigativo

Construcción de una prosopografía que demuestra que las perso­nas que acaparan las tierras son aquéllas que controlan el comercio regional, las que ejercen los puestos en el Ayuntamiento recién creado y en la comandancia de las milicias.

_.,_ El estudio de las alianzas matrimoniales demuestra una correlación entre éstas, la adquisición de la tierra y la ocupa­ción de cargos públicos. Construcción de una hegemonía política a partir de la ciudad de Quetzaltenango, capital de la alcaldía mayor de su nombre, pero con alianzas en las ciuda­des circunvecinas, cabeceras de otras alcaldías mayores.

Análisis de los discursos políticos en torno a la exigencia del ayuntamiento quetzalteco para dar un paso jurídico hacia conver­tirse en Intendencia, los que revelan demandas de autonomía frente al poder central ejercido por la ciudad de Guatemala.

- )o- El razonamiento base regionalista a partir del hecho de la existencia de un territorio, suficientemente poblado, con riquezas propias y un grupo dirigente preparado.

- )o- Utilización de un lenguaje de denuncia de la opresión de los funcionarios y comerciantes centrales guatemaltecos.

~ Constatación de cómo la elite local criolla absorbe a los funcionarios españoles o de otras provincias ame~ican~s por medio de alianzas matrimoniales, ampliando la lóg¡ca cliente-lista de la región.

Análisis de la actuación política de la elite guatemalteca en el paso del período colonial al republicano. - )o- Constatación de una política pro anexionista a México Y de

denuncia de la opresión guatemalteca.

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Existencia de una tradición musical, artística y literaria y de un folclor propios de la región del país.

Historiografía sobre la región .

2. Estrategia inicial de investigación

En la economía colonial, Los Altos de Guatemala goza de una especialización económica: alimentos (frutas y legumbres), granos (trigo, maíz), textiles (lana y algodón), muebles y utensilios, la que cobra importancia a finales del siglo XVIII.

_.,_ Es una economía regional tributaria del sistema de produc­ción Y exportación de índigo, pero al mismo tiempo deja ~olúmenes de beneficio a la elite regional lo suficientemente Importantes para exigir elementos de trato igualitario frente al Consulado de Comercio.

~ Es una economía solar, en la que la ciudad de Quetzaltenan­go juega el papel de plaza central, a la que están subordina­dos los productores locales.

_.,_ Esa elite comercial y miliciana comienza a mediar en el d~sarrollo de la distribución de un contrabando a partir de la Vla de Campeche, que rivaliza con el contrabando provenien­te de Belice, en manos de la elite de la ciudad de Guatemala.

_.,_ Existencia de una lógica y un volumen considerable de r~partición de tierras realengas bastante importante desde finales del siglo XVIII.

~;tencia de un movimiento político-jurídico a través del sistema

1 e n~endencias y en las Cortes de Cádiz, que da como resultado t a ano mala fundación del Ayuntamiento de españoles de Quetzal­enango en 1806.

~ Existencia de un movimiento de reivindicación autonómica, el ~ual tiene una dimensión territorial integral y que comprende as alcaldías mayores de Quetzaltenango, Suchitepéquez,

Totonicapán y Sololá.

~ Constatación que el auge de las milicias se da en la región conforme a la integración de los ladinos a ellas y que estas

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3.

milicias juegan un papel regional de control de los motines de indios . Ello les da una cierta autonomía frente a las mili­cias de la ciudad de Guatemala.

Puntos de amarre investigativo

Construcción de una prosopografía que demuestra que las perso­nas que acaparan las tierras son aquéllas que controlan el comercio regional, las que ejercen los puestos en el Ayuntamiento recién creado y en la comandancia de las milicias.

_.,_ El estudio de las alianzas matrimoniales demuestra una correlación entre éstas, la adquisición de la tierra y la ocupa­ción de cargos públicos. Construcción de una hegemonía política a partir de la ciudad de Quetzaltenango, capital de la alcaldía mayor de su nombre, pero con alianzas en las ciuda­des circunvecinas, cabeceras de otras alcaldías mayores.

Análisis de los discursos políticos en torno a la exigencia del ayuntamiento quetzalteco para dar un paso jurídico hacia conver­tirse en Intendencia, los que revelan demandas de autonomía frente al poder central ejercido por la ciudad de Guatemala.

- )o- El razonamiento base regionalista a partir del hecho de la existencia de un territorio, suficientemente poblado, con riquezas propias y un grupo dirigente preparado.

- )o- Utilización de un lenguaje de denuncia de la opresión de los funcionarios y comerciantes centrales guatemaltecos.

~ Constatación de cómo la elite local criolla absorbe a los funcionarios españoles o de otras provincias ame~ican~s por medio de alianzas matrimoniales, ampliando la lóg¡ca cliente-lista de la región.

Análisis de la actuación política de la elite guatemalteca en el paso del período colonial al republicano. - )o- Constatación de una política pro anexionista a México Y de

denuncia de la opresión guatemalteca.

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.._ Constatación de un papel de negociación de los diputados de Los Altos con las autoridades centroamericanas en el momen­to de fundación de la República Federal. -El punto central de negociación: la posibilidad jurídica de existencia de un Estado de Los Altos en el seno de la nueva república. -La exigencia de que las autoridades locales de los nuevos departamentos y los diputados que los representasen fuesen nativos de la región.

-.. Constatación de una sobrevivencia de la economía regional a pesar del desfondamiento de la economía añilera; resistencia al impacto del contrabando de telas de algodón inglesas a partir de la producción de telas de lana, más usada por los indígenas y los campesinos en general.

.._ Surgimiento de los primeros elementos culturales que desig­nan el fenómeno histórico: - Aparición del término alteño o altense para designar a los habitantes de la región. - Aparición de la prensa local: El Ciudadano, El Quetzal, El Cometa, La Gaceta de Los Altos, etc. -Aparición de una heráldica con base al quetzal, el trigo, la lana y los volcanes locales. - Nacimiento de un discurso histórico como elemento de desagravio a los K'iche's.

-.. Negociación de la hegemonía quetzalteca con otras ciudades de Los Altos por medio de acuerdos políticos intrarregionales Y frente al gobierno central.

Constatación de un proceso de Institucionalización de la sobera­nía y construcción del Estado de Los Altos.

.._ Declaración de Independencia en febrero de 1832 e instala­ción de una asamblea propia, que elige un ejecutivo y una corte de justicia.

-.. Remodelación de la territorialidad implantada por la Repú­blica Federal, la que había reducido las cuatro alcaldías

82

m a y ores en las que se componía el territorio de Los Altos a tres departamentos, dándole a la Alcaldía de Suchitepéquez el valor de departamento, con lo cual son cuatro los depar­tamentos al tenses.

_,..... Conciencia de sus fronteras externas con México y Guatemala.

.._ Creación y publicación de una simbología propia (bandera, escudo, himnos, fecha cívica, periódico oficial, imprenta, etc.).

.._ Constitución de un Ejército propio.

.._ Manejo de relaciones internacionales: México, Centroamérica.

.._ Negociación de una vicaria foránea de Los Altos en el seno de la Arquidiócesis de Guatemala.

~ Guerra con Guatemala .

Fenómenos desestructurantes de la región de Los Altos en la construcción del Estado nacional guatemalteco.

~ Oposiciones políticas internas con base en enfrentamientos de territorios que tuvieron una vida administrativa propia durante la Colonia o que fueron creados por la República: por ejemplo, la alcaldía de Huehuetenango, enfrentada a las alcaldías mayores de Totonicapán y Quetzaltenango.

~ Oposiciones sociales de las comunidades indígenas -sobre todo las que quedaron en los límites fronterizos entre el Estado de Los Altos y el de Guatemala-, a la idea de tener que tributar en un Estado y pagar derechos de comercio en otro, pues vivían del abasto a la ciudad de Guatemala.

~ Surgimiento de un cultivo tan importante como el café, que en sí mismo creo una subregión cafetalera -la Bocacosta o Costa Cuca-la cual produjo a su vez fenómenos políticos Y sociales propios.

~ La departamentalización continúa y los departamentos de Los Altos pasan de tres a cuatro en 1839 y de cuatro a ocho en 1866. Los departamentos nuevos son territorialmente más bastos que los antiguos.

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.._ Constatación de un papel de negociación de los diputados de Los Altos con las autoridades centroamericanas en el momen­to de fundación de la República Federal. -El punto central de negociación: la posibilidad jurídica de existencia de un Estado de Los Altos en el seno de la nueva república. -La exigencia de que las autoridades locales de los nuevos departamentos y los diputados que los representasen fuesen nativos de la región.

-.. Constatación de una sobrevivencia de la economía regional a pesar del desfondamiento de la economía añilera; resistencia al impacto del contrabando de telas de algodón inglesas a partir de la producción de telas de lana, más usada por los indígenas y los campesinos en general.

.._ Surgimiento de los primeros elementos culturales que desig­nan el fenómeno histórico: - Aparición del término alteño o altense para designar a los habitantes de la región. - Aparición de la prensa local: El Ciudadano, El Quetzal, El Cometa, La Gaceta de Los Altos, etc. -Aparición de una heráldica con base al quetzal, el trigo, la lana y los volcanes locales. - Nacimiento de un discurso histórico como elemento de desagravio a los K'iche's.

-.. Negociación de la hegemonía quetzalteca con otras ciudades de Los Altos por medio de acuerdos políticos intrarregionales Y frente al gobierno central.

Constatación de un proceso de Institucionalización de la sobera­nía y construcción del Estado de Los Altos.

.._ Declaración de Independencia en febrero de 1832 e instala­ción de una asamblea propia, que elige un ejecutivo y una corte de justicia.

-.. Remodelación de la territorialidad implantada por la Repú­blica Federal, la que había reducido las cuatro alcaldías

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m a y ores en las que se componía el territorio de Los Altos a tres departamentos, dándole a la Alcaldía de Suchitepéquez el valor de departamento, con lo cual son cuatro los depar­tamentos al tenses.

_,..... Conciencia de sus fronteras externas con México y Guatemala.

.._ Creación y publicación de una simbología propia (bandera, escudo, himnos, fecha cívica, periódico oficial, imprenta, etc.).

.._ Constitución de un Ejército propio.

.._ Manejo de relaciones internacionales: México, Centroamérica.

.._ Negociación de una vicaria foránea de Los Altos en el seno de la Arquidiócesis de Guatemala.

~ Guerra con Guatemala .

Fenómenos desestructurantes de la región de Los Altos en la construcción del Estado nacional guatemalteco.

~ Oposiciones políticas internas con base en enfrentamientos de territorios que tuvieron una vida administrativa propia durante la Colonia o que fueron creados por la República: por ejemplo, la alcaldía de Huehuetenango, enfrentada a las alcaldías mayores de Totonicapán y Quetzaltenango.

~ Oposiciones sociales de las comunidades indígenas -sobre todo las que quedaron en los límites fronterizos entre el Estado de Los Altos y el de Guatemala-, a la idea de tener que tributar en un Estado y pagar derechos de comercio en otro, pues vivían del abasto a la ciudad de Guatemala.

~ Surgimiento de un cultivo tan importante como el café, que en sí mismo creo una subregión cafetalera -la Bocacosta o Costa Cuca-la cual produjo a su vez fenómenos políticos Y sociales propios.

~ La departamentalización continúa y los departamentos de Los Altos pasan de tres a cuatro en 1839 y de cuatro a ocho en 1866. Los departamentos nuevos son territorialmente más bastos que los antiguos.

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4. Variedad y disponibilidad de fuentes

Con la creación del Estado de Guatemala, se adopta el sistema de departam.entalización francés, por lo que los archivos pasan a ser departamentales y municipales.15

/

Lectura de las Leyes de Guatemala que reflejan la acción jurídica del poder central frente al fenómeno regional (leyes de territoria­lización, aceptación de tratados políticos y militares, etc.).

En la década de 1880, cuando se crea el Archivo Nacional, que centraliza en él los archivos públicos, pero se deja un archivo regional en Quetzaltenango bajo la denominación Gobernación de Los Altos.

Los Archivos eclesiásticos están centralizados en el Archivo del Arzobispado y contienen la negociación con Los Altos en torno a la creación de la Vicaría foránea y la posterior creación de la Diócesis de Los Altos.

La Biblioteca Nacional existe, pero también la de la Universidad de Occidente en la década de 1890, que contiene importantes obras impresas en la región.

15

1 . En cuan~o ~~a definición y utilización del concepto departamento. surgido como un:dad de división tenitorial republicana durante la Revolución francesa, cabe senalar que éste apareció en Centroamérica ligado a la creación de la República Feder~ en 1824. La Asamblea Nacional Constituyente francesa había adoptado el 3 de noVIembre de 1789 los principios de distribución territorial en departamentos, distrito~ Y Il}unicipios, teniendo en cuenta la riqueza de la población, los medios de co~umcaclón Y todas las administraciones, de cualquier forma que fuesen, las que debian adaptarse al nuevo marco administrativo. Así, la Constitución del Estado de Guatemala de 1825 señalaba que, para "su administración y justicia", el Estado se enco~traba compuesto de diez distritos, los que por decreto de la Asamblea Co~tltuyente del Estado de 4 de noviembre del mismo año pasaron a estar integrados en Siete. ~~parlamentos en los que quedó dividido el territorio estatal guatemalteco. La ambiguedad en el uso de los conceptos departamento y distrito se mantuvo hasta 1?66, cuando el gobierno conservador emitió el "Acuerdo por medio del cual se dispone se adopte generalmente la denominación de departamentos para designar a las diferentes divisiones políticas de la República". Véase Arturo Taracena Arriola, Juan Pablo Pira y Celia Marcos. ws departamentos y la construcción del territorio nacional en Guatemala, 1825-2002. Guatemala: ASffiS/SOROS, 2003.

84

,-

Existencia de una cartografía de origen guatemalteco y europeo que registran históricamente la existencia de la región y al Estado de Los Al tos en el siglo XIX.

En 1 960 se crea la casa de la Cultura de Occidente, la que reúne archivos personales de familiares ligados a los dirigentes del antiguo Estado de Los Altos.

Monografías departamentales que no pueden escapar a la dimen­sión regional a pesar de estar restringidas a la circunscripción de departamento.

• Existencia de un folclor altense, registrado por la tradición popular y la tradición oral.

G. Conclusión

A posteriori, me ha parecido correcto poner en blanco y negro algunas de las ideas que sobre la historia regional he ido sistematizando a raíz de la publicación de Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indíge­na. Los Altos de Guatemala: de región a estado, 1740-1871. En esa obra me propuse ver la región altense como un laboratori~ para examinar la construcción histórico-social de esa región en función de comprender la historia nacional guatemalteca y, aún más, parte de la historia del istmo centroamericano en su conjunto.

Para tal fin, fui abordando de forma integrada los temas ?e la tenencia de la tierra, la construcción de la territorialidad, el funCiona­miento de las redes de poder, el surgimiento del sentimiento de pertenencia, el sistema de representaciones que lo acompaña, etcéte­ra, partiendo de una reflexión sobre el espacio en sí Y de los humanos que lo habitan. Es decir, territorios habitados por una o varias pobla­ciones imbuidas en los asuntos locales y regionales, relacionados ?0n los centros de poder nacionales y, aún, con los países centroamenca­nos y México.

El objetivo presentista era, a su vez, aportar una reflexión histórica al esfuerzo de reorganización de la comunidad política guatemalteca con base en las propuestas de regionalización. Debemos partir para ello

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4. Variedad y disponibilidad de fuentes

Con la creación del Estado de Guatemala, se adopta el sistema de departam.entalización francés, por lo que los archivos pasan a ser departamentales y municipales.15

/

Lectura de las Leyes de Guatemala que reflejan la acción jurídica del poder central frente al fenómeno regional (leyes de territoria­lización, aceptación de tratados políticos y militares, etc.).

En la década de 1880, cuando se crea el Archivo Nacional, que centraliza en él los archivos públicos, pero se deja un archivo regional en Quetzaltenango bajo la denominación Gobernación de Los Altos.

Los Archivos eclesiásticos están centralizados en el Archivo del Arzobispado y contienen la negociación con Los Altos en torno a la creación de la Vicaría foránea y la posterior creación de la Diócesis de Los Altos.

La Biblioteca Nacional existe, pero también la de la Universidad de Occidente en la década de 1890, que contiene importantes obras impresas en la región.

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1 . En cuan~o ~~a definición y utilización del concepto departamento. surgido como un:dad de división tenitorial republicana durante la Revolución francesa, cabe senalar que éste apareció en Centroamérica ligado a la creación de la República Feder~ en 1824. La Asamblea Nacional Constituyente francesa había adoptado el 3 de noVIembre de 1789 los principios de distribución territorial en departamentos, distrito~ Y Il}unicipios, teniendo en cuenta la riqueza de la población, los medios de co~umcaclón Y todas las administraciones, de cualquier forma que fuesen, las que debian adaptarse al nuevo marco administrativo. Así, la Constitución del Estado de Guatemala de 1825 señalaba que, para "su administración y justicia", el Estado se enco~traba compuesto de diez distritos, los que por decreto de la Asamblea Co~tltuyente del Estado de 4 de noviembre del mismo año pasaron a estar integrados en Siete. ~~parlamentos en los que quedó dividido el territorio estatal guatemalteco. La ambiguedad en el uso de los conceptos departamento y distrito se mantuvo hasta 1?66, cuando el gobierno conservador emitió el "Acuerdo por medio del cual se dispone se adopte generalmente la denominación de departamentos para designar a las diferentes divisiones políticas de la República". Véase Arturo Taracena Arriola, Juan Pablo Pira y Celia Marcos. ws departamentos y la construcción del territorio nacional en Guatemala, 1825-2002. Guatemala: ASffiS/SOROS, 2003.

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Existencia de una cartografía de origen guatemalteco y europeo que registran históricamente la existencia de la región y al Estado de Los Al tos en el siglo XIX.

En 1 960 se crea la casa de la Cultura de Occidente, la que reúne archivos personales de familiares ligados a los dirigentes del antiguo Estado de Los Altos.

Monografías departamentales que no pueden escapar a la dimen­sión regional a pesar de estar restringidas a la circunscripción de departamento.

• Existencia de un folclor altense, registrado por la tradición popular y la tradición oral.

G. Conclusión

A posteriori, me ha parecido correcto poner en blanco y negro algunas de las ideas que sobre la historia regional he ido sistematizando a raíz de la publicación de Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indíge­na. Los Altos de Guatemala: de región a estado, 1740-1871. En esa obra me propuse ver la región altense como un laboratori~ para examinar la construcción histórico-social de esa región en función de comprender la historia nacional guatemalteca y, aún más, parte de la historia del istmo centroamericano en su conjunto.

Para tal fin, fui abordando de forma integrada los temas ?e la tenencia de la tierra, la construcción de la territorialidad, el funCiona­miento de las redes de poder, el surgimiento del sentimiento de pertenencia, el sistema de representaciones que lo acompaña, etcéte­ra, partiendo de una reflexión sobre el espacio en sí Y de los humanos que lo habitan. Es decir, territorios habitados por una o varias pobla­ciones imbuidas en los asuntos locales y regionales, relacionados ?0n los centros de poder nacionales y, aún, con los países centroamenca­nos y México.

El objetivo presentista era, a su vez, aportar una reflexión histórica al esfuerzo de reorganización de la comunidad política guatemalteca con base en las propuestas de regionalización. Debemos partir para ello

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de una redefinición del territorio nacional en consonancia con la existencia de los hechos objetivos geográficos, culturales, sociales y económicos que lo componen y no con la de los intereses de los grupos dominantes. El éxito de la gobernabilidad futura de Guatemala y de muchos países latinoamericanos estará dado por este tipo de ejercicios político-administrativos basados en el respeto de la memoria y el patrimonio históricos.

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La otra bibliografía sobre los indígenas de Chiapas

Juan Pedro Viqueira ·¡

Sobre los indígenas de Chiapas y sobre el neozapatismo, se han escrito Y publicado decenas y decenas de libros, casi todos ellos con propósitos propagandísticos (a favor de uno u otro bando). Estos libros -hechos apresuradamente, tras breves estancias en Chiap.as Y en los que abundan los lugares comunes simplistas, los estereotipos reduccionistas, los análisis políticamente correctos Y los datos erróneos, falsos o de plano inventados-, han tenido un éxito sorpren­dente Y han creado una imagen de los indígenas de Chiapas que guarda escasa relación con la realidad .

. l!no podría suponer que el éxito de estos libros se debe a q~e ~o eXIstlan estudios serios y rigurosos sobre este Estado de la republica mexicana, lo que habría dejado el campo libre a los periodistas "com­prometidos", a los ideólogos en busca de una nueva causa política tras la caída del muro de Berlín y a los oportunistas de todo pelaje. Nada más falso: En los últimos veinte años, se han escrito y publicado una gran cantidad de investigaciones sobre Chiapas en general Y s~b~e ~us regiones indígenas en particular, muchas de ellas de lo más orlgm es y novedosas.

Para producir estos trabajos, la actual generación de estudios?s. ~e Chiapas ha tenido que enfrentar una compleja y heterogénea tradiclon

·¡ Mexicano. Historiador, profesor en el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México.

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de una redefinición del territorio nacional en consonancia con la existencia de los hechos objetivos geográficos, culturales, sociales y económicos que lo componen y no con la de los intereses de los grupos dominantes. El éxito de la gobernabilidad futura de Guatemala y de muchos países latinoamericanos estará dado por este tipo de ejercicios político-administrativos basados en el respeto de la memoria y el patrimonio históricos.

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La otra bibliografía sobre los indígenas de Chiapas

Juan Pedro Viqueira ·¡

Sobre los indígenas de Chiapas y sobre el neozapatismo, se han escrito Y publicado decenas y decenas de libros, casi todos ellos con propósitos propagandísticos (a favor de uno u otro bando). Estos libros -hechos apresuradamente, tras breves estancias en Chiap.as Y en los que abundan los lugares comunes simplistas, los estereotipos reduccionistas, los análisis políticamente correctos Y los datos erróneos, falsos o de plano inventados-, han tenido un éxito sorpren­dente Y han creado una imagen de los indígenas de Chiapas que guarda escasa relación con la realidad .

. l!no podría suponer que el éxito de estos libros se debe a q~e ~o eXIstlan estudios serios y rigurosos sobre este Estado de la republica mexicana, lo que habría dejado el campo libre a los periodistas "com­prometidos", a los ideólogos en busca de una nueva causa política tras la caída del muro de Berlín y a los oportunistas de todo pelaje. Nada más falso: En los últimos veinte años, se han escrito y publicado una gran cantidad de investigaciones sobre Chiapas en general Y s~b~e ~us regiones indígenas en particular, muchas de ellas de lo más orlgm es y novedosas.

Para producir estos trabajos, la actual generación de estudios?s. ~e Chiapas ha tenido que enfrentar una compleja y heterogénea tradiclon

·¡ Mexicano. Historiador, profesor en el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México.

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de investigaciones antropológicas sobre Chiapas ante la que han tenido que definirse críticamente.

En efecto, terminada la revolución mexicana, Los Altos de Chia­pas -caracterizados por su relativo aislamiento y por la presencia de una población que en su gran mayoría hablaba lenguas mayances­fueron considerados como un laboratorio social privilegiado para estudiar la supuesta supervivencia de sociedades prehispánicas Y como el ejemplo más dramático de lo que empezaba a denominarse el "problema indígena" de México. Así, antropólogos culturalistas (por lo general norteamericanos) en busca de "auténticos" indígenas que pudieran testimoniar de las prácticas y creencias de la esplendorosa civilización maya y antropólogos reformadores sociales (mexicanos casi todos ellos) que pretendían "integrar" a los indígenas a la cultura nacional y permitirles así beneficiarse de los logros sociales de la revolución mexicana y terminar con su aislamiento, margina­ción y pobreza, se volcaron a estudiar la región de Los Al tos de Chiapas. A pesar de lo que podría pensarse, no se dio una oposición entre ambas corrientes, sino que se complementaron la una con la otra: Los antropólogos reformistas habían sido formados en la antropología cultural norteamericana y, desde los cargos que ocupa­ban en las instituciones indigenistas, promovieron la realización de investigaciones académicas. Esperaban que, conociendo a profundi­dad la cultura de los indígenas, lograrían transformarla y suprimir aquellos rasgos que, a su juicio, impedían que los hablantes de lenguas mesoamericanas pudieran alcanzar el desarrollo económico y la plena incorporación al México moderno.

A partir de estos supuestos, se llevaron a cabo grandes proyectos colectivos de investigación antropológica en Chiapas, casi siempre limitados a la región de Los Altos. Los más importantes de éstos fueron: el coordinado por Alfonso Villa Rojas y Sol Tax (1942-1944); el de la Universidad de Chicago -encabezado por Norman McQuown y Julian Pitt-Rivers- (1956-1961); y finalmente el más duradero de todos, el de la Universidad de Harvard dirigido por Evon Z. Vogt (1957-1977).

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__ j

Tras la crisis política y social de 1968, llegó a Chiapas una nueva generación de investigadores, muy marcados por el movimiento estudiantil y la feroz y sangrienta represión de que fue objeto.

Estos investigadores -influenciados por el marxismo y con una actitud muy crítica ante la política indigenista y corporativa del Estado mexicano, y, a veces, animados de ideales revolucionarios­criticaron los estudios de comunidad e insistieron en que había que estudiar a los indígenas en su contexto regional, nacional e incluso internacional. Los indígenas, decían con razón, no eran un grupo aislado que se había mantenido al margen de los cambios históricos, sino que, por el contrario, su situación de pobreza y de discrimina­ción se explicaba como resultado de los mecanismos de explotación que favorecían a los terratenientes y comerciantes ladinos.

A pesar de que estos investigadores plantearon preguntas muy pertinentes (que habían sido pasadas por alto por los antropólogos culturalistas), su marxismo -a menudo dogmático- y sus ideales revolucionarios maniqueístas no les permitían dar cuenta de las complejidades y contradicciones de la vida de las comunidades indígenas.

A fines de los años de 1970 y en la década de 1980, las críticas a los planteamientos de culturalistas e indigenistas empezaron a dar frutos de calidad cuando los antropólogos (acompañados por alguno que otro historiador) tomaron distancia con respecto a la situación presente de los indígenas y se interesaron en su pasado. Este cambio de perspectiva era después de todo bastante coherente con las reflexiones de los antropólogos críticos de los '70: Si la situación del indígena era el resultado de las formas de explotación y dominación impuestas por la "sociedad mayor", dado que éstas estaban sujetas a un. cons~te cambio, los indígenas tenían una historia que era necesano estudiar para poder comprender mejor su situación presente.

Fue así que la historia de Chiapas conoció un desarrollo for~da­ble en la década de 1980. A partir de preguntas que tenían su ongen en la situación actual de los indígenas y en los debates políticos del momento, con una fuerte impronta de las teorías antropológicas en plena renovación y recurriendo a documentos de archivo, surgieron

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de investigaciones antropológicas sobre Chiapas ante la que han tenido que definirse críticamente.

En efecto, terminada la revolución mexicana, Los Altos de Chia­pas -caracterizados por su relativo aislamiento y por la presencia de una población que en su gran mayoría hablaba lenguas mayances­fueron considerados como un laboratorio social privilegiado para estudiar la supuesta supervivencia de sociedades prehispánicas Y como el ejemplo más dramático de lo que empezaba a denominarse el "problema indígena" de México. Así, antropólogos culturalistas (por lo general norteamericanos) en busca de "auténticos" indígenas que pudieran testimoniar de las prácticas y creencias de la esplendorosa civilización maya y antropólogos reformadores sociales (mexicanos casi todos ellos) que pretendían "integrar" a los indígenas a la cultura nacional y permitirles así beneficiarse de los logros sociales de la revolución mexicana y terminar con su aislamiento, margina­ción y pobreza, se volcaron a estudiar la región de Los Al tos de Chiapas. A pesar de lo que podría pensarse, no se dio una oposición entre ambas corrientes, sino que se complementaron la una con la otra: Los antropólogos reformistas habían sido formados en la antropología cultural norteamericana y, desde los cargos que ocupa­ban en las instituciones indigenistas, promovieron la realización de investigaciones académicas. Esperaban que, conociendo a profundi­dad la cultura de los indígenas, lograrían transformarla y suprimir aquellos rasgos que, a su juicio, impedían que los hablantes de lenguas mesoamericanas pudieran alcanzar el desarrollo económico y la plena incorporación al México moderno.

A partir de estos supuestos, se llevaron a cabo grandes proyectos colectivos de investigación antropológica en Chiapas, casi siempre limitados a la región de Los Altos. Los más importantes de éstos fueron: el coordinado por Alfonso Villa Rojas y Sol Tax (1942-1944); el de la Universidad de Chicago -encabezado por Norman McQuown y Julian Pitt-Rivers- (1956-1961); y finalmente el más duradero de todos, el de la Universidad de Harvard dirigido por Evon Z. Vogt (1957-1977).

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Tras la crisis política y social de 1968, llegó a Chiapas una nueva generación de investigadores, muy marcados por el movimiento estudiantil y la feroz y sangrienta represión de que fue objeto.

Estos investigadores -influenciados por el marxismo y con una actitud muy crítica ante la política indigenista y corporativa del Estado mexicano, y, a veces, animados de ideales revolucionarios­criticaron los estudios de comunidad e insistieron en que había que estudiar a los indígenas en su contexto regional, nacional e incluso internacional. Los indígenas, decían con razón, no eran un grupo aislado que se había mantenido al margen de los cambios históricos, sino que, por el contrario, su situación de pobreza y de discrimina­ción se explicaba como resultado de los mecanismos de explotación que favorecían a los terratenientes y comerciantes ladinos.

A pesar de que estos investigadores plantearon preguntas muy pertinentes (que habían sido pasadas por alto por los antropólogos culturalistas), su marxismo -a menudo dogmático- y sus ideales revolucionarios maniqueístas no les permitían dar cuenta de las complejidades y contradicciones de la vida de las comunidades indígenas.

A fines de los años de 1970 y en la década de 1980, las críticas a los planteamientos de culturalistas e indigenistas empezaron a dar frutos de calidad cuando los antropólogos (acompañados por alguno que otro historiador) tomaron distancia con respecto a la situación presente de los indígenas y se interesaron en su pasado. Este cambio de perspectiva era después de todo bastante coherente con las reflexiones de los antropólogos críticos de los '70: Si la situación del indígena era el resultado de las formas de explotación y dominación impuestas por la "sociedad mayor", dado que éstas estaban sujetas a un. cons~te cambio, los indígenas tenían una historia que era necesano estudiar para poder comprender mejor su situación presente.

Fue así que la historia de Chiapas conoció un desarrollo for~da­ble en la década de 1980. A partir de preguntas que tenían su ongen en la situación actual de los indígenas y en los debates políticos del momento, con una fuerte impronta de las teorías antropológicas en plena renovación y recurriendo a documentos de archivo, surgieron

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diversos estudios históricos de gran originalidad que cambiaron por completo la percepción del pasado de los indígenas de Chiapas. Entre ellos es necesario mencionar en orden de aparición tanto los trabajos de Virginia Molina,1

/ Jan de Vos,2/ Robert Wasserstrom,3

/ Mario Humberto Ruz4

/ y Antonio García de León, 51 como aquellos que tienen su génesis en aquella década, pero que cobraron forma y salieron a la luz pública a principios de los años de 1990, como es el caso de las obras de Jan Rus6

/ y de Dolores Aramoni.7/

Estas investigaciones históricas crearon las condiciones propicias para una renovación de la antropología chiapaneca. Derruido el mito de las comunidades indígenas aisladas del mundo, al margen de la historia, igualitaria y armónica, los procesos de cambio histórico alcanzaban una nueva dignidad académica. Era pues posible plantear seriamente investigaciones antropológicas enfocadas a entender las transformaciones económicas, políticas, sociales, religiosas y culturales

1/ San Bartolomé de Los llanos. Una urbanización frenada, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1976. 21 Citados más adelante. 31 Clase Y sociedad en el centro de Chiapas, México, Fondo de Cultura Económica, 1989. 4/ Además de los otros libros del autor a los que haremos referencia más adelante,

es necesario mencionar aquí Copanaguastla en un espejo. Un pueblo tzeltal en el Virreinato, San Cristóbal de las Casas, Centro de Estudios Indígenas (Universidad Autónoma de Chiapas), 1985 [Existe una segunda edición publicada por el Instituto Nacional Indigenista y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en 1992].

s¡ R.esistencia y utopfa. Memorial de agravios y crónica de revueltas y profecfas a~ae~das en la provincia de Chiapas durante los últimos quinientos años de su histona, 2 vols., México, Ediciones Era, 1985. 6¡ ICIWh 1 ose Gaste War?' lndians Ladinos and the 'Gaste War o~" 1869" Snaniards and lndi · ' 'J ' r

1. ans m S~uth~astem Mesoamerica, Edición de M. J. MacLeod y R. Wasserstrom, meo~. Um~erstty of Nebraska Press, 1983, pp. 127-168; y "The 'Comunidad

RevoluCion.~a Institucional The Subversion ofNative Govemment in Highland Chiapas ::::~ 968 • Ev_ezyda~ ~onns of Sta te Formation: Revolution and the Negotiation of Rule

em Mruaco, Edic16n de G. Joseph y D. Nugent, Duke University Press, 1994. Estos dos magníficos artículos fueron traducidos al español y publicados en el libro Chiapas: Los rombos de otro historia, del que hablaremos más adelante. 7/ Ver más adelante.

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que se estaban produciendo aceleradamente en las comunidades y que multiplicaban en forma alarmante los conflictos de toda índole.

Sin embargo, los logros muy notables de la antropología (y también de la historia) durante los años '90 han pasado totalmente desapercibi­dos a ojos de la opinión pública, sepultados bajo miles de páginas de propaganda política disfrazada de estudios sobre el neozapatismo y los indígenas de Chiapas.

Las siguientes notas tienen, pues, como objetivo guiar a las personas que se interesen en conocer en forma rigurosa y profunda los problemas actuales de Chiapas, a través de la tupida y desigual bibliografía que existe sobre ese Estado de la república mexicana. He privilegiado aquí tanto los trabajos pioneros como aquellos de carác­ter más sintético que permiten familiarizarse rápidamente con las investigaciones de los verdaderos especialistas de Chiapas. ID lector me perdonará el haber incluido entre ellos algunos trabajos míos, pero no he querido pecar de falsa modestia.

O Seis libros básicos para comprender el Chiapas actual

_.. Chiapas: Los rumbos de otra historia. Edición de J. P. Viqueira Y M. H. Ruz, México, Universidad Nacional Autónoma de México (Instituto de Investigaciones Filológicas y Coordinación de Humanidades)/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/Centro de Estudios Mexicanos y Centro­americanos/ Universidad de Guadalajara, 1995 (18 reimpresión: 1998), 508 pp.

Sobre esta obra John Womack escribió:

'~te tal confusión informativa, Ruz, Viqueira y otros académicos, que en conjunto han acumulado 2 50 años de investigación directa Y profesional sobre la región, buscaron conformar en seis meses un libro que explicara de la mejor manero posible la enorme complejidad que se encuentra detrás de la última y más importante rebelión que se ha producido en el estado de Chiapas. Se trota de un libro que honra a sus autores, a sus disciplinas académicas, a las personas sobre las que

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diversos estudios históricos de gran originalidad que cambiaron por completo la percepción del pasado de los indígenas de Chiapas. Entre ellos es necesario mencionar en orden de aparición tanto los trabajos de Virginia Molina,1

/ Jan de Vos,2/ Robert Wasserstrom,3

/ Mario Humberto Ruz4

/ y Antonio García de León, 51 como aquellos que tienen su génesis en aquella década, pero que cobraron forma y salieron a la luz pública a principios de los años de 1990, como es el caso de las obras de Jan Rus6

/ y de Dolores Aramoni.7/

Estas investigaciones históricas crearon las condiciones propicias para una renovación de la antropología chiapaneca. Derruido el mito de las comunidades indígenas aisladas del mundo, al margen de la historia, igualitaria y armónica, los procesos de cambio histórico alcanzaban una nueva dignidad académica. Era pues posible plantear seriamente investigaciones antropológicas enfocadas a entender las transformaciones económicas, políticas, sociales, religiosas y culturales

1/ San Bartolomé de Los llanos. Una urbanización frenada, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1976. 21 Citados más adelante. 31 Clase Y sociedad en el centro de Chiapas, México, Fondo de Cultura Económica, 1989. 4/ Además de los otros libros del autor a los que haremos referencia más adelante,

es necesario mencionar aquí Copanaguastla en un espejo. Un pueblo tzeltal en el Virreinato, San Cristóbal de las Casas, Centro de Estudios Indígenas (Universidad Autónoma de Chiapas), 1985 [Existe una segunda edición publicada por el Instituto Nacional Indigenista y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en 1992].

s¡ R.esistencia y utopfa. Memorial de agravios y crónica de revueltas y profecfas a~ae~das en la provincia de Chiapas durante los últimos quinientos años de su histona, 2 vols., México, Ediciones Era, 1985. 6¡ ICIWh 1 ose Gaste War?' lndians Ladinos and the 'Gaste War o~" 1869" Snaniards and lndi · ' 'J ' r

1. ans m S~uth~astem Mesoamerica, Edición de M. J. MacLeod y R. Wasserstrom, meo~. Um~erstty of Nebraska Press, 1983, pp. 127-168; y "The 'Comunidad

RevoluCion.~a Institucional The Subversion ofNative Govemment in Highland Chiapas ::::~ 968 • Ev_ezyda~ ~onns of Sta te Formation: Revolution and the Negotiation of Rule

em Mruaco, Edic16n de G. Joseph y D. Nugent, Duke University Press, 1994. Estos dos magníficos artículos fueron traducidos al español y publicados en el libro Chiapas: Los rombos de otro historia, del que hablaremos más adelante. 7/ Ver más adelante.

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que se estaban produciendo aceleradamente en las comunidades y que multiplicaban en forma alarmante los conflictos de toda índole.

Sin embargo, los logros muy notables de la antropología (y también de la historia) durante los años '90 han pasado totalmente desapercibi­dos a ojos de la opinión pública, sepultados bajo miles de páginas de propaganda política disfrazada de estudios sobre el neozapatismo y los indígenas de Chiapas.

Las siguientes notas tienen, pues, como objetivo guiar a las personas que se interesen en conocer en forma rigurosa y profunda los problemas actuales de Chiapas, a través de la tupida y desigual bibliografía que existe sobre ese Estado de la república mexicana. He privilegiado aquí tanto los trabajos pioneros como aquellos de carác­ter más sintético que permiten familiarizarse rápidamente con las investigaciones de los verdaderos especialistas de Chiapas. ID lector me perdonará el haber incluido entre ellos algunos trabajos míos, pero no he querido pecar de falsa modestia.

O Seis libros básicos para comprender el Chiapas actual

_.. Chiapas: Los rumbos de otra historia. Edición de J. P. Viqueira Y M. H. Ruz, México, Universidad Nacional Autónoma de México (Instituto de Investigaciones Filológicas y Coordinación de Humanidades)/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/Centro de Estudios Mexicanos y Centro­americanos/ Universidad de Guadalajara, 1995 (18 reimpresión: 1998), 508 pp.

Sobre esta obra John Womack escribió:

'~te tal confusión informativa, Ruz, Viqueira y otros académicos, que en conjunto han acumulado 2 50 años de investigación directa Y profesional sobre la región, buscaron conformar en seis meses un libro que explicara de la mejor manero posible la enorme complejidad que se encuentra detrás de la última y más importante rebelión que se ha producido en el estado de Chiapas. Se trota de un libro que honra a sus autores, a sus disciplinas académicas, a las personas sobre las que

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se escribe y a su país, un libro que debería hacer que Jos historiadores de todas partes se sientan orgullosos de su oficio".8

/

Se trata de una obra bastante voluminosa (508 pp. tamaño carta), en la que colaboraron 17 investigadores -historiadores, antropólogos, sociólogos y politólogos- de distintas nacionalidades que llevaban muchos años trabajando sobre Chiapas. Presenta un panorama general de la historia de Chiapas y un análisis detallado de la situación actual de Los Altos de Chiapas y de la Selva Lacandona. Cuenta además con una bibliografía muy completa, 44 mapas sobre Chiapas y 39 cuadros con información estadística relevante. Es pues una obra que puede ser de utilidad tanto para los neófitos que quieran adentrarse en los estudios chiapanecos, como para los especialistas que pueden encon­trar en él trabajos ya clásicos y datos y referencias confiables.

+- Pitarch Ramón, Pedro. Ch'ulel, Una etnografía de las almas tzeltales. México, Fondo de Cultura Económica, 1996, 274 pp.

Análisis sólido, ágil y ameno de las creencias de los indígenas tzeltales de Cancuc, relativas al ser humano, a las distintas partes -un cuerpo y un amplio conjunto de almas- que lo componen, y de las relaciones que guardan dichas creencias con la historia y con la identidad de los indígenas. Un libro renovador, de una profunda originalidad y bellamente escrito, que resulta indispensable para conocer los resortes ocultos de la cultura de los indígenas de Los Altos de Chiapas.

..._ Morales Bermúdez, Jesús. Ceremonial. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Dirección General de Culturas Popula­res)/Instituto Chiapaneco de Cultura, 1992, 203 pp.

La recreación literaria del éxodo de tres generaciones de indígenas de lengua tzotzil por el estado de Chiapas hasta asentarse en la tierra prometida: la Selva Lacandona. Fundamental para comprender la gesta heroica y las esperanzas de los colonizadores de la Selva Lacandona.

8/ John Womack, Jr., Rebellion in Chiapas. An Historical Reader, New York, The

New Press, 1999, p. 78.

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J

~ Leyva Solano, Xóchitl, y Gabriel Ascencio Franco. Lacandonia al filo del agua. México, Fondo de Cultura Económica/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/ Universidad Nacional Autónoma de México/Universidad de Cien­cias y Artes del Estado de Chiapas, 1996, 208 pp.

Obra crucial para comprender el contexto económico, político Y religioso en el que se desarrolló el movimiento neozapatista en la Selva Lacandona. Recopila diversos artículos escritos entre 1990 Y 1993 por los autores, que realizaron largas temporadas de campo en la Selva Lacandona. Se recomiendan especialmente dos artículos: "Ganadería y colonización en Las Cañadas" y "Militancia político­religiosa en Las Cañadas".

~ Legorreta Díaz, Ma del Carmen. Religión, política y guerrilla en Las Cañadas de la Selva Lacandona. México, Cal y Arena, 1998, 333 pp.

El irremplazable testimonio de una antigua asesora de la ARIC Unión de Uniones -la gran organización campesina de la Selva Lacandona- que regresó a Chiapas hacia 1992, con el fin de conven­cer a los indígenas de la organización de que abandonaran las filas de la guerrilla neozapatista que se preparaba en la clandestinidad para la lucha armada. Por mucho, el relato más completo de la historia del EZLN en la Selva y de sus relaciones tormentosas con la diócesis de San Cristóbal de Las Casas. La tesis de maestría de la autora -una primera versión de su libro- ha sido una de las principales fuentes de información de los libros escritos por Carlos Tello, 9/ y por Bertrand de la Grange y Maite Rico.10/

~ Bartolomé, Efraín. Ocosingo. Diario de guerra y algunas voces. México, Joaquín Mortiz, 1995, 239 pp.

91 La rebelión de Las Cañadas, México, Cal y Arena, 1995. 101 Marcos, la genial impostura, México, Aguilar (Nuevo Siglo), 1998 [De este li~ro existe también una versión en francés: Sous-Commandant Marcos. La gémale imposture, París, Plon/Ifrane, 1998].

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se escribe y a su país, un libro que debería hacer que Jos historiadores de todas partes se sientan orgullosos de su oficio".8

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Se trata de una obra bastante voluminosa (508 pp. tamaño carta), en la que colaboraron 17 investigadores -historiadores, antropólogos, sociólogos y politólogos- de distintas nacionalidades que llevaban muchos años trabajando sobre Chiapas. Presenta un panorama general de la historia de Chiapas y un análisis detallado de la situación actual de Los Altos de Chiapas y de la Selva Lacandona. Cuenta además con una bibliografía muy completa, 44 mapas sobre Chiapas y 39 cuadros con información estadística relevante. Es pues una obra que puede ser de utilidad tanto para los neófitos que quieran adentrarse en los estudios chiapanecos, como para los especialistas que pueden encon­trar en él trabajos ya clásicos y datos y referencias confiables.

+- Pitarch Ramón, Pedro. Ch'ulel, Una etnografía de las almas tzeltales. México, Fondo de Cultura Económica, 1996, 274 pp.

Análisis sólido, ágil y ameno de las creencias de los indígenas tzeltales de Cancuc, relativas al ser humano, a las distintas partes -un cuerpo y un amplio conjunto de almas- que lo componen, y de las relaciones que guardan dichas creencias con la historia y con la identidad de los indígenas. Un libro renovador, de una profunda originalidad y bellamente escrito, que resulta indispensable para conocer los resortes ocultos de la cultura de los indígenas de Los Altos de Chiapas.

..._ Morales Bermúdez, Jesús. Ceremonial. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Dirección General de Culturas Popula­res)/Instituto Chiapaneco de Cultura, 1992, 203 pp.

La recreación literaria del éxodo de tres generaciones de indígenas de lengua tzotzil por el estado de Chiapas hasta asentarse en la tierra prometida: la Selva Lacandona. Fundamental para comprender la gesta heroica y las esperanzas de los colonizadores de la Selva Lacandona.

8/ John Womack, Jr., Rebellion in Chiapas. An Historical Reader, New York, The

New Press, 1999, p. 78.

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~ Leyva Solano, Xóchitl, y Gabriel Ascencio Franco. Lacandonia al filo del agua. México, Fondo de Cultura Económica/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/ Universidad Nacional Autónoma de México/Universidad de Cien­cias y Artes del Estado de Chiapas, 1996, 208 pp.

Obra crucial para comprender el contexto económico, político Y religioso en el que se desarrolló el movimiento neozapatista en la Selva Lacandona. Recopila diversos artículos escritos entre 1990 Y 1993 por los autores, que realizaron largas temporadas de campo en la Selva Lacandona. Se recomiendan especialmente dos artículos: "Ganadería y colonización en Las Cañadas" y "Militancia político­religiosa en Las Cañadas".

~ Legorreta Díaz, Ma del Carmen. Religión, política y guerrilla en Las Cañadas de la Selva Lacandona. México, Cal y Arena, 1998, 333 pp.

El irremplazable testimonio de una antigua asesora de la ARIC Unión de Uniones -la gran organización campesina de la Selva Lacandona- que regresó a Chiapas hacia 1992, con el fin de conven­cer a los indígenas de la organización de que abandonaran las filas de la guerrilla neozapatista que se preparaba en la clandestinidad para la lucha armada. Por mucho, el relato más completo de la historia del EZLN en la Selva y de sus relaciones tormentosas con la diócesis de San Cristóbal de Las Casas. La tesis de maestría de la autora -una primera versión de su libro- ha sido una de las principales fuentes de información de los libros escritos por Carlos Tello, 9/ y por Bertrand de la Grange y Maite Rico.10/

~ Bartolomé, Efraín. Ocosingo. Diario de guerra y algunas voces. México, Joaquín Mortiz, 1995, 239 pp.

91 La rebelión de Las Cañadas, México, Cal y Arena, 1995. 101 Marcos, la genial impostura, México, Aguilar (Nuevo Siglo), 1998 [De este li~ro existe también una versión en francés: Sous-Commandant Marcos. La gémale imposture, París, Plon/Ifrane, 1998].

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El autor, renombrado poeta, es originario de Ocosingo. Ell 0 de enero pasaba las fiestas de fin de año con su familia en su pueblo natal cuando fue sorprendido por la insurrección neozapatista. Su libro, escrito día a día durante la toma y la batalla de Ocosingo, muestra la complejidad y las contradicciones de esa sociedad pueble­rina y ranchera, y levanta muchos y serios interrogantes sobre la estrategia y los objetivos de los neozapatistas.

Para profundizar en ciertos temas y problemas

O Temas de actualidad

Problemas económicos y sociales de Los Altos de Chiapas

+- Rus, Jan. "Local Adaptation to Global Change: The Reordering of Native Society in Highland Chiapas. Mexico 1974-1994". Euro­pean Review of Latín American and Caribbean Studies, 58, Junio 1995, pp. 71-89.

Brillante artículo que sintetiza los principales cambios económi­cos Y sociales que se han producido en las últimas décadas en Los Altos de Chiapas. El autor -el gran especialista en Chamula Y en Los Altos de Chiapas, sobre los que lleva trabajando casi 30 años, combi­~ando con gran éxito acercamientos históricos y antropológicos­tiene muchos otros artículos en prensa que no deben tardar en aparecer en revistas especializadas. Todo lo que escribe se caracteriza po~ su rigor' su profundidad y su concisión. Dos de sus mejores artículos históricos han sido incluidos en la obra Chiapas: Los rumbos de otra historia.

~ Collier. A., George (con la colaboración de Elisabeth Lowery ~uaratiello). iBasta! Tierra y rebelión zapatista en Chiapas. B uxtla Gutiérrez, Universidad Autónoma de Chiapas/Food First thooks, 19.98 [Traducción del original en inglés: Basta! Land and ~ e Zapatista Rebellion, Estados Unidos de Norteamérica, Institute or Food and Development Policy, 1994].

fSí~esis de gran utilidad para comprender las consecuencias pro un as de los cambios económicos del México actual en la vida de

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las comunidades de Los Altos de Chiapas, escrita por un antropólogo que lleva más de tres décadas estudiando Zinacantán y Los Altos de Chiapas.

Comunidades indígenas y conflictos políticos

~ Gorza, Pi ero. Habitar el tiempo en San Andrés Larráinzar-Sacam­ch'en de los Pobres. Escenas de un paisaje indígena. Tesis de doctorado en ciencias sociales, El Colegio de Michoacán, 1999.

Obra de una profunda originalidad. Un acercamiento filosófico-antropológico sobre el municipio con fuerte presencia neozapatista más conocido en el mundo. Resultado de una investigación que se extendió a lo largo de muchos años, el lector puede seguir paso a paso las transformaciones que se van produciendo en el municipio de San Andrés desde 1980 hasta nuestros días y cómo estos cambios van desplazando los intereses del autor, que empezó estudiando la cosmovisión indígena y terminó interrogándose sobre los mecanismos comunales que han permitido que priístas y neozapatistas convivan en ese municipio sin conflictos violentos, a diferencia de lo que ha sucedido en otros lugares.

~ Collier, George A. "Reaction and Retrenchment in the Highland of Chiapas in the Wake of the Zapatista Rebellion:" ]oumal of Latín American Anthropology, 3, 1, pp. 14-31.

Análisis de los sorprendentes cambios políticos en Zinacantán a raíz del levantamiento neozapatista, escrito por alguien que conoce a la perfección ese municipio. Una visión libre de prejuicios. Un artículo clave para entender la dinámica política al interior de los municipios indígenas de Los Altos.

~ Garza Caligaris, Anna María. El género entre normas en disputa. Pluralidad legal y género en San Pedro Chenalh6. Tesis de maestría en antropología social, Universidad Autónoma de Chiapas, 1999.

Tomando como eje conductor la situación de las mujeres en el municipio de Chenalhó, la autora echa por tierra muchos de los

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El autor, renombrado poeta, es originario de Ocosingo. Ell 0 de enero pasaba las fiestas de fin de año con su familia en su pueblo natal cuando fue sorprendido por la insurrección neozapatista. Su libro, escrito día a día durante la toma y la batalla de Ocosingo, muestra la complejidad y las contradicciones de esa sociedad pueble­rina y ranchera, y levanta muchos y serios interrogantes sobre la estrategia y los objetivos de los neozapatistas.

Para profundizar en ciertos temas y problemas

O Temas de actualidad

Problemas económicos y sociales de Los Altos de Chiapas

+- Rus, Jan. "Local Adaptation to Global Change: The Reordering of Native Society in Highland Chiapas. Mexico 1974-1994". Euro­pean Review of Latín American and Caribbean Studies, 58, Junio 1995, pp. 71-89.

Brillante artículo que sintetiza los principales cambios económi­cos Y sociales que se han producido en las últimas décadas en Los Altos de Chiapas. El autor -el gran especialista en Chamula Y en Los Altos de Chiapas, sobre los que lleva trabajando casi 30 años, combi­~ando con gran éxito acercamientos históricos y antropológicos­tiene muchos otros artículos en prensa que no deben tardar en aparecer en revistas especializadas. Todo lo que escribe se caracteriza po~ su rigor' su profundidad y su concisión. Dos de sus mejores artículos históricos han sido incluidos en la obra Chiapas: Los rumbos de otra historia.

~ Collier. A., George (con la colaboración de Elisabeth Lowery ~uaratiello). iBasta! Tierra y rebelión zapatista en Chiapas. B uxtla Gutiérrez, Universidad Autónoma de Chiapas/Food First thooks, 19.98 [Traducción del original en inglés: Basta! Land and ~ e Zapatista Rebellion, Estados Unidos de Norteamérica, Institute or Food and Development Policy, 1994].

fSí~esis de gran utilidad para comprender las consecuencias pro un as de los cambios económicos del México actual en la vida de

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las comunidades de Los Altos de Chiapas, escrita por un antropólogo que lleva más de tres décadas estudiando Zinacantán y Los Altos de Chiapas.

Comunidades indígenas y conflictos políticos

~ Gorza, Pi ero. Habitar el tiempo en San Andrés Larráinzar-Sacam­ch'en de los Pobres. Escenas de un paisaje indígena. Tesis de doctorado en ciencias sociales, El Colegio de Michoacán, 1999.

Obra de una profunda originalidad. Un acercamiento filosófico-antropológico sobre el municipio con fuerte presencia neozapatista más conocido en el mundo. Resultado de una investigación que se extendió a lo largo de muchos años, el lector puede seguir paso a paso las transformaciones que se van produciendo en el municipio de San Andrés desde 1980 hasta nuestros días y cómo estos cambios van desplazando los intereses del autor, que empezó estudiando la cosmovisión indígena y terminó interrogándose sobre los mecanismos comunales que han permitido que priístas y neozapatistas convivan en ese municipio sin conflictos violentos, a diferencia de lo que ha sucedido en otros lugares.

~ Collier, George A. "Reaction and Retrenchment in the Highland of Chiapas in the Wake of the Zapatista Rebellion:" ]oumal of Latín American Anthropology, 3, 1, pp. 14-31.

Análisis de los sorprendentes cambios políticos en Zinacantán a raíz del levantamiento neozapatista, escrito por alguien que conoce a la perfección ese municipio. Una visión libre de prejuicios. Un artículo clave para entender la dinámica política al interior de los municipios indígenas de Los Altos.

~ Garza Caligaris, Anna María. El género entre normas en disputa. Pluralidad legal y género en San Pedro Chenalh6. Tesis de maestría en antropología social, Universidad Autónoma de Chiapas, 1999.

Tomando como eje conductor la situación de las mujeres en el municipio de Chenalhó, la autora echa por tierra muchos de los

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dualismos simplistas con los que se quiere entender la vida de los indígenas de Chiapas. Muestra, con base en múltiples pequeñas historias de la vida cotidiana, el absurdo de querer contraponer el "interior" de las comunidades indígenas al mundo exterior, los usos y costumbres al derecho nacional. En cambio, a través de sucesivas pinceladas, vemos dibujarse un municipio en acelerado proceso de transformación en el que todo -división de los roles sexuales, creen­cias, tradiciones, normas legales, valores morales, afinidades políticas, prácticas religiosas, e identidades sociales- es objeto de continuo e intenso debate entre todos sus habitantes.

Conflictos religiosos

~ Robledo Hernández. Gabriela, Disidencia y religión: Los expulsa­dos de San Juan Chamula. Tuxtla Gutiérrez, Universidad Autó­noma de Chiapas, 1997.

El primer estudio riguroso del problema religioso en Chamula. U~a. tesis de licenciatura presentada en 1987, que se había vuelto un clas1co Y que finalmente apareció como libro diez años después.

~ Iribarren, Pablo. Misión Chamula. San Cristóbal de Las Casas, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas (Edición en offset), 1980, 50pp.

Texto clave para comprender los orígenes del problema religioso en Chamula. Un lúcido análisis de los errores cometidos en Chamula por ~a. diócesis de San Cristóbal, realizado por el sacerdote que a~nistraba la parroquia de Ocosingo en el momento dellevanta­rmento neozapatista.

~ Estrada M~tínez, Rosa Isabel. El problema de las expulsiones de las comunidades indígenas de Los Altos de Chiapas y los derechos humanos. México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 1995, 125 pp.

A diferencia del anterior informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos -caracterizado por su tibieza y sus contradicciones

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internas- aquí tenemos un serio, preciso y severo análisis de las expulsiones indígenas.

~ Hernández, Rosal va Aída. "Entre la victimización y la resistencia étnica: Revisión crítica de la bibliografía sobre protestantismo en Chiapas", Anuario 1992 (Instituto Chiapaneco de Cultura), 1993, pp. 165-186.

Indispensable revisión de la bibliografía sobre el protestantismo en Chiapas.

.,.. Aramoni, Dolores, y Gaspar Morquecho, "La otra mejilla ... pero armada", Anuario 1996 (Centro de Estudios Superiores de México Y Centroamérica. Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas), 1997, pp. 553-611.

Un detallado recuento del conflicto religioso en Chamula durante los últimos años. De lectura obligada para aquéllos que todavía creen en la existencia de la comunidad indígena armónica y consensual.

~ Fernández Liria, Carlos. "Enfermedad, familia y costumbre en el periférico de San Cristóbal de Las Casas", Anuario 1992 (Instituto Chiapaneco de Cultura), 1993, pp. 11-57.

Un acercamiento muy original a las conversiones religiosas entre los indígenas de Los Altos. Pone en evidencia el papel central que el temor a las enfermedades de origen sobrenatural desempeña en la cultura indígena.

Los coletos 11/

..._ Pitt-Rivers, Julian. "Palabras y hechos: Los ladinos", Ensayos de antropología en la zona central de Chiapas, Editado por N. McQuown y J. Pitt-Rivers, México, Instituto Nacional Indigenista, 1989.

11/ Nombre con el que se designa a los ladinos o mestizos de San Cristóbal de las

Casas. Nota de la editora.

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dualismos simplistas con los que se quiere entender la vida de los indígenas de Chiapas. Muestra, con base en múltiples pequeñas historias de la vida cotidiana, el absurdo de querer contraponer el "interior" de las comunidades indígenas al mundo exterior, los usos y costumbres al derecho nacional. En cambio, a través de sucesivas pinceladas, vemos dibujarse un municipio en acelerado proceso de transformación en el que todo -división de los roles sexuales, creen­cias, tradiciones, normas legales, valores morales, afinidades políticas, prácticas religiosas, e identidades sociales- es objeto de continuo e intenso debate entre todos sus habitantes.

Conflictos religiosos

~ Robledo Hernández. Gabriela, Disidencia y religión: Los expulsa­dos de San Juan Chamula. Tuxtla Gutiérrez, Universidad Autó­noma de Chiapas, 1997.

El primer estudio riguroso del problema religioso en Chamula. U~a. tesis de licenciatura presentada en 1987, que se había vuelto un clas1co Y que finalmente apareció como libro diez años después.

~ Iribarren, Pablo. Misión Chamula. San Cristóbal de Las Casas, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas (Edición en offset), 1980, 50pp.

Texto clave para comprender los orígenes del problema religioso en Chamula. Un lúcido análisis de los errores cometidos en Chamula por ~a. diócesis de San Cristóbal, realizado por el sacerdote que a~nistraba la parroquia de Ocosingo en el momento dellevanta­rmento neozapatista.

~ Estrada M~tínez, Rosa Isabel. El problema de las expulsiones de las comunidades indígenas de Los Altos de Chiapas y los derechos humanos. México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 1995, 125 pp.

A diferencia del anterior informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos -caracterizado por su tibieza y sus contradicciones

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internas- aquí tenemos un serio, preciso y severo análisis de las expulsiones indígenas.

~ Hernández, Rosal va Aída. "Entre la victimización y la resistencia étnica: Revisión crítica de la bibliografía sobre protestantismo en Chiapas", Anuario 1992 (Instituto Chiapaneco de Cultura), 1993, pp. 165-186.

Indispensable revisión de la bibliografía sobre el protestantismo en Chiapas.

.,.. Aramoni, Dolores, y Gaspar Morquecho, "La otra mejilla ... pero armada", Anuario 1996 (Centro de Estudios Superiores de México Y Centroamérica. Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas), 1997, pp. 553-611.

Un detallado recuento del conflicto religioso en Chamula durante los últimos años. De lectura obligada para aquéllos que todavía creen en la existencia de la comunidad indígena armónica y consensual.

~ Fernández Liria, Carlos. "Enfermedad, familia y costumbre en el periférico de San Cristóbal de Las Casas", Anuario 1992 (Instituto Chiapaneco de Cultura), 1993, pp. 11-57.

Un acercamiento muy original a las conversiones religiosas entre los indígenas de Los Altos. Pone en evidencia el papel central que el temor a las enfermedades de origen sobrenatural desempeña en la cultura indígena.

Los coletos 11/

..._ Pitt-Rivers, Julian. "Palabras y hechos: Los ladinos", Ensayos de antropología en la zona central de Chiapas, Editado por N. McQuown y J. Pitt-Rivers, México, Instituto Nacional Indigenista, 1989.

11/ Nombre con el que se designa a los ladinos o mestizos de San Cristóbal de las

Casas. Nota de la editora.

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Un artículo clásico, en el que el autor recurre a las teorías y a los métodos forjados para estudiar a las comunidades indígenas y para analizar la cultura de los coletos. Escrito con mucha finura y sentido del humor.

~ Rus, Diana. Mujeres de tierra fría. Conversaciones con las coletas. Tuxtla Gutiérrez, Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas, 1998.

Desde 1994, los coletos han sido vilipendiados por periodistas y analistas políticos. Este libro nos muestra la otra cara de la moneda: La dura vida de las mujeres ladinas que luchan por sacar adelante a sus familias. Cada breve relato podría dar pie a una novela.

Las fincas y la reforma agraria

~ Ruz, Mario Humberto. Savia india, floración ladina. Apuntes para una historia de las fincas comitecas (siglos XVIII y XIX). México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1992.

El es~udio más completo y profundo sobre la formación de las fincas chiapanecas, centrado en la región de los llanos de Comitán.

~ Gómez Hernández, Antonio y Mario Humberto Ruz. Memoria baldía. Los tojolabales y las fincas. Testimonios. México, Universi-dad Nacional Autónoma de México y Universidad Autónoma de Chiapas, 1992.

Complem~nto indispensable del libro anterior. Se recogen aquí los relatos de los tndígenas tojolabales sobre la dura vida en las fincas.

~ Villafuerte, ~aniel, et al. La tierra en Chiapas. Viejos problemas ~uevo~. MéXIco, Plaza y Valdés/Universidad de Ciencias y Artes

e Chiapas (Centro de Estudios Superiores sobre México y Cen­troamérica), 1999.

Resu~ta?o de u~a investigación colectiva realizada por prestigia­d?s acaderrucos nactdos en Chiapas o que residen desde hace muchos anos en ese Estado, este libro ofrece al lector un panorama muy

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completo sobre las transformaciones de la estructura agraria y sobre la lucha por la tierra en dicho Estado. El discurso agrario, la tenencia de la tierra, las organizaciones campesinas, los propietarios rurales y las nuevas colonias ejidales son analizados con gran rigor a partir de fuentes de información de primera mano, echando por tierra gran parte de los mitos que los medios de comunicación han propagado sobre la situación agraria de Chiapas.

~ Toledo Tello, Sonia. Fincas, poder y cultura en Simojovel. Tesis de maestría en antropología social, Universidad Autónoma de Chiapas, 1999.

La autora -quien anteriormente publicó un trabajo sobre la Historia del movimiento indígena en Simojovel (México, Universidad Autónoma de Chiapas, 1996), basándose principalmente en entrevis­tas a líderes y campesinos indígenas que participaron en la lucha agraria de los años de 1970 y 1980- regresa a la región para ver el otro lado de la moneda.

En esta ocasión, su principal fuente de información son las entrevistas a los antiguos finqueros del valle de Simojovel. A partir de estas entrevistas y de un uso muy inteligente de documentos históri­cos reconstruye los orígenes, la formación, el auge y la desintegración de las fincas en Simojovel. Esta tesis, una versión chiapaneca de "Lo que el viento se llevó" es una bellísima recreación de la vida cotidiana Y de la cultura de las fincas que, con gran valor, rompe con los 1 ugares comunes que han proliferado sobre este espinoso tema.

--.. Pinto Durán, Astrid Maribel. Los artificios de la fidelidad. Chi­chih uist6n: Etnografía de la fidelidad y la reciprocidad. Tuxtla Gutiérrez, Centro de Estudios Superiores de México y Centro América de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, 2001.

A partir de un caso extremo -una finca extensa pero miserable, ubicada a menos de 30 kilómetros de San Cristóbal de Las Casas, ocupada paulatinamente a partir de 1994 por indígenas de los pobla­dos vecinos, en la que los peones acasillados, que se consideran ladinos a pesar de su ascendencia indígena, piden permiso al patrón

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Un artículo clásico, en el que el autor recurre a las teorías y a los métodos forjados para estudiar a las comunidades indígenas y para analizar la cultura de los coletos. Escrito con mucha finura y sentido del humor.

~ Rus, Diana. Mujeres de tierra fría. Conversaciones con las coletas. Tuxtla Gutiérrez, Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas, 1998.

Desde 1994, los coletos han sido vilipendiados por periodistas y analistas políticos. Este libro nos muestra la otra cara de la moneda: La dura vida de las mujeres ladinas que luchan por sacar adelante a sus familias. Cada breve relato podría dar pie a una novela.

Las fincas y la reforma agraria

~ Ruz, Mario Humberto. Savia india, floración ladina. Apuntes para una historia de las fincas comitecas (siglos XVIII y XIX). México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1992.

El es~udio más completo y profundo sobre la formación de las fincas chiapanecas, centrado en la región de los llanos de Comitán.

~ Gómez Hernández, Antonio y Mario Humberto Ruz. Memoria baldía. Los tojolabales y las fincas. Testimonios. México, Universi-dad Nacional Autónoma de México y Universidad Autónoma de Chiapas, 1992.

Complem~nto indispensable del libro anterior. Se recogen aquí los relatos de los tndígenas tojolabales sobre la dura vida en las fincas.

~ Villafuerte, ~aniel, et al. La tierra en Chiapas. Viejos problemas ~uevo~. MéXIco, Plaza y Valdés/Universidad de Ciencias y Artes

e Chiapas (Centro de Estudios Superiores sobre México y Cen­troamérica), 1999.

Resu~ta?o de u~a investigación colectiva realizada por prestigia­d?s acaderrucos nactdos en Chiapas o que residen desde hace muchos anos en ese Estado, este libro ofrece al lector un panorama muy

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completo sobre las transformaciones de la estructura agraria y sobre la lucha por la tierra en dicho Estado. El discurso agrario, la tenencia de la tierra, las organizaciones campesinas, los propietarios rurales y las nuevas colonias ejidales son analizados con gran rigor a partir de fuentes de información de primera mano, echando por tierra gran parte de los mitos que los medios de comunicación han propagado sobre la situación agraria de Chiapas.

~ Toledo Tello, Sonia. Fincas, poder y cultura en Simojovel. Tesis de maestría en antropología social, Universidad Autónoma de Chiapas, 1999.

La autora -quien anteriormente publicó un trabajo sobre la Historia del movimiento indígena en Simojovel (México, Universidad Autónoma de Chiapas, 1996), basándose principalmente en entrevis­tas a líderes y campesinos indígenas que participaron en la lucha agraria de los años de 1970 y 1980- regresa a la región para ver el otro lado de la moneda.

En esta ocasión, su principal fuente de información son las entrevistas a los antiguos finqueros del valle de Simojovel. A partir de estas entrevistas y de un uso muy inteligente de documentos históri­cos reconstruye los orígenes, la formación, el auge y la desintegración de las fincas en Simojovel. Esta tesis, una versión chiapaneca de "Lo que el viento se llevó" es una bellísima recreación de la vida cotidiana Y de la cultura de las fincas que, con gran valor, rompe con los 1 ugares comunes que han proliferado sobre este espinoso tema.

--.. Pinto Durán, Astrid Maribel. Los artificios de la fidelidad. Chi­chih uist6n: Etnografía de la fidelidad y la reciprocidad. Tuxtla Gutiérrez, Centro de Estudios Superiores de México y Centro América de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, 2001.

A partir de un caso extremo -una finca extensa pero miserable, ubicada a menos de 30 kilómetros de San Cristóbal de Las Casas, ocupada paulatinamente a partir de 1994 por indígenas de los pobla­dos vecinos, en la que los peones acasillados, que se consideran ladinos a pesar de su ascendencia indígena, piden permiso al patrón

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para a su vez invadir una parte de la propiedad ante el riesgo inmi­nente de perderlo todo-, permite a la autora arrojar una mirada penetrante sobre las relaciones sociales, basadas en el intercambio desigual de favores y de agravios, al interior de la fincas chiapanecas. Esta tesis es también un hermoso testimonio de cómo el conocimiento antropológico nace del encuentro fraternal entre dos maneras de concebir los valores -en este caso la fidelidad-: la de la comunidad y la de la antropóloga.

La vida en las comunidades de Las Cañadas

..._ Ruz, Mario H. (editor). Los legítimos hombres. Aproximación antropológica al grupo tojolabal. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1981-1986,4 vals .

. Ésta es la magna obra fundadora de la nueva antropología en Chi~p~~· Un completísimo estudio interdisciplinario en la mejor tradi~1on de la antropología mexicana (que arranca con Manuel ~amio) sobre el grupo indígena que se ha visto más directamente Involucrado en el levantamiento neozapatista.

..._ Ascensio Franco, Gabriel. "Los tzeltales de Las Cañadas: Notas e~o~áficas", Anuario 1994 (Centro de Estudios Superiores de MeXIco Y Centroamérica, Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas), 1995, pp. 59-105.

l!n útil suplemento al libro Lacandonia al filo del agua. Una precisa Y honda descripción de la vida cotidiana en la región en la que los neozapatistas tienen su principal base de apoyo.

Identidades e indigenismo

+- Lisb~na, ~guel. Sacrificio y castigo. Cargos, intercambios y enre os étnicos entre los zaques de Chiapas. México, Tesis docto­r1al en antropología, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapa­apa, 2000.

. Los zoques son los grandes olvidados de la antropología en Chiapas. Juzgados a menudo como insuficientemente indígenas,

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mantienen una fuerte presencia en seis municipios del Estado. A partir de su estudio, esta tesis muestra la inoperancia de las teorías que se han elaborado para explicar las identidades indígenas (aquí tenemos mestizos que mantienen los sistemas de cargos religiosos e indígenas que los abandonan). Se trata de un trabajo que, además de darnos a conocer las complejidades y los juegos de identidad entre los zaques, nos obliga también, en forma indirecta, a ver con otros ojos y con otras preguntas a los indígenas de Los Altos y de la Selva Lacandona.

~ Hernández, Rosal va Aída. "Invención de tradiciones: encuentros y desencuentros de la población mam con el indigenismo mexica­no", Anuario 1994 (Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas), 1995, pp. 146-171.

Originalísimo estudio de los cambios sufridos por los indígenas mames asentados en la Sierra Madre de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala. Se trata de un grupo que en los años '30 fue sometido a una intensa presión para que abandonara su lengua y sus costumbres, y que ahora reinventa su identidad, alentado por la política indigenista actual. La autora está por publicar su tesis de doctorado sobre la historia de este grupo indígena, libro que se espera con gran interés .

--.. Imberton Deneke, Gracia María. La ve~enza. Enfermedad y regulación social en una comunidad chol, Tesis de maestría en antropología social, Universidad Autónoma de Chiapas, 1999.

El tema de las creencias entre los indígenas choles no había sido estudiado. He aquí, por fin, un trabajo serio y límpido sobre las relaciones sociales que se expresan en la enfermedad llamada ver­güenza. Una discreta, pero eficaz crítica de las teorías que suponen que las creencias sobrenaturales "sirven" para mantener el control social en las comunidades indígenas.

El movimiento indigena

--.. Morales Bermúdez, Jesús. "El Congreso Indígena de Chiapas: Un testimonio", Anuario 1991 (Instituto Chiapaneco de Cultura), 1992, pp. 242-370.

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para a su vez invadir una parte de la propiedad ante el riesgo inmi­nente de perderlo todo-, permite a la autora arrojar una mirada penetrante sobre las relaciones sociales, basadas en el intercambio desigual de favores y de agravios, al interior de la fincas chiapanecas. Esta tesis es también un hermoso testimonio de cómo el conocimiento antropológico nace del encuentro fraternal entre dos maneras de concebir los valores -en este caso la fidelidad-: la de la comunidad y la de la antropóloga.

La vida en las comunidades de Las Cañadas

..._ Ruz, Mario H. (editor). Los legítimos hombres. Aproximación antropológica al grupo tojolabal. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1981-1986,4 vals .

. Ésta es la magna obra fundadora de la nueva antropología en Chi~p~~· Un completísimo estudio interdisciplinario en la mejor tradi~1on de la antropología mexicana (que arranca con Manuel ~amio) sobre el grupo indígena que se ha visto más directamente Involucrado en el levantamiento neozapatista.

..._ Ascensio Franco, Gabriel. "Los tzeltales de Las Cañadas: Notas e~o~áficas", Anuario 1994 (Centro de Estudios Superiores de MeXIco Y Centroamérica, Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas), 1995, pp. 59-105.

l!n útil suplemento al libro Lacandonia al filo del agua. Una precisa Y honda descripción de la vida cotidiana en la región en la que los neozapatistas tienen su principal base de apoyo.

Identidades e indigenismo

+- Lisb~na, ~guel. Sacrificio y castigo. Cargos, intercambios y enre os étnicos entre los zaques de Chiapas. México, Tesis docto­r1al en antropología, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapa­apa, 2000.

. Los zoques son los grandes olvidados de la antropología en Chiapas. Juzgados a menudo como insuficientemente indígenas,

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mantienen una fuerte presencia en seis municipios del Estado. A partir de su estudio, esta tesis muestra la inoperancia de las teorías que se han elaborado para explicar las identidades indígenas (aquí tenemos mestizos que mantienen los sistemas de cargos religiosos e indígenas que los abandonan). Se trata de un trabajo que, además de darnos a conocer las complejidades y los juegos de identidad entre los zaques, nos obliga también, en forma indirecta, a ver con otros ojos y con otras preguntas a los indígenas de Los Altos y de la Selva Lacandona.

~ Hernández, Rosal va Aída. "Invención de tradiciones: encuentros y desencuentros de la población mam con el indigenismo mexica­no", Anuario 1994 (Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas), 1995, pp. 146-171.

Originalísimo estudio de los cambios sufridos por los indígenas mames asentados en la Sierra Madre de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala. Se trata de un grupo que en los años '30 fue sometido a una intensa presión para que abandonara su lengua y sus costumbres, y que ahora reinventa su identidad, alentado por la política indigenista actual. La autora está por publicar su tesis de doctorado sobre la historia de este grupo indígena, libro que se espera con gran interés .

--.. Imberton Deneke, Gracia María. La ve~enza. Enfermedad y regulación social en una comunidad chol, Tesis de maestría en antropología social, Universidad Autónoma de Chiapas, 1999.

El tema de las creencias entre los indígenas choles no había sido estudiado. He aquí, por fin, un trabajo serio y límpido sobre las relaciones sociales que se expresan en la enfermedad llamada ver­güenza. Una discreta, pero eficaz crítica de las teorías que suponen que las creencias sobrenaturales "sirven" para mantener el control social en las comunidades indígenas.

El movimiento indigena

--.. Morales Bermúdez, Jesús. "El Congreso Indígena de Chiapas: Un testimonio", Anuario 1991 (Instituto Chiapaneco de Cultura), 1992, pp. 242-370.

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Sin duda alguna, el mejor estudio de los inicios del movimiento indígena en Chiapas, escrito por uno de sus principales actores. Incluye los documentos más importantes del famosísimo Congreso Indígena de 1974.

Las elecciones

~ ViqueiraJ. P. yW. Sonnleitner. Democracia en tierras indí~e~as. Las elecciones en Los Altos de Chiapas {1991-1998}. Mexico, Instituto Federal Electoral/El Colegio de México/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2000.

Detallado estudio de la vida política y electoral de los municipios indígenas de Los Altos de Chiapas que muestra la compleja dinámica entre instituciones tradicionales e instituciones constitucionales, entre los conflictos locales y los grupos de poder y partidos políticos regionales y nacionales.

~ Sonnleitner, Willibald. Los indígenas y la democratización electo­ral: Una década de cambio político entre los tzotziles y tzeltales ~e Los Altos de Chiapas {1988-2000}. México, El Colegio de Méxi­co/Instituto Federal Electoral. En prensa.

Este libro permite comprender los cambios políticos y electorales que se han producido en Los Altos de Chiapas a partir de informa­ción, tanto estadística como de campo, abundante y de gran calidad. Al analizar los resultados de las elecciones en Los Altos de Chiapas entre 1988 Y 2000 a nivel de las secciones electorales (el nivel más fi~o Y detallado de la geografía electoral mexicana), el autor pone en evidencia tanto la pluralidad existente en cada comunidad indígena como la diversidad de los caminos que cada una de ellas ha seguido p~a dar respuesta a los retos políticos del presente. El autor también discute, con datos, razones y pasiones, los contradictorios Y sorpren­dentes efectos que ha tenido el levantamiento zapatista en su zona de influencia en Los Altos de Chiapas.

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...

El neozapatismo

El movimiento neozapatista -sus orígenes, su implantación en la selva, sus relaciones con la diócesis de San Cristóbal- siempre ha sido trabajado por investigadores que originalmente no estaban ligados con Chiapas. El fenómeno es menos sorprendente de lo que pudiera parecer: Los investigadores radicados en Chiapas tienen fuertes ligas con diversas comunidades indígenas, de tal forma que su preocupa­ción mayor ha sido las consecuencias a mediano y largo plazo que tendrá la rebelión neozapatista sobre la vida de las regiones indígenas del Estado. Huelga precisar que la gran mayoría de los libros dedica­dos al EZLN, al subcomandante Marcos y al obispo Samuel García son principalmente obras de propaganda política. Sin embargo, tres trabajos sobresalen por la abundante información de primera mano, por su tratamiento riguroso y por su espíritu crítico.

~ Tello Díaz, Carlos. La rebelión de Las Cañadas. Origen y ascenso del EZLN. México, Cal y Arena, 2000.

Se trata del primer libro que se interesó en la historia terrenal del neozapatismo. Reconstruye los lejanos orígenes del EZLN en los años de 1970, su llegada a Chiapas y su desarrollo posterior en la región de Las Cañadas. Al mismo tiempo, narra la formación política de los indígenas de la Selva La can dona (que pasaron por los cursos de la teología de la liberación y por diversos maoísmos hasta que algunos de ellos terminaron por ingresar al EZLN). Aunque la primera versión de este libro (aparecida en 1995) suscitó la ira de los simpatizantes neozapatistas, el autor deja traslucir a todo lo largo del texto una fascinación, no exenta de cierta simpatía crítica, por la causa zapatis­ta. En México, el libro se ha convertido en un "best seller" con más de 25,000 ejemplares vendidos. La segunda edición corregida y amplia­da, más completa y rigurosa y que entre otras cosas detalla las fuentes de información del autor, será por mucho tiempo una obra de referen­cia obligada.

~ Grange, Bertrand de la, y Maite Rico, Sous-Commandant Marcos: La géniale imposture, Paris, Plon/lfrane, 1998.

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Sin duda alguna, el mejor estudio de los inicios del movimiento indígena en Chiapas, escrito por uno de sus principales actores. Incluye los documentos más importantes del famosísimo Congreso Indígena de 1974.

Las elecciones

~ ViqueiraJ. P. yW. Sonnleitner. Democracia en tierras indí~e~as. Las elecciones en Los Altos de Chiapas {1991-1998}. Mexico, Instituto Federal Electoral/El Colegio de México/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2000.

Detallado estudio de la vida política y electoral de los municipios indígenas de Los Altos de Chiapas que muestra la compleja dinámica entre instituciones tradicionales e instituciones constitucionales, entre los conflictos locales y los grupos de poder y partidos políticos regionales y nacionales.

~ Sonnleitner, Willibald. Los indígenas y la democratización electo­ral: Una década de cambio político entre los tzotziles y tzeltales ~e Los Altos de Chiapas {1988-2000}. México, El Colegio de Méxi­co/Instituto Federal Electoral. En prensa.

Este libro permite comprender los cambios políticos y electorales que se han producido en Los Altos de Chiapas a partir de informa­ción, tanto estadística como de campo, abundante y de gran calidad. Al analizar los resultados de las elecciones en Los Altos de Chiapas entre 1988 Y 2000 a nivel de las secciones electorales (el nivel más fi~o Y detallado de la geografía electoral mexicana), el autor pone en evidencia tanto la pluralidad existente en cada comunidad indígena como la diversidad de los caminos que cada una de ellas ha seguido p~a dar respuesta a los retos políticos del presente. El autor también discute, con datos, razones y pasiones, los contradictorios Y sorpren­dentes efectos que ha tenido el levantamiento zapatista en su zona de influencia en Los Altos de Chiapas.

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...

El neozapatismo

El movimiento neozapatista -sus orígenes, su implantación en la selva, sus relaciones con la diócesis de San Cristóbal- siempre ha sido trabajado por investigadores que originalmente no estaban ligados con Chiapas. El fenómeno es menos sorprendente de lo que pudiera parecer: Los investigadores radicados en Chiapas tienen fuertes ligas con diversas comunidades indígenas, de tal forma que su preocupa­ción mayor ha sido las consecuencias a mediano y largo plazo que tendrá la rebelión neozapatista sobre la vida de las regiones indígenas del Estado. Huelga precisar que la gran mayoría de los libros dedica­dos al EZLN, al subcomandante Marcos y al obispo Samuel García son principalmente obras de propaganda política. Sin embargo, tres trabajos sobresalen por la abundante información de primera mano, por su tratamiento riguroso y por su espíritu crítico.

~ Tello Díaz, Carlos. La rebelión de Las Cañadas. Origen y ascenso del EZLN. México, Cal y Arena, 2000.

Se trata del primer libro que se interesó en la historia terrenal del neozapatismo. Reconstruye los lejanos orígenes del EZLN en los años de 1970, su llegada a Chiapas y su desarrollo posterior en la región de Las Cañadas. Al mismo tiempo, narra la formación política de los indígenas de la Selva La can dona (que pasaron por los cursos de la teología de la liberación y por diversos maoísmos hasta que algunos de ellos terminaron por ingresar al EZLN). Aunque la primera versión de este libro (aparecida en 1995) suscitó la ira de los simpatizantes neozapatistas, el autor deja traslucir a todo lo largo del texto una fascinación, no exenta de cierta simpatía crítica, por la causa zapatis­ta. En México, el libro se ha convertido en un "best seller" con más de 25,000 ejemplares vendidos. La segunda edición corregida y amplia­da, más completa y rigurosa y que entre otras cosas detalla las fuentes de información del autor, será por mucho tiempo una obra de referen­cia obligada.

~ Grange, Bertrand de la, y Maite Rico, Sous-Commandant Marcos: La géniale imposture, Paris, Plon/lfrane, 1998.

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Aunque el libro es obra de dos periodistas -los corresponsales en México de Le Monde y de El País-, la investigación que lo respalda supera por mucho en rigor y exhaustividad a la de muchos sociólogos comprometidos. A diferencia del libro de Carlos Tello -construido como una narración de los hechos-, los autores de este libro optaron por una estructura más contrapuntística que les permite al mismo tiempo dar la palabra a los distintos actores del conflicto chiapaneco, plantear abiertamente diversas preguntas incómodas (o políticamente incorrectas) y adoptar a partir de razones y hechos una actitud abierta­mente polémica con respecto el neozapatismo. Este libro apasionado y apasionante, que en México se vendió en más de 40,000 ejemplares y que cambió los términos del debate político, es de lectura obligada para todos aquellos que quieren ir más allá de la versión de los hechos que ofrecen los comunicados y las entrevistas del subcomandante Marcos.

~ Meyer, Jean (en colaboración con Federico Ana ya Gallardo y Julio Ríos). Samuel Ruiz en San Cristóbal. México, Tusquets, 2000.

La figura del obispo de San Cristóbal de Las Casas, Samuel Ruiz ~arcía, ha suscitado acalorados debates que llegaron a levantar In~errogantes sobre su labor pastoral y sobre su papel en ellevanta­rm~n~o neoz~patista incluso entre los demás prelados de la Iglesia cato~I~a meXIcana. Para poder contar con información confiable Y an~h.si~ serenos Y rigurosos, la Conferencia Episcopal Mexicana le sohclto aJean Meyer -conocido especialista no sólo de la Cristiada Y de mu~hos ~tros movimientos campesinos en México, sino también de la histona de Rusia- un estudio sobre los últimos cuarenta años d~l trab~jo pastoral de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas. A diferencia de sus predecesores -hagiógrafos o críticos del obispo-, Jean Meyer pone el pensamiento y las obras de Samuel Ruiz en el cont~x~o de las distintas corrientes renovadoras de la Iglesia, lo que rela~vi~a mucho la supuesta excepcionalidad del prelado y arroja mue a u~ tanto sobre sus objetivos y sus métodos pastorales así como s~bre ~us Ideas P?l~ticas. Escrito sin a priori, el autor da voz a una gran ~Iversida~ de opiniones que debaten abiertamente en las páginas del libro, al Igual que debatieron anteriormente en la conciencia del historiador· Coherente, con el compromiso social del investigador, está

104

obra no ofrece respuestas acabadas, sino que nos ayuda a plantearnos las verdaderas preguntas.

O Temas de historia

Síntesis generales

~ Vos, Jan de. Vivir en frontera. La experiencia de Jos indios de Chiapas. México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/Instituto Nacional Indigenista, 1994.

La única síntesis confiable sobre la historia de Chiapas, escrita por el pionero y decano de la historia crítica y moderna de Chiapas.

~ Ruz, Mario H. Gestos cotidianos. Acercamiento etnológico a los mayas de la época colonial, Campeche. Gobierno del Estado de Campeche/Universidad Autónoma del Carmen/Universidad Autónoma de Campeche/Instituto Campechano/Instituto de Cultura de Campeche, 1997.

Una colección de bellas joyas historiográficas. Las mil Y un formas de resistencia ante el dominio español, la vida cotidiana, la cacería, el vestido, la música, y las creencias y prácticas relativas a la muerte entre los mayas del periodo colonial en siete artículos bellamente escritos por el mayista más completo de la actualidad. En efecto, el autor -médico, antropólogo, historiador y lingüista- ha realizado trabajo de campo en Chiapas, Tabasco, Campeche, Yuca­tán, Quintana Roo, Guatemala y Honduras, y peinado los principa­les archivos que guardan testimonios de la vida pasada de los mayas.

~ Viqueira, Juan Pedro. "Culturas e identidades en la historia de Chiapas", Sociedades multi.culturales y democracias en América Latina. Compilado por J. Nieto Montesinos, México, UNESCO/El Colegio de México/LVI Legislatura de Oaxaca, 1999, pp. 71-96.

Apretada síntesis de la historia demográfica y social de los distintos grupos indígenas de Chiapas.

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Aunque el libro es obra de dos periodistas -los corresponsales en México de Le Monde y de El País-, la investigación que lo respalda supera por mucho en rigor y exhaustividad a la de muchos sociólogos comprometidos. A diferencia del libro de Carlos Tello -construido como una narración de los hechos-, los autores de este libro optaron por una estructura más contrapuntística que les permite al mismo tiempo dar la palabra a los distintos actores del conflicto chiapaneco, plantear abiertamente diversas preguntas incómodas (o políticamente incorrectas) y adoptar a partir de razones y hechos una actitud abierta­mente polémica con respecto el neozapatismo. Este libro apasionado y apasionante, que en México se vendió en más de 40,000 ejemplares y que cambió los términos del debate político, es de lectura obligada para todos aquellos que quieren ir más allá de la versión de los hechos que ofrecen los comunicados y las entrevistas del subcomandante Marcos.

~ Meyer, Jean (en colaboración con Federico Ana ya Gallardo y Julio Ríos). Samuel Ruiz en San Cristóbal. México, Tusquets, 2000.

La figura del obispo de San Cristóbal de Las Casas, Samuel Ruiz ~arcía, ha suscitado acalorados debates que llegaron a levantar In~errogantes sobre su labor pastoral y sobre su papel en ellevanta­rm~n~o neoz~patista incluso entre los demás prelados de la Iglesia cato~I~a meXIcana. Para poder contar con información confiable Y an~h.si~ serenos Y rigurosos, la Conferencia Episcopal Mexicana le sohclto aJean Meyer -conocido especialista no sólo de la Cristiada Y de mu~hos ~tros movimientos campesinos en México, sino también de la histona de Rusia- un estudio sobre los últimos cuarenta años d~l trab~jo pastoral de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas. A diferencia de sus predecesores -hagiógrafos o críticos del obispo-, Jean Meyer pone el pensamiento y las obras de Samuel Ruiz en el cont~x~o de las distintas corrientes renovadoras de la Iglesia, lo que rela~vi~a mucho la supuesta excepcionalidad del prelado y arroja mue a u~ tanto sobre sus objetivos y sus métodos pastorales así como s~bre ~us Ideas P?l~ticas. Escrito sin a priori, el autor da voz a una gran ~Iversida~ de opiniones que debaten abiertamente en las páginas del libro, al Igual que debatieron anteriormente en la conciencia del historiador· Coherente, con el compromiso social del investigador, está

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obra no ofrece respuestas acabadas, sino que nos ayuda a plantearnos las verdaderas preguntas.

O Temas de historia

Síntesis generales

~ Vos, Jan de. Vivir en frontera. La experiencia de Jos indios de Chiapas. México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/Instituto Nacional Indigenista, 1994.

La única síntesis confiable sobre la historia de Chiapas, escrita por el pionero y decano de la historia crítica y moderna de Chiapas.

~ Ruz, Mario H. Gestos cotidianos. Acercamiento etnológico a los mayas de la época colonial, Campeche. Gobierno del Estado de Campeche/Universidad Autónoma del Carmen/Universidad Autónoma de Campeche/Instituto Campechano/Instituto de Cultura de Campeche, 1997.

Una colección de bellas joyas historiográficas. Las mil Y un formas de resistencia ante el dominio español, la vida cotidiana, la cacería, el vestido, la música, y las creencias y prácticas relativas a la muerte entre los mayas del periodo colonial en siete artículos bellamente escritos por el mayista más completo de la actualidad. En efecto, el autor -médico, antropólogo, historiador y lingüista- ha realizado trabajo de campo en Chiapas, Tabasco, Campeche, Yuca­tán, Quintana Roo, Guatemala y Honduras, y peinado los principa­les archivos que guardan testimonios de la vida pasada de los mayas.

~ Viqueira, Juan Pedro. "Culturas e identidades en la historia de Chiapas", Sociedades multi.culturales y democracias en América Latina. Compilado por J. Nieto Montesinos, México, UNESCO/El Colegio de México/LVI Legislatura de Oaxaca, 1999, pp. 71-96.

Apretada síntesis de la historia demográfica y social de los distintos grupos indígenas de Chiapas.

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Historia de la Selva Lacandona

~ Vos, Jan de. La paz de Dios y del Rey. La conquista de la selva lacandona, 1525-1821. México, Fondo de Cultura Económica, 1988 [Una primera edición publicada por Gobierno del Estado de Chiapas apareció en 1980].

Sin duda el mejor libro de este afamado autor y el que marca el inicio de la renovación de la historiografía sobre Chiapas. Se trata de la trágica historia de los "auténticos" lacandones que lograron resistir casi dos siglos a las incursiones españolas y que desaparecieron tras ser arrancados de la Selva Lacandona. Se lee como una novela.

~ Vos, Jan de. Oro verde. La conquista de la Selva Lacandona por los madereros tabasqueños. 1822-1949. México, Fondo de Cultura Económica/Instituto de Cultura de Tabasco, 1988.

La continuación del libro anterior. El exceso de información abruma en ocasiones al lector, pero es el libro clave para comprender la selva antes de los inicios de la colonización indígena.

~ Vos, Jan de. Viajes al Desierto de la Soledad. Cuando la Selva Lacandona aún era selva. México, Secretaría de Educación Pública/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1988.

Veinte relatos de viajeros, exploradores, antropólogos y colonos que se internaron a la Selva Lacandona entre 1786 y 1986. Veinte magníficos relatos para comprender la fascinación que ejerce la Selva Lacandona sobre los espíritus aventureros.

~ Lobato, Rodolfo. Les Indiens du Chiapas et la Foret lacandon. Paris, L'Harmattan, 1997.

El autor, que trabajó 20 años en la Selva Lacandona, nos ofrece una cl~a Y precisa descripción de las erráticas políticas seguidas por los gobiernos federales y estatales en la región en la que nació el EZLN. Los bellos testimonios incluidos en el libro permiten darle

106

cuerpo y cara a los actores de esta historia y nos ayudan a compren­der sus ilusiones, sus dramas y sus contradicciones.

Resistencia y rebeliones indias

~ Lenkersdorf, Gudrun. Génesis histórica de Chiapas.1522-1532. El conflicto entre Portocarrero y Mazariegos. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993.

La verdadera historia de la conquista de Chiapas, escrita por una física reconvertida en historiadora por amor a los tojolabales. De una rara limpidez y originalidad. Un libro que analiza los distintos proyectos de los conquistadores españoles que llegaron a Chiapas, tomando en cuenta sus apoyos económicos y políticos en España y en la ciudad de México. Esta obra demuestra sin aspavientos que sólo tomando en cuenta los niveles local, regional y mundial y su articu­lación, se puede entender el pasado (y añadiría, también el presente).

~ Aramoni Calderón, Dolores. Los refugios de lo sagrado. Religiosi­dad, conflicto y resistencia entre los zoques de Chiapas. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1992,431 pp.

Un bellísimo libro que, a partir de los juicios que la Iglesia colonial realizó contra indios zaques acusados de brujos e idólatras, reconstruye el sinuoso camino de sus creencias cosmológicas ligadas a la vida agrícola, desde los tiempos prehispánicos hasta el ritual de la fiesta de la Virgen de Copoya, que se celebra hoy en día en la ciudad capital de Tuxtla Gutiérrez. Con este "Montaillou" chiapaneco, los zaques tienen por fin una historia digna de ese nombre y los lectores podemos acercarnos a los rincones más recónditos de su vida cotidiana. Escrito por una de las mejores especialista en Chiapas, su Estado natal.

~ Viqueira, Juan Pedro. María de la Candelaria, india natural de Cancuc. México, Fondo de Cultura Económica (Colección Popu­lar n° 478), 1993 (1 8 reimpresión: 1996).

Biografía novelada de la joven tzeltal de 14 años que encabezó la rebelión indígena de 1712 contra el dominio español.

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Historia de la Selva Lacandona

~ Vos, Jan de. La paz de Dios y del Rey. La conquista de la selva lacandona, 1525-1821. México, Fondo de Cultura Económica, 1988 [Una primera edición publicada por Gobierno del Estado de Chiapas apareció en 1980].

Sin duda el mejor libro de este afamado autor y el que marca el inicio de la renovación de la historiografía sobre Chiapas. Se trata de la trágica historia de los "auténticos" lacandones que lograron resistir casi dos siglos a las incursiones españolas y que desaparecieron tras ser arrancados de la Selva Lacandona. Se lee como una novela.

~ Vos, Jan de. Oro verde. La conquista de la Selva Lacandona por los madereros tabasqueños. 1822-1949. México, Fondo de Cultura Económica/Instituto de Cultura de Tabasco, 1988.

La continuación del libro anterior. El exceso de información abruma en ocasiones al lector, pero es el libro clave para comprender la selva antes de los inicios de la colonización indígena.

~ Vos, Jan de. Viajes al Desierto de la Soledad. Cuando la Selva Lacandona aún era selva. México, Secretaría de Educación Pública/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1988.

Veinte relatos de viajeros, exploradores, antropólogos y colonos que se internaron a la Selva Lacandona entre 1786 y 1986. Veinte magníficos relatos para comprender la fascinación que ejerce la Selva Lacandona sobre los espíritus aventureros.

~ Lobato, Rodolfo. Les Indiens du Chiapas et la Foret lacandon. Paris, L'Harmattan, 1997.

El autor, que trabajó 20 años en la Selva Lacandona, nos ofrece una cl~a Y precisa descripción de las erráticas políticas seguidas por los gobiernos federales y estatales en la región en la que nació el EZLN. Los bellos testimonios incluidos en el libro permiten darle

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cuerpo y cara a los actores de esta historia y nos ayudan a compren­der sus ilusiones, sus dramas y sus contradicciones.

Resistencia y rebeliones indias

~ Lenkersdorf, Gudrun. Génesis histórica de Chiapas.1522-1532. El conflicto entre Portocarrero y Mazariegos. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993.

La verdadera historia de la conquista de Chiapas, escrita por una física reconvertida en historiadora por amor a los tojolabales. De una rara limpidez y originalidad. Un libro que analiza los distintos proyectos de los conquistadores españoles que llegaron a Chiapas, tomando en cuenta sus apoyos económicos y políticos en España y en la ciudad de México. Esta obra demuestra sin aspavientos que sólo tomando en cuenta los niveles local, regional y mundial y su articu­lación, se puede entender el pasado (y añadiría, también el presente).

~ Aramoni Calderón, Dolores. Los refugios de lo sagrado. Religiosi­dad, conflicto y resistencia entre los zoques de Chiapas. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1992,431 pp.

Un bellísimo libro que, a partir de los juicios que la Iglesia colonial realizó contra indios zaques acusados de brujos e idólatras, reconstruye el sinuoso camino de sus creencias cosmológicas ligadas a la vida agrícola, desde los tiempos prehispánicos hasta el ritual de la fiesta de la Virgen de Copoya, que se celebra hoy en día en la ciudad capital de Tuxtla Gutiérrez. Con este "Montaillou" chiapaneco, los zaques tienen por fin una historia digna de ese nombre y los lectores podemos acercarnos a los rincones más recónditos de su vida cotidiana. Escrito por una de las mejores especialista en Chiapas, su Estado natal.

~ Viqueira, Juan Pedro. María de la Candelaria, india natural de Cancuc. México, Fondo de Cultura Económica (Colección Popu­lar n° 478), 1993 (1 8 reimpresión: 1996).

Biografía novelada de la joven tzeltal de 14 años que encabezó la rebelión indígena de 1712 contra el dominio español.

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~ Viqueira, Juan Pedro. Indios rebeldes e i~ólatras. Dos. ensayos históricos sobre la rebelión de Cancuc, Chzapas, acaeczda en el año de 1712. México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1997.

Dos acercamientos complementarios sobre la rebelión de 1712. Uno sobre el contexto regional de la rebelión y otro sobre sus sorpren­dentes y desconcertantes aspectos religiosos.

La Iglesia en Chiapas

.,.. Viqueira, Juan Pedro. "Éxitos y fracasos de la evangelizaci?n en Chiapas", La Iglesia católica en México. Edición de N. S1gaut, Zamora, El Colegio de Michoacán/Secretaría de Gobernación, 1997, pp. 69-98.

Una visión sintética sobre las limitaciones de la empresa de evangelización en Chiapas durante el periodo colonial que han permitido que creencias de origen prehispánico sigan jugando un papel relevante en la vida cotidiana de los indígenas de Chiapas.

..._ Ortiz Herrera, María del Rocío. Indios insumisos, Iglesia católica y elites terratenientes en Chiapas, 1824-1901. Tesis de maestría en historia, El Colegio de Michoacán, 2001.

La autora rescata un siglo olvidado de la historia de los indígenas de Chiapas, a través de la correspondencia de los curas rurales del si~l~ XIX. Un estudio que rebosa de información trabajada con gran sensibi­lidad histórica y que narra las relaciones conflictivas entre la Iglesia Y los indígenas que buscaban recuperar el control sobre su vida religiosa .

.,.. Ríos, Julio. El Estado, la Iglesia católica y los indígenas en Chia­pas en el siglo XX. México, Programa de Investigaciones Multidis­ciplinarias sobre Mesoamérica y el Sureste (Universidad Nacional Autónoma de México). En prensa.

Este libro claro y riguroso, basado en fuentes primarias poco utilizadas Y que evita caer en polémicas estériles, analiza dos aspectos

108

claves de la historia religiosa de Chiapas del siglo XX: La persecución emprendida por el Estado posrevolucionario contra la Iglesia católica en Chiapas en los años de 1920 y 1930; y la transformación de la política pastoral de monseñor Samuel Ruiz García entre 1960 y 2000.

Observaciones finales

Existen, sin duda, otros trabajos sumamente valiosos para com­prender la situación actual de los indígenas de Chiapas, que por razones de espacio no es posible mencionar aquí. No obstante, los que he reseñado permitirán sobradamente a cualquier lector cobrar conciencia del abismo que existe entre el conocimiento generado por los investigadores especializados en la historia y la antropología de los indígenas de Chiapas y los estereotipos simplistas y maniqueos difundidos por los medios de comunicación y por los activistas políticos. Cualquier debate mínimamente serio sobre el futuro de las regiones indígenas de Chiapas debería basarse en éstos y en otros trabajos igualmente informados y rigurosos, que plantean los verda­deros problemas que aquejan a los indígenas de este Estado de la república mexicana. Nadie debería de olvidar la sabia advertencia del filósofo y ensayista español Miguel de Unamuno: "Sólo quien quiera cuanto suceda, logrará que suceda cuanto él quiere" .12

/

12/ Miguel de Unamuno, Paz en la guerra, Madrid, Espasa-Calpe. 1969, p. 246.

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~ Viqueira, Juan Pedro. Indios rebeldes e i~ólatras. Dos. ensayos históricos sobre la rebelión de Cancuc, Chzapas, acaeczda en el año de 1712. México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1997.

Dos acercamientos complementarios sobre la rebelión de 1712. Uno sobre el contexto regional de la rebelión y otro sobre sus sorpren­dentes y desconcertantes aspectos religiosos.

La Iglesia en Chiapas

.,.. Viqueira, Juan Pedro. "Éxitos y fracasos de la evangelizaci?n en Chiapas", La Iglesia católica en México. Edición de N. S1gaut, Zamora, El Colegio de Michoacán/Secretaría de Gobernación, 1997, pp. 69-98.

Una visión sintética sobre las limitaciones de la empresa de evangelización en Chiapas durante el periodo colonial que han permitido que creencias de origen prehispánico sigan jugando un papel relevante en la vida cotidiana de los indígenas de Chiapas.

..._ Ortiz Herrera, María del Rocío. Indios insumisos, Iglesia católica y elites terratenientes en Chiapas, 1824-1901. Tesis de maestría en historia, El Colegio de Michoacán, 2001.

La autora rescata un siglo olvidado de la historia de los indígenas de Chiapas, a través de la correspondencia de los curas rurales del si~l~ XIX. Un estudio que rebosa de información trabajada con gran sensibi­lidad histórica y que narra las relaciones conflictivas entre la Iglesia Y los indígenas que buscaban recuperar el control sobre su vida religiosa .

.,.. Ríos, Julio. El Estado, la Iglesia católica y los indígenas en Chia­pas en el siglo XX. México, Programa de Investigaciones Multidis­ciplinarias sobre Mesoamérica y el Sureste (Universidad Nacional Autónoma de México). En prensa.

Este libro claro y riguroso, basado en fuentes primarias poco utilizadas Y que evita caer en polémicas estériles, analiza dos aspectos

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claves de la historia religiosa de Chiapas del siglo XX: La persecución emprendida por el Estado posrevolucionario contra la Iglesia católica en Chiapas en los años de 1920 y 1930; y la transformación de la política pastoral de monseñor Samuel Ruiz García entre 1960 y 2000.

Observaciones finales

Existen, sin duda, otros trabajos sumamente valiosos para com­prender la situación actual de los indígenas de Chiapas, que por razones de espacio no es posible mencionar aquí. No obstante, los que he reseñado permitirán sobradamente a cualquier lector cobrar conciencia del abismo que existe entre el conocimiento generado por los investigadores especializados en la historia y la antropología de los indígenas de Chiapas y los estereotipos simplistas y maniqueos difundidos por los medios de comunicación y por los activistas políticos. Cualquier debate mínimamente serio sobre el futuro de las regiones indígenas de Chiapas debería basarse en éstos y en otros trabajos igualmente informados y rigurosos, que plantean los verda­deros problemas que aquejan a los indígenas de este Estado de la república mexicana. Nadie debería de olvidar la sabia advertencia del filósofo y ensayista español Miguel de Unamuno: "Sólo quien quiera cuanto suceda, logrará que suceda cuanto él quiere" .12

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12/ Miguel de Unamuno, Paz en la guerra, Madrid, Espasa-Calpe. 1969, p. 246.

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'Yu.ª,.r.§ lnsUtuto lnternaclonpl de Aprendi7

para la Reconciliaclon Soei,·

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