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LINEAMIENTOS POLÍTICO CULTURALES PARA LA
FORMULACIÓN DEL PLAN DE DESARROLLO
CULTURAL DE MEDELLÍN 2010-2020
Documento de trabajo 2 versión 2 – febrero de 2010
Para la discusión pública
Alcaldía de Medellín
Secretaría de Cultura Ciudadana - Subsecretaría de Metrocultura
Universidad de Antioquia – Departamento de Extensión Cultural
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Equipo de trabajo
Secretaría de Cultura Ciudadana Secr. Luis Miguel Úsuga Subsecretaría de Metrocultura Subs. María Rosa Machado Interventor. Herman Montoya Departamento de Extensión Cultura Universidad de Antioquia Dir. María Adelaida Jaramillo Coordinación técnica Ant. Elizabeth Arboleda Sistematización e información Soc. Juan Fernando Sierra Soc. Javier Jaramillo (Fase II) Esp. Andrés Cardales (Fase II) Profesionales de campo Ant. Cristina Agudelo (Fase I) Hist. Mauricio Hoyos (Fase I) Trab. Soc. Dayana Vásquez Costos proyectos Econ. Mauricio Sánchez Comunicaciones Per. Katalina Vásquez (Fase I) Com Soc. Adriana Sena (Fase II) Operador Logístico Surg Grupo Creativo Apoyo: Sistema Municipal de Cultura María Aidé Tamayo William Carvajal Carlos Mario Guevara Departamento Administrativo de Planeación Carlos Mario Sierra
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Tabla de Contenido
Presentación ..................................................................................................... 6
1. Lineamiento 1. Afirmación de la libertad, la dignidad y la equidad para
la creación, la producción cultural y la participación en las actividades y
el disfrute de los bienes y servicios culturales ........................................... 10
1.1 Estímulos a la creación y la producción cultural .................................................. 12
1.2 Estímulo y apropiación de los eventos culturales de ciudad y de localidad .... 13
1.3 Fomento a la circulación de la producción cultural local .................................... 14
1.4 Reconocimiento a las nuevas creaciones y re-creación cultural ........................... 15
2. Lineamiento 2. Reconocimiento de la diversidad, la multiculturalidad y
la interculturalidad como fundamento de la construcción permanente de
la ciudad y la ciudadanía cultural democrática ........................................... 15
2.1 Valoración y apropiación de la diversidad como aporte a la convivencia y a la
construcción de ciudadanía ................................................................................................ 16
2.2 Inclusión social desde la cultura, el derecho a crear desde la diferencia ............. 17
2.3 Reconocimiento del reto político cultural que plantea la población en situación de
desterritorialización y reterritorialización ........................................................................... 17
2.3.1 La población en situación de desplazamiento ................................................... 17
2.3.2 Reconocimiento de las diásporas como una realidad y una oportunidad
cultural ................................................................................................................................ 18
2.4 Reconocimiento de una nueva dimensión conceptual y del orden de la
territorialidad cultural: el paisaje cultural ........................................................................... 18
2.5 Descentralización del sector cultural para el impulso a la ruralidad ...................... 19
3. Lineamiento 3. Impulso y generación de procesos de reconocimiento
social del patrimonio y de las memorias...................................................... 20
3.1 Educación para el reconocimiento, conservación, disfrute y divulgación y
apropiación del patrimonio .................................................................................................. 22
3.2 La sostenibilidad de los bienes de interés cultural materiales e inmateriales ...... 23
4. Lineamiento 4: Preponderancia de la Educación Ciudadana en la
búsqueda, el fortalecimiento y el logro de la convivencia ......................... 24
4.1 La convivencia y la participación ciudadana como propósitos centrales de la
educación ciudadana ........................................................................................................... 25
4.2 La convivencia pacífica ciudadana ............................................................................. 26
4.3 La participación social y política y la valoración y el compromiso con lo público 28
4.4 La formación artística, cultural, para la recreación y el deporte ............................. 28
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5. Lineamiento 5. Fomento y fortalecimiento de la formación artística y
cultural y de las relaciones educación-cultura ............................................ 29
5.1 Fomento y apoyo a la formación integral de gestores culturales ........................... 30
5.2 Estímulo y fomento a la profesionalización de creadores culturales ..................... 30
5.3 Educación artística y cultural ....................................................................................... 31
5.4 Educación ciudadana en el sistema escolar y en otros ámbitos no escolares La
ciudad como escuela y laboratorio .................................................................................... 31
6. Lineamiento 6. Diálogo cultura, educación ciencia y tecnología ........... 33
6.1 Impulso y generación de procesos de investigación cultural .................................. 33
6.2 Sistema de bibliotecas y Plan Municipal de Lectura ................................................ 34
6.3 Investigación e innovación para el desarrollo cultural ............................................. 34
6.4 Cultura y nuevas tecnologías de la información y de la comunicación ................. 35
6.5 Información e investigación en la relaciones economía y cultura .......................... 35
6.6 Formación profesional, técnica y para el emprendimiento de los agentes del
sector cultural ........................................................................................................................ 36
7. Lineamiento 7. La ciudad comunicada ..................................................... 37
7.1 Diálogo cultura-comunicación: mediación cultural y comunicación pública ......... 38
7.2 Conocimiento pedagógico de la ciudad ..................................................................... 38
7.3 Democratización de la información ............................................................................. 39
8. Lineamiento 8. Fortalecimiento de la economía de la cultura para el
desarrollo de la ciudad .................................................................................. 40
8.1 Apoyo a la creación y fortalecimiento de las industrias y las organizaciones
culturales ................................................................................................................................ 40
8.2 Desarrollo de una estrategia integral de sostenibilidad para la actividad y el
sector cultural ........................................................................................................................ 43
8.3 Democratización de la cultura, la organización y participación de consumidores y
gestores culturales ............................................................................................................... 45
9. Lineamiento 9. Interacción con la región metropolitana y con el mundo.
Entre la ciudadanía para la ciudad y la ciudadanía para el mundo ........... 46
9.1 Ciudad, globalización y cultura ciudadana. El reto de la ciudadanía para el
mundo..................................................................................................................................... 48
9.2 La interacción de la ciudad con la región metropolitana y el departamento. La
realidad territorial .................................................................................................................. 49
9.3 Posicionamiento en lo internacional, desde lo local. Promoción y gestión de
procesos de cooperación con otras entidades del orden local, departamental,
nacional e internacional ....................................................................................................... 50
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10. Lineamiento 10. Fortalecimiento del Sistema Municipal de Cultura y la
responsabilidad en la construcción de ciudad y ciudadanía ..................... 51
10.1 El Sistema Municipal de Cultura ............................................................................... 52
10.2 Fortalecimiento de la participación ciudadana ........................................................ 54
Bibliografía ...................................................................................................... 56
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LINEAMIENTOS DE POLÍTICAS PARA LA FORMULACIÓN DEL PLAN DE
DESARROLLO 2010-2020
Presentación
Orientar la formulación del Plan de Desarrollo Cultural de Medellín 2010 – 2020, parten
del trabajo realizado por un grupo de consultores y del personal de la Secretaría de
Cultura Ciudadana realizado entre los años 2007 y 2008, los cuales se recogieron en
el Documento de Trabajo denominado Lineamientos político culturales para la
formulación del Plan de Desarrollo Cultural de Medellín 2009-20201. En él, allí se
recogen los logros más significativos de la ciudad, el departamento y el país en
materia cultural, y se proponen diez ideas claves para la formulación y construcción de
los lineamientos de políticas para la gestión pública de la cultura en Medellín.
La iniciativa del equipo técnico encargado de formular el Plan de Desarrollo Cultural
para la ciudad de Medellín 2010-2020, se orientó con base en este análisis, que si bien
no es inicial, ya que recoge y agrupa diferentes momentos y logros en materia cultural,
si se constituye en un insumo indispensable para construir los planteamientos
fundamentales y estructurales de los lineamientos de política cultural de la ciudad, y
desarrollar alternativas frente a la permanente demanda del sector cultural y de la
ciudadanía en general para que el Estado, a través de la Alcaldía, favorezca las
condiciones y estrategias que contribuyan a la comprensión y aprehensión de la
cultura como dimensión mediadora y garante de un proyecto de desarrollo humano
que, amparado en la formulación de esta política pública, contribuya a armonizar los
proyectos políticos futuros, las necesidades de desarrollo cultural, el compromiso y
voluntad de las ciudadanas y ciudadanos de Medellín y la inversión de recursos.
Dado que es temporalidad acumulada, del reconocimiento del patrimonio deviene su
aprovechamiento y permite descubrir las potencialidades en la construcción de una
ciudadanía democrática e incluyente. Es importante entonces reconocer que ningún
proceso social o cultural parte de cero. Particularmente Medellín tiene una importante
trayectoria en procesos culturales relacionados directamente con el ciudadano como
responsable directo de su preservación, que deberán aprovecharse y potenciarse.
El proceso de construcción del Plan, al igual que muchos otros de carácter
participativo que confeccionan políticas de carácter público no ha estado exento de las
dificultades que les son propias a estas iniciativas. Pero podemos señalar a su favor el
compromiso y la dedicación de muchos profesionales que desde su lugar le aportan
permanentemente al proceso, como lo son los Consejeros de Cultura, los asesores, el
equipo del Sistema Municipal de Cultura, del Archivo Histórico de Medellín, la Alcaldía
de Medellín, entre otros.
1 Alcaldía de Medellín. Secretaría de Cultura Ciudadana. Subsecretaría de Metrocultura Lineamientos político culturales para la formulación del Plan de Desarrollo Cultural de Medellín 2009-2020 Fondo Editorial Ateneo Porfirio Barba Jacob. 1º edición.171 p.p. Medellín, 2008.
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El proceso de consulta, validación y revisión de planteamientos político culturales de
carácter público, evidencian múltiples y diversas formas de asumir y estimar el
desarrollo deseable de la cultura en Medellín: los productores, los animadores, los
funcionarios, y la ciudadanía en general, asumen desde sus ópticas distintos tópicos
que responden a sus necesidades e intereses particulares. Entender y enlazar el
entramado de intereses y necesidades es tarea compleja en tanto que se busca dar
respuesta a esta diversidad manifiesta en la voz de sectores y grupos de interés que
asumen la cultura y lo artístico desde sus lugares particulares.
El Plan de Cultura es además un instrumento de planeación que tiene sentido político
en tanto su eje estructurante se oriente desde y hacia la participación ciudadana,
asunto que no puede considerarse accesorio, a pesar de algunas tendencias
administrativas que plantean la concentración de lo público en la administración
privada, desestimando la consulta ciudadana y la participación como mecanismos de
construcción colectiva. Es también el Plan un ejercicio de gestión de las políticas
públicas y una ruta proyectada para definir las acciones necesarias que permitan darle
curso a las necesidades y demandas ciudadanas; es igualmente, una apuesta por una
concepción del mundo en donde las preguntas centrales por el quién, el qué, el dónde,
el cuándo y con quiénes, se constituyen en claves para la comprensión de nuestras
relaciones con el universo y para la construcción de sentido en las mismas. Es una
pregunta por el presente, teniendo como referente el pasado que nos acompaña; sólo
así podremos imaginar un futuro útil donde todos tengamos un lugar que, más que
soñar con lo que deberíamos ser, considera lo que somos para fortalecerlo y
mejorarlo.
La revisión de la información producida sobre el tema cultural en Medellín, y los
lineamientos políticos para la construcción del Plan de Cultura, señalan una tendencia
por fortalecer el concepto de educación ciudadana para fomentar, formar, construir y
generar marcos ideológicos que permitan que fluya la vida de la ciudad, su ruralidad,
sus márgenes, sus precipicios, sus centralidades, sus imaginarios, y las relaciones e
intercambios con el mundo y con los otros. Se propende por una idea del nosotros
desde el uso, el estar, el disfrute, la incidencia política en la ciudad y con otros; se
propone la creación de conciencia colectiva articulada a un ethos y una moral
ciudadana; la ciudadana se reconoce como una construcción social que
permanentemente se construye en los espacios y lugares del interés general y público;
y se evidencia la necesidad de generar vínculos sociales que anuden la dignidad, la
participación, la convivencia en la ciudad más allá de sus límites de papel, donde
seguimos siendo ciudadanos.
Pero la percepción ciudadana, al menos la que muestran los resultados de la consulta
ciudadana2, se expresa con preconceptos que reflejan en su narrativa la
predominancia de ideas impulsadas por los medios masivos de comunicación y que
tienen procesos de reflexión individual o colectiva, que inciden, caracterizan e influyen
en las estrategias, herramientas y planeación de los escenarios sociales en donde se
crea, recrea y actualiza la cultura. Entran en desuso y se vuelven obsoletas otras
memorias que inciden e influyen en las acciones e ideas de los ciudadanos, cristalizan
2 Primeros encuentros territoriales para la socialización de los estos lineamientos políticos para la formulación del Plan de Desarrollo Cultural del Municipio, adelantados entre el 3 y el 18 de diciembre de 2.009 en las comunas y corregimientos de la ciudad.
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estéticas, actitudes, comportamientos que limitan la vida social, que olvidan la
memoria de los sentidos, de la práctica, de la espontaneidad, de la creación y la
iniciativa liberadora y autónoma, que hacen posible al arte y la vida cultural.
Los diez lineamientos que se plantean, reflejan los argumentos y temas políticos que
emergen en el contexto cultural, y se construyeron con un enfoque de derechos, en
un contexto territorial, con la participación de diversos sectores ciudadanos. Dichos
lineamientos proponen intenciones y miradas sobre asuntos que se han considerado
fundamentales para el desarrollo cultural de Medellín y se comprometen, en conjunto,
con la afirmación de los derechos culturales y con la garantía del acceso y
participación en el uso y disfrute creativo de bienes y servicios culturales vinculados al
reconocimiento, valoración y aceptación de la diversidad; la memoria y el patrimonio;
la educación ciudadana; la gestión cultural; la relación cultura-educación-ciencia y
tecnología; la cultura y la educación; la economía de la cultura; las alianzas y redes de
cooperación locales, regionales, nacionales e internacionales, y la consolidación y
funcionamiento idóneo del Sistema Municipal de Cultura.
Relación de leyes y políticas, mínimo a tener en cuenta en el análisis de estos
lineamientos.
Ley referenciada
Ley 98 de 1993 Ley del libro
Ley 397 de 1997 Ley General de Cultura
Ley 594 de 2000 Ley General de Archivos
Ley 666 de 2001 Ley de la Estampilla Procultura
Ley 814 de 2003 Ley de cine
Ley 881 de 2004 por la cual se rinde homenaje al Artista Nacional
Ley 1170 de 2007 Ley de Teatro
Ley 1185 de 2008 Por la cual se reforma la Ley 397 en lo que respecta al
patrimonio cultural
Ley 369 de 2009 Ley de las lenguas nativas en Colombia
Ley 1316 de 2009 Reforma la Ley 361 de 2007 sobre accesibilidad a los espacios
para espectáculos de personas con discapacidad
Ley 1379 de enero de 2010 Ley de bibliotecas públicas
Proyecto de Ley de
espectáculos públicos
Orientado a la reducción de la carga tributaria y legal para los
empresarios de espectáculos públicos
Proyecto de Ley “Fanny
Mickey”
Orientado a la creación de una sociedad colectiva que
represente los derechos por la incorporación de imágenes o
imágenes y sonidos en espacios audiovisuales
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Existencia de políticas nacionales formuladas por el Ministerio de Cultura, en los siguientes
temas:
1. Cultura digital
2. Lectura y bibliotecas
3. Protección de la diversidad etnolingüística (PPDE)
4. Comunicación/cultura
5. Siglas y acrónimos
6. Cinematografía, cultura e industria
7. Concertación
8. Diversidad
9. Artes Visuales
10. Artes 2006-2010
11. Música
12. Estímulos
13. Itinerancias artísticas por Colombia
14. Fomento de la educación artística
15. Infraestructura teatral
16. Literatura
17. Cooperación internacional como herramienta para el desarrollo del sector cultural
18. Gestión internacional de la cultura
19. Infraestructura cultural
20. Región Caribe
21. Fomento de las Industrias Creativas
22. Emprendimiento cultural
23. Consolidación del Sistema Nacional de Información Cultural
24. Danza
25. Protección y salvaguardia del patrimonio cultural
26. Museos
A continuación, se exponen los lineamientos que dan soporte a la formulación de los
derroteros para la construcción de las políticas culturales de la ciudad, la formulación
del Plan Cultural, y la construcción de los acuerdos ciudadanos que garanticen su
sostenibilidad social, con el objetivo de ser analizados, discutidos y puestos en
discusión entre los diferentes actores que participen en la formulación del Plan.
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1. Lineamiento 1. Afirmación de la libertad, la dignidad y la equidad para la creación, la producción cultural y la participación en las actividades y el disfrute de los bienes y servicios culturales
La ciudad que se configuró en los últimos 100 años expresa de diversas maneras el
deseo por ser modernos, y para ello ha apropiado y desarrollado principios y
paradigmas racionales, abstractos y científicos de tipo universalista,
fundamentalmente orientados a encontrar formas de controlar la masa social y
brindarle oportunidades al capital para su desarrollo. Sus habitantes cobraron
condición de ciudadanos del Estado nacional, como unidad política y dispositivo de
poder al cual deben brindar sus compromisos, lealtades y solidaridades; sólo bajo esta
modalidad serían miembros de la ciudad, al considerar que la ciudadanía basta para
lograr vincular a los individuos con la comunidad política nacional y por ende con la
ciudad, como subunidad política.
La relación entre sociedad y nación prevalecía sobre cualquier otra forma de
convivencia social organizada (étnica, cultura de origen, comunidad religiosa, etc.),
ésta última adecuada a los límites del Estado.
Construir nación también ha sido sinónimo de construir sociedad. Los vínculos
citadinos han sido los vínculos ciudadanos de la nación que se han fundamentado en
la noción del ciudadano como un ser genérico, universal y abstracto, a diferencia de la
sociedad tradicional que se fundaba sobre principios heredados, particulares y
personales provenientes de la cultura y la tradición. De una comunidad de parientes,
de lealtades personalizadas, se pasó a una comunidad política, fundada en el derecho
y en un contrato social amparado en la libre voluntad e igualdad de sus miembros en
tanto miembros de la nación: el ciudadano.
De vínculos fundados sobre la tradición se pasó a vínculos cívico-políticos donde las
lealtades, la solidaridad, los principios morales de la vida cotidiana y sus
sociabilidades, base del acuerdo social, dejan de ser argumentos válidos de
vinculación social para la comunidad política. Se llega así a una precisa definición de
dos ámbitos de la vida en sociedad: el de lo público, definido por los intereses
comunes de la sociedad política del Estado, y el de lo privado, como propio de cada
persona, familia o colectividad.
Como lo afirma Norbert Lechner3, en la actualidad, la Nación ya no constituye la
principal instancia que ordena y articula el orden social; las fronteras entre lo público y
lo privado se redefinen a la luz de contenidos que traspasan de un ámbito a otro, y
asuntos considerados antes exclusivos de lo privado, empiezan a ser reclamados
como asuntos válidos en las políticas públicas4.
Los asuntos considerados culturales atraviesan el ámbito de lo político y obligan a su
redefinición. La legitimación de lo político como asunto público pasa hoy por lo cultural,
3Norbert Lechner 2002 Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política. Colección escafandra,
ediciones LOM, Santiago, Chile
4 Josetxo Beriain 1996 La integración en las sociedades modernas. Anthropos. Barcelona.
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y se construye a partir de la experiencia de vida cotidiana de los sujetos, por lo que las
diferencias o particularidades expresadas en identidades, estilos de vida, creencias
religiosas, sensibilidades estéticas y componentes morales de la convivencia social de
las colectividades, se postulan como referentes legítimos para la acción política y
social en general5.
La convivencia se nutre de las particularidades culturales de las diferentes
colectividades que integran una sociedad determinada, tal y como sucede en la
ciudad6, en donde el sentido de la acción social, la dimensión simbólica, se ha vuelto
objeto de disputa política por imponer los procedimientos para llegar al acuerdo social.
Por eso se afirma que lo público hoy no es un orden dado, sino una construcción
permanente que debe ser actualizada conforme a la experiencia de vida compartida
por las colectividades en su ejercicio democrático; lo público, debe ser puesto siempre
en cuestión para su renovación y perfeccionamiento según las necesidades, proyectos
y aspiraciones sociales, de manera que tenga en cuenta las vivencias diarias de los
sujetos. Así, lo cotidiano y lo global se convierten en dos fuerzas de gran influencia en
esta disputa política por el sentido. Ambas esferas, lo cotidiano y lo estatalizado,
constituyen hoy un campo sujeto a la definición pública en tanto estas prácticas
afectan negativa o positivamente la experiencia de vida colectiva de los individuos.
Es así como al hacer parte de lo público también, la cultura debe ser pensada como
una realidad que se transforma de acuerdo con la dinámica social. Antes, la cultura era
entendida como lo heredado, lo que no cambia, y a través de su permanencia se
intentaba legitimar la identidad de un pueblo o colectivo; pero, hoy, en un contexto,
democrático y participativo, sólo puede concebirse como un ejercicio renovado de
construcción, en el cual se imponen los sentidos legítimos de la acción, de acuerdo
con la concurrencia en su definición de todos los individuos interesados en ella. La
sociedad de la contemporaneidad, se caracteriza por su alto grado de
autorreflexividad, se piensa constantemente a sí misma y orienta su propio cambio;
por ello es posible afirmar que la definición de lo público debe aspirar a su legitimidad
política, teniendo en cuenta que no siempre lo público aspire a la estatalidad7.
Este lineamiento de política tiene como base los conceptos de ciudadanía
democrática y democracia cultural planteados en el Plan Nacional de Cultura 2001-
2010, y propone desde sus especificidades culturales que los sujetos tengan presencia
efectiva en el escenario de lo púbico y desde allí forjen las bases para una convivencia
plural, que supera una igualdad abstracta en los integrantes de la nación y reconoce
las diferencias reales que existen entre los sujetos en su dimensión social y cómo
desde la riqueza de la experiencia individual se aporta en la construcción colectiva8.
5Alberto Melucci afirma que la característica más sobresaliente de los nuevos movimientos sociales es problematizar la realidad desde la perspectiva cultural, lo cual implica recuperar el sentido de la acción con interpretaciones del mundo desde una lógica diferente a la racionalidad instrumental. (2002). 6 Cortina, A. 1999; Melucci, A. 2002 7 Lo público hoy en día es conceptualizado como un espacio en permanente construcción que va más allá de aquellos espacios administrados por el Estado. Así, el ámbito de lo público se convierte en campo de debate que responde a la articulación los diferentes intereses de los individuos de la sociedad civil., tal y como lo afirma Luis Jorge Garay: “...lo público ha de abarcar cada vez más espacios sociales que no pueden ser legitimados y administrados exclusivamente por el Estado. En múltiples y variados casos, ello le ha de corresponder, en sentido estricto, a la propia colectividad bajo diversas formas de organización y participación” (2002). 8 Ministerio de Cultura. Plan Nacional de Cultura 2001-2010. En: www.mincultura.gov.co
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En este sentido, lo que se busca es un sujeto de derechos y deberes que esté
presente y participe de manera activa en el escenario político desde su memoria, su
historia, es decir desde su particularidad, condición que le permite, desde la diferencia,
ser incluido en condiciones de igualdad con sus intereses y necesidades, a los
espacios de negociación y decisión. La ciudadanía cultural democrática plural parte
precisamente de incentivar que cada sujeto tenga presencia concreta en la vida
política9, es decir que su ejercicio en lo público lo pueda realizar desde la memoria, la
creación y la recreación que parte de su manera de relacionarse con el mundo y no
desde el sujeto abstracto que se construye a partir del concepto de ciudadano
vinculado al Estado.
La participación cultural efectiva y la creación cultural, hacen necesario un cambio en
relación al abordaje de la política pública en la medida en que ellas deben destinarse a
promover la creación y la recreación por medio de la producción cultural, superando el
consumo pasivo de un limitado grupo de productos culturales desde una visión de “la
cultura” como algo a lo cual se “accede” o a la cual se brinda acceso; pues ni se da
“cultura”, ni hay algunos que carecen de “cultura”, solamente se habla en dichos
términos desde una carga ideológica que mantiene la diferencia y una relación de
poder sustentada desde ella.
Este lineamiento supone reconocer y animar la producción cultural como la expresión
creativa de los diferentes grupos culturales y para ellos se requiere además animar la
producción cultural de los distintos agentes, sectores y colectividades y entender esta
producción, circulación y consumo de productos culturales como parte de los procesos
sociales en los cuales están inmersos los diversos agentes individuales y colectivos10.
Desde esta perspectiva El Estado no tiene un rol de productor de cultura ni es un
instrumento para su consumo sino que es el garante de su disfrute como un derecho
del ciudadano, desde la perspectiva de la creación, producción, disfrute y participación
en las decisiones sobre política cultural.
1.1 Estímulos a la creación y la producción cultural
El estímulo a la creación y a la producción cultural, se avoca desde dos perspectivas.
En primer lugar, se trata de entender que todos los sujetos son agentes, autores de su
propia memoria y que en esa medida debe garantizarse a todos el derecho a la
creación, preservación y revitalización de su historia; para ello, la política pública debe
garantizar condiciones teóricas, técnicas, educativas, locativas, entre otras, que
contribuyan a ampliar el concepto de cultura más allá del campo restringido de las
9 En: La cultura le declara la paz a Colombia. Ministerio de Cultura –Colombia. La Silueta Ediciones Ltda.
Bogotá 2001. pgs. 315-319.
10 Cuadernos del pensamiento crítico latinoamericano. Numero 8 octubre de 2008. Marilena Chaui Cultura y democracia
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Bellas Artes, y a propiciar que los sujetos de su obra tengan el derecho a producirla de
la mejor forma posible.
En el segundo caso, se concentra en aquello que socialmente se acuerda que debe
ser preservado como memoria del grupo y potencial de recreación de la misma. Para
ello existen diferentes estímulos como los promovidos por el Ministerio de Cultura a
través de los cuales se busca incentivar la creación artística, la investigación y la
producción cultural mediante el apoyo financiero que canaliza a través de dos
programas centrales: El Programa Nacional de Estímulos y el Programa Nacional de
Concertación, a través de sus diversas modalidades.
Según el Ministerio, estos programas surgen a partir de la necesidad de apoyar la
creación artística y la investigación cultural ante la inexistencia de otras opciones de
apoyo financiero para los artistas e investigadores culturales. El desafío es
implementar estrategias para la producción, formación e investigación cultural,
brindando no sólo un espacio de reconocimiento, sino potenciando la identidad de las
regiones a través del desarrollo de proyectos culturales11; ayudando a que el artista
pueda vivir de su creatividad y no dependa de sus propias condiciones de vida.
Para lograr la consolidación de un verdadero sistema de estímulos, se debe tener en
cuenta no solamente a los artistas sino además a las empresas creativas y a los
procesos culturales productivos, cuyo objetivo sea propiciar el desarrollo de empresas
culturales del país, orientadas hacia el fortalecimiento de un mercado nacional de
bienes y servicios culturales y su inserción en el mercado internacional12 e incluir a la
empresa privada en las alianzas necesarias para el desarrollo del sector cultural.
1.2 Estímulo y apropiación de los eventos culturales de ciudad y de localidad
Medellín ha trabajado desde hace algunos años en propuestas de resignificación de
los eventos de ciudad. En este sentido, se promulga la necesidad que los eventos
interpreten las nuevas realidades sociales y culturales de Medellín y del Área
Metropolitana. De igual manera se debe buscar que se otorgue mayor sentido desde
los estímulos, a las manifestaciones culturales, a la creación cultural y al
reconocimiento de las memorias ciudadanas.
La necesidad de generar eventos de ciudad como una oportunidad de actualizar los
vínculos de diferentes grupos sociales y poblacionales con lo global, no puede implicar
el desconocimiento de lo local, pues es finalmente desde allí donde se produce la
ciudad en la medida que se concretan las acciones y los intereses de los sujetos y los
ciudadanos. Por ello, si bien es importante pensar desde la perspectiva de ciudad, se
debe retomar el apoyo a los eventos locales, más allá del consumo de bienes
culturales, orientados al desarrollo y culminación de procesos de creación propia.
11 Grupo de estímulos a la creación y la investigación. Unidad de Desarrollo Social Educación y Cultura. http://www.oas.org/oipc/espanol/documentos/ColombiaProgramaestimuloscreacion.doc octubre 13 de
2009 12 Ibid
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Las políticas culturales que se afincan en el campo de la creación y en el consecuente
fomento a la producción y circulación cultural, necesitan consolidarse en un sistema
para sustentar el presupuesto que apoye el desarrollo de la política cultural, y
garantice el derecho de los ciudadanos a la participación en las decisiones de la
política cultural al intervenir en la definición de las directrices culturales y de los
presupuestos públicos, a fin de garantizar tanto el acceso como la producción de
cultura por parte de los ciudadanos.
1.3 Fomento a la circulación de la producción cultural local
La ampliación de los circuitos en los que la creación cultural hace tránsito a los
diversos públicos, debe constituirse en un eje central de la política cultural de la
ciudad. Dichos circuitos amplían no solo las posibilidades de fortalecer los
emprendimientos culturales de calidad, sino que al mismo tiempo abren el espacio al
diálogo con la región, el país y el mundo, y se constituyen en alternativa para
realimentar los procesos creativos mediante el intercambio con otras dinámicas y
realidades culturales.
En este marco, la generación de alianzas estratégicas de carácter interinstitucional
entre los sectores público, privado y no gubernamental, permitirán abrir nuevos
escenarios para el desarrollo de circuitos nacionales e internacionales, de mercados
del arte, de creación de clústeres artísticos y culturales que brinden nuevas
oportunidades a los creadores para ampliar su horizonte de vida profesional en el
campo de la creación y de la producción artística y cultural.
La formación de públicos, emerge aquí como una estrategia que debe motivar a los
ciudadanos relacionarse, de manera cada vez más cualificada con las obras y los
creadores, de manera que dicha interacción permita ampliar la noción de creación,
más allá de los espacios propios del arte, para convertirse en una noción ampliada en
la que la creación se inserte en otros espacios de la vida ciudadana, como activo para
el desarrollo de los talentos, la innovación, el emprendimiento y de la ciencia.
De la mano de estas dinámicas, los derechos de autor se constituyen en un tema
central, que debe llevar a proponer alternativas de política que permitan la lucha contra
la piratería, el respeto por los derechos de los creadores en escenarios cada vez más
tecnificados y complejos como los virtuales y digitales, así como el reconocimiento del
valor de la obra artística como activo fundamental de nuestra sociedad.
Es preciso igualmente indagar por las formas de acceso al disfrute de los bienes y
servicios de la cultura, para que ello permita la valoración social del trabajo creador, al
mismo tiempo que haga posible revisar atentamente las cargas fiscales para la
presentación de los espectáculos públicos que coadyuven a la expansión de las
empresas culturales y permitan ampliar cada vez más la base social que participa
activamente de dichas dinámicas, pero sobre la base del respeto por el trabajo cultural
y artístico.
15
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1.4 Reconocimiento a las nuevas creaciones y re-creación cultural La gestión de las políticas y de los procesos culturales, históricamente ha centrado los
esfuerzos en el desarrollo de prácticas culturales tradicionales o reconocidas
socialmente, en tanto las dinámicas y los imaginarios de las nuevas generaciones,
apenas empiezan a reconocerse en los últimos años. En este sentido, se precisa que
las políticas culturales de la ciudad, y por ende el Plan de Desarrollo Cultural, pongan
la atención al diseño de estrategias adecuadas para la inserción cultural cada vez más
amplia de dichas prácticas culturales en el proyecto de ciudad.
2. Lineamiento 2. Reconocimiento de la diversidad, la multiculturalidad y la interculturalidad como fundamento de la construcción permanente de la ciudad y la ciudadanía cultural democrática
La geografía no basta para definir lo próximo de lo lejano.
Marc Augé
La interculturalidad se levanta abiertamente frente a esa historia de intolerancia y
fundamentalismos -de todo tipo- que nos ha precedido; también, en contra del
proyecto de la modernidad marcado por el progreso sin límite, el triunfo del más apto y
fuerte que no requiere de nadie. Lo anterior, entre otras cosas, generó una mentalidad
por la que nos resulta muy difícil admitir que 'mi tradición' es una entre tantas, con su
propia manera de acceder a la realidad. Pero que existen otras diversas a ella, por
principio igualmente legítimas y cada una con sus propios lenguajes, herramientas
conceptuales y una visión ventajosa de la realidad13.
Asumir el reto del reconocimiento de la diversidad a partir de la óptica de la
multiculturalidad y la interculturalidad, supone un ejercicio de doble vía en el que se
quiere entender al otro pero también se busca ser entendido por el otro. Supone un
diálogo con el otro distinto, con el otro diverso reconocido desde la definición de la
multiculturalidad del territorio de la ciudad de Medellín.
Estas preocupaciones cada vez más recurrentes en las políticas culturales, adquieren
una doble dimensión que, en primer lugar, aluden al orden local, regional y nacional,
pues cuando se reconoce la diversidad cultural colombiana, por ende se develan las
particularidades culturales de los territorios que la constituyen, lo que implica que,
necesariamente, deben repensarse las maneras de intervenir el territorio. En segundo
lugar, emerge el ámbito de lo internacional pues la inserción ineludible en la cultura
mundo se vuelve un reto y una oportunidad para que se nos reconozca y a la vez
reconozcamos a los otros, y que en los intercambios culturales que se propicien, nos
beneficiemos mutuamente.
La multiculturalidad admite la presencia de actores diferentes que coexisten en el
territorio, pero que no necesariamente establecen algún tipo de relaciones: la
multiculturalidad alude a la diferencia y valida la coexistencia de la diversidad. Un reto
mayor, sin embargo, es pasar del reconocimiento de la diversidad a una condición más
dialogal de la construcción de ciudadanía en relación con esos otros diversos. Esto
13 Diana de Vallescar Palanca, Consideraciones sobre la interculturalidad y la educación, en línea http://interculturalidad.org/numero03/2_03.htm
16
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requiere de un plan político en el que se garanticen las diversas voces de quienes
hacen propuestas y participan desde su originalidad: es esta la propuesta de la
interculturalidad.
La interculturalidad, como ejercicio político le apuesta a varios objetivos: el
mejoramiento de la comunicación tanto entre las dimensiones regionales, nacionales e
internacionales como en la cotidianidad que se recrea en la localidad; el
reconocimiento de la emergencia de relaciones con nuevos habitantes de diversos
orígenes quienes, por la dinámica del conflicto armado u otras condiciones se han
visto obligados a cambiar su contexto habitual de vida desplazándose hacia una
ciudad que empieza a mirarlos e integrarlos en sus políticas públicas; a repensar el
asunto de la conflictividad posible que se presenta entre las poblaciones que
coexisten desde la diferencia, para convertirla en una tensión creativa que le apunte a
la construcción de una ciudadanía incluyente; fundamentalmente, busca generar un
cambio significativo en los juicios –y prejuicios-, y las maneras de nombrar a los otros
tanto en el plano sociocultural como en el plano del relacionamiento personal14.
2.1 Valoración y apropiación de la diversidad como aporte a la convivencia y a la construcción de ciudadanía
En efecto, el reconocimiento de la diversidad se convierte en el aporte fundamental a
una concepción de la convivencia cuya base es el respeto por el otro. El conflicto
armado y las múltiples violencias que hemos atravesado, nos han implicado también
maneras de relacionamientos cotidianos con los otros, que a lo largo del tiempo han
merecido repensar la manera en la que se ha configurado la identidad regional,
históricamente definida por oposición a otras realidades regionales. Esto, de alguna
manera ha generado una forma permisiva de exclusión que se ha instaurado en varios
aspectos de la cotidianidad, aun en el lenguaje que usamos diariamente para
comunicarnos con los otros próximos.
Años de conflicto han dado lugar a una forma de lenguaje que, aunque pareciera
inofensivo y hasta jocoso, guarda en sí mismo un sentido letal que tiende a borrar a los
otros, máxime cuando esos actos de palabra se convierten en actos efectivos en los
que el otro se borra en sus dimensiones físicas, socioculturales y políticas. Desde el
acto de palabra el derecho fundamental a la vida se convierte en un asunto trivial. Este
lenguaje que vulnera hace que sean susceptibles de ser borrados del mapa todos
aquellos asumidos como diferentes.
En este caso, el reconocimiento de la multiculturalidad y el ejercicio de la
interculturalidad son, sobre todo, una acción que propende por el respeto a la vida, el
reconocimiento por el otro no sólo en ámbitos políticos, socioculturales, económicos,
sino también en los ámbitos de la vida cotidiana.
El reconocimiento de la diversidad, aporta a la convivencia y a los procesos de
construcción de la ciudadanía nuevas formas de nombrarnos a nosotros mismos y de
nombrar a los otros, acercándonos a su forma de ver y vivir en el mundo. Así mismo
14 Ibid.
17
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haciendo un esfuerzo porque esos otros conozcan nuestros propios sentidos y formas
de relacionarnos con el mundo.
Esta línea política se enmarca dentro de la propuesta de la Presidencia de la
República a través del Ministerio de Cultura y la Dirección Nacional de Planeación, con
miras a forjar una cultura para la convivencia. A la vez responde a una conciencia en
cuanto a la diversidad cultural, en una ciudad y en un departamento que requieren de
este reconocimiento no sólo como fuente de riquezas culturales, sino también como
posibilidad de afirmación de los diversos grupos y sectores sociales que lo habitan y
que históricamente responden a procesos migratorios, a los dolorosos procesos de
desplazamiento forzoso y a un fenómeno que es muy característico de la capital de
Antioquia con las poblaciones en diáspora, procesos todos que llevan implícitas
relaciones interculturales.
2.2 Inclusión social desde la cultura, el derecho a crear desde la diferencia
En una ciudad, una región y un país que no supera aún los graves problemas de
inequidad, este lineamiento de política busca el reconocimiento de los derechos de la
cultura a todos los ciudadanos de Medellín y, por consiguiente, la posibilidad de que
los mismos participen y gocen de los bienes y servicios culturales por medio de una
oferta cultural que tenga en cuenta las particularidades y especificidades de los
diversos grupos poblacionales.
Pero garantizar una oferta cultural incluyente implica no solamente el estímulo a una
creación permanente, sino que además exige que los creadores que reciben el
estímulo, provengan de las diferentes concepciones del mundo que tienen lugar en la
ciudad. Así, será necesario establecer convocatorias para el estímulo a creadores con
una definición clara de criterios, condiciones de la convocatoria y modalidades de
evaluación, criterios que deberán respetar así mismo la diversidad en una relación de
diálogo entre los diferentes intereses que aportan a la construcción de ciudad.
Un Plan cultural que se adecue a las nuevas demandas de un desarrollo sostenible
cultural y ambientalmente, debe brindar oportunidades diferenciadas a ciudadanos que
por su condición de discapacidad, por sus especificidades étnicas (indígenas,
afrocolombianos), o que pertenecen a comunidades LGBT, adultos mayores, entre
otros, requieren de espacios para el desarrollo de su proyecto de vida y de sus
identidades que hagan posible su participación efectiva en la vida cultural de la ciudad.
2.3 Reconocimiento del reto político cultural que plantea la población en situación de desterritorialización y reterritorialización
2.3.1 La población en situación de desplazamiento
El desplazamiento está urbanizando la pobreza del campo en medio de lógicas de
guerra que imponen el terror, el éxodo y el desarraigo [...] Y las principales víctimas
siguen siendo los campesinos pobres y asalariados, los colonos, las poblaciones
18
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indígenas y las comunidades negras partícipes de una población civil que subsiste en
medio de las incertidumbres de paz15.
El desplazamiento trastoca los roles de hombres y mujeres, pone a las familias en
escenarios ajenos, que no los acercan, que no los miran, que no los incluyen. Esta
problemática adolece de políticas públicas que viren sobre una población que se
quedó sin lugar en el mapa. Aunque no estén habitando sus territorios de origen, ellos
representan en sí mismos territorialidades diversas.
Esta línea político cultural emerge con fuerza en el orden nacional, regional y local
porque plantea el reconocimiento del drama de las poblaciones en situación de
desplazamiento, no sólo como problema económico, social y político sino, y muy
especialmente, como problema cultural. Se trata de generar propuestas con grupos
poblacionales que han perdido arraigos, su “lugar en el mundo” y garantizar además
de las condiciones de una vida digna, la expresión de sus capacidades creativas, la
preservación y actualización de sus memorias ciudadanas, y su participación efectiva
en los procesos culturales del nuevo territorio que les acoge.
2.3.2 Reconocimiento de las diásporas como una realidad y una
oportunidad cultural
Antioquia y Medellín tienen un porcentaje alto de población en diáspora no sólo a otras
regiones sino a otros países. Y esto plantea un hecho de gran importancia en los
procesos y fenómenos de interculturalidad, con formas de expresión de arraigos desde
sus lugares de emigración, de maneras de manifestar nuevas sensibilidades y nuevas
estéticas que traen desde nuevas residencias hacia sus lugares de origen. Esto
implica desarrollar una línea político cultural que parte ineludiblemente de una
investigación detallada al respecto y que debe concretarse en el desarrollo de
estrategias para el aprovechamiento de esas nuevas experiencias que realimenten las
políticas culturales de la ciudad y amplíen el horizonte y las posibilidades de diálogo e
interacción entre culturas locales y globales.
2.4 Reconocimiento de una nueva dimensión conceptual y del orden de la territorialidad cultural: el paisaje cultural
El concepto de paisaje cultural se ha venido apuntalando en las reflexiones político-
culturales y rebasa las territorialidades físicas hacia las territorialidades culturales. Esto
implica aspectos ambientales, urbanísticos y de formas de habitar la ciudad que
constituyen un reto político cultural que ha sido poco considerado en nuestro medio.
Según la visión del Instituto del Patrimonio Cultural de España16, “se entiende por
paisaje cultural el resultado del desarrollo de actividades humanas en un territorio
concreto, cuyos componentes identificativos son:
El sustrato natural (orografía, suelo, vegetación, agua)
15 Rojas Rodríguez, Jorge. “Desplazados: lógicas de guerra, incertidumbres de paz”, en: Nova & Vetera. N41. Boletín del Instituto de Derechos Humanos “Guillermo Cano”. Bogotá: ESAP. Octubre-Diciembre de 2000, p. 76. 16http://www.mcu.es/patrimonio/MC/IPHE/PlanesNac/PlanPaisajesCulturales/Definicion/DefinicionPaisCultural.htm
19
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La acción humana: modificación y/o alteración de los elementos naturales y
construcciones para una finalidad concreta
La actividad desarrollada (componente funcional en relación con la economía,
formas de vida, creencias, culturas, entre otros).
Como lo advierte la misma entidad, el paisaje cultural es una realidad compleja,
integrada por componentes naturales y culturales, tangibles e intangibles, cuya
combinación configura el carácter que lo identifica como tal, por ello debe abordarse
desde diferentes perspectivas.
Justamente, la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO suministró una
definición muy innovadora del patrimonio para proteger los paisajes, pero sólo hasta
diciembre de 1992 incorporó esta categoría en la Guía operativa para la
Implementación de la Convención del Patrimonio, que es en sí misma el primer
instrumento jurídico internacional para identificar, proteger, conservar y legar a las
generaciones futuras los paisajes culturales de valor universal excepcional17.
2.5 Descentralización del sector cultural para el impulso a la ruralidad
Las relaciones centro-periferia, han venido dando paso a la concepción de nuevas
relaciones que incorporan la noción de metrópoli y establecen formas descentradas y
más horizontales de interacción entre los territorios que integran el llamado urbanismo
de la ciudad. Es por ello necesario darle mayor énfasis al trabajo cultural en las áreas
rurales, que se apuntale en los procesos de participación local que dieron origen a los
planes culturales corregimentales.
Es igualmente necesario tener en cuenta comunas de la ciudad que limitan en sus
periferias con estas zonas rurales, y aunque pueden ser zonas de transición entre lo
rural y urbano, su mayor representatividad es rural.
En este sentido, los planes de desarrollo cultural relatan cómo desde la ciudad se ha
generado una imagen de lo que significa pertenecer a un corregimiento asociada casi
exclusivamente con la ruralidad. No obstante, la ruralidad ha estado subvalorada, en
términos de su papel en la construcción de la memoria y la identidad de la ciudad, a
pesar de su gran peso en los referentes de identidad local. En este sentido, los
habitantes que viven en las zonas rurales han reclamado su participación en los
diagnósticos que se levantan en sus territorios, y en los programas y proyectos de la
ciudad. Igualmente han hecho expresa la necesidad de darle color a los
corregimientos en los mapas de la ciudad, lo que se constituye a su vez en la metáfora
de la demanda de reconocimiento e inclusión de sus territorios y de sus procesos
culturales como dinámicas propias de la ciudad.
Las consideraciones sobre los usos del suelo en el marco del POT se han definido,
precisamente, desde el imaginario de que los corregimientos son los pulmones verdes
de Medellín, dándole prioridad a la protección ambiental mediante la compra y
17 RÖSSLER Mechtild, Especialista del programa, patrimonio natural y paisajes culturales, Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, París. Los paisajes culturales y la convención del patrimonio mundial cultural y natural: resultados de reuniones temáticas previas. En línea: www.condesan.org/unesco/Cap%2006%20metchild%20rossler.pdf.
20
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arborización de grandes terrenos, y dejando en una reglón secundario el apoyo a las
actividades rurales tradicionales, que incluso son vistas como factores que contribuyen
con el deterioro ambiental. Esta situación ha creado confusiones en los habitantes de
vocación más rural, porque perciben una ambigüedad en el hecho de que se los defina
como rurales, pero que se les limite esa posibilidad.
Es importante que se le dé continuidad al reconocimiento que han ganado los
corregimientos como pulmones verdes, pero también es vital que se potencie la idea
de que ellos podrían contribuir a la oferta de alimentos que precisa la ciudad con su
producción agrícola y también con su producción cultural.
Las nuevas ruralidades se configuran como una alternativa en la que tienen lugar
prácticas campesinas en espacios más urbanos. Estas formas de habitar el territorio
han sido contadas en los planes de desarrollo cultural pues se llevan a cabo
diariamente y hacen parte de las cotidianidades de los corregimientos. Son, ni más ni
menos, nuevas formas de vivir lo rural y habitar lo urbano, como estrategia de
inclusión en las dinámicas culturales del territorio. Elementos comunes en estos
espacios de transición entre lo rural y lo urbano son las huertas caseras para el
autoconsumo, ubicadas en las terrazas con productos como cebollas, tomates y
cilantro y animales de granja como vacas y gallinas, en ocasiones paseándose por las
calles y con los cuales la gente sostiene la economía familiar.
Además no todos aquellos que viven en los corregimientos tienen tradiciones
netamente rurales. Ellos tienen maneras de vida más urbanas, aunque en su vida
diaria se valgan de los saberes tradicionales de la ruralidad que los cobija. Cada
corregimiento es un territorio diverso que hoy hace un esfuerzo por integrarse a los
demás para que su legado cultural y sus propias prácticas socioculturales sean
reconocidas y entren en diálogo con los demás procesos de la ciudad.
Este lineamiento de política busca reconocer las dinámicas sociales que se desarrollan
en los diversos barrios, comunas y zonas de la ciudad, en donde es necesario
inventariar cuáles son las organizaciones que están comprometidas con el trabajo
cultural y cuáles los procesos y dinámicas que le dan forma a su participación en la
vida cultural. Al mismo tiempo, se trata de reconocer los avances significativos de los
cinco corregimientos, en tanto se cuenta con los Planes Corregimentales de Cultura.
Estos planes son un instrumento valiosísimo que permite una política cultural que va
además del centro a la periferia, de la periferia al centro, pero que debe propender
además, por propiciar relaciones dinámicas entre los mismos corregimientos que,
enriquezcan el horizonte del trabajo cultural en Medellín.
3. Lineamiento 3. Impulso y generación de procesos de reconocimiento social del patrimonio y de las memorias
El patrimonio cultural de la Nación está definido desde la Ley 1185 de 2008, como
aquel que “está constituido por todos los bienes materiales, las manifestaciones
inmateriales, los productos y las representaciones de la cultura que son expresión
de la nacionalidad colombiana, tales como la lengua castellana, las lenguas y
dialectos de las comunidades indígenas, negras y creoles, la tradición, el
conocimiento ancestral, el paisaje cultural, las costumbres y los hábitos, así como
21
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los bienes materiales de naturaleza mueble e inmueble a los que se les atribuye,
entre otros, especial interés histórico, artístico, científico, estético o simbólico en
ámbitos como el plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, lingüístico, sonoro,
musical, audiovisual, fílmico, testimonial, documental, literario, bibliográfico,
museológico o antropológico”18.
Todo ello es parte “fundamental de la identidad de una nación que se reconoce
diversa, pluriétnica y multicultural, el patrimonio establece relaciones de reciprocidad
con las diversas memorias que hacen parte de nuestro pasado y que, mediante su
reconocimiento mismo, nos hacen protagonistas de los escenarios, de las prácticas
culturales, de los hitos históricos. Así mismo contextualizan nuestro presente,
configuran y recrean nuestras identidades y nos permiten visualizarnos en el futuro: En
este sentido puede afirmarse que el patrimonio además de ser valioso, es portador de
identidad y memoria por cuanto es también temporalidad acumulada”19.
El patrimonio es parte fundamental de la identidad. Así mismo, es evidencia de las
permanencias y transformaciones de ella. En otras palabras el reconocimiento de la
multiplicidad del patrimonio permite además construir, recrear y apropiarse de la
diversidad, conectarse con lo propio y con lo ajeno, con el fin de conocer lo que somos
y cómo hemos llegado a serlo.
A la par que el patrimonio material, el patrimonio cultural inmaterial se constituye en un
foco de atención en el diseño de las políticas culturales de la ciudad. Dicho patrimonio,
según la Ley 1185 de 2008, “está constituido, entre otros, por las manifestaciones,
prácticas, usos, representaciones, expresiones, conocimientos, técnicas y espacios
culturales, que las comunidades y los grupos reconocen como parte integrante de su
patrimonio cultural. Este patrimonio genera sentimientos de identidad y establece
vínculos con la memoria colectiva. Es transmitido y recreado a lo largo del tiempo en
función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia y contribuye a
promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”.
Tal como lo propone la legislación vigente sobre el patrimonio, “la salvaguardia,
protección, recuperación, conservación, sostenibilidad y divulgación del mismo, con
el propósito de que sirva de testimonio de la identidad cultural nacional, tanto en el
presente como en el futuro”, debe constituirse en el eje de las políticas en esta
materia.
El patrimonio material hace referencia a esas historias oficiales construidas, las más
de las veces desde la institucionalidad: se materializa en edificios, monumentos,
parques y demás. Sin embargo, su protección no atañe sólo a su valor estético,
arquitectónico o material, entre otros. Atañe también a las prácticas sociales y
culturales que lo han llenado de sentidos a través de los tiempos: semblanzas de
prácticas culturales y sociales, las autodefiniciones de los pueblos, los discursos
históricos construidos acumulados en el espacio y en el tiempo. Como lo dice Gonzalo
Sánchez: Los museos, al igual que los archivos y otros lugares de memoria
(monumentos, símbolos, íconos. Emblemas, conmemoraciones), por utilizar la
expresión de Pierre Nora, no son depósitos pasivos de objetos y documentos sino el
18 Ley 1185 de 2008. OJO ES LA DEFINICIÓN MÁS ACTUALIZADA QUE LA DE LA LEY 397 DE 1997 19 Édgar Bolívar, El patrimonio cultural. Algo más que objetos, algo más que pasado, en: Revista Territorio y Cultura, No. 2 (Patrimonio), Medellín: secretaría de Educación y Cultural de Antioquia, Abril de 1999, p. 8
22
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presente del pasado. La memoria allí contenida, a diferencia de la historia, es una
memoria viva, y por lo tanto, sujeta a múltiples contingencias: a manipulaciones, a la
desaparición súbita, a la reanimación, a la dialéctica del recuerdo y de la amnesia”20
Del patrimonio inmaterial precisamente hacen parte esos acumulados culturales que
se nos han otorgado como herencia: para poner ejemplos que no agotan el tema,
podemos evocar los fogones de leña y los cuentos que se trenzan alrededor de ellos;
la luna llena de sombras, noches de madremontes y patasolas desterradas por la
llegada de la luz eléctrica; los paseos de olla y las mil y una recetas para cocinar el
sancocho o los fríjoles; la relación con el territorio, eso de ser urbano y de ser rural en
la ciudad, las lenguas indígenas y las nuevas formas del habla popular que renuevan
el lenguaje, los imaginarios colectivos, entre otros.
A pesar de la intención manifiesta de la protección del patrimonio en la nación, esta
área había sido muy descuidada en las políticas generales. Sin embargo, en los
últimos años este tema emerge con mayor fuerza y se estructura como un espacio
más sólido en las políticas culturales. Para ello la estrategia de generar estímulos para
la investigación y la difusión del patrimonio material e inmaterial, contribuyen a un
reconocimiento social y a una apropiación de las comunidades de este pilar de la
política cultural que se vislumbra cada vez más en las políticas departamentales,
nacionales e internacionales.
En concordancia con lo anterior esta línea política hace énfasis en la apropiación
social del patrimonio como fuente de memoria individual y colectiva y promueve
acciones de identificación, investigación, valoración, recuperación, protección,
formación, divulgación, salvaguardia, conservación, sostenibilidad, divulgación y
disfrute del mismo, articuladas a lo que propone la Visión Colombia II Centenario,
como un proyecto nacional y bajo la perspectiva de la nueva Ley 1185 de 2008, como
se expresa en detalle a continuación.
3.1 Educación para el reconocimiento, conservación, disfrute y divulgación y apropiación del patrimonio
En la ciudad, crece paulatinamente una conciencia sobre el patrimonio que vincula las
acciones de la conservación, el disfrute, la divulgación y apropiación del mismo. El
patrimonio es ya parte de los imaginarios, de los referentes y arraigos y del
reconocimiento de la diversidad para la construcción de una ciudadanía incluyente,
democrática y participativa.
Para ello se hace necesario desarrollar toda una pedagogía, que tanto en lo urbano
como en lo rural, mantenga el crecimiento de esta concientización y le dé movilidad a
las acciones mediante las cuales los ciudadanos se vinculan con la idea de lo
patrimonial, tanto en la conservación como en la transformación de sus sentidos.
Se propone la formación de un nivel más profesional de gestores de patrimonio tanto
material como inmaterial a través programas de formación profesional, de cursos de
extensión y diplomados que pueden concertarse con las universidades de la ciudad,
20 Gonzalo Sánchez, Introducción al libro Museo, Memoria y Nación. Gonzalo Sánchez Gómez y María Emma Wills Obregón (compiladores), Santafé de Bogotá: Mincultura, Museo Nacional de Colombia, PNUD, IEPRI, 1999, p.26.
23
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los museos y demás instituciones especializadas en el tema cultural, sobre todo en
áreas disciplinarias que tengan más cercanía con el tema como: antropología, artes,
historia, gestión cultural, archivística, bibliotecología, comunicación social, entre otras.
En esta línea se deberá incentivar la formación a través de becas, intercambios,
pasantías, y demás estrategias que hagan posible la creación y el desarrollo del
conocimiento en esta materia.
En complemento de lo anterior, la estrategia apunta a la construcción de una
pedagogía que trascienda los espacios de la institucionalidad educativa y se traslade a
las calles, a los parques, a las veladas culturales y a otros espacios de la ciudad
donde los ciudadanos pueden hacerse protagonistas de esos acumulados culturales
que hacen parte del patrimonio material e inmaterial.
3.2 La sostenibilidad de los bienes de interés cultural materiales e inmateriales
De este modo, se propone pues el reconocimiento, la incorporación y el impulso del
patrimonio, en el acumulado que tiene la ciudad en el campo cultural y, más
específicamente, en el de la consolidación de la Cultura Ciudadana.
Es importante referenciar en este punto, el esfuerzo realizado por la administración
con la formulación en 2005 del Plan Especial de Protección del Patrimonio Cultural
Inmueble de Medellín, y su posterior aprobación por parte del Concejo Municipal,
según el proyecto de Acuerdo 099 del 15 de abril de 2009.
Este plan busca “identificar, valorar, proteger, conservar y asegurar la permanencia de
los bienes inmuebles de valor patrimonial e interés cultural del municipio, actualizando
la información, brindando directrices, instrumentos normativos y de gestión tendientes
a conservar, mejorar y/o recuperar la calidad de los distintos componentes del
patrimonio cultural inmueble localizado en el municipio de Medellín. Busca a la vez
superar la valoración puntual y poner en valor el conjunto del patrimonio cultural
inmueble, a partir de la articulación de edificaciones, espacios, sectores y otros
elementos de valor e interés patrimonial, por medio de la promoción del conocimiento,
valoración y defensa del patrimonio cultural inmueble”.
Es un esfuerzo por vincular los bienes inmuebles de carácter patrimonial con el
rescate de las memorias de la ciudad y la apropiación que hacen los ciudadanos de
los mismos. Es también una propuesta para apropiarse de la ciudad y reivindicar las
historias particulares con los espacios que se abren para recoger las narraciones que
se han construido a su alrededor y en sus espacios a través del tiempo. Así pues, y a
pesar de este importante avance, la ciudad requiere ampliar el horizonte del
reconocimiento y salvaguardia del patrimonio, hacia las memorias que constituyen las
herencias de la ciudad y al mismo tiempo sus activos de futuro, y así generar
estrategias de largo plazo que permitan impulsar la salvaguardia adecuada y la
sostenibilidad de las expresiones relativas al patrimonio cultural inmaterial y al mundo
de lo simbólico en la ciudad.
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4. Lineamiento 4: Preponderancia de la Educación Ciudadana en la búsqueda, el fortalecimiento y el logro de la convivencia
La ciudad requiere de ciudadanos conscientes y competentes de su autonomía y
libertad, de los lazos solidarios con sus semejantes, de su pertenencia a un territorio y
a una cultura, de su existencia en un mundo plural. Para que prácticas de convivencia
pacífica y participación ciudadana prosperen en ella es necesario construir ciudadanía,
se habla de educar en el ejercicio de la ciudadanía, es decir, de formar ciudadanos
autónomos y libres, solidarios, con un sentido de lo colectivo y lo público frente a la
ciudad, conscientes de sus derechos y obligaciones. En este sentido, cultura
ciudadana debe entenderse como una conciencia colectivamente compartida que
orienta la acción social o las conductas de los individuos en un contexto social
determinado, en este caso la ciudad de Medellín.
Una conducta puede ser transformada por recompensas o por castigos sin que
necesariamente haya una transformación en el individuo (conductismo); de lo que se
trata al formar ciudadanos, es de cambiar los motivos de la acción a fin de que se den
comportamientos comprometidos moral y éticamente con una colectividad que se
reconoce en la convivencia y en la participación. La cultura ciudadana es una tarea
educativa y pedagógica que supone la transformación de la conciencia de los
individuos en un contexto urbano, consiguiendo la propia regulación de su conducta.
Dicha conciencia no se encamina sólo a hacer coincidir el comportamiento con la
norma, sino a habilitar a los individuos para que se comprometan con un proyecto,
valores y principios de convivencia y participación como los de solidaridad, equidad,
tolerancia, cuidado y respeto por la vida, entre otros, y cuya aspiración finalmente es
crear un sentido de pertenencia e identidad que permita construir ciudad como
sociedad y proyecto de futuro.
El proceso educativo debe aspirar a formar ciudadanos en sensibilidades estéticas,
morales y éticas, al reconocimiento y valoración a las memorias patrimoniales, buscar
fomentar la creatividad y brindar la oportunidad de enriquecimiento personal, abrir
cada vez más la posibilidad de acceso a la ciudad como bien público, incluyente y
plural; evitar el fraccionamiento de la ciudad en territorios excluyentes y la privatización
del espacio urbano, y hacer de la ciudad un bien colectivo de uso público.
Como política pública, debe aspirar a consolidarse como un plan de acción educativo
que forme ciudadanos para la ciudad y la vida urbana, conforme con principios,
valores, normas jurídicas, acuerdos de sentido común que puedan volverse hábitos,
colectivamente construidos. Todo esto con el fin de contribuir a la generación y
conservación de un orden de diálogo, convivencia y comunicación social, pacífica,
democrática, participativa, incluyente y equitativa comprometido con el respeto del
bienestar comúnmente definido, de todas las personas presentes en la ciudad.
La labor educativa de una política pública debe implicar tanto acciones como
acompañamiento que faciliten la participación sin exclusión de la colectividad y la
negociación en los contenidos de la misma. La formación de ciudadanos como base
de una cultura ciudadana debe ser permanente, en un proceso donde la cultura incida
en el individuo, pero también, donde el individuo, a través de su práctica de vida
ciudadana, logre incidir en la cultura. Por eso la educación para la ciudadanía debe
estimular y apoyar la creatividad individual, debe ser principalmente, garante y
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facilitadora de una participación plural y concertada de los habitantes de la ciudad, que
contribuya en la redefinición del espacio público y en la formación de la ciudad como
sociedad. Estas acciones educativas tienen como objetivo orientar y motivar a los
individuos hacia la conformación de una cultura ciudadana para la ciudad -sin
desconocer otros vínculos sociales y políticos- y como ello implica la interacción entre
distintos intereses, éstas deben fundarse en un proceso negociado entre sociedad
política, civil, privada y demás actores sociales.
El lineamiento de educación ciudadana es un marco de acción que define lineamientos
y criterios que delimitan el ámbito de intervención gubernamental y orienta la acción no
gubernamental. Define las expresiones, eventos, objetos culturales y acuerdos
normativos jurídicos que coadyuvan en la creación de un sentido de unidad
comunitaria, pertenencia, identidad y solidaridad, para efectos de su difusión,
promoción, facilitación, gestión, financiación y ejecución.
4.1 La convivencia y la participación ciudadana como propósitos centrales de la educación ciudadana
Se trata de fomentar un nosotros compartido en torno a la ciudad y proponer
orientaciones para la vida en la ciudad a partir de esa visión compartida: usar, habitar,
disfrutar y participar en la ciudad, en relación con los otros ciudadanos.
La educación ciudadana forma en una conciencia colectiva que comprometa al
individuo con la ciudad y con los otros individuos a través de una ética ciudadana que
armonice y actualice las morales que gravitan en los grupos y sectores sociales.
La educación ciudadana construye cultura ciudadana entendida como el ejercicio
cotidiano de participación colectiva en la creación y recreación de pactos colectivos
que organizan la interacción cotidiana en contextos de interés público.
La educación ciudadana genera vínculos sociales, respeto por la vida y la dignidad
humana en el marco de una cultura para la convivencia en la ciudad, entendida ella en
sus relaciones con el Área Metropolitana, y la Región Antioqueña, el país y el contexto
internacional con el que cada vez se relaciona de manera más amplia la ciudad de
Medellín.
La educación ciudadana garantiza procesos de educación en donde el respeto a la
vida, el respeto al otro, el respeto y cuidado de lo público, la autonomía y la libertad
sean fundamentales para el ciudadano y sus gobernantes.
La educación ciudadana asume que la ciudadanía se desarrolla en el marco de la
construcción de un Estado Social y Democrático de Derecho. La cultura ciudadana es
una unidad de integración política y social en el marco del Estado Nación y el contexto
regional y local.
La educación ciudadana reconoce la ciudad en sus problemáticas sociales, en su
diversidad cultural asumida en una perspectiva de interculturalidad: reconoce
igualmente los procesos históricos particulares de la ciudad y acoge las distintas
lógicas y visiones culturales del país, de la región y de la localidad y los movimientos,
corrientes y tendencias de la creación contemporánea en el contexto global.
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La educación ciudadana asume como principios que la fundamentan la equidad, la
democracia, la participación, la corresponsabilidad, la inclusión, la sostenibilidad y la
competitividad. Además asume la corresponsabilidad de los distintos actores sociales
y políticos en la acción pública.
La educación ciudadana fomenta y orienta la creación de cultura ciudadana, entendida
como comunidad de intereses, de interacción, de pertenencia, de identidad, de
territorio, de compromisos éticos, solidaridades, y expresiones tradicionales útiles para
la vida contemporánea.
Partiendo de lo dicho, hay que entender a la educación ciudadana como una
estrategia central en cada uno de los cuatro campos de política propuestos para la
formulación del Plan de Desarrollo Cultural: Participación, creación y memoria, diálogo
cultural, y convivencia ciudadana.
La educación ciudadana debe estar orientada no sólo a los ciudadanos, sino también a
los servidores públicos y a los distintos actores económicos, políticos, sociales o
culturales involucrados en el desarrollo de la ciudad.
La educación ciudadana es una estrategia orientada al desarrollo de potencialidades y
capacidades de la ciudadanía más que a dar instrucción o información a los
ciudadanos y está orientada al desarrollo de conciencia ciudadana capaz de vivir libre
y ser autónoma, y por ello no responde a la estandarización de comportamientos
ciudadanos. Por lo anterior privilegia pedagogías activas y reflexivas sobre pedagogías
instructivas y directivas.
La educación ciudadana se soporta en procesos tanto de educación formal, como no
formal e interacciones de las organizaciones sociales con la base social. Incluye el
trabajo con pedagogías sociales y masivas y con eventos públicos, trabajo en las vías
públicas, medios de comunicación, entre otros.
La educación ciudadana debe estar acompañada de la creación de condiciones
institucionales y de equipamientos adecuados para el desarrollo de los
comportamientos, capacidades y conciencia esperada de los ciudadanos.
La educación ciudadana debe complementarse con mecanismos e instrumentos
tendientes a acompañar, liderar, impulsar, gestionar instrumentos normativos de
gobierno para regular la convivencia.
La educación ciudadana debe apoyarse en instrumentos administrativos para el
estudio, la investigación y el seguimiento al desarrollo de las políticas y los procesos
educativos y socioculturales de la ciudad.
4.2 La convivencia pacífica ciudadana
Si entendemos que la educación ciudadana es transversal a los cuatro campos de
política inicialmente señalados y que la educación es base fundamental de la
construcción de ciudadanía los ámbitos de esta educación serían todos los ámbitos de
la sociedad. Sin embargo, dadas las exigencias y prioridades de construcción de
ciudadanía y las capacidades existentes en la ciudad es necesario hacer una
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priorización, lo que no implica decir, que otros ámbitos no son importantes y
necesarios. Una política pública se puede volver inviable sino fija prioridades.
La educación ciudadana debe ser de calidad, participativa, incluyente, sostenida,
sostenible y con recursos para la transformación de hábitos, comportamientos,
actitudes en temas críticos para la ciudad:
Por las formas de habitar y ocupar la ciudad así como por las formas de vivir con los
otros en los ámbitos público y privado es necesario hacer un gran esfuerzo formativo
en torno a la valorización y compromiso con lo público, lo que tiene consecuencias
inmediatas en la convivencia ciudadana.
Uno de los graves problemas que aquejan a la ciudad de Medellín es la existencia de
diversas formas de violencia que niegan de hecho la existencia de una regulación
moral, ética, política y administrativa de la ciudad y de las relaciones entre los
ciudadanos. No solo no se acepta que haya un proyecto de ciudad al que todos
debamos aportarle por que hacemos parte de este territorio sino que se niega la
aceptación de mediaciones para la existencia en dicho territorio como el Estado, la
democracia y reglas del juego mínimas para poder convivir en paz y preservar y
ayudar a acrecentar el patrimonio de la ciudad.
En este sentido el trabajo formativo en torno al reconocimiento y re – creación del
patrimonio, el dialogo intercultural y la participación ciudadana se deben orientar a la
recreación y actualización de vínculos con la ciudad. Esta debe ser una ciudad de
todos y para todos.
Es un desafío importante el promover el cuidado del medio ambiente urbano (la
naturaleza, el espacio público y el equipamiento) tanto de parte de los ciudadanos
como de todas las organizaciones y empresas
Es fundamental estimular la apropiación de los equipamientos de la ciudad y de las
obras culturales y artísticas con miras a su disfrute y apreciación mediante procesos
de comunicación, circulación, promoción y difusión. La apropiación de los espacios
públicos como el centro de la ciudad, la creación de espacio público físico atractivo e
incluyente, hacen parte de este desafío.
El espacio público no solo hay que cuidarlo sino ampliarlo y evitar que se privatice.
Aquí hay una gran responsabilidad de los ciudadanos, del Estado local y de las
diferentes organizaciones de la sociedad.
Parte de este cuidado y preservación de la ciudad tiene que ver con el cuidado del
medio ambiente natural: el aire, las aguas, los desechos, los bosques y árboles, los
suelos, las especies, etc. Aquí hay que buscar que no se reduzca este cuidado a
campañas de reciclaje sin lograr afectar problemas de la magnitud de la contaminación
ambiental, la tala de bosques en las laderas, la contaminación de las aguas, entre
otros.
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4.3 La participación social y política y la valoración y el compromiso con lo público
Parte importante de la cultura ciudadana lo constituye la participación social y política
tanto de las personas en las dimensiones más micro y macro como de las
organizaciones. El ciudadano debe disponerse a hacer parte de la gran colectividad y
de las mediaciones organizadas de la misma.
En este sentido es importante incentivar la participación de personas y grupos en los
grandes momentos que alimentan la vida de los territorios: las fiestas de la ciudad y de
territorios específicos, los encuentros masivos, los eventos culturales, deportivos y
artísticos. Pero también entran en juego aquí todos los momentos electorales que
tienen que ver con los destinos de la ciudad y de las zonas. Tienen que ver con la
participación ciudadana en programas para el mejoramiento barrial, zonal y de ciudad.
Así como la promoción de una opinión pública ciudadana calificada para la
deliberación pública y la toma de decisiones.
Incentivar la organización ciudadana responsable y calificada es parte de esta tarea.
4.4 La formación artística, cultural, para la recreación y el deporte
La formación ciudadana no se puede reducir a la formación artística y cultural, pero
tampoco se puede entender sin ellas. El hecho estético es un elemento fundamental y
fundante de la cultura y por ello mismo las expresiones artísticas y culturales son parte
obligada de la educación ciudadana.
En este sentido, hay que promover una amplia oferta de formación en música, teatro,
artes plásticas, danzas folclóricas, audiovisuales, fotografía, maquillaje artístico y
demás expresiones. Esta oferta debe ser pertinente para las características de la
ciudad, de calidad e incluyente, y asumiendo planteamientos de vanguardia,
respetando y recreando las tradiciones.
Para que se pueda ampliar la oferta de formación es necesario fomentar las
expresiones y grupos artísticos y culturales de barrio, comuna y zona. Aquí el territorio
local juega un papel importante en la organización de la oferta. Es necesario cualificar
los formadores artísticos y culturales existentes y promover la llegada de nuevos
espacios y agentes formadores. Así mismo hay que promover la existencia de ofertas
de formación para toda la ciudad pensadas desde una visión de ciudad.
La recreación y el deporte tienen una gran importancia para el encuentro ciudadano,
además de sus bondades en la formación de personas sanas y en el uso del tiempo
libre. Seguir estimulando la creación de escuelas de recreación y deporte, la
vinculación masiva de los ciudadanos a ellas, la disolución de barreras creadas por las
violencias, son algunos de los desafíos en este campo.
Es importante entender que la formación artística y cultural no debe articularse
exclusivamente al uso del tiempo libre de los niños y los jóvenes sino que tiene
relación con otros temas críticos de la ciudad y que además incluye a los adultos y a la
tercera edad.
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5. Lineamiento 5. Fomento y fortalecimiento de la formación artística y cultural y de las relaciones educación-cultura
Esta línea de política parte del reconocimiento del hecho artístico como un hecho
social e históricamente producido, que involucra las diferentes dimensiones de lo
humano; producto de un contexto concreto, temporal y de lógicas espaciales que
ponen en relación lo local, regional, nacional e internacional y que influencian los
procesos de pensamiento, reflexión y creación. Es desde su contexto que el arte y el
artista se producen, transforman, crean y recrean porque significan y resignifican los
conceptos desde los cuales se ubican, por eso el proceso artístico expresa la sociedad
y a la vez que se consolida como un hecho comunicativo que supera lo individual, se
ubica en la intersubjetividad y aporta a la configuración de la sociedad.
Hoy, el hecho de pensar lo artístico desde la planeación pública implica una profunda
reflexión sobre aquello por lo que la sociedad quiere como su proyecto, por aquello
que supera los intereses individuales y permite dar cuenta del interés general,
garantizando los derechos de los ciudadanos; pero, sin dejar de apostarle a la
construcción de ciudad y ciudadanía. Por el contrario, fortaleciéndola en la medida que
la formación se asume desde la integralidad y con el objetivo de formar sujetos libres,
creativos y respetuosos de la creación de los demás, conservando la calidad de la
producción artística y el derecho a que esta sea una elaboración desde lo íntimo y de
la propia sensibilidad.
El proceso artístico no está dado en objetos, en obras o en acciones, sino que es una
compleja red de significaciones tejidas desde tramas y lógicas diversas, como los
sistemas simbólicos, las relaciones económicas, las relaciones sociales y las
experiencias personales y sociales entre otras21. De igual manera diferentes tramas y
lógicas atraviesan también los procesos formativos.
Como lo señala la ley general de cultura y la ley general de educación con el objetivo
de desarrollar procesos en los que se involucra lo sensorial, lo emocional, lo afectivo y
lo intelectual. Los procesos artísticos permiten apropiar, reelaborar, imaginar, crear,
construir y reconstruir las relaciones con nosotros mismos, con los demás y con el
medio a través de lenguajes simbólicos particulares con componentes no
necesariamente verbales o racionales. Con el arte podemos redefinir la realidad y
redefinir el arte mismo.
permite continuar una labor en la que hay avances que obedecen a la identificación de
la necesidad que tiene la ciudad de Medellín de una formación integral del gestor
cultural para establecerlo como mediador de las demandas culturales ciudadanas y las
posibilidades económicas, sociales, políticas y ambientales dadas en la ciudad,
además como dinamizador de las políticas culturales, ingresa en relación con su
realidad territorial y asume responsabilidades de acuerdo a lo que la política propone.
21
Carlos Miñana Blasco. Formación artística: elementos para un debate. Ministerio de Cultura, Bogotá. 2000.
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5.1 Fomento y apoyo a la formación integral de gestores culturales
El gestor cultural debe proporcionar elementos que amplíen la capacidad de los
ciudadanos para defender su acerbo cultural de modo que puedan orientar el
desarrollo de los proyectos que comprometen la calidad del hábitat y de la vida de la
población.
Esta formación debe propender por una gestión más eficiente, que permita la gestión
de proyectos culturales que propicien el diálogo intercultural y la participación, así
como las competencia en el manejo de conflictos, el reconocimiento de la diversidad,
la valoración de la vida, la confianza, la coherencia entre el pensar, el sentir y el hacer
y las competencias ciudadanas, todo ello entendido como aquellos nuevos valores que
buscan posibilitar la consolidación de lo público y el uso y disfrute del espacio público
con el que cuentan los ciudadanos de Medellín.
Es necesario entonces apostar a la formación de sujetos reflexivos, pensantes, con
capacidad de elegir, de relacionarse, de jerarquizar, de conectar, de hacer juicios y
contribuir a la construcción del capital social y cultural necesario para mantener viva la
esperanza y hacer frente a las distintas dinámicas que afectan la convivencia en la
ciudad, e igualmente propiciar la formación adecuada de competencias de quienes
lideran procesos vinculados al desarrollo de centros de memoria tales como museos,
archivos, bibliotecas, centros culturales, casas de cultura, entre otros.
5.2 Estímulo y fomento a la profesionalización de creadores culturales
La creación de mecanismos que estimulen la formación de creadores y productores
culturales, tiene como fin contribuir a cualificar no solo la oferta cultural de la ciudad,
sino a ampliar las posibilidades creadoras de los ciudadanos. Ello requiere el
compromiso de las instituciones educativas y culturales que adelantan procesos
formativos, en tanto se requiere ampliar las oportunidades de acceso a cursos de corta
duración, diplomas, cursos de pregrado y ofertas de posgrado que contribuyan a la
profesionalización y cualificación del sector cultural.
Sin duda, la formación profesional de los creadores culturales debe permitir la
generación de comunidades académico-culturales que favorezcan la reflexión sobre la
ciudad, vinculen sus prácticas artísticas a los procesos de construcción de los
imaginarios urbanos, amplíen los horizontes estéticos de los ciudadanos y contribuyan
a transformar la ciudad desde nuevos referentes simbólicos.
A la par de los creadores, es necesario relevar las nuevas demandas formativas de los
que hasta ahora han sido considerados oficios “tras la escena”, tales como los
sonidistas, utileros, tramoyistas, correctores de estilo, impresores, acomodadores de
salas escénicas, entre otros, los cuales hacen parte sustancial de los procesos
creativos y que requieren de una nueva mirada en el desarrollo de las dinámicas
culturales.
Las políticas educativas y culturales encuentran en este lineamiento un espacio de
confluencia que debe ser abordado y analizado, de manera que se armonicen en
función de las necesidades de crecimiento y cualificación del sector cultural.
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5.3 Educación artística y cultural
Bien es sabida la tradicional escisión entre la educación y la cultura, mucho más
cuando el sector educativo tradicional ha considerado la cultura como un asunto
colateral al proceso educativo.
Es imprescindible que la política educativa de la ciudad aborde el papel que la cultura
tiene en los procesos educativos, y en especial, siente las bases de una educación
artística y cultural que, acorde con la Ley 115 de 1994, permita la formación no solo de
las sensibilidades y de las potencialidades creadoras de los estudiantes de la ciudad,
sino que a su vez permita potenciar el valor de la cultura como eje transversal en los
procesos educativos, de manera que se convierta en instrumento para pensar, ser,
hacer, y relacionarse con la ciudad, consigo mismo y con los otros, sobre la base del
reconocimiento y respeto por la diferencia y por los derechos humanos y culturales.
La educación artística para todos debería orientarse a promover la expresión, la
simbolización y la comunicación. Trabajo que ligue la posibilidad creativa y sensorial,
pero también con el campo del arte y los códigos socialmente elaborados en cada
cultura.
5.4 Educación ciudadana en el sistema escolar y en otros ámbitos no escolares La ciudad como escuela y laboratorio
La educación ciudadana debe hacer parte explícita de la razón de ser del sistema
escolar formal, pero ella pasa también a través de procesos educativos no
escolarizados o para el empleo, para lo que puede ser útil la concepción de ciudad
educadora que entiende a la ciudad como un ambiente global y un sistema de
educación y aprendizaje.
La educación en cultura ciudadana allana el camino para que algunos fenómenos de
desintegración social de los habitantes de Medellín se conviertan en una fuente
potenciadora de esfuerzo común multiplicado, sinérgico, en provecho de ellos
mismos22. Una educación en cultura ciudadana permite construir ciudad y formar
ciudadanos para la ciudad, competentes a su vez para ser ciudadanos del país y del
mundo.
El reto para la ciudad educadora está en formar ciudadanos para la ciudad a través de
la experiencia vital y que implica el espacio público, las sociabilidades de la calle, la
memoria, los monumentos, el patrimonio cultural, la diversidad social, las
sensibilidades estéticas, el gobierno y sus instituciones, el paisaje y la simbología que
22 “Ese individuo despojado de su ciudad, extraño a las formas que crea sus habitantes, tarde o temprano se vuelve
en su contra, pisotea sus jardines, arremete contra sus vecinos. Pasa factura por su extrañamiento…. por eso hoy
construir la ciudadanía es un propósito estratégico en la ruta de la democratización de nuestra sociedad… La ciudad
hoy como agente socializador es, una gran familia, un gran sujeto colectivo. (Ministerio de Educación Nacional de
Colombia. 2004: 22-23).
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objetiva y identifica la ciudad; buscando subsanar la falta de conocimientos,
habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas respecto a ella.
La relación entre ciudad, cultura y sociedad está en la preocupación de muchas
ciudades del mundo que ven en la cultura una posibilidad de integración social
(sociedad) para dar un sentido de cohesión a la experiencia del vivir y el compartir un
espacio común (ciudad), en un contexto altamente densificado, intercomunicado y
diferenciado, que lleva a lo que Alberto Melucci denomina exceso cultural
(incertidumbre)23, necesaria en la “sociedad compleja” actual, en la cual el sujeto está
en capacidad de darle sentido, desde su individualidad, a su experiencia de vida, con
la posibilidad de pasar por alto los vínculos sociales que han caracterizado a las
comunidades humanas. Se trata de que la ciudad recupere la capacidad de dar
sentido a la acción, de dar sentido de sociedad, desde los deseos del habitante, desde
sus deberes, desde su experiencia única de vida y sus particularidades culturales,
buscando una dirección diferente a que sean sistemas, como el de mercado por
ejemplo, los que finalmente terminen imponiendo esquemas de vida sujetas a ciertas
lógicas.
Poco se había pensado en la ciudad como medio de socialización autorreflexivo, es
decir, que se pensara como vehículo de enseñanza-aprendizaje, pero en la actualidad
existe una clara preocupación por recuperar la dimensión educadora de la ciudad,
problematizarla implica también asumirla como un recurso pedagógico y de educación,
tal y como lo plantea La Carta de Ciudades Educadoras, Barcelona de 199024.
Ciudades como Barcelona en España, Tabio y Piedecuesta en Colombia, son ejemplo
de localidades que han tenido como preocupación la relación ciudad-cultura-sociedad
mediada por la educación. En estas ciudades se han tenido experiencias en las cuales
se han involucrado sus gobiernos locales al considerar la cultura como un componente
social fundamental para mejorar la convivencia entre sus habitantes, ante situaciones
que presenta la sociedad moderna como el desapego, el debilitamiento de los vínculos
comunitarios, la pérdida de compromisos de sus habitantes para con la ciudad. A
través de campañas educativas se ha intentado recuperar los sentidos de cooperación
y de solidaridad, que eviten el marginamiento, la exclusión, y que activen la integración
social. La ciudad, pues, es pensada desde la dimensión cultural buscando efectos
sociales integradores, potenciadores de prácticas que redunden en beneficio de todos
sus habitantes, intentando cambiar la visión de ciudad como crisis por la de
oportunidad.
23 Alberto Melucci considera que la sociedad actual puede ser caracterizada como sociedad compleja. Por sociedad compleja se debe entender una sociedad que sea altamente diferenciada (la vida de las personas se resuelve en múltiples espacios de sentido y lógicas diferenciadas y hasta contradictorias), con una alta variabilidad de los sistemas (incremento en la velocidad del cambio) y con exceso cultural. Por exceso cultural entiende aquellas situaciones donde la oferta cultural es tan amplia que rebasa la capacidad efectiva de consumo y acción de los sujetos. Es decir, sus posibilidades de respuesta a las demandas se encuentra limitadas (2002). 24 Primer Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, Barcelona 1990.
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6. Lineamiento 6. Diálogo cultura, educación ciencia y tecnología
Estos son preceptos paradigmáticos del desarrollo de la ciudad actual, y se considera
que para que Medellín se consolide como ciudad creativa e innovadora, además de
emprendedora, debe consolidarse como ciudad del conocimiento. Como requisito para
esta meta, es necesario propiciar el diálogo entre nosotros y el mundo, de manera que
se fortalezcan los procesos que producen conocimiento, haciendo de la ciudad un gran
laboratorio social.
6.1 Impulso y generación de procesos de investigación cultural
Esta línea plantea sustentar el trabajo cultural y la materialización de las políticas
culturales en procesos de investigación que puedan ser desarrollados desde la
institucionalidad educativa o desde las organizaciones sociales, entre otros.
La ciudad implica reconocer sus problemáticas culturales y la representación social
que de ella hacemos, por esto la ciudad como problema cultural implica la
representación social que políticamente se manifiesta en el diseño, confección y
aplicación de las políticas culturales que deben responder a los fenómenos de
multiculturalidad y plurietnicidad, entre otros.
Al reconocer la fragilidad de los vínculos sociales, se fortalece el concepto de de
ciudad como instancia educadora, que reconoce su potencial en la capacidad que
tiene para garantizar la vida social del ciudadano, construir y actualizar competencias
que permitan y mejoren la convivencia ciudadana, de acuerdo con el “estado de la
conciencia social” en el que nos encontramos25, cree sentidos de pertenencia,
identidad y compromiso ético; con una noción o representación simbólica de la ciudad,
que sea fuente de inspiración creativa, que recree sus memorias, con permanencias
en el tiempo de su singularidad en el entorno mundial globalizado. De ahí la
preocupación por recrear el diálogo público, posibilitar los encuentros cara a cara,
fomentar la cooperación y la solidaridad, partiendo del reconocimiento de la diversidad
de sus gentes y la dignificación del ser humano como tal, sin importar sus diferencias
étnicas, de clase, de estilo de vida, de género, de preferencia sexual, de edad, de
creencias, de origen nacional, y otras más. Para ello es necesario recuperar los
espacios informales como espacios de socialización26, unidos a los espacios formales
25 “En la carta (de Barcelona) de la ciudad educadora se afirma que una ciudad es educadora cuando reconozca,
ejercite y desarrolle además de sus funciones tradicionales (económica, social, política y de prestación de servicios)
una función educadora. Cuando asuma las intencionalidades y responsabilidad cuyo objeto sea la formación,
promoción y desarrollo de todos sus habitantes. La ciudad será educadora si ofrece con generosidad todo su
potencial, si se deja aprehender por todos sus habitantes y les enseña a hacerlo”. Moncada, Ramón. La Ciudad
Educadora, un Concepto y una Propuesta (Pág. 10-11).
26 El Ministerio de Educación Nacional de Colombia se ha vinculado a la campaña de “Educación Ciudadana” y aunque no está dirigido específicamente a una cultura para la ciudad, si la engloba. El Ministerio ha desarrollado un programa para formar en “competencias ciudadanas”, mediante al cual pretende que los escolares se doten de capacidades (saber y saber hacer), que les permita convivir en comunidad bajo principios de tolerancia, democracia, participación, pluralismo y compromiso responsable para con la comunidad. “…las competencias ciudadanas
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con la intención de formar en cultura para la ciudad, en la ciudad y a través de la
ciudad.
6.2 Sistema de bibliotecas y Plan Municipal de Lectura
El sistema de bibliotecas y el Plan Municipal de Lectura, Medellín, una ciudad para leer
y escribir 2009 – 2014, se presentan como puente para la construcción de lazos y
relaciones posibles entre los ciudadanos y la cultura, acercándolos al reconocimiento
de la diversidad cultural, favoreciendo el diálogo intercultural y promoviendo la
recolección, organización, conservación y acceso al patrimonio documental y
bibliográfico de la ciudad.
La articulación de las redes bibliotecarias permite relacionar la localidad con la ciudad
y el mundo global cultural, impulsando nuevas tecnologías para el almacenamiento,
recuperación y difusión de la información cultural, promoviendo su conocimiento y
comprensión por parte de los habitantes.
Desde el Plan Municipal de Lectura, con la lectura y la escritura, se busca propiciar
prácticas que conectan con el pasado, permitan comprender el presente y acerquen al
ideal de una sociedad equitativa y justa. Estas se convierten en una condición para el
desarrollo humano, social, cultural y educativo de los habitantes. Herramientas para la
construcción de ciudadanía y capital social. Son elementos para la transformación, el
despliegue de las potencialidades formativas, éticas, estéticas y políticas de las
personas y las comunidades, permitiéndoles tomar posición, hacer uso de su voz y
reconocerse como seres históricos con un presente y con una proyección de futuro.
6.3 Investigación e innovación para el desarrollo cultural
El avance en ciencia y tecnología se considera el eje vital para el desarrollo económico
y social de un territorio, en la medida que el conocimiento y las soluciones que de éste
se derivan son indispensables para superar las dificultades y limitaciones que
enfrentan la sociedad y los países. De ahí que las Naciones Unidas27 hayan declarado
su importancia para disminuir la brecha entre países desarrollados y aquellos en vía
de desarrollo.
El documento Conpes 3080 de 2002 reconoce la importancia que la inversión en
ciencia y tecnología tiene para el país. En dicho documento se afirma que “Colombia
requiere que de manera sistemática, articulada y eficiente, el conocimiento se
convierta en elemento que sirva, no solamente para responder al entendimiento de la
realidad y su entorno, sino también y fundamentalmente, para que se convierta en
motor de desarrollo y en factor dinamizador del cambio social”28; y si bien, en el
representan las habilidades y los conocimientos necesarios para construir convivencia, participar democráticamente y valorar el pluralismo” (Ministerio de Educación Nacional de Colombia. 2004). 27 OEI, UNESCO, 1999, “La ciencia para el siglo XXI: una nueva visión y un marco para la acción”, Conferencia Mundial sobre la Ciencia. Budapest, julio
28 Tal como reza la ley de ciencia y tecnología. Ley 29 de 1990
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contenido del documento se da un marcado énfasis al tema de la productividad, se
reconoce que la finalidad última de los desarrollos científicos y tecnológicos es
construir una nueva sociedad más equitativa y en armonía con su entorno.
El fomento de la investigación y la innovación en la cultura pasa también por generar
espacios; pero sobre todo vincularse a los ya existente como parques temáticos,
museos interactivos, donde se propicie la aplicación de la tecnología a los procesos
creativos y culturales. Espacios donde investigaciones por ejemplo de acústica
aplicada a salas de arte y cultura, de la ingeniería de sonido tengan protagonismo.
6.4 Cultura y nuevas tecnologías de la información y de la comunicación
Las llamadas TIC, son hoy la base del desarrollo de nuevas alternativas en todos los
frentes del mundo moderno. La cultura, hace uso de ellas, en tantos canales de
creación y difusión, y vehículos de consumo a través de los medios masivos de
comunicación como la televisión, la radio y el internet, entre otros. El mundo digital ha
abierto las puertas a fenómenos como la transnacionalización de los bienes y
productos culturales, y con ella al surgimiento de fenómenos como el desarrollo de
procesos creativos en tiempo real que se suceden en la red, pero también al auge de
la piratería virtual, asunto que merece atención en las nuevas políticas de la ciudad.
6.5 Información e investigación en la relaciones economía y cultura
Es preciso “contar” la cultura, es decir, producir las cifras que se requieren para
generar estadísticas e indicadores confiables que permitan una mayor legitimación de
la actividad cultural en la sociedad y una gestión más eficiente del sector cultural.
Sin información pertinente y actualizada no es posible que las autoridades estatales
puedan tomar decisiones acertadas de política pública, ni que los agentes privados del
sector lo hagan respecto de la inversión y asignación de recursos. Una de las tareas
importantes señaladas desde muy diversos actores es visibilizar la contribución que
hace el sector cultural al PIB, señalando que no solo las grandes industrias culturales
aportan, sino también las pequeñas y medianas empresas, así como el sector menos
formalizado.
La información, la investigación y el análisis generados deben tener como finalidad
aportar a los actores propios del campo, herramientas que les permitan optimizar sus
decisiones de inversión, mejorar sus procesos técnicos y administrativos, y vincularse
más fácilmente y de mejor manera a las oportunidades de desarrollo que les ofrece la
institucionalidad pública, privada y de cooperación internacional.
Se trata también de producir conocimiento sobre las relaciones entre economía y
cultura de modo que se fortalezcan los lazos entre ellas dentro de los objetivos y
parámetros que se han definido en el Plan para las relaciones entre cultura y
construcción de territorio. Por un lado no debe ir la construcción de ciudadanía como
aporte de la cultura a la construcción del territorio y por otro distinto las relaciones
entre economía y cultura. Se trata de generar información válida y pertinente para el
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seguimiento y evaluación de las políticas culturales existentes y la creación de nuevas.
En este sentido es importante crear estímulos para las iniciativas desarrolladas en este
campo y aprovechar las oportunidades que hay en el nivel nacional para el impulso de
la investigación en el terreno cultural.
La creación de un Observatorio de Cultura Ciudadana puede ser un espacio idóneo
para liderar este esfuerzo de información e investigación.
6.6 Formación profesional, técnica y para el emprendimiento de los agentes del sector cultural
La formación profesional, técnica y para el emprendimiento ocupa un lugar importante
en el fortalecimiento de las organizaciones culturales. La cultura es un sector
productivo donde la creatividad, el talento humano y la incorporación de nuevas
tecnologías son las bases fundamentales de la calidad de los bienes y servicios
generados. La calidad determina la competitividad de las organizaciones.
La generación de competencias en cada uno de los actores, su especialización y
profesionalización, son condiciones necesarias para el desarrollo productivo de las
organizaciones de la cultura. El apoyo a la formación y cualificación del talento
humano con miras al fortalecimiento de la capacidad productiva del campo cultural
supone tres líneas de acción:
• El apoyo a la profesionalización de los agentes del sector mediante la oportunidad
de acceso y permanencia en la educación superior, así como la mejora progresiva de
la calidad y pertinencia de los programas que imparten las entidades de educación
superior. Implica también el reconocimiento y certificación de los saberes que han sido
adquiridos de manera empírica o por tradición por creadores y otros agentes del
sector.
• El impulso a la cualificación técnica de los agentes que desempeñan oficios de
soporte o producen bienes conexos a las actividades productivas de la cultura, para lo
cual se deberá desarrollar una interlocución muy cercana con las entidades que
desarrollan este tipo de calificación técnica y, en particular, el Servicio Nacional de
Aprendizaje.
• El aporte al sistema de formación artística y cultural de metodologías, contenidos y
cátedras tendientes a desarrollar las capacidades emprendedoras y empresariales de
los agentes que harán parte de las actividades culturales, con miras a identificar
talentos y capacidades de gestión que impulsen la productividad y la competitividad en
el sector. De la misma manera, es necesario intervenir la formación de los futuros
administradores de empresas y gestores de negocios para atraer nuevos agentes
dinamizadores de la gestión y la producción cultural.
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7. Lineamiento 7. La ciudad comunicada
El tema de la cultura es hoy punto importante de las agendas públicas en tanto que se
le ha venido señalando como lugar de referencia e instrumento para la gestión y el
desarrollo social por su incidencia en la construcción colectiva, identitaria y como
soporte de la civilidad.
También la cultura pensada desde las políticas públicas y gubernamentales se
considera elemento necesario para las transformaciones sociales, y aunque los
ciudadanos no sean conscientes de ello, está presente siempre. Y en este sentido los
medios de comunicación, la ciudadanía y la sociedad juegan un papel de gran valía
para la difusión y pedagogización de la educación ciudadana y los procesos culturales
y democráticos de la ciudad, resultados que derivan de la pugna de distintos sectores
e individuos por ampliar las posibilidades públicas de la democracia, el derecho a la
cultura y a la palabra pública y que tiene que ver con conocer el rostro, la legitimidad y
la credibilidad de quién comunica y lo que comunica.
Pensar y hacer posible La Ciudad Comunicada pasa por la construcción de zonas de
intercambio comunicativo que estén mediadas por el fortalecimiento de los medios
comunitarios, el reconocimiento, la legitimidad cultural y política de sujetos, sectores y
demandas sociales y la participación efectiva en los circuitos de producción de la
información y el conocimiento de tal manera que se garantice que la opinión pública
acceda a fuentes, producciones, narrativas, discursos y productos comunicativos,
informativos y culturales diferentes, y no sólo a los consumos culturales proveídos por
la industria cultural y los medios masivos bajo el amparo de los grupos económicos.
Aquí el reto es que el Estado y la sociedad no piensen la comunicación como vocería
gubernamental, sino como espacio de constitución de sujetos sociales, libres y
autónomos con capacidad de incidir y propiciar la construcción de una ciudadanía
democrática cultural que, produzca y garantice derechos de experimentación y
creatividad le de lugar social a las estéticas, al goce del espacio público y al disfrute de
la ciudad.
La intención y compromiso político con la Ciudad Comunicada requiere de una cultura
comunicativa amparada en los supuestos de la acción comunicativa: Inteligibilidad,
verdad, rectitud y veracidad, una interacción mediada por símbolos, es decir basada
en un consenso simbólico según lo señala Habermas29. Una ciudad, unos ciudadanos
y unos medios de comunicación que participen y se interesen por los asuntos
públicos, premisa fundamental para la construcción de una cultura ciudadana, que
nacida de una educación ciudadana se enriquece desde criterios orientados por los
conceptos y desarrollos de la comunicación pública, de tal manera que se tejan
circuitos de comunicación veraces entre el gobierno municipal y la sociedad civil que
alimente una información basada en libertades y derechos civiles y políticos, con el fin
de facilitar y agilizar la toma de decisiones con base en informaciones útiles,
suficientes y documentadas; desacralizar los discursos científicos como únicos
depositarios de la verdad, y democratizar el acceso y disponibilidad de recursos a
29 Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa. Complementos y estudios previos.
Madrid, Cátedra, 1989.
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diversos sectores y ciudadanos de la ciudad para el conocimiento y producción de
información y conocimiento cultural.
7.1 Diálogo cultura-comunicación: mediación cultural y comunicación pública
Más allá de requerimientos instrumentales o de una política de medios, una
ciudadanía democrática cultural como se sueña, nace del diálogo que reconoce la
importancia de las mediaciones que se establecen en todo vínculo social desde el
derecho a la información, que comprende el respeto y cumplimiento de todas las
libertades de expresión, opinión, difusión, investigación acceso y participación de los
individuos y los sectores y grupos sociales al proceso informativo, y desde las distintas
manifestaciones estéticas, artísticas y las expresiones que alimentan la cotidianidad
ciudadana.
La libertad de expresión es fundamental para darle sentido e identidad a los procesos
de construcción de la educación y la cultura ciudadana, fundamentales en la
consolidación de un sistema democrático que debe disponer y garantizar el acceso a
la diversidad de fuentes de información que legitimen la movilización social y la
búsqueda de consensos viables, que sean referentes educativos y creativos en el
desarrollo de lenguajes asertivos, pero críticos y reflexivos, propositivos, pero libres y
autónomos.
7.2 Conocimiento pedagógico de la ciudad
La calidad y efecto de la educación y la cultura ciudadanas en el desarrollo de una
ciudadanía democrática cultural tienen una estrecha relación con el conocimiento y
proximidad que se tiene con la ciudad. Desde muchos lugares se coincide en la
necesidad de fortalecer acciones de difusión y promoción sobre asuntos urbanos
relacionados con la cultura ciudadana y desde allí potenciar y fortalecer la ciudad
como un espacio pedagógico que produce y comunica sentidos y conocimiento.
Se ha venido consolidando el ideal de un ciudadano obediente y participativo,
conocedor de sus derechos y deberes, con corresponsabilidad en la gestión del
desarrollo local y el control social, pero que sólo participa en los procesos de
instrumentalización de las leyes que prometen la construcción participativa de un
proyecto ciudadano común, pero que son acosadas por poderosos aparatos
comunicativos privados vestidos de democracia y participación que parasitan los
escenarios de la construcción y negociación colectiva.
Este ciudadano que se sueña ejemplar, aún no logra concretarse en el modelo de
educación ciudadana, que no ha logrado profundizar en el desarrollo de autonomías,
libertades y responsabilidades y que aún no dialoga con lo que somos, con este
presente doloroso, pero que es real. No basta desear un modelo ejemplar de
ciudadano, es necesario entender lo que somos y las aspiraciones que podemos tener
en un contexto adverso, con profundas desigualdades y limitaciones para el acceso a
bienes y servicios culturales.
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Este trasegar ha tenido más de técnico que de político y se han logrado importantes
aprendizajes frente a la manera de abordar situaciones relacionadas. Por ejemplo, con
las diferentes manifestaciones de la violencia, se han desarrollado procesos de
aprendizaje y enseñanza de currículos distintos a los formales, con temas como la
participación política y ciudadana, la elaboración y ejecución de proyectos sociales y
productivos, la capacitación específica para procesos industriales, el reconocimiento
ambiental, entre otras, que sin lugar a dudas han afectado de manera positiva las
condiciones de vida y relaciones sociales. Pero estos aprendizajes no han tenido un
efecto político visible, generador de información alternativa y legitima, de producción
paralela o disidente de conocimiento sobre la ciudad y la mejor manera de vivir juntos
en ella; flota en el ambiente la pregunta por los efectos en las redes sociales, por la
calidad del discurso y la conciencia crítica y reflexiva que se instala en la base social y
en su diálogo, negociación y pugna con los decisores urbanos, productores
privilegiados del discurso ciudadano.
El gobierno de la ciudad debe comprometerse con aprendizajes que garanticen que la
responsabilidad, la autogestión, el respeto y el acceso a la información y el
conocimiento sean expresión por excelencia de la libertad y la autonomía a través de
manifestaciones y movilizaciones que abarquen un pensamiento y un conocimiento
ciudadano como tal. De acuerdo con Carlos Zapata, “...el divorcio entre el mundo
jurídico, el político y el social empuja a que el ciudadano se sienta incluido, siempre y
cuando conozca y acepte la carga de derechos y la coloque en función de su
condición identitaria de grupo, por más que esos postulados no dialoguen con su
realidad inmediata”30.
7.3 Democratización de la información
Uno de los mayores retos de la gestión pública tiene que ver con el cambio al que se
debe obligar para hacer de la información un bien público y no sólo un estandarte de la
comunicación gubernamental, de manera que se apoye, promocione y garantice la
recolección, organización, difusión y servicio deliberado y sistemático de la información
y el conocimiento que se produce en distintos soportes como resultado de la
interacción barrial, comunal, zonal, corregimental y en general la ciudad y que
contribuyen a la consolidación del desarrollo social a escala humana, la consolidación
de una ciudadanía democrática cultural en la ciudad, el respeto de las alteridades y la
constitución de referentes e identidades culturales que desarrollen y fortalezcan los
procesos de participación ciudadana y comunitaria.
La Ciudad Comunicada tiene el compromiso de trasmitir la información que se genera
desde, con y para la comunidad y que se legitima permanentemente, en la medida en
que está en permanente construcción como hecho histórico y político, acontecimiento
social, expresión cultural, memoria o insumo para el mejoramiento de la calidad de
vida.
Esta información no formal, tampoco oficial, permite que los habitantes de un territorio
puedan conocer y reconocer el territorio que habitan (cuadra, barrio, sector, comuna o
30 ZAPATA C. Carlos. La formación ciudadana en Medellín: ganancias en gestión social, incertidumbres en acción política. Informe de Investigación: Instituto de Ciencias Políticas, Universidad de Antioquia. Medellín: 2003.
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zona) y los procesos culturales que allí se gestan, para luego integrarse a espacios de
deliberación con conocimiento de causa y generar transformaciones en él. Por eso es
fundamental en las acciones socio-culturales que se desarrollan en la comunidad
(Planes de Desarrollo Local, Presupuesto Participativo, procesos culturales de barrio y
comuna), generen comprensión, participación y toma de decisiones frente al desarrollo
local, es decir educación ciudadana desde la democratización de la información.
8. Lineamiento 8. Fortalecimiento de la economía de la cultura para el desarrollo de la ciudad
El contexto globalizado y de economías de mercado abierto y altamente competido es
el escenario para pensar y gestionar las relaciones entre desarrollo humano sostenible
y cultura y específicamente entre economía y cultura. Este Plan de Desarrollo Cultural
se fundamenta en una visión humana y humanista del desarrollo (concibe al ser
humano como fin último y como principal del desarrollo) y al mismo tiempo concibe el
desarrollo como sostenible en sus dimensiones ambientales, sociales, económicas,
culturales, políticas.
Las relaciones entre economía y cultura son múltiples y diversas así mismo como las
dimensiones de la economía de la cultura. Cada Plan de Cultura, dependiendo del
enfoque de política cultural adoptado define unas apuestas y prioridades en este
terreno. En este Plan se privilegian las siguientes.
8.1 Apoyo a la creación y fortalecimiento de las industrias y las organizaciones culturales
Al hablar de las relaciones entre economía y cultura hay una referencia obligada a las
industrias culturales, pues a finales de los años setenta y en los años ochentas hubo
un gran debate internacional alrededor de las mismas31 y su importancia económica,
cultural, política, social es creciente. Sin embargo, no todas las organizaciones
culturales se perciben y actúan como industrias, como empresas, ni todas tienen el
mismo nivel de desarrollo empresarial. Es importante hacer la distinción entre la gran
empresa cultural, las PYMES culturales y organizaciones culturales que no están
pensadas como empresa. Para estos tres sectores deben existir lineamientos de
política diferenciados, aunque se apueste por que el sector cultural en su conjunto,
fortalezca su capacidad emprendedora y gane como sector manteniendo fidelidad a su
vocación relacionada con la producción y gestión de bienes y servicios culturales.
Para definir lo que son las Industrias Culturales tomaremos como referencia la
conocida aproximación que hace la UNESCO en el sentido que “Todas las definiciones
coinciden en considerar que las industrias culturales representan sectores que
conjugan creación, producción y comercialización de bienes y servicios basados en
contenidos intangibles de carácter cultural, generalmente protegidos por el derecho de
autor. También son denominadas en algunos países “industrias creativas” y conocidas
31
VARIOS. Industrias Culturales: el futuro de la cultura en Juego. México, Fondo de Cultura
Economica,1982
41
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en ámbitos económicos como “industrias de futuro” o, en medios tecnológicos, como
“industrias de contenido”. Las industrias culturales incluyen la edición impresa y
multimedia, la producción cinematográfica y audio-visual, la industria fonográfica, la
artesanía y el diseño. Ciertos países extienden este concepto a la arquitectura, las
artes plásticas, las artes del espectáculo, los deportes, la manufactura de instrumentos
musicales, la publicidad y el turismo cultural.”
Las industrias culturales construyen y difunden valores culturales de interés individual
y colectivo, resultan esenciales para promover y difundir la diversidad cultural, son
importantes para democratizar el acceso a la cultura, además generan empleo y
riqueza. Por su misión están abocadas a fomentar y apoyar la creación cultural, pero
también por su carácter empresarial deben innovar, en términos de producción y
distribución.
El fortalecimiento de las Industrias Culturales se encuentra presente en la regulación
cultural de Colombia. La Ley General de Cultura de 1997 a la vez que desarrolla el
reconocimiento de la cultura como un derecho de carácter universal también reconoce
al sector cultural como un sector productivo capaz de aportar al desarrollo económico
de la nación. Este reconocimiento es asumido por el Plan Nacional de Cultura 2001-
2010: “Hacia una ciudadanía democrática y cultural”, cuando hace referencia a las
industrias culturales como creadoras de nuevas expresiones y símbolos, y como
generadoras de canales de comunicación que tejen la red de significaciones de la
sociedad32. El Plan establece, en su interés por gestionar una agenda intersectorial
entre economía y cultura, estrategias de impulso a las industrias culturales. Tales
estrategias hacen énfasis en la vinculación de las políticas sociales y económicas del
Estado a las organizaciones del campo cultural, a través del fomento a las micro,
pequeñas y medianas empresas, el diseño de líneas especiales de crédito, la
implementación de programas de capacitación empresarial, el incentivo a las
experiencias exitosas, la creación de viveros e incubadoras empresariales
especializadas en el sector33.
Por su parte, el documento CONPES 3162 de 2002, “Lineamientos para la
Sostenibilidad del Plan Nacional de Cultura 2001-2010”, en concordancia con dicho
Plan, caracteriza a las industrias culturales como vehículos del dialogo intercultural, del
conocimiento, la creatividad, la información, los procesos educativos, el
entretenimiento y la construcción de sociedades más democráticas.34 En
consecuencia centra sus recomendaciones para fomentarlas en 5 frentes, a) El
desarrollo de incentivos fiscales y tributarios b) la implementación de líneas de
fomento financiero c) el fortalecimiento de las asociaciones de creadores, productores
y distribuidores d) la formación artística y técnica de los actores del sector e) la
32 Al respecto el Plan Nacional de Cultura señala: “La diversidad de medios expresivos a través de la música, las artes
plásticas y escénicas, la literatura, la poesía y la producción mediática, conforman espacios de creación cultural y de
formación de sensibilidades, a la apreciación crítica de las diversas producciones culturales y al goce creativo de
todas las manifestaciones. En esta tarea no se debe olvidar el papel central que tienen las industrias culturales, que
con sus producciones (…) crean y controlan espacios de expresión y comunicación y generan nuevos elementos
simbólicos que entran a alimentar una compleja red de significaciones.” Plan Nacional de Cultura: Hacia una
ciudadanía democrática y cultural 2001-2010. Bogotá: Ministerio de Cultura. (2002), pag. 47. 33 Op Cit. Pag 44. 34 Documento CONPES 3162 de 2002: Lineamientos para la Sostenibilidad del “Plan Nacional de Cultura”. DNP.
42
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protección de los derechos de autor y f) la búsqueda y apertura de mercados
internacionales35.
Estas referencias normativas muestran que la agenda de impulso a las Industrias
Culturales debe estar vinculada a la regulación y a las políticas de impulso al
emprendimiento, las mipymes, y la competitividad de los sectores productivos. En
nuestro país este marco de regulación está constituido principalmente por la ley 590
de 2000 de desarrollo de las Mipymes, la ley 1014 de Fomento a la Cultura del
Emprendimiento, el Sistema Nacional de Competitividad que asume la implementación
de la Agenda Interna para la Productividad y la Competitividad, entre otros.
Parte del fortalecimiento de la industria cultural tiene que ver con que las empresas
ganen en sentido de lo público. Los medios de comunicación deben ser entendidos
como escenarios de lo público lo que implica su sensibilización para el reconocimiento
y respeto de las especificidades culturales en el manejo de sus contenidos y respecto
al papel que cumplen en procesos de construcción de lo público. Es necesario
desarrollar programaciones incluyentes que atiendan a las necesidades culturales de
todos los grupos poblacionales. Ello debe ir acompañado de la apropiación de los
instrumentos de control ciudadano: ampliación de los mecanismos para el ejercicio del
control ciudadano, la veeduría y el seguimiento de la ejecución de las políticas
culturales.
La concertación entre el Estado y las industrias culturales contribuye al fortalecimiento
de la actividad de las industrias culturales en la medida en que se gana el compromiso
de estas con el acceso equitativo a la oferta de bienes y servicios culturales, con la
calidad y la pluralidad de dicha oferta, con la formación de los públicos y con la
inclusión de aquellos que han sido tradicionalmente excluidos. Además, hay que velar
por vincular lo cultural y lo comunicativo en torno a la construcción plural de proyectos
colectivos de futuro.
Dentro del fortalecimiento a la industria cultural merece un lugar destacado el
fortalecimiento de la creación y la producción cultural local: medios y oportunidades
para la especialización y proyección de las culturas locales y de la ciudad.
Fortalecer la producción de las organizaciones culturales implica concebir acciones
para el mejoramiento del proceso creativo y sus condiciones técnicas, así como a la
gestión de las mismas. Se pueden aprovechar metodologías y mecanismos utilizados
en otros campos para el fortalecimiento organizacional, pero es necesario hacer los
debidos ajustes para que permitan una intervención pertinente dirigida a las
organizaciones culturales. La creación tiene como finalidad última su circulación, más
allá del contexto local, así como la apropiación de la misma por todos los ciudadanos.
Creación que no circula está destinada a su involución y desaparición. La apertura de
canales de circulación y nuevos mercados para los productos culturales es una
iniciativa que reviste una especial complejidad y que precisa de muy diversos tipos de
acciones:
• Formación de públicos para la producción artística y cultural.
• Generación de espacios de exhibición y comercialización de los productos
culturales.
35 Documento CONPES 3162 de 2002: Lineamientos para la Sostenibilidad del “Plan Nacional de Cultura”. DNP.
Pag 25.
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• Impulso a la circulación en medios masivos de comunicación.
• Introducción de TIC y acceso a la web para la gestión y difusión de los productos
culturales.
Se requiere la consolidación institucional de organizaciones que intervienen como
dinamizadoras de la actividad cultural en las comunidades locales así como fortalecer
la capacidad de las organizaciones comunitarias y sociales dedicadas a los temas
culturales para acceder a recursos públicos y de cooperación internacional y mejorar
sus capacidades gerenciales en función de logros misionales, superando la lógica de
la subsistencia que lleva a comprometerse en la realización de actividades para las
que no se cuenta con la suficiente preparación, o por motivos que difieren
significativamente de aquellos que orientan el espíritu de las actividades culturales.
8.2 Desarrollo de una estrategia integral de sostenibilidad para la actividad y el sector cultural
Como bien plantea el Plan Nacional d Cultura 2001 – 2010 para que “las expresiones,
intereses y propuestas culturales de todos los actores sociales puedan participar en
condiciones adecuadas en el escenario de lo público, es preciso que se asuma un
criterio de sostenibilidad de carácter amplio, construido tanto desde los individuos,
grupos y sectores como desde el Estado. El criterio de sostenibilidad se convierte así
en requisito para el apoyo de parte de las instituciones, incluyendo las instituciones
estatales, pero también se convierte en una medida de la viabilidad de los proyectos
de los agentes, quienes deben ir involucrándolo en su práctica de gestión, de manera
corriente.”
Se entiende por sostenibilidad un conjunto de prácticas y estrategias encaminadas a
garantizar la permanencia, legitimidad y la proyección al futuro de los proyectos
culturales como realidades viables que hacen parte de la vida de las colectividades.
La sostenibilidad es social, en la medida que en la construcción de los proyectos, se
integran las propuestas que vienen en curso desde la vida social de las comunidades
o sectores de ella, a fin de legitimarlas y de garantizar el interés y respaldo del
conjunto de actores sociales. La sostenibilidad es cultural, pues los proyectos para ser
viables deben además reflejar y hacer propuestas desde los entornos culturales
específicos.
La sostenibilidad es política cuando proyectos o planes consolidados representan los
intereses públicos y colectivos, en forma democrática y abierta, y por tanto su
existencia es respaldada y defendida por diferentes actores ciudadanos, como espacio
de expresión directa. La sostenibilidad es ambiental cuando los proyectos se
construyen teniendo presente la interacción con el ambiente físico y natural y
respondiendo a sus ritmos y a su capacidad de equilibrarse, sin generar alteraciones
que perjudiquen el entorno. La sostenibilidad es económica cuando los procesos de
planeación y gestión redundan en una sana relación entre sus ingresos y el costo de
su operación, a fin de garantizar su viabilidad en el mediano y largo plazo
Dado que cada vez más se le da una enorme importancia a la cultura en la solución de
los más variados problemas de la sociedad, pero los recursos para financiarla no se
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corresponden con este reconocimiento hay que desarrollar estrategias que permitan el
mejoramiento de la situación financiera del sector cultural y de las condiciones de vida
de muchos de los agentes culturales. Aquí hay una prioridad en la sostenibilidad, que
como bien se ha planteado, es de tipo integral.
Hay que propiciar la generación de recursos propios del sector cultural por la vía de la
venta de servicios y productos con posibilidad de reinversión, contando con que hay
sectores de la cultura para los cuales estas posibilidades son limitadas. Esta
perspectiva se favorece mucho cuando el gobierno local invierte recursos en la compra
de ofertas culturales desarrolladas por agentes culturales de la ciudad para ampliar las
posibilidades de acceso de mayor número de ciudadanos a dichas ofertas.
El sector cultural puede y debe hacer alianzas con otros sectores estratégicos que
permitan multiplicar recursos y sumar esfuerzos: con el educativo, con las
comunicaciones, con el medio ambiente, con el comercio exterior, con el turismo, entre
otros.
La ciudadanía y los agentes del sector cultural deben hacer uso de sus posibilidades
de regular el acceso y uso de recursos públicos para la cultura, en especial los que
tienen que ver con el sistema general de participación y los contemplados en los
planes de desarrollo. La sociedad civil puede presionar por eficacia y transparencia en
el acceso y uso de los recursos desde las veedurías ciudadanas. También es
importante que los agentes del sector cultural ganen en capacidad de gestionar
recursos públicos para la cultura. Una de las fuentes aún poco explotada son los
Fondos Mixtos de Promoción de la Cultura y las Artes. En esta perspectiva es
importante velar por la equidad en la asignación de los recursos del Estado disponibles
para el estímulo y el fomento a la creación atendiendo al carácter multicultural de la
Nación y prestar especial atención a los grupos poblacionales y zonas excluidos de
dichos recursos.
Es preciso mejorar la gestión de recursos externos y de cooperación internacional para
atraer este tipo de inversión a la ciudad. La inversión social en cultura vía presupuesto
participativo es importante para el fortalecimiento de la inversión en cultura en las
zonas y para el fortalecimiento del tejido cultural comunitario y de las organizaciones
de cultura. Esto debe ir acompañado con una estrategia que permita el fortalecimiento
de organizaciones formadoras de gestores culturales en las zonas, muchas de las
cuales no están directamente situadas en estos territorios.
Es clave la creación de incentivos a la inversión privada en cultura y consolidar
relación empresa privada y organismos culturales, estimular el mecenazgo cultural y
como se ha señalado más arriba, fomentar empresas culturales e industrias creativas.
En el país sigue siendo considerablemente baja la proporción de organizaciones
culturales que acceden a crédito para financiar sus actividades. En cualquier sector
económico, la creación, desarrollo inicial y fortalecimiento de empresas implica
mecanismos de financiación apropiados en términos de costos, plazos y garantías.
Para el caso de los proyectos productivos del sector cultural, debido a los plazos de
maduración de las inversiones, el riesgo y la incertidumbre que implican, así como el
proceso creativo del cual resultan sus productos, se precisan canales de financiación
con un acercamiento y adaptación específicos, así como metodologías particulares de
evaluación de proyectos. En este sentido, la clave para atraer recursos frescos al
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sector consiste en la convergencia de fuentes públicas y privadas, con mecanismos y
fondos de cofinanciación que mitiguen el riesgo del inversionista y generen confianza
sobre los posibles retornos frente a los recursos aportados. De igual forma, es preciso
impulsar mecanismos tributarios (exenciones tributarias e incentivos fiscales) que
permitan dirigir recursos nuevos al sector e, igualmente, impulsar la responsabilidad
social empresarial (RSE) en Cultura, con miras a valorar socialmente y generar una
identidad de participación de los empresarios del país en la financiación y el
fortalecimiento de la producción cultural.
Como parte de esta estrategia de sostenibilidad integral es importante la promoción de
la condición social de los trabajadores de la cultura y elevar su calidad de vida con
políticas y estrategias que convoquen la acción del Estado, buscar garantizar que los
trabajadores de la cultura cuenten con apoyo para su inclusión en el sistema de
seguridad social con mecanismos diferenciados de aporte según niveles
socioeconómicos, protección de los derechos laborales de los trabajadores de la
cultura, contribución de la cultura a la generación de empleo fomentando iniciativas de
empleo propias del sector cultural y reconocimiento a los trabajadores culturales
buscando la protección a oficios que se constituyen en soporte de la creación y la
producción cultural.
8.3 Democratización de la cultura, la organización y participación de consumidores y gestores culturales
Parte importante de la dinámica económica de la actividad y del sector cultural está
relacionada con la democratización de la cultura y con la organización y participación
de los gestores culturales y de los consumidores de cultura.
La democratización del acceso a los bienes y servicios culturales implica
necesariamente una mayor inversión en la oferta y en la demanda de dichos bienes y
servicios. Pero para que dicha inversión sea efectiva y congruente con el espíritu del
Plan implica que haya transformaciones no solo en la cantidad y destinación de la
oferta de bienes y servicios culturales que han estado reservados para las élites más
formadas y adineradas de la sociedad, sino en la calidad y modo de producción y
apropiación de los mismos. Y ello tiene que ver de manera directa con la formación de
públicos y con la formación de los agentes culturales. También hay que considerar que
no es suficiente con ampliar la oferta de productos y servicios culturales
tradicionalmente reservados para las élites sino que hay que volver más masivos
ciertos productos y servicios que han estado reservados para grupos pequeños dentro
de lo popular.
Parte de la democratización de la cultura la constituye el aumento de la accesibilidad a
una oferta plural y de calidad por parte de grupos poblacionales en situación de
marginamiento, vulnerabilidad y exclusión: democratización de la lectura y el libro, de
los medios de comunicación, aumento de la cobertura de internet, aumento de
pantallas de cine, entre otros.
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Para la generación de nuevas alternativas para el goce y el disfrute es clave el apoyo
a medios de expresión y a espacios de encuentro alternos a los circuitos comerciales
capaces de contribuir a la construcción de lo público, a la celebración colectiva, así
como a la producción de nuevos sentidos. Las redes de servicios e instituciones
culturales se pueden constituir como espacios de participación: las redes de museos,
bibliotecas, archivos y otros sistemas deben propiciar espacios participativos de
construcción de políticas según principios de equidad y respeto por la diversidad.
La formación de públicos a partir de programas de sensibilización y de formación
aumentará el consumo de bienes y servicios culturales (convocatoria y apropiación
para el conocimiento, goce y disfrute) y hará más sostenible y dinámico al sector.
El sector cultural presenta muy bajos niveles de representación gremial y organización
comunitaria. Carece, por otra parte, de agremiación y representación colectiva, lo que,
además de dificultar la implementación de las políticas públicas, limita su participación
en la definición de las normas que regulan sus actividades y también impide la
visibilización del impacto económico de las industrias culturales. Por otro lado, la
asociatividad puede permitir la aparición de sinergias y posibilidades de producción,
disminución de costos y apertura de nuevos mercados, que las organizaciones de
manera individual y atomizada no podrían realizar. Por estas razones se debe apoyar
la creación y el perfeccionamiento de los esfuerzos de asociación, la generación de
planes estratégicos y modelos de gestión con vocación productiva, así como su
interlocución con las autoridades públicas.
9. Lineamiento 9. Interacción con la región metropolitana y con el mundo. Entre la ciudadanía para la ciudad y la ciudadanía para el mundo
Medellín se piensa hoy en relación con el mundo, el país, el departamento y la región
Metropolitana, y busca participar en los circuitos económicos internacionales. Es una
oportunidad poner la impronta Medellín en este escenario y fortalecerla tanto nacional,
como departamentalmente. Para lograr esto las ciudades requieren mejorar y
aprovechar las oportunidades tecnológicas, de comunicación y conexión con el resto
del mundo; también cualificar a sus habitantes y prepararlos para el uso de tales
oportunidades en pro de mejorar lo que se tiene para ofertar en los circuitos
internacionales, y hacer de las ciudades espacios adecuados para este proceso, lo
cual implica adaptarlas, acondicionarlas y transformarlas según las necesidades que
de tal proceso se deriven. Todo ello redunda así mismo en una transformación del
habitante de la ciudad en la medida que se transforma su entorno, pero también, en la
medida en que se espera que él responda a ese entorno.
Este marco general se hace concreto en Medellín a través de una serie de
instrumentos de planificación, y de ejecuciones, de la ciudad36 o de la región37 y el
departamento38, en los cuales se ha ido consolidando una visión o modelo de ciudad
36 Plan de Ordenamiento Territorial, Municipio de Medellín, acuerdo 046 de 2006, Plan Desarrollo de Medellín 2008-2011, Medellín es solidaria y competitiva, Alcaldía de Medellín, 2008. 37 Proyecto Metropoli 2002-2020. Área Metropolitana del Valle de Aburrá. 2002, Medellín 38 Plan Estratégico de Antioquia, PLANEA, Visión Antioquia Siglo XXI
47
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que apunta a la competitividad, a la ubicación en los mercados globales y a la
atracción de inversión y propuestas de diversos agentes internacionales. Y para
lograrlo ha enfocado sus esfuerzos esencialmente en aumentar los niveles educativos
de la población, la cobertura de las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones y las grandes transformaciones de ciudad en términos de
macroproyectos, megaobras y adecuación de espacios públicos y vías. Sin embargo,
elementos de vital importancia para el proceso de inserción en el mundo como el
transporte39 y los centros de producción y transformación no están localizados en
Medellín sino en la región y el resto del departamento, produciéndose una
interdependencia imposible de romper, y que a su vez representan una realidad que
ha cambiado en el tiempo la manera de entender la relación entre estos diferentes
territorios.
Si antes Medellín como capital del departamento y núcleo Metropolitano representaba
el centro industrial, fuente de trabajo y oportunidades que atraía población, reunía una
serie de diferencias y le permitía pensarse casi de manera autónoma; en la actualidad,
una serie de actividades “tradicionales” se han desplazado a los alrededores y en la
ciudad se van concentrando otras actividades como la investigación, el desarrollo y la
tecnología que cualifican los procesos productivos, la formación de quienes trabajarán
en ellos y en general los servicios asociados a la vida cotidiana (ocio, recreación,
alimentos, vestuario, educación, salud). Esta dinámica implica no solamente la
transformación en la vocación de la ciudad sino su rol en una nueva concepción de
una región de ciudades40 y como capital de departamento.
Hablar de interacción con la región metropolitana y el mundo en la contemporaneidad,
pasa por la búsqueda de hacer confluir esfuerzos locales para lograr mayor efectividad
en la consecución de los objetivos del desarrollo y de las metas de internacionalización
relacionadas con el paradigma, asumido por Medellín, de la competitividad. Paradigma
desde el cual se busca hacer atractivos los territorios en medio del circuito global de
ciudades, que hoy se relaciona directamente con otras ciudades del mundo sin pasar
previamente por la nación; ya no compiten los países como hasta hace poco lo hacían,
sino que la competencia por los mercados de inversión, turísticos, de servicios, se da
entre ciudades o regiones de ciudades, por ello se afirma que la globalización
representa un acertijo que la ciudad debe resolver como localidad en relación con lo
global.
La ciudad objetivada parece resurgir como fuente de motivación, recurso para la
implementación de políticas y acciones de todo tipo en búsqueda de un mayor
bienestar económico y social para sus habitantes.
Esa ciudad en construcción, con las intervenciones que ello implica, genera
transformaciones en la vida y los habitantes de la ciudad, gracias a las cada vez
mayores oportunidades de acceso a información sobre diferentes lugares del mundo,
de la demanda por conocimientos globales y de la búsqueda por afianzar la identidad
debido al temor de la pérdida de lo propio en medio de flujos cada vez más
abundantes, rápidos y de mayor alcance, transformaciones que influencian de manera
directa el cómo nos relacionamos con el mundo, con la ciudad y con los otros, es
39 Puertos, Aeropuertos 40 El cambio de concepto de “ciudad región” al de “región de ciudades”.
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decir, las producciones estéticas, las sensibilidades y los vínculos que llevan a tomar
decisiones sobre el comportamiento en la esfera de lo público y lo privado.
9.1 Ciudad, globalización y cultura ciudadana. El reto de la ciudadanía para el mundo
Desde el punto de vista cultural, la globalización representa una oferta de formas
simbólicas que saturan la intimidad con tal profusión, que ningún proceso de
socialización debe ignorar. De las sociabilidades reales pasamos a las sociabilidades
virtuales, desterritorializadas y reterritorializadas, efímeras y anónimas, en las cuales
es posible que el sentido de sociedad se diluya como entidad subjetivada demandante,
como conciencia (y para el individuo, la sociedad, es la demanda moral del otro
generalizado)41.
Esta situación se convierte en factor para tener en cuenta en un proyecto de
construcción de ciudad “como unidad social de pertenencia e identidad”, pues estimula
procesos de individualización y autonomización de la experiencia de vida de las
personas, al otorgarles la posibilidad de establecer compromisos diferentes a los
locales, generados a través de redes de comunicación, de mercado, de información,
educación, diversión, trabajo, servicios transnacionales. Ello puede redundar en
procesos de desterritorialización y reterritorialización de la cultura y a la disolución de
afectos, apegos, y sociabilidades en general del ciudadano.
Por otro lado, la globalización ha abierto las puertas de cualquier lugar del planeta al
mundo entero. En este caso las ciudades están a la disposición de la inversión
financiera, los flujos de gentes en búsqueda de servicios turísticos, de salud,
educativos, negocios, que se convierten en fuentes de recursos monetarios
fundamentales para su economía. Parte de la competitividad de las ciudades deriva,
hoy en día, de las condiciones socioculturales de sus habitantes. Una ciudad
cohesionada, con fuerte sentido de pertenencia e identidad, con un sentido de
compromiso, responsabilidad, ética ciudadana de parte de sus habitantes, representa
una condición básica para que dichas actividades se puedan realizar con confianza42.
Para que una ciudad se vuelva atractiva a todos aquellos flujos que pueden redundar
en su beneficio, tiene que perder la connotación de ciudad riesgo, porque de hecho, la
ciudad, en términos generales, se ha considerado como lugar de riesgo para la calidad
de vida y la vida misma, y aunque se satisfagan las preocupaciones respecto al tema,
también ello puede presentarse como problemático, en la medida en que la ciudad
vuelque sus intereses hacia el exterior en detrimento de las demandas internas de sus
41 Decimos que se corre el peligro de que el sentido de sociedad, y sobre todo de compromiso, se diluya, pues hoy bien sabemos que, ciertos movimientos sociales utilizan la internet como un medio de comunicación fundamental por su rapidez, costos y capacidad de difusión. Ejemplo de ello está el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional en México, los Movimientos contra los efectos perversos de la globalización, movimientos ecologistas, y cualquier otro movimiento social. El internet como medio de comunicación puede ser utilizado para muchos intereses privados y colectivos, ya sean comerciales, políticos, culturales. 42 “Según el contexto de que se trate, la globalización se presenta como un hecho consolidado, como una condición a la que hay que adaptarse, como un símbolo de modernidad que debe alcanzarse, o como una “receta” para mejorar el rendimiento. Lo único capaz de resistir la globalización es la afirmación de una identidad, en otras palabras, una diferencia” (En: UNESCO. 1999: 67).
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ciudadanos. El afán por vender una imagen de ciudad al mundo, puede convertir a su
cultura y a su gente en mera mercancía, en una farsa, en un teatro o un simulacro
donde termina por caricaturizarse la identidad, un estilo de vida tradicional,
expresiones culturales propias de los habitantes de una ciudad.
El tema de la cultura aparece así como un factor relevante para la competitividad de
las ciudades en el concierto global, donde el manejo como recurso para la
competitividad, en este caso de la ciudad, representa un problema que requiere ser
tratado con miras a encontrar un justo balance que evite una utilización meramente
comercial que termine por servir sólo a un sector exclusivo de la comunidad.
9.2 La interacción de la ciudad con la región metropolitana y el departamento. La realidad territorial
Los fenómenos de conurbación son cada vez más contundentes desde el punto de
vista sociológico, cultural, antropológico, económico y político, en tanto va más allá de
la instancia político administrativa que se denomina Área Metropolitana. Una línea
política cultural de interacción de la ciudad con la región metropolitana tiene que
empezar a dar respuestas que vayan más allá de los aspectos operativos y político
administrativos hacia unos que evidencian cómo se crean esas tramas y urdimbres
urbano - rurales que caracterizan el concepto de región metropolitana y cómo se
conjugan en la vida cultural los municipios conurbados.
Medellín debe consolidar su identidad de ciudad y a la vez disponerse a la
construcción de un proyecto de región metropolitana, desde una dimensión de cultura
ciudadana, porque las interacciones sociales y culturales nos ponen necesariamente
en puntos de convergencia que deben concertar sus intereses.
Medellín debe reflexionarse como capital departamental y núcleo metropolitano del
encuentro de la diversidad, donde a partir del conocimiento que se tiene sobre la
configuración cultural, la ciudad se convierta en un atractivo que le permita, además de
posicionarse como centro de negocios, de desarrollo en tecnología y de servicios
asociados a la producción y comercialización, se convierta en una ciudad que propicia
el encuentro y la difusión de las identidades, favorece la equidad en el acceso y
disfrute de los bienes y servicios culturales, y se dispone a mantener unas relaciones
más horizontales con el resto del Departamento, habida cuenta de que los habitantes
de la ciudad son, en buena medida, fruto de las diásporas y del desplazamiento
forzado o herederos de esos procesos. Ello hace que la ciudad sea un crisol de
culturas regionales y locales que deben entrar en diálogo con lo urbano y que a su vez
realimentan de manera permanente los procesos de memoria y creación en la ciudad,
en procesos de doble vía permanentes.
Para ello es necesario, también, el reforzamiento de una cultura ciudadana no limitada
a la relación con y en el espacio público y por el reconocimiento de los lugares
comunes, sino que como proceso formador de ciudadanía en un lugar concreto, desde
la ciudad capital se busque encabezar un movimiento de reconocimiento, difusión y
preservación de las identidades diversas como de las expresiones artísticas en que
estas se manifiestan.
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También es fundamental consolidar rutas y estrategias de interacción con otros
departamentos que por afinidades geográficas, sociales y culturales constituyen una
identidad regional para el país y con otras distintas que afirman nuestra
multiculturalidad.
9.3 Posicionamiento en lo internacional, desde lo local. Promoción y gestión de procesos de cooperación con otras entidades del orden local, departamental, nacional e internacional
El reconocimiento que se le da cada vez más a los trabajos que articulan diversos
actores, instituciones o instancias culturales, y lo que esto representa en términos de
sinergias, de sanas confrontaciones y también de validaciones, así como de
enriquecimiento de las dinámicas culturales, hacen que esta línea política sea no sólo
una oportunidad sino también una necesidad dentro de una realidad político cultural
cada vez más contundente que se plantea desde la articulación de lo local, lo regional
con lo nacional e internacional y que traerá beneficios no sólo para la ciudad, también
reconocimientos de los procesos locales en otros órdenes territoriales y en la
perspectiva de una interculturalidad. Para una mayor articulación de las políticas
municipales, departamentales y nacionales es necesario definir o crear dentro del
Sistema Municipal de Cultura, los mecanismos que busquen esa integración
absolutamente necesaria en la medida que crea sinergias y logra apoyos y
vinculaciones.
Es necesario pensar la inserción de la ciudad en la economía de la cultura mundial
donde la valoración y el apoyo a las entidades artísticas y culturales locales puedan
articularse, desarrollarse y ser proyectadas internacionalmente posiciona a la ciudad
como productor cultural, hacerla reconocible en el exterior como generadora de
procesos de diálogo intercultural, y convertirla en receptora de eventos de gran factura
y amplia resonancia internacional.
A medida que el mundo se conecta y es posible tener información de diferentes
lugares, las dinámicas y transformaciones adquieren mayor velocidad; pero a su vez
los ejercicios de territorialidad se vuelven más fuertes y las particularidades locales se
reconocen como una manera de diferenciarse entre todas las ofertas que circulan. Así,
los procesos y manifestaciones artísticas locales y grupales adquieren una doble
importancia en la actualidad; por un lado son materialización de los sentidos y
significados desde los cuales se establece la relación con el mundo, son recreación
permanente de la vida y memoria que construye identidad. Y por el otro lado
contribuyen a que la ciudad como realidad territorial, y por ende sociocultural, sea
reconocida a partir de una serie de aspectos que se vuelven atractivos y
oportunidades de generación de recursos para los creadores y productores.
Esta línea de acciones apunta a incentivar las relaciones y alianzas que los creadores,
y en general las áreas artísticas y los sectores culturales, deben establecer con otros
procesos de internacionalización de la ciudad como en el caso de los centros de
convenciones, los clusters de turismo de negocios, ferias y convenciones, textil
(confección, diseño y moda), salud, construcción, y energía eléctrica, y la exploración
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de todas aquellas opciones que permitan que la atracción de capital de inversión que
llegue a la ciudad, de una u otra manera también incluya y aporte a los creadores.
10. Lineamiento 10. Fortalecimiento del Sistema Municipal de Cultura y la responsabilidad en la construcción de ciudad y ciudadanía
En el año 2008 cuando se definieron los lineamientos políticos culturales para la
formulación del Plan de Desarrollo Cultural de Medellín 2009-2020 la institucionalidad
oficial en lo referente a lo cultural estaba en deuda, pues no se había dado
cumplimiento a lo estipulado en la Ley 397 de 1997 que implica crear y consolidar el
Sistema Municipal de Cultura. Precisamente, en ese momento se pretendía con este
lineamiento dar respaldo a la creación del sistema, cuya líder natural es la Secretaría
de Cultura Ciudadana con el acompañamiento del Consejo Municipal de Cultura, el
cual para ese entonces no tenía una estructura formal. A dicho sistema se debían
articular diversos subsistemas culturales como son los Consejos zonales y de áreas, y
actuaría como la instancia de articulación al Sistema Departamental y al Sistema
Nacional de Cultura.
En la actualidad, si bien el Sistema no está totalmente fortalecido, se han dado pasos
en tal dirección. Hoy, el Municipio cuenta con instrumentos normativos que aportan al
ordenamiento y a la Planeación de procesos político-culturales como ocurre con el
Decreto 1095 del 24 de julio de 2008, por el cual se establece la composición y las
funciones del Consejo Municipal de Cultura, de los Consejos de las Áreas Artísticas,
los Consejos Sectoriales, los Consejos Zonales y los Consejos Corregimentales de
Cultura del Municipio de Medellín; la Resolución 375 de Octubre 3 de 2008 por la cual
se reglamenta el proceso de elección de los diferentes consejos; y el Plan de
Protección Patrimonial aprobado por acuerdo municipal en el presente año. Así
mismo, el actual proceso de formulación del Plan de Desarrollo Cultural de Medellín
2010-2020 busca proporcionar al Sistema el que debe ser su referente y la principal
oportunidad para materializar su acción.
Además del Decreto y la Resolución mencionados, hoy el Concejo Municipal de
Cultura es una realidad y si bien está en proceso de fortalecimiento y consolidación, su
composición permite que éste sea un referente para la planeación y la toma de
decisiones sobre las acciones culturales que se desarrollan en el Municipio.
El Sistema Municipal de Cultura es el desarrollo local de una propuesta que la Ley
General de Cultura establece para Colombia. Así, el Artículo 57 de la Ley 397 de 1997
y el Decreto 1589 de 1998 que crea y reglamenta, respectivamente el Sistema
Nacional de Cultura, son tomados como modelo para diseñar la propuesta general que
da vida al Sistema local.
En términos generales, el Sistema busca dar cumplimiento a aquello que la
Constitución Política establece como fines esenciales del Estado, en cuanto a servir a
la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los
principios; así como facilitar la participación de todos en las decisiones que les afectan
y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; y de manera
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particular, a aquello que se consagra en su Artículo 55 como deber del Estado el
promover el principio de concertación.
A lo anterior se suma la reflexión de cómo lo local, entendido para el caso de Medellín
como comunas, zonas y corregimientos, requiere una mayor injerencia en la
participación sobre la planeación del desarrollo en general y del desarrollo cultural del
Municipio en particular, y una mayor autonomía en la toma de sus decisiones,
producto del reconocimiento de las diferencias y de la necesidad de que las
disposiciones que regulan la materia sean adaptadas a estas diferencias, para lo cual
es necesario un espacio de análisis, discusión y concertación entre los diferentes
intereses territoriales y sectoriales.
El Sistema Municipal de Cultura, cuenta con un referente en el Acuerdo Municipal 043
de 1996 (modificado en el Acuerdo Municipal 043 de 2007) a partir del cual se crea el
Sistema Municipal de Planeación, definido como el sistema que articula la
normatividad, la dirección de todas las dependencias municipales, centralizadas y
descentralizadas y las relaciones con los actores sociales, con el propósito de lograr
un desarrollo autosostenible, integral, planeado y participativo para la ciudad. El
sistema incorpora las instancias y autoridades de planeación, los organismos de
ejecución, administración y control y los organismos de la comunidad mediante
mecanismos de información y participación y asigna competencias y
responsabilidades43.
10.1 El Sistema Municipal de Cultura
A partir de estos referentes, actualmente el Sistema Municipal de Cultura se
entiende como “el conjunto de instancias y procesos de desarrollo institucional y
comunitario, que a través de los mecanismos de planificación, ejecución, seguimiento
y control social, articulados entre sí, facilitan el desarrollo cultural y el acceso de la
comunidad a los bienes y servicios culturales en el Municipio, según los principios de
descentralización, participación, interculturalidad, autonomía, equidad y
concertación”44, el cual tiene por objetivos:
• Facilitar el desarrollo cultural y el acceso de la comunidad a los bienes y servicios
culturales.
• Garantizar la participación de todos los ciudadanos.
• Generar propuestas para planear, mantener y dinamizar los procesos culturales.
• Construir ciudad desde el fortalecimiento de lo local y lo particular.
• Articularse con el Sistema Departamental y Sistema Nacional de Cultura.
Las instancias del Sistema Municipal de Cultura son básicamente el Consejo Municipal
de Cultura, los Consejos de Zonas y los de Áreas Artísticas en los cuales convergen
los representantes y delegados de los diferentes territorios del municipio, y de las
áreas y sectores artísticos y culturales de la ciudad; pero, además del Sistema hace
43 Acuerdo 043 de 2007, Capitulo II, Artículo 7º.
44 Ley 397 de 1997 articulo 57.
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parte la Secretaría de Cultura Ciudadana como autoridad de Planeación según lo
establece el Acuerdo Municipal del Sistema Municipal de Planeación 043 de 2007, la
cual puede ser delegada totalmente o acompañada de las demás autoridades de
Planeación como son el Sr. Alcalde, el Consejo de Gobierno, El Departamento
Administrativo de Planeación y La Secretaría de Hacienda. De igual manera es
importante dentro del Sistema tener en cuenta el Concejo Municipal, el Consejo
Territorial de Planeación y las Juntas Administradoras Locales definidas como otras
instancias de Planeación en dicho acuerdo.
El Consejo Municipal de Cultura es definido en el Artículo 60 de la Ley General de
Cultura como la instancia de concertación entre el Estado y la sociedad civil encargada
de liderar y asesorar al gobierno municipal en la formulación y ejecución de las
políticas y la planificación de los procesos culturales. Dicha acciones se reproducirían
de manera concreta en los territorios a través de los Consejos Zonales de Cultura, y
en las áreas y sectores artísticos y culturales a través de los Consejos de Áreas.
El Sistema Municipal de Planeación se convierte en referente para el Sistema de
Cultura, no sólo en la medida que como instancia de la planeación local tiene la
responsabilidad de conceptuar sobre el Plan de Desarrollo Cultural y porque su
conformación y función le brinda una importante mirada de totalidad y perspectiva en
términos de la generalidad del proyecto de Municipio; sino porque también hace un
aporte desde el planteamiento de su estructura y funcionamiento, el cual ya ha sido
decantado y permite evidenciar como se concretan procesos similares a los que se le
asignan al Sistema Municipal de Cultura desde la Ley: planificación, ejecución,
seguimiento y control social. Los subsistemas, objetivos y actores involucrados en esta
propuesta serían:
Subsistema de coordinación para la planeación y el desarrollo. Tiene como objetivo
general establecer los mecanismos de dirección, coordinación y organización de los
recursos necesarios vinculados al proceso de planeación. Este subsistema busca dar
cumplimiento a los principios normativos que rigen la planeación; coordinar la
elaboración y articulación de los planes de los territorios y de los sectores con el Plan
de Desarrollo Municipal; articular las acciones y delimitar los espacios para los
diferentes actores comprometidos en el proceso de planeación participativa; estudiar y
proponer los ajustes administrativos necesarios para agilizar y optimizar los procesos
de planeación, ejecución, evaluación, control y participación. En este caso los
principales actores son los decisores y las autoridades de Planeación.
El subsistema de organización y educación para la participación ciudadana en la
planeación. Tiene como objetivo general, garantizar la generación y conservación de
los espacios para la participación ciudadana en la planeación del desarrollo. Entre sus
principales objetivos está garantizar el debate público de los planes; capacitar la
población en materia de planeación; crear los escenarios e interlocutores propicios
para la discusión de los problemas relacionados con el desarrollo; apoyar el proceso
de la Planeación Zonal; capacitar los funcionarios de la Administración para la
planificación participativa. En este subsistema es fundamental el liderazgo del Consejo
Municipal, el de las instancias de planeación de orden territorial y sectorial y el
acompañamiento del Concejo Municipal.
El subsistema de seguimiento, evaluación y control del proceso de planeación. Su
objetivo general, es el de diseñar, integrar y coordinar acciones relacionadas con la
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evaluación y el control de la gestión y de los resultados, que comprometen a las
entidades en el proceso de ejecución de los planes. La evaluación tiene por objeto
cuantificar y cualificar los logros de objetivos y metas. Los principales objetivos de este
subsistema son: coordinar las acciones de seguimiento, evaluación y control referidas
al proceso de planeación; unificar el sistema de evaluación y los indicadores de
gestión y seguimiento del proceso de planeación y del sistema mismo; evaluar los
informes que realicen los diferentes componentes del sistema de planeación; facilitar y
estimular el funcionamiento de las veedurías cívicas. Para lograr cumplir con estos
objetivos es muy importante definir el plan de inversiones del Plan además del sistema
de indicadores de monitoreo, seguimiento, evaluación y medición del impacto.
En este caso es muy importante el Concejo Municipal como el principal actor en el
control político, apoyado del Consejo Territorial de Planeación y de las veedurías
cívicas; además de los organismos oficiales de control como la Contraloría y la
Personería y los internos a la propia municipalidad como Control Interno.
Finalmente, el sistema debe estar enmarcado en la búsqueda de la garantía de la
circulación de información veraz, pertinente y alternativa para garantizar el desarrollo
de capacidades de cooperación cultural; el trabajo en red, el relacionamiento entre
organizaciones y sectores artísticos y culturales de Medellín, otras ciudades y países
del mundo. Buscar propiciar no sólo espacios de representación, sino ante todo, las
construcciones de redes culturales horizontales, de cooperación y desarrollo en cada
uno de los sectores, soportadas igualmente en la construcción de clústeres culturales
que desarrollen la empresa y los emprendimientos culturales.
10.2 Fortalecimiento de la participación ciudadana
Las políticas, planes y programas de cultura, y de cultura ciudadana, deben
construirse mediante debate público y participación ciudadana. No se trata solamente
de políticas que incorporen la promoción de la participación ciudadana, sino que el
diseño de las propias políticas, planes y programas se realicen con participación
ciudadana. La cultura ciudadana debe fomentar los procesos de organización social y
comunitaria, porque de ellos dependen importantes valores de la solidaridad y la
cooperación y permiten a su vez la contribución para la construcción de proyectos
colectivos. Deben pensarse y fortalecerse también diferentes formas de asociación y
de organización en territorios y contextos específicos, en las pequeñas solidaridades
que se tejen en los barrios y zonas de la ciudad.
La gestión cultural puede entenderse como uno de los mecanismos que permiten a la
ciudad organizar todos aquellos procesos formulados para que cumplan con los
objetivos para los cuales fueron planteados. Contribuye a una mejor planeación y
gestión de lo cultural en la ciudad, permitiendo articular los planes de cultura nacional,
regional, comunales y corregimentales existentes.
Permite ahondar en la comprensión de los públicos como actores y ciudadanos, y no
sólo como consumidores de cultura, motivando así la revisión de las ofertas culturales
que tiene la ciudad, para que atiendan al contexto, de manera que estén dirigidas a la
demanda manifiesta y propendan por la cualificación permanente de dicha demanda.
Los lineamientos estratégicos en esta materia, deben permitir la identificación y
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búsqueda de sujetos dinámicos y significativos de la ciudad para incorporarlos al
trabajo por la cultura, y a la recuperación y reconocimiento de los creadores y
productores artísticos. Desde esta perspectiva, la creación cultural y artística, debe
aportar al fortalecimiento de aquello que emerge en la cultura de la ciudad a través de
procesos individuales y colectivos, de manera que se evidencien expresiones que
estrechen los vínculos con la ciudad y entre los ciudadanos.
A partir de esta propuesta para el Sistema y en este contexto de gestión cultural se
proponen las siguientes líneas de acción para el Sistema Municipal de Cultura:
La Ciudad debe definir su carta de navegación en término de un Plan de Desarrollo
Cultural que se convierte en el instrumento que materializa la política cultural
municipal. Dicha carta debe ser el resultado de un pacto que hace la sociedad como
resultado de la negociación de sus intereses particulares y que es respaldado por el
gobierno local como facilitador del proceso y garante del cumplimiento del pacto. Este
Plan que se establece desde la escala municipal no puede desconocer las lógicas
particulares de los territorios y los actores, sino que busca que se negocien en
perspectiva del bien general y se potencien en beneficio de todos.
10.3 Creación de un sistema de información cultural
El sistema de información cultural permite tener actualizado y organizado el estado de
la institucionalidad y de las dinámicas culturales en la ciudad de Medellín de acuerdo
con los diversos aspectos que contribuyen a la dinámica de la ciudad. Este sistema
debe estar articulado al departamental y alimentar a su vez el Sistema Nacional de
Información Cultural-SINIC.
Como parte de este sistema de información se propone la creación de un Observatorio
de Cultura que relacione la investigación básica y el seguimiento a los programas y
proyectos de Cultura a partir un sistema de indicadores -por crear- que permita evaluar
el impacto de las políticas culturales y los criterios de distribución local de los recursos
en programas y proyectos. Es necesario definir tanto indicadores cuantitativos como
cualitativos que servirán para el monitoreo, seguimiento y evaluación de las políticas
culturales materializadas en programas y proyectos. Asimismo, con base en estos
indicadores, será posible establecer criterios de distribución local de los recursos en
programas y proyectos, especialmente a través de las convocatorias y de los
presupuestos participativos.
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