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ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA Aio VI 1925-1926 CUADERNO 41 La Botánica en Espana, y singularmente su estado actual DISCURSO LEIDO EN LA SOLEMNE APERTURA DEL CURSO DE 1925 A 1926 S. POR EL DOCTOR DON FRANCISCO BELTRAN BIGORRA CATEDRATICO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS EXCM0. SR.: SEtORES: N ADA más honroso para ml que, ocupar esta tribuna con ocasión de la simpática fiesta que boy celebra- mos, cuyo tradicional prestigio, reálzase con la asis- tencia de ilustres Autoridades, amen de preclaros sabios y meritisimos investigadores que, constituyen preciados timbres de Ia Ciencia Espanola; empero, séame licito manifestar, representa para mi modestisima personalidad, insuperable dificultad, a la que debo no pocos insomnios y preocupaciOn constante, pronunciaros un discurso que guar- de armonla con Ia pompa y fastuosidad inusitada revestida por este acto académico. Fuera oportuno en tan solemnes momentos, Os dirigiera la palabra, catedrático distinguido de los muchos que dan resonante prestigio a este Claustro 7

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• ANALESDE LA

UNIVERSIDAD DE VALENCIAAio VI 1925-1926

CUADERNO 41

La Botánica en Espana,

y singularmente su estado actualDISCURSO LEIDO EN LA SOLEMNE APERTURA

DEL CURSO DE 1925 A 1926S.

POR EL DOCTOR DON FRANCISCO BELTRAN BIGORRACATEDRATICO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS

EXCM0. SR.:

SEtORES:

NADA más honroso para ml que, ocupar esta tribuna

con ocasión de la simpática fiesta que boy celebra-mos, cuyo tradicional prestigio, reálzase con la asis-

tencia de ilustres Autoridades, amen de preclaros sabiosy meritisimos investigadores que, constituyen preciadostimbres de Ia Ciencia Espanola; empero, séame licitomanifestar, representa para mi modestisima personalidad,insuperable dificultad, a la que debo no pocos insomnios ypreocupaciOn constante, pronunciaros un discurso que guar-de armonla con Ia pompa y fastuosidad inusitada revestidapor este acto académico. Fuera oportuno en tan solemnesmomentos, Os dirigiera la palabra, catedrático distinguidode los muchos que dan resonante prestigio a este Claustro

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ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA

Universitario, capaz de presentaros sugestivo tema de atra-yente interés, y de tal empuje cientlfico que, le permitieralevarse a las más encumbradas alturas del saber, desde lascuales, el sol de su inteligencia proyectase brillante luz queaclarase oscuros problemas de palpitante actualidad, ador-nados con las galas de un lenguaje puro y castizo, perfu-mados con los embelesos de un estil9 elegante, y coloreadosde arrebatadora elocuencia. Mas el riguroso turno que esnorma seguir en la designaciOn del orador de esta fiesta,padeciO el lamentable error de senalar al iiltimo de los cate-dráticos de esta Universidad, y aqul me tenéis violenta-mente empujado por un deber que me es imprescindiblecumplir, falto de talla cientifica que mi pobre inteligenciano consintiO, desprovisto de una experiencia renida conmis años, contrariado por ocupaciones apremiantes que, solocontadas semanas consintieron la preparaciOn de este dis-curso y exhausto en absoluto de afeites de estilo y galanurasde dicciOn, tan lejanas del campo donde crecieron las mo-destas investigaciones de naturalista que pude realizar.

Pero... de qué hablaros? Estaria muy en su punto, unestudio de candente interés para todos, referente a deficien-cias de la actual Universidad Espanola y urgentes reformaso retoques que ella pide a voces, mas... qué deciros pudierayo que, vosotros no pensarais con más acierto? Por otraparte, repetidos discursos de apertura, algunos de ellos pro-nunciados en este paraninfo, desarrollaron tan magistral-mente dichos asuntos y dejaron escritas páginas de tal aciertoy precisiOn que, tengo para ml que, el legislador, animadode buenos deseos, ansioso de reformar la Universidad, a!acudir en consulta a las fuentes de informaciOn que repre-sentan las referidas oraciones académicas, reuniria materialesque le valdrlan para forjar nuevas Universidades, capaces derivalizar con las rnás prestigiosas del extranjero.

Jusiificacidn del Mi convencimiento arraigado del interés que todostema elegido ponemos al oir de labios de un catedrático, asuntos con su

asignatura relacionados; el gran cariño y entusiasmo queen mi anidO a la ciencia de las fibres, siéndole deudor de

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LA BOTANICA EN ESPA1A

emocioñes hondamente grabadas en mi memoria, brotadasen mis excursiones cientificas, en mis lecturas, y puesta mimirada en el campo del microscopio; el honor que merecennuestros investigadores botánicos, cuyos desenganos sufri-dos nunca entibiaron sus amores a las plantas, ni bastaronpara que olvidaran la soberana obligacion de elevar con sustrabajos el nombre de Ia Patria; en fin, deseoso de quevuestro entusiasta patriotismo y elevado espiritu cientifico,siempre codicioso del fomento de nobles ideales, se encariflecon el propósito de recabar del Estado, valioso apoyo en suspresupuestos, para que la ciencia botánica de boy, recor-dando la protección disfrutada en otros tiempos, dispongade cuantiosa e imprescindible dotación, para recorrer eJ largocamino abierto durante el ültimo lustro, bordeado de apli-caciones interesantisimas, con preferencia del campo agri-cola, son razones que me compelen a molestar vuestraatención unos momentos, hablándoos de La Botânica enEspana, y singularmente su estado actual.

Segiin es harto sabido, de quien conoce el desenvolvi- Florecimiento de

miento cientifico espanol, tuvimos •una época feliz, en que la Botdnica enla Botánica alcanzó sorprendente florecimiento, gracias a la Espana

proteccidn de los Reyes y a Ia infatigable laborde no pocosinvestigadores que, explorando lo mismoel solar patrio quenuestras posesiones aniericanas, tan dilatadas a Ia sazón,produjeron copiosa bibliografia de elevados vuelos, a la quese debió el prestigio universal de la botánica espanola, tanalabado por peninsulares y extranjeros.

Debutaba la segunda mitad del siglo XVIII, y el mo-narca Fernando VI, cuyo amor a España tan claramentese puso de manifiesto, protegiendo a Ia gente estudiosa ycreando centros culturales, algunos de ellos consagrados a

las más altas investigaciones; conocedor de los méritos de Proleccidn de

nuestros botánicos, tan ilustres algunos, como Minuart,Vélez Fernando VIy Quer, pensó en orearles su competencia, con el talento deun maestro de fama mundial y naturalista del más elevado

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prestigio, del gran Carlos Linné. Al efecto, haciendo en tanlejanos años lo que modernamente, prestigiosas Universida-des extranjeras hacen con los más distinguidos especialistas,invitó at célebre sabio sueco a venir a España para enseñarbotánica; empero, no siéndole posible acceder a los deseos denuestro Rey, envicS en su sustituciOn, a Loefling, discipulosuyo predilecto. En la frecuente correspondencia sostenidaentre maestro y discipulo, como prueba del interés que sentlaLinné en favor de los deseos Reales, hay estampadas frasesreveladoras del asombro que en tan ilustres suecos, produjoencontrar en España botánicos competentes. Son deLinnélas siguientes palabras, escritas en la primera carta que reci-bicS su discipulo en Madrid: iStupefactus legi tot dan in His-pania Botanicos vere eruditos et eximios quos antea vix nominenoveram: curabo ut in notefiant toto orbi; mea officia ipsis decas

omnibus et singulis devotissima (I).DConocedor nuestro Monarca de la utilidad de los Jardi-

nes Botánicos, ordena la creacicSn de uno, en su huerta par-ticular del Soto de Migas CalientesD que, llego a adquirircelebridad, y al frente del cual figuraba como director, elgran botánico Quer, gracias al prestigio adquirido como frutode sus herborizaciones por las altas cumbres de los Pirineosy Gredos, lianuras castellanas, montañas cantábricas, tierras

- andaluzas y N. de Africa, acrecentado por las lecciones reci-bidas en famosas Universidades italianas.

Expediciones En 1775, fecha de la fundacicSn del referido jardin, patro.boidnicas cina Fernando VI una expedicicSn a Cumana y at Orinoco

para recoger plantas y semillas que, enriquecieran el noveljardin botánico, mereciendo el nombramiento de su direc-cicSn, Loefling que, ileno de entusiasmos aceptO tal encargo,y tuvo la desgracia de morir durante la expediciOn, privandocon ello rindiera los resultados que se esperaban.

Car/os lily Car- Durante el reinado de Carlos III y Carlos IV acrece lalos IV dispensancreciente favor a

la Botanica(i) El inmortal botánico Asso tradujo al castellano las cartas que, escritas en

sueco se cruzaron entre Linné y Loefling, y pueden leerse en el tomo V de lasMeniorias de la Real Sociedad Espanola de Historia Natural. Madrid, 1907-1908.

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LA BOTANICA EN ESPAA

protección que empezó a recibir la botánica, y al efecto, seenviO en 1777 a los farmacéuticos Hipólito Ruiz y JoséPavOn, a estudiar Ia flora de Pen!i y Chile. Antes del regresoa Espana de estos exploradores, salió para Nueva Granadaotra comisiOn dirigida por el granMutis, en la que figurabanvarios colectores de plantas, cinco dibujantes, y avaloradaquedaba con ayudantes de la importancia de Zea. Paraestudiar la vegetación de las islas Filipinas, se envió a JuanCuéllar. Las provincias de Nueva Espana, fueron recorridasdurante ocho años por la expedición que dirigia el distin-guido medico Martin Sesse, y en ci transcurso de Ia cual, seformaron botánicos tan valiosos como Mociflo y Cervantes,cabiéndole a este i'iltimo, el honor de La dirección del jardinbotánico de Méjico y de la enseñanza de la botánica que sedaba en dicho centro. Famosa fué la comisión nombradapara que, acornpaflando al célebre navegante Malaspina,diera la vuelta al globo, y en la. que figuraban Luis Née,infatigable colector que se dió a conocer, debido a sus her-borizaciones por Andalucia, Tadeo Haenkc y Antonio Pine-da, ci cual tuvo la desgracia de morir en Filipinas. ExpiorOesta expedición, la vegetacion de las costas occidentales yorientales de America del S., Méjico, Filipinas, Marianas,Nueva Holanda, etc.

La admirable organización de tales cqmisioncs explora-. Resultadosdoras, desplegaba febril actividad; los colectores, reuniendo obtenidosplantas y preparándolas para figurar en herbario; los dibu-jantes, estampando las especies nuevas o criticas, y los maes-tros y ayudantes, estudiando cuantas plantas ilegaban a susmanos, lograron reunir riqulsimas colecciones de semillas,voluminosos herbarios y gran cantidad de láminas que, seenviaban a España para enriquecer las colecciones del JardinBotánico de Madrid, en donde se guardan tesoros tan interesantes. LQué asombro produce reflexionar sobre ci crecidodispendio de tan largas expediciones! De qué manera seenriquecian los anaqueles dedicados al herbario del botá-nico de Madrid! Qjié contraste con la mezquina proteccidnde la botánica contemporánea! SOlo de la expediciOn en que

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iba Née, ingresaron en dicho centro, 10.000 pliegos de plan-tas. Por centenares se recibian los dibujos que de ellas sehacian, y algunos paises estudiados, originaron manuscritosde sus floras debidos a las plumas de sus exploradores. Asi,Mociño escribió el de la flora de Guatemala; las de Méjico,Nueva Granada, etc., estudiadas quedaban igualniente, enoriginales que se guardan en Madrid. Forzoso es declarar que,el interés de tales documentos, tan grande en la época queilegaron a España, sufrió enorme pérdida ante el abandonoque representa, consentir pasaran los años sin darles publi-cidad, mientras posteriores investigaciones de botánicosextranjeros, cosechaban aplausos con la publicación de nove-dades que, con lustros de antelaciOn descubrieron los espa-ñoles. En la hora presente, son incontables las láminas y on-ginales archivados en Madrid que no vieron la luz piiblica;tal vez entre los herbarios queden aiin especies desconocidas.En carnbio, la admirable Flora Peruviana et Chilensis de losautores Ruiz y Pavon, el sin fin de plantas descritas por Ca-vanilles y otros botánicos, pregonan claramente el interésexcepcional que revistieron tan notables expediciories.

Corriendo parejas con Ia labor que en America desarro-liaban los botánicos españoles, se trabajaba activamente enEspaña. Deseando Carlos III dar más amplitud a los estudios

Fundación del botánicos, construye el actual Jardin Botánico de Madrid, enJara'iiz Botdnico atenciOn a la pequeñez del de Migas Calientes, y a encon-

de Madrid trarse algo separado del pueblo madrileño. La favorable cir-cunstancia de haber viajado por Francia, Inglaterra, Holandae Italia, el eminente botánico GOmez Ortega, estudiandocon todo cuidado los Jardines Botánicos de dichas naciones,influyó poderosamente en el trazado del nuevo Botánico, yal cual se le favoreciO con su direcciOn, desde lá que trabajóactivamente, juntamente con Palau, también profesor delmismo centro. Débese a ambos, un Curso elemental deBotánicaD. Publica Ortega diagnosis de plantas nuevas; con-tinüa a partir de 1784 la obra que en curso de publicaciOndejO Quer, titulada Flora espanola; traduce varias obrasextranjeras, como la célebre Fisica de los árboles de Duha-

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LA BOTANICA EN ESPAIA

me1. Palau, como pruebas de su actividad, da a la luz pü-blica en 1778 la Expiicación de la Filosofia yfundamentosbotánicos de Linneo; traduce de este mismo autor, su Speciesplantarum, avalorándole con Ia adiciOn de localidades espa-ñolas y nombres vulgares, fruto de sus herborizaciones.

Creciendo iba ci prestigio de la Botánica española, cuan- Cavanillesdo apareció en su fIrmamento un astro de primera magni-tud, en la figura del incomparable botánico, hijo de Valenciay sacerdote, ci inmortal José Antonio Cavanilles, a cuyavigorosa personalidad; hállase vinculada la culminación denuestro fiorecimiento botánico, el de mayor explendor al-canzado por la ciencia espanola. Débense a su pluma, obrascomo el iV[onadelphi classis dissertationes decem, de méritocientifico aplaudido por ci mundo entero, consiguiendoelogios iaudatorios de sabios tan ilustres como Lamark yDaubenton que, en nombre de la Academia de Ciencias deParis, sellaron con sus firmas la aprobaciOn más entusiastade tan prestigiosa corporacidn. Los seis voluminosos tomosde sus Icones et descriptiones plantarum, con hermosas y artis-ticas iáminas dibujadas por ci mismo autor y con descrip-ciones magistrales, constituyen una de las obras clásicasmásimportantes de la botánica fanerogámica. El Rey Carlos IV,aprovechando ci mérito dc tan conspicuo botánico, otórgalecrecida pension para estudiar ci rino de Valencia; los tresaños invertidos en tal empresa, Ic permitieron publicar unamonumental obra de gran originalidad (i), que es indis-pensable consuitar a quien aspire a conocer las tierras valen-cianas. Mientras éstas y otras publicaciones difundlan por cimundo cientifico ia fama de Cavanilies, naciO una revistade Historia Natural (2) patrocinada por Carios IV (i), en la

(i) J. A. Cavanilles. Observaciones sobre Ia Historia Natural, geografia, etc.,del Reino de Valencia. 2 tomos. Madrid, 1795-1797.

(2) Anales de Historia Natural, 7 tomos, Madrid, 1800-1804.() En Real decreto expedido en 1779 se lee lo siguiente: Deseando el Rey, a

ejemplo de otras naciones cultas, se publique en sus Estados un periddico que nosolo presente a los nacionales los descubrimientos hechos y que vayan haciendolos extrangeros, sino tambiën los que sucesivamente Se hacen en Espafla en is Mi-

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que se condensaban las investigaciones que, sobre tal den-cia se efectuaban en Espana; fué ci incomparable botánicode Valencia, ci alma de la revista, y a éi se deben los mejo-res escritos que la avaloran. Nuevos trabajos del mismoautor y su acertadisima labor, dirigiendo el jardin botánicode Madrid, encumbran poderosamente su talento y laborio-sidad.

Discipulos Cábele a Cavanilles, el honor de haber creado brillantede Cavanilles escuela, en la que se forjaron botánicos de tànto renombre,

como Rojas Clemente, nacido en Titaguas, pueblo de Va-iencia, autor de la imperecedera obra Variedades de la vid queSe cultivan en Andalucia que, iogro ser traducida a niimero taide ienguas extranjeras, como pocas obras escritas en la ieii-gua de Cervantes se podrian seflaiar; como Lagasca, dignosucesor de su maestro en Ia dirección del botánico madriienoy autor de valiosisimas publicaciones botánicas, y como Gar-cia que, en coiaboracidn con sus dos companeros citados,pubiicó la meritisima IntroducciOn a la criptogamia espanola,en donde se aborda ci estudio de las piantas sin fibres, conuna competencia y vaientia, como muy pocos sabios haclan-lo entonces. Elocuente prueba son tales discipulos del re-nombre que conquistd Ia escuela de Cavanilles.

'Fresligio alcan- Principiado habia ya ci siglo XIX, ci nombre de nuestros<adopor la Bold- botánicos era reverenciado; nuestras pubiicaciones mirában-

nica en Espanase con profundo respeto, y producian ia admiraciOn de losespecialistas extranjeros; las revistas de más seriedad y corn-petencia, insertaban juicios bibiiográficos inundados deadjetivos hiperbOlicos, al presentar a! piblico nuestra pro-ducción botánica. En todas las cátedras europeas de Botánica,se manejaban los trabajos de nuestros sabios, cuyos nom-bres, asi como ios de espanoies que intervinieron en lasexploraciones botánicas, aicanzaran inmortalidad, rnientras

neralogia, Quimica, Botánica y otros ramos de Historia Natural, ha resuelto SuMajestad confiar a D. Cristiano Herrgen, D. Luis Proust, D. Domingo Fernán-dez y D. Antonio José Cavanilles la redacciOn de esta importante obra, que seimprimirá ers su Real Imprenta bajo ci nombre de Anales de His toria Naturala.

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LA BOTANICA EN ESPA1A

las plantas que con ellos se bautizaron creando gdneros yespecies nuevas, vivan en los lares americanos, en donde sedescubrieron, o adornen con la belleza de sus fibres y laelegancia de su porte, los jardines en que prolijo ni.imero deellas, su arquitectura floral hace insustituibles; y al compásde embalsamar el ambiente con el delicado perfume de susesencias, difunden y cantan en vibrante voz, la tradicióngloriosa de aquella España grande que, supo esforzarse (i)para demostrar la enjundia de su genialidad.

Empero supimos conservar el elevado nivel alcanza-do? Ctimpleme manifestar que, aunque botánicos tan meritisimos como Costa, Cutanda, Colmeiro, Vayreda, Loscos,Pardo, el P. Merino, Lázaro, etc., para citar solo los másprestigiosos que pasaron a otra vida, trabajaron intensamente y publicaron trabajos fitográficos admirablemente orienta-dos y documentados, lograron abrir en el campo de la botá-nica, por su niimero y fuerza cientifica, surco harto menosancho y profundo.

Pero, proyectemos nuestra mirada, sobre el estado actualde las investigaciones botánicas que aqui se realizan, en-cargadas de patentizar creciente caudal bibliográfico, en ar-monia con el progreso contemporáneo de las Ciencias Na-turales en España.

La Fitografia, especialidad botánica más cultivada entre Fitógrafosnosotros, cuenta con investigadores admirables, mereciendo espanoles

especial menciOn D. Carlos Pau, el famoso farmacéutico deSegorbe; D. Plo Font Quer, director del Museo de CienciasNaturales de Barcelona; D. Marcelo Rivas Mateos y D. Artu-ro Caballero, catedráticos ambos de Botánica en la Universi-dad Central; D. Carlos Vicioso, del Cuerpo de Montes;el P. Barnola, Fernández Riofrlo, etc., consagradosunos, ex-clusivamente a fanerogamia y otros, compaginando el estu-

(x) Segün declara el prestigioso Alejandro Humbolt, oningün Gobierno europeosacrificd sumas más considerables para adelantar el conocimiento de los vegetalesque el Gobierno espaflol. Tres expediciones: la del Peru, Nueva Granada y NuevaEspafla costaron al Estado casi dos millones de francosa.

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dio de tales plantas, con las carentes de for. Dedicadosünicamente a criptogamas, deben citarse como más dis..tinguidos, a D. RomualdO Gonzalez Fragoso y D. AntonioCasares Gil, profesores del Museo de Ciencias Naturales deMadrid, alP. Luissier S.J., al P. Barreiro S. A., al P.J. SolaSch. P., etc.

¶Pau Meritisima es la labor de Pau, iniciada hace ya másde 40 años, continuada ahincada sin interrupciOn, huërfanade proteccidn oficial alguna y sosteniendo con sus recursos,los cuantiosos gastos de excursiones, adquisiciOn de la cart-sima bibliografia botánica, e intercambio de plantas con pe-ninsulares y extranjeros. Su herbario es preciado monumen-to de Ia botánica espanola; es posible que el nümero depliegos que le integran, se aproxime hoy a 7o.ooo; su valores inmenso y está muy por encima de los muchos miles depesetas que tuvo que gastarse su autor, explorando lo mismolas altas cumbres de los Pirineos, Sierra Nevada y cordilie-ras centrales, que las ilanuras esteparias o tierras africanas.En sus miitiples publicaciones, insertas en las más varidasrevistas, peninsulares y extranjeras, publica una tras otra,adiciones a la flora espanola, saipicadas de formas nuevaspara la ciencia y de mu notas criticas, como sOlo este maes-tro sabe hacer, dando lustre a la ciencia patria y poniendode maniflesto mu errores aceptados, por cuantos trataronsobre flora españoia, aun siendo del prestigio de Boissier yWilikom.

Escuela de Pau Representa Pau, ci maestro de una escuela fitográficaespañola muy nutrida de discipulos que, admiradora de Iacompetencia de nuestra primera figura en fanerOgamas, aéi acuden cuando indecisos en sus estudios, necesitan deun consejo que les ileve a una segura y firme decisiOn.Por sus manos, pasaron las plantas que le valieron al P. Me-rino para publicar la valiosa F1ora de Galicia en tres tomos,en donde se describe minuciosamente la vegetaciOn de larnás hermosa regiOn peninsular. La Flora de CataluñaD encurso de publicaciOn y escrita por Cadevali (malogrado bo-tánico que acaba de perder Ia ciencia) y Salient, ostenta

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LA BOTANICA EN ESPARA

orgullosa, entre los muchos timbres que Ia avaloran, laopinion de Pau en las especies criticas.

Jiménez e Ibáñez que, con tanto éxito estudiaron la ma-ravillosa Flora de Cartagena, consultaron con Pau susdeterminaciones. El H.mo Senen, autor de Ia voluminosa yacreditada exicata Plantes de l'Espagne, debe a Pau nopoco del mérito alcanzado por la misma, en atenciOn alprestigio de su firma; inserto en mñltiples determinacionesde sus plantas.

Caballero, Font Quer, los Vicioso, etc., son nuevos ejem-pbs de las facetas de radiante luz que, constituyen la joyade esta escuela, una de las más brillantes de la cienciapeninsular.

Debe Cataluna a Font Quer, celosisimo botánico, honra Font Querdel cuerpo de Sanidad militar, herbarios que con rapidezasombrosa, reuniO en el Museo de Ciencias Naturales de lacapital del principado, en el corto tiempo que trabaja endicho centro. Empero, declaremos en honor a la verdad que,si mucho infiuyO en el acrecentamiento del herbario encuestiOn, el regalo del suyo propio, ya voluminoso, y losdonativos de plantas que gracias a sus gestiones. recibiO elmuseo, figurando entre ellas, especies recolectadas por Mas-ferrer, Puigari, Jiménez, etc., distaria mucho de la importan.cia alcanzada, si la sección botánica de tal museo no con-tara con respetables subvenciones que, dicho sea de paso,tan insOlitas son en Espana, en donde sOlo miseria serespira cuando se recaban apoyos econOmicos para la rnásseria ernpresa de Ciencias Naturales. Gracias a tan sorpren-dente apoyo que, pone tan alto el nombre de Cataluna, secompran herbarios y exicatas de botánicos acreditados, y loque es más digno de admiraciOn y elogio, se llevan a cabolargas expediciones, algunas de medio año de duraciOn, enlas que el cuidadoso y hábil colector Sr. Gros, recoge plan-tas a centenares del solar patrio, y en multiples paquetes devarios kilos de peso, expidebos a Barcelona, desde el puntoelegido como centro de excursiones.

La actividad de Font Quer, su entusiasmo, y Ia compe-

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ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA

tencia que campea en sus publicaciones, merecen ci mayorrespeto y el apláuso más caluroso. En poco más de unadocena de anos que lieva consagrados a La botánica, dió ala luz piiblica varias docenas de publicaciones, todas intere-santes y con novedades probadoras del cuidado que poneen sus herborizaciones y de su gran talento investigador.

Rivas Mateos El profesor Rivas Mateos que, con tanto entusiasmoemprendiO ci estudio de la flora de la provincia de Cáceresen sus mocedades y reunió preciados datos referente a laflora catalana, con ocasión de desempenar una cátedra enBarcelona, después de pasar varios años sin que sonara sunombre en publicaciones botánicas, al encargarse reciente-mente de la cátedra de Botánica de la Facultad de Farmaciade Madrid, desempenada largos años por el malogrado sabioD. Bias Lázaro, a quien tanto debe la ciencia espanola,reanudó sus investigaciones botánicas que, le compelieron apublicar notas muy interesantes sobre la flora de Gredos

Jirnéne Munuera Jimenez Munuera, estudiando la flora de Cartagena, des-cubre muchas novedades para Ia ciencia, y asombra a todobotánico españoi, nada menos que con un árbol no citadoen España: ci Callilris cuadrivalvis que, en estado de malaconservación, forma un pequeno manchón en ci término deIa poblacidn referida.

Otros botdnicos D. Benito y D. Carlos Vicioso, publicando datos demucha vaila sobre Ia. flora de Calatayud y otras localidadesespaflolas; ci profesor Caballero, en publicaciones muydocumentadas, saturadas de interesantes novedades refe-rentes a plantas de Marruecos, fruto de sus herborizacionespor dichas tierras; ci P. Barnola, tan fecundo en sus inves-tigaciones, bastaria para acreditar su nombre, Ia Flora vascu-lar del principado de Andorra que, aunque estudiada porbotánicos de talla, como Gandoger y Consturier, iogra afladirnada menos que 200 especies o variedades a las que conanteiación fueron citadas de tan curioso valie; Nougués,publicando sobre flora tarraconense; Garcia Font, sobre labalear; Rubio, respecto a la catalana, juntamente con otrosque no citamos en gracia a ia brevedad, forman nutrida

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LA BOTANICA EN ESPANA

representación, digna sucesión de nuestros antiguos maes-tros de la ciencia Fitográfica.

El maravilloso mundo de las plantas criptógamas, cuyoconocimiento no puede abordarse sin conocer la cienciamicrogrAfica, tuvo en Espana menos apasionados que lasfanerOgamas, por razones que atribuimos al respeto quesiempre infunde el microscopio a quien no ádquirio elhábito de su manejo; a que su enseñanza en nuestros cen-tros universitarios, no se dió hasta recientemente, con cicarácter práctico y de meticulosa manipulación que ellasexigen, para apreciar mu rasgos histológicos que, sOlo losreactivos ponen de manifiesto; üitimamente, a que exigesu recolecciOn, pausadas excursiones, amen de mu detallessobre su habitat que, solamente pueden aprenderse acorn-pañando a un especialista.

Reconozcamos, sin embargo que, en botánicos conspicuos Autores espanolesde los siglos XVIII y XIX vemos determinar con seguridad

bre cr:ptOgarnasalgunas especies. Diganlo si no, Asso y el gran Cavanillesque, con tanto entusiasmo abordO el estudio de los aparatosesporiferos de helechos y musgos, valiéndose del micros-copio que posela un Sr. Delabarre, que rara avis, habla ensu época en la capital española. A partir de la primera publi-caciOn seria en que se estudian criptogamas por los disci-pubs de Cavanilies (i), va enriqueciéndose nuestra flora conalguna que otra especie, gracias a determinaciones de botá-nicos extranjeros que, recayeron en ejemplares recogidospor espanoles, segün sucediO con Loscos y Pardo, o al frutode las herborizaciones de botánicos no espanoles comoWilikom, Leresche, Levier, Boissier, etc.

Modernamente, el eximio y ilorado botánico D. BiasLázaro, perdido hace poco, para desgracia nuestra, despuésde acreditar su personalidad cientifica desde su cátedra deBotánica descriptiva en la Facultad de Farmacia de Madrid,y a través de trabajos que versaron sobre fanerOgamas, con-

(i) Lagasca, Garcia y Clemente. Introduccidn al estudio de la criptogarnia espa_ñola. — Anales de Historia Natural, tomo V. Madrid, 1802.

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dolido del escaso nimero de conocimientos que poselamossobre nuestra vegetaciOn criptogamica, polarizO su actividadhacia el estudio de las mismas, estudiando algas y liquenes;pero anclándose en ci grupo de los bongos, dedicales ernpe-nada atencic5n que, le llevO a reunir preciosa coiecciOnguardada en la Facultad citada, con cuyos materiales publi-cO notas y monograflas tan magistrales, como Ia referentea los Poliporaceos de nuestra flora.

El meritisimo Rodriguez Femenlas estudiando algas. deMenorca con singular acierto, ci Prof. Reyes Prosper con suconcienzudo libro sobre nuestras carofitas, y las aportacio-nes de otros botánicos, consiguen, aunque a paso de tortuga,vaya empezándose a conocer Ia criptogamia española.

Pero veamos la personalidad de los autores que, cifransus ilusiones en estos interesantes vegetales, expresiOn de

Gond1q Fragoso vigoroso empuje y de asombrosos resuitados. Gonzalez Fra-goso, reputado clinico que antaño compaginaba su profe-siOn médica con ci estudio de criptOgamas sevillanas, codi-cioso de emprender un serio estudio de bongos, inspiradoen ci gran cariño que siente por tan curiosos vegetates,abandona ci ejercicio de la medicina donde tantos laurosconquistara, y se traslada pensionado al extranjero; ál ladode los ilustres micOlogos de Francia y Suiza, consultandolos valiosos herbarios que figuran en los centros botáni-cos de tales naciones, dando a la imprenta gran - cantidadde trabajos, nunca bien ponderados, adquiere una perso-nalidad de alto relieve micolOgico, fruto de perseverantey nunca interrumpida labor, ayudado por su esposa, que,tanta pericia posee en ia confecciOn de preparaciones mi-croscOpicas.

Recluldo este matrimonio unas veces en las soledadesdel Guadarrama, en donde ci Museo Nacional de CienciasNaturales de Madrid posec una EstaciOn aipina de Biolo-gla, o pasándosc gran parte del dia, en ci iaboratorio mico-lOgico del mentado museo madrileño, desarrolla una férreae imponente labor dc investigaciOn que, dificil serla señalarla de un españoi que le superase en actividad e intensidad.

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Sus numerosas publicaciones, insertas en su mayoria,en las páginas de Ia Real Sociedad Espanola de Historia Natural,y en la Serie Botánica de los Trabajos del Museo Nacional deCiencias Naturales de Madrid, prueba de titánico esfuerzo,inundadas están de especies nuevas, reveladoras del campovirgen por donde transita la actividad investigadora de esteadmirado sabio. No puedo resistir la tentaciOn, aun atrueque de ser táchado de pesado y prolijo, de mencionarla obra que sobre Uredales acaba de publicar este micó-logo que, orgullosos podemos colocar, al lado de lo másprestigioso que en esta materia se produce en el extranjero.

Débele España a tan conspicuo amante de Ia Ciencia, susdesvelos por crear una escuela de micologia espanola, en Iaque brillan talentos tan eméritos coma el P. Barreiro, autorde muy interesantes trabajos sobre la micoflora de Asturias;a Caballero, Font Quer y Fernández Riofrlo que, escribieronalabadas páginas sabre bongos catalanes.

Astro de primera magnitud de la botánica espanola, es Casares GilCasares Gil, en cuyo pecho late el amor por la ciencia que,es proverbial en la familia con apellidos de ilustre abolengo,en el profesorado español. Los dificiles cargos que con tantoacierto y aplauso siempre desempeñó coma medico militar,no le impidieron dedicar a sus queridas muscineas, asidualabor de poderoso relieve, elogiada por primeras firmas dela briologla extranjera.

El dominio que sobre criptOgamas adquirio, trabajandoal lado de Gcebel, el ilustre botánico de Munich, y sus pro.fundos conocimientos sabre Bacteriologla, crearon en nues-tro querido maestro, tal habilidad y tour de main, en el dificilestudio de las muscineas que, aán recordamos can emocióncuando trabajando en su laboratorio durante nuestros añosmozos, nas ponia de manifiesta y con la mayor facilidad,detalles mu de la cautivadora extructura del aparato esporl-fero de tan simpáticas plantas.

Su residencia en Cataluna, gran cantidad de excursionespar Galicia, Andalucia y Sierra Guadarrama, las recoleccio-nes de los discipulos que a su lado aprendieron briologia y,

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por fin, incesantes relaciones asiduamente sostenidas coninfinidad de especialistas, valiéronle para enriquecer nuestrocaudal bibliográfico, con extensas paginas ilenas de descu-brimientos y datos curiosisimos. Su estupendo herbario, des-pierta la mayor admiración, en virtud de la suma copiosa deespecies que le avaloran, clasificadas meticulosamente, pro-cedentes de las más variadas localidades, y arranca irresistibleaplauso, premiador de la labor de aquellas manos que contanto cuidado y esmero depositaron en sus pliegos, esasplantas de verdes tan hermosos y de modesta talla, en cuyavida auscultada con cariño, encuentra el especialista los ma-yores encantos y atractivos.

Campea en los trabajos de tan simpático botánico, unamodestia que corre parejas con la insólita importancia de susdescubrimientos. El voluminoso libro recientemente edita-do sobre Hepdticas de laflora Ibérica, es un estudio acabadoy magistral de la estructura y morfologia de tales plantas,en donde se describen con toda precision, las especies peniri-sulares y las de tierras limitrofes, harto probables en España.

'Bridlogos Trabajos de otros briOlogos espanoles, cosecharon mo-dernamente multitud de datos pletOricos de interés, respectoa la distribuciOn geográfica de las muscineas de nuestra pa-tria, mereciendo especial mención, los del P. Barnola, los deTenas, y muy particularmente los del P. Luisier, consagra-dos a los musgos de la provincia de Salamanca, muy acerta-damente premiado uno de aqudilos, recientemente dado ala publicidad, con elegantes descripciones de correcto latin.

Otros investiga- Ultimamente, Lienas dedicándose a liquenes catalanes,dores de nuestros el Prof. Aranzadi, estudiando los hongos del pals vasco y

ctiptôgamasde Catalufla, y versando sobre igual especialidad de la il-tima regiOn, los debidos al P. Sola Sch. P. y Cuatrecasas;Bescansa, BellOn y el P. Barnola, publicando sobre algas,y el ilustre Prof. Madrid Moreno y Pardo, recogiendo datossobre fito-plancton, representan legitima esperanza de losamantes de la botánica, toda vez que, si las páginas quevieron Ia luz piib1ica de tales autores, son en corto nümero,ponen de manifiesto aptitudes de investigador, sobradamen-

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te conocidas y muy dignas de encomio que, desplegadascuidadosamente, reforzarian prolijamente ci caudal de Iacriptogamia española.

Claramente saita a la vista, cuando se coteja la produc-ción fitográfica española con la de naciones más cultas, unamarcada inferioridad numérica en perjuicio nuestro. Losfitógrafos españoles son en tan escaso nümero que, seriaquimérico sostener en Espana, Revista que tratase no sOlo de'criptOgamas o de una de las clases que las mismas compren-den, sino ya sOlo de fitografla, de las que tantos ejemplospodriamos citar del extranjero. Avanza muy lentamente ciconocimiento de nuestra flora, a diferencia de lo que seobserva en tantas naciones, cuya vegetacion está hasta talpunto conocida que, es dificilisimo encontrar formas nuevaspara la ciencia. No podemos nosotros lisonjearnos con laostentaciOn de acabada flora,exenta de lunares y reproches.Parecerá incomprensible ante los ojos de los profanos enestos estudios que, Ia labor de nuestros botánicos, ya de tanantiguo dedicada a estudiar las fanerOgamas, no haya logradodejarnos ultimado ci catálogo de las plantas espaolas; perorecordemos que, gran parte de la actividad y talento de flues-tros botánicos, absorbiOla la descripciOn de plantas exOticas.No bastO en cambio que, numerosos y distinguidos botáni- Botdnicos ext ran-cos extranjeros, en repetidas excursiones por la peninsula o jeros que estudia

ron nuestrajioraresidiendo entre nosotros luengas temporadas, depositaranahincadarnente su competencia en la investigaciOn de nues-tra flora, para lograr la catalogaciOn definitiva de nuestrasplantas. Empero, es deber de justicia, reconocerles la deudade gratitud que significan, los nunca bien alabados estudiosdcl alenián Wilikom que, dejO publicadas las más importan.tes y numerosas obras sobre nuestras fanerogamas, figuran-do entre ellas la que, en colaboraciOn con ci dinamarquesLange, versa sobre el conj unto de nuestras especies vascula-res y a pesar de contar con una antigUedad de 50 años, eshoy, ci monumento más importante que abarca la totalidad

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de la vegetaciOn hispana (r). El inmortal botánico suizoBoissier, en su concienzudo trabajo dedicado a la vegetaciOnandaluza y a la de Sierra Nevada en particular (2), y los queultimaron Webb, Porta y Rigo, Leresche y Levier, Rouy,Cosson, Reuter y tantos otros extranjeros, no deben faltaren las consultas de quien pretende poseer un acabado cono-cimiento de la flora española.

Prescindiendo de Galicia, que tiene consagrada una pre-ciosa flora escrita por el P. Merino, lo mejor que tenemosde flora regional; de Cataluña que pronto terminará la pu-blicación de su flora debida a Cadevall y Sallert, y de laprovincia de Madrid que cuenta con la flora de Cutanda, lasdemás regiones están faltas de una obra descriptiva. Hayuna flora gaditana de Perez Lara y una Serie imperfecta delas plantas aragonesas de Lorcos y Pardo, en Ia que secondensan cuanto investigaron tan estirnables botánicos ytodo Ia que publicado habla a la.sazOn sobre la flora deAragon, pero las dos son mero catálogo de plantas, con ex-presión de las localidades en donde se recogieron, contandoa lo sumo con alguna que otra observación critica.

Iniperfecla explo- Existen en Espafla dilatadas comarcas que, no recibieronración de Ia flora la mirada de botánico alguno; aquellas provincias más ex-

espanola ploradas, están lejos de haberlo sido con una intensidadque disipe probabilidad de nuevos descubrimientos. Ociosoes decir, el interés que, revestirian mil rincones espaflolesde condiciones ecológicas muy peculiares, si se estudiarancon Ia atenciOn debida pcr persona competente. Multiplesejemplos demostrarian hasta la saciedad las anteriores apre-ciaciones. Séanos licito ofrecer alguno: la provincia deMadrid tan estudiada de antiguo por catedráticos y persorial del Jardin Botánico de la Corte, amen de muchosextranjeros, cuenta con multitud de publicaciones que aella se refieren, figurando a la cabeza de todas, la de Cutan-

(i) Wilikom et Lange, Prodromus jiorce Hispanicce, Stugart, 1870.(2) Boissier, Boyage botanique dans le midi de I'Espagne pendant l'annie 1837, vol.

I-Il. Pads 1839-1845.

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da (i) en que se desëriben todas las especies señaladas comornadrileñas. Diriase que su vegetacidn podia contarse co-nocida con todo detalie, pero a las puertas de Madrid, en ciCerro NegroD y en el pinar de Chamartin, existian todaviaformas no citadas de esta provincia hasta qué hace. brevesaños, fueron descubiertas por ci personal de la secciOn bo-tánica del museo de Madrid, al cual hay que agradecer im-portantes descubrimientos, segin puede verse en un recien-te trabajo en que se describen especies, variedades, formasnuevas y se citan por primera vez, muchas especies de talprovincia (2).

La más palmaria demostraciOn de lo mucho que dista- Conocirniento in-

mos de conocer nuestra flora, Ia tenemos en ci hecho de no completo de flues-

tra florapasar ano alguno sin que se descubran especies nuevas paraIa Ciencia; haliazgos de hibridos, variedades y formas geo-gráficas inéditas, superan segin es ldgico a aquéllas; formascriticas que esperan solución, problemas planteados por Ca-vanilles, Asso y Linné aiin no estudiados, son muchos. Ob-sérvese que, la mayorla de los autores estudiaron nuestraflora scgiin orientaciones de antaño, muy diferentes de lasde hogaflo, encerradas segiin es sabido en un marco de talrigor que, solamente pueden ser resueltas ante las luces queproyectan riquisima biblioteca y niuy nutrido hcrbario,repieto de gran variedad de tipos de comparacidn. Nuestrosbotánicos, con exclusion de contadisimos contemporáneos,noacertaron a comprender Ia necesidad perentoria de efec-tuar cotcjos minuciosos antes de diagnosticar una especie;estuvo muy arraigada la costumbre de sugetarse a ciásicoslibros extranjeros al estudiar nuestros vegetaies, sin tenerpresente que, las formas españolas no son exactamente lasformas de otros paises, y aun los que consideraron ci Pro-.dromus de Wilikom y Lange como.obra fundamental denuestra flora, no repararon que, si ella representaba un co-

(a) Flora compendiada de Madridy su provincia. Madrid, a86.(2) Pau, Notas sueltas sobre Ia flora matriteñse (i notas). Bol. Soc. Ar. C. N.

1915 a 1924.

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losal avance, estaba prenada de ambiguedades y no pocasinexactitudes que, forzosarnente tendrian que sellar los tra-bajos en ella inspirados. Oigamos sobre estas apreciaciones,el acierto con que habla Graells, uno de nuestros más insig.

Palabras nes naturalistas (I): Las especies nuevas de plantas penin-de Graells sulares dadas a conocer en estos iiltimos años, casi todas

existlan ya desecadas en los herbarios espanoles, y puedoasegurarlo asi, porque lo tengo visto y comprobado por mlmismo. Quer, Barnades, Gomez-Ortega, Palau, Clemente,Rodriguez y muchos de sus discipulos las recogieron antesque Dufour, Durieu, Webb, Boissier, Reuter, Willkom yotros botánicos extranjeros; pero las clasificaron con nom-bres linneanos casi siempre. Cavanilles y Lagasca, más alnivel de los adelantos de Ia ciencia, habian publicado muchos géneros y especies nuevas, y fueron sin duda los queilamaron la atención de los floristas extranjeros y contem-poráneos, atrayéndolos a visitar nuestras sierras y campiñas.En sus herborizaciones, estos buenos conocedores de lostipos linneanos echaron de ver que muchos de los botánicosespañoles habian cometido frecuentes equivocaciones, apli-cando a sus plantas nombres de especies bien distintas; yaprovechándose de esta circunstancia se apresuraron a publi-carlas, no siempre con el maduro examen que requiere la

materia, porque a su vez olvidáronse en más de una ocasión

que Clusio, Barrellier, Tournefort y algunos otros botánicos,habian herborizado también en la Peninsula, describiendo ydibujando muchas de sus curiosas plantas. De aqul las fre-cuentes rectificaciones y corr.ecciones que los observadoresmodernos se hacen unos a otros diariamente, atestiguandode esta manera no ser tan crecido, como pudiera creerse, elnümero de seres que como nuevos, o antes de ahora desco-nocidos, se describen.

Estas palabras de Graells aün pueden repetirse en el mo-mento actual; nOtese de pasada que nuestros más preclaros

(i) Contestación al Discurso leldo por D. Miguel Colmeiro con ocasión de suingreso en la Academia de Ciencias de Madrid, i86o, págs. 28 y 29.

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botánicos lo mismo que los extranjeros que estudiaronnuestras plantas, incurrieron en iguales errores (i), sem- Errores

de botdrncosbrando en el campo de la ciencia espanola mu cuestioneslitigiosas que tardarán enilegar a su esciarecimiento.

Apresurémonos en cambio a declarar que, las formasdescritas como nuevas, no todas son aceptadas por la Ciencia. Como es bien notorio, no faltan autores harto pulveri-zadores que fragmentan los tipos especificos con manifiestaligereza, pecando también de ligeros aquellos que, faltos dela debida documentacidn bibliografica y de términos decomparaciOn, cargan con la osadla de publicar como nuevas,formas conocidas, erizando con ello de nuevas asperezas elespinoso campo de la Fitografia, harto invadido por Ia cizañade creaciones especificas innecesarias.

Bien se comprende por cuanto Ilevamos dkho, Ia im-prescindible necesidad para todo fitógrafo, de tener a su dis-posición valioso herbario y rica biblioteca, muy distantesde adquirir por un particular ante la dificultad de invertiren la adquisicion muy crecida cantidad. Nuestros centros

(r) Citenios en comprobación, un ejemplo entre mu: hay una Catnpanula quevive en el macizo llmado Puertos de Beceite y sus estribaciones. El primero encitarla fué Cavanilles que la recogio en los pefiascos próximos a Benifazar (Cas-tellOn) y Ia clasificd como Camponula alpina. Costa observó esta especie en elcamino de Horta a Carrelares (Tarragona) y la clasificó primeramente como Cam-panula medium, nombre que luego sustituyo par el de Campanula speciosa.

Los botánicos aragoneses Loscos y Pardo, en una excursion efectuada a IaserranIa en cuestidn, herborizaron Ia misma especie, en varias localidades de lasvertientes occidentales (Mas del Liobet, cerca de San Miguel de Spinalba, Ia Bi—changa y Mas de Catola cerca de Peñarroya) que Wilikom nos da como Campanu-là affinis (Series incomp. plant. indig. Aragoni). Loscos y Pardo no se atreven(Serie incompi.) a considerarla como Campanula speciosa ni tanipoco comb C. affi-nis por desconocer Ia descripciOn de esta Oltima especie.

Recientemente se comprobO que, tan hermosa planta es nueva para Ia ciencia,separándose completamente de las especies con las cuales se confundiO.

Ahora bien; cita Cavanilles Ia misma forma, de localidades tan separadas de losPuertos de Beceite como las sierras Aytana y Mariola (Alicante) y Ayora (Va-lencia), donde ningOn botánico volviO a encontrarla. Corresponder la Campanulade estas localidades a la misma forma nueva, 0 responder a diferente tipo espe-cffico? He aqui una pregunta cuya contestaciOn serà coronada con merecidoaplauso.

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oficiales, sensible es confesarlo, necesitados están de talesrequisitos; en lo referente a herbarios,su pobreza es vergon-

Pobrea de herba- zosa por la doble razOn de no haber conservado debidamenterios padecida pornuestros centros los procedentes de nuestros sabios y por carecer del acre-

oficiales centamiento incesante y prolijo de plantas que es de rigorreciban. En vano se publicaron infinidad de exiccatas, versan-do unas sOlo sobre especies de un género, otras sobre florade una naciOn, o tan sOlo referente a sierra o provincia dela misma; algunas sOlo prestan atenciOn a especies criticas,y no pocas son comprensivas de formas de mucha rareza.Representan estas publicaciones insustituibles recursos, envirtud de los cuales fijamos términos de comparaciOn demanera segura, auxiliados con la firma del autor. Tampoconuestros herbarios oficiales reciben las adiciones de aque-lbs que, procedentes no pocas veces de sabios especialistas,se ofrecen en yenta, y, claro está, se cotizan a elevados pre-cios (i), a miles de pesetas. Son una excepciOn, el donativode las plantas que le valieron a Perez Lara para la publica-

Dor&ativo ciOn de su Flora gaditana, hecho a la Facultad de Farmaçiade herbarios de la Universidad Central; las plantas regaladas al Jardin Bo-

tánico de Madrid, recogidas por Zubia, el entusiasta botánicodé Logrono; el nunca bastante alabado desprendimiento delos Vicioso que, tanto subiO el interés del herbario delMuseo Nacional de Ciencias Naturales, al cual regalaron, elque ebbs reunieron durante muchos años de trabajo; Iagenerosidad del venerable D. Mariano Pardo SastrOn, her-mano del famoso botánico turolense que acaba de favorecer

(i) Nunca llorarán bastante los fitOgrafos espafloles que, por inconsciencia yapatfa, se haya escapado de nuestras manos, refugiándose en Lisboa, el herbariodel sabio botdnko sajón Mauricio Wilikom, siendo asi que se nos brindó su

adquisiciOn entre las mayores facilidades, que los portugueses supieron apreciaradquiriendole a todo trance. Son garantla de su valor, el estudio porfiado a que du-rante varios años sometiá dicho botánico nuestras plantas; su labor asombrosa decampo que tantas localidades le permitiO explorar, cosechando innümeros ejem-plares que sirvieron de tipos para la descripción de especies nuevas, y miles defornias criticas necesitadas de un estudio detenido borrador de muchas nebulosida-des que empafian la claridad de las publicaciones de sabio de tan iniperecederamemoria.

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al Jardin Botáni'co de esta Universidad con muchos paquetesde piantas (i) recogidas por el inseparabie companero deLoscos.

En más lamentable estado se encuentran las bibliotecas Bibliotecasde los centros en cuestiOn; en otros tiempos estuvo bien de Botdnicaatendida la del Jardin Botánico de Madrid. Hoy están suje.tas (y aun eso alguna privilegiada) a mezquina adquisiciónde libros o a suscripciOn de revistas, a todas luces insufi-ciente para que la atmósfera de aquéllas, reciba el óreomoderno de todas las naciones en que se trabaja intensa-men te.

Para remediar tan humillantes deflciencias, es indispen- Necesidaddeper-sable dispongan los centros botánicos de competente per- sonalcompetente

sonal, decorosamente retribuldo, en cuyo pecho lata ardienteentusiasmo fitográfico, sin cuyo requisito no rendirlan gran-des resultados, repetidas excursiones para recoger materialde estudio; siendo muchas de ellas, a localidades apar-tadas, lienas de dificultades para sü ultimado estudio,están renidas con el botánico colector exento del fuegosagrado de la ciencia, incapaz de sentir las fruiciones ydeleites de un descubrimiento. Excusado es decir que, sinabundante consignación, es imposibie ilevar a cabo talesproyectos, intimamente abrazados con subidos dispendios,mayores aiin que aquellos muy respetables que presiden IaadquisiciOn de èxiccalas, cambio de plantas con sociedadesextranjeras dedicadas a tal fin, y muy particularmente ciobligado acrecentamiento de Ia biblioteca, en la que debeningresar cuantos libros se relacionen con la especialidad,segin es notorio los de mayor coste de la bibliografla cien-tifica, y compra de abundantes revistas fltográficas, indis-pensables al especialista para dar firmeza a sus estudios.

(i) Juntamente con tan valioso donativo, ante el cual siente Ia Universidadhondo agradecimiento y cariño, figura Ia correspondencia cientifica, altamentecuriosa, de D. Jose Pardo Sastrón; los libros de Botánica manejados por este pre-claro botnico, alguno de los cuales es de muy dificil adquisición, y mu notas inte-resantes inéditas.

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No hay en Espana centro oficial alguno dotado de losmedios necesarios para resolver los mu problemas a quehicimos referencia, y, lo que es más triste, sin muchos añospor delante, aun contando con grandes ansias de remoza-

Acometividad del miento, tardaremos en tenerle. Empero, el Museo de CienciasMuseo .de Cien- Naturales de Barcelona despertó acometividad tal, aborda lascias de Barcelona

dificultades apuntadas con tanta valentia, que le han permi-tido adquirir recientemente el famoso herbario del distingui-do botánico Topitz, conocido especialista del género Mentha,que asciende a 70.000 el nimero de pliegos, y cuyo valormayor le da, los veinte tomos dedicados a dicho género.Modernas exiccatas y colecciones compradas (i) ültimamenteson una prueba del empuje de este centro, que con ci es-timulo y celo de su personal edifican sólido monumento,digno de gran admiración.

Esfueros del Fuera imperdonabie omitir los esfuerzos puestos enMusco Nacional . .

nuestro resurgimlento botanico por el Museo Nacional dede, Ciei;czas Na-

turales Ciencias Naturaies, dirigido por ci eminente entomologoD. Ignacio Bolivar, cuya sabiduria y respeto mundial, muypor encirna de cuanto en su encomio pudiera yo decir, me-rece ci más caiuroso aplauso, por la creación de la secciónbotánica, hace breves años instalada en dicho centro, divor-ciado en otro tiempo de la ciencia de las plantas y encariña-do ahora con el creciente impulso de la joven secciOn, mi-mada en aras del deseo de elevarla a la resonancia europeaalcanzada por sus hermanas del Museo. Al contemplar elaceierado crecer de sus herbarios (2); cuando se asiste a Ia

(i) Plo Font Quer. Los herbarios de Cataluna y su conservación.—Me,norias de laR. Acad. de Cienciasy Artes de Barcelona, VIII, nüm. i8.

(2) En el corto tiempo de vitalidad que cuenta tal secciOn, logro reunir ricoherbario de faneraganias, cuyo esniero en Ia preparacion de ejemplares, es una desus preciadas caracterfsticas. En su formación que, con tanto celo intervino D. Car-los Vicioso, entraron ricas colecciones procedentes de la Sierra Guadarrama yestepa central, siendo muy numerosas las de otras localidades españolas colecta-das por el personal del Museo. Abundantes cambios de plantas con sociedades ex-tranjeras dedicadas a tal fin, ingresaron a miles las nuevas adquisiciones de ejemplares, en cuya escogitacion, se atendió principalmente a su procedencia española;a que fueran especies con preferente representación en el solar ibérico y a que fue-

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fina y exquisita cortesia, impregnada de Ia más cariflosaamabilidad con que D: Ignacio acoge los proyectos y entu-siasmos de los eméritos investigadores botánicos que congran tacto y habilidad supo reclutar; viendo al frente de lostrabajos que febrilmente se efecttian en el museo, sabioscomo Fragoso, Casares y Caballero, que tan alto rayaron enla Ciencia; conocedores de las facilidades ofrecidas a botáni-cos noveles de incompleta formación, forjanse las máslisonjeras y doradas esperanzas y sano optimismo conforta-dor, en favor de los destinos de nuestra raza.

Haláganos con nobles empenos de crear Ciencia espa-flola, el nuevo profesorado del Jardin Botánico de Madrid;fervientes entusiasmos, acuciados en profundizar el tajoabierto, por aquellos grandes maestros que le dirigieron enlas épocas de su esplendor, prometen vigorizar Ia vida ané-mica de dicho centro, alrededor del cual debe girar toda laactividad de la Botánica espanola.

Llegados a este punto, es necesario manifestar el lamen- Lamentable esta-table estado a que vinieron a parar no pocos herbarios de do de herliarios

grandes sabios espafloles. -Niiblanse los ojos a! contemplarespanoes

el herbario de Cavanilles, guardado en el Jardin Botánicode Madrid, del cual desaparecieron muchas plantas, se bara-

ran recogidas de localidades cidsicas. Gran parte del volumen del herbario, débesea valiosos donativos de beneniéritos botánicos y catedráticos espafloles, figurando aIa cabeza de todos el ya aludido del herbario de los Vicioso, cuyo nümero de plie-gos pasa de 12.000.

Las colecciones de criptogamas son importantisimas: citemos el herbario demicromicetos forinado por el Sr. Gonzalez Fragoso, tan rico en tipos y ejemplaresde muy diversas procedencias espaflolas y extranjeras que, consta hoy de muchostomos. El comprender este herbario los ejemplares que sirvieron para las numero-sas y meritisimas publicaciones de este gran micologo, y el gran cuidado y celocientifico depositado en Ia etiquetaciOn de los ejemplares, aseguran para este herba-rio prestigio y gloria inmortal.

Las niuscineas cuentan con soberbio herbario, hecho bajo Ia dirección de donAntonio Casares, el cual puso en su confecciOn todo el cariflo y competencia quele inspirarors dichos vegetales. Prescindiendo de .ejemplares gallegos, catalanes,andaluces, etc., da especial relieve a este herbario, la colecciOn procedente de -IaSierra de Guadarrama que proporcionó los materiales empleados para modeláruna flora brioldgica sobre tal Inacizo montañoso.

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jaron etiquetas y se profanaron sus pliegos, mezclando plan-tas diferentes. Al herbario de Costa en posesión' de laAcademia de Ciencias de Barcelona, córrele suerte parecida.Ciertamente, para fortuna de España, sienten los botánicosmodernos el respeto y reverencia que merecen plantas yetiquetas que correspondieron a nuestros antecesores; perotodo cuidado nos parece pequeño ante el mérito cientificode las reliquias que atesoran nuestros herbarios. Castigar-se debiera a quien encargado de la custodia de tan precia-dos valores, asiste fda y pasivamente a la consuncidn deplantas, victimas de la polilla, cuando una fácil opera-ciOn de envenenamiento las conservarla eternamente y encondiciones de ser estudiadas por futuras generaciones que,palpitarlan de emociOn ante muchas muestras, que tan re-ñidas discusiones presidieron o que inefables alegrias pro-porcionaron abs autores que por vez primera les dieronnombre, por considerarlas correspondientes a nuevas espe-

Herbariosinvadi- cies. Doloroso es aludir a famosos herbarios, cuyos nom-dosporlapolilla bres pronunciarlamos, si flO temiéramos manchar la pruden-

dencia de nuestros labios, breves años ha invadidos depolilla, amenazándoles con su destrucción completa paraplazo breve. Censurable es que sociedades sin obligacionde conocer la Botánica, pero que presumen de elevados idea-les, tengan en sus salones miembros que dejen correr pla-centeramente las horas, entregados a fütiles pasatiempos, orespiren el tedio de enervadora molicie, al corn pás de Ia obradestructora que malditos insectos operan reduciendo a pol-vo riqueza inmensa de plantas, que tales entidades recibie-ran, como ofrenda de amor del autor que las herborizara, afuerza de fatigas y sudores, y depositO en las etiquetas delherbario el fruto de los estudios que consumieron su vida.Conduele el ánimo de más recio temple pensar que, tan plau-sible generosidad, haga brotar lágrimas y abatimiento dequien, en otra vida liora viendo olvidada y maltrecha la obraque con gran cariño y entusiasmo acarició durante su exis-tencia. Recordemos como prueba, el estado del herbario delgran Loscos. Pero es imperdonable que, ciertos catedráticos

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con la obligacion de vigilar los herbarios asu cuidado y decomprender su justo mérito, contraigan la grave responsa-bilidad de presidir la pérdida de tan inestimables joyas, va-lores positivos del pueblo hispano.

Es deber de Patriotismo, fomentar el entusiasmo botáui-co de nuestros jdvenes naturalistas, ante la necesidad de corregir los apuntados descuidos parasiempre, polarizarido depasoIa opiniOn, en Ia magna empresa de ultimar el conocimientode nuestra vegetaciOn. Ocioso serla manifestar debe recaertal misiOn en los principes de nuestra Fitografla, cuya laborsagrada de cátedra y de investigaciOn, debe hermanarse conla más deseada y necesaria de formar escuela, arrostrandolas molestias que implica tan elevada misiOn. Debiera elEstado considerar que, sabios botánicos encargados decáte-dras, amen de investigadores de valia de nuestra flora, libres -

del amparo oficial, es deplorable no siembren con más in-tensidad en nuestros jOvenes doctores, la semilla de suexperiencia y erudiciOn, poniendo el mayor cuidado en quese desarrolle pujante corrigiendo vicios y errores insepara-bles de Ia mocedad investigadora. iCuánta honra y provecho Una escuela derepresentaria para la naciOn, una escuela de alta investiga- a1tasnvest:gacon

botanicacidn botánica que, reclutara nuestras primeras mentalidadesfitográflcas, con la obligaciOn paternal de velar en favor delacertado desarrollo de sus hijos espirituales! Harto se mealcanzan las dificultades con que seria forzoso tropezar; porJo que se refiere a medios econOmicos, acordémonos demuchas Universidades extranjeras que, para atraerse los pri-meros sabios, ofrecen crecidos y tentadores sueldos. DOten-se los laboratorios con cuanto pueda necesitar el maestro(bibliograffa, subvenciOn. para excursiones, personal queayude en la labor manual, etc., etc.) y milagrosamente ye-riamos brotar enjambre de noveles botánicos que, dispersosen diferentes regiones a donde los ilevaran las manos delmaestro, originarian serie interminable de trabajos.

Es altarnente lamentable el divorcio que ültimamente Divorcio reinadoreinO entre nuestra juventud y Ia Botánica, en contraste con entrenuestrosno-

veles naturalistaslo .observado en otras ramas de las Ciencias Naturales .a las j Boidnica

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que, consagran sus entusiasmos juveniles varios doctores.Ahi está ci patente ejemplo de la escuela entomolOgica ygeologica del museo de Madrid, comprensiva de muchosdiscipulos, en donde se admira esa compenetraciOn intimaentre maestros y discipulos, respirando un ambiente de Iamás atrayente simpatla, para bien del prestigio de tales Ia-boratorios, intensamente reforzado por las incesantes publi.caciones de los discipulos. Cómo explicar estas apetencias?Repárese en ese simpático y admirado trato y cornpetenciade los Bolivar, Mercet, Dusmet, Pacheco y Fernández Nava-rro; pOngase ello en parangón con el espiritu de los botá-nicos que, educaron a nuestros jóvenes naturalistas y con-seguiremos convincente razonamiento.

Yo no sé qué ignotos fermentos albergaba el cerebro deConducta de al- muchos de nuestros botánicos que, canalizaron su conductagunos boidnicos en un ambiente de aislamiento espiritual inundado de tal

espanoles . .

descortesia que, alejando al joven codicioso de estudios,inhibla hi más ardiente aficidn a las plantas. Con pena acu-de a mi memoria el recuerdo de, cuando en mis mocedadesexaitadas e ilusionadas por gran entusiasmo botánico, ávidode enseñanzas prácticas, visité palpitando de emoción a dis-tinguido catedrático de la Corte, cuya ciencia infundiame losmayores respetos, en süplica me hiciera ci honor deconsentirme le acompañara en sus excursiones, brindán-dome para cuanto en elios pudiera serie iitil; mis elevadosplanes y humildes ofrecimientos, recibieron chorro frio desus palabras diciéndome: mira, hijito, yo no acostum-bro salir de excursiOn con estudiantesD.

Sensible es decirlo, pero el carácter de los botánicos es-pañoles, padeciO harto frecuentemente susceptibilidades,envidias, odios, rencores y no pocas veces la más censurablegroseria y desconsideraciOn, ante aquellos compañeros deaficiOn que, peregrinando por las mismas sendas, persegulan

Cavanilles crili- ci elevado objetivo de descubrir ci mundo vegetal. Cavaniilescado par Ortega recibiO criticas durisimas de GOmez Ortega, encaminadas a

socavaria sólida reputaciOn que iba conquistando con sus in-mortales trabajos. No implicaba que en sus relaciones mutuas,

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dispensase Ortega a nuestro paisano, grandes halagos y atçn-ción empalagosas (i), para que sedujeraa su sobrino Ruiz,uno de 1osautores de Ia Flora Peruviana et Chilensis, a cons-pirar contra su prestigio. Cuando el nombre del primer bo- Granvaliatánico espanol era ensaizado en el seno de la Academia de a'e Cavamlies

Ciencias de Paris, y se le otorgaba ci titulo de miembro dehonor de la Academia francesa de Agricultura; cuando sacabaci nombre de Espana de la vergüenza en que la sepuitara elfunesto Masson (2), autor del articulo consagrado en la Now-velle Encyclopedie a nuestra Patria, lieno de errores crasisimosy desatinos, envueltos de irreverentes insultos; cuando enlas niás elevadas curnbres de la ciencia brillaba el sol de suin'genio, en Madrid, oculto cual rastrero reptil, bajoel seu-dónimo dc Un vecino de Lima, escribla ia piuma ponzo-ñosa de Górnez Ortega acerbas criticas y análisis minuciosossobre sus descubrimientos, pretendiendo demostrar marca-da ligereza e incompetencia que, Cavanilles se encargó dcborrar en memorables controversias (i), en que se revela po.lemista habilisimo e impugnador formidable, que le valieronal final de la contienda, para que la opiniOn condujera aOrtega al más afrentoso ridiculo.

Algunos botánicos españoles expioradores de nuestras Dificultadesqueantiguas posesiones del Nuevo Mundo, tropezaron con ver- i iduron lapu-

blicactOn de Ira—daderas dificultades por parte de los botánicos de Madrid, al bajos boidnicos

emitir éstos, dictamen que autorizara Ia publicaciOn de ma-nuscritos e iconografias sobre floras estudiadas de aquellastierras y les sorprendiO la muerte, viendo archivadas e inédi-tas en ci Jardin Botánico de Madrid, las páginas en que tantaspenalidades y horas de trabajo se condensaban. Es deprimentepara España que, a la hora presente continüen los referidosoriginales en iguai estado, segados del muchisimo interés

(i) Asi lo declara Cavanilles en carta dirigida a Mutis que puede leerse en Iabiograffa del ültimo, debido a Ia pluma de F. Gredilla, editada por la Junta paraampliación de estudios e investigaciones cientificas. Madrid, 1911.

(2) J. A. Cavanilles, Observations sur l'article nEspagne de la Nouvelle Ency-clopedic, ParIs, 1874.

() J. A. Cavanilles. Colección de papeles sobre controversias botnicas.Madrid, 5796.

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que en ellos florecla y que, supieron recoger no pocos ex•tranjeros, en trabajos con páginas iguales, a las que conantelacidn escribieron n uestros botánicos.

Cardcier Loscos, el eminente botánico turolense, tenido por vi-de Loscos drioso de carácter, al recibir el ofrecimiento de un botánico

contemporáneo de enviarle plantas, buscando con ello unaseguridad en sus determinaciones, y un medio para ganarsesu amistad, contestó con las siguientes palabras: no meenvie plantas porque las echaré al corralD. Empero, coho-nestando su conducta, justo es aludir a ingratitudes queamargaron su existencia, viendo sus obras y asidua laborrodeada de mortificante indiferencia y educando su familiapadeciendo mu ahogos económicos (i).

Miritos de Col- El venerable Colmeiro, cuyos méritos le elevaron a Rec-metro Y censuras tor de la Universidad Central, reunió en el haber de sus

receb:dasprestigios, los aplausos que prerniaron a publicaciones coninnumerables datos, pacientemente extraldos de Ia minu-ciosa revision de herbarios antiguos, evitando con ello seperdieran sin ver la luz ptblica, como en medio del máscensurable abandono y para vergUenza nuestra, perdiéronseen su mayoria las citadas colecciones. Sus voluminososlibros derecopilaciOn; su labor como director del Jardin Bo-tánico de Madrid y catedrático que, para hacerla más fructi-fera arrostrO el trabajo de escribir un Curso de 'Bolánica,escrito con Ia mayor correcciOn y elegante estilo, a Ia vezque puso el mayor cuidado en reflejar el estado de Ia cienciaen aquella época, le coronaron de una aureola de considera-ciOn, respeto,aprecio y sabiduria. Podrá ante exigente critico

(i) Encariñado con ci estudio de las criptógamas aragonesas, acudió a Ia Di—putación de Teruel en huniilde ruego, para que supliendo medios económicos quesu profesión farmacéutica le impedfa reunir, se dignara proporcionarle un micros—copio, con cuyo auxillo pudiera abordar estudios de tanto interés para Ia provincia.Grande debió set la decepcion sufrida, al manifestarle dicha entidad que sus recur-SOS le impedi an acceder a tan plausibles deseos. Es muy oportuna para citar aquluna frase de Loscos a un hijo suyo que, le pedla una medalla de oro otorgada enIa primera exposiciOn aragonesa: uno Ia tengo hijo mb; no te ofendas, Ia vendi enZaragoza por 24 duros y más unos cubiertos para costear una mensualidad devuestros estudios.

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tener lunares Ia labor de tan bondadoso-y correcto maestro;se le podrá censurar, dejase por explorar tierras madrilenascon abundantes especies desconocidas, pero el autor deLaBotdnica y los botánicos de la Peninsula hispano-lusitana que,satisface la necesidad sentida de historiar nuestra Botánica,comentando millares de datos del más vivo interés, dando.publicidad a documentos inéditos, y lievando al extranje:.ro pléyade de investigadores botánicos de ellos desconoci-,dos, merece los elogios más entusiastas, pero no las censuras acres y destempladas selladas de la mayor irreverencia ydescortesla que, pretendiendo ridiculizar su labor, le dirigie.ra cierto botdnico a la sazOn joven y de carácter vehemente,pero prometedor de grandes esperanzas, por su inteligencia,actividad incansable, y gran cariño a las plantas.

Y para qué incurrir en prolijidades enfadosas, hablán-doos de orgullos cesáreos, enemistades rabiosas, ataques sinpiedad y silencios mortificantes que anidaron en algunosbotánicos contemporáneos?

La Geografia Botánica de Espafla, mereció en tan escaso Geografia Botd-

nümero los honores del estudio de nuestros botánicos que, nica de España:publicaciones de

contarse podrlan con los dedos de las manos las publica- espanolesciones que a ella consagraron. Séanos permitido citar losnombres del malogrado profesor Reyes Prosper, autor delmás extenso y documentado libro, en España publicadosobre nuestra Geobotánica, referente a la vegetaciOn de flues-tras estepas; los profesores Lázaro y 0. de Buen son autoresde notas fitogeográficas muy interesantes, razOn por la cualresultan harto concisas, y los muy distinguidos ingenierosLaguna y Palacios, movidos por el interés de esta ciencia,escribieron atinados discursos. Actualmente, Font Quer,encariñado con estos estudios, segün patentiza un recientetrabajo que versa sobre fitografla del occidente de Cataluña,y singularmente H. del Villar, cuya competencia y autoridaden este linaje de estudios, pone muy alto un Avancè geo-botánico sobre la pretendida estepa central de EspañáD, que

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ácaba de ver la luz püblica en las páginas de la revistaIberia,hacen creer en un despertar espaflol con vistas al estado

- actual de la Geobotánicá.Trabajos tie Ciertamente, dos trabajos de Wilikom, uno ya antiguo

Wilikom sobre nuestras costas y estepas, y otro que se refiere alconjunto de la Peninsula Ibérica, son muy estimablesconquistas de nuestra Geobotánica, pero están muy lejos decolumbrar esas modernas orientaciones que impregnan lostrabajos de Paulsen, Clements, Braun, etc., seguidas entrenosotros por H. del Villar, tan cautivadoras e interesantesque, solamente nuestro desconocimiento, puede disculpar-nos de no contar con páginas abundantes que, traten cualmerecen, las cuestiones de palpitante interés que la cienciaen cuestión plantea en el territorio ibérico.

Caracleristica Fuera inoportuno hablar ahora habiéndolo hecho ya alu-floral de Espana didos autores, de nuestra riqueza floral, muy por encima de

todas las fioras euröpeas, incluso de aquellas tan ricas comola italiana, siendo de excepcional interés, el endemismo quela caracteriza, presidido por los contrastes que ofrece elsolar ibérico en la naturaleza de sus terrenos, liuvias, ele-vadas alturas de sus montañas, y en cuyas diferentes expo-siciones se reunen factores tan diferentes para la vida de lasplantas. Pecariamos de prolijos si tratáramos de las relacio-nes de nuestra flora con sus afines, uno de los problemasmás sugestivos y atrayentes, entre los cuales llama podero-samente la atención, su parentesco africano, del cual pudodecir Laguna, refiriéndose a territorios marroqules, que noson sino un pedazo de Andalucla separado (i) de Españapor el estrechoD. No debo ser enfadoso tocando en estosmomentos cuestiones de actualidad en Geobotánica tansabrosas para nosotros, como las asociaciones vegetales de

(i) Recordemos que los movimientos orogenicos del terciario, separaron Iaactual Andalucia, a la sazón africana, de las tierras marroqufes, por sepultarse enelestrecho de Gibraltar el macizo montañoso que les valfa de puente de union.En cambio, el estrecho bético del terciarlo, coincidente con el curso del Guadal-quivir, limitaba Espafla por el Sur, separándola de Africa.

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nuestra flora, las fases y sucesión de nuestra vegefacion,etcetera, etc., pero séanos licito desahogar nuestro morti-ficado patriotismo, prolijamente dolorido en excursiones ylargas permanencias en el campo a que, nos obligaron nues-tros modestos estudios de las sierras espanolas, aludiendo amagnos problemas relacionados con nuestros bosques .yestepas que, seguiremos de breves consideraciones de1ndolepaleogeográfica, de altisima importancia cientifica.

Nuestra vegetaciOn arbórea, fuente en otro tiempo de Wuestros bosquespingües rendimientos, amenaza con su total desapariciOnpara la mayoria de nuestras sierras, en plazo de breves lus-tros. Inmensas extensiones del territorio espanol, boy calvasy desmanteladas de tierra vegetal, incapaces de sostener lawas modesta vegetación, eran protegidas en otros tiempospor muelle alfombra de musgos y plantas herbáceas mu, quevivian al amparo de la sombra de los bosques en ellos exis-tentes, sosteniendo millares de cabezas de ganado. Crasodesconocimiento del problema forestal, nos arrastró a Iadespoblación de nuestros montes, irrogando muy gravesconsecuencias en el regimen fluvial, pluviomdtrico y térmi-co, trocando lo que fueron tierras fértiles en páramos desér-ticos de absoluta esterilidad. El que contemple nuestrosáridos cerros yesosos o de margas salinas, tan abundantesen nuestras estepas, tostados por el africano sol que enluengas temporadas los besa, diputarialos incapacitadospara la vida arbórea, pero cambiaria de opinion cuando ob-servara que parajes de igual naturaleza, sostienen en algu-nas localidades providencialmente salvadas de imprudentestallas, espesos bosques de pinos, carrascas y sabinas, queordenados segün los dictados forestales, serlan perenne.fuente de riqueza. Es de inaplazable necesidad imponer ennuestras serranias, el más inflexible mandato de respeto a losdrboles, si 110 queremos asistir, en plazo no lejano, a la des-apariciOn de esos perennes testigos de nueStra pasada vege-taciOn.

Requieren muy especial atenciOn nuestras tierras estepa- Estepas espanolasrias, de tan dilatada extensiOn, que las descritas abarcan una

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superficie que supera a toda la Andalucia, siendo de esperarque en sucesivas exploraciones aumentarán todavia. Asi, elreciente libro de Reyes, que tan aumentadas las presentacon respecto al de Wilikom, deja de incluir las que bordeana! macizo de la sierra Javalambre, asentado en margas yyesos del triásico superior, de vegetacion clrarnente este-paria y otras muy necesitadas de un serio estudio, comoocurre con los cerros que en el término de Quesa (Valen-cia) disecO el rio Escalona.

Supuesta esterili- Es muy censurable la arraigada creencia de nuestro p-dad delas tierras blico que, victima de crasisimo error, asigna a las tierras

estepariasesteparias incapacidad productiva, siendo asi que en ellaspueden desarrollarse remuneradores cultivos, segiin probá-ron hasta la saciedad, los años de la catastrOfica guerraeuropea, durante los cuales, acuciados los labradores por loselevados precios que alcanzaron los trigos, roturaron exten-siones enormes de estepas que produjeron cosechas de p0-dërosos ingresos. Plantas forrageras muy variadas puedenvivir en esta clase de terrenos, como prueban elocuente-mente los cultivos que el malogrado Conde de Retamosoposeia en sus grandes posesiones de la provincia de Cuenca.Cuando las minimas termométricas son prudentes, cualocurre en la mancha esteparia de Quesa, hermosas planta-ciones de olivos, algarrobos y vides de subida producciónque embellecen esos cerros yesosos y de margas arcillosas,de laderas pendientes y ásperas, surcadas de innumerablesbarrancos, producen en el ánimo de quien asombrado lasestudia, firme impresiOn de su fertilidad, no superada porla que poseen la inmensa mayorla de las tierras de secanodel solar patrio.

Necesitada está Espana de reclutar entusiastas de la Geo-botánica, capaces de sembrar en el ambiente patrio, el justoconcepto que merecen nuestras estepas, para que, copiando.a Norteamérica, importemos vegetales adoptados a vidaxerdfila que, poblando nuestros cerros esteparios truequensupeculiar fisonomia, y mientras lentamente fornian tierravegetal como tuvieron en otro tiempo, sus hojas suculentas

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contribuyan al ingreso que representan innümeras cabezasde ganado, viviendo a sus expensas.

Cuando en Paleogeografia se busca reconstruir antiguos Paleogeografiapuentes de uniOn entre continentes boy distanciados, es detodos conocido, juega un gran papel la vegetaciOn de losmismos, reveladora con frecuencia de estrecho parentescono alcanzado por tierras más cercanas, que sirve para trazarla direcciOn del continente que los unia, boy hundido en elfondo de los mares. Corno via de ejemplo, presentemos unaprueba que nos interesa: las islas Baleares, contempladas enun mapa, si pretendemos unirlas con la Peninsula, se nos Antiguaunidndeocurrirá hacerlo por el cabo de San Antonio (Alicante), dis- las Baleares con

la Peninsulatancia mäs corta que por Ibiza nos separa del archipiélagoBalear. Cotejando la flora de ambos macizos, veremos unamarcada relaciOn que parecerá evidenciar Ia supuesta uniOn;pero la confrontaciOn de los vegetales del litoral murciano conlos ibiceños, nos sorprenderá comprobar que, es claramentemayor su afinidad que la que liga al cabo San Antonio conIbiza; debiendo inferir, por lo tanto, que fué más reciente launiOn de esta isla con el cabo de Palos. A conclusionesno menos sorprendentes podriamos llegar, comparando lasplantas de nuestras sierras espanolas. La referida uniOn de,la peninsula con el Norte africano, pruébala hasta la sacie-dad, el estrecho parentesco de la vegetaciOn de este ültimocon respecto a Tarifa y Algeciras. Formas ándaluzas de mu-chas plantas, tienen más parecido con las marroquies que, conlas del resto de Espafla. jQué de horizontes tan atrayentesbrindan estos estudios, y a qué conclusiones tan insOlitas nosconducirian aclarando Ia antigua paleogeografla peninsular.

La Anatomia y Fisiologia vegetal, muy floreciente en el La Anátomia yextranjero y fuente de bibliografla copiosisima, estuvo entre Fuzologia vegetal

en Espananosotros tan abandonada que, corrian los zagueros años delpasado siglo, sin contar apenas con espanoles consagrados atan hermosos estudios. En cambio, D. José M.a Castellarnau,sabio ingeniero de montes, desplegaba .febril actividad que,floreciO en memorables publicaciones que, siempre harán

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honor a su nombre, investigando la anatomia microscópicade nuestras especies forestales. En las páginas de Ia RealSociedad espafiola de Historia Natural que desde 1871 yenla luz piblica, figuran trabajos tan estimables sobre estruc-turas de vegetales, como los que escribieron Risueno sobrelos Aloe o el que, Reyes publicO sobre los cristales de lospeciolos de las Begonias. Sin que ganase gran cosa esta clasede publicaciones en los aibores del presente siglo, Castellar-nau y Reyes continñan dando pruebas de su labor. Declára-se en el ánimo de algunos noveles naturalistas, aficiOn a lafito-anatomia, y dedican sus memorias doctorales a cuestio-nes que exigen dotes de investigador tan minuciosas, comolos demostrados por Uruflueia en su estudio sobre Arãceas ypor Sobrino en un precioso y documentado trabajo sobre cis-tolitos. Los profesores Madrid Moreno, Fernández Galiano yEleizegui, son autores de insistentes pesquisas sobre Histo-logla vegetal y dieron a conocer originales descubrimientos,debidos a la aplicaciOn de modernos métodos histologicos.El infatigable P. Pujiula S. J. de vuelta del extranjero, endonde perfeccionO su formaciOn cientifica, ofrécenos frutostan preciados de su laboriosidad, como aquellos en que es-tudia las hojas de Abies, los tactismos de los zarcillos deAinpelopsis hederãcea y otros asuntos de muy elevado interés.Deléitanos el joven catedrático Sr. Alvarado, de cuyo talentoy arnor a la Ciencia tanto debemos esperar, con reiteradaspesquisas encarninadas a desentranar ci papel de las miste-riosas mitocondrias, tan estudiadas en los actuales momen-tos por muchos biologos, y en un estudio que acaba de salir,referente a curiosa estructura de las hojas de Selaginellaque, interpreta su autor, como disposiciones destinadas paraaprovechar gotitas de agua sobre ellas caidas. Uno de lostrabajos que con was gusto se leen entre los debidos aespanoles, es el que Cuesta consagrO a muchas plantas denuestras estepas, Ileno de pruebas sin las cuales, dichas plan-tas no soportarian la activa transpiración que crea ci medioestepario. Breve nota del mismo autor sobre varios laticife-ros, y hermoso trabajo sobre igual asunto de J. Novella en

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elque, se escudriña su topografla y se abordael problemade su maravilloso papel merecen especial nienciOn. Por fin,varios autores que enriquecen las revistas tratando estascuestiones y que para citar algunos debemos recordar, a!R.° J. Lucas, Roca, Rosillo, etc., demuéstrannos que la bi-bliografia botánica anatómica, tan descuidada entre nos-otros en otras épocas, lieva camino de nutrirse intensa-mente, sino desmayan los ánimos que boy cultivan talespecialidad.

Deseosa la Junta para AmpliaciOn de estudios e investi- La Junta para

gaciones cientificas, de ver en Espana amantes de la Fisiolo- AmpliacLdn dees-tudios t tuvesti-gia vegetal, costeO cursillos que desarrollaron en Madrid gaciones cientifi-

distinguido fisiOlogo norteamericano y el famoso profesor cas protectora deLeclerc du Sablon, de la Universidad de Toulouse que, fue- los estudios sobre

Fisiologia vegetalron seguidos por varios naturalistas debidamente preparados.Con igual fin, se pensionaron al extranjero a los SeñoresBarras de Aragón, Crespi, Cuesta, Maynar y Alvarado que,trabajando a!. lado de maestros de tanto renombre, comoBonnier, Gcbel, Leclerc du Sablon, etc., etc., lograron ad-quirir sOlida cultura y pericia en el manejo de aparatos deFisiologia. Finalmente la formacidn de fisiOlogos que hayderecho a esperar del celo de Garcia Varela, rcientementenombrado profesor de Anatomia y Fisiologla vegetal de laUniversidad Central, nos animan a pensar en la apariciOnde publicaciones que lienen esa laguna extensa de que ado-lece nuestra literatura cientifica, ayuna por completo dedatos referentes a Ia biologia peculiarisima de gran cantidadde plantas españolas, y singularmente de las esteparias que,piden a voces investigadores que ausculten los problemasque laten en su vida, ilenos de maravillas y sorpresas, algu-nos de Los cuales, colimbranse ya, Ieyendo trabajos que sepublican en estos momentos, sobre transpiración de vegeta-les, moradores en parajes anáiogos a nuestras estepas. -

Repetidas deficiencias, imprimen carácter a nuestra pro- Deficiencias de

nuestra produc-ducciOn bibliografica botanica, en contraste con Ia copiosaciOt; bibliogr4fica

suma de trabajos publicados sin descanso en ci extranjero, boidnica

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sobre mu asuntos del campo vegetal. Citemos algunas delas más sobresalientes, no aludidas en las páginas de estetrabajo, empezando por la carencia entre nuestros botánicos,de especialistas en generos, consagrados al estudio de lasespecies pertenecientes a ellos, dispersas, eso si, por todoel mundo. Entre los grandes fitografos europeos, figuraronsabios, autores de monograflas documentadisimas, sobre

Monografias géneros tan dificiles como el Rosa, Hieracium, Viola, Eup bra-sobre géncros sia, Centaurea y otros muchos. Raya tan alto el interés de

algunas monografias que, en ellas se estudian formas vivien-tes y fOsiles. Pero donde despliega el especialista su fecundainteligencia,es en los árboies genealogicos genéricos, ideadospara reflejar el encadenamiento de las especies. Las vi-vientes, fácilmente se esiabonan entre si, pero las fOsiles yalguna vez aquéllas no disponen de especies afines me-diante las cuales se establezca su entronque con respectoa ramas de donde brotaron. Forjando entonces el especialis-ta especies hipotéticas, asignándoles caracteres intermediosentre aquellas conocidas de más estrecho parentesco, re-construye la frondosidad del árbol génerico, hondamentearraigado en antiguas formaciones geolOgicas. Y cosa curio-sa, muchas especies hipotéticas alojadas por el monografoen estratos geolOgicos; en ciertos palses, o hasta en deter-minada cordillera, ulteriores estudios las descubrieron, de-mostrando el certero ojo de su autor. Maravillosos proble-mas son éstos, erizados de dificuitades, cuyo esclarecimientoreclama luenga y asidua tarea; pero, corOnalos el éxitoque representa, reconstruir ci camino evolutivo seguido porformas apenas diferentes de sus afines, sujetas a los milfactores intervenidos en el modelado de caracteres que, pre-side la plasticidad de las formas orgánicas, engendrador detanta diversidad especifica.

Monografias so- No tenemos monografias de nuestras especies cultivadasbre espectes culti- en las que, con todo cuidado y detalle se estudien sus varian-

astes morfologicas y su anatomia microscOpica. Al ejemplo delautor que, estudiO en un precioso trabajo, Ia anatomia, bio-logia y parásitos de la higuera; o del más curioso e intere-

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sante de Penzing, consagrado at naranjo, editado con todolujo de detalles, respecto a sus párasitos y a los más finosdetalles histológicos, debieran abordarse entre nosotros, lasmonografiás de aquellas especies cultivadas que, tan sanea-dos ingresos proporcionan.

Estudios de Botánica experimental, cuyo desarrollo en Boidnicaotros paises, impulsO a crear en alguna Universidad una cá- experimental

tedra de tal materia, empiezan a tener algin español quelas mira con cariño; pero no podemos aludir a esos lumino-SOS trabajos en que, se estudian las variaciones experimen-tales conseguidas en las plantas, relacionadas con cambios deelevaciOn del macizo montáñoso en que crecen, segtn hizoBonnier y discipulos, extendiéndolos a los ejercidos por Iaacción del frio, electricidad, etc. Cuestiones tan interesantescomo las fluctuaciones, mutación y cuanto en una palabrahace referencia a variaciOn de caracteres; asi como lo rela-cionado con los fenómenos de herencia y en especial el men- Rerenciadelismo, ahincadamente estudiado en el extranjero y princi-palmente en los Estados Unidos, cuentan entre nosotros, conun investigador de tanta valia como Fernández Nonidez, queresidió largas temporadasenNuevaYork, cabiéndole elhonorde alcanzar el cargo de instructor de Anatomic, en el CornellUniversity Medical college, y at cual se deben cursos enque desarrolló tales materias, dados en el Museo Nacionalde Ciencias Naturales, y libros escritos con admirable clan-dad que ponen al lector at tanto de la Genética actual; perocomo trabajos personales españotes sobre vegetales, relacio-nados con estas cuestiones, solo alguna modesta nota podria-mos senalar.

Las palpitantes cuestiones de micorrizas que con tanta Micorriasintensidad se investigan modernamente, y sobre las que elmalogrdo Noel Bernard, entre otros, llegO a insOlitas con-clusiones, al comprobar la simbiosis, inprescindible paramuchas especies, entre su semilla al germinar y los finosfilamentos de aquéllas; la tuberizaciOn, intimamente ligadaen muchos casos a igual asociaciOn; el papel que tan curio-SOS bongos juegan en las raices y en particular en la por-

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ción pilifera, actuando en la funciOn absorbente sustituyendoa los pelos radicales; ciertas condiciones no poco enigma-ticas, en virtud de las cuales, pierde la micorriza su actuaciónsimbiótica, pasando a ser parásita del vegetal con el queantes vivia en amigable asociación; Ia absorciOn que presi-den de sustancias orgánicas, proporcionando a las plantascarbono y nitrogeno orgánico por via radicular, y mu cues-tiones más que ellas plantean, son muestras sobradamenteseductoras de la biologia de estos microscópicos hongos,para. deplorar no haya españoles que se encariñen con suestudio.

Y para qué seguir relatando nuevas cuestiones fitofislo-idgicas, virgenes en Espana de investigaciOn, siendo as! que,entre nosotros, contadisimos trabajos alcanzaron publicidad,referentes a tan hermosa ciencia? -

Entre las modernas orientaciones de Ia Biologia vegetal,una de las más interesantes, es aquella polarizada en el sen-

Biologia agricola tido agricola que, nosotros debiéramos estudiar intensa-mente, en atenciOn a Ia importancia enornie de la Agricul-tura en Espana y muy singularmente en la regiOn valenciana,imitando a cultos paises extranjeros que, dedican grandessumas, al sostenimiento de investigaciones biolOgicas apli-cadas a la Agricultura, absorbentes de la atenciOn y entu-siasmo de muchos sabios.

En otros tiempos, el cultivo de los vegetales se le crelasupeditado a los clásicos factores suelo y clima, y se enca-minaban todos los esfuerzos a dejar aquël en condicio-nes de máximo rendirniento, originando, segün es lOgico,el gran desarrollo alcanzado por Ia Mecánica agricola, y cimerecido cariño dispensado a toda clase de abonos. Moder-namente, Ia Agricultura es esencialmente biolOgica, buscandoen los modernos descubrimientos biolOgicos, procedimientosde extinciOn de terribles enfermedades, cuyos éxitos, consti-tuyen una de las aplicaciones más maravillosas de Ia cienciabiolOgica, y procederes para mejorar las variedades de plantascultivadas, end doble sentido de perfeccionar la calidad de

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sus productos y dotarlas de Ia mayor resistencia posible a Iaacción del clima. Existen boy muchos centros dedicados aesas plausibles empresas, en donde se trabaja febrilmente,obteniendo resultados tan asombrosos, como los que hicie-ron célebres a Ia estación de Svalof en Noruega, o dieronimperecedera fama a Burbank, por los trabajos lievados acabo en Santa Rosa (California), en la adaptación y cultivoforzado de varias plantas. En Espafla, tan necesitada de me-jorar sus vegetales cultivados, alguna que otra labor esporá.dica e individual podriamos reseñar, pero la Sociedad Ge-neral Azucarera, en sus campos de ensayos y laboratoriosde selecciOn de remolacha, dirigidos por el Sr. Mendivil, haseguido procedimientos modernos en sus trabajos que,tuvieron el mérito de aplicar los ültimos adelantos emplea-dos por Francia y Alemania.

Avanzaron en los ültimos años estas cuestiones contanta rapidez, gracias a los trabajos de Tschermak, Correns,de Vries y otros muchos investigadores que, proporcionaronfirme base cientifica a una nueva ciencia, la Genética agri- Gendlica agrfcolacola, sugestivamente tratada en libros muy hermosos, comoel recientemente publicado por Babcock y Clausen, Geneticsin relation to Agriculture.

Ofenderia vuestra cultura, S1 OS hablara de las diversasclases de hibridos, y de los cuidadosos cruces y meticulosas Hibridosselecciones que ellos exigen, durante largos años de pacientetrabajo, para conseguir productos sujetos a fijeza de ciertoscaracteres apetecidos; por otra parte, dana a este trabajo des-medida extensiOn, con la exposiciOn de asuntos que recla-man prolija y entretenida técnica; pero permitidme os citealgán ejemplo que, ponga de manifiesto los grandes servi-cios que la Genética presta a Ia Agricultura. Buscando losamericanos, variedades de naranjos de mayor resistencia alfrlo que, las cultivadas en California, vieron con el mayoréxito coronados sus esfuerzos, en los productos resultantesde Ia hibridaciOn, de una de las variedades comunes denaranjo en aquel pals y del Citrus trifoliata.

Vavilov y Biffen, después de largos cruces en diferentes

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variedades de trigos, separando cuidadosamente caracteresdominantes y recesivos, de resultados muy diferentes encuanto a Ia calidad, cantidad de sus productos, y resistenciasa determinadas Puccinias (royas), han logrado variedadesinmunes a tales enfermedades, avaloradas con fruto de ex-celente calidad y copioso rendimiento.

Parecidos resultados se obtuvieron con el cruce de cas-taños, sandlas, etc., expuestas a enfermedades tan temiblescomo, Ia Endothia •parasitica que ataca a los primeros, y elFusariurn niveum, autor de incontables pérdidas, en los culti-vos de las segundas.

Concédese boy grandisima importancia a los estudios de¶Parasitisrno parasitismo, sobre cuyas causas, algo oscuras, proyéctase

gran claridad, merced a curiosisimos trabajos empenados endilucidar el parasitismo de los bongos. A partir de un me-morable trabajo de Massee sobre tal asunto, publicadoen 1904, se adquirió la certidunibre, de un indispensablequimiotactismo positivo, ejercido por los jugos de unaplanta, con respecto al tubo protoplásmico salido de la es-pora de un bongo (i). Ahora bien: necesitanse débiles Va-riaciones en Ia concentracidn o naturaleza de las sustanciasque, en soluciOn ileven los jugos vegetales, para adquirirpropiedades repulsivas, es decir, para que la quimiotaxis seconvieria en negativa, con respecto al micelio originadopor la espora. Asi, para un bongo vulgarisimo, el Mucormucedo, son quimiotácticaspositivas con mayor intensidad,las soluciones de glucosa del 2 al por 100; en cambio,concentrando dicha solución a un 10 por 100, se hace nega-

(i) Clsicas y elegantes experiencias de Myoshi, prueban la razdn del parasi—tisnlo. Valfase este sabio para sus demostraciones, de laminitas finas de mica o deceluloide salpicadas de finos agujeros, o de tünicas tenues de cebolla, cuyos ostio-los de los estomas, sustituyen a los agujeros de aquellas láminas, las cuales, cob—cadas sobre una capa de gelatina, portadora de soluciones de diversa concentraciOny naturaleza, recibian Ia siembra del hongo objeto de la experiencia. La atmOsferade una cdniara himeda, inicia prontamente Ia germinacion de las esporas y forma-ción de un micelio que, en relación con Ia calidad y proporciOn de Ia sustancia di-suelta, atraviesa los agujeros para alimentarse de Ia soluciOn, o crece indiferenteante ebbs sin penetrar.

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tiva. Existiendo en los jugosde las plantas en solución dife-rentes sustancias, atractivas unas y repulsivas otras, aun es-tando éstas en debilisima proporcióii, se comprende sindificultad, la diferente manera de comportarse la plantafrente a un parásito (i) y, alcánzase la razOn de Ia inmuni-dad de ciertas variedades, apenas diferentes por caracteresmorfológicos, con relaciOn a formas afines, intensamenteatacadas por determinadas enfermedades. Cuando entre lasinnumerables plantas de una misma especie, cultivada enun campo, aparece algün pie libre de enfermedad extendidaen el cultivo, demuéstrase experimentalmente que, tal in-munidad debidla la planta a las propiedades repulsivas desus jugos.

Pero donde la Biologla despliega aplicaciones insOlitasque, maravillan por su importancia y por la peculiarisimamanera de ilevarlas a la práctica, es en los modernos proce-

biológicos paradimientos biolOgicos seguidos para combatir las plagas fito- conibatirplagasfagas, sustituyendo a los procedimientos qulmicos, nuncade tanta eficacia y faltos de Ia sólida base cientifica sobre.que descansan aquellos, siquiera para su aplicaciOn, se exijanreiterados estudios y luengas expediciones por apartadastierras, ocasionadoras de cuantiosos dispendios que, gustososy con la esperanza del éxito, lievan a cabo varios paises, a la

(i) Llegose modernamente, a inyectar en hojas de vegetates resistentes al pa—rasitismo de determinados hongos, jugos de plantas sobre las cuales ellos viven;sembrando después en las plautas inyectadas, esporas de un hongo capaz de crecera expensas del vegetal que .proporcionó los jugos inyectados, dosarrOllanse nor-malniente. Sirvanos de ejemplo el Oncidlun: unthellaturn, orquIdea en la que reca—yeron clsicas y demostrativas experiencias; sus hojas son de quimiotaxis negativarespecto a Ia Cercospora Melonis, hongo productor de en(èrmedad muy comünen las hojas del Cucumis mello. Sembrando esporas de Cercospora sobre hojas de tatorquidea, inyectada de jugos de las hojas de Ia citada cucurbitcea, at poco tiempode efectuada Ia siembra, muestran las hojas de Oncidium, los caracteristicos coni-dios del hongo, con su forma alargada, puntiaguda, ensanchados en Ia base, mul-tiseptados y sostenidos por inconfundibles estesigmatos. Y cosa curiosa e impor-tantisima, sembradas las esporas obtenidas en este primer experimento, sobreOncidium nuevamente inyectados de los mismos jugos de melOn, y asi sucesiva—mente hasta 22 veces, IogrO Massee, Ia creaciOn de una nueva raza biolOgica de laCercospora, capaz de vivir en Oncidiun: norinales, sin necesitar de las referidasinyecciones.

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cabeza de los cuales figuran Italia, y muy particularmentelos Estados Unidos.

Como quiera que los insectos fitofagos padecenataquesde otros insectos, sirviéndoles de alimento, es lógico que,aumentando los tltimos disminuyan los primeros; corrien-temente, en su patria de origen, hay prudente proporciónen la respectiva reproducciOn de ambos; pero transpor-tada Ia especie fitofaga a paises en donde faltan sus enemi-gos naturales, y encuentra aquélla, condiciones favorablespara su desarrollo, se reproduce intensamente originandoplagas que, siembran la más espantosa ruina donde existieraantes poderosa riqueza. Averiguando la patria del insectoproductor de la plaga, a ella se dirigen expedicionesparaestudiar sus especies entomófagas, y trasladarlos a los palsescastigados, en donde se favorece su reproducciOn. Explo-raciones de esta indole, exigieron en ocasiones tener quedar la vuelta al rnundo, para encontrar enemigos de induda-bles éxitos, haciendo inmortales en Ia ciencia, nombres comolos de Silvestri, Howard, etc. Un ejemplo que nos interesa,podemos citar, revelador de la importancia de estas cuestio-nes: desde hace un par de años tenemos en nuestra region,

La Icerya un temible insecto, la Icerya Purchasi, cochinilla parásita delPurchasi naranjo,y de asombrosa reproducciOn,productora de estragos

superadores, a los producidos por los parásitos que tan her-mosa planta padece.

En California, donde se conocieron primeramente losefectos de dicho insecto, se organizaron misiones cientificaspara descubrir su patria y, no tardO en asegurarse era el con-tinente-australiano, en donde se observó un pequeño cocci-nélido, el Novius cardinalis, que consumia cantidad inmensade huevecillos de Icerya y podia prestar grandes beneficiospara combatirla. Enviado el Novius a California, en donde seconsiguiO en domesticidad, facilisima reproducciOn, se repar-tió por los naranjales atacados que, con gran rapidez viéronsecasi combatidos de tan funesta plaga.

En Italia y Francia que en los iltimos años padecieronlos efectos de la Icerya, lograron combatirla con igual facili-

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dad que en California, mediante el mismo Novius recibido delos Estados Unidos, en cuyas estaciones entomologicas tie-nen en cautividad, copiosa provisiOn para propagarle en. lospalses donde se necesite su presencia.

En Valencia, recibimos la lcerya, parásito de la Acaciadeal bata que, desde Niza importan en gran cantidad nuestrosjardineros. Focos en un principio muy reducidos que fueroncombatidos fácilmente, fueron seguidos de otros más exten-sos, y abrigamos arraigado convencimiento respecto a surnuitiplicaciOn creciente, toda vez que, las importaciones deplantas de nuestros jardines, libres de una inspecciOn corn-petente, aportan incesantemente la cochinilla en cuestiOnque, con gran facilidad propágase por la regiOn. Pero afortu-nadamente, el entusiasta y distinguido ingeniero agrOnomoD. Rafael Font de Mora, acuciado por el interés que sientepor nuestro progreso agricola, adquiriO de las estaciones entomolOgicas extranjeras, abundantes Novius, de cuya multi-piicaciOn cuida con ci mayor esmero en Ia Granja arrocerade Sueca que tan dignamente dirige, esperando pedidos detal insecto que satisface sin pérdida de tiempo.

Hicimos esta pequena digresiOn, al referir un asunto Se-parado del tema que desarrollo, por juzgaria precisa, para lafácii comprensiOn de otros procedimientos biolOgicos em-pleados para combatir insectos perjudiciales, intervenidospor bongos y bacterias que, por ser muy modernos y de re- Procedimientossultados en el momento actual, harto inferiores a ios referi- CriptogdrniCos

porn combatir in-dos, no gozan de tanta popularidad en ci extranjero, y estansecto5 per) udicia-

en Espana poco difundidos; pero necesario es darlos a cono- les

cer, para que se juzgue de la importancia de Ia biologla ye-getal y para que, cuando llegueun dia no lejano, clamorosoéxito ganado por estos procedimientos, extinguiendo plagasrebeides al tratamiento de sus entomOfagos e insectos pará-sitos, se recuerde que, con muchos años de antelaciOn, enItaiia, en Francia y en los Estados Unidos, varios botánicosconsumian sus fuerzas, en estudios sin apiicaciOn entonces,pero incubadores de germenes que eran nuncio seguro depingües rendimientos.

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De igual manera, segün acabamos de ver, padecen losinsectos el parasitismo de otros insectos, como Afelininos,Calcididos, etc.; tam bién a sus expensas, viven bongos y bac-terias, responsables de graves epizootias capaces de impedirsu desarrollo, produciendo prematura muerte. Se pensó mo-dernamente, en aprovechar esta circunstancia, para la inves-tigación de especies criptogámicas, eficaces en eltratamientode insectos fitOfagos, estudiando su Mcii propagaciOn, pa-pel encomendado no pocas veces a pequenos himenOpteros,en cuyos pelitos y apéndices transportan las esporas, o biense diseminan, gracias a pulverizaciones de liquidos con losgermenes de las criptógamas en suspensiOn. No siempre elinsecto que importa combatir, es atacado por criptOgamasproductoras de rápida y abundante mortalidad; pero explo-raciones efectuadas con iguales fines, a las referidas paraadquirir insectos enemigos de insectos perjudiciales, consi-guieron importar en los palses con plagas, mortiferas crip-tdgamas que favoreciendo su desarrollo en ci laboratorio,transpOrtanse después al campo buscando sus efectos. Trá-tase de procedimientos puestos recientemente en prácticaque, permiten concebir grandes esperanzas, objeto de asi-duo estudio por eminentes botánicos yanquis, y en Europatrabajados intensamente, por investigadores de tanto méritocomo Pacard y Paillot que, con independencia de serios tra-bajos de investigaciOn personal, publicaron plausibles reco-pilaciones del estado de estos asuntos y de su iniportanciay porvenir para la agricultura (i).

Hongos Los bongos entomOfitos, en America particuiarmente,entornofitos fueron objeto de muchas investigaciones: son ya antiguas,

las de Forbes y de Snow sobre Sporotrichu!n giobuliferum yEntomophtera Aphidis, parásitos de Blissus leiicopterus; entrelos muy conocidos, merece citarse la acciOn de diversas es-

(i) Pacard F., Les Champignons parasites des Insectes et leur utilisations enagriculture (An. de l'Ecole nat. d'Agric. de Montpellier, 1914.

Paillot A., Les microorganismes parasites des Insectes, leur empolvi en agri-culture (An. du service des Epiphyties, 11.—Paris 1915.

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pecies de Isaria, sobre larvas subterráneas de Escarabeidos,capaces de producir en pocos dias la muerte de millares deindividuos. En Ia Florida se ernplea con gran éxito, paracombatir el Mytalaspis Becki, el Sphaerostilbe coccophila; perolos resultados más ruidosos, se deben a Aschersonia aleyrodisy gerita Webberi que, viven a expensas de un parásito delnaranjo, del Aleurodes citri. Gracias a mu ensayos de Berger,se consigue una fácil propagaciOn de sus esporas, valiéndo-se de pulverizaciones de agua que, tenga a aquellas en suspension.

Uno de los principales obstáculos para el empleo debongos entomóIitos, estriba en la dificultad de la propaga. Dificil propaga-ciOn de algunas especies, ligada a condiciones especiales res- algunos

pecto a la germinaciOn de las esporas que, cuando corres-g

ponden a bongos de paises lejanos son tan singulares que,reuniéndolas con dificultad en tierras importadas, son res-ponsables de no pocos fracasos. Asi sucede con el Mucor ra-mosus y un Sporotrichum de Africa austral que, Howard en-sayO para combatir Ia plaga de langostas (i). Pero mientrasse precisan• las condiciones favorecedoras de la fácil propaga-ciOn de estos bongos, el botánico que sigue la marcba dela ciencia, deléitase con monumentales trabajos, como elque acaba de publicar Voukassovitch sobre Spicariafarinosavar. verticilloides (2), parásito de larvas de algunos lepidOp-teros, y de mucha importancia, para combatir enemigos tantemibles de la vid, como el Eudernis y Cochyllis, pero con elinconveniente de producir Ia propagaciOn por medio deagua escasos resultados, gracias a la acciOn nociva que ellaejerce en las esporas. Para precisar su autor las condicionesde vida de tal bongo, estudia en cultivos artiliciales la ac-ciOn de la humedad, temperatura, medio nutritivo, germina-ciOn de las esporas en relacidn con las variantes del medio,

(i) Experimental work with fungous diseasses of Grass hoppers (learbookU. S. Dep. of. Agr., Washington, 1902.)

(2) P. Voukassovitch, Contribution a l'étude d'un champignon entomophyte,Annales des Epiphyties, Mars—Avril, n.°2.

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duraciOn de los escierocios en larvas muertas, infeccionesen insectos para apreciar su poder patOgeno, etc. Cuando selee un trabajo tan concienzudo y tan acabado sobre Ia bio-logia de un parásito, hay derecho a esperar eficaces proce-dimientos de propagacion y desarrollo del mismo, apli-cando estudios comprobados en el laboratorio.

Bacterias patdge- También las Bacterias patógenas de insectos parásitos, senasdeinsectospa- empiezan a estudiar intensamente; ofrécese en las publicacio-

rasitos -

nes a ellas consagradas, muchas especies nuevas, por razónde ser los parásitos microbianos de invertebrados, casi total-mente desconocidos, y desconocemos por corn pleto, las reac-ciones en ellos producidas.Anima a forjarse serias esperanzassobre sus resultados practicos, los admirables ensayos conplausibles resultados que, se obtuvieron recientemente enMéjico, propagando el Coccobacillus acridiorurn, para combatirla plaga de Ia langosta.

En un trabajo de Paillot (i), hace poco publicado, pre-séntase la curiosa y minuciosa técnica que se siguen en estelinaje de estudios, destinados a conocer Ia biologia de estosseres, la naturaleza de las enfermedades producidas y lascondiciones de mayor virulencia que, con facilidad puedenapreciarse, inoculando cultivos de las bacterias, en insectoscomunes, como Melolontas y Lymatria dispar que, sustituyenen estos estudios a los conejos, ratones, etc., de otros labo-ratorios de bacteriologia.

Quisiera terminar aqul mi humildisimo y mal pergenadotrabajo, pero, permita vuestra benevolencia, distraiga brevesmomentos Ia paciente atencidn que me prestáis, aun a

trueque de cargar con nuevo peso vuestra fatiga, dedicandoalgunas palabras (que sOlo serán las precisas) a considerarasuntos de interés general para la Universidad.

Remoamiento de Ciertamente, asistimos a un remozamiento de Ia Uni-laUniversidades- versidad española, claramente patentizado en, los admirables

panola

(i) A. Paillot, Les Maladies Bacteriennes des insects. Utilisation en Agricul-ture des Bacteries entomophytes. (An. des Ephiphyties, 1925.)

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proyectos forjados con motivo de la ansiada implantación deautonomla universitaria; en la labor extraoficial desarrolladapor el profesorado en cursos de ampliaciOn, trabajos de in-vestigaciOn, conferencias püblicas en los más variados cen-tros solicitantesde nuestras enseñanzas que, dicho sea depaso, desarrollamos con ci mayor gusto, impulsados pornuestros deseos de contactarnos con el pueblo, tan necesi-tado de oreo cientifico y, de persuasiOn intima del noble yelevado fin a que aspira el profesorado; en los cursillos quea nuestras instancias dieron en estaUniversidad, muy auto-rizadas mentalidades como, los ilustres profesores espanolesRocasolano y Altamira, y extranjeros como el eminenteZygsmondi; en las valiosas publicacioiies que sostienenmuchas Facultades o Universidades, segiin son excelenteejemplo los Anales de nuestra Universidad, repletos de in.teresantes trabajos, y la Revista del laboratorio de Bioqul-mica de la Universidad de Zaragoza, de sOlido renombre,conquistado a fuerza de concienzudos trabajos, sostenidospor el fuego sagrado de apOstoles de Ia Ciencia que trabajanen dicho laboratorio, inoculados del más ferviente entusias-mo por su director Sr. Rocasolano; en la generosa hospita-lidad y cariño con que recibe la Universidad a todo génerode investigadores, sin más titulos que su amor a la Ciencia,depositando en sus manos todos los medios de trabajo a sualcance y asociándolos fraternalmente al tajo de Ia labor delprofesorado, como cumpliendo rendido tributo de justicia,admiraciOn y aplauso, ocurre en el laboratorio de Arqueo- El laboralorio de

Arqueologia delogia de esta Universidad, en donde se reunen semanal-esta Uiuvers:dad

mente, catedráticos de diferentes Facultades y entusiastas ycompetentes arqueOlogos, desligados de cargos un iversi-tarios, imbuidos de gran celo investigador, digno de los:mayores elogios, puesto de relieve en trabajos muy docu-mentados, debidos a plumas tan autorizadas como las deD. Francisco Martinez, D. Manuel Pens y D. Nicolás Primi-tivo GOrnez,-muy asiduos a las referidas sesiones. En amis-tosa conversaciOn que imprime en ellas simpatiqulsimocarácter, se estudian y dilucidan los materiales arqueolOgi-

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cos ilegados al laboratorio; alli se proyectan frecuentes ex-cursiones para explorar yacimientos acabados de descubriro imperfectamente conocidos, segadoras de materiales que,asociados a los incesantemente regalados, forrnan abundantey valiosa colecciOn, de Ia cual merecen especial menciOn, losaportados durante el curso que acaba de expirar, sobre ce-rámica ibérica valenciana.

La Facultad En lo tocante a la Facultad de Ciencias, probadas queda-de Ciencias ron las normas de nueva vida, con la reciente modificaciOn

sufrida Ia secciOn de quimicas, cuyos estudios cursábansesegitn plan harto arcaico. Esperando estamos que, la comi-siOn nombrada del seno de dicha Facultad, para estudiarnecesarias reformas de la misma, seth atendida en las acer-tadas renovaciones y retoques que en brillante informeelevO a Ia superioridad; nos induce a pensar en probablesplanes, el hecho muy significativo de haberse decretado lasuspensiOn de oposiciones anunciadas, para cátedras vacan-tes en todas las secciones de tal Facultad.

Nuestras ansias Nuestras ansias renovadoras, deben espolearse para mos-renovadoras trar nuevas pruebas de vitalidad, en las diferentes esferas del

saber, y justo es consagre yo en estos momentos, algunaspalabras encaminadas a despertar ideas que debiéramos cul-tivar, relacionadas con la ciencia biolOgica. Vivimos en unaregion eminentemente agricola, de prestigio mundial, crea-dora de riqueza estupenda, segiin es expresiOn fiel, nuestraincomparable huerta, y esas fecundisimas llanuras de laRibera y de la Plana en que se cultiva el naranjo, cuyo con-junto representa el territorio agricola de mayor densidad depoblaciOn europea. Qué hace la Universidad en obsequiode nuestra Agricultura? Nos interesamos en su progreso?Le brindamos nuevas variedades notables por la subidacantidad o bondad de frutos, o por su inmunidad a ciertasenfermedades? Nos preocupamos del magno problema de.las plagas que padecen sus valiosos cultivos? Ponemos in-terés alguno, en evitar las catastrOficas pérdidas que ocasio-nan las malas condiciones de arribo de nuestros productosal extranjero, segün es harto sabido, presidida especialmente

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por vulgarisimos mohos? Demos la más rotunda negativa atanta pregunta.

Dificilmente senalariase esfuerzo aiguno que, despiegarpudiera Ia Universidad, despertador de tanta simpatla en laregiOn y que nos engendrara tanto cariño y respeto. Reco-nozcamos en el labrador valenciano, una inteligencia clarisi- El labradorma, un conocimiento de sus cultivos verdaderamente asom- valenciano

broso, una resistencia para ci trabajo tan intenso que realiza,capaz de rivalizar con los pueblos más laboriosos del orbeentero; sube tan alto su espiritu creador de riquezas que,sarifica su capital, talento y fuerzas, en esas soberbias em-presas de roturaciOn de nuestras tierras de secano, en virtudde las cuales, lo que antes fueron dilatadas y mondtonasllanuras de modestos rendimientos, producidos por la vid,olivo o algarrobo, son boy vergeles de perenne verdor, ves•tido unas vece con los preciosos colores de las naranjas, yofreciendo otras, ci ropaje indescriptible de esas nevadas defor de azahar que, en Mayo perfuman el ambiente, duranteesas pläcidas horas del crepüsculo vespertino,cuando apágaselentamente la luz, borrando del arbolado sus dibujos, pararecibir ci manto de la noche, acompaflada del silencio delcampo, sOlo interrumpido por los trinos de ruiseñores,transportadores de nuestra imaginaciOn a mansiones paradi-siacas. La irrigaciOn exigida por los nuevos cultivos, no sepodria proporcionar, de no intervenir esos cuantiosos dis-pendios que, piden profundos pozos abiertos y potentes mo-tores instalados, para elevar sus aguas que, distribuidas encanales sabiamente trazados, suavizando pendientes y subien-do desniveles, fertilizan los campos, asignándoles una pro-ducciOn anual, muy por encima de la conseguida en lasmej ores tierras espaflolas, y eievan su valor a sumas increl-bles. Condiciones en suma, harto justificadoras del honorque todo el mundo hace al agricultor valenciano, envolvien-do su nombre con los más justificados encomios. Declare-mos empero que, ci eficaz apoyo prestado por conspicuosIngenieros AgrOnomos de cerebro feracisisimo que, entusias-tas de su misiOn, apuntaron sus esfuerzos a perfeccionar

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ANALES DE LA UN1VERSIDAD DE VALENCIA

Ausencia de ins—.peccidu tdcuicaque, preside flues—

tra importacidude plantas

Maravillosa or-ganiaciön de losservicios de ins—pección en los Es—

tados Unidos

cultivos, introduciendo variedades nuevas de mejores rendi-mientos y contribuyeron con su labor divulgadora a que, elagricultor aumentara en cultura y aplicase debidamenteremedios a tantas enfermedades, es a todas luces insuficien-te, con respecto al necesitado por nuestros agricultores, muyexhaustos de amplia tutela cientifica que, les ponga en con-diciones de inmediata aplicaciOn, las áltimas conquistas dela Biologia agricola.

Una palmaria prueba que revela Ia falta de apoyo oficialde nuestros agricultores, la proporciona, Ia ausencia de ins-pecciones encargadas de dictaminar Ia falta de parásitos en losvegetales importados y exportados, y como castigo al aban-dono en que vivimos, recibimos incesantemente, peligrososenemigos de nuestras plantas cultivadas. Constituye un casode punible apatia y de imperdonable indiferencia, entren ennuestra regiOn insectos tan temibles como la referida IceryaPurchasi, como la hormiga argentina y como un Dactilopinorecientemente .arribado a Valencia, en las ralces de Kentia,recibidas en algunos jardines, y de cuyos estragos debemostemblar, si, como es muy probable, ilegara a extenderse enIa region. Tengo para ml que, nada nos rebajaria tanto antelos pueblos más cultos del extranjero, como la ausencia devigilancia que preside Ia importaciOn de plantas. En los Es-tados Unidos, existe una maravillosa organizaciOn en losservicios de inspecciOn, dedicados a los intercambios de ye-getales, y se procede con un rigor asombroso al dictaminarlos especialistas el estado inocuo de las plantas. Por depronto, se exige de todo exportador de plantas, un certifica-do emitido por persona autorizada que, acredite ausencia deparásitos; llegadas aquéllas a su destino, nueva inspecciOndurante cuarenta dias de obligada permanencia en laborato-rios de experimentaciOn, aseguran la ausencia de enferme-dades, siquiera para persuadirlo, se necesiten estudios muyminuciosos, como los que se efectiian para reconocer la pre-sencia del funesto Bacillus amylovorus del peral, que tantopreocupO ültimamente en Norteamérica. Raya tan alto la

escrupulosidad inspectora que, cuando alguna plaga peli-

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LA BOTANICA EN ESPA'fA

grosa aenaza a la naciOn, ilega a exigirse acta notarial, des-pués de contestaciones recibidas a preguntas formuladas porel departamento de Agricultura, sin cuyo requisito no sedespacha ningin envlo de plantas.

No podria la Universidad, reparando el aislamientocientifico de nuestros agricultores, aspirar a ser consejerade sus planes y proyectos? Con independencia de los estu-dios cursados en esta Universidad, debieran implantarsesegün hicieron varios centros similares, preferentementenorteamericanos, estudios y laboratorios de Biologia, orien- Debierantados en el sentido agricola, en donde el investigador re- eu1a Universidad

estudios de Biolo-uniera condiciones necesarias para trabajos relacionados gia agricolacon los cultivos de la region, y proporcionasen al agricultornoticias nuevas, aclaraciones a sus dudas y remedios a lasenfermedades de las plantas. Ciertamente, para ilevar a cabotan atrayente proyecto, es indispensable disponer de ciertaconsignaciOn en presupuestos que, consienta reclutar perso-nal apto y adquirir medios de trabajo indispensables; con-tamos para .tal fin, con el inestimable recurso que representañuestro Jardin Botánico, de utilidad enorme por su campodilatado y por las variadisimas plantas que nos ofrece paratrabajos mu. Debiéramos mirar con verdadero cariño talidea, y luchar ahincadamente con las contrariedades quesurgir pudieran para desarrollarla, animados por nuestrosdeseos de levantar en la Universidad, recios pilares que fue-ran sostén de un prestigio, abrazado con la admiraciOn ycariño ofrendado por nuestra regiOn. No reparemos en pesi- No reparemosmismos ni nos detengan obstáculos; alentémonos mirando enpenmismosel milagro operado en el resurgimiento de grandes Institu-ciones cientificas extranjeras de creaciOn reciente; y si men-cionar quisiéramos Centros espanoles, insOlitamente consa-grados a nueva vida pletOrica de valiosas publicaciones yactivisima labor, debiéramos invocar el apogeo alcanzadopor el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona (ya men-cionado en parte), o el resonante fiorecimiento de que gozael Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, endonde palpita activa vida sedienta de descubrimientos y

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amor al trabajo; pero tengamos muy presente que, el secretode progresos tan admirables, descansa, segin és bien sabido,en protecciones pecuniarias cuantiosas, indispensables parasufragar honorarios de profesores, ayudantes y naturalistasnovicios, y sostener gastos de excursiones, adquisicionde aparatos, bibliografia, personal preparador para labora-torios y otros requisitos, sin los cuales decrecerla su activay elevada producciOn cientifica.

Necesitado apoyo Permitidme, arrostrando el miedo de ser tachado de pro-de nuestrojardin lijo y pesado que, impulsado por mi arnor a la Universidad

y por mi cariño grandisimo a nuestro Jardin Botánico, tanalabado éste como de sobra conocéis, por los especialistasextranjeros, gracias a las especies rarisimas que en él crecen,exciusivas unas en España y sin representación otras en losjardines europeos, dedique un momento a rogaros, adoptéiscon tesOn y entusiasmo Ia idea de apoyarle firmemente guia-dos por su resurgimiento; consideremos que, ayudando alJardin ayudamos a Ia Universidad; tengamos presente que,las relaciones que sostenemos con los principales jardinesdel niundo, pasean el nonibre de nuestra Universidad porapartadas tierras a las que dificilmente ilegan manifestacio-nes de nuestra vida, y justo es correspondamos a su benéficamisión, interesándonos en favor de su renombre.

Con el personal y medios econOmicos de que disfrutanuestro Jardln, no romperemos el arcaico quiste que anqui-losa su vida, poco distante de Ia desplegada con algunoslustros de antelaciOn; harto se consigue sosteniendo deco-rosamente su prestigio de antaño, y añadiendo alguna queotra innovaciOn de modesta amplitud. Admiraremos, si, milvaliosos ejemplares de gran rareza y de mucho valor histO-rico; seth siempre un medio poderoso de cultura; prestarámuy estimables servicios propagando plantas y resolviendomuy diferentes consultas que incesantemente se nos soli-citan, pero no basta con ello para que Ia Universidad satis-

Pobrea en herba- faga sus aspiraciones. Una de las que necesita cumplir ur-rios de nuestro gentemente, consiste en ci acrecentamiento de sus herbarios,

Bota,uco reducidos solamente al numeroso regalado por Pizcueta, su

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antiguo y entusiasta director, formado en su mayoria porplantas de jardin, cuyo mérito no puede igualarse con lasespontáneas; aigün que otro paquete de Gandoger, de Isern,de Guirao (ci famoso botánico murciano) y la reciente adqui-siciOn ya referida del herbario de Pardo Sastrón. No dispo-nemos de plantas valencianas en ci herbario, lo cual consti-tuye un caso de punible apatia que, es preciso sacudir a todotrance y con gran rapidez. Avergonzado quedé repetidasveces ante especialistas extranjeros que, en sus visitas a!Jardin, mostraron deseos de consultar el herbario regional.Es de inaplazable necesidad para poner remedio a tal defi-ciencia, se consigne en los presupuestos del Estado, algunacantidad que consienta herborizar en nuestra regiOn, a Se-mejanza de cuanto ocurre con otros Jardines e Institutosbotánicos, (i) en los cuales no falta nunca tan indispensablerequisito, revelador de moderno espiritu fitográfico. Paraque ci Jardin abra sus puertas con decoro, exige la condi-ciOn de tener una buena colección de plantas regionales,cuyo estudio, promete no pocos descubrimientos y encierramuchos problemas que piden soluciOn. Por otra parte, lasespecies propia.s de las tierras valencianas o que, su rareza odiagnosis critica, hace interesantes y objeto de estimaciOnde los botánicos, cogidas abundantemente y ofrecidas a esassociedades extranjeras dedicadas ai cambio de plantas paraherbarios, como la casa Leonhardt o d'Assotiation Pyren-neenD, nos proporcionarian miles de ejemplares muy cO-modamente y con escaso gasto que, permitirlan la formaciOnrápida de voluminoso herbario.

Deficiencia muy deplorable de nuestro Jardin universita- Mindsculario, es su miniiscuia Biblioteca, pero es más lamentable la Bthlioteca

carencia absoluta de subvenciOn que padece para su acre-centamiento; en vano progresa para este Centro la Botánica,y de poco nos sirve se publiquen obras y revistas ilenas denovedades y descubrimientos; ci quiste que aletarga su vida,

(z) El Jardin Botánico de Madrid, además de contar con subvencion para ex-cursiones, dispone de dos colectores de plantas, con sueldos de 2.500 pesetas.

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impidele respirar la atmósfera europea de la Botánica con-tern porán ea.

Personal del Faltaria al agradecirniento que debe la Universidad alJardin Boidnico personal del Jardin que,. tan desinteresadamente presta sus

servicios, Si flO Os refiriese que, su nümero es a todas luces -

insuficiente para atender los más indispensables trabajos,lo cual,. obligales a intensificar su actividad, en términos reñi-dos con el hurniliante sueldo que disfrutan (i). Insistente;mente diéronse pasos para su mejoramiento que, caminaronpor terreno de absoluta esterilidad; reiteradas promesas, au-mentan esperanzas de los peones en un soflado aumento desueldo; pero si se aleja por más tiempo el dia en que aquéllasse realicen, quizás tenga que lamentar Ia Universidad nosabandonen los trabajadores del Botánico, creando funestasconsecuencias fácilmente adivinables.

Gracias al interés que nuestro Excmo. y estimado señorRector, pone en todo cuanto atañe a la Universidad, y muyespecialmente en nuestro Jardin Botánico, repitiendo conello lo que hicieran Rectores de tan feliz memoria como

Dolacion Carbonell y Pizcueta, dispone de 4.000 pesetas anuales quedelJardn sustrae de la can tidad asignada para material niversitario, y

de cuya dotación, han de salir gastos de correspondencia eintercambio internacional de plantas y semillas, pubiicaciOnde catilogos, costosa reparación de estufas, pagos de aguas,trabajos extraordinários, etc. Hay derecho a vivir tan pobre-mente? Es decoroso que Centro universitario tan conocidoen ci extranjero, soporte del Estado, Ia indiferencia y miseriainsultante con que sufraga Ia elevada misión que en ei se

desarrolla?Segn ocurre con los catedráticos y alumnos pensiona-

dos que Ia Universidad envia al extranjero, amparando susdeseos de adquirir nuevas orientaciones muy en boga en lospaises más cultos, y que dicho sea de paso, alcanzaron re-suitados tan lisonjeros, como los realzados en alabadas con-

- (i) Es vergonzoso referir que, los peones no alcanzan el salario de tres pesetasdiarias.

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LA BOTANICA EN: ESPAA

ferencias dadas recieitemente por ci Sr. Rodriguez Fornos,sublimadas con los más sobresalientes frutos (siquiera fue-ran quintaesenciados), obtenidos con ocasión de su viaje alos Estados Unidos, es también deber sagrado de la Univer-sidad, contribuir con la medida de sus fuerzas y prestarahincada ayuda, en ci trazado de las nuevas sendas, pordonde caminen las manifestaciones de trabajo despertadasen sus hijos, y de cuyo desarrollo debe vigiiar atentamente,poniendo esmerado cuidado en que su creciente vigor, fib-rezca en publicaciones de subido aroma original, yde vigo-rosa fuerza, que le permitan atravesar Ia barrera pirenaica ypenetrar en las academias y laboratorios extranjeros, inun-dándolos con descubrimientos granjeadores de simpatla,afecto y admiración.

Ofendiera ci gran afecto que os tengo, queridos escolares, A los escolares

si mis !iItimas palabras no fueran a vosotros consagradas,segiin costumbre tradicional en esta fiesta, matizada con ciaiborozo de vuestra juvenil alegria, desbordada en m!i1tiplesnotas simpáticas fiotadoras en ci ambiente, mecidas por ciaire de inspiradas composiciones musicales que, solo unavez al año Oyense en la Universidad, la cual, deseosa de re-cibiros con el honor debido, viste su mejores galas y sientaen los estrados del paraninfo, a la aristocracia de la Cienciavalenciana y a las dignisimas Autoridades, que tanto elevancon su asistencia la solemnidad de estos momentos.

Aqul liégáis impulsados por ci noble ideal de labrarvuestro porvenir, henchidos de halagadores optimismos, yquiera Dios, no decaigan un momento vuestros entusiasmos,tan necesarios para ci logro de vuestras aspiraciones. Con-fiad en vuestras fuerzas; jamás dudéis de la eficacia de vues-tra labor y talento; administradie uidadosamente, desple-gando sus energias, a partir de la primera ciase que, debéisescuchar con ci mismo interés que la üitima dci curso.Grabad hondamentc en vuestra memoria, aquellas paiabrasde Cajai que dicen asi: E1 cerebro juvenil posee piasticidad

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exquisita, en cuya virtud puede, a impul'sos de un enérgicoquerer, mejorar extraordinariamente su organizaciónD y has-ta el peor dotado, es susceptible al modo de las tierraspobres pero bien cultivadas y abonadas, de rendir copiosam iesD.

Mirad en el Profesorado (y digámoslo claramente), noun dique que sale en el curso de vuestros estudios, sino unamigo cariñoso que, resistiO las durezas de una oposición,nO (segin es harto palmario), impulsado por Ia pobreza conque el Estado sufraga la funciOn docente, sino acariciadopor Ia promesa del placer que se experimenta, asistiendo ala formaciOn de vuestra personalidad cientifica. No os enojeel semblante grave, o la amonestaciOn reiterada, dirigida alimar tal cual aspereza de vuestra aplicaciOn, como no debecontrariaros el consejo insistente de vuestros padres, enca-minado a corregir defectos de extirpaciOn necesaria.

Acudid a las aulas, no ceñudos ante el cumplimiento deun deber, sino ilenos de jiThilo, imbuido por Ia fe en el an-siado titulo académico, eje de vuestro porvenir; trabajad, si,ante tan loable objetivo, pero depositad lo más puro devuestros amores, en favor del engrandecimiento de la Uni-versidad que, acreciente el prestigio de nuestra querida Va-lencia, para ofrendarlo gozoso a la madre Patria; agucemosla inteligencia laborando por su florecimiento, con el carifloy porfiada tenacidad con que, el amante hijo cuida de sumadre idolatrada, victima de grave dolencia, marchitadorade sus fuerzas, segadora de sus bellezas, inhibidora de susilusiones, sembradora de excepticismos y empañadora de Ialuz de su cerebro. Fortiflquémosla con las inyecciones toni-flcantes de vigorosa ciencia, conquistada por nuestros tra-bajos; acariciémosla con los besos de nuestra conducta in-maculada, inspirada en elevados ideales, nunca manchadosde egoismos ni envidias; y si la empenada labor desarrollada,debilitara nuestras fuerzas o aplacase nuestros entusiasmos,vigoricémoslas con las confortantes páginas escritas en ellibro de nuestras glorias, y singularmente, con aquells con-quistadas. por Cajal, principe de la Neuro-histologia, agra-

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LA BOTANICA EN ESPA4A

ciado con las más relevantes condecoraciones otorgadas porsabias Instituciones y Academias cientificas; por nuestrosexcelsos botánicos; por nuestros grandes pintores; por flues-tros incomparables literatos del siglo de oro; por aquellosgeniales filósofos que en el siglo XVI cultivaban todos lossistemas a la sazón existentes, y cuya vigorosa personalidad,puesta quedo de maniflesto en sus nuevas ideas y teorias.Convenzámonos por fin que, aquellos cerebros de chispazosfulgurantes productores de asombrosas nientalidades, bro-taron de la misma estirpe de cromatina celular que, vos-otros, estudiantes que me escucháis, lleváis en vuestras neu-ronas. En vosotros tiene depositada España sus ilusiones;vosotros sois los encargados de demostrar, pasO ya el cre-püsculo de la larga noche en que tanto durmiO nuestra in-vestigaciOn y originalidad cientifica, alboreando ahora en elhorizonte espanol, nueva luz solar que, ojala!, encienda elfuego sagrado de ardiente Patriotismo, agitador de nuestrosespiritus, cuya hirviente labor, engendre espuma desbor-dante de Ciencia original; incubador de gérmenes que, fib-rezcan en descubrimientos capaces de abrir nuevos cauces aLa industria y forjador de magno espejo cientifico, envueltoen girones de rojo y gualda en que, necesite mirarse eLmundo entero, para recibir deslumbradores rayos deL inge-nio espanol, abrillantados por La luz vivisima brotada delcerebro de los hijos de esta gloriosa Universidad.

HE DICHO.

Terrninóse la irnpresión de este Cuadernoel dia 30 de Septiembre de 1925

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