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www.elsoldecuernavaca.com.mx / www.elsoldecuautla.com.mx Viernes 5 de julio de 2019 29 No. 889 Entierro al interior de la tumba 1, se observa el ajuar funerario. I In ni ic c i io os s d de e l l a a a ar r q qu ui it t e e c ct t u ur r a a f f ú ún ne e b br r e e e e n n M Mo or r e e l l o os s JAIME F. RESÉNDIZ MACHÓN GISELLE CANTO AGUILAR ANTECEDENTES DE LA ARQUITECTURA FUNERARIA Sin lugar a dudas, una de las características fundamentales no sólo del ser humano, sino del género homo, es el tratamiento que da a los cuerpos de aquellos que fueron parte de su núcleo social. Los primeros enterramientos registrados se encuentran en Chapelle-aux-Saints, en Francia, donde se encontró el entierro de un Neander- thal colocado en posición fetal; posteriormente se han encontrado cerca de 40 en- terramientos, lo que nos habla de un pensamiento simbólico y una preocupación por la conservación de la conciencia después de la muerte.

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Viernes5 de juliode 2019

29No. 889

Entierro al interior de la tumba 1, se observa el ajuar funerario.

IInniicciiooss ddeellaa aarrqquuiitteeccttuurraaffúúnneebbrree eenn MMoorreellooss

JAIME F. RESÉNDIZ MACHÓNGISELLE CANTO AGUILARANTECEDENTES DE LA ARQUITECTURA FUNERARIA

Sin lugar a dudas, una de las características fundamentales no sólo del ser humano,sino del género homo, es el tratamiento que da a los cuerpos de aquellos que fueronparte de su núcleo social. Los primeros enterramientos registrados se encuentranen Chapelle-aux-Saints, en Francia, donde se encontró el entierro de un Neander-thal colocado en posición fetal; posteriormente se han encontrado cerca de 40 en-terramientos, lo que nos habla de un pensamiento simbólico y una preocupaciónpor la conservación de la conciencia después de la muerte.

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30 Tlacuache Viernes 5 de julio de 2019 www.elsoldecuernavaca.com.mx / www.elsoldecuautla.com.mx Viernes 5 de julio de 2019 Tlacuache 31www.elsoldecuernavaca.com.mx / www.elsoldecuautla.com.mx

En Mesoamérica son muy comu-nes los enterramientos, ya fue-ra en tumbas troncocónicas,cistas de tierra y de piedra apartir de que la población se hi-

zo sedentaria. Sin embargo, en la mayoríade los casos, los entierros se realizan enestructuras realizadas en el momento dela inhumación. En el caso de las tumbastroncocónicas, estas tuvieron como pri-mera función la conservación del grano,alejándolo de los depredadores y garanti-zando su conservación para el consumo ola siguiente siembra. Las cistas, ya fuerande tierra o recubiertas con piedra, se reali-zaban al interior de la unidad doméstica,con el propósito de conservar a los ante-pasados y sus fuerzas al interior del grupofamiliar. Sin embargo, estos elementosmortuorios se realizaban en el momentodel fallecimiento del miembro del grupo,sin una planificación. Por el contrario, latumba requiere de una planeación. Ésta seconstruye mucho antes de que fallezcaquien va a ocuparla. Asimismo, la estruc-tura puede y está diseñada para ser reuti-lizada.

Son varios los asentamientos en Me-soamérica en donde se ha encontrado ar-quitectura funeraria temprana. Por ejem-plo, una de ellas es la tumba 11 de Chiapade Corzo, del Preclásico Medio, entre los750 a 700 a. C. Esta tumba, junto con otrosentierros que fueron colocados al interiordel edificio principal del sitio, otorgó lafuerza de los difuntos a la ya sacra estruc-tura.

La Estructura A, en la Venta, entre el900 al 600 a.C., estuvo compuesta poruna gran caja realizada con columnas debasalto y techada con los mismos ele-mentos constructivos, para finalmente serrellenada con tierra. En este caso, el mon-tículo de la Estructura A es un monumen-to funerario por derecho propio, en dondela fuerza del personaje enterrado allí seconservó en el mismo y formó parte delproyecto constructivo de todo el conjunto.De tal manera, es muy probable que losrituales que se llevaran a cabo en esa es-tructura estuvieran asociados a la comu-nicación con ese ancestro que fue tan im-

portante como para poder ordenar laconstrucción del primer monumento ex-clusivamente funerario en Mesoamérica.

En Oaxaca, donde la tradición de lastumbas se llevará hasta verdaderos pala-cios subterráneos con la misma disposi-ción de las grandes estructuras de los go-bernantes zapotecos, como una forma decontinuar viviendo la misma vida despuésde la muerte, las tumbas más tempranasfueron simples estructuras rectangulares,techadas con madera o grandes lajas, lascuales han sido descubiertas en MonteAlbán y en Monte Negro. En este últimositio se encontró una tumba cuyo ajuarcontaba con una urna efigie olmeca y queAlfonso Caso la fecha entre los años 800al 600 a. C.

Por lo que respecta al Centro de Méxi-co, la tradición funeraria comienza con lasya mencionadas tumbas troncocónicas enel área de las unidades domésticas delasentamiento, como en el sitio de Tlatilco.Sin embargo, es el hallazgo de tres tumbasen el sitio de Tlapacoya, para el PreclásicoTardío, lo que nos permite establecer elinicio de la tradición de construcción detumbas en esta región. De acuerdo conBarba de Piña Chan, las tumbas que nosofrecen el mayor interés corresponden alas tumbas número 1 y 2. La tumba 2, es lamás temprana en el asentamiento y fueconstruida casi al centro de la primeraetapa constructiva de la pirámide princi-pal de Tlapacoya. En la cima de la estruc-tura se excavó casi 1.3m y se cubrió las pa-redes de la cista con lajas de piedra volcá-nica. Sobre el piso de la tumba se colocóuna cama de vegetación del lago, con elpropósito de que la vida, la humedad y lafertilidad del lago acompañara al muerto;posteriormente, se cubrió con pintura ro-ja, asociada al calor, la sangre y el sol paraque las fuerzas tanto telúricas como ce-lestes le acompañaran. El cuerpo fue cu-bierto por un textil o petate y se le coloca-ron diferentes objetos para hacerle com-pañía en el viaje al otro mundo. Por últi-mo, se colocaron grandes lajas de basaltoque techaron la tumba y sobre la cual seconstruyó un piso. De tal manera, la pirá-mide si bien ya en un principio era un lu-

gar sagrado, la colocación del dirigente enla pirámide, permitió que las fuerzassagradas de la pirámide y del dirigente seunieran y fueran una, mientras la estruc-tura continuó en uso.

Por lo que respecta a la tumba 1, éstatuvo la doble función tanto de albergar losrestos de la clase dirigente, es decir, unatumba, pero que también funcionó comoofrenda al edificio. De tal manera, la tum-ba número 1 fue construida muy proba-blemente durante la renovación de la pi-rámide. En este caso, se colocaron los res-tos de por lo menos cuatro individuos queya habían sido enterrados previamente,pero que fueron exhumados con el propó-sito de que las fuerzas mánticas queacompañaban a estos personajes sacrali-zaran la nueva construcción del templo.Los huesos fueron dispuestos ocupandolas cuatro esquinas de la tumba, por lo queel área de la tumba representó el plano deluniverso, de tal manera, hacían que nosólo la pirámide se sacralizara, sino la to-talidad del territorio de la población.

HALLAZGO DE LA TUMBA 1 DE LAESTRUCTURA 9Como parte de las labores del InstitutoNacional de Antropología e Historia, lascuales son la protección, conservación,estudio y difusión del patrimonio arqueo-lógico del país, se han realizado labores deexcavación en la región centro-sur del Es-tado de Morelos, donde se ha podido en-contrar importantes ocupaciones que vandesde el Preclásico Temprano Superior(1200 — 1000 a.C.), el Preclásico Medio(1000 — 400 a.C.), hasta el Preclásico Tar-dío 400 a.C. — 200 d.C).

Dentro de estos importantes descubri-

mientos, se pudo delimitar y explorar ungran basamento piramidal a la cual se de-nominó “Estructura 9” que fue durante elPreclásico Tardío. La Estructura 9 es, porlo menos, la segunda estructura construi-da en el punto, ya que se han encontradovarios muros que forman parte de una es-tructura anterior. Casi al centro del basa-mento se construyó, como parte del pro-grama constructivo, una tumba con plan-ta en T invertida.

La cámara de la tumba se encuentra a lamitad de la antecámara y corre hacia el es-te. Las últimas hiladas de la pared fueroncolocadas en saledizo, con el propósito defacilitar el techado de la estructura con laayuda de grandes lajas. Finalmente, latumba fue cubierta y colocado el piso, y dealguna manera debió ser sacralizada.Eventualmente, quien ordenase la nuevaconstrucción de la gran plataforma falleció.En ese momento, se levantaron las lajas dela antecámara, se introdujo el cuerpo y unaserie de objetos que rodearon la cabeza delseñor fallecido, todas ellas, elementos quese consideraron con gran fuerza mánticapara acompañar al señor en su viaje por elotro mundo y, por último, se cerró la ante-cámara construyendo un muro. De tal ma-nera, al igual que en las tumbas de Tlapa-coya, la presencia de la tumba y de los ob-jetos ayudó a sacralizar el templo.

Si bien el proceso de excavación y aná-lisis de esta tumba continúa en este mo-mento, los objetos que acompañan al per-sonaje son varios: 5 vasijas, un hacha, unaescultura de un anciano y otras dos escul-turas de piedra verde. En este artículo sólose hará referencia a dos de ellos.

Bajo una vasija efigie se encontró unapequeña escultura de piedra verde repre-sentando a un personaje desnudo y en po-sición sedente, con los brazos sobre lasrodillas y las piernas cruzadas. La cabezapresenta la típica forma de pera del siste-ma sintáctico del código de representa-ción olmeca. El personaje está sin cabello,la frente se aprecia con largas arrugas, lomismo que las mejillas, lo que indica laelevada edad del personaje. La boca no esla típica “boca de jaguar” con las comisu-ras de los labios hacia abajo, sino que porel contrario son casi rectos, con una ligerasonrisa, algo cínica dado el estado flácidode las mejillas. Es probable que su facturacorresponda para los años 1000 a 800 a.C.

La segunda escultura es un “penate”,se trata de una escultura de piedra verdeque tradicionalmente han sido asociadasa la denominada “Cultura Mezcala”. Estatradición, de acuerdo con Louise Paradis,que excavó en el sitio de Ahuináhuac,Guerrero, se puede establecer desde fina-les del Preclásico Medio hasta el Preclási-co terminal, entre 700 a 200 a.C., siendouna tradición que llegó a convivir con elcódigo de representación Olmeca. Tam-bién en los sitios de Monte Albán y MonteNegro, este tipo de escultura se ha en-contrado para momentos tan tempranoscomo 600 a 300 a. C. y continuaron en usohasta 200 d. C. De tal manera, este “pena-te” puede ser fechado entre los años 700

al 200 a.C. Sin embargo, debemos anotar que en el

relativamente cercano asentamiento deChalcatzingo, con ocupación del Preclási-co Medio, no se tiene reportadas este tipode esculturas, por lo que es probable quela tumba y la Estructura 9 correspondan auna ocupación más tardía más relaciona-da con las tumbas que se encontraron enTlapacoya, es decir, para los años 400 a200 a.C.

De tal manera, estas esculturas queson parte del ajuar funerario que contienela tumba 1, van desde el 1000 hasta el 200a.C. Es más que evidente que ninguna per-sona pudo haber vivido lo suficiente comopara hacerse de tantos objetos a lo largode 800 años. Lo más probable, es que elasentamiento del Preclásico Tardío (400— 200 a. C.) se haya edificado sobre asen-tamientos más tempranos del Preclásico(Medio 1000 — 400 a.C.) y durante suconstrucción hallaron diferentes tumbas,las cuales fueron consideradas sagradas ysus ocupantes ancestros que provenían delos tiempos del mito. De manera que el di-rigente del asentamiento llegó a poseertodos estos objetos cuya fuerza atesorabay le permitía comunicarse con los sobre-naturales, hasta que finalmente un díamurió y fue enterrado con todos sus obje-tos de poder en la tumba que había cons-truido especialmente para ese efecto, demanera que sus descendientes pudieranutilizar de manera indirecta las poderosasfuerzas mánticas de sus antiguas posesio-nes, así como su propia presencia garanti-zaría la sacralidad del espacio.

Estructura 9 desde el aire. Al centro se observa la Tumba 1.

Tumba de columnas basálticas que se encontraba al interior del Montículo A—2de La Venta Tabasco. Parque Ecológico “La Venta”, VIlla Hermosa, Tabasco.

HALLAZGO

EN OAXACA las tumbas más tem-pranas fueron simples estructurasrectangulares, techadas con made-ra, las cuales han sido descubiertasen Monte Albán y Monte Negro

Penate tipo Mezcala.

Escultura de un anciano olmeca.

Desde los tiempos más tempranos y hastala época previa a la Conquista, en Mesoa-mérica se ha representado la figura hu-mana en diferentes materiales (piedra, ja-de, arcilla), a través de distintas técnicas(en escultura, con moldes, modeladas),mostrando variados atributos (con toca-dos, vestimenta, alhajados) y realizandoalguna actividad. Estas y otras caracterís-ticas han permitido a los especialistasubicarlas en épocas determinadas y den-tro de una cultura particular lo que, hastacierto punto, los ha llevado a establecer suposible significado, aunque su uso y con-texto social es todavía poco entendido.

En números anteriores de este mismosuplemento cultural, se ha hecho referen-cia a figurillas procedentes de distintospuntos de Morelos (ver números 477, 669,679, 684, 701 y 786), que han sido clasifi-cadas de acuerdo con lo establecido paralas tradiciones del Altiplano Central.George Vaillant (1930) fue el primer inves-tigador en crear una tipología que, basadaen los hallazgos de estos artefactos en sustrabajos en el Valle de México. Trabajosposteriores han ampliado, revisado y co-rregido el trabajo de Vaillant (v. Tolstoy yParadis 1970; Reyna 1971).

En este número se exponen siete frag-mentos de figurillas: tres cabezas proce-

dentes de Olintepec y cuatro cabezas delvalle de Chuautla. Las características deestas piezas corresponden a la categoríadenominada C8 de Vaillant o al tipo “A deChalcatzingo” de Reyna.

En general, el tipo C se determina porsus extremidades inferiores largas, así co-mo por su tronco y brazos cortos. Las ca-bezas, partes que nos ocupan, son alarga-das y rematadas con un turbante. Las ca-racterizaciones de la cabeza del tipo A,mismas que conservan atributos olmecas,incluyen ojos indicados con cejas arquea-das hechas con la presión de un estique depunta redondeada; con este mismo ins-trumento se aplicaba una presión trans-versal para generar los ojos; las pupilas,ubicadas muy cerca de la nariz que generóun efecto de estrabismo, se muestran conorificios profundos realizados por punza-do; las bocas presentan sus comisuras ha-cia abajo; y su nariz es modelada de formarealista descansando sobre el labio supe-rior. Como decoración, las cabezas pre-sentan tocados de diferentes diseños, asícomo orejeras circulares.

Las tres cabezas de Olintepec (Figura 1)presentan los rasgos faciales muchos másevidentes que las de Chuautla (Figura 2).Además, dos de ellas conservaron los to-cados hechos con pastillaje. Las cabezasprocedentes de Chuautla presentan unestado de conservación mas pobre, aun-que aún se pueden percibir los rasgos queposibilitan su categorización dentro del ti-po C8.

DISTRIBUCIÓNSi bien estas figurillas son abundantes enChalcatzingo, sitio localizado al orientedel estado, también se ha detectado supresencia en los sitios de Olintepec, Zaza-catla y Chuautla, para finales del periodoPreclásico Medio (800 – 400 a.C.). GiselleCanto y Luz Vargas (ver núm. 684 de estesuplemento) ya han destacado la relaciónde intercambio entre Chalcatzingo y Za-zacatla, ubicado al oriente.

Figurillas C8: sudistribución yposibles funcionesCLAUDIA I. ALVARADO LEÓN

Tres cabezas de Olintepec.

PRECURSOR

GEORGE VAILLANT (1930) fue elprimer investigador en crear unatipología basada en los hallazgosde estos artefactos en sus trabajosen el Valle de México. Trabajosposteriores han ampliado, revisadoy corregido el trabajo de Vaillant

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Así, partiendo de la hipótesis planteadapor David Grove (1987), uno de los ar-queólogos que han trabajado el sitio ar-queológico de Chalcatzingo, quien señalóque este sitio funcionó como un centro dedistribución que conectaba las vías de co-municación procedentes del oriente y oc-cidente de Mesoamérica, la ruta propues-ta por las investigadoras marca comopunto de partida dicho sitio, en dirección aOlintepec, para posteriormente dirigirse aLas Juntas, Tlaltizapán, de donde llegaría asu destino final, Zazacatla.

La ruta propuesta, no menciona el vallede Chuautla y, sin embargo, la identifica-ción de las figurillas que aquí se exponencomo características de Chalcatzingoconducen a considerar el área como unpunto más en dicha ruta de intercambio.Asimismo, el hallazgo de este mismo tipode figurillas en Olintepec contribuye afortalecer la hipótesis sobre la ruta plan-teada.

FUNCIÓNGrove (1984, 1987), señaló que la variedaden las formas en que se representan losrasgos faciales de las figurillas C8, éstasdebieron ser representaciones de perso-nas específicas. Inclusive, anotó que exis-tió una asociación entre los individuos re-presentados y las formas de los tocados.Para los objetos que nos ocupan es difícilpoder llegar a establecer esta correlacióndebido a que, de las siete cabezas, única-mente dos presentaron tocado. Ahorabien, tomando en consideración la pro-puesta de Grove junto con otros aspectos

de las figurillas, como una mayor inver-sión en los acabados, Susan Gillespie(1987) propone que éstas hayan represen-tado gobernantes, utilizándose en ritualescentrados en el culto hacia ellos, ya queeran reconocidos como personas posee-doras de poderes sobrenaturales, hechoque les brindaba “derecho a gobernar”.

Ahora bien, en un artículo de 1993, Gi-llespie señala que la mayoría de los frag-mentos de figurillas C8 identificadas enChalcatzingo perteneció a cuerpos fe-meninos, lo que le llevó a sugerir que lascabezas halladas eran muy probablemen-te de mujeres. La autora apuntó que loscuerpos de las mujeres representan los ci-clos asociados a la vida: adolescencia,etapas del embarazo y la crianza de niños.Así, Gillespie anota que la función de estasrepresentaciones femeninas estuvo aso-ciada a rituales centrados en la fertilidad yya no, en la figura de los gobernantes. Pe-ro, en lugar de disociar las figurillas fe-meninas de los rituales vinculados a la es-fera política, más bien destaca la posiblerelevancia del papel de la mujer en sucontribución a la acumulación de poder

político y a la toma de decisiones duranteel Preclásico.

Los contextos arqueológicos son esen-ciales para establecer funciones y usos delos artefactos hallados durante las exca-vaciones. Ann Cyphers (1988) apunta ha-cia esa dirección y discrepa de la propues-ta de Grove y Gillespie. En general, enChalcatzingo como también lo indica Gi-llespie, las figurillas descritas aparecen enáreas domésticas, muy cercanas a los en-tornos en donde se preparaban alimentos,lo cual descarta la participación de las fi-gurillas femeninas en rituales de carácterpolítico. Al respecto, Cyphers proponeque las figurillas fueron usadas por muje-res para rituales de carácter doméstico,asociados a la curación, el embarazo y ri-tos de pubertad. Al mismo tiempo, señalaque los tocados y la representación de losojos son indicadores de cierto estatus so-cial que los vinculaba con ciertos grupossociales.

CONCLUSIÓNLas cabezas de las figurillas que aquí sepresentan, si bien pueden ser usadas co-mo indicadores de las redes de comercioque debieron existir entre las áreas orien-te y poniente del estado de Morelos, es di-fícil poder ofrecer una conclusión acercade su función. De acuerdo con los estudiosprevios acerca del tipo C8, cada una de lascabezas identificadas presentaba un tipode tocado distinto, lo cual les proveía deuna “personalidad” propia al individuorepresentado. La gran variedad de diseñosy formas desestima que éstas sean repre-

sentaciones de gobernantes, en tanto queexisten millares de ellas en distintas áresno sólo del estado de Morelos, sino tam-bién en el Valle de México, Puebla y el gol-fo de México. Asimismo, la ausencia de loscuerpos tampoco permite identificar elgénero que representaron y, por lo tanto,aseverar que éstas hayan sido usadas pa-ra rituales asociados a la fertilidad.

Aún quedan muchas preguntas por re-solver, pero por lo pronto, podemos seña-lar que las redes de intercambio, no sólode productos, sino también de ideas y tec-nologías, entre otros muchos aspectos delas sociedades mesoamericanas, se venfuertemente fundamentados con la pre-sencia de figurillas que comparten mis-mos atributos.

La identificación de figurillas C8 en lazona nuclear olmeca como Tres Zapotes ySan Lorenzo (Veracruz) y La Venta (Ta-basco), así como en Chalcatzingo, Olinte-pec, Chuautla son resultado tanto deprácticas culturales que se compartían através de redes de intercambio e interac-ción entre grupos sociales con un nivel je-rárquico elevado. Además, para el caso delos sitios de Morelos, se puede señalar quees posible que los sitios aquí abordadoshayan formado parte de la esfera políticacontrolada por el cacicazgo de Chalca-tzingo durante el periodo Preclásico Me-dio.

Cabezas Chuautla.

Los contextos arqueológicosson esenciales para establecerfunciones y usos de los artefactoshallados durante las excavacio-nes. En Chalcatzingo, las figurillasdescritas aparecen en áreas do-mésticas