22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía...

8
www.sony.es/futurescapes DOSMILVEINTICINCO de Lesley Lokko

Transcript of 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía...

Page 1: 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían

www.sony.es/futurescapes

Dosmilveinticincode Lesley Lokko

Page 2: 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían

32

BienveniDos a

FutureScapes es un emocionante proyecto de colaboración cuyo objetivo es explorar el potencial de la tecnología y el entretenimiento para crear un mundo mejor y más placentero en el 2025. No se trata de pronosticar el futuro, sino de imaginar las diferentes posibilidades. Por definición, existe un número infinito de posibles futuros. Pero está claro que el mundo en el 2025 será muy diferente del mundo en que vivimos hoy en día.

Al comenzar la vida en el 2025, en vez de hoy, FutureScapes pretende estimular un pensamiento más creativo sobre cómo puede ayudarnos la tecnología a vivir de una forma sostenible. Al compartir materiales de inmersión e interesantes estímulos de entretenimiento, como cuentos o relatos cortos, el objetivo de esta colaboración es animar a las contribuciones de los expertos de los “futuros” y de una ecléctica amalgama de pensadores, escritores, diseñadores y el público en general para aprovechar las oportunidades y enfrentarse a los desafíos de la vida en el 2025, y del papel potencial que jugará la tecnología.

FutureScapes está diseñado para ser lo más abierto y colaborativo posible, y ha sido organizado por la organización líder de sostenibilidad sin fines lucrativos, Forum for the Future, y la empresa líder de tecnología de consumo Sony.

¿cómo crees que será la viDa en el 2025?

Para informarte o participar, visita www.sony.es/futurescapes o sigue @better_futures y #futurescapes en Twitter.

Page 3: 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían

Londres, 25 de mayo del 2025

Era una tarde a principios del verano. Sentada en la ventana estaba una mujer de pelo negro, delgada pero en avanzado estado de gestación, y miraba hacia el jardín. Los pajarillos piaban fuera mientras el cielo coral se desteñía poco a poco. La primavera había sido cálida — las rosas que bordeaban el camino hacia el cobertizo ya habían fl orecido y emanaban su agradable olor. Por tercer año consecutivo, el verano inglés prometía ser largo y caluroso.

Stacie Smalls y Hugo Hoodtienen el placer de invitarle a su boda

el sábado 7 de junio del 2025en la Iglesia St Mary’s, Oldwood, Herefordshire

Stacie Smalls abrió cuidadosamente en sus manos la gruesa tarjeta en relieve. Sus dedos bordearon suavemente las brillantes letras elevadas, deleitándose en la desconocida sensación que les causaba el papel, la tinta y la tarjeta en sí. Sonrió. Su madre había tenido la genial idea de enviar invitaciones “de verdad”, según las llamaba ella, a la antigua usanza. Juntas encontraron la que debía ser la última prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían costado un ojo de la cara pero, con ellas en las manos, decididamente mereció la pena. No recordaba la última vez que había tocado algo tan bonito y sólido. Los bordes estaban ligeramente fruncidos y dorados. Sintió un repentido deseo de llorar. Se iba a casar, por primera vez, a los cuarenta años.

“Preciosos, ¿a que sí?” dijo la voz de su madre. Se giró y miró hacia arriba.

“Preciosos”, murmuró ella sonriendo. No podía creer que el día hubiera llegado. Iba a ser una boda familiar. Cincuenta invitados, mezcla de su amigos y los de él, y su madre y hermano, por supuesto. Tanto la madre como el padre de Hugo habían fallecido y el padre de Stacie no estaba invitado. Eilidh, la hija de Hugo de dieciséis años de su matrimonio anterior, sería la única dama de honor. Había estado emocionada desde el mismo momento en que Hugo dejó caer la noticia de que él y Stacie se casaba fi nalmente. En lo referente al bebé, él se lo había explicado todo — un pelín avergonzado, consideró Stacie. Para sorpresa de Stacie, la otra persona que estaba igual de emocionada que Eilidh era su madre. Extraño no solo porque

lesley lokko nació en escocia

y se crió en Ghana. estudió

arquitectura y construyó

con barro su casa de áfrica

occidental, pero poco después

dejó la arquitectura para

dedicarse plenamente a escribir

novelas de “sexo y compras”,

según sus propias palabras.

Fotografía: Dieter Brandt.

4

Dosmilveinticincode Lesley Lokko

5

Page 4: 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían

6

Stacie y Hugo llevaran juntos más de diez años, sino porque su matrimonio con el padre de Stacie había naufragado tan espectacularmente después de treinta años. Stacie no podía imaginarse que Margaret se emocionara por nada, mucho menos por una boda. El divorcio fue hace cinco años y había días en que parecía que había sido ayer. Al menos eso era lo que pensaba Margaret.

“Merece la pena, si quieres mi opinión”, dijo Margaret firmemente.

“Uhm”.

“Y han escrito bien tu nombre”, añadió, mirando sobre el hombre de Stacie.

Stacie sonrió de nuevo. S. T. A. C. I. E. No Stacy con una “y”, como se escribía generalmente. Siempre había tenido que corregir a los demás desde que era niña, y de eso ya hace mucho tiempo. Uno pensaría que ya se habría cansado, pero no. Stacie Smalls. Era un nombre gracioso para una abogada, pero gracias a él siempre conseguía hacer sonreir al jurado, lo cual no estaba de más. “¿Qué crees, mamá?”, preguntó mirando a su madre. “Hugo Smalls suena mejor que Hugo Hood, ¿no?”.

Su madre hizo una mueca. “No me digas que también le vas a hacer eso?”, preguntó la madre alarmada.

“¿Qué?”.

“El chico no puede cambiar su apellido”, afirmó enérgicamente Margaret. “No parece natural”.

“¡Mamá!”, Stacie pudo evitar poner los ojos en blanco. “Hemos hablado de esto cientos de veces. Quiero que el bebé tenga nuestro apellido. El mismo”.

“No parece algo natural”, dijo Margaret con desdeño.

Stacie contuvo otro de sus suspiros de irritación. Había tantas cosas que Margaret Smalls consideraba “poco naturales” que no se podía decir que estuviera precisamente al día. El bebé era otra de esas cosas. “¿A tu edad?”, fue la primera reacción de estupor de Margaret.

“¿Qué pasa con mi edad?”.

“¡Tienes casi cincuenta!”.

“¿Y? Los bebés se pueden tener con cualquier edad”.

“No está bien”.

“Hum . . . Pensaba que te alegrarías por mí”, dijo Stacie, ambas perplejas e

indignadas. Su hermano Toby había fallado espectacularmente en la tarea de darle nietos — la idea de convertirse en abuela debería haber superado cualquier visión tradicional que Margaret pudiera tener. Después de todo, Stacie había nacido cuando su madre rondaba los cuarenta. En 1976 esa edad se consideraba sin duda muy avanzada para tener el primer hijo, o al menos eso era lo que Margaret siempre decía.

“Es que . . .”

“¿Qué?”

Pero Margaret no podía tolerarlo.

“Mira, eso es cosa de Hugo” dijo Stacie, intentando que su voz fuera firme. “Yo no voy a cambiarme el apellido. No puedo. Tengo que pensar en el bufete. Sería demasiado confuso para mis clientes”.

“Bueno”, carraspeó Margaret, “después no digas que no te avisé”. Se sentó en el sofá de enfrente y cogio el mando. La pantalla del enorme televisor parpadeó y el programa que había estado viendo volvió a aparecer. Se puso los auriculares y desapareció. Para alguien que se quejaba a diario sobre lo abrumada que estaba con el mundo moderno, Margaret se había adaptado excepcionalmente bien. Era adicta a Libros hablantes, un programa televisivo que daban todos los días y que no sólo informaba a gente como Margaret sobre los libros que merecían descargarse sino que también se los leía en voz alta. Con ochenta y seis años, la vista se le iba y la artritis le impedía sujetar la tablet. Libros hablantes era la solución perfecta.

Stacie echó un vistazo a la pantalla silenciosa. ¿Realmente era esa Davina McCall? Pues sí. Increíble. No parecía mayor de cuarenta y ya por lo menos tenía que tener sesenta. Sonrió para sí misma. Su madre estaba totalmente equivocada. Hoy en día todo era mucho mejor para las mujeres, no peor. Además de todos los maravillosos avances médicos que todos daban por sentado, había otras muchas ventajas que facilitaban la labor de ser mujer. Para Stacie todo había sido muy fácil, tal como Margaret le volvió a recordar. Todo era diferente en sus días. Margaret era hija de un minero de Snaresborough, y no había podido ir a la universidad como Stacie y todas sus amigas. Un minero. Stacie sonrió al pensarlo. Sonaba a un trabajo de otra época. Y lo era. Meterse bajo tierra para cavar sus recursos era algo impensable hoy en día. Ella jamás había visto un trozo de carbón. La sola idea del carbón le parecía algo, sucio como mínimo. Hoy en día la energía era literalmente limpia. Viento, agua, olas . . . esas líneas de blancos molinos de viento que salpican la costa de Inglaterra a modo de valla era un precio insignificante para asegurarse de que nadie tuviera que ir bajo tierra nunca más. Nunca conoció a su abuelo; murió antes de que ella naciera, pero Margaret solía hablar a menudo de él. Especialmente

Page 5: 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían

8

después de todo el problema con su padre. Su abuelo jamás habría hecho lo que hizo Jack Smalls.

Miró a su madre otra vez, completamente absorta en el libro que Davina estaba leyendo. Su madre tenía un gusto muy variado por la lectura — Tolstoy, Turgenev, Grisham, Keyes y casi cualquier autor entre estas épocas. Nacida en 1939 la víspera de la Segunda Guerra Mundial, siempre había trabajado, a pesar de no tener una “profesión” en sí, como Stacie. Stacie y Toby pertenecían a la generación que los periódicos llamaban “niños de la llave”, que volvían a una casa vacía, se hacían la cena, y hacían solos los deberes. Margaret y Jack trabajaban mucho, decididos a darles a sus hijos todas las oportunidades que a ellos se les había negado. Se necesitaban dos sueldos y todas las horas habidas y por haber para salir adelante. Colegios privados, una gran casa con jardín en Richmond y vacaciones dos veces al año en algún país soleado. Stacie no recuerda que jamás le importara el hecho de no ver a sus padres muy a menudo. No conocía a nadie cuyos padres trabajaran los dos. Y en cualquier caso, tanto ella como Toby estaban en internados casi todo el año. . . y, quizás, a ella le habría gustado ver más a su padre, y ahora que todo estaba claro y se sabía por qué no había sido así, comprendió la razón por la que su madre seguía tan dolida. Aún así, intentó tranquilizar a Margaret ya que era difícil echar de menos algo que realmente nunca se había tenido. Margaret no quedó muy convencida.

Entonces echó un vistazo a la mesita que estaba junto a ella. Su iD estaba bocabajo, y la atractiva luz color turquesa parpadeaba. La cogió y le dio la vuelta. Y lentamente la cara de Hugo se cristalizó frente a ella. Sonrió.

“Hola nene”, dijo, poniendo la mano de forma protectora sobre el montículo que formaba su estómago. “¿Qué tal?”

“Agotado”, dijo él sonriendo. “¿Qué tal está el bebé?” Podía verla moviendo la mano.

“Pataleando. ¿Y la reunión?” Hugo estaba en Shanghai para cerrar un trato en el que él y sus compañeros habían trabajado casi dos años. Solía bromear sobre cómo se hacían los negocios hoy en día —Cliff y él pasaban semanas e incluso meses hablando con gente en el otro extremo del mundo sin ni siquiera verlos en persona. Negociaban, discutían, reían, gritaban y llegaban a conocerse durante meses, aunque cuando el trato estaba listo, todo el mundo insistía en cerrar el trato con un apretón de manos, especialmente los chinos. Se lo exigía su anticuado sentido de la etiqueta y como la mayor parte de la economía mundial dependía de ellos, el resultado final solía ser un viaje a Shanghai o Beijing.

“Ya falta poco. Sólo queda una firma y todo listo”. Parecía cansado, pensó ella. Pulsó “P”. La pantalla se amplió para captar el panorama que lo rodeaba. Cliff estaba junto a él, toqueteando su iD. Seguro que estaría hablando con Janet, su mujer. El bar del hotel era muy bonito —luces brillantes y, en la distancia, una piscina resplandeciente que parecía flotar sobre la espectacular ciudad iluminada. En Shanghai era casi media noche. Tocó de nuevo la pantalla y al instante aparecieron todas las estadísticas: 36°C, mayormente nublado, viento N a 22 km/h, 70 % de humedad.

“Treinta y seis grados”, sonrió ella. “¡Y es casi medianoche!”.

“Tenías que haber estado aquí por la tarde, hacía casi cuarenta”.

“Bueno, aquí también hace bastante calor. Mi madre se ha vuelto a dormir. No soporta el calor”.

“¿Has mirado cómo va a estar el tiempo el siete?”

“No, se me ha pasado. Un segundo. . .” Rápidamente movió el calendario por la pantalla: sábado, 7de junio del 2025. Amanecer: 04:45. Ocaso: 21:14. Temp: 24°C, soleado, viento SE a 3 mph, humedad 54 %. Lee las estadísticas en alto. “Suena perfecto, ¿no?”

“Por eso lo elegimos, ¿recuerdas?”

“Ya lo sé. Siempre se me olvida. ¿Quién es esa chica junto a Cliff?”, preguntó. Había dejado su iD y hablaba con una mujer de pelo rubio sentada en el taburete junto a él. Perfume: Miss Dior. El sensor del iD de Hugo detectó la fragancia de la mujer, y transmitió los datos a miles de kilómetros dondedonde estaba Stacie, mientras su madre roncaba suavemente.

“Ni idea. Una chica a la que conoció ayer”.

“Ah”.

“Ahora, ahora”, Hugo rió bromeando. “No empieces, cariño. Tengo que irme. Mañana tenemos que levantarnos pronto. Déjame darle un beso a la barriguita”.

Stacie inclinó el iD hacia su estómago. “Vuelve pronto”, dijo, a la vez que él le lanzaba un beso que llenó todo el aire. “Te echamos de menos”.

“Yo también, cariño. Te llamo mañana. Te quiero”.

“Yo también”. Hubo un chasquido suave al desaparecer su imagen de la pantalla. Ella miró a la pantalla vacía durante unos segundos, moviendo los dedos. ¿Lo hago . . . ? Pam, su mejor amiga, le había instalado Trax hacía tan solo un par de semanas. Era la mejor aplicación que existía, diseñada por una mujer, claro está. Utilizaba el sistema GPS del teléfono para seguir los movimientos del propietario sin que este fuera consciente y —esta es la mejor parte— sin que el iD ni siquiera estuviera encendido. Unos sensores minúsculos transmitían una gran cantidad de datos: el sonido de las conversaciones, la temperatura corporal, el rastro de alcohol en el aire, el perfume. . . todas las pistas necesarias para saber con quién está alguien, qué hace, dónde está. . . justo hasta los centímetros más cercanos a la persona. Ya ha pasado la época en que había que quedarse en casa preguntándonos dónde estaba nuestra pareja o con quién, o incluso, si realmente estaba donde decía que estaba. Si Trax hubiera existido en la época de Jack Smalls.

8 9

Page 6: 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían

10

. . bueno, quizás todo hubiera sido diferente. Almenos Margaret no habría sufrido la indignidad de sentirse traicionada — y encima durante casi veinte años. Y además, por su mejor amiga. No es de extrañar que siguiera tan dolida. Otra familia, durante veinte años, viviendo en el otro extremo de la ciudad.

Los dedos de Stacie dudaban si activar o no Trax. No, no debía. No tenía razón alguna para seguir los movimientos de Hugo ni tener ningún tipo de duda sobre él. Siempre había sido completamente honesto con ella; jamás desconfió de él. Para comenzar no sabía por qué había permitido que Pam le instalara Trax. No se trataba sólo de husmear en la vida de tu pareja. Desde que salió hacía un par de años, muchas cosas habían mejorado. La gente ya no desaparecía por arte de magia. Los secuestros y asesinatos disminuyeron más de un cincuenta por ciento. Ya no desaparecían niños a la vuelta del colegio, todos tenían el pequeño chip que los adultos instalaban en sus iDs insertado cuidadosamente en la piel de sus muñecas, para protegerlos de forma invisible, veinticuatro horas al día, trescientos sesenta y cinco días al año. Los niños podían entrar y salir a su libre albedrío, algo inusitado cuando Stacie y Toby eran jóvenes. Los padres ya no tenían por qué preocuparse. Pronto, pensaba Stacie, se quedaría sin trabajo. Sonrió irónicamente. La mayoría de sus casos estaban relacionados con fraudes, nada de lesiones. Ni siquiera recordaba la última vez que había defendido a un cliente acusado de homicidio.

Su madre tuvo uno de esos violentos sobresaltos que suelen ocurrir entre una fase del sueño y la siguiente. Su brazo tembló por un instante, luego se calmó. Murmuró algo ininteligible con un tono suave. Stacie se sintió sobresaltada por una ola de ternura hacia su anciana madre. Era gracioso, pensó. Al final, en vez de toda la tecnología sofisticada a disposición de todos, aún teníamos que basarnos en nuestros instintos para todo lo humano: compasión, ternura, confianza. Los chinos tenían razón. Para cerrar un trato hay que darse la mano, mirarse a los ojos, hombro con hombro, juntos, no mediante una pantalla cualquiera. Pasaba igual con ella y Hugo. Con un solo golpecito en Trax podía abrirse — y a él también, sin su conocimiento, lo cual era todavía pero — a una vida llena de comprobaciones, sospechas y dudas. Sí, Trax podría haber evitado el dolor de Margaret causado por la infidelidad de su marido pero no habría salvado su matrimonio. La cosa se habría acabado antes, eso solo.

Puso su iD a un lado, de nuevo bocabajo. Se volvió a poner la mano en el estómago. El bebé, como si la sintiera, dio un suave codazo. Y luego otro. Estoy aquí. Después su mano derecha hizo algo inesperado. La acercó hacia el pecho, en el lugar donde imaginaba estaría el corazón. Eso era lo importante, ¿no? Exactamente, todo el mundo sabe que el músculo miogénico llamado corazón, responsable del bombeo de la sangre por los vasos sanguíneos mediante contracciones rítmicas repetitivas, existe en todos los animales con un sistema circulatorio. Esa es una forma de describirlo. Aunque el corazón también es el lugar y el espacio para el amor, ese sentimiento intangible y escurridizo que no se puede ver, oír, tocar ni degustar. . . pero uno lo sabe. Ella sabía que quería a su madre. Sabía que quería a Hugo y al bebé que estaba por llegar. Lo sabía. Un iD, a pesar de todo lo práctico que pueda ser y todos los fabulosos poderes que pueda tener, no puede sustituirlo ni enseñarle a amar. ¿Cómo era esa cancioncilla de los sesenta que Margaret solía tararear? It makes the world go round. ¿O era la coca-cola? Sonrió, ahora no podía recordarla.

10

Page 7: 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían

1312

sobre Forum for the FutureForum for the Future es una organización sin fines de lucro que colabora a nivel global con las empresas y las administraciones para crear un futuro sostenible. Contamos con 15 años de experiencia inspirando nuevas ideas, formando colaboraciones creativas y desarrollando proyectos prácticos de innovación para cambiar el mundo. Nuestro objetivo es transformar los sistemas cruciales de los que todos dependemos, como los alimentos, la energía o la economía, para cumplir con los desafíos del siglo XXI.

Forum colabora con más de 100 socios del sector empresarial y del sector privado. Somos especialistas en un enfoque de “innovación del sistema” en lo que respecta a la sotenibilidad, y en el uso de potentes herramientas como los “futuros”, el desarrollo de un modelo empresarial sostenible e innovador para contribuir al éxito de todas las empresas. Compartimos nuestra filosofía y herramientas con todo el mundo, incluida la organización de un máster para los líderes del futuro y la publicación de una importante revista sobre las soluciones medioambientales y los futuros sostenibles, Green Futures.

El papel de Forum for the Future en FutureScapes es diseñar y ofrecer el proceso para el futuro y el conocimiento sobre la sostenibilidad.

www.forumforthefuture.org

sobre sonySony es una empresa líder global innovadora en el campo del audio, vídeo, comunicaciones y productos de la tecnología de la información tanto para los consumidores como para los profesionales. Ofrece la cadena completa de alta definición con sus negocios de productos electrónicos, música, imagen, juegos y servicio on-line, y es una de las marcas de entretenimiento digital líderes del mundo que emplea a más de 170.000 personas en todo el mundo.

Sony reconoce que sus negocios tienen un impacto directo e indirecto en las sociedades en que opera y considera la sostenibilidad como parte integral de la filosofía y actividades de nuestra empresa. Nuestras colaboraciones con organizaciones no gubernamentales como WWF, UNICEF y Save the Children respaldan nuestro papel de empresa global responsable. Nuestro plan medioambiental global “Road to Zero” confirma nuestro objetivo a largo plazo de alcanzar un medioambiente con impacto ecológico cero (con el control del cambio climático, la conservación de los recursos, el control de las sustancias químicas y la biodiversidad) en todo el ciclo vital de nuestros productos y actividades empresariales para el 2050, además de fijarnos metas específicas a medio plazo en línea con dicho objetivo.

Sony considera que la tecnología puede contribuir positivamente a la solución de conflictos sociales y medioambientales, tanto hoy como en el 2025. Tenemos un gran historial en innovación abierto a la sostenibilidad con nuestras iniciativas Forest Guard y Open Planet Ideas.

El papel de Sony en FutureScapes es utilizar el alcance de nuestra marca y nuestro conocimiento tecnológico, imaginación e innovación para animar a la participación del mayor público posible en una colaboración abierta para que todos podamos contribuir e innovar mejor para un futuro incierto.

Para informarte sobre nuestras actividades corporativas de sostenibilidad, visita: www.sony.es/eco

Page 8: 22002710 FutureScapes brochure Lesley L ES · prensa de las Islas Británicas que podía imprimirlas, se trataba de un hombre de Peebles, un lugar cerca de Edimburgo. Les habían

ilustraciones de scriberia

www.sony.es/futurescapes