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1 Europa y sus “populismos” José María Tortosa mundomundialtortosa.blogspot.com Un fantasma recorre Europa: el fantasma del populismo. La palabra “populista” se usa cada vez más en el vocabulario político y periodístico, a veces como si se tratase de una gran novedad. No lo es. El caso es que la palabra se viene usando desde finales del siglo XIX dando nombre a toda un corriente política en la Rusia de 1860-1879 llamada de los “Narodniki” (literalmente “populistas”, de narod, pueblo, eslavófilos) enfrentados a los “Zapadniki” (occidentalizadores, cosmopolitas). También en los Estados Unidos, entre 1891 y 1919, existió un Populist Party como después lo serían corrientes latinoamericanas como el peronismo en Argentina y sus avatares. No es nuevo, pues. Aquí se utilizará como término descriptivo aunque consciente de que es usado de manera negativa o despectiva por partidos y medios de comunicación que no comulgan con las ideas de los que clasifican como “populistas” o se autocalifican como tales. Hay, pues, una concepción positiva del populismo que aquí tampoco se va a utilizar, pero sí es preciso partir del reconocimiento de tal tendencia 1 . El tratamiento que se le va a dar aquí es otro. En primer lugar, se intentará ver la importancia del tema según voces diversas. Después, se enumerarán algunas de las personas y partidos que son clasificados como “populistas” con alguna referencia particular a casos concretos como el de Portugal o, en el otro extremo, Italia. En tercer lugar, se verá qué tienen en común las diversas definiciones del término. En cuarto lugar, se enumerarán los factores que parecen haber producido esta proliferación contemporánea para finalizar 1 Ver, por ejemplo, Jorge Verstrynge, Populismo. El veto de los pueblos, Barcelona, El Viejo Topo, 2017, y el prólogo de Pablo Iglesias Turrión.

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Europa y sus “populismos”

José María Tortosamundomundialtortosa.blogspot.com

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del populismo. La palabra “populista” se usa cada vez más en el vocabulario político y periodístico, a veces como si se tratase de una gran novedad. No lo es. El caso es que la palabra se viene usando desde finales del siglo XIX dando nombre a toda un corriente política en la Rusia de 1860-1879 llamada de los “Narodniki” (literalmente “populistas”, de narod, pueblo, eslavófilos) enfrentados a los “Zapadniki” (occidentalizadores, cosmopolitas). También en los Estados Unidos, entre 1891 y 1919, existió un Populist Party como después lo serían corrientes latinoamericanas como el peronismo en Argentina y sus avatares. No es nuevo, pues.

Aquí se utilizará como término descriptivo aunque consciente de que es usado de manera negativa o despectiva por partidos y medios de comunicación que no comulgan con las ideas de los que clasifican como “populistas” o se autocalifican como tales. Hay, pues, una concepción positiva del populismo que aquí tampoco se va a utilizar, pero sí es preciso partir del reconocimiento de tal tendencia1.

El tratamiento que se le va a dar aquí es otro. En primer lugar, se intentará ver la importancia del tema según voces diversas. Después, se enumerarán algunas de las personas y partidos que son clasificados como “populistas” con alguna referencia particular a casos concretos como el de Portugal o, en el otro extremo, Italia. En tercer lugar, se verá qué tienen en común las diversas definiciones del término. En cuarto lugar, se enumerarán los factores que parecen haber producido esta proliferación contemporánea para finalizar planteando qué podemos aportar al respecto. Obsérvese que solo al final se introducirá una consideración sobre cómo “deberían de ser” las cosas, es decir, un enfoque normativo. Esta introducción será breve a diferencia del intento que subyacerá al grueso de este trabajo y que será de índole empírica: reflejar lo que otros han reflejado sin entrar a valorar si lo que reflejan es bueno o malo y, en más de un caso, sin entrar a discutir si nos encontramos ante “alternative facts” o “fake news” de las que el gobierno Trump hace abundante uso o critica ácidamente y cuya evaluación empírica excede a las competencias del presente autor.

1. La cosa va en serio

Vaya un rápido recorrido por opiniones de muy diverso origen geográfico e ideológico sobre la importancia que tiene el “populismo” contemporáneo.

En primer lugar, un artículo de David Held sobre el inminente colapso del orden liberal iniciado en la post-guerra (se refiere a la II Guerra llamada Mundial). Según dicho autor, hay cuatro signos de tal inminencia, a saber, la presidencia del Donald Trump en los Estados Unidos, el llamado Brexit o sea la salida de la Unión Europea por parte del

1 Ver, por ejemplo, Jorge Verstrynge, Populismo. El veto de los pueblos, Barcelona, El Viejo Topo, 2017, y el prólogo de Pablo Iglesias Turrión.

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Reino Unido, el viraje político impuesto en Turquía por el presidente Erdogn y, sí, el auge de “la derecha populista” (sic) a lo largo de los Estados Unidos y Europa2.

En términos mucho más concretos se expresaba la agencia de calificación Fitch sobre el coste de una victoria del populismo en Europa:

En un informe apuntaba que, en el peor de sus escenarios, el crecimiento de la Eurozona podría reducirse por esta causa en un punto porcentual. Algo así como 104.500 millones de euros.España, dicen, sería uno de los principales perjudicados por la victoria de esos populismos. En concreto, las posibles victorias de Marine Le Pen en Francia, del Partido de la Libertad en Holanda y el ascenso de Alternativa por Alemania afectaría de manera muy directa a España, así como al conjunto de países de la periferia3.

Se comprenderá la preocupación que generó el encuentro “Freedom for Europe”, calificado como de la Internacional Nacionalista4, celebrado en Coblenza a principios de 2017 organizado por Alternativa para Alemania (AfD) y con asistencia de diversos líderes de partidos calificados de “populistas de derechas”5. Si Amnistía Internacional consideraba “peligrosa” la deriva securitaria producida en los 14 países europeos analizados por dicha ONG, se entenderá lo que podría pensar de un triunfo simultáneo de estas fuerzas6, en concreto, Wilders en Holanda y Le Pen en Francia, todos ellos euroescépticos.

Que esos planteamientos, tildados de populistas, afectan y afectarán a la Unión Europea, está fuera de discusión. De hecho, las perspectivas expresadas por Jean-Claude Juncker, jefe del ejecutivo europeo7, no son precisamente halagüeñas. En una entrevista publicada en febrero de 2017 manifestaba sus dudas sobre la capacidad de los europeos para permanecer unidos (dicho al margen de que muchos europeos nunca han estado unidos en esa Unión, como sucede con Noruega o Suiza). Desde otro frente, Yanis

2 David Held, “Broken Politics: from 9 / 11 To Today”, Social Europe, 27 January 2017, https://www.socialeurope.eu/2017/01/broken-politics-911-today3 Tomado de Daniel Viaña, “El coste de la victoria de populismo en Europa: 100.000 millones”, El Mundo (España), 24/01/2017, http://www.elmundo.es/economia/2017/01/24/588729e1e5fdea28498b45b8.html. Son estimaciones problemáticas, como la del gobernador Villeroy atribuyendo al hipotético “Frexit” un coste de 30.000 millones al año.4 Scott Malcomson, “The Nationalist International”, The World Post, Jan 23, 2017 http://www.huffingtonpost.com/entry/the-nationalist-international_us_58862761e4b0111ea60b98855 Ver The Guardian (UK), 21 January 2017, https://www.theguardian.com/world/2017/jan/21/koblenz-far-right-european-political-leaders-meeting-brexit-donald-trump. Es instructivo comparar las propuestas de estos líderes con la caracterización de las políticas de Donald Trump que se hace en David Held y Kyle Mcnally, “Trump handbook for aspiring autocrats”, Open Democracy, 15 February 2017, https://www.opendemocracy.net/david-held-kyle-mcnally/trump-handbook-for-aspiring-autocrats6 Ver Le Monde (Francia), 17.01.2017, http://www.lemonde.fr/societe/article/2017/01/17/pour-amnesty-international-la-derive-securitaire-en-europe-est-dangereuse_5064306_3224.html7 « Jean-Claude Juncker, le chef de la Commission européenne, étale son pessimisme », Le Monde, 12.02.2017, http://www.lemonde.fr/europe/article/2017/02/12/les-doutes-du-president-de-la-commission-europeenne-jean-claude-juncker_5078583_3214.html

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Vaoufakis defendía, por las mismas fechas8, la existencia de la Unión como “alternativa al nacionalismo de Trump”, haciendo de la Unión un medio para evitar “la barricada de los estados nacionales” y el “enfrentamiento de ‘nuestra’ gente contra la de los ‘otros’ atrincherados en muros separadores”. Si es así y los que gobiernan se muestran tan pesimistas y el optimismo hacia la Unión lo manifiestan los que tienen muy escasas probabilidades de gobernar, el resultado es que el camino queda abierto a esta “internacional” que tiene, en su programa, el “exit”, empezando por el Brexit ya en marcha. En otras palabras, estos populismos ponen en riesgo la existencia de la Unión Europea9.

Para completarlo, puede verse lo publicado por el National Intelligence Council, la “comunidad de inteligencia” estadounidense (CIA, NSA y demás) en su periódico Global Trends este año dedicado a las Paradox of Progress. Entre los Trends Transforming the Global Landscape, está, en efecto, el auge del populismo a cuyas características se hará referencia aquí más adelante10.

2. A quiénes llaman populistas

Se habrá observado que en los contextos recién citados la preocupación parece centrarse en los “populismos de derechas”, cosa curiosa cuando, como se verá de inmediato, también los hay “de izquierdas”, cosa que suele ser mayor objeto de atención de partidos como el Partido Popular español.

Véase, a este respecto, la lista que proporcionaba el periódico ABC (España) a principios de 2016: Bernie Sanders, Donald Trump, Marine Le Pen, Jaroslaw Kaczynski, Pablo Iglesias, Alexis Tsipras, Yanis Varoufakis y Beppe Grillo11. La lista, como se verá de inmediato, está incompleta, pero ya permite algunas observaciones. La primera, que incluye, en efecto, líderes de la llamada “derecha” y de la llamada “izquierda” y, segundo, que dentro de un solo país como los Estados Unidos aparece el demócrata más a la izquierda (pre-candidato frente a Hillary Clinton) hasta el punto de haber usado continuamente la palabra “socialismo” y el actual presidente, nada sospechoso de derechismo. Personas en el gobierno como Trump y Kazynski en la derecha y Tsipras en la izquierda y personas que tienen un muy difícil acceso a él como Varoufakis.

8 Yanis Vaoufakis, “We need an alternative to Trump’s nationalism. It isn’t the status quo”, The Guardian (UK), 22 January 2027, https://www.theguardian.com/commentisfree/2017/jan/22/trumps-nationalism-response-not-globalization9 Algunos líderes europeístas muestran su preocupación por estas tendencias y vuelven a proponer una “Europa a dos velocidades”, algo así como “algo es algo”. Véase “Paris et Berlin misent sur une Europe à plusieurs vitesses », Le Monde, 21.02.2017, http://www.lemonde.fr/europe/article/2017/02/21/paris-et-berlin-misent-sur-l-europe-a-plusieurs-vitesses_5082670_3214.html. Otra cosa es quién vaya a gobernar en los respectivos países.10 January 2017, accesible en https://www.dni.gov/files/images/globalTrends/documents/GT-Main-Report.pdf 11 “Los ocho rostros de moda del nuevo populismo”, ABC (España), 16.9.16, http://www.abc.es/internacional/abci-ocho-rostros-moda-nuevo-populismo-201602160544_noticia.html

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Que la lista es incompleta lo muestra el siguiente cuadro publicado por The Economist12

(datos de 2015) que, además, permite ver que “populista” es un adjetivo aplicable tanto a la “derecha” como a la “izquierda”. El cuadro añade en rojo los partidos favorables a Rusia, en negro los hostiles y el azul a los que no muestran ninguna de estas dos inclinaciones. La introducción del tema “Rusia” guarda relación, evidentemente, con el papel que algunos medios han atribuido a los servicios secretos de dicho país como partícipes en las últimas elecciones presidenciales estadounidenses, en la financiación de partidos como el Frente Nacional en Francia y en la amenaza de intervenir en las diferentes elecciones europeas de 2017. Rusia, personalizada en Putin, ha vuelto a estar bajo la atención mediática a propósito de la temprana renuncia de alguno de los propuestos para formar parte del gobierno Trump.

Se observará que, al igual que en el caso de Sanders y Trump, ambos populistas pero de tendencias políticas diferentes -“izquierda” y “derecha” respectivamente-, Grecia proporciona un partido clasificado como populista y que es de “izquierdas” (Syriza) y otro de “derechas” (Amanecer Dorado). El caso italiano solo proporciona dos, la Lega Nord y Forza Italia (el partido de Berlusconi), pero no incluye el 5 Stelle que, como después se verá, otros clasifican con base empírica como populista aunque tal vez no tanto como la Lega Nord.

No debe tomarse, pues, el cuadro que sigue como fuente definitiva sobre el asunto. Y lo mismo se puede decir de cualquiera de las fuentes que se están utilizando en el presente

12 http://www.economist.com/news/briefing/21643222-who-backs-putin-and-why-kremlins-pocket . El rechazo en Finlandia es comprensible si se tiene en cuenta la historia.

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trabajo, todas, casi por definición, problemáticas, argumento que se retomará en el epígrafe final de estas páginas.

2.1. Diferencias entre hacer campaña y gobernar

Como un caveat a muchas de las discusiones que acompañan el presente tema, léanse con detenimiento los siguientes dos párrafos y piénsese quién pueda ser su autor:

"No me interesa defender un sistema que, durante décadas, ha servido a los intereses de los partidos políticos a expensas de la gente. Miembros de ese club (consultores, encuestadores, políticos, tertulianos y lobbies) se han hecho ricos mientras la gente [...] se empobrecía y quedaba aislada"."El único antídoto para las décadas de ruinoso gobierno en manos de una pequeña élite es una audaz infusión de voluntad popular. En cualquier tema que afecta a este país, el pueblo tiene razón y la élite gobernante está equivocada"

No es de extrañar, por ejemplo, que el lector español haya contestado: Pablo Iglesias. Sin embargo, no es así. Son palabras extraídas de un artículo firmado por Donald Trump, publicadas precisamente en el Wall Street Journal en 2016, en campaña electoral, lejos todavía de la presidencia13.

Ya en la presidencia, estas dos frases reflejan la misma problemática. Están tomadas de su discurso inaugural:

“Durante demasiado tiempo, un pequeño grupo de personas en la capital de nuestra nación ha cosechado los frutos del gobierno mientras el pueblo soportaba los costes. Washington prosperaba, pero el pueblo no compartía su riqueza. Los políticos prosperaban, pero el empleo desaparecía y las fábricas cerraban. El aparato se protegía a sí mismo, pero no a los ciudadanos de nuestro país” “Porque hoy no solo estamos traspasando el poder de un gobierno a otro ni de un partido a otro, sino que estamos transfiriéndolo de Washington, D.C. al pueblo americano”.

La advertencia, como se podría haber obtenido también en Grecia a partir de Tsipras o de su partido Syriza14, es que estos planteamientos electorales no coinciden con las prácticas conocidas con posterioridad, por lo menos cuando permiten afirmar, y en su caso probar, en el Washington Post que su equipo es de “falsos populistas” y

13 Donald Trump, “Let Me Ask America a Question, How has the ‘system’ been working out for you and your family? No wonder voters demand change”, Wall Street Journal, 14.4.16, https://www.wsj.com/articles/let-me-ask-america-a-question-146067588214 Sus diferencias entre campaña electoral y puesta en práctica de políticas concretas en el gobierno pueden verse en C.J. Polychroniou y Nikolaos Karagiannis, “Greece Under Continuous Siege: Syriza's Disastrous Political Stance”, Truthout, February 16, 2017, http://www.truth-out.org/opinion/item/39521-greece-under-continuous-siege-and-syriza-s-disastrous-political-stance. Recuérdese la manifestación de pensionistas sobre los sucesivos recortes en sus pensiones públicas.

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“compinches capitalistas”15, que “Donald Trump ha reunido el equipo de gobierno más rico en toda la historia estadounidense”16 y que su presentación como hombre común que lucha contra una conspiración de intereses financieros es falsa17. Mucho más claro es un informe18 de Public Citizen analizando el primer mes de esa presidencia y concluyendo, tal vez extremando la nota y que no se va a traducir:

Month One of Donald Trump’s Presidency: Enriching His Private Business, Carrying Out a Corporate Takeover and Putting Profits Before People

No se trata de llegar a afirmar, como hace Richard Falk19, que aquí hay elementos pre-fascistas necesariamente, aunque se volverá ese asunto. Se trata de levantar acta de la incoherencia entre lo anunciado en campaña y lo llevado a cabo desde el poder, asunto en el que no necesariamente está lejos del comportamiento de los políticos tradicionales y, si se trae a colación aquí, es para levantar acta de una dificultad adicional en esta indagación: clasificar a un partido por sus planteamientos en campaña electoral, no es lo mismo que hacerlo por sus prácticas observables en el caso de que llegue al gobierno o, incluso, en el caso de que tome determinadas decisiones de orden interno, por ejemplo, como ha sucedido con Podemos en España, cuando se estructura el partido realmente de forma contradictoria a como se predica verbalmente.

2.2. Diferencias dentro de Europa

Una segunda advertencia es mucho menos discutible: la presencia de partidos o comportamientos políticos clasificados como “populistas” cambia mucho de país a país. Intervienen, como en el caso de Finlandia recién indicado, factores históricos y diferencias en las condiciones políticas y económicas locales como después se verá. Pero, de momento, basta con levantar acta de lo que tal vez sean los dos extremos de “populismo” en Europa. Por un lado, Portugal y, por el otro, Italia.

15 Katrina vanden Heuvel, “Trump's team of faux populists and real crony capitalists”, Washington Post, December 06, 2016, https://www.washingtonpost.com/opinions/trumps-team-of-faux-populists-and-real-crony-capitalists/2016/12/06/236b4ed4-bb14-11e6-ac85-094a21c44abc_story.html16 Jim Tankersley, “Donald Trump is assembling the richest administration in modern American history”, Washington Post, November 30, 2016, https://www.washingtonpost.com/news/wonk/wp/2016/11/30/donald-trump-is-assembling-the-richest-administration-in-modern-american-history/. Más datos en “Los millonarios del equipo Trump”, El Economista, 16 de febrero de 2017, http://eleconomista.com.mx/infografias/ben-carson/2017/01/18/millonarios-equipo-trump.17 Matt Taibbi, “Trump's Repeal of Bipartisan Anti-Corruption Measure Proves He's a Fake”, Rolling Stone, 16 February 2017, http://www.rollingstone.com/politics/features/trumps-repeal-of-anti-corruption-measure-proves-hes-a-fake-w46724018 Rick Claypool, “For-Profit President”, Public Citizen, February 20, 2017, http://www.citizen.org/documents/for-profit-president-trump-first-month-report.pdf19 Richard Falk, “Trump’s Pre-Fascism and Progressive Populist Opportunities”, 25 January 2017, https://richardfalk.wordpress.com/2017/01/25/trumps-pre-fascism-and-progressive-populist-opportunities/

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“Portugal es un país en el que el populismo no da votos”. Es frase de António Guterres, secretario general de la ONU, en una entrevista para el Diário de Notícias20. El hecho es que no se encuentran partidos o movimientos que puedan clasificarse como tales. No hay planteamientos de Lusexit ni hay partidos que se identifiquen con el movimiento europeo de corte populista (ni de derechas ni de izquierdas).

A lo que parece, dicen, el electorado ha interiorizado la cuestión del déficit y la deuda y las decisiones que los gobiernos han tomado con el argumento (que también conocen los españoles) de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, asumiendo las consecuencias de la crisis con relativa resignación. Sin embargo, también se dice que se dan las condiciones para que el populismo aparezca como puede percibirse en determinados programas televisivos y en la prensa que más vende y, sobre todo, en las redes sociales, lo cual hace que las personas que comulgan con tales frustraciones se encuentran sin representación política convencional, así que la situación podría ser peligrosa21.

En el otro extremo de los planteamientos sobre el populismo se encontraría Italia donde “el lenguaje hiper-simplificado, la referencia continua a la gente y al enemigo, la retórica contra le élite y la construcción de la figura salvífica del líder” se encuentran ampliamente difundidos entre los líderes políticos del momento, Salvini, Meloni, Grillo y, entonces, Renzi. La producción de estos en las redes sociales ha sido sometida a medida para encontrar la presencia de tales comportamientos o planteamientos sobre todo en Twitter con curiosas y sugestivas analogías con el caso estadounidense. Cierto que, entre estos líderes, se dan diferencias acusadas. El resultado de este análisis no es el mismo para Renzi que para Salvini superior en temas populistas a Grillo22.

La conclusión (provisional como todo este texto) es que va a ser difícil encontrar elementos europeos comunes en el auge (o inexistencia) del populismo. Características históricas e idiosincráticas pueden pesar más que una supuesta ola de populismo, ese “fantasma que recorre Europa”.

3. Qué es el populismo

Hasta ahora se ha presentado el populismo que aparece en los diversos medios sin que, por lo general, vaya acompañado de una definición del mismo. Vayan, pues, tres caracterizaciones del fenómeno contemporáneo desde fuentes muy diversas.

20 António Guterres, “Portugal é um país onde o populismo nâo dá votos”, Diário de Notícias, 01 de Janeiro de 2017, http://www.dn.pt/portugal/interior/portugal-e-um-pais-onde-o-populismo-nao-da-votos-5580231.html 21 Véanse estos argumentos en Nuno Ribeiro, “Populismo em Portugal vive na orfandade”, Público, 2 de Outubro de 2016, https://www.publico.pt/2016/10/02/politica/noticia/populismo-em-portugal-vive-na-orfandade-1745673 22 El orden sería Matteo Salvini, Beppe Grillo, Giorgia Meloni y Matteo Renzi, según informa Davide Piacenza en “Da Grillo a Renzi, la scienza misura il populismo italiano”, Pagina99, 1 ottobre 2016, http://www.pagina99.it/2016/10/01/grillo-meloni-renzi-salvini-la-scienza-misura-il-populismo-italiano/

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La primera proviene de uno de los inspiradores del partido español Podemos que ya ha aparecido como populista en epígrafes anteriores. Se trata de una lista que Gino Germani hace a partir de La razón populista, libro del argentino Ernesto Laclau, uno de los inspiradores del citado partido.

“El populismo”, se dice en la cita, “generalmente incluye componentes opuestos, 1. como ser el reclamo por la igualdad de derechos políticos y la participación

universal de la gente común, 2. pero unido a cierta forma de autoritarismo a menudo bajo un liderazgo

carismático. 3. También incluye demandas socialistas (o al menos la demanda de justicia

social), 4. una defensa vigorosa de la pequeña propiedad, 5. fuertes componentes nacionalistas, 6. y la negación de la importancia de la clase. 7. Esto va acompañado de la afirmación de los derechos de la gente común como

enfrentados a los grupos de interés privilegiados, generalmente considerados contrarios al pueblo y a la nación.

Obsérvese, de entrada, la semejanza que tiene el tercer punto con las afirmaciones ya citadas de Donald Trump.

La segunda proviene de Moisés Naïm23, de origen venezolano, pero en la órbita actual del periódico español El País. Dice así:

1. Nosotros frente a ellos: el pueblo contra las élites2. Catastrofismo: el pasado es terrible3. Ellos son el enemigo, interno y externo, que hay que criminalizar4. Militarismo frente a diplomacia5. Deslegitimar a los expertos por formar parte de las élites6. Deslegitimar a la prensa7. Debilitar los checks and balances (controles y equilibrantes)8. Aproximación mesiánica: la solución soy yo

Vuelve a aparecer, en el punto 1, esa idea del pueblo frente a las élites. Un repaso a las políticas, desde el gobierno y la oposición, de los llamados “populistas” europeos, muestra notables coincidencias con las características enumeradas por Naïm.

El tercer lugar lo ocupa el ya citado Global Trends publicado en 2017 por el National Intelligence Council24. Su caracterización del populismo, una de las tendencias que, en su opinión, podría trasformar el mundo, es la siguiente:

23 Citado por Javier Ayuso, “¿Quién gobernará en un mundo roto?”, El País, Ideas, 29 de enero, 2017.24 Ver nota 6.

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1. Los populistas, tanto de derechas como de izquierdas, han estado creciendo a lo largo de Europa

2. Se caracterizan por su sospecha y hostilidad hacia las élites, la política convencional y las instituciones establecidas

3. Reflejan el rechazo de los efectos económicos de la globalización 4. y la frustración producida por las respuestas de las élites políticas y económicas

a las preocupaciones del público5. Los sentimientos anti-inmigración y xenófobos en las democracias centrales de

la alianza Occidental pueden debilitar algunas de las fuentes tradicionales de fortaleza de Occidente para cultivar sociedades diversas y promover el talento global.

6. Los movimientos populistas y sus líderes, ya sean de derechas o de izquierdas, pueden aprovechar las prácticas democráticas para fomentar, por un lado, un apoyo popular que consolide su poder a través de un ejecutivo fuerte y, por otro lado, la lenta pero constante erosión de la sociedad civil, el estado de derecho, y las normas de tolerancia.

Una encuesta del Pew Research Center25 pone de relieve una de las características adicionales de los partidos populistas (de derechas), a saber, que sus seguidores tienden a ver la cultura como parte fundamental de su identidad, cosa que encaja con el punto 3 de Naïm y 4 de Global Trends.

25 January 31, 2017, http://www.pewglobal.org/2017/02/01/what-it-takes-to-truly-be-one-of-us/pg-02-01-17_national-identity-0-00/

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El gráfico a partir de dicha encuesta tiene, además, la ventaja de hacer aparecer un partido del que no se había hecho referencia hasta ahora en este texto, a saber, los Demócratas Suecos en sintonía con problemas de xenofobia producidos en dicho país.

El gráfico, además, tiene alguna sugestiva anomalía: construido según el porcentaje que la población del respectivo país atribuye a la identidad, de mayor a menor, sin embargo sus correspondientes partidos populistas no siguen ese orden para Italia (Lega Nord, al fin y al cabo) y Holanda.

Queda una última caracterización del populismo económico a partir de un trabajo de Sebastian Edwards y Duriger Dornbusch26. Según ellos, se trataría del enfoque económico que:

1. “pone el énfasis en el crecimiento y la redistribución de la renta 2. mientras reduce el énfasis en los riesgos de inflación y déficit financiero, las

limitaciones externas y la reacción de los agentes económicos ante políticas agresivas de no-mercado”.

3. Los enfoques populistas “fracasan en resumidas cuentas”, no porque la economía conservadora es mejor sino como “resultado de políticas insostenibles”.

Se reproduce aquí no por prurito economicista, sino porque introduce elementos que parecen corresponderse con la realidad observable en dichos partidos, pero que no son considerados por las definiciones tanto partidarias (Laclau) como contrarias (Naïm) como tecnocráticas (NIC).

Obvio que no es posible, llegados aquí, proporcionar una definición definitiva. Parece suficiente contentarse con estas caracterizaciones de un fenómeno que, como se ve, no se deja definir fácilmente, dadas sus desdibujadas fronteras con otras propuestas políticas que influyen en la redacción de una propuesta populista al tiempo que esta influye en las de los partidos convencionales. Sin embargo, sí parece tener sentido plantearse qué es lo que está produciendo esta marea que, como se ha visto, no afecta por igual a todos los países considerados, pero sí acaba afectándoles de una forma u otra, aunque no sea más que por perceptible de su ausencia.

4. Qué los fomenta

Llegados aquí pueden ya extraerse algunas conclusiones siempre provisionales. La primera y más clara es que no quedan claras las fronteras entre partidos “populistas” y no-populistas, siendo, además, como es, un grupo muy heterogéneo con diferencias insalvables entre xenófobos (con variantes entre ant-inmigrantes, islamófobos o antijudíos) y no-xenófobos, derecha e izquierda y posicionamientos geopolíticos, como 26 Citado por Andrés Velasco, “How Economic Populism Works”, Project Syndicate, February 7, 2017, https://www.project-syndicate.org/commentary/economic-populism-temporary-success-by-andres-velasco-2017-02

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se ha visto aquí en el caso de actitudes hacia Rusia. Las listas, en efecto, no son coincidentes como tampoco lo son las definiciones del fenómeno que no siempre permitirían incluir entre los “populistas” a los periodísticamente denominados tales y, sobre todo, que siempre permitirían encontrar elementos en tales definiciones que se encuentran en los no-emergentes o los no-etiquetados como populistas.

Este último asunto exige alguna consideración adicional ya que parecería que nos encontramos ante un fenómeno que, aunque de fronteras difusas, sí afecta al conjunto de partidos europeos en mayor o menor medida. Vale la pena, entonces, preguntarse por los factores que han podido llevar a tal situación o, si se prefiere, por los factores que han producido esta oleada política que, evidentemente, tiene que tener raíces políticas, culturales y económicas comunes aunque en constelaciones distintas y que se refractan diferenciadamente en los distintos contextos locales con su historia y características propias.

4.1. Factores políticos

Una respuesta sencilla consiste en reconocer el cambio producido en los partidos convencionales de la llamada izquierda o, sencillamente, “progresistas” (liberals en el inglés estadounidense para referirse a los sectores más a la izquierda del Partido Demócrata)27, dejando una parte importante de la demanda política sin respuesta que, sin embargo, es proporcionada por partidos populistas tanto de derechas como de izquierdas. Es posible que este primer factor haya tenido una fuerte incidencia en que el populismo, como ya se ha dicho, no haya calado en el sistema político portugués.

De hecho, hay quien atribuye el éxito de Trump en los Estados Unidos al fracaso del Partido Demócrata, no solo por la elección de una candidata equivocada, sino, sobre todo, por políticas llevadas a cabo a lo largo de los últimos años. David Held y Kyle McNally describen así28 el populismo del actual presidente:

1. Énfasis en un nacionalismo excluyente que defiende los intereses del país y abandona las nociones de solidaridad internacional y bien común.

2. Intento de colapsar y centralizar el poder en sus manos y las de los que le rodean. En riesgo: el derecho a un proceso justo, el imperio de la ley y la división de poderes que definen la democracia.

3. Se suplanta la razón con la emoción con lo que se da paso a un énfasis en cómo él y los que le apoyan sienten, en lugar de lo que muestra la evidencia.

4. La demonización de los oponentes, de hombres de estado a jueces.

En la línea de Trump, la derecha populista europea, se dice29, proporciona:

27 Rick Salutin, “Don't Be Fooled by the Politics of Smart”, The Toronto Star, February 20, 2017, http://www.commondreams.org/views/2017/02/20/dont-be-fooled-politics-smart. 28 David Held y Kyle McNally, “Trump handbook for aspiring autocrats”, ob.cit.29 Sheri Berman, “Europe’s centre-left risks irrelevance if it can’t respond to the populist challenge”, London School of Economics, http://blogs.lse.ac.uk/europpblog/2017/02/01/europe-centre-left-risks-irrelevance

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1. soluciones sencillas a los miedos económicos y sociales de los ciudadanos. 2. En lo económico, promete promover la prosperidad a través del creciente control

del gobierno a la economía y limitando la globalización. 3. En lo social, la derecha populista promete restaurar la solidaridad social y un

sentido del propósito nacional compartido, expulsando a los extranjeros o limitando fuertemente la inmigración

4. disminuyendo la influencia de la Unión Europea y protegiendo los valores, identidades y costumbres tradicionales.

Sin embargo el problema es más profundo y tiene que ver con el desasosiego europeo con el funcionamiento de la democracia misma, aunque es cierto que, en términos comparativos, los países de la Unión Europea gozan de un nivel de democracia superior a la mayoría de países del mundo, tal y como se refleja en el Democracy Index 2016, de The Economist Intelligence Unit30. Sin embargo, sucede que la satisfacción de sus ciudadanos es decreciente, como puede observarse en este gráfico31:

Los motivos parecen ser muy variados e incluyen la percepción de la corrupción, el aumento de la desigualdad y la percepción de las instituciones públicas como algo en lo que no se puede confiar, asuntos sobre los que se dispone de abundante información32 y que, de nuevo, muestran la heterogeneidad de los países miembros de la Unión Europea, en particular, la diferencia entre los “nórdicos” y los GIPSI, también llamados PIGS (Grecia, Italia, Portugal, España e Irlanda... y tal vez Francia).

4.2. Mentalidades

30 https://commons.wikimedia.org/wiki/File%3AEconomist_Intelligence_Unit_Democracy_index.svg 31 Tomado de Ignacio Jurado, “Globalización y satisfacción con la democracia”, eldiario.es, 16/02/2017, http://www.eldiario.es/piedrasdepapel/Globalizacion-satisfaccion-democracia_6_609699036.html que se basa en el Eurobarómetro de marzo de 1999 y el de noviembre de 2012. Recuérdese que en 1999 la Unión tenía menos miembros que en 2012.32 “Corruption and Inequality: How Populists Mislead People”, Transparency International, 25 January 2017, http://www.transparency.org/news/feature/corruption_and_inequality_how_populists_mislead_people; “2017 Edelman Trust Barometer”, http://www.edelman.com/executive-summary. Son interesantes las analogías entre diagnósticos de la situación española presentados desde fuera del país (Alejandro Teitelbaum, “Agonía, muerte y descomposición del mito burgués de la democracia ‘representativa’”, América Latina en movimiento, 25/01/2017, www.alainet.org/es/articulo/183091) y desde dentro de Podemos (Santiago Alba Rico, “Dilemas”, ctxt, 18.01.2017, http://ctxt.es/es/20170118/Firmas/10641/Santiago-Alba-Rico-izquierda-Podemos-neofascismo.htm

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Aparece, en primer lugar, lo que se puede llamar “cultura del tuit”33 y que puede resumirse así:

La cultura de las redes sociales ha desarrollado un individuo que se apasiona, insulta, se escandaliza, pero no sabe o no quiere discutir, y mucho menos dialogar. Cada vez que no le gusta la opinión de alguien, simplemente lo elimina. Fácil. (...). Así, los nuevos individuos, desde sus propias soledades (...), van creando burbujas ideológicas, autocomplacientes, donde todos opinan y sienten como ellos mismos.

Se trata del papel que han jugado las nuevas tecnologías de la información que, si bien, efectivamente, proporcionan mejor acceso a noticias y datos (el presente trabajo es una prueba de ello), corren, por el otro lado, el riesgo de producir esas “burbujas ideológicas” mucho más acusadas que las producidas por los medios convencionales cuando se leen los periódicos y se siguen radios y televisiones que coinciden con los propios prejuicios. El anonimato de las redes sociales, además, proporcionan la posibilidad de la reacción inmediata (muchas veces reducida a un insulto) y la selección de temas según esos propios prejuicios. Los “seguidores” que un político tiene en su cuenta de Twitter (con independencia de que sea él o ella mismo quien lo alimente) lo son siguiendo su simpatía, al margen de los “falsos seguidores” -“bots”- que el sistema permite, haciendo creer que el político en cuestión tiene más seguidores que lo realmente existente. De nuevo, el predominio del sentimiento sobre los hechos.

Un efecto colateral de este predominio del sentimiento es el fallo de las encuestas como medio de predecir resultados electorales y, en cambio, la utilidad, en contextos con alto acceso a internet, de analizar las redes sociales, donde lo que suele predominar es, precisamente, el sentimiento34. El argumento no es convincente (no todo el mundo que vota tiene acceso a las redes sociales), pero sí es sintomático este énfasis en el sentimiento por encima del raciocinio o la evaluación crítica de los hechos sin necesidad de recurrir a “alternative facts” y “fake news” de remota, pero real, resonancia con las viejas políticas “informativas” de los nazis en Alemania35.

4.3. Economía

La crisis iniciada en 2008 ha tenido un doble efecto. Por un lado, ha hecho caer la renta disponible y la riqueza de muchas familias y ha golpeado con particular dureza a los jóvenes. Como es sabido, la frustración produce agresividad y la agresividad busca un objeto sobre el que descargarse en forma de autodestrucción (aumento de los suicidios), violencia callejera y búsqueda de objetos (reales o ficticios) a los que declarar responsables de la propia situación. Para el caso español se sabe, según el Banco de España36 que, por un lado, “la renta de las familias cayó un 18% con la crisis y la riqueza, un 37%” y, por otro, que “las caídas más acusadas las experimentaron los hogares más jóvenes, con un retroceso del 93% entre aquellos

33 Jorge Majfud, “Trump: la reacción violenta de un siglo moribundo”, América Latina en momiviento, 11/11/16, http://www.alainet.org/es/articulo/18164234 Jean Pierre Kloppers, “How Social Media, Not Pollsters, Can Predict Europe's Next Election Results”, Newsweek,1/25/17, http://europe.newsweek.com/brexit-trump-france-elections-predict-social-media-polls-54818335 Alexander Griffing, “A Brief History of 'Lügenpresse,' the Nazi-era Predecessor to Trump's 'Fake News'”, Ha’aretz (Israel), February 22, 2017 (Shvat 26, 5777), http://www.haaretz.com/us-news/1.77283636 Reportado por Europa Press y recogido en El Mundo, 24/01/2017, http://www.elmundo.es/economia/2017/01/24/58874708e5fdea4d278b45dd.html

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de menos de 35 años, y los hogares de menor nivel de riqueza, con un retroceso del 92,2%”. Los datos pueden cambiar de país a país, pero la tendencia europea (y estadounidense) parece clara, con independencia de lo que se diga sobre el crecimiento medido por el Producto Interno Bruto, estadígrafo que puede incrementarse, como se ha hecho en la Unión Europea, incluyendo en su cálculo la estimación de actividades sumergidas como la prostitución y el narcotráfico.

Es igualmente generalizable la situación de las clases medias, temerosas de caer en la pobreza, inseguras sobre su futuro como desempleado o como pensionista, y, como se ha dicho, desconfiando del Estado cuya caracterización como “Estado de Bienestar” les resulta sospechosa, si no engañosa del todo. La inseguridad es una situación que pide seguridades, a ser posible sencillas.

4.4. Sociedad

La crisis económica a la que se acaba de hacer referencia ha tenido un efecto importante sobre casi todas las sociedades, a saber, que los “ricos se han hecho más ricos y los pobres más pobres” como tendencia general y con todas las excepciones que haga falta considerar. Pero el caso es que la desigualdad social ha crecido dentro de los diferentes países y, en particular, dentro de la Unión Europea donde, además (y esto es particularmente importante) la situación de la justicia social o la percepción de la misma se ha deteriorado en estos años, aunque se mantienen las diferencias entre los “nórdicos” y los GIPSI ya citados37.

El problema, de todos modos, no reside en la desigualdad que, en definitiva, es una característica común con todas las sociedades existentes y, probablemente, pensables. Es, en primer lugar, el aumento de la misma, es decir, el incremento de la distancia entre los extremos de una escala en la que podemos situar a los componentes de una sociedad mediante el criterio de ingresos o riqueza, ante todo, pero también mediante el criterio, menos visible, del poder. Una desigualdad estable parece que se lleva mejor que cuando esa desigualdad aumenta. En otras palabras, una sociedad con relativamente poca desigualdad, pero creciente, genera mayores reacciones que una sociedad con más desigualdad pero estable.

Pero en segundo lugar, el problema es el de la polarización, o sea, situaciones en las que los extremos de esa escala, ante la disminución de los elementos intermedios (las clases medias), generan formas de enfrentamiento en las que no se excluye la violencia, en su extremo mediante la revolución o la represión militar/policial. No es el caso de plebiscitos en los que hay que contestar SÍ o No (como el del Brexit en el Reino Unido o el constitucional en Italia o, si se prefiere, los de Venezuela y Bolivia, en este último caso con manifestaciones opuestas en su aniversario). Es claro que esas opciones dicotómicas pueden reforzar tendencias hacia la polarización38, pero no se trata de sus causas que, en términos tanto clásicos (Carlos Marx) como contemporáneos (Warren Buffet) se pueden llamar “lucha de clases” o “guerra de clases”. Vale la pena reproducir la tantas veces citada frase de este último, una de las tres personas más

37 Ver los datos en Daniel Schraad-Tischler y Christof Schiller, “Social Justice in the EU – Index Report 2016. Social Inclusion Monitor Europe”, Betelsmann Stiftung, http://news.sgi-network.org/uploads/tx_amsgistudies/Social-Justice-in-the-EU-2016.pdf 38 Gallup titula una de sus encuestas publicada el 22 de febrero de 2017 recordando que el desafío de Trump es, precisamente, el de tratar una “América polarizada”. Véase en http://www.gallup.com/opinion/polling-matters/204242/trump-challenge-dealing-polarized-america.aspx

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ricas del mundo en la lista de la revista Fortune, y que sería esta frase extraída de una entrevista de 2006, es decir, antes de lo que comúnmente se llama “la crisis”39:

“There’s class warfare, all right, but it’s my class, the rich class, that’s making war, and we’re winning” (Hay lucha de clases, cierto, pero es mi clase, la de los ricos, la que la está llevando a cabo y vamos ganando).

4.5. Predicciones o presagios

Tres puntos como resumen de estos factores. El primero se refiere al papel que juegan los mercados laborales fragmentados (mezcla de economía, sociedad y política) en el auge de los populismos40. El segundo tiene que ver con el impacto que la desigualdad global y el populismo mismo pueden tener sobre la democracia41. Y el tercero sería más un presagio que una predicción, fruto del recuerdo de lo que Umberto Eco describió como “Ur-Fascism” y cuyas características serían, a su decir42, las siguientes (en cursiva su vocabulario seguido de comentarios):

1. Culto a la tradición. Las exaltaciones de "nuestra identidad" y "nuestros valores" frente a la amenaza de inmigrantes y refugiados. 2. Rechazo del "modernismo" que se concreta en un relativo irracionalismo. El recurso a los sentimientos por encima del raciocinio entraría en este capítulo.3. Acción por la acción.4. Rechazo del desacuerdo, o sea, todos estamos de acuerdo y debemos estarlo.5. Miedo a la diferencia. Relacionado con el punto 1 y el 4, se rechaza al que tiene otra religión, otras costumbres, otra "tradición". Xenofobia sería una palabra más apropiada.6. Recurso a la clase media frustrada. La frustración genera agresividad y el fascismo proporciona objetos sobre los que descargarla. Tiene que ver con el aumento de la desigualdad y con el miedo de esa clase media a caer en la pobreza.7. Obsesión con las conspiraciones. A ser posible, internacionales, pero las domésticas también sirven. Sobre todo para despistar la atención cuando se es criticado por ejemplo por corruptelas, por pequeñas que sean. Complots, conjuras, campañas orquestadas, “manos negras” forman parte de su retórica. 8. Desasosiego con la riqueza y fuerza de sus enemigos. No es miedo.9. Ya que la vida es guerra permanente, el pacifismo es rechazado como una forma de rendirse ante el enemigo. Intentar entender el problema terrorista/yihadista es visto como un modo de legitimarlo. 10. "Elitismo popular", es decir, "somos los mejores" y podemos despreciar al débil, dada nuestra evidente fortaleza.11. Se educa para ser héroe.12. Machismo, es decir, desdén hacia las mujeres y rechazo de hábitos no convencionales como la castidad o la homosexualidad.

39 Ben Stein, “In Class Warfare, Guess Which Class Is Winning”, The New York Times, 26 de noviembre de 2006, http://www.nytimes.com/2006/11/26/business/yourmoney/26every.html.40 Andrew Tanabe, “Are Segmented Labour Markets Feeding Populism?”, Social Europe, 8 February 2017, www.socialeurope.eu/2017/02/segmented-labor-markets-feeding-populism/41 Werner Raza, “Global Inequality, Populism And The Future Of Democracy”, Social Europe, 21 February 2017, https://www.socialeurope.eu/2017/02/global-inequality-populism-future-democracy/42 Umberto Eco, “Ur-Fascism”, The New York Review, June 22, 1995, http://www.nybooks.com/articles/1995/06/22/ur-fascism/

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13. Populismo selectivo que considera al Pueblo como una entidad monolítica que expresa la Voluntad Común que es el que tiene derechos (colectivos), no los individuos. Algunos nacionalismos van en esta dirección, pero no suelen aplicar el corolario fascista, a saber, el rechazo a los gobiernos parlamentarios "podridos".14. Neolengua orwelliana. Nuevas palabras y expresiones para justificar las propias acciones.

Se puede revisar lo dicho anteriormente sobre clasificaciones, definiciones y factores que inciden en el auge de los populismos a la luz de esta lista (¡de 1995!) y se pueden observar con claridad las semejanzas y las diferencias.

5. Qué hacer

Es preciso reconocer que el populismo responde a demandas reales en la población real, sobre las cuales construye una oferta que, muchas veces, va más allá de dichas demandas y que, en muchos casos, oculta lo que tiene en común con otros partidos, a saber, la búsqueda del poder en lo que no se excluyen elementos narcisistas. En esta interacción entre demandas y oferta, aparecen elementos positivos y negativos para la población, razón por lo que no hay que echar al niño con el agua sucia y no reconocer lo que de real tienen las demandas ciudadanas y lo negativo que puede haber para estos ciudadanos en la puesta en práctica de las ofertas realizadas a ese propósito.

No se trata, ahora, de proponer objetivos inalcanzables o, en todo caso, que exceden de las capacidades del autor y del lector medio del presente texto. Pero sí se puede hacer una última lista de lo que se puede hacer por lo menos para reducir la manipulación que los populismos suelen practicar sobre sus adeptos intentando aumentar su número y entusiasmo. Reducirla en términos personales, pero también colectivos en ámbitos desde lo familiar a la participación en sistemas educativos y mediáticos. Sería esta:

1. Contrapeso (no negación) de la cultura del tuit. Cumple funciones, pero tiene disfunciones. La rapidez en el envío y recepción de noticias o novedades es, sin duda, algo positivo. La falta de reflexión dejándose llevar por la prisa o por reacciones viscerales, no. Como con todo, es preciso aprender (y se puede enseñar) a utilizar estos medios sin caer en su lado más negativo.

2. Contrapeso a la cultura “adamista”: el pasado existe. Sucede algo semejante a lo indicado en el punto anterior. Rechazar lo nuevo es tan improductivo como creerse el iniciador de algo totalmente novedoso. Algunos movimientos populistas reflejan esta cultura propia del “complejo de Adán” cuando, a veces para su sorpresa, no son más que continuadores de viejas tradiciones convenientemente remozadas.

3. Sentimiento, pero racionalidad. Ninguno de los dos polos es rechazable y ambos forman parte de la personalidad humana. Algo hay de “animal racional”, pero eso no quiere decir “animal racionalista, frío y distante” (sociópata muchas veces).

4. Imágenes, pero ideas. Se dice que estuvimos en la “cultura de la imagen”. Probablemente habría que decir “de esta imgen” y de los medios de trasmitirla. Pero el peso de la imagen (que se lo digan a las catedrales románicas y góticas) siempre ha estado ahí. El riesgo es creer la vieja propaganda de un canal televisivo (“Está pasando, lo estás viendo”) ya que es posible pensar en cosas que están pasando y no las estás viendo o en cosas que estás viendo y no están pasando. Los viejos ilustrados

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aconsejaban tamizar lo que los sentidos nos aportan mediante el análisis crítico de tales percepciones.

5. Grupo, pero individuo. Se trata de encontrar un intermedio entre el “animal gregario” y el “cimarrón” o “lobo solitario”. Hay suficiente investigación que muestra hasta qué punto el sometimiento al grupo puede producir serios errores incluso en la percepción sensorial (se trata de los experimentos de Ash, por ejemplo). Pero también salta a la vist que este “animal social” no puede pensar en un Robinson Crusoe (que, por cierto, necesitó la presencia de Viernes).

6. Darwin, pero Kropotkin. Es cierto que la vida tiene elementos competitivos que, además, son factor de evolución. Pero también es cierto que tiene elementos colaborativos de modo que se haga cierto que “la ayuda mutua es factor de evolución”. Ni el darwinismo social extremo (supervivencia del más fuerte) ni el seguimiento del principio extremo de solidaridad responden a las posiciones elaboradas por ambos autores que, además, reconocieron el valor de las respectivas aportaciones.

7. Y recordar que los partidos cambian. La adhesión fanática a un partido, en cambio, no es factor de evolución. Al principio de estas páginas hay un caso, que no es único, de cambio de opción política por parte de una determinada persona. Por otro lado, mantener un apego incondicional a una determinada opción política son ganas de no percibir el cambio que, casi por necesidad, se produce en todas ellas.

Los presagios con que ha terminado el epígrafe anterior pueden ser suavizados por lo dicho en este: también son perceptibles, en la Unión Europea que ha sido el objeto de estas páginas, tendencias acordes con los siete puntos que se acaban de enumerar. De cuál de las dos tendencias acabe dominando (nunca desaparecerá ninguna de ellas), dependerá el futuro inmediato. Chi vivrà, vedrà.