Las raíces de la fe · 2010-10-01 · The New York Times se publica semaNalmeNTe eN lossiguie NTes...

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Una selección semanal ofrecida por Copyright © 2009 The New York Times LUNES, 23 DE NOVIEMBRE DE 2009 VENTANA E N El VallE de Oaxa- ca, México, los arqueó- logos Joyce Marcus y Kent Flannery han llegado a comprender mucho mejor el ori- gen de la religión. Durante 15 años de excavaciones des- cubrieron, no algún templo monumental sino evidencias de una transición crucial en el comportamiento religioso. El registro comienza con una simple pista de baile, escenario de las danzas religiosas comunales que llevaban a cabo los cazadores-reco- lectores alrededor del año 7,000 aC. Pasa luego a los santuarios para el culto de los ancestros que apa- recieron después del inicio de la agricultura a base de maíz, aproxi- madamente en al año 1,500 aC. y termina en el año 30 dC. con los templos sofisticados y orientados astronómicamente de un Estado arcaico en sus inicios. Esta y otras investigaciones apuntan a una nueva visión acerca de la religión, que intenta explicar por qué el comportamiento reli- gioso se ha dado en las sociedades en todos los estadios de desarrollo y en todas las regiones del mundo. la religión tiene las característi- cas de un comportamiento DAVID SILVERMAN/GETTY IMAGES; ABAJO, MEREDITH KOHUT PARA THE NEW YORK TIMES La religión tiene un lugar social. Un bautizo masivo de brasileños en Israel (arriba). Un ritual de culto a María Lionza, en Venezuela. NICHOLAS WADE eNSAYO Sigue en la página II Las raíces de la fe V CIeNCIA Y TeCNOLOGÍA La basura navega en el Océano Pacífico. VI ARTe Y eSTILO Un rompecabezas que se llama Nicolas Cage. IV eL MUNDO Literalmente, Venecia asiste a su funeral. Afectados por una época sombría Nos gusta pensar en la juventud como una época despreocupada e inocente. ¿Pero a quién queremos engañar? Durante buena parte de la historia humana, la mortalidad infantil fue endémica. ahora, además de familias que se pelean, provocadores en los patios escolares y monstruos debajo de la ca- ma, muchos chicos sufren profundamente la aflic- ción económica de sus pa- dres. los hijos de padres desocupados son más vul- nerables a los problemas psicológicos y las dificultades en la escuela. Una chica de 9 años empezó a arrancarse el pelo cuando despidieron a su padre, escribió Michael luo en The New York Times. “El grado de estrés y de desconexión emo- cional o repliegue de los que pierden su trabajo realmente afecta a los chicos”, le dijo a The New York Times, ariel Kalil, profesor de políti- ca pública en la Universidad de Chicago. Fren- te a la sombría realidad actual, no sorprende que el entretenimiento de los chicos esté lleno de historias oscuras y personajes defectuosos. En la película de Spike Jonze Where the wild things are (Donde viven los monstruos), ba- sada en un libro de Maurice Sendak, un chico llamado Max descubre un mundo poblado por bestias, se convierte en su rey y encuentra que las regiones de sus nuevos súbditos están plagadas de las mismas fallas que la familia que dejó atrás. los recientes filmes animados Coraline y The Fantastic Mr. Fox, ambos basados en libros infantiles, también pintan retratos amargos y con matices muy variados de la vida familiar. “Este tipo de evaluación honesta y realista de las relaciones humanas ha pasado inad- vertida en muchas películas presuntamente adultas”, escribió a. O. Scott de The New York Times. Walt Disney Company está cambiando la imagen del más prolijo de los íconos, Mickey Mouse. En un videojuego, Epic Mickey, podrá ser “irritable y astuto además de heroico”. “Quería que tuviese la posibilidad de ser tra- vieso –actuando como Mickey puede portarse mal y hasta ser un poco egoísta”, dijo a The New York Times Warren Spector, el director creativo que trabaja en el juego. En Epic Mickey, el ratoncito empieza a pa- recer una rata cuando se porta mal. Pero en la colección de libros ilustrados Diary of a Wim- py Kid, el protagonista, Greg, muchas veces se salva del castigo. “Estoy tratando de encontrar una forma de ganar dinero sin trabajar de verdad”, dice Greg refiriéndose a cómo aborda su empresa de cortar el césped. la colección genera con- troversia entre los padres. El autor, Jeff Kenney, considera que los niños comprenden el mensaje. “Hasta mi hijo de jardín de infantes entiende que Greg se comporta mal y que no debe actuar como él”, dijo a The New York Times. Y esa es la moraleja –para los adultos: aunque son muy impresio- nables, los niños son más sofisticados de lo que muchos adultos creen. “Considero que puede ayudar a los padres a sintonizarse con lo que los chicos saben y cómo piensan”, dijo el doctor Joshua Sparrow, psiquiatra de la Facultad de Medicina de Harvard, refiriéndose a los libros Wimpy Kid. “Capta qué es capaz de entender un chico y qué está fuera de su alcance y cómo debemos ajustar nuestras expectativas porque son una obra en plena transformación”.

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Una selección semanal ofrecida porCopyright © 2009 The New York TimesLunes, 23 De noviembre De 2009

VENTANA

EN El VallE de Oaxa-ca, México, los arqueó-logos Joyce Marcus y

Kent Flannery han llegado a comprender mucho mejor el ori-gen de la religión.

Durante 15 años de excavaciones des-cubrieron, no algún templo monumental sino evidencias de una transición crucial

en el comportamiento religioso. El registro comienza con una simple pista de baile, escenario de las danzas religiosas comunales que llevaban a cabo los cazadores-reco-lectores alrededor del año 7,000 aC.

Pasa luego a los santuarios para el culto de los ancestros que apa-recieron después del inicio de la agricultura a base de maíz, aproxi-

madamente en al año 1,500 aC. y termina en el año 30 dC. con los templos sofisticados y orientados astronómicamente de un Estado arcaico en sus inicios.

Esta y otras investigaciones apuntan a una nueva visión acerca de la religión, que intenta explicar

por qué el comportamiento reli-gioso se ha dado en las sociedades en todos los estadios de desarrollo y en todas las regiones del mundo. la religión tiene las característi-cas de un comportamiento

DaviD Silverman/Getty imaGeS; aBaJO, mereDith KOhut Para the new yOrK timeS

la religión tiene un lugar social. un bautizo masivo de brasileños en israel (arriba). un ritual de culto a maría lionza, en venezuela.

nicholas wade

eNSAYO

Sigue en la página II

Las raíces de la fe

VCIeNCIA Y TeCNOLOGÍA

La basura navega en el Océano Pacífico. Vi

ARTe Y eSTILO

Un rompecabezas que se llama Nicolas Cage.iV

eL MUNDO

Literalmente, Venecia asiste a su funeral.

Afectados por una época sombría

Nos gusta pensar en la juventud como una época despreocupada e inocente. ¿Pero a quién queremos engañar?

Durante buena parte de la historia humana, la mortalidad infantil fue endémica. ahora,

además de familias que se pelean, provocadores en los patios escolares y monstruos debajo de la ca-ma, muchos chicos sufren profundamente la aflic-ción económica de sus pa-dres. los hijos de padres desocupados son más vul-nerables a los problemas

psicológicos y las dificultades en la escuela. Una chica de 9 años empezó a arrancarse el pelo cuando despidieron a su padre, escribió Michael luo en The New York Times.

“El grado de estrés y de desconexión emo-cional o repliegue de los que pierden su trabajo realmente afecta a los chicos”, le dijo a The New York Times, ariel Kalil, profesor de políti-ca pública en la Universidad de Chicago. Fren-te a la sombría realidad actual, no sorprende que el entretenimiento de los chicos esté lleno de historias oscuras y personajes defectuosos.

En la película de Spike Jonze Where the wild things are (Donde viven los monstruos), ba-sada en un libro de Maurice Sendak, un chico llamado Max descubre un mundo poblado por bestias, se convierte en su rey y encuentra que las regiones de sus nuevos súbditos están plagadas de las mismas fallas que la familia que dejó atrás.

los recientes filmes animados Coraline y The Fantastic Mr. Fox, ambos basados en libros infantiles, también pintan retratos amargos y con matices muy variados de la vida familiar.

“Este tipo de evaluación honesta y realista de las relaciones humanas ha pasado inad-vertida en muchas películas presuntamente adultas”, escribió a. O. Scott de The New York Times.

Walt Disney Company está cambiando la imagen del más prolijo de los íconos, Mickey Mouse. En un videojuego, Epic Mickey, podrá ser “irritable y astuto además de heroico”.

“Quería que tuviese la posibilidad de ser tra-vieso –actuando como Mickey puede portarse mal y hasta ser un poco egoísta”, dijo a The New York Times Warren Spector, el director creativo que trabaja en el juego.

En Epic Mickey, el ratoncito empieza a pa-recer una rata cuando se porta mal. Pero en la colección de libros ilustrados Diary of a Wim-py Kid, el protagonista, Greg, muchas veces se salva del castigo.

“Estoy tratando de encontrar una forma de ganar dinero sin trabajar de verdad”, dice Greg refiriéndose a cómo aborda su empresa de cortar el césped. la colección genera con-troversia entre los padres.

El autor, Jeff Kenney, considera que los niños comprenden el mensaje. “Hasta mi hijo de jardín de infantes entiende que Greg se comporta mal y que no debe actuar como él”, dijo a The New York Times. Y esa es la moraleja –para los adultos: aunque son muy impresio-nables, los niños son más sofisticados de lo que muchos adultos creen.

“Considero que puede ayudar a los padres a sintonizarse con lo que los chicos saben y cómo piensan”, dijo el doctor Joshua Sparrow, psiquiatra de la Facultad de Medicina de Harvard, refiriéndose a los libros Wimpy Kid. “Capta qué es capaz de entender un chico y qué está fuera de su alcance y cómo debemos ajustar nuestras expectativas porque son una obra en plena transformación”.

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The  New  York  Times  se  publica  semaNalmeNTe  eN  los siguieNTes diarios:  sÜddeuTsche zeiTuNg, alemaNia  ●  claríN, argeNTiNa  ●  der sTaNdard, ausTria  ●  la razóN, bolivia  ●  folha, brasil la seguNda, chile  ●  el especTador, colombia  ●  delo, esloveNia  ●  el país, españa  ●   The korea Times, esTados uNidos  ●  NovoYe russkoYe slovo, esTados uNidos  ●  maNila bulleTiN, filipiNas  ●  le figaro, fraNcia 24 saaTi, georgia  ●  elefTheroTYpia, grecia  ●  preNsa libre, guaTemala  ●  The asiaN age, iNdia  ●  la repubblica, iTalia  ●  asahi shimbuN, japóN  ●  el NorTe, mural Y reforma, méxico  ●  la preNsa, paNamá The observer, reiNo uNido  ●   lisTiN diario, república domiNicaNa  ●  rumaNia libera, rumaNia  ●  NovaYa gazeTa, rusia  ●  uNiTed dailY News, TaiwáN  ●  sabah,Turquía  ●  el observador, uruguaY

e l  m u Ndo

ii  Lunes, 23 De noviembre De 2009

evolucionado, lo cual significa que existe porque fue favorecida por la selección natural. Es universal porque estaba conectada a nuestro conjunto de circuitos neuronales antes de que la población humana ancestral se dispersara desde su patria africana.

Entre los ateos, la idea de que la religión evolucionó por haber concedido beneficios esenciales a las sociedades humanas inicia-les y a sus sucesoras no es muy bienvenida. Si la religión es nece-saria para la vida, resulta difícil presentarla como inútil. A los cre-yentes puede resultarles amena-zador pensar que la mente ha sido configurada para creer en dioses, pues en ese caso la existencia real de lo divino podría parecer menos probable.

Sin embargo, el punto de vista evolutivo respecto de la religión no amenaza la posición central de ambas teorías. El hecho de que el comportamiento religioso fuera favorecido por la selección natu-ral no prueba ni deja de probar la existencia de dioses. En el caso de los creyentes, si se acepta que la evolución forjó el cuerpo humano ¿por qué no también la mente? Lo que hizo la evolución es dotar a los individuos de una predisposición genética a aprender la religión de su comunidad. Tanto con la religión como con el lenguaje, es la cultura, no la genética, la que luego aporta el contenido de lo que se aprende. Donde más fácilmente se ve cómo la religión puede haber conferido ventajas en la lucha por la supervivencia es en las socie-dades de cazadores-recolectores. Sus rituales ponen el acento, no en la teología sino en la danza comu-nal intensa que puede durar toda la noche. El movimiento rítmico sostenido provoca fuertes sensa-ciones de compromiso emocional en el grupo. Los rituales también resuelven las querellas y compo-

nen el tejido social.La población humana ancestral

de hace 50 mil años habría vivido en grupos pequeños e igualitarios sin jefes ni caciques. La religión les servía como un gobierno invisible. Unía a las personas, comprome-tiéndolas a anteponer las necesida-des de la comunidad a su beneficio personal. Por temor al castigo divino, respetaban las normas de autodominio hacia los miembros de la comunidad. Los grupos for-talecidos por la creencia religiosa se impusieron sobre aquellos que no la tenían, y los genes que im-

pulsaban a la mente hacia el ritual serían ahora universales.

En la selección natural, los genes que permiten a sus poseedores dejar una progenie capaz de una mayor supervivencia se vuelven más comunes. La idea de que la selección natural podría favo-recer a grupos en vez de actuar directamente sobre individuos, es controversial. Si bien es cierto que Darwin propuso esa idea, la opinión tradicional de los biólogos es que la selección entre individuos eliminaría el comportamiento al-truista mucho más rápido de lo que

la selección a nivel grupal podría favorecerla.

No obstante, la selección grupal ha ganado últimamente dos bue-nos defensores, los biólogos David Sloan Wilson y Edward O. Wilson. Ambos afirman que dos circuns-tancias especiales en la evolución humana reciente habrían dado a la selección grupal una ventaja mu-cho mayor que la habitual. Una es la naturaleza altamente igualitaria de las sociedades de cazadores-recolectores, que hacen que todos se comporten de la misma manera y otorga a los altruistas individua-

les una mejor posibilidad de transmitir sus genes. La otra es la intensa guerra entre grupos, que incrementa la selección a nivel grupal a favor de comportamientos que be-nefician a la comunidad, como el altruismo y la re-ligión. Según este punto de vista, una propensión a aprender la religión de la propia comunidad se implantó con tanta firme-za en el circuito neural humano que la religión fue retenida cuando los cazadores-recolectores, a partir de unos 15 mil años atrás, empezaron a establecerse en comuni-dades fijas. En las socie-dades más numerosas y jerárquicas posibilitadas por la vida arraigada, los gobernantes cooptaron la religión como fuente

de autoridad. La religión también se aprovechó para tareas como la agricultura, que requería formas no habituales de trabajo.

A menudo se culpa a la religión por sus excesos, ya sea promo-viendo la persecución o la guerra, pero recibe menos crédito por su función principal de armar el tejido moral de la sociedad. Tal vez no merezca ni culpa ni crédito, en realidad. Si la religión es vista como medio para generar cohesión social, son la sociedad y sus líderes los que utilizan esa cohesión para fines buenos o malos.

Wathiq Khuzaie/Getty imaGes

La religión ha servido para muchos propósitos socialesViene de la página 1

Vida ‘online’, una tendencia alarmanteAl director:

Me ha parecido muy inquietante el artículo Vivir ‘online’ que apareció en el suplemento de The New York Times que publica La Repubblica. La gente está invirtiendo tiempo y dinero fertilizando cerea les y estimulando una economía que existe solo como una ilusión virtual dentro de una caja sin alma llamada ordenador.

Ya no nos comunicamos con los demás. La gente es po-bre de espíritu porque pierde el tiempo con esas aventuras virtuales innecesarias que están muy alejadas del mundo real. Esos problemas solo se pueden solucionar ofre ciendo a la gente oportunidades reales. Queremos ser autosufi-cientes (“Granja virtual”). Sabemos que estamos perdi-endo el tiempo (“Domar tus distracciones digitales”). Queremos estimular la economía, pero no confiamos en la economía, porque no confiamos en la gente. La gente debe hablar entre ella cara a cara. Tene mos que alejarnos de nuestros ordenadores e implicarnos personalmente en la evolución de nuestra sociedad.

Leila Cristani

Milán

Confundir potencia y energíaAl director:

La premisa expuesta en el artículo Del viento y la paja, autosuficiencia danesa, publicado en The Observer, come-

te el habitual error de confundir potencia y energía. No es lo mismo.

Las turbinas eólicas no resultan económicas por la físi-ca básica de la energía y la potencia, pero son rentables gracias a las subvenciones. A menos que haya suficientes reservas, fósiles, hidráulicas o nucleares, la dependencia del viento provocará apagones.

Si la reserva necesaria es nuclear y libre de carbono, sus bajos gastos de explotación significan que la energía eólica, de la que no se puede depender, no es necesaria.� W.J.�Hyde

Kent, Inglaterra

La aldea globalAl director:

La columna de Roger Cohen, Inteligencia (Ecos leja-nos bajo el ciruelo), me pareció una lectura muy agrada-ble, y el artículo de Cohen es una de las razones por las que leo el suplemento semanal de The Times que se in-cluye en mi periódico chino local de Taiwán. Su mane-ra de escribir sobre la aldea global en la que ahora vivi-mos, en Oriente y en Occidente, en el Norte y en el Sur, hace que este neoyorquino transplantado se sienta como en casa al leer desde aquí el suplemento semanal. � dan�Bloom

Chiayi City, Taiwan

Orgulloso de ser británico y europeoAl director:

Lamentablemente estoy de acuerdo con mucho de lo que escribía Louis Sallons (de Francia) en su carta al suple-mento de The New York Times en relación a la actitud de los británicos hacia los asuntos europeos.

De todos modos, me gustaría rebatir la afirmación de que “Reino Unido no está en Europa y los británicos no son europeos”. Por supuesto que Reino Unido está en Europa y siempre lo ha estado y en lo que a mí respecta, me siento orgulloso de ser británico y europeo, y me imagino que no soy el único que piensa así.� micHael�tong

Kingsbridge, Inglaterra

Lecciones de la sobreexplotación pesqueraAl director:

En los años veinte, John Steinbeck escribió sobre la in-dustria pesquera de la sardina en Monterrey, en Cannery row; en el colegio, en los años cincuenta, tuve que estudiar la industria pesquera del bacalao en los Grand Banks y en el Mar del Norte y, 60 años después, ustedes informan so-bre las campañas que están haciendo en Oma, Japón, para salvar a su atún de aleta azul de la sobreexplotación pes-quera. Me pregunto si habremos aprendido algo de nues-tros errores pasados.� Peter�Baker

Londres

carTas de los lecTores

Enviar comentarios a [email protected].

Los grupos primitivos fortalecidos por la fe prevalecieron sobre los otros, y la religión habría sido favorecida por la selección natural. arriba, hombres iraquíes y un niño rezando.

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e l m u n d o

Lunes, 23 De noviembre De 2009 III

POR MARC LACEY

MIAHUATLÁN, Mexico — En los mejores momentos, el hijo de Miguel Salcedo, un inmigrante ilegal en San Diego, mandaba a México centenares de dólares por mes para ayudar a su fami-lia. Pero en estos tiempos en que la economía estadounidense está en problemas y su hijo se quedó sin trabajo, Salcedo está hacien-do algo que nunca habría imagi-nado: mandar pesos al Norte.

El desempleo golpeó con tanta fuerza a las comunidades de in-migrantes en Estados Unidos, que se detecta un asombroso fenómeno nuevo: en lugar de recibir remesas de familiares que están en el país más rico del mundo, algunas familias pobres mexicanas reúnen lo que pueden para ayudar a sus seres queridos que están sin trabajo en Estados Unidos.

“Mandamos algo cada vez que tenemos algún extra, por lo me-nos lo suficiente para que pueda comer”, dice Salcedo, que vive en un pequeño pueblo de la zona ru-ral de Oaxaca y hace peripecias para mantener a su esposa, sus dos hijos menores y, ahora, a su hijo mayor que vive en California y se quedó sin empleo.

No es el único. Leonardo He-rrera, un criador de ganado de las afueras de Tuxtla Gutiérrez, en el estado sureño de Chiapas, señala que hace poco vendió una vaca para ayudar a reunir mil pesos para mandarle a un sobri-no que está en mala situación en la zona norte de California.

También en Chiapas, un es-tado pobre del que mucha gente emigra a Estados Unidos, María del Carmen Montúfar reunió di-nero junto con su esposo y otros familiares para auxiliar econó-micamente a su hija Candelaria, que vive en Carolina del Norte. Este último año la familia man-

dó dinero –pequeñas cantidades de entre US$40 y US$80– en ocho ocasiones para ayudar a Cande-laria y a su esposo, que hace poco tuvieron un hijo y carecen de un empleo estable. “Cuando ella tra-baja, nos manda dinero”, dice la madre. “Pero ahora nosotros le mandamos a ella porque no hay trabajo”.

Es difícil encontrar estadís-ticas que midan la magnitud de lo que los especialistas llaman remesas invertidas, pero las en-trevistas realizadas en México a funcionarios del Gobierno, ope-radores de transferencia de di-nero, expertos en inmigración y familiares de emigrados indican que un tipo de transacción que

antes era insignificante ahora está aumentando.

“Es algo sorprendente, un síntoma de la crisis económica”, dice Martín Zuvire Lucas, quien dirige una red de bancos comu-nitarios que operan en comuni-dades pobres de Oaxaca y otros estados mexicanos marginados. “No pudimos medirlo, pero es-cuchamos que hay más casos de dinero que va hacia el Norte”.

En un pequeño banco de Chia-pas que antes recibía fondos pro-cedentes de EE. UU., ahora sale más dinero que el que entra.

“Diría que se mandan 50 mil pesos por mes de acá hacia allá”, declara Edith Ramírez Gonza-les, una ejecutiva de ventas del Banco Azteca en San Cristóbal de las Casas. “Recibimos unos 30 mil pesos de allá”. Cincuenta mil pesos equivalen a US$3.840.

Casi la mitad de la población de México vive en la pobreza, por lo

que el país no está en situación de sostener a sus ciudadanos que tienen problemas en el exterior. México podría perder hasta 735 mil empleos este año y su eco-nomía puede declinar un 7,5 por ciento0, pronostican economis-tas del gobierno, lo cual hace del país uno de los más afectados co-mo consecuencia de la recesión global.

De todos modos, la pobreza es un concepto relativo. Es más fá-cil vivir con poco en México, so-bre todo en las zonas rurales, lo que permite a los pobres ayudar a quienes están en una situación aún más precaria.

En Miahuatlán, Sirenia Aven-dano y su esposo pueden ser más pobres que sus dos hijos, ambos de veintitantos años, que trabajan como camareros en un restaurante mexicano del área central de Florida y cuyas horas laborales y propinas experimen-taron un abrupto descenso. Pero el matrimonio vive en su propia casa, edificada en un terreno en el que cultiva maíz.

“Somos pobres, pero nadie puede expulsarnos de esta casa”, dice la señora Avendano, mien-tras se seca las lágrimas sentada a la mesa de su cocina y hablando de los problemas económicos de sus hijos. “Están preocupados. ¿Qué pasa si no pueden pagar el alquiler?” Para redondear sus ingresos, vende chiles rellenos, un plato popular, en el barrio donde vive.

En otros casos, los emigrados vuelven a su país, como se hace evidente al observar la cantidad de pasajeros que se bajan del omnibús que llega regularmente a una estación de servicio de Mi-ahuatlán procedente del norte de California. “Allá no hay nada”, di-jo un joven con una valija repleta que volvió hace unas noches.

Salcedo, que le mandó a su hi-jo de dieciocho años unos US$60 cinco veces en el transcurso del último año, declara: “Decidimos ajustarnos el cinturón hasta que todos estemos trabajando de nuevo”, agrega.

POR KENNETH CHANG

AMHERST, Massachusetts — El creacionismo se extiende en el mun-do musulmán, desde Turquía hasta Pakistán e Indonesia, señalaron en octubre académicos internacionales que se reunieron aquí para analizar el tema.

Sin embargo, agregaron, los crea-cionistas de la Tierra joven –que sostienen que Dios creó el universo, la Tierra y la vida hace apenas unos miles de años– son raros, si no inexis-tentes.

Una razón es que si bien el Corán, el texto sagrado del islam, dice que el universo fue creado en seis días, la línea siguiente agrega que un día, en esa instancia, es algo metafórico: “mil años de nuestro cálculo”.

Algunos creacionistas cristianos, en cambio, encuentran en la Biblia una cronología estricta que supone una Tierra de seis mil años de an-tigüedad y, por lo tanto, objetan no sólo la evolución sino también buena parte de la cosmología y la geología modernas, que consideran que la Tierra y el universo tienen miles de millones de años.

“Los puntos de vista de la evo-lución científica tienen una clara influencia de creencias religiosas subyacentes”, dijo Salman Hameed, organizador del congreso que se rea-lizó en el Hampshire College local, donde es profesor de ciencia y huma-nidades. “No hay un creacionismo de la Tierra joven.” Eso, sin embargo, no significa que toda la evolución co-incida con el islam ni que todos los musulmanes acepten alegremente los descubrimientos de la biología moderna. Parecen ser cada vez más los que se incorporan a las filas del llamado creacionismo de la Tierra vieja. No se enfrentan a los astróno-mos ni a los geólogos, solo a los biólo-gos, dado que insisten en que la vida es creación de Dios y no consecuen-cia de acontecimientos azarosos.

Hace muy poco que el debate so-bre la evolución cobró importancia en muchos países islámicos, lo que se relaciona con el mayor grado de educación. El grado de aceptación de la evolución varía.

Estudios que dirigió el Centro de Investigaciones de Educación y Evolución de la Universidad McGill de Montreal determinaron que los manuales de biología de los colegios secundarios de Pakistán incluían la teoría de la evolución.

De una encuesta entre 2 mil 527 alumnos secundarios paquistaníes que llevaron a cabo investigadores de McGill y colaboradores interna-cionales, surgió que el 28 por ciento de los estudiantes adhería al punto de vista creacionista de que “la evo-lución no es un hecho científico com-probado”.

Más del 60 por ciento se mostró en desacuerdo y el resto manifestó que no estaba seguro.

El 86 por ciento coincidió con la siguiente afirmación: “millones de fósiles demuestran que la vida exis-te desde hace miles de millones de años y que cambió en el transcurso del tiempo”.

Uno de los participantes en el con-greso, Taner Edis, dijo que nunca había encontrado elementos crea-cionistas en sus años de crecimiento en Turquía en los setenta..

Años más tarde, mientras revisa-ba una librería durante una visita a Turquía, el Dr. Edis, que es profesor de física en la Truman State Univer-sity de Missouri, encontró libros so-bre el creacionismo en el sector de ciencias. “La verdad es que me tomó

por sorpresa”, señaló.En el plano oficial, Turquía es un

estado laico, pese a lo cual en la ac-tualidad gobierna un partido islámi-co. La enseñanza de la evolución des-apareció, por lo menos por debajo del nivel universitario y el programa de ciencias de las escuelas se conforma según las creencias religiosas, agre-gó el Dr. Edis.

Harun Yahgya, un creacionista turco de la rama de la Tierra vieja, adquirió importancia en Turquía y otros lugares. Del otro lado de Asia, la mayor parte de los profesores de biología de Indonesia usa los libros de Yahgya en las aulas, comproba-ron los investigadores de McGill, si bien algunos declararon que lo ha-cían para proporcionar argumentos contra materiales que sus alumnos leían de todas formas.

Según la investigación de McGill, en Indonesia había menos estudian-tes que en Pakistán que pensaban que la evolución era un hecho cien-tífico establecido, a pesar de lo cual

el 85 por ciento se mostró de acuerdo con que los fósiles indicaban que hay vida desde hace miles de millones de años y que esta fue cambiando con el tiempo.

Por otra parte, la situación en Irán, donde domina la secta islámica shií-ta, puede diferir mucho de la del ve-cino Irak, donde los sunitas son más numerosos.

Para muchos musulmanes, hasta la evolución y la idea de que la vida floreció sin la intervención de Alá son cosas muy compatibles con su religión.

Lo que a muchos les resulta in-aceptable es la evolución humana, la idea de que los seres humanos evolucionaron a partir de primates primitivos. El Corán afirma que Alá creó a Adán, el primer hombre, sólo con arcilla.

Pervez A. Hoodbhoy, un destaca-do físico de la Universidad Quaid-e-Azam de Pakistán, contó que cuan-do dio conferencias que abarcaron la historia cosmológica desde el Big Bang hasta la evolución de la vida en la Tierra, el público escuchó sin ha-cer objeciones. “Todo está bien hasta que los simios se yerguen”, agregó el Dr. Hoodbhoy.

La mención de la evolución huma-na generó una oposición tan vehe-mente que el Dr. Hoodbhoy tuvo que abandonar la sala con escolta. “Eso es lo único que no va a ser posible zanjar jamás”, dijo. “El linaje es lo que determina el propio valor.”

ADRIANA ZEHBRAUSKAS PARA THE NEw YoRK TImES

Creacionismo sí tiene adeptos musulmanes

Ahora, mexicanos envían remesas al Norte

La recesión hizo que muchos inmigrantes quedaran desocupados.

Antonio Betancourt colaboró con información desde Ciudad de México, y Dominique Jarry-Shore desde San Cristóbal de Las Casas, México.

Sirenia Avendano llora al contar que les manda dinero a sus hijos, a quienes ya no les alcanza su salario como camareros en Florida.

DAvID joNATHAN RoSS

Los pinzones de Darwin sobre el símbolo islámico, en arte de un simposio sobre la opinión musulmana de la evolución.

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e l m u n d o

IV Lunes, 23 De noviembre De 2009

POR RACHEL DONADIO

VENECIA — A mediodía del 14 de noviembre, una góndola que transportaba un féretro color fuc-sia decorado con flores amarillas se abrió paso por el Gran Canal. Los espectadores observaron desde la orilla y saludaron a gri-tos sobre el Puente Rialto, antes de que el bote se detuviera frente al ayuntamiento de Venecia.

El espectáculo, parte oportu-nidad para la foto y parte teatro político, fue la atracción principal de un funeral supuesto para la ciu-dad de Venecia. Un grupo de pro-vocadores y bromistas lo organi-zó para protestar contra el hecho de que el número de residentes en el centro histórico veneciano ha diminuido a menos de 60 mil, de 74 mil en 1993, al tiempo que las rentas al alza y la gran cantidad de turistas han forzado a miles de habitantes a irse a tierra firme.

Como resultado, los lugareños se sienten como una especie en peligro de extinción. “Vamos a convertirnos en una ciudad de fantasmas si no se hace algo pron-to”, dijo Matteo Secchi, hotelero

local y vocero de Venessia, grupo que organizó el fune-ral. “En 30 años podría no haber ningún veneciano”.

Vestido de negro en la vís-pera del sepelio, Secchi, de 40 años, se encontraba pa-rado cerca de una farmacia con un reloj electrónico de la población en la ventana. Indicaba 59 mil 992.

Sin embargo, la ciudad ubica el número en 60 mil 25 para Venecia en sí, más otros 30 mil en las islas circunveci-nas. En un comunicado, Mara Ru-miz, comisionada de la vivienda, comparó el evento con “un funeral para un padre que aún está vivo, lo cual trae, en general, un poco de mala suerte”. Aún así, dista mucho de los 108 mil 300 residen-tes que tenía en 1971, y es nada en comparación con los 18 millones de turistas que visitan la ciudad cada año.

Algunos lugareños piensan que el funeral llega tarde. “Es dema-siado tarde”, dijo Massimo Zane, de 52 años, mientras se encontra-ba de pie frente a su puesto de pes-cados, en el mercado Rialto. “Ya estamos muertos”.

Cuando su padre abrió el puesto,

hace 40 años, “teníamos gente en doble fila”, dijo. Ahora no, “apenas hay unos cuantos jubilados aquí. Lo siento por ellos, pues la vida es costosa”.

Los precios de los bienes raíces son excesivos en el centro históri-co, y muchos dueños de propieda-des pueden ganar mucho más con rentas a corto plazo para extran-jeros que con las de largo plazo para los residentes.

Al tiempo que más personas se mudan a tierra firme, muchos protestan por una caída en los ser-vicios en Venecia, como consulto-rios médicos, guarderías, tiendas de alimentos e incluso zapateros. Muchos venecianos ven el cierre de un enorme complejo hospitala-

rio en la playa Lido, que el ayunta-miento ha ofrecido en venta a los desarrolladores, como el símbolo máximo del turismo sobre los in-tereses locales.

“La ciudad no hace nada por nosotros”, dijo Matteo Matteazzi, quien acudió a ver el pseudo fune-ral. “Hace más por los turistas y los estudiantes. Queremos vivir aquí con nuestras familias”.

Los problemas van más allá de la realidad del mercado y se relacionan profundamente con la identidad local. Para muchos venecianos, la idea de mudarse a tierra firme es casi como pedirle a una sirena que camine en la tie-rra. “Es un enorme salto cultural”, dijo Nelli-Elena Vanzan Marchini, historiadora de Venecia y activis-ta local.

FOTOGRAFÍAS POR DAve YODeR PARA The New YORk TimeS

Tras varios reportes de un descenso en la población, los venecianos simularon un funeral. Un ataúd recorrió los canales y luego fue paseado por las calles.

Jessica Donati contribuyó con re-portes para este artículo.

Venecia languidece y se queda sin gente

POR MARK MAZZETTI

WASHINGTON — Poco después de haber sido sacado de su cama y aprehendido en un operativo noc-turno en Paquistán, en marzo del 2003, Khalid Sheikh Mohammed planteó dos demandas a sus capto-res: quería tener un abogado y ser trasladado a Nueva York.

Tras una odisea de casi siete años que lo llevó a cárceles europeas se-cretas de la CIA y una prisión mi-litar estadounidense en Cuba, el deseo de Mohammed finalmente podría cumplirse.

Será el líder de ma-yor jerarquía de Al Qaeda a la fecha en res-ponder por el asesina-to masivo de cerca de 3 mil estadounidenses cuando sea enjuiciado en Manhattan, mien-tras su jefe Osama bin Laden sigue esquivan-do una red tendida en el mundo entero.

No obstante, el en-greído, calculador y ferozmente indepen-diente Mohammed nunca ha tenido el perfil típico de un jefe de Al Qaeda. Le importan poco los discursos moralizadores de algunos de sus socios y, durante años antes de los ataques del 11 de septiembre, se negó a jurarle leal-tad a Bin Laden al considerar que, si el líder de Al Qaeda por alguna razón anulaba la conspiración del 11 de septiembre, no tendría que acatar la orden.

Un retrato detallado de la vida y la visión del mundo de Mohammed, de 44 años, ha surgido en los años que han pasado desde su captura, gracias a documentos desclasifi-cados por la CIA, transcripciones de interrogatorios, el reporte de la comisión encargada de investigar los ataques del 11 de septiembre,

así como su propio testimonio, en el 2007, ante un tribunal militar de la bahía de Guantánamo a donde fue trasladado en septiembre del 2006 con otros prisioneros de la CIA. Y el juicio terrorista más significativo de la historia de Estados Unidos le brindará un escenario de prestigio a un hombre que se describe como un “chacal”, devorado por un fervor de lucha perpetua contra Estados Unidos.

“El juicio constituirá algo más que una tribuna para él”, opinó Jarret Bra-chman, autor de Jiha-dismo global y asesor en terrorismo de va-rias agencias guber-namentales estado-unidenses. “Le dará la oportunidad de acusar al sistema entero”.

Mohammed, pa-quistaní que creció en Kuwait, cobró impor-tancia para la misión de Al Qaeda en gran parte debido a sus antecedentes: había cursado una ingenie-ría en Estados Unidos,

hablaba un inglés aceptable y tenía un entendimiento más profundo de Occidente que cualquier otro de los tenientes de Bin Laden.

Tras cursar la escuela secun-daria en Kuwait, Mohammed fue aceptado en el Colegio Chowan, institución bautista de la zona rural de Carolina del Norte a la que acu-dían muchos estudiantes extranje-ros deseosos de mejorar su inglés. Se trasladó más tarde a la Escuela Agrícola de Carolina del Norte, en Greensboro, donde se graduó de in-geniero mecánico en 1986.

Poco después, viajó a Paquistán y Afganistán para sumarse a los combatientes muyahidines, quie-nes recibían entonces millones de dólares de la CIA en el marco de

El juicio terrorista más importante de EE. UU.

DOUG millS/The New YORk TimeS

khalid Sheikh mohammed, en el 2003.

su lucha contra las tropas sovié-ticas.

A lo largo de la siguiente déca-da, maquinó docenas de ataques contra blancos occidentales. En su comparecencia ante una corte mi-litar, en el 2007, Mohammed recitó la letanía de conspiraciones en las que dijo haber participado y que incluían proyectos de asesinatos contra el presidente, Bill Clinton, y el papa Juan Pablo II, así como el bombardeo del World Trade Center, en 1993.

Sin embargo, en una muestra de su tendencia a la grandilocuencia, exageró el papel que había desem-peñado en muchos de los ataques, a decir de la mayoría de los expertos en terrorismo, aunque no ponen en duda su rol en la planeación de los ataques del 11 de septiembre.

Sin embargo, hasta mediados de los noventa los expertos esta-dounidenses de contraterrorismo empezaron a entender el significa-do de Mohammed para la causa de la jihad global, luego de que se frus-trara un complot destinado a hacer explotar 12 aviones comerciales estadounidenses en pleno vuelo. La llamada conspiración Bojinka, ideada en un departamento de Ma-nila con su sobrino, Ramzi Yousef,

el bombardero del Word Trade Center fue la inspiración inicial de Mohammed para utilizar avio-nes a modo de misiles balísticos contra blancos civiles, de acuerdo con el reporte de la comisión del 11 de septiembre y documentos de la CIA recién desclasificados.

En 1996, Mohammed viajó a Afganistán para “venderle” una idea a Bin Laden: secuestrar simul-táneamente 10 aeronaves e impac-tarlas en diferentes blancos civiles importantes de Estados Unidos. Él se encontraría a bordo del único avión que no se estrellaría y, tras aterrizar, saldría y pronunciaría un discurso de condena de la políti-ca estadounidense en Israel.

Bin Laden descartó la idea, que le pareció impráctica, pero, tres años después cambió de opinión y llamó a Mohammed a Kandahar.

Sin embargo, a pesar del excelen-te conocimiento de Estados Unidos que presumió, Mohammed admitió más tarde que su idea de la respues-ta estadounidense a los ataques del 11 de septiembre fue totalmente errónea. No anticipó la operación militar estadounidense en Afganis-tán, ni la implacable persecución de los jefes de Al Qaeda en toda Asia del Sur y el Medio Oriente.

No se sabía con certeza cuál se-ría su destino, hasta que el fiscal general anunció el 13 de noviem-bre que, junto con otros cuatro presuntos conspiradores del 11 de septiembre, Mohammed sería juz-gado en un tribunal federal ubica-do “a unas cuantas cuadras” de la zona cero. De hecho, la defensa aún podría buscar un cambio de sede para el juicio.

Sin embargo, al tiempo que Esta-dos Unidos se prepara a enjuiciarlo por perpetrar el más exitoso de los ataques de Al Qaeda, Mohammed aún es considerado hasta cierto punto un paria dentro de la red te-rrorista, al que Bin Laden o su ma-no derecha Ayman al-Zawahiri ra-ra vez mencionan en declaraciones públicas.

Algunos expertos en terrorismo creen que Mohammed siempre se-rá considerado demasiado laico, y práctico, para ser aceptado por los jerarcas de la red terrorista.

“A diferencia del resto de estos tipos que se pasan el tiempo sen-tados y hablando, KSM realmente llevó a cabo la misión”, explicó Bra-chman.

“Fue lo que lo distinguió de los de-más y lo que realmente lo volvió tan aterrador”.

el fiscal general eric holder anunció el 13 de noviembre que mohammed sería enjuiciado en Nueva York.

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c i e n c i a Y t e c n o l o g í a

Lunes, 23 De noviembre De 2009 V

POR LINDSEY HOSHAW

A BORDO DEL ALGUITA, mil 600 kilómetros al noreste de Hawai — En esta remota zona del Océano Pacífico, a cientos de kilómetros de cualquier límite nacional, los despojos de la vida humana se acu-mulan en una corriente arremoli-nante tan grande que desafía una medición precisa.

Focos, tapas de botellas, cepi-llos de dientes, palitos de paletas y diminutos pedazos de plástico, cada uno del tamaño de un grano de arroz, conforman la mancha de basura del Pacífico, una zona de basura extensamente dispersa que se duplica en tamaño cada 10 años y que ahora se cree abarca aproximadamente un millón 400 mil kilómetros cuadrados. Sin em-bargo, una organización de inves-tigación estima que, en realidad, la basura ahora permea el Pacífico, aunque la mayor parte está atra-pada en lo que los oceanógrafos llaman “giros” como este: una zo-na de fuertes corrientes y vientos débiles que mantienen a la basura dando vueltas en un remolino gi-gante.

Los científicos dicen que la man-cha de basura es solamente una de cinco que pueden estar atrapadas en giros gigantes en los océanos del mundo. Aparejos de pesca abandonados, como boyas mari-nas, líneas y redes, son parte de los desperdicios, pero otros artículos llegan de las masas terrestres tras caer en los drenajes pluviales y de ahí al mar.

El plástico es el desperdicio más común en la mancha porque es un producto desechable ligero, dura-ble y omnipresente tanto en socie-dades avanzadas como en desa-rrollo. Puede flotar durante cien-tos de kilómetros antes de quedar atrapado en un giro y entonces, con el tiempo, descomponerse.

Una vez que se divide en peda-zos, los fragmentos parecen con-feti en el agua. Millones, miles de millones, billones y más de estas partículas flotan en los giros lle-nos de basura del mundo.

Los BPCs (bifenilos policlo-rados), el DDT y otros químicos tóxicos no se pueden disolver en el agua, pero el plástico los absorbe como una esponja, y los peces que se alimentan de plancton ingieren las diminutas partículas de plásti-co. Los científicos de la Fundación Algalita de Investigación Marina dicen que los tejidos de los peces contienen algunos de los mismos

químicos que el plástico y espe-culan que los químicos tóxicos se filtran en el tejido de los peces a través del plástico que comen.

Los investigadores dicen que cuando un depredador, ya sea un pez más grande o una persona, se come el pez que come plástico, ese depredador puede transferir toxi-nas a sus propios tejidos y en con-centraciones más elevadas, ya que las toxinas de múltiples fuentes de alimentos pueden acumularse en el cuerpo.

Charles Moore halló, por acci-dente, la mancha de basura del Pa-cífico hace 12 años, al toparse con ella cuando regresaba de una ca-rrera de veleros en Hawai. Moore transportó a tres investigadores,

a su primer oficial y a un periodis-ta allí este verano, en lo que fue su décimo viaje científico al lugar. Está convencido de que hay varias manchas de basura parecidas aún sin descubrir.

Muchos científicos creen que hay otra mancha de basura frente a la costa de Japón y otra más en el Mar de los Sargazos, en el centro del Océano Atlántico.

Moore es la primera persona en haber llevado a cabo una inves-tigación científica seria al hacer muestreos de la mancha de ba-sura. En 1999, unió a la fundación Algalita a su estudio. En la actuali-dad, la fundación examina los des-perdicios plásticos y toma mues-tras de agua contaminada frente a

la costa de California y por todo el Océano Pacífico. Al arrastrar una red de malla muy fina detrás del Alguita, catamarán de aluminio de 15 metros que utiliza para sus investigaciones, Moore puede re-colectar pequeños fragmentos de plástico.

Las muestras de agua de febrero contenían hasta el doble de plásti-co que las muestras de hace una década.

“Esta no es la mancha de basu-ra que vi en 1999; es un ente total-mente diferente”, dijo Moore.

Para el primer oficial Jeffery Ernst, la mancha era “solamente un recordatorio de que no existe un lugar que no sea afectado por la humanidad”.

En el número actual de la revista Animal Behaviour, varios inves-tigadores presentan evidencia de que los cerdos domésticos rápida-mente pueden aprender cómo fun-

cionan los espejos y utilizarán su com-prensión de las imá-genes reflejadas para investigar su entorno y localizar su comida.

El hallazgo es sólo uno en una serie de descubrimientos recientes del estudio incipiente de la cogni-ción porcina. Otros investigadores han encontrado que los puercos son brillantes para recordar dón-de están ocultas las reservas de alimento y qué tan grande es cada una comparada con el resto; y han mostrado que el Cerdo A puede aprender casi instantáneamente a seguir al Cerdo B cuando este muestra señales de saber donde está guardada la comida buena, y que el Cerdo B tratará de engañar y despistar al que lo persigue.

Han encontrado que los cerdos figuran entre los animales más

rápidos para aprender una nueva rutina, y que pueden hacer muchos trucos. También son lentos para olvidar.

Hace poco, un equipo internacio-nal de biólogos dio a conocer la pri-mera secuencia tentativa del geno-ma porcino, el juego completo de instrucciones genéticas para crear la variedad Duroc de pelaje rojizo de Sus scrofa. Incluso con un vista-zo superficial, “el genoma del cer-do se compara favorablemente con el del humano”, externó Lawrence Schook, de la Universidad de Illi-nois, en Urbana-Champaign, uno de los líderes del equipo.

Schook está particularmente an-sioso de ver si los muchos paralelos psicológicos y conductistas entre

los humanos y los puercos están reflejados en nuestros respectivos genomas. Los corazones de cerdo son como los nuestros, apuntó, estos animales metabolizan las drogas como nosotros, sus dientes se parecen a los nuestros, y sus hábitos también pueden parecer-se. “Considero al cerdo como un modelo animal fabuloso para las enfermedades relacionadas con el estilo de vida humano”, añadió.

“A los puercos les gusta holgaza-near, les gusta beber si se les da la oportunidad, y fumarán y verán la televisión”.

Richard W. Byrne, profesor de psicología evolutiva en la Univer-sidad de St. Andrews, atribuye la inteligencia del cerdo a las mismas presiones evolutivas que la im-pulsaron en los primates: la vida social y la comida.

Ya que se ha mostrado que los

monos utilizan espejos para localizar comida, Donald M. Broom de la Universidad de Cam-bridge y sus colegas decidieron buscar algo parecido a esa “con-ciencia evaluativa” en los cerdos. Comenza-ron exponiendo a puer-cos de 4 a 8 semanas de nacidos a periodos de cinco horas con un espejo y llevaron un registro de sus reac-ciones. Los cerdos demostraron estar fascinados, al vocali-zar, tocar la superficie con la nariz, mirar su

imagen desde ángulos diferentes y asomarse detrás del espejo. Más tarde, cuando se colocó comida en su corral que sólo se veía me-diante el espejo, los cerdos cono-cedores de él inmediatamente se volvieron y localizaron la comida un promedio de 23 segundos des-pués. Eso contrastó con los que no estaban familiarizados con el objeto, que buscaron, en vano, la comida detrás del espejo.

Lindsey HOsHaw para THe new yOrk Times

micHaeL Urbana/afp — GeTTy imaGes

Natalie aNgierensaYo

nos parecemos tanto, tanto a los cerdos...

Estudios de cerdos evidencian ingenio incitado por comida.

Al momento, se sabe de tres manchas de basura en oceános.

Grandes islas de desechos se forman en el Océano Pacífico

puercos y humanos comparten ciertos rasgos de conducta.

charles moore halló una gran mancha de basura en el pacífico, hace 12 años. en la fotografía, sostiene una botella cubierta de percebes.

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a r t e y e s t i l o

Vi Lunes, 23 De noviembre De 2009

En Bad lieutenant: port of call New Orleans, de Werner Herzog, hay cualquier cantidad de escenas características de Nicolas Cage, interludios que uno mira con esa

mezcla ya familiar de valoración ge-nuina y más que una pizca de des-lumbramiento.

La película de Herzog se basa sin

mucho rigor en una película de 1992 llamada simplemente Bad Lieutenant (Un maldito policía), que fue dirigida por Abel Ferrara y protagonizada por Harvey Kei-tel.

Las dos películas presentan ac-tuaciones que llevan al espectador a preguntarse dónde desaparece el personaje y dónde se impone el hombre que lo interpreta, un des-lizamiento que puede llevar a la grandeza, pero también a momen-tos de tal exceso y hasta comedia grotesca que da vergüenza ajena.

Cage sobresale en ese desliza-miento, aunque solo después de ver Maldito policía recordé lo estrafa-lario que puede ser –y lo divertido que puede resultar– ver a un actor llegar tan lejos y hasta un poquito demasiado lejos quizá.

Seducida por el estilo narrativo barroco de Herzog y la sincronía perfecta de un actor que se es-fuerza al máximo, empecé a ver a Cage con nuevos ojos. En su ca-rrera hubo suficientes decisiones extrañas y erradas como para de-

sarrollar fácilmente una idea de su talento y de sus límites desde el comienzo. En parte, esto se debe a que desde el primer momento –interpretó a un punk enamorado y no correspondido en Valley girl (La chica del valle, 1983), su pri-mer papel de interés– ha habido tramos, incluso películas enteras donde sus gestos grandiosos y sus extrañas vocalizaciones sacaron lo mejor de él.

Lo que convierte a Cage en una presencia tan inusual en la panta-lla y en un actor de cine aún más

atípico es que, por regla general, suele ser muy bueno y muy malo de una película a otra y a veces de una escena a otra en una sola película.

Esta cualidad visible e insistente –posiblemente el requisito previo más fundamental del estrellato, y ciertamente más esencial para su brillo que el talento actoral o inclu-so la belleza física– estuvo presen-te desde el comienzo.

Los periodistas enseguida se

enteraron de que Cage también era un perso-naje colorido fuera de cámara, aprovechando sus preparaciones de inmersión en sus dis-tintos papeles.

Una crónica de sus primeros años inva-riablemente incluye la historia de los dientes que se hizo sacar, al parecer sin anestesia, para entender el dolor de un veterano de Vietnam que in-terpretaba en Birdy(1984), además de una referencia al bicho acuáti-co vivito y coleando que tragó en cámara para El beso del vampiro (1989).

Después de un tiempo, estos ex-cesos se le quedaron adheridos, e incluso lo definieron, con lo cual se tornó difícil separar al hombre, el método y la locura.

La transformación del tipo de actor que adquirió notoriedad crí-tica para gente como David Lynch (Corazón salvaje, 1990) mientras pagaba sus facturas con una copia de Top Gun (Fire Birds, Pájaros de fuego, también de 1990), ocurrió cuando después de ganar su Oscar, apareció al poco tiempo en La roca, la primera de seis (y siguen suman-do) películas que ha hecho para el superproductor Jerry Bruckhei-mer.

Dirigida por Michael Bay con las habituales bolas de fuego ana-ranjadas y la confusión espacio-

temporal, La roca no puso a Cage a la par de Tom Cruise en términos de taquilla. Pero por primera vez Cage puso en evidencia una ver-dadera energía activa en un título ubicado entre los 10 más vistos.

En la década pasada, otro éxito de taquilla Con air, Gone in 60 se-conds (60 segundos) y las dos pe-lículas de National treasure (La búsqueda) convirtieron asimismo a Cage en uno de los actores más confiables tanto para Bruck-he-mier como para Disney.

También hubo papeles románti-cos, algunos más convincentes que otros, incluido Adiós a Las Vegas, el drama de 1995 por el cual ganó el Oscar de la Academia a mejor ac-tor como un fracasado de Hollywo-od que se mata con la bebida.

En los últimos años, la falta de discriminación (o gusto) de Cage amenazó con ensombrecer el al-cance de su carrera, lo cual es com-prensible si uno lo ha visto usar un traje de oso en la divertida remake

de The wicker man (El culto sinies-tro, 2006).

Sin embargo, después de Mal-dito policía me pregunto si la na-rrativa que muchos de nosotros atribuimos a su carrera –la prome-sa errática inicial, los éxitos de la madurez, las malas elecciones en la mitad de su vida– es injusta con él. La verdad es que hace bien su trabajo en entretenimientos co-mo National Treasure y Knowing (2009), que supuestamente le dan libertad financiera para soltarse con un director como Herzog.

Cage ha hecho un hábito del fra-caso y a menudo remató su talento. Y sin embargo, como muestra Mal-dito policía, sigue siendo el mismo Nicolas Cage de su carrera inicial, posterior y más elogiada por la crítica: el hombre de los mil tics faciales, un estudiante de todos los acentos y un maestro de ninguno, un actor que, para bien o para mal, y a veces para ambos, nos da un motivo tras otro para ir al cine.

POR CARLOS H. CONDE

QUEZÓN, Filipinas — El espectáculo era poco verosí-mil: un hombre con una leve joroba y movimientos que sugerían su edad (62 años) o alguna dolencia (problemas de espalda y rodillas con ne-cesidad de cirugía), que ven-cía a un oponente más alto y no mayor de treinta años.

El hombre mayor dejó fue-ra de combate al más joven con un derechazo directo al abdomen y un gancho izquierdo al rostro. Luego otro rival recibió golpes en la cara y también en el cuerpo, esta vez con una de esas pro-blemáticas rodillas. Acto se-guido llegó otro, que también acabó en el suelo.

“Extrañaba esto”, dijo Joseph Estrada –actor y ex presidente de Filipinas– mo-mentos después de que el director gritara “¡Corten!” Estrada caminó entonces hacia la entrada de la termi-nal de omnibús donde se rodaba la película y saludó a una multitud de admiradores.

“No me olviden, ¿de acuerdo? ¡Volveremos a Malacañang!” gri-tó. La gente respondió coreando su apodo: “¡Erap! ¡Erap!” (vale decir, “pare” –amigo, en filipino– al revés).

Malacañang es el palacio presi-dencial. Estrada se mantuvo allí menos de la mitad de su mandato de seis años. Fue destituido en 2001 luego de que un juicio político del Senado por acusaciones de corrup-ción se viera interrumpido por los intentos de sus aliados de eliminar las pruebas, lo que hizo que los fili-pinos se volcaran a las calles a ex-presar su protesta.

El mes pasado anunció que el año que viene volverá a presentar su candidatura a la presidencia, algo que calificó como su “última actuación”. La noticia sorprendió a sus oponentes políticos y agitó las aguas ya inquietas de la política fi-lipina.

El regreso de Estrada al cine se produce luego de una pausa de más

de veinte años, período que com-prende los seis años que pasó en la cárcel por corrupción. Su vuelta a la política –a pesar de que le había prometido a la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, que lo indultó en 2007, que nunca volvería a pre-sentarse como candidato a un cargo electivo– es una oportunidad para ocuparse de temas pendientes.

Estrada señaló que había decidi-do presentarse nuevamente “para limpiar mi nombre y demostrarles a los que me destituyeron que esta-ban equivocados”.

No sabe con certeza si podrá lo-grarlo. La constitución filipina pro-híbe que un presidente busque su reelección. Sus oponentes aseguran que llevarán el caso a la Corte Supre-

ma. Mucha gente venera a Estrada, pero también son muchos los que sienten indignación, no solo ante su audacia, sino también por su insis-tencia en que lo de 2001 fue un golpe ilegal de la elite del país.

“Solo en Filipinas se da el caso de que un presidente deshonrado al que destituyó un levantamiento popular se atreva a volver a presen-tarse como candidato”, escribió el columnista político Benjie Olive-ros.

Estrada hizo más de cien pelícu-las en treinta años de carrera cine-matográfica, a menudo interpre-tando a hombres pobres que busca-ban justicia. Esos papeles, dijo, lo hicieron popular entre los votantes, a los que les bastaron los persona-

jes que encarnaba para elegirlo primero como alcalde de San Juan, un suburbio de Manila, durante die-cisiete años, luego como senador y vicepresidente, y por último como presidente.

También impresionó a los nacio-nalistas cuando en 1989 produjo y protagonizó la película En las garras del águila, una fuerte crítica a las ba-ses militares de Estados Unidos.

A Estrada no le preocupa que la película que hace ahora, Una fami-lia extraordinaria, sea una comedia sobre un conductor de omnibús que le hace la vida imposible al novio de su hija, vale decir una película que carece de un sentido político obvio.

“Me gusta hacer esto y lo extra-ñaba”, afirmó.

Cage irradia una rara atracción

En una carrera errática, el talento de Nicolas Cage permanece.

De un combate a otro, en el cine y en la política de Filipinas

reuters

FOtOGrAFÍAs De nAchO hernÁnDez PArA the neW YOrK tIMes

Destituido y lleno de vergüenza, pero con muchos seguidores.

manohla dargisCrÍtiCa

nicolas cage, a quien se ve en la fotografía con elisabeth shue, ganó un Oscar en 1995, por Adiós a Las vegas.

Joseph estrada, a la derecha en ambas fotografías, ex estrella cinematográfica y presidente de Filipinas, trata de regresar al cine a los 62 años.