PEDRO HENRIQUEZ URENA REPATRIACION DE SUS RESTOS

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PEDRO HENRIQUEZ URENA REPATRIACION DE SUS RESTOS (De "La Nacion", de Buenos Aires, domingo 26 de octubre de 1980). ==::;;.e:w... 1 EDRO Henriquez Urefia falleci6 el 11 de mayo de 1946, cuando viajaba a La Plata para atender a sus universitarias, vktima de un sincope cardfaco. Augusto Cortina ha contado asf SUS ultimas mementos "Eran las 7 5 y 7 5. Don Pedro lleg6, como de costumbre, al minuto. Antes de sentarse a mi /ado, co/oc6 su sombrero en la repisa de/ tren. Me dijo: '2Quiere que co/oque el suyo?' Y la acci6n sigui6 a la palabra. Tom6 asiento tranquilamente. '2C6rrio_ le va? ', le pregunte. Entonces se l!ev6 la frente al dorso de la diestra semicerrada y se desp/om6 a mi /ado. Lo mire sorprendido: pensaba que, antes que otras veces, se proponfa dormir un rato. Advert! entonces su rostro /igeramente descompuesto. Despues, par cortos momentos, un /eve ronquido" .. Fue sepultado en esta capital y ahora sus restos seran repatriados a Santo Domingo, Republica Dominicana, para ser inhumados en la Iglesia de Nuestra Senora de las Mercedes, junta al sepulcro de su madre, la poetisa Salome Urefia de Henr1quez. Para que se de cumplimiento al traslado, el presidente de aquel pafs, Antonio Guzman, design6 una comisi6n encabezada por el secretario de Educaci6n dominicano, ingeniero Pedro Porrello, e integrada por rectores universitarios, escritores e historiadores. Esa comisi6n tiene tambien la misi6n de organizar un programa de homenaje al insigne humanista. El presidente Guzman tom6 el juramento de practica a la comisi6n y esta complira su cometido, segiln se esti- 69 '

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PEDRO HENRIQUEZ URENA

REPATRIACION DE SUS RESTOS

(De "La Nacion", de Buenos Aires, domingo 26 de octubre de 1980).

==::;;.e:w...1EDRO Henriquez Urefia falleci6 el 11 de mayo de 1946, cuando viajaba a La Plata para atender a sus

~~~catedras universitarias, vktima de un sincope cardfaco. Augusto Cortina ha contado asf SUS ultimas mementos "Eran las 7 5 y 7 5. Don Pedro lleg6, como de costumbre, al minuto. Antes de sentarse a mi /ado, co/oc6 su sombrero en la repisa de/ tren. Me dijo: '2Quiere que co/oque el suyo?' Y la acci6n sigui6 a la palabra. Tom6 asiento tranquilamente. '2C6rrio_ le va? ', le pregunte. Entonces se l!ev6 la frente al dorso de la diestra semicerrada y se desp/om6 a mi /ado. Lo mire sorprendido: pensaba que, antes que otras veces, se proponfa dormir un rato. Advert! entonces su rostro /igeramente descompuesto. Despues, par cortos momentos, un /eve ronquido" .. Fue sepultado en esta capital y ahora sus restos seran repatriados a Santo Domingo, Republica Dominicana, para ser inhumados en la Iglesia de Nuestra Senora de las Mercedes, junta al sepulcro de su madre, la poetisa Salome Urefia de Henr1quez. Para que se de cumplimiento al traslado, el presidente de aquel pafs, Antonio Guzman, design6 una comisi6n encabezada por el secretario de Educaci6n dominicano, ingeniero Pedro Porrello, e integrada por rectores universitarios, escritores e historiadores. Esa comisi6n tiene tambien la misi6n de organizar un programa de homenaje al insigne humanista. El presidente Guzman tom6 el juramento de practica a la comisi6n y esta complira su cometido, segiln se esti-

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; ma, en fecha pr6xima. La integr~, apa'rte del secretario de Esta-de Pedro Porrello, el doctor Flav'io D~rio Espinal, secretario sin cartera; Federico Hendquez Grjlteravx, director de Relaciones P6.blicas de la Presidencia; doctqr Antonio Rosario, rector de la Universidad Aut6noma de Santo DorjJ.ingo; monsenor, Agripino Nunez Collado, rector de la Universidad Cat6lica Madre y Maes­tra; doctor Juan Tomas Mejfa Feliu, rector de la Universidad Nacional Pedro Henriquez Urena; licenciado Emilio Rodriguez Demorizi, presidente de la Academia Dominicana de la Historia; doctor Carlos Federico Perez, presidente de la Academia Dominicana de la Lengua; licenciado Pedro Troncoso Sanchez, presidente de la Academia Dominicana de Ciencias, y profesor Juan Jacobo de Lara, editor de las obras completas de Henriquez Urena. En la Universidad Nacional de La Plata se honrara tambien, en la oportunidad, al maestro y escritor, colocandose un busto una vez y media mayor que las proporciones normales, obra del escultor dominicano Prat Vent6s. El ex embajador en Santo Domingo, Hector R. Mendizabal Nogues, representante cfe la Universidad Pedro Henriquez Urena y de la Fundaci6n Universitaria Dominicana en nuestro pafs, intervino activamente en todos los asuntos ref eridos. Proyectase integrar una comisi6n nacional de homenaje.

RECUERDOS DE UNA HIJA DEL ESCRITOR

Con vivacidad, sin olvidar que se trata de su padre, pero tomando distancia, Sonia Henriquez Urena de I-Uito recuerda a Pedro Henriquez Urena recien llegado al pafs, en La Plata y en Buenos Aires, en el ambito familiar, con SUS alumnos y amigos, en la atareada vida que le toc6 vivir. Su evocaci6n parece no apelar al recuerdo; tan viva es la presencia del maestro.

Segunda hija del matrimonio del fil6logo con la joven mexicana Isabel Lombardo Toledano, nacida en La Plata, precisamente dos afios despues de la llegada de la familia al pals. Sonia Henriquez Urefi.a ha escrito un vivido testimonio de su padre en la Revista de la Universidad de aquella ciudad.

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"Cuando nina -dijo entonces-, me parecfa natural que lo supiera todo; matematicas, musica, astronomfa, pintura, botanica, historia, cualquier cosa. Poco a poco me fui dando cuenta de que se trataba de un ser excepciona/. Yo crefa que todos los hombres eran as!; con su senci!lez, su modestia, su finura; es que sin duda es as! como los hombres deberfan ser".

Ahora, a la pregunta de cual es el primer recuerdo que tiene de su padre, con testa:

-Siempre estuvo ahi. No podda decir en que memento lo aisle como persona. Fue en La Plata, seguramente. Yo naci alH, cuando ellos llegaron. Vinieron con mi hermana chiquita, de meses, que habia nacido en Mhico.

Seglin J.J. de Lara, que recuerda el hecho en Pedro Henriquez Urena, su vida y su obra, cuando Isabel Lombardo Toledano, que era veinte aiios menor que su futuro esposo, acept6 casarse con: Henriquez Urefia, este "le explic6 su proyecto de traslado a la Argentina tan pronto como tuviera alguna oferta de trabajo". La novia era mexicana; vivian en Mexico. Desde antes del 'matrimonio pues, la idea de trasladarse a nuestro pal.s estaba pres.ente en el maestro. Esa oportunidad se presento cuando perdi6 sus puestos en Mexico y, por gestiones de su amigo argentino Rafael Alberto Arrieta, foe propuesto para tres catedras secundarias de lengua c astell~a en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata.

-Cuando yo cumplf tres afios -dice su hija- , hos

trasladamos de La Plata a Buenos Aires. Vivimos en Ayacucho y Paraguay.

La familia se instalaba en la capital, donde amistades y t areas reclamaba.11. al profesor, pero y a habian comenzado los viajes a La Plata, en cumplimiento de la tarea diaria, porque Hendque z Urefia, recien llegado a Buenos Aires, vivi6 primeramente en una pension y desde aquf se trasladaba a la capital de a provincia.

Como lo ha hecho en el recuerdo mencionado , Sonia de Hlito evoca la figura de su padre actuando como maestro junto a ella y su hermana:

- Con noso tras redoblaba su interes en darnos en cada

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palabra SU ensefianza. Nos llev6 aJ teatro y la opera desde muy nifias. Si la tenfa a mano nos hada leer la pieza que vedamos. En los conciertos, si consegu ia, llevaba la partitura. Much as veces jugabamos a adivinar trozos de poesias, que por supuesto nos deda de memoria, y la que adivinaba, mi hermana o yo, recibfa en premio diez centavos.

Los nombres acuden a la memoria de Sonia Henriquez Urefia de Hlito al recordar la aficion de su padre por el teatro y la opera; nombres que forman parte de la historia del espaectfu:ulo en Buenos Aires -como el Marconi, la Opera- o gue con tinuan una tradicion lfrica, coma el Colon.

-Nos sac6 abonos para el Colon -cuenta-. Siempre fbamos juntas a todas partes. A la vuelta, venfamos cantando. El tenfa voz, nos ensefio a gustar de la buena mesa, a bailar el vals, a tantas cosas ... , y por supuesto a leer, a leer siempre buenos libros. No permitio nunca que hubiera en la casa malas revistas o periodicos.

- i_C6mo trabajaba? i_Hablaba de sus obras? i_Comunicaba sus planes?

-Como trabajaba continuamente, yo no podrfa decirlo. Fue una persona demasiado agobi~da por el trabajo; eran deamasiadas las cosas que hacl.a. El hablaba en sus cartas de esa fatiga. ..

"Era el hombre mas ocupado -dice ~l recuerdo escrito de la hija, antes cit ado- y sin embargo siempre ten fa tiempo para quien se le acercara solicitando ayuda o consejo ... Se ha dicho que ensenaba sin darse cuenta yes verdad, siempre estaba alerta para encontrar el orden donde no lo hubiera, el interes donde a simple vista pareciera no encontrarse. Recuerdo conversaciones con sus amigos, conversaciones sabre las mas diversos temas y que yo desgraciadamente en tend fa entonces a medias".

Rafael Alberto Arrieta ha recordado como se lo vefa atareado, ganandole al tiempo: "Llegaba al tren en el ultimo ins tan te con su cartera abultada y etnpleaba la hora del viaje en corregir las trabajos de sus alumnos de segundo y tercer afios, o en dormitar, eterno deudor del suefio sacrificado al estudio, a la

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velada entre amigos, al Colon". (Pedro Henriquez Urena, profesor en la Argentina).

- c:Recuerda a sus amigos, a las amigos de la casa? -Siempre hubo gente en la casa. Alumnos, amigos,

personas que se acercaban porque escrib1an y buscaban ayuda. Estaba el grupo de La Plata, Alejandro Korn, las Romero, Fatone, Reulet, Orfila.

Con Alejandro Korn y las j6venes que lo rodeaban en torno de la revista Valoraciones se vincul6 al poco tiempo de llegar. A su lado se form6 despues todo un cenaculo estudiantil. Enrique Anderson Imbert, que fue su alumna en esos aiios, lo evoca asi: "Tenia una rotunda voz de bajo, tenia unos ojos muy negros que sin esfuerzo lo veian todo, tenia una sonrisa ir6nica y duke con la que nos dirigia ... Nos llev6 a su casa, nos enseii.6 a vivir y a pensar, a ofr musica y a escribir cuentos, a leer las clasicos e informarnos de las ciencias, a disfrutar de las literaturas modemas en sus lenguas originales, a conversar, a gustar de la pintura, a trabajar y apreciar el paisaje y la bondad. Sabre todo nos enseii.6 a ser justos".

Antes de radicarse en la Argentina, Henriquez Urena habfa visitado el pais. Fue en el afio 1922, i::omo integrante de la comitiva de Jose Vasconcelos (su mentor en Mexico), que vino a Buenos Aires para las ceremonias de la transmisi6n del mando presidencial cuando se. hizo cargo de la primera magistratura Marcelo T. de Alvear. Tambien desde aquf, una vez establecido, volvi6 a su patria, la Republica Dominicana, a Santo Domingo, donde habia nacido el 29 de junio de 1884. En ese viaje lo acompaii6 su familia. El regreso obededa a su nombramiento en la Superintendencia General de Educacibn de su pals.

-El aceptb el cargo con el deseo enorme de volver a su patria, deseo que tuvo toda la vida -explica ahora Sonia de Hlito. Fuimos todos, y el viaje se demor6 alrededor de dos afios. En el interin, nosotras fuimos a Mexico, aver a la familia de mi madre. Tengo presente el ciclbn que nos tom6 en el viaje par mar. Finalmente, nos trasladamos a Pads, donde estaba mi abuelo coma ministro plenipotenciario. Allf se nos reuni6 despues mi padre, y juntas regresamos a la Argentina.

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El abuelo ministro era Francisco Henriquez y Carvajal, que fue tambien presidente de la Republica Dominicana. Medico de profesi6n, se destac6 en las letras y la polf tica de su pals. De su matrimonio con Salome Urena, poetisa y educadora de renombre ("insigne mujer que en la historia literaria de Santo Domingo representa el mayor esfuerzo de elevada cultura", segiln Menendez y Pelayo), nacieron sus cuatro hijos. Francisco, Pedro, Max y Camila. Los . dos Ultimas varones habrfan de destacarse en las letras y la educaci6n continentales. Como una premonici6n, Salome Urefia escribi6 en 1890 un poema en que habla de su segundo hijo, y que es citado frecuentemente cuando se evoca la memoria de este: "Mi Pedro no es so/dado; no ambiciona / de Cesar ni Alejandro los Jaure/es; / si a sus sienes aguarda una corona, / la ha/Iara def estudio en !os verge/es".

-Siempre estuvimos juntas -insiste Sonia de Hlito-. Con excepci6n de un viaje a Chile (en 1927, para dictar conferencias) y a los Estados Unidos (en 1940, para dictar conferencias en la Universidad de Harvard, en la d.tedra Charles Eliot Norton), la familia nose separ6 nunca.

Henrf quez Urena, que adquiri6 los prirneros conocirnientos junta a sus padres y en Santo Domingo, estudiando luego en Nueva York, principalmente, por su propia cuenta, se habfa orientado hacia las letras, destacandose tempranamente en la historia y cdtica literaria. Pero su erudici6n -tambien desde temprano- fue muy grande. Su vinculaci6n con Mexico se inici6 en 1906, y en ese pats ejerci6 el periodismo, la catedra y escribi6 y public6 libros. Ya en tonces le era reconocido su magisterio ("Viv fa entre sus desdpulos, es necesario confesarlo, en un mundo de pasi6n. Si estabamos incluidos en las "listas" del Maestro y habfa.mos obtenido implfcitamente su aprobaci6n nos sendamos con la celebridad en el bolsilio", escribi6 Julio Torri, uno de sus disdpulos mexicanos.)

. En la Argentina desarroll6 una labor mU.ltiple como esa, aun mas acendrada en la ensefianza y la publicaci6n de libros. Puede afirmarse que aquf culmin6 su tarea de maestro, aunque nunca, par las leyes establecidas (y a que no quiso optar por la

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nacionalidad argentina, para no perder la dominicana) obtuvo d.tedras titulares. Dict6 clases en el Instituto Nacional de Profesorado Secundario de Buenos Aires, en la Universidad Nacional de La Plata (literatura de Europa septentrional, en un comienzo) y conferencias en el Colegio Libre de Estudios Superiores, para no citar sino algunos de los lugares y catedras que ocup6. En el Instituto de Filologfa de la Facultad de Filosofla y Letras trabaj6 para la Biblioteca de Dialectologfa Hispanoamericana. Se vincul6 a editoriales que lo contaron entre sus asesores mas destecados. (En este sentido bastarfan citar las colecciones "Cien obras maestras" y "Grandes escritores de America" . .) Una constante producci6n de estudios, ensayos y obras criticas acompafian esta actividad, desde El verso puro (dado a conocer en la revista Va/oraciones citada). Seis ensayos en busca de nuestra ex presi6n, Observaciones sabre el espano/ en America, La Cu/tura y las /etras colonia/es en Santo Domingo, Plenitud de Espana, hasta sus textos El /ibro de/ idioma, Lectura, gramatica, composici6n, vocabulario (en colaboraci6n con Narciso Binayan) y Antologfa clasica de la /iteratura argentina (en colaboraci6n con Jorge Luis Borges). Sus obras corripletas, han sido editadas por la Universidad domi­nicana que lleva su nombre, en diez volumenes.

Quienes recuerdan a Pedro Henrfquez Urefia (como su hija) estan de acuerdo en destacar que, a pesar de la pesada y multiplicada tarea que el profesor y el pensador habfan tom ado sobre sus hombros, estaba siempre dispuesto a conversar, a ensefiar, sin distinci6n de interlocutores. Sonia de Hlito destaca, en este sentido, las palabras de una carta que Henriquez Urena dirigi.6 a Alfonso Reyes en 1925: "Siento la necesidad de que mi actividad influya sabre las gentes -le deda al amigo, que lo invitaba a cambiar de perspectivas-, aun en pequefia escala. Y en Pads yo podrfa hacer cosas mfas, pero estarfa lejos del campo de acci6n que me atrae, que es America, aunque hasta ahora haya podido hacer muy poco, y ese poco effmero, coma tU bien sabes".

- lCbmo era flsican1ente Henriquez Urefia? -Era de altura te r mino medio. Tenfa el paso corto.

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Andaba de prisa, sonriente. No impresionab:i com o el erudite o el profesor. La persona que no sabfa quien era (y mi padre se cuidaba muy bien de hacerselo notar) podfa conversar con el con mucha soltura.

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