Nietzsche y Los Griegos

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    POLIS. Revista de ideas y formas polticas de la Antigedad Clsica 12 2000 pp. 85-135

    NIETZSCHE Y LOS GRIEGOSArsenio Ginzo FernndezUniversidad de Alcal

    I NIETZSCHE Y LOS GRIEGOS EL HORIZONTE H ISTRICOAl abordar un gr npensadorcomoNietzsche espreciso reconocerquehaplanteado pocos temas con tanto apasionamiento y penetracin como el problemadellegado cultural griego. El tema Nietzschey losgriegos constituyeun problema estelar a la hora de investigar el pensamiento de este conflictivodiscutido y paradjico autor. Esto es cierto particularmente si nos referimos aljoven Nietzsche primero estudiante y despus profesor defilolog clsica.No obstante de alguna manera su veneracin por Grecia va permanecerhas

    ta el final de su vida.Nada ms lejos en este caso de una mera dedicacin erudita puesto que laverdadera intencin de Nietzsche va consistirenbuscar una nueva comprensin de Grecia y a travs de la misma en propiciar un nuevo dilogo entre ellegado de los griegos y el mundo moderno. A pesar de todos sus espejismos yunilateralidades pensamos que Nietzsche alcanz en una medida importantela meta que se propuso y que por ello ha de ser considerado como un autorimprescindible a la hora de estudiar la pervivencia del mundo clsico en laEdad M oderna.Cabra afirmar con K. Reinhardt que los griegos representaban paraNietzsche un mundo de modelos de ejemplos de esperanzas y tambin de

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    malentendidos geniales'. Especialmente la obra del joven Nietzsche est llenade pronun ciamientos enfticos a este respecto, no dudando en afirmar q ue losgriegos poseen p ara l un valor anlogo al que los santos poseen para los catli-cos^ cabiendo sin duda considerar esta confesin como una expresin paradigm tica de la veneracin nietzscheana por los griegos. No resulta nada difcil traer a colacin toda una serie de textos que apuntan en la misma direccin.He aqu algunos de ellos. En su ensayo juvenil sobre el porvenir de loscentros educativos, Nietzsche encuentra profundamente insatisfactoria la situacin en que se encuentra la enseanza de su tiemp o, no pudiend o men os de

    volver su mirada hacia la Antigedad clsica, a modo de contrapunto. EsaAntigedad se le presenta al jov en Nietzsche com o la autntica y nica pa triade la cultura^, de forma que al bu scar un referente para un a reforma en profundidad del universo educa tivo, Grecia se le presenta, tambin a l, como elpas de la nosta lgia, tambin l experim enta la nostalgia de la patria griega *.Si Hegel no dudab a en utilizar la expresin bautismo profano pa ra referirsea la funcin que desem pea en el joven educando el contacto con la Antigedad, Nietzsche por su parte no vacila en calificaresasvirtualidades educativasdel legado clsico como una especie de imperativo categrico concreto decualquier cultura^.En ltima instancia tal posicin privilegiada del mundo griego consiste ajuicio de Nietzsche en que los griegos habran desarrollado la ms profundaposibilidad de existencia hum ana, y de ah su valor referencial p ara las futurasgeneraciones*. En definitiva, los griegos son para el jov en Nietzsche el nicopueb lo genial de la Historia universal, aquel pueb lo que, en condicin d e tal,constituye el captulo ms he roico en los anales del espritu h um ano . Por elloel cometido y la historia de Euro pa han d e consistir en ser una prolongacin dela historia griega^.

    ' K. Reinhardt,VermachtnisderAn tike GOttingen 1960, 346.^F . Nietzsche,Samtliche Werke.KritischeStudienausgabe ed. de G. Colli y M.Montinari, Bd. VII,18.(En adelante: KSA).' KSA, I, 686.Ibid.'KSA , I,741.KSA, VII, 285.' KSA,II,311.Segn escribeW Nestle, elmundo griego no espara Nietzsche slo

    pasado,sino tambin presente yfuturo Cf.Id FriedrichNietzsche und diegriechischePhilosophie, enNeue ahrbcherfr die klassischePhilosophie 29,1912,555.86

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    Aunque tales declaraciones enfticas abundan, como queda apuntado, enlos escritos pertenecientes al primer perodo, la veneracin por los griegos,aunque m atizada, perdura hasta el final de su vida. As, por ejemplo, cuandoen su poca finalescribe un Ensayo de autocrtica respectoasu obra juvenilEl nacimiento de latragedia Nietzsche no vaadudar en seguir refirindose alosgriegos comoala especiemslogradadehombres habidos hastaahora,lams bella, la ms envidiada, la que ms seduce a vivir'.El propsito de estas pginas consiste en examinar con ms precisin yrigor el alcance concreto, al menos en algunos de sus aspectos fundamentales,de esa visin de los griegos que queda sugerida en los textosaque nos hemosreferido. Al cumplirse el primer centenario de la muerte delfilsofo,en 1900,muchas son las miradas que se vuelven sobre su obraysu proyeccin sobre elpensamiento contemporneo. Pensamos que en esta relectura de la obra deNietzsche no poda faltar un aspecto tan fundamental de la m isma como es elsignificado de los griegos para su visin del mundo. Para Nietzsche la miradacrtica al pasado le va a servir para encontrar motivos y estmulos paraproyectarse sobre el futuro.No obstante, para empezar, quiz convenga evocar brevemente el helenismoalemno,si preferimos, la grecomana alemana, en cuyo horizonte se vaa situar Nietzscheensu doble condicindeprolongadordeesa tradicin y a lavez de su radical cuestionados Aunque con cierta dosis de simplificacin, seha podido afirmarconfundamentoque lospases que en el mundo moderno sehan destacado sobre los dems como protagonistas del renacimiento de laAntigtiedad habran sido la Italia del siglo XV y la Alemania de los siglosXVIII yXIX.Con la diferencia, no obstante, de que en el primercasose tratara primordialmente de la recuperacin del legado de Roma o en todo caso deuna Antigedad romanizada. De ah, por ejemplo, la frecuente traduccin allatn, en pleno Renacimiento, de los clsicos griegos. En el caso de Alemania,por el contrario, se habra intentado conectar directamente con el mundo griego,con su lengua y con sus textos tanto de orden artstico y literario comofilosfico '. Hace tiempo queW.Rehm en un libro famoso' , aunque excesiva-

    KSA,1,12.'Vanse, por ejemplo, H. Lloyd-Jones, Nietzsche and the Study of the AncientWorld, en JamesC. O Flaherty y otros (eds.),Studies in Nietzsche and the ClassicalTradition Chapel Hill1976,4;M.S.Silk andJ. P.Stem,NietzscheonTragedy Cambridge1990 4ss.' W.Rehm,GriechentumundGoethezeit GeschichteeinesGlaubens Leipzig1938.8

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    mente ditirmbico, llam la atencinsobreesta circunstancia y sobre su significado para la vida cultural alemana.Al protagonizardeuna forma tan decididaelrenacimiento del mundo griego,los autores alemanes estaban dominados por una especie de conciencia demisin histricaque lesimpulsaba a sentirse comolosherederos de la autntica Grecia (das echte Griechentum), diferencia de lo que ocurriraenotrospases europeos . Se aspira a que mediante una especie de palingenesia ellegado griego lograra sobrevivir en el mundo germnico. De ahqueese renacimiento de la Antigedad griega que tan fuertemente se har sentir en el mbito alemn desde los descubrimientos y los escritos de Winckelmann y losensayos de Lessing, sobre todo elLaocoonte vayan ms all de un enfoqueerudito. Los griegos se presentan ms bien como modelos para la Alemaniamoderna, a la bsqueda de una nueva identidad. Con toda nitidez lo confirmaW. von Humboldt al abordar el problema del carcter de los griegos: Losgriegos no se limitan ser para nosotros un pueblo cuyo conocimiento histrico nos sea til sino que son ideal'^.

    De ah que quepa comenzar diciendo que estamos ante una recepcin decarcter idealizante y estetizante. Aquello que Winckelmann crea descubriren las estatuas griegas: una noble sencillez (edle Einfacht) y una serena grandeza (stille Grsse), va a ser aplicado por los grandes representantes de laliteraturaalemana,desdeHerder hasta Goethe,p s ndopor SchilleryHOlderlin,a la apropiacin alemana de los textos de la literatura griega. Se consolida asuna visin idealizada en la que se subraya la armona, la serenidad del idealgriego de belleza, y al mismo tiempo de una humanidad plena, si bien, parahacer justicia a la complejidad del movimiento, sera preciso reconocer diferencias no irrelevantes entre los protagonistas de la gran literatura alemana.En este horizonte un autor como Schiller que en varios pasajes de su obrase haba referido al mundo griego -recurdese su clebre poema de 1788Los

    diosesde Grecia-no puede menos de evocar el mundo griego como contrapunto dela humanidadactual.As argumentaen l s artas sobre la educacinestticadel hombre:si observamos con un poco de atencin el carcter deltiempo presente, tiene que maravillamos el contraste que se advierte entre laforma actual de la humanidad y la antigua, sobre todo la griega... Los griegos

    S. Mas H lderlin y los griegos Madrid 1999 14.W. von Humboldt Werke II Stuttgart 1961 65.88

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    no slo nos avergenzan por una sencillez que es ajenaanuestra poca; son almismo tiempo nuestros rivales, y a menudo nuestro modelo' .Tampoco se iba a quedar atrs Goethe al invitar enfticamente a que cadauno fuera un griego a su manera, pero que lo fuera. La referencia a Grecia sehalla presente en su obra por doquier. Sea suficiente con referimos aqu alprofundo significado de la confrontacin enFaustoIIentre Fausto que repre-senta al hombre moderno, concebido desde una ptica germnica, y Helenaque simbolizaante todo a laAntigedad griega.Seofrecaas un marcoidneopara escenificar las posibilidades y lmites de una confrontacin entre el mun-do griegoyel mundo moderno. oobstante,sihubieraquedestacara unescri-tor de este perodo que haya vivido con especial patetismo el problema dellegado griegoysu relacin con el mundo alemn,esehonor parece competirleen primer lugaraaquella especie de monje helnico que fue Holderlin. Tan-tosu novelaHiperincomo su tragediaLa muerte de Empdoclesdan testimo-nio fehaciente de ese dilogo apasionado. Un talante que queda reflejadoparadigmticamente en los primeros versos de su poemaDerEinzige:

    Was ist es, dasAn die alten seligen KstenMich fesselt, dass ich mehr nochSie liebe, ais mein Vaterland?O bien aquellos otros versos en los que el poeta habla de su voluntad deedificar y levantar de nuevo el templo de Teseo y los estadios, y all dondevivi Pericles. Nadie en el Clasicismo alemn haba vivido con tanto patetis-mo el problema del sentido de Grecia para el mundo alemn como Holderlin.Tambin la filosofa se sumaba a esta peculiar confrontacin germnicacon el mundogriego.Unprotagonismo especial compete en este casoaHegel,compaero de estudios y de aventuras intelectuales de Holderlin. Si el hombreculto europeo se puede sentir en Grecia como en casa, ello sera especial-mente cierto, ajuicio de Hegel, tratndose de nosotros los alemanes. Cabradejar a la Iglesia y al mundo del derecho su latn y su romanidad. El saberfilosfico y las bellas artes, porelcontrario, no slo tendran sus races en los

    F. S chiller,Cartas sobre la educacin esttica del hombre Madrid 1963,42.' F. Holderlin, Werke. Briefe. Dokumente MUnchen 1969,169.

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    griegos sino que se habran desarrollado a partir del espritu de los griegos .Por eso el propio Hegel no tiene inconveniente en concluir suEnciclopedia delas ciencias filosficas con un amplio fragmento, en griego, de laM etafsicade Aristteles, a m odo de homenaje inusual a un representante de la Antig edad clsica'*.

    Por supuesto, tal estado de nimo tena que llevar consigo que tanto loscultivadores de la literatura com o de la filosofa se esforzaran por apren der elgriego con un apasionamiento anlogo al que haban m ostrado losjvenes delRenacimiento en el aprendizaje del latn. Asimismo esta concentracin en elmu ndo griego iba a propiciar la aparicin de toda una serie de nuevas traducciones de los clsicos griegos al alemn. Cabra destacar a este respecto alprofesor de literatura clsica en Heidelberg, Johann Heinrich Voss, con sustraducciones al alemn de H om ero, Hesodo y de los poetas buc licos ' ' .

    Este hecho ya nos condu ce a la consideracin de un segundo enfoque en larecepcin de los griegos. Frente a una primera confrontacin con el legadogriego, de carcter predominantemente literario y estetizante, va a surgir unafilologa de carcter ms cientfico, que va a tratar de rectificar las unilatera-lidades de la primera aproximacin. Cabra destacar a este respecto la figurade Friedrich AugustWolf,que todava en 1777 tuvo que luchar para m atricularse com o studiosus philologiae en la Universidad de Gottingen. Un a generacin ms tarde la filologa clsica ya haba adquirido pleno reconocimientoacadm ico, cabiendo afirmar q ue a comienzos del siglo XIX A lemania se iba a

    G.W.F.Hegel,Werke XVIII,173.Ed. Suhrkamp.*G.W.F.Hegel,Enzyklopadie derphilosophischen Wissenschqften im Grundrisse(1830), Hamburg 1959,463. En otro trabajo anteriornoshemos ocupado en describirlas lneas fundamentales de la visin hegeliana de los griegos.Cf. Hegel y los griegos, enPolis3,1991,39/61.Por otraparte cabe observarcmo elpropio Heidegger,que prolonga en el siglo XX la tradicin de la granfilosofaalemana, sigue compartiendo la conviccin acerca dela particular afinidad entre la cultura griegayla alemana. Al ser preguntado en la famosa entrevista conDerSpiegelacerca de su opininacerca de si los alemanes tienen una especial cualifcacin para protagonizar uncambioen la formadepensar, responde: Pienso en el particularentimo parentescodelalengua alemana con lalenguade losgriegosyconsupensamiento (C /M.Heidegger,Laautoafirmacind e laUniversidad alemanayotrosescritos Madrid 1989, 80).

    G.Highet:La tradicinclsica II,Mxico, 1978,131/132.A este respecto Hegelno duda en afirmar que as como Lulero ha hecho hablar alemn a la Biblia, Vosshabra realizado algo similar con Homero{Cf. riefe vonundanHegel 1,100 .90

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    rsenioGimoFernndezconvertir en el centro europeo por excelencia de los estudios clsicos'*, algoque,aunque con altibajos, se va a mantener gran vigor hasta bien entrado elsiglo XX. D e una forma especial se debe a la intervencin de W olf la transformacin de la dedicacin a la Antigedad en ciencia de la Antigedad, a saber,la llamad a Altertumswissenschaft

    Centrndonos en los comienzos del siglo XIX, cabe recordar que el grandesarrollo que ahora alcanzan los estudios histricos no podan m enos de afectar asimism o a la evolucin de la filologa clsica. Tal como seala H. Lloyd -Jones, en las primeras dcadas del siglo XIX el antiguo enfoque del estudio delos griegos, de carcter m s literario y esttico, entr en conflicto con el nuevorumbo de la filologa clsica iniciado por Wolf y que se desenvolva en unestrecho contacto con los hallazgos de la arqueo loga, la epigrafa y la lingstica comparada .La Altertumswissenschaft estaba dominada en buena medidapor la visin histrica imperante en la poca. Es m s, este historicismo, fascinado por el auge de las ciencias de la naturaleza, no dudaba en rechazar co mosentimental y superficial la visin que del mun do clsico nos haba dejado la poca de Goethe y de Schiller, insistiendo ahora por el contrario en lacreciente recopilacin de hechos, en la especializacin, en definitiva en unaespecie de cientificismo muy en la lnea de la visin imperante en el siglo XIX .No obstante, un cientificismo as entendido, junto con innegables aportaciones,no poda men os de resultar tambin em pobrecedor respecto a la visin dela Antigedad clsica, cabiendo afirmar q ue cuando N ietzsche entra en escenacom o profesor de filologa clsica, el estudio de la Antigedad iba a m ostrardistintos sntomas de estancamiento y de erudicin estriP.

    Nietzsche en realidad se va a mostrar como un heredero heterodoxo de laconfrontacin germnica con el legado griego llevada a cabo tanto desde elhorizonte de la literatura y de la filosofa como de la ciencia filolgica. De ahla gran com plejidad de su em presa y el choque inevitable con la filologa de sutiempo . Prolonga sin duda la nostalgia de Grecia que haban experimen tadotantos espritus alem anes desde la segunda m itad del siglo XV III, pero a la vezabriga la ilusin d e encontrar una nueva clave para la com prensin del m undo

    M. S. Silk and J. P. Stem, op cit.,II.Por lo que se refiere en concreto aF.A.Wolf Nietzscheno dud endatarl fechadenacimiento de lafilologaen el momentoen que aqul decide matricularse como estudiante de filologa (KSA, VIII, 14).

    H. Lloyd-Jones,op cit., 5^Ibid.91

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    ietzscheylos griegosgriego. Tareaque enprincipionopoda pormenos deantojarsecomoextrema-damente difcil pues si a lo largo de la cultura moderna haba alguna temticaque hubiera sido abordada una y otra vez tal era el legado de la Antigedadclsica. Como quedadicho habansidoespecialmente los alemanes los que sehaban centrado con particular intensidad en la indagacin de la Antigedadgriega. Parece que a pesar de la dificultad de su cometido Nietzsche tuvoxito al menos en una medida importante en su empresa. Quisiramos mos-trar este punto en algunos de sus aspectos fundamentales.

    II NIETZSCHE Y LA FILOLOGA CLSICAII l El estudio de la flologa clsica

    Nietzsche ha pasado a la historia sobre todo como uno de los grandes fil-sofos contemporneos que pretende atisbar una nueva era del pensamientoporms contradicciones paradojas ambigedadesyunilateralidadesqueque-pa descubrir en su obra. A lo largo del siglo XX Nietzsche ha ido pasando deuna situacin de ostracismo a la de ser considerado poco a poco como uno delos grandes clsicos del pensamiento contemporneo. Desde distintas pers-pectivas y sensibilidades ste es un hecho comnmente aceptadohoy.Uno delos aspectos fundamentales de este nuevo clsico del pensamiento consiste ensu novedosa interpretacindelos griegos. esterespectoespreciso comenzarrecordandoqueN ietzsche adiferenciade otrosgrandesfilsofosquesontam-bin eminentes helenistas como es el caso de Hegel o de Heidegger inicia suandadura acadmicacomostudiosusphilologiaeydespus vaaejercer duran-te un tiempo como professor philologiae.Se tratadeun hecho diferencial queno ha dejado de marcar el destino de Nietzsche.El contacto con el universo de lafilolog clsica comenz tempranamentepara Nietzsche durante sus estudios de bachillerato. En efecto Nietzsche rea-liz estos estudios no en un centro cualquiera sino en el Instituto Clsico msrenombrado de Alemania en Schulpforta en donde estudiaron asimismo in-numerables destacadosfillogosclsicos entre ellos aqul que va a ser cono-cidocovao princeps philologorum Ulrich von Wilamowitz queprontoseibaaconvertir en adversario declarado de Nietzsche.Se trataba de un centro elitista que se esforzaba por alcanzar la excelenciaeducativa de sus alumnos de acuerdo con los grandes ideales clsicos. La

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    rsenioGimoFernndezdisciplina escolar imperante convertadealguna forma alcentrodocente enunestablecimiento a medio camino entre el cuartel y el claustro^ . De algunafor-maSchulpforta imprimacarcteD ycreaba relaciones duraderasde losalum-nos con el centro y con los compaeros de estudiosLos alumnos eran sin duda familiarizados con los grandes representantesdel Clasicismo alemn, pero el autntico centro de gravedad lo constitua elestudio del legado de la Antigedad clsica. As el estudio del griego y dellatn suponan ms del cincuenta por cien de la carga lectiva de un alumno enSchulpforta. Los autores antiguos eran objeto de un estudio amplio y rigurosoque tena como consecuencia que un alumno de este centro al terminar el ba-chillerato dispusiera, por lo que a conocimientos clsicos se refena, de ungrado de saber y de dominio de todo punto superior al de cualquiera de losrestantes institutos alemanes de enseanza media^ . Tal fue sin duda el casode Nietzsche, para quien el griego se ibaaconvertir prontamente en la materiapreferida. Aos ms tarde va a seguir recordando gratamente las primeras im-presionesqueprodujeron en suespritu autorescomoSfocles, Esquilo, Platn,y tambin los poetas lricos griegos.Nietzsche encontr en Schulpforta una temtica con la que estarindisolublemente unido el resto de su vida. Ciertamente, no se va a tratar deuna posesin pacfica sino que va a constituir el objeto de una confrontacinapasionada que le va a hacer romper con muchas imgenes recibidas de laAntigedad. Enesosfuturos cuestionamientos tampoco iba a quedar a salvolaenseanza recibida en Schulpforta. Tal como sealaC.P.Janz, en Schulpfortalo que imperaba era el espritu crtico de la investigacin lingstica erudita,que se desentenda enteramente de los problemas del dayque conceda pocaatencin a las ciencias naturales emergentes^^

    Se trata de uno de los reproches que Nietzsche va a dirigir a la filologaclsica de su tiempo. Pero de momento es todava demasiado pronto para queNietzsche tomara conciencia de tales insuficiencias. En sintona con ello re-sulta com prensible que Nietzsche optara por estudiarfilologaen la Universi-dad. Inicia sus estudios universitarios en la Universidad de Bonn donde en-cuentra a la Facultad dividida en tomo a dos grandes personalidades: O. JahnyF. Ritschl. El joven Nietzschevaa pasarpor unperodo de indecisinperova2 H.Cancik NietzschesAntike Stuttgart 1995,12.^ C . P. Janz, Friedrich Nietzsche 1. Infancia yjuventud Madrid 1981, 60.^ Ibid. 60.

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    a terminar optando por Ritschl que encamaba la filologa estricta y rigurosa,que vena a prolongar la lnea iniciada porF .A. W o lP . Tal opcin estar cargada de consecuen cias para el futuro d e Nietzsche. Primero en Bonn y despusen Leipzig, Ritschl se convirti para l en la referencia fundamental en suconfrontacin con la filologa clsica.

    A pesar de que sus caminos se van a revelar prontamente como siguiendorumbos distintos, tanto Ritschl com o Nietzsche se van a rendir homenaje recprocamente. A Nietzsche Ritschl se le presenta como el modelo de profesorntegro y competente, que se dedica con todas sus fuerzas al cultivo de sudisciplinayque sabe contagiar su entusiasmo a sus alumnos. Por ello Nietzscheno duda en referirse a l como a su excelente maestro^. Ritschl es paraNietzsche un caso ap arte en su universo docente. En este sentido no dud a enescribirle a P. Deussen el 4.04.1867: No puedes imaginarte hasta qu puntome siento vinculado personalmente a Ritschl...Es el nico hom bre cuyas crticas escucho con gu sto, porque todossusjuicios son tan equilibrados y conv incentes, y estn tan llenos de tacto respecto a la verdad, que l viene a significarpara m una especie d e conciencia cientfica^*. A pesar de h aber seguido conel tiempo vas muy diversas, Nietzsche va a conservar su veneracin por suantiguo maestro. As lo confirma todava enEcce homo(1888) don de escribe:Ritschl -di go esto con ve nera cin - es el nico erudito genial con el que mehe encon trado hasta hoy^^.

    Ritschl por su parte se dio cuenta muy pronto del alumno excepcional queera Nietzsche y no le escatim deferencias, estimulndolo a dedicarse a fondoal estudio de la filologa clsica. As cuando du rante el tercer semestre de susestudios universitarios Nietzsche somete a la consideracin de Ritschl un trabajo de investigacin, el ilustre profesor no puede menos de declarar abiertamente su admiracin, manifestndole al joven estudiante que nunca haba

    ^Tal como escribeR.GutirrezGirardot; atendencia inaugurada por Wolf tieneen Fr. Ritschl a su ms peculiar y acusado exponente. Ritschl pretende intensificar laorientacin cientficayafirmar el fundamentorigurosode lacienciafilolgicaaplicando el mtodo de la investigacin inductivaque,en su tiempo, afirmaban con xito lasciencias naturales Cf. Id Nietzscheylailologaclsica Buenos Aires 1966 ,26).F.Nietzsche,SmtlicheBriefe. ritischeStudienausgabe ed. de G. Colli y M.Montinari, II,119.(En adelante: SBr.).^SBr. II,205.Vase asimismoSBr. II, 107.KSA,V I,295.

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    encontrado nada parecido en cuanto a rigor metodolgico y capacidad paraestablecer relaciones en un estudiante de tercer semestre^*. En consonanciacon ello Nietzsche se encuentra en el escogido grupo de alumnos que, porsugerencia deRitschl,fundan \a Asociacinilolgicacon vistasapropiciar laprofundizacin en su temtica especfica, y msadelante pasaraformar partede laSocietas philologicaa cuyo frente estar el propio Ritschl. En virtud detodo ello Nietzsche encuentra expedito el camino para iniciar la publicacinde sus trabajos en la prestigiosa revista heinischesM useum.El momentoculminantede lasdeferenciasde Ritschlhacia el joven Nietzscheva atener lugar cuando afinalesde 1868quede vacante en Basilea una ctedrade filologaclsica. Cuando aRitschlse lepiden informes acercade laposiblecandidatura deNietzsche para ocupar'dichaplaza,la respuestadelviejo profesor nopuede sermselocuente: Con ser tantas las fuerzasjvenesque desdeya ms de 39 aos he visto desarrollarse ante mis ojos, debo decir quenuncahe conocido a un hombre joven, o lo que es igual, nunca he intentado alentarcon todo mi empeo por el camino de midisciplinaa ningn joven que hayamaduradotantocontontouventud y tanta celeridad como este Nietzsche...Sies constante y Dios le concede una larga vida, profetizo que llegar a situarseen el primersimo rango de lafilologaalemana. Tiene ahora 24 aos^'.La recomendacin de Ritschl surti efecto y Nietzsche se va a convertir atan temprana edad en profesor defilologaclsica. Situacin verdaderamenteexcepcional pues Nietzsche no haba tenido siquiera tiempo para presentar sutesis doctoral. No puede sorprender que hubieran surgido crticas de nepotismoante este hecho. Desde la perspectiva actual,noobstante, nos parecen convincentes las consideraciones de un autorcomoH.Cancik, buen conocedordela relacin de Nietzsche conla Antigedad.Despus dereconocerqueNietzschealfinalizarsus estudios universitarios tena un pleno dominio del mtodo his-trico-crtico y que posea un excelente conocimiento de la literatura griega,especialmente del perodo preclsico, incluyendo la filosofa el mencionadoautor concluye sealando: El juicio de Ritschl sobre Nietzschey surecomendacin de enviar a este estudiante como profesor a Basilea, en mi opininestn justificados, no son ningn panegricovaco,que Ritschl no necesitabayque tampoco acostumbraba a hacer^ . Insistimos en que teniendo presentes

    ^Cf.C.P.Janz,op.cit. 162.^Ibid.,219.^H.Cancik,op.ci.. 17/18.

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    las aportaciones y promesas del joven Nietzsche, la apuesta de Ritschl parecajustificada.Nietzschesevaaconvertiras durante unadcada (1869-1879) en profesordefilologaclsicaen laUniversidaddeBasilea,cargo queconllevaba ademsla obligacindeimpartirclasesde griego en el ltimo curso del Instituto Pedaggico de laciudad.Se trata de una dcada fecundayrelativamente sosegadaen la vidadeNietzsche.Noobstante, alfinalde la mismasevaaver precisadoa solicitar la jubilacin anticipada porproblemasde salud. Cesa as la relacinprofesional con lafilologay Nietzsche se va a convertir a partir de entoncesen un filsofo errante y atormentado que intenta alumbrar un nuevo pensamiento y que en esa apasionada tarea no va a olvidar a sus maestros los griegos.Sin embargo, cuando la enfermedad le obliga a abandonar su puesto deprofesor, haca ya tiempo que Nietzsche haba desbordado el marco especificoy convencional de la filologa, por resultarle a todas luces insuficiente. Demano del arte y de lafilosofa Nietzsche se va a convertir muy pronto en unfillogo heterodoxo que va a tratar de conciliar desde una nueva perspectivalas dos tradiciones germnicas de aproximacina losgriegos.Espreciso reparar un poco en esta circunstancia, dirigiendo en primer lugar nuestra atencina la apertura delfillogoNietzsche al universo filos fico.

    II.2 Philosophia faca est quaephilologiafuitpesardetoda la pasin conqueNietzscheselanz al estudiodela filologa clsica, primero en Schulpfortaydespus en la Universidad, no tard mucho fiempo en advertir que por muy til que le resultaran esos estudios

    filolgicos nopodan ser considerados porlsino como un medio, no como unfin ltimo.El inquietoespritudeNietzschese abri prontoaotrosinterrogantesbuscando en primer lugar una visin ms global de la Antigedad. Se ha derecordarque a lolargo del siglo XIX la creciente especializacin en los distintos mbitosde laWzxasLai ltertumswissenschaftimplicabaquecadavezresultaramsdifcil encontrar estudiosos con pretensiones de competencia sobre elconjunto^'. A este respecto Nietzsche se va a quejar tempranamente de que lamayora de los fillogos de su tiempo no llegara a formarse una visin de

    M. S. SilkandJ.P.Stem,op cit. 13.

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    conjunto{G esammtanschauung de la Antigedad y de que prefiriera perderseen el anlisis de un detalle del cuadro antes que admirar los grandes rasgos delmismo'^. Tal circunstancia vena a implicar para Nietzsche la apertura de lafilologa a la filosofa.Incluso la venerada figura de R itschl se iba a mo strar en este punto discre-pante de Nietzsche, pues se encontraba plenamente centrado en su temticaespecfica, que responda adecuadamente a sus intereses intelectuales y porello no poda ver con buenos ojos que los fillogos se preocuparan po r cuestio-nes filosficas. Tal va a ser, no obstante, el caso de Nietzsche, en un a m edidaque Ritschl no pudo haber sospechado al apoyar tan decididamente su candi-datura para la ctedra de B asilea.

    Ya en la m isma leccin inaugural de B asilea, que lleva por ttuloHomero yla filologa clsica,N ietzsche no duda en recurrir, para documen tar su visindel problem a, a una fi'ase de Sneca, extrada de la carta 108 a Lu cilo:quaephilosophiafiit, faca philologia est.Pero N ietzsche va a invertir lafi-asey elsentido al afirmar:P hilosophiafacta est quae philologiafiit. Vemos as que laflosofi'a reclama sus fueros, su protago nism o. E l quehacer filolgico ha d erecibir segn ello su sentido ltimo desde el horizonte filosfico. Nietzsche nodeja dudas a este respecto: Con eso debe quedar m anifiesto qu e toda y cual-quier actividad filolgica debe estar cercada y albergada por una concepcinfilosfica del mund o, en la que todo individuo y lo individualizado queda co moalgo vaporizado y slo el todo y lo unitario subsiste^^. Hay m om entos inclusoen que N ietzsche llega al exabrupto al referirse a esta cuestin. A s ocurre porejemplo en la carta que le escribe en octubre de 1869 a R D eussen: S i me estpermitido expresarme en trminos mitolgicos, habra de decir que consideroa la filologa com o un engend ro de la diosa filosofa, concebido con un idiotao un cretin o^ . Habra que entender, no obstante, expresiones de este tipocum

    SBr. II, 209.F.Nietzsche,Homeroy lailologaclsica, Madrid 1995,76.Cf F. Nietzsche,Philologische Schriften,enKritscheGesam tausgabe.ZweiteAbteilung.Erster Band.(Herausgegeben venG. oUiundMM ontinari), 268/269. En consonancia onello estla exigencia nietzscheana expresada en suEnciclopedia de lailologaclsicadequeelfillogoclsicoseocupe constantementedelafilosofaparaque supretensin acer-ca delvalorclsico dela Antigedadno suene en el mundomodernocomo unapreten-sin ridicu la.Cf.F. Nietzsche,KritischeGesamtausgabe.Zweite Abteilung. DritterBand. (Begrndet von G. Colli undM.Montinari), 369/370.^ SBr., II, 209.

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    ietzschey los griegosmicasalis,pues Nietzsche siempre sacar buen partido de lafilologa mientras que por otra parte, a pesar de todo su apasionamiento por lafilosofa nodejar de mantener una actitud agonal con el discurso filosfico'^.Detales planteamientos cabe deducirqueNietzsche vivi conflictivamentesu relacin con lafilologa.Profesionalmente estaba vinculado a la enseanzade lafilologapero en ello se interfera una vocacin cada vez ms decididamentefilosfica.Nietzscheno pudomenosderecurrirauna solucin de compromiso.Comoprofesor defilologaopt por escoger a menudo como objetode sus lecciones, no slo en la Universidad sino tambin en el Instituto Pedaggico, textosfilosficoso textos que fueran susceptibles de recibir al menosalgn enfoque filosfico^. Basta consultar el material correspondiente a lapoca en que Nietzsche ejerci como profesor de filologa, para caer en lacuenta de hasta qu punto ello fue as.

    Un hechobienreveladoresa esterespecto elque Nietzschealquedar vacanteuna ctedradefilosofaenlaUniversidad no duda enhacergestionescon vistasa optar a la misma. Ello ocurra en enero de 87 -recordemos que Nietzschehaba accedido al puesto de profesor de filologa en 1869-. Pensamos quemerece la pena reproducirin extensola argumentacin de Nietzsche, pues nospermite captar con claridad sus autnticas inquietudes, su horizonte ideolgico.Nietzsche al ponderar la posibilidad de optar a dicha ctedra, argumentaas:Enloqueserefierea milegitimacin personal para aspirara lactedradefilosofa debo anticipar mi propio testimonio... Quien me conoce de mis aosde Instituto y de Universidad nunca ha dudado de la prevalencia en m delasinclinaciones filosficas; incluso en los estudios de filologa me ha atradopreferentemente lo que me pareca significativo para la historia de la filosofao para los problemas ticos y estticos... Propiamente hay que atribuir slo alazar el que no orientara ya desde un principioalafilosofamis planes universitarios: el azar que me neg un profesor defilosofareconocido y autnticamente estimulante .

    H. Wismann, Nietzscheet laphilologie, en AA.VV.:Nietzscheaujourd hui?,II,Pars 1973, 330. Vase el reciente ensayo de James I. Porter,Nietzsche and thePhilology oftheFuture,Cambridge2000,en el que serevisaelproblemade lasrelaciones entrefilologayfilosofaen elpensamiento netzscheano.^C P.Janz,Fredrich Nietzsche2.Los diez aos de asilea1869/1879,Madrid1981, 196.SBr. III, 175/176.98

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    rsenio Ginzo FernndezLa tentativa de Nietzsche no se vio coronada po r el xito y va a continuarprofesionalmente com o profesor de filologa. No obstante, tanto en el desarro-llo de sus cursos com o en sus escritos, su vocacin filosfica, por muy peculiarque fuera, se har valer poderosam ente. Sus lecturas, por otra parte, le van allevar tempranam ente a conocer a un impo rtante filsofo coetneo. Nos referi-

    mos,claro est, a Schopenh auer del que afirmaeljove n N ietzsche: Este fil-sofo asu me un a posicin muy significativa en mis pensamientos y en m is estu-dios, y mi respeto hacia l crece de un modo incomparable^*. Nietzsche sinduda n o poda meno s de desbordar los estrictos m rgenes de la filologa clsi-ca, contra lo que hubiera deseado su maestro Ritschl. No obstante, lo que spermaneca inconmovible era su pasin por la Antigedad. La apertura de lafilologa a la filosofa constitua a sus ojos un medio im prescindible para co m-prender m s profundamente la riqueza del legado clsico^'.

    II 3 Nietzs che com o f l logo intem pest ivoNietzsche rechaza una erudicin estril que no est al servicio de la vida.De una forma desenfadada llega a afirmar q ue as como Platn lleg a postularel destierro de los artistas de su Ciudad, as l desterrara de la suya a loseruditos' . Por ello no duda en abrir la filologa al arte y a la filosofa. Todoello habra de conducir aju icio de Nietzsche a una comprensin ms profundade tres referentes bsicos: la Antigedad, el presente y, finalmente, uno m is-

    mo '.Es innegable que N ietzsche tom con toda seriedad este triple referente.

    'SBr., II, 109.^' Nos parecen convincentes las ponderadas consideraciones de F. RodrguezAdrados: Nietzsche representaunaFilologacuyo mtodorigurosoha sidodesborda-doporun exceso deintuicin,de ideas generales y depasin.Pero esas ideasgeneraleshan sido al mismo tiempo fecundas para hacer surgir nuevos mundos del panoramaaparentemente conocidoy trillado de laAntigedad clsica. n estesentido, Nietzschees un esplndidofllogoCf.Id.,Nietzsche y el concepto de filologa clsica, enHabis1,1970,102/103.Vase asimismo Rosa MaraAguilar Nietzschey la filologaclsica, en Cuadernos de filologa clsica. Estudios griegos e indoeuropeos 3,1993,109/128.*'KSA,VII, 164.' KSA, VIII, 127.

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    Nietzsche y los griegosConfiabaqueellonohabradesuponerelinde lafilologasin ms sino quizms bien un nuevo comienzo, una nueva filolog a.Eljoven Nietzsche aspira a ser un peculiarfillogoclsico que durante untiempo intenta ponerlasbases para una nuevafilologa lhacerlo, se vamos-trarcomounfillogontempestivo, en definitivacomoun pensador intempes-tivo. En efecto, Nietzsche se va a sentir muy pronto como un crtico decididode la cultura moderna, como una especie de Rousseau del siglo XIX, pero enun horizonte ms sombro e iconoclasta que el del primero. Ms en concreto,Nietzsche se senta a disgusto con la Alemania de su tiempo, con su culto almilitarismo, al pragmatismo y a la utilizacin de la cultura al servicio de losintereses econmicosypolticos. Enestehorizonte, Nietzschese vaa disponermuy prontoarecurrir a la ayuda de los griegos para enfrentarse crticamente asu tiempo. Uno de los aspectos del magisteriofilosficode Schopenhauer yaconsista en fomentar la capacidad de enfrentarse crticamente al propio tiem-po * .Pero por lo que se refiere al caso especfico de los griegos, habra quedestacar particularmente la visin historiogrfica de J. Burckhardt, que influ-y poderosamente en Nietzsche y le facilit la tarea de pensar con los griegoscontra el propio tiempo *^.

    En unfragmento postumo pertenecientea marzo de1875,Nietzsche expre-sa con toda nitidez el contraste entre la cultura de su tiempo y la Antige-dad: Mi meta es: generar una enemistad completa entre nuestra culturaactual y la Antigedad. Quien desee servir a la primera debe odiar a la lti-ma''^.Pero ya con anterioridad, al escribirsufamosa consideracin intempes-tiva acerca de las ventajas y desventajas de la historia para la vida, no podamenos de reivindicar el carcter intempestivo que debe revestir un fillogoclsico respecto a su propio tiempo. Nietzsche se siente como un discpulo delos tiempos antiguos, sobre todo de los griegos, que se ve precisado a la vez ahacer experiencias tan intempestivas acerca de su propio tiempo. Nietzsche sesabevinculado profesionalmentealafilologaclsicay a la vezesafilologaedebeservircomoinstrumento para enfrentarse crticamente, intempestivamente,a su tiempo. Slo as quedara verdaderamente justificada lafilologaclsica,a la altura del siglo XIX: pues yo no sabra qu sentido tendra en nuestrotiempo lafilologaclsica a no ser el de incidir en ella intempestivamente, es^KSA, I, 363.'Cf H. Ottmann,Philosophie undPolitikbeiNietzsche Berln 1987, 19.^ KSA, VIII, 33.

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    rsenio Ginzo Fernndezdecir, contra la pocayde esemodopara la pocayas, cabe esperar, en favordel futuro *^.Pero laconfrontacin conelpropio tiemponopodallevarsea caboatravsde una visin convencional, domesticada de la Antigedad. Nietzsche avanzahacia una nueva visin de la Antigedad que hace que tambin sta aparezcacomo intempestiva frente a la imagen recibida. La ltertumswissenschaftha-ciala queavanza Nietzsche aparece ella mismacomoclaramente intempestivay slo as habra de servir como instrumento eficaz para llevar a cabo unacrticadelmundo contemporneo'^. Impelido porunamisma lgicainterna,eljoven Nietzsche va a protagonizar una doble actitud intempestiva: frente a supropiotiempo yfrente a la visin convencionaldela Antigedadclsica,espe-cialmente la Antigedad griega.

    III NIETZSCHE Y LA CO NCEPCIN INTEMPESTIVA DE LAANTIGEDAD GRIEGANietzsche es un peculiar prolongador de la famosa grecomana que consti-

    tua uno de los rasgos distintivos de la cultura alemana desde mediados delsiglo XVIII. Prolonga sin duda el culto a Grecia pero rompe con la imagenestereotipada que suele ir unida al Clasicismo alemn, por ms que Nietzscheno se pare a hacer las diferenciaciones que sera preciso hacer dentro de estembito. Dejando a un lado esta falta de precisin, quiz quepa calificar laposicin de Nietzsche frente a la visin clasicista de Grecia como la de unautor al que cabe todava considerar, segn escribe H. Ottmann, tanto comoclsico como ya no clsico, en definitiva, como la de un clsicoanticlsico'*^. Tal como ocurre a menudo en Nietzsche, nos topamos aqu enuna situacin conflictiva ante un autor que rompe con la tradicin pero quetermina tambin l convirtindose en un clsico peculiar. Nietzsthe sin dudasigue experimentando laGriechenlandssehnsucht la nostalgia de los griegos,pero a la vez lucha por ofrecer una nueva visin de los mismos, por conseguirun nuevo acceso al mundo griego.

    KSA, I, 247. KSA, VIII, 48/49.H.Ottmann,op cit. 44.

    lOI

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    ietzschey los griegos

    Los clsicos alemanes haban constituido un aspecto importante en la for-macin d e Nietzsche ** y en ellos s igue pensand o al aborda r el prob lema de lareforma del sistema educativo alemn. En realidad, las referencias a los clsi-cos alemanes, especialmente a Goethe' , van a constituir una especie de cons-tante a lo largo de la obra de Nietzsche . Tambin cab e resaltar que temprana-mente supo descubrir un espritu afn en aquel gran helenista que fue HOlderlin,algo que resultaba novedoso entonces' . Al menos en este punto la visinnietzscheana resultaba ms diferenciada.De una forma general, Nietzsche va a rendir homenaje en El nacimiento de

    la tragediaala aportacin del C lasicismo alemn a la hora de abrirse al legadogriego y a la valoracin positiva del mismo, ponindolo en conexin con lacultura alemana. Para N ietzsche no hay duda de que si existe un perodo de lacultura alemana que se haya esforzado con la mxima energa por aprender delos griegos, ese perodo fue el del Clasicismo alemn. E n este sentido, Nietzscheno duda en referirse a la nobilsima lucha de autores como Winckelmann,Goethe o Schiller. Se habra alcanzado entonces un nivel, tanto en la afirma-cin de la cultura alemana como en el establecimiento de un dilogo de losalemanes con los griegos, que desde entonces no habra podido mantenerse.En el espacio que media entre los clsicos alemanes y su propio tiempo,Nietzsche cree constatar un declinar constante del nivel alcanzado: desdeaquel tiempo, y despus de los influjos inmediatos de aquella lucha, se havuelto cada vez ms dbil, de manera incom prensible, el esfuerzo de llegar porla mism a va a la cultura y a los griegos' .

    El papel de los griegos se habra vuelto desde entonces ms irrelevante pa rala cultura, algo que no slo inquieta a Nietzsche sino que le induce a sosp echar

    **C.P.Janz, riedrichN ietzsche I, 60.* Incluso en elperodofinal,despus de tantosdesencuentros conlacultura alema-na, Goethe sigue disfrutando de un peculiar ascendiente a los ojos de Nietzsche{Cf.KSA, VI. 153).* Talcomo escribeC.P.Janz: En contradela opinin imperante en su tiempo, eljoven Nietzsche vislumbrenHSlderlin, este monje helnico, un afn,y seatrevi aloar lafuerzade susversosy de suescritura, defendindolo contralaopinin dominan-te{Cf.Id. riedrichN ietzsche 1,70 .Es de lamentar porelcontrario que Nietzscheno reparara lo suficiente en la profunda interpretacin que de los griegos haba ofreci-do Hegel.KSA, I, 129.102

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    Arsenio Ginzo Fernndezque tampoco aquellos luchadores consiguieron penetrar en el ncleo del serhelnico ni establecerunaduradera alianza amorosaentrela cultura alemanayla griega . La percepcin inconsciente deestehecho,tanbsico para Nietzsche,explicara asu juicioque quienes vinieron despus del Clasicismo alemn nose sintieran estimulados a seguir avanzando por la misma va, al intuir que nose llegara as al ncleo del problema.nrealidad, Nietzsche haballegadotempranamentea laconclusindequela visindeGrecia transmitida porelClasicismo alemn era insatisfactoria. Yacon anterioridada lapublicacindeEl nacimiento de latragedia,Nietzsche sehaba distanciado de la imagen de Grecia de los clsicos alemanes. Variosfragmentos pubUcadospostumamente asloconfirman. A partir de1869,cuandocomienzasuactividadcomoprofesorenBasilea,Nietzsche muestra claramente que le resulta insatisfactoria esa imagen de Grecia. He aqu dos ejemplospertenecientes al invierno 1869/1870: Aspectopolmico:contraelneo-helenismo (del Renacimiento, de Goethe, de Hegel, etc. . Un segundo se refierea la banalizacin de lo griego desde Winckelmann: lo 'helnico' desdeWinckelmann: acusadsima trivializacin^.

    La razn del rechazo nietzscheano consistira enqueprimerolosclsicos ydespus sus epgonos nos habran transmitido una imagen falsadela Antigedad, una falsa Antigedad, idealizada, unilateral, domesticada. Con el pasodel tiempo, Nietzsche no dudar en cuestionar abiertamente la imagen de losgriegos transmitida porlavenerablefigur deGoethe.He aqu unsignificativofragmento postumo perteneciente a comienzos de 1874: El helenismo deGoethe es en primer lugar histricamente falso y en segundo lugar demasiadoblandoypoco viril^'.Tal comodenunciarmsadelante enCrepsculo de losdolos, Goethe no habra conseguido entender a los griegos, pues no habrallegadoacomprenderelarte dionisaco como expresin del hecho fundamental del instinto helnico**. Tendremos que volver sobre esta temtica al aludiral problema del origen de la tragedia, pero nos ha parecido oportuno subrayarla discrepancia con Goethe, debido precisamente al mencionado ascendienteque el gran clsico alemn ejerci sobre Nietzsche.

    ^Ibid.KSA,VII,80.*KSA.VII,81.KSA,VII, 778.^KSA,VI, 159.103

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    ietzsche y los griegos

    Insistamos d e mom ento en que N ietzsche est convencido de q ue el Clasicismo alemn, a pesar de su apasionamiento por el legado de los griegos, no h aacertado a descifrar su autntica naturaleza, a penetrar en su verdadero ncleosignificante. Por ello, a pesar de la reiteracin de la pregunta por los griegos,considera qu e tal pregunta sigue abierta que su misin consiste precisam enteen intentar una nueva respuesta a la mism a: Es preciso buscar un nuevo acceso a la Antigedad, buscar en alguna parte una entrada oculta'^, dado que,paradjicamente, a pesar de tantos intentos interpretativos, la Antigedad sigue siendo algo completamente desconocido'*.

    El Clasicismo constitua sin duda un captulo especialmente relevante enla recepcin del legado griego. Pero la revisin nietzscheana del significadode los griegos, tanto considerados en s mismos como en su proyeccin sobrela cultura occidental, iba a tener un alcance mucho ms amplio que su con-fi ontacin con ese Clasicismo alemn. En realidad tal revisin va a tener unalcance mucho ms universal: Nietzsche pretende ofi-ecemos una valoracinde la recepcin de los griegos, a partir de los comienzos mismos de esa recepcin y con ello ofrecer una revisin de la cultura occidental. A este respecto, Nietzsche seala cmo la Antigedad ha sido descubierta en un ordentemporal inverso al que ha tenido lugar en el desarrollo d e la cultura griega: elRenacimiento en cuanto primera gran etapa en el redescubrimiento de laAntigedad se ha centrado en la exploracin de la poca romana ; Goethe yel clasicismo habran retrocedido un paso m s, centrndose en lo que Nietzschedenomina alejandrinismo. Nietzsche, por su parte, quiere dar un tercer paso,hacia la Grecia arcaica, hacia la Grecia trgica y agonal. A este respecto escribe significativamente: Es preciso rescatar de su tumba al siglo VI''. Eshacia ese mbito hacia el que quiere avanzar Nietzsche con la intencin deofi-ecer una nueva imagen de Grecia, una visin intempestiva de la Antigedad.

    De acuerdo con el joven Nietzsche, es preciso comenzar liberndose delromanismo, pues la recepcin de la Antigedad habra consistido en buenamed ida en la transformacin del romanism o, de forma anloga a como la R eforma protestante se habra limitado a ser una transformacin del C ristianismotradicional. Pero la cultura roma nizada vendra a ser una cada desde otra cul-

    KSA,VII, 125.'KSA, VII, 284.KSA, VII, 212.

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    tura mucho ms profunda y noble* .Pero tampoco el periodo alejandrinorepresenta la Grecia que Nietzsche anda buscando. Tambin ste supone unadecadenciadela autntica Grecia.Lafatalidad haquerido, lamenta Nietzsche,que el mundo griego ms reciente y degenerado haya sido aqul que haejercido mayor influjo histrico. Porelcontrario,lacultura griega msantiguahabna sido vctima de falsas interpretaciones* .Nietzsche no duda en atribuir a las deficiencias de la actitud respecto a laAntigedad clsica la causa ms profunda de la esterilidad de la cultura moderna, dado que se habra tomado como referente a una Antigedad ya declinante,quehaba perdido sufuerza creativa. Nietzsche insisteen que esnecesario distinguirenla Antigedad misma, centrndonosen su perodo mscreativo.Al rechazar el perodo romano-alejandrino, se condena a la vez la historia deesa recepcin de la Antigedad en las pocas posteriores. Hay en Nietzscheuna denunciadelas insuficiencias de larecepcin del legado de la Antigedadque no habra permitido que afloraraloque en l hay de ms creativoeintempestivo. Por supuesto que una filosofaproyectada hacia el futuro, como es lade Nietzsche, est abierta a la irrupcin de nuevas posibilidades de existenciay de pensamiento nunca realizadas hasta ahora. Pero otras muchas ya se habran anticipado a descubrirlas los griegos pues no en vano son consideradoscomo el nico pueblo genial de la Historia universal. No obstante sus logrosms valiosos pronto habran quedado sepultados en el olvido y por ello espreciso emprender una tarea de desenterrar esos tesoros ocultos de una formaanloga a lo que hizo Winckelmann respecto a los restos del arte antiguo.e unaforma grfica, Nietzschenosofreceuna especie decompendio delacultura occidental, a partir de una cultura griega ya debilitada en el perodoalejandrino: La cultura griega debilitada, romanizada, trivializada, convertida en elemento decorativo, despus, en cuanto culmra decorativa, aceptadacomo aliada de un Cristianismo debilitado, difundida por la fuerza entre pueblos carentes de cultura, he aqulahistoria dela culturaoccidental. El artificiose ha logrado y se ha conjuntado lo griego y lo clerical*^Con la intervencin de Alejandro Magno se produjo el doble movimientode helenizacin del mundo y de orientalizacin del mundo griego. Tal es ajuicio de Nietzsche el ltimo gran acontecimiento en el destino del legado

    KSA,VIII,5L KSA ,VII, 101. KSA, V ni, 103.

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    griego, de forma que toda la historia posterior hab na quedado cond icionada porla intervencin de l gran macedonio. De una forma inevitable, el espritu griegose habna dispersado hasta lo infinito, sus perfiles se habnan ido erosionandoincesantemente y su unidad se hab na vuelto cada vez ms dbil y precaria. Es aesta situacin a la que desea enfrentarse ljoven N ietzsche guiado por las enseanzas de Schopenhauer, Wagner y Burckhardt. Una minora selecta, algo ascom o una escuela filosfica a imitacin del mundo antiguo, debe tratar de recuperar la verdadera identidad del legado griego , despus de tantos siglos de disolucin. Nietzsche habla grficamente, a este respecto, de la necesidad de quesurja una serie de contra-Alejandros que tendran como misin vo lver a anudar el nudo go rdiano de la cultura griega despus de haber sido desatado'^.

    Nietzsche, tal como qu eda ap untado, no se limita a distanciarse del helenismo romanizado o bien del helenismo alejandrino sino que tampoco sita elcentro de inters en el llamado perodo clsico representado modlicamentepor la Atenas del siglo de Fereles y prolongada, al men os en parte, a lo largodel siglo IV, con la filosofa y la tragedia clsicas. Nietzsche retro trae el centrode gravedad hasta el siglo VI o incluso hasta siglos anteriores. Ah se encontraran a su juicio los verdaderos griegos, una cultura griega todava no falsificada n i debilitada, ah residira el o rigen creadop> d e la cultura occidental**, am odo de referente paradigm tico que lamentablem ente habra cado en el olvido o bien habra diluido sus perfiles. A ntes de que Alejandro hub iera abierto lacultura griega al mundo oriental, el binomio Scrates-Platn habra supuestoun giro nefasto en el destino espiritual de los griegos.Tal com o escribe H. Cancik, la Antigedad de Nietzsche es una Antigedad arcaica (antimodema), aristocrtica (antidemocrtica), una contrautopaantisocialista. La cultura griega es utilizada como instrumento de la crtica

    cultu ral... . Tendremos de alguna manera oportunidad de ver hasta qu puntoello es as, al analizar algunas cuestiones centrales de la visin nietzscheana dela Grecia arcaica, de la cultura de la poca trgica de los griegos. No obstante,ya cabra anticipar ahora que el retomo nietzscheano a esa Grecia arcaica yaristocrtica es algo ms que una huida nostlgica hacia el pasado. De unaforma anloga a lo que ocurra con Rousseau, tambin en el caso de N ietzscheel encumbramiento de los orgenes se considera compatible con una decididaKSA, VII, 208/209; KSA,1 446/447.H.Cancik,op.ci., 101.

    bid 4.106

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    Arsenio Ginzo Fernndezproyeccin hacia el futuro. Desechando por estriles los planteamientos mera-mente eruditos, Nietzsche se presenta com o un destacado representante del di-logo entre el mundo antiguo y el moderno. Con razn se hapxxlidoafirmar a esterespecto que Nietzsche dirige una mirada moderna a la Antigedad y que obser-va el mundo contemporneo con una m irada griega, mediante dos actitudes quese iluminan recprocamente**. Nietzsche postula otro m undo moderno .Resulta indiscutible que la concepcin nietzscheana de los griegos como elpueblo verdaderam ente genial de la Historia universalserefiere particularmente alperodo inicial. Los griegos habran recorrido etapas rpidamente, pero tambinhabran decado con rapidez. En algunos fi^gme ntos postumos que giran ent r-no al tema Nosotros fillogos,Nietzsche sugiere la hiptesis de que las guerraspersas constituyeron la causa final de la grandezagriega.La poca ms vigorosay fecunda del espritu griego se situara en el siglo que precede a las guerras conlos persas o que coincide con las mis m as . De una forma paradjica, el predomi-nio poltico y m ilitar de Atenas habra asfixiado importantes fuerzas espiritualesy habra impedido a la vez que se produjera en el seno del espfritu griego aquellareforma para la que se haban puesto las bases en la fase inicial**.

    Dentro de este marco, someram ente esbozado, vamos a intentar alcanzar unma yor grado de precisin mediante una aproximacin a cuatro cuestiones rele-vantes en la visin nietzscheana: el origen de la tragedia, la Antigedad clsicay la reforma de la enseanza, el Estado griego y su relacin con la cultura, yfinalmente el problem a estelar de la filosofa presocrtica, de la filosofa en lapoca trgica de los griegos.

    IV EL NACIMIENTO DE LA TRA GEDIAIV l Sentido y alcance del ensayo nietzscheano

    Habiendo sido nombrado a tan temprana edad profesor de filologa clsica,sin haber defendido todava su tesis doctoral, es comprensible que el jovenNietzsche qu isiera enviar un mensaje al mun do acadm ico, escribiendo algnaoloD'Iorio, L'imagedesphilosophes prplatonicienschezle jeune Nietzsche,enT.Borsche,F.Guetarana, A. Venturelli(eds.), CentaurenGeburten .WissenschaftKunst und Philosophie beimjungenNietzsche,Berln/New York 1994, 391/392.K SA , VIII, 116.*KSA,I,911,Nachwort.

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    ensayo sobresudisciplina,que lesirvieradealgn modo de aval de su competenciaenel tema, y de que su nombramientonohaba sido un caso de nepotismo y de arbitrariedad.Nietzsche se va a poner manos a la obra, tratando de perfilar su visinpersonal del mundo griego.Yaen la leccin inaugural sobre Homero y la filologa clsica haba dejado clara su visin de lafilologa en cuanto sealabaque sta deba abrirseala problemticafilosfica.En efecto, el horizonte intelectual del joven Nietzsche se presentaricoy complejo frente a la especializa-cin y las estrecheces de lafilologaal uso. En un conocido pasaje de su correspondencia con E . Rohde escribe: Ciencia, arte y filosofa crecen ahoratan juntos dentro de m, que en todo caso dar a luz centauros**. El jovenNietzsche parece as haber tomado conciencia clara del horizonte intelectualen elqueibaasurgirsulibro sobre Grecia. En efecto, Nietzsche tenain menteun libro sobre los griegosqueenunprincipio ibaadenominarseConsidera-cin sobre la Antigedadyque en sintona con la amplitud de las inquietudesdel joven Nietzsche deba abarcar unos 20 temas, incluyendo por supuestotemasfilosficos.Nietzsche no tendrmsremedio que limitar drsticamentela amplitud del proyecto formado dejndolo reducido a un ensayo sobre elsurgimientodela tragedia. Surge asElnacimiento de latragedia laprimeraydiscutida obra de Nietzsche -para algunos intrpretes tambin su obra msdifc il- que en un sentido o en otro va a consagrar definitivamente a su autor.Porms quela problemtica a tratarsehaya reducido considerablemente frentea loproyectado inicialmente,lacomplejidaddelenfoque nietzscheano se vaa manteneryde ah se va a derivarelhecho de que el ensayo sobre la tragediasupere con creces los mrgenes convencionales de la filologa.Al hilo del anlisis de los fundamentos desde los que pudo surgir la tragedia como obra de arte, y a la vez de las circunstancias que habran provocadosu rpida desaparicin, despus de un cortoflorecimiento,a interpretacinnietzscheana se convierte en ltima instancia en una valoracin del conjuntodela Antigedad griega -alg oque,comoqueda apuntado, echabaenfaltaenlamayor parte de los trabajos defilologaclsica-. E incluso cabra afirmar quela obra se convierte en definitiva en una visinfilosficadel mundo^'. Se tratara en concreto del alumbramiento de la visin trgica de la vida.

    SBr.ra 95.C.P.Janz,FriedrichNietzsche II, 131/132,KSA,1 902 Nachwort.De unaforma general,vaseE. Heftrich,Die GeburtderTragdie,tnNietzsche Studien18,1989,103/126.

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    En su famoso ensayo Nietzsche se esfuerza por dar forma a su voluntad deencontrar un nuevo acceso a la Antigedad, de buscar una entrada oculta. Eltema de la tragedia se le presenta propicio para ello, pues Nietzsche no sloest convencido de su centralidad para la comprensin del mundo griego'^,sino de que no habra sido interpretada adecuadamente. Por ello Nietzscheconsiderainocua,convencional,y endefinitiva falsa, la imagendeGrecia transmitida porelClasicismoalemn.Bajo el influjodeBurckhardt, Schopenhauery Wagner, Nietzsche intuye que el mundo griego es ms conflictivo y desgarrado de lo que sugieren las visiones convencionales. Nietzsche rechaza laimagen serena, plcida del mundo griego. Refirindose a esta cuestin va aescribir en la poca en que preparaba la redaccin de l nacimientode la tra-gedia:No hay ninguna superficie bella sin una profundidad terrible^^ Obien, dirigindose contra la visin armnica del Clasicismo,: Una armonadesprovista de un estado de indigencia ntimo, sin un contrafondo terrible -eslo que buscan nuestros 'griegos' en los antiguos-^ . En esta misma lnea,Nietzsche se queja de que la historia de los griegos siempre haya sido vistadesde una ptica optimista.Frente aello,Nietzsche va a escribir en su ensayo que el griego conoci y

    sinti loshorroresyespantosde laexistencia .Esdecir Nietzsche se oponedeplano a la visin serena y plcida que encontraba en el Clasicismo. No se tratapor supuesto de que Nietzsche renuncie a echar una mirada como artista sobrelos griegos sino que ms bien va a intentar echar una nueva mirada sobreellos'*. Ya alcomienzomismo desuensayo,Nietzsche descubresuscartas,afirmando que el desarrollo del arte se encuentra en conexin con un doble principio: lo apolneoylo dinosaco, de carcterantittico.De modo anlogoacomola generacin depende de la dualidad de los sexos, entre los que la lucha esconstante y slo peridicamente sereconcilian,asocurrira tambin en el campo artstico en lo relativo a la interaccin de esosdosprincipios.

    '2KSA,VII, 118.KSA,VII, 159.*KSA,VII, 159.KSA,1,35.'* Como bien diceF.RodrguezAdrados: Nietzschequisosustituir decididamentela belleza de un ideal esttico y distante por la bellezamultiformeyfluyente,dolorosay alegre,una pese a todas lascontradicciones, cuyatraza quisodescubrirenGrecia\op cit. 92).109

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    Nietzscheylos griegosEchando mano de la terminologa schopenhaueriana, Nietzsche describe

    as la conjuncin de esos dos principios en la generacin d e la tragedia griega:esos dos instintos tan diferentes marchan uno al lado del otro, casi siempre enabierta discordia entre s y excitndose mutuam ente a dar a luz frutos nu evos ycada vez ms vigorosos, para perpetuar en ellos la lucha de aq uella anttesis,sobre la cual slo en apariencia tiende un puente la comn palabra arte:hasta que, finalmente, por un milagroso acto metafsico de la voluntadhelnica, se mu estran apareados entre s, y en ese apareamiento acaban engendrando la obra de arte a la vez dionisaca y apolnea de la tragedia tica . Heaqu un texto bien significativo del peculiar estilo nietzscheano en El naci-miento de la tragedia en el que la metafsica schopenhaueriana se imponesobre el lenguaje riguroso de la filologa. Sin duda ste no era el lenguaje queRitschl postulaba para su disciplina.

    En todo caso, mediante su insistencia en el elemento dionisaco creeNietzsche estar en condiciones de rectificar la visin clasicista de Grecia.Dioniso se va a convertir a partir de ahora en un referente fundamental de supensam iento. Es cierto que Nietzsche, tal com o es habitual en l, simplifica ydistorsiona en exceso a sus adversarios, no importndole hacer afirmacionesdem asiado u nilaterales, pero en todo caso sus intuiciones acerca d el significado de D ioniso en la dinmica d e la cultura griega se han m ostrado certeras enaspectos fundam entales'^ Para Nietzsche no haba duda de que mientras no setenga una respuesta a la pregunta qu es lo dionisaco? los griegos co ntinuarn siendo completamente desco nocido s .

    M ediante la interaccin entre el principio apo lneo y el dionisaco se alcanzara un m om ento de plenitud en la vida espiritual de los griegos. La recon struccin nietzscheana no deja de tener rasgos m ticos en la medida en q ue suconcentracin en la Grecia arcaica, aristocrtica, trgica, constituye un intentoidealizado d e encontrar un contram odelo frente al desarrollo de la cultura oc-

    KSA,1 25/26.*Segn escribeC.Garca Gual: Hoy sabemos mucho ms de Dioniso de ]o quesaban los fillogos e historiadores clsicos afinesdel siglo pasado, pero la intuicin

    deNietzschesobre elsentidomsprofundode esedios, contodo susimbolismo, result en aspectos esenciales casi proftica {Cf Id. Nietzsche, en el camino hacia losgriegos, enRevista deOccidente226, 2000, 92. Vase asimismo E. Burgos Daz,ioniso enlailosofadel jovenN ietzsche Zaragoza 1993.KSA,I, 15.

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    cidental, incluyendo la visin cristiana del mundo* . Por ello tambin cuandoalude a la interrupcin de ese idealizado perodo de plenitud, Nietzsche nosdescribe algo as como una especie de mito de la cada. Otro tanto ocurrecuando nos describe su visin de la desaparicin de la tragedia.Tal hechofatal alosojos de Nietzsche tendrcomoprotagonistaaEurpides,y en ltima instancia a Scrates. El problema va a girar fundamentalmente entomo a la eliminacin,ala neutralizacin del polodionisaco:Expulsar de latragedia aquel elemento dionisaco originario y omnipotente y reconstruirlopuramente sobre un arte, una moral y una consideracin del mundo nodionisacos -tal es la tendencia de Eurpides-*'. Afirmacin sin duda audazque va a suscitar las crticas de muchosfillogosapartir de Wilamowitz.No obstante, Eurpides, de acuerdo con la peculiar reconstruccinnietzscheana, no sera ms que una mscara, el portavoz de aquel personajedecisivo que a su juicio habra supuesto un giro radical en la vida espiritual delos griegos, a saber, Scrates. El espritu de Scrates aparece a los ojos deNietzsche como el contrapunto del espritu dionisaco, como el verdadero responsable de la desaparicin de la tragedia: Tambin Eurpides era, en ciertosentido, solamente una mscara: la divinidad que hablaba por su boca no eraDioniso, ni tampoco Apolo, sino un demn que acababa de nacer, llamadoScrates. Esta es la nueva anttesis: lo dionisaco y lo socrtico, y la obra dearte de la tragedia pereci por causa de ella* .Scrates emerge as en el horizonte como el adversario de Dionisos, comosucontrapunto. eahque uno de los motivos querecorren laobranietzscheanasea la persistente confrontacin con la figura se Scrates, como muestra deunaforma paradigmticaelcaptuloElproblemadeScrates en repsculode los dolos Scrates se presenta como la personificacin del racionalismoilustrado, de su optimismo intelectualista y moral que est en contraposicincon el pesimismo de latragedia.Con Scrates portantose produce un giro enla vida espiritual de losgriegos.Una parte de la vida psquica se impone sobrela otra y la neutraliza. El intelectualismo se impone sobre el instinto. ste esreprimido en favor de la instancia luminosa de la conciencia. La segundanavegacin socrtica tiene as para Nietzsche fatales consecuencias, puesconsidera que es precisamente el instinto quien en los hombres creadores se

    KSA,VI,310.KSA,I.82.^ KSA,I 83.

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    ietzsche y los griegos

    muestra como la fuerza creadora y afirmativa^l En definitiva, tal como yahaba afirmado Nietzsche en la conferencia Scrates y la tragedia, pronun-ciada en Basilea en febrero de 1870, con Scrates se impone uno de losaspectos de lo helnico, aquellacl rid dapolnea sin mezcla de nada extra-o*^.Vemos entonces que se confirma la idea de que la plenitud del espritugriego se encontrara segn Nietzsche en la primera etapa de Grecia, apare-ciendo la venerable figura de Scrates sometida a una oposicin implacable,aunque con diferencias de matiz y de acento, en las que no podemos entraraqu. Limitmonos a sealar en este lugar que si bien la crtica de lafiguradeScrates, tomadaglobalmente,nonosparececonvincente,s en cambionosloparece su denuncia de las insuficiencias del intelectualismo socrtico. Insufi-ciencias que Nietzsche vaaproyectar, magnificndolas, sobre el posterior de-curso de la cultura occidental: Todo nuestro mundo moderno est preso de lared de la cultura alejandrina y reconoce como ideal elhombreterico el cualestequipadocon lasmsaltas fuerzas cognoscitivasytrabajaalservicio de laciencia, cuyo prototipo y primer antecesor es Scrates* .El hombre moderno se encuentra entonces segn Nietzsche en la prolonga-cinde ladinmica desatada por Scrates. npersonajecomoFausto, prototi-po del hombre culto moderno, sera en el fondo algo incomprensible para ungriegoautntico. n hombremodernoque seagotaen sucultura intelectualistaes denunciado por Nietzsche, pensando sin duda en lafilologade su tiempo,como un bibliotecario y un corrector y que se queda miserablemente ciego acausa del polvo de los libros y las erratas de imprenta**.Vemos as que la concepcin nietzscheana acerca de la tragedia y de sudesaparicin a manos de Eurpides y de Scrates proyecta su sombra sobretodo el devenir de la cultura occidental. Ello nos conduce a la voluntadnietzscheana de establecer una conexin profunda entre la Grecia arcaicaylaEuropa moderna, ms en concreto, la Alemania de su tiempo. Por mucha quesea su distancia respecto al Clasicismo alemn, tambin Nietzsche sigue abri-gando la utopa de establecer una duradera alianza amorosa entre la culturaalemanaylos griegos. Slo que habraqueperseguiresametaa travs deuna

    KSA.1,90.KSA,I,544.KSA.1 116. KSA, I, 120.

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    Arsenio Ginzo Fernndezva distinta, ms original y profunda, que la ensayada por los representantesdel Clasicismo.

    Precisamente el joven Nietzsche est convencido de que en su momentohistrico se dan las condiciones para que desde el horizonte de una renovadacultura alemana se establezca una conexin profunda con el espritu autnticode Grecia, el espritu que dio origen al nacimiento de la tragedia. Ya en Elnacimiento de la tragedia asistimos tanto a la reconstruccin utpica del pri-mer espritu griego como a su proyeccin en el presente y en el futuro en lorelativo a las posibilidades de una nueva alianza entre el espritu de la tragediadescubierto por los griegos y el renacer de ese espritu en la Aleman ia contem -pornea a travs de la nueva filosofa y de la nueva m sica. En lneas gen eralescabra decir que entre 1870 y 1876 las esperanzas de Nietzsche respecto a unrenacimiento d e Grecia se encontraban en conexin con la renovacin del es-pritu alem n, qu e una m inora estara dispuesta a protagonizar* . D espus detodo el proceso de desm iticacin de la Antigedad llevado a cabo por distin-tos movimientos sociales y polticos posteriores a la Revolucin francesa, ennom bre de los valores m odernos, el jov en Nietzsche todava se va a atrever,durante un tiempo al menos, a compartir el mito del renacimiento de la Anti-gedad, en contraposicin con el mundo moderno, desde una ptica que sepresenta como arcaica y postmodema a la vez.

    El joven Nietzsche cree estar asistiendo en A lemania al renacimiento de lasabidura dionisaca. El referente es ante todo Wagner, cuya msica se lepresenta al joven Nietzsche como el renacimiento de la tragedia que duranteun tiempo alumbraron los griegos. No en vano el ttulo completo del ensayonietzscheano es El nacimiento de la tragedia desde el espritu de la msica.Wagner, afirma Nietzsche en un fragmento perteneciente al perodo de redac-cin de su ensayo sobre el nacimiento de la tragedia, constituye la prueba deque hasta aho ra no habram os comp rendido el espritu griego**. Wagner im pre-siona a Nietzsche en primer lugar en cuanto artista pero tambin en cuantopensador que estaba profundamente familiarizado con la cultura griega. Deeste modo asistimos en N ietzsche a una nueva confrontacin con los griegos,que som ete a revisin la interpretacin ofrecida por el Clasicismo com o dem a-siado inocua y convencional, en definitiva com o histricamente falsa. N ietzsche

    H. Ottmann,op. cit. 76.KSA, VII, 284.113

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    Nietzsche y los griegostiene sin duda el mrito de ofrecer u na nueva visin, ms profunda y conflicti-va, del mun do griego, aunque tal circunstancia no le va a hacer inm une a nuevos espejismos y utopas.

    IV 2 El debate en torno a l nacimiento de la tragediaAun cuando Nietzsche redacta su ensayo sobre el origen de la tragedia en

    su condicin de profesor de filologa clsica y se dirige en primer luga r a suscolegas de profesin, en busca de recono cimiento intelectual, estaba bien claro , no obstante, que no se trataba de ningn trabajo de filologa al uso. Losintrpretes de Nietzsche suelen recordar con razn , en este contexto, el pasajeya citado de su carta a E. Rohde donde alude a su posibilidad de engendrarcentauros . El nacimiento de la tragedia vendra a constituir un peculiarcentauro. Por ello era inevitable un profundo desencu entro con sus colegas.Quiz cabra comenzar sealando, tal como hace C. P. Janz, que la aparicindeEl nacimiento de la tragediahaba producido una gran decepcin entre losprofesionales de la filologa clsica dado que esperaban de Nietzsche aportaciones im portantes a su disciplina y cihora tenan por el con trario la im presinde encontrarse con un apstata* . Nietzsche por su parte tambin se va asentir decepcionado ante las reacciones que provoca su obra. Prontamente leva a confesar a su fiel amigo E. Rohde su estado de abatimiento por las reacciones -bi en por accin bien por om isin - que suscita su ensayo.

    Sin duda W agner, el primer de stinatario de la obra, mo straba abiertamentesu entusiasm o. Pero en el m bito universitario slo Burck hardt se declara fascinado po r la nueva visin de Nietzsche, m ientras que un fillogo tan cualificado com o E. Rohd e tiene ms reservas, a pesar del alto aprecio que siente porsu am igo. Rohde percibe desde un principio que el libro de Nietzsche viene a

    M.Femndez-Galiano, quizdeuna forma excesivamente negativa, se refiere aEl nacimiento de la tragedia como a un delicioso engendro: Delicioso porqueNietzscheesun gran escritorquearrastrayseduce con su pluma impregnadadefogosidad y candido arrobo; engendro, porque el autor cubiletea con hechos, hiptesis yfantasas para lograrsufinpreconcebido{Cf Id UlrichvonWilamowitz-MOllendorfy lafilolog clsica de su tiempo, enEstudios clsicos13,1969, 37.'C.P.Janz,Friedrich N ietzsche II, 157.114

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    rsenioGimoFernndezser una gran cosmodicea cuyos destinatarios en ltima instancia no h abrande ser tanto los fillogos com o tales sino ms bien los filsofos y arti stas .Especialmente preocupante le resultaba a Nietzsche el silencio de su m aes-tro Ritschl, que tempranam ente haba recibido el libro sob re la tragedia. Taninsoportable le resultaba este silencio que opta por dirigirse directamente aRitschl, preguntndole por su opinin. Es evidente que un fillogo estrictocomo Ritschl, refractario a veleidades filosficas en el seno de su especiali-dad, tena que experimentar una profunda desazn ante el rumbo emprendidopor aquel discpulo en quien haba depositado tantas esperanzas. Requerido noobstante por el propio Nietzsche a que se pronunciara, R itschl se evade sea-lando que se siente demasiado viejo para valorar debidamente orientacionesvitales e intelectuales totalmente nuevas. No obstante, no podr menos derecordarle al antiguo discpulo algo que era evidente, a saber, que l, Ritschl,se encontraba totalmente dentro de la corriente histrica y de la considera-cin histrica de los asuntos humanos, de forma que nunca haba esperadoencon trar el ancla de salvacin en uno u otro sistema filosfico'^. La misivade Ritschl terminaba dejndole la puerta abierta a Nietzsche para un posibleretom o a los cauces de la filologa estricta y con ello la posibilidad de seguirpublicando en el Rheinisches Museum.De hecho Nietzsche le va a enviar unnuevo trabajo a Ritschl, que se publicar en febrero de 1873, pero con elloconcluan sus pub licaciones filolgicas, si bien n os queda un a serie de aporta-ciones que sern publicadas postumamente.

    Pero si el silencio y las reticencias de Ritschl no podan menos de apesa-dum brar a Nietzsche, no menos doloroso le iba a resultar la violenta descalifi-cacin de que va a ser objeto su libro por parte de Wilamowitz, cuatro aosms joven que l y antiguo estudiante de Schulpforta. Precisamente u no de losreproches qu e Wilamow itz le va a dirigir a Nietzsche es que ste con su escri-to , poco riguroso cientficamente, habra mancillado el buen nombre deSchulpforta''\

    El joven W ilamow itz sale violentamente a la palestra movido po r una espe-cie de imperativo tico, en defensa de la seriedad y del rigor cientfico de sudisciplina a la que considera cuestionada por Nietzsche: Fue la voz del deberE. Rohde, U. von Wilamowitz, R. Wagner,Nietzscheyla polmica sobre Elnacimiento dela tragedia ed. de S. Cuervos, Mlaga 1994, 14.^C P.Janz,FriedrichNietzsche II, 162/163.E. Rohde, W ilamowitz, Wagner,op .cit. 75.

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    ietzsche y los griegosque me deca que haba que tener alta la bandera bajo la cual se combate**.Wilamowitz en aras de una filo log a estricta y erudita descalifica la obra deNietzsche como producto de una genialidad quimrica, que no respeta lahistoriani loshallazgos de unafilologariguros y porellono dudaeninvitarlea querenunciea suctedra, quedando entonces libre para darriend sueltaasu fantasa**.Nietzsche recurre a los buenos servicios de Rohde para oft-ecer una rplicafilolgicamente respetable. Fue sin duda un acto notable de generosidad porparte de Rohde hacerse cargo de la defensadeuna causaqueno slo le produca ms de un reparo en su fuero interno, sino que adems no poda menos deperjudicar su carrera profesional. Rohde acepta a pesar de todo el encargo deNietzsche y de esta formadosgrandes promesas de lafilolog clsica, Rohdey Wilamowitz, se enfrentan entre s a causa del libro de Nietzsche. En efecto,Rohde llegabaaafirmaraquello queNietzsche quera oryque porelcontrarioWilamowitz detestaba, cuando sealaba: soy consciente comofillogode losfundamentos slidos en los que se basan las opiniones de Nietzsche**.Sin duda, tanto Wilamowitz como Rohde hicieron precisiones importantesen sus apasionadas tomas de posicin, perosusplanteamientos se nos antojanhoy demasiado estrilesydescalificadores, demasiado bizantinos, siseprefiere,Rohde tuvoquedisimularsusreparosala obradesu amigo ya esterespecto Wilamowitz le va a poder acusar de que se ve precisado a realizar unsacrifitium intellectusen su trabajo apologtico. Sin duda no sin fundamento.Wilamowitz por su parte se va a caracterizar por su ceguera ante el carcterinnovador que aportaban los planteamientos de Nietzsche, por muchas crticasquelegtimamente cupiera hacerle. Renunciando a entrar aquen mayoresprecisiones, pensamos que cabe suscribir la afirmacin de que el desencuentro entreNietzsche y Wilamowitzes,en el fondo, el desencuentro entre el genio y el erudito.Para Nietzscheno vaa haber dudade que slo comocreadores seremoscapaces de asimilar autnticamente a los griegos. En este sentido la diatribacontra los doctos que figura en la segunda parte de Ashabl Zaratustra

    ^ Ibid.,1S3.Wilamowitz invita a Nietzsche a que baje de la ctedra en la que tiene queensear ciencia.Yprosigue enfticamente: uerena tigresypanteras a sus pies,pero no alos jvenesfllogosdeAlemania,loscualesenlaascesis y enabnegacindel trabajo deben aprenderabuscarante todola verdad op.cit. 97).^Ibid. 122.

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    parece dirigirse contra la erudicin estril delosfillogosque descalificaron deplano, como Wilamowiz, los planteamientos del joven Nietzsche. Estos eruditos estaran absortos en sus pequeas sentencias y en sus pequeas verdades.Seransemejantesa quienesseparan enla calley miranboquiabiertosa lagente que pasa: as aguardan tambin ellos y miran boquiabiertos a los pensamientos que otros han pensado*^. Sin duda tambin el propio Nietzsche se distanciarenel curso de su obra posteriordevarios de sus planteamientos juveniles,peronopor ello su libro sobreelnacimiento de la tragedia dejardeser unaobra genial que ha facilitado, al menos enparte,aquello que se propona: alumbrar una nueva va de acceso a la comprensin de los griegos, a pesar de losjustos reparosque en nombre deunafilologarigurosapudiera presentarun fillogo comoWilamowitz.Ambas partes podan aducirsusbuenas razones en defensadesus posiciones,perola mirada genialdeNietzsche,apesardesus arbitrariedades, lograba penetrarmsprofundamente en la esencia del problema.

    V LA FILOLOGA CLSICA Y LA CRISIS DE LA ENSEANZAUnadelas grandes preocupaciones de Nietzsche giraba en tomo al problema de la educacin. En esto coincide con su gran adversario Platn. Tratandode emular al sabio antiguo, Nietzsche se va a esforzar por oficiar a modo defilsofo educador para una nueva poca histrica'*. En un principioSchopenhauerlevaaservir de referente, pero ms adelante esa funcin la vana desempearlospresocrticos,e incluso a sumanera,unpensadorcomoPlatn.Entodo casoes el propio Nietzsche quien tratadeoficiardefilsofoeducador,por mucha importancia que atribuya a sus referentes intelectuales.El caso es que Nietzsche no puede menos de enfrentarse apasionadamentea la situacin de la educacindesu tiempoy,ms especficamente,a loque ensu momento se presentaba como cultura clsica.Yasabemos que Nietzsche sedistancia de la visin clasicistadeGrecia. No obstante, el valordela Antigtie-dad no habra hecho ms que deteriorarse a partir de la intervencin de losgrandes representantes del Clasicismo alemn. s lolamenta en lnacimienKSA.rV, 161.Segn le escribe a E. Rohde el29.02.1871,entre las preocupacionesdeljoven

    Nietzschefiguraa de encontrar un nuevo principio educativo, en contraposicinconla enseanzaque seimpartaen losInstitutosyUniversidades Cf.SBr 111,190).117

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    ietzscheylos griegosto de l tr gedi donde considera particularmente penoso el protagonismodesem peado a este respecto por quiene s estn al frente de la docencia en lasinstituciones superiores de cultura. Sera en este mbito donde mejor se haaprendido a arreglarse temprana y cmodamente con los griegos, llegando noraras veces hasta el abandono esc ptico del ideal helnico y hasta una perver-sin total del verdadero propsito de todos los estudios sobre la An tig eda d .

    Sin duda que la cultura clsica segua desem peand o un papel destacado enlos centros educativos alem anes. Nietzsche no niega este hecho p ero cuestionaen cam bio su valor. Si es cierto que la Antigedad habra de estar destinada arepresentar el papel de un imperativo categrico de cualquier cultura, loscentros educativos alemanes se encontraran lejos de propiciar tan elevadamisin.Eljove n N ietzsche se pronuncia reiteradas veces contra la visin de laAntigedad que la filologa clsica transmite a los jvenes estudiantes. Esafilologa acta a m odo d e filtro eficaz que no perm ite emerger a la dimen sinintempestiva de la An tigedad. Po r el contrario, los fillogos clsicos transmi-ten una visin inocua, domesticada, anodina del legado de los griegos. Se lepriva as del mordiente que habra de servir de revulsivo de la situacin cu ltu-ral contempornea. A este respecto no duda en afirmar que el 99 por cien delos fillogos no deberan ser tales *.En diversos lugares de su obra se pronuncia Nietzsche acerca de esta cues-tin. De una forma especialmente explcita lo hace en su ciclo de conferenciasacerca del futuro de los centros educa tivos, que Nietzsche pronu ncia en 1872.Seala ah el autor que la llamada cultura clsica no sera en su tiempo otracosa que un ideal fluctuante e inconsistente, que vendra a ser una fiel expre-sin de la pseudo cultura de la poc a.

    Los nuevos fillogos estn, ajuicio de Nietzsche, desprovistos de sensibi-lidad para poder apreciar en sus debidos trminos la singularidad de la Anti-gedad clsica y en consecuencia para poder h acerle justicia: Basta con ob -servar a la nueva generacin de fillogos: es muy raro ver en ellos ese senti-miento de vergenza por el que nosotros, frente a un m undo como el griego, notenemos siquiera el derecho d e existir; en cam bio, esa jove n nidada construyecon la mx ima indiferenciaydescaro sus nidos sobre los temp los ms g randio-sos . Estos nuevos fillogos se le presentan a Nietzsche como una nueva

    KSA,I, 130.KSA, VIII, 20.KSA,I,701.118

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    versinde losmercaderes en el templo, del quea su vezhabran deserdesalojados sin contemplaciones.Privadadesu mordiente intempestivo, la formacin clsica se convierte eninstrumento dcil al servicio de aquellas fuerzas dominantes en la educacincontempornea. Esta educacin aparece dominada por un espritu pragmticoen funcinde losintereses de la sociedad burguesa, porundebilitamientodelacultura para hacerla compatible con el proceso de masificacin de la enseanza, y en definitiva por el sometimiento a los intereses del Estado, apareciendotodo ello ntimamente interrelacionado. Por ello cuando constata cmo losdistintos Estados fomentan y apoyan la educacin clsica, Nietzschenopuedemenos de observar melanclicamente lo inocua o tambin lo til en quedebe haberse convertido esa educacin para hacerse acreedora de tales apoyos.Frenteaesa masifcacin y ese sometimiento a los intereses pragmticos ypolticos, Nietzsche reivindica una educacin que haga justicia a la naturalezaaristocrticadelespritu.Detal ndoleestambin la autntica formacin clsica: la enseanza clsica slo es fecunda en general para un pequeo nmero' ^.En un momento histrico en el que tanto las fuerzas econmicas comopolticas inducan a una concepcin pragmtica del saber, que por un ladopropiciaba una masifcacin cada vez mayor del saberyporotroacentuaba lanecesidad de la especializacin, Nietzsche quiere ser el portavoz de una educacin aristocrtica que se fundara en los ideales proporcionados por el peno-do aristocrtico, agonal, de los griegos. De ah que Nietzsche estimara que elmotivo ms profundo de la falta de productividad de la cultura moderna residiera en la concepcin inadecuada de la Antigedad clsica. A este respecto,Nietzsche declara enfticamente que nuestro destino no ha de consistir en sereternamente discpulos de una Antigedad declinante sino que es precisoretroceder ms atrs hasta los modelos de la poca trgica de los griegos' ^.Tambin desde el punto de vista educativo sera preciso retroceder ms atrsdel mundo alejandrino, intentando encontrar los modelos en el primitivomundo griego, que nos pondranencontacto con lo grande,lonaturalylohumano, lejos del humanismo inocuoycarente de mordiente que durantetanto tiempo habra sido el patrimonio de lafilolog clsica.

    KSA,VII,300.>'KSA, I, 306/307.

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    ietzschey los griegosDe esta forma, el alto valor formativo de la Antigedad clsica no disminu-ye a los ojos de N ietzsche sino que es enfocado desde una nueva perspectiva.Nietzsche quiere buscar un referente educativo en la experiencia vital de losprimeros griegos, algo que no slo la filologa contempornea no habra sabi-do percibir sino que tampoco lo habran hecho los representantes del Clasicis-mo alem n. Nos referiremos ms adelante a la confrontacin nietzscheana conlos presocrticos. Limitmonos a reparar aqu en la alta valoracin y estima d eque siem pre fue objeto T ucdides por parte de Nietzsche. Frente a la decaden-cia del espritu griego que N ietzsche ve incoada en Scrates y Platn, Tucdides

    se le presenta com o una especie de revulsivo que le permite seguir en conex incon el autntico espritu griego . Esto sera vlido asimism o en lo referente alvalor educativo para el hom bre m oderno, que tendra com o punto de mira a laAntigedad clsica. A s lo afirma enCrepsculo de los dolos Del deplora-ble embellecimiento de los griegos con los colores del ideal, que es el prem ioque el joven de 'formacin clsica' obtiene de su adiestramiento en la ense-anza media para la vida, ninguna otra cosa cura ms radicalmente queTucdides' *. Se tratara de una cura de realismo frente al escapismo que elmo ralismo de S crates y Platn le sugera a Nietzsche.Slo esa visin intempestiva de la Antigedad podra servir de estmulopara fomentar la fecundidad de los modelos antiguos en la educacin d el hom-bre mo derno. D e nuevo el pasado y el presente, la actualidad, se funden en lamirada n ietzscheana. Es preciso superar una filologa que se ha vuelto extraaa la vida y que por ello no puede ser tomada como referente educativo. Laeducacin clsica ha de saber transmitir algo ms que una erudicin estril.Una erudicin qu e Nietzsche no duda en comparar enfticamente con la hin-chazn hipertrfica de un cuerpo no sano' ^. Por supuesto que Nietzsche noexcluye la erudicin sin m s pero se tratara ms bien d e un efecto colateralde una cultura que persigue metas m s elevadas. Una cultura que viniera a seruna nueva y mejorada naturaleza, alejada de la educacin historicista delhom bre m oderno, que acaba convertido en una especie de enciclopedia am bu-lante y qu e se caracterizara po r tener una interioridad a la que no correspon-dera una exterioridad y al revs po r tener una exterioridad a la que no corres-pondera interioridad alguna, algo que los griegos no podran com prender.

    ' KSA, VI, 156.' KSA, I, 705.120

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    rsenio Ginzo Fernnd ez

    V I EL ESTADO GRIEGO A MOD O DE UTOPA CULTURALEl joven Nietzsche se caracteriza por compartir una concepcin enfticadela cultura y de la educacin, orientada hacia el cultivo de la naturaleza aristocrtica del espritu, y que encontrara su referente adecuado en una mitificadaGrecia arcaica y aristocrtica. Asimismo desdeelhorizonte poltico, Nietzschese va a mostrar como un autor intempestivo. Tambin aqu cabra calificar suvisin polticacomoaristocrtica, como la polticadelradicalismo aristocrtico' *,y al intentar formularlasevaavolverdenuevoa losmodelos griegos,

    a modo de referente utpico.Ciertamente, Nietzsche se encontrabaadisgusto con el Estado prusiano dela era de Bismarck, en la que se enmarca su obra. Sus invectivas contra elmismo son constantes pues ese Estado fuerte, militarista y culturalmente gris,que interviene activamente enlaconfiguracindela culturaydelaenseanza,se encuentra en las antpodas del primado de la culturayde la educacin aristocrticas que enfticamente afirmaba el joven Nietzsche. Pero sus desencuentros con la Prusia de Bismarck no son en definitiva ms que el puntoculminante de sus desencuentros con la modernidad poltica.Nietzscheesen efectoun crticodeclaradode lastendencias dominantes dela poltica moderna, po