Husserl Investigaciones Logicas. I 1 a 16. v 9 a 14. VI 13 a 52. Trad Gaos y Morente

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CAPITULO 1

Las d is ti nc iones e s enc ia le s

~ 1. Doble sentido del termino signa

Los terrninos expresion y signo son no pocas veces empleados como

sinonimos. Mas no es imitil observar que en el discurso corriente y general

no siempre coinciden por completo. Todosigno es signa de algo; pera no_

todo signo tiene una signi i icacion , un~<·sentidci»~:.que ~ste«e){presado!>R91

~Ls1g! lQ. . En rnuchos casos no puede ni siquiera decirse que el signo «de-

signe» aquello de 1 0 cual es llamado signo. Y aun en el caso de que este

modo de hablar sea justo, hay que observar que designer no vale siernpre

tanto como aquel «significar» que caracteriza las expresiones. En efecto:

los signos, en el sentido de indicaciones (sefiales, notas, disrintivos, etc.), no

e xp rc sa n n ad a, a no ser que, a d ema s de la funcion indicat iva, cumplan una

_funcion significativa. Lirniternenos por de pronto -como solem os hacerlo

involuntariamente al hablar de expresiones- a expresiones que funcionanen la conversacion viviente. Vemos entonces que el concepto de sefia], com-

parado con el concepto de expresion, tiene mas amplia extension. Pero de

ninguna manera constituye el genero, por 1 0 que se refiere a] contenido. La

significaci6n no es una especie de la cual sea genero el signa, en el sentido

de senal. Si su extension es mas reducida, es porque el significar -en el

discurso comunicativo- va siempre unido con cierta cantidad 0 proporcion

de serial; es decir, que en el discurso comunicativo, la expresion, adem as de

significar es, mas 0 menos, una serial; la cual funda por su parte un con-

cepto mas amplio , porque justamente puede presentarse separada. Las e x p re -

siones desenvuelven su funcion significativa tarnbien en la vida solitaria del

alma; y en esta no [uncionan ya como seiiales. Asf, pues, los dos conceptos

de signo no estan en verdad en relacion de mayor y menor extension.

Pero esto requiere mas detenidas dilucidaciones.

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2~4 Edmundo Husserl In ve stig ac io ne s lo gic as

como expresi6n de una conexi6n entre las cosas, es el cor~~la.to objetivo .de

la motivaci6n como forma peculiar descriptiva del entretejrmiento d e vanesactos de juicio en un solo acto de juicio.

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~ 2. L a e se nc ia d e la se iia l

De los dos conceptos inherentes a la palabra s i gna , consideremos pri-

mero el concepto de indicado», La relacion que aqui existe la llamamossehal , En este sentido es el estigma el signo del esclavo; la bandera es el

signo de la naci6n. Aqui pueden colocarse en general las «notas» en su

sentido primordial, como propiedades «caracterfsticas», aptas para dar aconocer los objetos en que se encuentran.

Pero el concepto de signo indicativo es mas amplio que el concepto denota. Decimos que los canales de Marte son sign os de la existencia de ha -

bitantes inteligentes; decimos de los huesos f6siles que son signos de la

existencia de animales antediluvianos, Tambien podrfarnos citar aquf los

signos memorativos, como el famosa nudo en el pafiuelo, los monumentos,

etcetera. Cuando creamos cosas apropiadas 0 procesos 0 determinaciones

de estes con el proposito de que funcionen como indicativos, les damos el

nombre de signos, sin que importe que cumplan 0 no justamente su funcion.

En el caso de los signos arbitrarios y form ados con prop6sito indicativo,iisase tarnbieri el verbo se i ia lar , por una parte con referencia a la acci6n

que crea la nota indicadora (aplicacion del hierro ardiendo, inscripcirin del

signo), y por otra parte en el sentido de la serial misma, esto es, con refe-

rencia a 10 que hay que indicar (y , respectivamente, al objeto serialado ).

Estas y otras distinciones no anulan la unidad esencial con respecto al

concepto de signa indicativo. En sentido propio solo puede llamarse signo

indicativo a algo, cuando este algo sirve efectivamente de serial de algo,

para un ser pensante. Si, pues, queremos aprehender 10 cormin a todos,

debemos retroceder a esos casos de la Iuncion viviente. Y encontrarnos que

ese quid cornun es la circunstancia de que ciertos o bje to s'o s itua cio nes o b]e-

tiuas, .de cuya existencin alguien tiene conocimiento actual , indican a ese al-

guien la exis te nc ia d e ciertos otros obje tos 0 s it ua ci on es c bje ti va s -en cl

sentido c le ql1e Jlll::()n vic ~io n d e_3u _e lo sp rim ero s e xis te n, e S_ 1! ll dd a p or di£ _ 7 z o c lg uie n c om o . 171 0tivc (motivo no basado en in tc le c c io nLpara la COli

I uicc ion 0 pres .u~{o:1_~e CJ..1f:ea mbie n lo ss eg un do s exis te n=-. La motivacior., esIii5tece\iria t tn id a d d e sc ri pt iv a entre Ios actos de' jUieio, en que se cons

tituyen para el pensante las situaciones objetivas indicadoras e indicadus

-unidad descriptiva que no debe concebirse como, verbigracia, una «CIIII

lidad de figura», fundada en los actos de juicio-; en ella reside la esenciu

de la seria]. Dicho mas cIaramente: la unidad que motiva los actos de juiciu

tiene ella misma el caracrer de una unidad de juicio y, por tanto, en Nil

total idad, tiene un correlato objet ivo aparente, una situacion objet iva uni

taria, que en ella parece existir y que en ella esta mentada. Es claro qlll'

esta situacion objetiva no dice otra cosa sino esto: _~e,~I,Jl)as cosas puC'''''''

. . 2 . deb en eXIStlt, eorque otra§~~~~~son da9.!l§. Ese «porque», concehk]n

< 2 )Mos t ra r y demostrar

Pero la situaci6n fenomenolog ica es ta aqul dcscrira ,c on ra nta ~e,n:ra-

I'd d e comprende no solo la funci6n de mostrur, rcallza,da por la ~~nal,~ a , imbi I f nCI'n de demostrar propia de la aUIl-IlIICa dcduccion ySInO tam len a u 0 ..... } Y h . .f d nt cion: Ahora bien debemos separar ambos l'(JIK~Pl()S, a ernosun arne a. , ,. I . J. I .. - I. di d t diferencia al acentuar el caracter no tnt c ('('/I/)() e a scna ,In rca 0 an es su . , , 'I .:Efectivamente, cuando inferimos con i~telec,Clon la ~XI~lcl,lclnc c. ~~na ~ltua-· , bi ti de la existencia de ot ras situacrones objctivas, no decimos queCIon 0 je Iva , . , "1 I, bllas ul timas sean sefiales 0 signos de la pnmera. E IIl~CI'Snmcntc so 0 J 'I I

Ja-

mos de dernostracion, en el sentido propio de la IO~lnl, cuando hay e uc-

cion intelectiva ° posiblemente intelectiva, Sin ~uda, mucho de ,I~)que da-

mos or dernostracion y, en el caso mas sencillo, por conclusion. no va

acorn pafiado de inteleccion y aun es a veces falso. Pcr,o "I da,r~o I.'or.de-p " tenernos la pretensi6n de que la consecucncra sc,~v .lsta intclec-mostracion, d 1. .orres· t Esto implica: que al raciocinar y ernost rur SlI)jct,IV()Sc~ , -t ivamen e. dernos traci , I I ' ibjctivaden objetivamente el raciocinio y la ernost racion 0 a re acton ( ,

~~~re fund amen to y consecuencia. Estas unidade~ idcal,:s no son las vlve~-

· d lo juicios en cuesti6n sino sus «contenidos» ,denlc.'s, las proPOSl-eras e s " , '. > ,I que juzgaciones, Las premisas demuestran la conclusion, sea qUI~n, sea eI ' I conclusion y la unidad de arnbas. Manilicstase en esto unaas premisas y a . , , . . , ' _regularidad ideal, que rebasa los jUiCIOSenla~~dos bu . ct n.u~1C,~or dmltl~~_' , comprende con generalidad superempmca, todos los JUICIOS e mrs

~~nc~ntenido y a~n todos los juicios de la misma «forma», como tales: Ju~-

tarnente esta regularidad es la ,que subjetivam~nte llega a nue~tra contl; id~lden la fundamentaci6n intelectiva; y la ley mlsma,' en q~e eS

brelgu a t

consiste, Uega a nuestra conciencia por reflexi6n ldea~?rta so re os con ~-nidos de los juicios vividos unit ariamente en la conexion actuaflld~Ja mObt-. inio v ri ion) st es por re exton so reacion (en el actual raClOCl1l10y ernostracion ), eo,

las proposiciones de que se trata. - I - I dEn el caso de la serial no sucede, emper~, ~ada de esto. En a sena que .a

por completo excluida 1a intelecci6n y, obj~tlvamente ~a?l~ndo, el con,~cl-mienta de un nexo ideal entre los contenidos de _los JUiCIOS,n ~~estl~n,

Cuando decimos que la situaci6n objetiva A es serial de la s~~uaclOn obje-

tiva B; que el ser de la una indica, sefiala, muestr~. que tarnbien la o~ra es,

d sin duda abrigar con completa segundad la esperanza e en-po rernos, d r moscontrar realmente esta otra ; pero al hablar e esa, , man,e:a no qu~ e

decir ue exista entte A y B una relacion de conexlo? ,v~slble por mtele,c-

ci6n yqobjetivamente necesaria; los contenidos de los jUICl?SdOdse hallaran

para nosotros en la relaci6n de premisas y conclusiones. Sill u a acontece

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236 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 237

que en casos en que existe objet ivamente una conexion de fundarnentacion

(un nexo mediato) hablamos sin embargo de sefial. Al calculador sirvele de

ser ia l (decimos) la ci rcunstancia de que una ecuacion algebraica es de grado

impar, para saber que tiene por 10 menos una raiz real. Pero bien mirado,

en este casu nos referimos solamente a la posibilidad de que el comprobar

la imparidad del grado de la ecuacion sirva al calculador -sin necesidad deestablecer actual mente la conexion de pensamientos intelectivamente demos-

trativos- de .motivo inmediato no intelectivo para tener en cuenta, en sus

fines de calculo, la propiedad de la ecuacion, En casos como este, cuando

ciertas situaciones objetivas sirven realmente de sefiales para otras que,

consideradas en si, se deducen de las primeras, no 10 hacen en la conciencia

pensante como fundamentos logicos, sino merced al nexo que anteriormente

quedo establecido por medio de una dernostracion 0 por fe en la autoridad

del maestro, entre las conuicciones como vivencias psiquicas (0 entre las

disposiciones). En todo esto no introduce la menor variacion el hecho de

que eventualmente acornpane a la vivencia el conocimiento meramente ha-

bitual de la existencia objetiva de una conexion racional.

Si, pues, segun esto, la sefial (0 la conexion de motivacion, en que se

rnanifiesta esta relacion que se presenta como objet iva) no tiene referencia

esencial ninguna al nexo de necesidad, cabe desde luego preguntar si no

debera pretender una referencia esencial al nexo de probabilidad. Cuando

una cosa sefiala a otra; cuando la conviccion de que la una es, motiva

empiricarnente -es decir, en modo accidental, no necesario- la C011-

viccion de que la otra es, (no debera la conviccion motivadora contener

un [undamento de probabilidad para la convicci6n motivada? No es este el

lugar propio para dilucidar esta cuestion, S610 advertiremos que una solucion

afirmativa sera seguramente valida, si es verdad que la s tales motivaciones

empiricas estan sujetas a una jurisdiccion ideal, que permite hablar de mo-

tivos legitimos e ilegltirnos, esto es -en sentido objetivo-, de sefiales

reales (validas, es decir, que fundan probabilidad y eventualmente seguridad

empiricaj en oposicion a sefiales aparentes (no validas , esto es, que no pro-

porcionan ningiin fundamento de probabilidad). Piensese, por ejemplo, en II Idiscusion sobre si los fendmenos de vulcanismo son realmente sefiales de

que el interior de la tierra se encuentra en estado de fuego liquido. Una

cosa es segura: que hablar de sefial no supone una determinada referencia

a consideraciones de probabilidad. Por 10 regular, al hablar de sefial nos

basamos no en meras sospechas, sino en juicios firmes; por eso la jurisdic-

cion ideal, a la que hemos concedido aqui una esfera, tendra que exigir

primero que las convicciones seguras se reduzcan modestamente a meras

sospechas.Observare adernas que, a mi modo de ver, es imposible evitar el uso del

terrnino motivaci6n, en el sentido general, que comprende al mismo tiernpo

la fundamentaci6n y la sefial indicativa empirica. Efectivarnente, existe aqul

una comunidad fenomenol6gica innegable y 10 suficientemente visible pnru

manifesrarse incluso en ellenguaje corriente; en general hablase de raciocinio

y deducci6n no solo en el sentido Iogico, sino en el sentido empirico de Ia

sefial, Y esa comunidad llega manifiestamente aiin mas alia y comprende

Ia esfera de los fen6menos sentimentales y especialmente de los volit ivos; y

esta esfera es la unica en donde se habla originariamente de motivos. Aquf

tambien juega su papel el porque, palabra que verbalmente llega hasta el

punto mismo a que llega la motivaci6n en el sentido mas general. No puedo,pues, reconocer como justa la censura dirigida por von Meinong I a la ter-

minologia de Brentano, adopt ada por mi. Pero Ie aplaudo en 10 que dice

de que la percepcion de la motivaci6n no tiene nada que ver con la per-

cepci6n de 1acausaci6n.

S 4. Digresi6n sobre la genesis del signo por asociaci6n

Los hechos psiquicos, en que tiene su «origen» eI concepto de la sefial ,

es decir, en que este concepto puede ser aprehendido abst ractivamente, per-

tenecen a ese grupo mas amplio de hechos que se pueden reunir bajo el titulo

hist6rico de «asociaci6n de ideas». Este titulo contiene, en efecto, no s610

10 que expresan las leyes de la asociacion, los hechos de «asociacion de las

ideas» por «remembranza», sino tarnbien los demas hechos en que la aso-

ciacion se revela dot ada de poder creador, al producir caracteres y formas

de unidad peculiares en el sentido descriptivo 2. La asociacion no solo evoca

los contenidos en la conciencia, dejandoles el cuidado de enlazarse con los

contenidos dados, segiin prescriba la esencia de unos y otros (su determina-

cion generica). Esas unidades que se fundan puramente en los contenidos

(por ejemplo, la unidad de los contenidos visuales en eI campo visual) no

pueden ser evitadas por 1a asociaci6n, sin duda. Pero la asociaci6n crea,

ademas, nuevos caracteres y unidades fenomenol6gicos, cuyo momenta abs-

tracto, cuyo.J!1fldament() legal necesario no se encuentra en los contenidos

rnismos vividos 3. Si A evoca B en Ii i conciencia, ambas no son solamente

conscientes al mismo tiernpo, 0 una tras otra, sino que suele tam bien im-

ponerse una conexi6n palpable, segiin la cual la una sefiala a la otra y esta

existe como perteneciente a aquella. Configurar las casas coexistentes, de

suerte que aparezcan como pertenecientes unas a otras -0 para expresarlo

1 A. von Meinong, Gott, gel. Anz., p. 446.2 Naturalmente el giro que personifica la asociacion y dice que la asociacion

crea -asl como otras expresiones rnetaforicas que usaremos- no debe rechazarsepues represent a solo una expresion c6moda. Aunque importa mucho la descripcioncientifica exacta -que serfa entonces muy circunstanciada- de los hechos aqul alu-

didos, sin embargo, no sera nunca posible prescindir del lenguaje metaforico, teniendoen cuenta la mas f:kil comprension, en direcciones en que no es exigida una ult imaexactitud.

3 Hablo de contenidos vividos, no empero de objetos 0 procesos que se mani-

fiestan y son mentados. Todo aquello sobre 10 cual se constituye realmente la con-ciencia individual, la conciencia «que vive», es contenido vivido. 10 que la conciencia

percibe, 10 que recuerda, 10 que representa, etc., es objeto mentado (intencional). Veasesobre esto la Investigacion quinta.

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Edmundo Husserl

mas exactamente: configurar con las cosas coexistentes unidades intencio-

nales que parezcan copertenecientes-, tal es la continua operacion de 1 8

funcion asociativa. Toda unidad de experiencia, como unidad empirica de

Ia cosa, del proceso, del orden y relacion, es unidad Ienomenica, ,merceJ

a la palpable mutua implicacion de las partes y aspectos de la objetividad

aparente, partes y aspectos que unitariamente se destacan. Uno sefialaen el fenorneno al otro, con determinado orden y enlace. Y en este se-

fialar hacia adelante y hacia atras, 1 0 individual mismo no es el mero con-

tenido vivido, sino el objeto que aparece (0 su parte, 0 su nota, etc.), cl

cual solo aparece porque la experiencia presta un nuevo cardcter fenomeno-

logico a los contenidos, no valiendo ya estos por si, sino para representar

~un objeto distinto de ellos. En la esfera de estos hechos se halla tarnbien

-er1iechode Iasefial, segun el cual un objeto 0 una situacion objetiva no

lsolo recuerda otro y de esta suerte 1 0 sefiala, sino que el uno da testimonio

del otro e incita a admitir que este otro tiene tarnbien existencia; y ello de

un modo inmediatamente palpable, de la manera descrita.

por ellas algo acerca de nuestros pensarnientos y emociones lnternas. E'sas

nuestras manifestaciones «significan» algo para el, por cuanto que el las

i~terpret~; pero ni para el mismo tienen significaciones en el sentido pre-

CISO de signos verbales y sf solo en el sentido de sefiales indicativas.

Las consideraciones siguientes habran de llevar a plena claridad concep-

tuallas diferencias aludidas.

~ 6. La cuestion de las dist inciones [enomenologicas e intencionales quepertenecen a las expresiones como tales

~ 5. Las expresiones como signos signi jicatioos. Exclusion de un sent idode la expresion, que no pertenece a este tema

Con referenda a toda expresion suelen distinguirse dos cosas:

1.' La expresion en su parte fisica, el signa sensible, el complejo vocal

articulado, el signo escrito en el papel, etc. '

2 .R Cierto conjunto de vivencias psfquicas, que, enlazado por asociacion

a la expresion, convierten esta en expresion de algo. Generalmente estas vi-

vencias psiquicas son designadas con el nombre de sentido 0 significaci6n de

la expresion, creyendose que esta designacion alcanza a 1 0 que esos terminos

sig~ifican en el discurso normal. Hemos de ver empero que esta concepcion

es mexacta y que la mera distincion entre el signo Hsico y las vivencias,

que le prestan sentido, no es suficiente.: sobre todo para los fines logicos.

Con referenda particular a los nombres, se ha observado hace mucho

tiempo algo de esto. Se ha distinguido en todo nombre 1 0 que el nombre

«notifies» (esto es, esas vivencias psiquicas) y 1 0 que el nombre signifies.

Tarnbien se ha distinguido entre 1 0 que el nombre significa (el sentido, el

«contenido» de la representacion nomina l ) y 1 0 que el nombre nombra (el

objeto de la representacion). Habremos de ver que estas distinciones son

necesarias en todas las expresiones, e investigaremos exactamente su esencia .

A esto obedece que separemos los conceptos de «expresion» y de «sefial»:

1 0 cual no impide que las expresiones en el discurso vivo tengan tambien

al mismo tiempo funcion de sefial como pronto hemos de dilucidar. A est a s

se afiadiran despues otras distinciones i rnportantes, que se refieren a las re-

laciones posibles entre la significacion y la intuicion ilustrativa y quiza evi-

denciativa. Solo teniendo en cuenta estas relaciones puede llevarse a cabo

una pura del imi tacion del concepto de significacion y luego la fundamental

contraposicion entre la funcion simbolica de la significacion y su funcion

cognoscitiva.

De los signos indicatiuos 0 seiialativos, distinguimos los signos signifi.

catiuos, las expresiones. El termino expresion es tornado aqui, sin duda, en

un sentido limitado, cuya esfera de validez excluye muchas cosas que en el

habla normal son designadas como expresiones. De esta suerte es precise

siempre hacer violencia al idioma, cuando se trata de fijar terminologies-

mente conceptos para los cuales solo disponemos de terrninos equlvocos.

Para entendernos, por de pronto, establecemos que todo discurso y toda

parte de discurso, asi como todo signo, que esencialmente sea de Ia misma

especie, es una expresion; sin que importe nada que el discurso sea verda-

deramente hablado -esto es, enderezado a una persona con proposito co-

municativo-0

no. En cambio excluimos los gestos y ademanes con queacompafiamos nuestros discursos involuntariamente y desde luego sin pro-

posito comunicativo; y excluimos tambien aquellos gestos y adernanes en

que, aun sin discurso concomitante, el estado animico de una persona recihe

una «expresion» comprensible para quienes la rodean. Estas exteriorizacio

nes no son expresiones en el sentido de discurso; no estan, como las exprv

siones, unidas en unidad fenomenica con las vivencias exteriorizadas, en II Iconciencia del que las exterioriza; en ell as no comunica uno a otro nada; II I

exteriorizar estas manifesraciones falta le al sujeto la intencidn de presenuu

unos «pensarnientos» en modo expresivo, ya a otros, ya a S 1 misrno, ell

cuanto que se halle solo consigo mismo. En surna, esas tales expresioncs

no tienen propiamente significaci6n. En esto no introduce la menor vari . .

cion eI hecho de que otra persona pueda interpretar nuestras manifestacio

nes involuntarias (por ejemplo, nuestros movimientos expresivos) y sahel '

§ 7. Las expresiones en [uncion comunicatioa

Para poder establecer las distinciones logicarnente esenciales, considere-

mos la expresion primero en su funcion comunicativa, que es la que pri-

mariamente esta Hamada a cumplir. El complejo vocal art iculado (y respec-

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240 Edmundo Husser!

tivamente el signa grafico escrito, etc.) se torna palabra hablada, discurso

cornunicativo, merced a que el que habla 1 0 produce con el proposito de

«manifestarse acerca de algo», 0 -dicho con otraspalabras- merced a

que el que habla le presta en ciertos actos psiquicos un sentido, que quiere

comunicar al que escucha. Ahora bien, esta comunicacion se hace posible,

porque el que escucha comprende Ia intencion del que habla. Y Iacorn-

prende en cuanto que concibe al que habia no como una persona que emite

meros sonidos, sino como una persona que le babla, que ejecuta, pues con

las voces ciertos actos de prestar sentido -actos que esa persona quiere

notificarle 0 cuyo sentido quiere comunicarle-. Lo que hace posible ante

todo e 1 comercio espiritual y caracteriza como discurso el discurso que

enlaza a dos personas, es esa correlacion, establecida por la parte ffsica del

discurso, entre las vivencias Hsicas y psiquicas, mutuamente implicadas, que

experimentan las personas en comercio respectivo. EI hablar y el oir, el

notificar vivencias psiquicas con la palabra y el tomar nota de las mismas

en Ia audici6n, hallanse en coordinacion mutua.Si consideramos este nexo, reconocemos en seguida que todas las ex-

presiones, en el discurso comunicatiuo, funcionan como sehales. Son para

el que escucha sefiales de los «pensamientos» del que habla; es decir, se-

fiales de las vivencias psiquicas que dan sentido -como tambien de las

dernas vivencias psfquicas-; todas las cuales pertenecen a Ia intencion

comunicativa. Esta funcion de las expresiones verbales la llamarernos [un-

cion notijicatioa. EI contenido de la notificacion son las vivencias psfquicas

notificadas. El sentido del predicado notijicado puede tomarse en sentido

estricto 0 amplio. En sentido estricto 1 0 limitamos a los actos de dar sen-

lido; en cambio, en el sentido amplio podemos cornprender lodoslos actos

del que habla, todos los actos que, basandose en el discurso (y, eventual-

mente, porque el discurso los enuncie), puede el oyente suponer en e 1 que

habla. Asf, por ejemplo, cuando enunciamos un deseo, e 1 juicio acerca del

deseo es notificado en sentido est ricto; el deseo mismo, empero, es not ifica-

do en sentido arnplio. Igual sucede en e 1 caso de una enunciacion corriente

de percepcion, que el oyente comprende sin mas como pertenecientea una

percepcion actual El acto de la percepcion es aqui not ificado en sentido am-

plio; el juicio sobre el construido es notificado en sentido estricto. En se-

guida advertimos que el uso corriente del idioma permi te designar las viven-

cias notificadas tarnbien como expresadas.

...,. L;l.cQmprension de la notificacion no.....es_UQ_sabeL£Q!we.pt_ual de laI notificacion; no es un juzgar de la misma especie que el enunciar; sino que

>\.consiste tan solo en que el oyente aprehende (apercibe) 0 simplemente per-

cibe al que habla y 1 0 percibe intuitiuamente como una persona que express

esto 0aquello. Cuando oigo a alguien, 1 0 percibo como persona que habla:

le oigo contar, demostrar, dudar, desear, etc. EI oyente percibe la notifica-

cion en el mismo sentido en que percibe a la persona notificante misma

-aun cuando los fenomenos psfquicos, que la hacen persona, no pueden

estar en la intuicion de otra persona tales como son-. El habla corriente

nos concede percepcion de vivencias pslquicas de personas ext rafias: «ve-

mos» la coleta, e 1 dolor ajeno, etc. Este modo de hablar es perfectamente

correcto, si consideramos como percibidas, por ejemplo, las cosas exteriores

corporeas y si, en terrninos generales, no limitamos e 1 concepto de la per-

cepcion al concepto de la percepcion adecuada, de la intuicion en sentido

estricro. Si e 1 caracrer esencial de Ia percepcion consiste en suponer inrui-

tivamente que aprehendemos una cosa 0un proceso como presente -ytal

suposicion es posible y aun es dada en la inmensa mayorla de los casos, sin

manifestacion conceptual expresa-, entonces el tomar nota de la notifies-

cion es una percepcion de la misma. Sin duda existe la diferencia esencial

ya apuntada. EI oyente percibe que el que habla exterioriza ciertasvivencias

psiquicas y percibe tambien, por tanto, esas vivencias; pero no las vive, y

solo tiene de elIas una percepcion «externa», no «interna». Es la gran dife-

rencia que existe entre la verdadera aprehension de un ser en intuicion

adecuada y la presunta aprehension de un ser sobre la base de una reo

presentacion intuitiva, pero inadecuada. En e 1 primer caso tenemos un

ser vivido; en el ultimo tenemos un ser supuesto, al cual no corresponde

verdad. La mutua comprension exige justamente cierta correlacion de los

dos actos psfquicos, que se desenvuelven respectivamente en el notif icar y

en el tomar nota de la notificacion, Pero no exige su plena igualdad.

~ 8. Las expresiones en la vida solitaria del alma

Hasta ahora hemos considerado las expresiones en la funcion comuni-

cativa. Esta se funda esencialrnente en que la s expresiones acnian como

sefiales ', Ahora bien, las expresiones desernpefian tambien un gran papel

en la Vida del alma, que no se comunica en comercio mutuo. Es claro que

la funcion modificada no menoscaba en nada eso que hace que una expre-

sion sea una expresion. Las expresiones, ahora como antes, tienen sus sig-

nificaciones y las mismas significaciones que en el discurso comunicativo.

~a palabra solo ces~ de ser palabra cuando nuestro interes se dirige exclu-

sivamente a 1 0 sensible, a la palabra como simple voz. Pero cuando vivimosen su comprension, entonces la palabra siernpre expresa y expresa siernpre

1 0 mismo, vaya 0 no dirigida a otra persona.

Segun. esto, parece claro que la significacion de la expresion y 1 0 demas

que esencialrnente Ie pertenezca no puede coincidi r con su funcion notifies-

tiva. ~O diremos acaso que tambien en la vida solitaria del alma notifica-

mo~ algo mediante la expresion, bien que sin dirigirlo a otra persona?

(Dlremos aca.so que e 1 que habla solo se habla a sf mismo, sirviendole las

palabras de signos, esto es, sefiales de sus propias vivencias psiquicas? No

creo que semejante concepcion pueda sostenerse. Sin duda funcionan las

palabras. aqui como en todo, a modo de signos; y siempre podemos sin

vacilacion hablar de un sefialar, Sin duda, cuando reflexionamos sobre la

relacion entre la expresion y la significacion y, para tal fin, dividimos en

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242 E dm un do H us se rl In ve st ig ac io n es 1 6g ic a s

cosas: la expresion misma y 10 que la expre,si~n expres~ como su si~~ifica.

cion (como su sentido). Pero en esto hay multiples relaciones e?tr~teJ,das y

los terminos de to q ue e xpre sa y s u s i fl ,n i fi c a c i6n son por conslgUlen.te .ter.

minos rnultivocos. Si nos colocamos en el terreno de la pura descripcion,

vemos que el fen6meno concreto de la expresi6n, animada de sen~,do, se

articula asi: por una parte, el fen6meno f is ico, en el eual se constl t.uye.!aexpresion por su lado ffsico; por otra parte, los actos que le dan .s lfl ,mflCaCzony eventualmente ptenitud intuitiua, actos en los cuale~ s.t"consti tuye la refe-

renda a una objetividad expresada. Merced a eS.tos ul!lI11oSacres es la ex-

presion algo mas que una simple voz. La expr~slon mtent a algo; y al men-

tarlo se refiere a algo objetivo. Este algo objetivo puede cstar presente ac-

tualmente, merced a intuiciones concomitantes, 0 al menos aparecer repre-

sentado, por ejernplo, en productos de la fantasfa, y cn esrc ~aso la ~efe.

rencia a la objetividad est a realizada; 0 en otro caso la exprcsion [unciona

con sentido, siendo siempre algo mas que una voz vn~a, aunque Ie f~lte la

intuici6n que le da fundamento y objeto. La referencia de la expresion al

objeto queda entonces irrealizada, en cuanto que. perrnancce encerruda en

la mera intencion significativa. EI nombre, por e je rn pl o, n or nb ra en todo

caso su objeto; a saber, en cuanto que 10 mtenta. Pero no pasa de la ~era

mend6n, cuando el objeto no existe intuitivamente .y, por . tunlO" no ~xI~te

como nombrado (esto es, como mentado). Al cu~pbr,sc .1:1intencion .slg~I~'

cativa (primeramente uac ia) realizase la referencia objctiva y la nominacion

se convierte en una referenda consciente del nombre a 1 0 nombrado. .

, h"'Si establecemos como base esta distinci6n fundamental entre I~ inten-

i'fcksn signi ficat ive vacia de toda intuici~n y la que esta por ~I cont rano l lena

\ de intuici6n, habremos de separar pnmero los aetos. sensibles , en q~e se

verifica 1a aparici6n de la expresi6n como voz 0 sont~l() verbal; y aSI ten-

dremos luego que distinguir dos clases de ~~tos ? ,senes de actos, por ~,na

parte, los que son esenciales para 1a expre~lOn, Sl esta hu de ser exnresion.

es decir , un sonido verbal animado de sentido, y a ~stos aeto~ ~es ?amos elnombre de actos de dar sentido 0 tambien intencioncs J/$!.nr.flcat~vas,Porotra parte, tenemos empero los act?s que sin duda no so.~ es~n~lales a la

expresi6n como tal, pero que rnantienen ~on ella la :elaclo.n, lo~,ca. fun?a.

mental de cumplir (confirmar, robustecer, ilustrar) S.lI In~enelon significative

mas 0 menos adecuadamente y por tanto de actualizar justarnente su r~fe.

rencia al objeto. A estos actos, que se funden con los actos de dar sentido

en la unidad del conocimiento 0 del cumplimiento, les llamaremos ac tos d~cumplir e l s en ti do , S610 emplearemos la expresion mas breve de ~umfJ~t.

m i en t o s ig n if ic a ti vo cuando no hava peligro de eonfusi6~ ~on la vrvencia

to ta l , en la cual una intenci6n significative ha~la su cumpl imiento en el ~et?correlativo. Cuando esta realizada la referenela de la expresion a su obJet~.

vidad 4 unese la expresi6n animada de sentido con los aetos del cumpli-

• Empleo muchas veces la expre~ion mas indeterrninada de .«objetivi?~d», po~queaquf se trata siempre no solo de objetos en sentido estncto, sino tarnbien .de situa-ciones objetivas , de notas, de formas no independientes, ya reales, ya categonales etc ,

243

los dos facto res de la palabra y del sent ido la vivencia compleja, aunque

fntimamente unitaria, de la expresi6n lIena de sentido, aparecenos la pala-

bra misma como indiferente en si y el sentido como aquello a que Ia palabra

«apunta», como aquello que es mentado por medio de ese signo, y la expre-

si6n parece asi desviar de sf misma el interes y dirigirlo al sentido, sefialar

hacia el sentido. Pero este sefialar no es la sefial en el sentido por nosotros

ya estudiado. Aqui la existencia del signo no motiva la existencia (0, mas

exactamente, nuestra convicd6n de la existencia) de la significad6n. La

que ha de servirnos de sefial 0 nota indicativa debe ser por nosotros per-

cibido como existente. Esto acontece, sin duda, con las expresiones en el

discurso comunicativo, pero no en el discurso sol itario. En este nos con ten-

tamos norrnalmente con palabras representadas, en vez de palabras reales,

En nuestra fantasia se cierne un signo verbal hablado 0 escrito; pero en

verdad este signo no existe. No vamos a confundir las representaciones de

Ia fantasia 0incluso los contenidos que en Ia fantasia sirven de base a esas

representaciones, con los objetos fantaseados. Lo que existe no es el sonido

verbal imaginado, no es el signo impreso imaginado, sino la representaci6n

imaginativa de ellos. La diferencia es Ia misma que entre el centauro ima-

ginado y Ia representaci6n imaginativa del centauro. La no existencia de

la palabra no nos perturba. Pero tampoco nos interesa. Pues para la fund6n

de la expresi6n, como expresi6n, no tiene la menor importancia. En cambio

" s f tiene importancia cuando a la fund6n significative se une Ia funcion noti-

ficativa, cuando el pensamiento no ha de ser s610 expresado en el modo

de una significad6n, sino tarnbien comunicado por medio de la notificaci6n,

cosa que s610 es posible en el verdadero hablar y oir.

En cierto sentido hablamos , sin duda, tarnbien en el discurso soli tario;

y seguramente que es posible en este aprehenderse a sf mismo como uno

que habla y aun eventualmente como uno que habla consigo mismo. Asi

sucede cuando alguien se dice a sf mismo: 10 has hecho mal, no puedes

seguir asi, etc. Pero en estos casos no hablamos en sentido propio, en sen-

tido comunicativo; no nos comunicamos nada, sino que nos limitamos a

representarnos a nosotros mismos como personas que hablan y comunican.

En el discurso monologico las palabras no pueden servirnos para Ia funci6nde sefialar , notif icar la existencia de actos psiquicos, pues semejante serial

aqui seria imitil, ya que los tales actos son vividos por nosotros en el mismo

momento.

~ 9. L as d is tin cio ne s fe no me no l6gic as e ntre e l [e no me no fis ic o e xpre siu o,e l a c to d e da r se n tido y e l a c to d e cumplir e l sen tido

Prescindamos ahora de las vivencias que pertenecen espedalmente a la

notificaci6n y consideremos la expresi6n con referenda a distinciones que

Ie convienen en igual manera, ya funcione en el discurso solitario 0 en elcomercio de conversad6n. Vemos entonces que parecen quedar aqui dos

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244 Edmundo Husserl Investigaciones l6gicas

miento significat ivo. El sonido verbal es primeramente uno con la intencion

significativa: y esta, a su vez, se une (del mismo modo que en general se

unen las intenciones a sus cumplimientos) al correspondiente cumplimiento

significative. Por expresion en absoluto se comprende -si no se habla de

«rnera» expresi6n- regularrnente la expresion animada de sentido. De suer-

te que propiarnente no debiera decirse (aunque muchas veces se dice): laexpresion expresa su significaci6n (Ia intenci6n). Mas adecuado es otro

modo de hablar, segun el cual el acto de dar cumplimiento aparece como

el expresado por l~ expresion plena; como, por ejernplo, cuando de un

enunciado se dice que expresa una percepcion 0 una imaginacion,

- No hace falta advertir que tanto los actos de dar significacion como

los de curnplirla pueden implicarse con la notiticacion en el caso del dis-

curso comunicativo. Los primeros consti tuyen ineluso el micleo mas esen-

cial de la notificacion, EI interes de la intencion comunicativa ha de ser pre-

cisarnente darlos a conocer al oyente; porque si este comprende al que habla

es solo porque los supone en el que habla.

~ 10. Unidad [enomenologica de estos actos

traslade a B, esta circunstancia no hace por sl sola que A sea expresion de

la representacion de B. Serexpresion es rnas bien un.momento descriptiveen la unidad de oiuencia entre elsigno·y 10 a e s i g n a d o . - ·-- Por loquese iefieieaJadi£erencia descriptiva entre el fenomeno Hsico

del signo y su intencion significativa (que le da el sello de expresi6n),

aparece claramente dicha diferencia cuando enderezamos nuestro interesprimero al signo en sl, por ejemplo, a Ia palabra impresa como tal. Cuando

hacemos esto, tenemos una percepcion externa (0 respectivamente una re-

presentacion intuitiva externa) como cualquier otra y su objeto entonces

pierde el caracter de palabra, Cuando mas tarde vuelve a funcionar como

palabra, el caracter de su representacion esta comp1etamente cambiado. La

palabra (como individuo externo) sigue siendonos dada intuitivamente,

sigue apareciendosenos; pero ya no nos dirigimos hada ella, ya no es ella

propiamente el objeto de nuestra «actuacion psiquica». Nuestro interes.>

nuestra intencion, nuestra mendon -que en amplitud adecuada son expre-

siones de igual significacion-s- se dirige exclusivamente a las cosas mentadas

en el acto de dar sentido. Dicho de un modo puramente fenornenologico,

esto no signifies sino que la representacion intuitiva, en la cual se const ituye

~t·fenomeno verbal. fisico, experimenta una rnodificacion fenorm~pi!:.a_esen-

dal~-cuan-do - s u objeto asume la validez de una expresion, Permaneciendo

inalterado 10que en ella constituye el fen6meno del objeto, cambia e1 ca-

iliterTntencional de la vivencia, De este modo y sin que deba aiiadirse

iti tuicion ninguna para cumplir 0 ilustrar la intencion, constitiiyese un acto

de significar, que encuentra su sosten en el contenido intuit ivo de la repre-

sentacion verbal, pero que es esencialmente distinto de 1a intencion intui-

tiva dirigida a la palabra misma. Con este acto estan frecuentemente fun-

didos de peculiar manera aquellos otros actos (0 cornplejos de actos ) que

hemos llamado cum plimientos y cuyo objeto aparece como aquel objeto

que significa en la significacion y respectivarnente es nombrado mediante la

significacion.

En el capitulo siguiente habremos de disponer una investigacion com-

plementaria con el proposito de decidir si la «intencion significativa» que,

segiin .nuestraexp{)~ki6Q>e§ .el.e!t:!lP~Ilto fenomenokSgico caracteristico de1aexptf:si6npor oposid6p.al yal10 s(mi99~-Y~rEa.I~·-consistemeramente en esta-

blecer un enlace entre las imageries de la fantasia (pertenecientes a los obje-

tos mentados) y el sonido verbal y se constituye necesariamente sobre la base

de tal accion de la fantasia --0si las imagenes concomitantes de la fantasia

pertenecen mas bien a los elementos no esenciales de 1a expresion y pro-

piamente a la funcion de cumplimiento, aunque el cumplimiento tenga en

todo esto el simple caracter de parcial, indirecto, provisional-. En interes

de una mayor rotundidad en el curso del pensamiento principal, prescin-

dimos ahora de penetrar mas hondamente en cuestiones ferrornenologicas.

En toda esta investigacion, ademas, no hemos de entrar en el campo feno-

menologico, sino hasta donde sea preciso para establecer las primeras dis-tinciones esenciales,

Los actos que hemos distinguido, esto es, el fen6meno de la expresionpor una parte y la intencion significative, con -eventualmente- el cumpli-

miento significative, por otra, no forman en la conciencia una simple con-

juncion, como si estuvieran solamente dados al mismo tiempo, sino que

consti tuyen una unidad Int imamente fundida y de caracter peculiar. Todo

el mundo conoce por <' :xperiencia interna la diferencia de valor que existe

entre los elementos de ambas partes, diferencia de valor en que se refleja

la diferencia en las partes de la relaci6n entre la expresion y e 1 objeto

expresado (nombrado) mediante la significacion. Vivimos ambas, la.r<, :pre-

sentacion verbal y el acto de dar sentido. Pero mientras estamos viviendo

Iii representackin verbal no ' e·~tamos·sumergidos en el acto de representar

la palabra, sino exclusivamente en el de llenar su sentido, su significacion.

Y al hacer esto, al anegarnos en la verificacion de la intencion significativa

y eventualrnente en su cumplimiento, todo nuestro in teres se vierte sobre

el objeto de la intencion, nombrado por ella. (Bien mirado, dicen 10 mismo

una y otra.) La funcion de la pa1abra, ° mejor dicho, de la representacion

verbal intuit iva, consiste desde 1uego en estimu1ar en nosotros e1acto de dar

sentido y sefialar hacia 10 que esta dado «en» 1a intencion de este (y acaso

tam bien por una intuicion que cumpla el sent ido), ernpujando nuestro inte-res exclusivamente en esa direccion.

Este sefialar no debe describirse, por ejemplo, como el mero hecho ob-

jetivo de 1a desviacion regular del in teres de uno had a otro. La circuns-

tancia de que dos objetos de representacion AB esten, merced a una ocul ta

coordinacion psicologica, en tal relacion que al representar A se despierte

regularrnente la representacion de B y de que el interes se desvie de A y se

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Edmundo Husserl Investigaciones l6gicas 247

Ya, por las descripciones provisionales que hasta ahora hemos dado,

puede verse que no se requiere poco detenimiento para describir exacta-

mente .Ia situacion fenomenol6gica. Ese detenimiento aparece, en efecto,

como inevitable, en cuanto que vemos claramente que rodos los objetos y

relaciones objetivas son para nosotros 10 que son, merced tan solo a los

actos de menci6n -esencialmente distintos de ellos-, en los cuales losrepresentamos y en los cuales ellos se nos enfrontan como unidades menta-

das. Para Ia consideraci6n puramente fenomenoI6gica no hay mas que tejidos

de tales actos intencionales. Cuando predomina no el interes fenomenolo-

gico, sino el ingenuo objetivo; cuando vivimos en los actos intencionales

en vez de reflexionar sobre elIos, el discurso naturalmente resulta llano

claro y sin rodeos. En nuestro caso se habla entonces simplemenre de la

expresi6n y 10 expresado, del nombre y 10 nombrado, de desviar 1a atenci6n

de uno a otro, etc. Pero cuando el interes fenomeno16gico predomina, tro-

pezamos con 1a dificultad de tener que describir relaciones fenornenologicas,

que sin duda hemos vivido innumerables veces, pero que normalmente no

son conscientes; y tenemos que describirlas con expresiones que estan acor-

dadas a la esfera del interes normal, a las objetividades que se nos ofrecenen la percepci6n.

Las distinciones ideales: primero entre expresion y significaci6ncomo unidades ideates

que juzga asi. Ahora bien, ese mi juzgar, que he notificado aqui, (es acaso

la signihcacion de la proposicion enunciativa? (Es 10 que el enunciado dice

y en este sentido expresa? Claro esta que no. La cuestion sobre el sentidoy significaci6n del enunciado no sera normalmente entendida por nadie de

tal modo que vaya a recurrir al juicio como vivencia psiquica. Todo el \

mundo contestara a esa cuestion, diciendo que"' Io que el enunciado enuncia-tes siempre ': 0 mismo, sea quien sea eI que 10 formule afirmativamente y sean '

cua1es sean las circunstancias y tiempos en que 10 haga:" y ello es precisa-

mente eso: que las tres alturas de un tridngulo se cortan en un punto, ni

mas, ni menos. En esencia se repite, pues, «el mismo» enunciado; y se

repite porque esjustamente la forma de expresi6n una y propia de ese quid

identico que se llama su significacion. En esa significacion identica, que

como idenrica podemos siempre traer a conciencia evidente en la repeticion

del enunciado, no se descubre nada de un juicio ni de una persona que

juzga. Hemos creidoestar seguros de la validez objetiva de una situacion

objetiva y le hemos dado expresi6n en Ia forma de la proposid6nenundi!:;t iva.H.a situation objetiva misma es 10 que es, ya afirmemos, ya neguemos

su validez .. Es una unidad de validez en si~Pero esa validez se nos manifes-

t6;-Y objetivamente, como se nos manifesto, Ia formulamos. Dijimos: asies. Claro esta que no habriamos podido hacerlo, no habriamos podido enun-

ciar, si no se nos hubiese manifestado; 0, con otras palabras, si no hubie-

semos juzgado. Este' juzgar esta, pues, comprendido en el enunciado como

un hecho psicologicc y pertenece a la notificacion/ Pero solo a la notifies-

cion. Pues mient rasi esta consiste en vivencias psiquicas, 10 que en el enun-

dado es enunciado -no tiene absolutamente nada de subjetivo.\Mi acto de

juzgar es una vivencia eHmera, que nace y muere. No 10e s, empero, 10 que

dice el enunciado; no 10 es este contenido: que tres al turas de un tridngulo

se cortan en un punta, ' este contenido no nace ni muere. Tantas veces como

yo -votro cualquiera- exteriorice con iguaI sentido ese mismo enunciado,

otras tantas se producira un nuevo juicio. Los actos de juzgar seran en cada

caso diferentes. Pero 10 que juzgan, 10 que el enunciado dice, es siempre

lornismo. Es aIgo identico, en estricto sentido de las palabras; es una y la

misma verdad geometries.

I As! acontece en todos los enunciados, aunque 10 que dicen sea falso

le incluso absurdo. Tarnbien en estos casos distinguimos, ent re las efimeras

vivencias del asentir y del enunciar y su contenido ideal, la significaci6n del

enunciado como unidad en la multiplicidad. Esa significaci6n, que es 10

identico de Ia intencion, Ia reconocemos siempre en actos evidentes de Ia

reflexi6n. No la introducimos caprichosamente en los enunciados, sino que

Ia encontramos en ellos.

Cuando falta Ia «posibilidad» 0 la «verdad», entonces la intencion del

enunciado no puede realizarse mas que simb6licamente. De Ia intuici6n y

de las funciones categoriales que acnian en su fondo no puede tomar Ia

abundancia que constituye su valor cognoscitivo. Le falta entonces, como

suele decirse, la significaci6n «verdadera», «propia», Mas adelante investi-

:I''~ • Hasta ahora hemos considerado la expresi6n lIena de sent ido como una

Pvivenci~ con~reta. En vez d~ los dos factores: el fen6meno de Ia expresion

y las vlvencla~ de dar sentido (y respectivamente de cumplir eI sentido),

vamos a considerar ahora 10 que en cierto modo esta dado «en» eIIos: la

!.?'.E!~1LQfl!llisma, su sentido y la objetividad correspondiente. Hacemos.T

pue.s, un gIro.~u~, apartandose ?e Ia relacion r~al entre los actos, ~Y~l_e_Iy'!: '

~. relaclOn_ldeaLde£us.obletQsJYrespectlv~ll1el1te .de sus contenidos),

. J a . .~ideracion subjet.i~a deja ~I ~aso .a, la objetiv1 La idealidad de II I

relacion entre Ia expresion y Ia significacion se revela en seguida, con res-

pecto a los dos miembros, en el hecho de que, cuando preguntamos por h isignificaci6n de una expresion (por ejemplo, «residua cuadrado»), no enten-

demos naturalmente por expresion este producto sonoro exteriorizado hie

et nunc, Ia voz fugitiva que jarnas retorna identica, Entendernos la expresion

in specie. La expresion «residua cuadrado» es identicamente Ia misma, pro.

minciela quien Ia pronuncie. Otro tanto puede decirse de la signi[icacion,

que no es, claro esta, Ia vivencia de dar significacion.

Cualquier ejemplo demuestra que aqui existe una diferencia esencial,

Cuando -en discurso verfdico, que es eI que suponemos a qu f s iern -

pre- enuncio: 'las ires alturas de un tridngulo se cortan en un punto, este

enunciado se basa, naturalmente, en el hecho de que yo juzgo asi, EI que

oye con comprension mi enunciado, sabelo, esto es, me apercibe como 1 1 1 1 0

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24 8 Edmundo Husser! Investigaciones 16gicas

igaremos exactamente esa diferencia entre significacion de intenci6n y sig-

nificacion de cumplimiento. Caracterizar los distintos actos en que se cons-

tituyen estas unidades ideales, implicadas unas en otras, y aclarar la esencia

de su «coincidencia» actual en el conocimiento, requerira dificiles y amplias

investigaciones. Lo cierto, empero, es que todo enunciado, ya este en

-funcion de conocimiento (esto es, que cump ia y en general pueda cumplir

(

su intencion en intuiciones correspondientes y en los actos categoriales que

las forman) 0 no 10 este, tiene su mendon, y que en esta mendon, como

I su caracter unitario especifico, se constituye la significacion,

A esta unidad ideal aludirnos tambien cuando designamos «e]» juicio

como significacion «de la» proposicion enunciativa; solo que el equivoco

fundamental de la palabra juicio suele conducir en seguida a mezclas y

, confusiones entre la unidad ideal aprehendida intelectivamente y el acto real

; de juzgar; esto es, entre 10 que el enunciado notifica y 10 que dice.

Lo que acabamos de decir de los enunciados completos puede trasla-

Idarse f:kilmente a partes rea l es 0 posibles de un enunciado. Cuando yo

juzgo: si la suma de los dngalos de un triangulo no es igual a dos rectos,

no es oalido el ax ioma de las pa ral e la s , la proposicion hipotetica primera

no constituye por sf misma un enunciado: yo no afirmo que esa sum a no

sea igual a dos rectos. Sin embargo, esa proposici6n dice algo, y eso que

dice es completamente distinto de 10 que notifies. Lo que dice no es mi

acto psiquico de suposicion hipotetica, aun cuando natural rnente tengo que

haber ejecutado dicho acto para poder hablar veridicamente, como 10 hago.

Pero mientras este acto subjetivo es not ificado, queda expresado algo obje-

tivo e ideal, a saber, la hipotesis con su contenido conceptual, que puede

ofrecerse como la misma unidad intencional en multiples posibles vivencias

mentales y que puede enfrontarselos con evidencia como uno y 10 mismo

en 1a consideracion objetivo-ideal, que caracteriza todo pensamiento.

Otro tanto puede decirse de las restantes partes del enunciado, incluso

de las que no tienen la forma de proposicion.

§ 12. Continuaci6n: La obietioidad expresada \\/ ..

no tomasernos en seguida en consideracion comparativa un I1uevo sentido

de la expresion. Los terminos significaci6n, contenido, situ~ci6n obietiua,

como todos los demas terrninos afines, estan llenos de tan actrvos equrvocos

que nuestra intencion, pese a todas las ~autelas en el m??o de expresarnos,_

puede ser mal entendida. El tercer sen~l~o de la expresion -9ue. aho~~ va-

mos a explicar- se refiere a la ob;etzvzdad mentada en la significacion y _expresada por medio de ella.i . . , .> Tcida expresion no solo dise algo, sino que tambien 10 dice acer~a de.

~lg();noHene solo su sentido, sino que = .refiere tamb~en a alguno~ ,ob]etos, \Esta"referencia es, a veces, multiple para una y la rmsma expresion. Pero

'nunca coinciden el objeto y 1a significacion. Naturalmente am~os perte?ecen

a la expresion merced al acto psfq~ic? d~ Jar a esta senud?; y SI conrespecto a esas «representaciones» distinguimos entre «contenido» y <~~b-

jeto», esto quiere decir 10 mismo que cuando, con respecto a la expresion,

distinguimos entre 10 que significa 0 «dice» y aquello acerca de 1 0 cual

10 dice. ····d I bi ....,La necesidad de distinguir entre la signlficacion (conteni 0) yeo jeto

result a clara, cuando por comparaci6n de ejemplos nos convencemos de que

varias expresiones pueden tener la misma significaci on , pero distintos ob-jetos 0 distintas significaciones y el mismo. objeto. Asimismo exis~en, ~atu- '

ralmente, las posibilidades de que sean divergentes en arnbas dlrecc~onesJo tambien coincidan en ambas. Esto ultimo acontece en las expresiones

tautologicas, por ejemplo, en expresiones correspondi~ntes de. distintos idio-

mas, que tienen igual significacion y nombran el rrusrno objeto. (London

y Londres; dos, deux, zioei, duo)., .,Los nombres nos ofrecen los ejemplos mas claros de separacion entre

1a significaci6n y la referencia objetiva. Con los nombres se emplea -en

este ultimo sentido- la expresi6n de «nornbrar». Dos nombres pueden

significar distinta cosa y nombrar una mis~~. As,f, por ~j,emplo: el ve.~cedorde Jena y el oencido de Waterloo -el tnangu:o erutlatero y el trlangu!o

equiangulo-. La significaci6n expresada. es en los e)emplos. claramente dis-tinta: sin embargo, ambas expresiones rmentan el rmsmo objeto. Igual aeon-

tece con los nombres que por su indeterminaci6n tienen una «extension».

Las expresiones: "" tr~anf!.ulo equ~latero, y un tria~gul.o, equia.n1!.u!o tienenla misma referencia objetiva, la misrna area de aplicacion I?oslble.

Puede rarnbien ocurrir, inversamente, que dos exprestones tengan la

• misma significaci6n, pero diferente referenda objetiva. La expresion c~ball?

tiene la misma significaci6n en todos los giros en que aparece. Pero Sl deci-

mos: Bucefalo es un caballo y luego decimos: ese penco es un caball?, es

claro que, al pasar del uno al otro enunciado, ha acon~ecido un. caI_Dblo.:n

la representacion que da sentido al t~rmi~o. Su «c?ntemdo», la slgmficaCl(~n

de la expresion caballo ha per~anecldo srn dud.a mta~ta; . per~, la referencia

objetiva ha cambiado. Por medio de una y la misma significacion repre~enta

la expresion cabal lo una vez a Bucefalo y la otra vez un penco. Lo rmsmo

acontece con todos los nombres universales, esto es, con los nombres que

Los terminos: 1 0 que una expresi6nexprestl_tienen, segtin las cons ide-

l!,:ciones anteriores;vaii'as 'i;igiilncaCiones -esencialmente distintas. Por una

'!Parte se refieren a la notificaci6n en general y en esta especialmente a los

ractos de dar sentido y tambien a los de cumplir el sentido (si los hay). En

un enunciado, por ejernplo, damos expresion a nuestro juicio (10 notilicu-

mos}, pero tambien a percepciones y dernas actos que cumplen el senrido

y hacen intuitiva la mencion del enunciado. Por otra parte los dichos ter·minos se refieren a los «contenidos» de estos actos y ante todo a las signi-

ficaciones, que muchas veces designamoscomo expresadas.

Es dudoso que los anal isis ejernplares del ultimo paragrafo bastasen ni

aun para llegar a provisional acuerdo sobre el concepto de significad6n, I i

. .-, " ' "

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250 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 251

\ t~~n~n extension. La palabra uno es .nombr~ ~e siempre identica signifies-

I~clon, mas no por e~o podemos considerar Identicos los distintos unos de~n~ cuenta; todos significan 1 0 mismo, pero difieren en su referencia ob-jenva.

. ~tra cosa sucede con los nombres propios, ya objetos individuales, ya

genericos. Una p~la?ra c~m~ So~r~tes no puede nombrar distinto objeto,como no ,tenga distinta significacion, 0 dicho de otro modo: como no se

torne e9Ulvoca. C~ando la palabra tiene una sola significacion, nom bra un

solo objeto. Lo mismo la expresion: los dos, etc. Distinguimos justamente

en~re nombres multivO'cos. (equivocos) y nombres plurivalentes (nombresumversal~s, nornbres que nenen gran extension).

Lo rrusmo puede decirse d,e ~odas las demas formas de expresion, aun-

que e~ eIIas, a causa ?e su multiple uso, la referencia objetiva ofrece algu-

fasf dlficultades. Conslderemos, por eje~plo, proposiciones enunciativas de

a orm~ 5 es P. Regularmente se considers que el objeto del enunciado

es el objeto que hace de s~Jeto, 0 sea aqu~~ «de quien» se enuncia 10 que

s~ en~~cIa. ~e~o hay tarnbien otra concepcion posible, que concibe toda la

situacion objetiva correspon~ie?te al enunciado como el analogo del objeto

nom?,rado en el no~b~~ y dlstl~g~e entre esa situacion objetiva y la signi-ficaclOn. de la proposicion enunciatrva. Si hacemos esto, podremos proponer

como ejernplo parejas de proposiciones de la indole de: a es mayor que b

y b es .m~nor que a., Ambas proposiciones, en efecto, dicen patentementecosas dist intas, son diferentes no solo gramaticaImente, sino tambien «men-

talm~nte», .esto .~s, po~ ~u contenido de significacirin, Pero ambas expresan

la mlsm~ sItuaclO!l o?Jet lva. Una misma cosa es en dos maneras concebida

y enl!~~lad~ predlcatlva~ente. Ya definamos en uno u otro sentido (y cad adefinicion t1;ne suopropio derecho) 10 que sea ser «objeto» del enunciado

slempre seran. posibles enunciados con distinta significacion, pero referidosal rnrsmo «objeto».

nes y de sus intenciones significativas. Resultaria de ello que cuando deci-

mos que en toda expresion hay que distinguir dos aspectos, esta manera de ,

hablar no debe tomarse en serio, y que realmente la esencia de la expresion

reside exclusivamente en la significacion. Pero una misma intuicion puede

-como luego demostraremos --ofrecer cumplimiento a diferentes expre-

siones, en cuanto que puede ser aprehendida categorialmente en diferentes

modos y enlazada sinteticamente con otras intuiciones. Las expresiones y sus

intenciones significativas se miden -como veremos- en el nexo del pensar

y del conocimiento no solo por las intuiciones -me refiero a los fenornenos

de la sensibilidad extern a e interna-, sino tambien por las distintas formas

intelectuales, por las cuales los objetos meramente intuidos se convierten

en objetos definidos con arreglo al entendimiento y referidos unos a otros.

Y conforme a esto las expresiones, cuando se haIIan fuera de la funcion \

cognoscitiva, aluden tambien, como intenciones simbol icas, a las unidades j

[armadas categorialmente. AsCdistintas significaciones pueden pertenecer

a la misma intuicionIpero concebida categorialmente de distinto modo) y,

por 1 0 tanto, tambien al mismo objeto. Cuando, por otra parte, a una

significacion corresponde toda una extension de objetos, entonces en la

propia esencia de dicha signihcacion esta el ser indeterminada, esto es, el

admi tir una esfera de posible cumplimiento.

J Estas indicaciones pueden bas t ar por ahora. Su mision es prevenir el

error, que consiste en creer en serio que en el acto de dllrsentido hay ~<?s

aspectos distintos, uno de los cuales dada a Ia exp-reslon la significacion

y otto Ie dada la determinada direccion objetiva 5.

r-;(~~\l contenid~'::'mo('~·kifJ_Q·, cO'm;;sentid~irt}pleti1J9 6'y c;;'/:s~n;ij~Q

'-.! 0 significaci6n puro y simple -

Los terminos notijicacion, significaci6n y objeto pertenecen esencial-

mente a toda expresion. En toda expresion hay algo notificado, algo sig-

nificado y algo nombrado 0 de otro modo designado. Y to do ello se dice,

con termino equivoco, expresado. No le es esencial a la expresion, como ya

hemos dicho, la referencia a una objetividad actualmente dada, que cumpla Ila intencion significativa. Mas si incluimos este import ante caso en la con-

sideracion, vemos que en la referencia al objeto, si esta realizada, pueden

sefialarse como expresadas dos cosas mas: por una parte el objeto mismo, :

como objeto mentado de una u otra manera, y por otra parte, y en sentido :

propio, su correlato ideal en el acto del cumplimiento significativo (acto [,

que Ie const ituye), esto es, el sentido impletivo, En efecto, cuando la in ten-

5 V. frente a esto la hipotesis de Twardowski de una «actividad de represen-tacion que se mueve en dos direcciones»; en la obra: Zur Lebre vom Inbalt undGegenstand der Vorstellungen, Viena, 1904, p. 14.

• Formamos la palabra impletiuo, a, derivandola del latin: implere (Ilenar, cum- {plir). Significamos con esta voz: 10que cumple 0 IIena la intenci6n significativa. Sentido \1

impletivo .es, pues, el que cumple 0 I Iena la intencion s ignif icat iva de la expresion .(Notade los traductores.) -.

~ 13. La conexion entre la significaci6n y la referencia objetioa

Con e~to~ eje~plos podemos considerar como asegurada la dist inci6nentre la significacion de una expresi6n y su propiedad de referirse ora II

e~te, ~:a a aq~eI objeto (y naturalmente tambie-, Ia diferencia entre sig-

nificacion y.o~jet~). Por 1 0 dermis es claro que entre esos dos aspectos, que

debemos distinguir e.r: toda e~presion, existe una conexion estrecha, a sa-

ber: que una expresion ~dqUlere re~erencia objetiva solo porque signi fies

y qu~, por 1 0 .tanto, se .dlC~co~ ,razon que la expresion designa (nombra)

e~ objeto mediante su slg~lficaclon; y respectivamente que el acto de si~-

nificar es el modo deterrninado de men tar el objeto en cuestion solo que

.este modo ~e la mencion significativa y, por tanto, la significacion misrna

~uede camblal:' permaneciendo identica Ia direccion objetiva. ,

Para. nev~r a cabo. u~a acl~racion fenomenoIOgica mas h6nda de estsreferencia serra necesario mvestigar Ia funcion cognoscitiva de las expresio-

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252 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 253

ci6n significativa esta cumplida sobre 1abase de i~tuici6n cor.res~~ndiente;

0, con otras palabras, cuando la expresi6n es referida en nomrnacion ~ctual

al objeto dado, entonces se constituye el objeto como «dado» en ciertos

actos y nos es dado en ellos -si 1a expresion se ac~m~da r7~lmente. a 1 0

intuitivamente dado- de fa misma manera en que 1asignificacion 10mtenta.

En esta unidad de coincidencia entre significaci6n y cumpl imiento de 1a sig-nificaci6n corresponde a 1a significaci6n, como esencia del significar, la

esencia correlativa del cumplimiento de 1a significacic:Sn; y este es el sentido

X r i i E t . e t ! ~ qv. c o m ( ) !alnbien' puededecirse, el sent~do expresado p?; la e~-presion. Asi, por ejernplo, habIando de un enunCl~do de _percepclOn deci-

mos que da expresi6n a la percepci6n; pero tambl~n decimos que. ,da e.x-

presion al contenido de la perc7Pci6n. En el enunCl~do de perc~pclOn dis-

tinguimos, como en todo enunciado, entre eI contenido y el objeto, enten-

diendo por contenido la significaci6n identica que. el oyente, au.nque ~o

perciba nada, puede aprehender con exacti tud. PreCl~a~ente la rmsrna dis-

tinci6n debemos llevar a cabo en los actos de cumplimiento, esto es, en la

percepci6n y sus formaciones categoriales,. ac!os ~~rced a los cuaIes la ob-

jetividad rnentada conformemente a la slgm~ca.cl?n se nos pone delante

intuitivamente como siendo en efecto Ia objetividad mentada. Debemos-digo- distinguir tambien en los actos de cumplimiento entre .e1 conte-

, nido, esto es, 10 que la percepci6n (categorialmente. formada) .tlene, por

decirlo asi de conforme con la significaci6n y el objeto percibido. En la

unidad de ~umplimiento «coincide» este contenido impletivo ,con aquel ~o~-

tenido intencional; de rnanera que, en Ia vivencia de esa umdad de comCl:

dencia, el objeto de la intenci6n, siendo al mismo tiempo «dado», no esta

,.como duplicado ante nosotros, sino solo como. u~o. , .I 'As! como al aprehender idealmente la esencia intencional del acto de 4 a rsignificaci6n obtenemos la significaci6n intenctonal como idea, as.l tam?IC;;?

al aprehender idealmente Ia esencia corre1ativa del acto de cumplir la sigru-

ficaci6n obtenemos tambien la significaci6n impletiua, tambien como idea.

~ Es esta, en Ia percepci6n, el contenido identico pertenec.iente a Ia tot~lidad

de los actos de percepci6n que mien t an el rmsrno objeto (y 10 mien t an

realmente como e I mismo) en modo perceptivo. Este contenido es, pues,

el correlato ideal del objeto uno, el cual por 10 dernas puede muy bien ser

~~. .Los multiples equivocos existentes en Ia frase: «10 que una expresion

expresa» 0 en las palabras «contenido expresado» p.ueden ord7narse ~e

\

manera que quede hecha un~ distin~i~n entre el c01;te:lldo en sentido sub/e.

, tiuo y el contenido en sentido obietioo. En este ultimo respecto hay que

distinguir:

r : el contenido como sentido intencional 0

j pura y simple,

l.. .. el contenido como senti do impletivo,.

(- el contenido como objeto,

como sentido 0 significacion

~ 15. Las equluocos que, en relacion. can estas distinciones, se producen

at bablar de significaci6n y de falta de signif icaci6n

La aplicacion de los terminos de significaci6n y sentido no s610 al

contenido de la intencion significativa (que es inseparable de la expresioncomo tal ) sino tambien al contenido del cumplimiento significativo, da por

result ado sin duda un equivoco poco grato. Pues como ya se desprende

de las indicaciones anteriores, que hemos dedicado al hecho del cumpli-

miento, los dos actos en que se constituyen el sentido intencional y ~I

sentido impletivo no son en modo alguno los mismos. Pero 1 0 que srn

vacilar nos induce a trasladar los mismos rerminos de la intenci6n al cum-

plimiento, es Ia indole propia de Ia unidad de cumplimiento, co~o u?idadde identificaci6n 0coincidencia; y asf resulta punto menos que inevitable

el equivoco que hemos intentado hacer inocuo mediante adjetivos modifies- I

tivos. NaturaImente segui remos entendiendo por significaci6n pura y sim-"

ple aqiiella signincaci6n que, como 10 identico de la intenci6n, es esencial i. 'a Ia expresi6n como tat \ •

Significaci6n vafe--para nosotros, ademas, como sin6nima de sentido. !

Poruna parte es muy agradable, justamente en este concepto,disponer de

terrninos paralelos con que poder alternar; sobre todo en investigaciones

por el estiIo de las presentes, donde ha de indagarse precisamente el sent ido

del termino significaci6n. Pero mucho mas importa otra cosa, que es la

costumbre fi rmemente arraigada de usar ambas palabras como sin6nimas.

Esta circunstancia hace no poco peligroso todo intento de diferenciar sus

significaci ones y (como ha propuesto, por ejemplo, G. Frege) 7 emplear un

termino para la significaci6n en nuestro sentido y el otro para los obietos

expresados. Afiadiremos sin tardar que los dos terminos, tanto en el len-

guaje cienrifico como en el corriente, producen los mismos equivocos que

hemos distinguido anteriormente en los terminos de ser «expresado»; y

otrosmas que a estes se afiaden. En modo muy perjudicialpara la claridad ".

l6gica entiendese por sentido .Q significaci6n de una expresi6n -y a vecesdentro de una y Ia misma serie de pensamientos- ora los actos de noti-

ficaci6n, ora elsentido ideal, ora la objetividad expresada. Y como no existe

una"nfrrre'sepll l:"i icion terminologies, result a que los conceptos mismos se

rnezclan v oscurecen.

En c~nexi6n con esto se producen confusiones fundamentales. Una y

otra vez han sido confundidos, por ejemplo, los nombres universales y los

nombres equivocos, porque, faltando conceptos fijos, no se sabia discernir

bien entre la multioocidad de los iiltimos y la pluriualencia de los primeros,

o sea, su capacidad de referirse predicativamente a una pluralidad de obie-

tos. Tarnbien se relaciona con esto la falta de c1aridad, que no pocas veces

7 G. Frege, Uber Sinn und Bedeutung. Zeitscbrijt f. Philos, u. philos. Kritik,tomo C, p. 25.

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254 Edmundo Husser!. .

Investigaciones logicas

de unir un concepto a esas palabras. En esto Sigwart entiende por concepto

«la significacion general de una palabra», esto es -si comprendemos

bien-, 1 0 mismo exactamente que entendemos nosotros. De modo analogo

juzga Erdmann 9 con respecto al ejemplo: «un circulo cuadrado es liuiano».

Pero entonces consecuentemente deberiamos llamar «sin sentido» no solo

las expresiones inmediatamente absurdas, sino tambien las mediatamenteabsurdas, esto es, las innumerables expresiones que los maternaticos, por

medic de demostraciones indirect as circunstanciadas, prueban ser a priori sin

objeto; e igualmente deberiamos negar que conceptos como el de decaedroregular sean conceptos.

Marty objeta a los investigadores citados: «Si las palabras no tuviesen

sentido, ~como Ibamos a poder comprender la pregunta de si existe tal 0

eual y negarla? Incluso para rechazarla neeesitamos representar de uno u

otro modo esa materia contradictoria.:.» 10 «Si a esos absurdos se les llama

«sin sentido», esto no puede significar sino que no tienen evidentemente

ningiin sentido racional» 11. Estas objeciones son total mente certeras, en

cuanto que la forma de exposicion en los citados investigadores perrnite

suponer que la falta de sentido autentica, la que nosotros hemos sefialado

bajo el mimero 1, ha sido por ellos confundida con la imposibilidad a prioride un sentido impletivo. Una expresion tiene, pues, en este sentido una

signi ficacion cuando a su in tenc ion corresponde un cumpl imiento posible;0, dicho con otras palabras, la posibilidad de una intuici6n unitaria. Esta

posibil idad es entendida evidentemente como posibilidad ideal; no se refiere

ni a los aetas contingentes de la expresion ni a los actos contingentes del

cumplimiento, sino a sus contenidos ideales, a la significacion como unidad

ideal -que aquf debemos designar como significacion intencional- y a la

significacion impletiva que se acomoda a aquella en cierto respecto. Esa

\

referencia ideal es aprehendida por abstraccion ideatoria sobre la base de

un acto de unidad de cumplimiento. En el caso contrario aprehendemos la

.

imposibilidad ideal de la significacion impletiva, porque vivimos la «incorn-

!patibilidad» de las significaeiones parciales en la unidad intencional del

cumplimiento.La aclaracion fenomenologica de estas relaciones exige dificiles y cir-

cunstanciados analisis, como ha de demostrarlo una investigacion posterior .

4.° En la cuestion de 1 0 que una expresion signifique, habremos de

volver, naturalmente, a los casos en que la expresion ejerce una funcion

actual de conocimiento 0, 1 0 que es 1 0 mismo, en que su intencion sig-

nificativa se cumple con intuicion, De esta manera la «representacion con-

ceptual» (esto es, justamente la intencion significative) adquiere «claridad

v distincion» y se confirma como «exacta», «realmente» ejecutable. La

letra, por decirlo asi, girada sobre la intuicion, queda, en efecto, saldada.

255

sc manifiesta, sobre la esencia propia de la diferencia entre nombres colec-

tivos y nombres universales. Pues cuando las significaciones colectivas se

curnplen, presentase en la intuicion una pluralidad, 0 dicho de otro modo,

el eumplimiento se art icula en una pluralidad de intuiciones singulares; y

as) result a que, si aqui Ia intencion y el cumplimiento no son distinguidos,

puede en realidad parecer que la expresion colectiva correspondiente tienemuchas significaciones.

Pero mas import ante para nosotros es explicar exactamente los equi-

vocos -muy perjudiciales por sus consecuencias- en los terrninos de

signijicacion y sentido y, respectivamente, en los terminos de «sin sentido»

o «sin signijicacion», Si separamos los conceptos que aquf se juntan, tene-

mos la siguiente serie:

1." El concepto de expresi6n implica el tener una signilicacion. Esto

justamerite 1 0 distingue de los demas signos, como hemos visto. Una ex-

presion sin significacion no es, pues, propiamente hablando, una expresion:

en eI mejor caso seria algo que suscita la pretensi<5no}lI. apariencia de ser

}J~l iexpresi6n,. nosiendolo, si se la examinad(!.~~r£a. Aqui podemos colo-car los sonidos articulados que suenan a pa1ahras; como abracadabra; y por

otra parte los complejos de expresiones reales, a los que no correspondeninguna significacion unitaria, siendo asf que parecen pretenderla por el

modo como se manifiestan exteriormente. Por ejemplo: Verde 1 0 casa.

2.° En la significacion se constituye la referencia alobjeto. Asi, pues,

usar cori sentido una .t :xpresion es lomismo quer(!f(!rirse e:xPl 'esivamente

al objeto (representar el objeto). No importa que el objeto exista 0sea f i e -ticio" y aun imposible. Pero si Ia siguiente frase: la expresion, por tener

significacion, se refiere a un objeto, se interpreta en sentido propio, esto es,

en el sent ido que incluye la existencia del cbjeto, entonces la expresion tiene

signijicacion cuando existe un objeto correspondiente a ella, y no tiene sig-

nijicacion cuando no existe tal objeto, En realidad se oye muchas veces

hablar de significaci o nes en tal forma que se ve que por signihcacion se

entienden los objetos signi ficados, uso que diticilmente habra sido mante-

nido con consecuencia, pues nace de una confusion con el autentico con-cepto de significacion.

3.° Si, como en este ultimo caso, la significacion se identifica con la

objetividad de la expresion, resultaran sin significacion nombres como «mon-

tana aurea». Pero, en general, se distingue entre «sin sentido» y «sin obje-

to». En cambio. suelen llamarse «sin sentido» 0 suele negarsele significaci6n

(en giros equivalentes) a expresiones contradictorias 0 gravadas con eviden-

tes incompatibilidades, como. cuadrado redondo. Asi, por ejemplo, segun

Sigwart 8, una formula cont radictoria, como circulo cuadrado, no expresa

ningiin concepto que podamos pensar, sino que representa solo palabras

que contienen un problema insoluble. La proposicion existencial: «no hay

ningiin circulo cuadrado» no hace -segun el- sino rechazar la posibilidad

, Sigwart, Die lmpersonalien, p. 62.

• B. Erdmann, Logik, I , 233.10 A. Marty, Ober sub;ektlose Siit ze und das Verhiil tni s der Grammatik zur Logik

und Psycbologie, VI art., Vierteljahrschrift f. wiss. Philosophie, XIX, 80 s.

" Op. cit., p, 81, nota. Cf. tarnbien articulo, tomo XVIII, p. 464.

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I

2' 6 Edmundo HusserlInvestigaciones l og icas 2H

" J . St. Mill, Logic, l ibro primero, cap. II, § 5...-u

Op. cit., pp. 19 YS....

«cuando ponemos un nombre propio, llevamos a cabo una operaci6n que es,

en cierto modo, analoga a 10 que se proponia el ladr6n con la ray a de tiza.

CoIocamos una serial no sobre e 1 objeto rni smo, sino, por deci rlo asl, sobre

la representacion del objeto. Un nombre propio es s610 un signa sin sig-

nijicacion, que nosotros asociamos en nuestro espiri tu con Ia representaci6n

del objeto para -tan pronto como el signo hiera nuestra vista 0 surja en

nuestro pensamiento-- pensar en el objeto individual».«Cuando nosotros --dice otro apart ado de la misma obra- enuncia-

mos de una cosa su nombre propio; cuando sefialando a un hombre, deci-

mos: 'ese es Perez 0 Fernandez', 0 sefialando a una ciudad decimos: 'eso

es Paris ', no comunicamos al oyente un conocimiento acerca de dichos ob-

jetos, sino solo que ese es su nombre ... Otra cosa sucede cuando de un

objeto decimos su nombre connotativo. Cuando decimos: 'la ciudad esta

construida de marrnol', damos a1 oyente un conocimiento, que puede ser

para el cornpletamente nuevo; y se 1 0 damos mediante la significacion del

nombre pluriverbial, connotativo:construida de nuirmol. Estos nombres

no son meros signos, sino algo mas; son signos con significacion, y la con-

notacion es 10que consti tuye su signiticacion» " '.Si comparamos nuestros propios analisis con estas manifestaciones de

Mill , results innegable que Mill confunde di£erencias que en principio debensepararse. Sobre todo la diferencia entre sefialar y expresar. La raya de. tiza

puesta por el ladr6n es una simple sefial (indicacion): eI nombre propio es

expresion.

Como toda expresion en general, el nombre propio acnia tambien como

sefial. Tal hace en su funcion noti ficativa. En este punto subsiste realmente

la analogfa con la raya de tiza trazada por el ladron. Cuando elladr6n vuelve

aver la ray a de tiza, sabe que esa es la casa en donde hay que robar. Cua~~o

oimos pronunciar el nombre propio, susdtase en nosotros la representacion

correspondlente y sabemos que esa representacion es la que el que ha ha-

blado ha ejecutado en sf mismo y ha querido suscitar en nosotros. Pero el

nombre tiene adem as la funcion de una expresion. La Iuncion notificativa

es solo auxiliar de 1a funcion signi ficative. Primariamente 10 que interesa no

es la representacion; no se trata de enderezar nuestro interes hacia Ia representacion y 10 que pueda referirsele, sino hacia e1 objeto representado,

como siendo el objeto mentado y, por 10 t anto, el nombrado y colocarlo co-

mo tal ante nosotros. Solo asf aparece en el enunciado como el objeto del

que algo es enunciado; y en la oracion optativa como el objeto del .que algo

es deseado, etc . .. Y solo por esta funcion puede el nombre propro, como

cualquier otro, llegar a ser e1emento de expresiones mas complejas y ur:ita-

rias elemento de enunciados, proposiciones optativas, etc ... Ahora bien,

en referencia al obieto el nombre propio no es ningiin signo. Ello se ve, sin

la menor duda, al pensar que a1 signa le es esencia1 el sefialar un hecho,

l< Otro pasaje dice: «Cuando los nombres, que se dan a los objetos, comunicar.algo , es decir , cuando t ienen, en sentido propio, una s ignif icaci6n, entonces la s ignif icacion res ide no en 10 que designan, sino en 10 que connotan.»

Puesto que en 1a unidad de cumplimiento el acto de la intencion coincide

con el acto del cumplimiento y queda asi fundido con este del modo mas

intimo (si es que resta aiin aqui algo de diferenciacion), facilmente parece

/.como si la expresion adquiriese su significacion merced a1 acto de cumpli-

; Jmiento. Prodiicese, pues, 1a propension a considerar las intuiciones imple-

tiuas como signifieaciones (se suelen pasar por alto los aetos que formancategorialrnenre dichas intuiciones imp1etivas) . Pero el cumplimiento no es

siempre perfecto -tendremos que estudiar mas a fondo estas relaciones-.

Las expresiones son muchas veces acornpafiadas -cuando 10 son- por

intuiciones muy remotas 0 solo en parte i1ustrativas. Mas por no haber

hecho consideracion detenida de las di£erencias fenomenologicas de los dis-

tintos casos, se Ilego a creer que 1a «significacion» de las expresiones en

general -induso de las que no pueden pretender cumplimientos adecua-

dos- esta en las imagenes intuitivas concomitantes. Natura1mente la con-

I secuencia exigio negar toda significacion a las expresiones absurdas.

E1 nuevo concepto de significacion nace, pues, de la mezcla y confusion

entre la significacion y la intuicion irnpletiva. Segun ese concepto, una ex-

presion tiene significacion cuando su intencion (0, en nuestra terrninologla,

.su intencion significativa) se cumple efectivamente, aunque sea de modoparcial 0 remoto e impropio; en suma, cuando su comprension viene ani-

mada por algunas «representaciones significarivas», como suele decirse , esto

es, por algunas imdgenes ilustratiuas.

La refutacion definitiva de concepciones cont rarias y muy difundidas

es de gran importancia y exige, por tanto, amplias consideraciones. Rerni-

limos sobre ello al capitulo proximo y seguimos por ahora la enumeracion

de los distintos conceptos de significaci6n . ./

_~. 16. Continuacion. S ign i i i cac ion y connotaci6n ...

5." ]. St. Mill ha introducido otto equivoco en e 1 terrnino de «Ialta

de sentido»; y 1 0 ha hecho basandose en un nuevo concepto -e quinto-

de signifieaci6n. Mill pone Ia esencia de 1a significaci on de los nombres enla connotacion. Llama por tanto «sin sentido» a los nombres no connotati-

vos. (A veces afiade cautelosa, mas no c1aramente, que los llama asi en

sentido «propio» 0 en sentido «estricto».) Es sabido que por nornbres

connotatiuos entiende Mill aquellos nombres que designan un sujeto y con-

tienen un atributo; y entiende por no connotatioos aquellos que designan

un sujeto sin sefialar un atributo que le sea inherente (aqui esta dicho con

mayor c1aridad) 12. No connotativos son los nombres propios, como tarnbien

los nombres de atributos (por ejemplo: blanco). Mill compara los nombres

propios 13 con las sefiales de tiza que el ladron puso sobre 1a casa en el

conocido cuento de las Mil y una nocbes. Y en relacion con esto, dice:

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2'58 Edmundo Husserl

una existencia, mientras que el objeto nomhrado no necesita valer como

existente. Cuando. Mill, prolongando su analogia, pone el nomhre propio

con la representacion de la persona nombrada esencialmente en el mismo

nexo que la raya de tiza con la casa, afiadiendo, empero, al mismo tiempo,que ese ~exo acon~ece para que nosotros, tan pronto como el signo hiera

n~estra vista 0 surja en nuestro pensamiento, pensemos en el objeto indi-vidual, la analogla se quiebra y justamente por esta adicion,

~ill acennia con .ra~on la diferencia entre los nombres que nos pro-

porclOn~n un «conocmuento» respecto del objeto y los que no nos 10

proporcionan. Pero ni esta ni la equivalente diferencia entre los nombres con-

notativos y los nombres no connotativos tiene nada que ver con la diferencia

entre 10 significative y 10 insignificativo. En el fondo, las dos diferencias

primeramente citadas son, por 10 demas, no solo equivalentes en sentido

logico, sino resueltamente identicas. Tratase simplemente de la diferencia

entre l?s .nomhres atributivos y los nombres no atributivos. Proporcionar

«conocimrento» de una cosa y proporcionar atributos de ella se entiende

aq~i como uno y 10 mismo. Es, sin duda, diferencia importante la que

existe entre un no~bre que no~bra directarnente su cosa y un nombre que

la nomhra por medio de un atributo que le conviene. Pero es esta una dis-

tincion qu.e .se hace dentro de la especie unitaria llamada expresion; asi

com? la distincion pa~alela y sumamente importante de las significaciones

norninales -y respectivamente de las representaciones logicas->, que separa

las significaci ones atributivas v no atributivas, es una diferencia dentro de la

especie unitaria llamada significacion,

Mill mist:?o rastrea en cierto modo la diferencia, puesto que se ve obli-

gado en ocasiones a hablar del sentido «propio» y «riguroso» de los nom-

bres propios; frente a estos tambien en los nombres connotativos habla de

significacion en sentido «propio» y «riguroso». Mejor hubiera sido hablar

de significacion en sentido totalmente nuevo (y nada recomendable). De

todas maneras, el modo como un logico tan sobresaliente introduce su va-

liosa distincion de l?s nombres connotativos y no connotativos es muy ade-cuado para c?nfundtr las ya referidas dist inciones, que son completamente

de otra especie.Habria que advertir, por 10 demas, que la distincion de Mill entre 10

que un hombre seiiala y 10 que connote no debe mezclarse con la distincion

(merat:?~nte. afin) entre 10 que un nombre nombra y 10 que significa. Esta

contusion viene, empero, favorecida muy especialmente por la exposicion

de Mill.

. ~a~ investigaciones siguientes han de demostrar la importancia de estas

d!stIOclones v ~u.e no es pertinente ~rata~las con menosprecio v correspon-diente superficialidad, como meras distinciones «gramaticales», Espero rnos-

trar c1aramente que sin una separacion de las distinciones escuetas. por

nosotros propuestas, no hay que pensar en una elaboracion solids de los

conceptos de representacion y juicio, en sentido logico.

\ -

Carac terizac ion de los ac tos qu e

con f te r en s ign i fi cac ion

~ 17. Las imdgenes ilustrativas de la [antasia como supuestas signiji-

caciones

Hemos orientado el concepto de signihcacion (y respectivamente e1 de

intencion significativa) hacia el. ~.~r~c::ter..! ~~~~~? !o .~ ic?~ue es e~enc~ala la expresion como tal. Tambien 10 hemos QlStIngUloo en la conctencia,

esto es, descriptivamente, del simple sonido ver~al. .J2:stecaract~~e~, segun

nuestra doctrina, posible y muchas veces real, sin que la expresionse halle

~liOn[uncion de conocimiento, en referencia (por suelta y remota q~e se~) con

',~intuiciones que la hagan sensible. Ha llegado ya el momento de dlscl!ttr una

" concepcion muy extendida, ya que no predomina.~te, la c~al, con~rar.lame?~ea la nuestra, considera que 10 que hace la expresion provls, ta de significacion

viva es despertar ciertas imagenes de la fantasia, que le estan constantemente

coordinadas.Segun esto, en tender una expresion significada ~ncontrar ~~ un? mis-

mo las imagenes de la fantasia que corresponden a dicha expresion. Sl estas

imagenes faltan, la expresion sera ,«sin sentido»: ~o po.cas vec~s se oye de-

signar estas imageries de la fantasia como las slgmfica~lOnes mlsm~s de laspalabras y hasta con la pretension de acertar (al decir esto ) precIsamente

con 10 que el habla cormin entiende por significacion de .Ia ex~resi6n.. .Testimonio del atraso en que ha permanecido la psicologia descriptiva

es que sean posibles estas doctrinas -que, sin. ~~da, al pront? se ofre~eninmediatas-, y que 10 sean a pesar de la oposlClon que mvesttgadores im -

parciales han formulado contra ellas hace ya tiempo. Ciertamente. , en ~uch~s

casos, las expresiones verbales van acompaiiadas de representaclOnes l!l la~l·

nativas, que se hallan en relacion mas proxima 0 mas remota con suoslgn~fi.dCion. Pero hay hechos patentes que demuestran que estas concoml~anclas

n o son siempre necesarias para la comprensi6n. ~o~ 10 cu~1 9ued~ ,dlCho al

mismo tiempo que su existencia no puede constrtuir l~slg?lfi~aClO?, de la

expresi6n, ni su ausencia puede entorpecer tampoco.e~a s.lgmficaclOn. La_-"-- >_"-_""-""""_""

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, ~ ( )n~JCAPlTULO(,<O~)~UP'

2

·,·hj'·H_:' ,J ~;,;

Laconc ienc ia c omooiue nc ia in te n cio n a,

El analisis del tercer concepto de conciencia, que coincide con eI con

cepto de «acto psiquico» en cuanto a Ia consistencia fenornenologica esencial

exige diIucidaciones mas extensas. En conexion con eJ adquiere el terrnin:de contenidos conscientes -yen especial de contenidos de nuestras repre

sentaciones, de nuestros juicios, etc.- varias significaciones, que es de I

mayor importancia distinguir e investigar del modo mas exacto,

~ 9. La signiiicacuin de la delimitacion de los «[enomenos psiquicos» b e

cha por Brentano

Entre las delimi taciones de c1ases dadas en Ia psicoJogfa descriptiva, n

haY!1iQguna mas notable ni filos6ficamente mas irnportante que la qu

@en!ano,' )ha lIevado a cabo bajo el titulo de [enomenos psiquicos y utilizad

en suconocida division de los fen6menos en psfquicosyffsicos. Esto n

significa que yo' comparta la convicci6n -que anirnaba en este punto :

gran investigador, y que se expresa ya en los terminos pot el escogidos-la conviccion de haber obtenido una clasificacion exhaustiva de los «fen,

menos», con Ia cual puedan distinguirse las esferas de investigaci6n de

psicologia y de la ciencia natural y resolverse de un modo muy simple

discusion sobre la exacta definicion de las mismas. Es posible que quet

dar un buen sentido a la definicion de la psicologia como ciencia de los f

n6menos psiquicos y a la definicion correlativa de la ciencia natural corr

ciencia de los fen6menos ffsicos: pero cabe negar con serias razones qt

los conceptos de la divisi6n de Brentano sean aquellos que figuran con

mismo nombre en las definiciones en cuesti6n. Cabria most rar que no rod.

los fen6menos psiquicos, en e 1 sentido de una posible definicion de la psic

logfa, 1 0 son en el sentido de Brentano, esto es, que no todos son act,

psiquicos; y por otra parte, que bajo el titulo de «fen6menos fisicos» -q

funciona de un modo equivoco en Brentano- se encuentra un buen mime

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490 Edmundo Husserl

d e verd~deros fe~om.enos psiquicos 1. Pero el valor del concepto brentaniano

~c «fcnomen? pSlqUl,CO»no depende en ~odo alguno de los fines que Bren-

tano perse.gu.la con el. Se nos ofrece aqur una clase de vivencias rigurosa-

mcn.te de!tml~adas.y que abarca todo 1 0 que caracteriza en cierto sentido

~slru·to la eXlsten~la psfquica, c?nsciente. Nadie Hamada ser psiquico a un

s~r real que careciese de esas vivencias, a un ser que solo tuviese 2 conte-

n.ldos de la indole de las sensaciones, siendo incapaz de interpretarlos obje-

t~vame~te 0 de represe~tarse de algun modo objetos mediante ellos, es decir,

siendo tncapa~ de referirse en actos a objetos, esto es, de juzgarlos, de ale-

grarse 0 entrt.stecerse por ellos, de amarlos y odiarlos, de apetecerlos y

repugnar.l~s. \SI se c.reyera dudo~o que fuese posible pensar un ser semejante

como. rnero complejo de sensaciones, bastana sefialar las cosas fenomenicas

extert~res, qu~ se presentan a la conciencia por medio de los complejos de

sensacrones, sin aparecer ellas mismas en modo alguno como tales y que

llarnamos seres ? cuerpos inani ': llados _P0rque carecen de toda vive~cia psi-

qUlca, en el sentido de los ,antenores ejemplos. Mas prescindiendo de la psi-

cologia y entrando en el cl rculo de las estrictas disciplinas filosoficas atest i-

guase la fundamental importancia de esta clase de vivencias en el hecho

de .que solo las vivencias pertenecientes a dicha clase entran en conside-

racion en las s_upremas ciencias normativas; pues en elias solas cabe encon-

trar , .apreh~?dlendolas con pureza fenornenologica, las bases concretas para

l~ abs:r~cclon de los. conceptos fundamentales, que representan su papel

sistematico en la 10~lca, la etica y la estetica, como conceptos con que se

con~tr.uyen las leyes ideales de estas disciplinas. Entre ellas hemos nombrado

la logica, 10 cual nos recuerda el particular interes que nos induce a consi-derar exactamente estas vivencias.

Investigaciones logicas 491

~ 10. Caracterizaci6n descriptiva de los act os como vivencias «inten-ciondes»

fisicos. Llega asi a seis definiciones, de las cuales solo dos pueden entrar

desde luego en nuestra consideracion; pues todas las dernas quedan des-

truidas por ciertos equivocos engafiosos, que hacen insostenibles los con-

ceptos brentanianos de fenorneno, especial mente de fenorneno Hsico y de

percepcicin interna y externa 3.

De las dos definiciones preferidas hay una que indica directamente la

esencia de los fenornenos psiquicos 0actos. Esta esencia se ofrece en forma

innegable en cualesquiera ejemplos. En la percepcion es percibido algo;

en la representacion imaginativa es representado imaginativamente algo;

en el enunciado es enunciado algo; en el amor es amado algo; en el odio

es odiado algo; en el apetito es apetecido algo, etc. Brentano t iene presente

1 0 que cabe aprehender de cormin en estos ejernplos, cuando dice: «Todo

fenomeno psiquico esta caracterizado por 1 0 que los escolasticos de la Edad

Media han l Iamado la inexistencia intencional (0 mental) de un objeto, y

que nosotros Ilamariamos, si bien con expresiones no enteramente inequi-

vocas, la referencia a un contenido, la direccion hacia un objeto (por el cual

no hay que en t ender aqui una realidad) 0 la objetividad inmanente. Todo

fenorneno pslquico contiene en sf como objeto algo, aunque no todo, del

mismo modo» 4. Este «modo de la referencia de la conciencia a un conte-

nido» -como se expresa Brentano frecuentemente en otros pasajes- es en

la representacion el representativo, en el juicio eI judicativo, etc . El ensayo

brentaniano de c1asificaci6n de los ienomenos pslquicos en representaciones,

juicios y emociones (<<fenomenos de amor y de odio» ), se funda, como es

sabido, en estos modos de referencia, de los cuales distingue Brentano tres

especies radical mente dist intas, que se especifican eventualmente de mul-

tiples maneras.

No nos importa saber si puede considerarse como exacta la clasi ficacion

brentaniana de los «Ienomenos psiquicos»: ni siquiera si es posible reco-

nocerle la significacion fundamental que su genial autor pretende tiene para

el cultivo de la psicologia. 1 .0 iinico importante para nosotros, y en que,

por ende,nos Iijamos, es que hay divcrsas modalidades especificas esenciales

de referencia intencional, 0, mas brevemente, de la intencion (que consti tuye

~1aracter descriptivo del genero «acto»). EI modo como una «mera repre-

sentacion» de una situacion objetiva mienta este su «objeto» es distinto

del modo como 10 hace el juicio, que considera verdadera 0 fal sa dicha si-

tuacion. Distintos son tambien el modo de la esperanza y el del temor, el

modo del agrado y el del desagrado, el del apetito y el del desvio, e 1 de la

resolucion de una duda teoretica (resolucion judicativa) y el de la de una

, duda practica (resolucion voluntaria en el caso de una eleccion deliberada);

el de la confirrnacion de una opinion teoretica (cumplimiento de una inten-

cion judicativa) y el de la de una decision voluntaria (cumplimiento de la

intencion voluntaria), etc. Si no todos, los mas de los actos son ciertarnente------,--"._ - ..,,---------~~--- . . . . . ,~-. . . . . . . . .

Pero ya es .t iempo de determinar la esencia de la definicion de Brentano,

a s~a, la esencI.a del concepto de conciencia en el sentido de acto psiquico.

GU1~do.~or el interes ~lasif icativo ya mencionado, desarrolla Brentano la in-

vest1gacl~n correspondienre en la forma de un deslinde reciproco de las dos

clases principales de «fen6menos» admitidos par el, los psiquicos y los

'. , Las. discusiones del apendice II, al final del capitulo, muestran que mi con-cepcron, d iscrepanre de la .de Brenta_no, no se mueve en el sentido de las res tr iccionescomo las q~e. Brentano. rmsrno considers necesario afiadir, consciente de la inexactituddOel?s definiciones estnctas (d. su Psicologia, publicada en espafiol por la Revista deccidente) . .. ,

.f' Ya no podiarnos ~eci.r: vivies~. El origen de l concepto de vivenc ia reside en laes era de los ~(acto~»psrquicos, y 51 la extension del mismo nos ha conducido a unconc1Pto de vlyenc la. que comprende tarnbien no-actos, la r eferenda a una conexionque .os subordine 0 incorpore .a actos, en suma, la referenda a una unidad de con-crencia, sigue siendo tan esencial que donde faltare ya no hablarfarnos de «vivir».

3 Mas detalles en el apendice anteriormente citado., Psicologla, p. 31 de la edici6n espanola (Reoista de Occidente).

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492 Edmundo Husserl Iuestigaciones logicas 493

vivencias complejas, y las. intenciones mismas son adem as multiples. con

gran freclJencia. Las intenciones afect ivas se edifican sobre intencio~e;-re-

presentativas 0 judicativas, etc. Pero es indudable que al analizar estos

complejo~ Ilegamos siempre a caracteres intencionales primitivos, que por

su esencia descnphva no pueden reducirse a vivencias pSIqui cas de otro

g~~ero . Y t~mbien es indudable que la unidad del genero descriptivo «inten-clan» (<<caracte r de acto» ) presenta diversas modalidades especfficas que se

fund~n .en la esencia pura de dicho genero, y par ende, preceden, como un

a p rz ?r t, a la efectividad psicologica empirica. Hayespecies y subespec ies

esenClalme~te dis~intas de intenciones. Sobre todo, es imposible reducir

todas l?s .diferencias .~ntre los actos a diferencias en las representaciones y

en l~s IUIC~OS en~~eteJld?s, recu:riendo solo a elementos que no per tenezcana! genero intencion. ASI, par ejernplo, la aprobacion 0 desaprobacion este-

tica e .s un modo de. re ferenc ia intencional que se presenta como eviden te y

~s~~C1alme~t~ peculiar frente a la mera representaci6n del objeto estet ico 0 al

IUlCIO teoretico sobre el, La aprobacion estetica y el predicado estetico

pueden ser, sin duda, enunciados, y el enunciado es un juicio e implica

como tal representaciones. Pero entonces la intencion estetica es -10 mis-

m? que .su o~jeto- obieto a su vez de representaciones y de ju icios; ellamisma sigue s iendo esencialrnente dis tinta de estos actos teoreticos, Valorar

u.n juicio como e~acto, una vivencia afectiva como elevada, etc., supone

crertarnente mrenciones analogas y afines, pero no espedficamente ident icas .

Lo mismo si cornparamos las reso luciones judicativas v las resoluc iones vo-luntarias, etc. -

Nosotros consideramos que la referencia intencional, entendida de un

modo p.llrarn~]lte descriptivo, como..peculiaridad intima de ciertasvivendas·,

~§_I:a.n9t;a esenci;aLdeJ()s«fenorneoqspsfguicos» 0 «actos»; de ·suer te· que

vcmos en la definicion de Brentano, segiin la cual los Ienomenos psiquicos

son <~a~,uel losf~nomenos que contienen intencionalmenre un objeto» 5, una

definic ion esencial, cuya «rea lidad» (en e l antiguo sentido) esta asegurada

naturalrnenre por los ejemplos 6. Con otras palabras y considerado a la vez

de un J?odo fenomenologicn puro: t::!jg~acion ver:i.fj~adasobre <:Jls()sP;articIJ:la~es. ejernplares de estas.vivendas -yverificada de ta l suerte que resulte

eliminada toda aprehension y posicion existencial psicologico-ernpirica, en.

trando solo en consideracion el contenido Ienomenologico real de esras

v!vencias- 1J9sda )a idea fenOl]lcnglcSgicapura, delgenero V i 1 J l ' : ! l 1 f j f l . In,ten.c 1 9 _ n _ q L o ,acto,como nos da tamb ien la de sus especies puras 7. Las sensa.

clones y sus cornplexiones revel a n que no todas las vivencias son inten-

cionnles. Un trozo cualquiera del campo visual, cualesquiera que sean los

contcnidos visuales que 1 0 Henan, es -considerado solo en cuanto a las

scnsaciones-s- una vivencia, que puede comprender muchas clases de con-

tenidos parciales ; pero estos contenidos no son objetos intencionados por

el todo, no son objetos intencionales en el.Las investigaciones sigu ientes aclararan con mas exac titud la fundarnen-

tal diferencia entre uno y otro empleo del termino «contenidos». Y nos

ccnvencerernos en general de que 1 0 que se aprehende en arnbas c1ases de

contenidos, mediante un analisis y una comparacion ejernplares , es suscep-

tible de ser vista intelectivamente en la ideacion como diferencia esencial

pura. Todas las afirmaciones fenomenologicas , que tratamos de hacer , pueden

cntenderse ta rnbien como afirmaciones esenc iales, sin necesidad de que 1 0advirtarnos especialmente.

Una segunda definicion de los fen6menos pslquicos, para nosotros va-

liosa, es formulada por Brentano diciendo «que, 0 son representaciones, 0

descansan en representacioness 8. «Nada puede ser juzgado, nada tampoco

apetec ido, nada esperado ni temido si no es representado» 9. Por represen-

tac ion no se entiende, na turalmente, en esta definic ion e l contenido (objeto )representado, sino el acto de representarselo.

Lo que hace que esta definicion no parezca un punto de partida apro-

piado para nuestras investigaciones es la circunstancia de que supone un

concepto de representac ion que habria que empezar por establecer, dados los

muchos equivocos de este terrnino, no faciles de distinguir. En cambio, la

discusion del concepto de acto const ituye el comienzo natural de estas inves-

tigaciones. Sin embargo , dicha definic ion expresa un princ ipia importan te,

cuyo contenido incita a nuevas investigaciones; por 10cual habremos de

volver sobre ella.

~ 11. Prevenci6n de malentendidos a que terminol6gicamente estamos ex-

puestos. a) El obteto «mental» 0 «inmanente»

Si b ien hacemos nuestra la definic ion esencial de Brentano, las indicadas

discrepancias respec to de sus convicc iones nos Iuerzan a rechazar su terrni-

nologia. Mejor sera, pues, no hablar ni de fenomenos psiquicos, ni en ge-

s Loc. cit., p. 32.

6 Por eso no hay para nosotros discusiones como la de si realmente todos l(l~fe~omenos ps lquicos -po r e jemplo , lo s feno rnenos afectivos- -, t ienen la pecu lia ridadsenalada. ~n Iugar de esto ha~)fia que preguntar s i los fenomenos respect ivos son «fend-menos pSlqU1COS».L o extrano de esta pregunta proviene de 10 inadecuado de lupalabras. Detal les sobre esto ult imo, mas adelante.

7 ,~anteniendonos en < ;1 m~rco de la apercepc ion ps icologica, e l concepto I e n omenologicamente puro de vivencia asurne el de realidad psiquica; dicho mas exactu-

mente, se modi fica, pasando a ser el concepto de estado psiquico de un ser animado,ya sea de naturaleza efectiva, ya sea de naturaleza idealmente posible con seres «ani-mados» idealmente posibles --con exclusion de posiciones existenciales en este ult imocaso. Como consecuenc ia , tambien se modi fi ca l a idea fenomenol6gica pura del generovivencia intencional, pasando a ser la idea psicologica para\ela y afin. Los mismosana lis is adqu ieren de esta suerte una s ign if icac ion ya fenomenologica pura, ya psi col6gica, segun que se excluya 0 se incluya la apercepcion psicologica,

• Loc. cit., p . 25 (conc lus ion de l § 3).

• Loc . cit., p. \5.

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494 Edmundo Husser!Investigaciones 16gicas 495

neral de fenomenos, tratandose de las vivencias de la clase a que nos refe-

rimos. Lo primero s610 tiene justi ficaci6n desde el punta de vista de Bren-

tano, para el cual se trataba principalmente de delirnitar la esfera de inves-

tigacion de la psicologla. Pero desde nuestro pun to de vista todas las viven-

cias tienen en este respecto los mismos derechos. Y par 1 0 que al terrnino

de fenorneno se refiere, no solo esta gravado con equivocos muy perjudi-

ciales, sino que supone una. afirmacion teoretica muy dudosa, que encont ra-mos hecha expresarnente por Brentano: la de que toda vivencia intencional

es un fenomeno. Como fenorneno designa en su acepcion predominante

(aceptada tambien por Brentano) un objeto aparente como tal, esto implica

que toda vivencia intencional no solo tiene referencia a objetos, sino que

ella misma es objeto de ciertas vivencias intencionales; principalmente pen-

samos aqul en aquellas vivencias que nos dan el fenomeno de algo, en el

sentido mas estricto, 0 sea, en las percepciones: «todo fenomeno psiquico

es objeto de la conciencia interna». Pero ya hemos dicho que graves dudas

nos impiden asentir a esta afirmacion.

Otras objeciones alcanzan a las expresiones que Brentano emplea para-

lelamente al termino de fenorneno psiquico 0 de un modo peri frasrico, y

que tambien son usuales en general. Es en todo caso arriesgado y con

bastante frecuencia erroneo, hablar de que los obej tos percibidos, fantasea-dos, juzgados, deseados, etc., en forma respectivamente perceptiva, repre-

sentativa, etc., entran en la conciencia; 0 a la inversa, de que la conciencia

(el yo) entra en relacion con ellos de este 0 de aquel modo y de que son

rccibidos en Laconciencia de este 0 de aquel modo, etc.; y asimismo hablar

de que las vivencias intencionales contienen en si a lgo como objeto, etc. 10.

Semejantes expresiones nos empujan hacia dos malent endidos: primero, que

se trata de un proceso real 0 de un referirse real que tiene lugar entre la

conciencia 0 el yo y la cosa «consciente»: segundo, que se trata de una

relacion entre dos cosas que se encuentran por igual realmente en la con-

ciencia, un acto y un objeto intencional, algo asi como dos contenidos psi-

quicos encajados el uno en el otro. Si bien es cierto que no cabe pres-

cindir de hablar aqui de una rejerencia, debemos al menos evitar las expre-

sicnes que invitan formalmente a interpretar de un modo falso la relacion,como si fuese una relacion real psicologica 0 una relacion inherente al con-

tenido real de la vivencia .

Consideremos en primer terrnino el segundo malentendido citado. Viene

favorecido tarnbien muy singularrnente por la expresion de objeto inma

nente, que designa la pecul iaridad esencial de las vivencias intencionales;

y asimismo por la expresion escolastica sinonima: in-existencia intencional

o mental de un objeto. Las vivencias intencionales tienen la peculiaridad c i t ,

referirse de diverso modo a los objetos representados. Y 1 0 hacen precisu

mente en el sentido de la intenci6n. En elIas es mentado II un objeto, se

10 Cf. Brentano, l. c.II EI atender u observar selectivo no entra en el sentidc que damon aqui a I..

palabras «mentar», «intencion». Cf. infra, § 20.

-rlende» a el, en la forma de la representacion, 0 en esta y a la vez en la

,II'I [ulcio, etc. Pero esto supone tan solo la presencia de ciertas vivencias,

'I'IC' rienen un caracter de intencion y mas especialmente de intenci6n re-

I'I'C'HC'l1ll1tiva,udicativa, apetit iva, etc. Prescindiendo de ciertos casos excep-

IIOlIlIll'S, no hay dos cosas que esten presentes en el modo de la vivencia,

1111 C'svivido el objeto y junto a ella vivencia intencional que se dirige a e1.TIlIllPOCO son dos cosas, en el mismo sentido que una parte y el todo que la

romprende. Sino que solo hay presente una cosa, la vivencia intencional,

cuyo caracter descriptive esencial es justamente la intencion respect iva.

EMIli constituye plena y exclusivamente el representar este objeto, 0 el juzgar

.(lhrc el, etc., segrin la naturaleza especifica de Ia misma. Si esta presente

e.ta vivencia, hallase implicito en su propia esencia, que quede eo ipso veri-

til'utla la «referencia intencional a un objeto», que haya eo ipso un objeto

«presente intencioualmente»; pues 10 uno y 1 0 otro quieren decir exact a-

mente 1 0 mismo. Pero naturalmente, dicha vivencia puede existir en Ia

conciencia con esta su intencion, sin que exista el objeto, y aun acaso sin

que pueda existir. El objeto es mentado, esto es, el mentarle es vivencia;

pcro es meramente mentado; yen verdad no es nada.

Si me represento el dios Jupiter, este dios es un objeto representado, esta«presente inmanentemente» en mi acto, tiene en el una «in-existencia men-

tal» 0 como quiera que digan las expresiones -erroneas si se las interpreta

en su sentido propio-. Me represento el dios JUpiter quiere decir que tengo

cierta vivencia representativa, que en mi conciencia se verif ica el representar

el dios JUpiter. Descompongase como se quiera en un analisis descriptivo

esta vivencia intencional; nada semejante al dios JUpiter se puede hallar

naturalmente en el la. EI objeto «inrnanente», «mental», no pertenece, pues,

al contenido descriptivo (real) de la vivencia; no es en verdad inmanente

ni mental. Pero tampoco existe extra mentem, No existe, simplemente. Mas

esto no impide que exista realmente aquel representarse el dios Jupiter,

una vivencia de tal indole, una modalidad de estado psiquico de tal natu-

raleza, que quien la experimenta puede decir con razon que se represent a

ese mitico rey de los dioses, del cual se cuentan estas y aquellas fabulas. Siexiste el objeto intencional, nada cambia desde el punto de vista fenorneno-

logico. Lo dado es para Ia conciencia exactamente igual, exista el obieto

representado, 0 sea fingido e incluso contrasentido. No nos representamos

a Jupiter de otro como que a Bismarck, ni la torre de Babel de otro modo

que la catedral de Colonia, ni un poligono regular de mil lados de otro

modo que un poliedro regular de mil caras 12.

12 Podemos prescindir aqui de los eventuales ca racteres de posicion, que consti-tuyen la conviccion de la existencia de 1 0 representado. EI lector debe convencerserambien de que puede eliminarse de las conside raciones hechas toda suposicion deuna realidad fisica de hombres y dernas seres anirnados con vivencias, de suerte queestas dilucidaciones pueden entenderse como una consideracion de posibil idades ideates.Se ve finalmente, pues, que toman el caracter de ref lexiones metodicas de eliminaci6n.

que apartan 1 0 que es objeto de una apercepci6n y posicion trascendente, para des-

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496 Edmundo Husser l Investigaciones logicas 497

Si los lIamados contenidos inmanentes son mas bien merarnente inten-

cionales, por otra parte, los contenidos uerdaderamente inmanentes, los

pertenecientes a la consistencia real de las vivencias intencionales, no son

intencionales; integran el acto, hacen posible la intencion como necesarios

puntos de apoyo, pero ellos mismos no son intencionales, no son los ob-

jetos representados en el acto. No vemos sensaciones de color, sino cosascoloreadas; no oimos sensaciones de sonido, sino la cancion de la cantante,

etcetera 13.

Y 1 0 que decimos de las representaciones podemos decirlo tamb ien de

las dermis vivencias intencionales erigidas sobre elias. Representarse un

objeto, por ejemplo, el Palacio de Berlin. es, deciamos, una modalidad de

estado psiquico de esta 0 aquella naturaleza descriptiva. ] uzgar este Palacio,

complacerse en su belleza arquitectonica, 0 abrigar el deseo de poder ha-

cerlo, etc., son nuevas vivencias caracterizadas fenomenologicamente de un

modo nuevo. Todas elIas tienen de cormin el ser modos de intencion obie-

tiva, los cuales no podemos expresar normalmente de otra manera que di-

ciendo que el palacio es percibido, fantaseado, representado en una imagen,

que es juzgado, 0 que es objeto de aquella complacencia, de aquel deseo, etc.

Sera menester todavfa una extensa investigacion para poner de rnani-fiesto 1 0 que justifica el hablar figuradamente del objeto representado en la

representacion y juzgado en el juicio, y como deba entenderse cabalmente

la referenda objetiva de los actos; pero par 1 0 que hemos visto hasta ahora,

es claro en todo caso que haremos bien en evitar por completo esta expre-

sion de objetos inmanentes. Por 1 0 demas, cabe prescindir facilmente de ella,

puesto que tenemos la expresion de cbjeto intencional, que no esta gravada

con dificultades semejantes.

Teniendo en cuenta la impropiedad que hay en la exprcsion: «estar

contenido» intencionalmente el objeto en el acto, es innegable que las ex-

presiones paralelas y equivalentes (el objeto es consciente, esta en la con-

ciencia, es inmanente a la conciencia, etc.) padecen de un equivoco muy

nocivo; pues la conciencia significa aqul algo muy distinto de 1 0 que puede

significar con arreglo a las dos significaciones de la conciencia, anteriormentediscutidas. Toda la moderna psicologia y teo r ia del conocimiento ha caido

en confusion por obra de estos equivocos y otros estrechamente emparen-

tados con ellos. Dada la influencia predominante del modo de pensar y de la

terrninologia psicologicos, harlamos mal en poner nuestros propios terrninos

en pugna con los de la psicologia actual. Ahora bien, nuestro primer con-

cepto de conciencia -el cual, tornado de un modo psicologico-ernpirico,

designa igualmente como conscientes la corriente de las vivencias pertene-

dentes a la unidad real del individuo psiquico y todos los elementos que

constituyen realmente esta corriente- revela la tendencia a imponerse en

Ja psicologia; por eso nos habiamos decidido en el capitulo anterior a pre-

ferir este concepto, prescindiendo tan solo de 1 0 propiamente psicologico,

o sea, rornandolo con pureza fenomenologica: por ende, habremos de usar

con la necesaria circunspeccion -ya que no 1 0 evitemos enteramente, cosa

que apenas es practicable-, el terrnino de conciencia en el sentido de per-

cepcion interna y en el sentido de referencia intencional.

~ 12. b) El acto y la rejerencia de la conciencia 0 del yo al objeto

tacar 10 que pe rtenece a la vivencia misma por su contenido real esenciaI. La vivenciaes entonces una vivencia fenomenologica pura, puesto que se ha eliminado tambien

su apercepci6n psicologica.

13 Tocante a la distincion -en apariencia comprensible de suyo-s- entre objetosinmanentes y trascendentes, que se orienta por el antiguo esquema tradicional: imagenconsciente intern a -ser en 5 1 extraconsciente-, d. el apendice , a la conclusion deeste capi rulo.

Ccsa analogs sucede can el segundo malentendido citado 1 \ segun el cual,

la conciencia por un lado y la cosa consciente por otro., entrarlan en una

relacion mutua, en sentido real. En lugar de «la conciencia» suele decirse

resueltamente «el yo». De hecho, en la rejlexion natural no aparece el acto

aislado, sino el yo, como punto de referenda de la relacion de que se trata;

cuyo segundo relato reside en el objeto. Si nos fijamos en la vivencia actual,el yo parece referirse necesariamente, por medic de la misma 0 en la misma,

al objeto; y en esta ultima interpretacion nos inclinariamos incluso a insettar

en todo acto el yo como punto de unidad esencial e identico en todas partes.

Can 1 0 cual retornariarnos a la hipotesis anteriormente rechazada de un yo

puro, como centro de referenda.Pero cuando vivimos el acto correspondiente, por decirlo asi, cuando

nos sumimos, par ejemplo, en la observacion de un proceso fenomenico, 0

en el juego de la fantasia, 0 en la lectura de una narracion, 0 en el des-

arrollo de una dernostracion maternatica, etc., no es posible notar nada del

yo, como punto de referenda de los actos lIevados a cabo. La represen-

tacion del yo puede estar «a pun to», puede i rrumpir con particular facilidad,

o mas bien, tener lugar de nuevo; pero solo cuando tiene lugar realmente y

se hace una con el acto correspondiente «nos» referimos al objeto de talsuerte que responda algo susceptible de ser sefialado descriptivamente a

este referirse del yo. Lo que se ofrece entonces descriptivamente en la vi-

vencia real es un acto compuesto, que cont iene la representacion del yo como

primera parte, y el representar , juzgar, desear, etc. , la cosa correspondiente

como segunda parte. Considerado desde el pun to de vista objetivo, a sea,

tarnbien desde el de la reflex ion natural, es exacto naturalmente que el yo

se refiere intencionalmente a un objeto en todo acto. Esta es una pura tri-

vialidad, puesto que el yo no es para nosotros nada mas que la «unidad de

la conciencia», e 1 respectivo «haz» de las vivencias, 0dicho de un modo

real ernpirico y mas natural, la unidad continua, real, que se constituye in-

" Cfr. supra, p. 494.

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498 Edmundo Husserl Investigaciones lrjgieas 499

~ 13. Fijacion de nuestra terminologia

pecialrnente algo, de atender. I;Lefzjeto intencional , emper~.tLQ ..sjempre es

ransiderado, atendido. Hay muchas veces varios actos presentes a la vez

'y cntretejidos, pero la atencion «actua» de un modo pref~rente sobre ~mo

de ellos. Los vivimos todos simultaneamente; pero nos sumlmos,. por JeC1~loliS! en ese solo. Teniendo en cuenta, sin embargo, que b expresion de obje-

tos intencionales esta recibida hist6ricamente y es muy usada de nu~vo desdeBrentano acaso no sea inadecuado hablar de intenci6n en un sentido corre-

lativo; sa'bre todo ya que tenemos para la intenci6n en el sentido d.el at~nder

(que tendremos motivo 16 para no considerar como un acto es~eclal), Just~·

mente ese terrnino de atender. Pero hay que tener en cuenta aun otro equt-

voco. ,EI termino de intenei6n present a la naturaleza propia. de los act~s

bajo la imagen del apuntar hacia.; y se a!ust~, por .ende, muy bien a los mul-

tiples actos que pueden caractenzarse, ~I~violenciay de un modo. compren-

sible para rodos, como un apuntar teoretico 0 pr~ctlco ' ,Pero esta lI?agen no

se ajusta igualmente bien a todos los actos, y Sl considerarnos mas exacta-

mente los ejernplos acumulados en el ~ 10, hemos de. adve~:Ir que es .me-nester distinguir un concepto estrieto y otro lato de intencton .. En la Ima-

gen, la actividad de apuntar tiene par corr.elato la de aleanzar (.t lrar ~ da~).

Exactamente 1 0 mismo corresponden a ciertos actos como «mtencrones»(per ejernplo, a las intenciones judicativa, apetitiv.a) y otros actos como

«consecuciones» 0 «cumplimientos». Y par eso la Image~1~s tan perfecta-

mente adecuada para los primeros actos, Pero los cumphmlentos son tam-

bien actos, 0 sea, rarnbien «intenciones», aunque repetimos que, al menos

en general, no son intenciones en ese sentido est rict?, que alude a un c~m.

plimiento (crrespondiente. EI equivoco es inofensivo una vez conocido.

Cuando se trate del concepto estricto, habra que dedrlo expresamente, cl~:o

esta. Por 1 0 dernas, la expresi6n paralela caracter de acto nos ayuda tamb1en

a eludir cnalesquiera malentendidos.En 1 0 tocante , por otra parte, a la expresi6n de actos, no se ?ebe pensar ,

naturalmente en el sentido primitivo de la palabra actus. La Idea de actt-, . 17 I ., d h II

uidad debe quedar excluida en absolute . Pero a expresion e acto se a a

tan arraigada en el lenguaje de muchos psicologos, y, por o~ra parte. .tan

desgastada par el uso y tan clara mente ernancipada de su sentl ,do pnrmnvo,

que podemos conservarla sin preo~upaci6n:so?re .todo ?es.pues de esta ad-

vertencia expresa. Si no querernos introducir ter~mos teC11lCOS?~e,ram~nt,enuevos extrafios a todo vivo sentido del lenguaje y a toda rradicion histo-

rica, casi nunca podremos evitar dificultades de la indole que acabamos de

exponer.

tencionalmente en la unidad de la conciencia, como sujeto personal de Ins

vivencias, como el yo que tiene en ell as sus «estados psiquicos», que l levu

a cabo la correspondiente intencion, la correspondiente percepcion, juicio,

etcetera. Presente una vivencia de esta 0 esta intencion, el yo tiene eo ipso

esta intenci6n.

La proposici6n: el yo se represents un objeto0

se refiere en el modorepresentativo a un obieto 0 tiene un objeto por objeto intencional de su

represen tacion, significa, pues, 1 0 mismo que la proposici6n: en el yo feno-

menol6gico (complexion concreta de vivencias) se halla presente realrnente

cierta vivencia, llamada por su peculiar naturaleza especifica «representacion

del objeto respective». Igualrnente, la proposici6n: el yo juzga sobre el

objeto, dice tanto como: hay presente en el una vivencia judicativa de este

oeste otro caracter, etc. En la descripci6n no puede eludirse la referenda

al yo viviente; pero la vivencia misma de que se trata no consiste en una

complexion, que contenga como vivencia parcial la representaci6n del yo.

La descripcion se lleva a cabo sobre la base de una reflexi6n objetivadora;

en ella se enlaza la reflexi6n sobre el yo con la reflexion sobre la vivencia

actual , en un acto relacionante , en que el yo se aparece a sf mismo como refi-

riendose por medio de su acto al objeto de este. Esto irnplica, como es

notorio, un cambio descriptive esencial. Ante rodo, el acto primitivo ya no

existe meramente; ya no vivimos en el, sino que atendemos a el y [uzga-

mos sabre el .

Hay que evitar, por ende , este malentendido; las consideraciones que

hemos hecho excluyen que la referenda al yo sea algo perteneciente al

contenido esencial de la vivencia intencional ".

Despues de estos prearnbulos criticos, vamos a fijar nuestra terminolo-

gia. La elegiremos con arreglo a ellos, de tal suerte que resul ten el iminadas

en 1 0 posible las hip6tesis discutibles y las ambigiiedades perturbadoras.Evitaremos, pues, por completo la expresion de fen6meno psiquico y habla-

remos de viveneias intencionales siempre que sea necesaria la exact itud.

«Vivencia» -debera tornarse en e1 sentido fenomenol6gico fijado. El adjetivo

calificativo intencional indica el caracter esencial cormin a la clase de vi-

vencias que se trata de definir, la propiedad de la intenci6n, el referirse a

algo objetivo en el modo de la representacion 0 en cualquier modo analogo.

Como expresion mas breve usarernos la pa1abra(acto~, definiendo a los ha-bitos idiomaticos ajenos y propios. ,.....

Ciertamente, estas expresiones no estan exentas por completo de dificul-

tades. Hablamos frecuentemente de intenci6n en el sentido de considerar es-

15 Cf. la nota al capitulo primero, supra, pp. 486 y S., asi como mis Ideen zu einerreinen Pbdnomenologie, etc., I. ci.

I. Cf. § 19. (E' I . . di Phi .17 Asentimos plenamente a 1 0 que objeta Na~orl? In ettung . 1 1 1 . te sye 0 ogle,

p. 21) contra el hablar en serio de los actos psiquicos como act!vldades de la conciencia 0 del yo: «si la conciencia aparec~ como. un hace r y su sujeto como ~~ acto~.es porque esta acornpafiada c,on frecuencia ? siempre de un . tender». Tambien nos-otros rechazamos la «mitologia de las actividades»; no definimos los «aetas» comoactividades psiquicas, sino como vivencias inrencionales.

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I

500 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 501

14. Dudas contra fa admisi6n de actos COmouna clase de uiuencias des-criptivamente fundada

cerca en el espacio y otra vez lejos. Y tam bien inversamente: «apercibirnos»

una vez de un modo y otra vez de otro iguales contenidos de sensacion.

En la teoria de la «apercepcion» se suele insistir con preferencia sobre [a

circunstancia de que, supuestos iguales estimulos, el contenido de sensa-

cion no es siempre el mismo, porque las disposiciones dejadas por las vi-

vencias anteriores hacen que 10 condic ionado realmente por el estimulo ven-ga modificado por factores, que proceden de la actualizacion de esras dispo-

siciones (siendo indiferente que sean todas 0 algunas). Pero todo esto no es

bastante; y, sobre todo, no se trata de esto fenomenol6gicamente. Como

quiera que hayan surgido los contenidos presentes en la conciencia (los con-

tenidos vividos) es concebible que existan en ella contenidos de sensaci6n

iguales y que, sin embargo, sean apercibidos de distinto modo; 0, con otras

palabras, que sean percibidos distintos objetos sobre la base de los mismos

contenidos. Pero la aprehensi6n misma no puede reducirse jamas a una

afluencia de nuevas sensaciones; es un caracter de acto, un «modo de la con-

ciencia», un estado del espiritu: llam amos al vivi r sensaciones en este modo

de conciencia, percepcion del objeto correspondiente. Esto que acabamos

de comprobar en el marco de la existencia natural, desde el punto de vista

de la psicologia y la ciencia natural, nos entrega su contenido fenornenologicopuro, si eliminamos todo 10 real-empirico. Si miramos a las vivencias puras

y a su propio contenido esencial, aprehendemos ideativarnente especies

puras y situaciones espedficas, 0 sea, en este caso, las especies puras de

, sensacion, apercepci6n, percepcion en relaci6n al objeto ,rercibi?o, y las

relaciones esenciales correspondientes. Vemos entonces intelectivamente,

como situacion general esencial, que el ser del contenido sentido es muy

distinto del ser del objeto percibido, el cual es presentado por el contenido,

pero no es consciente realmente.

Todo esto resulta mas claro todavia, cambiando adecuadamente de ejern-

plo y pasando a la esfera de la percepci6n visual. Pongamos ante los ojos

del que dude las siguientes consideraciones. Veo una cosa; por ejemplo,

esta caja; pero no yeo mis sensaciones. Veo siempre esta caja, una y la mis -

ma, como quiera que se fa vuelva y ponga. Tengo siempre el mismo «con-tenido de conciencia», si me acornoda llamar al obieto percibido contenido

de conciencia. Tengo, en cambio, un nuevo contenido de conciencia a cada

movimiento si llamo asi a los contenidos uiuidos, en un sentido mucho

mas justo. Son vividos, pues, contenidos muy diversos, y es percibido, sin

embargo, el mismo objeto. Luego el contenido vivido, para hablar en general,

no es el objeto percibido. Debemos observar, adernas, que el ser 0 el no

ser real el objeto, es indiferente para la esencia propia de la vivencia de la

percepci6n y, por ende, para que sea una percepci6n de este objeto aparente

de este modo y supuesto como este objeto. Por otra parte, pertenece a la

esfera de la vivencia el que creamos aprehender perceptivamente un mismo

objeto en medio del cambio de los contenidos vividos. Vivirnos , enef~ct9.

1a «conciencia de la identidad», es decir, ese creer que aprehendemos una

lc,lentidad. Y pregunto ahora: ~en que se_Junda esta conciencia? ~No seria

Con todas estas discusiones terminol6gicas hemos penetrado ya muy

hondo en ciertos analisis descriptivos de la indole que exigen nuestros in-

tereses 16gico-epistemoI6gicos. Antes de proseguirlos sera, empero, nece-

sario hacernos cargo de ciertas objeciones que conciernen a los fundamentosde nuestras descripciones.

En primer terrnino hay un grupo de investigadores que niegan pura y

simplemente la delimitacion de la clase de vivencias que hemos definido y

deser t to bajo el ti tulo de acto 0 vivencia intencional. Lo que ha contribuido

al extravio en este punto es la prirnitiva forma en que Brentano introdujo

esta delimitaci6n, los fines que perseguia con ella y tarnbien algunos malen-

tendidos en que incurri6; todas estas causas no han permitido que preva-

Ieciese el contenido descriptivo de la delimi taci6n, contenido sobremanera

valioso. Esta delimitaci6n es combatida resueltarnente, por ejemplo, por

Natorp. Pero no encontramos nada que pueda disuadirnos, cuando este

notable investigador objeta 18: «Puedo considerar el sonido por si 0 en

reIaci6n con otros contenidos de conciencia, sin tomar en cuenta su existen-

cia para un yo; pero no puedo considerarme a rni mismo, ni considerar mi

oir, por si, sin pensar en el sonido.» Es cierto que el oir no puede separarse

del oir el sonido, como si continuase siendo algo sin el sonido. Pero con

esto no se ha dicho que no deban distinguirse dos cosas: el sonido oido (el

objeto de la percepcion) y el oir el sonido (el acto de la percepcion ). Es

ciertamente exacto 10 que Natorp dice del sonido oido: «Su existencia para

mf es mi conciencia de el , No me es pos ible irni tar a quien logra sorprender

su conciencia en otra forma que en la existencia de un contenido para el.»

Pero a mf me parece que la «existencia de un contenido para mi» es una

cosa que admite y exige un analisis fenomenol6gico mas amplio. En primer

rermino vienen las diferencias en el modo de percibir. El contenido existe

para mi de distinto modo, segiin que 1 0 perciba solo implicitarnente, sin

destacarlo en un todo, 0 destacandolo; segiin que 1 0 perciba s610 accesoria-

mente, 0 me dirija a el particular y preferentemente. Mas importantes aun

son para nosotros las diferencias entre la existencia del contenido en el sen.

tido de la sensacion consciente, pero que no es en sf mismo el objeto de la

percepcion, y en el sentido precisamente de objeto de fa percepc ion , La

eleccion del ejemplo del sonido oscurece la diferencia un poco, sin empero

borrarla ",Y 0 oigo puede significar en psicologia yo tengo una sensacion; en

el lenguaje usual signifies yo percibo: yo oigo el adagio del violin, el trtnar

de los pajaros, etc. Dist intos actos pueden percibir 10mismo y, sin embargo,

implicar sensaciones total mente diversas. Olmos el mismo sonido una vez

" Natorp, Einleitung in die Psycbologie, p. 18.

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502 Edmundo Husser l Investigaciones logicas '0 3

exacta la respuesta que dijera que se dan diversos contenidos de sensacion

por cad a lado, pero que son apercibidos en «el mismo sentido», y que la

apercepcion en ese «sentido» es un cardcter de uiuencia, que es el que

constituye la «existencia del objeto para mt»; y adernas, que la conciencia

de Ia identidad tiene lugar sobre la base de esos dos caracteres de vivencia,

uno por cada lado, como conciencia inmediata de que ambos mien tan 1 0 'mismo exactamente? <.Yno es esta conciencia, una vez mas, un acto (en eI

sentido de nuestra definicion) cuyo correlato objetivo reside en la identidad

referida? Yo cree que todas est a s preguntas exigen con evidencia una res-

puesta afirmariva. No se puede encontrar nada mas evidente que la distin-

ci6n entre contenidos y actos, distinci6n que se pone de relieve aqui; y mas

especialrnente , la distinci6n entre contenidos de Ia percepcion, en el sentido

de las sensaciones expositivas, y actos de percepci6n, en el sentido de la in-

tencion apercipiente, provista tarnbien de otros varios caracteres superpues-

tos; intencion que consti tuye, en unidad con la sensacion apercibida, el pleno

acto concreto de la percepci6n.

. ~aturalm~nte,. contenidos de conciencia en el mas amplio sentido des-crrptrvo de vivencias, son tambien los caracteres intencionales e igualmente

los actos ccmpletos; por tanto, todas las diferencias que podemos encont rarson eo ~p~o ' diferencias del contenido. Pero dent ro de esta esfera mas ampl ia

de 1 0 visible creemos ha!lar la distincion evidente ent re las vivencias inten-

cionales -en las cuales se constituyen intenciones objetivas por obra de los

caracteres inmanentes de 1a vivencia dada-, y aque!las vivencias en las

cuales .no ocurre esto, 0 sea, aque!los contenidos, que pueden funcionarcomo sillares de los actos, pew que ellos mismos no san aetas.

La comparaci6n de Ia percepci6n con el recuerdo, y de una y otro con

l~ represent~c!6n po~ medio de imageries fisicas (cuadros, estatuas, etc. ) 0 de

signos, sumimstra ejemplos favorables para aclarar mas esta distinci6n y a

la vez para separar unos de otros diversos caracteres de acto. Pew las ex-

presiones suministran los ejernplos mas favorables de todos. Irnaginemo-19 • I . fi bn?s , por ejernp 0, que ciertas guras 0 ara escos hayan empezado por

ejercer sobre nosotros un efecto puramente estetico y que, de pronto, com-p:enda~os que pueden ser sirnbolos 0 signos verba1es. (En que radica 1a

diferencia? 0 tomemos el caso de que alguien oiga atento una palabra, que

le es completamente extrafia, como si fuese un mew complejo acustico; y

c?m?are~~s con este el caso en que posteriorrnente, familiarizado ya con lasignificacion de la voz , la oye en medio de una conversacion, comprendien-

dola, pew sin intuiti ficaciones concomitantes. (Que es, en general, ese mas

que riene la expresion entendida (pero funcionando de un modo meramente

simb6lico) sobre el sonido articuiado vado de pensamiento? ,:En que con-

si.ste la di ferencia entre intuir simplernente un objeto concreto A y aperci-

birlo como «representante» de «un A cualquiera»? En estos casas y otros

innumerables semejantes, la modificaci6n radica en los caracreres de acto.

Todas las diferencias Iogicas y principalmente todas las diferencias de forma

categorial, se constituyen en los actos logicos, en el sentido de inten-

ciones.Estos analisis de ejemplos hacen resaltar que la modern a teorla de II I

apercepcion no basta, pues pasa por alto los puntos decisivos desde el punto

de vista l6gico y epistemologico. No da razon de la situacion de hecho

[enomenologica; no entra en su analisis y descripcion. Mas las diferencias

de apercepcion son, ante todo, diferencias descriptioas; y 10 unico que im-

porta al cri tico del conocimiento son estas, no unos supuestos procesos ocul-

tos e hipoteticos, que tengan lugar en las profundidades inconscientes del

alma 0 en la esfera de los procesos fisiol6gicos. Solo e!las admiten una apre-

hension fenomeno16gica pura, elirninadora de todas las posiciones trascen-

dentes, como es la que supone la cri tica del conocimientov La percepcion es

'para nosotros un plus que consiste en la vivencia misma, en su contenido

,descriptivo frente a la existencia bruta de sensaci6n~.es el caracter de actoque anima la sensaci6n, por decirlo asi, y que hace por esencia -tlue perri-

barnes este 0 aquelcbjeto, por ejernplo, que veamos este arbol, oigamos

aquel campanillazo, aspiremos e 1 aroma de las flores, etc. Las sensaciones, e

igualmente los actos que las «aperciben», son uioidos, pero no parecen

objetiuamente, no son vistos, ni oidos, ni percibidos con ningun «sentido».

Los objetos, por otra parte, aparecen; son percibidos, perc no son oiuidos.

Es claro que excluimos el caso de la percepcion adecuada.

Algo analogo sucede tambien en otros casas, como es manifiesro: por

ejernplo, tratandose de las sensaciones (0 como quiera que !lamemos a los

contenidos que funcionan como fundamentos de la apercepci6n) que perte-

necen a los actos de la imaginaci6n pura y simple y de la imaginaci6n re-

productiva. La apercepcion imaginativa hace que tengamos en 1ugar de un

fen6meno perceptive mas bien un fen6meno de imagen, en el cual aparece

sobre la base de las sensaciones vividas el obieto representado irnaginat iva-

mente (el centauro en el cuadro pintado 20). Se cornprende tarnbien que 1 0

que, por referencia al objeto intencional se dice representacion (intenci6n

perceptiva, memorativa, imaginativa, reproductiva, designativa, hacia el )

se diga -por referencia a las sensaciones que pertenecen realrnente a1acto-

aprebension, interpretacion, apercepcion.

Teniendo en cuenta los ejemplos considerados, podernos decir que es

evidente que hay modos de conciencia 0de referencia intenciona1 a un ob-

'9 Torno una cita de mis Psycbol. S tudien, etc , Pbi los . Monatsh ., XXX (1894)

p. 182.

20 La manoseada diseusi6n sobre la relaei6n entre la representacion percept iva y

la representaci6n imaginativa no podia conducir a ningiin resultado exacto, dada lafalta de una base fenomenol6gica debidamente preparada y la falta eonsiguiente deconceptos cla ros y de claro planteamiento de los problemas. Y 1 0 mismo la cuesti6nde la relaci?n en.t re la s imple pereepci6n y la conciencia reproduct iva y s igni tiva. Cabedemost rar mdubl tableme'?te , creo yo, que los caracteres de acto son aqui distintos;que por ejemplo, en la «imager» se haee vivencia un modo de intenci6n esencialmentenuevo.

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504 Edmundo Husserl I nuestigactones 16f!.icas 505

jeto esencialmente distintos. EI caracter de la intenci6n es especificamente

distinto en los casos de la percepci6n, de la rememoraci6n simplemente «re-

productiva», de la representacion imaginativa en el sentido habitual de la

apercepcion de estatuas, cuadros, etc. , y otro tanto en los cases de la repre-

sentacion simbolica y de la representacion en el sentido de la logica pura,

A cada modo 16gicamente distinto de representar intelectualrnente un ob-

jeto, corresponde una variedad de intencion. Considero tarnbien incontes-

table que s610 sabemos de todas estas diferencias porque las intuimos en el

caso particular , esto es, las aprehendernos de un modo inmediato y adecuado,

las reducimos a conceptos, cornparandolas, y por ende, hacemos de ell as

objetos de intuicion y de pensamiento en actos de distinta especie. Podemos

tarnbien en todo tiempo aprehender adecuadamente en ellos -en cuanto

intuidos y por medio de una abstraccion ideatoria- las especies puras que

se individualizan en ellos y las correspondientes conexiones esenciales espe-

cificas. Natorp dice contra esto 21: «Toda la riqueza, toda la multiple va-

riedad de la conciencia , reside exclusivamente en el contenido. La conciencia

de una simple sensacton no se distingue en nada, por su naturaleza y en

cuanto conciencia, de la conciencia de un mundo; el momenta del «ser

conscio» es en ambas exactamente el mismo; la diferencia reside exclusiva-

mente en el contenido.» Pero a mi me quiere parecer que Natorp no distin-

gue los diversos conceptos de conciencia y de contenido; e inc1uso que pre-

tende elevar su identificaci6n a principio episternologico. Ya hemos expuesto

en que sentido afirmarnos nosotros que toda la variedad de la conciencia

reside en el contenido. ~I contenido es, en este caso, una vivencia que con.s-

!i_!.uye realmente la condencia; la conciencia misma es la complexi6n d e .las vivencias. Pero el mundo no es jamas una vivencia del sujeto pensante.

lVivencia' es el «rnentar» el mundo; pero el rnundo mismo es el obieto

111tencional. Es indiferente para esta distincion -10 advierto expresamente

una vez mas- la posicion que se tome frente a los problemas de 10 que

constituya el ser objetivo, el verdadero y real ser en si del mundo 0 de otro

objeto cualquiera, y de como se defina el ser objetivo en cuanto «unidad»

frente al ser pensado subjetivo con su «rnultiplicidad», e igualmente el sen-

tido en que se puedan oponer el ser inmanente y el ser trascendente , meta-fisicamente considerados, etc. Tratase mas bien de una distinci6n anterior a

toda met afisica y que se halla en la puerta de la teoria del conocimiento, 0

sea, que no supone haber dado respuesta a ninguna de las cuestiones que

solamente la teoria del conocimiento esta llamada a resolver.

§ 15. De si las oiuencias de un mismo f!.enero [enomenologico y princi-

palment e las de c genero «sentimiento» pueden ser unas oeces actos

y otras no-actos

Una nueva dificultad se presenta con referenda a la unidad generics de

las vivencias intencionales.Cabria dudar de si el punto de vista de la division de las vivencias en

intencionales y no intendonales no es meramente extrinseco, de suerte, que

las mismas vivencias 0 las vivencias de un mismo genero fenomenologlco

tengan unas veces una referencia intencional a los ob!:tos, y otras veces

no. Los ejemplos justificativos de una y otra concepcion, y en parte .Ios

pensamientos sobre la soluci6n de la duda, han sido discutidos ya en la lite-

ratura psicol6gica, en conexion con la d~scusi6n so?re si la ?ot~ de la re-ferenda intencional basta 0 no para definir los «fenomenos psiquicos» como

esfera propia de la psicologia. Esta ultima discu~i6? concernia pri~cipal-

mente a ciertos fen6menos de la esfera de los sentzmzentos. Como la mten-

cionalidad parecia notoria en los restantes sentimientos, fu~ posible u?a

doble duda: 0 se Ileg6 a dudar tambien de est,os acto~ alectlVos,. es decir,de si la referenda intencional no les pertenecena tan solo impropiamente y

de si no corresponderfa directa y propiamente a Jas r~prese~taciones insertas

en ellos 0 se dude s610 de la esencialid ad del caracter mtenclonal para la clase

de los sentimientos, concediendo este caracter a unos y negandolo a otros.

Esta clara, pues, la conexion de la cuestion habitualmente tratada con la

ahora planteada por nosotros. . .Examinaremos en primer terrnino si en la cIase de I~s sentirmentos ~e

encuentran especies de vivencias a las cuales sea esencial una referencia

intencional: y estudiaremos despues si esta referenda puede faltar a otras

vivencias de la misma clase.

" Loc. cit., p, 19.

a) De si hay en general sentimientos intencionales

Es absolutamente innegable que muchas vivencias que designam~s .en

general con el nombre de sentimientos. poseen realmente una referencia In-

tencional a un objeto. Asi sucede, por ejernplo, en el agrado causado por una

melodia, en el desagrado que produce un pitido estridente, etc. En general

parece ser naturalmente un acto todo placer 0 desplacer, que es, en efect~,

placer 0 desplacer por algo representado. En I,ugar de placer pod~mo.s d~~lr

rarnbien complacencia gustosa en algo , ser atraido por algo, tener mc1Inac~on

placentaria hacia eIlo; en lugar de desplacer, desagrado por algo, ser repelido

por ello, etc. , .. .Los impugn adores de la intencionalidad de 'os sen~lmlen.tos dicen: los

sentimientos son meros est a dos no son actos, po son intenciones. Cuando

, I

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632 Edmundo Husserl

pl~ en l:ridentificaci?n 0 1a separacion verificada. El 'tejado es realmente

~o,o,~: Ice e.n el ~J;mp10 anterior, caso de que haya precedido 1a ","I'll

:n~e?dlon. La ~ntenlC1ondel predicado se ajusta a1 sujeto (representado ..

d~ ~l. 0, por eJemp 0, en e~ modo: este iejado), En e1 caso contrario ••

111~ en reali ad no es ro jo ; el predicado no conviene a1 sujeto Id ro cua~~o I~ sig~i,ficacion del es encuentra su cumplimiento' sobre II I

ract: e una 1 entI~ca~lOn actual (que tiene tambien con frecuencia el nt·d t r d

tun cumplimiento) ~s claro a la vezque somos lIevados mas 1 1 1 1 .

e a es era que hemos tenido hasta aqui siempre a la vista sin darnos

~uy c~ara cuenta de sus limi.tes; es decir, mas alla de la e~fera de I...

xp~~slOnes que p,ued7 n cumpli rse realmente mediante una intuici6n cortes

pon .Iente. ?, mas bien, c~e?:os en la cuenta de que la intuici6n, en e Isentl~o habitual de la «sensibil idad» externa a interna, que nosotros hernos

:lm,~ 0 nat~ral~~~te por base, no es la tinica funcion que puede pretenderlitI.ulo de intuicron y estar eapacitada para actuar como un autentico CIIIlI

p rmiento. ~os reservamos la detallada indagacion de la distincion, que

aparece .aqm a luz, para la segunda seccion de esta investigacion,

H -~dvlrtabos expre~~~ente, por ultimo, que con 10 expuesto no hernos

eva 0'1 '~a 0 un analisis completo del juicio, sino solo un fragmento

d e :

e~te, ~na ISIS. 1 ' ; T o he~os tom ado para nada en cuenta la cualidad del acto

smtetico, las diferencias ent re la atribucion y la predicacion, etc.

CAPITULO 2

Cara c te rira c io n in d ire cta de la s

intenciones objet ivantes y de

s us v ar ie d ad e s esenciales po r

la s diferencias en la s sintesis

d e c um p lim ie nto

• 13. La smtesis del conocer como forma de cumpl imiento caractert st ica

para los aetas objetivantes. Subsunci6n de los actos significativos

baio la clase de los actos objetivantes

Hemos incluido anteriormente 1 las intend ones significativas en el ClrCU-

1 0 mas amplio de las «intenciones» en el sentido estricta de la palabra.

A todas las intenciones corresponden, desde el punto de vista de la posi-

hilidad, cumplimientos (0 sus correlatos negativos, decepciones), vivencias

de rransicion peculiares, que estrin caracterizadas elias mismas como actos

y que hacen alcanzar su objetivo, por decirlo asi, alacto de intencion en

un acto correlative. Este ultimo se llama el acto impletivo, en cuanto que

eumple la intencion; pero solo se llama aSI por virtud del acto sintericodel eumplimiento, en el sentido del cumplirse. Esta vivencia de transiei6n

no tiene siem pre el mismo caracter. En las intenciones significativas, y no

menos notoriamente en las intuitivas, tiene eI caracter de la unidad del

concdmiento, que es una unidad de identifieacion, desde eI punto de vista

de los objetos, Pero esto no vale dentro del drculo mas amplio de las in-

tenciones en general. Sin duda podemos hablar siempre de una coincidencia,

y siempre encontraremos inc1uso una identi ficacion. Pero esta surge, con

freeuencia, solo por virtud de otros aetos que se insert an y proceden de

1

cr .§ 11.

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634Edmundo Husser! I nuestigaciones l og icas

aquellos grupos que admiten una unidad de identificacion y la fundan tam-bien en estas conexiones.

Un ejemplo aclarara en seguida la situacion. EI cumplirse un deseo tiene

lug.ar en un a~to que incluye un~ identificacion como parte integrante nece-

sana. Pues existe una le y que dice que la cualidad del deseo esta [undada

en una representacion, esto es, en un acto objetivante, y mas concreta-

mente,. en una .«mera» repr~,sentacion; ~ existe, adernas, una ley comple-

mentana que dice que tamblen el cumplimienro del deseo esta fundado en

un acto que incluye en el modo de la ident if icacion Ia representacion funda-

mentante: la inrencion desiderativa solo puede encontrar su satisfaccion im-

pletiva convirtiend~s,e la mera representacion de 10 deseado, que Ie sirve

de base, en percepcion conforme. Pero 10 que hay aqui no es la mera con-

version,.? se~, el mero hecho de que la imaginacion sea reemplazada por la

percepclOn, SInO que ambas son una sola cosa en el caracter de Ia coinci-

dencia identi ficativ, a. En. ~ste caracter sintetico se constituye el «es real y

verdaderamente ast» [sedteet: tal como nos 10 habiamos meramente repre-

sentado y deseado antes]; 10 que no excluye, empero, que este ser real solo

sea algo supuestamente presente, 0 sobre todo, algo inadecuadamente re-

presentado en la mayoria de los casos. Cuando el deseo esta fundado en

una representac ir in significativa pura, la identificac ion puede posee r tarnbien,

nat~ral.mente, el caracter de aquella coincidencia mas especial, que cumple

la slgmficacion por medio de una in t uicion conforme y que hemos descri to

anteriormente. Cos a analoga habria que decir, notoriamente de toda c1ase de

intenciones que tengan su base en representaciones (como' actos objetivan-

tes ); y a la vez 1 0 que vale para el cumplimiento es aplicable mutat is mu-tandis al casu de la decepc ion.

~sto supuest.o, es claro que, aunque el cumplimiento del deseo (para

seguir con este ejernplo ) este fundado en una identificacion y eventualmente

en un acto de conocer intuitivo, este acto no agora, sino que funda tan solo

el cumplimiento del deseo. EI sa tisface rse Ia cualidad especifica del deseo es

un caracrer de acto que es peculiar y de otra especie. Metaforicamente

solem os hablar de satisfaccion, e incluso de cumplimiento, fuera de la esferade las in tenciones afect ivas .

,Asi, pues,. hallanse en. c~nexi~n ~I car~cter especial de la intendon y el

carac.ter especial de la cOI?Cldencla !mpleuva. No solo porque correspond a

a caaa matt; de (a tntencion un .mattz en el cumplimiento correlation, y a la

vez en el cumplirse, en el sentido del acto sintetico, s ino porque tambien

Lcrresponden a las clases de intenciones esencialmente dist intas radicales

diierencias de clase en el cumplimiento, en el doble sentido indicado. Como

es notorio, en estas series paralelas los miembros correspondientes perte-

necen stemp re a una sola clase de actos. Las sintesis de cumplimiento en

las intenciones desiderativas y volitivas son, con seguridad, estrechamente

afi~es y radicalmente. distintas de las. que aparecen en las intenciones signifi-

ca:lv.as. Y con seguridad son ?el. mlsI?o caracter, por otra parte, los cum-

pli rn ienro, de las rntenciones s lgmficatlvas y de los actos intuitivos; y asi en

general para todos los actos que ~omprendem?s bajo el tftul~ de ob;tllIl,III/H

Sobre esta c1ase, unica que nos mteresa aqui, podemos deClr ~ue su 1 1 1 1 1 " " "de cum plimiento tiene el caracter de la unidad de identii icacion, Y CVl'IIII1,,1

mente eI caracter estricto de la unidad de conoctmtento, ~ sea, el.de. l Il 1 1 11 11 1

al que corresponde, como correlato intencional, una !dentldad ?bJetlvn.

Debemos observar aqui 10 siguiente: Hemos visto a~ter~o.rmen.tt' 4111\ '

todo cumplimiento de una intencion signitiva par una .lOtUltlVa ~Ienl" "Icaracter de una sintesis de identificacion. Pero no se venfica, a la lO~t'I'NII,

en tada sintesis de identificacion, el cumplimiento justame~te de una 1.l1ll'II

cion significativa ni el cumplimiento justamente por medic ?e una I T 1 l l tcion correspondiente. Y todavia mas. No es facil que expenmentemos . II

inclinacion a hablar, en toda identificacion, ~e cum plimiento=ee .una I~ ~

tendon, ni por tanto de una cognicion. Es clert? qu~ en el sentido m s

lato se llama en el lenguaje usual conocer a to do identificar actual. ~ero.:n

el sentido estricto tratase -10 sentimos claramente- de una a~r?xlmaton

a un fin del conocimiento; y en el sentido mas estricto de la cntlc~ d~ co-

nocirniento incluso de la consecucion misma de este fin del. conocirmcnto.

Convertir ~l mero sentimiento en clara inteleccion, y definir exacta~ente

el sentido de esta aproximacion 0 consecucion, es un problema con e que

aun habremos de ocuparnos. Provisionalmente nos limitamos a afirmar que

Launidad de la identijicacion, y por ende, toda unidad cognoscuiua en sus

sentidos estricto y mas estricto, tiene su punta de origen en la esfera de los

actos objetivantes. '" .

La indole del cumplirniento puede servir para caractenzar la c1ase umtaria

de actos a que pertenece esencialmente. Segun est? po?riamos def~nz: los

actos objetivantes justamente como aquellos cuya. smtesis de .c,um~hmlento

tiene el caracter de la identificacion y cuya sintesis de decepcion tiene, por

ende el de la disrincion: 0 tam bien como aquellos actos que pueden fun-

cion~r fenomenologicam~nte como miembros de una sinresis posible de

identif icacion 0 dis tincion; 0 finalmente -anticipando una ley que he"20s

de formular mas adelante- como aquellos actos que pueden desempenar

una posible funcion cognoscitiva, ya sea como actos de intencion, Xa sea como

actos impletivos 0 decepcionantes. A esta clase pert enecen tambien los aetassinteticos de la identifieaci6n y la distincion mismas; son~ en efecto, 0 un

rnero suponer que se aprehende una identidad 0 no-identidad, 0 1a corre s-

pondiente aprehension real de una u otra. Aquel suponer pu~de ser «con-

firmado» 0 «denegado» en un conocimiento (en sen~ld_o estricto ), y en el

primer casu es aprehendida realmente, esto es, «percibida adecuadarnente»

la identidad 0 la no-identidad.

Los anal isis que acabamos de indicar, mas que desarrollar, conducen,

pues, al resultado de que los aetas de intenci6n significativa, 1 0 m_ismo que

los de cumplimiento de una signi jicacion, los actos del «pensamiento», 1 0

mismo que los de la intuicion, perteneeen a una sola clase de aetos, a ~a

de los cbjetivantes. Con esto queda afirmado que los aetas. de otra espe~le

no pueden [uncionar nunca al modo de los de dar sentido; y que solo

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636 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 637

pueden «aIcanzar expresi6n» cuando las intenciones significativas inherente-,

~ las .pal~bras encuentran su cumplimiento por medio de percepciones 0 d ("

ImagmaclOn,es que esten dirigidas a los actos, que se t rata de expresar, cornu

o.b,efos. ~Sl, pues, en los casos en que los actos desempefian una funcion

sl~mficatlva y encuentran expresion en este sentido, se constituye en esros

rnrsmos actos la referencia significativa 0 intuitiva a algun objeto; en l(l~

otros casos, los actos s?n meros obietcs, y ello, naturalmente, con respectna. ot~os a.ctos que funclOnan entonces como los depositaries propios de lu~slgmficaclOnes.

. P:ro antes de entrar en !~i lucidacion mas exacta de esta situacion, y

prmc~palmente en la. refutacion de ~os argumentos contrarios 2, en sf muy

especiosos, debemos mdagar algo mas cuidadosamente el notable hecho d e l

cumphmlento, en la esfera de los actos objetivantes.

, V. la conclusi6n de esta Invest igaci6n.

contenido; puede designar tanto 1 0 heterogeneo como 1 0 homogeneo con el,

La imagen, por el contrario, se refiere a la cosa p o r s em e ja n za , y si esta

falta, ya no puede hablarse de imagen. El signo, en cuanto objeto, se cons-

tituye para nosotros en el acto de aparecer. Este acto no es todavia un acto

designat ivo; necesita, segun el sent ido de nuestros anal isis anteriores, enla-

zarse con una nueva intencion, con un nuevo modo de aprehension, por

medio del cual es mentado no 1 0 que aparece intuitivamente, sino algonuevo, el objeo designado. Tambien la imagen, por ejemplo el busto de

marrnol, es una cosa como otra cualquiera; iinicamente el nuevo modo de

aprehension hace de ella una imagen; entonces no aparece meramente la

cosa de marrnol, sino que a la vez es mentada imaginativamente una per-

sona, sobre la base de esta apariencia.

Las intenciones complementarias en ambos casos no estan adheridas

externamente al contenido del fenorneno, sino fundadas esencialmente en

el; de tal suerte, pues, que el caracter de la intencion queda determinado

por el. Seria una interpretacion descriptivamente falsa de la situacion el

pensar que toda la diferencia consiste en que la misma intencion esta enlaza-

da en un caso con la aparicion de un objeto semejante al objeto mentado

y en el otro caso con la aparicion de un objeto no semejante a el, Tambien

el signo puede ser semejante e incluso completamente semejante a 1 0 desig-nado. Pero la representacion por el signo no par ello se convierte en una

representacion por la imagen. La fotografia del signo A es considerada por

nosotros pura y simplemente como una imagen de este signo. Pero si usamos

el signo A como signo del signo A, como cuando escribimos A es un signo

de l a e s cr it ur a latina, no consideramos A como una imagen, a pesar de su

semejanza, en cuanto imagen, sino que la consider amos como un signo.

El hecho objetivo de la semejanza entre 10 aparente y 10 mentado no

determina, pues, ninguna diferencia . Sin embargo, no carece de importancia

para el caso de la representacion por la imagen. Esto se revela en el cum-

plimiento posible; y solo el recuerdo de esta posibilidad es 1 0 que nos ha

hecho considerar aqui la semejanza objetiva. La representacion por la imagen

tiene, siempre que se Ie da cumplimiento, la notoria peculiaridad de que

aquel objeto suyo que aparece como «imagen» se identifica por semejanzacon el objeto dado en el acto impletivo. Al llamar aesto una peculiaridad

de la representacion par la imagen, quedadicho que en ella el cumplimiento

de 1 0 semejante por 1 0 semejante determine intimamente el cardcter de la

sintesis de cum plimiento, dejiniendola como una sintesis imaginativa. Si en

el otro caso surge un conocimiento de la mutua semejanza entre el signo y

10 designado, como consecuencia de darse entre ellos una semejanza acci-

dental, este conocimiento no entra en el cumplimiento de la intencion sig-

nitiva -prescindiendo de que este conocimiento no es en modo alguno de

la especie de aquella peculiar conciencia de la identificacion, que pone en

relacion de coincidencia 10 semejante con 10 semejante en el modo de la

imagen y la cosa. Es mas bien inherente a la peculiar esencia de una inten-

cion significativa que en ella «no tengan nada que uer» uno con otro el

~ 14. C_aracterizaci~n /enomenol6gica de la distinci6n entre intencio"tI

StgnztlVas e tntuuiuas por las propiedades del cumplimiento:

a) Signo, imagen y presentaci6n propia

En el curso de las ii ltimas consideraciones se nos impuso la observacirin

d~ que e~ caracter generico de las intenciones y el de las sintesis de curnpli.miento ~le~en una intima conexion, hasta el punto de que la clase de lu .

actos objetivantes J:?uededefinirse justamente por el caracter generico -SUo

pue~to c?mo .c,onoCldo- de la sintesi s de cumplimiento: el de una sintcsiil

d .e Ident:! icaclOn ..pesarrollando este pensamiento, suscitase la cuestion dl lSl no seran tarnbien d~fi~ible.s las diferencias esenciales de especie -dent ru

de esta clase de las objetivaciones-L por las diferencias correspondientes < ' 1 1

los modo~ de cumplimienro Con arreglo a una division fundamental, sepil.

ranse las mtenciones objetjvantes en significativas e intuitivas. Probemos II

darnos cuenta de la diferencia entre ambas especies de actos.

Por efecto. de haber toma do nuestro punto de partida en los actos ex

presrvos, consideramos las intenciones signitivas como las significaciones dt'las expresiones, Aplazando por el momento la cuestion de si los mismos al' toM

que _func!onan dando sentido pueden aparecer tambien fuera de la fUllch'ltl

sl~n.lficatlva, esta~ intenciones signitivas tienen en todo caso un apoy«, ill

~U1tl.V?en I ? senslbl.e de la expresion, pero no tienen por ello un conit'llic/o

mturtivn, ?ol.o ,en cierto modo, forman unidad can algunos actos intuirivos,pero son distintas por naturaleza de estos.

~~ diferencia entre las intenciones expresivas y las puramente intuitiVIIN

es facll de comprender y resalta cuando comparamos los signos y las ; 1 1 1 , )genes.

El signo no tiene, generalmente, con 1 0 designado nada de cormin en Nit

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638 Edmundo Husser! Investigaciones logicas

I t . . III intenci6n de la percepci6n realizaria-, no es totalmente distinto de

uuno IIIpercepci6n 10 realiza, aunque s610 sea de un modo imperfecto. Esta

IlIlplkito, por decirlo asi, en el sentido propio de la percepci6n, el ser la

. IIIII' idon del objeto mismo. Aunque -para retornar a 10fenomenoI6gico-·

I.. percepcion corriente pueda componerse de muchas intenciones, en parte

purumente perceptivas, en parte meramente imaginativas y aun signitivas,

l'N d easo que como acto total aprehende el objeto mismo, siquiera sea s610en el modo del escorzo. Imaginemos una percepci6n cualquiera puesta en

relacion de cumplimiento con la percepci6n adecuada, esto es, con aquel la

pcrrcpcion que nos darla el objeto mismo, en el sentido idealmente estricto

y mas propio; podemos decir: la percepci6n se dirige intencionalmente al

uhjcto de tal suerte, que la sintesis ideal del cumplimiento poseeria el ca-

Idrlcr de una coincidencia parcial del contenido perceptivo puro del acto

de intencion con el perceptivo puro del acto impletivo, y tendria a la vez

(, I caracter de una plena coincidencia de ambasplenas intenciones percep-

tivas, EI contenido «perceptivo pure» de la percepci6n «externa» es 10 que

ohtcnernos despues de hacer abstracci6n de todos los componentes mera-

mente imaginativos y sirnbolicos: es, pues, el eontenido «de la sensaci6n»

('11 la aprehension perceptiva pura que le pertenece inmediatamente, que da

II todas sus partes y momentos el valor de escorzos de las partes y momen-ros correspondientes del objeto de la percepci6n, y que, por ende, confiere

II I contenido el caracter de «imagen perceptiva», de escorzo perceptiuo del

objeto, En el caso limite ideal de la percepci6n adecuada, este co~tenido d~

In sensaci6n 0 que se presenta «a sf mismo», coincide con el objeto perci-

bido. Esta referencia al objeto en sf mismo, y por ende, al ideal de la ade-

cuaci6n (referencia cormin a toda percepci6n y perteneciente al sentido de

toda percepci6n), derninciase tambien en la congruencia fenomenol6gica de

las multiples percepciones correspondientes a un s610 objeto. En una per-

cepci6n aparece el objeto por este lado, en otra por aquel, una vez cerca,

otra vez lejos, etc. En cad a una esta «ahi», a pesar de todo, uno y el

mismo objeto; en cada una es objeto de la intenci6n el mismo, como suma

total de aquello que de el nos es conocido y se halla presente en ~sta per-

cepcion. Fenomenol6gicamente corresponde a esto el cursu continuo delcurnplimiento 0 la identificaci6n en la serie ininterrumpida de las percep-

ciones «correspondientes al mismo objeto». Cada una de el Ias es una mezcl.a

de intenciones cumpl idas e incumplidas. En el objeto cor responde a las pri-

meras 10 que de el esta dado en esta determinada percepci6n como escorzo

mas 0 menos completo; a las ultimas, 10 que de el no esta dado toda~la, 0

sea, 10 que vendra a presencia actual e impletiva en nuevas perc~pclOnes.

Y todas estas sintesis de cumplimiento se distinguen por un caracter co-

rmin, justarnente como identificaciones de apariciones del objeto mismo con

otras apariciones del mismo objeto.

Es claro, desde luego, que para la representaci6n imaginativa son

validas las diferencias paralelas. Tarnbien la representaci6n imaginativa re-

presenta el mismo objeto, ya por este, ya por aquel lado: la sintesis de

639

objeto aparente del acto intencional y el del acto impletivo (por ejemplo "I

nombre y 10 nombrado en la unidad realizada de ambos). Es claro, se~l'1I1

esto, que si el modo descriptivamente diverso del cumplimiento radica en rl

diverso caracter descriptivo de la intencion, tamb ien a la inversa puede, dr

hecho, llamar la atenci6n sobre la diversidad de este caracter y determinarludefiniendolo.

Basta ahora solo hemos considerado la di ferencia entre las intencioncssignitivas y las imaginativas. Si pasamos por alto las diferencias -menos

importantes aqui - dent ro de la esfera mas ampl ia de los actos imaginativos

(en 10 anterior hemos preferido considerar las representaciones por medio

de irnagenes Hsicas, en lugar de referirnos tambien a las representaciones de:la fantasia) , quedan todavia las percepciones.

La percepcion se caracteriza frente a la imaginacion porque en ella apu-

rece el objeto mismo y no meramente «en imagen» como solemos decir. En

esto reconocemos en seguida las caracteristicas diversidades en las slntesis

de cumplimiento. La imaginaci6n se cumple mediante la sintesis peculiar

de la sernejanza de la imagen; la percepcion, mediante la sintesi s de lt J

identidad de la cosa: la cosa se confirm a por sf «rnisrna», presentandose pordiversos lados y siendo a la vez siempre una y la misma.

b) Et escorzo perceptivo e imag,inativo del objeto

Sin embargo, debemos reparar en la siguiente diferencia: La percepci6n.

al pretender darnos eI objeto «rnismo», pretende propiamente no ser una

mera intenci6n, sino mas bien un acto que puede dar cumplimiento a otros

actos,. pero que ya no necesita de cumplimiento. Las mas de las veces _y

por ejernplo en todos los casos de percepcion «extema»- se queda en la

pretension. EI objeto no es dado realmente, no es dado plena y totalrnente

como el que el mismo es. Aparece s610 «por el lado anterior», solo «escor-

zado y difuminado en perspectiva», etc. Si varias de sus propiedades estan

por 10 menos representadas imaginativarnente con eI contenido nuclear de

la percepci6n, en el modo que ejemplifican las ulti rnas expresiones, otras no~aen dentro de la percepci6n, ni siquiera en esa forma imaginativa; las partes

integrantes del reverso invisible, del interior, etc., son, sin duda, rnentadas

tambien de un modo mas 0 menos determinado, son indicadas de un modo

simbolico por 1 0 que aparece primariamente, pero el ias mismas no caen den-

tro del contenido intuitivo (perceptivo 0imaginativo) de la percepci6n. De

est.o dep~nde la posibilidad de infinitas percepciones de uno y el mismo

objero , diversas por su contenido. Si la percepci6n fuera siempre 1 0 que pre-

tende, la real y autentica presentaci6n del objeto mismo, solo habria de

eada objero una percepci6n, puesto que la esencia peculiar de esta se ago-raria en dicha presenracion autentica.

Mas por otra parte es de observar que el objeto, tal como es en si -en si

en el i inico sentido pertinente y razonable aqui, sentido que eI cumplimiento

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64 0 Edmundo HusserlInvestigaciones logicas

que dan sentido a las expresiones. ~as, p .alabras sig?ificaci6n e intenci6n sig-nitiva valian para nosotros como smorumas. Es nempo, pues, ya de refle-

xionar sobre la cuesti6n: ~pueden los mismos actos que encontramos .en

luncion significativa, u otros esencialmente homogeneos, aparecer tambien

lucra de esta funci6n, desligados de toda expresi?n?

Esta pregunta debe ser contestada afirmativamente, como demue.stranciertos casos t> en que se produce un conocer sin palabras, casos que tlen;n

completamente el caracter del conocer verbal, aU1:que ~as 'p~labras no estan,

sin embargo, actualizadas en su con~enido ~e.nslble-~lgmtlVo. Conocemos,

por ejemplo, que un objeto es. una pledr~ miliar a~tlgua y qu~ su_s surcos

son una inscripci6n borrosa, sm que surjan en el m~ta~te, m mas tarde,

palabras; conocemos que un instrumento ~s. u n berblqu~, p~r?, la palabra

no quiere ocurrirsenos, etc. Formula?o. ?ene~l~a?1ente, 1amtulc.l?n ~res.ente

cxcita las disposiciones de una asocracion d~ng.lda ~ la eXpreSI?n signitica-

tiva; pero se actualiza la mera comp<:nen. t~ .significatlva de la misma, la cual

irradia en direccion inversa sobre la mtuicron exci tante y desemboca en el!a

con el caracter de una intenci6n cumplida. Estos casos de ~n con~ce~ Sin

palabras no son, pues, otra cosa que cumplimien. tos de intenclone,s .slgmfica-

tivas; solo que de intenciones que se han desligado fenom;nologlcamentede los contenidos signitivos, que les pertenece~ en. }os .de~as casos. L~ re-flexion sobre las conexiones habituales de la meditacion ~lentlfica prop~rclOna

tambien ejemplos pertinentes. Observase que las senes de pensa~lentos,

que se adelantan atropel ladamente, no se asocian en parte muy considerable

a las palabras correspondientes a ellos, sino que son ~usci tados I?o~ el flujode las imagenes intuitivas 0 de sus propios encade~amlentos asociatrvos.

De esto depende tambien que el hablar eX1!reslVo exceda .t~nto a 10que

necesitaria darse intuitivamente para conseguir una adecuacion real de la

expresion cognoscente. Nadie dudara de queesto tien~ e~ parte un funda-

mento opuesto en la singular facilidad con que la? llJ?a~enes de las pa-

labras se prestan a reproducirse por medio de las mtulclO~es ?~das paraatraer a su vez los pensamientos simb6licos, pero _no. las IntUiclO.nes co-

rrespondientes a estes. Pero hay que observar asrrrusmo, a la mversa,c6mo Ia reproducci6n de las image~es de las pal~bras se qu.eda con fre-

cuencia muy por detras de las senes de pensamientos suscitadas repro-

ductivamente por la intuici6n respectiva. En una y.o tra fo~ma se producen

las inmimeras expresiones inadecuadas, que no .se ajustan sl~plemet;t te ,a. las

intuiciones prim arias actualmente existentes, D1 a las ~ormaclOnes smteticas

edificadas realmente sobre elias, s ino que exceden arnpliamente I? dado. P~o-

diicense notables mezcIas de actos. Los objetos solo son conocidos propia-

mente en cuanto dados en la base intuitiva actual; pero como la unidad de

la intencion va mas alla, aparecen conocidos los objetos tambien en cuanto

son objetos de la intenci6n total. El cardcter del conocimiento se di lata en

cierto modo. As] conocemos, por ejemplo, que una persona es el. ayudantedel emperador, que un manuscrito es de Goethe, que una expresion mate-

matica es la f6rmula de Cardan, etc. En estos casos el conocer no puede

64 1

las multiples percepciones en las cuales se ofrece siempre el mismo ob-

jeto tiene por correlato la sfntesis paralela de las multiples imaginacio-

nes en las cuales se ofrece en imagen este mismo objeto. Los cambiantes

escorzos perceptivos del objeto tienen su correlato en los escorzos ima-

ginativos paralelos. Y en el ideal de la imaginacion perfecta coincidiria el

escorzo con la imagen completa, Cuando los actos imaginativos se cum-

plen, ya en la conexi6n imaginativa, ya por medio de percepciones co-rrespondientes, es innegable la diferencia en el caracter de la sintesis de

cumplimiento, el transite de imagen a imagen tiene un caracter distintodel transito de 1a imagen ala cosa misma.

Estos analisis, iiti les para el resto de nuestra invest igaci6n y que conti-

nuaremos en el capitulo proximo, nos adoctrinan acerca de Ia congruencia

de las percepciones y las imaginaciones y de su cormin contraste con las in-

tenciones signitivas. Siempre distinguimos entre el objeto mentado -desig-

nado, irnaginado, percibido- y un contenido dado actualmente en el fen6-

meno, pero no mentado; entre el contenido signitivo, por un lado, y el

escorzo imaginativo y el escorzo perceptivo del objeto, par otto. Pero mien-

t ras que el signo y 10 designado «no tienen nada que ver uno con otro»,

existen intimas congruencias entre los escorzos -ya sean imaginativos 0

perceptivos- y la cosa misma, congruencias implicitas en eI sentido deestas palabras. Y estas relaciones se patentizan fenomenol6gicamente en las

diferencias entre las intenciones consti tuyentes y no menos en las diferenciasentre las sintesis de cumplimiento.

Claro esta que 10 expuesto no destruye nuestra interpretacion de todo

cumplimiento como una identificaci6n. La intenci6n viene a coincidi r en

todos los casos con el acto que le da plenitud, es deci r, el objeto mentado

en ella es el mismo que el mentado en el acto impletivo. Pero nuestra com-

paracion no se referia a estos objetos mentados, sino a los signos y los es-

corzos en sus re1aciones con los objetos mentados, 0 a 10 que correspondefenomeno16gicamente a estas relaciones.

Nuestro interes se ha di rigido, en el presente paragrafo, principalmente

a las peculiaridades de las sintesis de cumplimiento; por medio de ellas re-

ciben las diferencias entre los actos intuit ivos y signitivos una caracteri-zaci6n meramente indirecta. S610 en el curso ul terior de la investigaci6n

-en el § 26- podemos dar una caracterizaci6n direct a, tomando por base

el analisis de las intenciones consideradas por sf y sin tener en cuenta loscumplimientos posibles.

~ 15. Intenciones signitivas fuera de la funci6n significativa

En las ultimas consideraciones hemos tenido en cuenta ciertos cornpo-

nentes de los actos intuit ivos considerandolos como intenciones signitivas.

Pero en 1a serie total de las investigaciones verificadas hasta aqui, los actos

signitivos han valido para nosotros como actos de signijicar, como factores

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642 Edmundo Husserl Investigaciones l6gictlJ

1'"~1I1'que todas las diferenci~s Ienomenologicas de los aetos objetivantes

,"Irdl'n reducirse a las intenciones y cUmpllI; llen~Os element~le7' que los

,lIl1lpOnen, unidos los unos y las otras por sl~te.sls d~ cum~l lm~e~to: ,P~r

1"II'll 'de las intencion~s que?an ent_on~e.scomo unI~as dlf~ren~las ultlma~ ~~s,llkrencias ent re las mtenciones slgmtlvas como mtenciones por contrgui-

, 1 . 1 1 1v las intenciones imaginativas como intenciones por analogia , tomada.slodll~ pura Y simplemente en su naturaleza espec. if ica. ~or parte del cumpli-

micnto funcionan tarnbien como componentes intenciones de una y otra

t 'Mpccie; pero en ocasiones (como en eI caso de la percepci6n), otras que ya

11 0 pueden considerarse como intenciones, componen~es que. cumplen, pero

'lilt' ya no piden cumplimiento, presentaciones del objeto <<_mlsmo»mentado

pilI" elias en el sentido mas riguroso de la pal~bra '. EI caracter .d~ los actos, I, mentales determina los caracteres de las smtesis de cumplirniento, que

.krerminan la unidad hornogenea del acto complejo, y a la vez se extiende

, I caracter de estos 0 aquellos actos elernentales a la unidad del ac~o to.tal,

l< 1I~ ayuda de la fuerza selectiva de la atencion: eI acto entero es imagrna -

cion 0 signihcacion 0 percepcion (pura y simplernente ): y cuando ent.ran en

relacion dos de estos actos unitarios, surgen relaciones de concordancia y de

l'ontrariedad, cuyo caracrer esta determinado por los actos totales funda-mentantes, pero ultimamente por sus elementos. . ,

En eI capitulo proximo indagaremos estas relaciones dentro de los li-

mites en que pueden asegurarse fenomeoologicamente, y por ende, hacerse

valer en la critica del conocimiento. Para ello nos atendremos puramente

a las unidades dadas fenornenologicamente, al sentido que lIevan en si y que

delatan en el cumplimiento. Asi evitaremos la tentaci6n de emprender el

camino de la construccion hipotetica , con cuyas dudas no debe gravarse en

modo alguno la dilucidacion del conocimiento.

643

ajustarse, naturalmente, a 1 0 dado en la percepci6n, sino que en el mejor de

ellos existe la posibilidad de la adaptacion a procesos intui tivos, que no ne-

cesitan actualizarse en modo alguno. De este modo son posibles, sobre la

base de una intuicion parcial, incluso conocimientos y series de conocimien-

tos que no sedan posibles en general ni a priori sobre la base de una plena

intuicion actual, porque reiinen en su seno 1 0 incompatible. Hay, y no enpequefia medida, conocimientos [alsos y hasta absurdos. Pero «propia-

mente» no son conocimientos, es decir, no son conocimientos logicarnente

val iosos, perfectos, no son conocimientos en sentido estricto. Mas con esto

anticipamos futuras consideraciones. Pues no se han puesto en claro todavia

las series graduales del conocimiento, aqui rozadas, ni los ideales que las l i-

mitan.

Hemos tratado hasta ahora de intenciones signitivas que aparecen iden-

ticamente, tal como son, ya dentro, ya fuera de la funcion significativa. Pero

hay innumerables intenciones signitivas que carecen de toda relacion fija

o pasajera con expresiones, aunque sin embargo pertenecen por su caracter

esencial a la misma c1ase de las intenciones significativas. Recordemos el

curso perceptivo 0 imaginative de una melodia, 0 de otro acontecimiento

cualquiera, de indole conocida por nosotros, y las intenciones (determinadaso indeterrninadas) 0 los cumplimientos que aparecen en estos casos e iaual-

mente el orden y enlace empirico de las cosas en su coexistencia fenornenica,

fijandonos precisamente en 1 0 que da a las cosas que aparecen en este orden

y, ante todo, a las partes en la unidad de cada una de las cosas, el caracterde una unidad dispuest a justamente en este orden y forma. La representacion

funcional ' y la cognicion por analogia solo pueden unir, y por ende, hacer

aparecer como congruentes la imagen y la cosa (el objeto analogo y eI objeto

de la analogia), pero no 1 0 que en la contigiiidad no solo se da junto, sino

aparece como coperteneciente. Incluso cuando, en la realizacion de represen-

taciones funcionales por contigiiidad, se ofrecen primero imagenes que re-

producen por anticipado 1 0 signitivamente representado y que se confirman

luego por cumplimiento en sus cosas, la unidad entre el representante por

contigiiidad y 1 0 por el representado no puede darse mediante la relacion deimagen (puesto que esta relacion no acnia entre ellos dos ) , sino solo me-

diante Ia relacion absolutamente peculiar que el rcpresentante signitivo tiene

con 1 0 representado cuando aquel 1 0 es por contigiiidad.

Con arreglo a esto deberemos considerar exactamente las percepciones

e imaginaciones inadecuadas como complexiones de intenciones primitivas,

entre las cuales se encuentran, junto con elementos perceptivos e irnazina-

tivos, otros de la indole de las intenciones signitivas. En general podrernos

3 Adernas de su sentido corriente en ns icologia y l6gica, la palabra representaci6nexpresa tambien la idea de estar algo funcionando en lugar de otra cosa, como cuandodecimos que el abogado asume la representaci6n del c1iente 0 hablamos de la repre-sentaci6n parlamentar ia . Para subrayar este sentido usa Husser! la voz latina Repras en -ration en vez de la habitual aleman a de Vorstellung. Nosotros traducimos Vorstellungpor representaci6n y Reprasentation por representaci6n funcional. (N, de los T.)

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CAP I TULO 3

Para la jen om en o lo g fa d e lo s g ra d o s

d e l conocimiento

~ 16. Mera identificaci6n y cumplimiento

Cuando describimos la relaci6n entre la intencion significative y la in-

tuicion impletiva, partiendo de la expresi6n verbal de una percepci6n, di-

j imos que la esencia intencional del acto intuitivo se ajusta a pertenece a la

esencia significativa del acto significative. Esto mismo es valido visiblemente

en todo caso de identificaci6n total, que sintetice actos de igual cualidad, ya

ponentes can ponentes, ya no-ponentes con no-ponentes; mientras que,

cuando las cualidades son diversas, la identif icaci6n radica exclusivamente

en las materias de ambos actos. Esto se extiende, can las adecuadas modifi-

caciones, a los casos de identificaci6n parcial; de tal suerte, que podemos

decir que la materia es aquel momenta, en el caracter de los actos sinteti-

zados en cada caso, que entra esencialmente en cuenta para la identif icaci6n

(y como es natural , tambien para la distinci6n).

En el caso de la identificaci6n, las materias son las depositarias espe-ciales de la sintesis: pero no son 10 identificado. El terrnino de identificaci6n

se refiere par su sentido a los objetos representados mediante la materia.

Por otra parte, las materias vienen a coincidir en el acto de la identificaci6n.

Cualquier ejernplo muestra que can esto no se ha alcanzado una igualdad

completa de los dos actos, aun cuando se suponga adernas la igualdad de las

cualidades; y ello porque la esencia intencional no agota el acto. Lo que

queda se revela como extraordinariamente importante en la cuidadosa inda-

gaci6n de la fenomenologia de los grados del conocimiento, que es nuestro

problema inmediato. De antemano parece evidente que: si el conocer admire

grades de perfecci6n, y ella can igual materia, la materia no puede explicar

las diferencias de perfecci6n, ni par tanto definir la esencia peculiar del co-

nacimiento frente a cualquier ot ra ident ificaci6n. Iniciamos el resto de la

investigaci6n con elexamen precisamente de esta diferencia entre la mera

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646 Edmundo Husserl lnuestigaciones logicas 647

identijicacion y el cumplimiento, diferencia ya considerada por nosotros conanterioridad.

Habiarnos equiparado I el cumplimiento con la cognici6n (en sentido

estr icto ) e indicado que con estos terrninos s610 designabamos ciertas formas

de identificacion, que nos acercan al fin del eonoeimiento. Podemos aclarar

ID que esto quiere decir aproximadamente de esta manera: En todo cum-plimiento tiene lugar una intuitiuacion mas 0 menos perfects. EI cumpli-

mien to, es decir, el acto que se adapta a la sinresis de cumplimiento y co-

munica su «pleni tud» a la intencion, pone directamente delante de nosotros

1 0 que la intenci6n mienta, pero representandolo en modo mas 0 menos im-

propio 0 inadecuado; 0 al menos 10 pone de un modo relativamente mas

directo que la intenci6n. En el cumplimiento vivimos, por decirlo asi: esto es

ello mismo, Este mismo no debe tomarse, sin embargo, en un sentido rigu-

roso, como si tuviera que darse una percepcion que nos trajese a presencia

actual fenornenica el objeto mismo. Es po sible que en el progreso del co-

nocimiento, en el gradual ascender desde los actos de menor plenitud cog-

noscitiva hacia los de mas rica plenitud, acabemos por lIegar necesariarnente

a percepciones impletivas; mas no por ello ha de contener cada grado, es

decir, cada identificaci6n caracterizada por si como un cumplimiento, unapercepcion como acto implet ivo. Sin embargo, las expresiones relativas del

«mas 0 rnenos directamente» y del «rnisrno» nos indican en cierto modo el

punto capital: que la sintesis de cumplimiento reve!a una desigualdad de

ualor en los miembros enlazados, de tal suerte que el acto impletivo ob-

tiene una preeminencia que falta a la mera intenci6n y que consiste en que

aquel comunica a est a La plenitud del «rnismo», 0 par 1 0 menos fa acerca

mas directamente a la cosa misma. Y la relatividad de este direetamente v

de este mismo indica a su vez que la relaci6n de cumplimiento tiene en si

algo del caracter de una relacion de aumento. Parece posible, segun esto, un

encadenamiento de relaciones, en las cuales la preeminencia aumente pro-

gresivamente; pero donde cad a una de estas series de aumento apunte a un

limite ideal 0 1 0 realice en su miembro final, limite que pone un terrnino in-

franqueable a todo aumento y que es el f in de! eonoeimiento absolute, de

la represent acion adecuada del ob;eto mismo del eonoeimiento.

Con esto queda formulada, al menos de un modo provisional 2 la ca-

racteris tica preeminencia de los eumplimientos dentro de la clase mas

arnplia de las identi ficaciones. Pues semejante aproximaci6n a un fin del co-

nocimiento no tiene lugar en roda identificaci6n; y, por tanto, son muy po-

sibles series de identificaciones que se prolonguen sin termino hasta el in-

finito. Hay, por ejernplo, infinitas expresiones aritrneticas que tienen el valor

nurnerico identico 2; y podemos, por tanto, ensartar aqui identificacion a

idcntificaci6n in infinitum. Tambien puede haber infinitas imageries de una

y la misma cosa; y de este modo se crea de nuevo la posibilidad de cadenas

d C ' t de nt if ic ac io n in fin it as , que no tienden hacia un fin del conocrrnrento.

IMwl!ucontece con la multiplicidad infini te de las percepciones posibles de

J lIIII V II I misma cosa.Si \:D estos ejemplos intuitivos nos fijamos en las intenciones elerneruales

«mstiturivas, encontrarnos ciertarnente que en el rodo de la identificaci6n

I U l y tumbien insertos, las mas de las veces, momentos de autentico cumpli-u iieru o. A sf, cuando unimos representaciones irnaginativas, que no tienen un

.untenido intuitivo completarnente igual, de tal suerte que la nueva imagen

IIIIS representa de un modo mas claro y acaso nos pone delante de la vista,

.. flllc~ramente como son», muchas cosas que la anterior nos presentaba en

1lIt'1"O ·escorzo 0 nos indicaba de un modo simb6lico. Si imaginarnos en la

lunrasia un objeto girando y volviendose en todos los sentidos, la serie de

Iu~ imageries estara enlazada sin interrupci6n por sintesis de cumplimiento

rclcrentes a las intenciones parciales: pero ninguna de las nuevas represen-

~

Il"i()nes irnaginativas es, como redo, un cumplimiento de la anterior, y la

erie total de las representaciones no se acerca progresivamente a un ter-

iino. !gual sucede en. [a multiplicida.d de las p~rc~pciones correspondientes• la rmsrna cosa exterior. Las ganancias y las perdidas se compensan a cada

paso. EI nuevo acto tiene mas rica plenitud respecto de ciertas propiedades;pero respecto de otras ha debido perder en plenitud. En carnbio, podemos

decir que la sintesis total de la serie de imaginaciones 0 de percepciones re-

presents un aumento en plenitud cognoscitiva, si se cornpara con el acto

aislado de esa serie; la imperfecci6n de la presentacion unilateral es relati-

vamente superada en la presentacion omnilateral. Hemos dicho solo: «su-

perada reiatiuamente», pues la presentaci6n ornnilateral no tiene lugar en

sernejante multiplicidad sintetica, como exige el ideal de la adecuaci6n, de

un solo golpe, como pura presentaci6n de la cosa «rnisma», sin adicion de

analcgias ni simbolos, sino fragmentariamente y enturbiada de continuo

por estas afiadiduras. Otro ejemplo de una serie intuit iva de cumpl irniento

hallarnos en el transite de! dibujo tosco de un perfil a un boceto a lapiz bien

ejecutado, y de este a una figura acabada, hasta llegar al cuadro terrninado

y Ileno de vida, serie que se refiere visiblernente al mismo objeto.

Estos ejemplos, tornados de la esfera de la mera imaginacion, nos de-

muestran al mismo tiempo que e I caracter del cumplimiento no supone algo

que forma parte del concepto 16gico del conocimiento, yes, a saber: la cua-

lidad de posicion que tienen tanto los actos de intencionalidad como los

acros de cumplimiento. Hablarnos de conocimiento preferentemente cuando

una rnencion -en el sentido normal de creencia- se robustece 0 confirrna.

~ 17. La cuestion de fa relacion entre et cum plimiento y la intuitiuacion

1 Supra § 14.2 Cf. los analisis ma s a fondo del § 24.

Cabe preguntar , pues, que papel desernpefian en la funci6n cognoscitiva

los diversos generos de actos objetivantes -los actos signitivos e intui tivos,

y bajo este ultimo titulo, los perceptivos e imaginativos-. Los actos intui-

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648 Edmundo HusserlInvestigaciones l6gicas 649

~ 18. Las series graduales de los cumpl imientos mediates. Las represen-

taciones m1diatas

Toda formaci6n de un concepto matematico, al desplegarse en una ca-

dena de definiciones, nos muestra la posibiIidad de cadenas de cumplimiento,

que se componen miembro por miembro de intenciones signit iuas. Podemos

aclarar el concepto (53 )4 remontandonos a Ia representacion definitoria: eImimero que se obtiene cuando se forma el producto 53. 53. 53. 53. Si quere-

mos aclarar a su vez esta ultima representaci6n, tenemos que remontarnos

III sentido de 53, a sea, al producto 5.5. 5. Rem?nt~ndonos aiin mas aclara-

rlamos el 5 par medio de la cadena defini torra: 5=4 + 1, 4 = 3 + ~,3=2 + 1, 2 = 1 + 1. Pero a cada pas? tendriamos .qu~ l.levar a cabo la susn-

tucion en la expresi6n (0 el pensamiento) compleja ultlmam.ente formada, y

si este pensamiento fuese practicable siempre (en sf 10es ~lertamente, aun-

que no menos ciertamente no 10 sea para nosotros ), llegana~?s finalmenteit la suma de unos, completamente explicita; de la ~ual se diria: este es elniimero (53 )4 «mismo». Es notorio que corresponderia realmente un acto de

cumplimiento, no s610 aI resul tado final, sino ~ ,cada uno de, los progre~os

particulares que nos conducirian de una expreSlO? de este numero a la In-

mediata ilustrativa y enriquecedora de su contemdo. En esta forma es, por

10 dema's, todo simple mimero deddico un s~gno indica~or de u~a posible

cadena de cumplimientos, cuyo numero de miernbros est a dete.rmlnado ro~

el numero de sus unidades menos 1; de tal suerte que son posibles a p rt or t

cadenas semejantes de un mimero ilimitado de miembros. , . . .Habitualmente se habla como si en la esfera maternanca la s.l~ple Sl~-

nificacion de las palabras fuese identica al contenido de la exp~eslOn defini-

toria compleja. En este caso no cabria ciertamente hablar. aqu~ de cadenas

de cumplimiento; nos moveriamos, en efecto, en puras Iden~lda?,es de laindole de las tautologias. Pero quien fi je la mira~a e~,Ia coo:phcaclOn de losproductos del pensamiento, que surgen por S,:s~ltUC10n;qUlen los comp~re

con la intenci6n significativa primitivamente vivida, aunque 10haga t~n solo

en los casos mas simples, en aquellos en que son r~aln:~nte p;actlCabl.es,

dificilmente podra admitir en serio que toda la compl~caclOn este conte.n1da

de anternano en aquella intenci6n. Es de todo pun,to innegable que ex;sten

realmente aqui distintas intenciones, las cuales estan enlazad.as entre Sl por

re1aciones de cumplimiento con identificaci6n total, como qurera que por 10

dernas se las pueda caracterizar.Una notable peculiaridad de los ejemplos que acabamo~ de poner, o. de

la clase de representacicnes signitivas que estos. ejemplos . llustra~, consl.ste

en que en ellos el ccntenido de las representaciones -dlcho mas preclsa-

mente, la materia- prescribe a priori una march~ grad.ual determznada atcumplimiento. EI cumplimiento que tiene lugar aq~!1me~l,ata~er:t~ no puedetener nunca lugar tarnbien inmediatamente. Cada mtencl0t; srgnrnva de esta

clase tiene un primer cumplimiento determinado (0 ~n pnmer gr~po deter-

minado de cumplimientos); este tiene a su vez otro pnmero ~eterm~nad?, . e tc.

Encontramos tarnbien esta peculiaridad en ciertas intenciones intumvas.

Asi cuando nos representamos una cosa mediante la imagen de una zmo.gen.

La 'materia de la representaci6n prescribe tamb ien e~ este. caso un ~nm~r

cumplimiento, aque] que nos po~dria delante ~e los ?!OSla Imagen p.rI~ana«rnisma». Pero esta imagen implica una nueva mtencion, cuyo cumplimiento

nos conduce a la cosa misma. La caracteristica cormin a todas estas represen-

taciones mediatas, signitivas 0 intuitivas, consiste notoriam~nte en. ser re-

presentaciones que no representan sus ohjetos en un modo simple, SInOpor

tivos aparecen visiblemente favorecidos; tanto, que al pronto nos incline.

riamos a designar todo cumplimiento como una intuitivaci6n (segun sucedio

ya de pasada), 0 a caracterizar la obra de aquel como un mero aumento t'll

Ia plenitud de la intuicion, cuando se trate, desde luego, de intencioncs

intuitivas. Es seguro que la relacion entre Ia intencion y el cumplirnicnio

da base para formar la pareja de conceptos pensamiento (0 tornado milsestrictamente: concepto ) e intuici6n correspondiente. Pero no debemos 0 1

vidar que un concepto de Ia intuicion, orientado meramente en esta relacion,

no coincidiria en modo aIguno can eI de acto intuitivo, aunque estuviesr

en estrecha conexion con el: e incluso Ie supondria, por virtud de Ia tell

denc ia a Ia intuicion que reside, por decirlo asi,en eI sentido de todo CU!II

plimiento. «Aclarar» un pensamiento -como se dice tambien en este caso-

quiere decir ante todo dar pIenitud cognoscitiva al contenido del pensa

miento. Pero tarnbien una representaci6n signitiva puede hacer esto ell

cierto modo. Es cierto, empero, que cuando exigimos una cIaridad que nos

pong a en evidencia «la cosa misma» y nos de a conocer de este modo SII

posibilidad y verdad, nos referimos a la intuicion en el sentido de nuestros

actos intuitivos. Precisamente por eso tiene eI termino de claridad -'ll

contextos de critica del conocimiento- este sentido estricto; se refiere 11

ese remontarse a la intuicion impletiva, aI «origen» de los conceptos y de las

proposiciones en Ia intuici6n de las cosas mismas.

Cuidadosos analisis de ejemplos son ahora necesarios para confirmar v

desarrollar 10 que acabamos de indicar. Ellos nos ayudaran a esclarecer la

relacion entre el conocimiento y la intuitivaci6n y a precisar con exactitud

el papel que Ia intuici6n desempefia en todo cumplimiento. Se destacanin

netamente las diferencias entre Ia intuitivacion (0 el cumplimiento) pro

pia e impropia, y a Ia vez se aclarara definitivamente la diferencia entre Iiimera identificaci6n y el cumplimiento. La funci6n de Ia intuici6n se deli

nira diciendo que en el cumplimiento propio, y bajo eI ti tulo de «plenitud»,

aporta algo realmente nuevo al acto intencional. Esto nos Ilamara la atcn-

ci6n hacia un aspecto del contenido fenomenoI6gico de los actos, aspect»

que es fundamental para eI conocimiento y hasta ahora no ha sido puntuu-Iizado: la «plenitud» se nos presentara como un momenta de los actos in-

tuitivos, un momento nuevo frente a Ia cuaIidad y Ia materia, pero que

ccrresponde especiaImente a esta en el modo de un complemento.

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650 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 651

medio de representaciones de grado inferior y superior, edificadas unas sobre

otras; 0para ~xpresarlo con mas relieve: en ser representaciones que repre-sentan sus objetos como objetos de otras representaciones, 0 como estando

en relacion con objetos as! represent ados. As! como los objetos pueden ser

representados en relacion con otros objetos cualesquiera, as! tarnbien pueden

serlo en relacion con representaciones; y estas representaciones son, en la

representacion de. la re lacion, representaciones representadas, pertenecen asus o~,etos intenc ionales, no a sus partes integrantes.

Con respecto a la clase de casos que acabamos de caracterizar hablarnos

de intenciones 0 de cumplimientos mediatos (0 edificados unos sobre otros)

por ende tarnbien de representaciones mediatas. Esto supuesto, es valida t~

Ley que dic~ que toda intenci6n mediata exige un cumplimiento mediate,

el cual terrmna, como es notorio, en una intuicion inmediata, despues de unmirnero f inito de pasos,

cumplimiento en eI acto de la intuici6n de ese color. as! e1 pcnsar un pen-

sa r 1 0 encuentra en un acto de intuici6n de ese pensar, 0 sea, l a d e fi ni ti v e

intuicion impletiva en una percepci6n adecuada del mismo. Y natura lmente .

ta rn poc o a qui, como en ninguna otra parte, es el mero ser de una vivencia

intuicion ni en especial percepci6n de ella. Es de observar que en nuest ra

antitesis entre pensarniento (0 intencion) e intuici6n irnpletiva no debe en -

tenderse nunca por intuici6n la rnera intuicion externa, la percepcion II

la imaginaci6n de objetividades externas, fisicas. Tarnbien [a percepcion 0 la

imaginaci6n «interna» puede funcionar como intuici6n irnp letiv a, s eg un se

ve por el ejemplo que acabarnos de discutir; y ello es adernas comprensible

por la esencia del represen tar.

~ 20. Autenticas intuitiuaciones en todo cum plimiento , Intuitiuacion pro-

pia e impropia

~ 19. Diferencia entre representaciones mediatas y representaciones derepresentaciones

Despues de haber subrayado y aclarado suhcientemente la distincion entre

las representaciones mediatas y las representaciones de representaciones,

sera bueno dirigir la mirada a 1 0 que hay de cormin en ellas. Segun el ana-

lisis anterior, toda representaci6n mediata implica representaciones de reopresentaciones, puesto que mienta su cbjeto como objeto de ciertas repre-

sentaciones representadas en ella. Asi, por e jemplo, cuando representamos

1.000 como 103, es decir, como el numero que esta caracterizado como ob -jeto de aquel la representacion, que surgiria al desarrollar la potencia indio

cada. Pero de esto resulta que son autenticas intuitiuacicnes las que desem-

peiian el papel esencial en todo cumplimiento de intenciones mediates y en

cada paso de este cumplimiento. La caracterizacion de un objero como

objeto de una representacion representada (0 como un objeto que se halla

en cierta relacion con objetos asi definidos ) supone en el cumplimiento el

cumplimiento de las representaciones, y estos cumplimientos intuitivos in-

tercalados son los que dan a la identificacion total el caracter de cumpli-

miento. EI paulatino aumento de «plenitud» no consiste en otra cosa sino

en que todas las representaciones de representaciones, ya sean las insertasdesde un principio, ya sean las nuevas que aparecen en el cumplimiento, se

cumplen poco a poco por medio de una «construccion» que realiza las re -

presentaciones represent adas en cad a momento y de una intuici6n de las

representaciones realizadas; de tal suerte que, Iinalmenre, aparece la inten-

ci6n total dorninante, con su superposicion e irnplicacion de intenciones.

identiticada con una intencion inrnediata. A la vez esta identificacion tiene ,

en cuanto que es un todo, el cardcter del cumplimiento. Empero, deberemos

contar esta especie de cumplimiento entre las intuitivaciones im prop ia s ;

pues intuitiuacion propia llamarernos con razon a aquella que acarree ple-

nitud, no en cualquier modo, sino exclusivamente de manera que comunique

un aumento de plenitud al objeto representado en la representacion total,

es decir, que le represente con mayor plenitud, Perc, en el fondo, esto no

Hay que distinguir bien de esras representaciones mediatas las repre-sentaclOne.s de re presentaciones, 0 sea, aquellas representaciones que se

refieren slmple~ente a otras representaciones como sus objetos. Aunque

!as representacrones representadas, para hablar en general, son a su vez

lntenc~~nes, a sea, adrniren un cumplimiento, la natura l eza de la repre-

sentacion dada, de la representacion que representa, no pide nunca estc

C;lS0 un cumplimiento mediato por cumplimiento de las representacio-

nes represe~~adas. La intenci6n de la representaci6n de representacion

Rd Re ) se dmge e R; Esta intenci6n queda, pues, cumplida y abso lu ta-

mente cumplida cuando aparece R, «misma»; y no se enriquece porquc

a su vez se cumpla la intenci6n de R « , porque el objeto de esta aparezca

en una imagen, 0 en una imagen relativamente mas rica 0 incluso en Iii

p~,rcepci6n. Pues R , no mienta este objeto, sino simpleme~te su representa-

cron R, . Como se comprende, nada de esto cambia en el ca so de una inclu-si6n sucesiva mas complicada, como en el simbolo Rl[Re(R.)] , etc.

As.!' por ejemplo, el pensamiento: representaci6n signitioa encuentra Sll

cumplimienrn en .I~ intuici6n de una representacion signitiva; por ejemplo,

de la repres~ntaclOn:. tI1te?ral Isi queremos, tarnhien de la representacion

representaaon stgntttua misrna ). No se deben entender torcidamente estes

cases, como si la r epresentaci6n signitiva: integral misma recabase el ca ractcr

de la .i~tuici6n. como. si, por ende, se identificasen aqui los conceptos de

1~1tUlclon y de ~cto signitiuo (intencion signinca tiva). La in tu ic io n irn p! c-

t~va del pensar~lIento: representacion signitiva no es la re pres en ta cion s ig ni-

nva l~t,egraL, Sll10 la percepcton tnterna de esta representacion, Esta repre-

sentacion, en vez de funcionar como intuici6n impletiva funciona como

obieto de la intuici6n irnpletiva. As! como el pens a; un color encuentra su

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652 Edmundo Husserl Investigaciones logjcas

~ge al hablar de Inglaterr~, no mienta a Inglaterra misma en e 1 m<:>dode

riimagen, ni tampoco mediatarnente, en el modo de 10 repro~uCtdo en

Imagen por este mapa; mienta a Inglaterra en el modo del mero Slg~O,g ra-

eias a las relaciones extrinsecas de la asociaci6n que ha. en~azado a la lma.g,endel mapa todos nuestros conocimientos sobre el tern to no y la poblacion.

~

r eso al cumplirse la intenci6n nominal sobreIa base de esta represen-

i6n en la fantasia, 10 que vale como aquello mtsmo men~ado con ~I nom-e no es el objeto imaginado en esta ultima (el mapa), sino eI objeto re-

esentado funcionalmente por este objeto.

653

quiere decir sino que una mera intenci6n signitiva carece de toda plenitud;

que toda plenitud radica en la representaci6n actual de deterrninaciones,

que convienen al objeto mismo.

Pronto desarrollaremos este ultimo pensamiento. Aqui proseguimos di-

ciendo que la mencionada distinci6n entre intuitivaci6n propia e impropia

puede designarse tarnbien como una distinci6n entre cumplimiento propio e

impropio, en cuanto que la intencion tiende a su objeto, se dirige concupis-cente, por decirlo asi, hacia el, y eI cumplimiento en sentido estricto puede

valer como expresi6n de que se transfiere a la intenci6n algo, al menos, de

la plenitud del objeto. Sin embargo, debemos afirmar que los cumplimientos

impropios y propios se distinguen, dentro de las sintesis de identi ficaci6n,

por un caracter fenomenol6gico comun (el del cumplimiento en sentido

[ato ), y que hay una ley especial que ensefia que todo cumplimiento impro-

pia implica cumplirnientos propios, 0 sea, «debe» a estos el caracter de

cumplimiento.

Para describir algo mas exactamente la distinci6n entre las intuitivacio-

nes propias e impropias, y a la vez, para dilucidar una clase de ejernplos en

los cuales aparecen intuitivaciones impropias totalmente con el aspecto de

verdaderas intuitivaciones, expondrernos atin 10siguiente:

No siempre que se lleva a cabo el cumplimiento de una intencion signi-tiva sobre la base de una intuici6n estrin las materias de ambos actos en

relaci6n de coincidencia, como se ha supuesto anteriormente, de tal suerte

que el objeto mismo que aparece de un modo intuitivo se halle presente

como el mentado en la significaci6n. Pero solo cuando esto es asi cabe ha-

blar en e: oerdadero sentido de intuitiuacion, s610 entonces esta realizado

el pensamiento en el modo de la perceoci6n, 0 ilustrado en el modo de la

imaginaci6n. Otra cosa sucede cuando la intuici6n implet iva hace aparecer

un objeto que tiene el caracter de un represent ante indirecto; por ejernplo ,

cuando en la nominaci6n de un nornbre geografico emerge la representacion

de un mapa en la fantasia y se funde con la intenci6n significativa de dicho

nombre; 0 cuando una afi rmaci6n sobre ciertas confluencias de calles, rios 0

cordilleras es confirm ada por los signos de un plano 0 mapa presente. En

estos casos la intuici6n nunca debe designarse, en el verdadero sentido, comoirnpletiva; su materia propia no entra para nada en acci6n; el fundamento

real del cumplimiento no reside en ella, sino en una intenci6n entrelazada

con ella y notoriamente signitiva. La circunstancia de que el objeto aparente

funcione en estos casos como representante indirecto del objeto significado

y nornbrado, quiere decir fenornenologicarnente, en efecto, que la intuici6n

que 10 constituye es depositaria de una nueva intencion, la cual va mas alIa

que el objeto aparente y 10 caracteriza justamente por ello como un signo.

La analogia eventualmente existente entre 10 aparente y 10 mentado no

determina aqui una simple representaci6n imaginativa, sino una representa-

ci6n signitiva, edificada sobre la representaci6n imaginativa. El contorno de

Inglaterra, tal como el mapa 10 pinta, puede reproducir la forma misma de

este pais; pero la representaci6n del mapa en la fantasia, representaci6n que

~ 21. La «plenitud» de la representacion

Pero es ya necesario fijar la vista mas de cerca en ~a ~unci6n de ~as

intenciones intuitivas. Despues de haber reducido el cumplimiento d: I~s m-

tcnciones mediatas al cumplimiento -y mas concretamente al cumphmlento

intuitivo- de las intenciones inmediatas y despues de haber puesto tam-

bien de manifiesto que en el result ado final del proceso m~d~ato e~ un~ .in-tenci6n inmediata interesanos ahora la cuestion del cumplimiento mturnvo

de las intencione; inmediatas y de las relaciones y leyes de cumplimientoimperante en el. Atacarnos, pues, esta .cu:sti6n ..Pero .ant~s llamar~mos la

atenci6n sobre este punto: que en las srguientes lDveStigaclOneS s~r.a la ma-

teria sola -en 10 referente a las esencias intencionales- 10 decisive p~ra

las relaciones que se trata de fijar. Puede admitirse, por ende, cualquier

cualidad (posici6n y «rnera» representaci6n).

Cornenzarnos, pues, con el siguiente principio: .A toda intencion intuitiva corresponde -dicho en el sentido de .una

posibilidad ideal- una intencion signitiva exactamente ~decuada a el la, por

su materia. Esta unidad de identificaci6n posee necesariamente el caracter

de una unidad de cumplimiento, en la cuaI el miembro intuitivo, no. el sig-

nitivo tiene el caracter de miembro impletivo, y por ende, el de miembro

que d ; plenitud en el sentido mas propio. ,.. .

Expresamos de otra manera el sentido de esto ':llumo dlClend? que lasintenciones signitivas estan en sf «oacias» y «necesitadas de pl.enItud». E~

e 1 transite de una intenci6n signitiva a la intuici6n correspondiente, no VI-

vimos s610 un mero aumento, como en el transito de una imagen desvaida

o de un mero esbozo a un cuadro lleno de vida. Falta a la representaci6n

signitiva de suyo toda plenitud; un. icament: la r .epre~~ntaci6~ intu~t, iva .sela da y la introduce en ella por medio de la identificacion. La mtencI?n sig-

nitiva alude meramente al objeto: la intuitiva 10 represent a en sentido es-

tricto: riene algo de la plenitud del objeto mismo ..Por muy.detras del objetoque en el caso de la imaginaci6n pueda quedar la Ima.gen, tiene .muchas pro-

piedades comunes con el; y 10 que es mas, le «serneja», 10 copra, y .~e eS.te

modo el objeto esta «realmente representado». Pero la representacion sig-

nit iva no representa por analogia; «propiamente», no es «representaci6n»;

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Edmundo Husser l

de! obieto no h:l~ nada vivo. en ell.a. La plenitud completa, como ideal, es

por ende la plemtud del objeto rmsmo, como conjunto de las propiedades

que 1 0 consntuyen. Pero la plenitud d e la representacion es el conjunto de

aquellas propiedad~s. pertenecientes a el la misma, por medio de las cuales

hace presente analogicamente su objeto, 0 1 0 aprehende como dado el mis-

mo: Esta plenitud es, por .ende, un memento ca ra cte ris tic o d e la s represen-

ta cl On ,e s, a lla do d e la c ua lt~ ad y . de l ~ . ma te ri a ; es un elemento posit ivo, bienque solo en , las representaciones mturtivas: es algo que falta en las signitivas.

Cuanto «~as clara» sea la representacion, y mas u i oac i dad tenga, tanto mas

alta .estara en el g ra do d e p la stic id ad que alcanza y tanto mas rica sera en

plenitud. El id ea l d e la p len !tud 1 0 alcanzaria, segun esto, una representacion

~ue encerrase en su contenido fenomenologico su objeto, el objeto pleno e

lI~tegro. Esto n?, 1 0 ~uede conseguir segurarnente ninguna imaginaci6n, sino

sO.lol~ perc~pcI.O?, SI contamos en fa plenitud del cbjeto tarnbien las deter-

~l1lnaClOn~slndIVI?~ales. ~ero si prescindimos de estas, queda sefialado un

Ideal preciso tambien a la irnaginacion.

Tendri~mos que remontarnos, pues, a la notas del objeto representado,

cuantas mas .ent.re.n de estas notas en la representacion fu nc io n al a n al 6g ic a

y para cada lndIV~~UO;cuanto mayor sea eI aumento de la semejanza con

que la representacion representa funcionalrnente en su propio contenido esta~ota .. ta~to mayor es la plenitud de la representaci6n. En la representacion

imagmanva com? en toda representacion, es, sin duda, mentada concomi-

tan~emente en cierto m~d? t o da nota del objeto; pero no todas las notas

estan repre~entadas analogicarnente, n o a todas corresponde en e l contenido

fe n~~eno log tc o de la represent ac i on un momen t a propio, que la s represente

anatogtcamente (e n imagen), El conjunto de e s t os memen t o s intimamente

tun ~i4o s e ntre si, considerados como los fundamentos de las aprehensiones

Int~lt1vas puras (en e~ presente caso imaginativas puras) que les dan el

caracter de r.epresentaClones de los momentos objetivos correspondientes, es

10 que consntuye la plenitud de la representaci6n imaginativa. Lo mismo en

l~ represen~aci6n per~eptiva .. En .esta. entran en co~sideraci6n, junto a lasr...presentaciones funcI.onales irnagmauvas, presentaciones perceptivas, apre-

henslO.nes y presentaciones de los moment os objetivos mismos. Si tomamos:1 CO?Ju~to de los mOI?entos de la representaci6n perceptiva, que funcionan

imaginanva 0 percepnvamente, hemos aislado la plenitud de la misma.

654 In ve stig ac io ne s lo gic as 655

/I~ndo las cualidades intencionales, los actos intuitivos puros que encierran

"II s f estos momentos a la vez que los interpretan objet ivamente. Estos actos

.mtuitivos puros» son entendidos por nosotros como meras partes inte-

1111111tese las intuiciones dadas, a saber, como aquello en las intuiciones

'I"l" presta a los momentos antes designados la referencia a las propiedades

IIlljctivas c crre sp on die nte s a e llo s y p or e ll os e xp ue st as ; excluimos, nor ende

(1' lcscindiendo de las cualidades), las posibles referencias signitiuas adicio-unlcs a otras partes 0 aspectos del objeto, que no llega n a ten e r una expo -

Illion p ro p ia ; referencias que pueden entrelazarse tarnbien con estos actos.

Como es notorio, son estos elementos intuitivos puros los que comuni-

,'lin a los actos totales el caracter de percepciones y de representaciones ima-

I(inativas, en suma, el caracter intuitivo, y los que funcionan en la conexion

, 1 ( ' las series de cumplimiento, dando plenitud y aumentando 0 enriqueciendo

II I plenitud existente. Para evitar la ambigiiedad del terrnino de pleni tud,

nuroduciremos terminos distintivos.Por contenidos expositiuos 0 i nt ui ti va m en te r ep re se nt an te s entendemos

.iquellos contenidos de los actos intuitivos que por virtud de las aprehen-

-iones imaginativas 0 perceptivas puras, cuyos depositarios son, se refieren

univocamente a determinados contenidos del objeto correspondiente, expo-

uiendolos en el modo de escorzos imaginativos 0 perceptivos. Excluimos,«mpero. los momentos de acto, que los caracterizan en este modo. Como

eI caracter de la imaginaci6n radica en la reproduccion analogies, en la «re-

presentacion» en cierto sentido estricto, y el caracter de la percepci6n puede

designarse tambien como presentaci6n, se nos ofrecen como nombres distin-

r ivos para los contenidos expositivos en uno y otto caso los nornbres de

analogicos 0 reproduct iuos , y autenticos 0 presenta t iuos . Tambien son ade-

cuadas las expresiones de contenidos e sc o rz ad os i ma gi na ti va y percept iua-

men t e . Los contenidos expositivos de la percepci6n externa definen el con-

cepto de sensacton en el sentido estricto habitual . Los contenidos exposit i-

vos de la fantasia externa son los fa n ta sm a s s en si bl es .Llamamos contenido in tu itivo d el a cto a los contenidos expositivos 0 in-

tuitivamente representantes en y co n la aprehensi6n correspondiente a ellos

y prescindiendo siempre de la cualidad del acto (si ella es ponente 0 no),como indiferente para las distinciones de que tratamos. Del contenido in-

tuitivo total quedan excluidos adernas, segiin 1 0 anterior, todos los compo-

nentes signitivos del acto.

~ 22. Plenitud y «contenido intuitive»

.. Mirado exa~tament.e, el concepto de plenitud padece aun cierta ambi-

guedad. ~abe fiJar.la Vista en los momentos designados, considerandolos en

su c??teOldo propio, con abstracci6n ~e las funciones de imaginaci6n y per-cepcion puras, que les dan el valor de Imagen 0 de escorzo del objeto mismo

y, p~r tanto, su valor en la funci6n del cumplimiento. Cabe, por otra parte,

consIde:-ar estes momentos en su aprehensi6n, 0 sea, no estos momentos

solos, SInO las plenas imageries 0 escorzos del objeto mismo; 0 sea, exclu-

~ 23. Las re la c ion e s d e pe so en tre e l c on te n id o in tuitivo y s ign itiuo de

un o y e l m ism o a cto , In tu ic i6n pura y s ig ni fi ca ci 6n p ur a. C o nt en id o

percept iuo y con te n id o im ag ina tivo , pe rc epc i6n pura e ima gin ac i6n

pura . L as g ra da cio ne s d e la p le nitud

Para aclarar plenamente los conceptos que acabamos de definir y para

definir con mas facilidad una serie de nuevos conceptos, que tienen su raiz

en el mismo terreno, haremos las siguientes consideraciones.

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656 Edmundo HusserlInvestigaciones logicas 657

. ~n u?,a representacio!: intuitiva es mentado un objeto en el modo de laImagrnaCI?n 0 la percepcion, «aparece» en ella mas a menos perfectamente.

Por necesidad han de corresponder ciertos momentos 0 fragmentos del acto

a cada parte y en general a cada propiedad del objeto, y del objeto en cuanto

mentado hie et nunc. Aquello a que no se refiere mendon alguna no existe

para la representacion. Ahara bien, nos encontramos con que nos es dada

en general la posibilidad de hacer la siguiente distincion fenornenologica:1. el contenidn intuitivo puro del acto, 0 sea, 10 que corresponde en

el ~cto al conjunto de aquellas propiedades del objeto, que «entran en elfenomeno»;

. 2. el c?ntenido signitivo del acto, correspondiente de un modo serne-jante al conjunto de las restantes determinaciones mentadas sin duda con-cornitantemenre, pero que no entran en el Ienorneno. ' ,

En la intuicion de una cosa percibida 0 de una imagen, todos hacemos

(y de un modo fenomenologico puro) la disrincion entre 10 que del objeto

aparece realmente -entre el mere <dado» por el cual se nos muestra- y 10

q~e no llega a presentarse, 10 que esta oculto por otros objetos fenome.

mc?~,. etc. El sentI?~ de est~s expresiones implica, notoriamente, 10 que elanahsls fenomenologlco certi fica dentro de ciertos lfmites: que tambien 10

no-expuesto es mentado concomitantemente en la representacirin intuitiva yg.ue, por tanto, ha de .atribuirse a est a un contenido de componentes signi-

tIVOS.De este conrenido debemos abstraer, si queremos quedarnos pura-

mente con .el contenido intuitivo. Este ultimo da al contenido expositivo

su referencia di recta a momentos objetivos correspondientes. Las nuevas in-

tenciones de naturaleza signitiva, necesariamente mediatas, se enlazan con eltan solo por contigiiidad.

. Si ahora llamamos peso del contenido intuitivo (0 del signi tivo) al con-

Junto de los momentos objetivos representados intuitiva (0 signitivamente),

te~dremos que, en toda representacion, se compIetan los dos pesos en Ia

umdad del peso total, esto es, en el coniunto total de las determinacionesobietivas, Vale, pues, en todo momento la ecuacion simb6lica

i+s=1.

HilS, especialmente como intenciones significativas puras, aparecen aqui,

(,S, como casos Iimites de las intuitivas.

En el segundo caso, la representaci6n no tendria absolutamente ni~gun

nnrenido signitivo. Todo en ella seria plenitud; no habria parte, TIl as-

rto, ni propiedad de su objeto, que no estuviese expuesto intuit ivamente,

III' estuviese mentada de un modo meramente indirecto. No s6lo estariaeurado todo 10 que esta expuesto (10 cual es una proposici6n analitica),

In n que est aria expuesto to do 10 mentado. Definimos como intuiciones

uras, estas representaciones, nuevas para nosotros. Usamos, por 10demas,

'hi expresion en un doble sentido inocuo: ya comprendiendo el acto ~len~,1 1 con abstracci6n de la cualidad. Para distinguir podemos hablar de mtui-

lones puras cua l i l i cadas y no-cuali j icadas . Asimismo en todos los actos

"fines.

Ahora bien, en toda representaci6n podemos hacer abstracci6n de los

cornponentes signitivos, Iimitandonos a 10 que hay realmente de represen-

tucion funcional en su contenido representativo. Podemos formar, pues,

una representaci6n reducida, con un objeto reducido, de tal suerte que

uquel la sea con respecto a el una intuici6n pura. Por consiguiente, podemos

decir tamb ien que el contenido toted, intuitivo de una representacion com-prende aquello que en ella es intuici6n pura; as! como tarnbien podemos

hablar, refiriendonos al objeto, de su contenido intuitivo puro, 0 sea, del

contenido que es objeto de intuici6n pura en esta representaci6n. Esto .es

aplicable al contenido signitivo de la representaci6n, el cual podemos desig-

nar como 10 que en ella es significaci6n pura.

Mas un acto total de intuicion posee, 0 e 1 caracter de la percepcion, 0 el

li e la representacion imaginativa. El contenido total intuitivo se llama en-

.onces especialmente contenido perceptiuo (0 ~ontenido ~"!aginativo) ..Este

contenido no debe confundirse con el contenido expOSItIVO perceptivo 0

imaginativo en el sent ido definido anteriormente (pag. 655).

El contenido perceptivo comprende -aunque por 10 regular no exclu-

sivamente- contenidos presentantes; el contenido imaginativo, s610 con-

tenidos analogicos. Nada importa que estos iiltimos contenidos admitan a

veces otra aprehensi6n, en la cual funcionan como presentantes -asl en el

caso de las imagenes Hsicas.

En virtud de la mezcla de componentes perceptivos e imaginativos que

admite y por 10 regular tiene el contenido intuitivo d: una percepclOn,

podernos hacer otra distincion, segtin la cual el contenido pe~cept.lvo. se

descompone en el contenido perceptiuo puro y un contenido zmagtnattuo

complementario.

Asimismo en toda intuici6n pura, si son P » e ip los pesos de sus com-

ponentes perceptivos e imaginativos puros, podemos establecer la ecuacion

simb6lica:

. L~s pesos i y s pueden variar mucho, como es notorio. Un objeto, queintencionalmente es el mismo, puede hacerse intuitivo con diversas deter-

minaciones, ya con menos, ya con mas. Consiguientemente cambia tambienel contenido signitivo, aumentando 0 disminuyendo.

Idealmente resultan, pues, posibles dos casos limites:

i=O s=1,i=1 s=O.

En el primer caso, la representacion tendrla solo un contenido signitivo;

no habrfa. una sola propiedad de su objeto intencional que ella expusiese en

su contenido, Las representaciones signitivas puras, bien conocidas de nos-

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Edmundo Husserl Investigaciones logicas 659

en donde 1 simboliza el peso del contenido total intuitive de la intuicion

pura, 0sea, el contenido total de su objeto. Pues bien, cuando ie=0, estoes, cuando la intuici6n pura esta libre de todo contenido imaginative, se

llama percepcion pura, debiendo prescindirse aquf del caracter cualitativo

que el sentido del termino percepci6n suele comprender tambien, cuando

es ponente. Si la inversa, pe = OJ la intuicion se llama imaginacion pura.La «pureza» de la percepcion pura refierese, pues, no s610 a los ingredientes

signitivos, sino tambien a los imaginativos. La reducci6n de una percepci6n

impura, por eliminaci6n de los componentes simbolicos, da la intuicion pura

a ella inherente; s610 un paso mas en la reduccion, la eliminaci6n de todo

1 0 imaginativo, da el contenido total en percepcion pura.

~No es en la percepci6n pura el contenido expositivo identico al objeto

mismo? La esencia de la presentaci6n pura consiste, en efecto, en ser pura

exposicion del objeto mismo, 0 sea, en mentar el contenido expositivo di-

rectamente (en el modo de «el mismo») como su objeto. Pero esto serfa

una conclusion falsa. La percepci6n, en cuanto presentaci6n, toma el con-

tenido expositivo de tal suerte que con el y en el aparece e1 objeto como

dado «el misrno». La presentaci6n es pura cuando cad a parte del objeto

esta presentada realmente en el contenido y ninguna meramente imaginada

o simbolizada. As! como en e1 objeto no hay nada que no este presentado,

asf en el contenido no hay nada que no presente algo. A pesar de esta

exact a correspondencia, la presentaci6n de la cosa «rnisma» puede tener

el caracter de un mero escorzo, aunque omnilateral (de una «imagen per-

ceptiva completa»); no necesita alcanzar el ideal de la adecuaci6n, en e1 cual

el contenido expositivo es a la vez e1 expuesto. La representaci6n imagi-

nativa pura, que imagina cornpletamente su objeto, es pura con respecto

a todos los ingredientes signitivos y posee en su contenido expositivo un

correlato completarnente ana logo del objeto. Este correla to analogo puede

acercarse mas 0 menos al objeto, hasta el limite de la plena igualdad. Exac-

tamente 10 mismo puede valer tarnbien para la percepci6n pura. La dife-

rencia consiste s610 en que la imaginaci6n aprehende el contenido como

analogo, como imagen, y la percepcion 10 aprehende como aparici6n del

objeto «rnismo». No solamente la imaginaci6n pura, sino tambien la per-

cepcion pura admite, segun esto, diferencias de pleni tud en la fijaci6n de su

objeto intencional.

Respecto de las gradaciones de fa plenitud en el contenido intuitivo, a

las cuales corren paralelas eo ipso las gradaciones de la plenitud en el con-

tenido representante, podemos distinguir:

1. la extension 0 la riqueza de plenitud, que cambia segun que el

contenido del objeto este expuesto con mayor 0 menor integridad,

2. la vivacidad de la plenitud, como grado de aproximaci6n de las

semejanzas primitivas de la exposici6n a los correspondientes momentos del

contenido del objeto;

3. el contenido de realidad de la plenitud, su mayor 0 menor mimero

de contenidos presentantes.

La percepci6n adecuada represent a el ideal en todos estos. respectos.

, · 1 1 0 tiene el maximo de extension, de vivacidad y de realidad, [ustarnente

como aprehensi6n del pleno y total objeto mismo.

_ 24. Series ascendentes del cumplimiento

Hemos formado el terrnino de plenitud , atendiendo a las relaciones del

«cumplimiento», peculiar forma de la sintesis de identificaci6n. Pero e~ las

\Il timas consideraciones no s610 hemos explicado el concepto de plenitud,

sino tambien las diferencias de su mayor 0 menor integridad, vivacidad,

rcnlidad, y, por ende, los grados de plasticidad y de esco~zo, mediante ,las

rclaciones de los momentos internos de las representaciones entre st y

con los mornentos objetivos intencionales. Es evidente, en efecto, que a

estas relaciones correspond en series ascendentes posibles, edijicadas con

slntesis de cumplimiento.El cumplimiento consiste en la adaptaci6n identificadora de una intui-

cion «correspondiente» a una intenci6n signitiva, sobre la base de una pri-

mera transmiston de una plenitud cualquiera. EI acto intuitivo «da» al sig-

nitivo su plenitud en la conexi6n de coincidencia. La conciencia del aum~n-

10 radica en la coincidencia parcial de la plenitud con la parte corre1attva

de la intenci6n signitiva; en cambio, no puede atribuirse participacion algu-

ns en la conciencia del aurnento a la coincidencia identificadora de las

partes vadas que se corresponden en ambas intenciones. . .El aumenio continuo del cumplimiento tiene lugar en la continuidad

de los actos intuitivos (0 en las series de cumplimiento) que representan

eI objeto con una plasticidad cada vez mas amplia y mayor. Decir que L es

una imagen «mas completa» que 11 , es como decir que en la conexion

sintetica de las respectivas representaciones imaginativas hay cumplimiento,

v por parte de L, aumento. Los aumentos implican aqui, como en general,

intervalos, yen la cadena de las relaciones, «transitividad». Si It>11 e I:1>L,1:.> 1 1 y este ultimo intervalo es mayor que los intervalos que 10 constitu-

yen. As! es, al menos, cuando tomamos en cuenta separadamente los tres

mementos de la plenitud antes distinguidos: la extension, la vivacidad y la

realidad.EI anali sis ensefia que a estos aumentos y series ascendentes correspon-

den analogias y series de analogfas en los contenidos expositivos de las ple-

nitudes. Pero la analogia de la representaci6n funcional no debe tomarse,

sin mas ni mas, como un aumento, ni la cadena de analogia como una serie

ascendente; no debe tomarse como tal cuando se consideran estas «pleni-

tudes» en su propio contenido y con abstracci6n de su funci6n represent a-

tiva en los actos respectivos. Los contenidos representantes de los actos s610

entran en un orden ascendente por virtud de esta funci6n, 0 sea, por virtud

del hecho de que en el orden de la serie de cumplimiento y de los au-

mentos, que se dan entre los actos de las mismas, cada uno de estes es

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660 Edmundo Husserl Investigaciones 16gicas

I .. quinta Investigaci6n, en las explica~i?~es sobre el c?ncepto de ma~eriaV dc' esencia signi ficativa, que «des JUlClOSson esencla~mente el mls~?

I [ukio res decir, juicios de la mis~a materia] c~an~o, segun uno de los JUI-

dllS, tcndria que valer sobre la srtuacion objetiva juzgada todo 10 q~e val-

d dl l ra rnbien s eg un el otro, y nada mas. Su valor de verdad es el m~smo».

MIr'n/an 10mismo justamente respecto del objeto, aunque en lo, dem_as_pue-1 1 1 1 1 1 ser muy distintos; por ejemplo, el uno llevado a cabo solo signihca-

uvnmente, y el otro ilustrado por mas 0 menos intuici6n.1 .0 que me sefialo primeramente la direcci6n para llegar a formar este

cuncepto, fue 10 que hay de identico en el enunciar y entender una y la

misma expresi6n; el uno puede «creer» el ~ont~nido del enun~iado y.el otro. .dcjarlo indeciso» sin menoscabar esta Idenudad; y ademas no importa

que el expresar te~ga lugar y pueda tenerlo en ,ge~era.l, 0 no.' ajustandose

" intuiciones correspondientes. Por 10 cual cabna mclma.rse m~lus.o (y .~omisrno he vacilado largo riernpo en este punto) a defimr la significacion

[ustarnente como esta «materia»; pew ello tendria el inconveniente ?e

que, por ejemplo, en el enunciado predicativo ouedaria ex~lui~o .de la ,Slg-

nificacion el momento del aserto actual. [En redo caso cabria limitar aSI en

un principio el concepto de significaci6n y distinguir lueg~, entre las .signi-

ficaciones cualificadas y las no cualificadas.l La comparaclo~ de las, I?ten-clones significativas y sus intuiciones correlativas, en la umdad estatJ.ca y

dinarnica de la coincidencia identificadora, dio por result ado que 10 rrusmo

que se defini6 como materia de la significac.i6n s.e en~~entra de nuevo en

la intuici6n correspondiente y colabora a la identi ficacion; y que por ende,

la libertad en la toma y abandono de elementos intuitivos y hasta. d: las

intuiciones correspondientes enteras -cuando s610 se trata de la slgm~ca-

cion identica de la expresion respectiva- descansa en que el acto. rotal liga-

do al sonido verbal tiene en su lado intuitivo la misma matena qu: e?

su lado significativo; es decir, por 10 que respecta a todas las partes sigru-

ficativas que llegan a hacerse intuitivas en alguna ~anera. .Es claro, segun esto, que el concepto de materia queda defimdo por la

unidad de la identificaci6n total como aquello que en los actos strue de

[undamento a la identificaci6n; y es claro que po~ consi~uiente no :ntran encuenta para la formaci6n de este concepto las diferencias de plenitud, que

trascienden de la mera identificaci6n y que determinan de multiples maneras

las propiedades del cumplimiento y del aumen to del mismo. C~mo qui:ra

que vade la plenitud de una representaci6n, dentro de sus. posl~l~s s~nes

de cumpl imiento, su objeto intencional, tal c<:>m~es e~ la mtenc~on, sigue

siendo el mismo: con otras palabras, su materia sigue siendo la rrusma. Mas

por otra parte l~ materia y la plenitud no ca~ece~ ?,e relacion, y si junto

a un acto signitivo puro oonernos un acto de mtuicron, que le aporte ple-

nitud. 10 que distinga a este de aquel no sera el haberse incorporado a la

cualidad y la materia comunes un tercer momento separado d.e e~o.s dos.Al menos no es asi, si se entiende por plenitud el contenido inturtrvo de

la intuicion. Pues el contenido intuitivo mismo comprende ya toda una

661

mas rico en plenitud que el anterior; por virtud de esto, los contenidos

representantes aparec:n, no s610 como dando ellos mismos plenitud, sino

~omo dando una plenitud cada vez mas rica. La designaci6n de estas partes

integrantes como «plenitudes» es, justamente, relativa, funcional; expresa

una caracteristica que adquiere el contenido mediante el acto y mediante el

pape~ de este acto en posibles sintesis de cumplimiento. Sucede aqui algosernejante a 10 que sucede con la denominaci6n de «objeto». Ser objeto

no es una nota positiva, no es una especie positiva de un contenido; el ter-

mino de objeto designa el contenido s610 como correlato intencional de una

representaci6n. Por 1 0 dernas, las relaciones de cumpl imiento y de aumento

radican, como es palmario, en el contenido fenomenol6gico de los actos,

tom ado puramente en su consistencia especii ica. Tratase de relaciones idea-

les, determinadas por las especies correspondientes.

Pero en la sintesis de actos intuitivos no tiene lugar siempre un au-

mento de la plenitud, pues pueden ir de la mano un cumplimiento parcial

y un incumplimiento parcial; ya antes hemos hablado de ello. En ultimo

terrnino, podemos decir segun esto que la distinci6n entre la mera identi-

fi.cac~6n y el ~u~plimiento se reduce a que en la primera, 0 no tiene lugar

rungun curnpl imiento en el verdadero sentido (por tratarse de identificacio-

nes de actos, carentes todos de plenitud) 0 tiene lugar un cumplimiento 0 un

enriquecimiento de la plenitud, pero con un vaciamiento simultaneo y per-

dida de plenitud ya existente, de suerte que no se produce una conciencia

d. ;!aumento expresa y pura. Las relaciones primitivas, referentes a las inten-

Clones elementales, son en todo caso las siguientes: cumplimiento de una

intenci6n vacia, esto es, puramente signi tiva, y complemento impletivo que

acaba de lIenar una intenci6n en cierto modo ya semi-llena; esto es, el au-

mento y la realizaci6n de una intencion imaginativa.

S 25. Plenitud y materia intencional

. Vamos a considerar ahora la relacion entre el nuevo concepto de conte-

nido repre~entat ivo, comprendido bajo el titulo de plenitud, y el contenidoen el sentido de la materia; concepto este ultimo que tan gran papel ha

desempefiado en la investigaci6n anterior. La materia era para nosotros

aquel moment? del ~cto objetivante que hace que el acto represente justa-

mente este objeto y justarnente de este modo; es decir, justamente en esta

organizaci6n y forma, con especial referencia justamente a estas deterrnina-

ciones 0 relaciones. Las representaciones de materia concordante no s610

representan el mismo objeto, sino gue 1 0 mientan absolutamente como el

mismo, es decir, como determinado de un modo completamente igual. La

una no Ie atribuye en su intenci6n nada que la otra no Ie atribuya tambien.

A cada articulacion y forma objetivante en un lado corresponde una articu-

laci6n y forma en el ot ro; de tal suerte, que los elementos representativos

conccrdantes mien tan objetivamente 10 mismo. En este sentido dijimos en

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662 Edmundo HusserlInvestigaciones 16gicas

663

materia, con respecto al acto reducido a una intuicion pura. Si el presunto

acto de intuicion es desde luego un acto de intuicion pura, su materia es

a la vez una parte integrante de su contenido intuitivo.

La manera mas adecuada de exponer las relaciones aqui imperantes sera

hacer un paralelo de los actos signitivos e intuitivos, como sigue:

EI acto signitivo puro consisriria en una mera complexion de cualidady materia , si pudiese existir par si, esto es, si pudiese formar por sf una

unidad concreta de vivencia. Pero no 1 0 puede; 1 0 encontramos siempre

como complemento de una intuicion fundamentante. Esta intuicion del signa

no tiene ciertamente «nada que ver» con el objeto del acto significative;

es decir, no entra en una relacion de cumplimiento con este acto; pero rea-

liza su posibilidad in concreto como la de un acto absolutamente incum-

plido. Parece valer, pues, la siguiente ley: una significaci on solo es posib le

cuando hay una intuicion dotada de una nueva esencia intencional, por

medio de la cual el objeto intuitivo sefiala mas aHa de S I mismo en el

modo de un signa (es indiferente si de un signa fijo 0 de uno que solo se

ofrece como tal momentanearnente). Considerada mas exac tamente esta ley

parece no expresar la conexion necesaria aqui irnperante con la requerida

claridad analitica, y dice acaso mas de 10 que puede justificarse. Podemosdecir -parece- que 10 que presta esencialmente apoyo al acto signitivo

no es la intuicion [undamentante como un todo, sino s610 su contenidorepresent ant e . Lo que trasciende de este contenido y define el signa como

objeto na tural puede uariar arbitrariamente, sin perturbar la funcion sig-

nitiva. Es indiferente, por ejemplo, que las letras de un rotulo sean de

madera, hierro, tin ta de imprenta, etc ., 0 que aparezcan objet ivarnente como

ta les. Lo iinico que entra en considerac ion es la forma, cognoscible siempre

y en todas partes; pero tam poco como la forma objetiva de la cosa de

madera, etc., sino como la forma que existe realmente en el contenido sen-

sible expositivo de la intuicion. Pero si la conexion solo existe entre el

acto signitivo y el contenido expositivo de la intuicion, si la cualidad y Ia

materia de esta intuici6n carecen de significacion para la Iuncion signitiva,

tampoco podrernos decir que todo acto signitivo necesita de una intuici6nfundamentante, sino que necesita de un contenido fundamentante. Como

tal puede funcionar -parece- cualquier contenido, aSI como cualquiera

puede funcionar tambien como contenido expositivo de una intuic i6n.

Si traernos ahora a consideracion el caso paralelo, el del acto intuitivo

puro, tam poco su cualidad y materia (su esenc ia intenciona l) es por sf sepa-

rable ; rarnbien aqui es menester un complemento. Proporcionalo e1 con-

tenido representante, es dec ir, el contenido (sensible en e1 caso de la intui-

cion snsible) que ha tornado el caracter de representante intuitivo al entre-

tejerse ahora can una esencia intencional, Si reparamos en que el mismo

ccntenido (por ejemplo, sensible) puede servir una vez de depositario de

una significacion, otra vez de deposita rio de una intuici6n (ind icando -co-

piando-). se ocurre facilmente arnp liar el concepto de conten ido represen-

ranre y distinguir entre contenido representante signitivo y contenido re-

entante signitivo y repre-"r('sentante intultzvo (0 mas brevemente: repres

sentante intuitive 1 · . , . I H t aqui s610 hemos consideradoPero esta diVISIOn es mcornp e.ta... as a os Si tom amos en cuenta

I intuiti puros y los sigmtrvos pur . b .03 actos intui IVOS. d asimismo generalmente ajo

rambien los .acto.s .n;lxtos, que/\~~dP~;daedesignada diciendo que tienen

cl titulo de mtuicion, su pecu {ar t I q iona como representante irnagina-un contenido representan~~, e c~a uncr respecto a una parte de l a ob je -

tivo 0 presentatlvo del 0 jete mlsm?'d~on i6n con respecto a la parte com-

tividad representada, y c~rr:t mera m l 'lac representantes signit ivos purosplementaria. Debemos an_a i r, pues, a os t n a la uez signitiva e intuiti-e intuitivos puros, los mlxf·tos, ~ue rtpre~en aesencia intencional. Podemosoamente y siempre con re erencta a a mtsma

decir ahora: .' pleto tiene tres compcnentes:Todo acto obletwante concreto y com 5' ue este conte-

la cualidad , la materia y el rontenido ~epresent~nt;. in:;~7v: puro, 0 como

nido [uncione como repr,eselntante .Slg.;tttv0p!r~r0' intuitivo puro mixto.ambas cosas a la oez, sera e acto stgnt too

~ 26.., f . { prehensi6n La materiaContinuaci6n. Representacton unciona 0 a h '. 'el contenido

'd hensi a .'0 forma apre enstua ycomo el senti 0 apre enstu , ' . d I bensi intuitiuaaprehendido. Caracterizaci6n diferenctal e a apre enston

y la signitiva

h omo debe entenderse est e funcionamiento, puestoCabe pregun.tar. a ora ~ ilid d d ue el mismo contenido funcione de

que existe a priOri la posibili al

e. q lidad y materia Es claro que.I d . 'n con a misrna cua .

este trip e mo 0en unio id a la distinc ion como distinci6n feno-

10 uni~o. que puede bdar

sUbton~~nia0peculiar indole' fencmenol6gica de lamenologlCamente 0 serfa e, . [mente la materia y el represen-forma de unidad. Esta orm~ une eSP~~I:e or el cambio de cualidad. ASI,

tante . La Funcion re~r~~entatIla t o t~:la u~de valer como la reviviscencia

por ejernplo, la ararlclon en a :era i!aginaci6n, sin que en nada dejede un objeto rea, 0 c?,mo. una.. . u contenido de ejercer la fun-de ser una repres~nta~!On .Ima.gma~la, n~~s pues a la unidad [enomeno-

cion de un contenId~ ImagInatIvo. ~~ea en ~uant~ presta a este ultimo su

logic« entre la materia y e i r?;;:;nj: la 'representaci6n [uncional; y al todccaracter de representante, a 0 . roducido por esta forma, la repre-

[ormado por aquellos dos mo.me7:osE~t~ denominac ion irnprime cufio a la

sent acton funczonal pU~d Y Simp. te y e1 representado (e l ob jeto 0 partere1aci6n entre el contem 0 rePdres)entan fondo fenomenol6gico. Si dejamos

d I b· eta que es representa 0 en su 'Ie 0 J '. d do fenomenol6gicamente, para expresar ta~ so 0 queaparte el objeto, no a . . , distinta cad a vez que funclona comoel contenido nos causa una «rmpresron» represent ante de esta 0 aquella

representante, y mas con}crletamente b ? ~ O decimos que hay cambio de laespecie y de este 0 aque e emento 0 jetivo, •

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664 Edmundo HusserlInvestigaciones 16gicas 665

afrehensi6n. Podemos designar, pues, la forma de la representaci6n fun-

cl?nal com? la forma aprebensioa. Como la materia indica, por decirlo

aSJ, el senti~? en que es aprehendido el contenido representante, podemos

hablar tarnbien de sentido aprebensioo. Si queremos conservar el recuerdo

del a?,tiguo terrnino y a la vez indicar la oposici6n a la forma, hablaremos

tarnbien d~ n:ate~ta aprehensiua. Segun esto, en toda aprehensi6n tendria-

~os que distinguir fenomenologicamente: fa materia aprebensiua 0 el sen-t,zd? aprehensl.l.'o: la .forma aprebensiua y el contenido aprebendido; este

uItJ~? debe distinguirse del objeto de la aprehension . EI terrnino de aper-

C~?ClOn, ~un'l_u~ dado hist6ricamente, no es adecuado, por su falsa oposi-

cion terminologies a percepci6n.

La cuest i6n que luego se plantea concierne a la caracterizaci6n diferen-

cial de los ~iversos mo~os de la representacion funcional 0 aprehensi6n, los

cuales, segun 10 antes dicho, pueden ser diversos tarnbien con identidad de

la m~teria aprehensiva (del «como que» de la aprehensi6~). En el capitulo

anterior hemos caracterizado las diferencias de las representaciones funcio-

nale~ ,por I~s diferencias de las forrnas de cumplimiento; en la presente

o\=aslO~ asplra~os. a una caracterizaci6n interna, que se atenga al propio

contenido descript ive de las intenciones. Uti lizando los rudimentos de una

explicaci6n analitica, que nos han salido al paso en el estudio anterior, y ala vez los progresos que hemos hecho entre tanto en la comprensi6n gene-

ral de las representaciones funcionales, result a la siguiente serie de ideas.

Tomam~s el.punto de partida, en la observaci6n de que la representaci6n

[uncional signttuia establece una relaci6n accidental extrinseca entre la

mater ia y el representante; la representaci6n funcio~al intuit iv: establece

una esencial, intrinseca. La accidentalidad consiste en el primer caso en que

Ia mis'!la significaci6n identicarnente puede concebirse adherida a cualquier

con~emdo. La materia signif icativa se limita a necesitar un contenido que

Ie S1t~a de apoyo; entre su peculiaridad especif ica y su propio contenido

especilico no encontramos ningun vinculo necesario, La significaci6n no

puede flotar en el aire, por decirlo asi, pero el signa cuya significaci6n 1a

llamarnos es por completo indiferente a 10 que ella significa.

Otra c,osa su~ede en el caso de la representaci6n funciona! intuitivapura. En este existe una conexi6n intima, necesaria, entre la materia y el

represent~nte,. ~eterminada por el- contenido especifico de ambos. De repre-

senta.nte mtu~tlvo de un objeto s610 puede servir un contenido que sea

sernejante 0 igual a el, Expresado fenomenol6gicamente: no esta entera-

mente en nuestro arbitrio el como que podamos aprehender un contenido

(en que ~enti?o aprehensivo); y no s610 por razones empiricas -pues toda

aprehension, l!1cluso la significativa, es empiricamente necesaria- sino por-

~ue el con~emdo a aprehender nos pone limites por cierta esfera de serne-

janza y de igualdad, 0 sea, por su contenido espedfico. Esta intimidad de 1a

r~laci6~ no s610 enlaz~ fa materia aprebensioa integra con el integro conte-

nido, sino sus respectivas partes, miembro a miembro. Asi en el caso su-

puesto de una intuici6n pura. En el caso de Ia intuici6n impura, la unidad

r~p('dlica es parcial: una parte de la materia -la materia de la intuici6n

I'rdllciJa y entonces, naturalmente, pura- da el sentido intuitivo en que

r~ nprehendido el contenido; la parte restante de la materia no obtiene

u-prcscntacion funcional por igualdad 0 semejanza, sino por mera conti-

l Iiiidad; es decir, en la intuici6n mixta, el contenido representante funciona

P U r l , una parte de la materia como representante intuitive, para la parte

lomplementaria como representante signitivo.Si se pregunta, finalmente, que es 10 que hace que el mismo contenido

I'lIcJa ser aprehendido en el sentido de la misma materia y una vez en elIIlOJOdel representante intuitivo y otra en el de un represent ante signit ivo,

II en que consiste la diversa indole de la forma aprehensiva, no puedo dar

tina respuesta que nos lleve adelante. Tratase de una diferencia Ienomenolo-

gicnmente irreductible.En estas dilucidaciones hemos considerado por si la representaci6n

funcional como la unidad de la materia y el contenido representante. Si

retornamos a los actos completos, estes se presentan como sintesis de la

cualidad de acto y la representaci6n funcional intuitiva 0 signitiva. Los

actos completos l larnanse intuitivos 0 signitivos; distinci6n determinada,

pues, por las representaciones funcionales entretejidas. EI estudio de las re-

laciones de cumplimiento nos habia conducido anteriormente al conceptodel contenido total intuitivo 0 de la plenitud de un acto. Si comparamoseste concepto con el presente, vemos que aquel define la representaci6n

funcional intuitiva pura (=intuicion pura) perteneciente a un acto de intui-

cion irnpura. La «plenitud» era un concepto acuiiado especial mente para la

ccnsideraci6n comparativa de los actos en su funci6n impletiva. El caso

limite opuesto a Ia intuici6n pura, la significaci6n pura, es naturalmente

10 mismo que una representaci6n funcional signi tiva pura.

~ 27. Las representaciones [uncionales como necesarias bases en todos

los acto s. Expficaci6n definitiva de fa expresi6n: «diuersos modos

de referirse la conciencia a un objeto»

Todo acto objetivante encierra una representaci6n funcional. Todo acto

en general, segi in 10 expuesto en la quinta investigaci6n 3, 0 es el mismo

un acto objetivante 0 tiene uno de estos actos par base. La ultima base de

todos los actos son, pues, las «representaciones» en el sentido de represen-

taciones funcionales.La expresi6n dioersos modos de referirse un acto a su objeto tiene,

segiin las dilucidaciones hechas hasta aqui, los siguientes sentidos esenciales.

Alude:1. A Ia cualidad de los actos, a los modos del creer: el mero dejar

indeciso, el desear, el dudar, etc.

2 Cf. su pemiltimo capitulo, especialmente § 41.

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66 6 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 667

2. A la representacion funcional base; y dentro de ella:

a) A la. fo~"!a aprebensiua: si el objeto es representado de un modomera~ente .slgnltlvo 0 IntUltIVO, 0 de un modo mixto; aqui entran tambien

las .d,ferenc,as entre la representaci6n perceptiva, la representaci6n imagi-natrva, etc.

b) A!a materia aprebensioa: si el objeto es representado en este 0

aquel. «sentido», por ejernplo, significativamente, por medio de significacio-nes diversas, que representan este mismo objeto, pero que Ie definen diver-samente.

~) A los contenidos aprebendidos. si el objeto es representado por

med,~ ?e estos. 0 aq~elIos signos, 0 por medio de estos 0 aquellos contenidose~posItI~os. Bien mirado, en este segundo caso tratase, a la vez de las

diferencias .9ue afectan a la forma incIuso con la misma materia, en virtud

fde la relacion regular entre los representantes intuitivos la materia y laorma. '

"!11K tornado la esencia intencional de un modo tan estrecho, que resulte

,lIlJ1inado un elemento del acto tan importante y decisivo, incluso para el

IIlIHllimiento. El pensamiento que nos dirigi6 fue el de que, como esencia

.I r una intenei6n objetivante, ha de valer aquello de que no puede carecer

nlnguna intencion de este genero, 0 aquello que no es libremente variable

'n ninguna de estas intenciones, sin que resulte afectada en su referencia

• 1 0 objetivo, con necesidad ideal. Pero los actos signit ivos puros son in ten-dunes «vadas»; faltales el momenta de la plenitud, y, por ende, solamente

I. unidad de la cualidad y la materia puede valer como esencia de los actos

nhjetivantes en general. Pudiera objetarse que las intenciones signitivas no

.u n posibles sin un apoyo sensible, 0 sea, que tam bien ellas tienen, a su

modo, plenitud intuitiva. Pero esta no es, en verdad, una plenitud, ni en

el scntido de nuestras consideraciones sobre los representantes signitivos,

ni en el sentido de las anteriores sobre la intuitivaei6n impropia y propia.

o mas bien, es una plenitud, pero no la del acto signitivo, sino la del acto

fundamentante, acto en el cual el signo se constituye como objeto intui-

tivo. Esta plenitud puede variar ilimitadamente, segun vimos, sin afeetar

R la intencion signitiva ni a nada de 1 0 que toea a su objeto. Con refe-

rencia a esta situacion, y a la vez en consideracion a la cireunstaneia de que

tambien en los aetos intuitivos puede variar la plenitud, aunque limitada-mente, continuando, empero, haciendo mencion siempre del mismo objeto,

con las mismas cualidades y cualitativamente en el mismo modo, es claro

que se necesita en todo caso un terrnino que designe la mera unidad de

cualidad v materia.

Mas por otra parte es tarnbien util formar un concepto de eontenido

mas extenso. Definirnos, pues, la esencia cognoscit iua de un acto objeti-

uante (en contraste con la mera esencia significativa del mismo) como el

total contenido que entra en consideracion para la funci6n cognoscitiua .

Pertenecen a el los tres componentes cualidad, materia y plenitud 0 con-

tenido intuitivo; 0 si querernos evitar la interseccion de estos dos ultimos

y tener componentes disyuntos: cualidad, materia y contenido represen -tante intuitiuo, de los cuales el ultimo, y con ella «plenitud», falta en las

intenciones vadas.

Todos los actos objetivantes de la misma esencia cognoscitiva son «el

mismo» acto para el interes ideal de la critica del conocimiento. Cuando

hablamos de actcs objetiuantes «in specie», tenemos presente la idea co-

rrespondiente. Asimismo al hablar mas particularmente de intuiciones «in

specie», etc.

~ 28. Esencia ~ntenci~nal y sentido impletiuo, Esencia cognoscitiva. Intui-ctones «In specie»

; En la primera . investigacion .hem?~ opuesto a la significaci6n el sentidoimpletioo (0 tamb,<:n:. a la slgDlficaClon mtencional la impletiva), mostran-

do que en el cumphmlento el objeto es «dado» intuitivamente en el mismo

modo ~n que la ~e:a significacion 1 0 mienta 4. Llamamos a 1 0 que coincide

en ~.9uel con la significacion -:-:-co~ce?ido .idealmente--. el sentido impletiuo,

y dijimos ~ue I~ mera mtencion slgmficauva, 0 la expresion, logra medianteest,a coincidencia la r; ferencia al objeto intui tivo (la expresi6n 1 0 expresaa el y justarnente a ell.

.Emplean~o l~s conc~ptos posteriormente introducidos, esto implica con-~eblr el sentido impletivn como la esencia intencional del acto impletivointegramente adecuado.

.:Esta conc~ptuacion es abso:uta~;nte correcta y suficiente para el fin dedesignar 1 0 . mas general de la situacion, en que una intencion signit iva logra

la referencia a .su obj~t? intuitivamente representado, 0 sea, para expresar

la tmportante tntelecclOn de que la esencia significativa del acto signitivo

(expreslv.o) se encuentra de nuevo identicamente en el acto intuitivo co-

nespond,en~e, a ~esar de .la di.versi?,ad fen.omenol6gica de ambos actos, y

de que la viva .umdad de identiticacion realiza la coincidencia misma y a la

vez la refer~nC1~ de I~ expresion ~ 1 0 expresado. Por otra parte, es claro

q~e el sentido .'mpl~t1vo no Imphca nada de plenitud, precisamente por

vlrtu~ de esta identidad, que no comprende, pues, el contenido total del

acto mtul lzv?, en la me_dida en que este entra en consideraci6n en la criticadel conocimienm, Pudiern encontrarse dificultad en el hecho de que haya-

• Investigaci6n I, § 14.

~ 29. Intuiciones completas y deficientes. Intuitivaci6n adecuada y obje-

tiuamente completa. Esencia

En una representaci6n intuitiva es posible dijerente medida de plenitud

intuitiva. Esta expresi6n de diferente medida alude, como hemos dilucidado,

a posibles series de cumplimiento; avanzando en ellas, vamos conociendo

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668 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 669

cada vez mejor el objeto, por medio de un contenido expositivo que es

cada vez mas semejante al objeto y 10 aprehende cada vez mas viva 0 ple-

namente. Pero sabemos tarnbien que puede haber intuici6n cuando aspectos

y partes enteras del objeto mentado no caen en ningiin modo dentro del

fen6meno, es decir, cuando la representaci6n esta provista de un contenido

intuitivo que no contiene representantes expositivos de estos aspectos y

partes; de tal suerte que estes solo son representados «impropiarnente»,por medio de intenciones signitivas ent retejidas. Mas arriba hemos hablado

de diferencias en la extension de la plenitud; nos referiamos a estas dife-

rencias, que determinan muy diferentes modos de la representaci6n de uno

y el mismo objeto, mentado adernas con arreglo a una misma materia.

Ahora bien, hay que distingui r aqui dos importantes posibi lidades:

1. La representacion intuitiva represent a su obieto adecuadamente ,

es decir, con un contenido total intuitivo de tal plenitud, que a cada ele-

mento del obieto, tal como es mentado en est a representaci6n, corresponde

un elernento representante del contenido intuitive.

2. 0 no es este el caso, y la representaci6n solo contiene un escorzo

incompleto del objeto, 1 0 representa inadecuadamente.

Hablase aqui de adecuaci6n e inadecuaci6n de una representaci6n a su

objeto. Pero como se habla tambien de adecuaci6n en la conexi6n de cum-nlimiento, en un sentido mas amplio, introduciremos otra terrninologia y

hablaremos de intuiciones (mas especialmente, percepciones 0 irnaginacio-

nes) completas y dejicientes. Todas las intuiciones puras son completas.

Pero 10 siguiente demostrara en seguida que no yak la inversa, y que la

divisi6n hecha no coincide simplemente con la divisi6n en intuiciones puras

e impuras.

En la distinci6n verificada no se da por supuesto nada ace rca de si las

representaciones son simples 0 complejas. Pero las representaciones intui-

tiuas pueden ser compuestas de un doble modo:

A) de tal suerte, que sea simple la referencia al objeto. El acto (para

hablar mas especialmente, la materia) no ojrece actos pcrciales (0 materias

distintas) que representen ya por si el mismo objeto entero. Esto no excluye

que eI acto se componga de intenciones parciales, aunque homogenearnente

fundidas, y que se refieren a las distintas partes 0 aspectos del objeto. Esta

composici6n es inevi table si se trata de las percepciones y las imaginaciones

«externas», y nosotros hemos procedido en consecuencia. En el lado fron-

tero esta

B) la forma de cornposicion, que ccnstruye eI acto total con actos

parciales , cada uno de los cuales es ya por S 1 una plena representacion intui-

tiva de este mismo objeto. Esto concierne a las sintesis continuas, sobrerna-

nera notables, que reiinen una multiplic idad de percepciones correspondien-

tes al mismo objeto en una sola percepci6n «plurilateral» u «omnilateral»,

la cual considera continuamente el objeto en «distinta posicion»; y con-

cierne analogamente a las sintesi s correspondientes de la imaginaci6n. En la

continuidad de la ident ificacion sucesiva, pero no repartida en actos separa-

dos, el objeto idenncarnente uno aparece una sola vez y no tantas veces

como actos parciales cabe distinguir. Pero aparece con una plenirud de

conrenido, que esta en cambia continuo; y a la vez las materias, y analoga-

mente las cualidades, se mantienen en una identidad continua, 0 asl al me-

nos cuando el objeto es conocido por todos sus lados, y como tal conocido

va emergiendo siempre de nuevo sin enriquecerse.

La distinci6n entre la adecuacion y la inadecuaci6n refierese tarnbien acstas slntesis continuas. Asi, por ejemplo, tratandose de una cosa extern a

y en ella de la forma de su superficie por todos lados, es posible una repre-

scnracion adecuada en forma de sintesis, imposible en forma de represen-

tucion objetivamente simple.

Entre las intuiciones completas son intuiciones puras , como es notorio ,

las objetivamente simples; pero no siempre las objetivamente compuestas.

La intuici6n pura correspondiente a una cosa ernpirica, intuici6n que nos

es rehusada, esta comprendida en cierto modo en la intuici6n sintetica com-

pleta de la misma, pero en un modo disperso, por decirlo asi, y mezclada

de continuo con representantes signitivos. Mas si reducimos esta intui-

ci6n sintetica a la pura comprendida en ella, no resulta la intuici6n pura

de la representaci6n objetivamente simple, sino una continuidad de conte-

nidos intuitivos, en la cual cada momenta objetivo llega a representaci6nexposit iva no una vez, sino muchas veces y ofrece un escorzo siempre cam-

biante; y solamente la continuidad de la identif icaci6n engendra el fen6meno

de la unidad del objeto.

Cuando un acto intuitivo funciona dando plenitud, con respecto a una

intenci6n significativa, verbigracia: una intenci6n significativa expresa, pre-

sentanse analogas posibilidades. EI objeto, tal como es significado, puede

ser intuitiuado adecuada 0 inadecuadamente. En la primera posibilidad en-

tran, en el caso de las significaci ones cornpleias, dos perfecciones distintas.

Primera, que todas las partes de la significaci6n (miembros, momentos,

formas) que tengan elias mismas el caracter de significaciones, reciban

cumplimiento mediante las partes correspondientes de la intuicion irnpletiva.

Segundo, que haya adecuaci6n al obieto por parte de la intuicion im-

pletiva misma, en 1a medida en que el objeto es mentado en los miembrosy formas de la significaci6n afectados por la funci6n de cumplimiento.

La primera determina, pues, la integridad de la adecuaci6n de los actos

signit ivos a las intuiciones correspondientes; la segunda, la integridad de

la adecuaci6n de los actos signitivos al objeto mismo -por medio de intui-

ciones completas.

La expresi6n:· una casa verde puede ser intuitivada, representandonos

realmente de un modo intuitivo una casa como verde. Esta serla la primera

perfecci6n. Para la segunda serfa menester una representaci6n adecuada de

una casa verde. Las mas de las veces s610 se tendra a la vista la primera,

al hablar de intuitivaci6n adecuada de las expresiones. Mas para demarcar

terminol6gicamente la doble perfecci6n, hablaremos de intuitivaci6n ob je-

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t iuament e completa de la representacion signitiua, en oposici6n a su intui-

tivacion adecuada, pero objetivamente de/iciente.

Relaciones analogas existen tambien en el ca so de la intuitivaci6n con -

trariante en lugar de la impletiva. Cuando una intencion signitiva es decep-

cionada sobre la base de la intuitivaci6n -verbigracia, porque mienta un

A verde. mientras que el mismo A (y acaso hasta cualquier A en general)

es raja y es intuido en el mismo instante como rojo-, Ia perjecc ion objetivade la realizacion intuitiva de la contrariedad pide que todos los elementos

de la intencion significativa encuentren su intuitivacion objetivamente corn-

pleta. Es necesario, pues, que no s610 la intencion de A se cumpla de un

modo objetivamente perfecto en la intuicion dada de A, sino tarnbien que

se cumpla la intencion del verde -aunque, como es natural, en una intui-

cion distinta, «inconciliable» justamente con aquella intuicion del A rojo-.

Entonces no entra en pugna con la intuicion del rojo la mera intenci6n

signitiva del verde, sino la cumplida de un modo objetivamente perfecto;

con 10 que a la vez entran en rivalidad total estos dos momentos intuitivos

mismos, y en parcial los todos intuitivos correspondientes. Esto concierne

ante todo, como bien se puede decir, a los contenidos intuttiuos, 0 a los

contenidos expositiuos de estos actos implet ivos.

En 10 que sigue entendemos bajo el titulo de intuitivaciones las de laespecie de los cumpl imientos, si no indicamos especialmente ot ra cosa.

Las diferencias de plenitud con igual cualidad y materia dan base para

formar un concepto importante .

Decimos que dos actos intui tivos poseen la misma esencia, cuando sus

int uiciones puras tienen la misma materia . Asi tienen una y la misma esen-

cia una percepcion y la serie entera -ilimitada en cuanto a la posibilidad-

de las representaciones de la fantasia, que representan el mismo objeto con

la misma extension de plenitud. Todas las intuiciones objetivamente perfec-

tas de una y la misma materia tienen la misma esencia.

Una representacion signitiua no tiene en sf esencia. Sin embargo, se Ie

atr ibuye en sentido impropic cierta esencia cuando admite un cumplimiento

perfecto, mediante una intuici6n perteneciente a la posible multiplicidad de

intuiciones de esa esencia 0, 10 que es 10 mismo, cuando tiene un «sentidoirnpletivo».

Con esto queda en claro la verdadera acepcion del terrnino escolastico.

que se refiere a la posibilidad de un «concepto».

CAP ITULO 470 Edmundo Husserl

C()mpatibil idad e incompatibil idad

. \()La divis i6n ideal de las signi/icaciones en posibles ( re a le s ) e impo-

sibles (imaginarias)

No a toda intenci6n signit i:va. pueden ajustarse ~ct2 int~~~vI~s ae~s:~

mlldo de una «intuitivacion o~£1Jetl~amenteperfb~t~» (~om;t;blesg en si) e

dlvhk'nse las intenciones sign! c~t lva~ e~ pastE e di .. , la ley que

hi (

. ibl en si lmagmanas) sta IVISlOn,0I",/ ' !H; es mcompatl e~ 'I .' id ales sino en general a suIr sirve de base, no concte:ii: : s C : : s a::::t::i~/~~::adas universalmente -10rwncta cognosciuua, y. en did mas [eyes establecidas aqui-.' 1"( ' vale exactamente 19ual para to as as ~ , , signitiva de la mate.I ible por ejemplo que una mtenclon'ill'S no es posl1' 'b'lidad dei cumplimiento en alguna intuici6n, Yotra

, I . , M.~ncu~nt~~ a pOSI I . a materia M carezca de esta posibilidad Las

'''t~.nbcI.llol'dnadsel~n~t~:p~~i~~li~;deso hablan de las intuici?~es, qduese e?cu~n~I'OSI 'I . pmcas e conClenCla,inn efectivamente en cuales9Ule~a comp eXI?neS e~amente en los caracte-"0 sen posibilidades reales, smo ideales; r~dlcan pu I a1 podemos limi-

'£1 E I fera de las expreslones -a a cures especi cos. n a es '1 di e1 axiom a . Las significacionesiamos sin menoscabo esencta - Ice, pu.es, ) di'viden en posibles et ein specie» los eonceptos Y.las propostczones se

i m p o si bl es (re al es e imagtnartas). , f r d s puede de£1nirse laEm leando los conceptos antenor~ent~ ,o,ma 0 , f de los

POSibili~ad (realidad) de u~a ~igni£1caclon j;c~e;:~s:::iae:d~c::d~:aesto es,

actos ohje~ivantes «in sfeete»./ c~rresPtn u a 0 1 0 que es 1 0 misrno, que

una e s en c i a cuya ,!,atert~ es t enttb~' a a:e 1;y una intuici6n perfecta «intiene un senttdo impletiua, 0 tam len, q . E h tiene aqui el mismo

. 'd' ti a la suya ste ayspecie» cuya materia es t en u:,a, duci '1 1 osibilidad de los cases

sentido ideal que en 1ad.matemauca; .re ud~c~r ared!irlo a otra cosa, sino

particulares correspon ientes no quiere

" 1 " s que intenta este capitulo y losI La comprensi0!1 ~; las exphcac,1nd and~tl~~de en absoluto de que se tengan

siguientes, y l a apreclaclOn de sus resf i. td ~s~n l~ expuesto hasta aqui, sin subrogarlesbien presentes los conceptos nguroso~ Ja 0

las vagas representaciones del lenguaie popular, "

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672 Edm undo Husserl In ve stig ac io ne s lo gic as 673

expresarlo por medio de un mero giro equivalente. (Asi, al menos, cuando

se entiende la posibilidad como pura, POt ende no como empirica, y como

«real» en es t e sentido.)

Si la consideramos de cerca, la idea de la posibilidad de una significa-

ci6n expresa propiarnente la ge nera liza cio n d e la re la cio n d e cum plim ie nto

e n e l ca so d e un a intuitiuacion obje t ivamen te perjecta, y las anteriores defi-

niciones deben considerarse, mas que como meras explicaciones de la pala-

bra, como los criterios i dea te s , necesarios y suficientes de la posibilidad.

En ellas radica la le y particular que dice que, cuando existe aquella relacion

entre la materia de una significacion y la materia de una esencia, tambien

existe la «posibilidad»; como a la inversa, que en rodo caso de posibilidad

existe esta relaci6n.

Pero, ademas, la existenciade esta relaci6n ideal, es decir, la existenc ia

objetiva de dicha general izacion, 0 sea, su propia «posibilidad», implica

a su vez una ley, que se expresa simplemente con estas palabras: ha y s ig-

n i f i cac iones «posibles». (Debe observarse aqui que «significaci6n» no quiere

decir «acto de significar».) No toda relacion empirica permite sernejante

genera lizacion. Si encontrarnos aspero este papel, que esta en nuestra intui-

c ion, no podemos decir en general: e l pa pe l e s d spero , como podemos decir

sobre la base de un cierto significar actual: e sta s ign ific ac i6n es po sible(real). Precisarnente por esto la ley de que to da s ign ific ac i6n es 0 pos ible

o imposible, no es un caso particular del principio del tercio excluso, en elconocido sentido, que expresa la exclusion de los predicados contradicto-

rios de los sujetos individuales y que s6lo para estos sujetos puede ex-

presar una exclusion semejante . La exclusion de los predicados contradic-

torios en una es£era i dea l (par ejernplo, la aritrnetica, la esfera de las

significaciones, e tc .), no es de suyo comprensible, sino que necesita demos-

trarse 0 establecerse axiornaticamente de nuevo en cada una de dichas

esferas. Recordemos que no se puede decir, por ejemplo, que toda especie

de papel G es aspera 0 es no aspera, puesto que esro implicarfa que rodo

papel singular de una espec ie cua lquiera fuese aspero, 0 todo papel singular

no aspero, y semejantes afirmaciones no son exactas, naturalmente, para

cualesquiera especies. Por tanto, tras la division de las s ign i l i cac iones enposibles e imposibles hay una ley peculiar, general y no puramente formal,

que rige en modo ideal los momentos Ienomenologicos, enlazando sus es-

pecies en el modo de las proposiciones generales .

Para poder expresar sernejante axiom a es menester uerlo co n intelec-

c ion ; en nuestro caso es seguro que poseemos esta evidencia. Realizando,

por ejemplo, la signif icaci6n de la expresi6n: s up er ii cie b la nc a sobre la base

de 1a intuic ion, vivimos la realidad del concepto; el fen6meno intuitivo nos

representa realmente algo blanco y una superficie, y nos los representa jus-

tarnente como una superficie blanca; y esto implica, no solo que la intui-

cion irnpletiva represents una superficie blanca, sino que esta intuicion,

mediante su contenido, trae a presencia intuitiva la superficie, tan perfec-

tarnente como 1 0 exige la intenci6n significativa.

til imposibi l idad se coordina a la posibilidad como una idea de la misma

IC'fIlrquia, que no debe definirse meramente como la negaci6n de la posi-

hllidad sino que puede realizarse mediante un hecho fenomeno16gico pecu-

lI.r, E~ta es, por 1 0 demas, la base de que e1 concepto de imposibilidad

l e n M A en general aplicacion, y principalmente de que pueda encontrarse

In un axioma -entre otros en el axioma: b a v s ig n ii ic a ci on e s i m tr os ib le s- > .

L . equivalencia de los terminos de imposibilidad e i ncompa t ibi l idad nos

I n d i c a que este heche fenomencl6gico debe buscarse en la esfera de la

eontrar iedad.

• 31 . Conc i l iabi l tdad 0 com pa tibil id a d c omo re la c i6n id ea l en fa e s ie ra

mC15 amplia d e lo s cc n ten id cs en gen era l. Co n c il ia bil id a d d e lo s

« co nc ep to s» c om o s ig ni fic ac io ne s

Partimos del concepto de compatibilidad 0 conci liabil idad que t ien: va-

lidez, en la esfera mas amplia d e lo s contenidos e n g en era l (de los objetos

C'1l el mas amplio de los sentidos).Dos contenidos, que son partes de algiin rodo, estan unidos en el y son,

por ende, conciliables, compa t ible s en la unidad de un todo. Esto pareceuna vacua trivialidad. Pero estos rnismos contenidos sedan tambien c'inci-

l iables, aun cuando accidentalmente no estuviesen unidos. Seguramente t iene

SlI sentido el hablar de la conciliabilidad de contenidos, cuya efectiva union

estd y estara exc luida por siempre . Pero si dos contenidos es tan unidos, su

unidad prueba no solo su propia conciliabilidad, sino tambien la de un sin-

mimero ideal de otros contenidos, a saber, de todos los pares de contenido

iguales y genericamente analogos a ellos. Se ve daramente adonde va esto

a parar, y ello, expresado como axioma, no es en -modo alzuno una vacua

afirmacion: que la c o n c ilia bil id a d n o perten e ce a la s in d iuid ua lid a d e s d is -

persa s , s in o a la s e spec ie s d e co n ten id o s ; que si, por ejernplo, se han en-

contrado unidos una vez los mementos ro iez y redondez , puede obtenerse ,

y p ar ta nto darse, m ed ia nte u na a bs tra cc i6 n ideatiua, u na e sp e~ ie comple]a

que abrace las dos especies, rojez y redondez , en su forma de union, tomadaasimismo espec ificarnente. La «existencia» idea l de esta especie compleja

es la que funda a p rio ri la conciliabilidad de la rojez y la redondez en todo

caso particular concebible; conciliabilidad que es, por ende, una relacion

idealmente val ida, haya 0 no en todo el mundo uni6n empirica. El valioso

sentido del terrnino de conciliabilidad se define siempre, segun esto, como

el ser ideal de la correspondiente especie compleja. Pero hay otro punta

importante que debemos observar: que e l te rm in o d e co n c il ia bilid a d d ice

s iem pre re la c io n a a lgun a e spec ie d e to d o (1 0 cual es jus tamente 1 0 mas

import ante para e l interes Iogico). Usamos este termino, en efecto, cuando

nos preguntamos si determinados contenidos pueden juntarse 0 no .con arre-

glo a ciertas formas; pregunta que se responde de un modo afirmativo, mos-

trando intuitivamente un rodo de la especie correspondiente.

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674 Ed mun do Husse rl In ve stig ac io ne s lo gic as

El correlato de esta condliabilidad de los contenidos es la posibil idadde las s igni j icac iones complejas. Esto resulta de los anteriores criterios de

1a posibilidad. La esencia adecuada, 0 1aintuitivaci6n perfecta del contenido

complejo correspondiente, funda la conciliabilidad de sus partes; como, a

la inversa, hay para esta conciliabilidad una esencia y una significaci6n

correspondiente. Hablar de la realidad de una signi ficaci6n es, pues, 1 0 mis-

mo que decir que la significaci6n es una «expresion» obje t ivante perjecta deuna ccnciliabi lidad de contenidos intuitivos. En el caso limite de un conteni-

do simple puede definirse la validez de la especie simple como conciliabil idad

«consigo misma». Es notorio que el enlace entre la expresi6n y 1 0 expresado

(la significaci6n y la intuici6n co r r e spond i e n t e , esto es, «adecuada de un

modo objetivamente perfecto») es tambien un enlace de conciliabilidad, cuyo

peculiar contenido espedfico hernos definido anteriormente. Por otra parte,

la expresi6n c o nc il ia bi li da d d e l as s ig ni ji ca ci on es (<<conceptos») no se refiere

meramente a su conciliabilidad en un todo, aunque sea en un todo signi-

ficat ivo -esto seria mas bien la conciliabilidad 1 6g ic o- gr am a ti ca l p ur a en el

sentido de Ia cuarta investigaci6n-, sino, segiin 1 0 antes expuesto, a la

conciliabilidad de la significaci6n en una significaci6n posib le , esto es, en

una signi ficaci6n que sea concil iable con una intuici6n correspondiente en

la unidad de un conocimiento objetivarnente adecuado. Por consiguiente,tratase aqui de una expresi6n t ras la t ic ia . Lo mismo habra que decir de la

«posibilidad», La posibilidad (0 realidad) origin aria es la validez, la existen-

cia ideal de una especie; por 1 0 menos queda mediante esta completamente

garantizada. Entonces se dice que es posible la intuici6n de una individua-

Iidad correspondiente a ella y tarnbien 1 0 individual mismo intuible. Por

ultimo, llamase posible la significaci6n que se cumple con perfecci6n ob-

jetiva en una intuici6n semejante. La diferencia entre los terminos de con-

ciliabilidad y posibilidad reside meramente en que el ultimo designa la

simple validez de una especie, mientras que el primero designa (antes de

la extensi6n del concepto al caso limite) la re la cio n d e la s e sp ec ie s p arc ia le s

de una especie unitaria valida, y con referenda a esta tarnbien la relacion

de las intuiciones parciales de una intuici6n unitaria, el contenido parcial

intuible dentro de un contenido total intuible como unitario, las significa-

ciones parciales a cumplir dentro de una significaci6n total a cumplir uni-

tariamente.Advertimos finalmente que tambien el concepto de e s en c i a presta su

sent ido originario a la esfera de la significaci6n iinicamente por traslaci6~como los conceptos de conciliabilidad y posibilidad. EI concepto ortgtnar to

d e la e sen c ia esta expresado por la proposici6n: to da e spe c ie o a lid a e s un a

e s en c i a .

~ 32. In con ciliab ilid a d (con tra rie da d) d e contenidos e n g en era l

Los contenidos son inconciliables -para indagar el caso opuesto en sus

fundamentos universales- cuando no se compadecen en la unidad de uu

todo. Dicho fenomenol6gicamente: cuando no es posible ninguna intuicionunitaria que de un todo semejante en adecuacion perfecta. Pero ~por dondc

sabrernos esto? Si probamos en los casas particulares ernpiricos a unir los

conrenidos, experimentamos una invencible resistencia. Pero el fracaso ejec-

tivo no prueba el fracaso necesario. ~No pod ria una fuerza mayor veneer

[inalmente la resistencia? Sin embargo, en el esfuerzo ernpirico por unir

los contenidos en cuestion y por acabar can su «rivalidad», experiment a-

mos la existencia de una relacion peculiar entre los contenidos, la cual

radica en su constitucion especifica y es independiente, en su idealidad, de

todo esfuerzo ernpirico y de todo 1 0 dermis del caso particular. En la re la -

cion d e l a c on tr ar ie da d .

Esta relaci6n pone, pues, en contacto especies de contenidos totalmente

deterrninados; y las pone den tro d e en la c es d e con te n id o s to ta lm en te d e -

t e rm inado s . Los colores no pugnan unos can otros en general, sino tansolo en determinadas conexiones: varies momentos crornaticos de distinta

diferencia especifica son incompatibles como revestimiento simultaneo y

cornpleto de una y la misma extension corporea, mientras que son muy

compatibles en el modo de la sucesi6n, dentro de la extension unitaria.

Y esto vale universa1mente. Nunca es incompatible, pura y simplemente,

un contenido de la especie q con un contenido de la especie p , sino que elhablar de su incompat ibi lidad se refiere siempre a una union de contenidos

de determinada especie T (", ( 3 . . . , p ), que contiene p y en la que deb e

insertarse tambien q. E1 deb e implica la referencia a una inrencion repre-

sentativa, v las mas de las veces, tarnbien a una intenci6n volitiva, que

piensa, es 'decir, se representa signitivamente el q -dado en una intui-

ci6n cualquiera 1 (q)- como introducido en 1a intuicion presente de T.

Pero nosotros prescindimos ahora de esta intencion, asi como al tratar dela conci1iabilidad prescindimos de la intencion hacia 1a union, y, analoga-

mente, del proceso de uni6n y traslacion, Mantenemos meramente que surge

aqui una peculiar relacion descriptiva entre el q -el resto de 1 es arbitra-

riarnente variable y no desempefia adernas ningun papel- yelp de todo

de contenidos T, y que esta relaci6n es independiente de 1 0 individual del

caso; con otras palabras, que radica purarnente en las especies T, p, q. Lo

especifico de la conciencia de la contrariedad corresponde a estas especies,

es decir, la generalizacion de la situaci6n es real, es realizable en una

conciencia de universalidad intuitivamente unitaria; da por resultado una

especie unitaria y valida (<<posible»), que sobre 1a base de Tune por con-

trariedad p y q.

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676 Edmundo Husserl I nuestigaciones logicas 677

~ 33. Como tambien la contrariedad puede fundar union. Relatividad

de los terminos de concil iabilidad y contrariedad

nedad que se enlaza con los contenidos p, q ... , unidos sin contrariedad en

una intuicion, y con eI momento contrariedad que se hace intuitivo en otra

.ntuicion.

La paradoja de una union por contrariedad se explica, pues, conside-

1 ando la relatividad de estos conceptos. Ya no se puede objetar ahora que

la contrariedad excluye en absolute la unidad, que en la forma de la contra-

riedad seria «unible» en conclusi6n todo, y que don d e faltare la unidad,

cxistiria precisarnente una contrariedad, la cual, si valiera a su vez como

unidad, borraria la oposicion absolutamente irreductible entre la unidad y

la contrariedad y menoscabaria su autentico sentido. No -podriamos decir

ahora-, la contrariedad y la unidad no se excluyen en absoluto, sino en

una correlacion deterrninada en cada caso y cambiante de caso en caso. En

e st a correlacion se excluyen como irreductibles opuestos; solo podemos dar-

nos por satisfechos con la asercion contraria, restringiendo el en absolute

a una correlacion semejante, siempre supuesta tacitamente. Ademas, en la

forma de la contrariedad no se puede unir todo, sino solamente 1 0 que

funda precisamente una contrariedad; empero, de 1 0 que esta unido y es

unible. Pues el sentido de esta expresion de union en la forma de una con-

trariedad implica que la forma de la contrariedad de cualesquiera p, q ... ,

pe n s a d o s en cierta cornbinacion T o , debe valer como una un idad , la cual,como unidad, engendre realmente union, compatibilidad, y responda, por

tanto, a nuestro anterior T. Pero si existe unidad entre p , q... , con respecto

a la combinacion T o , no se pueden poner estos p, q ... en una relaci6n de

contrariedad con respecto a e st a combinacion, pues cornbinacion es siem-

pre union.

Asi, pues, en la forma de la contrariedad no puede unirse en verdad

todo: pero no porque (como se deda) la falta de la unidad se revele

mediante una contradiccion, que engendraria por ende una unidad por con-

trariedad. Comprendemos la confusion aqui cometida, 0el enmarafiarniento

de las relaciones fundamentantes. La falta de la unidad T o caracteriza la con-

trariedad que se enlaza con p, q ... -en la conexion determinada por la

idea de T,,-. Pero esta contrariedad no crea la unidad To, sino otra unidad.

Respecto de la primera, tiene el caracter de la «separacion»; respecto de lanueva unidad, el de la «combinacion». Ahora esta todo en orden. Un ejern-

plo para ac1ararlo. Con respecto a cierta conocida conexi6n Ienomenica di -

remos que roio y verde son incompatibles, rcjo y redondo compatibles. El

caracter de la contrariedad determina en el primer caso la incompatibili-

dad; establece una «separacion» entre el rojo y el verde. Esto, no obstante,

contribuye a establecer una unidad con respecto a otra especie de conexi6n,

a saber, con respecto a la especie de conexion: contrariedad entre notas sen-

sibles de un objeto [enomenico. Ahora la contrariedad entre raja y verde

es unidad, y, naturalmente, unidad con respecto a los elementos: contrarie-

dad, rojo , verde. En cambio, ahora la «contrariedad de rc io y redondo» es

desunion: y 1 0 es con respecto a estos elementos: contrariedad, rojo, re-

dondo.

Una serie de dudas intranquilizadoras se enlaza con estas ultirnas ex-

presion y afirmacion. ~Una uni6n por contrariedad? ~La unidad de la con-

trariedad es acaso unidad de la posibilidad? Cierto es que la unidad funda,

en general, la posibil idad, pero ~no excluye esta en absoluto la contrariedad,

Ia icom patibilidad?

Las di6cultades se resuelven, si pens amos que no solo el terrnino de

inconciliabilidad, sino tarnbien el de conciliabil idad, dice necesariamenterelaci6n a cierto todo T, que domina la intencion, para hablar subjetiva-

mente. Mirando a su contenido especifico, llamamos a las partes compati-

bles. Llamariamos incompatibles a los rnismos- contenidos p, q ... , que fun-

cionan en el como partes, si viviesemos mas bien una contrariedad intui tiva

que una unidad intuitiva, en Ia intencion simbolica hacia su unidad, dentro

de un todo semejante. Es clara la correlaci6n de los dos casos posibles en

su relacion con la respectiva determinada especie de todos 0 de sintesis

de los contenidos compatibles 0 incompatibles. Esta relacion define tam bien

el sentido de estos terrninos. Llamamos compatibles a p, q ... , no en abso-Iuto y en mera atencion a que estan unidos, como quiera que sea, sino en

arencion a que estan unidos en el modo de T y a que esta union de p, q . ..

excluye la contrariedad de los mismos p, q ... con respect a al mismo T.Y a su vez se Uaman incompatibles los contenidos p, q ... , no en absoluto,

sino en atencion a que «no se cornpadecen» en el marco de ninguna unidad

de la especie de unidades T, que nos interesa justamente; es decir, porque

Ia intencion de una unidad sernejante provoca una contrariedad, en Lugar

de semejante unidad; en 1 0 cual desempeiia tarnbien su papel la exclusion

de la unidad correlativa por la correlativa cont rariedad.

La conciencia de la contrariedad funda la «desunion», puesto que ex-

c1uye la unidad T de p, q ... , de que se trata en este caso. Para esta di rec-

cion del interes la contrariedad misma no vale como una unidad, sino como

una divergencia, no como un «enlace», sino como una «separacion». Perosi cambiamos los puntos de vista, tambien una incompatibilidad puede fun-

cionar como unidad; por ejemplo, como unidad entre el caracter de la con-

trariedad y los contenidos que son «separados» por el, Este caracter es

compatible con estos contenidos y acaso incompatible con otros, Cuando

Ia intencion dominante se dirige al todo de la contrariedad, como todo de

las partes recien nombradas, entonces, si encont ramos este todo, 0 sea, si

tiene lugar la contrariedad, existe compatibilidad de estas partes, esto es,

de p, q . .. en su conexi6n y en la de la contrariedad que los separa. Cuando

falta la contrariedad y resulta intuitiva esta falta, enlazase una nueva con-

ciencia de cont rariedad con los elementos diseminados entre diversas intui-

ciones. Esta contrariedad no es una contrariedad entre los miembros de la

contrariedad intencional, cuya falta indica ella justamente, sino una contra-

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678 Edmundo Husserl 1nuestigaciones logicas 679

Hay que distinguir aqui cuatro posibilidades, que se expresan asl:

~ 34. Algunos axiom as union

contrariedad

tiene lugar

no t iene lugarDespues de haber aclarado el sentido de las relaciones de cornpatibi-

Iidad, terna muy importante para nuestro analisis fundamental. podemos

fijar los axiornas primitivos y dilucidarlos fenomenologicarnente. £1 prirneroque merece consideracion es el axicma de la reversibilidad de las relaciones

de compatibilidad (cornpatibilidad, 0 incornparibilidad ); pero este axiorna

se comprende sin necesidad de mas, despues de nuestro analisis de las

relaciones fenomenol6gicas en que se funda.

Mas ref1exi6n exige el axiorna que puede sentarse inmediatamente des-

pues: La unidad y La contrariedad, 0 la compatibilidad y la incompatibilidad

-referidos los respectiuos pares al mismo [undamento de correlacion-«-

se excluyen mutuamente (es decir, son inccnciliables entre si). A estas

alturas ya no es necesario subrayar que la incomoatibilidad no es la mera

privacion de compatibilidad, 0 sea, no rnienta el mero hecho de que no

existe objet ivamente ninguna union. Union y contrariedad son ideas funda-

das fenornenoloaicamente de un modo diferente, y por eso se expresa real-

mente una ley densa de contenido. al decir que cuando un pesta en contra-riedad con un q con arreglo a la forma de unidad T t p, q _ ._) (y la contra-

riedad es un caracter fenomenologicarnente positivo ). no es «posible», a 1<1

vez, la union de p con q en el sentido del mismo T . Y a la inversa, cuando

tiene luaar esta union, es «irnposible» la contrariedad correspondiente. Fe-

nornenologicamente, esto tiene por base 10 que ya vimos en la discusion

anterior: que cuando intentamos unir la contrariedad actual entre p , a ...

con la unidad correspondiente, p, q -0 sea, atribuir a p, q .. _ en el caso

de la contrariedad correspondiente la especie unitaria T, intuida realrnente

en alguna parte por medio de ciertos m, u -, brota una nueva contrarie-

dad, que tiene sus fundamentos en la primera contrariedad y el caracter

unitario intuido en otra parte. Cosa analoga sucede en el caso inverse, en

el que puede reconocerse, por 10 demas, una aolicacion del axiom a primero,

Las proposiciones: existe una contrariedad y no existe unidad entre loscualesquiera p , q , quieten decir una y la misma cosa. Todo «no» es ex-

presion de una contrariedad.

Cuando la contrariedad se funda en que p y a son contraries entre sl,

o sea, en que p, q_. . son unos en la forma de la contrariedad, entoncesp, q .. _ estan unidos. Con otras palabras:

Cuando p y q no se contrarian, no estan «no unidos», en-

tonce s estdn unidos (axicma de la doble negacion );

Pero no-union es otro termino para contrariedad: y no-contrariedad esrquivalente a union. segun el axioma anterior.

La aclaracion definitive de estos axiomas y de su relacion con los axio-

1 1 1 1 1 5 logicos puros rebasa los [imites de la presente invest i_gaci6n. Lo. que

hcmos apuntado debe indicarnos tan s610 las intimas relaciones que inda-

~i1remos posteriormente y darnos una viva conciencia de que ya aqui labora-

I\IOS por la fundamentaci6n Iencmenologica de la logics pura.

35. 1nconciliabil idad de los conceptos como signiiicaciones

de donde se sigue:

Una de las dos casas tiene lu?,ar, 0 la union. 0 la contrariedad

-no hay un «tercero»,

Tanto la inconciliabil idad como la conciliabilidad aparece en el pensa-

miento en conexi6n con intenciones signitiuas, dirigidas a ciertos enlaces,v, por ende, en conexion con identificaciones signitivas e intui tivas. El con-

cepto de inconci liabilidad definido en los ultirnos paragrafos no se refiere,

ernpero, a intenciones. EI concepto homonimo de la inconcil iabilidad rete-

rida a intenciones es mas bien un concepto traslaticio, es un caso especial

del primitive, pero de un contenido muy deterrninado, limitado a las rela-

ciones de decepcion. Vale aqui 10 analogo de 10 que hernos expuesto antes 2

acerca de la conciliabilidad 0 cornpatibilidad. Tampoco el terrnino de incon-

ciliabilidad aplicado a las significaciones (<<conceptos») indica cualquier in-

concil iabilidad ideal de las misrnas, por ejernplo, la gramatical pura. Con-

cierne s610 a la relacion de las significaciones parciales de una significacion

compleja, que no se cumple en una intuitivaci6n objetivamente cornpleta,

sino que se decepciona 0 puede decepcionarse. Notoriarnente, la decepcion

tiene por base una contrariedad de los contenidos intuitivados; pero debe-mos observar que no es significada ni expresada la contrariedad misma, pues

si la fuese, la contrariedad perteneceria a la «intuicion» impletiva y la

expresion expresaria adecuadamente la imposibil idad objetiva como una ex-

presion perfectarnente posible.

La conexion entre la signihcacion y cada una de las intuiciones unita-

rias, que se desplazan reciprocarnente en el proceso de la contrariedad intui -

tiva, es asimismo la de la cont rariedad (scilicet, con coincidencia parcial).

Las leyes ideales de la posibilidad, que pueden establecerse para las

significaciones, se fundan en los conceptos originarios y mas generales, 0 en

, Cf. § 31.

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680 Edmundo Husser!

los axiomas establecidos antes para estos mismos (y que aiin hay que com-pletar). Entre ellas figuran leyes como estas: CAPITULO 5

la inconciliabi lidad y la conci liabil idad de las mismas sig-

nificaciones y con referencia a las mismas conexiones,se excluyen;

de un par de significaci ones contradictorias (esto es, aque-!las de las cuales la una mienta como inconciliable 1 0mismo que la otra mienta como en S 1 unido) una esposible y la ot ra imposible;

la negativa de una negativa -es decir, una significacion

que represente la inconciliabilidad de cierta cosa M

como una inconciliabilidad a su vez- es equivalente

a la positiva correspondiente. Esta positiva se define

como la significacion que representa la intima concor-

dancia de la misma cosa M por medio de la misma

materia (que queda borrando las negaciones).

Claro esta que una verdadera teoria de 1a significacion, desde el punto

de vista de sus relaciones logicas, exige que sean establecidas y demostradasen orden sistematico todas las leyes de esta especie.

Interrumpimos estas deficientes consideraciones, reservandonos el com-

pletarlas en investigaciones ulteriores. EI interes logico exige principalmen-

te una fenomenologia y teo r ia mucho mas arnplia y completa de las iden-tificaciones y distinciones (y muy en especial de las p ar ci al es ) y de sus

relaciones, visiblemente estrechas, can la teoria de la union y la contra-riedad.

EI id ea l d e la adecuacion. Evidenc ia

y v e r dad

~ 36. Introducci6n

En las consideraciones anteriores no se ha hahlado para nada de las

cualidades de los actos ; no se ha supuesto nada acerca de ellas. La posibi-

lidad v la imposibilidad no tienen ninguna relacion especial con las cuali-

dades'- La posibilidad de una proposicion, por ejemplo, no depende para

nada de que realicemos la materia de la misma como materia de un acto

ponente (no de un acto de fe que asienta, que re~onozca 0 acepte en e1

modo de la aprobacion, sino de uno que admits simplemente), 0 que la

havamos dado en modificacion cualitativa como materia de un mero repre-

sentar; siempre es valido que la proposicion es «posible», cuando e1 acto

concreto del significar proposicional admite la identificacion impletiva con

una intuicion objetivamente completa de igual materia. Tiene, asimismo,

poca importancia que esta intuicion i rnplet iva sea una percepcion, 0 una

mera fantasia, etc. Como la produccion de imageries en la fantasia esta so-

metida a nuestro albedrfo en rnedida incomparablemente mayor que la delas percepciones y la de las posiciones en general, solem os referir con pre-

dileccion la posibilidad a la fantasia. Como posible vale para nosotros 1 0

que se puede realizar en el modo de una im~gen adecuada de la fa.ntasia

-formuiado objetivamente-; seanos ello posible 0 no a nosotros mrsmos,

los dist intos individuos empiricos. Pero esta afirrnacion es equivalente a la

nuestra, v la restriccion del concepto a la imaginacion resulta inesencial,

en virtud de la conexion ideal entre la percepcion y la irnaginacion, por

la cual corresponde a priori a toda percepcion una posible irnaginacion.

Tratase por tanto ahora de examinar , con toda brevedad, el influjo que

las distinciones que acabarnos de indicar tienen sobre las relaciones de cum-

plimiento, a fin de lograr una conclusion provisional, al menos, para nues-

tras consideraciones, y una perspectiva para las investigaciones ulteriores.

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682 Edmundo HusserlI nuestigaciones logicas 68 3

~ 37. La [uncion impletiva de la perce pci6n. El ideal del cumplimiento

definitivo

Las diferencias de perfecci6n en la pleriitud han ?e?'l0strado su impor-

tancia, por 10 que respect a a la forma en que 10 objetlvo. es r~presentado

en la representaci6n. Los actos signitivos forman .el grado mferlor.; carec.en

de toda plenitud. Los actos intui tivos tienen plenitud, pe~o c~n d~~erenClasgraduales de mas y de menos, dentro de la esfera de la rmagmacion. P~ro

la perfecci6n de una imaginaci6n, por grande que sea.' prese~ta. u~a dife-

rencia frente a la percepcion: no nos da el objeto ml~mo, m siqurera en

parte; nos da s610 su imagen, la cual, en cuanto.9ue es Imagen, ~o es nuncala cosa misma. Esta la tenemos en la percepclOn. La percepcion «da» el

obieto tambien con diversos grades de perfecci6~,' en di~ersos grados de«escorzo». El caracter intencional de la percepclOn consrste en presentar

-en contraste con el mero re-presentar de la imaginaci6n-. Es esta, co~o

sabernos, una diferencia intima de los actos y, mas concretamente, una ~hfe-

rencia de la forma de su representaci6n funcional (forma aprehensiva).

Pero el presentar no constituye, por 10 general, un verdadero. esta~ ~re-serite, s ino s610 un aparecer como presente; en el cua. l I~ presencia objet!va,

v con ella la perfecci6n de la percepcion, ofrecen distintos gra?o~. ASI 10

~nsena una mirada a las respectivas series graduales del c~,?phmlento, en

las cuales debe buscarse toda ejemplificaci6n de la perfeccion en l~ repre-

senraci6n del objeto. En elias vemos claramente que sobre l~ plenitud de

la percepcion se extiende una diferencia de I.a que. hemos intentado dar

razon, hablando del escorzo perceptive: una ~Iferencla que no, afecta, .em-

pero, a la plenitud por su contenido en sensaClones, por su caracter l~tlmO,

sino que significa una extension gradual de su caracter como «plemt~d»,

o sea, del caracter de acto aprehensivo. Por eso valen para no~otros [s:em-

pre prescindiendo de todo 10 genetico, pues .sabemos. ~uy bien que esta,como todas las diferencias analogas, ha surgldo asociativamente ] muchos

elementos de la plenitud como presentaciones definitivas de elementos ob-jetivos correspondientes; dandose como identicos con .ellos, no como sus

meros representantes, sino como ellos mismos en sentido absoluto. Otros

valen a su vez como meros «matices de color», meros «escorzos de pers-

pectivas», etc., siendo claro que algo hay tarnbien que responde a estas

expresiones en el contenido fenomenol6gic~ del acto y ~ntes de toda re-

flexion. Ya habiarnos tocado estas diferenclas y las habiarnos encont~ado

rarnbien en la irnaginacion, transportadas a las imag~nes. Todo escorzo tiene

caracter de representante, y hace de tal por sem~ja~za; per~ el modo de

esta representacion funcional por semejan~a es distinto, segun que. la re-

presentacion funcional aprehenda el contenido .escorz~do como una Imagen

del objeto 0 como una representaci6n del obJ~to mismo (d. p. 657). El

limite ideal que adrnite el aumento de la plenitud en el escorzo es en el

caso de la percepci6n «la cosa misma» en absoluto (como en la imaginaci6n

es la imagen absolutamente semejante ); y 1 0 es para cad a aspecto. para

cada elemento present ado del objeto.

La consideraci6n de las posibles relaciones de cumpl imiento conduce.

pues, a un termino final en el aumen to del cum plimiento; en el cual la

intencion plena ')I total ha alcanzado su cum plimiento, y no un cumpli-

mien to interrnediario y parcial , s ino ultimo:vdefinitive. EI contenido totalintuitivo de esta representaci6n final es la suma absoluta de plenitud posi-

ble; el representante intuitive es el objeto rnisrno, tal como este es en si.

Contenido representante y contenido representado son aqui una sola cosa

identica. Y cuando una intencion representat iva se ha procurado definitive

cumpl imiento por medio de esta percepcion idealmente perfecta, se ha pro-

ducido la autentica adaequatio rei et intel lectus: 1 0 objet ioo es «dado»

o estd «presente» real y exactament e tal como 1 0 que es en la intenci6n.;

va no queda implicita ninguna intencion parcial que carezca de curnpli-

miento.

Y con esto esta sefialado ('0 ipso el ideal de todo cumplimiento y, por

ende, tambien del signijicatioo; el intel lect us es aqui la intencion mental ,

la de la significaci6n. Y la adaequatio esta realizada cuando la objetividad

signiticada es dada en la intuici6n en sentido estr ic to y dada exactamente talcomo es pensada y nornbrada. No hay ninguna intenci6n mental que no

encuentre su cumplimiento, y adernas su definitivo curnplimiento, puesto

gue 10 irnpletivo mismo de la intuici6n no irnplica ya nada de intencionesinsatisfechas.

Observese que la perfecci6n de [a adecuacion del «pensarniento» a la

«cosa» es doble. Por una parte es perfecta la adecuacion a la intuicion,

plies el pensarniento no mienta nada gue la intuici6n impletiva no repre-

sente completamente como correspondiente. Como es notorio, en esta ha-

!lanse cornprendidas las dos perfecciones distinguidas anteriormente (pa-

gina 669): arnbas dan por resultado 10 que hemos designado como «integri-

dad objetiva» del cumplimiento. Por otra parte, hay otra perfecci6n en [a

misrna intuicion completa. La intuicion no cumple la intencion , que ter-

rnina en ella, en el modo de una intenci6n que necesite a su vez de cum-plimiento, sino que produce el cumplimiento definitivo de r.quella intention.

Debemos distinguir, pues, la perfecci6n de la adecuacion a la intuition

(de la adecuaci6n en el sentido natural y mas amplio) y la perfeccion del

cumplimiento definitivo (de la adecuacion a la «cosa misma»), que supone

la anterior. Toda descripcion pura y fiel de un objeto 0 proceso intuitivo

ofrece un ejemplo de la primera perfecci6n. Si 10 cbjetivo es algo vivido

interiorrnente y aprehendido tal como es en una percepci6n refleja, puede

agregarse la segundo perfecci6n; como si mirando, par ejernplo, a un juicio

categorico, que pronunciamos en el mismo instante , hablarnos de la repre-

sentacion sujeto de este juicio. En cambio, [al ta la prirnera perfecci6n cuando

llamamos al arbol situado delante de nosotros un rnanzano «seleccionado»

o cuando hablamos del «mimero de vibraciones» del sonido, que estamos

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684 Edmundo Husser! Inuestigaciones 16gicas

una posici6n con otra posici6n; el acto intencion~l y el iT?pletivo s~n ig~ales

en esta cualidad. Mas el mero representar es pasivo, «deja la cosa indecisa»,

Cuando una percepci6n adecuada se agrega accidentalmente al mero re-

presentar , se produce sin dud a una coincidenc.i~ impletiva .sobre la ,base de

las materias congruentes; pero la representacion se apropia el .caracter de

posici6n ya en el transite a la unidad de. coinci?enc~a, y es~a.10t~ene segura-mente en un modo hornogeneo. Toda identijicacion 0 dist incion actual es

un acto ponente , este 0 no [undada ella misma en posicicnes; y esta ley

suministra en sus pocas palabras una caracteristica fundam~ntal que define

los resultados de las ultimas investigaciones sobre las relaciones de cornpa-

tibiJidad, y por medio de la cual se pone de manifiesto: en medi.da. m_uchomayor que hasta ahora, como la teo r ia de las identificaclO~es Y ?IStInClOneS

es un trozo capital de la teoria del juicio. Atendien?o a Sl fu~clOna.n actos

ponentes 0 tarnbien actos no ponentes, como i~tenClo~~les e irnpletivos, se

aclaran di ferencias como las que hay entre la ilustracion (0 eventualme~te

ejemplif icaci6n) y la con/irmaci6n (0 verificacion, y en el .caso contrano,

refutaci6n). EI concepto de confirmaci6n se refiere exclusI,va~ent~ a .Iosactos ponentes en relaci6n a su cumplimiento ponente y, en ultimo terrnrno,

a su cum plimiento por medio de percepciones. . .Dediquernos una consideraci6n mas detallada a este caso, particular-

mente sefialado. El ideal de la adecuacion proporciona en ella evidencia.

Hablamos de evidencia en un sentido laxo siempre que una intencion po-

nente (principalmente una aserci6n) encuentra su confirmaci6n por, medio

de una percepci6n correspondiente y plenamente adecuada, aunque esta sea

una sintesis adecuada de percepciones particulares conectadas. En este cas?

puede hablarse con buen sentido .de g_rados de evidencia: ,Entran. en c~nsl-

deraci6n a este respecto las aproximaciones de la percepcion a la Integ~ldad

objetiva de su presentaci6n de objetos, y adem as los progresos hacia el

ultimo ideal de perfecci6n, el de la percepcion adecuada, el de ,Ia plena

aparicion del objeto «mismo» -hasta donde era me~tado. de algun m,o?oen Ia intenci6n-. Pero el sentido riguroso de 1&evidencia, en la crtttca

del conocimiento, se refiere exclusivamente a este ultimo terrnino infran-

queable, al acto de esta sintesis de cumplimiento mas perjecta, que .da a la

intenci6n -por ejemplo, a la intenci6n judicativa- la absoluta plemtud. de

conrenido , la del objeto misrno. El objeto no es merarnente me~tado, smo

dado -en el sentido mas riguroso- tal como es mentado e identificado

con la menci6n. Por 10 demas es indiferente que se trate de un objeto indi-

vidual 0 universal, de un objeto en sentido estricto 0 de .una situaci6n de

heche (el correlato de una sintesis identificadora 0 disrintiva).

La evidencia misma es, dijimos, el acto de esa sintesis de coincidencia

mas perfecta. Como toda identificacion, es un acto objetiva~t,e; su corre-lato objetivo se llama el ser en el sentido de la uerdad , 0 tarnbien la oerdad ,

caso de que no se prefiera aplicar este ultimo terrnino a otro concepto de

Ia serie de conceptos que radican en la situacion fenomenologica menciona-

da. Pero en este punto es menester una dilucidacion mas exacta,

685

oyendo, y en general, de aquellas propiedades de un objeto de la percepci6n

que no caen dentro del fen6meno, en modo mas 0 menos escorzado al menos

aunque se~n mentadas concomitantemente en la intenci6n perceptiva. '

Advert imos, adernas, 10 siguiente. Como el cumplimiento definitivo no

puede encerrar absolutamente ninguna intencion incumplida, ha de tener

lugar s~~re la. b~se de una percepci6n pura, no puede bas t ar para el unapercepcion objetivarnente completa, pero que se verifique en el modo de

una sintesis continua de percepciones impuras.

. ~ontra este modo de considerar las cosas, que pone el cumplimiento de-

finltlvo de todas las intenciones en percepciones, se suscitara la siguiente

duda: que ~a conciencia realizada de 10 universal -que es la que da a las

r~presentac!ones conceptuales universales su plenitud y pone delante de los

ojos el «objern universal» «mismo»- se edifica sobre la base de meras ima-

~inac.ion~~, 0 es al ~enos insensible. a la diferencia entre la percepci6n y la

tmagrnacron. Lo rrusmo vale notonamente -a consecuencia de 10 dicho

ah?ra mismo- para todos los enunciados generales evidentes, que son

evidenres, e .n ~~rma axiomatica, «sobre la base de los meros conceptos».

Esta obJ.eclOn apunta a un flaco de nuestra investigacion, que ya hemos

tocado ocaslOn.alm~~te. Percepci6n valia para nosotros tanto como percep-

CIOIlsensible. intuicion tanto como intuici6n sensible -ambas cosas, clare

esta, en un principio. Tacitamenre y sin mucha conciencia de ello, hemostraspasa~? con frecuen~ia los. lirnites de estos conceptos, por ejernplo, en

l~ conexron de las consideraciones sobre la compatibilidad; y esto ha suce-

dido en general alii donde hablamos de la intuici6n de una contrariedad 0

de una union, 0 d~ otra sintesis. En el capitulo proximo, que se rehere a

las Iorrnas categoriales en general, mostrarernos la necesidad de arnpliar

los conceptos de percepci6n y demas formas de intuici6n. Para eludir la

objecion.',observam?s ahora tan 5610 que la i rnaginacion, que es base de Iaabstraccion genera [iz adora , no por esto ejerce la funcion real y propia del

c~mphmlento, 0 sea, no representa la intuicion «correspondiente». Lo indi-

VIdual del fen6meno no es 10 universal, ni 10 contiene en el modo de unaparte real, como hemos subrayado reperidas veces.

~ 38. Aetas ponentes en /unci6n impletiva. Evideneia en sentido laxo yrtguroso

Bajo el titulo de intenciones .hemos comprendido hasta ahora por igualactos ponentes y no ponentes. Sin embargo, aunque lo universal en el ca-racter de cumplirnienro esta determinado esencialmente por la materia y so-

larnente la ?1atena entra. tarnbien en consideraci6n para una serie de impor-

t~nt~s relaCl~nes, I_a,cualidad se revel a en otras como decisiva; tanto, que el

terrmno de mtencion, de tender, parece convenir propia y exclusivamente

a los actos ponentes; La menci6n t iende hacia la cosa y alcanza suobjetivo

o no 10a lcanza, segun que concuerde 0 no concuerde en cierto modo con la

percepci6n (que es aquf un acto ponenre ). Y en el primer caso concuerda

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686 Edmundo Husserl Investigaciones 16gicas 687

7 Ct. la adicion al § 8, p. 623, y el capitulo 7.

cosa misma; dice que es asi, y asi es realmente. Pero con e~t?, se ha expre-sado la posibilidad ideal, 0 sea, general, de que una proposicron de tal ma-

teria se cumpla en el sentido de la adecuaci6n mas rigurosa. ,

Debemos fijarnos especialmente todavia en una cosa. EI ser de que a.qUl

se trata (como primer sentido objetivo de la verdad) no debe confundirse

con el ser de la copula del enunciado categ6rico «afirmativo». E~ la e~tdencta

tra tase de una coincidencia total; pero a este ser corresponden, Slno siempre,las mas de las veces (juicio de propiedad), identificaciones parciales. . .

Pero un ser no coincide con el otro, ni siquiera cuando una idenrifica-

cion total llega a la predicaci6n. Pues observamos que en la evidencia de un

juicio (juicio =enunciado predicativo) el ser en el ~en~tdo de la uerdad del

iuicio es oio id o, pero no expresado, 0 sea, no coincide nunca con. el, ~er

vivido v mentado en el es del enunciado. Este ser es el momento sintenco

de 1 0 que es, en el sentido de 1 0 verdadero -(c6mo podd~ expresar su ser

oerdad?»:«. Encontramos aqui varias concordanctas en stntests. La una,

parcial, predicativa, es mentada asert6rica~ente y.percibi~a adecu?damente,

o sea, dada en sf misma. (Lo que esto quiere decir ganara ~n. c la~ldad en elproximo capitulo, mediante la teorfa mas general de las objet lvaclones cate-

loIc.riales).Esta es la concordancia entre el suieto y el predlcado, el conve-

nir este a aquel. Pero, en segundo termino, tenemos la concord~n~ta q~econstituye la forma sinthica del acto de la cvi.dencia, 0 sea, la .c?InCldenCl.a

total entre la intencion significativa del enunciado y la percepcion de la SI-

tuacion objet iva, coincidencia que tiene lugar, na.tur.alme~te, de ~n modo

paulatino ; pero aqui no se trata de esto. Esta co~nCld~?cla, n~ton.amente.no es enunciada no se refiere objetivamente a la situacion efectlva juzgada,

como aquella primera. Indudablement~ puede ser ~nun~~ada ~n ~odo instantev con evidencia. Pero entonces se convierte en la situacion ohjet iva, que hace

verdadera una nueva evidencia, de la cual es val ido 1 0 mismo; y as! sucesiva-

mente. En cada avance hay que distinguir entre la situacion objet.iva 9~e

hace verdadera y la que constituye la evidencia misrna, entre la situacion

objetivada y la no objetivada. .Las distinciones que acabamos de llevar a cabo nos conducen a la Sf-

guiente dilucidaci6n genera!.. .En nuestra exposicion de las relaciones entre los conceptos de eviden-

cia y de verdad, y al referirnos al aspecto objetiuo de los actos, q~~ encuen-

tran su adecuacion rigurosa en la evidencia, ya sea en la [uncion de la

intencion va sea en la del cumplimiento, no hemos distinguido entre las

situacion~s- objetivas y los dermis objetos. Y por consiguiente, tampoco he-

mos tornado en cuenta la distincion fenomenol6gica entre los actos re lac io-

nantes -los actos de la concordancia y la no-concordancia, los actos predi-

cativos- y los actos no-relacionantes, ni tampoco la distincion entre las

significaciones (y las esencias intencionales, id~~lm~nte tornadas , e~ gen~ral)

relacionantes v no relacionantes. La adecuacion rigurosa puede identificar

tanto intenciones no-relacionantes como relacionantes con sus cumplimien-

tos perfectos. No necesita tratarse precisamente de juicios como intenciones

~ 39. Euidencia y verdad

1. Si nos atenemos, en primer terrnino, al concepto que acabamos de

indicar de la verdad, la verdad es, como correIa to de un acto identif icador,

una situaci6n objetiua, y como correlato de una identif icaci6n de coinciden-cia , una identidad: la plena concordancia entre 1 0 ment ado y 1 0 dado como

tal. Esta concordancia es oiuida en la evidencia, en cuanto que la evidencia

es la veri ficaci6n actual de la identi ficacion adecuada. Por ot ra parte, la afir-

macion de que la euidencia es la oiuencia de la oerdad, no puede interpre-

tarse sirnplernente diciendo que es [a percepcion, y en el caso de la rigurosa

evidencia, la percepcion adecuada de la verdad (para 1 0 cual es menester

que tomemos el concepto de percepcion con suficiente arnplitud). Pues te-

niendo presente la duda manifestada con anterioridad 1, habrernos de con-

fesar que la verificaci6n de la coincidencia identi ficadora todavia no es una

percepcion actual de la concordancia objet iva, sino que se convierte en esta

por medio de un acto propio de aprehensi6n objetivante, por medio de una

consideracion especial de la verdad presente. Y «presente» esta de hecho.

En este caso existe a priori la posibilidad de mirar en todo instante a laconcordancia y de adquirir coincidencia intencional de el la en una percep-

cion adecuada.

2. Otro concepto de la verdad se refiere a la relaci6n ideal que impera

en la unidad de coincidencia entre las esencias significativas de los actos

coincidentes -definida como evidencia-. Mientras la verdad era, en el

sentido anterior, 1 0 objetivo que correspondia al acto de la evidencia, la

verdad es. en el presente sentido, la idea correspondiente a la forma del

acto, es decir, la esencia cognoscitiua -tomada como idea- del acto em-

plrico y contingente de la evidencia, 0 la idea de la adecuacion absoluta

como tal.

3. Por parte del acto que da plenitud, vivimos, adernas, en la eotdencia

el obieto dado, en el modo del objeto mentado: el objeto dado es la plenitud

misma. Tarnbien el puede designarse como el ser, la verdad, 1 0 verdadero,en cuanto que en este caso es vivido no como en la mera percepcion ade-

cuada, sino como la plenitud ideal de una intenci6n, como el cbjeto que la

«hace verdadera», 0 como la plenitud ideal de la esencia cogncscitiua espe-

ctjica de la intencion.

4. Finalmente, desde el punto de vista de la intericion, la aprehension

de la relacion de evidencia da por resultado la verdad como [usteza de la

intencion (en especial , por ejemplo, como [usteza del [uicio ), como su ade-

cuacion al objeto verdadero, 0 como iusteza de la esencia ccgnoscit iva de fa

intenclon «in specie». En este ultimo respecto, por ejemplo, la justeza del

juicio en el sentido logico de proposicion: la proposici6n se «ajusta» a la

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688 Ed mun do H us se rl

enuncranvas 0 cumplimientos enunciativos -para destacar en especial la

esfera de las significaciones-, pues tarnbien los actos nominales pueden

figurar en una adecuacion. Las mas de las veces, empero, se toman los con-

ceptos de verdad , justeza , verdadero, de un modo mas limitado que nosotros

1 0 hemos hecho; se los refie re a los juicios y proposiciones, 0 a sus correla-

tos objetivos, las situaciones efectivas; a la vez se habla del ser preferente-mente con respecto a los objetos absolutes (no-situac iones objetivas), aun-

que sin una delimitacion precisa. EI derecho a nuestra interpretacion mas

general de los conceptos es incontestable. La naturaleza de la cosa misma

exige que los conceptos de verdad y falsedad se extiendan tanto, al menos

en un princ ipio, que abarquen la esfera tota l de los actos ob jetivantes. Junto

a esto parece 1 0 mas adecuado diferenciar de tal suerte los conceptos de

verdad y ser, que los conceptos de la uerdad (cierto libre campo a los equf-

vocos resulta inevitable, pero fac ilmente corregible despues de acla rados los

conceptos ) se refieran a la p arte d e lo s a cto s mismos y de sus momentos sus-

ceptibles de aprehension ideal y los conceptos del se r (ser verdadero) a los

correspondientes c o r re l a to s ob je t iv o s . Por consigu iente , tendria rnos que de-

finir la verdad segiin 2) y 4) como la idea de la adecuacion, 0 como la jus-

teza de la posicion y significacion objetivantes. Y el sa en e 1 sentido de la

verdad deberia definirse segun 1) y 3) como la identidad del objeto a Ia

vez mentado y dado en la adecuaci6n, 0(respondiendo al sen tido natural de

la palabra) como 1 0 adecuadamente percep tible en general, en referencia

indeterminada a a lguna intencion, que debe ser hecha verdadera (cumplida

adecuadamente) mediante ello.

Despues de haber considerado con esta amplitud y asegurado fenorneno-

logicarnente los conceptos , podemos pasar a definir conceptos ma s e s tr ec h osde l a u er da d y del ser , tomando en cuenta la distincion de los actos relacio-

nantes y no relacionantes (predicaciones - posiciones absolutas). EI con-

cepto estricto de la verdad se limitaria a la adecuacion ideal de un acto re la -

c ionan te a la respectiva percepcion adecuada de la situacion objetiva. EI

ccncepto estricto del ser afectaria al ser de los objetos absolutos y 1 0 distin-guiria de la peculiar «existencia» de las s ituaciones objet ivas .

Segun esto es claro 1 0 siguiente. Si se define el juicio como un acto po-nente en general, la esfera del juicio -expresado subjetivamente- coincide

COn l as esferas reunidas de los conceptos de verdad y falsedad en el sentido

mas amplio. Si se Ie define mediante eI enunciado y sus posibles curnpli-

mientos ex iste tarnb ien la misma coinc idencia ; bastando para ello tornar por

base los conceptos estrictos de verdad v falsedad.

Hasta aqui hernos tratado con preferencia exclu~iva el caso de la evi-

dencia, 0 sea, el acto descrito como coincidencia total. Pero a la evidencia

corresponde, en el caso correlativo de la contrariedad, Ia absurdidad, como

vivencia de Ia contrariedad completa entre la intenci6n y el quasi-cumpli-miento, En este caso corresponden a los conceptos de verdad y ser los con-

ceptos correlatives de [a l s edad y no-s e r . EI esclarecimiento fenornenologico

de estos conceptos puede l levarse a cabo sin dificultades especia les, despues

689In ve st ig ac io n es 1 6g ic a s

de haber preparado todos los fundament~~. Ant~ .t~do habrla que describir

cxac tamente el ideal negativo de la decepc io n d e ftn i!ZV~.. . .Dada la formulaci6n rigurosa del concepto de eVldencla, que hemos to-

rnado por base es notorio que son absurdas dudas com.o las que. se handexr-

'. 1 '1 . ri pos: por ejernplo SI no po r aieriorizado en ocasiones, en os u tlmos. len:.. . .' Ienlazarse con la misma materia A la vivencia de la ~vldenc~a en unos. Y a

absurdidad en otros. Semejantes dudas solo eran pO~lb~esmient ras se IOter-pretaba la evidencia y la absurdidad como unos ! en t zm z en t os p e cu lz ~r .e ~ ( P f -sitivo y negativo) que , perteneciendo como aCCl~e~lteSal acto de )Ulc(td e(omunican ese particular sello que valoramos loglcamente com~ v~r a 0

falsedad. Si alguien vive la evidencia de A es ev.zdente qu~ nIn~dun otro

d ., I b didad del mismo A· pues decir que A es evr ente espue e VlVIr a a sur 1 J • , d ddecir que A no es meramente rnentado, sino dado tarnbien, v~r a. era yexaci

tamente como aquello que es mentado; que esta presente el rmsmo, en e

sen tido ~as riguroso. ~Como va, pues, rra randose de una ~e,gudda personA

II ser mentado A y a ser excluida verdaderamente la ,menclOn e q~e es.,

O-A verdaderamente dado? Como se ve, tratase de una sltuacl~:m

por un n d di , ( vanesesencial la misma que expresa el principio e contra rccion en .cuyos .

sentidos entran natura lmente las corre lac iones t ra tadas mas arriba, p. 686).

. De nuestros amilisis resulta con suficiente claridad que ~I ser y el ': 10. ~erno son conceptos que expresen por su origen opuest~s cua lzdade s del !U~CIO.En el sen tido de nuestra inte rpre tac ion de las re lac iones fenomenolog lCas,

t odo juicio es ponente, y la posicion no es un ca~ac~er del ~s'. ':lue tenga su

correia to cuali tat ivo en el n o es . EI correl~to cua~Itativo del )UlCIOes la mera

representac i6n de la mism~ mat~ria. Las diferencias entre el es y edln lo ~s so~diferencias en la materia in tenc iona l. EI es expresa en el modo e a Int~nci6n significative la concordancia predicativa; el no es expresa la contrane-

dad predicativa.

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Seccion segunda

Sensibilidad y entendimiento

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CAP ITULO 6

In tuiciones sensible s y categoriales

10. El problema del cum plimiento de ':as formas categoriales de signi-

[ icac ion y una idea directriz para su solucion

LIl 10 que hemos expuesto hasta aqui se nos ha presentado repetidas

vrn'K un gran vacio. Referiase este a las form as objetivas ca tegoriales, 0 a

I". [unciones «sintericas» de la esfera de los actos objetivantes, PO t medio

In s cuales se const ituyen esas Iorrnas objet ivas y llegan a ser objeto de [a

',"uk-ion» y, por consiguiente, del «conocimiento». Vamos a intentar la«iprcsa de llenar en algiin modo este vacio ; y para ello partimos nueva-

1I,,'nlc de Ia investigac ion del capitulo primero, la cual perseguia un objetivo

luuirudo, dentro de la dilucidacion del conocimiento: la relacion entre la

11I1(:11(i6nignificativa expresiva y la intuici6n sensible expresada. Tomamos

11(' nuevo por base provisional los casas mas senc illos de enunciados de per-

I"prion y de los dernas enunciados de intuicion; y sobre esta base aclarare-

Illll~el tema de las proximas consideraciones como sigue:

En el caso del enunciado de percepcion no se cumplen solamente las re-

»resentaciones nominales enrretejidas en el; 1 0 que encuentra cumplimiento

I'or medio de la percepci6n subyacente, es la significaci6n enunciativa en su

«mjunto. Del enunciado entero se dice igualmente que da expresion a nues-

Iru percepcion; no dec imos meramente ueo este papel, un tintero, uarios

l thros , etc., s ino tambien ueo que este papel esta escrito, que aqui hay untmtero de bronce , que uarios libros estdn abiertos, etc. Si el cumplimiento

de las s ignificaciones nominales parece suficientemente claro a cualquiera,

ahara hacernos esta pregunta: ~Como debe entenderse el cumplimiento de

los enunciados enteros, principalmente en 10 que trasciende de su «materia»,

cs decir, de los terrninos nominales en el presente caso? ~Que es 1 0 que da

y puede dar curnplimiento a esos momentos de la significacion, que consti-

tuyen la forma de la proposicion como tal, a los momentos de la forma

categorial=s-e los cuales per tenece, por ejemplo, la copula?

Bien mirada , esta cuestion se extiende tarnbien a las significaciones no-

minales, siempre que no sean inforrnes, como las significac iones propias.

Lo mismo que el enunciado, posee el nombre ya en su aparienc ia gramatica l

su «materia» y su «forma». Si se compone de varias palabras, la forma

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694 Edm undo Husser! Iuestigaciones logicas 695

radica, ya en eJ modo de la construcci6n, ya en las palabras que expresan

proprarnenre la for~a, ~a .en e1 modo de estar formada la palabra suelta,que entonces perrmte distinguir en ella misma momentos de «materia» y

mementos de «forma». Estas diferencias gramat icales aluden a diferencias

en la signi ficaci6n; las articulacio.nes y. las formas grarnaticales expresan,

por 1<;>menos J! . . ros . somodo, las articulaciones y las formas que radican en la

esencia de.la significacion. En las significaci ones encontramos, pues, partesde m~)' diverse caracter, y entre ell as nos llarnan ahara especialmente laatencron aquellas que se expresan mediante palabras formales, como: el, un,

algunos, .muchos , pocos, dos, es , n o , que , y , 0 etc., y aquellas que se expre-

san mediante la forma sustant iva y adjetiva, singular y plural, etc., de laspalabras.

~Que .Ie .sucede a todo esto en el cumplimiento? (Sigue en pie el ideal

~ e1 cumpbmlento perfectamente adecuado, formulado en el capitulo tercero?

I '.C or re sp on de n,a fo el as L as p ar te s y [ormas de La signijicacion partes V [ormas

~e l~ ~erCep~lO/1! En este caso existiria entre el men t ar significative v elmturr .,~plet~vo ese parale l i smo que sugiere el terrnino de expresar La

expresron serra una tmagen. de la percepci6n (sc i l ice t , en todas sus partes a

forma.s, que deben ser precisamenre expresadas ), si bien hecha de una nueva

materra -est? es, serfn una ex-pres ion en la mater ia signilicante.. EI pr~tottpo para la interpretacion de la relaci6n entre el signilicar y el

Intll lr . sena: pues, la ~elact6n entre la .significacion propia y las percepciones

correspondlen~es ..QUI~~lconoce la misma Colonia y tiene por consiguiente

I~ vl:r?ader.a sl~nl~caclOn propia de la palabra Colonia, posee en la perspec-

t rva vivencra significativs actual algo que corresponde exactamente a la fu-

tura percepci :5_Dconfirmativa. No es una contrafigur,l propiarnente dicha

de la perc~~cton, ~omo 10 es la fantasia correspondiente; peru asf como en

la p:rcepClon esta presente la ciudad misma (supuestamente) el nombre

prOf?toColc!1 , ia , segun dilucidaciones anteriores, mienta «direc~amente» en

su st.gtll ficaclon pn?pia la misrna ciudad, mienta esta misma tal como ella es.

La simple. percepcion hace aparecer, sin ayuda de mas actos edificados sobre

ella,. el objeto czue.t~ie~ta la intenci6n signihcariva y ta l como ella 1 0 mienta.

La tntencion stgnlflcHiva encuentra, por tanto, en la rnera percepci6n elacto en que se curnple de un modo perfectamente adecuado.

Si en ve.z de considerar las expresiones informes que nom bran directa-mente, cOllsl .de~a?lOSexpresiones forrnadas v estructuradas, la cosa parece

scr en un pnncipro [a misrna. ':' eo un papel blanco y d igo . un papel blanco,

eX'p~'esando COil exacta adecuacion solamente 10 que yeo. Y 1 0 mismo en los

J~I~IOSenteros. Veo que este papel es blanco y esto exactarnente expresodiciendo: este papel es blanco.

. No nos dejemos, .empero, engafiar por semejantes locuciones, justas en

cierto modo y,qu.e, Sin embargo, Iaci lmenre pueden ser mal interpretadas.

Con elias cabr ia incluso querer fundamentar que la significacion reside en

estes casos e? la per~epci6n; 1 0 que no es exacto, como hernos comprobado.

La palabra blanco mienta seguramente algo en e! papel blanco mismo, y por

ende, coincide, en el estado del cumplimiento de este mentar, con Is percep-

cion parcial referente al momenta blanco del objeto. Pero no basta adrnitir

una rnera coincidencia con esta percepcion parcial. Suele decirse en cstos

casos que el blanco aparente es conocido y nombrado como blanco. Sin ern-

bargo, el empleo normal del terrnino conocer designa mas bien el o bic t o -

sujeto como el «conocido». En es te conocer se nos presenta nororiamerue

otro acto, que acaso incluya aquel primero, pero que es distinto de cl entodo caso. EI pape l es conocido como blanco, 0 mejor, como papel blanco,

cuando decimos, expresando la percepci6n: papel blanco. La intencion de 1;1

palabra blanco s610 parcialmente coincide con el memento de color del

objeto aparente; queda un resto en la significacion, una forma que no en-

cuentra en el fen6meno mismo nada en que conii rmarse. Papel blanco quiere

decir pape! que es blanco. (Y no se repite esta forma tarnbien en el sus-

tantivo papel, aunque permaneciendo oculta? Solarnente las significaci ones

de las notas unidas en su «concepto» terrninan en la percepcion; tarnbien

en este caso es conocido como papel el objeto entero; tarnbien en este caso

hay una forma complernentaria que cont iene el ser. aunque no como iinicu

forma. La funci6n impletiva de la simple percepcion no puede alcanzar, no-

toriamente, a estas forrnas.

Basta adernas preguntar que sea 10 que en la percepci6n corresponde ala diferencia entre estas dos expresiones pronunciadas sobre la base de la

misrna percepci6n: est e papel blanco y este papcl es blanco -0 sea, a la

di ferencia ent re la forma de enunciacion arribut iva y la predicativa; que

sea 1 0 que esta diferencia expresa propiamente en la percepci6n y con par-

ticular exactitud en el caso de la adecuacion. Advertimos la misrna dihcultad.

En suma, vemos con clara intelecci6n que en las significaciones forrnadas la

cos a no es tan sencilla como en la significacion propia, que mantiene una

simple relacion de coincidencia con [a percepcion. Es cierto que cabe decir

de: 'un modo cornprensible y, para el oyente, iuequivoco: yeo que es te pa p el

es blanco; pero la intenci6n de este giro no es necesariarnente let d e que

la significacion de la frase Iorrnulada de expresion a un 111 ( ' 1 "0 ucr. Es tam-

bien posible que la esencia cognoscitiva del ver, en que let o bjetividad apa-

rente se presenta como dada ella misma, funde ciertos actos unilicantes 0relacionantes, 0 inforrnantes en cualquier otro modo, y que es tos sean

aquel lcs a los cuales se adecua la expresion con sus formas carnbiantes, y en

los cuales encuentra su cumplirniento, por 1 0 que respects a estas formas,

como llevados a cabo [unddndose en un acto de percepcion. Si juntarnos estos

actos tundados, 0 mas bien, estas formas de acto, con sus actos Iundamen-

tantes y comprendemos bajo el titulo de acto [undado los actos cornplejos

enteros que nacen mediante esra fundamentaci6n formal, podemos decir:

ell el supuesto de la posibilidad que acabamos de sefialar , se restablece el

paralelismo, s610 que ya no es un paralelismo ent re las intenciones signi fi-

cativas de las expresiones y las meras percepciones correspondientes a elIas,

sino entre las intenciones significativas y aquellos a ct o s que es ta n [undad o s

en l as p e rc e p c io n es .

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69 6 Edmundo HusserlInvesti?,aciones 16gicas

(incluso de los verdaderos y fundados) es' 1 1 1 1 ' - , , ' 1 1 0 una parte muy escasa

1'I ' ' , por media de la intuici6n,

ible a una p ena I urnmacion I f~ 1 '1 '1 1n.mece accesi la esfera individual, rambien en a es era

'\",llogamente a 1 0 que pasa ,en , , to se refiere a los actos de~'IIII ,tI el uso natural del ter~m?:. ,conoS~lmlle~tuici6n Ialta totalmente, el

- f d dos en la mtuicion. I a I II

\

,r,II'''llllIcnto un a . d puramente intelectua aque aada' pero mienta a su rna 0 , ., '

111,110 110 conoce n, . , I xilio de la intulclon -slem-

t ' n el conOClmlento can e au I '1II1~1ll() que en. ~ana e d P te conocimiento tiene e caracterpit' que el [uicio sea verd~ ero:-, .:ro es cual uier otro conocimiento,

drl cumplimiento y de la ~den.t1~,caclon,cdm~aso d~ verificaci6n ulterior delpodernos observarlo en la mtulClOn, en to 0 ,

luk-io general. ifi I d d e produzca en este caso la identi-Para resolver la di cu ta e Clarno s ." general y principalmente la

. . I forma de a proposlClOn I .hl'ucl6n -puesto que a I entos simpaticos en a m-forma de la universalidad buscarila en vane e em el caso anterior la posi-

, di id I frecese ana ogamente que en d' IIIIIici6n m IVI ua - ad' I I drla exponerse con mas eta e enhilidad de los actos funda os; a cua po

II I siguiente forma. . , ' entran su cumplimiento en una in-Cuando pensal1_1Ientosgenencos enc\ las percepciones y dernas feno-

ruicion, erigense ciertos nuevas actos fio re al objeto aparente en un modo

menos de igual orden; actos q~e s~ ~e eren e le constituyen en cada caso.totalmente distinto que edstasdmtutIOne~ ~~ expresa con una frase que seLa diversidad de los mo os e re erencia I do antes' que el objeto intui-

d f' 'I que ya hemos ernp ea ..compren e aCImente y el mismo que es mentado, sino que

tivo no se presenta en e~te caso clarati 0 de la menci6n generica, que es lafunciona s610 como un elempl? ac ara IV los actos expresivos se pliegan a

propia en este caso. Ahora bien, y~, qu~ ifi tiva se dirige a algo univer-

estas diferenci~s, t~l1_1?ien'lu intdcIonm~~~~r~: un ejernplo justificativo, ensal de que la mnncron so a pue e su, " Y cuando la nueva

lu~ar de dirigirse a algo representable mtl~t~vd~~~:eintuici6n base. queda

intencion se cumpl~ .adedcuab~a~ente Pfr m~il~il idad 0 «realidad» de 10 uni-mostrada su posibi lida a letlva, a a po

versal,

697

~ 41. Continuacion. Ampliacion de la esfera de eiemplos

Si i rnaginarnos el drculo de los ejemplos tan ampliamente ensanchado

que abarque la esfera total del pensamiento predicativo, resultaran analogas

dificultades y analogas posibilidades de superacion de las dificultades. Agre-ganse entonces principal mente los juicios que no tienen una referencia de-

terrninada a nada individual, que pueda ser dado par alguna intuicion, sino

que expresan en un modo general relaciones entre unidades ideales. Tambien

las significaciones generales de estos juicios pueden cumplirse sobre la base

de una «intuici6n correspondiente», puesto que su origen reside inmediata

o mediatarnente en la intuicion. Pero 10 individual intuitivo no es 10 men-

tado en este caso, que, a 10 sumo, funciona como caso singular, como ejern-

plo, 0 solo como tosca analogia de un ejernplo de 10 universal, que es 10

unico a que se endereza la intencion. Asi, por ejemplo, cuando hablamos

en general de color, 0 en especial de rojez, puede el fen6meno de una cosa

roja singular proporcionarnos la intuicion justificativa,

Por 10 dernas, tarnbien sucede en ocasiones que se designe el enunciado

general justamente como una expresi6n de la intuici6n; como cuando sedire, por ejernplo, que un axiom a aritmetico expresa 10 que esta conrenido

en la intuicion; 0 cuando se censura a un ge6metra porque expresa rnera-

mente 10 que ve en la figura, en lugar de deducirlo formalmente, porcue

toma del dibujo y escarnotea pasos de la demostracion, Esta manera de ha-

blar tiene su buen sentido (como que la objecion alcanza en medida no pe-

quefia al caracter concluyente formal de la geometria euclidiana), s610 que el

expresar mienta en este caso algo distinto que en los casos anteriores, Si

la expresion ya no es en estes una mera contrafigura de la intuicion, mucho

menos 10 s era en el presente, en que la intencion de los pensamientos no se

dirige al fen6meno intuitivamente dado, ni a sus propiedades 0 relaciones

intuitivas, y ni siquiera puede dirigirse en el caso del ejernplo: la figura

en sentido geometrico es, como es sabido, un limite ideal que in concreto

no puede mostrarse nunca intuitivarnente. Pero con todo esto, la intuici6ntiene tarnbien en este caso, y en toda la esfera general, una relaci6n esencial

a la expresion y a su significaci6n; estas forman, par ende, una vivencia de

conocimiento universal referido a una intuici6n; no una rnera suma, sino una

unidad palpablemente coherente. Tambien en este caso se orientan el con-

cepto y la proposici6n en la intuicion y solo par ella brota la evidencia, el

valor del conocimiento, cuando se da la adecuacion correspondiente. Par

otra parte no es menester larga reflexi6n para ver con inteleccion que la

significaci6n de las expresiones de que se trata no reside en modo alguno

en Ia intuicion, sino que esta se limita a cornunicar a aouella la plenitud

de la claridad y -en el caso mas favorable- de Ia evidencia. Es sabido

que la inmensa mayoria de los enunciados generales, principalrnente de los

cientfficos, funcionan significativamente sin ninguna intuici6n aclarativa, y

~ 42,, ih l f ' categorial en la esiera

La distinci6n entre materza senst e Y orma

total de los actos objetivantes

Despues que estas consideraciln~::~~~i~7d~:s ~~~c~~~ ~:~~ s: c;~~bl~

la dificultad y nos han puedto en Ii considerar propiamente la cuesti6n.superacion, probaremos a e~arro ar y ue sea en cualquier modo

, Hemdostrti~~e~aed~u:!at~~:I~~~~ni~~~il~::bi; para describir la relacionImagen e a ex 1'., ficaci xpresivas y las intuiciones expresa-que tiene lugar entre as SI~Dl caClon;s e Esto es indudablemente, exactodas en el caso de las expreslOne~ cln orrna. a s detaiIe Bastanos reflexionary s610 se trata ahora de precisar 0 can m . .

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698 Edmundo Husser! Inuestigaciones 16gicas 699

seriamente sobre 1 0 que puede ser cosa de la percepcion y cosa del signi-

ficar; y llamani ~uestra atencion que s610 a ciertas partes del enunciado

(que pueden indicarse de antemano en la mera [orma del juicio) corres-

pond e algo en to . intuicion, no b abie nd o n ad a en es ta que p ue d a c o rr es p on -der a las denuis partes del enunciado

Fijemono« en esta situacion con algun detal1e.

. Los enunciados de percepcion son frases estructuradas, de forma cam-blan. te -s~puesta una expresion completa y normal. Distinguimos facilmen-

te Clerto~ tIpOS,~omo N es P (en que N puede figurar como signa del nom-

bre propio ), un S es P, este S es P, todos los S son P, etc. Mediante el in-

flujo rnodificativo de la negaci6n; mediante la introduccion de la diferencia

~ntr~ pred~cados. (y atributos) absolutos y relativos; mediante enlaces con-

juntrvos, dlsyun~lvos: determinativos, etc.- surgen multiples y complicadas

f?rn~as. ~? la diversidad de estos tipos expresanse radicales diferencias designificacion. A los diversos signos alfabeticos y vocables que figuran en

estos. tl~?S c?rresponden en parte miembros, en parte formas sinteticas, enlas slgl:lficaclOnes de los enunciados acruales pertenecientes a estos tipos.

~~es bien, es ticil ver que las significaciones que se cumplen en la percep-

C1<?nno pueden encontrarse mas que en los lugares de dicbas [ormas de

JfII~lO que van seiialados mediante simbolos aliabeticos, siendo vane y aunrad,calme~te. absurdo buscar directarnente en la percepcion 1 0 que pudiera

dar cumplimienro a las significaciones formales complementarias. Cierto es

q~e las letras p~ed~n to.~ar tarnbien el valor.de pensamientos complejos, porvirtud de su. significacion rneramente funcional; pueden considerarse, en

efc.c~o, enunciados de estructura muy cornpl icada, desde el punto de vista

d.e, npos muy simples de juicios. Por consiguiente, retorna la misma distin-

cion entre «materia» y «forma» en aquello que considerarnos unitariarnente

como un termino, Pero en todo enunciado de percepcion e igualrnente,

c?mo es ~atural.' en todos los demas enunciados que dan expresion, en

~Ie~to sentl?o primario, a una intuicion, l legamos en conclusion a elementos

iiltimos existences en los term inos. Los llamamos elementos materiales.

En~uentran curnplirnienro directo en la intuicion (percepcion, irnaginacion,

etcete~a )'. _mlentras que las [ormas complementarias, aungue en cuanto for-mas significativas piden asimismo cumplimiento, no encuentran inrnediata-

mente en la percepcion, ni en los actos coordinados a ella, nada que puedaser alguna vez conforme con ellas.

En natural arnpliacion a toda la esfera del representar objetivante l lama-

mos esta fundamental distincion la distinci6n categcrial y adem as abso/uta

e.~tre la, fcrma y la materia del representor, y la separarnos a la vez de la

a.lSll~cl~n relat~v{/.0 [uncional, intimamente conecrada con ella y que ya hasido indicada asimrsmo en 1 0 anterior.

. . Hemos dicho: en natural ampliaci6n a toda la esfera del representar ob-j eti vanre , Y es por~ue consideramos asimismo como «materiales» y «for-

males» .Ias partes mtegrantes del cumplimiento, que corresponden a las

partes integranres materiales y forrnales, respectivarnente, de las intencio-

'1"J signiiicatioas. Y con esto queda claro 1 0 que ha de valer como material

~como formal en la esfera de los actos objetivantes en general.

De materia y forma se habla en otros muchos senridos. Expresarnente

ndverrimos que eI sentido usual de la palabra materia, en oposicion a la

lorrna categorial, no tiene en absolute nada que ver con e I sentido de la

palabra materia en oposicion a la cualidad del acto; aSI, por ejemplo, cuan-

do en las significaciones distinguimos entre la cualidad, que pone algo 0

que deja algo indeciso meramente, y la materia, que nos dice como que es

rnenrada la objet ividad en la significacion, como que es determinada y con-

siderada Para dist inguirlas mas facilmente diremos, acentuando, materia

intencional 0 sentido de aprehension, cuando nos reliramos a la materia

en el sentido en que hemos hablado de ella hasta aqui.

~ 43. Los correlatos objetioos de las [ormas categoriales no son mementos«reales»

Tratase ahara de dar claridad a la distincion que acabarnos de sefialar.

Partirnos a este fin de nuestros ejemplos anteriores.

La flexi6n que da distintas formas a una palabra, el ser en la funcion

atributiva y predicativa, no se cumplen, deciamos, en ninguna percepcion.Recordemos la afirrnacion kantiana: cl sa no es un predicado real. Aungue

esta afirrnacion se refiera al scr existencial, al ser de la «posicion absoluta»,

como tambien 1 0 ha llamado Herbart, podemos apropiarnosla para el ser

predicativo y atributivo. En todo caso esta afirrnacion indica exactarnente 1 0

que ahora querernos poner en claro. Puedo ver el color, no el se r coloreado.

Puedo sentir la lisura, pero no el ser liso. Puedo oir el sonido, pero no el

sc r sonoro. EI ser no es nada dentro del objeto, ninguna parte del mismo,

ningtin momento inherente a el, ninguna cualidad ni intensidad: pero tam-

poco ninguna figura, ninguna forma interna en general, ninguna nota consti-

tutiva, como quiera que se la conciba. Pero el ser tampoco es nada [uera

de un objeto; aSI como no es una nota real interna, tampoco es una nota

real externa, ni, por ende. una «nota» en sentido real y en general. Pues

tarnpoco se refiere a las formasrea le s

de unidad que agrupan objetos enotros objetos mas arnplios, los colores en figuras coloreadas, los sonidos

en arrnonias, las cosas en cosas mas arnplias 0 en ordenes de cosas (iardines,

calles, mundo exterior Ienornenico). En estas Iorrnss reales de unidad radi -

can las notas externas de los objetos, la derecha y la izquierda, 1 0 alto y 1 0

bajo, 1 0 fuerte y 1 0 suave, etc., entre las cuales no se encuentra, natural-

mente, nada parecido a un es.

Hablamos de obietos , de sus notas constitutivas. de su conexion real cen

otros objetos, conexion gue crea objetos mas arnplios v a la vez notas exter-

nas en los objetos parciales, v decimos que entre elias no hay cue buscar

nada que corresponda al ser. Pero todas estas cosas son perceptibles y ellas

agoran el campo de las oercepciones posibles, de tal suerte, que con esto

queda dicho y comprobado que el ser no es absolutamente nada perceptible.

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700 Edmundo HusserlInvestigaciones logicas 701

Pero es menester aqui un complemento aclaratorio.Percepci6n y obietoson conceptos que se hallan en la conexion mas Intima, que se sefialan red-

procamente su sentido, ensanchandolo y estrechandolo ambos a una. Pues

bien, debemos hacer resaltar que hemos utilizado aqui un concepto de per-

cepcion y de objeto, que es el mas facil de formar, y que tiene limites muy

naturales, pero que es muy estrecho. Es sabido que tambien se habla de

percibir, y principalmente de ver , en un sentido mucho mas amplio, el cualabarca la aprehension de situaciones objetivas enteras y, en conclusion,

hasta la evidencia a priori de leyes (Ia «inteleccion»), Es percibido en sen-

tido estricto, dicho popular y toscamente, todo aquello objetivo que pode-

mos ver con los ojos, oir can los oidos, aprehender con algun sentido exter-

no -0 tambien interno-. Es cierto que, con arreglo al lenguaje vulgar,

solo se dicen percibidas sensiblemente las casas externas y sus formas de

enlace (junto can las notas inmediatamente inherentes a unas y otras). Pero

despues de la int roduccion del terrnino de «sentido interno», se hubiera de-

bido ampliar adecuadamente, en consecuencia, el concepto de la percepcion

sensible, de tal suerte, que quedase en el comprendida tarnbien toda per-

cepcion tnterna y, bajo el titulo de objeto sensible, el circulo correlativo

de los obietos intern as-0 sea, los yos y sus vivencias internas.

Pues bien, una significacion como la de la palabra ser, no encuentra nin-gun posible correlato objetiuo en la esfera de la percepcion sensible as! en-

• tendida, ni por consiguiente en la de la intuici6n sensible en general -fi je-

monos en esta amplirud del terrnino de sensibilidad-; por ende, tampoco

encuentra cumplimiento posible en los actos de semejante percepcion. Y 1 0

que vale para el ser vale notoriamente para las restantes form as categoriales

de los enunciados, ya enlacen las partes integrantes de los terrninos unas con

otras, ya los terrninos mismos en la unidad de la proposicion. EI un y el el,

el y y el 0, el si y el pues, el todos y el ningun, el alga y ei nada, las [ormas

cuantitatiuas y las determinaciones numericas, etc. -todos estos son ele-

mentos significativos de la proposici6n; pero en vano buscarfamos sus corre-

latos objetivos (caso de que podamos atribuirles algunos) en la esfera de

105 objetos reales, 10 cual solo quiere decir: en la esfera de los objetos de

una p o si bl e p er ce pc io n sensible.

~ 44. El origen del concepto de ser y de las restantes categorias no reside

en laesiera de la percepci6n interna

fundamento, consecuencia, etc.-, surgen mediante rellexion sabre ciertos

actos psiquicos, a sea, en la esjera del sentido interne, de la «percepci6n

interna», Por este camino nacen, sf, conceptos como percepci6n, juicio,

afirmaci6n, negaci6n, coleccionar y contar, suponer e inferi r, todos los cuales

son, por tanto, conceptos «sensibles», es decir, pertenecientes a la esfera

del «senrido interno»; pero nunca los conceptos de la serie anterior, que

no pueden en modo alguno considerarse como conceptos de actos psiquicos

o de componentes reales de actos psiquicos. El pensamiento: [uicio se cum-

ple en la intuici6n interna de un juicio actual; pero en esta no se cumple el

pensarniento del es. EI ser no es un juicio, ni un componente real de ningiin

iuicio. Asf como el ser no es un componente real de ningiin objeto externo,

tampoco es un componente real de ningun objeto interno; por ende, tam-

poco del juicio. En el juicio -el enunciado predicativo- figura el es como

un momenta significative, como, por ejemplo, oro y amarillo; 5610 que en

otro puesto y funcion, El «es» mismo no figura en el, se halla tan solo sig-

nificado, esto es, mentado signitivamente, por la palabra es. Dade e l mismo,o al menos, supuestamente dado, hallase en el cumplimiento que acornpafia

en ciertas circunstancias al juicio: el darse cuenta de la supuesta situacion

objetiva. Entonces no solo aparece en sf mismo 1 0 mentado en la parte de

la significacion oro y, analogarnente, amarillo, sino que aparece el oro-es-amarillo; el juicio y la intuicion judicativa se unen en la unidad del iuicio

evidente; en eJ caso mas favorable, del juicio evidente en el sentido del

Iirnite ideal.

Si se entienden por juzgar, no solo las intenciones significativas corres-

pondientes a los enunciados actuales, sino tambien los eventuales cumpli-

mientos completamente adaptados a ellos, es con seguridad justo que un ser

solo e s a p re b en s ib le en el juzgar. Pero con esto no se ha dicbo en modo

alguno que el concepto del ser haya de adqui ri rse, ni pueda adquirirse nunca

«en fa reflexi6n» sobre ciertos juicios. Reflexi6n es, por otra parte, una

palabra bastante vaga. En la teorfa del conocimiento tiene el sentido al me-

nos relativamente fijo que le ha dado Locke, el de percepcion interna; por

tanto, solo a este podemos atenernos en la interpretacion de la teorla que

cree poder encontrar el origen del concepto de ser en la reflexi6n sobre eljuicio. Negamos, pues, semejante origen. EI ser relacionante, que expresa la

predicacion, por ejemplo, con las palabras «es», «son», etc., no es algo in-

dependiente; si los desarrollamos hasta darle la forma de 1 0 plenamente

concreto, surge la correspondiente situacion objetiua, el correlato objetivo

del juicio pleno. Podemos decir, pues: la misma relacion que el objeto sen-

sible mantiene can la percepcion sensible, mantiene la situacion objetiua

can el acto de darnos cuenta, acto que la pone (de un modo mas 0 menos

adecuado). (Nos sentimos impulsados a decir simplemente: esa misma rela-

cion mantiene la situacion objetiva con la percepcion de la situacion obje-

tiua.) Pues bien, asi como el concepto de objeto sensible (real) no puede

surgir mediante «reflexion» sobre la percepcion, porque 10 que resul tarfa

serla el concepto de percepcion 0 el de cualesquiera componentes reales de

Pero esto vale -10 advertimos expresamente- tanto para la esfera de

los sentidos «externos» como para la del sentido «interne». Hay una teorfa

que se ofrece plausible y esta universalmente difundida desde Locke, pero

que es erronea de raiz, que dice que las significaciones en cuestion, 0 las

significaciones nominales independientes correspondientes a ellas -las ca -

t eg or ia s la gi ca s, como ser y no ser, unidad, pluralidad, totalidad, mimero,

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702 Edmundo Husserl Iuestigaciones 16[l,icas 703

las percepciones, tampoco eI concepto de situacion objet iva puede surgir de

la rdlexi6n sobre los juicios, porque por este medio s610 podriarnos obtenerel concepto de juicio 0 de cornponente real de un juicio.

Es natural que alii hayan de uiuirse percepciones, aqui juicios 0 intuicio-

nes judicativas (percepciones de situaciones objetivas), para que tenga Iugar

la abstraccion correspondiente. Ser vivido no es ser objet ivo. Pero la «refle-

xi6n» quiere decir que aquello sobre que reflexionamos, la vivencia feno-menologica, se torna objet iva para nosotros (es percibida internamente por

nosorros), y que las deterrninaciones que deben ser generalizadas proceden

realmente de ese contenido objetivo.

El origen de los conceptos de situaci6n objetioa y de ser (en el sentido

de la copula) no esta oerdaderamente en la reflexi6n sabre los [uicios, 0 mas

bien. sobre los cumpl imientos de los [uicios, sino en lcs cumplimientos mis-

11I0S de los juicios; el fundamento de la abstraccion, por medio de la cual

realizarnos dichos conceptos, no se encuentra en estos casas tomados como

objctos, sino en los objetos de estos actos; y, naturalmente, tarnbien las mo-

dificaciones conformes de estos actos nos proporcionan un buen fundamento.

Es notorio desde luego que asi como otro concepto cualquiera (una

idea, una unidad espedfica) solo puede surgjr, esto es, sernos dado et mis-

md, sobre la base de un acto que ponga delante de nuestros ojos, al menosimaginativamente, alguna individualidad correspondiente a dicho concepto,

asf tambien el concepto del ser solo puede surgir cuando se nos pone de -{ante de los oios, real 0 imaginatiuamente, algun ser. Si el ser vale para

nosotros como el ser predicatioo, ha de sernos dada alguna situacion objetiua,

y, natural mente, por medio de un acto que nos la de -acto que es andlogo

a la intuicion sensible en sentido uulgar.

Lo mismo puede decirse de todas las [ormas categoriales, 0 para todas

las categorias. Un conjunto, por ejernplo, es dado y s610 puede ser dado en

un acto de coleccionar actual, 0 sea, en un acto que se expresa en la forma

de la union conjuntiva: A y B y c... Pero el concepto del conjunto no brota

por reflexi6n sabre este acto. En lugar de atender al acto que 10 d a, hemos

de atender mas bien a 10 que el acto da, al conjunto que hace aparecer in

concreto. y elevar su forma universal a la conciencia de los conceptos uni-versales.

Ante todo, basta tener presente un ejemplo cualquiera de percepci6n

C'fignade credito, para que resulte indudable que tsmbien las [ormas encuen·.

fran realmente cum plimiento, como hemos supuesto sin mas, 0 que encuen-

tran cumplimiento las significaciones enteras de esta 0 aquella forma y

no merarnente los momentos «rnateriales» de 1£1ignificacion. As! se explica

tambien que £II enunciado entero de percepcion se le llarne expresi6n de la

percepcion y, en sentido traslaticio, expresion de 10 que en la percepciones intuido y dado. Pero si las «forrnas categoriales» de 1£1expresion, que

existen £II lado de los momentos materiales, no terminan en la percepcion,

entendida como mera percepci6n sensible, sera menester tornar par base

otro sentido a1 hablar de la expresion de la percepcion en este caso, sera

menester en todo caso que exista un acto, que preste a los elementos care-

goriales de la significacion los mismos servicios que la mera percepcion sen-

sible presta a los materiales. Ahara bien, la esencial homogeneidad de la

funcion impletiva, y de todas las relaciones ideales conectadas regularmente

con ella, hace inevitable el llamar percepc ion a todo acto impletivo, que 10

sea en el modo de la presentacion, confirrnat iva, e intuicion a todo acto im-

pletivo en general, siendo entonces su correlato intencional el objeto. De

hecho, a 1£1pregunta: (que quiere decir que las significaciones con [ormas

cate goriales encuentran cumplimiento 0 se confirman en la percepci6n?,solo' podemos responder: no quiere decir otra cosa sino que estan referidas

i al objeto mismo en su [ormacion categorial, que eI objeto con estas formas

, categoriales no es meramente mentado, como en el caso de una funci6n sim-

plemente simbolica de las significaciones, sino que nos es puesto del a nte

de los oj os el mismo, con esas rnismas formas; 0 dicho de otro modo, que

no es rneramente mentado, sino intuido 0 percibido. Asi, pues, tan pronto

como queremos exponer 10 que quiere decir el termino de cumplimiento,

en este caso, 10 que expresan las significaciones con forma y en elias los ele-

mentos formales, 10 que es la objetividad unitaria, 0 unificadora, corres-

pondiente a ellas, tropezamos inevitablemente can la «intuicion», 0 la «per-

cepcion» y el «objeto». No podemos prescindi r de estas palabras, cuyo sen-

tido mas amplio es innegable. (C6mo designarfamos el correlat~ de un,are-

presentacion-sujeto no sensible, 0 que contenga formas no sensibles, SI nosestuviese velada la palabra objeto? <Como denominariamos su actual «ser

dado», 0 su aparecer como «dado», si nos estuviese vedada la palabra per-

cepci6n? Por eso se convierten en «objetos» los con tun tos , las plura l idade sindeterminadas, las totalidades, los grupos de determinado numero de ob-

jetos, las disyuntioas, los pred icados (el ser [usto ), las s i tuac ione s objetiuas:

y en «percepciones», los actos, por medio de los cuales aparecen como dados.

Y ello va en ellenguaje usual.

Vi~iblemente la conexion de los conceptos estricto y lato de percep-

cion, de percepcion sensible y suprasensible (esto es, erigida sabre la sensi-

bilidad, 0 categorial), no es extrinseca a accidental, sino que esta fundada

en la cosa, Esta conexi6n se extiende a toda la gran clase de actos, cuya

peculiaridad es que en ellos aparece algo como «real», y, adernas, como «dado

~ 45. Am pliacion del concepto de intuicion y mas especialmente de los

conceptos de percepcion y de imag inacton, lntuicion sensible y

ca t e go r ia l

Si se plantea ahora esta cuestion: (donde encuentran su cumplimiento

las formas categoriales de las signihcaciones , si no 10 encuentran mediante

la percepcion 0 [a intuicion, en ese sentido estricto que hemos tratado de

indicar provisionalrnente al hablar de la «sensibilidad»?, la respuesta nos

csra c1aramente trazada por las consideraciones que acabamos de hacer.

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Investigaciones 16gieas 705704 Edmundo Husserl

~ 46. Anali si s fenomenol6gico de la distinci6n entre percepcion sensible

y percepcion categorial

Ieccion de la const itucion eseneialmente diversa de las pereepeiones (0 en

general intuiciones) sensibles y eategoriales.

Pero no es necesario a nuestros fines inmediatos llevar a cabo un ana-

li si s exhaustivo de los fenomenos pertinentes. Seria un trabajo que exigirfa

eonsideraciones extraordinariamente extensas. Basta aqui atender a algunos

puntos mas importantes, que pueden servir para caracterizar las dos clases

de actos en su mutua relacion.

Se dice de toda percepcion que aprebende su objeto mismo 0 que 1 0aprehende directamente. Pero este directo aprehender tiene diverso sentido

y caracter segun se trate de una percepcion en sentido estricto 0 en sentido

lato, 0 segun que la objet ividad aprehendida «directamente» sea sensible 0

categorial, 0 -expresado todavia de otra manera- segun que sea un objeto

real 0 ideal. Podemos caracterizar , en efecto, los objetos sensibles 0 reales

como objetos del grade inferior de toda intuicion posible y los categoriales

o ideales como obietos de los grados superiores.

En el sentido estricto de Ia percepcion sensible es aprehendido direc-

tamente 0 esta presente in persona un objeto que se constituye de modo

simple en el acto de Ia percepcion. Con esto queremos decir que el objeto

es un objeto inmediatamente dado, tarhbien en el sentido de que, como tal

objeto, percibido con tal determinado eontenido objet ivo, no se ccnstituye

en aetas relacionantes, unificantes, ni art iculados en ninguna otra manera,los cuales estdn [undados en otros aetos que- traen a la percepcion otros

objetos distintos. Los objetos sensibles son percibidos en un solo grado de

aetas; no estan somet idos a la necesidad de const itui rse plurirradialmente

en actos de un grado superior, los cuales constituyen sus objetos por medio

de otros objetos const ituidos ya por sf en otros actos.

Ahora bien, todo acto simple de percepcion puede funcionar, ya sea por

si solo, ya sea junto con otros actos, como acto basico de nuevos aetos, que

ya le incluyan, ya Ie supongan meramente y que en su nuevo modo de con-

ciencia hagan brotar una nueva eoneiencia de objet ividad, que supone esen-

cialmente la primitiva. Al verificarse los nuevos actos de la conjuncion, de

la disyuncion, de la aprehension individual determinada e indeterminada

(esto-algo), de la generalizacion, del conocer simple, relacionante y unifi-

cante, no surgen unas vivencias subjetivas cualesquiera, ni tampoco unosaetas en general enlazados con los primitivos, sino unos aetos que consti-

tuyen nuevas objetioidades, como hemos dicho; surgen aetos en los cuales

aparece alga como real y como dado ella mismo, pero de tal suerte que

este algo, tal como aparece aqui, todavia no estaba dado ni podia estarlo

en los actos fundamentantes solos. Mas por otra parte la nueva objetiuidad

se lunda en la antigua; tiene rejerencia objetiva a la que aparece en los actos

[undamentantes. Su modo de aparecer esta determinado eseneialmente pOI"

esta referencia. Tratase aqui de una esfera de objetividades que solo pueden

aparecer «elias mismas» en aetas de tal suerte [undados.

En estos aetos fundados reside 1 0 categorial del intuir y el conocer : en

ellos eneuentra el pens amien to enunciativo, cuando funciona como expre

ello mismo». Este aparecer como real y dado «ello mismo» se earaeteriza y

adquiere su plena claridad, como es notorio, por su diferencia respecto de

los aetos esencialmente afines a el; por la difereneia respeeto del representar

imaginativo y del pensar puramente significative, que excluyen ambos el

estar presente (el aparecer in persona), aunque no el tener por existente.

En 1 0 que afeeta a esto ul timo, tanto la representacion funcional imaginati-

va como la simbolica son posibles de un doble modo: en el modo ponente,como un tener por existente imaginativa 0 simbolicarnente, y en el modo

no ponente, como un «rnero» imaginar 0 pensar sin tener por existente. No

tenemos necesidad de entrar en la dilucidacion detal lada de esta difereneia,

despues de los analisis de la seccion anterior, que deben interpretarse con la

suficiente generalidad. En todo easo, es claro que tambien el concepto de

irnaginacion (en sus muchas rarnificaciones) debe experimentar una extension

paralela a la del concepto de percepcion. No podriamos hablar de algo per-

eibido, supra sensible 0 categorialmente, si no existiese la posibilidad de

irnaginarlo «en el mismo modo» (0 sea, no de un modo meramente sensible) .

•Tendremos que distinguir, pues, con toda generalidad, ent re intuicion sen-

sible e intuicion categorial, 0 mostrar la posibilidad de semejante distincion,

El concepto ampliado de percepcion admite, por 1 0 dernas, una forma

estrieta y otra amplia. En el sentido mas amplio, se dicen percibidas (<<vistascon inteleccion», «inruidas» en la evidencia) tarnbien las situaciones obje-

tivas universales. En sentido estrieto, la percepcion se refiere solo al ser in-

dividual, 0 sea, temporal.

En nuestras proximas eonsideraciones tomamos en cuenta, primeramente,

solo las percepciones individuales, y Iuego las intuiciones individuales de

igual orden.

En 1 0 anterior nos hemos limitado a indicar de un modo superficial y a

caracterizar toscamente la distincion entre la percepcion «sensible» y la per-cepcion «suprasensible». La anticuada terrninologia de sentido externo y

sentido interno, que no puede negar su procedencia de la vida cotidiana,

con su metaflsica y antropologia ingenuas, pudo servir de momento para

sefialar la esfera que debia ser excluida; pero con esto no se ha llevado a

cabo todavia la verdadera definicion y delirnitacion de la esfera de la sen-

sibi lidad; pot tanto, tambien eI concepto de la percepion categorial carece

aiin de base descriptiva. Es tanto mas importante asegurar y aclarar la dis-

tincion de que tratamos, cuanto que de ella dependen por completo distin-

ciones tan fundamentales como la que existe en el conocimiento entre la

forma categorial y la materia fundada en 1 0 sensible, y analogamente la dis-

tincion entre las categorias y todos los dermis conceptos. Tratase, por tanto,

de buscar caracteristicas descriptivas profundas, que nos den alguna inte-

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706 Edmundo Husserl I nuestigaciones log icas 70 7

sion, su cumplimiento: la posibilidad de una adecuacion perfecta a tales actos

define la verdad del enunciado como justeza del mismo. Hasta aqui solo he-

mos considerado la esfera de la percepcion y en ella los casos mas primi-

tivos. Pero se ve sin mas que nuestra distincion entre actos simples y actos

fundados puede trasladarse de las percepciones a todas las intuiciones. Es

tarnbien evidente la posibilidad de actos complejos de tal indole, que esten

fundados, en modo mixto, parcialmente sobre percepciones simples, par-cialmente sobre i rnaginaciones simples; y tarnbien la posihilidad de que se

constituyan sobre intuiciones fundadas nuevas fundamentaciones, 0 sea, de

que se edifiquen unas sobre otras series graduales enreras de fundarnentacio-

nes; y en fin, que las intenciones signitivas se configuren con arreglo a estas

fundamentaciones de grado inferior 0 superior, y que se formen una vez

mas por fundamentacion mezclas entre los actos signitivos e intuitivos, es

decir, actos [undados que esten edificados sobre actos de una y otra especie.

Pero ante todo, se t rata de los casos primitivos y de aclararlos plenamente.

~ 47. Co n ti n ua c io n . C a ra c te r iz a ci o n de la percepc ion sensible como per-

cepc ion «simple»

clones» correspondientes a las representaciones de las p~opi~dades comp.le.

rnentarias, que no caen en persona dentro de la percepcion; clert .a,mente, 111 -

fluven tarnbien las intenciones referentes a elias sobre la percepcion y deter-

minan su total caracter. Pero asi como la cosa no se presenta en el fenorneno

como una mera surna de las innumerables propiedades parriculares que

puede distinguir la consideracion parcial ulterior, y asi como tarnpoco

esta puede pulverizar la cosa en particularid~des, sino s610 observa~ ,estas enla cosa siempre Integra y unitaria, aSI rambien el acto de percepcion es en

todo tiempo una unidad hornogenea, que presenta el objeto en un modo

simple e inmediato. La unidad de la percepcion no nace, pues.' por vtrt~d

de actos sinteticos peculia res, como si solo la forma de lu sintesis por medio

de actos fundados pudiese dar a las intenciones parciales la unitariedad de

la referencia objetiva. La unidad de la percepcion se produce como una

unidad simple, como una fusi6n inmediata de las intenciones parciales, sin

adici6n de nuevas intenctones de acto.Es posible, adernas, que no nos contentemos con «una sola mirada» y

que consideremos en un proceso continuo de perce pcion la cosa por todos

lades, palpandola con los sentidos, por decirlo asi. Pero cada una de las

percepciones de este proceso es ya una percepcion de esta c.osa. Con temple

este libro por arriba0

por abajo, por dentro 0 por tuera, slcmpre veo estelibra. Es siempre una y la misma cosa; y la misma no en el mero sentido

Fisico sino en la intenci6n de las percepciones mismas. Aunque preponderen

algunas propiedades carnbiantes a cada paso, la cosa misma, en cuant? unidad

percibida, no se constituye esencialmente mediante un acto superror, fun-

dado en las percepciones particulates. . .Pero bien mirada, no debernos presentar la cosa como Sl el objeto sen-

sible unico pudiese exponerse en un acto fund ado (esto es, en eI proceso

continuo del percibir), pero no siendo necesario que efectivamente se ex-

ponga en un acto sernejante. Tambien el proceso continuo de pe!cepcion se

revela a lin anal i sis mas exacto como una fusion de actos parciales en un

solo acto, no como un acto peculiar, fundi! ' 0 en los actos parciales.

Para mostrarlo hacernos la siguiente rellcxion:

Las distintas percepciones del proceso no ofrecen solucion de continui-

dad. Su continuidad no significa meramente el hecho objetivo de col indar en

el tiempo; el cursa de actos parciales tiene mas bien el caracter de una

unidad fenornenologica, en la cual estan fundidos los distintos actos. En

est a unidad, los muchos actos no estan fundidos solamente en un rodo fe-

nomenologico cualquiera , sino en un solo acto, y mas concretarnente , en

una percepcion. En el curso continuo de las percepciones singulares perci -

bimos en efecto, continuamente este cbjeto uno y el mismo. (Debemas

decir que la percepcion continua esta fundada en las percepciones singulares,

puesto que se compone de elIas? Esta fundada, naturalmente, e~ el se~t~do

en que un todo est a fundado en sus partes; pero no en el sentido decisivo

en este caso para nosotros, segun el cual el acto fundado debe traer un

nuevo caracter de acto, que se funda en los caracteres de actos subyacentes

Fijarnos, pues, nuestra vista mas detalladamente en los actos en que se

presentan como dados objetos concretos sensibles y sus elementos sensibles;

y despues, en contraste con ellos, los actos, totalrnente heterogeneos, por

medio de los cuales son dadas situaciones objetivas: colectivos, disyuntivos,

concretamente determinados como «objetos cornplejos del pensarniento»,

como «objetos de orden superior» que encierran en si realmente sus objetos

[undame ntantes; y tarnbien actos de la indole de la generalizaci6n 0de la

aprehension individual indeterrninada, cuyos objetos son tambien de grade

superior, pero no encierran en sf de esa suerte sus objetos fundamentantes.

En la percepcion sensible se nos aparece la cosa «exrerna» de un solo

golpe tan pronto como cae sobre ella nuestra mirada. Su modo de hacer

aparecer como presente la cosa es un modo simple, no necesita del aparato

de los actos fundamentantes y fundados. Carecen, naturalmente, de impor-

tancia a este respecto los procesos psiquicos de que pueda surgir genetics-

mente y la complicaci6n que estos procesos puedan alcanzar.

Tarnpoco pasamos por alto la no tori a complexion que se puede mostrar

en el contenido fenornenologico del acto simple de percepcion, y princi-

palmente en su intencion unitaria .

Ciertamente pertenecen a la cosa, en cuanto aparece con este 0 aquel

contenido, multiples propiedades constitutivas, de las cuales una parte recae

«dentro de la percepcion», mientras que otra es meramente intencional.

Pero no vivimos en modo alguno todos los actos de percepcion articulados

que brorarian, si atendiesernos por si a todas las particularidades de la cosa,

o mas exactarnente, a las propiedades del «lade vuelto hacia nosotros», si

las hiciesernos objetos por si . Ciertamente, «exdtanse tarnbien las disposi-

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708 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 709

y no es concebible sin ellos. En el caso presente la percepci6n se ha limitado

a desplegarse, por decirlo asi: permite que se la divida en partes, las cuales

podnan funcionar por si, como plenas percepciones. Pero la unidad de estas

percepciones en la percepci6n continua no es una unidad por medio de un

acto peculiar, el cual, como tal, constituiria 1a conciencia de una nueva

objetividad. En lugar de esto encontramos que en el acto desplegado no se

mienta objetivamente en absoluto nada nuevo, sino siempre este mismo

objeto, que y!! mentaban las percepciones parciales aisladamente tomadas.

Cabria dar peso a esta identidad y decir: la unidad es una unidad de

i¢entificacion; l a intencion de los actos sucesivos coincide continuamente

consigo rnisrna, y asf se produce la unidad. Esto es segurarnenre exacto. Pero

unidad de identijicacion no quiere decir lo mismo que unidad de un acto de

identijicacion ·-es ineludible hacer esta distinci6n-. Un acto mienta algo;

el acto de identificaci6n mienta, represent a una identidad. En nuestro caso

tiene lugar una identificacion, pero no se mienta ninguna ident idad. El ob-

jeto mentado en los diversos actos del proceso continuo de percepci6n es

siempre el mismo; los actos estan unidos por coincidencia. Pero 10 perci-bido en este proceso, 10 que es objetivo en el, es exclusivamente el objeto

sensible, nunca su identidad consigo mismo. Solo si hacernos el proceso de

percepcion fundarnento de un nuevo acto, solo si articulamos las percep-

ciones parciales y ponemos en relacion sus objetos, solo entonces sirve la

unidad de continuidad imperante entre las percepciones parciales (esto es,

la fusion de las percepciones por coincidencia) como punto de apoyo para

una conciencia de identidad. Tornase entonces objetiva la identidad misrna;

el memento de la coincidencia, que enlaza los caracteres de acto, si rve ahora

como contenido representante en una nueva percepcion, que esta fundada

en las percepciones parciales articuladas y nos hace adqui rir conciencia in-

tencional de que 1 0 percibido antes y ahora es uno y 1 0 mismo. Naturalmente,

nos encontramos entonces con un acto regular del segundo grupo. EI acto de

identificacion es, en efecto, una nueva conciencia de objetividad que nos

presenta un nuevo «objeto», un objeto que solo puede ser «dado» 0 «apre-

hendido en persona» en un acto fundado de esta natura1eza.

Pero antes de entrar con mas detalle en la nueva clase de actos y ob-

jetos, debemos llevar a terrnino la consideracion de las percepciones sim-ples. Si nos es lfcito considerar aclarado el sentido del simple percibir 0

-10 que vale para nosotros como una misma cosa- del percibir sensible,

esra aclarado tarnbien el concepto de objeto sensible 0 real (real en el sen-

tido mas primitivo de la palabra). Lo definimos justamente como el objeto

posible de una simple percepcion, En virtud del necesario paralelismo entre

la percepcion y la imaginacion -por el cual corresponde a toda posible

percepci6n una posible imaginaci6n (para hablar mas exactamente, una serie

entera de irnaginaciones) de la misma esencia- coordinase tamb ien una

simple irnag inacion a toda simple percepcion, con 1 0 cual esta asegurado a

la vez el co ncepto mas amplio de la intuicion sensible. La posibilidad de

definir, segun esto, los objetos sensibles como los objetos posibles de una

imaginaci6n sensible y de una intuicior, sensible, no significa, como es ~o-

torio, una generalizacion esencial de la definicion anterior. Ambas definicio-

nes son equivalentes, por raz6n del paralelismo que acabarnos de serialar.

Por el concepto de objeto real queda definido tarnbien el concepto de

parte real, 0 mas especialmente, los conceptos de [ragmento real, memento

real (nota real), forma real. Toda parte de un objeto real es una parte real.

En la simple percepcion se dice que el objeto entero esta dad? ex.plici!a-

mente; y cad a una de sus partes (partes en el sentido mas amph?) implici-

tamente . La totalidad de los objetos que pueden ser dados expltctta 0 tm-

plicitamente en simples percepciones consti tuye La esfera de lOS objetos

sensibles tomada en su maxima amplitud.Tcdo objeto sensible concreto es perceptible en el modo de un objeto

explicito; y por ende, tambien todo fragmento de dicho objeto. Pe.ro. (que

sucede con los mornentos abstractos? Por naturaleza no pueden existtr par

si: es evidente, pues, que su percepcion e imaginacion no. e~ nada ingep~n-

diente, ya que el contenido representante no puede ser vlVldo pot sr, sino

solo en un objeto concreto mas amplio, ni siquiera en el caso de la mera

representacion funcional por analogia. Pero con esto no se ha dicho todavfa

que la intuicion sea necesariamente un acto fundado. Lo seria si la apre-

hension de un momento abstracto hubiese de ser precedida necesariamente

por la aprebension del todo concreto 0 por la de los mementos complemen-tarios -considerada la aprehension como un acto de version intuitiva-.

No considero esto como patente de suyo. En cambio, es seguro que la apre-

hension de un momento, y en general la de una parte, como parte del todo

dado, por ende, tarnbien la aprehension de una nota sensible como nota, de

una forma sensible como forma, acusa actos claramente fundados, y de un

modo mas concreto, actos de la especie de los relacionantes. Con esto se

habria abandonado, pues, la esfera de la «sensibilidad» entrando en la del

«entendimiento». En cuanto al grupo de actos fundados, que acabarnos de

sefialar, pronto 1 0 someteremos a una consideracion mas detallada.

48. Caracterizacion de los actos categoriales como actos fundados

Podemos aprehender en diverso modo un objeto sensible. Ante todo,

naturalrnente, en modo simple. Esta posibilidad -que debe interpretarse

como una posibilidad exclusivamente ideal, de la misma manera que todas

las posibilidades de que hablamos aqui- le caracteriza como un objeto sen-

sible. Asi aprehendido, se halla simplemente delante de nosotros, por decirlo

asi. Las partes que le constituyen estan en el, sin duda, pero en el acto

simple no se hacen para nosotros objetos explicitos. Ahora bien, pode-

mos aprehender tambien el mismo objeto en modo explicitante; en actos

articulativos «ponemos de relieve» las partes; en actos relacionantes po-

nemos las puestas de relieve en relacion, ya mutua, ya con el todo. Solo

medianteestos nuevos modos de aprehension, adquieren los miembros

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710 Edm und o Huss er!Iv es ti? ,a ci on es 1 0? ,i ca s 711

enlazados y relacionados el cardcter de «partes» 0 de «todos». Los actos

articulativos y, en ~elaci6n retrospectiva, el acto simple, no son vividos

meramente en sucesion: antes bien, existen siempre unidades d e ac to su o

pertores, en las cuales la s relaciones de la s partes se constituven como

l1uevos obietos. -

Fijemos la ~ista primeram.ente en las relaciones entre la parte y el todo,

o. sea, la,S relac.lones A es (tiene ) B y B esta en A, para limitarnos a loscases mas senc~llos. Es una misma cos a sefialar los actos fundados, en los

cu.ales se constrtuyen como dadas estas tipicas situaciones objetivas, v ex-

plicar las formas .de enunciados categ6ricos que acabamos de usar (esto es,

retrotraerlas precisamente a su fuente intui tiva, a su cumplimiento adecua-

do)., Pero 1 0 que nos importa aqui no son las cualidades de acto sino ex-

cluslv~n:~nte la ~onstituci6n de las formas de aprehensi6n; por ta~to, nues-tro analisis, considerado como analisis del juicio, sera incomplete.

Un .acto perceptivo aprehende A como un todo, de un solo golpe y en

modo simple .. Un seg~lI1do acto de percepcion se dirige a B, a la parte 0

memento nO-I~dependlente que pertenece constitutivamente a A. Pero estos

dos ~ctos .no tl~nen lugar en una mera simultaneidad 0 sucesi6n, en el modo

d,e vl~enclas <~lI1conexas»;.: lntes bien, enlazanse en un acto unico, en cuya

smt~sls ! 1 .esta dado sola~lente c?mo teniendo en sf B. Tarnbien B puedev~nlf asurusmo a presencia propla como perteneciendo a A, si la «direc-

cion» de la «percepcion» relacionante es la inversa.

Tratemos ahora de penetrar algo mas hondo.

. La. }otal I?encion intuitiva del objeto comprende, en modo irnplicito, lamtencion hacia B. La apercepcion cree, en efecto, aprehender el objeto rnis-

mo, y por eso su «aprehender» ha de alcanzar, en y con el objeto entero

a todos sus elementos.

Naturalmente, t ratase aqui tan s610 de los elementos del objeto ta l c om o

aparece,en la percepcion, tal como figura en e lla m isma , y no, por ejemplo,

de aquellos que pertenecen al objeto existente en la «realidad objetiva»,

p.ues .este es revelado solamente par ulteriores experiencias, conocimientos vClenClas. -

_ E~ ,Ia red~ccion. de la percepcion total a la percepci6n particular, la

l?tenclOn parcial hacia el B no es separada del fen6meno total de A com

51 se. ; ompies.e la unidad de este,. sino que B se convierte en objeto de pe~

c~pClon ~ropla en un act~ p.ecu l tar . Pero a I~ vez la percepci6n total, que

sigue tenJ,:?do lug.ar, «coincide» en aquel la intencion parcial i rnplicita con

~ape7 cepClon partlc.ular. EI representante que se refiere a B funciona como

Id~nt~came.nte el rmsmo .en un do?le modo, y al hacer esto, prodiicese la

c01l1CldenCl~C?IDO l a umdad peculiar de las dos funciones representativas,

esto es, cotn~lden las dos aprebens iones , cuya base es este representante.

Pero esta unidad asurne a su vez el papel de una representaci6n funcional·

no val~ por ~l,como esta uni6n de actos vivida: no se constituye ella rnisma

en objeto, S1110 que ayuda a constituir otro objeto; tiene funcion repre-

1t'1I1.ltiva,y en tal modo, que aparece A como ten ie ndo en sf B , 0 en di rec-

Ih'm inversa, B como es tan do en A.Segun el «punto de vista de la aprehension», 0 segun la d ire cc io n d el

",jflJito, del todo a la parte 0 a la inversa -y estes son nuevas caracteres

I , t lo l11 l 'no l6gicos que prestan su cont ribuci6n a la total ma~eri.a intencional

dl'l acto relacionante-, hay dos posibilidades trazadas a p rt Cr l, con arreglo

• las cuales puede venir a presencia actual «Ia misma relacion». Les co-

rI( 'sponden las dos «relaciones» posibles a prior i , como objet ividades di-vr rsas, perc necesariamente enlazada s con arreglo a una ley ideal, que so lo

It' constituven direaamcnte en actos funda do s d e fa especte indicada, es

decir, que 'solo pueden venir a «presencia propia», a percepcion , en actos

I'~(construidos.Esta exposici6n se adapta visiblemente a todas Ins variedades de la

relacion entre un t o do v sus partes . Todas estas relaciones son de naturaleza

cutegorial , 0 sea, idea!.- Seria absurdo injertarlas en el simple todo y querer

t'ncontrarlas en el par analisis. La parte esta incluida en el todo antes de

cunlquier articulacion y es coaprehendida al aprehender perceptivamente el

uxlo; pero este hecho de qu e este incluida en el es en primer termino la

mera posibil idad ideal de percibirla a ella y de percibir su ser parte en los

wrrespondien tes actos articulados y fundados.

Lo mismo sucede notoriamente en las relaciones extr tnsecas , de lasruales proceden las predicaciones de la especie de A esta a la d e recha d e B;!l es ma yo r, m as c la ro , m as a lto que B, etc. La posibilidad de relaciones

exrrinsecas brota siempre que los objetos sensibles -las simples percept i-

bilidades por si-, prescindiendo de su individllalidad aislada, se iuntan

en grupos, en unidades mas 0 menos intimas, 0 sea, en el fondo, en objetos

mas amplios. Estas relaciones pueden comprenderse rodas bajo el tipo de

la relaci6n de una pa rte ti la s d emas pa rte s d e un to do . Tarnbien son ac t o s

[und ado s los actos en que aparecen primariamente la s respectiuas situaciones

obtetiuas, las relaciones extrinsecas de uno u otro sentido. Es claro que ni

la 'simple percepcion de la complexi6n total, ni las percepciones particu-

lares carrespondientes a sus miembros, son ya en si las percepciones de

relacion, que son s610 posibles en est a complexion. Es menester que sea

destacado un miembro como miembro capital y que sea considerado a lavez que se fijan los restantes miembros, para que resalte la determinacion

ienomenica del primero par los miembros correlat ivos; siendo de adver tir

que rambien estes tienen, notoriamente, que destacarse, y que aquella de-

terminacion cambia segun la especial indole de la unidad dominante. La

elecci6n del miembro capital, 0 la direcci6n de la aprehensi6n relacionante,

determina en general rambien aqui formas de relacion fenomenologicamellte

diversas y caracterizadas en un modo correlativo par su sentido; las cuales

no estan inclusas real mente en la percepci6n inarticulada de la union (0 sea,

en la union tal como aparece en cuanto objeto simple), sino solo como

p os ih il id ad es i de at es de llevar a cabo los respectivos actos fundados.La insercion real de esras relaciones entre partes en el rodo significaria

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71 2Edmundo Husser!

. .

una confusion de cosas radicalmente distintas: [ormas de enlace sensibtes

( ) r ea l es y formas de enlace categoriales e ideates. Los enlaces sensibles son

momentos del obiero real, moment os reales del mismo, existentes en el ,aunque solo sea implicitamente, y destacables en el mediante una percep-

cion abstractiva. Las formas de enlace categorial son, por el contrario,

formas que corresponden al modo de la sfntesis de actos, 0 sea, formas que

se const ituyen objet ivamente en los actos sintet icos edificados sobre la sen-sibilidad. En la formacion de relaciones extrfnsecas, la forma sensible puede

dar el fundamento para Ia const itucion de una forma categorial correspon-

diente; como cuando aprehendemos -y eventualmente expresamos- en

las formas sinteticas A colinda con, 0 B colinda con A, el colindar sensible

de los contenidos A y B, dado en la intuicion de un T, que los comprende.

Pero COn l a constitucion de estas ultimas formas han brotado nuevos ob -jetos, pertenecientes a la c1ase: situacion objetiva, que solo comprende

«objero , de orden superior». En el todo sensible las partes A y B estan

unidas por el momento del colindar, que las enlaza de un modo sensible.

El destacar estas partes y momentos, la formacion de las intuiciones de

A y B de colindar , no proporciona aiin la representaci6n: A colinda con B.

Esta exige un nuevo acto, que se apodera de aquellas representaciones,dandoles la forma y el anlace adecuados.

Investigaciones log icas

. , d! . nijicacion en la expresi6n ade-

f ,trrado, produciendo halter~ct~:tad~ :nt~~glas representacio~es inalteradas

"dn. No es que se aya InS di un lazo que uruese las repre-rnplernente un elemento interme 10, como L f ncion del pensamiento

ntaciones de U?, m?do m~ramente exterro, la~ f~rma de nuevo, aungue,

lnrcrico (la funcior, I?telectlva) les ~ace a go, . 1. de tal suerte pues, queerno Iuncion categorial, en .un mo 0 categona

a, ece inalterado~ EI objeto

I contenido sensible del oble.to aparente p.erm ~ resente como el mismo

() se ofrece con nuevas proP,edLad~s r leal.~s,eenst:

1~exo categorial Ie da un

odo nuevo a inc usion 1 .,f l ICS, pero en un m . 'I I ' Ide un miembro de re acton,crerrninado puesto y papel en ;.' t e. P~~~asson dist inciones gue se deno-specialmente el de un sujeto u 0 te 0, y

l in J~;od:da°~~g~~~efa~~' i advert ir los eamb~os de signif icacion ~e las el~

. I modirican de las representaciones directas: por eJempIoj

,

/prcslones que a . 1 . .. e no results totalrnente c ara. ., I' Id las simp es mtuicion ssttuacron en e clr~u 0 e fuera de una funcion de relaci6n. Por esoIIIcomparar las mismas dentro

ly. ti ion anterior Las percepciones

I ' cuenta ya en a mves igac . f un ci ,no a tome en .. . f e ui aradas con los actos de uncion

uisladas de l a s en sib il id ad 'I ueron q

rque el objeto nos hace frentenominal 2. De un mo?o ana ogo a .a,que en 1 0 haee en el acto nominal la

directamente en la s lmpl~ percepclo.n, nos forma categorial . Se ha I levado

situacion objetiv.a 0.~n ob)elto .c~aldllerb.~~~ y se hace de el, como objeto

a cabo la con~t1tuclOn dPau

at1nalae~6n~ leJ objeto conserva completamenteacabado, el miernbro e una .re titutivo Pero seguramente se puedeinalterado -parece- su sentido cons .' I alteracion fenornenolo-

d~cir que eil lah percepci .on s~ d~s a~sc:~:ra~n:ercl :eto relacionante: ju~ta-

grca que e a a expenmen a I ue encierra en S I el antiguo sentido

mente porque la nueva forI_Daes a ~ J q I nuevo sentido de un «papel». Lade aprehension y le cornunica ta?, so 0 e. . siendo dado como 1 0

percepcion sigue siendo percepcllO?: el °TbJjetof~;~:s obras de la funcion'I puesto en re acton». a es ,

era; so 0 que es « . . . ende valen para nosotros comosintetica, no alteran el objeto mlsI?~d ~cr biet i~a y las pas amos por alto

pertenecientes a nuestra mera activi a d~~ ) a 1~ explicaci6n del conoci-

en la reflexion f~no~enol~g~a quedse .. I~l:~bien la situaci6n objetiva, enmiento. Por cons.lgUlente, e emos IClr. ina! es la misma situaci6n ob-

la funcion subjetiva, y en gen~ra l en ta n.odm n' intuici6n primitiva p o r el. . t' iltimo termino cens rut a ej e .nva y es a en u b .. d en la funci6n ais lada; pero enmismo acto por el cual esta a efuncio a como miembro de una relacion,el acto de grade superior, en que unclo~ael traje carac teristico de s u p ap el ,esta constituida con una nueva 10rIa (co di de la forma de expresi6n

por decir lo asi) : la cual se reve a. por dme Ida Seran menester mas am-. I I so de una expresion a ecua . f I'

normnai, en.e ca 1 d fi itivamente esta situacion enomeno 0-plias indagaciones para ac arar e n

gica, que no hemos hecho sino esbozar.

713

~ 49. Observaciones complementarias sobre fa forma nominal

Aiiadimos a nuestro analisis anterior algunos complementos importantesrelat ivos a la forma que toman las representaciones sinteticamente enlazadas,

consider adas cada una par S 1. Ya hemos es tudiado este importante punto

en una clase especial de cases. En la quinta Investigaci6n hemos seiialado

que un enunciado nunca puede llegar a ser en forma inmodificada el fun-

damento de un acto sintetico edificado sabre el, el miembro sujeto u objeto

de un nuevo enunciado. EI enunciado, dedamos, ha de tomar primero la

forma nominal, par rnedio de la cual su situaci6n de hecho se torna objetiva

en un nuevo modo, en el modo nominall. En este hecho se expresa preci.

samente la distinci6n intuitiva en que ponemos ahora nuestra vista, y queno vale meramente para los miembros de las sintesis de grado inferior,

edificadas inmediatamente sobre la sens ibi lidad, que son las consideradas

hasta ahara, sino para todas las representaciones de que se apoderan sfntesis(multir radiales) de cualguier especie y grado.

Quiza podamos empezar diciendo en general: los actos ob;etivantespurament» por si y «los mismos» ac tos objetivantes en la [uncion de cons-

t ituir los puntas de referencia de cualesquiera relaciones, no son verdade-

ramente los mismos; distinguense fenomenol6gicamente con respecto a 10

que hemos llamado la materia intencional. El sentido de «prehension se ha

I L. c., capitulo 4, §§ 35 y 36.

, Por ejernplo, § 33.

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714 Edmundo Husserl Iuestigaciones logicas 715

§ 50. F o rm a s s en si bl es en aprebension categorial, pero no en [uncionnominal

natiua del A y B, mientras que este conjunto se da como propio en el

modo de la percepc ion , y solo puede darse aSI, en un acto analogo, en

un acto de mera modificacion conforme, pero que esta fundado en las

pcrcepciones de A y B .

La razon de que hablernos de un acto, que une estas percepciones, y

no de un enlace 0 incluso de una coexistencia de estas percepciones en 1a

conciencia, reside naturalmente en que aqui son dados una referencia inten-tional unit aria y un objeto unitario correspondiente a ella, objeto que solo

puede constituirse en este enlace de actos; ente ramente 1 0 mismo que una

situacion objetiva solo puede constituirse en la union relacionante de re-

presentaciones, Aqui se reconoce a la vez el error esencial que han cometido

erninentes logicos modernos, al creer que podian dar por base a la union

ccpulativa de nombres 0de enunciados una mera conciencia simultanea de

los actos norninales y proposicionales, que podrian renunciar, por ende, al

~' como forma 16gica objetiva 3.

Hay que guardarse tarnbien de confundir las simples percepciones de

grupos, filas, enjambres, etc., con unidad sensible y Ins percepciones con-

[untiuas, en las cuales se constituye propia y exclusivarnente la conciencia

misma de la plura l idad . En mi Filosolia de la Aritmetica he tratado de

mostrar como ios caracteres de unidad sensible (que yo llamaba alii mo-mentes figurales 0 cuasi-cualitativos de las intuiciones sensibles) sirven

como signos sensibles de la pluralidad, es decir, como puntos de apcyo

sensibles pa ra el conocimiento (facil itado significativamente por ellos) de

la pluralidad como tal y como pluralidad de la especie respectiva; conoci-

rniento que ya no necesita de la aprehension individual, ni del conocimiento

individual articulativo, peru que, en cambio, tampoco posee eI caracter de

una verdadera intuicion de la coleccion como tal ~.

Hasta ahora solo hemos hablado de las Iorrnas que ternan los miembros

de relacion, por ejemplo, el todo y la parte. Pero en las relaciones extrin-

secas vemos como entran formas sensibles en la unidad de la relaci6n (ensu predicado ), y como determinan de un modo sensible la forma de la

relaci6n, sin e xp er im en te r L a i nd ep en d iz ac io n nominal. Por ejempJo, A es

m/1S claro qu e B, A esta a la derecba de B, etc. Las difer enc ias f enomeno-

logicas -diferencias en el sentido de aprehensi6n- entre los casos en que,

POt decirlo asi, se atiende simplemente a la forma de la claridad y se hace

de la misma el objeto nominal, en el modo de la expresion «est a relacion

d e c larid ad [entre A y BJ es mas facilmente perceptible qu e aquella

entre [M y NJ», y los cases, de forma total mente distinta, en que se

mienta la rnisma forma de claridad en el modo de la anterior expresion

«A es mas clara que B»; estas diferencias, digo, son innegables. En estos

ultirnos casas encontramos una vez mas una forma categorial que alude

,1 una funci6n peculiar en el todo de la relacion. A las diferencias de

foi mas como estas que hernos conocido en este paragrafo y el anteriorse refiercn notoriamente, conceptos como los de miembro de relacion, for-

ma de rclacion, sujeto, objeto y otros no siempre distinramente expresados

y en todo caso no aclarados hasta ahora de un modo suficiente.

~ 51. Colectiuos y disvuntiuos

Como ejernplos de formas categoriales y sinteticas de objetos, hemos

considerado hasra ahora 5610 algunas de las formas mas sencillas de situa-

ciones objetivas, a saber: las relaciones de identidad total y parcial y las

reluciones extrinsecas simples. Fijernonos ahora la vista, como nuevas ejem-

plos, en des forrnas sinteticas, que no son situaciones objetivas, pero que

dcsernpefian un gran papel en [a conexion de estas: las colectiuas y las disyun-

tiuas. Los actos en los cuales se constituyen como objetividades son los quedan intuicion impletiva a las significaciones de las conjunciones y y o,

La que corresponde intuitivamente a las palabras y y 0, ambcs y uno

de lc s dos, no se puede coger con las rnanos -asl 1 0 expresaba rnos ante-

rior~ente, en un modo alga tosco-; no se puede aprehender con ningun

s~ntldo, como tampoco se puede representar propiamente en imagen, por

cjernplo, no se puede pintar. Puedo pintar A y pintar B, puedo pintar

ambos en el mismo espacio del cuadro; pew no puedo pintar el ambos,

eI A y B . Aqu] solo existe la posibilidad unica, y en todo tiempo abier-

ta, de que lIevemos a cabo sabre la base de los dos actos particulares

de intuici6n e I nuevo acto del pintar 0 coleccionar v mentemos de este

modo 1&colllpaiiia de los objetos A y B. En Ia situaci6n que tenemos a la

vista como ejernplo, constituyese en el nuevo acto la representacion imagi-

~ 52. Const itucion de los objetos uniuersalcs en int uiciones uniuersales

Los actos sinteticos simples, de los cuales nos hemos ocupado hast a

ahara, estaban fundados de tal suerte en simples percepciones, que la in-

tencion sintet ica se dirigia concomitantement e a los objetos de las percep-ciones [undamcntantes, iunrandolos idealmente (<<conjunto») 0 confiriendo-

les unidad re1acionante. Y ese es un caracter universal de los actos sintet icos .

J Asl leemos en Sigwart (Logik, I, 206): «La union verbal de las proposiciones

can y... no enuncia en un principio otra cosa sino esre hecho subierivo de la coexis-

tencia, en una misma conciencia, y. por tanto, no Ie corresponde ninguna significacion

objetiva.x Cf. tumbien, I. c., p. 278.

, Precisamente esta cuestion de como sean posibles las evaluaciones de pluralidady de nurnero con una mirada, 0 sea, en actos simples, en lugar de fundados, mientras

que la verdadera coleccion y numeracion supone actos articulados de orden superior,

es la que ha llarnado la atencion sobrc los caractercs intuirivos de unidad que von

Ehrenfels ha tratado con pcnetracion y llarnado cualidades Iigurarivas en su trabajo

aparecido algo anteriormente y dirigido por puntas de vista muy disrintos, ((Jber Gest al tqual itat cn , Vier tel ;. [ . i oi ss. Pb ilos ., 1890. ) Cf. Philosophic J. Aritbnr . . , capi tu lo XI.

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71(; Edmundo Husserl Investigaciones logicas 717

Ahara vamos a ~onsiderar ejemplos de o tro grupo de a c to s c a te g or ia le s ,en los que los objeros de los actos fundamenranres no entran concomitante-

mente en la intuicion del fundado y s610 denotarian su estrecha relaci6n

con este en otros actos relacionantes. A este grupo pertenece la esfera d e

la intuicion universal -expresi6n que a much o s no les sonara mejor que In

de hierro de madera.

Sobre la base de intuiciones primarias entra en juego la abstraccion ysurge. un nue~o. c~racter categorial de acto, en el que aparece una nueva

e~pec.le de objetividad, la cual s610 puede aparecer como dada real 0 ima-

gmatrvamente en tales actos fundados. Naturalmente, no me refiero a III

abstracci~n en el .mero .sentido de destacar un momento no-independiente

en un ob!eto. sensible, sino a la abstracci6n ideatoria, en la cual se presenta

a .Ia conClen.cla, llega a presencia actual, en lugar del momento no-indepen-

diente, su «Idea», SU universal, Es necesario dar por supuesto este acto, para

que pueda estar delante de nuestros ojos v frente a la multitud de los

distintos momentos de una y la misma especie, esa especie misma y como

una y la 111lSma.Pues llevando a cabo repetidas veces este acto, sobre la

base de varias intuiciones individuales, adquirimos conciencia de la identi-da d del universal, y esto, como es notorio, en un acto superior de identifi-

cacion que sintetiza todos los actos aislados de abstraccion. Por medio deestos actos de abstracci6n broran para nosorros adernas, entrelazados can

nuevas formas de acto, los actos de la definicion universal es decir de

Ia d:fi~ici6n de objetos en general como subordinados a ciert~s especie~ A,y asrrmsmo los actos en los cuales son representados objetos individuales

indeterminados de una especie A.~n el acto de !a a~~tracci6n, que no necesita ser Ilevado a cabo por

medio de una norrunacron, nos es dado 10 universal mismo; no 10 pens a-

mas en un modo meramente significativo, como en el caso de la mera com-

prension de nombres universales, sino que 10 aprehendemos, lo intuimos.

Esta bien justificado aqui, ciertamente, eI hablar de la intuici6n, y mas

concretamente, de la percepc ion de lo universal.

Mas, por otro lado, se suscitan dudas. Hablar de una percepcion supone

la posibilidad de una imaginaci6n correspondiente, y ya dijimos en el ~ 45que la distinci6n de ambas entra tarnbien en el sentido natural del terrnino

general de intuici6n. Esta distincion precisamente es la que echamos de

menos aqui. Esto parece consistir en que los actos abstractivos no se dife-

rencian por el caracter de las simples intuiciones fundamentantes, y son, por

el contrario, completamente insensibles a si estos actos fundamentantes son

actos ponentes 0 no ponentes, perceptivos 0 imaginativos. EI raja, el irian-

f!,ulo de la rnera fantasia, es especificamente el mismo que el ro]o, el tridngt«

t o de la percepcion. La conciencia de 10 universal se edifica igualmente bien

sobre la base de la percepcion que sabre la de la imaginacion conforme, y

~lDa vez edificada, aprehendemos 10 universal mismo, la idea de raja, la

Idea de trilmgulo, 0 sea, 10 intuimos en aquel modo unico, que no admite

diferencias entre Ia imagen y el original.

I':s de observar, sin embargo, que los ejernplos aducidos eran justamente

,II' 1: 1 especie de l a p er ce pc io n adecuada de 10 universal. Lo universal era

1 1 1 I . . hcndido y dado en ellos realmente, sobre la base de casos particulares

rr. iluienre correspondientes. Donde aS1sucede pareee faltar , en efecto, una

IIIII 'ginaci6n paralela con el mismo eontenido intuitivo -como en todo caso

k percepcion adecuada. ~C6mo podria un contenido, incluso en la esfera

Individual, representarse analogicamente a si mismo, puesto que, tornado:llliU el mismo, no puede ser mentado a la vez como algo analogo a S1

1 1 1 1 s1110 ~Y como podria faltar el caracter de la posicion, cuando el conte-

~.id()mentado es precisamente' el vivido y dado? Otra cosa acontece si , por

Wmplo, hemos concebido indirectamente por media del analisis materna-

tiw la idea de cierto genero de curvas de tercer orden, sin que nunca

nos hay a sido dada intuitivamente una curva de este genero. Una figura

[ntuitiva, por ejemplo, de un caso particular de curvas de tercer orden,

xinocido de nosotros, 10 mismo si esta dibujada que si es meramente ima-

~il1ada, puede servirnos, sin embargo, como imagen intuitiva, como repre-

scntacion anal6gica de la universalidad intencional ; es decir, la conciencia de

i ll universalidad se edifica como intuitiva, pero a la vez como analogica,

s(~bre la intuici6n individual. (Y no ejerce ya el tosco dibujo habitual un

cfccto ana16gico en comparaci6n con la figura ideal? (No contribuye a de-tcrrninar el cardcter imaginatiuo de la representacion universal? Igualmente,

sobre la base de un modelo de una maquina de vapor, intuimos la idea

de la rnaquina de vapor; donde no cabe hablar, naturalmente, de una

ubstraccion, ni de una concepcion adecuadas. En semejantes casos no nos

cnecntramos con meras significaciones, sino con representaciones univer-

sales par analogia, 0 sea, con imaginaciones universales. Pero si falta la

ccnciencia de una mera analogia, 10 cual puede suceder, por ejemplo, en

la intuici6n de un modelo, tenemos precisamente un caso de percepc ion

de 1 0 universal, aunque de percepcion inadecuada.

Igualmente encontramos ahora las diferencias que antes echabarnos de

menos entre la ccnciencia de la universa!idad ponente y la indecisiva. Cuan-

do concebimos un objeto universal de un modo meramente anaI6gico, ima-

ginativo, podernos mentarlo en modo ponente, y este acto puede ser con-firmado 0 refutado en una futura percepcion adecuada, como toda intencion

ponente. Lo primero, cuando la intencion universal se cump le en una per-

cepci6n adecuada, esto es, en una nueva conciencia de universalidad, que

se constituye sobre la base de una abstracci6n «real» del caso particular

correspondiente. El objeto universal no es entonces meramente represen-

tado y puesto, sino que es dado «el mismo», Otras veces podemos repre-

sen tar 10 universal en modo analogico, pero sin ponerlo. Lo concebimos,

pero 10 dejamos indeciso. La intencion hacia 10 universal, edi ficada sobre

la base intuitiva, no decide ahara sobre el «sen> 0 el «no-set», pero si

sabre si 10 universal y su ser dado en el modo de la abstracci6n adecuada,

son posibles 0 no.

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CAPITULO 7

Estudio sabre la representacion

fu n cio n a l c ate g or ia l

I.,. R efe re nc ia re tro sp ec ti ua a la s in da ga ci on es d e fa s ec ci on p rim era

t

Los aetas fundados, que hemos analizado en ejemplos escogidos, valian

lira nosotros como intuiciones y aun como intuiciones de los nuevos ob-

eros que elIos haeen apareeer y que solo puedep set dados en actos fun-

ados de la indole y forma correspondiente en cada caso. El valor ada-

s t ivo de esta arnpliacion del concepto de intuicion solo puede consistir,

I=mno es notorio, en que no se trata de una ampliaci6n extraesencial, me-

'tamente disyuntiva, de un concepto, como la que permite ensanchar la

esfera de un concepto dado sobre las esferas de cualesquiera conceptos

heterogeneos 1, sino de una autentica generalizacion que descansa en la co-

munidad de notas esenciales. Llamamos intuiciones a los nuevos actos,

porque tienen rodos las peculiaridades esenciales de las intuiciones, pres-

cindiendo tan solo de la referencia «simple» al objeto (0 sea, de aquella

especie determinada de «inmediatez» que definimos como simplicidad). En-

contramos tambien en ellos las mismas distinciones esenciales, a la vez que

se manifiestan aptos para desernpefiar esencialmente las misrnas funciones

de cumplimiento, Esto ultimo tiene particular irnportancia para nosotros;

por estas funciones hemos emprendido la investigacion. El conocimientocomo unidad de cumplimiento no tiene lugat sobre Ja mera base de los

actos simples, sino por 1 0 regular sobre la base de los categoriales; por

I Si a representa las notas constitutivas de un concepto y fl las de otro con-cepto cualquiera, puede formarse en todo instante la forma: algo que es a 0 fl. Estaforma extrinseca de la arnpliacion de un concepto, que llamo la disyuntiva, puederesultar muy uti! en ocasiones; as! pot e jemplo, desempefia en la forrnacion de lahabit tecnica matematica un papel muy importante, hasta ahora no dignamente apre-ciado por los logicos, Es cierto que la logica de la rnaternatica se halla todavia ensus comienzos y que solo pocos logicos parecen haber advertido que hay en elleun campo de importantes problemas, fundamentales para la comprension de la ma-ternatica, y por tanto, de la ciencia marematica de la naturaleza, los cuales, a pesarde toda su dificultad, son rigurosamente solubles,

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720 Edmundo Husserl Investigaciones logicas 721

~ 54 . L a cuestion de los represent antes de las formas categoriales

miembros? En la forma de enlace ya no es posible, se did, hacer una dis-

tincion comprensib1e. (0se diferenciaria acaso 1a forma colectiva (que ex-

presa la partfcula y) en su modo de aparecer como percepcion 0 irnagina-

cion? En este caso deberiamos considerar posible que los [enomenos de

1a fantasia se uniesen mediante 1a forma co1ectiva de 1a percepcion y los

fenomenos de la percepcion mediante la forma colectiva de la fantasia; y

ello en distinto modo. Esto es, empero, notoriamente inconcebib1e; masaiin, incomprensible.

Cabrfa objetar, sin embargo, que nada hay mas facil. (Quien nos irnpi-

de pensar colecrivamente algunos objetos de 1apercepcion, pero mentar ima-

ginativamente con ellos otro conjunto? Y por otra parte, (quien nos impide

pensar juntos algunos fenornenos de la fantasia, y mentar solo este conjunto

de fen6menos de 1a fantasia, 0 sea, percibirlo? Cierto; nada hay que nos

trabe en este respecto. Pero aquellos objetos de la percepci6n son entonces

irnagenes , es decir, que el acto co1ectivo no esta fundado directamente en

las percepciones, sino en las imaginaciones edificadas sobre ellas, Y asimis-

rno en el otro caso, 1 0 coleccionado no son los objetos de las representa-

ciones de la fantasia, sino estas representaciones mismas; es decir, el acto

de coleccionar no esta fundado directamente en las representaciones de la

fantasia, sino en las percepciones internas referentes a ellas. Esto no pruebaninguna diferencia entre el coleccionar «real», sobre la base de objetos per-

cibidos, y el coleccionar «imaginario», sobre Ia base de objetos fantaseados;

ni existe en general ninguna diferencia sernejante, a no ser como diferencia

en los actos que las fundan.

Lo misrno parece ser valido para todas las restantes modificaciones, que

puede presentar la conciencia de una coleccion. La universalidad 0 la par-

ticularidad, 1a determinacion 0 1a indeterminacion, y todas las demas for-

mas categoria1es que quepa considerar en los objetos fundamentantes, deter-

minan tambien el caracter de la representacion colectiva; pero de tal suerte,

que no es posib1e encontrar ninguna di£erencia fenomeno16gica en e1 carac-

ter del enlace, gue siempre es el mismo y. Segun la indole de las represen-

taciones fundamentantes se nos aparece una coleccion de objetos universales

(por ejernplo, de especies de colores: raja y azul y amarillo) 0 de objetosindividua1es (Arist6teles y P l at o n ) , de objetos deterrninados (corno en los

ejemplos anteriores) 0 de objetos indeterminados (un hombre y otro hom-

bre; un color y un scnido ). No se echa de ver como serian posibles dife-

rencias en los actos de coleccionar, de otro modo que pOI medio de las

diferencias en los actos fundarnentantes.

Exactarnente 1 0 mismo parece tarnbien valer para las intuiciones rela-

cionantes. EI relacionar presenta siempre la misma forma; todas las modi-

ficaciones dependen de los actos fundamentantes.

Dada esta situacion, (podemos seguir esperando diferencias percepti-

bles entre el representante y el sentido de aprebension , can respecto a 1 0

que hay de nuevo en el acto fundado, esto es, a tratandose de los aetos

sinteticos con respecto a la forma de enlace? En las simples intuiciones,

consiguiente, si oponernos al pensar (como significar) el intuir, no podemosen tender por intui r la mer a intuicion sensible.

Esta interpretacion de los actos categoriales como intuicioneses la

unica que hace realmente diatana la relaci6n entre el pensar y el intuir,

relacion que ninguna critica del conocimiento ha traido hasta ahora a un

grado de claridad admisible, y por ende, la unica que hace realmente com-

prensible el conocirniento en su esencia y en su funcion. Las comprobacio-

nes provisionales de la primera seccion solo obtienen su adecuada confir-

macion como consecuencia de esta ampliacion de conceptos. Todas las

intuiciones en el presente sentido lata, por cerca 0 lejos que puedan estar

de la sensibi lidad, tienen significaeiones expresivas corno sus correlatos

ideales posibles. Las distinciones que hemos hecho dentro de la eseneia

cognoscitiva y los conceptos que hernos formado en conexi on con ellas,

conservan su validez en esta esfera mas arnplia, aunque fueron definidos

mirando a una esfera mas estrecha.

Todo acto categorial de intuicion tiene, pues,1. su cualidad,

2. su materia (intencional), esto es, su sentido de aprehension,3. sus representantes.

Esta distincion no se reduce a las distinciones pertenecientes a los actosfundamentantes. La cualidad del acto total puede ser distinta de la de un

acto fundamentante, asi como los actos fundamentantes, cuando son varios,

pueden estar diversamente cualif icados, por ejemplo, en la representacion

de una relacion entre un objeto ficticio y un objeto tenido por real.

Ademas, no solo cada uno de los actos fundamentantes tiene una rna-

teria, sino que el fundado aporta una materia pro pia, respecto de Ia cual

vale la ley que dice que esta nueva rnateria, a 1 0 que hay de nuevo en ella,

si incluye en si las materias de los actos fundamentantes, esta fundada en

ias materias de estos actos.

Por ultimo, el nuevo acto tiene tarnbien sus represent antes. Pero con

referencia a estes encontramos serias dificultades, tan pronto como pregun-

tamos si deben admitirse tambien nueuos representantes para la nueva

materia.

Cuando se precede al analisis de los acres categoriales, empieza por

imponerse, como aparentemente incontestable, la observacion de que todas

las distinciones en los actos categoriales, prescindiendo de la cualidad, se

reducen a las correspondientes distinciones en los actos que los fundan;

es decir, que 1 0 nuevo que aporta la funci6n categorial es un suplemento

de contenido que no admite diferenciacion. (Corno podrian diferenciarse la

representaci6n de una coleccion en 1a fantasia y la percepcion de la misma

colecci6n, como no sea por el modo intencional en que son dados sus

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722 Ed mun do Husserl Invest igaciones logicas 723

~ 55. Argumen tos a fa vor de la a dm is i6n de represen t a n te s ca tegoria le s

pecul iares

I.islables del contenido representante, y que, sin eIT,lbargo, no. aparece en

I.. reflexion interna como un compuesto de percepciones parciales separa-

hies; aS1 tarnbien, aqui, en las intuiciones categoriales, el sentido d.e a~r~-

hension penetra el acto total y su representacion funcional entera, sin .dl~l-

dirse distintamente con arreglo a los representantes que pueden distin-

guirse en la reflexion, Pero si admi timos esta interpretacion, 10. anterior-

mente expuesto implicaria esta importante verdad: que e l contenido repre-

sen t an te para ca da especie d e a e ta s [und ad os es un ic~" pese a l . camb:o d .e

l os a ct os [u nd a me nt an te s y d e la s fo rma s ae a preben sio n. La sImp!? intui-

cion sensible tiene a su disposicion, a los fines de la representacion fun-

donal la inmensa multitud de las cualidades sensibles, de las formas sen-

sibles, etc. En la esfera de las intuiciones colectivas: 0 de las intuiciones

de identidad, etc ., estariarnos limitados en cad a especie de casos a un a sola

forma; la forma y es siempre la misma, como tarnbien 10 e.s la fO,rma es ,

etcetera. Estas formas deberian entenderse, pues, como (}ego a na logo a l

n uc le o s en si bl e de 1a intuicion sensible, abstrayendo de la cualidad y del

sentido de aprehension. .Cabria sospechar que el deseo es aqui padre del pensarmento, y llamar

la atencion sobre 1a circunstancia de que los representantes no son elemen-

tos esenciales de los aetas, como result a de nuestras consideraciones ante-

riores. Lo peculiar de todos los actos signitivos es justam.ente el carecer

de represent antes -bien entendido: de repres~ntant~s propios, de aquel!?s

que tienen una referencia al contenido del ?bJeto ~Illsmo-. Pues tarnbien

los actos signitivos tienen representantes. ImproplOs, que no .nos hacen

presente el objeto mentado en el acto, smo algun otro,. el obJ.eto de un

acto fundamentante. Pero si bastan los represent antes impropios, ya no

nos encontramos en perplejidad, pues tales representantes no fahan, como

es notorio, en nuestro caso; los actos fundamentantes nos los ofrecen en

todo tiempo; los representantes propios de estos actos podrian ser aprehen-

didos como impropios con respecto al acta fundado. . ..Sin embargo, justamente la cornparacion con los meros actos srgrunvos

nos da una viva conciencia de que no salimos adelante con los aetas fun-

dados, sin representacion funcional propiamente, con respecto. a la forma

categorial . Esta cornparacion nos recuerda las relaciones de pO~lbl~.cumpli-

mien to la «plenitud», que los aetas intuitivos confieren a los srgnrt ivos , las

series ;scendentes determinadas dentro de los actos intuitivos par 1ad iversa

plenitud, con la adecuacion de~nitiva. como limite .ide.a!. L?,s repres,entantessen los que constituyen la diferencia entre la significacion «vacla». y la

intuicion «llena»; a ellos se debe la «plenitud», y por eso definen Justa-

mente uno de los sentidos de esta palabra 2. Solamente los actos intuitivos

hacen «aparecer» el objeto; solo ellos dan la «intuicion» del mismo; ~ ,si

es aS1, es porque existe un representante que la ~orma ~e aprehens,lOn

aprehende como un analogo del objeto 0 como e 1 objeto «rrusrno». Es esta

el sentido de aprehension (Ia materia) y el representante estaban intima-

mente unidos; estaban en referencia mutua y no eran por completo inde-

pendientes en sus variaciones; pero a Ia vez podian experimentar uno con

relacion a otro numerosas desviaciones. El representante sensible podia

seguir siendo el mismo, cambiando, empero, el sentido de aprehension; y

podia variar siendo constante este; aS1, por ejemplo, una representacion

de la fantasia puede permanecer identica a sf misma, no solo en cuanto ala materia, sino inc1uso en cuanto a la extension de la plenitud, y sin

embargo, cambiar de sorprendente modo con respecto a la vivacidad. En

la esfera de la sensibilidad es, par tanto, facilmente demostrable la dis-

tincion entre la materia y el representante, y debe considerarse como indu-

dable, Pero ~y en los ectcscategoriales, en los cuales parece faltar toda va-

riabilidad, si se prescinde de los actos fundamentantes? ~Debemos deci r que

carecen totalmente de la diferencia en cuestion, par 10 que respecta a la

forma, y que no tienen ninguna c1ase de representantes, fuera de los re-

presentantes de los actos fundamentantes? Y si los aetas fundamentantes

mismos fueren ya categoriales, por ejemplo actos de ideacion, faltaria tam-

bien a estes la representacion funcional que residirfa solo en los iiltimos

actos fundamentantes, en las simples intuiciones.

A los fines de tomar posicion en esta cuestion, debemos observar, ante

todo, que la completa indiferencia de las formas, frente a las multiples

modificaciones del acto total y de sus fundamentos, acaso ha sido exage-

rada y aun entendida erroneamenteen la exposicion anterior. Pues cuando

el acto total es una representacion perceptiva, su forma, como forma de

una representacion perceptiva, esta caracterizada en todo caso de otro

modo que la de una representacion de la fantasia. Si la forma es 10 pro-

piamente nuevo y esencial en la representaci6n categorial, ha de ser afec-

tada por todo caracter esencial que penetre en el todo y Ie pertenezcacomo todo. Si la reflexi6n no nos revela, pues, las diferencias del sentido

de aprehensi6n en la forma, 0, por 10 menos, en la forma de los ae ta s

sinteticos [respecto de los abstractivos, el problema esta ya resuelto pro-

piamente par las reflexiones del § 52], ello se explica bien, porque sin

querer hacemos abstracci6n de estos caracteres de aprehension, debido a

que no destacan ni deslindan el momento de la sintesis, sino que penetran

igualmente el acto fundado completo, y porque, en cambia, atendemos ex-

clusivamente a 10 cormin, que descuella en todas las formas, por ejernplo,

de la sintesis colectiva. Y precisamente este alga cormin podria ser el re-

presentante buscado. AS1 como, en la simple percepci6n sensible, el sentido

de percepci6n es algo unitario y homogeneo, que penetra la representaci6n

funcional entera, teniendo referencia determinada a cada una de las partes 2 Cf. § 22.

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724 Edmundo HusserlInvestigaciones logicas 725

una si.tu~cion que se funda en 1a esencia universal de las re1aciones de

c~~plImiento; ha de poder mostrarse, por ende, en la presente esfera. Tam-

bIen. ~n ella encontramos, en efecto, el contraste entre 10 signitivo y 10

tntutttoo, el c~nt.r~ste entre los actos objetivantes, que mientan signi tiva-

~en~~ una ObjetlVI~ad cate.go:i~l, y los actos paralelos, que representanmtUltiVame~te la misma objetividad en el mismo sent ido de aprehension,

ya sea «en Imagen». 0 ya «~lla misrna». Como 1a materia intencional es por~mb~~ lartes la. rnisma, solo podemos concebir 10 nuevo que aport a la

intuicion c~~egonal,. como 10 exponiamos antes: diciendo que esta es una

represe.ntaclOn funcional que pone delante de nosotros 10 objetivo con su

co~temdo; que aprehende los contenidos vividos como representantes del

objeto mentado. Pero esta representacion funciona1 no puede tener lugar

sol.amente e~ los actos fundados, pues no son represent ados meramente los

obj~tos de estos, sino 1a integra situacion objetiva, el conjunta integro,

etcetera.

iii olnculo psiquico que produce la sintesis es, por ende, menci6n, y como

/u l cs mas 0 menos cumplido. Esta mencion es un mero elemento no inde-

I 't 'l ldiente de la intencion total; es significativo en una mencion signihcativa,

Intuitive en una intuitiva; pero con todo esto, un elemento que comparte

II I caracter de la mencion y, por ende , sus diferencias de plenitud. Por con-

~i~lIiente, interpretaremos la situacion no ilegitimamente diciendo: que tam-hltfl este elemento ejerce el papel de una representaci6n funcional; consi-

d( 'rando comparativamente diversos casos y teniendo presente la posibilidad

uutes estudiada, creemos pos ible reducir el vinculo psiquico, que es vivido

('II el identificar 0 coleccionar, etc., actual (en el «actual», esto es, en e1

propio, en el intuitivo) a un elemento comun a todos los casos de una clase,

(' 1 cual debe concebirse como distinto de 1a cualidad y del sentido de

IIprehension, y que da por result ado en esta reduccion aquel representante

que cOlTesponde especia1mente a1momenta de la forma categorial .

~ 56. Continuaci6n. El vinculo psiquico de los actos enlazados y la unidad

categorial de los objetos correspondientes

. Cabria, pensa; por el momento que en el caso de una relacion, POt

cjem!?l?, solo serran representados los puntas de referencia, y que 10 nuevo

residiria en un mero caracter psiquico que enlazase los dos fenornenos. Pero

un. enlace de los actos no es por si solo un enlace de los objetos; en e1

rnejor de los casos puede ayudar a que aparezca este enlace, pero el mismo

no es el enlace que aparece. Puede existir el vinculo pslquico entre los actos

y aparecer de este modo la relacion objetiva, sin que exista esta relacion

ll :cl~so a.unque ponga. en union objetos realmente existentes. Si juzgamo~

~Iglllficauvamente y .SIn representacion intuitiva de la si tuacion objet iva

juzga.da (como, por ejernplo, en los habituales juicios aritrneticos ) , la unidad

rel~~lOnante del acto es una unidad articu1ada, tiene su forma psiquica de

u.nIon: ,exact.a~ente analoga a 1a de 1a intuicion correspondiente; pero la

sltuaclOn.obJeuva no «aparece» 0, hablando con rigor, es significada mera-mente. SI tomam?s, P?r el contrario, el caso de la representacion intuitiva

-como cuando Identlfi~amos el color de dos superficies percibidas 0 re-

prod~Cld~s e~ la memo~Ja, o. 1apersona representada en dos representacic-nes rmagmativas-c-, la Id~?tldad es mentada una vez mas, pero mentada

e~, el modo de la percepcion, que nos da el objeto, 0 en el de la imagina-

C l O 1 : , que 10 reproduce. ~Que es 10 que hace posibles estas diferencias?

~Diremos que tad a la diferencia reside en los actos fundamentantes? Pero

a esto s~ ~pondr.ia es~a duda; que en la ident ificacion signitiva, por ej~mplo,

no es oio ida la identidad del objeto significado, sino que esta identidad es

~eramen~e supuesta; y adem as que, en el caso de la intuicion de los ob-

jetos, la Ident~~ad es. iden~idad percibida 0 imaginada, pero solo en el caso

57. Los representantes de las intuiciones jundamentantes no estan en la-

zados inmediatamente par los representantes de la forma sinthica

Este es el lugar natural de hacer algunas observaciones que no carecen

de importancia.Considerada objetivamente, la sintesis -por ejemplo la sintesis de la

identidad, de la relacion atributiva, etc.- pertenece a los objetos funda-

mentantes; la identidad es, por ejemplo, identidad de la persona; la rela-

cion atributiva, relacion entre el sujeto arbol y el predicado frutal. Ahora

bien, los objetos enlazados se nos aparecen por medio de sus represent~ntes;

y asi cabria pensar que el vinculo. sintetico, en el cual (0 por medio del

cual, igualmente en la forma de un representante) el enlace se nos aparece

como forma, liga entre si de un modo fenomenologicamente simple y di-

recto esos representantes de los objetos fundamentantes.Pero en contra de esto afirmamos que el momenta de la sintesis no

produce ninguna union directa de los representantes pe~t~necientes. a lo.s

actcs basicos, sino que, por ejemplo, la forma [enornenologica de la identi-

ficacion se funda esencialmente en los actos /undamentantes como tales,

o sea, se funda en 10 que estos son y contienen adem as de sus contenidos

represen tan tes.Si el momenta de identidad vivido, e1caracter psiquico, fuese un vinculo

inmediato de los contenidos representantes sensibles (podemos limitarnos,

en efecto. al caso mas sencillo, a aquel en que los actos 0 los objetos fun-

dament 'l~tes son sensibles), tarnbien la unidad producida por este momento

seria una unidad sensible, exactamente igual que, por ejernplo, las configu-

raciones espaciales 0 cuali tativas, 0 las dernas especies de unidad fundadas

en los correspondientes contenidos sensibles. Pero toda unidad sensible

(real) es unidad fundada en los generos de contenidos sensibles, como ya

se expuso en la tercera Investigacion. Los contenidos concretos presentan