Historia de La Profesion Bibliotecaria_Mexico

7/26/2019 Historia de La Profesion Bibliotecaria_Mexico

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Boletn del IIB, vol. XII,nms. 1 y 2, Mxico, primer y segundo semestres de 2007 153

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Prohibidalareproduccintotaloparcialporcualquiermediosinlaautorizacinescritadeltitulardelosderechos

patrimoniales.

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Aurora Cano Andaluz*Joel Estudillo Garca**

Resumen / Abstract.Juan Bautista Iguniz and the History of the Librarian Profession inMxico (1915-1971).Palabras clave:Bibliotecologa en Mxico, Juan Bautista Iguniz.

La obra de Juan Bautista Iguniz como impulsor de la profesin bibliotecaria en Mxico sevincula con la historia de la formacin de personal capacitado en el mbito de las bibliotecas

y escuelas nacionales de bibliografa; para Iguniz, el bibliotecario deba ser un eficienteorganizador de los tesoros intelectuales que tiene a su cargo. En noviembre de 1915 participen la fundacin de la primera Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archiveros; form partedel Departamento de Bibliotecas, fue presidente de la primera Asociacin de BibliotecariosMexicanos y miembro fundador y docente de la Escuela Nacional de Biblioteconoma y

Archivonoma. Apasionado de la docencia y la investigacin bibliogrfica, Iguniz ocuptambin el cargo de director de la Biblioteca Nacional y fund la carrera de biblioteconoma

y archivonoma en la Facultad de Filosofa y Letras. / The work of Juan Bautista Iguniz as adriving force of the librarian profession in Mxico is related to the history of the formationof capable personnel in the environments of libraries and national bibliography schools. ForIguniz, a librarian must be an efficient organizer of the intellectual treasures under his care. InNovember, 1915, he participated in the foundation of the first National School of Librarians andFile Managers, he was part of the Library Department, was president of the first Mexican Librarian

Association, and founding member and scholar of the National School of Librarianship andArchivonomy (Documentation). Passionate towards teaching and bibliographic investigation,Iguniz was also director of the National Library, and founded the librarianship and archivonomycareer in the Philosophy and Letters Faculty.

l inters por rescatar la figura de Juan Bautista Iguniz Vizcano(1871-1972) como promotor de los estudios bibliotecolgi-

cos en Mxico resulta de especial relevancia para el anlisis dela trayectoria de las bibliotecas mexicanas en el siglo XX, por

eso este texto lleva en el ttulo las fechas del vasto periodo durante el cualnuestro personaje permaneci en activo. Su destacada presencia se puedeencontrar en todas las vertientes del quehacer que rodea a las bibliotecas:en su funcionamiento, en la integracin de acervos y bibliografas, en la

*Doctora en historia, investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliogrficas.**Maestro en historia, Programa Universitario de Estudios de Gnero, UNAM.


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definicin y desarrollo de los mltiples procesos tcnicos, en el diseo deplanes de estudio, en la constitucin de asociaciones de especialistas quegeneraron vnculos en el pas y en el extranjero y, finalmente, en la ms

importante para l, la prctica docente, que constituy la pasin de su vida.Juan B. Iguniz acompa con sus conocimientos y entrega tanto

a los trabajos educativos como a los de extensin cultural, relacionadostodos con la vasta disciplina que da fundamento y operatividad a lasbibliotecas. Su huella puede ser perfectamente identificada durante d-cadas en las principales entidades educativas del pas, y a lo largo de lasgestiones gubernamentales de los sucesivos presidentes surgidos despusde la revolucin mexicana.

Un ejercicio profesional tan rico y prolongado lleva necesariamentea vincular muchas acciones en la descripcin que ahora presentamos. Losactores sern tanto las instituciones la Biblioteca Nacional, la Universi-dad (Nacional primero y Autnoma despus), la Secretara de EducacinPblica y las bibliotecas, siempre las bibliotecas como los especialistasque en ellas trabajaron y aportaron lo mejor de s mismos. Un ejemplodestacado es Juan Bautista Iguniz Vizcano, cuyo desempeo ser el hiloconductor del siguiente texto.

I M

A partir de la existencia de un nmero considerable de bibliotecas y de la nece-sidad de contar con personal capacitado para su funcionamiento, es induda-ble que la idea de crear una escuela de bibliotecarios en nuestro pas provino

de Estados Unidos. As opinan algunos autores como Estela Morales Campos,Martha Aorve Guilln y Adolfo Rodrguez Gallardo,1entre otros.

1Rodrguez Gallardo (2003), p. 30-31. Menciona la Escuela de Chartres (1866) comouna de las fundadoras para preparar bibliotecarios con un plan de estudios de tres aos. En elprimer ao se incluan Paleografa, Filologa romnica y Latn medieval. En el segundo aose impartan Diplomtica, Historia de las instituciones de Francia y Archivos de la historia deFrancia, y en el tercer ao Historia del derecho civil y cannico, Arqueologa de la Edad Media,

Fuentes narrativas y literarias de la historia de Francia, e Instituciones modernas de Francia.


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Desde la etapa preconstitucional del rgimen carrancista (1915-1917) hubo la preocupacin por mejorar la enseanza elemental y elfuncionamiento de las bibliotecas en nuestro pas, y para ello el primer

mandatario encarg a la Secretara de Instruccin Pblica y Bellas Artesque un grupo de intelectuales viajara a los principales centros culturalesde Estados Unidos, Boston y Nueva York en especial, a fin de analizar elfuncionamiento de las bibliotecas pblicas estadounidenses, entre otrospuntos. Para cumplir con la misin encomendada fueron seleccionadosprofesionistas como Agustn Loera y Chvez, Mara Teresa Chvez Cam-pomanes y Mara Arias Bernal.

Martha Aorve Guilln2y Adolfo Rodrguez Gallardo3coinciden en

que la profesin bibliotecolgica en Mxico se nutri principalmente dealgunas escuelas estadounidenses que funcionaban desde finales del si-gloXIX, como la Escuela de Biblioteconoma ubicada dentrode la Biblio-teca Pblica de Nueva York.4

Aorve apunta tambin que el surgimiento de esta escuela se rela-cion con los esfuerzos hechos por el profesor Edwin Hatfielt Anderson,quien contaba con una amplia experiencia en programas de accin bi-bliotecaria, primero en la Biblioteca Carnegie de Pittsburgh y despus

como director de la Escuela de Bibliotecologa de Nueva York. En 1908Anderson trabajaba en la Biblioteca Pblica de Nueva York como asisten-te de su director, John S. Billings, quien lo apoyaba en su inters por laformacin bibliotecaria.5

2Aorve (2002), p. 249; Len (1918), p. 122. Aorve menciona que, en 1911, en Es-tados Unidos de Amrica existan ms de 19 escuelas que impartan la disciplina bibliote-

colgica en nivel profesional. Por otra parte, Nicols Len Caldern comentaba en 1916 asus alumnos de la primera ENBA que en Estados Unidos existan escuelas de verano y clasesdisciplinarias para formar bibliotecarios, tales como: New York Library School, Univer-sity of Illinois Library School, Atlanta Carnegie Library Training School,Western ReserveUniversity Library School, New York Public Library School, Siracuse University School,University of Wisconsin Library School, Drexel Institute Library School, Simmons Colle-ge Library Training School for Childrens Librarians.

3Rodrguez Gallardo, op. cit.4Ibid., p. 73.5Reece, The Library School of the New York Public Library, en TheLibrary Journal,

LXII, 22, 15 ene. 1937, p.11-13, citado por Aorve, op. cit., p. 250.


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La razn por la que se ubic la escuela en tal biblioteca fue porquetena espacio disponible y estaba razonablemente adaptada para tal pro-psito. En cuanto a la calidad de sus profesores, se afirma que desde sus

inicios, con Anderson, se reuni un profesorado de alto nivel con la pro-mesa de que los estndares de la escuela iban a estar entre los ms altos.6

Algunos aos despus esta escuela fue trasladada a la Universidadde Columbia, porque para entonces haba cristalizado la idea de llevar laformacin bibliotecaria a la vida universitaria, y se abran las condicionesidneas para asegurar su supervivencia en ese nuevo ambiente.

Winifred B. Linderman, citado por Aorve, afirma que la escuela nun-ca fue considerada simplemente como un programa de capacitacin de la

Biblioteca Pblica de Nueva York, puesto que se mostraba otro aspecto enla variada matrcula de estudiantes de diferentes lugares de Estados Uni-dos y de muchos otros pases. En 15 aos de existencia de la escuela enlas instalaciones de la Biblioteca Pblica de Nueva York, 520 estudiantesrecibieron certificados o diplomas y obtuvieron trabajos en varios lugares.La influencia de esta escuela se esparci por el mundo y sus graduados seubicaron en diversos destinos de la actividad bibliotecaria.

En un informe que mand Juana Manrique de Lara al secretario de

Instruccin Pblica y Bellas Artes menciona el plan de estudios de la Es-cuela de Bibliotecologa de Nueva York.7

Por otra parte, Rodrguez Gallardo seala que, desde 1889, los direc-tores de las escuelas bibliotecarias estadounidenses establecieron distin-tos grados acadmicos para la formacin de los bibliotecarios.

L A B

En el Mxico de 1915, y a pesar de los difciles momentos de la guerra en-tre las facciones carrancista, villista y zapatista, el Primer Jefe del EjrcitoConstitucionalista, Venustiano Carranza, quien entonces haba estable-cido sus poderes en Veracruz, visit la Biblioteca del Pueblo ubicada en

6Ibid., p. 252.7Informe, en Boletn de la Secretara de Educacin Pblica, v. I., nm. 4, ene.-jun.

1923, p. 298.


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ese puerto, que desde haca varios aos, sobre todo como consecuencia deldesembarco de tropas estadounidenses, se encontraba en un enorme desor-den. Cabe destacar que en esta biblioteca se conservaban documentos de

gran valor histrico, y por ello Carranza dio instrucciones para que se reor-ganizara y pusiera en funcionamiento. La direccin de este trabajo recay enla persona de Agustn Loera y Chvez, quien propuso que se tomara comobase el sistema decimal de Bruselas (Sistema Decimal Universal).8

Esta labor puso en evidencia la carencia de personal capacitado enel rea bibliotecolgica, por lo que Loera y Chvez destac la urgencia decrear una academia para formar bibliotecarios profesionales.9 Presenta Venustiano Carranza el proyecto de fundacin de la Academia de Bi-

bliografa, la cual qued establecida por decreto el 14 de abril de 1915 yfue el antecedente ms cercano a la formacin de la primera escuela debibliotecologa.

La academia tena el propsito de lograr la preparacin de los em-pleados idneos para el estudio y arreglo de las bibliotecas del pas, ascomo la unificacin del criterio directriz de todas las instituciones bi-bliogrficas de la repblica.10Exista la intencin de que el propio Loerase hiciera cargo de dictar 25 conferencias al personal de los archivos y

bibliotecas gubernamentales; sin embargo, antes de que la Academia deBibliografa entrara en vigor, Loera recibi la comisin de estudiar la or-ganizacin de las bibliotecas estadounidenses y tuvo que salir del pas,por lo que las conferencias no se impartieron. Al respecto, GuadalupeQuintana opina que qued flotando en el ambiente la idea de crear unaescuela de bibliotecarios y archiveros.11

En efecto, ese mismo ao Flix Palavicini, titular de la Secretara deInstruccin Pblica y Bellas Artes, cre las comisiones culturales, integra-

das por varios intelectuales mexicanos que tuvieron la encomienda de

8Clasificacin de la Biblioteca del Pueblo, en Boletn de Educacin, rgano de laSecretara de Instruccin Pblica y Bellas Artes, 1-2, nov. 1915, p. 180.

9Archivo ENBA, Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional (FR-BN), caja 114, expediente3351.

10El establecimiento de la referida academia fue acordado en Veracruz por el Ejecuti-vo de la nacin, de acuerdo con un programa especial que distribua en 25 conferenciasla parte terica de la clasificacin de bibliotecas, formulada por el propio Loera.

11

Quintana Pali et al.(1988), p. 73.


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visitar las ciudades de Nueva York y Boston para observar el perfil de losprincipales centros de cultura de Estados Unidos, as como el funciona-miento de sus bibliotecas infantiles y pblicas, con el propsito de im-

pulsar polticas en el sistema educativo nacional y fomentar el desarrollode un proyecto bibliotecario.

Sin duda, con las comisiones culturales se introdujeron en Mxicoideas totalmente novedosas acerca de la organizacin de las bibliotecasestadounidenses, que fueron un ejemplo a seguir y, por ello, los comisio-nados continuamente mandaban informes sobre sus experiencias.

En uno de los informes que envi la profesora Mara Arias Bernalal subsecretario de Instruccin Pblica y Bellas Artes se mencionan las

condiciones fsicas de las bibliotecas, sus reas, los materiales que con-forman sus acervos, los servicios que se prestaban pero, sobre todo, sedestaca la figura del bibliotecario:

Exceptuando los altos jefes, el personal de las bibliotecas es femenino,poco numeroso y conocedor del ramo al que se dedica para poder ilustrarel criterio del pblico. Los empleados trabajan siete horas diarias, turnn-dose en dos grupos porque las bibliotecas permanecen abiertas en invierno

de 9:00 a.m. a 9:00 p.m., y en verano de 8:00 a.m. a 10:00 p.m.12

Al regresar a Mxico Loera y Chvez fue nombrado subdirector de la Bi-blioteca Nacional y, con la experiencia obtenida en su recorrido por algunasde estas bibliotecas, present un proyecto al Poder Ejecutivo para establecerla Direccin Bibliogrfica de Mxico, fechado el 7 de julio de 1915.13

Esta institucin orientara la labor tcnica de las bibliotecas del pas,con la finalidad de unificar su funcionamiento y organizacin, y la Bi-

blioteca Nacional sera la sede y el eje de toda esa labor de coordinacin.Cabe aclarar que la direccin tuvo una vida efmera, y poco se sabe desus actividades.

Las exigencias de crear bibliotecas eran fundamentales, sobre todoporque ambas, escuelas y bibliotecas, ayudaran a mejorar la educacin,

12 Las bibliotecas pblicas en Estados Unidos, en Boletn de Educacin, t. 1, nm. 2,nov. 1915, p. 109.

13

Len, op. cit.,p. 133.


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razn por la cual era necesario expandir esta idea para que la aceptarantanto el pueblo como los gobernadores de los estados del pas.

Al respecto, Juan Bautista Iguniz afirmaba:

que el bibliotecario es un organizador de los tesoros intelectuales que tienea su cargo para ser debidamente utilizados, es el colaborador de los erudi-tos en sus trabajos e investigaciones, el divulgador del saber entre todas lasclases sociales y el educador real y efectivo del pueblo. Su profesin es un

verdadero sacerdocio, tan digno e importante como la del maestro, es elalma de las bibliotecas.14

Por su parte, Nicols Len reconoce que exista un escaso nmerode bibliotecarios en nuestro pas y que la mayora de ellos tena una ins-truccin emprica, por lo que consideraba urgente su profesionalizacin,la cual se obtendra con la creacin de una escuela especial para biblio-tecarios, archiveros y bibligrafos que ofreciera una profesin honesta ysegura en la que el director podr fcilmente colocar a sus alumnos quehayan terminado satisfactoriamente los cursos.15

En Mxico sobresalan por su importancia las bibliotecas de la Es-

cuela Nacional Preparatoria, la Escuela Nacional de Altos Estudios y laBiblioteca Nacional, que requeran recursos y trabajos urgentes.

Luis G. Urbina, quien tena como objetivo conservar y dar valor alas colecciones bibliogrficas de la Biblioteca Nacional, manifestaba queuna porcin de sus acervos continuaba sin encuadernar, sin clasificarseni catalogarse, por lo que era nulo el servicio que podan dar a los lecto-res. Al mismo tiempo tena una apreciacin negativa del personal queall laboraba: La cantidad de personal no era, por ello, la idnea para

realizar los trabajos tcnicos que precisaba una buena organizacin bi-bliotecaria [] su preparacin no era la que demandaba el buen cuidadode los libros y el servicio al pblico.16

Estas condiciones predominaban en el mbito bibliotecario, y eranjustificaciones para que el gobierno apoyara las propuestas que hacan

14Iguniz, Disquisiciones (1987), p. 13.15Len, op. cit., p. 133.16

Citado por Carrasco (1948), p. 13.


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bibliotecarios como Loera y Chvez, Iguniz y Len, enfocadas a desarro-llar la educacin bibliotecolgica en nuestro pas.

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En noviembre de 1915 se elabor un memorando con los trabajos pre-paratorios para la fundacin de la Escuela Nacional de Bibliotecarios yArchiveros (ENBA), que inclua los siguientes tres puntos:

1. Se discute el reglamento de la escuela.2. Se propone enviar una circular a todos los gobiernos de los esta-

dos avisando de las instalaciones de la ENBAe invitndolos paraque enven alumnos.

3. Notifican a escuelas e institutos bibliogrficos del mundo sobre elestablecimiento y objetivos de la ENBA, y solicitan publicaciones ylibros.17

El objetivo de Loera y Chvez era preparar al personal que laborabaen las bibliotecas de Mxico para unificar criterios y polticas: La escuelade bibliotecarios, fundamentalmente prctica, se constituir con cursos r-pidos (no mayores de seis meses) y con horarios adecuados al tiempo deque dispongan los empleados de todas las bibliotecas dependientes de laSecretara de Instruccin Pblica.18La Escuela de Bibliotecarios iniciarasus labores con los siguientes cursos: Clasificacin de bibliotecas, Admi-nistracin de bibliotecas, Catalografa, Traduccin de francs, ingls y

latn, y Conferencias de bibliologa.El 12 de mayo de 1916, el gobierno constitucionalista de Carranzaacept el proyecto y gir rdenes a la Secretara de Instruccin Pblica y Be-llas Artes19para que se publicara el plan de estudios y el calendario escolar.

17Archivo ENBA, FR-BN, caja 114, expediente 3354.18Ibid., expediente 3348.19Agustn Loera y Chvez era el director general de Bellas Artes con el cargo de oficial

mayor. Archivo Histrico de la Biblioteca Nacional (AHBN), caja 114, expediente 3387.


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La educacin impartida por la ENBAsera gratuita, pero tenan que cu-brirse los siguientes requisitos: haber terminado la educacin primaria, sermayor de 15 aos y menor de 50, y acudir al primer curso todos los emplea-

dos tcnicos de las bibliotecas y archivos oficiales del Distrito Federal.20Con objeto de dar mayor difusin a la escuela, Loera y Chvez envi

oficios a diversas instituciones nacionales y extranjeras para informarles so-bre la creacin y objetivo de dicha institucin; en ellos solicitaba los co-mentarios y la colaboracin de publicaciones que pudieran servir al buenfuncionamiento de esa nueva entidad educativa. Tambin remiti oficios alos gobiernos estatales para que mandaran propuestas del personal que estu-viera laborando en bibliotecas y que requiriera capacitacin bibliotecaria.21

Sin embargo, la constante inestabilidad poltica por la que atravesa-ba nuestro pas impeda establecer una fecha exacta para la inauguracin.No fue sino hasta el 24 de junio de 1916 cuando se llev a efecto, bajola direccin del secretario de Instruccin Pblica y Bellas Artes, ingenie-ro Flix Palavicini, quien hizo acto protocolario en sustitucin del jefeconstitucionalista.22

El discurso oficial lo pronunci el subdirector de la Biblioteca Na-cional, Agustn Loera y Chvez, y en l resalt como necesidad urgente

proceder con la preparacin del personal al frente de bibliotecas y archi-vos pblicos, para unificar normas y polticas.

Nicols Len tambin particip en la inauguracin de la ENBAconla lectura de un pequeo discurso, donde resaltaba la preparacin de bi-bliotecarios para el buen funcionamiento de las bibliotecas.

20Archivo ENBA, FR-BN, caja 114, expediente 3351.21Archivo ENBA, FR-BN, caja 114, expediente 3356. Algunas de las instituciones a las que

se les mand informacin sobre la creacin de la ENBAfueron: el Ejrcito Constitucionalista,

Escuela Preparatoria de Jalisco, Escuela Nacional de Msica y Arte Teatral, Escuela NormalPrimaria para Maestros, Secretara de Estado y del Despacho de Fomento Colonizacin eIndustria, Direccin de Estudios Biolgicos, Secretara de Estado y del Despacho de Guerray Marina, Gobierno del Distrito Federal, Consulado de Mxico en Laredo, Texas; Los Ange-les Public Library, Revista de Revistasde Excelsior, Stanford University of California, CornellUniversity, California State Library, Free Public Library of Columbia University, Universidadde La Habana, Secretara de Instruccin Pblica y Bellas Artes, The Free Public Library ofNew York, New Jersey; Academia Nacional de Historia de la Repblica de Colombia, Li-brary of Congress, cole Nationale de Chartres de Pars, Puerto Rico Insular Library, ArchivoNacional de la Repblica de Cubay Biblioteca Nacional de Guayaquil.

22

Quintana Pali, op. cit., p. 83.


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La ENBA comenz sus labores docentes conforme al acuerdo y unplan de estudios cuyos principales artculos se sealan a continuacin:

Por acuerdo del C. Primer Jefe del Ejrcito Constitucionalista, encargadodel Poder Ejecutivo de la Unin, y considerando de urgente necesidad pro-ceder a la preparacin de personal a quien se ha confiado la organizacin

y custodia de archivos nacionales, as como para orientar debidamentelos estudios e investigaciones bibliogrficos, se establece en la ciudad deMxico la primera Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archiveros, bajo elsiguiente plan de estudios:

I. La enseanza de la ENBAser fundamentalmente prctica y se desa-

rrollar en cursos no mayores de un ao acadmico, distribuyndose en lasasignaturas siguientes:* Catalografa, a cargo de Juan B. Iguniz, quien era clasificador especial de

la Biblioteca Nacional.* Clasificacin de bibliotecas y archivos, impartida por el ingeniero Jess

Galindo y Villa.* Organizacin de bibliotecas y archivos, a cargo de Nicols Len.* Conferencias de bibliologa, a cargo de Alberto Mara Carreo.

* Latn, impartido por Francisco deP. Herrasti.* Clases de ingls, impartidas por Joaqun Palomo Rincn.* Clases de francs, a cargo de Aurelio Manrique.

VII. Los alumnos que hayan cumplido y comprobado poseer los co-nocimientos que el Plan de Estudios y Programas sealen, tendrn derechoa que se les extienda por parte de la Secretara de Instruccin Pblica yBellas Artes un certificado general de sus estudios en forma de diploma,crendose de este modo la carrera de Bibliotecarios y Archiveros.

VIII. Los alumnos que hayan obtenido su certificado sern preferidosen todos los casos para ocupar sus empleos tcnicos de las bibliotecas yarchivos oficiales.

IX. La enseanza de la ENBAser gratuita, pero los alumnos quedanobligados a realizar la prctica de sus estudios en los Departamentos Tcni-cos de la Biblioteca Nacional de Mxico.23

Cabe resaltar que muchos de los textos fueron preparados por los mis-

23

Plan de Estudios de la ENBA, 1916,AHBN, Fondo de la ENBA,caja 114, expediente 3364.


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mos profesores; por ejemplo, Iguniz utiliz para su clase de Catalografaun material elaborado por l,24Joaqun Palomo Rincn utiliz el manualtitulado A Reader for the Use of Pupils Attending the Classes of English in

the National School for Librarians and Archivists (1917), mientras queNicols Len se apoy en un libro de su autora: Biblioteconoma, notasde las lecciones orales en la Escuela de Bibliotecarios y Archivistas (1918).25

La direccin de la ENBAestuvo a cargo del director de la BibliotecaNacional, Agustn Garca Figueroa, y la jefatura bajo la responsabilidaddel subdirector de aqulla, Agustn Loera y Chvez, hasta el 1ode abril de1917. Posteriormente lo sustituy en el cargo Juan B. Iguniz, por lo que lajefatura de la ENBAqued bajo su responsabilidad. Asimismo, imparti

la clase de Catalografa con un enfoque haciala clasificacin y los pro-cesos tcnicos de los libros.26

El presupuesto asignado a la ENBAfue de 13 601 pesos en 1917, y en1918 se increment a 16 483 pesos. En el primer ao se inscribieron enla escuela 121 alumnos; en el segundo este nmero aument, debido aque el artculo 5odel plan de estudios especificaba que estaban obliga-dos a concurrir todos los bibliotecarios y archiveros del Distrito Federal.Sin embargo, hubo un escaso nmero de alumnos que concluyeron y

aprobaron, por lo cual los resultados no fueron los esperados. El mismoIguniz lo atribua a diversos factores: La mayor parte de los alumnosinscritos fueron desertando porque no contaban con la preparacin ne-cesaria, no tenan voluntad sino obligacin y otros no tenan subsidiopara estudiar.27

El 4 de abril de 1918 se imparti el tercer curso en la ENBAy se inscri-bieron solamente 32 alumnos; aunado a esto, el presupuesto del erariopblico fue retirado y el 17 de mayo de 1918 el presidente Carranza acord

24 Instrucciones para la redaccin(1919), p. 185. Un punto importante en esta ma-teria fue que los alumnos comprendieran la importancia del catlogo bibliogrfico eny para una biblioteca, describindolo como la enumeracin y descripcin sistemtica yen un orden determinado, de los libros, documentos, estampas, mapas, etctera, de unabiblioteca o una librera.

25Iguniz, Apuntes para la historia, en Boletn de la Escuela Nacional de Biblioteca-rios y Archivistas, t. II, nms. 3-4, ene.-abr. 1954, p. 15.

26Programa para la clase de Catalografa impartida por Iguniz, AHBN, Fondo de laENBA, caja 114, s/f.

27

Iguniz, Apuntes para la historia, op. cit., p. 13-17.


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la suspensin de la escuela a partir del 1 de junio inmediato.28

A pesar de este revs, varios maestros de la desaparecida ENBA, en-tre ellos Iguniz, propusieron que funcionara como institucin libre y se

comprometieron a impartir clases gratuitamente; para ello trasladaronlas instalaciones a una de las salas del Departamento de Bellas Artes y allcomenzaron sus actividades pero, sin una base econmica y con escasaparticipacin de audiencia, no tuvieron xito y poco tiempo despus es-tas clases se clausuraron definitivamente.

Algunos de los puntos que se pueden rescatar de esta escuela sonla preparacin de las primeras generaciones de bibliotecarios tcnicosy los textos que los maestros elaboraron para impartir sus clases. Entre

esos documentos sobresale la obra utilizada por Iguniz, que menciona-mos con anterioridad. Fue la primera en su gnero que se emple en lasbibliotecas hispanoamericanas y el autor procur con esta obra presen-tar un instructivo de fcil manejo para la elaboracin de catlogos, detal manera que no slo los alumnos sino cualquier persona con conoci-mientos en bibliotecologa pudiera hacer uso de ellos.

En 1919 Iguniz funga como subdirector de la Biblioteca Nacionaly organiz cursos bsicos en este recinto, dictados por l y por Atenge-

nes Santamara, los cuales se comenzaron a impartir el 21 de abril de esemismo ao.29A finales de octubre muri Garca Figueroa, hasta entoncesdirector de la Biblioteca Nacional, e Iguniz fue nombrado director pro-visional desde esa fecha y hasta el 20 de marzo de 1920.

L S E P : O C

En 1920 lvaro Obregn lleg a la Presidencia. Uno de los actos im-portantes de su gobierno fue la creacin de la Secretara de EducacinPblica (SEP) en 1921, al frente de la cual nombr a Jos Vasconcelos. Elnuevo ministro puso en marcha un amplio proyecto bibliotecario donde

28Ibid., p. 16.29Vase Biblos. Boletn de Informacin Bibliogrfica de la Biblioteca Nacional de Mxico, t.

1, nm. 40, ene. 1919, p. 1.


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las bibliotecas pblicas fueron consideradas por vez primera como unelemento fundamental en el proceso de educacin del pueblo. Por elloalent la creacin de bibliotecas populares, las cuales deberan estar en

los barrios, escuelas, comunidades rurales, sindicatos, prisiones y agru-paciones de toda ndole, siempre en busca de lectores. En su periodoal frente de dicha Secretara se habilitaron varios tipos de bibliotecas:pblicas, obreras, escolares, ambulantes y circulantes; tambin se incre-mentaron los servicios bibliotecarios, hasta entonces poco conocidos enMxico: salas infantiles, bibliotecas nocturnas, secciones de revistas y pe-ridicos, prstamo de libros a domicilio, conferencias y otros.

La Secretara de Educacin Pblica qued constituida por tres depar-

tamentos, en los cuales se agruparan todas las instituciones culturales yeducativas de la Federacin: 1) Departamento Escolar; 2) Departamentode Bellas Artes y 3) Departamento de Bibliotecas;30esto demostraba queel apoyo gubernamental a la biblioteca y la educacin en general erarelevante. El Departamento de Bibliotecas estuvo a cargo de Vicente Lom-bardo Toledano, sustituido poco tiempo despus por Jaime Torres Bodet.La labor de ese departamento qued de manifiesto en toda la repblicamexicana, pero especialmente en el Distrito Federal, Donde se crearon

198 bibliotecas, 64 municipales, 80 obreras y 54 escolares, los estadosque cuentan con un mayor nmero de bibliotecas son Zacatecas, Aguas-calientes, Puebla y Veracruz.31

De julio de 1922 a finales de 1923 Jaime Torres Bodet encontr enIguniz, entonces subdirector de la Biblioteca Nacional, a la persona msindicada para impartir los cursos destinados a los empleados del Departa-mento,en especial el curso elemental de Biblioteconoma y Bibliografa.32

La labor de Iguniz en este campo tuvo el mrito de formar un nutri-

do cuadro de bibliotecarios que tendran en el futuro un papel relevan-

30Quintana Pali, op. cit., p. 18.31Rodrguez Gallardo, op. cit., p. 22.32Informe presentado por Juan B. Iguniz al jefe del Departamento de Bibliotecas,

abril de 1923, en Boletn de la Secretara de Educacin Pblica,t. I, nm. 4, 1er. semestre1923, p. 295-296. Estas clases tenan por objeto que los bibliotecarios conocieran: 1 Elorigen y descripcin del libro, materia integral de las bibliotecas, 2 Las nociones indis-pensables para organizar y hacer funcionar debidamente esta clase de instituciones, y 3

El arte de catalogar y clasificar los libros que forman los diversos catlogos.


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te, tanto en la organizacin del propio departamento como en muchasbibliotecas de la SEP: Emilio Baz, Alberto Cansino, Antonio Delhumeau,Joaqun Daz Mercado, Julio Hjar y Haro, Guillermo Jimnez Rueda,

Ana Mara Pastor y Benjamn Barrn, entre otros.El curso elemental se reinici en 1923, con carcter de obligatorio

para todos los encargados de las bibliotecas pblicas y escolares del Dis-trito Federal. Iguniz lo imparti nuevamente, pero ahora en las instala-ciones de la Biblioteca Nacional, para mayor comodidad de los alumnosy porque all existan mejores elementos de trabajo.

Ante la falta de bibliotecarios capacitados para realizar un buen tra-bajo en las bibliotecas de la Universidad, Iguniz propuso a Daniel Vlez,

director de la Escuela de Altos Estudios (hoy Facultad de Filosofa y Letras)para impartir un curso libre de Biblioteconoma e instruir al personal quelaboraba en las bibliotecas de la Universidad. Vlez solicit a su vez autori-zacin al rector Ezequiel A. Chvez para realizar esta tarea,33que fue apro-bada el 27 de mayo de 1924, y adems propuso que se hiciera una ampliadifusin entre las personas que trabajan en las bibliotecas.

Adems de los cursos de capacitacin que imparti Iguniz despusde la desaparicin de la ENBAtambin dirigi el boletn Biblos, rgano de

difusin de las actividades bibliotecolgicas, de las nuevas adquisicionesde la Biblioteca Nacional, las semblanzas de los literatos, novelistas y lasconferencias, as como de los cursos que se impartan en esa institucin.

L A BM E N

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Despus de la desaparicin de la primera ENBA, Iguniz manifest su in-ters de crear una agrupacin de bibliotecarios que diera nuevo impulsoa la disciplina, tomando como modelo la Conferencia Internacional deBibliografa celebrada en Bruselas en 1895, donde se conform un centrode estudios de propaganda de las ciencias bibliotecarias. Iguniz pensaba

33UNAM, Direccin General de Personal, Iguniz Vizcano, Juan B., expediente 1447,

fo. nm. 13.


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que deba existir algo parecido en Mxico, con objeto de apoyar las acti-vidades bibliotecarias llevadas a cabo en nuestro pas.

Este proyecto lo consolid, y comenz a plantear a un grupo de bi-

bliotecarios de renombre la idea de conformar la primera Asociacin deBibliotecarios Mexicanos (ABM):

El 8 de marzo de 1924 nos reunimos en la Biblioteca Nacional la seoritaAmantia Ruiz y los seores licenciados Emilio Baz y Malo y Julio Hjar yHaro, don Rafael Heliodoro Valle, don Jos Campos, don Manuel Rodr-guez de San Miguel, el seor Arturo Espinosa, don Antonio Tagle y el quehabla, habiendo quedado desde luego instalada y constituida la Asocia-

cin de Bibliotecarios Mexicanos, la primera entre las de su gnero que haexistido en la Repblica.34

La forma de gobierno sera una junta directiva, integrada por unpresidente honorario, que era el jefe del Departamento de Bibliotecasde la SEP, un presidente efectivo, un vicepresidente, un secretario, unprosecretario, un tesorero y un bibliotecario. El cargo de presidenteefectivo era por dos aos y se elega entre los socios activos a un indi-

viduo con un ao de antigedad en la asociacin y que, por lo menos,hubiera asistido a sus juntas ordinarias durante el ao inmediato ante-rior a la eleccin.

La primera junta directiva de la AMBqued conformada de la siguientemanera: Jaime Torres Bodet, presidente honorario; Juan B. Iguniz, presiden-te efectivo; Daniel M. Vlez, vicepresidente; Emilio Baz y Malo, secretario;Joaqun Daz Mercado, prosecretario; Julio Hjar y Haro, tesorero; TobasChvez, subtesorero, y Juana Manrique de Lara, bibliotecaria.

Ya conformada la junta directiva, se procedi a discutir los estatutosde la ABMy el reglamento que los iba a regir. Este proyecto lo realiz unacomisin formada por Joaqun Daz Mercado, Tobas Chvez y SalvadorHernndez Barrn; el estatuto qued aprobado el 3 de enero de 1925.35

34 Iguniz, Informe de labores realizado por la Asociacin de Bibliotecarios Mexi-canos, del 8 de marzo de 1924 a la misma fecha de 1925, en Boletn de la Asociacin deBibliotecarios Mexicanos, t. 1, nm. 14, p. 51.

35

Ibid., p. 51.


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En la redaccin de estos estatutos particip Iguniz y mostr una vez mssu empeo por desarrollar y difundir la labor bibliotecaria que se realizabaen nuestro pas; adems, propona promover la difusin de las actividades

de dicha institucin para unificar las polticas con las bibliotecas del pas.Una vez establecida la ABM, se comprometieron a formar un centro

de estudios y propaganda de las ciencias bibliotecarias, idea que se con-cret con la fundacin del Boletn de la Asociacin de Bibliotecarios Mexica-nos, estructurado en cuatro secciones: Tcnica, Bibliogrfica, Informativay Consulta. Iguniz deca que el objetivo del Boletnera que funcionaracomo rgano oficial de la ABMpara difundir sus actividades y trabajos enel mbito nacional e internacional. El lema de la asociacin era: Unin,

Estudios y Accin.Durante la administracin de Plutarco Elas Calles se crearon bi-

bliotecas especiales, de acuerdo con la regin geogrfica y el nmero depoblacin. Se esperaba que las bibliotecas respondieran a la evolucinsocial y a las nuevas tendencias educativas que se imponan en las escue-las; para ello, en el Departamento de Bibliotecas se crearon estos tipos es-pecficos, cuyos libros se seleccionaban de acuerdo con las condiciones yel medio de vida de los grupos a los que se destinaban: Se han formado

bibliotecas especiales para diversas gradaciones de mentalidad; las queindudablemente tienen que producir mejores resultados que aquellas bi-bliotecas que se forman de un tipo estndar de cultura, y que se puedenenviar lo mismo a una gran ciudad que a una ranchera.36Las bibliote-cas se clasificaron de la siguiente manera: rurales, industriales, populares,institucionales, infantiles y escolares.

Esperanza Velzquez Bringas ocup la jefatura del Departamentode Bibliotecas de la SEPdurante la administracin callista, de diciembre

de 1924 a noviembre de 1928, sustituyendo a Jaime Torres Bodet en elcargo. Una de las primeras acciones que encabez durante su gestinfue la elaboracin de un directorio de bibliotecas, para saber en qucondiciones se encontraban las que se haban establecido cuando Vas-concelos estuvo al frente de la SEP. Posteriormente se dio a la tarea deinspeccionar las que an existan, encontrando un panorama poco ha-lagador, en donde las condiciones precarias de los locales y la seleccin

36

Rodrguez Gallardo, op. cit., p. 23.


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inadecuada de los materiales iban aunadas a un personal insuficiente ymal preparado.37

Desde el Departamento de Bibliotecas de la SEP, Velzquez Bringas

mostr inters por las ideas de Juan B. Iguniz y Juana Manrique de Lara,ambos destacados miembros de la ABM, para que se reabriera la EscuelaNacional de Bibliotecarios y Archiveros.

Fue precisamente Iguniz quien desde la ABMhizo un llamado a lasautoridades educativas para que se reabriera la ENBAy se instruyera al per-sonal que laborara en las bibliotecas, pues era indispensable que exis-tiera la bibliotecologa como profesin, a fin de normalizar el trabajo anivel nacional. Argumentaba que no bastaban los conocimientos teri-

cos adquiridos en los libros, ms bien se requera una educacin biblio-tecaria profesional similar a la que exista en pases desarrollados comoFrancia, Inglaterra y Estados Unidos.

Cuando se plane reabrir la escuela, se le encomend a Iguniz ya Juana Manrique de Lara la elaboracin del plan de estudios. El textooriginal del plan de estudios redactado por ambos defina a la escuelacomo: una institucin cientfica dependiente del Departamento de Bi-bliotecas, consagrada a orientar debidamente los estudios bibliogrficos

y a la formacin de personal tcnico para la organizacin y administra-cin de las bibliotecas.38

La escuela deba impartir una educacin terico-prctica, con cursosde 11 meses, y se cursaran las siguientes materias: Bibliologa, Clasifica-cin, Catalogacin, Organizacin de bibliotecas y Seleccin de libros. Deestas materias, las cuatro primeras eran las que tradicionalmente se habanenseado en la primera escuela, y se agregaba la Seleccin de libros, quecomenzaba a tomar importancia a partir de la formacin de diferentes ti-

pos de bibliotecas y de acuerdo con los usuarios; asimismo, se eliminabanlos cursos de ingls, francs y latn. Podra decirse que se requera ms queuna educacin tcnica.

37Boletn de la Asociacin de Bibliotecarios Mexicanos, t. 1,1928, p. 66-67.38 Iguniz, Apuntes para la historia, en Boletn, p. 13-17. Tambin en Juan B.

Iguniz y Juana Manrique de Lara, Proyecto del Plan de Estudios de la Escuela Nacional

de Bibliotecarios, 11 dic. 1924, Archivo Histrico de la SEP(AHSEP), expediente 24-8-20-41.


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Para ingresar a esta escuela los alumnos tenan que contar con estudiosde educacin media superior o con conocimientos generales, para aprove-char mejor los contenidos impartidos. Adems estaban obligados, al termi-

nar su curso terico, a realizar prcticas por un periodo de seis meses en laBiblioteca Nacional o en cualquier otra biblioteca oficial de la capital.

La planta docente la conformaban varios miembros de la extintaABM, entre los que se encontraba Iguniz, quien fungi primero comodirector de la escuela.39Adems de su distinguida participacin en estainstitucin, Iguniz elabor un manual titulado Instrucciones para laredaccin y formacin de los catlogos bibliogrficos, obra que sirvipara el arreglo de muchas bibliotecas.

Esperanza Velzquez Bringas, en el informe de trabajo que rindiante el secretario de Educacin Pblica con motivo de los primeros re-conocimientos, mencion que la ENBAejerca la enseanza biblioteco-lgica en las instalaciones de la Escuela Nacional de Altos Estudios dela Universidad Nacional, que inici su curso en enero de 1925 con 122alumnos y continu laborando regularmente todo el ao.

Adolfo Rodrguez Gallardo considera que el plan de estudios de lasegunda ENBAse centr en los aspectos puramente tcnicos, y desapareci

el de la visin general. Es de considerar que esto se ajust a la polticaeducativa de la SEPque privaba en ese momento.

A pesar de la escasa literatura sobre esta segunda escuela, inferimosque los bibliotecarios y las autoridades le dieron gran importancia, conbase en un acuerdo del secretario de Educacin Pblica, del que se trans-criben algunos fragmentos:

Estando dentro del programa de reorganizacin de esta Secretara la selec-

cin del personal que presta sus servicios en las bibliotecas populares quedependen de ese Departamento, he tenido a bien acordar que los aspiran-tes a dichos empleos se sujeten a las siguientes bases de admisin:

39Es probable que durante el transcurso del ao escolar Iguniz se retirara del cargode director, pues en los nmeros 10-12 del tomo 4 de El Libro y el Pueblo, oct.-dic. 1925, p.72, se menciona que el director de la ENBA,licenciado Emilio Baz y Malo, rindi informedetallado de las actividades y resultados de la escuela; en ese mismo nmero se publicala lista de las calificaciones de exmenes finales de los alumnos que concluyeron el ciclo.

Boletn de la Secretara de Educacin Pblica, t. 4, nm. 3, jun. 1925, p. 39.


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I. Preparacin. En igualdad de circunstancias, la preferencia para laexpedicin de nombramientos se establecer en el orden siguiente:

a) Alumnos titulados en la Escuela Nacional de Bibliotecarios.

b) Alumnos sin ttulo, pero con cuatro aos de prctica en las biblio-tecas de los Estados.

c) Aspirantes que se sujeten a un examen a ttulo de suficiencia.d) Aspirantes sin preparacin que se comprometan a adquirirla al ir

desempeando su empleo.III. Estudios posteriores de perfeccionamiento.Las personas sin preparacin comprobarn que cursan los esquemas

respectivos en la Escuela Nacional de Bibliotecarios. Las comprendidas en

esta clusula, podrn ser nicamente aplicables a dependientes de libros.40

Sin embargo, a pesar del empeo que pusieron las autoridades y losprofesionales del rea, la ENBAslo funcion ese ao y despus desapareci.Posiblemente algunas de las causas fueron las divergencias entre los profe-sores, que tambin se manifestaron en la ABM, adems de la desercin dealumnos o la disminucin presupuestal. Monna Alfau de Sala, empleadadel Departamento de Bibliotecas y alumna de dicha escuela, refiere en los

siguientes trminos el poco xito de este plantel: Casi a mitad del curso dela segunda flamante Escuela Nacional de Bibliotecarios Mexicanos sentimossu fracaso, como sucedi con la anterior. Lo que nos hace sentir este fracasoes su escassima, y en algunos casos, nula cultura de los estudiantes.41

Tres aos despus de la clausura de la ENBAJuan B. Iguniz, la perso-na que tal vez vivi ms de cerca las experiencias de ambas escuelas, sin-tetiz en un artculo periodstico la problemtica que Mxico enfrentabacon la formacin de bibliotecarios, que a su vez se reflejaba en el mal

funcionamiento de las bibliotecas: Nunca se ha podido comprender loque es un verdadero bibliotecario, cul su alta misin y cules las diver-sas circunstancias que deben caracterizarlo. Su misin no es, como dicePellison, lo que era antiguamente, la de un perro de guarda que deba

40Requisitos para ser bibliotecarios, en El Libro y el Pueblo, t. 4, nms. 10-12, oct.-dic. 1925, p. 1.

41Monna Alfau de Sala, Lo que podra ser la Escuela Nacional de Bibliotecarios, en

Boletn de la Asociacin de Bibliotecarios Mexicanos, t. 1, nm. 11, jul. 1927, p. 165.


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vigilar sobre los libros y alejar de ellos al pblico como poda, a fin deentregarlos a su sucesor lo menos usados posible.42

Iguniz deca que la mayora de los bibliotecarios eran personas

profanas, intiles y, por su incultura, entre otras circunstancias, pococontribuan al buen desarrollo de las bibliotecas, adems, afirmaba que:

mientras no se valorara la profesin del bibliotecario, y no se ofreciera aste un empleo seguro bien remunerado y con posibilidades de desarrolloprofesional, todos los intentos del Departamento por formar un slidocuerpo de bibliotecarios estarn destinados a fracasar, y las bibliotecas p-blicas mexicanas a continuar desorganizadas, llevando la misma vida ln-

guida y estril.43

Una accin importante que llev a cabo el Departamento de Biblio-tecas, tanto para difundir los servicios bibliotecarios como para atraerusuarios a estos recintos, fue la proyeccin de pelculas y la imparticinde conferencias:

Se implement una intensa campaa de extensin educativa, el Departa-

mento de Bibliotecas llevara a sus bibliotecas charlas y conferencias a car-go de personas tan distinguidas como Francisco Monterde, Juana Manriquede Lara, Juan B. Iguniz, Guillermo Luzuriaga, Alfonso Fabila, Humber-to Tejera y Rafael Cardona, que versaron sobre asuntos instructivos quedespierten el inters por la lectura y el libro. Sola acompaarse a estasconferencias con la proyeccin de pelculas proporcionadas por el Depar-tamento de Bellas Artes.44

Muchas veces las conferencias se relacionaban con el acervo de labiblioteca, trataban temas alusivos a la agricultura, fbricas u otros, deacuerdo con la regin en donde se encontrara ubicada.

42Iguniz, La reorganizacin de las bibliotecas pblicas, El Universal, 22 dic. 1928.43Idem.44Boletn de la Secretara de Educacin Pblica, t. 3, nm. 10, mar. 1925, p. 139; t. 6,

nm. 4, abr. 1927, p. 242.


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La extincin de la ENBAen 1925 cre nuevamente un vaco, pues lacarencia de bibliotecarios profesionales que se encargaran de administrar ydesarrollar el trabajo de las bibliotecas era evidente y los pocos bibliote-

carios preparados continuaban luchando por crear nuevos cuadros profe-sionales en ese marco contextual, as que aprovechaban todos los mediosposibles para establecer programas de capacitacin en biblioteconoma.

Iguniz continu con sus actividades y en julio de ese ao participcomo docente en la Universidad Nacional, dentro de sus cursos de verano:

En los acostumbrados cursos de verano, organizados por la UniversidadNacional de Mxico, se inauguraron en la primera semana del mes de julio

de 1925, las clases de Bibliografa. Las ctedras tuvieron lugar en el localde la Biblioteca Cervantes, los lunes y mircoles, de las cinco a las seis dela tarde, y sus programas presentaron una completa orientacin para poderdesempear el cargo de bibliotecario. Las inscripciones fueron tan nume-rosas que se cerraron en breve.45

El propio rector de la Universidad, Ezequiel A. Chvez, calific deimprescindible la enseanza de esta disciplina, por lo que gir instruc-

ciones para que se le diera continuidad al trabajo realizado por Iguniz.As, el 7 de octubre de 1926, el secretario general de la Universidad Na-cional le comunic a Iguniz que haba sido contratado para que conti-nuara instruyendo en la Facultad de Filosofa y Letras a estudiantes delicenciatura en el mbito bibliotecario:

En cumplimiento de acuerdo superior, me es grato participar a usted queesta Universidad ha tenido a bien comisionarlo para que con su carcter

de profesor para las enseanzas que se imparten en la Facultad de Filosofay Letras y para Graduados, y en unin del C. Tobas Chvez, estudie y pre-sente el proyecto definitivo para el servicio de las bibliotecas universitarias,en relacin con la enseanza de los alumnos y con el pblico en general.46

45El Libro y el Pueblo, 1925, t. 4, nm. 7-8, jul.-sep. 1925, p. 14. Vase tambin MedizBolio, Apuntes para una historia, en Boletn de la Asociacin de Bibliotecarios Mexicanos,t. 1, nm. 11, jul. 1927, p. 27.

46

UNAM, Direccin General de Personal, expediente 1447, fo. 17.


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Cuando todo pareca indicar que la profesin bibliotecolgica seconsolidara, a finales de ese mismo ao de 1926 y por instruccionesdel director de la Facultad de Filosofa y Letras, doctor Alfonso Pruneda,

se le comunic a Iguniz que se terminaba su contrato debido a la faltade presupuesto. Ante dicha situacin, solicit al rector que le permitieracontinuar laborando para la Universidad en alguna de sus dependencias,y obtuvo una respuesta positiva por parte del rector y del doctor Jos Ma-nuel Puig Casauranc, titular de la SEP.47

Adems de ratificarle sus clases, tambin se le design responsablede la biblioteca de la Escuela Nacional Preparatoria, en la cual labor porescaso tiempo y luego solicit su renuncia ante el rector de la Universi-

dad porque se encontraba ubicada en un local en muy mal estado, noapto para una biblioteca. De esa forma, Iguniz puso en evidencia unavez ms que, adems de la falta de personal preparado en bibliotecolo-ga, no existan locales adecuados para funcionar como bibliotecas.

L

Desde el mes de febrero de 1925 Esperanza Velzquez Bringas realizabalos preparativos para organizar a travs del Departamento de Bibliotecasde la SEPel Primer Congreso de Bibliotecarios que se realizara en la Bi-blioteca Nacional, del 15 al 20 de marzo de ese ao. La idea de llevarloa efecto surgi de las reuniones que otros pases haban organizado entorno a esta disciplina:

los congresos internacionales de bibliotecarios que peridicamente se ce-lebran en Europa, como el efectuado en Praga en 1926, y la importancia ynecesidad de que en Mxico se impulse el movimiento biblioteconmico

y bibliogrfico, se toma como ejemplo el xito obtenido por elXV Con-greso de Bibliotecarios Americanos y a la conveniencia de que nuestro pasocupe un buen lugar en el sistema mundial de bibliotecas.48

47Ibid., fo. 24.48

Convocatoria para el Congreso de Bibliotecarios, en Boletn de la Secretara de


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Cabe mencionar que laABM,de la cual era presidente Juan B. Iguniz,junto con el Departamento de Bibliotecas, dio a conocer la convocatoriay las bases para la realizacin de este congreso.

La Comisin Organizadora estuvo conformada por Rafael Heliodo-ro Valle, jefe de la Seccin de Bibliografa y Revistas; Manuel Rodrguezde San Miguel, jefe de la Seccin de Distribucin Tcnica; Rafael EspinosaFlores, oficial primero del Departamento de Bibliotecas, y Juana Man-rique de Lara, bibliotecaria tcnica. Para contar con un plan de trabajoacorde con la jefa del Departamento de Bibliotecas, Velzquez Bringas,dicha comisin estableci siete puntos del Congreso:

1. Estudiar los proyectos que tiendan al mejoramiento del servicio delas bibliotecas mexicanas.

2. Determinar las nuevas orientaciones que, de acuerdo con nuestrascircunstancias y especial idiosincrasia, debern seguirse en las bi-bliotecas y aplicarse por los bibliotecarios, con objeto de obtener losmejores resultados en la campaa de cultura que se inicia.

3. Procurar el mejoramiento intelectual, moral y material de los biblio-tecarios del pas.

4. Tomar resoluciones para impulsar el progreso de las actividades bi-blioteconmicas y bibliogrficas.

5. Hacer que la profesin del bibliotecario se considere una verdaderacarrera profesional que garantice su estabilidad.

6. Iniciar en toda la repblica el da del libro y del bibliotecario.7. Estimular a la iniciativa privada, con objeto de que el pblico co-

opere con el gobierno para fundar y sostener las bibliotecas.49

Durante los cinco das que dur el Congreso estuvieron represen-tadas las instituciones ms importantes de nuestro pas: secretaras deEstado, gobiernos de las entidades federativas y los ayuntamientos, laUniversidad Nacional, las direcciones de Educacin de los estados, elAteneo Nacional de Abogados, la Sociedad Cientfica Antonio Alzate,la Sociedad de Geografa y Estadstica, la Direccin de Estudios Biolgicos

Educacin Pblica, t. 4, nm. 3, p. 258.49

Ibid., p. 258.


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y numerosas bibliotecas, escuelas, sociedades y sindicatos. Una gran au-sencia, y muy notoria entre los congresistas, fue la de Juan Bautista Igu-niz, junto con los miembros de laABM, despus de haber estado presentes

en los momentos iniciales del lanzamiento de la convocatoria.De la diversidad de la concurrencia surgieron 46 trabajos en total,

presentados durante las siete sesiones de este congreso, en los cualesquedaron plasmadas las inquietudes de los bibliotecarios de entonces.En torno de esos trabajos se agruparon sucesivamente otros, como losrelativos al proyecto de reorganizacin de la Escuela Nacionalde Biblio-tecarios y Archiveros y a la influencia del libro en los penales y correc-cionales; las iniciativas para el enriquecimiento de las bibliotecas, por

medio del canje y las donaciones, y la fundacin de bibliotecas y de unaEscuela de Biblioteconoma en cada uno de los estados; los estudios quetendan a multiplicar las bibliotecas populares; las sugerencias con el finde formar catlogos uniformes, hechos por catalogadores instruidos envarios idiomas; la organizacin de sociedades protectoras de bibliotecas;que en todas hubiera conferencias culturales; fundar y sostener bibliote-cas infantiles, con libros bien seleccionados; el establecimiento de unabiblioteca especializada con obras de bibliografa y temas bibliotecon-

micos; el intercambio de ideas entre los bibliotecarios, por medio de re-uniones y correspondencia; los trabajos sobre el dinamismo del libro,las bibliotecas especiales de historia de Mxico y la importancia de loscursos de biblioteconoma en Mxico, entre otros.

Los miembros de la Comisin Revisora del Primer Congreso de Bi-bliotecarios fueron Esperanza Velzquez Bringas; Rafael Aguilar y San-tilln, presidente del Congreso; Guillermo Vigil y Robles, secretario;Tobas Chvez, bibliotecario de la Universidad Nacional, y Jess Ornelas,

jefe de catalogadores de la Biblioteca Nacional. Como ponentes partici-paron Garca Nez, jefe de la Seccin de Trmite y Archivo del Departa-mento de Bibliotecas; Mara Teresa Chvez Campomanes, encargada dela Biblioteca Cervantes; Joaqun Mndez Rivas, director de la BibliotecaNacional; Hilario Castro, representante del Ateneo de Abogados, y MarioEnrquez, encargado de la Biblioteca de Ciencias Sociales.

Las conclusiones a las que se lleg eran ricas en iniciativas y refleja-ban la preocupacin de los congresistas por mejorar el servicio bibliote-

cario, la planeacin y organizacin de un sistema nacional de bibliotecas


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y, sobre todo, la gran preocupacin en la formacin de los bibliotecarios.Al clausurarse el Congreso, los miembros de la Comisin Revisora apro-baron varias resoluciones de gran importancia para el desarrollo de la Bi-

bliotecologa en nuestro pas.50Una de las ms relevantes de esta primerareunin fue la formacin del Comit Permanente, pues por su conductose intentaba garantizar la continuidad y cristalizacin del esfuerzo ini-ciado por el Departamento de Bibliotecas, la Biblioteca Nacional y losbibliotecarios del pas en este congreso.

En cuanto a la Asociacin de Bibliotecarios Mexicanos, funcionininterrumpidamente durante ms de un ao, publicando ocho nme-ros del Boletn, pero poco tiempo despus de su primer aniversario se

present una crisis, de la que Iguniz menciona:

Tres de sus miembros, cuyos nombres son de todos conocidos, movidos por laambicin y valindose de acciones nada recomendables, arrastraron en pos des a un grupo de socios que en su mayora los siguieron ms por temor a perdersus empleos que por adhesin. Con este contingente, procedieron a desarro-llar sus planes, comenzando por exigir la renuncia del presidente de la ABM.51

Iguniz seala en un informe de actividades que present en el Bole-tnde la asociacin (t. 1, nm. 8), que los renunciantes fueron el secreta-rio Emilio Baz y Malo, el prosecretario Joaqun Mercado y la bibliotecariaJuana Manrique de Lara. Estos bibliotecarios separados de la ABMfunda-ron despus una nueva agrupacin a la que denominaron AsociacinLibre e Independiente de Bibliotecarios Mexicanos, de cuya actividad nose sabe nada. Rosa Mara Fernndez de Zamora menciona: Esta fugazasociacin parece evidenciar la ruptura entre dos corrientes de biblioteca-

rios, representados, una, por el personal del Departamento de Bibliotecas,y otra, por un grupo de bibliotecarios provenientes sobre todo de insti-tuciones no dependientes del Departamento, cuya cabeza ms visible eraJuan B. Iguniz.52

50Ibid., p. 245-246.51Iguniz, Informe de Labores de la Asociacin de Bibliotecarios Mexicanos, marzo de

1925, en Boletn de la Asociacin de Bibliotecarios Mexicanos, t. 1, nm. 8, jun. 1926, p. 117.52

Fernndez de Zamora (1995), p. 11.


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Sin embargo, el problema econmico fue una de las causas que im-pidi que la ABM siguiera funcionando adecuadamente, adems de nocontar con una figura representativa en el aspecto poltico. La asociacin

dej de recibir donativos; muchos socios, como hemos mencionado,pertenecan al Departamento de Bibliotecas de la SEP y al renunciar aesta asociacin dejaron de aportar su cuota anual. En 1927, cuando sereorganizaron los cargos de la mesa directiva de la ABM, los estatutos semodificaron y el tipo de socios se redujo a dos activos y corresponsales;slo los socios del Distrito Federal tenan voz y voto, el gobierno queda cargo de un secretario general, un prosecretario y un tesorero. El primercargo era a perpetuidad y los otros dos duraban tres aos, quedando de

la siguiente manera: Juan B. Iguniz, secretario general; Rafael CarrascoPuente, prosecretario, y Francisco Xavier Rojas, tesorero.

Durante este ao la ABMparticip en el Primer Congreso Nacionalde Bibliotecarios, realizado por la American Library Association (ALA) enEstados Unidos, intercambio intelectual que sirvi para reafirmar las re-laciones establecidas entre los bibliotecarios mexicanos y los estadouni-denses, as como para dar a conocer all muchos de los aspectos de lalabor educativa llevada a cabo en Mxico.

Asimismo, laABMtrat de recabar fondos ofreciendo el espacio de suBoletnpara anunciar eventos, marcas de muebles para bibliotecas, mar-cas de sombreros y hasta de algunas miscelneas; sin embargo, no fueronsuficientes para sostener la publicacin y sta dej de aparecer en 1927.En sntesis, el Boletnse public del 15 de octubre de 1924 al 15 de octu-bre de 1927 (nms. 1-15) en su primera poca. Durante este periodo, laAsociacin foment sus vnculos con sociedades extranjeras para lograrla unificacin de los sistemas bibliogrficos. Sin embargo, Juan B. Iguniz

afirma que por haber desaparecido la Asociacin en 1927, la relacincon algunas sociedades bibliotecarias se suspendi, originando muchasdificultades, especialmente para los bibliotecarios extranjeros, quienesencontraban en la ABMuna decidida ayuda en sus investigaciones biblio-grficas y biblioteconmicas.53

No obstante los problemas y dificultades sealadas, Iguniz tuvo elmrito de fundar esta asociacin y con ella no slo contribuy a la di-

53

Iguniz, Boletn de la Asociacin de Bibliotecarios Mexicanos, t. 1, nm. 14, 1927, p. 32.


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fusin de la disciplina bibliotecolgica en nuestro pas, sino tambin adarle continuidad a su proyecto de preparar cuadros de bibliotecarios.

Para dar seguimiento a la actividad bibliotecolgica en Mxico, se

establecieron las bases para la realizacin del Segundo Congreso:

A principios de 1928, el Comit Permanente del Primer Congreso Na-cional de Bibliotecarios convocaba a todas las instituciones, autoridades

y personas en general, que se interesaran en los estudios bibliogrficos ybiblioteconmicos, a participar en un segundo congreso. El 16 de abril de1928 se inaugur [], reunin llevada a cabo en el saln de El Generalito,en el Colegio de San Ildefonso, cuya declaratoria inaugural estuvo a cargo

del subsecretario de Educacin, Moiss Senz, y de la jefa del Departamen-to de Bibliotecas, Esperanza Velzquez Bringas.54

Al resaltar la relevancia de estas reuniones, Rafael Heliodoro Vallehaca nfasis en que la presencia de bibliotecarios estadounidenses eramuy importante, porque haba mucho que aprender de ellos:

Por primera vez, se rene en Amrica un Congreso de Bibliotecarios al que

concurren delegaciones de varios pases. La presencia de colegas de EstadosUnidos nos da singular satisfaccin, porque es un testimonio de que apre-cian la labor que las bibliotecas mexicanas estn realizando para el bien delpueblo y nos quieran prestar su cooperacin amiga para resolver aquellosproblemas de biblioteconoma y bibliografa que nos son idnticos.55

A pesar de la importancia de la reunin, las memorias nunca fueronpublicadas, y slo se reunieron las conclusiones de los trabajos en un n-

mero del Boletn de la SEP.56

Al respecto el presidente Calles, en su ltimo

54A este Congreso asistieron delegados de otras naciones como Costa Rica, El Salva-dor y Honduras, as como una comitiva estadounidense que representaba a la Bibliotecadel Congreso, la Biblioteca de la Universidad de Stanford, la Biblioteca Pblica de Chica-go, el Comit de Cooperacin Biblioteconmica con los Pueblos de Habla Espaola y laAsociacin de Bibliotecarios Americanos, Boletn de la Secretara de Educacin Pblica, t. 7,nm. 3, mar. 1928, p. 178.

55Exclsior, 17 abr. 1928.56

Boletn de la Secretara de Educacin Pblica, t. 7, nm. 5, mayo 1928, p. 179-182.


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informe anual, hizo una extensa referencia a este segundo congreso, a la re-lacin de los bibliotecarios mexicanos con los de otros pases y a la secuelade esos contactos en el Congreso de la American Library Association.57

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Durante ese periodo intermedio, el maximato, que transcurri entre elasesinato del candidato electo Obregn y el ascenso de Lzaro Crdenasa la Presidencia de la repblica, la figura siempre presente del jefe mxi-

mo Plutarco Elas Calles permiti dar continuidad, en la medida de loposible, a los proyectos iniciados en su gestin como presidente. Se pusoen marcha una campaa de bibliotecas ambulantes en las comunidadesrurales, tal como lo haba establecido Esperanza Velzquez Bringas enaos precedentes. El Departamento de Bibliotecas peda a los directoresde las escuelas que las solicitaban, un pequeo historial de la comunidadpara que, con base en ello, seleccionaran material para los usuarios.

A principios de 1929 se estableci un curso elemental de bibliote-

conoma, al cual asistieron empleados de nuevo ingreso y todos aque-llos que lo necesitasen. Las materias incluidas fueron: Organizacin yadministracin de bibliotecas, Clasificacin y catalogacin, Informa-cin bibliotecaria y Bibliografa. Los encargados de impartirlas fueronlos mismos empleados del Departamento, especialistas en cada una deesas materias.

Como en el resto de la Secretara de Educacin Pblica, en el Depar-tamento de Bibliotecas la inestabilidad poltica que se viva en el pas se

reflej en los continuos cambios de los directivos. Durante la Presidenciade Pascual Ortiz Rubio fueron jefes del Departamento Joaqun RamrezCabaas, del 5 de febrero de 1930 al 15 de octubre del mismo ao, yRafael Prez Taylor, del 16 de octubre de 1930 al 31 de agosto de 1932.Cuando Ortiz Rubio renunci y lo sustituy Abelardo L. Rodrguez, elDepartamento de Bibliotecas volvi a cambiar de titular: Prez Taylordej el cargo a Eduardo Coln, quien lo ocup del 1 de septiembre de

57

Ibid., t. 7, nm. 8, ago. 1928, p. 189-190.


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1932 al 31 de agosto de 1933. Por ltimo, Francisco Monterde desempe- la Jefatura del 1ode septiembre de 1933 al 31 de agosto de 1934.

El Departamento de Bibliotecas tambin se reorganiz despus de

esta fecha, y se dividi en tres secciones: Tcnica; de Bibliografa, Propa-ganda y Canje, y Trmite y Archivo.

La principal funcin de la Seccin Tcnica era la organizacin decursos para capacitar al personal bibliotecario del Departamento mismo.Adems, se encargaba de la adquisicin y distribucin de los libros, delmantenimiento de una seccin de consultas bibliogrficas para maestrosy pblico en general, de la coordinacin de campaas permanentes dedifusin del libro y del establecimiento de bibliotecas ambulantes en

comunidades rurales. Tambin coordinaba los trabajos para crear unahemeroteca central, organizar los ciclos de conferencias dirigidos tanto alos empleados de las bibliotecas como a obreros y alumnos de las escue-las nocturnas y, por ltimo, distribuir en todas las bibliotecas pblicas unnuevo reglamento, elaborado con el fin de facilitar la consulta.58

La Seccin de Bibliografa, Propaganda y Canje se encargaba de di-fundir, intercambiar y divulgar publicaciones. Con el propsito de dara conocer las obras mexicanas producidas en el pas, comenz a editar

un boletn de novedades bibliogrficas, con un tiraje de mil ejemplares,que se distribuan gratuitamente en bibliotecas y centros culturales. Estaseccin tambin fue responsable de la publicacin El Libro y el Pueblo, elcual informaba acerca de los libros que se podan encontrar en biblio-tecas pblicas, as como sobre lo relacionado con la bibliotecologa enMxico, entre otros temas.

Las funciones que desempeaba la Seccin de Trmite y Archivoconsistan en lo siguiente: reglamentar la distribucin de libros a las bi-

bliotecas dependientes, satisfacer las demandas que se presentaban encada una y realizar juntas mensuales con los responsables de bibliotecaspara buscar soluciones a los problemas presentados. En 1930 se supri-mi la segunda seccin y se comision a especialistas, con objeto de quese encargaran de prestar el servicio de bibliografa.

Cabe destacar que, debido a una reduccin presupuestal en el De-partamento, no se abrieron bibliotecas como en las administraciones de

58

Memoria de la Secretara de Educacin Pblica,1929, p. 137-238.


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Obregn y Calles, y los servicios se fueron minando. Aunque no se men-ciona la participacin de Iguniz ni la de ningn otro bibliotecario cono-cido de su tiempo, podemos deducir que, a pesar de las limitaciones, la

preparacin de cuadros de bibliotecarios estaba produciendo frutos.Algunos acontecimientos que cabe destacar en este periodo fueron

las comisiones que tuvieron algunos integrantes del Departamento de Bi-bliotecas. En 1933 Juana Manrique de Lara fue designada como represen-tante de Mxico en el 55 Congreso de la American Library Associationque se efectu en Chicago a mediados de octubre, en el cual habl sobrelas bibliotecas y la educacin de adultos. Mara Teresa Chvez Campo-manes fue comisionada a la Biblioteca del Instituto Cientfico y Literario

de Toluca, para que diera a conocer los ms modernos sistemas de catalo-gacin, y Abelardo Jimnez Rueda fue destinado a la Biblioteca ValentnGmez Faras, con objeto de clasificar parte de su acervo.

En junio de 1933 Iguniz reuni a un gran nmero de bibliotecariospara reorganizar la desaparecida asociacin y buscar soluciones a las difi-cultades que enfrentaba la investigacin bibliogrfica y biblioteconmi-ca, con gran apoyo de la Secretara de Educacin Pblica.

Iguniz consideraba que laexistencia de tal asociacin era indispensa-

ble para fomentar el desarrollo de la disciplina bibliotecolgica en nuestropas, pero ahora con diferentes estatutos,59en los que quedaba claro queen realidad era una asociacin de bibliotecarios de la ciudad de Mxico,pues los socios residentes fuera de sta slo tenan voz pero no voto. En eseao se lleg a contar con 108 socios. La mxima autoridad era el secretario,cargo que se desempeaba a perpetuidad, y contaba con la colaboracinde un prosecretario y un tesorero cuya gestin duraba tres aos.

En la primera sesin de la nuevaABM, realizada el 8 de junio de 1933

en el saln de actos de la Sociedad Cientfica Antonio Alzate refun-dada en 1935 como Academia Nacional de Ciencias Antonio Alzate,Iguniz mencion que se suprimieron los cargos honorficos y en su lugarse consideraban socios benefactores a las personas que desinteresada yafectivamente apoyaran a la Asociacin. Tambin aludi a la figura delbibliotecario, que atravesaba por una situacin penosa y precaria debido

59Estatutos de la ABM, en Boletn de la Asociacin de Bibliotecarios Mexicanos, 2 poca,

nm. 1, sep. 1933, p. 1-2.


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a que en nuestro pas no se le conceda el carcter de profesionista; igual-mente mencion que la Asociacin deba realizar acciones para restablecerla Escuela Nacional de Bibliotecarios, a fin de preparar e impulsar seria-

mente al personal que prestara sus servicios en las bibliotecas del pas.En su calidad de secretario, Iguniz propona la conformacin de

una comisin que informara al ministro de Educacin Pblica, al rectorde la Universidad y al jefe del Departamento de Bibliotecas que la ABMyahaba sido debidamente reorganizada.

Cabe mencionar que l mismo form parte de esta comisin, y efec-tivamente se entrevistaron con el subsecretario de Educacin, Jess SilvaHerzog, el rector de la Universidad, Ingeniero Roberto Medelln, y el licen-

ciado Eduardo Coln, jefe del Departamento de Bibliotecas de la SEP; entodos los casos se otorg a la ABMapoyo moral y material, incluso la pro-mesa de mejorar los salarios de los bibliotecarios. De igual forma, y porsugerencia de la misma asociacin,se cre una biblioteca especializadaen biblioteconoma en las instalaciones de la SEP,para que los profesio-nistas tuvieran material actualizado a su disposicin.

Al dar inicio la etapa cardenista, las reformas sociales que se delinea-ron en aquellos aos habran de influir directamente en la actividad del

Departamento de Bibliotecas. El apoyo del rgimen a los sectores campesi-no y obrero impuls la educacin popular (principalmente rural y tcnica)y las tendencias descentralizadoras que caracterizaron al gobierno de Cr-denas pronto se reflejaron ntidamente en el mbito bibliotecolgico. Poruna parte, la distribucin de libros fue dirigida en su mayora a los cam-pesinos y obreros; y por la otra, al menos hasta 1938, el plan bibliotecarioestuvo bsicamente enfocado hacia los estados de la repblica.

Crdenas reconoci en el servicio bibliotecario una de las funciones

eminentemente educativas a cargo de la SEP; mencion que la reforma delartculo 3oconstitucional impona una reorganizacin del Departamen-to de Bibliotecas, con objeto de orientar sus actividades a la realizacinde los postulados filosficos de la enseanza socialista.

La reorganizacin del Departamento de Bibliotecas consisti en se-leccionar el material bibliogrfico, para que su contenido ideolgico nointerfiriera con los principios y finalidades de la nueva educacin. Asi-mismo, se interes en difundir el libro entre las clases ms necesitadas

del pas, para lograr as que de inmediato su mejoramiento intelectual


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fuera evidente y se diera, indirectamente, la elevacin de su nivel econ-mico y social.

Una de las primeras acciones del Departamento de Bibliotecas con-

sisti en depurar los acervos bibliogrficos de todos los repositorios, reti-rando las obras consideradas inadecuadas para el perfil de las bibliotecasy cuidando que las nuevas adquisiciones de libros estuvieran precedidasde un minucioso estudio tcnico. Otras medidas ejecutadas con la nuevaescuela socialista fueron los cambios en la distribucin de material delectura (material oficial), para que no fuera exclusivo de la poblacinurbana, especialmente de los estudiantes de las escuelas superiores quehasta entonces concentraban los beneficios de las bibliotecas pblicas

del Distrito Federal.Las bibliotecas con lectores puramente escolares se trasladaron a

lugares con afluencia de poblacin obrera. Otro paso importante parahacer llegar el libro a las capas sociales con mayor atraso en el pas fuela creacin de bibliotecas ambulantes, a bordo de camiones y vagonesde ferrocarril, as como el establecimiento de pequeas bibliotecas ru-rales circulantes.

En cuanto a los procesos tcnicos, el Departamento de Bibliotecas

de la SEPrealiz ms de medio milln de asientos de autor, ttulo y ma-teria, y prepar diferentes instructivos para el personal, a fin de despertarsu inters por la carrera de bibliotecologa. En extensin bibliotecaria seimpartieron conferencias sobre higiene, alcoholismo y cultura general.De la misma manera, la SEPllev a cabo esfuerzos para mejorar el reaeditorial, es decir la redaccin, impresin y distribucin de algunas pu-blicaciones; por su nmero destaca Simiente, serie de cuatro tomos delibros de lectura para escuelas del campo, donde se distribuyeron, princi-

palmente en bibliotecas rurales, 342 000 ejemplares.Casi todas las menciones incluidas en los informes presidencialesde Crdenas sobre bibliotecas se refieren a donativos de libros, todosasentados bajo el apartado de Extensin bibliotecaria. En 1936 se do-naron 96 000 volmenes a sindicatos, comits agrarios y escuelas. Encada informe, hasta el de 1939, se reportan datos relacionados con esterubro. En total los donativos alcanzaron la suma de 678 672 volmenesde libros y folletos, aunque cabe la posibilidad de que esta cifra incluya

tambin un gran nmero de publicaciones peridicas.


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Los esfuerzos aislados de bibliotecarios profesionales como Igunizcontinuaron mediante la imparticin de cursos para la formacin de cua-dros en esa especialidad. En cuanto al rgimen, se emprendieron algunas

acciones para el mejor funcionamiento de las bibliotecas de la SEP. As, en1934 se establecieron cursos de bibliotecologa y bibliografa, elementalesy superiores, en dos turnos, matutino y vespertino; Juana Manrique de Laraestuvo a cargo del curso elemental matutino; Mara Teresa Chvez Cam-pomanes fue la encargada del curso elemental vespertino. Al frente de loscursos superiores matutino y vespertino se encontraban Juan B. Iguniz,Emilio Bazy Malo, y Alberto Jimnez Rueda. Estos cursos tuvieron carcterobligatorio para los empleados del Departamento de Bibliotecas.60

Un aspecto importante de la labor bibliotecaria del cardenismo fueel establecimiento de repositorios pblicos fuera de la capital. El Depar-tamento de Bibliotecas destin fondos para la creacin de los mismos: seincluan libros, un local, mobiliario y personal para atender al pblico.Durante este periodo se aplic la poltica de descarte de las bibliotecasdel Distrito Federal, y todo ese material se reparta en las bibliotecas fo-rneas recin creadas. Tales fueron los casos de la Biblioteca GertrudisBocanegra, en Michoacn; la Biblioteca Pblica de Tijuana, Baja Califor-

nia, y la Biblioteca Felipe Guerrero Castro, en Monterrey, Nuevo Len.En cuanto a nuestro personaje, a partir de la dcada de 1930 su ca-

rrera experiment un constante ascenso. De febrero a noviembre de 1934imparti un curso superior de biblioteconoma en la Biblioteca Ibero-americana, con resultados muy satisfactorios. En abril de 1935 se le pro-puso trabajar en la biblioteca del Observatorio Astronmico Nacional,bajo la administracin de la UNAM, como bibliotecario de 2, cubriendola vacante que dejara el seor Ral Alejandro.61En marzo de 1937 Iguniz

ocup el puesto de jefe de la Seccin de Bibliografa de la Biblioteca Na-cional; en 1941 fue ascendido a jefe de bibliotecarios y en marzo de 1942fue nombrado subdirector de la misma institucin, con la aprobacin deJos Vasconcelos como titular de la Biblioteca Nacional y de Gustavo Bazen calidad de rector de la UNAM.

60Memoria relativa al estado que guarda el Ramo de Educacin Pblica el 31 de agosto de1934, t. 1, p. 380-381; vase tambin el t. 2, p. 445-451.

61

UNAM, Direccin General de Personal, expediente 1447, fo. 42.


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Una vez que Manuel vila Camacho ocup la Presidencia en 1940, Jai-me Torres Bodet fue designado secretario de Educacin Pblica. Con lllegaron Carlos Pellicer a la Direccin General de Enseanza Extraescolary Esttica, y Jorge Gonzlez Durn al Departamento de Bibliotecas. To-rres Bodet puso especial atencin al ascenso, mejoramiento profesionaly econmico de los maestros, as como al contenido y la finalidad de laeducacin; en 1944 prepar las reformas al artculo 3 y lanz la Cam-

paa Nacional contra el Analfabetismo.Se crearon instituciones que respondieron a varias de las inquietu-

des del momento, acumuladas desde aos atrs: capacitar, proporcionarmejores y modernas tcnicas a los profesores y a los bibliotecarios, aquienes se les ligaba estrechamente al proceso educativo.

Dentro de los programas de trabajo de la SEPse pensaba que debantener bibliotecas de mayor nivel, pues constituan un elemento educati-vo de primer orden. Y, para que la biblioteca respondiera plenamente a

estos requerimientos, era impostergable contar con bibliotecarios profe-sionales que hicieran realidad la funcin educativa.

En este mbito y en el periodo, se realiz el Tercer Congreso Nacio-nal de Bibliotecarios y Primero de Archivistas. Los trabajos preliminaresabarcaron todo el mes de septiembre de 1944, dedicado especialmente ala publicidad nacional e internacional mediante diferentes vehculos depropaganda: peridicos, revistas, folletos, radiodifusin, circulares e in-vitaciones personales a las redacciones periodsticas, rectores universita-

rios, cmaras de comercio e industria, poderes estatales y personalidadesdestacadas del mbito intelectual.

La comisin patrocinadora estuvo integrada por el H. Congreso dela Unin de los Estados Unidos Mexicanos y la SEP, en tanto que la orga-nizacin estuvo a cargo del Departamento de Bibliotecas y de la Bibliote-ca del Congreso. Finalmente, del 21 al 28 de octubre de 1944 se llevarona cabo las labores del Tercer Congreso Nacional de Bibliotecarios y Pri-mero de Archivistas.


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