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LA HISTORIA DE LA VIDA DEGERÓNIMO

Por Gerónimo

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Información de derechos de autor

Copyright, 1905, byS. M. Barrett

Copyright, 1906, byDuffield & Company

Published in New York, September, 1906  

Título original: Geronimo’s Story of His Life 

Autores: Gerónimo, 1829–1909Stephen Melvil Barrett, 1865–?

 

El libro original es de dominio público en Estados Unidos y en algunos otros países. Sinembargo, se desconoce cuando falleció S. M. Barrett. Dependiendo del año de su muerte,el libro puede tener derechos de autor en países que usan la vida de los autores + 70 años(o más) para la duración de los derechos.

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PRESENTACIÓN POR EL TRADUCTOR

Mi interés por Gerónimo1 data desde mi infancia, cuando veía por la televisión laserie “El Gran Chaparral”. Aunque en la misma hicieron muchos esfuerzos por no mostrarcomo apaches a actores blancos del tipo anglosajón, casi ninguno de los protagonistas

indígenas era apache o por lo menos personas con genes amerindios. Con todo, la serie fueuna de las mejores para mostrar a los apaches y sus problemas con los advenedizos colonosanglosajones que invadían sus tierras y sobretodo, para dejar claro que no eran ni bárbarosni salvajes. En esta serie cabe resaltar el uso del lenguaje mudo (señas con las manos) queusaban para que se comunicaran dos personajes que no compartían la misma lengua, la presencia mexicana entre los habitantes más antiguos de Arizona, los caballos de los indiosque parecían criollos y otros aspectos mostrados en la serie, que le daban mucho realismo.

He visto varias películas en las que aparece Gerónimo, en algunas representado poractores anglosajones de ojos claros. Ninguna de las películas se apega a la autobiografía deGerónimo. Los interese comerciales prevalecen sobre los históricos, inclusive la última película sobre él, la cual fue hecha lejos de Hollywood y con actores indígenas.

El libro de Gerónimo resulta interesante, no sólo porque es una narración de loshechos relevantes de su vida, sino porque es la historia de la lucha de un pueblo relatadadesde la perspectiva de uno de sus grandes protagonistas. El editor, S. M. Barret agregócitas de informes militares y de entrevistas con personas que vivían en Arizona en esaépoca en cuestión, lo cual enriquece las narraciones de Gerónimo y facilitan elementos paraentender, en parte, el comportamiento de los apaches, aunque en ningún lado, el editoraporta elementos de procesos históricos de mayor envergadura y trascendencia por susimplicaciones en la vida de los indígenas, como los derivados de la independencia deMéxico de España, con la cual se abandonaron los tratos que los españoles habían hechocon los indígenas del área que posteriormente se convirtió en el suroeste estadounidense ola ampliación de la frontera agrícola anglosajona en Estados Unidos, la cual resultabanecesaria para apoyar el proceso de industrialización de ese país, pues ésta se realizó demanera diferente al modo en que se hizo en Europa. El modelo europeo se basa en la producción de máquinas para hacer máquinas, el de Estados Unidos en la producción demáquinas para la agricultura. Pero esto es pedir mucho, el libro fundamentalmente es lanarración de Gerónimo.

Por otro lado, la narración se hizo del modo en que su autor creyó conveniente y buscando sin duda, la aprobación del ejército para su publicación, por lo que el librotampoco permite identificar por qué se dejó vencer a pesar de todos los engaños a que fuesujeto en su cautiverio como prisionero de guerra. Pero estas son otras historias y alguienlas deberá explicar en el futuro o quizás ya fueron explicadas y nosotros legos en estostemas lo desconocemos.

El libro comienza con el origen de los apaches, una historia que recuerda el origendel mundo concebido por otras etnias americanas. Como eran un pueblo cazador

1 En castellano, el nombre de Gerónimo es Jerónimo, pero decidimos dejarlo como aparece en el libro originalen inglés.

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relativamente nómada dentro de un territorio propio, la historia enfatiza la cacería. Luegohabla de los grupos en que se divide la etnia apache y con cuales el autor está másemparentado y con quienes su grupo guarda relaciones de estrecha amistad.

 Narra cuando y donde nació, su vida de bebé, de niño y adulto. Me sorprende que

sus sistemas de cultivo hayan sido tan semejantes a los practicados en la Mesoamérica.Básicamente sustentados en el cultivo de maíz asociado con frijol y cucurbitáceas. Asumoque así debió haber sido la agricultura de los Anasazi, antes que los apaches aparecieran enescena en el suroeste estadounidense.

Sobre los primeros contactos con el ejército estadounidense, relata pasajes de lasdesarmonías que se originaron de los engaños de los militares. Cuenta como algunos de los principales jefes apaches fueron atraídos al interior de los fuertes del ejército bajo el engañode hacer un consejo de paz y luego asesinados.

Más adelante relata como el ejército mexicano asesinó a su madre, esposa e hijos, ycomo esto motivó todas sus correrías en Sonora, México. En el primer intento de buscar justicia con su propia mano, acompañado de los grupos apaches con los que estabaemparentado, triunfó contra el ejército mexicano y fue declarado jefe de guerra.

Luego, sigue narrando como sus fuerzas se fueron mermando por la constante ysimultánea lucha con los ejércitos de México y Estados Unidos, hasta decidir entregarse.Da mucha rabia saber como fue engañado. El gobierno estadounidense no honró el tratadode entrega. Al final, el libro tiene una sección sobre las leyes de los apaches, otra sobre susexperiencias en la Feria Mundial en San Luis Missouri en 1904, y al final, lo qué le gustaría para su pueblo en el futuro.

La traducción del libro no ha quedado como me hubiera gustado. Casi toda es unatraducción textual y hay problemas con el uso del tiempo, pero en general, creo que lasideas de Gerónimo se entienden, lo cual es un mérito para alguien con conocimientos tanelementales de la lengua de Shakespeare, como los míos.

Espero que el esfuerzo les sea útil y logren capturar el espíritu del libro deGerónimo, unos de los personajes más famosos, pero menos conocido de nuestra Américaindia, que junto con Lautaro, Caupolicán, Tupac Amaru, Tatebiate y otros líderesindígenas, ocupa un lugar en una historia que todos los americanos tenemos la obligaciónde conocer, investigar y divulgar.

Mamerto Reyes HernándezGuatemala, diciembre de 2008

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LA HISTORIA DE LA VIDA DE GERÓNIMO

INTRODUCCIÓN

Conocí a Gerónimo en el verano de 1904 cuando actuaba como su intérprete de

inglés a español y viceversa, en la venta de un bonete de guerra. Después de lo cual, élsiempre tuvo palabras amables para conmigo, pero en general, nunca tuvo una conversaciónconmigo hasta cuando supo que una vez fui herido por un mexicano. Tan pronto comosupo de ello, vino a verme y a expresar libremente su opinión del mexicano promedio y suaversión a todos los mexicanos en general.

Lo invité a que me visitara de nuevo, lo cual hizo, y en respuesta a sus invitaciones,lo visité en su “tepee” en la reservación del fuerte militar Sill.

En el verano de 1905, el doctor J. M. Greenwod, superintendente de escuelas en laciudad de Kansas, Missouri, me visitó y lo invité a ver al jefe indio. Gerónimo estuvo muy

formal y reservado hasta que el Dr. Greenwood dijo: “soy amigo del general Howard, dequien he oído hablar de usted”, “vengan”, dijo Jerónimo, dejó por un lado la timidez, nosinvitó a sentarnos, se puso su bonete de guerra y nos sirvió sandía a la apache (cortada engrandes tajadas), mientras hablada libre y alegremente. Cuando nos fuimos de su casa, nosinvitó para que lo visitáramos de nuevo.

A los pocos días, el viejo jefe vino a verme y a preguntarme por “mi padre”. “Lerespondí que si se refería al viejo caballero de Kansas, él había retornado a su hogar”. “¿esél tu padre?”, preguntó Gerónimo. “No”, le dije, “mi padre murió hace veinticinco años, elDr. Greenwood solamente es mi amigo”. Después de un momento en silencio, el viejoindio habló de nuevo, ésta vez en un tono de voz cargado de convicción o al menos para no

 permitir ninguna discusión: “Tu padre natural está muerto, este hombre ha sido tu amigo ytu consejero en la juventud. Por adopción, él es tu padre”. Me dijo que él siempre será bienvenido en su hogar las veces que quiera venir. Era inútil explicar más, porque el viejohombre no entendía mi relación con el Dr. Greenwood más que de acuerdo a lascostumbres indias y dejé las cosas de ese modo.

En la última parte de ese verano, le pedí al viejo jefe que me permitiera publicaralgunas de las cosas que me había contado, pero objetó, indicando, sin embargo, que si pudiese pagarle, y si los oficiales a cargo no se oponían, podría contarme la historiacompleta de su vida. Inmediatamente fui al Fuerte (Fuerte Sill) y pregunté al oficial acargo, teniente Purington, por un permiso para escribir la vida de Jerónimo. Me indicó con

claridad que tal privilegio no me podría ser concedido. El teniente Purington me explicóque las numerosas depredaciones cometidas por Gerónimo y sus guerreros, y el costeenorme de someter a los apaches, agregando que el viejo apache, más que toda la atenciónde los civiles, merecía ser colgado. Entendí que nuestro gobierno había pagado muchossoldados y oficiales para ir a Arizona a matar a Gerónimo y a lo Apaches, y éstos no habíanmostrado signos de saber hacerlo, lo cual no era gratificante para el orgullo de los oficialesregulares del ejército, por lo que decidí buscar el permiso por otra vía. De acuerdo conesto, le escribí al presidente Roosevelt contándole que aquí hay un viejo indio que ha sido

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detenido como prisionero de guerra por veinte años y que nunca se le ha dado laoportunidad para que cuente su lado de la historia, y que Gerónimo había concedido su permiso para que se publique la historia de su vida narrada en sus propias palabras, peroque necesitaba que se le garantizara que la publicación de su historia no vendría a afectardesfavorablemente a los apaches prisioneros de guerra. Por el correo recibí la noticia de

que la autorización había sido concedida. En pocos días me notificaron del Fuerte Sill queel presidente había ordenado al oficial a cargo nos permitiera lo solicitado. Necesité unaentrevista para recibir las instrucciones del departamento de guerra. Cuando fui al FuerteSill, el comandante me dio mis instrucciones, las cuales estaban en el escrito siguiente:

Lawton, Oklahoma, agosto 12 de 1905

Geronimo,—Jefe Apache—  S. M. Barrett, Superintendente Escolar .

La carta al presidente establece que el deseo arriba mencionando de narrar la historia de su vida pueda publicarse y requiere permiso para contarla en sus propias palabras y también desea asegurarse que lo que dirá

no generará problemas para la tribu Apache.

1er. Endoso

Departamento de Guerra,Oficina de la Secretaría Militar,Washington, agosto 25 de 1905.

Respetuosamente referida por dirección del jefe de actas, a través del cuartel general, Departamento de Texas,al oficial a cargo de los prisioneros de guerra apaches en el Fuerte Sill, Territorio de Oklahoma, para hacerobservaciones y recomendaciones.

(Fimado) E. F. Ladd,Secretaría Militar.

2do. Endoso

Cuartel General del Departamento de Texas,Oficina de la Secretaría Militar,

San Antonio, agosto 29 de 1905.

Respetuosamente transmitida para el primer teniente George A. Purington, 8vo. de Caballería, a cargo de los prisioneros de guerra apaches (Oficial al mando, Fuerte Sill, T. O.). Por el comandante general de brigadaLee.

(Firmado) C. D. Roberts,Capitán, 7mo. de Infantería,

Actuando por la Secretaría Militar.

3er. Endoso

Fuerte Sill, T. O, agosto 31 de 1905

Respetuosamente referido al primer teniente G. A. Purington, 8vo de Caballería, oficial a cargo de los prisioneros de guerra apaches, para hacer observaciones y recomendar. Por orden del capitán Dade.

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(Firmado) James Longstreet,1er. Teniente & S. Ayudante, 13vo. de Caballería.

4to. Endoso

Fuerte Sill, T. O., septiembre 2 de 1905

Respetuosamente retornado al Ayudante del Fuerte Sill, T. O., no veo ninguna objeción para que Gerónimonarre la historia de su vida pasada, proveyendo la verdad. Recomendaría que el señor S. M. Barrett searesponsable de que sea escrito y publicado.

(Firmado) Geo. A. Purington,1er. Teniente, 8vo. de Caballería,

A cargo de los prisioneros de guerra apaches.

5to. Endoso

Fuerte Sill, T. O., septiembre 4 de 1905

Respetuosamente retornado a la Secretaría Militar, Departamento de Texas, San Antonio, Texas, se invitaatención al 4to. Endoso. Acá se recomienda que el manuscrito sea enviado antes de la publicación al tenientePurington, quien puede revisar la veracidad de la historia..

(Firmado) A. L. Dade,Capitán, Comandante del 13vo. de Caballería.

6to. Endoso

Cuartel General, Departamento de Texas,San Antonio, septiembre 8 de 1905

Respetuosamente retornado a la Secretaría Militar, Departamento de Guerra, Washington, D. C., invitando laatención al endose precedente, con el cual estamos de acuerdo.

(Firmado) J. M. Lee,General de Brigada, Comandante

 

7mo. Endoso

Departamento de Guerra,Oficina del jefe de Staff,

Washington, septiembre 13 de 1905

Respetuosamente sometido a la Honorable Secretaria de Guerra, invitando atención a los endosos realizados.

(Firmado) J. C. Bates,Mayor General, actuando como jefe de Staff.

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8vo. Endoso

Departamento de Guerra,Septiembre 15 de 1905

Respetuosamente retornado al actuante Jefe de Staff para conceder la autoridad necesaria en esta materia, através de los canales oficiales, con el entendimiento expreso que el manuscrito del libro deberá enviarse a élantes de la publicación. Recibiendo tal manuscrito debe seleccionar a la persona más competente para haceruna inspección propia y crítica de la publicación propuesta.

(Firmado) Robert Shaw Oliver,Actuando por la Secretaría de Guerra.

9no. Endoso

Departamento de Guerra,Oficina de la Secretaría Militar,

Washington, septiembre 18 de 1905

Respetuosamente retornado, por dirección del actuante Jefe de Staff, al Comandante General, Departamentode Texas, quien dará las necesarias instrucciones para ejecutar las instrucciones del actuante por la Secretaríade Guerra, contenidas en el 8vo. Endoso. Deseamos que el señor Barrett sea asesorado de acuerdo con éstas.

(Firmado) Henry P. McCain,Secretaría Militar.

10mo. Endoso

Cuartel General, Departamento de Texas,Oficina de la Secretaría Militar,

San Antonio, septiembre 23 de 1905

Respetuosamente referido al Oficial Comandante, Fuerte Sill, Territorio de Oklahoma, quien dará lasinstrucciones necesarias para ejecutar la dirección del actuante por la Secretaría de Guerra contenida en el8vo. Endoso.

Este documento puede mostrarse y explicarse plenamente al señor Barrett y luego retornado a este CuartelGeneral.

Por orden del coronel Hughes.

(Firmado) Geo. Van Horn Moseley,1er. Teniente, 1ro. de Caballería, Ayudante de Campo,

Actuando por la Secretaría Militar.

A principios de noviembre me aseguré los servicios de traducción de un indioeducado, Asa Deklugie, hijo de Whoa, jefe de los apaches Nedni, como intérprete, y así eltrabajo de compilar el libro comenzó.

Gerónimo rehusó hablar cuando un taquígrafo estuviera presente, o esperar porcorrecciones o por preguntas cuando contaba la historia. Cada día tenía en mente que

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narraría y lo hacía de una manera muy clara, breve. Prefería hablar en su propio tepee, enla casa de Asa Deklugie, al pie de alguna montaña, o mientras cabalgaba a galope a travésde la pradera, adondequiera que su imaginación lo llevara, dijo lo que deseaba decir y nomás. El día cuando dio la primer porción de su autobiografía, no quiso ser cuestionadosobre ningún detalle, tampoco agregaría una palabra más, simplemente indicó “escriba lo

que he contado” y nos dejó solos recordando y escribiendo la historia sin prestarnosninguna ayuda. Convino, sin embargo, venir otro día a mi estudio, o a cualquier lugarseñalado por mí, y escuchar la reproducción (en apache) de lo qué había narrado, y en esaoportunidad respondería todas las preguntas o agregaría información en las partes donde élcreyera que era necesario.

Rápidamente se cansó de estar haciendo el libro, de no haber acordado narrar lahistoria completa, hubiera abandonado la tarea. Una vez que había dado su palabra, nada podría hacer que no cumpliera su promesa. Una ilustración muy llamativa de esto fue dada por el mismo a principios de enero de 1906. Había acordado venir a mi estudio en ciertafecha, pero a la hora designada el intérprete vino solo y comentando que Gerónimo estabamuy enfermo, agripado y con fiebre. Nada más había venido a decirme que debíamosdesignar otra fecha, pues temía que el viejo guerrero se encontraba bajo el ataque de unaneumonía. Era un día frío y el intérprete rodó una silla hasta la rejilla para calentarsedespués de la exposición al frío en la larga cabalgata. Cuando se estaba sentando vio algo por la ventana, levantándose y sin hablar señaló a un objeto que se movía rápidamentehacia nosotros. En un momento reconocí al viejo jefe montando furiosamente(evidentemente intentando llegar tan pronto como lo hiciera el intérprete), su caballo conespuma vacilaba de agotamiento. Desmontando entró y dijo con un ronco susurro,“prometí venir. Aquí estoy.”

Le expliqué que no había esperado que viniera en un día tan tempestuoso y que ensus condiciones físicas no debía intentar trabajar. Estuvo por un rato y luego, sin hablardejó el cuarto, volvió a montar su cansado pony y con la cabeza arqueada hizo frente a lasdiez largas millas con ese frío viento del norte —había honrado su promesa—.

Cuando terminé el manuscrito de esta historia, lo envié al mayor Charles W. Taylordel Regimiento XVIII de Caballería, comandante del Fuerte Sill, Oklahoma, quien me dioalgunas sugerencias valiosas así como información adicional, la cual luego se la pedí aGerónimo. En la mayoría de los casos, el viejo jefe me facilitó la información quenecesitaba, pero en otros se negó, aduciendo sus razones.

Cuando la información adicional había sido incorporada envié el manuscrito al presidente Roosevelt, de cuya carta he acotado: “En este manuscrito tiene un volumen muyinteresante, pero le aconsejaría que niegue responsabilidades en todos los casos donde seinvade la reputación de un individuo”.

De acuerdo con esa sugerencia, he añadido notas a través del libro en las que niegomi responsabilidad sobre críticas adversas sobre cualquier persona hechas por Gerónimo.

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de Guerra son de ninguna manera responsables de lo que dice Gerónimo; le han concedidosimplemente la oportunidad de presentar su propio caso del modo en que él lo ve.

El hecho de que Gerónimo haya contado la historia a su propia manera es sin duda algunala única excusa necesaria que ofrece por las muchas características poco convencionales de

este trabajo.

Gerónimo (Jefe de Guerra Apache) y Asa Deklugie, intérprete de Gerónimo, hijo de Whoa, jefe delos Apaches Nedni. Fue electo jefe sucesor de Gerónimo luego de la muerte de éste. Fotografía dellibro original “Geronimo’s Story of his Life, New York, Duffield & Company, 1906”.

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PARTE I

LOS APACHES

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Capítulo I

Orígenes de los apaches

En el principio, el mundo estaba cubierto de oscuridad. No había sol, ni día. La

noche era perpetua y no tenía luna o alguna estrella. Había, sin embargo, todo tipo de bestias y de pájaros. Entre las bestias, habían muchos monstruos horribles sin nombre, asícomo dragones, leones, tigres, lobos, zorros, castores, conejos, ardillas, ratas, ratones, ytodos los tipos de cosas que se arrastran como lagartos y serpientes. La humanidad no podía prosperar bajo tales condiciones, porque las bestias y las serpientes destruían a tododescendiente humano.

Todas las criaturas tenían el poder de hablar y estaban dotadas de razón.

Había dos tribus de criaturas: los pájaros o la tribu emplumada y las bestias.Originalmente fueron organizadas debajo de su jefe, el águila.

Estas tribus a menudo hacían consejos y los pájaros querían que la luz fueraadmitida. Pero las bestias, repetidamente rechazaban esta propuesta. Finalmente los pájaros hicieron la guerra contra las bestias.

Las bestias estaban armadas con garrotes, pero el águila había enseñado a su tribu autilizar arcos y flechas. Las serpientes eran tan sabias que no se podían matar. Una tomórefugio en un acantilado perpendicular de una montaña en Arizona, y su ojo (cambiado enuna piedra brillante) en la actualidad se puede ver en esa roca. Los osos, cuando se lesmataba, cada uno se convertía en más osos, de modo que cuanto más osos mataba la tribuemplumada, más osos habían. El dragón tampoco se podía matar, estaba cubierto concuatro capas de escamas córneas y las flechas no le penetraban. Uno de los monstruos máshorribles, más viles (sin nombre) era a prueba de flechas, así que el águila voló muy altocon una piedra blanca redonda y la dejó caer en la cabeza de este monstruo, matándoloinmediatamente. Éste fue un servicio tan bueno que la piedra fue declarada sagrada. (Unsímbolo de esta piedra se utiliza en el juego tribal de Kah 2). Ellos lucharon por muchosdías, pero finalmente, los pájaros obtuvieron la victoria.

Después de que esta guerra terminó, aun cuando permanecieron algunas bestiasmalvadas, los pájaros pudieron controlar los consejos, y la luz fue admitida. Después lahumanidad podría vivir y prosperar. El águila fue jefe en esta buena lucha, por lo que, sus plumas fueron usadas por el hombre como emblemas de sabiduría, justicia y poder.

Entre los pocos seres humanos que existían en ese momento, había una mujer quefue bendecida con muchos niños, pero éstos siempre fueron destruidos por las bestias. Si por cualquier medio ella eludía exitosamente a las otras bestias, el dragón, que era muysabio y muy malvado, se las agenciaba para comerse a sus bebés.

2 Véase el capítulo IV.

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Después de muchos años, un hijo de la tormenta de lluvia nació de ella y para él, sumadre cavó una profunda caverna. Ella cerró la entrada de la cueva y sobre este punto prendió una fogata. Así cubrió el lugar donde ocultó al bebé y lo mantuvo caliente. Cadadía ella quitaba el fuego y descendía a la cueva, donde estaba la cama del niño, paracuidarlo; al regresar, reconstruía la fogata.

Frecuentemente, el dragón vino y le preguntaba, pero ella respondía, “no tengo másniños, tu te has comido todos”.

Cuando el niño fue más grande ya no podía estar siempre en la cueva, porquealgunas veces quería correr y jugar. Una vez el dragón vio sus pisadas. Ahora el dragón se puso perplejo y muy furioso porque no podía encontrar el lugar donde se ocultaba el chico.Dijo que destruiría a la madre si no le revelaba donde se ocultaba el niño. La pobre madreestaba muy preocupada, ella no podía darle a su niño, como conocía el poder y la astuciadel dragón, vivía en constante miedo.

Muy pronto después de esto, el muchacho dijo que deseaba ir de caza. La madre nole dio su consentimiento. Ella le contó del dragón, de los lobos y de las serpientes; pero elchico dijo, “mañana voy a ir”.

Por petición del muchacho, su tío (quién era el único hombre que vivía entonces)hizo un pequeño arco y algunas flechas para él, y los dos fueron a cazar al día siguiente.Rastrearon a los ciervos en la parte alta y lejana de la montaña y finalmente el muchachomató un venado. Su tío le enseñó como destazarlo y como asar la carne. Asaron doscuartos traseros, uno para el chico y otro para su tío. Cuando la carne estuvo lista, lacolocaron en unos arbustos para que se enfriara. En ese momento apareció la enormefigura del dragón. El muchacho no tenía miedo, pero su tío se asustó tanto que enmudecióy no se podía mover.

El dragón tomó la parte de la carne del muchacho y la llevó a otro lado. Colocó lacarne en otro arbusto y se sentó a su lado. Entonces dijo, “éste es el niño que he estado buscando. Muchacho, estas gordo y agradable, así que cuando me haya comido esta carnete comeré a ti”. El muchacho respondió, “no, usted no me comerá, y tampoco comerá esacarne.” Entonces, caminó cerca de donde el dragón estaba sentado y tomó la carne y denuevo la trajo cerca de su propio asiento. El dragón dijo, “me gusta tu valor, pero erestonto, ¿qué piensas que podrías hacer?” “Bien,” dijo al muchacho, “puedo hacer mucho para protegerme, como usted podrá darse cuenta”. Entonces el dragón tomó la carne otravez, y nuevamente el muchacho la volvió a regresar a su lugar. Cuatro veces el dragóntomó la carne, y después de haber retomado la carne cuatro veces, el muchacho dijo“¿dragón, usted luchará conmigo?” El dragón dijo, “sí, de la manera que tu quierashacerlo” El muchacho dijo, “me colocaré a cien pasos distantes de usted y usted puedehacerme cuatro tiros con su arco y flechas, a condición de que usted después intercambielugares conmigo y me permita cuatro tiros.” “Bueno,” dijo el dragón, “párate.”

Entonces el dragón tomó su arco, que fue hecho de un de pino grande. Tomó cuatroflechas de su aljaba; que fueron hechas de pinos jóvenes, y cada flecha era de veinte pies delongitud. Apuntó, pero justo cuando la flecha salió del arco, el muchacho hizo un sonido

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 peculiar y saltó en el aire. La flecha fue inmediatamente hecha mil astillas, y el muchachofue visto en la parte alta de un arco iris brillante en el punto donde el dragón habíaapuntado. Inmediatamente el arco iris desapareció y el muchacho se colocó en el suelonuevamente. Cuatro veces se repitió esto, después el muchacho dijo, “dragón, le tocacolocarse acá, es mi turno de tirar.” El dragón dijo, “muy bien, tus pequeñas flechas no

 pueden perforar mi primera capa de cuerno, y tengo tres capas más —tira pronto—”. Elmuchacho tiró una flecha, pegándole justo en el corazón y una capa de las grandes escamascórneas cayó al suelo. El tiro siguiente botó otra capa, y luego otra, y el corazón del dragónquedó expuesto. Entonces el dragón tembló, pero no podía moverse. Antes de que lacuarta flecha fuera tirada el muchacho dijo, “tío, usted está enmudecido por el miedo; ustedno se ha movido; venga para acá o el dragón le caerá encima” Su tío corrió hacia él.Entonces, lanzó la cuarta flecha con puntería certera y perforó el corazón del dragón. Conun tremendo rugido, el dragón rodó montaña abajo, cayendo por cuatro precipicios en uncañón abajo.

Las nubes de tormenta barrieron inmediatamente las montañas, destellaron losrelámpagos, rodaron los truenos y la lluvia fue vertida. Cuando pasó la tormenta, lejos,cañón abajo, se podían ver fragmentos del enorme cuerpo del dragón entre las rocas, y loshuesos de este dragón pueden encontrarse todavía allá.

El nombre de este muchacho era Apache. Usen3  le enseñó cómo preparar lashierbas para la medicina, cómo cazar y cómo luchar. Él era el primer jefe de los indios yusó las plumas del águila como muestra de justicia, sabiduría y poder. Para él y su gente,como fueron creados, Usen dio hogares en la tierra del oeste.

Capítulo II

Subdivisiones de la Tribu Apache

Los indios apaches se dividen en seis sub tribus. Una es la de los Be-don-ko-he, a laque yo pertenezco.

 Nuestra tribu habitó la región montañosa que colinda al oeste con la línea este deArizona, y al sur desde las cabeceras del río de Gila.

Al este de nosotros vivieron los Apaches Chi-hen-ne (Ojo Caliente), (Hot Springs). Nuestra tribu nunca tuvo ninguna dificultad con ellos. Victoria, su jefe, fue siempre unamigo mío. Siempre ayudó a nuestra tribu cuando le pedimos ayuda. Él perdió su vidadefendiendo los derechos de su gente. Él fue un buen hombre y un guerrero valiente. Suhijo Charlie ahora vive aquí en esta reservación con nosotros.

Al norte de nosotros vivieron los apaches de la Montaña Blanca. No siempreestaban en los mejores términos con nuestra tribu, raramente tuvimos guerra con ellos.Conocí personalmente a su jefe, Hash-ka-ai-la, y lo consideraba un buen guerrero. Su

3 Usen es la palabra apache para Dios. Se utiliza aquí porque implica los atributos de deidad que se le da ensu religión. “Apache” significa “enemigo.”

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territorio estaba al lado de la tierra de los indios Navajo, quienes no tienen la misma sangreque los apaches. Hicimos consejos con todas las tribus apaches, pero nunca con los Navajos. Sin embargo, negociamos con ellos y algunas veces los visitamos.

Al oeste de nuestra tierra se extendía la de los apaches Chi-e-a-hen. Ellos tenían dos

 jefes al mismo tiempo, Co-si-to y Co-da-hoo-yah. Esta tribu era amistosa pero no intimabacon la nuestra.

Al sur de nosotros vivieron los apaches Cho-kon-en (Chiricahua), cuyo jefe en losviejos tiempos era Co-chise, y más adelante su hijo, Naiche. Esta tribu fue la más amistosacon nosotros. A menudo andábamos juntos en el campo y rastreando. Naiche, fue micompañero de armas y ahora es mi compañero en la esclavitud.

Al sur y al oeste de nosotros vivieron los apaches Ned-ni. Su jefe era Whoa,llamado por los mexicanos “Capitán Ju”.4  Eran nuestros amigos firmes. La tierra de estatribu se localiza una parte en Viejo México viejo y otra en Arizona. 5  Whoa y yoacampamos y luchamos a menudo de lado a lado como hermanos. Mis enemigos eran susenemigos, mis amigos sus amigos. Ahora, él está muerto, pero su hijo Asa está traduciendoesta historia para mí.

Las cuatro tribus (Bedonkohe, Chokonen, Chihenne, y Nedni), que eran amigascercanas en los días de libertad, permanecen juntas mientras que disminuyen en grannúmero. Solamente la destrucción de toda nuestra gente disolverá nuestros vínculos deamistad.

Estamos desapareciendo de la tierra, no obstante, no puedo pensar que seamosinútiles o Usen no nos hubiera creado. Él creó todas las tribus de hombres y teníaciertamente un propósito honrado para crear a cada una.

Para cada tribu de hombres que Usen creó, también hizo un hogar. En la tierracreada para cada tribu particular colocó lo mejor para el bienestar de esa tribu.

Cuando Usen creó los apaches, también creó sus hogares en el oeste. Les dio elgrano, las frutas y animales de caza, como lo que necesitaban comer. Para restaurar susalud cuando la enfermedad los atacara, Usen hizo crecer diversas hierbas. Les enseñódonde encontrarlas y cómo prepararlas para medicina. Les dio un clima agradable y todo loque necesitaban para vestirse y abrigarse estaba al alcance de la mano.

Así fue en el principio: los apaches y sus hogares, cada uno creado para el otro,fueron hechos por Usen. Cuando son sacados de estos hogares se enferman y mueren.

4 En el texto dice “Capitán Whoa”, pero en castellano lo llamaban “Capitán Ju” (Nota del traductor).5 Las líneas fronterizas establecidas en diversos tiempos entre México y los Estados Unidos no se ajustaron alas fronteras de las tribus apache, y por supuesto, los indios pronto lo notaron y sacaron ventajas de lascuestiones internacionales que surgían como resultado de los conflictos de interés entre los dos gobiernos.

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¿Cuánto tiempo faltará para que se diga, ya no hay ningún apache?  6

 Capítulo III

Primera etapa de la vida

 Nací en el Cañón No-doyohn, Arizona, en junio de 1829.

Me criaron en ese territorio situado en las cabeceras del río Gila. Este territorio fuenuestra patria; entre esas montañas estuvieron ocultas nuestras viviendas; los vallesdesparramados contuvieron nuestros campos; en las praderas ilimitadas, extendiéndoselejos en cada lado, estuvieron nuestras pasturas; las cavernas rocosas eran nuestros lugares para sepultar.

Fui el cuarto7  de una familia de ocho hijos —cuatro muchachos y cuatromuchachas—. De mi familia, solamente quedamos mi hermano, Porico (caballo blanco) ymi hermana, Nah-da-ste y yo. Estamos detenidos como prisioneros de guerra en estaReservación Militar (Fort Sill).

Cuando bebé, gateé en la alfombra sucia del tepee de mi padre, anduve en mi“tsoch” 8  en la parte posterior de mi madre, o suspendido de la rama de un árbol. Fuicalentado por el sol, fui mecido por los vientos y abrigado por los árboles como otros bebésindios.

En mi niñez, mi madre me enseñó las leyendas de nuestra gente; enseñándome delsol y el cielo, la luna y estrellas, las nubes y las tormentas. Ella también me enseñó aarrodillarme y rogar a Usen por fuerza, salud, sabiduría y protección. Nunca rogamoscontra ninguna persona, pero si teníamos algo contra alguien, nosotros mismos tomábamosvenganza. Nos enseñaron que Usen no nos cuida en las peleas pequeñas de hombres.

Mi padre a menudo me contaba de los hechos valientes de nuestros guerreros, de los placeres de la caza y las glorias de la senda de la guerra.

6 Los apaches hechos prisioneros de guerra están disminuyendo grandemente en números. No parece haber

causa particular, pero sin embargo, sus números se hacen más pequeños.7 Cuatro es un número mágico para los apaches Bedonkohe. El dragón tenía cuatro capas de escamas, él tomócuatro veces la carne del pequeño Apache; (el dragón y Apache) intercambiaron cuatro tiros —el dragón rodó

hacia abajo por cuatro precipicios—. Se usan cuatro mocasines en el juego tribal de Kah, y solamente cuatro juegos pueden ser hechos. Un muchacho debe acompañar a los guerreros cuatro veces en el camino de laguerra antes de que pueda ser admitido en el consejo. Gerónimo fue el cuarto muchacho de una familia decuatro muchachos y cuatro muchachas. Él ha tenido cuatro esposas que eran apache Bedonkohe pura sangrey cuatro que eran parte apache Bedonkohe y parte de otra sangre apache. Cuatro de sus hijos fueronasesinados por los mexicanos y cuatro han sido mantenidos en la esclavitud por el gobierno de los EEUU. Élcree firmemente en el destino y en la magia del número cuatro. Además de Gerónimo, solamente cuatroapaches Bedonkohe de pura sangre están vivos ahora, estos son: Porico (caballo blanco), Nah-da-ste, Moh-ta-neal, y A-klon-nen.8 Nombre apache del arnés portabebé (Nota del traductor).

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Con mis hermanos y hermanas jugué en los alrededores de la casa de padre.Algunas veces jugamos al escondite entre las rocas y los pinos; vagamos en el bosque dematas de algodón o a veces buscamos “shudock” (una clase de cereza silvestre) mientrasque nuestros padres trabajaban en el campo. A veces jugamos que éramos guerreros.Practicamos el acercamiento cuidadoso a cierto objeto que representaba un enemigo, y en

nuestra imitación infantil realizamos a menudo las hazañas de la guerra. En ocasiones, nosocultamos de nuestra madre para ver si ella podía encontrarnos, y en varias oportunidades,nos quedamos dormidos y seguimos ocultos por muchas horas.

Cuando fuimos suficientemente mayores para hacer un servicio real, fuimos alcampo con nuestros padres: no para jugar, sino a trabajar. Cuando los cultivos debían ser plantados, rompimos la tierra con azadas de madera. Sembramos el maíz en hileras rectas,los frijoles entre el maíz, y los melones y las calabazas en un orden irregular en el terreno.Cultivamos la tierra pues había necesidad.

Generalmente, nuestro campo tuvo cerca de dos acres de terreno. Los camposnunca estuvieron cercados. Era común para muchas familias cultivar la tierra en el mismovalle y compartir los cuidados para proteger los cultivos de los daños de los potros de latribu o de los ciervos y otros animales salvajes. Los melones fueron recolectados mientrasse iban consumiendo. Las calabazas y frijoles de otoño fueron cosechados y colocados en bolsas o cestas; las mazorcas de maíz fueron atadas juntas por medio de sus propiasenvolturas, y luego la cosecha fue transportada a lomo de caballo hasta nuestros hogares.Aquí el maíz fue desgranado, y toda la cosecha almacenada lejos en cuevas u otros lugaresseguros para utilizarse en el invierno.

 Nunca alimentamos con maíz a nuestros caballos, guardamos forraje para darles enel invierno. No teníamos ganado u otros animales domésticos excepto nuestros perros ycaballos.

 No cultivábamos el tabaco, sino lo encontrábamos silvestre. Lo cortábamos ycurábamos en otoño, pero si la disponibilidad se agotaba, las hojas que quedaban en lostallos, servían para nuestro propósito. Todos los indios fumaban-hombres y mujeres.9  Nose permitía que ningún muchacho lo hiciera hasta que hubiera cazado solo y matado presasgrandes —lobos y osos—. No era prohibido que fumaran mujeres solteras, pero eranconsiderado como una incorrección si lo hacían. Casi todas las matronas fumaban.

Además de moler el maíz (a mano con los morteros y las majas de piedra) para el pan, lo machacábamos y lo remojábamos, y después de que hubiera fermentado sacábamosun jugo, “tis-win”, que tenía el poder de embriagar, algo muy apreciado por los indios.Este trabajo fue hecho por las muchachas y los niños. Cuando las bayas o las nuecesdebían ser recolectadas, los niños y las muchachas iban en partidas a buscarlos, y permanecían a veces todo el día en esta labor. Cuando ellos tenían que recorrer grandesdistancias hasta los campos, llevaban caballos para cargar las cestas.

9 Los apaches no fumaron la pipa de la paz, a menos que fuera propuesta por otros indios. No tenían ninguna pipa grande; de hecho, los cigarrillos que generalmente fumaban los hacían enrollando el tabaco en envolturasde las hojas del roble.

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Con frecuencia fui en estas partidas y en una de ellas, una mujer de nombre Cho-ko-le, se perdió de la partida e iba conduciendo su pony a través de los matorrales buscando asus amigas. Su pequeño perro iba siguiéndola despacio a través de la maleza y los pinos.De pronto un oso pardo apareció en su camino y atacó al potro. Ella saltó y el pony escapó, pero el oso la atacó, así que ella luchó con el oso lo mejor que pudo con su cuchillo. Su

 pequeño perro, mordiendo los talones del oso, lo distrajo, dándole tiempo a la chica paraque se pusiera lejos de su alcance. Finalmente el oso pardo le dio un zarpazo en la cabeza,rasgando casi todo su cuero cabelludo. Ella cayó, pero no perdió la conciencia, y mientrasestuvo postrada cerca del oso, le dio cuatro buenas puñaladas con su cuchillo, y él se retiró.Después de que él se fue, ella se colocó su cuero cabelludo rasgado y lo curó como mejor pudo, luego cayó en una enfermedad mortal y quedó tendida en el suelo. Esa noche su pony regresó del campo con su carga de nueces y bayas, pero sin jinete. Los indios salierona buscarla, pero no la encontraron hasta el segundo día. La llevaron a su hogar y bajo eltratamiento de los hombres medicina, todas sus heridas fueron curadas.

Los indios sabían qué hierbas utilizar como medicina, cómo prepararlas y cómodarlas. Ellos habían sido enseñados por Usen en el principio y cada generación sucesivatenía los hombres que eran expertos en el arte de la curación.

En el acopio de las hierbas, en su preparación y en la administración de la medicina,se ponía mucha fe, así como en las plegarias que se rezaban para que hiciera efecto lamedicina. Generalmente cerca de ocho personas trabajaban juntas en la fabricación de lamedicina, y había maneras de rezar y de hacer encantamientos para atender cada etapa del proceso. Cuatro atendían los encantamientos y cuatro, la preparación de las hierbas.

Algunos indios eran expertos en sacar balas, cabezas de flecha, y de otros proyectiles con los cuales los guerreros eran heridos. Yo mismo me he hecho mucho deesto, usando un puñal o un cuchillo de carnicero. 10 

Los niños pequeños usaban poca ropa en invierno y ninguna en verano. Lasmujeres usaban generalmente una falda primitiva, que consistía en un pedazo de paño dealgodón sujeto alrededor de la cintura y extendido hasta las rodillas. Los hombres usabantaparrabos y mocasines. En invierno adicionaban camisas y polainas a su vestuario.

Con frecuencia, cuando la tribu estaba en el campo, un número de muchachos ymuchachas, por acuerdo, se escabullían y se juntaban en un lugar varias millas distantes,donde podían jugar todo el día libre de tareas. Nunca fueron castigados por estas fiestas; pero si los lugares donde se ocultaban eran descubiertos se les ridiculizaba.

Capítulo IV

Diversiones, maneras y costumbres tribales

Para celebrar cada acontecimiento notable se daba un banquete y había una danza.

10  Este es el único fundamento para la declaración, hecha con frecuencia, que Gerónimo era un hombremedicina.

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Solamente se invitaba a nuestra propia gente y quizás, tribus vecinas. Estas festividadesduraban generalmente cerca de cuatro días. De día disfrutábamos los banquetes y por lanoche, bajo la dirección de algún jefe, danzábamos. La música para nuestra danza era uncanto llevado por los guerreros y acompañado batiendo el “esadadedne” (instrumento de percusión formado por una piel de venado en un aro). No se cantaba ninguna palabra —

solamente los tonos—. Cuando los banquetes y danzas habían concluido teníamos carrerasde caballos, carreras a pie, luchas, salto y toda una suerte de juegos (juegos competitivos).

Entre estos juegos, el más conocido era el juego tribal de Kah (pie). El cual se juegacomo sigue: cuatro mocasines se colocan separados unos cuatro pies, en agujeros en elsuelo, cavados en una hilera en un lado del campo y en el lado opuesto, una hilera paralelasimilar. En la noche se prende una fogata entre estas dos hileras de mocasines, y seordenan los jugadores, uno o cualquier número en cada lado. La cuenta se lleva con unmanojo de palillos, de los cuales cada lado toma uno por cada punto ganado. El primerlado toma el hueso (un símbolo de la roca blanca usada por el águila en la matanza delmonstruo sin nombre, véase el capítulo I), pone las mantas entre los cuatro mocasines y elfuego de modo que el equipo opuesto no pueda observar sus movimientos, y despuéscomienza a cantar las leyendas de la creación. El lado que tiene el hueso representa la tribuemplumada, el lado opuesto representa las bestias. Los jugadores que representan los pájaros hacen todo el canto, y mientras que cantan ponen el hueso en uno de los mocasines,después las mantas se lanzan abajo. Continúan cantando, pero tan pronto como las mantasse quitan, el jugador elegido del equipo competidor, armado con un bordón de guerra, vienea su lado de la fogata y con éste pega al mocasín en el cual asume que está oculto el hueso.Si le da al mocasín correcto, su lado consigue el hueso, y alternadamente representan los pájaros, mientras que el equipo competidor debe quedarse en silencio y especular a suturno. Se hacen cuatro juegos; tres que pierden y uno que gana. Cuando todos los palillosse han agotado, el lado que tenga el mayor número de ellos es el ganador.

Este juego se hace raramente excepto como juego de competencia, por esta razón esel juego conocido más popular para la tribu. El juego dura generalmente cuatro o cincohoras. Nunca se juega de día.

Después de que los juegos se acaban, los visitantes dicen, “estamos satisfechos,” yel campo se destruye. Yo estaba siempre alegre cuando se anunciaban las danzas y los banquetes. Así también lo estaba el resto de la gente joven.

 Nuestra vida también tenía un lado religioso. No teníamos ninguna iglesia, niorganizaciones religiosas, ni día Sabat, ni días sagrados, pero practicamos la veneración.La tribu entera se reunía a veces para cantar y para rogar; a veces sólo un número pequeño,quizás solamente dos o tres. Las canciones tenían algunas palabras, pero no eran formales.De vez en cuando, el cantante colocaba las palabras que deseaban en el tono de la canción.Rogábamos a veces en silencio; otras cada uno rogaba en voz alta; otras un anciano roga ba por todos nosotros. Otras veces alguien se levantaba y nos hablaba de nuestros deberes11,

11 Los apaches no reconocían derechos para hombres de fuera de su tribu. No era pecado matarlos o robarles.Sin embargo, si se aceptaba un favor de un extraño o se admitía compartir sus comodidades de algunamanera, (por adopción) el extraño llegaba a ser miembro de la tribu y todos debían reconocerle sus derechos.

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aquellos del uno para con el otro y para con Usen. Nuestros servicios eran cortos.

Cuando la enfermedad o la peste se proliferó, fuimos convocados y preguntados pornuestros líderes para comprobar qué mal habíamos hecho y cómo podríamos satisfacer aUsen. A veces el sacrificio era juzgado necesario. A veces, las ofensas fueron castigadas.

Si un apache había permitido que sus padres envejecidos sufrieran por alimento o abrigo, sihabía abusado del débil, si había profanado nuestra religión, o si había sido desleal, podríaser desterrado de la tribu.

Los apaches no tenían ninguna prisión como las tienen los hombres blancos. En vezdel enviar a sus criminales a la prisión, los echamos fuera de la tribu. Los miembrosdesleales, crueles, perezosos o cobardes fueron excluidos de la tribu de una manera en queno podían unirse a otra. Nadie tenía ninguna protección contra nuestras leyes tribales noescritas. Con frecuencia, estos indios proscritos se congregaron y cometierondepredaciones que fueron cargadas a la tribu regular. Sin embargo, la vida de un indio proscrito fue muy dura y sus bandas nunca llegaron a ser muy grandes; además, estas bandas provocaron la cólera de la tribu y aseguraron con frecuencia su propia destrucción.

Cuando tenía ocho o diez años comencé a participar en la cacería, y para mi, éstanunca fue un trabajo.

En las praderas, que corrían hasta nuestros hogares en la montaña, vagaban lasmanadas de ciervos, antílopes, alces y búfalos, para ser cazados cuando necesitamoshacerlo.

Buscamos generalmente el búfalo a caballo, matándolo con flechas y lanzas. Sus pieles fueron utilizadas para hacer tepees y lechos; su carne, para comer. Requirió máshabilidad buscar los ciervos que cualquier otro animal. Nunca intentamos acercarnos a unciervo excepto contra el viento. Pasábamos con frecuencia horas ocultándonos de losciervos en el pasto. Si estuviesen en terreno abierto nos arrastrábamos por el suelo pordistancias largas, procurando que malezas o un arbusto quedara delante de nosotros, demodo que nuestro acercamiento no fuera notado. Podíamos matar a menudo varios de unamanada antes de que los otros huyeran. Su carne era secada y empacada en recipientes, yse mantenía en esta condición por muchos meses. La piel de los ciervos se lavaba con aguay ceniza y el pelo quitado, luego continuaba el proceso de curtirla hasta que ésta fuerasuave y flexible. Quizás no hay otro animal más valioso para nosotros que los ciervos.

En los bosques y a lo largo de los riachuelos había muchos pavos salvajes. Nosotros los arriábamos a las planicies, luego nos dirigíamos lentamente hacia ellos hastaque quedaban extenuados. Cuando comenzaban a caer y a esconderse, les caíamos encimao los cogíamos agachándonos desde nuestros caballos. Si alguno comenzaba a volar,cabalgábamos rápidamente sobre él y los matábamos con una pequeña estaca o con el bordón de caza. De esta manera nosotros conseguíamos tantos pavos salvajes como pudiéramos llevar a casa en un caballo.

Había muchos conejos en nuestro territorio, y también los cazábamos a caballo. Nuestros caballos estaban entrenados para seguir al conejo a toda velocidad y al

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acercársele, le pegábamos con nuestro bordón de caza. Si un conejo fuese muy lejos, lelanzaríamos una estaca y lo mataríamos. Éste fue un gran deporte mientras éramosmuchachos, ya de guerreros raramente lo practicamos.

Había muchos peces en los ríos, pero como no los comíamos, no intentamos

cogerlas o matarlos. Los muchachos pequeños lanzaban piedras en ellos o a veces tirabanflechas con sus arcos para practicar. Usen no pensó que se comieran las serpientes, ranas o peces. Yo nunca he comido de ellos.

Había muchas águilas en las montañas. Las buscábamos por sus plumas. Serequería mucha habilidad para cazar una, por la agudeza de sus ojos, también son sabias ynunca se paran en cualquier lugar en donde no tengan una buena vista del entornocircundante.

He matado muchos osos con una lanza, aunque nunca fui herido en la lucha con unode ellos. He matado varios leones de montaña con flechas y uno con lanza. Ambosanimales, osos y leones de montaña, son buenos para alimento y son valiosos por su piel.Cuando matamos de estos animales, los llevamos a casa en nuestros caballos. Con la pieldel león hicimos a menudo carcajes para nuestras flechas. Éstos eran muy bonitos y muydurables.

Durante mi niñez nunca vimos misioneros ni predicadores. Nunca habíamos vistoun hombre blanco. Así tranquilos vivieron los apaches Be-don-ko-he.

Capítulo V

La familia

Mi abuelo, Maco, había sido nuestro jefe. Nunca lo conocí, pero mi padre amenudo me contaba del gran tamaño, fuerza y sagacidad de este viejo guerrero. Susguerras principales habían sido con los mexicanos. También tuvieron algunas guerras conotras tribus, pero raras veces estuvieron en paz por un tiempo prolongado con los pobladosmexicanos.

Maco murió cuando mi padre era sólo un joven guerrero, y Mangas-Coloradas12 llegó a ser el jefe de los apaches Bedonkohe. Cuando yo era un pequeño muchacho mi padre murió, después de estar enfermo por algún tiempo. Cuando él se fue, los vigilantes lecerraron cuidadosamente los ojos, luego lo arreglaron con su mejor ropa, pintaron su carade nuevo, lo envolvieron en una rica manta, ensillaron su caballo preferido, llevaron susarmas delante de él y conduciendo su caballo detrás, repitieron en tonos de lamentación, sushechos de valor y llevaron su cuerpo a una cueva en la montaña. Entonces mataron sus

12  Maco era jefe de los apaches Nedni. Su hijo (el padre de Gerónimo) se casó una apache Bedonkohe (lamadre de Gerónimo), y uniéndose a la tribu de ella, perdió el derecho de gobernar por herencia. Debido a locual, Gerónimo no podría llegar a ser jefe por herencia, aunque su abuelo lo hubiera sido. También explica

 por que el padre de Gerónimo no podría ser jefe y por lo tanto, ese lugar lo ocupó Mangas Coloradas.

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caballos y regalamos todas sus otras propiedades,13 como se acostumbraba en nuestra tribu,después de lo cual su cuerpo fue depositado en la cueva, sus armas a su lado. Su sepulcrose ocultó con pilas de piedras. Envuelto en esplendor él yace para mucho tiempo y losvientos en los pinos cantan un réquiem lento acerca del guerrero muerto.

Después de la muerte de mi padre asumí el cuidado de mi madre. Ella nunca secasó otra vez, aunque según las costumbres de nuestra tribu podía hacerlo inmediatamentedespués de su muerte. Usualmente, sin embargo, la viuda que tiene niños se queda soladespués de la muerte de su marido por dos o tres años; pero la viuda sin niños se casa otravez inmediatamente. Después de la muerte de un guerrero, su viuda vuelve a su gente y puede ser regalada o vendida por su padre o hermanos. Mi madre eligió vivir conmigo, yella nunca deseó casarse otra vez. Vivimos cerca de nuestro viejo hogar y la apoyé.

En 1846, cuando tenía diecisiete años de edad, me admitieron en el consejo de losguerreros. Entonces era muy feliz, porque podría ir a donde quisiera y hacer de lo quetuviese gusto. No estaba bajo control de nadie, pero las costumbres de nuestra tribu prohibían compartir las glorias del camino de la guerra hasta que fuese admitido por elconsejo. La oportunidad ofrecida llegó, después de lo cual, pude ir al camino de la guerracon mi tribu. Esto sería glorioso. Tenía esperanzas de que pronto serviría a mi tribu en batalla. Desde hacía mucho, deseaba luchar a la par de nuestros guerreros.

Quizás la alegría más grande para mí fue que ahora podría casarme con Alope, hijade No-po-so. Ella era una muchacha delgada, delicada, no obstante, habíamos estadoenamorados por mucho tiempo. Así pues, tan pronto como el consejo me concedió mis privilegios, fui a ver a su padre para acordar nuestra unión. Probablemente, nuestro amorno le interesó, quizás quería conservar a Alope con él, porque ella era una hija obediente;de todos modos pidió muchos caballos por ella. No repliqué nada, pero en pocos díasaparecí en su tienda con la manada de caballos y me dio a Alope. Ésta era toda laceremonia de unión necesaria en nuestra tribu.

 No lejos del tepee de mi madre había hecho un nuevo hogar para nosotros. El tepeefue hecho con pieles de búfalo y en ella habían muchos trajes de piel de oso, pieles de león,y otros trofeos de cacería, así como mis lanzas, arcos y flechas. Alope había hecho muchas pequeñas decoraciones con cuentas14 y dibujos en pieles, que colocó en nuestro tepee. Elladibujó muchos cuadros en las paredes de nuestro hogar. Ella era una buena esposa, peronunca fue fuerte. Seguimos las tradiciones de nuestros padres y fuimos felices. Tres niñosvinieron a nosotros —niños que jugaron, vagaron y trabajaron como lo había hecho yo—.

13  Los apaches no se quedaban con ninguna propiedad de un pariente muerto. Sus leyes tribales no escritas

lo prohibían, porque se pensaba que de otra manera, los niños u otros parientes de alguien que tuviese muchas propiedades, podrían alegrarse cuando sus padres o parientes murieran.14  Las cuentas fueron obtenidas de los mexicanos. Los apaches también consiguieron el dinero de losmexicanos, pero lo juzgaban de ningún valor, y lo daban a sus niños para jugar con o lo botaban comoinservible.

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PARTE II

LOS MEXICANOS

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Capítulo VI

Kas-ki-yeh

i. La Masacre

En el verano de 1858, estando en paz con los poblados mexicanos así como contodas las tribus vecinas, fuimos al sur, a comerciar a Viejo México. Nuestra tribu entera(apaches Bedonkohe) pasó a través de Sonora hacia Casas Grandes, nuestro destino, peroantes de llegar, paramos en otro pueblo mexicano que los indios llaman “Kas-ki-yeh.”Aquí permanecimos por varios días, acampando en las afueras del pueblo. Diariamenteentrábamos al pueblo a comerciar, dejando nuestro campamento bajo la protección de pocos guardias, así como nuestras armas, provisiones y mujeres y niños.

Una tarde al volver del pueblo, encontramos unas mujeres y niños que nos contaronque tropas mexicanas de otro pueblo habían atacado nuestro campamento, asesinado atodos los guerreros de la guardia, capturado todos nuestros potros, decomisado todasnuestras armas, destruidos nuestros suministros y matado a muchas de nuestras mujeres yniños. Nos separamos rápidamente, ocultándonos como mejor pudimos hasta el anochecer,cuando nos juntamos de nuevo en un lugar acordado —un matorral por el río—.Silenciosamente nos ocultamos uno por uno, colocamos centinelas y cuando todoshabíamos sido contados, encontré que mi vieja madre, mi joven esposa joven y mis tres pequeños niños estaban entre los muertos. No había luces en el campamento, sin sernotado silenciosamente salí y me fui para el río. Cuánto tiempo estuve ahí, no lo se, perocuando observé a los guerreros hacer los arreglos para un consejo, tomé mi lugar.

Esa noche no voté a favor o en contra de ninguna medida; pero estaba decidido quecomo éramos solamente ochenta guerreros y estábamos desarmados y sin provisiones, yademás estábamos rodeados de mexicanos dentro de su territorio, no podríamos esperarluchar con éxito. Por lo que nuestro jefe, Mangas-Coloradas, dio la orden para marcharinmediatamente en silencio perfecto hacia nuestros hogares en Arizona, dejando a losmuertos sobre el campo.

Estuve sin saber que hacer hasta que todo había pasado —no tenía ninguna arma,no tenía deseos de luchar, tampoco intenté recuperar los cuerpos de mis gentes amadas, porque eso fue prohibido—. No recé, ni había resuelto hacer nada en particular, porque notenían ningún propósito. Finalmente seguí a la tribu silenciosamente, guardando apenas ladistancia para escuchar el suave ruido de los pies de los apaches en retirada.

La mañana siguiente algunos de los indios cazaron un poco y nos detuvimos losuficiente para que la tribu cocinara y comiera, luego reanudamos la marcha. Yo no cacé yno comí nada. Durante la primera marcha y durante el tiempo en que acampamos en eselugar, no hablé con nadie y nadie habló conmigo —nadie tenía nada que decir—.

Durante dos días y tres noches anduvimos a marcha forzada, deteniéndonos sólo para comer, luego después acampamos cerca de la frontera mexicana, donde descansamosdos días. Aquí tomé un poco de alimento y hablé con los otros que habían perdido

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familiares en la masacre, pero ninguno había perdido como yo, porque yo había perdidotodo.

En unos pocos días llegamos a nuestro hogar. Estaban las decor aciones que habíahecho Alope —y estaban los juguetes de nuestros niños—. Quemé todo,15 incluso nuestro

tepee. También quemé el tepee de mi madre y destruí todas sus propiedades. No estuve jamás dentro de nuestro tranquilo hogar. La verdad, podía visitar el

sepulcro de mi padre, pero había hecho voto de venganza contra las tropa mexicanas queme había lastimado, y siempre que andaba cerca de su sepulcro u observaba cualquier cosaque me recordara mis antiguos días felices, mi corazón clamaba por venganza contraMéxico.

ii. La venganza

Tan pronto como habíamos colectado algunas armas y provisiones, Mangas-Coloradas, nuestro jefe, llamó a un consejo y encontró que todos nuestros guerreros estabandispuestos a tomar la senda de la guerra contra México. Me designaron para solicitar laayuda de otras tribus para esta guerra.

Cuando fui con los apaches Chokonen (Chiricahua), Cochise, su jefe, convocó a unconsejo al amanecer. Silenciosamente, los guerreros se reunieron en un lugar abierto deuna cañada en una montaña y se sentaron en el suelo, en filas de acuerdo a su rango.Fumaban en silencio. A una señal del jefe me presenté y expuse mi causa de la manerasiguiente:

“Parientes”, ustedes han oído lo que sin causa han hecho los mexicanos recientemente.Ustedes son mis familiares —tíos, primos, hermanos—. Somos hombres lo mismo que losmexicanos lo son —nosotros podemos hacerle a ellos lo mismo que nos hicieron anosotros—. Vamos adelante y busquémoslos —Yo los llevaré a su ciudad— nosotros losatacaremos en sus hogares. Lucharé en el frente de la batalla —Solamente les pregunto sime seguirán para vengar el mal hecho por éstos Mexicanos— ¿vendrán conmigo? Está bien —Todos ustedes vendrán—.

“Recuerden la regla de guerra —los hombres pueden regresar o pueden ser matados—. Sialgunos de estos hombres jóvenes mueren, no quiero ninguna culpa de sus parientes, porque ellos mismos han elegido ir. Si me matan nadie guardará luto por mí. Han matadoa toda mi gente en ese país, y yo moriré si es necesario”

Regresé a nuestras tierras, informé mi éxito a mi jefe, y salí inmediatamente condirección al Sur hacia la tierra de los apaches Nedni. Su jefe, Whoa, me escuchó sincomentarios, pero inmediatamente solicitó un consejo, y cuando todo estaba listo dio unaseñal para que pudiera hablar. Los traté como había tratado a la tribu de Chokonen, ytambién prometieron ayudarnos.

15  De acuerdo con la costumbre, él no debía conservar las propiedades de sus familiares muertos, sin

embargo, no estaba obligado a quemar su propio tepee o los juguetes de sus hijos.

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En el verano de 1859, casi un año después de la fecha de la masacre de Kaskiyeh,las tres tribus fueron reunidas en la fr ontera mexicana para tomar el camino de la guerra.Sus caras fueron pintadas, las bandas16 de guerra fueron sujetadas en sus frentes, sus largascabelleras17  listas para la mano y el cuchillo del guerrero que pudiese cortarlas. Habíanocultado a sus familias lejos en un lugar de la montaña cerca de la frontera mexicana. Con

las familias dejaron un guardia y designaron lugares de reunión para el caso en que hubiera problemas en el campamento.

Cuando todos estuvieron listos, los jefes dieron orden de marchar. Ninguno denosotros fue a caballo y cada guerrero usó mocasines y un paño con el que se cubría laespalda. Este paño podría cobijarlo para dormir y cuando la marcha fuese larga, sería unaropa de amplia protección. En batalla, si la lucha fuese dura, no necesitábamos mucharopa. Cada guerrero llevó raciones para tres días, pero como cazamos a menudo en lamarcha, raramente estuvimos sin alimento.

Viajamos en tres divisiones: los apaches de Bedonkohe conducidos por Mangas-Coloradas, los apaches de Chokonen por Cochise, y los apaches de Nedni por Whoa; sinembargo, no había orden regular dentro de las tribus separadas. Usualmente marchamos por cerca de catorce horas por día, haciendo tres paradas para las comidas y caminando decuarenta á cuarenta y cinco millas por día.

Yo actuaba como guía en México, y seguimos los cursos del río y terrenosmontañosos porque así podíamos ocultar nuestros movimientos. Entramos en Sonora yfuimos hacia el sur, pasamos Quitata, Nacozari y muchos pueblos pequeños.

Acampamos cuando casi estábamos en Arispe, y ocho hombres vinieron de laciudad a hablar con nosotros. Fueron capturamos, muertos y escalpados. Lo hicimos parasacar a los soldados de la ciudad, y el día siguiente ellos vinieron. La escaramuza durótodo el día sin un daño general, pero en la noche capturamos su tren de provisiones,logrando con ello, disponer de un montón de abastos y algunas armas adicionales.

Esa noche pusimos centinelas y no movimos nuestro campamento, y descansamostranquilamente por toda la noche, porque esperábamos trabajo más pesado para el díasiguiente. Temprano en la mañana siguiente los guerreros fueron convocados para rezar — no por ayuda, sino por salud y evitar emboscadas o engaños del enemigo—.

Como habíamos previsto, a eso de las diez de la mañana, toda la fuerza mexicanasalió del pueblo. Había dos compañías de caballería y dos de infantería. Reconocí a los decaballería como los soldados que habían matado a mi gente en Kaskiyeh. Les conté esto alos jefes y me dijeron que podía dirigir la batalla.

 No era jefe y nunca lo había sido, pero porque me habían perjudicado más profundamente que a otros, este honor me fue conferido, y resolví probar ser digno de la

16 Tiras de piel de venado (gamuza) de dos pulgadas de ancho sujetas alrededor de la cabeza.

17 En este tiempo, el gobierno mexicano ofreció recompensas en oro por los cueros cabelludos de los apaches

 —cien dólares por el de un guerrero, cincuenta por el de una mujer y veinticinco por el de un niño—.

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confianza. Organicé a los indios en un círculo cerca del río, y los mexicanos colocaron suinfantería en dos líneas, con la caballería en reserva. Estábamos en el bosque y ellosavanzaron aproximadamente cuatrocientos yardas, pararon y abrieron fuego. Rápidamentellevé una carga contra ellos, pero al mismo tiempo envié algunos bravos para atacar suretaguardia. Durante la batalla yo pensaba en mi madre, esposa y bebés asesinados —en mi

voto de venganza en la tumba de mi padre y luché con furia—. Muchos cayeron a mi ladoy conduje el avance constantemente. Muchos bravos fueron muertos. La batalla duró cercade dos horas.

Quedamos en el centro del campo los últimos cuatro indios —tres guerreros y yo—.Se habían acabado nuestras flechas, nuestras lanzas quebradas en los cuerpos de losenemigos muertos. Teníamos solamente nuestras manos y cuchillos con los cuales luchar, pero todos aquellos que estuvieron en contra de nosotros estaban muertos. Entonces dossoldados armados vinieron sobre nosotros de otra parte del campo. Dispararon contra dosde nuestros hombres y nosotros, los dos restantes, huimos hacia el lado de nuestrosguerreros. Mi compañero fue herido con un sable, yo alcancé a nuestros guerreros, toméuna lanza y regresé. El tipo que me persiguió falló su puntería y cayó con mi lanza. Con susable encontré al soldado de caballería que había matado a mi compañero y nos atacamos ycaímos. Lo maté con mi cuchillo y me alcé rápidamente sobre su cuerpo, blandiendo susable, buscando otros soldados para matarlos. No había ninguno. Pero los apaches habíanvisto. Sobre el campo sangriento, cubierto con los cuerpos de mexicanos, sonó el ferozgrito de guerra apache.

Todavía cubierto con la sangre de mis enemigos, todavía sosteniendo mi armaconquistadora, aún caliente con la alegría de la batalla, de la victoria y de la venganza, fuirodeado por los bravos apaches y fui hecho jefe de guerra por todos los apaches. Entoncesdi las órdenes para escalpar los caídos.18 

 No podía regresar a llamar a mis personas amadas, no podía traer de nuevo a losapaches muertos, pero podía regocijarme en esta venganza. Los apaches habían vengado lamasacre de “Kas-ki-yeh.”

Capítulo VII

Luchando bajo dificultades

Después de la batalla de “Kaskiyeh”, todos los apaches estaban satisfechos, pero yodeseaba más venganza. Por varios meses estuvimos ocupados con la cacería y otrasandadas pacíficas. Finalmente tuve éxito en la persuasión de dos guerreros, Ah-koch-ne yKo-deh-ne, para que fueran conmigo a invadir el país mexicano.

18 A partir del momento que sigue a la orden para la guerra, todo asume un modo religioso. La manera deacampar, de cocinar, etc., están exactamente prescritas. Cada objeto que se relaciona a la guerra es llamado

 por su nombre sagrado; por ejemplo, no se dice caballo sino caballo de guerra o el cargador; no flecha, sinomisil de la muerte. No se le llama al indio por su nombre ordinario sino por un nombre sagrado, al cual se lesubordina “bravo” o “jefe” de acuerdo con las circunstancias. El nombre indio de Gerónimo era Go KhläYeh, pero los mexicanos en esta batalla lo llamaron Gerónimo, un nombre que él ha llevado desde entonces,tanto entre indios y blancos.

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Dejamos a nuestras familias19  con la tribu y tomamos el camino de la guerra.Fuimos a pie y con raciones para tres días. Entramos en México por la línea del norte deSonora y seguimos la sierra de Antunez hasta el extremo sur. Aquí decidimos atacar una pequeña villa. (No sé el nombre de esta villa.) A plena luz del día nos acercamos desde lasmontañas. Cinco caballos estaban amarrados afuera. Avanzamos cautelosamente, pero

momentos antes de que alcanzáramos los caballos, los mexicanos abrieron fuego desde lascasas. Mataron a mis dos compañeros. Aparecieron mexicanos por todos lados; algunos acaballo, otros a pie, y todos parecían estar armados. Ese día me rodearon tres veces, peroevité la pelea, me les esquivé y me oculté. Varias veces durante el día mientras meocultaba, tuve la oportunidad de agarrar a algún mexicano, quien con pistola en mano me buscaba. No pienso haber perdido mi propósito en ningún momento. Con la oscuridadencontré más tiempo para retirarme a Arizona. Pero los mexicanos no pararon la persecución. Varias veces del día siguiente, los mexicanos intentaron agarrarme; hicieronfuego muchas veces contra mi, ya no tenía flechas, sólo dependía de correr y esconderme,aunque estuviera muy cansado. No había comido desde que comenzó la persecución, ni meatrevía a parar para descansar. La segunda noche conseguí desaparecer de mis perseguidores, pero nunca aflojé mi paso hasta alcanzar nuestro hogar en Arizona. Entré ennuestro campamento sin botín, sin mis compañeros, agotado, pero no desalentado.

Las esposas e niños de mis dos compañeros muertos fueron cuidados por su gente.Algunos apaches me culparon por el mal resultado de la expedición, pero no dije nada.Había fallado, lo único apropiado era mantenerme en silencio. Pero mis sentimientos hacialos mexicanos no cambiaron —continúo odiándolos y deseando venganza—. Nunca dejéde planear su castigo, pero era difícil conseguir guerreros que escucharan mis propuestas deincursiones.

Unos pocos meses después de esta última aventura persuadí a otros dos guerreros para que se juntaran conmigo para atacar la frontera mexicana. En nuestra incursiónanterior habíamos entrado a Sonora través de las tierras de los apaches Nedni. Esta vez pasamos a través del territorio de los Cho-kon-en y entramos en las montañas de la SierraMadre. Viajamos al sur, aseguramos más raciones, y nos preparamos para comenzarnuestras incursiones. Habíamos seleccionado una aldea cerca de las montañas que planeamos atacar a plena luz. Mientras dormíamos, exploradores mexicanos descubrieronnuestro campamento e hicieron fuego contra nosotros, matando a un guerrero. Por lamañana observamos una compañía de las tropas mexicanas que venían del sur. Venían acaballo y con suficientes abastos para una larga jornada. Seguimos su rastro hastaasegurarnos que se dirigían hacia nuestro territorio en Arizona; entonces nos apresuramos a pasarlos y en tres días llegamos a nuestro asentamiento. Llegamos al mediodía, y esa tarde,a eso de las tres, esas tropas mexicanas atacaron nuestro asentamiento. Su primeradescarga mató a tres pequeños muchachos. Muchos de los guerreros de nuestra tribuestaban fuera, pero los pocos de nosotros que estábamos en el campamento tuvimos lahabilidad para conducir a las tropas fuera de las montañas antes de la noche. Matamos aocho mexicanos y perdimos cinco nuestros —dos guerreros y tres muchachos—. Losmexicanos se fueron derecho al sur en franca retirada. Designamos cuatro guerreros paraque los siguieran y en tres días volvieron informando que la caballería mexicana había

19 Gerónimo se había vuelto a casar.

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salido de Arizona, yendo hacia el sur. Estábamos absolutamente seguros que ellos novolverían pronto.

Casi inmediatamente después de esto (en el verano de 1860) pude otra vez tomar lasenda de la guerra contra los mexicanos, este vez con veinticinco guerreros. Seguimos el

rastro de las últimas tropas mexicanas y entramos en las montañas de Sahuaripa. Elsegundo día en estas montañas nuestros exploradores descubrieron a los soldadosmexicanos. Había solamente una compañía de caballería en ese comando, y pensé quesorprendiéndolos podríamos derrotarlos. Emboscamos la ruta por la cual vendrían. Era unlugar por donde la compañía entera debería pasar por un desfiladero de la montaña.Reservamos el fuego hasta que todas las tropas hubieran pasado; entonces la señal fue dada.Los soldados mexicanos, aparentemente sin una orden, desmontaron, y colocaron suscaballos por el exterior de la compañía, para escudarse, hicieron una buena lucha contranosotros. Noté que no podíamos tumbarlos sin usar toda nuestra munición, así que condujeuna carga. Los guerreros presionaron repentinamente por todos los lados y luchamos manoa mano. Durante este encuentro levanté mi lanza para matar a un soldado mexicano justocuando él apuntó su arma contra mí; avancé rápidamente, y mi pie se me resbaló en uncharco de sangre, caí debajo del soldado mexicano. Me dio un culatazo en la cabeza,dejándome inconciente. Justo en ese instante, un guerrero que seguía mis pasos mató almexicano con una lanza. En pocos minutos no dejaron un soldado mexicano vivo. Cuandoel grito de guerra había terminado y habían escalpado a sus enemigos, comenzaron aatender a los muertos y heridos. Me encontraron inconciente en donde había caído.Lavaron mi cabeza con agua fría y me restauraron el sentido. Luego vendaron mi herida ya la mañana siguiente, aunque débil por la pérdida de sangre y sufriendo de un dolor decabeza severo, pude marchar de vuelta a Arizona. No me recuperé completamente pormeses, y todavía se ve la cicatriz que me hizo ese mosquetero. En esta lucha habíamos perdido tan pesadamente que no había realmente gloria en nuestra victoria, y volvimos aArizona. Ninguno parecía querer ir a la senda de la guerra otra vez ese año.

En el verano (1861) con doce guerreros fuimos nuevamente a México. Entramos aChihuahua y seguimos hacia al sur por el lado este de la Sierra Madre durante una jornadade cuatro días; luego cruzamos por el territorio de la Sierra de Sahuaripa, no lejos deloriente de Casas Grandes. Aquí descansamos un día, y enviamos exploradores a hacer unreconocimiento. Ellos informaron que un tren de suministros acampaba a cinco millas aloeste de nosotros. A la mañana siguiente, al amanecer cuando los conductores cargaban lasmulas, los atacamos. Huyeron salvando sus vidas, dejándonos el botín. Las mulas estabancargadas con provisiones, de las cuales la mayoría las tomamos para la casa. Dos mulasestaban cargadas con jamón o tocino;20 y lo tiramos. Comenzamos a llevar los suministros,tomamos hacia el norte a través de Sonora, pero cuando estábamos cerca de Casita, lastropas mexicanas nos alcanzaron. Estaba amaneciendo y acabábamos de tomar nuestrodesayuno. No teníamos ninguna idea que nos habían perseguido o que nuestros enemigosestaban cerca hasta que abrieron fuego. En la primera carga una bala me pegó en la esquinadel ojo izquierdo cuando me voltee a dar un vistazo y caí inconsciente. Todos los indiosfueron a ponerse a cubierto. Los mexicanos, pensando que estaba muerto, comenzaron a

20 Nunca habían comido tocino y durante mucho tiempo no aprendieron a hacerlo. Incluso ahora no comerán

tocino o cerdo, si pueden conseguir otra carne. Gerónimo rechaza positivamente comer tocino o cerdo.

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 buscar a los huidos. En pocos momentos recuperé el sentido y había comenzado a correrrápidamente entre los árboles, cuando otra compañía que subía abrió fuego contra mí.Entonces los soldados que habían estado persiguiendo a los otros indios dieron vuelta, yquedé entre dos compañías hostiles, pero no estuve mucho rato. Las balas silbaban entodas direcciones y algunas cerca de mi. Una me hirió levemente, pero permanecí

corriendo, esquivando y peleando, hasta que perdí a mis perseguidores. Trepé por un cañónescarpado, donde la caballería no podía seguirme. Los soldados me vieron, pero nodesmontaron y no intentaron seguirme. Pienso que fueron sabios al no hacerlo.

Se había acordado que en caso de sorpresa con este botín, nuestro lugar de reuniónestaría en las montañas de Santa Rita en Arizona. No nos reunimos en México, peroviajando por separado, en tres días acampamos en nuestro lugar de reunión. De este lugarvolvimos a casa con las manos vacías. Incluso no teníamos ni una victoria parcial paradivulgar. Volví herido otras vez, pero todavía sin desalentarme. Nuestra gente me culpóotra vez, y nuevamente no tenía ninguna respuesta.

Después de nuestro regreso, muchos de los guerreros habían ido de caza y algunoshabían ido al norte a negociar mantas con los navajos. Yo permanecía en el hogarintentando que mis heridas sanaran. Una mañana apenas en el amanecer, cuando lasmujeres encendían los fuegos para preparar el desayuno, tres compañías de soldadosmexicanos que habían rodeado nuestro campamento en la noche, abrieron fuego. No habíatiempo para la lucha. Los hombres, las mujeres y los niños huyeron por sus vidas. Matarona muchas mujeres y niños y a algunos guerreros, y capturaron a cuatro mujeres. Mi ojoizquierdo todavía estaba cerrado por la hinchazón, pero con el otro veía bien como paradarle a uno de los oficiales con una flecha, y después hice un buen escape entre las rocas.Los soldados quemaron nuestros tepees y tomaron nuestras armas, provisiones, potros ymantas. El invierno estaba a la mano.

 No había más de veinte guerreros en el campamento en ese momento, y solamentealgunos de nosotros habíamos asegurado las armas durante la excitación del ataque.Algunos guerreros siguieron el rastro de las tropas cuando regresaban a México con su botín, pero no podían ofrecer batalla. Pasó un largo, largo tiempo para que pudiéramos denuevo tomar el camino de la guerra contra los mexicanos.

Las cuatro mujeres que fueron capturadas fueron llevadas a Sonora, México, dondese les obligó a trabajar para los mexicanos. Después de algunos años se escaparan a lasmontañas y comenzaran a buscar nuestra tribu. Tenían cuchillos que habían robado de losmexicanos, pero no tenían ninguna otra arma. No tenían ninguna manta; en la noche hacíanun pequeño tepee cortando ramas y malezas con sus cuchillos, y usándolas para las paredes.El techo fue cubierto con los mismos materiales. En este tepee temporal ellas podíandormir. Una noche cuando su fogata era muy pequeña, oyeron un rugido afuera del tepee.Francisca, la más joven de todas (de diecisiete años de edad, aproximadamente),comenzaba a alimentar el fuego, cuando un león de montaña a travesó el tepee y la atacó.Lo precipitado del ataque hizo que ella botara su cuchillo, pero luchó con sus manos lomejor que pudo. Ella no era una presa para el león, no obstante; su hombro izquierdo fuelastimado y parcialmente rasgado. El león intentó tomarla por la garganta; pero ella se protegió con las manos durante un buen tiempo. La arrastró por cerca de de 300 yardas,

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ella comenzó a sentir que las fuerzas le faltaban por la pérdida de sangre, y pedió auxilio alas otras mujeres. El león la había estado arrastrando por un pie, y ella había estadoagarrándose de la pierna y de las rocas y de la maleza del bosque, para retrasarlo.Finalmente él paró y se colocó sobre ella. Ella llamó otra vez a sus compañeros y loatacaron con sus cuchillos y lo mataron. Después vendaron sus heridas y la cuidaron en las

montañas por cerca de un mes. Cuando ella pudo caminar reanudaron su viaje y llegaronsanas a nuestra tribu.

Esta mujer (Francisca) fue hecha prisionera con otros apaches y murió en 1892 en laReservación del Fuerte Sill. Su cara quedó desfigurada para siempre por las cicatrices ynunca recuperó el uso perfecto de sus manos. Las tres mujeres más viejas murieron antesde que nos hicieran prisioneros de guerra.

Muchas mujeres y niños fueron llevados por los mexicanos en diversos tiempos.Muchos de ellos nunca volvieron, y los que lo lograron experimentaron muchas dificultades para poder unirse nuevamente con su gente. Los que no se escaparon eran esclavos de losmexicanos, o quizás en una posición más degradada.

Cuando los guerreros fueron capturados por los mexicanos, ellos permanecieronencadenados. Cuatro guerreros fueron capturados una vez en un lugar al norte de CasasGrandes que los indios llaman “Honas”, permanecieron encadenados año y medio, hastaque fueron intercambiados por mexicanos que habíamos capturado.

 Nunca encadenamos a los prisioneros o los mantuvimos en confinamiento, sinembargo, rara vez escaparon. Los mexicanos capturados fueron obligados a cortar leña ocuidar los caballos. Las mujeres y los niños mexicanos21  fueron tratados como a nuestra propia gente.

Capítulo VIII

Incursiones que fueron exitosas

En el verano de 1862 tomé ocho hombres e invadí el territorio mexicano. Fuimos alsur por el oeste de las montañas de la Sierra Madre, por cinco días; luego en la nochecruzamos cerca de la parte sur del territorio de la sierra de Sahuaripa. Aquí acampamosotra vez para observar los trenes de provisiones. A eso de las diez de la mañana, cuatrotransportistas de provisiones pasaron por nuestro campamento con mulas cargadas. Nadamás nos vieron, huyeron dejándonos el botín. Era un tren largo con cargas de mantas,calicó22, sillas de montar, mercancías y bloques de azúcar. Nos apresuramos a casa tanrápidamente como podíamos con estas provisiones, y a nuestro retorno, mientras

21  El intérprete, Asa, hijo de Whoa, recuerda a una pequeña muchacha mexicana prisionera que jugaba con

los niños apache, pero finalmente fue intercambiada.En este tiempo mataron a una de las esposas de Gerónimo y a su hijo, a partir de entonces hasta que fue

hecho prisionero de guerra, tenía dos esposas. Pudo haber tenido tantos esposa como el hubiera querido, perodijo que estaba tan ocupado peleando contra los mexicanos, que no podía apoyar más de dos.22 Tela delgada de algodón (Nota del traductor)

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 pasábamos a través de un cañón en el territorio de las montañas de Santa Catalina enArizona, nos cruzamos con un hombre blanco que conducía unas mulas con provisiones.Cuando lo vimos, él ya nos había visto y se estaba yendo por la pendiente del cañón.Examinamos su carga y encontramos que todas sus mulas estaban cargadas con queso.Juntamos los dos trenes de provisiones y continuamos nuestro viaje. No intentamos

 perseguir al conductor y estábamos seguros que él tampoco intentaría seguirnos.En dos días llegamos a casa. Entonces Mangas-Coloradas, nuestro jefe, juntó a la

tribu. Dimos un banquete, dividimos el botín y danzamos toda la noche. Matamos y noscomimos algunas de las mulas de carga.

Esta vez después de nuestro regreso, dejamos exploradores para saber si las tropasmexicanas intentaran seguirnos.

Al tercer día, nuestros exploradores llegaron al campamento e informaron que lacaballería mexicana había desmontado y se acercaba a nuestro asentamiento. Todosnuestros guerreros estaban en el campamento. Mangas-Coloradas tomó el comando de unadivisión y yo de la otra. Esperábamos tomar posesión de sus caballos, luego rodear a lastropas en las montañas y destruir la compañía entera. Pero no lo pudimos hacer, porqueellos también tenían exploradores. Sin embargo, a cuatro horas después de quecomenzamos la lucha, habíamos matado a diez soldados con la pérdida de solamente unhombre, y la caballería mexicana se puso en franca retirada, seguida por treinta apachesarmados, que no les dieron ningún descanso hasta que estuvieron lejos dentro del territoriomexicano. Ese invierno no vinieron más tropas.

Por mucho tiempo tuvimos muchas provisiones, un montón de mantas y un montónde ropa. Tuvimos también un montón de queso y azúcar.

Al otro verano (1863) seleccioné a tres guerreros y fuimos a una incursión aMéxico. Fuimos al sur por Sonora, acampando en las montañas de la sierra de Sahuaripa.Cerca de cuarenta millas al oeste de Casas Grandes hay una pequeña aldea en las montañasque los indios llaman “Crassanas”. Acampamos cerca de este lugar y acordamos hacer unataque. Habíamos notado que justo al medio día nadie parecía moverse; planeamos hacernuestro ataque justo a esa hora. El día siguiente, al medio día entramos furtivamente al poblado. No teníamos ninguna arma de fuego, sino lanzas y arcos y flechas. Cuando elgrito de guerra fue dado para abrir el ataque, los mexicanos huyeron en todas lasdirecciones; ninguno de ellos intentó luchar con nosotros.

Tiramos algunas flechas a los mexicanos replegados, pero matamos solamente uno.Pronto todo fue silencio en el pueblo y no se veía ningún mexicano.

Cuando descubrimos que todos los mexicanos se habían ido, miramos dentro de suscasas y vimos muchas cosas curiosas. Los mexicanos tienen muchas más cosas que losapaches. Muchas de las cosas que vimos en las casas no podíamos entender, pero en lastiendas vimos muchas que si queríamos; llevamos una manada de caballos y mulas, y lacargamos con provisiones, tanto como pudimos. Después formamos los animales en untren de carga y volvimos muy seguros a Arizona. Los mexicanos no nos siguieron.

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Cuando llegamos al campamento convocamos a la tribu y festejamos todo el día.Dimos presentes a cada uno. En la noche la danza comenzó y no cesó hasta mediodía deldía siguiente.

Ésta fue quizás la incursión más acertada nunca hecha por nosotros en territorio

mexicano. No se el valor del botín, pero debía ser muy grande, porque tuvimos provisionessuficientes para nuestra tribu entera como para un año o más.

En el otoño de 1864, veinte guerreros estaban dispuestos a ir conmigo a otraincursión a México. Todos eran hombres seleccionados, bien armados y equipados para la batalla. Como de costumbre previmos la seguridad de nuestras familias antes de comenzaren esta incursión. Nuestra tribu entera deshizo el campamento y lo volvió a montar en unlugar alejado unas cuarenta millas del lugar anterior. De esta manera sería difícil para losmexicanos localizarlo y nosotros sabríamos dónde encontrar a nuestras familias cuandovolviéramos. Por otra parte, si algunos indios hostiles observaban que este gran número deguerreros estaba dejando nuestro territorio, podrían atacar nuestro campamento, pero si noencontraban a nadie en el lugar usual, su incursión fallaría.

Pasamos al sur a través del territorio de los apaches Chokonen, entramos a Sonora,México, en un punto directamente al sur de Tombstone, Arizona, y nos ocultamos en lasmontañas de la Sierra de Antunez. Atacamos varios poblados vecinos y aseguramosabundantes provisiones. Después de cerca de tres días atacamos y capturamos un tren demulas de suministros en un lugar que los indios llaman “Pontoco.” Se sitúa en lasmontañas a un día de jornada23  al oeste de Arispe.

Había tres conductores con este tren. Uno fue matado y dos escaparon. El tren ibacargado con mezcal,24 el cual iba en botellas guardadas en cestas de mimbre. Tan prontocomo hicimos el campamento, los indios se emborracharon y comenzaron a pelear entre si.Yo también bebí bastante mezcal para sentir su efecto, pero no estaba borracho. Di laorden para que cesara la pelea, pero la orden fue desobedecida. Pronto estaba en progresouna lucha general. Intenté poner a un guardia alrededor del campamento, pero todosestaban muy borrachos y rehusaron servir. Esperaba un ataque de las tropas mexicanas encualquier momento, era realmente una cuestión seria para mí, porque estaba al mando y podría ser responsabilizado de cualquier mala suerte que le cayera a la expedición.Finalmente el campamento quedó tranquilo, los indios estaban tan borrachos como paracaminar o seguir peleando. Mientras que estaban en este estupor, vertí todo el mezcal,después apagué todos los fuegos y moví las mulas de suministros a una distanciaconsiderable del campamento. Después de esto volví al campamento para intentar haceralgo con los heridos. Encontré que solamente dos tenían heridas peligrosas. De la piernade uno saqué una cabeza de flecha y del hombro de otro, retiré una punta de la lanza.Cuando todos los heridos habían sido curados, yo mismo hice guardia hasta la mañana. Aldía siguiente, montamos a nuestros heridos en las mulas de carga y salimos para Arizona.

23  Cuarenta y cinco millas.

24  Mezcal es un licor producido en México de varias especias de agave.

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Al siguiente día capturamos un poco de ganado de una manada y lo llevamos connosotros. Pero era una labor muy difícil conducir el ganado yendo a pie. El cuidado de losheridos y la custodia del ganado, hicieron tedioso nuestro viaje. No obstante, no fuimosseguidos y llegamos salvos a casa con todo el botín.

Entonces dimos un banquete y una danza, y dividimos el botín. Después de ladanza matamos todo el ganado y secamos la carne. Curamos las pieles y después la carneseca fue empacada con estas pieles y almacenada lejos. Todo ese invierno tuvimos unmontón de carne. Éste fue el primer ganado que nunca tuvimos. Como de costumbrematamos y comimos algunas de las mulas. Teníamos poco uso para las mulas y si no podíamos cambiarlas por algo de valor, las matábamos.

En el verano de 1865, con cuatro guerreros, entré otra vez en México. Hasta ahora,habíamos ido a pie; estábamos acostumbrados a luchar a pie; además, podíamosescondernos más fácilmente cuando estábamos desmontados. Pero esta vez queríamos másganado, y era difícil conducirlo cuando íbamos a pie. Entramos a Sonora por un punto alsudoeste de Tombstone, Arizona, y seguimos las montañas de Antunez hasta el límite sur,luego cruzamos el territorio tan al sur como la desembocadura del río Yaqui. Aquí vimosun gran lago25  que se extendía más allá del límite de la vista. Después dimos vuelta alnorte, atacamos varios pueblos, y aseguramos muchas provisiones. Cuando veníamos deregreso al noroeste de Arispe agarramos cerca de sesenta cabezas del ganado y las trajimosa nuestros hogares en Arizona. No fuimos directamente a casa, acampamos en diversosvalles con nuestro ganado. No nos siguieron. Cuando llegamos a nuestro asentamiento, latribu fue reunida otra vez para el banquete y la danza. Dimos presentes a todos y matamosel ganado y la carne fue secada y empacada.

Capítulo IX

Fortunas diversas

En el otoño de 1865, con nueve guerreros entré a México a pie. Atacamos varios poblados al sur de Casas Grandes, y colectamos muchos caballos y mulas. Hicimos caminohacia el norte con estos animales a través de las montañas. Cuando estábamos cerca deArispe acampamos una tarde y pensando que no nos venían siguiendo, solté toda lamanada, incluso los caballos que habíamos estado montando. Estábamos en un vallerodeado por montañas escarpadas y acampamos en la boca de este valle de modo que losanimales no pudieran irse sin pasar por nuestro campamento. Justo cuando íbamos a cenar,llegaron nuestros exploradores y anunciaron que las tropas mexicanas venían hacia nuestrocampamento. Salimos por los caballos, pero soldados que nuestros exploradores no habíanvisto estaban en los acantilados sobre nosotros y abrieron fuego. Nos dispersamos portodas las direcciones, y las tropas capturaron todo nuestro botín. En tres días volvimos a juntarnos en el punto acordado de reunión en las montañas de la Sierra Madre en el norte deSonora. Las tropas mexicanas no nos siguieron, y volvimos a Arizona sin más luchas y sin botín. De nuevo, no tenía nada que decir, pero estaba ansioso por otra incursión.

25  Golfo de California.

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El verano próximo (1866), tomé a treinta guerreros montados e invadimos elterritorio mexicano. Pasamos al sur a través de Chihuahua hasta Santa Cruz, Sonora,después cruzamos la Sierra Madre, siguiendo el curso del río hasta el extremo sur delterritorio. Pasamos del oeste de la Sierra Madre a la Sierra de Sahuaripa, y seguimos esaruta hacia el norte. Recogimos todos los caballos, mulas y ganado que quisimos, y los

arriamos hacia el norte a través de Sonora a Arizona. Los mexicanos nos vieron muchasveces y muchos lugares, pero no nos atacaron en ningún momento, ni las tropas intentaronseguirnos. Cuando llegamos nuestros hogares dimos presentes a todos, y la tribu hizo un banquete y danzó. Durante esta incursión habíamos matado unos cincuenta mexicanos.

El año siguiente (1867), Mangas-Coloradas llevó ocho guerreros en una incursión aMéxico. Fui como guerrero, porque siempre me alegraba luchar contra los mexicanos.Fuimos al sur cerca de Tombstone, Arizona, hacia Sonora, México. Atacamos a algunosvaqueros, y después de una lucha con ellos, en la cual dos de su gente fueron muertos,llevamos todo su ganado hacia el norte. El segundo día conducimos el ganado, pero sinhaber colocado ningún explorador afuera. Cuando estábamos no lejos de Arispe, lossoldados mexicanos cabalgaban hacia nosotros. Estaban bien armados y bien montados ycuando los vimos por primera vez, estaban a media milla de nosotros. Dejamos el ganado ycabalgamos tan duro como pudimos hacia las montañas, pero nos alcanzaron rápidamente.Pronto abrieron fuego, pero estaban tan lejos de nosotros que no podíamos alcanzarlos connuestras flechas; finalmente llegamos a un pequeño bosque, y, dejando nuestros potros,luchamos a cubierto. Entonces los mexicanos pararon, recogieron nuestros caballos, ycruzaron a través de la planicie hacia Arispe, conduciendo el ganado con ellos.Permanecimos viéndolos hasta que desaparecieron en la distancia, y después iniciamos lamarcha hacia nuestro hogar.

Llegamos a casa en cinco días sin una victoria para divulgar, ninguno botín paradividir e incluso sin los potros con los que habíamos ido a México. Esta expedición fueconsiderada vergonzosa.

Los guerreros que habían estado con Mangas-Coloradas en esta última expediciónquisieron volver a México. No estaban satisfechos, además de que no soportaban lasagudas cosas que les decían los otros guerreros. Mangas-Coloradas no los llevaría devuelta, así que tomé el mando y fuimos a pie, directamente hacia Arispe en Sonora, ehicimos nuestro campamento en la Sierra de Sahuaripa. Éramos solamente seis, peroatacamos varios poblados (en la noche), capturamos muchos caballos y mulas, y loscargamos con provisiones, sillas de montar y mantas. Entonces volvimos a Arizona,viajando solamente por la noche. Cuando llegamos a nuestra casa enviamos exploradores para prevenir cualquier sorpresa de los mexicanos, reunimos la tribu, disfrutamos del banquete, danzamos y dividimos el botín. Mangas-Coloradas no recibió nada de este botín, porque no había ayudado. Ninguna tropa mexicana no siguió a Arizona.

Más o menos un año después de esta incursión (1868), tropas mexicanas rodearontodos los caballos y mulas de la tribu que estaban no lejos de nuestro asentamiento. Nohabíamos hecho ninguna incursión en México ese año, y no esperábamos ningún ataque.Todos estábamos en el campamento, apenas habíamos regresado de cazar.

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Como a las dos de la tarde, dos exploradores mexicanos fueron vistos cerca denuestro campamento. Matamos a estos exploradores, pero los soldados tomaron la manadade nuestros caballos y mulas antes de que los viéramos. Era inútil intentar alcanzarlos a pie, a nuestra tribu no le habían dejado un solo caballo. Tomé veinte guerreros y fui aseguir sus rastros. Encontramos nuestros caballos en un rancho ganadero en Sonora, no

lejos de Nacozari, y atacamos a los vaqueros que estaban a cargo. Matamos a dos hombresy no perdimos ninguno. Después de la lucha tomamos nuestros caballos y los de ellos.

Fuimos seguidos por nueve vaqueros. Mandé los caballos adelante y con tresguerreros permanecimos en la retaguardia para interceptar cualquier ataque. Una nochecerca de la línea de Arizona descubrimos a estos vaqueros en nuestro rastro y observamossu campamento y les quitamos sus caballos. Cerca de la media noche, entramosfurtivamente a su campamento y en silencio nos llevamos todos sus caballos, dejando a losvaqueros dormidos. Entonces cabalgamos duro y alcanzamos a nuestros compañeros, quesiempre viajaban de noche en vez de día. Pusimos los caballos adentro de la manada yvolvimos a la retaguardia otra vez para interceptar a cualquier persona que pudiera estarsiguiéndonos. Qué hicieron estos nueve vaqueros la mañana siguiente, no lo se, y nunca heoído que los mexicanos hablen acerca de ello; se que no nos siguieron, porque nos nomolestaron. Cuando llegamos a nuestro hogar había gran regocijo en la tribu. Se consideróun gran truco quitarle los caballos de los mexicanos y dejarlos dormidos en las montañas.

Pasó un buen tiempo antes de que volviéramos a entrar a México o fuéramosmolestados por estos.

Capítulo X

Otras incursiones

Cuando se leen los capítulos anteriores sobre las incursiones apaches, alguien queno está familiarizado con la anarquía de la frontera podría preguntarse como esta tendenciade los apaches fue desarrollado hasta un grado tan marcado, pero cuando uno se familiarizacon las condiciones reales —la no observancia de la ley entre mexicanos y estadounidensesa largo de la frontera de México y Arizona, en los días antiguos— se puede entenderfácilmente donde se educaron los apaches en el arte de conducir incursiones sin ley. Por lotanto, para aquellos que no están familiarizados con las condiciones en que se encontraba elsur de Arizona durante los años ochenta (de 1800), este capítulo permite entender elambiente de los apaches. Los acontecimientos adjuntos narrados se tomaron de muchosrelatos de hombres confiables que vivieron en esta sección del país durante el períodomencionado.

 Incursión de los blancos26

 En 1882 una compañía de seis comerciantes mexicanos, que eran conocidos como

“contrabandistas” porque evadían derechos de las mercancías que compraban en EstadosUnidos y vendían en Arizona, acampó en el Cañón del Esqueleto, diez millas al norte de la

26 Se refiere a anglosajones estadounidenses.

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línea de Viejo México. Ellos fueron conocidos por llevar grandes cantidades de dinero, pero como andaban siempre armados y listos para defender sus posesiones con ellas, confrecuencia no fueron molestados. Sin embargo, en esta ocasión, justo cuando se levantabana preparar su desayuno, cinco hombres blancos abrieron fuego sobre ellos desde losarbustos y todos, excepto uno de los mexicanos, fueron muertos. Éste, aunque herido,

finalmente logró escapar. Algunos días después de la matanza, unos vaqueros que juntabanganado, acamparon en este lugar y enterraron los restos (qué los coyotes habían salido) deestos cinco mexicanos. Dos años después, en el mismo lugar, un vaquero encontró una bolsa de cuero que contenía setenta y dos “dólares mexicanos”,27  pequeña cantidad dedinero que los ladrones habían olvidado.

Los hombres que hicieron esta matanza vivieron en Arizona durante muchos añosdespués, y aunque era sabido que ellos habían hecho tal depredación, no fueron arrestados,y los mexicanos nunca intentaron recuperar la propiedad de sus paisanos

 Incursión mexicana

En 1884, un ganadero y cuatro vaqueros conducían de su rancho al mercado deTombstone, Arizona, un poco de ganado gordo. La ruta que tomaron cubría una parte deViejo México y otra de de Arizona. Una noche acamparon en un cañón al sur de la fronteramexicana. La mañana siguiente a plena luz del día, el vaquero que había cuidado lamanada la última mitad de la noche acababa de llegar y había despertado al campamento,cuando los mexicanos abrieron fuego sobre ellos desde los arbustos. El ganadero y unvaquero fueron gravemente heridos en el primer ataque y buscaron refugio en el carrovagón, desde esta posición dispararon tanto como sus municiones lo permitieron. Los otrostres fueron heridos levemente y alcanzaron a cubrirse, pero solamente uno escapó vivo.Permaneció oculto por dos días antes de que lo encontraran sus camaradas. Él vio a losmexicanos robar a los cuerpos de los muertos y llevarse las sillas de montar, despuéscocinaron el desayuno para sí mismos en el campamento abandonado. Lo había heridoseriamente y estaba agotada toda su munición, por lo que sólo podía esperar.

Al segundo día después de esta incursión, algunas cabezas de ganado regresaron alrancho, dando aviso a los vaqueros que había habido un juego sucio. Encontraron a sucompañero delirando cerca de donde cayeron sus camaradas. Nunca se hizo ningunadetención en México por estos asesinatos, y no se hizo ninguna tentativa por vengar el dañohecho o por procesar a los ladrones. Los dos casos narrados arriba servirán para mostrar allector, los ejemplos que proveían a los apaches, una porción de los habitantes de las dosnaciones cristianas con las que ellos tenían contacto.

 Incursiones de apaches

Pensamos en este capítulo dar cuenta de algunas depredaciones de los apaches queno fueron narradas por Gerónimo. Han sido relatadas por nuestros propios ciudadanos ydesde el punto de vista del hombre blanco (estadounidense).

27  Así dice en el libro original. Debe tratarse de dinero mexicano equivalente a sesenta y dos dólares osimplemente eran sesenta y dos pesos (Nota del traductor).

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 En 1884, el juez McCormick y su esposa, acompañados por su joven hijo, se

conducían de Silver City a Lordsburg, cuando fueron emboscados por apaches. Loscuerpos de los adultos fueron encontrados rápidamente, pero nunca recuperaron el cuerpodel niño. Años después, una mujer apache contó a algunos de los colonos en Arizona que

el pequeño niño (de cerca de ocho años) lloraba mucho y era tan obstinado que tuvieronque matarlo, aunque su intención original fuera salvarle la vida.

En 1882 hirieron a un hombre llamado Hunt en una riña en un salón en Tombstone,Arizona. Durante esa riña habían matado a otros dos hombres, y, para evitar la detención,Hunt y su hermano se fueron a las montañas y acamparon a unas diez millas al norte deWillow Springs para esperar la curación de sus heridas. Pocos días después de su llegada,los apaches los atacaron y mataron al hermano herido, pero el otro, cabalgando duro pudoescapar.

En 1883 dos muchachos del este vinieron a Arizona a hacer una investigación prospectiva. Su excursión verdadera comenzó en Willow Springs, donde habían permanecido dos días con los vaqueros. Quienes los habían prevenido contra los apaches, pero los jóvenes parecían no tener miedo y se internaron en las montañas. A la segundamañana después de que salieran del pueblo, uno de los muchachos preparaba el desayunomientras que el otro fue a traer a los caballos de carga que durante la noche habían quedadocon las patas amarradas, pero que se habían desatado para pastar. Justo el tiempo paraencontrar sus caballos, notó que dos guerreros apache que lo habían rodeado desde sitios acubierto avanzaban hacia él, precipitadamente trató de regresar y saltó desde un peñasco,rompiéndose una pierna.

Los chicos del este se consultaron entre si y decidieron que quizás todas las historiasque les habían contado sobre las incursiones apache eran ciertas y que era recomendablerendirse. Un pañuelo blanco fue atado al extremo de un palo y levantado cautelosamentesobre la parte superior del peñasco. En unos diez minutos, los dos indios —un guerreromuy viejo y el otro, meramente un muchacho, evidentemente su hijo— vinieron alcampamento y desmontaron. El viejo guerrero examinó el miembro quebrado, después sindecir una palabra procedió a sacarle la camisa al joven ileso, con tiras de la cual vendócuidadosamente la pierna quebrada. Después de que esto, los dos indios se comieron eldesayuno preparado y montaron sus caballos. Entonces el viejo guerrero, indicando ladirección con su pulgar, dijo “Doctor Lordsburg tres días”, y se fueron lejossilenciosamente. Los jóvenes cabalgaron veinticinco millas a Sansimone, donde losvaqueros los acomodaron en un vagón para continuar su viaje a Lordsburg, setenta y cincomillas más, donde podrían asegurar los servicios de un médico.

En 1883 dos exploradores llamados Alberts y Reese, conducían un equipo a travésdel bajo Turkey Creek, consistente en un caballo y una mula, cuando fueron interceptados por los indios. El carro y el arnés fueron dejados en el camino, y la mula fue encontradamuerta en el camino a doscientas yardas de ese lugar. Los indios no tenían evidentementemucho uso para ella. Las armas de los exploradores fueron encontrados más adelante, peroel caballo que conducían no fue recuperado.

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En ningunos de los casos indicados, los cuerpos de las víctimas fueron mutilados.Sin embargo, hay muchos casos registrados en los cuales los apache mutilaron los cuerposde sus víctimas, sin embargo, ha sido indicado por Gerónimo que tales indios eran proscritos, pues los guerreros regulares estaban instruidos para no escalpar a nadie exceptoa los matados en batalla, y no torturar a nadie excepto para hacer que revelaran información

deseada.En 1884 dos vaqueros empleados por la Compañía Ganadera Sansimone acamparon

en Willow Springs, dieciocho millas al sudoeste del Cañón del Esqueleto, no lejos de ViejoMéxico. En el ocaso, su campamento fue rodeado por apaches con pintura de guerra, quedijeron que habían estado en guerra con los mexicanos y habían deseado volver a losEstados Unidos. Había cerca de setenta y cinco indios en la tribu entera, las mujeres y losniños iban adelante. Tenían con ellos cerca de ciento cincuenta caballos mexicanos. Losindios tomaron posesión del campamento y permanecieron por cerca de diez días,consiguiendo sus fuentes de carne matando al ganado de la compañía.

Con esta banda de indios estaba un muchacho blanco de unos catorce años, queevidentemente habían estado con ellos desde la infancia, porque no podía hablar una palabra de inglés, y no entendía mucho español, pero hablaba la lengua apache confacilidad.

Permitían solamente que uno de los vaqueros dejara el campo a la vez, dejando elotro bajo guardia. Tenían centinelas con catalejos en todas las colinas y picos que rodeabanel campamento.

Una tarde cuando se había permitido a uno de los vaqueros, William Berna, salirfuera del campamento, notó a un indio desmontado y al observarlo con atención descubrióque el indio estaba al alcance de su rifle. Él desmontó, y colocándose en el lado opuestodel piel roja, lanzó inmediatamente su propio Winchester a través del cuello de su caballo,cuando el indio saltó a su caballo y galopó hacia él a toda velocidad, haciéndole señas deque no disparara, y cuando el apache se acercó a él, desmontado y señalando hacia el suelo,le mostró a Berna muchas huellas frescas de ciervos. Entonces, como una comprensiónhabía sido establecida, el vaquero volvió a montar y se fue por su propio camino, dejando alapache en la caza de los ciervos.

Un día cuando éste vaquero estaba a unas diez millas del campamento y encontródos caballos espléndidos de los indios. Estos caballos se habían extraviado de la manada.Pensando que de alguna manera compensarían el ganado que los apaches se comían, loscondujo por cerca de cinco millas a un cañón donde había suficiente pasto y agua y los dejóen ese lugar, proponiéndose volver después de que los indios se fueran y tomar posesión deellos.

En el décimo día después de la llegada de esta banda de indios, las tropas de EstadosUnidos, acompañadas por dos indios que habían sido enviados para hacer arreglos, llegabanal campamento, pagaron por el ganado que los apaches se habían comido, tomaron a losindios y sus caballos, y los llevaron al Fuerte Bowie. Los vaqueros inmediatamente sefueron para el cañón donde habían dejado los dos caballos, pero no habían ido lejos cuando

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encontraron a dos indios que conducían estos caballos delante de ellos, mientras queapretaban por alcanzar a la tribu.

Evidentemente, la agudeza del cara pálida no engañó al hombre rojo todo esetiempo.

Gerónimo dijo que no estaba conectado con los acontecimientos aquí mencionados, por otro lado, rechazó indicar si sabía algo sobre cualquier cosa respecto a ellos. Sostuvoque era impropio hablar sobre cualquier depredación de los hombres rojos, excepto de lasque él era responsable.

Tales eran los acontecimientos que se transpiraban en la “tierra apache” durante losdías en que Gerónimo llevaba a sus guerreros a vengar “el daño” de su gente. Este capítuloservirá para demostrar que los apaches tenían un montón de ejemplos que la anarquía sinley les suministraba, y también que él era un estudiante aventajado en la escuela de lossalvajes sin ley.

Capítulo XI

Luchando duramente

Cerca de 1873, nuevamente fuimos atacados por las tropas mexicanas en nuestroasentamiento, pero las derrotamos. Entonces decidimos hacer incursiones en México.Movimos nuestro campamento entero, cargamos todas nuestras pertenencias en mulas ycaballos, fuimos a México e hicimos el campamento en las montañas cerca de Nacori. Conla mudanza de nuestro campamento buscábamos que nadie nos espiara, y si pasábamos porun hogar mexicano, matábamos a los residentes. Sin embargo, si ofrecían entregarse y noresistían y no causaban ningún problema, les tomaríamos presos. Cambiábamos confrecuencia nuestro lugar de reunión; entonces tomábamos con nosotros a nuestros prisioneros si estaban dispuestos a ir, pero si eran ingobernables podíamos matarlos.Recuerdo a un mexicano en las montañas de la Sierra Madre que vio nuestro movimiento ynos retrasó por algún tiempo. Nos tomamos la molestia de capturarlo, pero pensando querobaríamos su casa, nos retrasó, sin embargo, después de haberlo matado, en su casa noencontramos nada que fuese digno de tener. Anduvimos por esas montañas por más de unaño, atacando los pueblos mexicanos por nuestras provisiones, pero en general no tuvimosningún contacto con las tropas mexicanas; luego volvimos a nuestros hogares en Arizona.Después de permanecer en Arizona por cerca de un año volvimos a México, y nos fuimos aocultar en las montañas de la Sierra Madre. Nuestro campamento estuvo cerca de Nacori, yacabábamos de organizar bandas de guerreros para atacar la región, cuando nuestrosexploradores descubrieron a las tropas mexicanas que venían hacia nuestro campamento aatacarnos.

 Batalla de la colina blanca

El jefe de los apaches Nedni, Whoa, estaba conmigo y comandaba una división.Todos los guerreros marcharon hacia las tropas y las encontraron en un lugar a unas cincomillas de nuestro campamento. Nos mostramos a los soldados y ellos rápidamente fueron

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hacia la cima de una colina y desmontaron, colocando sus caballos en el exterior paraescudarse. Era una colina redonda, muy escarpada y rocosa, y sin árboles en su alrededor.Había dos compañías de caballería mexicana, y nosotros teníamos cerca de sesentaguerreros. Nos arrastramos hacia arriba de la colina detrás de las rocas, y ellosmantuvieron un fuego constante, yo había advertido a nuestros guerreros que no se

expusieran a los mexicanos.Sabía que los soldados de caballería agotarían su munición. Pronto habíamos

matado todos sus caballos, pero los soldados permanecían detrás de éstos y nos disparaban.Habíamos matado a muchos mexicanos y no habíamos perdido ni un hombre. No obstante,era imposible acercarse a ellos de esta manera, y juzgaba que era mejor hacer de nuevo unacarga contra ellos.

Habíamos estado luchando desde la una y a media tarde, no observábamos ningún progreso, di la señal para avanzar. El grito de guerra sonó y brotamos desde cada piedrasobre los caballos muertos de los mexicanos, luchando mano a mano. El ataque fue tanrepentino que los mexicanos, primero corrieron pero luego todo se hizo tan confuso que en pocos algunos minutos los habíamos matado todos. Después escalpamos a los caídos,llevamos nuestros muertos y aseguramos todas las armas que necesitamos. Esa nochemovimos nuestro campamento hacia el este a través de las montañas de la Sierra Madre enChihuahua. Ninguna tropa nos molestó aquí y después de un año volvimos a Arizona.

Casi cada año vivimos una parte del tiempo en Viejo México. Había en este tiempomuchos poblados en Arizona; la caza no era abundante y además nos gustaba ir a ViejoMéxico. Además, las tierras de los apaches Nedni, nuestros amigos y parientes, seextendían mucho en México. Su jefe, Whoa, era como un hermano para mí, y pasamosmucho de nuestro tiempo en su territorio.

Por 1880 estábamos en un campamento al sur de las montañas de Casas Grandes,cuando una compañía de tropas mexicanas nos atacó. Había veinticuatro soldadosmexicanos y cerca de cuarenta indios. Los mexicanos nos sorprendieron en el campamentoe hicieron fuego contra nosotros, matando a dos indios en la primera carga. No se como pudieron encontrar nuestro campo a menos que tuvieran excelentes exploradores y nuestrosguardias fueran descuidados, de todos modos, estaban en el lugar disparándonos antes deque supiéramos que estaban cerca. Estábamos en el bosque y di la orden para ir adelante y para luchar a una distancia cercana. Nos movimos ocultos en las rocas y árboles hasta queestuvimos a diez yardas de su línea, después nos levantamos y desde ambos lados tiramoshasta que matamos a todos los mexicanos. Perdimos a doce guerreros en esta batalla.

Este lugar fue llamado por los indios “Sko-la-ta”. Cuando habíamos enterrado anuestros muertos y las provisiones que tenían los mexicanos, nos fuimos al noreste. En unlugar cerca de Nacori las tropas mexicanas nos atacaron. En este lugar, que los indiosllaman “Nokode,” había cerca de ochenta guerreros, apaches Bedonkohe y Nedni. Habíatres compañías de soldados mexicanos. Nos atacaron en un campo abierto y nosseparamos, disparando mientras corríamos. Nos persiguieron, pero nos dispersamos y pronto los perdimos; luego nos volvimos a juntar en las montañas de la Sierra Madre.

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nuestros exploradores llegaron, despertaron al campamento y nos notificaron que las tropasmexicanas se acercaban. En un plazo de cinco minutos, los mexicanos comenzaron elfuego contra nosotros. Tomamos para las zanjas hechas por la corriente y teníamos a lasmujeres y niños ocupados cavándolas más profundas. Di órdenes terminantes para no perder ninguna munición y para aguardar bajo cubierta. Matamos a muchos mexicanos ese

día y nos desorientamos bastante, porque la lucha duró todo el día. Frecuentemente, lastropas cargaban en un punto, al ser repelido, después se reagrupaban y cargaban en otro punto.

A eso del mediodía comenzamos a oír que decían mi nombre combinado conmaldiciones. Por la tarde, el general vino al campo y la lucha se hizo más furiosa. Diórdenes a mis guerreros para que intentaran matar a todos los oficiales mexicanos. Cercade las tres, el general llamó a todos los oficiales al lado derecho del campo. El lugar endonde se reunieron no estaba muy lejos del canal principal del río y una pequeña zanjacorría cerca de donde los oficiales se colocaron. Me arrastré cautelosamente fuera de lazanja muy cerca de donde tenían el consejo. El general era un viejo guerrero. El vientosoplaba en mi dirección, de modo que pude escuchar todo lo que él dijo, y comprendí lamayor parte de ello.29  Esto es más o menos lo que les dijo: “oficiales, allí a la vista en esaszanjas están el diablo rojo Gerónimo y su odiada banda. Éste debe ser su último día.Vayan por él por todos los lados de las zanjas; maten hombres, mujeres y niños; no tomen aningún prisionero; los indios muertos son lo que queremos. No escatimen a sus propioshombres; exterminen esta banda a cualquier costo; pondré a los heridos a disparar contralos desertores; vuelvan a sus compañías y avancen.”

Apenas la orden de avanzar había sido dada, apunté deliberadamente al general yéste cayó. En un instante, el suelo alrededor de mí fue surcado con balas, pero ninguna metocó. Los apaches lo habían visto. A todo lo largo de las zanjas surgió el feroz grito deguerra de mi gente. Las columnas dudaron un instante y luego barrieron; no se retiraronhasta que nuestro fuego hubo destruido a las filas al frente.

Después de esto, su lucha no fue tan feroz, pero continuaron reuniéndose yavanzando hasta el oscurecer. También continuaron diciendo mi nombre con amenazas ymaldiciones. Esa noche antes de que el fuego hubiera cesado, una docena de indios sehabía arrastrado fuera de las zanjas y prendieron fuego a la larga pradera de hierba detrás delas tropas mexicanas. Durante la confusión que siguió nos escapamos a las montañas.

Ésta fue la última batalla que luché con los mexicanos. Las tropas de EstadosUnidos nos persiguieron continuamente a partir de este tiempo hasta que el tratado fuehecho con el general Miles en el Cañón del Esqueleto.

Durante mis muchas guerras con los mexicanos recibí ocho heridas, las cuales sonlas siguientes: un balazo en la pierna derecha arriba de la rodilla y todavía llevó el proyectil; un balazo a través del antebrazo izquierdo; una herida en la pierna derecha debajode la rodilla, con un sable; una herida encima de la cabeza con la culata de un mosquete; un balazo justo en la esquina exterior del ojo izquierdo; un balazo en lado izquierdo; un balazo

29 Gerónimo tiene un claro conocimiento de la lengua española.

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en la parte posterior. He matado a muchos mexicanos; no se cuantos, porque confrecuencia no los contaba. Algunos de ellos no valía la pena contarlos.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero todavía no tengo ningún afecto porlos mexicanos. Conmigo siempre fueron traicioneros y maliciosos. Soy viejo ahora y

nunca iré al camino de la guerra otra vez, pero si fuera joven y lo hiciera, lo llevaría haciaViejo México.

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PARTE III

LOS HOMBRES BLANCOS

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Capítulo XIII

La llegada de los hombres blancos

Por la época de la masacre de “Kaskiyeh” (1858) escuchamos que algunos hombres

 blancos estaban midiendo la tierra al sur de nosotros. En compañía de un número deguerreros fui a visitarlos. No podíamos entenderlos muy bien, porque no teníamos ningúnintérprete, sino que hicimos un tratado con ellos sacudiendo las manos y prometiendo serhermanos. Después hicimos nuestro campamento cerca del de ellos, y vinieron a negociarcon nosotros. Les dimos pieles, mantas y potros, a cambio de camisas y provisiones.También les trajimos presas que cazamos, por las cuales nos dieron un poco de dinero. Nosabíamos el valor de este dinero, por lo que lo guardamos y de los navajos aprendimos másadelante, que tenía mucho valor.

Cada día medían la tierra con instrumentos curiosos y ponían marcas en el suelo queno podíamos entender. Eran buenos hombres y los echamos de menos cuando se fueronhacia el oeste. No eran soldados. Éstos eran los primeros hombres blancos que había visto.

Como a los diez años después vinieron algunos hombres blancos. Todos eranguerreros. Acamparon en el Río Gila al sur de Hot Springs. Al principio eran amistosos yno les tuvimos aversión, pero no eran tan buenos como los que vinieron primero. Despuésde más o menos un año, ciertos problemas surgieron entre ellos y los indios, y tomé elcamino de la guerra como guerrero, pues no era un jefe. 30  Yo no había sido perjudicado, pero alguna de mi gente si lo había sido, y luché con mi tribu; los soldados y no los indioshabían cometido faltas.

Poco después de esto, algunos oficiales de las tropas de Estados Unidos invitaron anuestros líderes para tener una conferencia en Paso Apache (Fuerte Bowie). Momentosantes del mediodía, los indios fueron metidos en una tienda y les dijeron que les darían algode comer. Estando en la tienda fueron atacados por los soldados.31  Nuestro jefe, Mangas-Coloradas, y varios otros guerreros, cortando a través de la tienda, se escaparon; pero lamayor parte de guerreros fueron muertos o capturados. Entre los apaches Bedonkoheasesinados en este tiempo estaban Sanza, Kladetahe, Niyokahe, y Gopi. Después de estatraición, los indios volvieron a las montañas y dejaron el fuerte totalmente solo. Pienso queel agente no tuvo nada que ver con este plan, porque él nos había tratado bien siempre.Creo que todo fue planeado completamente por los soldados.

30 Como una tribu, lucharían bajo su jefe tribal, Mangas-Coloradas. Si varias tribus hubieran sido llamadas,el jefe de guerra, Gerónimo, las hubiera comandado.31 En relación con este ataque, el señor. L. C. Hughes, redactor de La Estrella, Tucson, Arizona, cuya personareferí por medio del general Miles, escribió lo siguiente: “Parece que Cochise y su tribu habían estado en elcamino de la guerra por algún tiempo y con un número de jefes subalternos fue llevado al campo militar enBowie, bajo la promesa de que un tratado de paz debía ser considerado, luego fueron puestos en una tiendagrande donde fueron encerrados. Cochise, viendo esto, hizo una salida con su cuchillo a través de la tienda yhuyó a las montañas; y en menos de seis horas había rodeado el campo con trescientos a quinientos guerreros;

 pero los soldados rehusaron luchar.”

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De aquí en adelante, los soldados enviados a nuestro país del oeste y los oficiales acargo, no vacilaron en perjudicar a los indios.32  Nunca explicaron al gobierno cuando perjudicaron a un indio, pero divulgaron siempre las fechorías de los indios. Mucho de lohecho por malos hombres blancos fue divulgado en Washington como hecho por mi gente.

Los indios siempre intentaron vivir en paz con los soldados y los colonos blancos.Un día durante el tiempo que colocaron a los soldados en Paso Apache, hice un tratado coneste puesto. Esto fue hecho sacudiendo las manos y prometiendo ser hermanos. Cochise yMangas-Coloradas lo hicieron también. No sé el nombre del oficial al mando, pero éste erael primer regimiento que vino a Paso Apache. Este tratado fue hecho más o menos un añoantes de que nos atacaran en una tienda, como se relató arriba. Algunos días después delataque en Paso Apache nos organizamos en las montañas y volvimos para luchar con lossoldados. Había dos tribus—apaches Bedonkohe y Chokonen, ambos comandados porCochise. Después de algunos días de escaramuzas, atacamos un tren de carga que traíasuministros para el fuerte. Matamos algunos de los hombres y capturamos otros. Con estos prisioneros nuestro jefe ofreció intercambiar a los indios que los soldados habían capturadoen la masacre en la tienda. Los oficiales rechazaron el intercambio, así que matamos anuestros prisioneros, desbandamos y nos fuimos a ocultar a las montañas. De los que participaron en este asunto yo soy el único que ahora vive.

En pocos días, las tropas fueron enviadas a buscarnos, pero como nos desbandamos,era, por supuesto, imposible que localizaran cualquier campamento hostil. Durante eltiempo que nos estuvieron buscando, muchos de nuestros guerreros (quienes debido a lossoldados, habían pensado en ser indios pacíficos) hablaron con los oficiales y hombres,indicándoles donde podrían encontrar el campamento que buscaban, y mientras lo hacían,los observábamos desde nuestros escondites y nos reíamos de sus fallas.

Después de estos problemas, todos los indios acordaron no ser amistosos con loshombres blancos nunca más. No había un compromiso general, pero la larga lucha siguió.Algunas veces atacamos a los hombres blancos, otras veces los blancos nos atacaron anosotros. Primero matarían a algunos indios y entonces, algunos soldados serían muertos.Pienso que la matanza fue más o menos igual en cada lado. El número de muertos en estos problemas no ascendió a mucho, pero esta traición de parte de los soldados habíaencolerizado a los indios y hacía recordar otros males, de modo que nunca confiamos denuevo en las tropas de Estados Unidos.

Capítulo XIV

El más grande de los males

Quizás el mal más grande nunca hecho a los indios fue el tratamiento dado anuestra tribu, por las tropas de Estados Unidos en los alrededores de 1863. El jefe denuestra tribu, Mangas-Coloradas, fue a hacer un tratado de paz para nuestra gente con el poblado blanco en Apache Tejo, Nuevo México. Nos había sido informado que los

32 Esta declaración arrebatadora es más general que lo que estamos dispuestos a conceder, con todo, puede

estar más cerca de la verdad que nuestros propios registros.

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hombres blancos en este pueblo eran más amigables y más confiables que aquellos enArizona, ellos mantendrían vigentes sus tratados y no perjudicarían a los indios.

Mangas-Coloradas, con otros tres guerreros, fue a Apache Tejo y tuvo un consejocon los ciudadanos y soldados. Le dijeron que si venía con su tribu y vivía cerca de ellos,

les proveerían del gobierno, mantas, harina, provisiones, carne de vaca y de todo tipo desuministros. Nuestro jefe prometió volver a Apache Tejo en dos semanas. Cuando volvióa nuestro asentamiento reunió la tribu entera en consejo. No creí que la gente en ApacheTejo hiciera lo que había prometido y por lo tanto, me opuse al plan, pero se decidió quecon una parte de la tribu, Mangas-Coloradas volvería a Apache Tejo y recibiría una provisión de raciones y suministros. Si todo fueran como se les había presentado, y si loshombres blancos se apegaban al tratado fielmente, el resto de la tribu se les adicionaría yharíamos nuestro hogar permanente en Apache Tejo. Yo debía permanecer a cargo de la porción de la tribu que permanecía en Arizona. Dimos casi todas nuestras armas ymuniciones a la parte que iba a Apache Tejo, de modo que en caso de que hubiera traiciónestuvieran preparados para cualquier sorpresa. Mangas-Coloradas y cerca de la mitad denuestra gente fue a Nuevo México, felices porque ahora habían encontrado a hombres blancos que eran buenos con ellos y con quienes podrían vivir en paz y abundancia.

 Nunca nos vino ningún mensaje de ellos. De otras fuentes, sin embargo, oímos quehabían sido traicionados,33  capturados y muertos. En este dilema no sabíamos que hacerexactamente, pero temiendo que las tropas que los habían capturado nos atacaran, nosretiramos a las montañas cerca de Paso Apache.

Durante las semanas que siguieron a la partida de nuestra gente, estuvimos ensuspenso y fallamos en hacernos de más provisiones, habíamos agotado todo nuestroalmacén de ellas. Ésta fue otra razón para mover el campamento. En esta retirada,mientras pasábamos a través de las montañas, descubrimos cuatro hombres con una manadade ganado. Dos de los hombres iban al frente en un cochecillo y dos iban detrás a caballo.Matamos a los cuatro, pero no los escalpamos; no eran guerreros. Condujimos el ganadonuevamente dentro de las montañas, hicimos un campamento, y comenzamos a matar elganado y a empacar la carne.

Antes de que hubiéramos terminado con este trabajo, fuimos sorprendidos yatacados por las tropas de Estados Unidos, quienes mataron siete indios —un guerrero, tresmujeres y tres niños—. Las tropas del gobierno estaban montadas y nosotros también, peroestábamos mal armados, habíamos dado la mayor parte de nuestras armas a la división denuestra tribu que había ido a Apache Tejo, así que luchamos principalmente con lanzas,arcos y flechas. Al principio tenía una lanza, un arco y algunas flechas; pero en un breve periodo de tiempo mi lanza y todas mis flechas se agotaron. Una vez estuve rodeado, peroesquivándome de un lado al otro de mi caballo mientras él corría, me escapé. Durante lalucha fue necesario para muchos guerreros, dejar sus caballos y escapar a pie. Sinembargo, mi caballo estaba entrenado para venir cuando oyera una llamada, y tan pronto

33 El general Miles telegrafió desde Whipple Barracks, Arizona, el 24 de septiembre de 1886, en relación a laentrega de los apaches. Entre otras cosas, él dijo: “Mangas-Coloradas había sido asesinado hace años luegode que se había entregado”.

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como alcanzara un lugar seguro, si no estaba siendo perseguido demasiado cerca, lollamaría.34  Durante esta lucha nos dispersamos en todas las direcciones y dos días despuésnos volvimos a reunir en un punto acordado, a unas cincuenta millas de la escena de esta batalla.

Como diez días después, la misma tropa de Estados Unidos nos atacó de nuevo ennuestro campamento al amanecer. La lucha duró todo el día, pero nuestras flechas y lanzasse agotaron antes de las diez y para el resto del día teníamos solamente las rocas y los bordones para luchar. Podíamos hacer poco daño con estas armas, y en la noche movimosnuestro campamento unas cuatro millas nuevamente dentro de las montañas, dondeseguirnos sería difícil para la caballería. El siguiente día, nuestros exploradores quehabíamos dejado para observar los movimientos de los soldados, volvieron, indicando quelas tropas habían vuelto a la reservación de San Carlos.

Pocos días después, fuimos atacados nuevamente por otra compañía de caballería deEstados Unidos. Antes de esta lucha nos habíamos unido a una banda de apachesChokonen bajo el mando de Cochise, quien tomó el mando de ambas divisiones. Fuimosrepelidos y decidimos desbandarnos.

Después de habernos disuelto, nuestra tribu de apaches Bedonkohe volvió a juntarsecerca del viejo campamento esperando el regreso de Mangas-Coloradas y nuestros parientes. Ninguna noticia vino, excepto que habían sido traicionados y muertos.35 Entonces, tuvimos un consejo, y mientras se creyera que Mangas-Coloradas estaba muerto,me eligieron jefe de la tribu.

Por un período largo, no tuvimos problemas con nadie. Más de un año después deque fui hecho jefe de la tribu, las tropas de Estados Unidos nos sorprendieron y atacaronnuestro campamento. Mataron siete niños, cinco mujeres y cuatro guerreros, capturarontodas nuestras provisiones, mantas, caballos y ropa, y destruyeron nuestros tepees. No nosdejaron nada; el invierno comenzaba, y era el invierno más frío que nunca había conocido.Después de que los soldados se retiraron tomé tres guerreros y los seguimos. Su rastro losllevaba hacia San Carlos.

34  Gerónimo llamaba a menudo sus caballos para que viniera a él en la reservación del Fuerte Sill. Producía

una nota chillona y ellos corrían hacia él a toda velocidad.35

 En relación al asesinato de Mangas-Coloradas, L. C. Hughes de La Estrella de Tucson, Arizona., escribe losiguiente: “Era temprano en el año '63, cuando el general West y sus tropas acamparon cerca de Membras,envió a Jack Swilling, un explorador, por Mangas, quien había estado en el camino de la guerra desde la

época del incidente con Cochise en Bowie. El viejo jefe estaba por la paz, y aceptó alegre el llamado; cuandoél apareció en el campamento, el general West pidió que lo pusieran en prisión, en cuya celda había nada másque una pequeña abertura en la parte posterior y una pequeña ventana. Al estar encerrado, el viejo jefe dijo:‘este es mi fin. Ya no cazaré otra vez en las montañas y a través de los valles de mi gente’. Sentía que seríaasesinado. Los guardias fueron instruidos para que dispararan si intentaba escapar. Se acostó e intentódormir, pero durante la noche, alguien lanzó una piedra grande que cayó en el pecho. Él se puso de pierápidamente y los guardias en su delirio pensaron que intentaba escapar y varios de ellos le dispararon; éstefue el final de Mangas. “Su cabeza fue separada de su cuerpo por un cirujano, y el cerebro sacado y pesado.La cabeza midió más que la de Daniel Webster, y el cerebro estaba en su correspondiente peso. El cráneo fueenviado a Washington, y ahora está en exposición en la Smithsonian Institution.”

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Capítulo XV

Remociones

Mientras volvíamos de rastrear a las tropas gubernamentales vimos dos hombres, un

mexicano y un blanco, y los tumbamos de sus caballos. Con estos dos caballos volvimos ymovimos nuestro campamento. Mi gente sufría mucho y se juzgó conveniente ir a adonde pudiéramos conseguir más provisiones. En esa época, las presas eran escasas en nuestroterritorio, y desde que había sido jefe de la tribu, no había solicitado raciones del gobierno,ni cuidados, pero no deseábamos morir de hambre.

Habíamos oído que el jefe Victoria de los apaches Chihenne (Ojo Caliente) habíatenido un consejo con los hombres blancos cerca de Hot Springs en Nuevo México, y quetenía un montón de provisiones. Habíamos estado siempre en términos amistosos con estatribu, y Victoria era especialmente gentil con mi gente. Con la ayuda de los dos caballosque habíamos capturado, llevamos con nosotros a nuestros enfermos, fuimos a Hot Springs.Fácilmente encontramos a Victoria y su banda, y nos dieron provisiones para el invierno.Estuvimos con ellos cerca de un año y durante esta estancia tuvimos una paz perfecta. Notuvimos el mínimo problema con mexicanos, hombres blancos o indios. Cuando habíamosestado todo el tiempo que quisimos y habíamos acumulado algunas provisiones, decidimosdejar a Victoria. Cuando le dije que íbamos a irnos él dijo que deberíamos tener un banquete y una danza antes de que nos separáramos.

Las festividades fueron llevadas a cabo a unas dos millas arriba de Hot Springs, yduraron cuatro días. Había cerca de cuatrocientos indios en esta celebración. Pienso quenunca pasamos un rato más agradable que en esa ocasión. Nunca nadie trató a nuestra tribucon más gentileza que Victoria y su banda. Estamos todavía orgullosos de decir que él y sugente eran nuestros amigos.

Cuando fui a Paso Apache (Fuerte Bowie), encontré al general Howard36 al mandoe hice un tratado con él. Este tratado duró hasta que el general Howard se marchó denuestro territorio. Él guardó su palabra con nosotros y nos trató siempre como hermanos. Nunca tuvimos entre los oficiales de Estados Unidos un amigo tan bueno como el generalHoward. Hubiéramos podido vivir en paz por siempre con él. Si hay un hombre blanco puro y honesto en el ejército de Estados Unidos, éste hombre es el general Howard. Todoslos indios lo respetaban y hasta hoy día frecuentemente hablan de los tiempos felices en queel general Howard estaba a cargo en nuestra jurisdicción. Después de que él se fue puso aun agente en Paso Apache, quien nos proveyó de ropa del gobierno, raciones y provisiones,como el general Howard dejó indicado. Cuando dieron carne de vaca a los indios, conseguídoce novillos para mi tribu, y Cochise consiguió doce novillos para la suya. Las racionesfueron proveídas más o menos una vez al mes, pero si se nos terminaban, solamente

36 El general O. O. Howard no estaba al mando, pero había sido enviado por el presidente Grant, en 1872, para hacer la paz con los Apaches. El general me escribió de Burlington, Vt., el 12 de junio de 1906, en esacarta recordaba el tratado y también recordada con mucha satisfacción haber conocido a Gerónimo —Eleditor—.

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teníamos que pedirlas y nos las suministraban. Ahora, como prisioneros de guerra en estareservación, no conseguimos buenas raciones.37

 A fuera en la pradera lejos de Paso Apache, un hombre puso una tienda y una

cantina. Una vez, después de que el general Howard se había ido, una banda de indios

 proscritos mató a este hombre, y tomó muchas provienes de su almacén. Al día siguiente,algunos indios del puesto se emborracharon con “tiswin,” que habían hecho de maíz.Lucharon entre sí y cuatro de ellos fueron muertos. Por algún tiempo habían tenido peleasy peleas entre ellos, y después de este problema, juzgamos imposible mantener en pazdiferentes bandas juntas. Por lo tanto nos separamos, cada líder tomó su propia banda.Algunos se fueron a San Carlos y algunos a Viejo México, pero yo llevé mi tribu a HotSprings y nos juntamos de nuevo con la banda de Victoria.

Capítulo XVI

En prisión y haciendo el camino de la guerra

Inmediatamente después de que llegamos a Nuevo México, dos compañías deexploradores fueron enviadas de San Carlos. Cuando vinieron a Hot Springs enviaron unmensaje para que Victoria y yo fuéramos a la ciudad. Los mensajeros no indicaron quequerían con nosotros, pero como parecían amistosos, pensamos que querían hacer unconsejo, y fuimos a reunirnos con los oficiales. Tan pronto como llegamos a la ciudad delos soldados, nos desarmaron y nos llevaron a la jefatura del cuartel, en donde nos juzgóuna corte marcial. Nos hicieron algunas preguntas y entonces Victoria fue liberado y a mime condenaron a la cárcel. Los exploradores me condujeron a la celda y me encadenaron.Cuando les pregunté por qué lo habían hecho, dijeron que era porque había abandonadoPaso Apache.

Yo creo que nunca pertenecí a aquellos soldados de Paso Apache, o que debía preguntar les adonde podía ir. Nuestras bandas no podían vivir en paz juntas por mástiempo,38  así que nos habíamos retirado tranquilamente, esperando vivir con la banda deVictoria, donde pensamos que nos no molestarían. También condenaron a otros sieteguerreros a las cadenas en la prisión.

 No sé por qué hicieron esto, porque estos indios me habían seguido simplemente dePaso Apache a Hot Springs. Si era incorrecto (y yo no pienso que lo fuera) ir a HotSprings, sólo debían culparme a mi. Ellos les preguntaron a los soldados responsables porqué los encarcelaron y encadenaron, pero no recibieron ninguna respuesta.

Me mantuvieron preso por cuatro meses, durante los cuales me transfirieron a SanCarlos. Entonces pensaba que tenía otro juicio, aunque no estuviera presente. De hecho no

37 Ellos no reciben raciones completas, como lo hacían entonces.38 Victoria, jefe de los apaches de Hot Springs, encontró su muerte en la oposición a un retiro forzado de su banda a una reservación, porque previamente lo habían intentando y habían fallado. Él sentía que eraimposible para bandas separadas de apaches, vivir en paz bajo tal arreglo.

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se si tenía otro juicio, pero me dijeron que si lo tenía, y que en cualquier momento seríaliberado.

Después de esto no tuvimos más problemas con los soldados, pero ya no me sentí bien por mucho tiempo en el puesto. Se nos permitió vivir arriba de San Carlos en un lugar

ahora llamado Gerónimo. Un hombre que los indios llamaron “Nick Golee” era el agenteen este lugar. Todos estuvieron bien aquí por un período de dos años, pero no estábamossatisfechos.

En el verano de 1883 había un rumor que los oficiales planeaban encarcelar otra veza nuestros líderes. Este rumor sirvió para revivir en la memoria, todos nuestros pasadosmales —la masacre en la tienda en Paso Apache, la suerte de Mangas-Coloradas y mi propio encarcelamiento injusto, que pudo fácilmente haber sido la muerte para mí—. Justoen este tiempo nos dijeron que los oficiales querían que fuéramos por el río arriba deGerónimo a un fuerte (Fuerte Thomas) para tener un consejo con ellos. Creímos que nada bueno podría venir de esa conferencia y/o que no teníamos ninguna necesidad para hacerla;tuvimos un consejo entre nosotros mismos, y temiendo la traición, decidimos dejar lareservación. Pensamos que era más importante morir en el camino de la guerra queasesinados en la prisión.

En total éramos unos 250 indios, principalmente apaches Bedonkohe y Nedni,comandados por mi y Whoa. Pasamos a través de Paso Apache y al oeste cerca de allítuvimos una lucha con las tropas de Estados Unidos. En esta batalla matamos a tressoldados y no perdimos ninguno.

Fuimos hacia Viejo México, pero al segundo día después de que los soldados deEstados Unidos nos alcanzaron a eso de las tres de la tarde, luchamos hasta que cayó laobscuridad. El terreno donde nos atacaron era muy áspero, lo cual nos daba ventaja, porquelos soldados tuvieron que desmontar para luchar. No sé cuántos soldados matamos, pero perdimos solamente un guerrero y a tres niños. Teníamos un montón de armas ymuniciones en ese tiempo. Muchas de los armas y de las municiones las habíamosacumulado mientras que vivimos en la reservación, y el resto lo habíamos obtenido de losapaches de la montaña blanca cuando dejamos la reservación.

Las tropas no nos siguieron muy lejos, así que fuimos al sur casi hasta CasasGrandes y acampamos en las montañas de la Sierra de Sahuaripa. Anduvimos en lasmontañas de Viejo México por alrededor de un año, después volvimos a San Carlos,tomando con nosotros una manada de ganado y de caballos.

Después de haber llegado a San Carlos, el oficial a cargo, general Crook, se llevólos caballos y el ganado, lejos de nosotros. Le dije que éstos no eran ganado de loshombres blancos, sino de nosotros, porque lo había tomado de los mexicanos durantenuestras guerras. También le dije que no nos proponíamos matar estos animales, sino quedeseábamos quedarnos con ellos y criarlos en nuestro territorio. Él no me escuchó, sino sellevó las manadas. Fui cerca del Fuerte Apache y el general Crook ordenó a los oficiales,soldados y exploradores que me arrestaran; les dio instrucciones para matarme si ofrecíaresistencia.

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Esta información me fue traída por los indios. Cuando me enteré de la acción propuesta, me fui para Viejo México, y cerca de cuatrocientos indios se fueron conmigo.Eran apaches Bedonkohe, Chokonen y Nedni. En este tiempo Whoa estaba muerto, y Naiche era el único jefe conmigo. Fuimos al sur, entramos a Sonora y acampamos en lasmontañas. Las tropas nos siguieron, pero no nos atacaron hasta que acampamos en las

montañas al oeste de Casas Grandes. Aquí fuimos atacados por exploradores indios delgobierno. Mataron a un muchacho y capturaron a casi todas nuestras mujeres y niños.39 

Después de esta batalla fuimos al sur de Casas Grandes e hicimos un campamento, pero a los pocos días fuimos atacados por soldados mexicanos. Tuvimos escaramuzas conellos todo el día, matando a algunos mexicanos, pero sin perder ninguno de nosotros.

Esa noche fuimos al este por las faldas de la Sierra Madre e hicimos otrocampamento. Las tropas mexicanas nos siguieron, y después de algunos días atacaron otravez nuestro campamento. Esta vez los mexicanos tenían un ejército muy grande, yevitamos un contacto general. Es inconsciente luchar cuando no se puede esperar ganar.

Esa noche tuvimos un consejo de guerra; nuestros exploradores habían informadosobre bandas de Estados Unidos y de tropas mexicanas en muchos puntos en las montañas.Estimamos que unos dos mil soldados andaban por estas montañas buscando capturarnos.

El General Crook había bajado a México con las tropas de Estados Unidos. Estabanacampando en las montañas de la Sierra de Antunez. Los exploradores me dijeron que elgeneral Crook deseaba verme y fui a su campamento. Cuando llegué el general Crook medijo, “¿porqué dejó la reservación?” respondí: “usted me dijo que podía vivir en lareservación de la misma manera en que vivía la gente blanca. Un año cultivé maíz, locoseché y lo almacené, y el próximo año cultivé avena y cuando estaba casi lista paracosechar, usted dijo a sus soldados que me pusieran en prisión y que si oponía resistencia,que mataran. Si me hubieran dejado solo, ahora yo estaría en buenas circunstancias, peroen su lugar, usted y los mexicanos me están cazando con soldados.” Él dijo: “Nunca dininguna orden a las soldados en Fuerte Apache, quien difundió ese informe, sabía que erafalso.” Entonces acordé volver con él a San Carlos.

Era difícil de creer en aquel momento. Ahora se que lo que dijo era falso,40 y creofirmemente que él dio las órdenes para ponerme en prisión o que me mataran en el caso deque ofreciera resistencia.

39  Capturaron a la familia completa de Gerónimo, excepto su hijo más viejo, un guerrero.

40  Palabras exactas de Gerónimo, para las cuales el editor niega cualquier responsabilidad.

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Capítulo XVII

La lucha final

Con toda nuestra tribu, comenzamos a irnos con el general Crook de regreso a

Estados Unidos, temía una traición y decidí permanecer en México. No estábamos bajoninguna guardia en este tiempo. Los soldados de Estados Unidos marcharon al frente y losindios los siguieron, y cuando sospechamos, dimos la vuelta. No sé hasta dónde llegó elejército de Estados Unidos después de que yo y algunos guerreros dimos la vuelta y antesde que desapareciéramos y no me preocupa.

He sufrido mucho por órdenes injustas como las del general Crook. Tales actos hancausado mucho dolor a mi gente. Pienso que la muerte41 del general Crook fue enviada porel Todopoderoso, como un castigo por la cantidad de malas acciones que él cometió.

Inmediatamente que el general Miles fue nombrado comandante de todos los puestos del oeste, las tropas nos persiguieron continuamente. Estaban dirigidos por elcapitán Lawton, quien tenía buenos exploradores. Los soldados mexicanos42  también sehicieron más activos y más numerosos. Teníamos escaramuzas casi todos los días, por loque finalmente decidimos dividirnos en pequeñas bandas. Con seis hombres y cuatromujeres estuve en el territorio montañoso cerca de Hot Springs, Nuevo México. Pasamos por muchos ranchos de ganado y no tuvimos problemas con los vaqueros. Matamosganado para comer, siempre que tuvimos necesidad de alimento, sin embargo,frecuentemente sufrimos por agua. En ese tiempo no tuvimos nada de agua por dos días ysus noches y nuestros caballos casi murieren de sed. Anduvimos en las montañas de NuevoMéxico por algún tiempo, después pensando que quizás las tropas habían salido de México,regresamos. A nuestra vuelta a Viejo México, atacamos a todo mexicano que encontramos,incluso sólo por matarlos. Creíamos que ellos habían llamado a las tropas de EstadosUnidos para que vinieran a México a combatirnos. Al sur de Casas Grandes, cerca de unlugar que los indios llaman Gosoda, había un camino que llevaba hacia las afueras de laciudad. Había mucho transporte de carga de mexicanos por este camino. Permanecimosocultos donde el camino corre a través de un paso de montaña y matamos a todos lostransportistas mexicanos que pasaron, tomamos los suministros que necesitamos ydestruimos el resto. Éramos imprudentes con nuestras vidas, porque sentíamos que lamano de cada hombre estaba contra nosotros. Si regresábamos a la reservación nos pondrían en prisión y nos matarían; si continuábamos en México seguirían enviandosoldados para combatirnos; no dimos ni un cuarto a nadie y no pedimos ningún favor.

Después de algún tiempo dejamos Gosoda y pronto nos reunimos con nuestra tribuen las montañas de la Sierra de Antunez.

Al contrario de nuestras expectativas, los soldados de Estados Unidos no habíadejado las montañas en México, y pronto nos estaban persiguiendo y teniendo escaramuzas

41 Estas son las palabras exactas de Gerónimo. El editor no es responsable por esta crítica al general Crook.

42  El gobernador Torres de Sonora estaba de acuerdo en cooperar con nuestras tropas para exterminar o

capturar esta tribu.

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con nosotros casi a diario. Cuatro o cinco veces sorprendieron nuestro campamento. Unavez nos  sorprendieron cerca de las nueve de la mañana y capturaron todos nuestroscaballos43  (diecinueve en números) y agarraron nuestro almacén de carne seca. También perdimos tres indios en este encuentro. A media tarde de ese mismo día, los atacamos porla retaguardia cuando pasaban a través una pradera —matamos un soldado y no perdimos a

ninguno de nosotros—. En esta escaramuza recuperamos todos nuestros caballos, exceptotres que me pertenecían. Los tres caballos que no recuperamos eran las mejores monturasque teníamos.

Luego de esto, hicimos un tratado con las tropas mexicanas. Nos dijeron que lastropas de Estados Unidos eran la causa verdadera de estas guerras, y acordamos no lucharmás entre nosotros, ofrecimos volver a los Estados Unidos. Este fue el acuerdo hecho yreasumimos nuestra marcha, esperando hacer un tratado con los soldados de EstadosUnidos y volvimos a Arizona. No parecía haber otro curso a seguir.

Poco tiempo después, los exploradores del capitán Lawton nos informaron que éldeseaba hacer un tratado con nosotros; pero yo sabía que el general Miles era el jefe de lastropas estadounidenses y decidí tratar con él.

Continuamos moviendo nuestro campo hacia el norte, y las tropas de EstadosUnidos también lo hacían,44  guardaban una distancia no grande de nosotros, pero sinatacarnos. Envié a mi hermano Porico (caballo blanco) con el señor George Wratton alFuerte Bowie para ver al general Miles y decirle que deseábamos volver a Arizona; peroantes de que estos mensajeros volvieran me reuní con dos exploradores indios —Kayitah,un apache Chokonen y Marteen, un apache Nedni—. Servían como exploradores para lastropas del capitán Lawton. Me dijeron que había venido el general Miles y los habíanenviado para pedirme que me reuniera con él. Entonces, fui al campamento de las tropas deEstados Unidos a conocer a Miles.

Cuando llegué a su campamento fui directamente al general Miles y le conté cómome habían perjudicado, y que quería volver a los Estados Unidos con mi gente, quedeseábamos ver a nuestras familias, que habían sido capturadas45 y alejadas de nosotros.

El general Miles me dijo: “El Presidente de los Estados Unidos me ha enviado parahablarle. Él ha oído hablar de sus problemas con los hombres blancos, y dice que si ustedacordara unas pocas palabras de un tratado, nosotros no tendríamos más problemas.Gerónimo, si usted acordara unas pocas palabras de tratado, todo quedarásatisfactoriamente arreglado”.

El general Miles me dijo que podríamos ser hermanos el uno del otro. Levantamosnuestras manos al cielo y dijimos que el tratado no sería roto. Tomamos un juramento parano hacer mal el uno al otro o para planear hacerlo.

43  El capitán Lawton informa oficialmente lo mismo, pero no hace ninguna mención acerca de que losapaches recuperaron los caballos.44

 Ver cita anterior.45 Ver cita 35.

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Luego habló conmigo durante mucho tiempo y me dijo lo que él haría para mí en elfuturo si convenía el tratado. No le creí mucho al general Miles, pero acordé el tratado porque el presidente de los Estados Unidos me lo había pedido, y lo mantuve.  Entonces le pregunté al general Miles que contendría el tratado. El general Miles me dijo:46 “lo tomaré bajo la protección del gobierno; le construiré una casa; le cercaré mucha tierra; le daré

ganado, caballos, mulas e implementos agrícolas. Se le suministrarán hombres paratrabajar la granja, para que usted no tenga que trabajar. En el otoño le enviaré mantas yropa para que no sufra de frío en el invierno.”

“Hay un montón de madera, agua y hierba en la tierra que le daré. Usted vivirá con su tribuy con su familia. Si usted conviene este tratado, verá a su familia en un plazo de cincodías.”

Le dije al general Miles: “Todos los oficiales que han estado a cargo de los indioshan hablado de esa manera y suena como un cuento para mi; difícilmente le creo.”

Él dijo: “Esta vez es la verdad.”

Le dije: “general Miles, no conozco las leyes del hombre blanco, ni de este nuevo país donde usted está enviándome y puedo infringir sus leyes.”

Él dijo: “Mientras yo viva, usted no será arrestado.”

Entonces acordé hacer el tratado. (Desde que he sido un prisionero de guerra, hesido arrestado y puesto en la prisión dos veces por beber whisky)

Estuve entre sus soldados y mis guerreros. Colocamos una piedra grande en lamanta antes de que nos sentáramos. Nuestro tratado fue hecho por esta piedra, y la quedurará hasta que se haga polvo; luego hicimos el tratado, y nos juntamos en un juramento.

 No creo haber violado el tratado nunca; pero el general Miles nunca cumplió plenamente sus promesas.47

 Cuando habíamos hecho el tratado, el general Miles me dijo: “Mi hermano, usted

tiene en su mente cómo matará hombres y otros pensamientos de guerra; quisiera que ustedlos saque de su mente y que los cambie por pensamientos de paz”.

Entonces, convine y entregué mis armas. Dije: “Pararé el camino de la guerra yviviré en paz de aquí en adelante.”

Entonces el general Miles barrió con su mano un poco de suelo, y dijo: “Sus hechos pasados serán limpiados como esto y usted comenzará una nueva vida.”

46 Ver algunos términos del tratado en el capítulo siguiente.

47 Las críticas al general Miles en el capítulo precedente son de Gerónimo, no del editor.

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Capítulo XVIII

Entrega de Gerónimo

El 11 de febrero de 1887, el senado aprobó la resolución siguiente:

“Que la Secretaría de Guerra ordene comunicar al senado todos los despachos del generalMiles que se refieran a la entrega de Gerónimo, y todas las instrucciones dadas a Miles enreferencia a lo mismo, así como toda la correspondencia con él sobre este tema”. Estos papeles están publicados en los Documentos Ejecutivos del Senado, Segunda Sesión, 49o.Congreso, 1886-7, volumen II, No. 111 á 125. Para una cuenta exhaustiva de lascondiciones de la entrega de Gerónimo se refiere al lector a estos documentos, sin embargo,este capítulo se presenta para mostrar brevemente los términos de la entrega, y paracorroborar, por lo menos en parte, las declaraciones hechas por Gerónimo.

Sobre el comando asumido por el departamento de Arizona, el general Nelson A.Miles fue instruido por el Departamento de Guerra para utilizar las operaciones másvigorosas para la destrucción o la captura de los apaches hostiles.

Los siguientes son extractos de las instrucciones emitidas el 20 de abril de 1886, para información y dirección de las tropas que sirven en la porción sur de Arizona y de Nuevo México.

“El principal objeto de las tropas será capturar o destruir cualquier banda de indios apacheshostiles encontrados en esta sección del país, y para este fin se requerirán los esfuerzos másvigorosos y persistentes de todos los oficiales y soldados hasta que el objeto seaalcanzado”.

-------------------- * --------------------

“Un suficiente número de indios confiables será utilizado como auxiliares para descubrircualquier signo de indios hostiles y para rastrearlos”.

-------------------- * --------------------

“Para evitar cualquier ventaja que los indios puedan tener por medio de caballos de relevo,donde un jefe de tropa o comando esté cerca de los indios hostiles, será justificadodesmontar a la mitad de su comando y seleccionar los mejores y más ligeros jinetes parahacer la persecución por medio de vigorosas marchas forzadas hasta que la energía de todoslos animales de su comando haya sido agotada.”

-------------------- * --------------------

Los telegramas siguientes muestran los esfuerzos de las tropas de Estados Unidos yla cooperación de tropas mexicanas bajo la jurisdicción del gobernador Torres:

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“Cuartel General de la División del Pacífico,“Presidio de San Francisco, California.

“22 de julio de 1886.

“Ayundante General

“Washington, C.C.:“El telegrama siguiente fue recibido del general Miles:

“El capitán Lawton informa, a través del coronel Royall, comandante del Fuerte Huachuca,que su comando sorprendió el campamento de Gerónimo en el río Yongi, cerca de 130millas al sur y este de Cumpas, Sonora, o casi 300 millas de la frontera mexicana,capturando todas las propiedades indias, incluyendo centenares de libras de carne seca ydiecinueve animales de montar. Esta es la quinta vez en tres meses que las tropas hansorprendido a los indios. Aunque los resultados no han sido decisivos, ha dado estímulos alas tropas y ha reducido el número y la fuerza de los indios, y les ha dado a éstos, unasensación de inseguridad incluso en las remotas y casi inaccesibles montañas de ViejoMéxico.”

“En ausencia del comandante de división.“C. McKeever,

“Ayudante auxiliar General.”

“Cuartel General de la División del Pacífico,“Presidio de San Francisco, California.

“19 de agosto de 1886.

“Ayundante General,“Washington, C.C.:

“El siguiente mensaje fue recibido del general Miles, fechado el 18:

“Despachos de hoy del gobernador Torres, fechados en Hermosillo, Sonora, México, de loscoroneles Forsyth y Beaumont, comandantes de los distritos de Huachuca y Bowie,confirman lo siguiente: Gerónimo con cuarenta indios se está esforzando para acordartérminos de paz con autoridades mexicanas del distrito de Fronteras. Uno de nuestrosexploradores, al volver al Fuerte Huachuca del comando de Lawton, encontró a Naiche ytrece indios en el camino a Fronteras; tuvieron una conversación larga con ellos; contándoleque quieren las paces, y que parecían cansados y hambrientos. Gerónimo llevaba su brazoderecho vendando en un cabestrillo. El espléndido trabajo de las tropas está teniendoevidentemente buen efecto.

Si los hostiles no se entregan a las autoridades mexicanas, el comando de Lawton está alsur de ellos, y Wilder, con las tropas G y M, del Cuarto de Caballería, se ha movido al surde Fronteras, y estará allí por el 20. El teniente Lockett, con un comando eficaz, estará en buena posición mañana, cerca del Cañón de Guadalupe, en las montañas de Cajón Bonito.El 11 tuve una entrevista muy satisfactoria con el gobernador Torres. Los funcionariosmexicanos están actuando en acuerdo con los nuestros.”

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“O. O. Howard,“Mayor General.”

El general O. Howard, telegrafió del Presidio de San Francisco, California, el 24 deseptiembre de 1886, lo siguiente:

“…. El 6 de septiembre, el general Miles informó que los apaches hostiles han iniciado laovertura de su entrega al capitán Lawton, a través del teniente Gatewood. Desean ciertostérminos y me enviaron dos mensajeros a mi (Miles). Fueron informados que debenentregarse como prisioneros de guerra a las tropas en el campo. Prometieron entregarse amí en persona, y por once días el comando del capitán Lawton se movió al norte, Gerónimoy Naiche lo hicieron paralelamente y con frecuencia acampan cerca de él. …. Pararon en elCañón del Esqueleto, indicando que desean verme (Miles) antes de entregarse.”

Después de su llegada, Miles informa lo siguiente:

“Gerónimo vino de su campamento en la montaña en medio de las rocas y dijo que estabadispuesto a entregarse. Le habían dicho que podrían entregarse como prisioneros de guerra;que no era la manera de los oficiales del ejército matar a sus enemigos que habían bajadolas armas.”

“… Naiche era salvaje y suspicaz y evidentemente temía una traición. Conocía la vez queel notable líder, Mangas-Coloradas, hace años, había sido asquerosamente asesinadodespués de que se había entregado, y el último jefe hereditario de los apaches hostilesvaciló colocarse en las manos de los rostros pálidos. …”

Continuando su informe, general Howard dice:

“…. de informes de los oficiales, creí al principio que la entrega era incondicional, exceptoque las tropas no matarían a los hostiles. Ahora, de los despachos del general Miles y desu informe anual, remitido por correo el 21, las condiciones son claras: Primero, que lasvidas de todos los indios deben ser perdonadas. Segundo, que ellos deben ser enviados alFuerte Marion, Florida, donde su tribu, incluyendo sus familias, ya ha sido ordenado …”

D. S. Stanley, general de brigada, telegrafió de San Antonio, Texas, el 22 de octubrede 1886, como sigue:

“… Geronimo y Naiche pidieron una entrevista conmigo cuando comprobaron que estaban por irse de aquí, y al hablar con ellos, les indiqué la disposición exacta de lo que debíahacerse con ellos. Consideraron la separación de sus familias como violación de lostérminos de su tratado de entrega, a través de éste les había sido garantizado de la maneramás positivamente concebible a sus mentes, que deberían permanecer unidos con susfamilias en el Fuerte Marion.”

“Había estado presente en la charla que tuvieron conmigo, mayor J. P. Wright, cirujano,ejército de Estados Unidos; con el Capitán J. G. Ballance, actuando como abogado

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defensor, ejército de Estados Unidos; George Wratton,48  intérprete; Naiche, y Gerónimo.Los indios fueron separados de sus familias en este lugar; colocaron a las mujeres, niños ydos exploradores en un coche separado antes de que se marcharan.”

“En una entrevista conmigo indicaron el incidente siguiente, que consideran parte esencial

de su tratado de entrega y que tuvo lugar en el Cañón del Esqueleto, antes de que tuvieran,como banda, preparadas sus mentes para entregarse, y antes que ninguno de ellos, exceptoquizás Gerónimo, había entregado sus armas, y cuando todavía ellos podían plenamenteescapar y defenderse.”

“El general Miles les dijo: ‘Ustedes van conmigo al Fuerte Bowie y en cierto tiempo verána sus parientes en Florida’. Después de que fueron al Fuerte Bowie él reaseguró que veríana sus parientes en Florida en cuatro y medio días o cinco días.”

“Mientras que en el Cañón del Esqueleto, el general Miles les dijo: ‘Yo he venido a hablarcon usted’. La conversación fue traducida del inglés al español y de español a apache yviceversa. La traducción del inglés al español fue hecha por un hombre bajo el nombre de Nelson. La traducción del español al apache fue hecha por José Maria Yaskes. José MariaMontoya estaba también presente, pero no hizo ninguna traducción.”

“El doctor Wood, ejército de Estados Unidos, y el teniente Clay, Décimo de Infantería,estaban presentes.”

“El general Miles trazó una línea en el suelo y dijo, ‘esto representa el océano’, y poniendouna pequeña roca al lado de la línea, dijo, ‘esto representa el lugar donde está Chihuahuacon su banda. Luego, él tomó otra piedra y la colocó una distancia corta de la primera, ydijo, ‘esta lo representa a usted, Geronimo’. Después tomó una tercera piedra y la colocó auna pequeña distancia de las otras, y dijo, ‘esta representa a los indios en el campamentoapache. El presidente quiere llevarlo y poner a usted con Chihuahua’. Entonces, él cogióla piedra que representó Geronimo y su banda y la puso al lado de la que representó aChihuahua en el Fuerte Marion. Después de hacer esto cogió la piedra que representó a losindios en el campamento apache y la colocó al lado de las otras dos piedras querepresentaron a Gerónimo y a Chihuahua en el Fuerte Marion, y dijo, ‘esto es lo que el presidente quiere hacer, ponerlos todos juntos’.

“Después de su llegada al Fuerte Bowie, el general Miles les dijo: ‘de ahora en adelantenosotros queremos comenzar una nueva vida’, y manteniendo una de sus manos enhorizontal y con la palma abierta, él marcó líneas a través de ella con el dedo de la otramano y dijo, señalando a su palma abierta, ‘esto representa el pasado; esto está todocubierto con valles y colinas’, frotando su otra palma contra ella, dijo, ‘esto representa el barrido del pasado, que será considerado liso y olvidado’.”

“El intérprete, Wratton, dijo que él estaba presente y escuchó esta conversación. Los indiosdicen que el capitán Thompson, del Cuarto de Caballería, también estaba presente.”

48  El señor George Wratton está ahora en el Fuerte Sill, Oklahoma, actuando como superintendente de

apaches. Ha estado con los apaches como intérprete y superintendente desde que ellos se entregaron.

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“Naiche dijo que el capitán Thompson, quien actuaba como ayudante general adjunto,Departamento de Arizona, le dijo en su casa en el Fuerte Bowie, ‘no tenga miedo, no se lehará ningún daño. Usted volverá muy bien con sus amigos’. Él también les dijo ‘que elFuerte Marion no es un lugar muy grande, y probablemente no lo bastante grande paratodos y que probablemente en seis meses o más les pondrán en un lugar más grande, en

donde ustedes estarán mejor’. Él les dijo la misma cosa cuando tomaron los carros para partir del Fuerte Bowie.”

“La idea que ellos tenían del tratado de entrega dada en esta carta se remite por su deseo, y,mientras que no deseen comentar respecto a la materia, me siento obligado a decir que miconocimiento del carácter indio y la experiencia que he tenido con los indios de todos lostipos y las circunstancias y los hechos corroborados que acompañan a mi apreciación eneste caso particular, me convencen de que la declaración precedente de Naiche y deGerónimo es substancialmente correcta”.

Extracto del informe anual (1886) de la División del Pacífico, a cargo del general O.O. Howard, ejército de Estados Unidos.

“Cuartel General de la División del Pacífico,“Presidio de San Francisco, California.

“17 de septiembre de 1886.

“General de ayudante,“Ejército de Estados Unidos, Washington, C.C.:

“General: Tengo el honor para someter a su consideración, el informe siguiente sobreoperaciones militares y la condición de la División del Pacífico por información delTeniente General, y para hacer algunas sugerencias:

-------------------- * --------------------

“El 17 de mayo de 1885, una partida de cerca de cincuenta prisioneros Chiricahua,dirigidos por Gerónimo, Naiche y otros jefes, escaparon de la Reserva de la MontañaBlanca en Arizona, y comenzaron una carrera de muertes y robos sin par en la historia delas incursiones indias.”

“Desde entonces, y hasta esta época, mi mando asumido en esta división, ha perseguido conlas tropas con éxito variado.”

“Después del asesinato de capitán Crawford, el 11 de enero, por los mexicanos, los hostiles pidieron una charla y finalmente tuvimos una conferencia los días 25, 26 y 27 de marzo,con el general Crook, en el Cañón de Los Embudos, 25 millas al sur de San Bernardino,México, en la que en la última fecha fue arreglado que debían ser conducidos al FuerteBowie, Arizona, por el teniente Manus, con su batallón de exploradores.”

“La marcha comenzó en la mañana del 28 de marzo y procedió hasta la noche del 29,cuando, excitándose con temores de posibles castigos, Gerónimo y Naiche, con veinte

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hombres, catorce mujeres y dos muchachos, se desparramaron por las colinas. El tenienteManus los perseguió inmediatamente, pero sin éxito.”

-------------------- * --------------------

“Simultáneamente con mi toma del mando, el general Crook fue relevado por el generalMiles, quien inmediatamente precisó completar la tarea comenzada por su predecesor.”

“Gerónimo y su banda estuvieron cometiendo depredaciones, ahora en los Estados Unidosy ahora en México, y separándose en pequeñas partidas, fácilmente han eludido a lastropas, y continuado su trabajo de asesinato y ultraje.”

“A principios de mayo, el general Miles organizó en distritos todo el campo de operacionesde los hostiles, cada uno con su comando de soldados, con instrucciones específicas deguardar los ojos de agua, cubrir todo el territorio con partidas de exploración y no darledescanso a los hostiles.”

“Un comando eficaz, al mando del capitán Lawton, Cuarto de Caballería, fue organizado para una búsqueda prolongada.”

“El 3 de mayo, el capitán Lebo, Décimo Caballería, tuvo una lucha con la banda deGerónimo, 12 millas al sudoeste de Santa Cruz, en México, con las bajas de un soldadomuerto y uno herido. Después de esta lucha, los indios se retiraron en dirección Surseguidos por tres tropas de caballería.”

“El 12 de mayo una seria lucha de tropas mexicanas con los hostiles, cerca de Planchos,México, dio lugar a una derrota parcial de los mexicanos.”

“El 15 de mayo, el comando del capitán Hatfield se encontró con la banda de Gerónimo enlas montañas de Corona, sufriendo una pérdida de dos muertos y tres heridos y la pérdidade varios caballos y mulas, los indios perdieron varios hombres.

“El 16 de mayo, el teniente Brown, Cuarto de Caballería, dio con los hostiles cerca deBuena Vista, México, capturando varios caballos, rifles y una cantidad de munición.”

“La usual serie de ultrajes, con la persecución de fatiga por medio de tropas, continuó hastael 21 de junio, cuando los mexicanos encontraron los hostiles a 40 millas al sureste deMagdalena, México, y después de una lucha obstinada los repelieron ….”

-------------------- * --------------------

“Cerca de mediados de agosto, Gerónimo y su banda estaban tan diezmados y acosados porla incansable búsqueda de los soldados que ofrecieron entregarse a los mexicanos, pero sinacordar los términos.”

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“Su localización fue así definitivamente conocida, la disposición de las tropas fuerápidamente hecha para actuar conjuntamente con los mexicanos para interceptar aGerónimo y forzar su entrega.”

“El 25 de agosto, cuando se encontraba cerca de Fronteras, México, Gerónimo reconoció

que estaba rodeado completamente y estando sin municiones y alimentos, hizo una proposición de capitulación a través del teniente Gatewood, Sexto de Caballería, para elCapitán Lawton. Deseaba ciertos términos, pero fue informado que una entrega como prisionero de guerra era la única que le sería aceptada.”

“Los indios, entonces prosiguieron a la vecindad del comando de capitán Lawton, cerca delCañón del Esqueleto, y enviaron un mensaje donde solicitaban ver al general Miles.”

“El 3 de septiembre, el general Miles llegó al campamento de Lawton y el 4 de septiembre, Naiche, el hijo de Cochise y jefe hereditario de los apaches, con Geronimo entregaron todoslos hostiles, bajo el entendimiento, eso parece, que deberían ser enviados a Arizona.”

“No estoy informado de la naturaleza exacta de esta entrega, al principio juzgada comoincondicional. ….”

-------------------- * --------------------

“De usted, señor, con mucho respecto, su obediente siervo,

“O. O. Howard,“Mayor General, ejército de Estados Unidos.”

 Declaración de W.T. Melton, Anadarko, Oklahoma

De 1882 á 1887, viví en el sur de Arizona meridional y fui empleado por laCompañía Ganadera Sansimone.

En 1886, con J. D. Prewitt fuimos colocados en el Cañón del Esqueleto, cerca de 10millas al norte de la línea límite entre Arizona y Viejo México. Nuestro deber era recorrerlas líneas sur de nuestras tierras y evitar que el ganado de la compañía se perdiera en ViejoMéxico.

Una tarde, al volver de nuestro recorrido, descubrimos un rastro indio que iba hacianuestro campamento. Cabalgamos con prisa para salir de las colinas entrando a un ampliovalle, de manera que pudiéramos descubrir mejor a cualquier partida de ataque de apachesy si nos asaltaban, tener por lo menos una oportunidad para luchar por nuestras vidas.Sabíamos que los apaches al mando de Gerónimo estaban en el camino de la guerra, peroque estaban lejos en Viejo México. Sin embargo, nuestro conocimiento de los indios nosllevaba a esperar cualquier cosa en cualesquiera momento—siempre estábamos listos paralo peor.

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Cuando alcanzamos el valle nos cruzamos con un rastro de la caballería que tambiénse dirigía hacia nuestro campamento. Estábamos perplejos, porque ni los indios ni lossoldados parecían haber cabalgado rápidamente, y ambos rastros conducían hacia nuestrocampamento en el Cañón del Esqueleto. Este cañón era una ruta natural de Viejo México aArizona, y casi todas las bandas de indios, como destacamentos militares de Estados

Unidos, pasaban a través de este valle cuando iban o regresaban de Viejo México, peronunca antes, dos bandas hostiles pasaron por acá al mismo tiempo y viajando en la mismadirección, a menos que una estuviera huyendo y la otra persiguiéndola. Qué pudiesesignificar esto era un misterio para nosotros. ¿Podría ser que las tropas no habían visto alos indios? ¿Eran los pieles rojas los que intentaban alcanzar a las tropas y atacarlos en sucampamento? ¿Estaban las tropas buscando a esos indios? ¿Podría éste ser el comando deLawton? ¿Podría ser ésta la banda de Gerónimo? No, era imposible. ¿Entonces quiéneseran estas tropas y aquellos indios?

Con cautela fuimos a nuestro campamento, y clavado en la puerta de nuestra cabañaestaba un aviso que decía:

“Tengan cuidado, Gerónimo está cerca de aquí y todavía no se ha

entregado.

Capitán Lawton”.

Entonces comprendimos.

A una distancia corta arriba de nuestra cabaña encontramos el campamento de lastropas y justo cuando terminamos de hablar con el capitán Lawton, quien nos aconsejó

 permanecer en su campamento donde había menos riesgo que permanecer solos en nuestracabaña, llegó el jefe Gerónimo. Montaba un caballo bayo de careta blanca. Vinodirectamente al Capitán Lawton y a través de un intérprete preguntó quiénes éramos y loque queríamos.

Tan pronto como le dieron la explicación, aprobó con la cabeza y se fue otra vez.

Prewitt y yo montamos y nos fuimos con él. Íbamos bien armados y bien montadosy Gerónimo también iba bien montado, pero en cuanto estuvimos lejos pudimos ver queestaba desarmado. Intenté hablar con el jefe (en inglés), pero no pude hacerme entender.Prewitt quería dispararle49 y decía que podía matarlo fácilmente al primer disparo, pero me

opuse y tuve éxito en refrenarlo. Mientras que discutíamos, el jefe pasó silenciosamenteentre nosotros, evidentemente sintiéndose perfectamente seguro. Todo este tiempohabíamos estado cabalgando en la dirección en que nuestros caballos se encontraban pastaban en el valle a más o menos una milla distante de nuestro corral. Cuando llegamos a

49  El señor Melton le contó recientemente a Gerónimo de esta conversación. El astuto viejo jefe se riótímidamente y preguntó, “¿la pistola de Prewitt había sido quitada de la mano de éste? Otros hombres hanintentado dispararme y por lo menos algunos han fallado. Pero me alegra que él no lo intentara”.

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un lugar como a una milla del campamento de Lawton, donde una estribación de lamontaña corre hacia el valle, Gerónimo se apartó, saludando, dijo en un español bastante bueno, “ Adiós, Señores,” y comenzó a ascender por un sendero de la montaña. Más tardeentendimos que él iba directamente hacia su campamento, lejos entre las rocas. Montamosde nuevo, llevamos nuestros caballos de nuevo al corral y permanecimos en nuestra cabaña

toda la noche, pero no fuimos molestados por los indios.El día siguiente matamos tres cabezas de ganado para los indios, y fueron pagadas

 por el capitán Lawton. En el segundo día, dos exploradores mexicanos a caballo, vinieronal campo de Lawton. Tan pronto como estos mexicanos fueron divisados por los indios,éstos agarraron rápidamente sus armas y desaparecieron entre las rocas.

El capitán Lawton escribió un detalle de las condiciones y la entregó a losmexicanos, quienes se retiraron. Después de que se había ido y su misión había sidoexplicada a Gerónimo, los indios regresaron nuevamente a su campamento y bajaron susarmas.

Al día siguiente que el mensaje enviado al general Miles le había llegado, éste seaproximaba a nuestro campamento y los indios nuevamente armados desaparecieron entrelas rocas. (Muchas mujeres apache tenían telescopios50  y eran colocadas diariamente en prominentes picos de montaña para tener una buena observación. Nadie podían acercarse asu campamento o al de Lawton, sin que lo descubrieran estos espías).

Luego que el general Miles se reunió con el comando de Lawton, Gerónimo vinodesarmado y desmontando se aproximó al general Miles, sacudió las manos con él, ydespués permaneció orgulloso ante los oficiales, esperando que el general comenzara laconversación con él.

El intérprete dijo a Gerónimo, “el general Miles es su amigo”. Gerónimo dijo,“nunca lo he visto, pero estoy necesitando amigos. ¿Por qué él no lo está siendo conmigo?”Cuando esta respuesta fue traducida todos se rieron. Después de esto no hubo másformalidad y sin demora, comenzó la discusión del tratado. Todo lo que recuerdoclaramente del tratado es que Gerónimo y su banda no deberían ser matados, sino quedebían ser llevados con sus familias.

Recuerdo esto más claramente, porque los indios estuvieron muy contentos con este particular término del tratado.

Gerónimo, Naiche y algunos otros fueron al frente con el general Miles, pero la banda principal partió bajo la escolta de las tropas de Lawton.

Una noche antes de que partieran, una joven india, nuera de Gerónimo, dio a luz unniño. La mañana siguiente, su esposo, el hijo de Gerónimo, fue por el niño, pero la madre

50  Los cuales habían sido tomados de los soldados y oficiales (mexicanos y estadounidenses) que los apaches

habían matado.

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montó su potro sin ayuda y cabalgó sin asistencia —como una prisionera bajo custodiamilitar—.

En la tarde del día del tratado, el capitán Lawton construyó un monumento de piedras ásperas (cerca de diez pies de ancho y seis pies de alto), en el punto donde el

tratado fue hecho. Al año siguiente, algunos vaqueros en una ronda de ganado acamparonen el lugar, y tumbaron el monumento para ver que había adentro. Todo lo que encontraronfue una botella que contenía un trozo de papel sobre el cual escribieron los nombres de losoficiales que estaban con Lawton.

Después de que los indios se fueron, encontramos ciento cincuenta dólares yveinticinco centavos ($150.25) en dinero mexicano, oculto en una madriguera de rata 51,cerca de donde habían acampado los indios.

A eso de las diez de la mañana, después de que los apaches y soldados se habían idolejos, veinte indios Pimas acompañados por un hombre blanco, rodearon nuestrocampamento y demandaron saber del paradero de Gerónimo. Les contamos del tratado yellos siguieron el rastro rumbo al Fuerte Bowie.

Aquella tarde, pensando que todo el peligro de los apaches había pasado, micompañero, Prewitt, fue a recorrer las líneas y yo estaba solo en el campamento. Yo estaba bombeando agua (con fuerza de caballo), cuando observé a tres indios rondando pornuestros caballos como a media milla de distancia. Me vieron pero no me molestaron, nitampoco interferí con ellos, pero tan pronto como hubieron conducido esa manada decaballos hacia el norte sobre la colina, monté rápidamente hacia otra dirección y condujeotra manada de caballos al corral. El resto de la tarde estuve en el campamento, pero no vimás indios.

Al día siguiente fuimos por la colina en la dirección en que se habían ido éstosindios y encontramos que habían acampado a menos de tres millas. Habían evidentementevarios en la partida y habían dejado exploradores cerca de la cima de la colina paraobservarnos y emboscarnos si los hubiéramos estado siguiendo. Esto lo sabíamos porquevimos detrás de algunas rocas en la cresta de la colina, las impresiones dejadas en el sueloflojo por los cuerpos de tres guerreros que se habían ocultado en esos lugares.

En su campamento encontramos la cabeza y los cascos de mi caballo preferido,“Digger,” un pequeño y fino potro alazán, y supimos que él les había servido de cena.Seguimos su rastro lejos en Viejo México, pero no los alcanzamos. Habíamos estadoacostumbrados a decir que “era la banda de Gerónimo” siempre que cualquier depredaciónfuera cometida, solamente que esta vez no éramos tan positivos.

-------------------- * --------------------

 No deseamos expresar nuestra propia opinión, sino preguntar al lector si, después detener el testimonio de apaches, soldados y civiles, que conocían las condiciones de la

51  Esta era un nido de palitos construido a ras del suelo por una especie de rata del bosque.

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entrega, y, después examinando cuidadosamente el testimonio ofrecido, sería posibleconcluir que ¿hizo Gerónimo una entrega incondicional?

Antes de salir de este tema estaría bien también considerar, si nuestro gobierno hatratado a estos presos estrictamente de acuerdo con los términos del tratado hecho en el

Cañón del Esqueleto.

Yahozha (cuñado de Gerónimo), Chappo (hijo de Gerónimo), Fun(primo de Gerónimo) y Gerónimo. Fotografía tomada por J. S. Fly,después de la entrega. 1886. Fotografía libre de derechos de autor.

 No está en el libro original.

Hijo de Gerónimo, Gerónimo, Naiche y desconocido. Fotografía tomada por J.S. Fly, después de la entrega. 1886. Fotografía libre de derechos de autor. Noestá en el libro original.

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Capítulo XIX

Un prisionero de guerra

Cuando me había entregado al gobierno, me pusieron en el ferrocarril del pacífico

del sur y me llevaron a San Antonio, Texas, y detenido para ser tratado por sus leyes.Cuarenta días después, me llevaron al Fuerte Pickens (Pensacola), en Florida.

Donde me pusieron a aserrar troncos grandes. Habían otros guerreros apaches conmigo, ytodos nosotros tuvimos que trabajar cada día. Casi por dos años nos mantuvierontrabajando duro en este lugar y no vimos a nuestras familias, sino hasta mayo de 1887.Este tratamiento era una violación directa de nuestro tratado hecho en el Cañón delEsqueleto.

Después de esto fuimos enviados con nuestras familias a Vermont, Alabama, endonde permanecíamos cinco años y trabajamos para el gobierno. No teníamos ninguna propiedad, y buscaba en vano que el general Miles me enviara a esa tierra de la que el habíahablado; deseé en vano los instrumentos, la casa y el ganado que el general Miles me había prometido.

Durante esta época uno de mis guerreros, Fun, mató a su esposa y se mató él. Otrole pegó un tiro a su esposa y luego se lo pegó él. Cayó muerto, pero la mujer se recuperó ytodavía está viva.

 No estábamos sanos en ese lugar, porque el clima estaba en desacuerdo connosotros. Mucha de nuestra gente estaba muriendo, yo consentí enviar a una de misesposas a vivir en la Agencia Mezcalero en Nuevo México. Esta separación está deacuerdo con nuestra costumbre y equivale a lo que la gente blanca llama divorcio, así queella se casó de nuevo, nada más encontró un mezcalero. Ella también se llevó a nuestrosdos pequeños niños, ella tenía derecha de hacerlo. Los niños, Lenna y Robbie, todavíaviven en Mezcalero, Nuevo México. Lenna está casado. Me quedé con una esposa, peroella está muerta ahora y tengo solamente a nuestra hija, Eva, conmigo. Desde miseparación con la madre de Lenna, nunca tuve más que una esposa a la vez. Desde lamuerte de la madre de Eva, me casé con otra mujer (en diciembre de 1905), pero no podíamos vivir felices y nos separamos. Ella se fue a la casa de su gente —esto es undivorcio apache—.

Entonces, como ahora,52 el señor George Wratton supervisa a los indios. Él siempreha tenido problemas con los indios porque los ha maltratado. Un día un indio, mientrasestaba borracho, hirió al señor Wratton con un pequeño cuchillo. El oficial a cargo tomó el parte del señor Wratton y envió al indio a prisión.

Cuando53 nos enviaron la primera vez al Fuerte Sill, el capitán Scott estaba a cargo,y tenía casas para nosotros, construidas por el gobierno. Del gobierno nos dieron también,

52  Estas no son palabras del editor, sino de Gerónimo.

53  Estuvieron en Alabama de mayo de 1888 á octubre de 1894.

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ganado, cerdos, pavos y pollos. Los indios no hicieron mucho con los cerdos, porque noentendían como cuidarlos y no muchos indios tienen cerdos en la actualidad. Lo hicimosmejor con los pavos y pollos, aunque con estos no tuvimos la buena suerte que tienen loshombres blancos. Con el ganado lo hemos hecho muy bien, y de hecho, tenemos gusto decriarlo. También tenemos algunos caballos y con ellos no hemos tenido ninguna mala

suerte.En el tema de vender 54 nuestro ganado y granos han habido muchos malentendidos.

Los indios entendían que el ganado debía ser vendido y el dinero dado a ellos, pero en sulugar, parte del dinero se da a los indios y otra parte se pone en lo que los oficiales llamanel “Fondo Apache”. Hemos tenido cinco diferentes oficiales a cargo de los indios aquí ytodos tienen reglas semejantes —no consultan a los apaches o nunca les explican—. Puedeser que el gobierno ordenara a los oficiales a cargo poner el diner o del ganado en un fondoapache, porque una vez me quejé y le dije al teniente Purington55 que tenía el propósito deinformar al gobierno que él había tomado algo de mi parte del dinero del ganado y lo había puesto en el fondo apache, me dijo que lo tenía sin cuidado si yo lo hacía.

Hace varios años el tema de la ropa cesó. Esto, también, pudo haber sido por ordendel gobierno, pero los apaches no la entienden.

Si hay un fondo apache, algún día debería volcarse a los indios o por lo menosdeberían tener una cuenta de él, porque son sus ganancias.

Cuando el general Miles visitó la última vez el Fuerte Sill, le pedí ser relevado deltrabajo a causa de mi edad. También le recordé lo que había prometido en el tratado y lehablé de ello. Él dijo que no necesito trabajar más, excepto cuando desee hacerlo y desdeentonces, no me han ordenado  hacer ningún trabajo. He trabajado mucho, aunque seaviejo, tengo gusto por trabajar 56 y por ayudar a mi gente tanto como pueda.

54  No se permite que los indios vendan directamente el ganado. Cuando el ganado está listo para el mercado,

es vendido por el oficial a cargo, parte del dinero es pagado a los indios que lo criaron y otra parte se colocaen un fondo general (Apache). Las provisiones, los instrumentos de cultivo, etc., para los apaches son

 pagadas con este fondo.55  Las críticas al teniente Purington son de Gerónimo. El editor niega cualquier responsabilidad, como entodos los casos donde al viejo guerrero critica a los individuos.56

  Ayudantes de Gerónimo hacen el heno y cuidan el ganado, pero él no recibe órdenes del superintendentede los indios.

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 Gerónimo y su gente, prisioneros en el Fuerte San Houston, San Antonio, Texas, otoño de1886. Fotografía tomada por E. K. Sturtevant. Actualmente libre de derechos de autor. Noestá en el libro original.

Tren de la deportación a Florida, 10 de septiembre de 1886. En la primera file, al centro está Naiche y a la derecha, Gerónimo y luego elhijo de éste. Fotografia libre de derechos de autor. No está en el librooriginal.

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 Gerónimo y Naiche en la Reservación del Fuerte Sill enOklahoma. Esta fotografía no está en el libro original.

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PARTE IV

LO VIEJO Y LO NUEVO

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Capitulo XX

Leyes no escritas de los apaches

 Juicio

Cuando un indio ha sido perjudicado por un miembro de la tribu, puede, si él nodesea hacer personal la dificultad, hacer la queja al jefe. Si no puede reunir a las partesofendidas en un encuentro personal, y desecha hacer la queja, cualquier persona puede ensu lugar, informar al jefe sobre ésta conducta, y entonces llega a ser necesario tener unainvestigación o un juicio. Ambos, acusado y acusador tienen derecho a testigos y sustestigos no son interrumpidos de ninguna manera con preguntas, sino dicen simplemente loque desean decir sobre el tema tratado. Los testigos no se ponen bajo juramento, porque nose cree que darán testimonio falso en una cuestión referente a su propia gente.

El jefe de la tribu preside durante el juicio, pero si es una ofensa seria pide que dos otres líderes se sienten con él. Ellos simplemente determinan si alguien es o no culpable. Sino es culpable, el asunto ha terminado y la parte que se queja ha perdido el derecho detomar venganza personal, porque si alguien desea tomar la venganza, debe oponerse al juicio que la prevendría. Si el acusado se encuentra culpable, la parte dañado fija la pena,que es confirmada generalmente por el jefe y sus asociados.

 Adopción de niños

Si cualquier niño queda huérfano por la guerra u otras razones, es decir, si ambos padres están muertos, el jefe de la tribu puede adoptarlos o regalarlos si lo desea. En elcaso de indios proscritos, pueden, si desean, llevar a sus niños con ellos, pero si dejan a losniños con la tribu, el jefe decide que hará con ellos, pero ninguna desgracia se vincula a losniños.

 Lago de sal

Obteníamos nuestra sal de un pequeño lago en las Montañas Gila. Este es un lagomuy pequeño de agua clara, poco profundo, y en el centro un pequeño montículo se eleva por la superficie del agua. El agua es demasiado salada para beber, y la parte inferior dellago se cubre con una corteza marrón. Cuando esta corteza está quebrada las tortas de la salse adhieren a ella. Estas tortas de sal se pueden limpiar con el agua de este lago, pero si selavan con otra agua se disolverán.

Al visitar este lago, nuestra gente no tiene permitido matar presas o atacar a unenemigo. Todas las criaturas están libres de ir y de venir sin que las molesten.

 Preparación de un guerrero

Para ser admitido como guerrero, un joven debe haber ido al camino de la guerracon los guerreros de la tribu en cuatro veces separadas.

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En el primer viaje le darán solamente alimentos muy inferiores. Con los que debeestar contento, sin murmurar. En ningunos de los cuatro viajes se le permite seleccionar sualimento como lo hacen los guerreros, sino debe comer el alimento que se le permite.

En cada una de estas expediciones, él actúa como siervo, cuida los caballos, cocina

la comida y hace cualquiera de los deberes que se le digan. Él sabe qué cosas deben serhechas, sin esperar que se le pida que las haga. No se le permite hablar a ningún guerrero,excepto para responder preguntas o cuando se le diga que hable.

Durante estas cuatro guerras se espera que aprenda los nombres sagrados de todo lousado en la guerra, porque después de que la tribu comience el camino de la guerra, no seutiliza ninguno de los nombres comunes para referirse a cualquier cosa que se relaciona a laguerra. La guerra es una cuestión solemnemente religiosa.

Si después de cuatro expediciones, todos los guerreros están satisfechos, que el joven a sido industrioso, que no ha cuestionado una orden, que ha sido discreto en todas lascosas, que ha mostrado valor en batalla, que ha nacido para no quejarse de la dificultades yque no ha exhibido ningún color de cobardía, o debilidad de ningún tipo, él puede pormedio del voto del consejo ser admitido como guerrero; pero si cualquier guerrero objeta por cualquier aspecto, será sujeto a más pruebas, y si él resuelve todas con valor, su nombre puede ser propuesto otra vez. Cuando él ha probado incuestionablemente que puede llevardificultades sin queja y que les es extraño el miedo, lo admiten en el consejo de guerreroscon el rango más bajo. Después de que esté allí, no hay ninguna prueba formal para las promociones, pero por consentimiento común él puede asumir una posición en el campo de batalla, y si esa posición se mantiene con honor, se le permite permanecer en ella, y puedesolicitar u ofrecerse voluntariamente para tomar una posición más alta, pero ningúnguerrero intentará tomar una posición más alta a menos que los líderes de la tribu esténseguros de que su conducta en la primera posición fue digna de encomio.

De esta posición hacia arriba, la única elección del consejo en asamblea formal es laelección del jefe.

 No se permite a los hombres viejos ir a la batalla, pero su consejo se respetasiempre. La edad avanzada significa pérdida de energía física y es fatal para el liderazgoactivo.

 Danzas

Todas las danzas se consideran ceremonias religiosas y son presididas por un jefe ylos hombres medicina. Ellas son de naturaleza social o militar, pero nunca sin ciertacaracterística sagrada.

Una danza para agradecer

Cada verano recolectábamos la fruta de la yuca, la molíamos y pulverizábamos y lamoldeábamos en tortas; entonces la tribu se reunía para el banquete, para cantar y parahacer alabanzas a Usen. Los rezos de agradecimiento eran hechos por todos. Cuando la

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danza comenzaba, los líderes elevaban estas tortas y ocasionalmente adicionaban palabrasde alabanza a los tonos de sonido de la música.

 La danza de guerra

Después de que un consejo de guerreros hubiese deliberado y estuvieran preparados para el camino de la guerra, la danza sería iniciada. En esta danza es usual que el canto lolleven los guerreros y lo acompañen batiendo el “esadadene”, pero la danza es másviolenta, y los gritos y los chillidos de guerra a veces casi ahogan la música. Solamente losguerreros participaron en esta danza.

 Danza de escalpar

Después de que una partida de guerra ha vuelto, se celebra una modificación de ladanza de guerra. Los guerreros que han traído cueros cabelludos de las batallas, losexhiben a la tribu, y cuando la danza comienza estos cueros cabelludos, elevados en palos olanzas, se cargan alrededor de las fogatas mientras que la danza esté en curso. Durante estadanza todavía hay algo de la solemnidad de la danza de guerra. Hay gritos y chillidos deguerra, acompañados con frecuencia por descargas de armas de fuego, pero hay siempremás frivolidad que la que se permite en una danza de guerra. Después de que la danza deescalpar ha terminado, los cueros cabelludos se tiran. Ningún apache los guardaría, porquese considera una profanación.

Una danza social

En la primera parte de septiembre de 1905, anuncié a los apaches que mi hija, Eva,había alcanzado la condición de mujer, debería dejar las cosas infantiles y asumir su posición como dama joven. En una danza de la tribu ella haría su debut, y entonces, odespués de ésto, sería apropiado que un guerrero busque su mano en matrimonio. Porconsiguiente, las invitaciones se hicieron públicas para todos los apaches, y a muchosComanches y Kiowas, para reunirse en una danza magnífica en el verde banco sur del ríomedicinal, cerca de la aldea de Naiche, antiguo jefe de los apaches Chokonen, en la primeranoche de luna llena en septiembre. Las festividades continuaron por dos días y sus noches. No se omitió nada en la preparación de lo que contribuyó al deleite de los invitados o a la perfección de la observancia del rito religioso.

Para preparar el lugar de la danza, la hierba de un espacio circular grande fuecortada a una altura muy baja.

El canto fue llevado por el jefe Naiche, y yo asistido por nuestros hombresmedicina, dirigimos la danza.

Eva, avanzó primero de entre las mujeres y danzó una vez alrededor de la fogata,luego, acompañada por otra mujer joven, avanzó otra vez y ambas danzaron dos vecesalrededor de la fogata; entonces ella y otras dos señoras jóvenes avanzaron y bailaron tresveces alrededor de la fogata; la próxima vez, ella y otras tres señoras jóvenes avanzaron ydanzaron cuatro veces alrededor de la fogata; esta ceremonia duró cerca de una hora. En

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seguida entraron los hombres medicina, con el torso desnudo, sus cuerpos fantásticamente pintados, y danzaron las danzas sagradas. Fueron seguidos de payasos danzarines, quedivirtieron grandemente a la audiencia.

Después, los miembros de la tribu unieron sus manos y danzaron en círculo

alrededor de la fogata durante mucho tiempo. A todos los amigos de la tribu se les pidióque participaran en esta danza, y cuando fue terminada, comenzaron las danzas de muchasde las personas mayores retiradas y la de “los enamorados”.

Los guerreros se colocaron en medio del círculo y las damas, danzando de dos endos, delante de ellos, señalaban a un guerrero para bailar con ellas. La danza era haciaadelante y hacia atrás en una línea desde el centro al borde del círculo. El guerrero hacíafrente a las dos damas, y cuando bailaban para adelante hacia el centro, él bailaba paraatrás, luego bailaban para atrás hacia la orilla del círculo y él las seguía enfrentándolas.Esto duró dos o tres horas y luego, la música cambió. Inmediatamente, los guerreros sereunieron otra vez en el centro del círculo, y esta vez cada dama seleccionó a un guerrerocomo compañero. La manera del baile fue como antes, sólo que dos en lugar de tres bailando juntos. Durante esta danza, que continuó hasta la  luz del día, el guerrero (si bailaba con una doncella) podría proponerle matrimonio57  y si la doncella estaba deacuerdo, pronto él consultaría a su padre y negociarían por ella.

En todas las ocasiones como ésta, cuando se acaba la danza, cada guerrero da un presente a la dama que lo seleccionó para ser compañero y bailó con él. Si ella estásatisfecha con el presente él se despide, pero si no, el asunto se refiere a alguien conautoridad (jefe u hombre medicina), quien determina la cuestión de cuál es un regaloapropiado.

Para una señora casada, el valor del presente debe ser de dos o tres dólares; parauna doncella, el presente debe tener un valor de no menos de cinco dólares. A menudo, sinembargo, la doncella recibe un presente de mucho valor.

Durante danza de “los enamorados”, los hombres medicina se mezclan con los bailarines para dejar fuera los malos espíritus.

Quizás nunca tendré nuevamente la oportunidad de reunir a nuestra gente paradanzar, pero estas danzas sociales a la luz de la luna han sido una parte grande de nuestramanera de disfrutar en el pasado, y pienso que no deberían descontinuarse pronto, por lomenos yo espero que no lo hagan.

57 Los guerreros apaches no van “a cortejar” como lo hacen nuestros jóvenes. Las asociaciones en las aldeas producen grandes oportunidades para conocerse, y el arreglo matrimonial se considera una transacción denegocios, pero la delicadeza de consultar a la doncella, aunque sea no esencial, se considera muy cortés.

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La esposa de Asa Deklugie (hija del jefe Chihuahua y sobrina deGerónimo) y Eva Gerónimo (hija de Gerónimo, a sus 16 años).Fotografía original del libro Geronimo’s Story of his Life, NewYork, Duffield & Company, 1906.

Capítulo XXI

En la feria mundial

Cuando me invitaron la primera vez para ir a la Feria Mundial de San LuisMissouri, no deseaba hacerlo. Más adelante, cuando me dijeron que recibiría buenaatención y protección, y que el presidente de los Estados Unidos había dicho que todoestaría bien, consentí ir. Fui puesto a cargo del Departamento Indio, el cual había obtenidoel permiso del presidente. Permanecí en este lugar por seis meses. Vendí mis fotografías

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 por veinticinco centavos, y se me permitió guardar diez centavos de eso para mi. Tambiénescribí mi nombre por diez, quince o veinticinco centavos, como lo permitiera el caso, yguardé todo ese dinero. A menudo hice dos dólares por día, y cuando regresé tenía unmontón de dinero —más de lo que nunca había poseído—.

Mucha gente en San Luis me invitó a que fuera a sus hogares, pero mi encargado lorechazó siempre.

Cada domingo, el presidente de la feria enviaba por mi para que fuera al Show delSalvaje Oeste. Participé en las competencias de lazo (soga) ante la audiencia. Habíanmuchas otras tribus indias y gente extraña de las que nunca había oído.

Cuando recién llegó la gente a la feria del mundo no hizo nada más que deambulararriba y abajo por las calles. Cuando ellos se cansaron de eso, visitaron los show. Habíanmuchas cosas extrañas en esas exhibiciones. El gobierno envió guardias conmigo cuandofui, y no se me permitió ir donde quiera sin ellos.

En uno de los show, algunos hombres extraños58 con unos gorros rojos tenían unas peculiares espadas y parecían que querían luchar. Finalmente su encargado les dijo que podían luchar entre ellos. Intentaron golpearse las cabezas con esas espadas, y esperé queambos se hirieran o que quizás se mataran, pero ni ninguno resultó lastimado. Serían gentedura de matar en una lucha mano a mano.

En otra exhibición había un negro de extraña mirada. El encargado ató sus manosrápidamente, después lo ató a una silla. Lo ataron bien, porque yo lo estaba viendo, y no pensé que fuera posible que se desatara. Entonces el encargado le dijo que se liberara.

Él se retorció en su silla por un momento, y después se levantó; las cuerdascontinuaban amarradas todavía, pero él estaba libre. No entiendo cómo hizo esto. Hubociertamente una fuerza milagrosa, porque ningún hombre habría podido desatarse por sus propios esfuerzos.

En otro lugar, un hombre en una plataforma hablaba a la audiencia; luego llegaronunos tipos y pusieron una cesta a un lado de la plataforma y la cubrieron con una tela roja;después llegó una mujer y se metió en la cesta, y un hombre cubrió la cesta otra vez con latela; después el hombre que hablaba a la audiencia tomó una larga espada y la ensartó en lacesta cubierta con la tela. Oí la espada cortar a través del cuerpo de la mujer, y elencargado mismo dijo que ella estaba muerta; pero cuando el paño fue levantado de lacesta, salió ella sonriendo y caminando. Quisiera saber cómo la curaron tan rápido y porqué las heridas no la mataron.

 Nunca he considerado que los osos sean muy inteligentes, excepto en sus hábitatssalvajes, pero nunca había visto un oso blanco. En uno de los show, un hombre tenía unoso blanco que era tan inteligente como un hombre. Él hacía lo que él decía —cargaba untrozo en su hombro, justo como lo haría un hombre—; luego, cuando se lo ordenaron, se lo

58  Turcos.

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 puso de nuevo. Hizo muchas otras cosas, y parecía saber exactamente lo que le decía suencargado. Estoy seguro que ningún oso pardo podría ser entrenado para hacer esas cosas.

Una vez los guardias me pusieron en una pequeña casa 59 que tenía cuatro ventanas.Cuando estuvimos sentados, la pequeña casa comenzó a moverse a lo largo de la tierra.

Entonces los guardias llamaron mi atención con algunas cosas curiosas que tenían en sus bolsillos. Finalmente me dijeron que mirara hacia fuera, y cuando lo hice sí que measustaron, porque nuestra pequeña casa se había ido para arriba por el aire y la gente abajoen el piso de la feria lucía no más grandes que las hormigas. Los hombres se rieron de mí por haberme asustado; entonces me dieron un lente para que mirará a través (yo tuve amenudo de esos lentes, los cuales los tomé de oficiales muertos después de batallas enMéxico y otros lugares), y pude ver ríos, lagos y montañas. Pero nunca había estado así tanalto en el aire e intenté mirar el cielo. No había estrellas, y no pude mirar el sol a través deeste vidrio porque el brillo lastimó mis ojos. Finalmente bajé el lente y como todos se reíande mí, yo también comencé a reír. Luego ellos dijeron, “¡salga!” y cuando miré estábamosen la calle otra vez. Después de que estuvimos seguros en la tierra, observé muchas pequeñas casas subiendo y bajando, solamente no puedo entender cómo viajaban. Estasson pequeñas casas muy curiosas.

Un día fuimos a otro show, y tan pronto como estuvimos adentro, cambió en noche.Era una noche verdadera, porque podría sentir el aire húmedo; pronto comenzó a tronar ylos relámpagos destellaban; eran relámpagos verdaderos, también, uno cayó justo arriba denuestras cabezas. Lo esquivé y traté de correr lejos, pero no podría decirles para donde ir para salir. Los guardias me indicaron que aguardara y así que me quedé. Enfrente denosotros, una pequeña gente extraña comenzó a salir a la plataforma; entonces al mirar paraarriba otra vez, todas las nubes se fueron y podía ver brillar las estrellas. La pequeña genteen la plataforma no parecía ganar nada por lo que hacían; me reí de ellos. Toda la gentealrededor de donde nos sentamos parecía estarse riéndose de mí.

Fuimos a otro lugar y el encargado nos puso dentro de un cuarto que parecía estarhecho como una jaula; luego todo lo que estaba alrededor parecía moverse; pronto el aire parecía azul, después había nubes negras que se movían con el viento. Luego rápidamenteafuera se puso claro; entonces vimos algunas delgadas nubes blancas; después las nubesaumentaron su densidad, y llovió y granizó con truenos y relámpagos. En seguida el truenose retiró y un arco iris apareció en la distancia; luego llegó la oscuridad, la luna color derosa y millares de estrellas salieron. Pronto el sol subió, y salimos del pequeño cuarto.Este era un buen show, pero era tan extraño y sobrenatural que me alegré de estar en lacalle otra vez.

Entramos a un lugar en donde hacían cristalería. Había pensado siempre que estascosas se hacían a mano, pero no es así. El hombre tenía un pequeño instrumento curioso, ysiempre que él soplara dentro de un pequeño resplandor, el vidrio tomaría cualquier formaque él quisiera. No estoy seguro, pero pienso que si yo tuviera esta clase de instrumento podría hacer lo que deseara. Parece haber un encantamiento sobre él. Pero supongo que esmuy difícil conseguir esos pequeños instrumentos, u otra gente los tendría. La gente en

59  Es la rueda de la fortuna de México y conocida en Guatemala como rueda de Chicago (N. del traductor).

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este show estaba ansiosa por comprar las cosas que el hombre hacía y lo tuvieron tanocupado, que no pudo sentarse en todo el día. Compré muchas cosas curiosas en ese lugary las traje a casa conmigo.

Al final de una de las calles algunas personas fueron puestas en una torpe canoa,

sobre una clase de repisa y resbalando abajo dentro del agua.

60

  Parecían disfrutar en ella, pero parecía demasiado espantosa para mí. Si una de estas canoas hubiera salido de sutrayectoria, seguramente la gente se hubiera herido o matado.

En la feria había alguna pequeña gente marrón61 que las tropas de Estados Unidoscapturaron recientemente en algunas islas lejanas de aquí.

 No usaban mucha ropa, y pienso que no debía habérseles permitidos venir a la feria.Pero ellos mismos no parecían saber algo mejor. Tenían algunos pequeñas platos de broncee intentaban tocar música con éstos, pero no pensé que fuera música —era solamente untraqueteo—. Sin embargo, bailaron con ese ruido y parecían pensar que hacían un showfino.

 No sé que tan verás era el informe, pero oí que el presidente los envió a la feria demodo que pudieran aprender algunas maneras, y para cuando se fueran a su hogar, pudieranenseñar a su gente cómo vestirse y cómo comportarse.

Estoy alegre de haber ido la feria. Observé muchas cosas interesantes y aprendímucho de la gente blanca. Son una gente muy buena y pacífica. Durante todo el tiempoque estuve en la feria nadie intentó lastimarme de ninguna manera. Si esto hubiera sidoentre los mexicanos, estoy seguro que hubiera estado obligado a defenderme a cada rato.

Deseo que toda mi gente hubiera asistido a la feria.62 

Capítulo XXII

Religión

En nuestra concepción primitiva, sólo nuestras relaciones con Usen y con losmiembros de la tribu se consideran responsabilidades religiosas. En cuanto al estadofuturo, las enseñanzas de nuestra tribu no fueron específicas, es decir, no teníamos ningunaidea definida de nuestras relaciones y su entorno después de la vida. Creíamos que habíauna vida después de ésta, pero nunca nadie me indicó que parte del hombre vive después dela muerte. He visto morir a muchos hombres; he visto muchos cuerpos humanos podridos,

60  Son canoas resbalando en un canal inclinado, en inglés se llaman “ Shooting the Chute”, en la actualidad

se ven en los parques acuáticos (Nota del traductor).61  Igorrotes de las Filipinas.62  Gerónimo también fue llevado a las exposiciones de Omaha y Buffalo (Nuevo York), pero durante ese período de su vida era hosco y no mostró ningún interés en las cosas. La exposición de San Luis Missouri fuecelebrada después de que él había adoptado la religión cristiana y había comenzado a intentar entendernuestra civilización.

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 pero nunca he visto esa parte que se llama el espíritu; no se que es eso; ni tengo una idea para entender esta parte de la religión cristiana.

Creímos que la descarga de sus obligaciones haría su vida futura más placentera, pero si esa vida futura era peor que esta vida o mejor, no lo sabíamos, y nadie estaba

capacitado para hablarnos de ella. Tenemos la esperanza que en el futuro las relaciones dela vida de la familia y de la tribu serían reasumidas. De una manera lo creíamos, pero no loconocíamos.

Una vez cuando vivíamos en la reservación de San Carlos, un indio me contó quemientras yacía inconsciente en el campo de batalla, él realmente había muerto, y había pasado a la tierra del espíritu.

Primero él vino hacia una mata de bayas que crecía fuera de una cueva en el suelo.Ante esta cueva un guardia había sido colocado, pero cuando él se acercó sin miedo, elguardia lo dejó pasar. Descendió a la cueva, y tomó por una pequeña vereda que seampliaba y terminaba en una roca perpendicular de muchos cientos de pies de ancho y alto. No había mucha luz, pero mirando directamente con fijeza debajo de él descubrió una pilade arena que desde la profundidad hasta la roca en la que él estaba, alcanzaba unos veinte pies. Agarrándose de un arbusto, se balanceó en la orilla de la roca y cayó sobre la arena,resbalando rápidamente hacia abajo por el lado inclinado hasta la oscuridad. Aterrizó en unestrecho pasaje que corría hacia el oeste a través de un cañón, el cual gradualmente seiluminó más y más, hasta que pudo ver como si hubiese luz del día; pero no había sol.Finalmente, llegó a una sección de este pasaje que era más ancha por una corta distancia yluego se cerró abruptamente para continuar por una senda estrecha; justo donde estasección se hizo angosta, dos serpientes enormes estaban en espiral, y alzaban sus cabezas,le silbaban mientras se acercaba, pero él no mostró miedo, y tan pronto como se acercó,ellas se retiraron tranquilas y lo dejaron pasar. En el siguiente lugar, donde el pasaje seabrió a una sección más amplia, habían dos osos pardos preparados para atacarlo, perocuando se acercó y les habló, se hicieron un lado y pasó ileso. Continuó siguiendo el pasajeestrecho y una tercera vez se ensanchó y dos leones de montaña se agazaparon en elcamino, pero cuando se había acercado a ellos sin miedo y les había hablado, también seretiraron. Nuevamente entró al pasaje estrecho. Por algún tiempo continuó siguiéndolo,emergiendo en una cuarta sección más allá de la cual él no podía ver nada: las paredes posteriores de esta sección se juntaban en intervalos regulares con tremendos sonidos, perocuando él se acercó a ellas, se mantuvieron separadas hasta que hubo pasado. Después deesto, le pareció estar en un bosque, y siguiendo un trazo natural que conducía hacia el oeste, pronto entró en un valle verde, donde habían muchos indios acampando y un montón de presas. Él dijo que él vio y reconoció a muchos que había conocido en esta vida, y quecuando lo trajeron de nuevo a la conciencia, él lo había lamentado mucho.

Le dije que si supiera que esto era cierto, yo no querría vivir otro día más, pero poralgunos significados, [no se] si por mis propias manos pudiese morir para disfrutar de estos placeres. Yo mismo he yacido inconsciente en el campo de batalla y mientras he estado enesa condición he tenido algunos pensamientos o experiencias extrañas; pero son muyconfusas y no puedo recordarlas bastante bien como para hablar de ellas. Muchos indios

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creyeron a este guerrero, y yo no puedo decir si dijo la verdad. Deseo saber que lo que eldijo es una verdad incuestionable. Pero quizás tampoco estemos seguros.

Desde que comenzó mi vida como prisionero, he estado escuchando las enseñanzasde la religión del hombre blanco y en muchos aspectos creo que es mejor que la religión de

mis padres. De cualquier modo, yo he rogado siempre y creo que el Todopoderoso me ha protegido siempre.

Creyendo de una manera sabia que ir a la iglesia es bueno y que el  estar asociadocon los cristianos mejoraría mi carácter, yo he adoptado la religión cristiana.63  Creo que laiglesia me ha ayudado mucho durante el breve tiempo que he sido un miembro. No estoyavergonzado de ser un cristiano, y estoy contento de saber que el Presidente de los EstadosUnidos es un cristiano, porque sin la ayuda del Todopoderoso no pienso que él pudieradecidir correctamente por mucha gente. He aconsejado a toda mi gente que no soncristianos, estudiar esa religión, porque me parece la mejor religión que le permite a unovivir correctamente.

Capítulo XXIII

Esperanzas para el futuro

Estoy agradecido que el presidente los Estados Unidos me haya dado permiso paracontar mi historia. Espero que él y aquellos con autoridad la lean y juzguen correctamentecomo ha sido tratada mi gente.

Hay una gran cuestión entre los apaches y el gobierno. Por veinte años hemos sido prisioneros de guerra detenidos bajo un tratado que fue hecho con el general Miles, por parte del gobierno de los Estados Unidos, y yo mismo, como representante de los apaches. No todo el tiempo, el tratado ha sido apropiadamente observado por el gobierno, aunque enel presente, se está cumpliendo más que en el pasado. En el tratado con el general Milesacordamos ir a un lugar fuera de Arizona y aprender a vivir como la gente blanca lo hace.Pienso que ahora mi gente es capaz de vivir de acuerdo con las leyes de los Estados Unidos,y por supuesto, le gustaría tener la libertad de volver a esa tierra que es nuestra por derechodivino. Nos estamos reduciendo en números, y estamos aprendiendo que el cultivo delsuelo no requerirá tanto como antes era necesario. No pedimos toda la tierra que nos fuedada por el Todopoderoso en el principio, sino que allá podamos tener suficientes tierras para cultivar. Por las que nosotros no necesitamos, estamos alegres por los hombres blancos que las cultivan.

Ahora estamos detenidos en tierra Comanche y Kiowa, las cuales no se adecuan anuestras necesidades —por su supuesto, estas tierras y este clima se adaptan a los indiosque habitaron originalmente en ella—, nuestra gente está disminuyendo en números aquí, ycontinuará disminuyendo a menos que se le permita volver a su tierra nativa. Tal resultadoes inevitable.

63  Gerónimo se unió a la iglesia reformada holandesa y fue bautizados en el verano de 1903. Asiste a los

servicios regularmente en la misión Apache, en la Reservación Militar del Fuerte Sill.

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  No hay clima o suelo que para mi mente, sean iguales a los de Arizona. En Arizona

 podríamos tener un montón de buena tierra de cultivo, llena de hierba, llena de bosque yllena de minerales que el Todopoderoso creó para los apaches. Es mi tierra, mi hogar, latierra de mis padres, a la cual ahora pido se nos permita volver. Quiero pasar mis últimos

días allá y que me sepulten en las montañas. Si esto pudiese ser, yo podría morir en paz,siento que mi gente, ubicada en sus hogares nativos, aumentaría en números, más quedisminuir como en el presente, y que nuestro nombre no se extinguiría.

Sé que si colocaran a mi gente en la región montañosa que descansa en lascabeceras del río Gila, viviría en paz y actuaría según la voluntad del presidente. Sería próspera y labraría la tierra y aprendería la civilización de los hombres blancos, la cualahora respeta. Si pudiese ver esto logrado, pienso que podría olvidar todos los males quesiempre he recibido, y morir como un viejo satisfecho y feliz. Pero no podemos hacer nadaen esta materia nosotros solos —debemos esperar hasta que la autoridad decida actuar—.Si esto no se puede hacer durante el curso de mi vida —si debo morir en la esclavitud—,espero que el remanente de la tribu apache pueda, cuando yo me haya ido, concedérsele el privilegio que ellos demandan —para volver a Arizona—.