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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE MIRANDA “JOSÉ MANUEL SISO MARTÍNEZ”DOCTORADO LATINOAMERICANO EN EDUCACIÓN:
POLÍTICAS PÚBLICAS Y PROFESIÓN DOCENTEMETATEORÍA Y EDUCACIÓN
Reflexiones sobre la posmodernidad como moda discursiva o condición histórica, importancia de una fundamentación
epistemológica en la investigación científica, argumentos básicos para afirmar un nuevo paradigma de la ciencia frente al
paradigma científico-positivista y relación de estos cuestionamientos con el enfoque por Competencias
Díaz Alzurn, Donnis Manuel
Abril, 2018
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE MIRANDA “JOSÉ MANUEL SISO MARTÍNEZ”DOCTORADO LATINOAMERICANO EN EDUCACIÓN:
POLÍTICAS PÚBLICAS Y PROFESIÓN DOCENTEMETATEORÍA Y EDUCACIÓN
Reflexiones sobre la posmodernidad como moda discursiva o condición histórica, importancia de una fundamentación epistemológica en la investigación científica,
argumentos básicos para afirmar un nuevo paradigma de la ciencia frente al paradigma científico-positivista y relación de estos cuestionamientos con el enfoque
por Competencias
Díaz Alzurn, Donnis ManuelAbril 2018
RESUMEN
La discusión sobre las contradicciones y/o complementariedades entre modernidad y posmodernidad no es tan definitiva ni tajante como tampoco la de lo absoluto y lo relativo. Este breve trabajo no pretende convencer sobre estos aspectos, sin embargo, hacer alusión a ellos abre también las posibilidades para dejar entrever que lo expresado aquí tampoco es verdad absoluta. Se trata de un informe que si bien expone la respuesta a tres interrogantes no es concluyente. Las interrogantes sobre las que gira la disertación son puntuales: a) ¿La posmodernidad es una moda discursiva o una condición histórica? b) ¿Por qué es importante una fundamentación epistemológica en la investigación científica? c) ¿Cuáles son los argumentos básicos para afirmar que actualmente estamos ante un nuevo paradigma de la ciencia, frente al paradigma científico-positivista? Las respuestas se generan partiendo de las propuestas compiladas por Zidane Zeraoui en su libro Modernidad y posmodernidad: La crisis de los paradigmas y valores, además de la revisión personal del expositor acerca de trabajos similares o que bien pueden complementar las ideas planteadas. Adicionalmente, se vincula lo abordado con el tema del enfoque por competencias como política educativa propuesta por la UNESCO a principio de este siglo en atención a los objetivos o metas del milenio.
Palabras clave: Modernidad. Posmodernidad. Paradigma. Epistemología. Investigación Científica.
Introducción
La discusión sobre las contradicciones y/o complementariedades entre modernidad
y posmodernidad no es tan definitiva ni tajante como tampoco la de lo absoluto y lo
relativo. Para Engels o para Dilthey, incluso, “El gran discurso de la razón histórica”1 define
el concepto de modernidad. Mientras que para Lyotard la posmodernidad es la racionalidad
relativa, el discurso cauteloso, prudente, sin esperanza ni sentido finalista. Hay quienes
afirman que la comprensión de estos conceptos se puede alcanzar desenmarañando y
comparando la concepción absoluta del poder de Leviatán (Hobbes) con las micrologías2
del poder de Foucault.
Casos como el hecho de que, en la ciencia física moderna, Einstein sustituyó lo
absoluto por lo relativo cosmológico, y conceptos como tiempo, espacio, extensión, que
eran absolutos para Newton, se relativizan, pasando a depender del “movimiento de los
observadores”, revelan que la máxima de que una teoría es verdadera hasta que se supere,
se demuestre lo contrario o, sencillamente, se transforme o complemente sigue siendo
válida.
Es precisamente este conjunto de afirmaciones o “desafirmaciones”, aseveraciones y
negaciones, lo que ha producido la polémica, pero también los grandes hallazgos. Sin
embargo, la duda siempre invadirá la mente del investigador en tanto más elementos o
hechos se presenten ante él, la duda minimizará o ampliará las fronteras entre lo que para
unos es la modernidad y para otros la posmodernidad o para quienes tales fronteras no
existen.
1 El Gran discurso de la razón histórica. En alusión al trabajo de José Ortega Y Gasset en el que expone en Historia como sistema (1935). Según Ortega, “El hombre no tiene naturaleza, sino historia”. Define historia como “el sistema de las experiencias humanas que forman una cadena inexorable y única”. La razón histórica sería el tipo de razón necesaria para entender la historia. En el planteamiento de Ortega, la razón histórica se opone a la “razón fisicomatemática”, que identifica con la revolución científica o “nueva ciencia” del siglo XVII.
2 Palabra formada por raíces griegas cuyo significado es el estudio de cosas muy pequeñas que no se pueden ver a simple vista.
Este breve trabajo no pretende convencer sobre estos aspectos, sin embargo, hacer
alusión a ellos abre también las posibilidades para dejar entrever que lo expresado aquí
tampoco es verdad absoluta. Se trata de un informe que si bien expone la respuesta a tres
interrogantes no es concluyente.
Las interrogantes sobre las que gira la disertación son puntuales: a) ¿La
posmodernidad es una moda discursiva o una condición histórica? b) ¿Por qué es
importante una fundamentación epistemológica en la investigación científica? c) ¿Cuáles
son los argumentos básicos para afirmar que actualmente estamos ante un nuevo paradigma
de la ciencia, frente al paradigma científico-positivista? Las respuestas se generan partiendo
de las propuestas compiladas por Zidane Zeraoui en su libro Modernidad y posmodernidad:
La crisis de los paradigmas y valores, además de la revisión personal del expositor acerca
de trabajos similares o que bien pueden complementar las ideas planteadas.
Adicionalmente, se vincula lo abordado con el tema del enfoque por competencias
como política educativa propuesta por la UNESCO a principio de este siglo en atención a
los objetivos o metas del milenio.
En definitiva, se trata de una disertación sobre ideas, seguramente, expuestas
anteriormente, pero compartidas hasta cierto punto y que a la luz de la propuesta de este
trabajo pueden cobrar un cariz interesante. Desde luego, no es un trabajo concluído sino,
por el contrario, en plena elaboración, por lo que los aspectos con los que se pudiera estar
de acuerdo actualmente, podrían modificarse en el futuro.
1. ¿La posmodernidad es una moda discursiva o una condición histórica?
La respuesta a esta interrogante requiere, por lo menos, de la aclaratoria de dos
consideraciones; en primer lugar, la concepción más general de modernidad y, en segundo
lugar, entender lo que se denomina como la condición posmoderna.
Se podría decir que la modernidad es una cultura completa, con su ciclo de vida intelectual entretejiendo, primero, a las sociedades europeas entre ellas mismas; y posteriormente, interconectando a éstas con aquéllas otras que heredaron su legado civilizatorio al convertirse en recipientes imperiales, por ejemplo América. (Treviño en Zeraoui, 2000, p. 9)
Este concepto, alude a un conjunto de relaciones sociales que abarcan un período
histórico extenso y complejo. Relaciones marcadas por aciertos y desaciertos que han
puesto en juego la vida humana y su permanencia en el planeta. Este ciclo ha sido dividido
por Treviño (Treviño en Zeraoui, 2000, pp. 10-25) en tres etapas, cada una con cuatro
aspectos comunes de manifestación, cuya síntesis puede verse reflejada en el siguiente
cuadro:
ASPECTOS DE MANISFESTACIÓ
NPRIMERA ETAPA SEGUNDA ETAPA TERCERA ETAPA
Aspectos Humanísticos
Ruptura con la tradición medieval.Redescubrimiento de la cultura clásicaReintroducción en la cultura occidentalInvención del libro como medio de difusión cultural.Reconceptualización del hombre (libre albedrío) y de universoNuevas instituciones humanas para expresar ideas.
Período de la ilustraciónMetodología para desarrollar una filosofía del conocimiento de DescartesAparición del Racionalismo y del método cartesianoSurgimiento del EmpirismoSurge la idea del conocimiento absoluto de la realidadConstrucción de la modernidadDesarrollo del clasicismo y neoclasicismo
Construcción del Estado ModernoConstrucción del Estado alternativoSurgimiento del materialismo históricoSurgimiento de la filosofía de la angustia, del idealismo, del materialismo y de la ambición de poder frente a los valores cristianosEl hombre moderno visto como objeto en el concierto de fuerzas.
Aspectos Económicos-socio-políticos
Reforma protestante de Martín LuteroReconceptualización del universo y de la sociedadRefugio de los pensadores y científicos en las cortes protestantesAuge dl capitalismo debido al comercio con América, África y AsiaÉnfasis de la propiedad privada
Creación de un Estado monárquico absolutistaElaboración de un Estado moderno basado en el parlamentarismo y la constitución de la repúblicaGuerras mundiales
La Revolución Francesa marca la crisis del Estado MonárquicoSeparación de la Iglesia y el EstadoDestrucción del antiguo orden social europeo después de la Primera Guerra MundialRevolución Rusa como última expresión del Estado Moderno.
Aspectos científico-tecnológicos
Desarrollo del pensamiento científico por medio de un método de análisis y síntesisNuevo paradigma químico-físico-biológicoSupremacía de la razón y de la lógica
Auge de la Revolución IndustrialTriunfo del pensamiento científicoIndustrialización de los procesos de producciónAparición de la clase obrera
Aparición de la burocracia industrial, de clase obrera y de la empresarialConcepción de la sociedad desde el positivismo: progresoLa economía, la fuerza de las ideas y el progreso sostienen la maquinaria socialIdeas iniciales del pronósticoEnseñanza de los procesos como educaciónDifusión de la teoría de selección naturalConfrontación entre ciencia y religión
Aspectos Culturales Descubrimiento de AméricaEstablecimiento de un sistema de producción comercial o mercantilCreación de Estados monárquicosRevolución industrialBidireccionalidad cultural entre conquistadores y conquistadosAparición de Don Quijote de la Mancha como manifestación del quiebre de un sistema social.
Sistema de vida independiente de la visión religiosaTransición de un universo espiritual a uno materialEnfrentamiento entre la razón, la experiencia y la fe
Filosofía de la Oposición de las ideas.Evolución de la teoría comunistaEvolución del positivismoPropuesta de las grandes promesas humanasConcepción de la ampliación del universoIntroducción del as teorías de la decadencia y providenciaSentimiento de crisis moderna
Fuente: Treviño en Zeraoui, 2000, pp. 10-25.
Una concepción sobre el término modernidad un tanto ligera, pero polémica es la
que se ofrece en el portal web de la enciclopedia libre Wikipedia:
La Modernidad es entendida como un proceso de cambios que buscan homogeneizar a la sociedad. Da paso a la creación de individualidades y permite que los hechos y objetos se hagan de conocimiento y apropiación universal. Se la considera como un proceso que necesita una actualización permanente. (ttps://es.wikipedia.org/wiki/Modernidad)
Lo conflictivo de esta concepción radica, probablemente en la última afirmación,
pues si la modernidad es entendida como un proceso en constante actualización, entonces
todo lo que surja para modificar cualquier evento acontecido durante “este período”, bien
por descontento, inconformidad o evolución, es moderno, con lo cual esta condición
histórica se torna cíclica e interminable. Visto así habría que preguntarse: ¿dónde queda la
posmodernidad? ¿No es el término posmoderno, una visión evolutiva de la modernidad,
con lo que posmodernidad es modernidad redefinida?
Se eleva entonces, la segunda consideración para poder precisar si la
posmodernidad es una moda discursiva o una condición histórica: la condición
posmoderna.
La condición postmoderna es, sin embargo, tan extraña al desencanto, como a la positividad ciega de la deslegitimación. ¿Dónde puede residir la legitimación después de los metarrelatos? El criterio de operatividad es tecnológico, no es pertinente para juzgar lo verdadero y lo justo. ¿El consenso obtenido por discusión, como piensa Habermas? Violenta la heterogeneidad de los juegos de lenguaje. Y la invención siempre se hace en el disentimiento. El saber postmoderno no es solamente el instrumento de los poderes. Hace más útil nuestra sensibilidad ante las diferencias, y fortalece nuestra capacidad de soportar lo inconmensurable. No encuentra su razón en la homología de los expertos, sino en la paralogía de los inventores. (Lyotard, 1987, p. 5)
Esta aproximación de Lyotard a la posmodernidad aclara que la modernidad y la
posmodernidad no son antagónicas. Al revisar la concepción de Nietzsche sobre el
movimiento que hace énfasis en la diferencia más que en la identidad, cualquiera podría
suponer cierta fragilidad o incertidumbre en los discursos posmodernos. Éstos no se oponen
a ninguna afirmación, pues toda diferencia es una afirmación que niega toda repetición en
la que se basa la certidumbre de los conceptos. El estudio crítico no cobra tanto valor en el
enfrentamiento con lo que se ha descubierto, dicho o hecho, sino más bien se procura una
autoconfrontación en el intento por descubrir, decir o hacer, aquello que aún no se ha
develado, descubierto, anunciado o realizado.
Se tiende a pensar que, según la lógica vanguardista secularizante de la modernidad,
lo posmoderno es más moderno que lo moderno. Sin embargo, esa misma lógica revela que
esta suposición es más una tautología3. La diferencia subjetiva postmoderna, tal como se
verifica en la concepción de Lyotard, puede suceder antes o después de lo moderno,
incluso, en pleno desarrollo de lo moderno. La postmodernidad (si es que, en realidad, se
asume su existencia), pareciera una prolongación de la modernidad a través de esa
necesidad de actualización, en una constante búsqueda de diferenciaciones y
diversificaciones físicas, intelectuales y morales a la par de lo social.
Desde este punto de vista, las verdades absolutas o “la verdad”, evolucionan hacia
las verdades, es decir, esta “actualización de la modernidad” valora las posturas éticas en
tanto sean comprobadas a través de los hechos de cada proposición, con lo cual también se
valora la trascendencia, pero sin otorgarle el fin último.
En definitiva, son estas ideas las que permiten concluir que, “la posmodernidad” en
tanto período distinto de la modernidad, es una condición histórica, es una compleja
estructura de valores, conocimientos, comportamientos, contextos culturales y fenómenos
sociales que manifiesta una sociedad a la vez que construye y deconstruye su identidad.
¿Por qué es importante una fundamentación epistemológica en la investigación
científica?
El proceso o los procesos propios de la investigación científica se apoyan,
fundamentalmente, en las concepciones epistemológicas, lo que le concede al investigador
un abanico de posibilidades para realizar el abordaje de las actividades investigativas,
además de permitirle con mayor facilidad la escogencia de una adecuada metodología.
Es prácticamente indiscutible que los tratamientos investigativos surgen de la
necesidad de conocer o aproximarse a un objeto en particular desconocido o inexplorado, lo
3 Del griego ταυτολογία, “decir lo mismo”, de una manera general, repetición innecesaria de un pensamiento usando las mismas o similares palabras y que, por tanto, no avanza información.
que para muchos investigadores no necesariamente representa un acontecimiento científico
y, por lo tanto, es necesario estimar la verdadera dimensión y las condiciones del objeto de
investigación con el propósito de lograr construir un auténtico conocimiento nuevo.
Sin embargo, no solamente la utilización de un método permite la aproximación
más exacta y fiable al auténtico conocimiento de los objetos y fenómenos que los
investigadores han observado a través de la historia de la humanidad. Ello requiere de la
voluntad y el interés del investigador, quien deberá adoptar el camino más expedito de
acuerdo con sus circunstancias y conforme con sus limitantes situacionales y socio–
temporales para optar por el procedimiento más adecuado, los métodos y técnicas
necesarios para el logro de su objetivo investigativo.
El enfoque epistemológico del proceso de conocimiento, dentro del cual se inserta el
investigador, bien sea en un campo disciplinar o bien un interés investigativo, permite
determinar con claridad, la línea del saber que conduce a la ciencia, estableciendo la
directriz filosófica que acerca a la verdad y a sus fundamentos.
Al respecto, como expone Padrón (2007), las orientaciones filosóficas, por estar
sujetos a la dialéctica que caracteriza a los individuos y a su dinámica evolutiva histórico–
social, también han sufrido variaciones e interpretaciones, desde el positivismo y el
denominado post-positivismo, que han influenciado a su vez la naturaleza epistémica de las
ciencias. Sin embargo, a pesar de ello, la epistemología, dadas sus raíces filosóficas se
mantiene en su lugar de catalizador de los procesos de conocimiento científico.
Sin embargo, a pesar de la aparente independencia de la epistemología o de la
evolución de ésta dentro de los procesos históricos de descubrimiento científico que, a la
luz de los planteamientos de Martínez (2004), podría percibirse como una crisis en los
fundamentos del conocimiento científico, el avance en el análisis de las tendencias
epistemológicas y la posibilidad de ubicar o someter los intereses investigativos a una
determinada tendencia agiliza el trámite metodológico fijando rutas y técnicas
investigativas que facilitan la tarea del investigador.
¿Cuáles son los argumentos básicos para afirmar que actualmente estamos ante un
nuevo paradigma de la ciencia, frente al paradigma científico-positivista?
El modelo científico positivista, que imperó por muchos años, comenzó a ser
cuestionado severamente a fines del siglo XIX por los psicólogos de la Gestalt, a
principios del siglo XX por los físicos, luego por los lingüistas y, finalmente, por los
biólogos y los filósofos de la ciencia. Todos expresaron su insatisfacción con la
racionalidad lineal, unidireccional, y viendo, poco a poco, la necesidad de reemplazar
el modelo axiomático de pensar, razonar y demostrar, con su ideal puro lógico-formal,
o lógico-matemático, con una lógica que diera cabida a la auténtica y más empírica
realidad del mundo en que vive e interactúa el hombre, de un mundo donde existen
inconsistencias, incoherencias lógicas y hasta contradicciones conceptuales.
La explosión de los conocimientos, de las disciplinas, de las especialidades y de los
enfoques que se ha dado en el siglo XX y la reflexión epistemológica encuentran el modelo
tradicional de ciencia no sólo insuficiente, sino, sobre todo, inhibidor de lo que podría ser
un verdadero progreso, tanto particular como integrado, de las diferentes áreas del saber.
Vale acotar que esta situación no es algo superficial, ni coyuntural; el problema
es mucho más profundo y serio, su raíz llega hasta las estructuras lógicas de la
mentalidad humana, hasta los procesos que sigue la razón en el modo de conceptualizar
y dar sentido a las realidades. El conocimiento no es, en pocas palabras, un reflejo
especular4 de “lo que está afuera”; el conocimiento es el resultado de un elaboradísimo
proceso de interacción entre un estímulo sensorial (visual, auditivo, olfativo, o un
contenido de la memoria) y todo el mundo interno de valores, intereses, creencias,
sentimientos, temores, en fin.
De esta manera, el problema principal que enfrenta actualmente la investigación
y su metodología, pareciera tener un fondo esencialmente epistemológico, pues gira en
torno al concepto de “conocimiento” y de “ciencia” y la respetabilidad científica de sus
productos: el conocimiento de la verdad y de las leyes de la naturaleza. De aquí, la
aparición, sobre todo en la segunda parte del siglo XX, de las
corrientes postmodernistas, las postestructuralistas, el construccionismo,
4 Un reflejo o imagen especular es concebido como un fenómeno óptico que se produce cuando la luz del sol se refleja en la superficie del agua al mismo ángulo que un sensor satelital ve. El resultado es como si la masa acuosa se comportara como un espejo dando lugar a un reflejo especular de la luz del sol fuera del agua y de vuelta al sensor del satélite o astronauta.
el desconstruccionismo, la teoría crítica, el análisis del discurso, la desmetaforización
del discurso y, en general, los planteamientos que formula la teoría del conocimiento.
Debido a los arduos debates epistemológicos durante las cinco primeras décadas del
siglo XX, en la década de los años 60 se desarrollan 5 Simposios Internacionales sobre
Filosofía de la Ciencia, para estudiar a fondo este extremadamente difícil problema, que
constituía un auténtico cambio de paradigma epistémico.
La obra de F. Suppe (1979), especie de Actas del Simposio Internacional sobre
la Estructura de las Teorías Científicas (Universidad de Chicago, 1969), reseña el
excelente trabajo realizado, sobre todo, en el último de estos simposios (1969). En estos
documentos, muchos científicos y filósofos, enfatizan el desmoronamiento de las tesis
básicas del positivismo lógico, algunas de las que quedan sintetizadas en la compilación
de Suppe de la siguiente manera:
la incongruencia conceptual entre conceptos o principios teóricos y su pretendida fundamentación en “observaciones sensoriales directas”;
la interpretación usual de las reglas de correspondencia, como definiciones operacionales de términos teóricos, es insatisfactoria, ya que esas reglas sólo vinculan unas palabras con otras palabras y no con la naturaleza;
que “no tratemos los formalismos matemáticos como si fueran verdades fijas que ya poseemos, sino como una extensión de nuestras formas de lenguaje (...) o como figuras efímeras que podemos identificar en las nubes (tales como caballos, montañas, etcétera)” (David Bohm –físico más famoso en la década de los años 60–, p. 437);
que no se tome como espejo ni se extrapole la ciencia de la mecánica (que es muy excepcional, como modelo matemático puro), a otras ciencias naturales cuyos conceptos forman agregados o cúmulos atípicos, asistemáticos y no axiomáticos;
la preferencia de modelos taxonómicos, icónicos, gráficos, computacionales, etcétera, en lugar de los axiomáticos, para varias ciencias;
la idea de que una ciencia natural no debe ser considerada meramente como un sistema lógico, sino, de modo más general, como una empresa racional, que tolera ciertas incoherencias, inconsistencias lógicas e, incluso, ciertas contradicciones;
el señalamiento de que el defecto capital del enfoque positivista fue la identificación de lo racional (mucho más amplio) con lo meramente lógico;
y, en fin, que “ha llegado la hora de ir mucho más allá de la imagen estática, instantánea, de las teorías científicas a la que los filósofos de la ciencia se han autolimitado durante tanto tiempo”, ya que la concepción heredada, con el positivismo lógico que implica, “ha sido refutada” (p. 16), “es fundamentalmente inadecuada e insostenible y debe sustituirse” (pp. 89, 145), ha sufrido “un rechazo general” (p. 89), y, por ello, “ha sido abandonada por la mayoría de los filósofos de la ciencia” (p. 149).
Según Echeverría (1989, p. 25), este simposio, con estas y otras muchas ideas,
“levantó el acta de defunción de la concepción heredada (el positivismo lógico), la cual,
a partir de ese momento, quedó abandonada por casi todos los epistemólogos”, debido,
como señala Popper (1977, p. 118), “a sus dificultades intrínsecas insuperables”.
Pero el mundo actual se caracteriza por sus interconexiones a un nivel global en
el que los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son todos
recíprocamente interdependientes. Para describir este mundo de manera adecuada se
necesita una perspectiva más amplia, holista, sistémica y ecológica que no pueden
ofrecer las concepciones reduccionistas del mundo ni las diferentes disciplinas
aisladamente; se necesita una nueva visión de la realidad, un nuevo “paradigma”, es
decir, una transformación fundamental del modo de pensar, del modo de percibir y del
modo de valorar.
Relación de estos cuestionamientos con el enfoque por Competencias
Desde los tiempos de Comenius (1592-1670) hasta Dewey (1859-1952)
considerados los padres de la pedagogía antigua y moderna, respectivamente, los científicos
han tratado de explicar la relación que existe entre la educación de la sociedad y los
procesos sistemáticos que llevan al aprendizaje, en aras de construir una sociedad rica en
conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes que enfrente un mundo cada vez más
globalizado.
Sin embargo, la modernidad bajo la óptica de Revueltas (1990) se aleja mucho del
ideal de un mundo mejor. Su crítica del imperialismo ideológico europeo, donde la
burguesía llegó a consolidar los fines al ocupar el poder sin la intromisión del Estado y del
clero, dista del deseo original de la universalidad positiva y de romper con el sistema feudal
del siglo XVII. Asimismo, la Ilustración buscaba la libertad al establecer los derechos del
hombre emancipándolo de la superstición, gracias al conocimiento guiado por la razón, la
ciencia y la técnica.
Múltiples teorías han surgido desde entonces, hasta llegar a la modernidad donde el
estudiante deja de ser un ente pasivo, para ser aquél que construya su propio conocimiento
y formarse a sí mismo. Bedoya (2003) en este sentido, comenta que es importante enseñar a
los alumnos la importancia de la investigación, como parte del proceso
de autoconocimiento, donde el aprender a aprender toma sentido para que exploren sus
propias capacidades, posibilidades y limitaciones. Por su parte Kanz (2001), menciona que,
con esa concientización de los estudiantes, se harán personas sensatas, racionales y cultas.
Algo que resulta importante destacar desde la postura de la modernidad, es que el
hombre siempre está aprendiendo, aun cuando la forma de aprender pueda ser
cuestionable. Esto conlleva a determinar el futuro de la humanidad, tomando en cuenta que
el aprendizaje se genera y, además, se promueve a través de la transmisión deliberada de
ideas, recuerdos, técnicas, conceptos, valores y comunicación con los semejantes. Lo que
representa el ideal ilustrado de una identidad humana global, del ser humano lúcido y de un
hombre integral que actúa de acuerdo con las demandas sociales.
Una revisión específica y deliberada permite reconocer el aporte de las constantes
transformaciones de la modernidad en la pedagogía moderna, el aprendizaje significativo,
la metodología, la metacognición, el espíritu crítico, la ética, una dimensión holística del
saber, del hacer, del saber ser con consciencia respecto del impacto de ese hacer, para nada
alejada de la actual educación basada en las competencias.
En consecuencia, lo que se ha denominado como postmodernidad, por lo tanto,
debería preparar individuos educados capaces de pensar por cuenta propia, críticos, que se
inmunizan en contra de la propaganda y la falsa retórica; personas preparadas para buscar y
alcanzar la utopía de un mundo mejor para todos.
Conclusiones
Aunque la respuesta a cada una de las interrogantes, así como la relación de éstas
con el enfoque por competencias no es un tema culminado, se pudo establecer a lo largo de
la disertación una serie de aproximaciones que conducen a ciertas ideas básicas expuestas a
continuación.
La aproximación de Lyotard a una concepción de la posmodernidad aclara que la
modernidad y la posmodernidad no son antagónicas. Se tiende a pensar que, según la lógica
vanguardista secularizante de la modernidad, lo posmoderno es más moderno que lo
moderno. Sin embargo, esa misma lógica revela que esta suposición es más una tautología.
La diferencia subjetiva postmoderna, tal como se verifica en la concepción de Lyotard,
puede suceder antes o después de lo moderno, incluso, en pleno desarrollo de lo moderno.
La postmodernidad (si es que, en realidad, se asume su existencia), pareciera una
prolongación de la modernidad a través de esa necesidad de actualización, en una constante
búsqueda de diferenciaciones y diversificaciones físicas, intelectuales y morales a la par de
lo social.
En definitiva, son estas ideas las que permiten concluir que, “la posmodernidad” en
tanto período distinto de la modernidad, es una condición histórica, es una compleja
estructura de valores, conocimientos, comportamientos, contextos culturales y fenómenos
sociales que manifiesta una sociedad a la vez que construye y deconstruye su identidad.
El proceso o los procesos propios de la investigación científica se apoyan,
fundamentalmente, en las concepciones epistemológicas, lo que le concede al investigador
un abanico de posibilidades para realizar el abordaje de las actividades investigativas,
además de permitirle con mayor facilidad la escogencia de una adecuada metodología.
El modelo científico positivista, que imperó por muchos años, comenzó a ser
cuestionado severamente a fines del siglo XIX por los psicólogos de la Gestalt, a
principios del siglo XX por los físicos, luego por los lingüistas y, finalmente, por los
biólogos y los filósofos de la ciencia. Todos expresaron su insatisfacción con la
racionalidad lineal, unidireccional, y viendo, poco a poco, la necesidad de reemplazar
el modelo axiomático de pensar, razonar y demostrar, con su ideal puro lógico-formal,
o lógico-matemático, con una lógica que diera cabida a la auténtica y más empírica
realidad del mundo en que vive e interactúa el hombre, de un mundo donde existen
inconsistencias, incoherencias lógicas y hasta contradicciones conceptuales.
Una revisión específica y deliberada permite reconocer el aporte de las constantes
transformaciones de la modernidad en la pedagogía moderna, el aprendizaje significativo,
la metodología, la metacognición, el espíritu crítico, la ética, una dimensión holística del
saber, del hacer, del saber ser con consciencia respecto del impacto de ese hacer, para nada
alejada de la actual educación basada en las competencias.
Referencias
Bedoya, J.I. (2003). Epistemología y Pedagogía. Ensayo histórico crítico sobre el objeto y método pedagógicos. Bogotá, Colombia: Ecoe Ediciones.
Briceño, L. (2009). ¿Qué es la posmodernidad? Barcelona: Centro de Estudio de Política Pública.
Echeverría, J. (1989). Introducción a la Metodología de la Ciencia: la Filosofía de la Ciencia en el siglo XX. Madrid: Ediciones Cátedra.
Kanz, H. (2001). Immanuel Kant. Perspectivas: revista trimestral de educación comparada, vol. (23), 837-854. Recuperado de http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/archive/publications/ThinkersPdf/kants.pdf
Lyotard, F. (1987). La condición postmoderna. Informe sobre el saber. Madrid: Ediciones Cátedra.
Martínez, M. (2004). El proceso de nuestro conocer postula un nuevo paradigma epistémico. Polis, Revista de la Universidad Bolivariana. Año/vol.3, número 008. Santiago de Chile
Padrón, J. (2007). Tendencias Epistemológicas de la Investigación Científica en el Siglo XXI. Cinta de Moebio 28: 1-28. www.moebio.uchile.cl/28/padron.htlm
Popper, K. (1977). El Yo y su cerebro. Barcelona: Editorial LaborSuppe, F. (1979). La estructura de las teorías científicas. Madrid: Editorial Nacional. (Actas
del Simposio Internacional sobre la Estructura de las Teorías Científicas, Universidad de Chicago, marzo 1969)
Revueltas, A. (1990). Modernidad y mundialidad. Manuscrito sometido para publicación filosofía y letras, ITAM, México, México. Recuperado de http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras23/notas/sec_1.html
Zeraoui, Z. (2000). Modernidad y posmodernidad. La crisis de los paradigmas y valores. México: Editorial Limusa