8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nietzsche
Para un a losofía de
la
fuerza o de
la
voluntad pare-
ce difícil expl icar cómo la s
fuerzas
react ivas, cómo los
«esclavos››,
los
«débi les › › ,
vencen.
Porque
s i
lo
qu e
sucede e s
que todas junt as forman una fue rz a mayor
qu e la de
los fuer tes, difícilmente
se
ve lo
qu e ha
c a m-
b i ad o
y sobre
qu é
s e funda una evaluac ión
cual i tat iva.
P e ro e n
ve rdad
los
déb i l es , los esclavos, no triunfan por
adición de sus fuerzas, s ino por sust racc ión
de
la de lo
otro: s e pa ra n a l
fuerte
de
lo
que é l
puede.
No
triunfan
por la compos ic ión de
su potenc ia,
s ino
por
la potencia
de su
con tag io . Ponen e n movimiento
un
deven i r - reac -
tivo
de todas
las
fuerzas.
Es o
e s
la
«degeneración››.
Y a
N i e t z s c h e
e nse ña
que los cr i ter ios
de
la lucha por la
v ida,
de
la
selecc ión natural , favorecen necesa r iamente
a los
débi les y
a los
enfermos en cuantol tales,
a los
«secundarios›› (s e l lama enferma
a
una
vida
reduc ida
a
sus procesos react ivos) .
Con
más
razón, e n e l caso d e l
homb r e , los criterios de la historia favorecen
a
los
esclavos e n cuanto tales. La victoria
d e l
nihilismo
la
pro d uc e n
un deven i r -en fermizo
de toda la
v id a y un
deveni r-esc lavo
de
to dos los
hombres .
P or
ello
aún
más habrá qu e ev i ta r los contrasent idos e n los térmi-
no s nie t zscheanos «fuerte›› y < < d é b i l › › ,
«señor››
y
«escla-
vo››:
e s
ev idente qu e
e l
esclavo aunque tome
e l
po d e r
no deja de se r esclavo, ni e l déb i l ,
déb i l .
La s fuerzas
react ivas,
aunque
venzan, no de jan de se r react ivas.
Pues to q ue , e n t od a s
las cosas,
según N i e t z s c h e , s e
t rata
de un a tipología cual i tat iva, se
t rata
de
bajeza
y de
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La
filosofia 33
dade s de las fuerzas.
Y
al igual que
la
in terpretación
encuentra
los
principios de l sent ido en las fuerzas,
la
evaluac ión
encuent ra
los
principios
de
l os va lores
e n
la
voluntad
de poder. -Habrá que
evi tar
f inalmente,
en
función de las consideraciones
terminológicas
que pre-
ceden , reducir e l pensamien to de
N i e t z s c h e
a un
s im-
p le d u ali smo. Porque, lo
v ere m os , le p ert e ne c e
esen-
c ia lmente a la armación e l
se r
ella m i s m a múltiple,
pluralista, y a la
negac ión
e l se r una, o
cargantemente
monista.
Ahora
bien, la
historia
nos pone
en
p re s e nc ia d e l
fenómeno
más
extraño:
¡las
fuerzas
react ivas
triunfan,
la
negación vence
dentro
de la voluntad de poder N o
solamente
s e
trata de la
historia
de l hombre, sino
de
la
historia
de la
v ida,
y de la de la Tierra, por lo menos e n
su cara hab i tada por e l h o m b re . P o r
todas
p a rt e s v e mos
el
triunfo
de l « n o › › sobre e l « s í › › , de la reacción sob re la
acción. Incluso la v ida
s e
v u e lv e a da p ta t iv a y regulado-
ra,
s e
reduce
a sus formas secundarias:
ya
ni siquiera
comprendemos loque
signica actuar.
Incluso las fuer-
za s
de
la
Tierra s e
agotan
sobre
esta
cara
desolada.
A
esta victoria común de las fuerzas
reactivas
y de la
voluntad de negar
Nie tzsche
la
llama
«nih i l ismo›› -o
triunfo de los esclavos. El
anális is
d e l
nihilismo,
según
Nie tzsche ,
e s
objeto
de
la
psicología,
dando
por
enten-
d ido que esta
psicología
e s también
la
de l cosmos.
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Nietzsche
principio oculto para
la
c reac ión de
valores
no recono-
c idos. La
voluntad de poder ,
d ice N i e tz s ch e , n o con-
s is te e n
codic iar,
ni
s iquiera
e n t om a r,
s ino
e n
crear
y
en
darl . El Poder,
en
cuanto voluntad
de
poder, no
e s
lo
que la
voluntad
quiere, sino e s o q u e
quiere
en la
volun-
ta d
(Diónisos e n
persona). La
voluntad
de po d e r
es
e l
elemento di ferencial de l
que
der ivan las fuerzas en
opos ic ión y su
respect iva
cua l idad dent ro d e un
com-
plejo.
P or
lo tanto
ella está s iempre
presente
como
e le-
men to
móvil,
aéreo, p lu ra li s t a . U n a fuerza
m and a
por
voluntad
de
p od e r, p e ro también u na fu e rz a
obe de ce
por voluntad
de
poder.
A
los dos
t iempos
o
cualidades
de
fuerzas
les
corresponden
dos
caras,
dos
qualia de la
voluntad de
poder,
caracteres ú lt im o s y uyentes, má s
profundos qu e los de las fuerzas q ue d e r iv a n de ella.
Porque
la voluntad de
po d e r
h ac e q ue las fuerzas
act i -
va s armen, y
afirman su propia
d i fe renc ia :
e n e lla s
la
armación
e s lo primero, la n e ga c ió n n o e s nunca
sino
una
consecuencia,
algo a s í
como
un acrecentamiento
de goce.
Pero
lo propio
de
las
fuerzas reactivas,
por e l
contrario, e s
ante
todo
oponerse
a
lo
qu e
ellas
no
son,
limitar lo otro: e n e llas
la
negación e s lo p ri me r o, y p or
negac ión
l legan
a
u na a p ar ie n c ia de a fi rm a c i ón . A s í
pues, armación y
negac ión
s on lo s qualia de la volun-
ta d de
poder ,
as í
como
act ivo
y reac t ivo son
las
cual i -
1
C
texto n° 25 . Z A
Gilles
Deleuze
NIETZSCHE
Traducción
de
Isidro
Herrera
y
Alejandro
del
Río
C on un a
s e le c c ió n d e t e xt os
de
N I E T Z S C H E
preparada por
A R E N A
L I B R O S
G I L L E S
D E L E U Z E
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Título Original:
N ie t z s c h e
La
edición
d e
es ta
Obra
se beneficia
del apoyo del
Ministerio
F rancés
d 0
Asuntos
Exteriores
y
del Servicio de Cooperación
y
d e Acción Cultural
d e la E m b aja d a
de
Francia e n España,
en
el
marco
de l programa
de
Partic ipación
enla
Publ icación (P.A.P.
«García
LOrca››)
© P.U.F., 1965
©
A R E N A L 1 E R O s
s . L . 2000
C/ N O V I C I A D O , 1 0 , 2 °
C
2 8 0 15 -
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46 O 2 - TEL./FAX:
91 5 2 2
80
95
E-mai l :
M A O U E T A C I O N
Y
P O R T A D A : E D U A R D O
E S T R A D A .
ISBN : 8 4-930708-4 -X
DEPós1TO L E G A L : M - 3 8 1 6 2 - 2 0 0 0
I M P R E S O E N
G R A E 1 c A s P E D R A Z A
T E L S . 9 1
54 2 3 8
17 / 9 1
5 59
0 1 2 0
PZA.
D E
Los
M O S T E N S E S , 1
-
B A J O
2 8 01 5 M AD R ID
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PARTE DE ESTE LIBRO PO R NINGÚN MEDIO
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CUALQUIER ALMACE-
NAJE DE
INFORMACION O
SISTEMA DE
RECUPERACION, SIN
PERMISO E X P R E S O
DEL EDITOR.
La filosofia 31
ir
Toda interpretación e s determinac ión d e l
sent ido
de
un
fenómeno.
E l sent ido
consiste prec isamente
en una
re lac ión de fuerzas, s e gú n la cual algunas ejercen acción
y
otras
reaccionan en un
conjunto complejo y
jerarqui-
zado.
Sea cua l
fu ere la
comple j idad de un fenómeno,
distinguimos de
h e c h o
fu e rz a s a c t iv a s , pr imar ias , de
conquis ta
y
de subyugac ión,
y fuerzas
react ivas,
secun-
darías, de
adaptac ión y de
regulac ión.
Esta distinción
no
es
solamente
cuant i ta t iva, s ino cual i ta t iva
y tipoló-
gica.
Po rq ue la
esenc ia de la fu e rz a e s e s ta r e n
re lac ión
con
otras
fuerzas, y
dentro
de e s a relación
ella rec ibe
su
esenc ia o cua l i dad.
La
re lac ión
de
la fue rz a c on la fuerza
s e
l lama
«voluntad››. P or
eso
e s por lo que, ante to do, h a y
qu e
evitar los
contrasent idos
sobre e l principio nie t zschea -
no
de voluntad de
poder.
Ese principio no signi f ica
( po r lo
menos
no lo s igni fi ca en
pr imer
lugar) que
la
voluntad
quiera
e l
po d e r
o
d e s e e
dominar .
Mientras s e
in terprete voluntad de
poder
e n e l sent ido de «deseo de
dominar»,
s e
la
h ace
depender forzosamente
de
valores
establec idos,
únicos
aptos para determinar quién debe
se r
«reconocido› › como
e l
más
poderoso
en ta l o
cua l
caso, en
ta l o cual conicto. Por e s e camino
s e
desco-
noce l a na tura leza de la voluntad de po d e r como prin-
cipio plást ico
de todas nue s t ra s e v a luac i one s ,
como
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
prec isamente, según una d e las
má s
bellas, el asesino
de Dios e s
« e l
más
repugnante
de los
hombres».
N i e t z s c h e
quiere d e c i r
qu e
e l
homb r e
sigue
afeándose
cuando, desde
e l
momento en
que
ya no
tiene necesi-
d ad de un a ins tancia
exter ior,
s e
prohíbe
a
s í
mismo
lo
que
s e
le veda, y
s e carga
espontáneamente con un a
policía y c on
fardos qu e
ya
ni s iquiera
le parece qu e
vengan
de l
exterior. D e
este modo la his tor ia
de
la
lo-
sofía,
de sde los
socrát icos
a
lo s h e g e li anos , s i gue s ien-
d o la
historia
de
las
largas sumis iones d e l homb r e
y
de
las
razones
que
s e
aplica para legit imarlas. Es e movi -
miento
de
de g e n e ra c ión n o s o la m e n te
afecta
a
la
lo-
sofía,
s ino
qu e
e xp re s a e l dev en i r
más
genera l , la cate-
goría
más fundamenta l de
la
histor ia. No un
h e c h o
e n
la historia,
s ino
e l principio m i s m o d e l que manan la
mayoría
de los
acontec im ientos qu e
h an d e t e rm i nad o
nuest ro pensamiento y nuest ra v ida, síntomas
de
un a
descomposic ión. D e manera q ue la ve rdade ra losofía,
en
cuanto filosofía
de l futuro,
no
e s ya histór ica
e n
lugar
de eterna:
debe ser
in tempest iva, s iempre
in tem-
pestiva.
III,
12 5 )
como
la pr imera
gran
versión de la
muerte
de Dios. N o
e s
así:
El caminante y s u
sombra contiene
un
admirable
relato,
t i tulado
Los p r e s o s . Cf
má s adelante, texto no 1 9 .
Este
texto t iene
misteriosas
resonancias
c on
Ka<a.
Í N D I C E :
LA V I D A . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
LA F I L O S O F I A . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 3
DICCIONARIO
DE LOS
PRINCIPALES
P E R S O N A J E S
D E N I E T Z S C H E
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 3
L A O B R A . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
_ 6 3
E X T R A C T O S
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6 5
A ) ¿ Q u é
es
un fi lósofo?
(1 -6 )
1 . El f i lósofo
enmascarado
2 .
E l filósofo crítico
3 . E l filósofo intempestivo
4 .
El
filósofo, f isiólogo y méd ico
5 . El
filósofo, inventor
de
posib i l idades
de vida
6 . E l filósofo legislador
B )
Diónisos
filósofo
(7 -11)
7 . Diónisos y Apolo: su concil iación ( lo Trági co)
8. Diónisos y
Só c r a te s : s u
Opos ic ión (l a Dialéctica)
9 . Diónisos
y
Cristo: su cont rad icc ión (la
Rel ig ión)
1 0 .
Diónisos
y
Ar iadna:
su complemen tar iedad
(e l
Diti-
rambo)
1 1 . Diónisos y
Zaratustra:
s u p a re n te s c o
(la
Prueba)
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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C) Fuerzas yvoluntad d e
poder ( 12 - I É
1 2 . P or un pluralismo
1 3. Dos tipos d e fu e rz a s : activo y
reactivo
1 4 .
D os
cual idades
de la
voluntad
de
poder:
af i rmac ión
y
negación
1 5 .
Cómo las fuer zas reac t ivas t r iunfan:
e l
resent imiento
1 6 . Continuac ión: l a ma la conciencia
o e l
vo lve rse contra sí
1 7 .
Cómo
e l nih i li smo t r iunfa
e n la
voluntad d e
p od e r
D)
D e l
nihilismo a
la t ransmutación (18 -25)
1 8 .
Dios
y
e l
nihilismo
1 9 .
Un a pr imera vers ión d e
« D ios h a
muerto»
2 0 .
Dios
h a
muer to
2 1 .
T ra s la
muerte
d e
D ios ,
todavía
e l
nihilismo
2 2 .
N e c e s i d a d de
esperar
2 3.
Prox imidad de la t ransmutac ión
2 4.
La t ransmutac ión : lo negat ivo al serv ic io d e
un a
af irma-
c i ón s u p e r io r
2 5 .
Esencia af irmat iva
d e la
voluntad
de p od e r
E) E l eterno retorno (26-32)
2 6 .
Voluntad d e
p od e r y
eterno retorno
2 7. P or
q ué d a miedo e l eterno retorno
2 8. El
m i e d o superado: e l eterno retorno
como
pensamiento
select ivo
2 9 .
El miedo superado: e l eterno
retorno
como se r select ivo
30 .
La doble af i rmac ión
31 .
E l superhombre
32 . Signi f icado d e l superhombre
Conclusión:
Sobre
la locura (33-34)
33.
La locura
y los d ioses
34 .
Función
de
la locura
La
filosofía
servado lo esencia l ,
e s dec i r ,
e l
si t io? El único
camb io
e s
éste: e n lugar de se r
cargado
de sde e l
exter ior,
e l
hombre mismo
coge
los
pesos
para
echárse los sobre
las
espaldas. El lósofo d e l futuro, e l lósofo-médico
diag-
nost icará la
continuación d e l mismo
m al
bajo
sínto-
ma s
diferentes: los
valores
pueden
cambiar,
p on erse e l
hombre en e l
sit io
de Dios , pueden e l progreso, la feli-
cidad, la uti l idad reemplazar
lo
verdadero,
e l
bien o lo
divino
--lo esenc ia l no
cambia ,
e s
dec i r , las
perspec t i -
va s o la s evaluaciones d e la s qu e de p e n de n esos valores,
viejos o nuevos. Se
no s
invita s iempre
a
someternos, a
cargarnos
c on
un
peso,
a
reconocer solamente
las
for-
mas react ivas de
la v ida, las formas acusatorias
d e l pen-
samiento.
Cuando ya
no
queremos,
cuando
ya
no
podemos
cargar c on va lores super io res ,
s e
nos conv ida
todavía
a a su mi r « lo R e al
ta l
como e s » -pero
e s o R e a l
ta l como e s ¡ e s precisamente
aquello
en
lo
que los valores
h an
convertido la r e alid a d (Incluso e l ex is tenc ia l i smo h a
conservado
e n nuestros días
un
gusto
pasmoso
por
car-
gar,
por
asumir , un gusto prop iamente
dialéct ico qu e
lo
separa
de
N i e t z s c h e ) .
N i e t z s c h e
e s e l primero e n
enseñarnos
qu e no basta
c on
m at a r
a Dios para
operar la
t ransmutac ión de
los
valores. E n
la ob ra
de
N i e t z s c h e
las vers iones de
la
muerte
de Dios son múltiples,
una
quincena por lo
menos,
tod as p os e ed ora s d e una
gran
bellezal. Pero
1
S e cita
a veces e l texto
t i tulado
El i n s e n s a t o (L a gaya t † ic m 1 ` u ¬
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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gg
Nie tzsche
gado, medido, l imi tado, y de l pensamien to, una med i -
da ,
un
l ími te, que
s e ejerce
e n nombre
de los
valores
super iores
--lo
Divino,
lo
Verdade ro ,
lo
Bel lo,
e l
Bien.. .
Con
S ó cra te s a pa re c e
e l tipo de
un
lósofo
voluntaria
y sut i lmente sumiso.
Pero
cont inuemos,
saltemos
los s iglos . ¿ Q u ié n p ue d e c ree r qu e Kant haya
res taurado la
crítica
o recuperado
la
i dea de
un
lóso-
fo legislador? K a n t
denuncia las
falsas
pretensiones
de
conoc imien to, p e ro n o c ue s tion a
e l
i d e a l d e l conocer;
denunc ia
la falsa moral ,
pero
no cuest iona las
pre ten-
siones de
la
moral idad, ni
la natura leza
y e l
origen
de
sus
valores.
N os
reprocha
e l
h a b e r
mezc lado
dominios,
i n t e reses ; pero los dominios quedan
in tactos,
y sagra-
dos los
in tereses
de
la r az ó n ( e l v e rd a d e ro
conocimien-
to , la ve rdade ra moral , la v e r da de ra
religión).
La m i s m a
dialéct ica
prolonga es e juego de prestidi-
gi tac ión. La
dialéct ica
e s e l
arte
qu e
no s
conv ida a
r e cu pe r ar p ro pie d a d es
al ienadas. Todo retorna
al
Espíritu,
como motor y producto de la dialéct ica; o
a
la
conc ienc ia de
s í, o
incluso
al
homb r e
como se r
genér i -
co.
Pero
s i nuest ras
prop iedades
e x pr e s an e n
sí
mismas
una vida d is m in uid a y u n pensamiento mutilador,
¿ d e
qu é no s s i rve recuperar las o
l legar
a se r su ve rdade ro
sujeto?
¿S e h a
suprimido
la religión cuando s e h a inte-
riorizado a l s a ce rd ot e ,
cuando
lo h e m os p ue s to en e l
f iel, a la mane r a
de
la Reforma? ¿ S e ha matado a
Dios
cuando
s e h a pues to al homb r e e n
su
sitio y
s e
h a con-
LA V I D A
1
pr imer l ibro
de
Zaratustra
comienza con el
relato
de
tres metamorfosis: «Cómo e l espír i tu
s e convierte en
camello,
cómo e l
camello
s e
conv ie r te
e n
león,
y
cómo
finalmente
e l
león
s e
con-
vierte en
niño». E l
camello e s e l animal que
carga:
carga
con
e l peso
de los va lores es tab lec idos, con los
fardos de
la e ducac ió n,
de
la
moral
y
de
la
cultura.
Carga con ellos hasta
e l
des ier to y , allí, s e t ransforma en
león:
e l león
rompe las
estatuas, pisotea
los fardos, diri-
ge
la
crí t ica de
todos
los
valores establecidos.
Por
últi-
mo,
le corresponde
al león
convert irse en
niño, e s
decir ,
e n
]uego
y nuevo comienzo, e n creador de nue-
vos valores
y
de
nuevos
pr inc ip ios
de
evaluación.
Según Nie tzsche , e s t a s tres metamorfosis significan,
entre
otras
cosas,
momentos de
su
obra,
y ta mb ié n
f a s e s de
su
vida y de
su
salud. S i n d ud a t od os
estos
cor-
te s
son
relat ivos: e l león está
presente
en el
camello,
e l
niño
está en el león; y en el
niño h ay la sa lida t rág ica .
9
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
ir
Feder ico-Gui l lermo Nie tzsche
nació
en
1844,
e n
la
casa
parroquial
de
R öc k e n ,
e n
un a reg ión
de
Turingia
anexionada a Prus ia. Tanto por parte de la madre como
d e l padre la familia e ra d e pastores luteranos. El padre ,
de l i cado
y culto, t a mb ié n
pastor,
m ue re e n
1849
( r eb landec imien to cerebra l ,
encefal i t is o
apoplejía).
Nie tzsche s e
cr ió en Naumburg, en un m e d io fe m e n i-
no , c on
su
h e rm ana
menor
El i sabe th .
Es
e l
niño
pro-
digio; s e conservan
sus diser tac iones,
sus tentat ivas de
compos ic ión musical . Rea l i za sus
estudios
e n
Pforta,
luego e n Bonn y e n Leipzig.
Escoge
la
lología
contra
la
teología.
Pero ya
le
asedia
la f i losofía, c on la
imagen
de
Schopenhauer ,
pensador solitario,
«pensador
priva-
do». P or
sus t rabajos lológicos (Teognis, S imón ides ,
D iógenes Laerc io) e s nombrado en
1 8 6 9 profesor
de
lología e n B a s ile a .
C om ie n za la
intimidad
c on
Wagner, c on
quien
se
había
encont rado
e n Leipzig, y qu e vivía e n
Tr ibschen,
c erc a d e
Lucerna. C om o d ic e
Nie tzsche:
entre los días
más
fel ices
de
mi
v ida .
Wagner t iene
c a si s e s e nt a años;
Cós ima
apenas
t re in ta. Cós ima
e s
hija
de
Lizst y, para
estar
con
W agne r, h a d ejad o
al m ús ic o H ans
von
Bülovv.
S us
amigos a
veces
la l laman Ariadna y sugie-
La filosofia 2 7
v igentes. La losofía no
e s
únicamente
má s
que e l
recuento
de todas
las
,razones
que
el
hombre
s e
aplica
para
obedecer.
El
lósofo
invoca
el
amor
a
la
verdad,
pero esta verdad
no
le hace daño a nadie («ella aparece
como una criatura bonachona y c elos a d e s u
bienestar,
qu e da s in cesar a tod os los p od e re s e s ta ble c id os la
segur idad
de
que
nunca
causará
a
nadie la
menor traba,
porque
ella
no
e s , después de tod o, s ino c ienc ia
pura»1).
El lósofo evalúa
la
vida según su aptitud
para
soportar
pesos,
para cargar con fardos. Esos fardos, e s o s
pesos son prec isamente los
valores super iores.
Así, él e s
e l
espír i tu
de
la
pesadez,
qu e
reúne
e n
un
m i s m o
des ier to al cargador y lo cargado, la vida reactiva y des-
prec iada, e l pensamien to
negat ivo
y despreciante. No
s e
t i ene entonces más
qu e
un a ilusión
de
cr í t ica y
un
fantasma de
creación.
Puesto
que
nada
s e
opone má s a l
creador que e l cargador. Crear
e s
aligerar,
e s
descargar
la
v ida,
inventar nuevas
pos ib i l i dades
de
vida.
El
crea-
d or e s legislador -bailarín.
La degenerac ión de
la
losofía aparece
c laramente
c on
Sócra tes .
S i
s e
dene
la
metafís ica
por
la
distinción
de
dos mundos, por la oposic ión de la esenc ia
y de
la
apar ienc ia,
de lo ve rdade ro y de
lo
fa ls o, d e
lo
inteligi-
b le
y delo sensib le, h a y qu e d e c i r qu e Sócra tes inven-
ta la
metafís ica:
h ac e d e la v ida
a lg o q ue
debe se r juz-
1 C f.
C o n s i d e r a c io n e s i n te m p e s t i a a s ,
Schopenhauer como e d u c a d o r , 3 .
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
dejándose
atrapar
en
s u m á s c ar a. En lugar
de la
unidad
de
una
v ida
act iva y
de un
pensamiento armativo, s e
ve
c óm o
e l
pensamien to
s e
otorga
la tarea
de
juzgar
la
vida, de oponer le pre tend idos valores superiores, de
medirla c on esos valores y de
limitarla, condenarla. Al
m is m o t ie m po
qu e
de
este m o d o e l pensamiento
s e
vuelve
negativo,
s e
ve c óm o la vida
s e
desprecia, cómo
cesa d e se r act iva, cómo
s e
reduce
a sus formas
débi les ,
a formas
e n fe r m iz a s , ú ni c as compat ib les
c on los lla-
mados va lores super iores.
Triunfo d e
la « r e a c c i ó n › ›
s o b r e
la oida
activa
y de la
negación
s o b r e e l
pensamiento arma-
tioo.
Para
la
losofía,
las
c o ns e c u e nc i as s o n garrafales.
Porque
las
dos
vi r tudes
de l
filósofo
legislador eran
la
crít ica de
todos
los
valores establecidos,
e s
decir ,
de los
valores
super iores a la v id a y d e l principio d el que
dependen,
y
la creación de nuevos valores , va lores de
la v ida
qu e rec laman
otro principio. Martillo y
t rans-
mutac ión. Pero al mismo tiempo q ue la losofía
de ge -
ne ra , e l filósofo legislador cede e l
sit io
al lósofo sumi -
so. En lugar d e l
crítico
de los va lores es tab lec i dos , e n
lugar
d e l
c reador
de
nue v os v a lo re s
y
de
nuevas
eva-
luaciones, surge
e l conservador
de
lo s v a lo re s
admiti-
dos. El lósofo deja de s er f isiólogo o m é d i c o p a ra c o n-
vert i rse
en
metafís ico;
deja d e se r poeta para convertir-
s e en
«profesor públ ico».
S e
declara
somet ido
a las exi-
gencias de
la verdad,
de
la
razón; pero tras las exigen-
cias
de
la razón
s e reconocen
c on f recuenc ia fuerzas
qu e no son ta n razonables, Estados,
re l ig iones,
valores
La
u i ò a
re n
las equivalenc ias Bülow-Teseo, Wagner-D ión isos .
N i e tz s c h e e n c ue n tr a aquí un
esquema
afect ivo qu e
ya
e s e l
suyo
y
d e l qu e
s e
apropiará
cada ve z más y
mejor.
Es os d ías
fel ices
no
carecen
de
turbulencias:
unas
veces t iene la desagradable impres ión de
que
Wagner
s e
s i rve de é l y le toma
su
propia
concepc ión
de lo
t rá-
gico; otras veces
t iene
la
del ic iosa impresión de que,
c on la
ayuda de Cósima, va a llevar a Wa g n e r has ta
ve r -
dade s qu e éste n o h a b ría d e s c u b ie r to por sí
solo.
Su profesorado le convier te
en
ciudadano suizo.
Durante
la g ue r ra
de l 70 e s enfermero de
ambulanc ia.
Pierde
entonces
sus
últ imos
«fardos››:
cierto
naciona-
l ismo, cier ta
simpatía
hac ia Bismarck y Prusia. N o
puede
ya soportar
la
ident icac ión de
la
c u lt ura y de l
Estado, ni c re er que la victoria
de
las armas se a seña l
de cultura. Ya a pa re c e s u
desprecio
po r Alemania, su
incapacidad
para
vivir entre los a le ma ne s. En
N i e t z s c h e ,
e l abandono d e la s viejas
creenc ias
no
cons-
t i tuye
u na c r is i s ( lo que produce cr is is
o
ruptura e s
más
bien la inspi ración, la revelación de una Idea nueva).
S us
p r ob le m a s n o
son
de
abandono.
No
t enemos
razón
alguna para
dudar de
las declaraciones
de Ecce
Homo,
cuando
Nie tzsche dice que , ya e n mater ia rel igiosa y a
pesar
de
la he renc ia ,
e l ateísmo
le fue natural , instinti-
vo. P ero
N i e t z s c h e
s e
sume e n la
soledad. En
1871
escr ibe El
nacimiento
de la
tragedia,
donde
e l
ve rdade ro
N i e t z s c h e
s e abre
camino bajo las
m á s ca ra s d e
Wagner
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
y de
Schopenhauer :
e l libro
e s
m al
acogido
por los filó-
logos.
Nie tzsche s e
siente
el
Intempest ivo y descubre la
incompatibilidad
ent re
e l
pensador
privado
y
e l
pensa-
d o r p úb lic o .
En
la c ua rta Cons iderac ión intempest iva,
«Wagner
e n
B a yre uth ›› ( 1 87 5 ),
la s reservas
sobre
Wagner
s e
vue lven explíc i tas. Y
la inauguración de
Bayreuth, la atmósfera de k e r m e s s e que encuentra allí,
los
cortejos
ociales, los d is c urs os , la p re s e nc ia de l
vie jo emperador, le
asquean.
Ante
lo
qu e le s parecen
cambios
de
N i e t zsche ,
sus
amigos s e asombran.
Nie tzsche
s e
interesa
cada ve z más
por
las
ciencias
posit ivas,
la física, la
biología,
la
m e d i c i na . Incluso
su
salud
ha
desaparecido;
vive entre dolores de cabeza y
de estómago, trastornos oculares,
di f icul tades
de pala-
bra.
R e nunc i a
a enseñar.
« La
enfe rmedad
m e
liberó
lentamente; me
ahorró toda
ruptura,
toda ges t ión
vio-
lenta
y
escabrosa... M e
confir ió
e l
derecho
a cambiar
rad ica lmente
m is
costumbres. › ›
Y c om o W a gne r e ra
un a
compensac ión para e l Nie t zsche -pro fesor , e l Wag-
ncrismo cayó
con
e l
profesorado.
k
Gracias a
Overbeck, e l más f iel
y
e l más
intel igente
de sus
amigos, obtiene
de
Basi lea
en 1878 una
pensión.
Comienza
entonces la
vida
v iaje ra: sombra,
inquilino
La filosofia
e n un
afor ismo
d e l pensamien to y u n a e v a lu a c ión d e l
pensamiento e n una nueva perspect iva de la vida.
E l
secreto d e los presocráticos, en
c ie r ta forma,
esta-
ba ya perd ido desde los orígenes.
Debemos pensar
en
la filosofía como e n un a
fuerza. Ahora
b ien, la
le y
de
las
fuerzas e s
que
ellas no
pueden
aparecer s in
cubr irse
c on
la
máscara de las fuerzas preex istentes. La v ida
debe
e n
primer
lugar
r e m e d ar la m a te r ia . Ha s ido nece-
sar io e fec t i vamente
qu e
la fuerza f i losóca, en e l
momen to e n qu e nacía e n Grec ia ,
s e
dis frazara para
sobreviv i r .
Ha
s ido
necesar io qu e e l lósofo
adoptara
las
maneras de
las
fuerzas preceden tes , que
tomara
la
máscara
d e l sacerdote. El joven lósofo griego t iene algo
d e l viejo sacerdote oriental . Actua lmente
todavía
no s
engañamos en esto: Zoroastro
y Her á c li to , los
h indúes
y los eléatas, los
egipcios y
Empédoc les , Pitágoras y
los
ch inos -todas las confusiones posib les. S e habla de la
virtud d e l lósofo ideal , de su ascet ismo, de su am o r
por l a sab idur ía .
Nosotros
no
sabemos
ni podemos
ad i -
vinar
la soledad
y
la
sensual idad
part iculares,
e s dec i r ,
los
nes
d e ma s i ad o p oc o
sabios
de
u n a e x is t e nc i a
peli-
grosa,
que
s e
ocultan debajo de aquella máscara. E l
secre to de la
losofía,
puesto
qu e
s e h a perdido de sde
los o rígenes ,
sigue quedando por d e s c ub r i r e n
e l
futu-
ro.
E ra
por
tanto fatal que la losofía en la
historia sólo
s e
desarrollara degenerando
y volv iéndose cont ra
sí,
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
dor
e s
e l art is ta, e l qu e cons idera y c rea «perspec t ivas»,
e l
que habla mediante
e l
poema.
E l
lósofo de l futuro
e s
art is ta
y
m é d i c o
-en
una palabra,
legislador.
Esta i ma ge n d e l lósofo e s también la más vieja, la
más
antigua. Es la de l pensador presocrát i co, «fisiólo-
g o › › y art ista, in térprete y
evaluador
de l mundo.
¿Cómo
comprender
esta in t imidad entre e l
futuro
y el
origi-
nal? El lósofo
d e l futuro
e s al mismo tiempo
e l
explo-
rador de los
viejos
mundos,
cimas
y cavernas, y
sólo
crea a fuerza de recordar a lgo que fue esenc ia lmente
olvidado.
Es e a lg o, s e g ún
N i e t z s c h e ,
e s la unidad
d e l
pensamien to
y
de
la v id a .
Unidad
comple ja:
un
paso
p ar a la v ida,
un paso para e l pensamien to . Los
modos
de vida inspiran
maneras
de pensar,
los modos
de
pen-
samien to
c rean
maneras
de vivir. La vida
a c tiv a e l pen-
samiento
y e l pensamiento a su ve z a firm a la v id a . N o
tenemos
siquiera idea de esta
unidad
presocrática. Y a
s o la m e nt e t e ne m o s
e jemplos
donde e l pensamien to
emb r i da
y mutila la v ida, la
s ienta ,
la vue lve jui c iosa ,
y
donde la v ida
s e
toma la r e va n c h a e n lo q ue c i e n do al
pensamiento
y
p e rd i én d os e c on
él .
N o s otr os n o
tene-
mos
otra elección
que
entre v idas me d io cr e s y
pensa-
dores locos .
Vidas demasiado
sabias
para
un pensador,
pensamientos
demas iado
locos
para un
se r
v ivo: Kant
y
Hölderlin. P e ro la bel la
unidad
sigue s i n e n c o nt ra r -
s e , de
ta l manera qu e
la locura no sería
lo
mismo qu e
ella
-esa unidad
qu e conv ie r te
una
anécdota
d c
la vida
La
viña
de
modestas habi tac iones amuebladas, a la búsqueda
de un clima
favorable,
va de estación e n
estación, e n
S uiz a, e n
Italia,
en
e l
Mediodía
francés.
Unas
veces
solo, otras veces con
amigos
(Ma lw id a von M e y s e n-
burg,
antigua Wagneriana; Peter
Gast , anter iormente
alumno
suyo, mús ico c on e l
qu e
cuenta para reempla-
zar a
Wagner;
Paul Rée, al
que
le une la afición a las
ciencias
naturales y la d isecc ión
de
la moral). D e ve z
en
cuando,
regresa
a
Na u mb u r g . En S o r re n t o, v u e lv e
a
ve r
a Wagner por últ ima
vez, un
Wagner que
s e ha
vuelto nacional is ta y piadoso.
En
1878, inaugura su
gran
crítica
de los
valores,
la
edad
del
León,
c on
Humano, demasiado
humano.
Sus amigos
le
compren-
de n
mal, Wag ne r le
ataca.
Está sobre todo
cada v ez má s
enfermo. « ¡N o pod e r leer ¡ N o pod e r s ino m uy
rara-
mente escr ib i r ¡ N o fre c ue nta r a nadie ¡N o pod er
escuchar mús ica › › E n 1880 descr ibe as í
su es tado:
« Un
continuo
sufrimiento, cada
d ía durante horas un a sen-
sación
m u y p ró xi ma al
mareo,
una
semiparális is que
me dificulta e l habla y, para divertirme, furiosos ata-
ques
( la
última
v e z e s tu ve
vomitando
durante
tres
días
y
tres
noches,
tenía
sed de
muerte...).
S i
pudiera
des-
cribiros lo
incesante
que e s todo esto, e l cont inuo
sufr i-
miento
que
a te naza e n
la
cabeza,
sobre los
ojos,
y
esta
impresión
general
de
parális is,
de
la
cabeza a los pies.››
±
~
¿En
qu é
sent ido la
enfe rmedad -e incluso
la locu-
ra-
está
presente e n
la ob ra
de
Nie tzsche?-El la
no e s
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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| | Nietzsclye
nunca
fuente de inspiración. Nie tzsche no
concib ió
nunca que la f ilosof ía pud iera procede r
d e l sufrimien-
to,
de l malestar, de la angus tia - -aunque e l lósofo, el
tipo de f i lósofo según N i e t z s c h e , padezca un
exceso
de
sufrimiento. Pero
ta mp oc o c onc ib e la e nfe rm ed ad
como
un
acontec im iento qu e afecte
de sde
e l
ex ter ior a
un
cuerpo-objeto, a
un cerebro-obje to. Ve e n
la
enfer-
m e da d más bien
un
punto de vista
sobre
la sa lud ; y e n la
salud
un punto de
vista
sobre la e n fe r m e da d . «Observa r
como enfermo conceptos
má s
sanos, valores
má s
sanos , de spués ,
al
r e vé s , d e s d e lo alto de
u na v id a r ica,
sobreabundante
y segura de sí,
hundir la
mirada en el
trabajo
secreto
de l inst into de decadencia, é s a e s la
práct ica en
la que
má s
a menudo me
he adiestrado...››
La
enfermedad
no e s un
móvi l para
e l
sujeto que
pien-
s a , pero
menos
aún e s
un
objetorpara e l
pensamiento:
cons t i tuye más bien un a intersubjetividad secre ta en e l
inter ior de
un
mi smo i nd i v iduo . La e n fe r me dad c omo
evaluación de la salud, los momentos de s alu d c om o
evaluación
de
la e nfe rm e d ad :
é s a e s
la « vue lta d e l
revés»,
e l
«desplazamiento
de
las perspect ioas›› , e n donde
Nie tzsche velo esencial de su método y de su vocación
para
un a t ransmutac ión de los
valoresl .
Ahora b i e n , a
pesar de
las
apar iencias, no h ay rec ip roc idad
entre
los
dos puntos de vista,
entre las
dos evaluaciones. D e la
1
E c c e
h o m o , « P o r q u é s oy tan
s a b i o » , 1 .
LA
E I L O S O F Í A 1
ie tzsche integra en la losofía
dos
medios de
expresión, e l aforismo y e l poema.
Esas
mis-
mas
formas
impl ican una nueva
concepc ión
de
la
f i losofía,
u na nu eva
imagen
d e l
pensador
y
d e l
pensamiento.
El
i dea l d e l
conoc imien to, e l
descubr i -
miento de l ave rdad , los s us ti tu ye N i e tz s c h e por
la
in terpretación y la evaluación. Una ja e l
«sent ido»,
s iempre parc ia l
y fragmen ta r io , de un fenómeno;
la
otra
determina e l
«valor» jerárquico
de los
sentidos y
tota l iza los f ragmentos,
s in
atenuar ni suprimir su
plu-
ral idad. Prec i samente e l afor ismo
e s
e l arte de inter-
pre tar y la
cosa
por interpretar; e l poema, a la ve z e l
arte
de
evaluar
y
la
cosa
por
evaluar.
El
intérprete e s
fisiólogo
o
médico,
aquel que considera
los
fenómenos
c o m o s ín to m as y hab la med iante aforismos. El evalua-
1 Las o b s e rv a c io n e s q u e siguen
forman
solamente una introducción
a lo s textos
citados
m á s
a d e l a n t e .
2 3
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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to
tu
Nie tzsche
El isabeth ayudó a su madre a cuidar
a
Nie tzsche .
Dio piadosas interpretaciones de la e n fe r me dad .
Le
h i z o
a g ri os r e pr oc h e s
a
O v e r be c k ,
quien
respond ió
c on
m u c h a d ign idad. Tuvo grandes méritos:
hacer lo
todo
para asegurar la
difusión
de l pensamiento de su her-
m a no ; o rg an iz a r e l
Nietzsche-Archiv e n
Weimarl.
Pero esos méri tos s e
esfuman
ante
la s u p re m a traición:
procuró
pon/er a N i e t z s c h e al serv i c io
de l
nacional-
social ismo. Ultimo rasgo de la fa ta l idad de N i e t z s c h e :
la pariente
abusiva
qu e
figura
e n el
corte jo de cada
«pensador mald i to».
_/
.
1
De sde 195 0 , los manuscri tos
fueron
transportados al
an tiguo cd i -
cio de l Goethe-Schil ler Archiv e n Weimar.
La
Diòa
salud
a
la e n fe r m e da d ,
de
la e n fe r m e da d
a
la sa lud, es to
sólo sería un a i dea, pero plammqvilidad m i s m a e s un a
salud
super io r : este
desplazamiento, esta
l igereza
e n
e l
desplazamiento
e s
la
señal de
la<<gra,n,salud››.
Por
e s o
e s por lo
que
Nie tzsche puede dec i r h as ta e l
f inal ( e s
dec i r ,
e n 1 8 88 ): s oy lo contrario de un
enfermo,
s oy
saludable en e l
fondo. S e evitará
recordar que todo
acabó mal.
Porque
p e / 1 Nie tzsche vue l to locoes
precisa-
mente,
el Nie tzsche que
hail`pférdidop
e s a p , n j 1 o v i 1 i É l a d el
__
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ \ ¡ -_
*-.___k
_______ /,. ¬
- __ _ __ _ _ __ ,_ ..-
“̀-/ _. 3
. . . _ .f - - . _ _ _ . . .
_
..»
--
. - ¬ _ _ _ _ _ _ __ _
_
_.
a rte d el desplazamiënito, iqi1e ya
no
puede,
mediante
s u
salud,
convertir la
enfe rmedad
e n un
punto
de vis ta
s ob re la s a lu d .
Todo
e s m ás c ara e n
N i e t z s c h e . S u salud
e s
un a
pri-
mera
máscara
para
su genio; sus sufr imientos,
una
s e g un d a m ás c ar a, a la
ve z
para su
genio
y para su salud.
N i e t z s c h e
no cree e n la
unidad
de un Y o, y no la expe-
r imenta:
sutiles relaciones
de poder y de evaluación
entre
di ferentes «yo›› qu e
s e
ocul tan, pero qu e también
expresan fuerzas de otra naturaleza, fuerzas
de
la vida,
fuerzas d e l
pensamiento
-tal e s
la concepc ión
de
N i e t z s c h e ,
su
manera
de
vivir.
Wagner,
Schopenhauer,”
e incluso Paul Rée : Nie tzsche los viv ió como sus pro-
pias máscaras. Después de 1890 sucede
que
algunos
amigos suyos
(Overbeck ,
Gast ) p iensen qu e la
de m e n -
cia, para
él,
e s un a últimpapmáscara. Había escr i to: «Y
a
veces
la locura misrnaes laímáscara que oculta un saber
fatal
y demas iado
seguro.››
D e h e c h o , no lo e s , y sola-
1 5
\_
›
|
1
\
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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X
Nie tzsche
mente lo
e s
porque ella
ind ica
e l momento
en
que
las
máscaras, al cesar
de
comunicar y d e
desplazarse,
s e
c o nfu nd e n d e n t ro de una rigidez de
muerte.
Entre
los
momentos
má s altos
de
la
losofía
de
Nie tzsche
están
las
páginas donde
habla
de la n eces ida d de enmasca-
rarse, de la virtud y de
la
positividad de las máscaras ,
de su
instancia
últ ima.
Be lla s e r an
las manos, las orejas
y
los o jos de
N i e t z s c h e (s e felicita
por
sus orejas, cons i -
dera
las
ore jas pequeñas como
un secreto
laberínt ico
qu e conduce a Dión isos) . Pero, sobre e s a primera más-
cara,
otra, representada
por e l enorme
bigote.
«Dame,
te lo
ruego,
dame... -¿Qué? --Otra máscara, una
segunda
máscara.››
ir
D e s p ué s de Humano, demas iado humano ( 1 8 7 8 ) ,
Nie t z sche prosiguió su empresa de c r ít ica t ot al: El
caminante y su sombra ( 1 8 7 9 ) , Aurora ( 1880) . Prepara La
gaya ciencia.
Pero
surge
algo
n ue v o , u n a e x a lt a c ión , u na
sobreabundanc ia : como
s i Nie tzsche hubiera
s ido
pro-
yectado
hasta
e l punto
e n que la e va luación c ambia de
sent ido
y
s e
enjuicia la enfe rmedad de sde lo alto de una
extraña salud. S u s sufr imientos
continúan, pero
a
m en ud o d om in ad os por un
«entusiasmo››
que afecta
al
propio cuerpo.
N i e tz s c h e e xp e rim e n ta entonces
sus
L a Uiòa
k
S in un a ce r teza comple ta,
e l
d iagnós t i co
de
parál is is
general
e s
probable. La pregunta
e s más
b i en : ¿forman
los
síntomas
de 1 8 7 5 , de 1 8 8 1 , de 1888, un m i s m o cua-
d r o c lín ic o?
¿E s
la m i s m a enfe rmedad?
Verosími l-
m e nt e
sí. Poco importa qu e s e
t rate
de un a
demenc ia
antes que de una psicosis. Hemos visto en qué sent ido
la enfe rmedad, incluso
la
locura, estaban
presentes
en
la
obra
de
N i e t z s c h e .
La
cr is is
de
parál is is
genera l
marcael momen to e n que la enfe rmedad
sale
de la
obra,
la
interrumpe y hace imposible su cont inuación.
Las últimas cartas de
N i e t z s c h e
d an p ru eb as de es e
momento
ex t remo;
tamb ién ellas
p e rt e ne c e n t oda v ía
a
la o br a,
forman parte de ella. Mientras
N i e t z s c h e
tuvo
e l arte de desplazar las perspect ivas,
de
la s alu d
a
la
enfermedad
y al revés,
disfrutó,
po r enfermo que es tu -
viese, de un a
«gran
salud» q ue h a cia
qu e
la
o bra fue r a
pos ible .
Pero
cuando
le
faltó
este
ar te ,
cuando
s e
con-
fundieron las
máscaras
dent ro
de
la
de
un
payaso y un
bufón, bajo la acción de un o u otro proceso
orgánico,
la propia enfe rmedad
s e confundió c on
e l final
de
la
obra ( N i e t z s c h e
había hab lado de
la locura como
un a
«soluc ión
cómica», como
un a
última bufonada).
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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0 Nie tzsche
por algún suceso inmediato. D e s de fina le s de 1888
N i e t z s c h e e s c r ib e e x tr añ a s
cartas.
A St r indberg:
« H e
convocado
en
R o ma
una
asamblea de
príncipes, quie-
ro h ac e r que
fusilen
al
joven
Ka ise r . ¡Hasta
más
ver
P or qu e v olv e re m o s
a
vernos. Una sola condición:
D ioorçons. .. Nie tzs che-César . › › El 3 d e
enero
d e 1 889 e n
Turín
sucede
la cr is is .
T od a vía e s c ri be cartas , firma
D ión i sos , o e l
Cruc icado,
o
los
dos a la vez. A Cós ima
Wagner : «Ar iadna, te
amo.
D i ón is o s » . Ove rb e c k
acude
a
Turín,
encuentra a Nie tzsche ex traviado, sobreexcita-
do.
S e
lo l leva a t rancas y barrancas
a
Basi lea, donde
N i e t z s c h e
s e
deja
internar
t ranqu i lamente.
S e
le
diag-
nostica
una
«parális is progresiva».
Su
madre
hace que
lo t ras laden a
Jena.
Lo s médicos
d e Je na
suponen una
enfe rmedad sifilítica qu e
s e remontar ía a
1 8 6 6 .
(6 S e
t rata de u na d e c la ra c ió n
de
N i e t z s c h e ? Siendo joven,
contaba a su amigo Deu ssen
una
curiosa
aventura en
qu e
un piano le
había
salvado. Un
tex to
de Zaratust ra ,
«ent re h i jas d e l d e s i e rt o» , debe
se r
cons ide rado de sde
este punto
de
vista). A veces tranquilo,
a
veces
e n
cri-
sis,
parece ue
s e
h a
olv idado totalmente
de su
obra
y
compone éddavía músi ca . S u m a dr e lo re coge e n su
c a s a ; El isabeth
regresa de
Paraguay a nales de
1890.
La evolución de
la
e n fe r m e da d p r os i gu e
l en tamente ,
hasta la
apatía y
la
agonía. Muere
en
W e i m a r e n
19001 .
1 S o b r e la enfermedad d e Nietzsche, c f. e l hermoso
libro
d c
li.
li
P o d a c h , E l h u n d i m i e n t o d e
N i e t z s c h e .
La
'uiòa
más a ltos
estados,
ligados a
un s en t im iento de
amena-
z a . En agosto de 1881 , en Si l s-Mar ia ,
mientras
bordea
e l la go
S i lv a p la n a , t ie n e la
per tu rbadora
r e ve la c ió n d e l
eterno Retorno. Después la
inspirac ión
de Zaratustra.
Entre
1 8 8 3 y
1885 escr ibe
los cuatro
libros de
Zaratust ra y acumula not as p a ra u na ob ra q ue d e b e ría
se r
su
continuación. L leva
la
crítica
has ta
un
nivel
qu e
ella
no
tenía
anter iormente;
la conv ier te
e n e l arma de
la « t ransmutac ión› › de los va lores ,
e l No al
serv i c io
de
un a
afirmación superior. ( M á s
allá
de l
bien
y d e l mal,
1 8 8 6 ; Genealogía
de
la
moral,
1887). -Es
la
tercera
metamorfos is
o
e l
devenir-niño.
Exper imenta , no
obs tante , angus t ias
y vivas contra-
r i edades. En 1882 tuvo la
aventura
c on Lou von Salo-
mé.
Es ta ,
u na m uc h a c ha r us a q ue vivía c on P au l
R é e ,
le p are c ió
a
N i e t z s c h e un discípulo i d e a l y d igna
de
amor. Siguiendo
un
esquema afect ivo que
ya
había
tenido ocasión de aplicar,
N i e t z s c h e le
sol ic i ta
ráp ida-
men te
matrimonio
por mediación
de
su
amigo.
Nie t z s c he
persigue un sueño:
s iendo
él mis mo
Diónisos, recibirá a Ariadna,
c on la
aprobac ión
de
Te s eo. Te s eo
e s
e l «Hombre super ior», u na im age n
paterna
-loque
ya
había s id o Wa gner para
N ie tzsche .
Pero
N i e t z s c h e no
s e
había a t rev ido a p r e t en de r clara-
mente a
Cós ima-Ar iadna. En
Paul
R é e , y anterior-
mente e n otros amigos, N i e tz s c h e e n cu e nt ra otros
tantos
Teseos,
padres más juveni les, menos impresio-
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 16/60
Nie tzsche
nantes l . Diónisos
e s
superior al Hombre s u p e ri or , t a l
c om o N i e tz s c h e
lo e s a Wagner. Con más r a z ón , c o m o
lo
e s a
Paul
Rée. Es
fatal,
e s
s a b i do
qu e
semejante
fan-
tasía
f racasa.
Ariadna
siempre prefiere a Teseo.
Malwida
von
Meysenburg como carab ina,
Lou
Salomé, Paul
R ée y
N i e t z s c h e
formarán un
ex t raño
cuarte to. S u
vida e n comú n
estaba
h e c h a d e d es ave -
nencias y de r e c o nc i li a c io ne s . E l is ab e t h , la h e rm ana
de Nie tzsche, posesiva y celosa, hizo todo lo posible
por la ruptura.
La obtuvo, desde
e l
momento en
que
n o lle g a
N i e t z s c h e ni a
desv incu la rse de su
h e rm ana
ni
a
a tenuar la s e ve rid a d
de
los
juicios
qu e
él
hacía
sobre ella («la g ente c om o mi h e rm ana e s
inevitable-
mente adversaria i r reconci l iable de
mi
manera de
pensa r y de
mi
losofía, es to se funda sobre
la
natura-
leza eterna
de
las cosas...››, «no amo,
mi
p ob re h e r ma -
na ,
las
almas
como
la tuya», «estoy
profundamente
har to de tu s i ndecen tes cha r las mora li zadoras . .. ›› ).
Lou Salomé
no
amaba
a N i e t z s c h e
c on amor; s e le
aparece
t ras
h a b e r escr i to, más t a rde , un libro extre-
m ad am e n t e
bello
sobre
N i e t z s c h e z .
N.
\\-, o
o o u 1
1 Y a en 1 8 7 6 , Nie tzsche
habia
pedido
e n matrimonio a
una joven
a
t ra v é s d e
Hugo von
S e n g e r ,
amigo
s u y o
-más
tarde S e n g e r s e c a s ó con
e l l a .
2 Lo u
Andreas Salomé,
Friedrich N i e t z s c h e , 1 8 9 4 .
La u i ò a
Nie tzsche s e siente cada ve z m ás s olo. S e
entera
de la
muerte de
Wagner ;
lo qu e reac t iva e n él
la
imagen de
Ariadna-Cósima. En
1 8 8 5 ,
Elisabeth se
casa c on
Fors ter , Wagner iano y an ti s e m i ta , nac i ona li s ta p rus i a -
n o; F ör st e r irá c on
El i sabe th
a
Paraguay a
fundar
un a
colonia de
a ri os p u ro s . N i e t z s c h e no
asiste a la
boda
y
no soporta
a
ese cuñado
enojoso.
A
otro rac is ta
le
escr i -
be :
«¿Quiere
dejar
de
enviarme sus publicaciones?
Temo por mi paciencia.›› S e suceden ,
e n
N i e t z s c h e , las
al ternanc ias de
euforia
y de depres ión , cada
ve z más
seguidas. Unas veces
todo le parece excelente: su
sas-
t re ,
lo
qu e c om e , e l recibimiento
de
la g e nt e, la fa s c i-
nac ión q ue c re e qu e e je rc e e n las t iendas. Otras
veces
le
ar ras t ra la desesperación: la ausenc ia de lectores, una
impresión de
muer te ,
de traición.
Llega e l gran año 1888 : El crepúsculo de
los
ídolos, El
caso Wfzgner, El Anticristo, Ecce
Homo.
Todo
sucede
como
s i las
facultades
creadoras de Nie tzsche s e
exa-
cerbaran,
tomaran un último impulso
qu e
precede al
hundimiento. Cambia inc luso e l tono e n estas obras de
una
gran
maestría:
una nue va
violencia,
un
nuevo
humor,
algo
as í
como lo que h ay
de
cómico
en
lo
Sobrehumano.
A
la
ve z
Nie t z sche levanta de sí una
cósmica imagen mundial
provocadora
( «e l
recue rdo de
algo formidable estará un d ía
l igado
a mi nombre»,
«sólo a
part i r
de
m í existe la g ran
política en
la
t ierra»);
pero
s e
concentra también
e n
e l ins tante,
s e preocupa
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 17/60
I
Nie tzsche
poder
representarlo.
E l ademán de apartamiento de los
l ilósofos, pecul iarmente negador
de l
mundo, host i l
a
la
vida,
incrédulo
para con
los
sent idos, desensualizado,
el
cua l
h a
s ido
mantenido has ta
época muy rec iente y que,
c on ello, h a g an ad o v igenc ia
cas i co m o ac t itu d
de filósofo por
excelencia sa actitud e s ante todo u na c o ns e c u e nc i a
de
la precar iedad de las condic iones bajo
las
q ue la losofía e n
ge ne ra l nació
y
subsist ió:
en
la m e d id a ,
a saber, en que po r
m u c h o
tiempo
la losofía no hubiera sido en absoluto posible
en
la
t ierra s in u na cáscara y una Vest idura ascéticas, s in un
ascé t i co equívoco
a ce rc a d e
sí. Dicho de m a n e ra g rá c a y
clara:
e l
s a c e r d o t e
a s c é t i c o ha
mostrado
h as ta é poc a m uy
rec iente la
repuls iva
y
sombr ía
forma
de
larva,
única
bajo
la
cua l
a
la losofía le fue dab le vivir y andar c on sigilo... ¿D e
veras
ha cambiado esto?
El m u lt ic o lo r
y peligroso b i cho
alado,
ese
«espír i tu» qu e esta oruga encerraba den t ro
d e
sí ,
¿de veras
ha
a c ab ad o a l fin, gracias a
un
mundo más solea-
do, má s cálido, más despe jado,
po r
abandonar
su h á bito y
ha podido
sali r a la
luz? ¿Exis te h oy ya bastante
orgullo,
osadía,
ar rojo, ap lomo,
voluntad d e l
espír i tu ,
voluntad de
responsab i l idad, l ibertad de la vo lu n tad , c omo p ar a q ue ver -
daderamente de ahora
en
adelante
en la
t ierra «e l lósofo»
ea
posible
? ..
(La
genealogía
de
la
moral,
III,
10. )
2 .
EL F I L ó s O P O
c R í T I c O
Soy un discípulo de l lósofo D ión isos , p re fe r i ría se r un
sát i ro a nt e s q ue un santo. [ .. .] Lo último qu e yo prometer ía
sería <<mejorar››
ala h u m a n i d a d .
No
h a y nuevos ídolos
er i -
gidos por mí;
qu e
los a n t iguos a p r enda n e l c os to de
t ener -
La filosofía 35
nobleza. Nues t ros
señores son
esclavos qu e triunfan
dent ro de un
deveni r-esc lavo universal :
e l homb r e
europeo,
e l
hombre
domés t i co ,
e l
b u fó n... N i e tz s c h e
descr i be los
Estados
modernos
como hormigueros ,
e n
los qu e
los
jefes y
los
p od e ro so s v e nc e n gracias
a
su
bajeza, por e l contag io de es a bajeza y de es a bufonería.
Sea cual
fuere
la
comple j idad
de N i e t z s c h e ,
e l l ec tor
adivina
fác i lmente e n
qu é
categoría
(e s
dec i r , e n qu é
tipo)
h a b r ía c la s i fi c a do la
raz a d e los
«señores››
conce-
b ida por lo s n az is . Cuando triunfa e l nihilismo, enton-
ce s y
solamente
entonces, la voluntad de po d e r cesa de
quere r
d e c i r
«crear›› ,
para
significar:
querer
e l
poder ,
de se a r
dominar (así
pues, atribuirse
o hacerse
atribuir
los v a lo re s e s t a ble c i d os , d inero,
honores,
poder...).
Ahora b ien,
e s t a
voluntad de
po d e r
e s
prec i samente
la
d e l
esclavo,
e s
la m a ne ra e n qu e
e l
esclavo o e l
impo-
tente
conc iben
e l p od e r , la i de a q ue
s e
h a c e n de él y qu e
apl ican cuando
triunfan.
Ocur re qu e un
enfe rmo
diga:
¡ah s i tuv iera
buena
sa lud, haría es to -y
a l
ve z lo
hará-, pero sus
proyectos
y su s concepciones s on
todavía
las de
un
enfermo,
nada
más
qu e
las de
un
enfermo. Lo
m i s m o sucede c on
e l e s c la v o
y c on
su con-
cepc ión d e l dominio o d e l pod e r.
Lo
mismo
sucede
c on e l homb r e reac t ivo y c on
su
concepc ión de la
acción. En todas
partes vuel ta
d e l re vé s d e
los
valores y
de
las evaluaciones, e n
todas
partes las cosas vistas
de sde
e l lado pequeño, invertidas las imágenes como
en un ojo de
buey.
Uno de los d i chos
más
grandes de
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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36 Nie tzsche
N i e t zsche
e s : « S e h a de de fe nde r s i e mpre a los fuertes
contra los débiles.››
Prec i semos,
e n
e l
caso
d e l
h o m b re ,
la s e ta pa s
d e l
triunfo d e l nihilismo. Estas etapas forman los grandes
hallazgos de la psicología
nietzscheana,
las categorías
de una
tipología de las profund idades :
1 °
El resentimiento: P or tu
culpa,
por tu culpa...
Acusac ión
y recriminación proyect ivas. S i soy débil
e
infeliz, e s
por
tu culpa. La vida reac t iva s e sustrae a las
fu e rza s a c ti va s , la reacción
d eja d e «actuar››.
La
reac-
c ión
s e convierte e n algo sent ido, e n «resentimiento››,
qu e
s e
ejerce
c o nt ra t od o lo
qu e
e s
act ivo.
S e
hace
qu e
la ac c ió n s ie n ta
«vergüenza››:
la vida
misma e s
acusada,
separada de su potenc ia, s e pa ra da d e lo qu e puede . El
cordero
d i ce : podría h a c e r todo lo qu e hace e l
águila,
tengo
e l
mérito
de impedírmelo,
qu e
e l
águila haga
como
yo...
2 °
La
mala conciencia: P or
mi
culpa... Momento de la
in t royección. D e s d e
e l
momento e n que
s e
ha
pescado
la
vida
c om o c on
un
anzuelo,
las
fuerzas reac ti vas pue-
de n regresar a sí mismas. Ellas in ter ior izan la culpa,
s e
l laman culpables, s e revuelven
contra
sí.
Pero,
de e s a
manera, dan ejemplo, convidan a la
vida
entera a reu-
nirse c on ellas, adquie ren e l
máximo
po d e r
contagioso
-forman comunidades
reactivas.
ExTRAcTos
_
S 7
[Cada ve z que
cortamos un texto de
Nie tzsche , los
puntos
suspensivos va n entre corchetes.- C ad a v e z
que
c i tamos un t e xto toma do de las
not as , la re fe -
rencia va
preced ida
de un asterisco.]
A )
¿ Q U E E s U N P I L O S O P O ?
«
actuar
de
manera
intempest iva,
e s dec ir ,
contra
el t iempo y ,
así,
sobre
el t iempo
y ,
espero, a favor de un
t ie mp o p or
venir.››
(Consideraciones
intempestivas)
1 .
EL
P I L O S O P O
E N M A S C A R A D O
E l
espír i tu f ilosóf ico
en
un
pr incip io
ha
tenido
siempre
que
disfrazarse y
permanecer
larvado
en
los
t ipos
anterior-
mente fi ja d os d e l
hombre contemplativo, a
guisa
de
sacer-
dote , hec h i c e r o , adivino,
en
genera l de hombre
rel ig ioso,
para en
alguna medida
siquiera s e r posible: el ideal a s c é t i c o
durante muc h o t ie mp o le h a serv ido al lósofo de forma de
apar ic ión, d e presupuesto de ex is tenc ia uv o qu e repre-
sentarlo para poder se r
fi lósofo,
tuvo que c r e e r
en
él para
6 5
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 19/60
Nie tzsche
Hasta
la fe ch a ( 19 6 5 ),
las principales edic iones
de
conjunto
son:
la de l
N i e tzsche -Arch i v
(1 9
volúmenes,
Leipzig, 1895-
1913);
la
«Musar ion Ausgabe» (2 3 vol., M u n i c h ,
1 9 2 2 - 1 9 2 9 ); la
de
S c h l e c h t a
(3
vol.,
Munich,
195 4 ) .
Estas
edic iones
no
responden comple tamente
a las exigencias
crí t icas normales.
Es probable que esta laguna quede cubierta
po r los
trabajos de
los señores
Colli
y M ont inar i .
L a N .R .E
ha
emprend ido en Francia la publ icación d e
las
Obras
Completas
a part ir d e e sta edic ión.
El problema lo plantea el papel d e
la
hermana. Su inuenc ia
en
el
N i e tzsche -Arch i v fue total. Pero a c a s o
h a ya q ue
dis t ingu i r
varias
cuestiones -que el señor Schlechta, en
rec ientes
polé-
micas, t iende a mezclar.
1 ° ¿Hay falsif icaciones? -Más
b ien
malas
le c tu ra s y
despla-
zamientos
de textos, e n la s
obras
de 1888.
2 ° Cuestión
d e
La
voluntad
d e p o d e r . -Se sabe que La volun-
ta d d e poder
no
e s un
libro
de
N i e tz s ch e . E n
las notas de los años
8 0 s e encuentran unos
40 0 pasajes,
n umer ad o s y
repart idos en
cuatro
grupos.
Pero un
número grande
de planes di ferentes son
de esta época.
La
voluntad
d e poder
fue compuesta
con e s a s
40 0
notas,
con otras de otra
época dist inta,
y según u n p la n de 1887.
Sería
m uy
importante
que
fue ran publi cados todos los p lanes.
Y s ob re
todo que e l conjunto de
notas
fuera objeto de una
ed i -
ción
crí t ica y
c ronológ ic a r iguros a ; lo
que no
e s
el
c a s o
de l
señor Schlechta.
3 ° Cuest ión
de l
conjunto
d e las notas. -El señor
Sch lech ta
pie ns a que los
«póstumos›› no aportan
na da e s e nc ia l, q ue
no
e s t é en
las obras publicadas
por Nie tzsche.
Semejante
punto de
vista
pone en
tela de ju ic io la interpretac ión de
la
losofía
de
Nie tzsche.
La filosofia 37
3°
El i deal ascético: momen to de
la sub l imac ión. Lo
qu e
nalmente
quiere la v id a d é bil o reac t iva
e s
la
negac ión
de
la
v ida.
S u
voluntad
de
po d e r
e s voluntad
de nada, como
condic ión
de
su
tr iunfo. La
voluntad
de
n ad a , a l revés ,
sólo tolera la
v ida
débi l ,
mutilada, reac-
t iva:
es tados
cercanos
a cero. Se
fragua e nton ce s la
inquietante alianza. La vida será
juzgada
según
valores
l lamados
superiores
a la
vida:
aquellos
valores piadosos
se oponen a
la v ida, la condenan, la
conducen a
la
nada;
solamente prometen
la
salvación a las
formas
más
reactivas, má s
débiles
y
má s
enfermas
de
la vida.
Esta
e s
la a lianz a d e l
D i o s - N a d a
y
d e l
Hombre-
R e ac t ivo. Todo s e ha
vuelto
de l revés: los esclavos
s e
l laman señores, los débiles
s e
l laman fue rtes , la bajeza
s e
denomina nobleza.
Se
d i ce
qu e
alguien
e s
noble
y
fuer te porque
carga: carga
con
e l
pe so d e los valores
«superiores», s e
siente responsable.
Incluso con
la
vida,
sobre todo c on la vida, le parece duro cargar. La s eva-
luaciones son deformadas hasta ta l punto que ya no
s e
puede
ve r
que
e l cargador e s un esclavo,
que
con lo
que
carga
e s
con
una
esclavi tud,
que e l
portalastres
e s
un
endeble -lo contrar io de un creador, de un bailarín.
Porque,
e n v e rd a d, n o
s e
carga
s ino
a
fuerza de debili-
dad,
no s e
obliga a cargar sino a
voluntad
de nada
(cf.
e l Bufón de
Zara tus t ra ,
y e l personaje
d e l
Asno).
La s precedentes
etapas
de l nih i l i smo corresponden,
según N i e t z s c h e , a
la
religión judía y después a
la cr is-
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
t iana.
Pero cuán to de
ello está
preparado
por
la
f i loso-
fía griega,
e s
dec i r , por la d e g e ne r ac i ón
de
la filosofía
e n
Gre c i a .
D e s d e
un punto
de
vista
más
genera l ,
Nie t z sche
muestra
cómo e s a s etapas corresponden
t a mb ié n
a
la g én es is d e
las
grandes ca tegorías d e l pen-
samiento. El
Y o, e l Mundo, D i o s , la
causal idad, la
na-
l idad, etc.
-Pero
e l
nih i l i smo
no s e
d e tie ne a h í y
pro-
sigue un camino qu e recorre toda nuest ra histor ia.
4°
La muerte de D ios : m o m e n t o
de
la recuperac ión.
Durante
m u c h o
t iempo, la muer te de
D i o s s e nos apa-
rece como
un
drama
intrarreligioso,
como
un asunto
entre
e l
Dios judío
y
e l
D i o s cr is t iano.
Has ta
e l
punto
de qu e ya
no
sabemos
b i en s i e s
el Hijo quien muere ,
m e r c e d al resen t imien to
d e l Padre ,
O s i e s e l Padre
qu ien muere , para que e l
Hijo
s e a
i nd e pe nd i e n t e ( y se
torne
«cosmopolita››). Pero
ya San
Pablo
funda e l
cr is-
tianismo sobre
la id e a
de
qu e Cris to muere
por
nuestros
pecados.
Con
la R e f orm a , la muer te
de Dios s e
con-
v ier te cada ve z más en un asunto entre Dios y e l hom-
bre .
Has ta
e l d ía en
qu e
e l homb r e
s e
descubre como
qu ien
mata
a Dios
y
quiere asumirse
e n
cuanto
ta l y
cargar
c on es e
nuevo peso. Quiere la consecuenc ia
lógi-
ca de
esta
m ue r te : c o nve rt ir s e él mismo
e n
D i o s , r e e m-
plazar
a D i o s .
La
i dea
de
N i e t z s c h e
e s
q ue la muer te
de Dios e s un
gran
acontecimiento ruidoso,
pero
no su f i c ien te .
Porque e l «n ih i l i smo› › continúa, apenas cambia de
LA O B R A
-1872:
El
nacimiento de la tragedia
-1873:
Consideraciones intempestivas.
I,
Da v id Strauss
-1874: lb id.
II,
S o b r e la
uti lidad
y lo s inconvenientes d e la histo-
ria;
lbid. III, Schopenhauer educador
-1876: Ib id. IV, Richard Wagner
e n
Bayreuth
-1878: Humano,
demasiado
humano
-1879:
El caminante y
s u sombra
-1881:
Aurora
-1882:
La
gaya
ciencia,
I-IV
-1883: As í habló Zaratustra, I-II
-1884: lbid., III
-1885:
Ibid.,
IV
-1886:
M ás allá de l bien
y
de l
ma l
--1 8 8 7 : L a genealogía
d e la
moral;
La
gaya ciencia , V
-1888:
El c a s o
Wagner;
El
c r e p ú s c u l o
d e
lo s ídolos; ElAnticristo;
Nietzsche contra
L I V a g n e r , '
Ecce
Homo.
(D e
estos
cinco
l ibros,
sólo El c a s o Wagner
fue
publ icado po r Nie tzsche ante s d e s u
enfermedad.)
La obra
de
Nie tzsche
comprende además
estudios
lológi-
cos, conferencias y cursos,
poemas,
composic iones
musicales y ,
sobre todo, gran cantidad de notas
(d e
donde
s e extrajo La
voluntad
d e poder).
6 3
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 21/60
La filosofia
forma. El nihilismo s igni f icaba has ta
este
momento:
deprec iac ión ,
negac ión
de la v ida e n nombre de los
va lores super io res .
Y
ahora:
negac ión
de
esos
valores
super iores,
reemplazo por valores
humanos -dema-
siado
humanos
( la
mora l reemplaza a la religión 5
la
uti-
lidad, e l p ro gr e s o, la historia m i s m a reemplazan a los
valores div inos). N a d a h a
cambiado , porque
s e
t rata
de
la m i s m a
v ida react iva ,
de la m i s m a
esc lav i tud ,
qu e
triunfaba a
la s om bra
de los
valores
divinos
y qu e
triunfa ahora
med iante
los valores humanos . Se t rata
d e l m i s m o
cargador,
d e l m i s m o
Asno, qu e
seguía car-
gado
c on
e l
pe so d e las
r e li qu i as d i v inas ,
de las cuales
respondía ante
D ios , y
qu e
ahora s e
c arga é l solo, e n
forma de autorresponsabil idad.
S e
ha
dado incluso
un
paso más en e l d e sie rto d e l
nih i l i smo: s e
pretende
abarcar toda la Rea l i dad,
pero
solamente
s e
abarca lo
qu e
h a
quedado de los va lores super io res , e l
res iduo
de
las fuerzas reactivas y de la
voluntad
de
nada.
Por e s o
e s
por lo qu e
N i e t z s c h e , e n e l libro IV de Zaratust ra ,
traza la g ra n miser ia
de los
qu e lla m a « H o m b re s supe-
riores». Estos
quieren
reemplazar
a
Dios
y
cargan
con
los valores humanos, c reen inc luso recobrar la
R e a l i da d ,
recobrar
e l
sent ido de
la af i rmación.
Pero
la
única
afirmación
de la q ue
s on
capaces
e s
s o la m e n te la
d e l «Sí›› d e l Asno, I-A, la propia f ue r z a r e a c ti va qu e
s e
carga c on los
productos
d e l nihilismo, y qu e cree d e c i r
sí
c ad a v ez
qu e
carga c on un no .
( D o s
obras
modernas
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
son profundas med i tac iones sobre el S í y el N o, sobre
s u auten t i c idad o su mistificación: N i e t z s c h e y ]oyce.)
5 °
El
último
hombre y e l hombre
q u e
quiere perecer :
momento de l n. L a muerte de
Dios
e s , pues, un acon-
tecimiento, pero que
espera aú n su
sent ido y
su
valor.
Mientras
no cambiemos
de
principio
d e
evaluac ión,
mientras
reemplacemos
los viejos valores por
nuevos,
marcando solamente nuevas
combinaciones
entre las
fuerzas reac t ivas y la voluntad de nada, nada h a cam-
b iado,
estamos
s iempre e n e l
reino de
los
valores
esta-
blecidos.
Sabe mos
e fec t i vamente qu e h ay v alo re s q ue
nacen
viejos
y
que,
d es de s u
nac imien to,
d a n p ru e ba s
de
su
conformidad, de su conformismo, de
su
inapti-
tud para
perturbar
cualquier o rd e n establec ido. Y , s in
embargo,
a c ad a p as o, e l nihilismo a v an z a m ás , la
ina-
nidad s e
revela mejor.
Pues lo
que aparece
en
la muer-
te de
Dios e s
que la
alianza de las fuerzas
reactivas
y de
la
voluntad de
nada, d e l Hombre reac t ivo y d e l
Dios
nihilista,
está rompiéndose:
e l homb r e h a pretendido
presc indir de Dios, equivaler a Dios. Los
conceptos
nietzscheanos s on c a te gor ías
de l
inconsciente.
Lo
importante e s
la
manera en
que e l
drama pros igue en
el
inconsciente:
cuando
las
fuerzas reactivas pretenden
segui r
s in «voluntad››, ruedan cad a ve z más le jo s d e n -
tro de l
abismo
de
la
nada, dentro de un m und o cada
ve z má s
despojado
de
valores,
divinos e incluso huma-
nos. Al nal de los Hombres superiores surge el último
Diccionario o e p e r s o n a j e s
Zaratustra ( v el
León):
Zaratustra
no e s Diónisos,
sino
solamente
su profeta.
H ay dos
maneras
de
expresar
esta
subord inac ión.
Sería
p os i ble d e c i r
e n
primer
lugar
qu e
Zara tus t ra no
va más
allá
d e l
«No››.
Este «No››
s in
du da
no e s ya e l d e l
nihilismo:
e s e l
« N o
sagrado» d e l
León. Es
la
dest rucción de
todos
los
va lores es tab lec i -
dos, divinos
y humanos,
que componían prec isamente
e l nihilismo. Es e l «No›› transnihilista, inheren te
a
la
t ransmutac ión.
P or
c o ns i gu ie n te , Z a r a tu s tr a
parece
h a b e r terminado su tarea
cuando
hu n de
sus
manos e n
la melena
de l
León. -Pero
en verdad
Zaratustra
va
má s allá
de l
N o,
aunque fuere
sagrado
o
t ransmutante.
Part icipa plenamente
de
la armación dionisíaca, e s
ya
la
idea
de esta afi rmación, la
idea
de
Diónisos.
Al igual
qu e
Dión isos desposa a
Ariadna
e n e l e te rno
Retorno,
Zaratustra
encuentra
sus esponsales
en
e l eterno
Retorno.
Al igual
que Diónisos e s e l
padre
de l
Superhombre, Zaratustra
llama
al
Superhombre
su
hijo.
Con
todo, Zara tus t ra
e s
de jado atrás por
sus
pro-
pios
hi jos; no e s má s que e l
pretendiente,
no e l ele-
mento
cons t it uyen te d e l
anillo
de l
eterno R etorno.
N o
produce
e l
S upe rh o m b re ,
vela por esta producción e n
e l
hombre,
creando
todas
las condic iones en las que e l
hombre
s e sobrepasa
y e s sobrepasado, y
en
las que el
León s e
convier te en N i ñ o .
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 23/60
Nie tzsche
h ac e r que
sienta
vergüenza todo
lo v iv ien t e , propagar
s u v e ne n o.
«iTu
queja
cont iene
un
señuelo».
7°
La
Sombra
viajera:
Es
la
act iv idad
de la
cultura,
que ha buscado, e n t od as par te s , real izar su objet ivo
(e l
hombre libre, selecc ionado y amaest rado) : e n e l reino
de D i o s , d e sp ué s d e la
muer te de D i o s ,
e n e l
conoci-
miento,
en la
f e l i c idad,
etc.
E n n in gu na parte h a
logra-
d o
su
objet ivo,
porque
es e
o bje tiv o m is m o
e s
un a
Sombra.
Es e objet ivo, e l
Hombre
super ior ,
e s
él mismo
algo fall ido, algo malogrado. Es la Sombra
de
Zaratust ra, en
absoluto
otra
cosa que su sombra, que le
sigue
a
todas
par tes,
pero
desaparece
e n
las
horas
importantes
de la Transmutac ión , Medianoche y
Med iod í a .
8° El
Adivina: D i c e
«todo
e s vano». Anuncia
la últi-
m a
fase d e l
nihilismo:
e l momen to e n
qu e
e l
h o m b re ,
de sp ués de
haber
med i do
la vanidad
de su esfuerzo por
reemplazar a D ios , p r e fe r i rá n o q ue r e r n ad a e n a b s olu -
to , antes qu e quere r la nada.
El adivino
anuncia
por
tanto
al
último
hombre.
Al
prefigurar e l nal d e l
nihilis-
mo,
ya va más
le jos que los
hombres
superiores. Pero
lo que
s e
le escapa e s lo que está aú n
má s
allá
de l
últi-
m o
homb r e : e l
hombre
que
quiere perecer,
e l homb r e qu e
quiere
su propio ocaso.
Co n éste
e l nih i l i smo s e
acaba
realmente,
e s
venc ido
po r sí mismo:
la
t ransmutación
y e l
superhombre
e s tán
cercanos.
La filosofia
hombre,
e l
qu e
d i ce :
todo
e s
en vano,
¡ante s apagarse
p a s iv a m e n te ¡A n te s u na nada
de voluntad qu e
un a
voluntad
de
nada Pero,
aprovechando
esta
ruptura,
la
voluntad de
nada
a s u ve z se vuelve contra
las
fuerzas
reactivas,
s e
convier te
en
la
voluntad
de
negar
la
vida
reac t iva m i s m a
e inspira
al hombre las ganas
de
des-
truirse act ivamente.
As í pue s, más
allá de l últ imo
hombre, h ay a ún el hombre q u e q u ie r e p e re c e r . Y ,
en
este
punto
de
acabamien to
d e l nihilismo
( M e d i ano c h e ) ,
todo está
l isto
-listo
para
un a t ransmutaciónl.
¬ k
La t ransmutac ión de todos
los valores
s e
dene así:
un
dev en i r
act ivo
de
las
fue r zas , un
triunfo de la a r ma -
ción
dentro
de la
voluntad
de poder. E n e l re ino d e l nihi-
lismo,
lo
negat ivo es
la
forma y e l fondo de la voluntad
de
poder ; la
armación e s
s ola m e nt e s e c un d ar ia ,
subord inada
a la ne g a c ió n , recolec tora y portadora de
los
frutos
de
lo
negat ivo.
D e
manera
qu e
e l
S í
d e l
Asno,
I-A, e s un falso sí,
algo
as í c om o u na c a ri ca tu ra de ar-
mación.
Ahora todo c am bia : la armación
s e torna
1 E s t a distinción entre
e l
último
h o m b r e y e l
h o m b r e
q u e q u ie r e
p e r e c e r
e s fundamental e n la
losofía
d e N i e t z s c h e : c f . ,
por
ejemplo, e n Zara-
t u s t r a , la diferencia entre la
predicción
de l adivino
< < E l adivino»,
l ibro
II )
y
la llamada d e Zaratustra (Prólogo, 4
y
5 ) . Ver lo s textos 2 1
y 2 3 .
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 24/60
Nie tzsche
esenc ia
o la
voluntad
de p od e r m is m a , e n c ua nt o
a lo
negat ivo,
subs is te ,
p e ro c om o e l modo de se r de quien
alirma,
como
la
agres iv idad
propia
de
la af i rmac ión,
como e l
relámpago
anunciador y e l
t rueno que s igue
a
lo af i rmado -como la crí t ica tota l q ue a c omp a ñ a
a
la
creac ión. D e este m o d o Z a ra tu st ra
e s
la afirmación
p u ra , p e r o s i e ndo p r e c is a m e n te quien l leva la
negación
a
su g ra do s u p re m o ,
h a c i e n do de
ella
u na a c c ió n,
un a
ins tancia al
serv i c io
dequien
a rm a y
de
quien creal .
lil
S í de
Zara tus t ra
s e
opone
al S í d e l A sno, ta l c om o
crea r s e
opone
a cargar. El No de
Zara tus t ra
s e opone
al
N o
d e l
Asno,
ta l
como
la
agres iv idad
s e
opone al
resent im iento . La t ra n smu ta c ión s ignica es a vuel ta
d e l re vé s d e las re lac iones
afi rmación-negación.
Pero s e
vc
que la
t ransmutac ión sólo e s
posible
al nal d e l
nihi l ismo. H a s id o p re c is o ir hasta
e l último
de los
hombres, después h as ta e l hombre que quiere perecer,
para
que la negac ión
misma, volviéndose
nalmente
con-
tr a las fuerzas
react ivas,
s e
conv ie r ta e n u na a c c ió n
y s e
ponga al serv i c io de un a armación super io r (d e ah í la
fórmula
de
N i e t z s c h e :
e l
nihilismo
venc ido,
p e ro v e n-
c ido por s í mismo...).
La
armación
e s
la
más
alta
potencia
de la voluntad.
P e ro ¿ qu é e s lo
afi rmado? La
Tierra,
la
v ida .
Pero
¿qué
fo rm a t om a n la
Tierra y
la
v ida
cuando
s on
obje to
de
c f . t e x t o 1 1 ° 2 4 .
Diccionario o e p e r s o n a j e s
s e a
pequeño o grande; e l
exacto conocimiento de
la
cosa má s ínfima reemplazará nues t ra
creencia
e n los
vagos «grandes››
valores.
He
ah í
por
qu é
e l
homb r e
cede
su brazo a la sanguijuela y s e propone como tarea
y c om o id e a l e l
conocer
un a
cosa
tota lmente ínfima: e l
cereb ro de
la sangu ijue la ( s in
ascender a
las causas
pri-
m e ra s ). P e ro e l homb r e de la s a n gu ij ue l a n o
sabe
qu e e l
conocimiento e s
la
propia
sanguijuela
y
que
él toma e l
re levo
de la moral y de la religión de sde e l momen to e n
que
persigue e l mi smo ob je t ivo
que
ellas:
s a j
ar
la vida,
mutil r
y juzgar
la vida.
5 ° El Mend igo
voluntario: E ste h a
renunc iado incluso
al conocimiento. Cree solamente en
la
fel ic idad huma-
na,
busca la fel ic idad
en
la
Tierra.
Pero la fel ic idad
humana, por l isa
y
l lana qu e
sea,
ni s iquiera
s e encuen-
tr a en
e l
populacho,
animada
como está por e l
resent i-
miento y la m a la c o nc i e nc i a. La felicidad h um ana
s e
encuentra
únicamente
entre las
vacas.
6 °
El M a g o :
Es
e l homb r e de la m a la c o nc i e nc i a , la
cua l
prosigue
tan to
en e l
re ino
de
Dios
como
después
de
la muer te
de
D i o s . La mala
conc ienc ia e s
esencia l -
m e n te c o me d i an te ,
exh ib ic ion is ta . D e s e m p e ña tod os
lo s p ap e le s , incluso e l d e l ateo, inc luso e l d e l poeta,
incluso
el
de
Ariadna.
Pero e l la s iempre miente y
recr i -
mina.
Al
dec i r «por m i culpa»,
quiere
susc ita r p iedad,
inspirar
culpabilidad
inc luso a los qu e
s on
fuer tes,
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 25/60
J
'r
_ ) - 4
Nie tzsche
hombres. E l último Papa
s e
ha quedado s in señor y con
to do n o
e s
libre, v ive
de
recuerdos.
2 °
Los
d os r ey es :
Representan
e l
movimiento
de
la
«moralidad de las
costumbres», que
s e
propone
formar
y amaes t ra r al h o m b re , producir u n h om b re libre
por
los
medios
más
violentos y
más
coact ivos. P or eso h ay
dos reyes,
un o de i zquierda
para
los
medios, otro
de
de recha p ar a
e l
fin. Pero,
tanto antes
como de sp ués de
la muer te de D i o s , tanto para los m e d ios c om o para e l
lin,
la moralidad m i s m a de las
costumbres
degenera,
amaest ra
y
selecc iona
al revés , y ca e e n
b e ne c i o d e l
<<populacho››
(triunfo
de
los
esclavos).
S on
estos dos
reyes lo s q ue
introducen
al Asno,
de
quien
los
h o m br e s
super iores
e n su conjunto
harán
su
nuevo dios.
3°
El má s
repugnante
de
los
hombres: El
e s
quien
h a
matado
a D i o s ,
porque
no soportaba
su p iedad.
Pero
s iempre
e s
e l v ie jo h o m br e , todavía
más
fe o: e n lugar
de
la m a la c o nc i e n c ia
de un
Dios qu e
h a
muerto
por
é l,
exper imenta
la m a la c o n c ie n c i a de un Dios qu e él h a
matado;
en
lugar
de
la
piedad
q ue p roc e d e
de
D i os ,
conoce
la
p iedad
qu e
procede de
los
h o m br e s ,
la
p iedad
d e l populacho,
aún
más insoportable. El e s quien diri-
g e la le t an ía d e l Asno y suscita
el
falso
« S í › › .
4° El hombre de la sangui juela: Ha quer ido reemplazar
los
valores
div inos, la rel igión e incluso la mora l po r e l
conoc im iento.
El conoc imien to debe se r cientíco,
exacto, incisivo: poco
importa
entonces
qu e
su obje to
La filosofia
a r m ac ió n? F or ma
desconoc ida
para nosotros qu e
solamente hab i tamos la superf ic ie
desolada
de la
Tierra
y
qu e
no
vivimos
s ino
es tados
próximos a
cero.
Lo
qu e e l nihilismo
condena
y
s e
esfuerza por negar no
e s
tanto e l
Ser,
porque e l Ser,
s e
sabe
d e sd e h a ce
m u c h o
t iempo, s e parece a
la N a da c om o
a un he rmano. Es
más
b ie n lo múltiple, e s
más
b i en e l deveni r . El nihi-
lismo cons idera e l d e ve n i r como a lgo que s e d e b e
expiar
y
qu e
debe se r reabsorb ido e n e l Se r ;
cons idera
lo múl-
tiple como algo
injusto
qu e debe se r juzgado y reab-
sorb ido e n lo Uno. El d e ve n i r y lo múltiple
s on
culpa-
bles,
és a
e s
la
primera
palabra,
y
la
última,
d e l
nihilis-
mo . Por lo tanto,
en e l
reino de l
nihi l ismo,
los móviles
de la filosofía
son
negros
sent imientos: un «desconten-
to», no
s e
s a b e qué angustia, qué inquietud de vivir-
un oscuro sentimiento de cu lpab i l idad. P or e l
contra-
rio, la
primera gura
de la
t ransmutac ión eleva lo múl-
tiple y e l d e ve n i r a
la potencia
más alta:
h a c e n
de
ella
e l obje to
de
un a af i rmac ión. Y e n la armación
de
lo
múltiple h ay la a le g ría
práct ica
de lo
diverso.
La ale-
gría
surge
como
s i
fuera
e l
único
móvil
para
losofar.
La
valoración de
los
sent imientos
negativos
o de
las
pasiones
t ri s te s , a h í
e s
donde
s e
encuen t ra la
mistifica-
ción
sobre
la
que
e l
nih i l i smo
funda su
poder.
(Y a
Lucrecio y Sp inoza
escr ib ie ron
páginas denitivas a
este respecto.
Antes qu e N i e t z s c h e , conc iben la loso-
fía como la potencia de afi rmar, c om o la lu c h a prá c ti c a
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 26/60
Nie tzsche
contra las mis t icac iones , como la expuls ión de lo
negativo.)
I
.o múltiple
e s
armado
e n
cuanto
múltiple,
e l d ev e-
nir
c s armado en
cuanto devenir.
Es como dec i r a
la
vc/. qu e la armación m i s m a
e s
múltiple, que e lla
m i s m a dev iene y s e
conv ie r te
e n ella
m i s m a;
y
qu e
e l
tlcvcnir
y
lo múltiple son ellos m i s m os a rm a c i on e s .
Ilay como
un
juego
de
espejos
en
la afirmación b ien
comp r en d ida : «Ete rna
armación...
¡E te rnamente soy
lu
alirmaciónl»
La segunda
figura de
la
t ransmutación
cs la
armación de
la
af i rmación, e l
desdob lamiento , la
pareja
divina
Diónisos-Ariadna.
l)iónisos s e deja
reconocer e n todos los caracteres
preceden tes . Estamos
lejos
d e l
primer
D ión i sos , e l qu e
N i e t z s c h e concebía
bajo
la
inuencia
de Schopen-
hauer ,
qu e
r ea b sor be la
v ida
e n
un
Fondo original
y
qu e forma
alianza
c on
Apolo
para producir la t ragedia.
lis
ve rdad que, de sde El
nacimiento
de la tragedia,
l)iónisos e ra definido por su
oposic ión
a S ó c ra te s , m á s
a ún q ue porsu alianza con Apolo: Sócrates juzgaba y
c o nd e na b a la
v ida
e n
nombre
de
los
valores super iores,
pero
Diónisos
present ía que la
v ida no
t iene qu e
se r
juzgada, qu e
ella
es
bastante justa,
bastante santa para
consigo misma.
Ahora
bien, a medida que Nie t z sche
avanza
en su
obra,
s e
le
aparece
la
verdadera
oposición:
ya
ni
s iquiera
D ión i sos
contra
Sócra tes ,
s ino
Diónisos
contra
e l Cruc icado. S u martirio parece c o m ún, pero
Diccionario ò e p e r s o n a j e s
c ión
dionisíaca.
Cris to
e s
«e l
más
in teresante de los
decadentes», un a e spe cie d e
B ud a. H ac e
p os ible u na
t ransmutac ión ;
de sde
este
punto
de
v is ta , la
propia
sín-
tesis d e Dión isos y de Cristo s e v ue lv e p os ib le :
«Diónisos-Crucifìcado››.
Diónisos.-
Acerca
de los
di ferentes
as pe ctos d e
D ión i sos , 1 °)
e n
re lac ión
c on
Apolo; 2 °) e n oposic ión
a
S óc ra te s ; 3° ) e n
contradicción con Cristo; 4°)
en
com-
plementar iedad con Ariadna,
cf.
la exposición anter ior
de
la losofía
de
N i e t z s c h e y,
más
adelante,
los
textos.
Hombres
super iores.- S on
múltiples,
pero son la prue-
ba de un a m i s m a empresa: tras la muer te de D i o s ,
reemplazan los valores divinos
por
valores humanos.
Representan por tanto el
deven i r
de
la
cultura, e s
decir ,
e l e s fu er zo por poner al hombre en e l sitio de D i o s .
Como e l principio de evaluac ión
permanece
igual,
como
no s e
ha
producido
la
t ransmutación,
ellos per-
t enecen
plenamente
al
nihilismo
e s tá n m ás c e rc a
d e l
bufón
de Zaratustra que de l
propio
Zaratustra.
S on
«fallidos», «malogrados››, y ni saben reír
ni
jugar ni bai-
lar.
En
un
o rd e n ló g ic o
su proces ión e s
la s iguiente:
1 ° El último Papa: Sabe que Dios ha
muerto,
pero
cree
qu e Dios s e h a asf ix iado a s í mismo, s e h a
asxia-
do de
p i e da d , al no po d e r s o por ta r
ya su
am o r
por
los
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 27/60
*
Nietzsche
Cristo (S an P ab lo
y
Buda).- 1 °)
Representa
un
momento esencial de l
nihi l ismo: e l
de
la mala con-
ciencia,
tras e l
resent imiento
judío.
Pero
s iempre
s e
t rata
de
la misma empresa de venganza y de enemistad
contra la vida; porque el a m or c r is t ia n o ú nica men te
valora
los aspectos enfermos y desolados de
la v id a .
Con su muerte, Cristo
parece
volverse
independiente
d e l
Dios
judío:
s e
vuelve
universal y «cosmopolita››.
Pero
ta n
s ólo h a
encont rado
un nuevo m e d i o de juzgar
la v ida,
de
universa l i zar la
condena
de la v ida, interio-
r i zando la c ulpa ( ma la conciencia). Cristo habría
muerto
por
nosotros,
ì
por
nuestros
pecados
Es a
e s
por
lo
m enos la
in terpretación
de San Pablo;
y e s esta
interpretac ión
la que venció en la
Iglesia
y en la histo-
ria. As í
pue s, e l mart i r io
de
Cristo s e
opone
al de
Diónisos: e n un caso la vida es juzgada y
s e de be
expiar;
en e l
otro
caso,
ella
e s lo
sucientemente justa
por s í m i s m a como para justificarlo todo. «D ión isos
contra
e l
Crucif icado». 2 °) P ero s i
s e
busca, por
debajo
y
má s
allá de la in terpretación
paulina,
cuál
era
el t ipo
personal
de
Cris to,
s e
ad iv ina
qu e
Cristo
p/ertenece
al
<<nih il ismo››
de
una manera muy
distinta.
El
e s
dulce,
alegre, no
condena,
ind i ferente a cualquier culpabil i-
da d ; quiere solamente morir,
desea
la
muer te .
En es e
sent ido, da
pruebas
de
un
gran avance con respecto a
San Pablo y
representa
ya
la fase s up re m a d e l
nihilis-
mo,
la de l último
Hombre,
e
incluso
la d e l
Hombre
qu e quiere p e re c e r: la fase
más
cercana
a
la t ransmuta-
La
filosofia
la
interpretación,
la e v a lu a c ión de es e martirio
difie-
ren: por
un
lado, e l
testimonio
contra la v ida, la empre -
s a
de
v e ng an z a q ue c on s is te
e n
n eg ar la
v ida ;
por
e l
otro lado,
la
armación de
la vida, la
armación de l
d e ve n i r y de lo
múltiple,
has ta
e n
la d i lacerac ión y los
m i e m b ro s dispersos
de
Diónisosl. D a n z a , l igereza,
r isa, son las
propiedades
de
Dión isos .
E n
cuanto
potencia
de la armación, Diónisos evoca un espe jo en
su
espe jo, un
anillo en su anillo: e s precisa un a
segun-
da armación para que la armación m i s m a se a ar-
mada. Diónisos t ien e u na n ov ia ,
Ariadna
(«Tienes ore-
jas
pequeñas ,
t ienes
m is
orejas:
pon
u n a p a la b r a
cuer -
da e n ellas››). La única palabra cuerda e s
Sí. Ariadna
concluye e l conjunto de re lac iones
qu e def inen
a
D ión i sos y al lósofo
dionis íaco.
Lo
múltiple no está
ya
somet ido a la jurisdicción de
lo
Uno, ni
e l deven i r a la
de l
S e r .
Pero Ser
y
Un o
hacen
algo mejor
qu e pe rd e r
su
sent ido, toman
uno nuevo.
P o rq ue a h or a
lo
Uno s e d i ce de lo
múltiple
e n
cuanto
múltiple (ast i l las o f ragmentos) , e l
S er
s e
d i ce
d e l de ve -
nir
e n
cuanto
deveni r .
Esa
e s
la
vuelta
d e l
revés
nie t zs -
cheana, o la t e rc e r a
gura de
la t ransmutac ión. Y a no
s e
opone e l d e ve n i r al Ser, lo múltiple
a
lo
Uno
(por se r
e s a s
mismas
oposiciones categorías esenciales d e l
nihi-
1 Cf texto no 9 .
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 28/60
Nie tzsche
lis-mo).
Por
el contrario, s e
afirma lo Uno
de lo
múlt i -
plc, el S er
de l dev eni r.
O
bien, como
dice Nie tzsche ,
s e
alìrma
la
neces i dad
d e l
azar.
Dión isos
es
jugador.
El
verdadero jugador convier te e l a z a r e n un objeto de ar-
mac ión:
arma los
fragmentos,
los
miembros
d e l azar;
dc esta
armac ión nace e l
número
necesar io,
qu e
vuel-
vc a t raer la t i rada
de
dados. S e ve cuál
es
esta tercera
lìgura: e l jueg o de l e te rno R e to rno. Regresar e s precisa-
mente
e l
se r de l devenir,
lo
un o de
lo
múlt ip le, la nece-
s idad
d e l
azar.
Hay por
tanto
qu e ev i tar h ac e r d e l eter -
no Re to rno un
retorno
de
lo
Mismo. Eso sería
desconocer
la
forma
de
la
t ransmutación,
y
el
cambio
e n la
relación
fundamental .
Pues lo Mismo no preex iste
a lo d ive rso
(excepto e n la categoría d e l nihilismo). Lo que regresa
no
v s
lo
M i s mo ,
porque
e l regresar e s la
forma original
de
lo
Mismo, que
s e
dice
solamente de lo
diverso,
de
lo
múl-
t iple,
d e l d e v e nir .
Lo Mismo
no re gre s a, e l regresar y
sólo él e s lo M i s m o de lo q ue d e v ie ne.
V a
en esto
la
esencia
de l eterno
Retorno.
Esta
cues-
t ión de l
eterno
Retorno debe
quedar
despejada de
toda
clase de
temas
inútiles
o falsos.
N os
preguntamos
a
veces c óm o
h a podido
N i e t z s c h e
c r e e r nuevo y prodi-
gioso semejan te
pensamiento,
que parece no obstante
f recuente e n los antiguos: pe ro p r ec i sa men te
Nie tzsche sabía bien que no s e encuentra e n los anti-
guos,
ni
e n Grec ia ni en Or ien te , excepto de un a ma ne -
ra parc ia l
e
inc ie r ta ,
e n
un sent ido muy distinto al d e l
n i e t zscheísmo. Y a N i e t zs c h e m a ni fe s t ab a
la s r es e rv as
Diccionario
o e
p e r s o n a j e s
no, un « n o › › de l
resent imiento.
Y
aú n más, su Sí
( I-A,
I-A)
e s un
falso s í.
Cree
que
armar
signica c a r g a r .
asumir.
El
asno
e s
e n
primer
lugar
e l
animal
cr is t iano:
carga
con e l pe so d e los valores l lamados «superiores a
la v ida».
Tras
la muerte de D i os ,
carga
consigo mismo,
carga
c on e l pe so d e los
valores
«humanos›› ,
pre tende
asumi r « lo real
ta l c om o
e s › › : e s desde
entonces
el
n ue v o d ios de los
«Ho m b re s
superiores».
D e
cabo a
rabo, e l Asno e s la
car icatura
y la traición d e l S í dioni-
síaco,
afirma, pero sólo
afirma los
productos
de l
nihi-
l ismo.
Por
lo
tanto,
sus la rgas ore jas s e oponen
a las
pequeñas ore jas ,
redondas
y
laberínt icas,
de
D ión i sos
y
de Ar iadna.
Bufón
(Mono,
Enano o
Demonio).-
Es la car icatura
de Zaratustra. Lo imi ta, pe ro c omo la pesadez imi ta la
lig e re z a . R e p r es e nt a
también e l pe o r peligro de
Zaratustra: la t ra ic ión de la doctr ina. E l
bufón
despre-
c ia,
pero
su d e s pre c io p ro ce d e d e l
resent im iento .
Es e l
espír i tu
de
la
pesadez.
Lo
mismo
qu e
Zara tus t ra ,
él
pretende superar, dejar atrás. Pero para él dejar atrás
significa:
o
bien
hacer
q ue c arg ue n c on él ( t repar a los
hombros
d e l h om bre y d e l
propio Zaratustra) , o
bien
saltar por enc ima. S on
los dos
contrasent idos posib les
acerca de l «Superhombre›› .
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 29/60
t Nie tzsche
Araña (o Í lZzrántula).-
Es
e l espír i tu de la v e nga nz a o
d e l resent imiento. Su poder de contagio e s su veneno.
S u
voluntad e s
un a
voluntad
de
cast igar
y
de
juzgar.
S u
arma e s
el hi lo, e l hilo
de
la
moral.
S u predicación
e s
la
igualdad (íque
todo
el
mundo
s e
vuelva semejante a
ellal).
Ariadna
(y 7êseo).-
Es e l Ánima. Fu e amada por
Teseo, y ella
lo
amó.
Pero
precisamente entonces ella
t en ía e l hi lo,
era un
poco
araña,
fría
cr iatura de l resen-
t imiento. Teseo
e s e l
H é roe , una im age n d el
Hombre
superior.
Tiene
todas
las
inferioridades
de l
«Hombre
superior››:
cargar,
asumir,
no saber
desuncirse,
ignorar
la li ge r eza .
E n ta nto que
Ariadna
am a a Teseo, y e s
amada por
él, su feminidad
permanece aprisionada,
ligada por
e l hilo.
Pero cuando Diónisos-Toro
s e acer-
c a , aprende lo que e s la verdadera armación, la
verda-
dera ligereza .
S e
convierte e n
e l Anima
afi rmat iva,
que
dice Sí a
Diónisos. Entre
ambos
forman
la pareja
cons-
tituyente d e l
eterno R e t o rno
y
engendran al super-
h o m b re .
Porque:
«cuando
e l
héroe
abandonó
e l
alma,
solamente
entonces
s e acerca
en
sueños e l superhéroe».
Asno ( 0 Camello).- Son
animales de l des ier to
(nihi-
lismo).
Cargan,
cargan c on fa rdos h as ta e l
fondo
de l
desier to. El A s no t ie n e
dos defectos:
su
N o
e s un falso
La
filosofía
más expresas acerca de Herácl i to.
Y
que
ponga
e l
eter-
no R e t o rno e n b oc a de
Zara tus t ra ,
c om o u na s e rp ie n te
e n
la ga rganta ,
solamente
signica
q ue le p re s ta
al
per -
sonaje ant iguo de
Zoroas t ro
lo qu e e ra menos c ap az d e
concebi r . N i e t z s c h e
expl ica
qu e toma
e l personaje de
Zara tus t ra como
un eufemismo,
o
mejor
d i c h o , como
un a antífrasis y un a metonimia, conced iéndo le inme-
d ia tamente
e l
b e ne c i o
de c o nc e p to s nue v os
qu e
él no
podía formarl.
N os
preguntamos
ta m bié n lo
qu e
h a y de sorpren-
den te
e n e l eterno
Retorno,
s i c on s is te e n un
c ic lo,
e s
dec i r ,
e n
un retorno
d e l Tod o,
e n
un
retorno
de
lo
Mismo, e n
un retorno a lo
Mismo:
pero,
prec i samen-
te , no
s e
t rata
de eso. El secre to de
N i e t z s c h e
e s que e l
1 Cf .
Ecce Homo,
« Por q ué s oy un dest ino»,
§ 3. --
En
últi-
mo término, e s m uy dudoso que
la
id ea d el eterno Retorno
haya sido
nunca sostenida
en e l mundo antiguo.
El
pensa-
miento griego en
su
conjunto e s m uy retice-nte ante este
tema:
cf. e l
reciente l ibro de Charles Mugler , D e ux t h e m e s
d e la
c o s m o -
log ie grecque:
deveni r cyclique
et
pluralité
d e s
mandes
(Klinsieck,
1953). Y ,
según
la opinión de
los especialistas,
lo m is m o sucede
co n
e l
pensamiento chino,
o
h indú ,
O
i raní,
O babilónico. La
oposición de un t iempo c ircular en
los
antiguos y de u n t ie m p o
his tór ico e n los
modernos e s un a
idea
fáci l
e
inexacta. Por todos
los
conceptos podemos, con
e l propio
N
i e t zsche ,
considerar
e l
eterno Retorno como
un descubrimiento
nietzscheano,
que
t iene
únicamente premisas
antiguas.
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 30/60
Nietzsche
e t e r n o Retorno
e s
s e l e c t i v o . Y
doblemente selectivo. En
primer lugar
c om o p e ns a m ie n to. P o rq ue
nos da un a
le y
para
la
autonomía
de
la
voluntad
desembarazada
de
toda
m or al: lo
que yo
quiera (m i pereza,
mi gula, mi
cobardía,
tanto mi vicio como mi virtud) «debo›› que-
rerlo de ta l manera que quiera también su eterno
Retorno. S e
halla el iminado
el
mundo
de los « s em i-
quereres››, todo
e s o
que
queremos
a
condic ión
de decir :
una vez, nada
má s
que una vez. Incluso una cobardía,
una pereza qu e
quis ieran su eterno
R e t o rno
s e
tornarí-
an
algo
distinto de
un a
pereza, de una
cobardía:
s e tor-
narían
activas
y
s e
convert irían
en
potencias
de
afir-
mación.
Y el eterno
Retorno
no
e s
sólo e l pensamiento selec-
t ivo, s ino tamb ién e l S er select ivo. Unicamente regre-
s a la afi rmación,
únicamente
regresa lo que
puede
se r
afirmado, únicamente la a legría
retorna. Todo
lo que
puede se r negado,
todo
lo qu e e s negación, e s expulsa-
do por e l movimiento mismo de l
eterno
Re t orno. Nos
t cmemos qu e las combinaciones d e l nihilismo y
de
la
reacción
no
regresan
eternamente.
El
eterno
R e t o rno
debe se r
comparado con un a r ue da , pe ro
e l
movimien-
to de
la rueda está do tado de
un
po d e r c e n t r ífug o , qu e
ahuyenta
todo lo negativo. Ya que e l se r
s e
afirma de l
devenir ,
expulsa
de sí todo lo que contradice la
arma-
c ión,
todas las
formas
d e l nihilismo y
de la r e a c c ión:
D i c c i O N A R i O D E
Los
P R I N C I P A L E S
P E R S O N A J E S
D E NiErzscHE
Q
177 ¬
Hu
guila
(y Serpiente).- S on
los animales de
Ašaratustra.
La
serpiente
s e enrolla
al rededor
e l
cuello
d e l á gui la .
Ambos
expresan
po r
tanto e l
eterno Retorno como Alianza, como anillo
de
los anillos,
c o m o
esponsales
de la pa re ja divina
Diónisos-Ariadna. Pero lo
expresan
de manera animal,
c om o una certidumbre inmed ia ta o un a
ev idenc ia
natural. ( Se le s
escapa
la
esencia
de l e te rno Retorno,
e s
decir ,
su
carácter
selectivo, tanto desde e l punto de
vis ta d e l
pensamiento
como
de sde
e l
Ser.)
También
conv ier ten e l eterno Re to r n o e n una «cháchara›› , e n
una
«cantilena››.
M á s aún:
la
serpiente desenrol lada
expresa lo qu e
h ay
de insoportable
y
de
imposible
e n
e l
eterno Retorno,
e n
tanto qu e
s e
lo t om e
por
un a cer t i -
dumbre natural según la cual «todo regresa».
53
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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~ : Nie tzsche
dor. Zaratustra llama al
superhombre
su
niño,
pero e s
superado
por él,
cuyo
verdadero
padre
e s Dión isos l . S e
completan
as í
las
guras
de
la
transmutación:
Diónisos
o la
afirmación; Diónisos-Ariadna
o la
ar-
mac ión desdob lada ; e l eterno
Retorno,
o la armación
redob lada; e l
superhombre , o e l
tipo y e l producto de
la afirmación.
1 '
Nosot ros ,
lectores
de
N i e t z s c h e ,
debemos
ev i tar
cua-
tr o
pos ib les cont rasent idos :
1°) sobre
la
voluntad
de
poder (creer que la
voluntad
de poder signica «deseo
de dominar» o «querer e l poder») , 2 °) s ob re los fuer tes
y los
débiles
(creer que los
má s
«poderosos››,
en
un
régimen social,
son por e l mismo motivo «fuertes››); 3°)
sobre e l eterno Re to r n o ( c re e r q ue se t rata de una vie ja
idea,
tomada
d e lo s
griegos,
de los hindúes, de los babi-
lonios...;
c ree r que
s e
trata de
un c i c lo ,
o
de un
retorno
de
lo
Mismo,
de
un retorno a
lo
mismo),
4 °)
sobre
las
últ imas obras (creer que e s a s obras son excesivas o que
e s tá n y a
descal icadas por la locura).
1Cf.
texto
n° ll.
La
filosofia
mala
conc ienc ia,
resent imiento... ,
sólo s e los
verá
una
vez.
S in embargo,
en
muchos
textos,
Nie tzsche
conside-
ra
e l
eterno
Retorno
como un
ciclo donde
todo regre-
s a ; donde lo M i s m o regresa, y que regresa a lo m ismo.
-Pero ¿qué significan
e s o s
textos? Nie tzsche e s un
pensador qu e
«dramat iza›› las Ideas, e s dec i r ,
qu e
las
presenta como acontecimientos
sucesivos,
a niveles
diversos
de
tens ión. Lo
h e mo s
v is to
ya
e n e l caso
de
la
muerte
de Dios. D e l mismo modo, e l eterno Retorno
e s
objeto
d e d os exposic iones (y habría h ab i d o aún
más
s i
la ob ra n o
hub iera
s ido
interrumpida
por
la locura,
impid iendo una progresión que
e l propio Nie tzsche
había conceb ido
explíc i tamente).
Ahora b ien, de
las
dos e x po s ic io ne s q ue nos quedan, un a
concierne a
Zaratustra
enfermo y otra
a Zaratustra
convaleciente y
casi curado. Lo qu e hace qu e Zara tus t ra enfe rme e s pre -
c is am e nte la id ea d e l
c ic lo:
la i dea de qu e Todo regre-
s e ,
de que lo M i s m o regrese, y de que todo
regrese
a
lo
mismo. Porque e n es e caso e l e te rno Re to r n o no e s s ino
u na h ipó tes i s , u na h ipó tes i s
banal
a
la ve z que
terrorí-
fica.
Banal
porque equivale a un a cer t i dumbre natura l,
animal, inmediata (por eso e s por lo qu e
Zara tus t ra ,
cuando
e l
águila
y
la s e r p ie n t e
s e
esfuerzan e n
conso-
larlo,
le s responde:
habéis conver t ido e l
eterno
Retorno
en una «cant ilena», habéis
reduc ido
el eterno
R e t o rno a un a fórmula bien conoc ida, demas iado
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 32/60
Nie tzsche
conocida)1.
Terroríca
también, porque,
si e s
verdad
que todo
regresa,
y que regresa a lo mismo, entonces el
hombre
pequeño
y
mezquino,
e l
nihilismo
y
la
reac-
c ión ta mb ié n
regresarán
(por
e s o e s por
lo
que
Zaratustra clama su
gran
asco, su gran
desprecio,
y
d e c la ra q ue no p ue d e , q ue n o q uie r e , qu e no
s e
at reve
a dec i r e l
eterno
Retorno)2.
¿Qué
ha
s uc e d ido c uando Zaratustra está
convale-
c iente? ¿Simplemente
s e
ha impues to soporta r lo que
h a st a h ac e un i ns t an te n o soportaba? Acepta e l eterno
Retorno,
capta
su
alegría.
¿ S e
trata solamente
de
un
camb io
ps icológ ico?
Ev i d e n t e m e n t e no .
Se
t rata
de un
cambio
en
la comprensión y la signicación de l e te rno
Retorno
m is m o. Z a ra tu st ra reconoce
que,
estando
enfe rmo,
no había comp r en d ido
e n absoluto
e l
eterno
Retorno.
Que
éste no e s un ciclo,
que
no e s retorno de
lo M i s m o , ni retorno a lo mismo. Q ue no e s una
lisa
y
llana e v i d e nc ia
natural ,
des t inada
espec ia lmente
a
los
animales,
ni u n t ris te
castigo moral, dest inado espe-
cialmente
a
los
hombres.
Z a rat us t ra comp ren d e
la
identidad
«e te rno Retorno=Ser
selectivo».
¿Cómo lo
qu e
es
reac t i vo
y
nihilista,
lo negat ivo, podría regresar,
de sde
e l momen to e n que e l eterno R e t o rno e s e l se r
1 Cf. As í
habló
Zaratustra,
III,
« E 1
convaleciente», § 2 .
2 Cf.
texto
1 1 °
27 .
La filosofia 5 1
qu e se
d i ce
únicamente de la afirmación, d e l dev en i r
en
acción?
R ue da centrífuga, «supremo
a stro d e l
S e r ,
qu e
ningún
deseo
alcanza,
qu e
ningún
n o m a n c illa » .
E l
eterno Retorno
e s
la Repet i c ión, pero
e s
la
Repet ic ión que s ele cc iona, la
Repet i c ión
que salva.
Prodig ioso secre to de
un a
repet i c ión l iberadora y
select iva.
La
t ransmutación
t iene, por
consiguiente, un
cuarto
y
último
aspecto: implica y
produce e l
superhombre .
Porque, en su esencia humana, el hombre e s un se r
react ivo, qu e combina sus fo rm a s c on e l nihilismo. El
eterno
R e t o rno lo
repele
y
lo
expulsa.
A
la
t ransmuta-
ción
le
atañe
un a
conversión
radical
de
esencia, que
s e
produce
en
e l hombre, pero que produce e l superhom-
bre. El
superhombre
d e s i gna e x a c ta me n te
la r e c og ida
de
todo
lo
que puede
se r armado,
la
forma
super ior
de
lo
que
e s , e l t ipo
que representa
el Ser selectivo, e l vás-
tago y la subjetividad de
este ser.
Está por
lo
tanto e n e l
cruce
de dos
genealogías.
Por una parte,
e s
producido
en
e l
hombre, por
mediación
de l último
hombre
y de l
hombre
que
quiere
perecer,
pero
má s
allá
de
ellos,
como
un
desgarramiento
y una transformación de la
esenc ia humana. Pero, por otra par te, aunque produci-
d o e n e l
h o mb re , n o
e s producido
por
e l h o m b re : e s e l
fruto de Diónisos y de Ar iadna. El propio
Zara tus t ra
sigue la
primera
l ínea genealógica;
as í
pues, permane-
ce
por debajo de D ión i sos ,
e s
su
profeta
o su anunc ia-
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzscbe
¿Junto a quién
querría yo ir sino
junto a ti? ¡Quédate ,
siéntate ¡Pero no me mires ¡Honra a s í
_
m i fealdad
Ellos m e p e rs ig ue n :
ahora
eres
tú
mi últ imo refugio.
N o
con
su
odio,
no
con
sus
esbirros
_
oh ,
de
ta l
persecución
yo m e burlaría
y
estaría
orgulloso y contento
¿ N o e s tu vo hasta
ahora
siempre e l
éxi to de parte
de los
b ien persegu idos? Y
quien
pers igue b ien , aprende c o n fa c i-
lidad a seguir
_
pues qu e ma r c ha
_
e t rás
Pero e s
de su
compasión_
e s
de su compas ión
de
lo qu e huyo, buscando refugio e n
ti .
O h
Zaratustra,
protégeme,
tú
mi últ imo refugio,
tú e l
ún ico qu e
m e h a
adiv inado...
i
.........
. . ]
Tú
mismo emp er o _ponte e n g ua rd i a t am b i é n
a
ti
m i s m o
cont ra
tu
compas ión Pues muc hos es tán e n cami-
no
hac i a
ti, muchos qu e
suf ren,
qu e
duda n,
qu e desesperan,
que s e ahogan, que s e
hielan._
T am b ién c o nt ra m í
te
pongo
en
guard ia . Ace rtaste m i
mejor,
mi
p eor acer t i jo,
a
mí mismo
y
lo
qu e hacía.
Y o
conozco e l h a c ha q ue te
derr iba.
Pero
El_enía que
morir: miraba c on
unos
ojo s q ue lo
veían todo
_
eía las p ro fund id a d e s y las honduras
de l
h o m b r e ,
toda
la
disimulada
ignominia y
fealdad
de
éste.
S u compas ión
no
conocía e l pudor:
penet raba
arrastrán-
dose
has ta
m is
r incones
más
sucios. Ese
cur ioso
super la t i -
vo, super-entromet ido,
super-compas ivo, tenía
que morir.
M e
veía
s i emp r e : de ta l t e st ig o q uis e v e ng ar me
_ no
vivir.
El Dios qu e veía
todo,
también al
hombre:
¡ese Dios
tenía
qu e
morir El hombre
no soporta qu e ta l t es t igo
viva».
E D C I Í T G I C I Z O S
s e sobre
pies
de barro. Derr ibar í d o l o s (m i palabra para«ide-
ales››)
so sí e s ya cosa
de
mi
oficio.
A la rea l idad
s e
la h a
despojado
de
su
valor, de
su sentido,
de
su
verac idad
en
la
med ida
en
que
s e
inventó
m e n d o s a m e n t e
u n m un do
ideal...
E l
«mundo
verdadero» y e l «mundo aparente» i cho s in
a mb ag es : e l mundo mentido y la realidad... La mentira de l
i dea l
fue
has ta ahora
la
maldición qu e pendía
sobre
la rea-
li da d , p or
ella
la
humanidad misma
ha
s ido hecha mendaz
y
s e
h a vuel to falsa
has ta
en sus
instintos más
bajos
asta
adorar
los valores inversos de aquellos únicos
qu e habr ían
s ido
para
el la garantía
de
prosper idad, de
futuro,
d e l
eleva-
do d e r e c h o al futuro.
uien
sabe
resp i rar e l
aire
de mis escr i tos
sabe
qu e e s
un aire
de
alturas, un aire fuerte.
Uno
t iene qu e
es ta r
h e c h o
a e s e
aire, de lo
contrario
s e
corre
e l pel igro no
pequeño
de
resfriarse
en
él.
E l hielo
está
cerca,
la
soledad e s inmensa
m as , ¡ qu é t ranquilas yacen las cosas tod as e n la luz
,
¡ cuán
l ib remente respira uno , ¡cuántas
c o s a s
siente
un o
debajo de
sí
-
a losofía, t al c om o hasta ahora yo la h e
entendido
y
vivido, e s vivir
de
grado en e l
hielo
y e n la a lt a montaña
s
bus c a r t od o lo e x tr añ o y lo
problemát ico
en e l exis t i r ,
todo
lo
qu e has ta
ahora
había s ido
proscrito
por la moral.
A p artir
de una
larga exper ienc ia , proporcionada po r e s e
a nda r e n
lo
prohibido,
aprendí
a
ve r
d e
manera
muy
distin-
ta de lo qu e sería deseab le las
causas
por las c ua le s h a s ta
ahora
s e h a mora l i zado
e
i dea l i zado: la historia oculta
de
los
fi lósofos, la psicología d e s us grandes nombr es e s
lo
qu e
s e
m e reve ló.
-
Cuánta
verdad soporta, cuánta
verdad o s a un
espír i tu?,
esto
e s
lo
qu e
s e
fue
convirtiendo para
m í,
cada
ve z m ás , e n
autént ico
medidor
de l
valor. El error (-lare -
enc ia en e l i dea l-
no
e s la ceguera, e l error e s la cobardía...
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 34/60
k
Nie tzsche
Cada conquista,
c ada p as o
adelante
en
e l
conocimiento s e
sigue de l
coraje, de
la dureza
para consigo, de la
l impieza
para
consigo...
Y o no
refuto
los
ideales,
solamente
me
pongo
guantes ante
ellos...
Ni t imur
in vetitum: bajo
este
signo
vencerá un día
mi
losofía, pues
hasta
ahora s e
prohib ió por
pr incip io s iempre
sólo
la v er da d.-Ecce
Homo, Prólogo,
2-3.)
3 . EL P 1 L ó s O P O I N T E M P E S T IV O
Aquí, empero, vivimos las consecuencias de
e s a
doctr ina
rec ientemente
predicada
desde todos los tejados de que e l
Estado
e s
la m e ta s up re m a
de
la
h uman id a d , y
q ue para
un
hombre
no h ay d e be re s m ás altos
que
serv i r al E s ta d o: e n
d on de n o re conozco yo
un a recaída en el
paganismo,
sino
e n la
ne c e da d . Pu ed e se r
qu e
un
hom bre
así, qu e
ve
e n
e l
servicio
al Estado su má s alto deber, no conozca
realmente
d eb ere s m ás
altos;
pero por es o h ay más a llá , c on
todo,
otros
hombres y
otros
deberes y un o d e e stos deberes,
qu e al menos para mí cuenta má s qu e e l
serv ic io
a l E s t ad o ,
ma nda
destruir
la n e c e d ad e n cualquiera
de
su s formas, por
ende también
e s a necedad. Por e s o m e oc up o a quí c on una
espec ie
de
hombres
cuya
teleología
señala
algo
más
allá
d e l
b i enes t a r
de
un Estado,
c on
los fi lósofos, y
c on
éstos
sólo
e n
lo q ue t oc a a
un
mundo
que,
a su vez , e s bastante i ndepen -
dien te de l
b i enes t a r
d e l E s ta d o:
la
Cultura.
De
los muc hos
anillos
que,
en
una
mutua ligazón
s in
orden
ni
concierto,
consti tuyen la
comunidad
humana, algunos
son
de
oro y
otros de tumbaga.
Ahora
bien,
¿cómo
considera
el lósofo la Cultura en
E¿X`ll (lClL().S
2 0 .
Dios H A M U E R T O
«¡Zara tus t ra ¡Zara tus t ra ¡Ac ie r ta mi acer t i jo ¡Di,
di
¿Qué
e s
la
venganza cont ra e l
Testigo?
Y o
te atra igo p a ra q ue v ue lv a s atrás, ¡aquí h a y
hielo resba-
lad izo
¡Cuida ,
cu ida
de qu e tu orgullo no s e rompa
aquí
las
p iernas
¡T ú te crees
sabio,
orgulloso Zaratustra Acier ta ,
pues,
e l
a c e r ti jo , t ú ,
duro
cascanueces,
_
e l
acer t i jo que yo soy
¡Di,
pues:
quién
s oy
yol»
_
M as
cuando
Zaratus t ra h u b o
oído estas palabras _
¿qué creéis
q ue en tonces ocurrió
con su
alma?
La
compa-
sión
le acometió;
y s e
desp lomó de golpe,
como
un
roble qu e
ha
r es is t ido duran te
largo
t iempo
a
muchos leñadores
_
de
manera
pesada,
súb i ta , p a ra e s p an to inc luso
de
quienes
quer ían abat ir lo. P e ro e ns e gu id a volvió a le v an ta rs e d e l
suelo,
y su ros t ro s e endurec ió .
«Te
reconozco
b ien», dijo c on broncínea
voz:
«/'tú e r e s e l
asesino
de
Dios D é j a m e
marchar .
No
soportabas
a aquel
qu e
te veía
_ue
te veía
s iempre y
por entero, ¡ tú , e l m ás fe o de los hombr es ¡Tomaste ven-
ganza
d e
es e test igo ››
A s í h a b ló Z a r at us t ra
y
q ui so m a rc h a rs e ; mas e l inexpre-
sable
agarró
un a
punta
de su
ves t i do
y
c omenz ó
de
nuevo
a gorgotear y
a
buscar palabras.
« ¡Q u é d a te ,
dijo
por fin
_
_quédate
¡N o pases
d e largo He ad iv inado q ué h a c ha
fue la
que
te derr ibó:
¡Salve,
Zaratustra,
por estar
de
nuevo
e n p ie
H as ad iv inado,
lo
s é b ien , c ómo s e s iente e l q ue le
mató
_
e l ases ino
d e
D i o s . ¡Quédate
Ve n a
sentar te conmigo, qu e
no
e s
cosa baldía.
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzscbe
tanto como queráis
o
no hagáis
nada:
da igual
todo.
Vuestras secretas conspiraciones han sido
descubiertas,
e l
carce lero os h a es tado
esp iando
últimamente
y
quiere
someteros
a
un
juicio terrible
e n
los
próximos
días.
Le
conocéis, e s duro y
de
ánimo rencoroso. Pero ahora pres tad
atenc ión:
has ta
a hora m e habé is d e s c on oc id o; n o
so y lo
que parezco, sino mucho más:
yo soy
e l hi jo
de l
carcelero
y
puedo conseguir lo
todo
d e él. Puedo salvaros, quiero salva-
ros; pe ro , c la ro ,
sólo
a aquellos
de
vosotros
que
me c r e a n
qu e
s oy
e l hijo de l ca rce le ro ; lo s de más qu e c os e c h en lo s
frutos de su
incredulidad». _
P ue s qué », di jo tras un
s i lenc io
un
preso
de
más
e da d ,
«¿qué
pu ed e importarte qu e
te
creamos o
no
t e c re a m os ? S i
rea lmente eres e l
hijo
y
eres
c apa z d e
lo
qu e
d ices ,
in te rcede
por
todos
nosotros:
sería
realmente
m uy bondadoso de
tu
parte.
¡Pero
deja e s a
pala-
brería a ce rc a d e c ree r
y no
creer l» ._ _ « Y y o», interrumpió
un
joven,
« n i s i qu ie r a
le
creo: no e s sino a lg o q ue s e
le
ha
m et ido
e n la cabeza.
Apues to
a
qu e dentro de
un a
semana
todavía nos
e n c o nt ra m o s a q uí
ju s to i gu a l
qu e hoy
y
que e l
carce lero
no sabe
nada».
_
Y s i
algo
supo, ya
no lo
sabe»,
dijo e l último
de
los presos qu e
justo
en es e
momento
baja-
ba al
pat io ,
« e l carce lero acaba de morir repent inamente».
_ìHola ››, exclamaron
varios
en barullo, «ìholal
¡Señor
hi jo,
señor
hijol,
¿qué pasa
con la herencia?
¿Somos
ahora
a c a s o t u s
presos?»
_
Os lo he
dicho», repl icó
suavemente
e l
interpelado, «dejaré
en l ibertad
a todo
aque l q ue
crea
en
mí,
ta n c ier to
c omo qu e mi padre vive aún.››_os presos
no s e r ieron, pero s e
encogieron
de hombros y lo dejaron
ah í
plantado.
(El caminante
y
su sombra, 84.)
Extractos
nuestro t iempo? D e s d e
luego
que
de modo
m uy d i s ti nt o
a
e s o s catedrát icos de losofía contentos
en su Estado. Casi
le pasa
como s i e s t uv ie r a
perc ib iendo los
síntomas
de
un
completo
extermin io y
desarraigo
de
la
Cultura,
cuando
piensa
en
e s a
universal pr isa y
en
e s a creciente velocidad de
caída,
en e l
c e s e de toda
sosegada contemplación
y
s impl i -
c id a d. L as
aguas
de la rel igión ya no uyen y dejan
tras
de
sí
pantanos
O estanques; las naciones s e d iv iden de nuevo
c on inus i tada
hostilidad
ans iando
despedazarse.
L as c ie n-
c ias,
c u lt iv a d a s s i n
ninguna
m e d i d a y en la
m á s c ie g a
espe-
c ie de
laisser faire,
d es t ro zan
y disue lven
toda creenc ia
firme; los estamentos y lo s Es tad os cu l t ivados s on arrastra-
dos
po r
una economía f inanciera grandiosamente displ i-
cente .
Nunca
fue
e l
mundo
más
mundo,
nunca
fue
ta n
pobre en amor y
bondad. Lo s
estamentos cultos
h an
deja-
do de ser
faros
o
asilos
en
med io
de toda
e s a
mundanal
inquietud;
ellos
mismos dev i enen
cada d ía más
inqu ie tos,
má s carentes
de
ideas
y de
amor.
To do s i rv e a la barbar ie
venidera, e l a rt e y la
cienciafactuales inclusive.
El hombre
cult ivado ha degenerado hasta
converti rse
e n e l mayor ene-
migo de la cultura, pues
que
pretende-
escamotear
mendo-
samente la universal enfermedad y
e s
un obstáculo para los
médicos. Esos pobres
bribones
exhaustos s e exasperan
cuando
un o
habla
de su
debi l idad
y
combate
su
nocivo
espír i tu mendaz. Muy gustosamente
quisieran
hacernos
c re er que s on
ellos quienes s e habr ían l levado
la
palma
superando a
todos
los
siglos,
y
s e agitan c on artificioso
regocijo.
[...]
Pero, por
s i
fuera parcial
e l
h e c h o de destacar solamente
la
debilidad
de
las l íneas y e l apagamiento
de
los co lores e n e l
cuadro de
la
v id a m od e rn a,
la segunda
parte
en
cualquier
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Nie tzsche
caso
no
e s e n nada más grata,
s ino tanto
más inqu ie tan te .
H a y ah í de cierto
fuerzas, fuerzas
tremendas, pero
salvajes,
primigenias
y
absolutamente
despiadadas. Se
las
mira c on
desasosegada espera,
como s i
s e
mira ra dent ro
d e l c a ld e ro
en la
cocina de
un a
hech icera:
en
cualquier ins tante
pue-
de n
ah í
saltar chispas y centellas, anunciando terr ibles apa-
r i c iones.
D e s d e hace un s ig lo n o
estamos
preparados más
qu e
para c onmoc iones funda ment a les ;
y
s i
rec ien temente
s e intenta
cont raponer la
fuerza
constitutiva d e l l lamado
listado nac ional a esta profundísima
t endenc ia
moderna
a
desmoronarse o a estal lar, s in
e m b a rg o, a q ué l
no será por
m u c h o tiempo
otra cosa qu e
e l a ument o d e
la insegur idad
y la intemperie
universales.
No n os e ng añ a e l h e c h o de qu e
los
individuos
part iculares
s e
compor t en
c omo
s i
no
sup ie-
ra n nada de todos estos temores: su inquietud revela cuán-
to s a be n a c e rc a de el los;
p iensan
e n
sí mismos
c o n t a ma ñ as
precipitación y
exc lus iv idad
c omo
nunca antes
habían
pensado
en sí mismos los
hombres ,
construyen y p la n ta n
para su d ía de hoy, y la
caza
de
la felicidad nunca será
mayor que
cuando
h ay que
atraparla
entre
h oy
y mañana:
porque
pasado
mañana acaso
toque
a
su
n
cualqu ier
t em-
porada de caza. Vivimos e l
per íodo
de lo s á tom o s ,
d e l caos
atómico.
(Consideraciones
intempestivas, Schopenhauer
c omo
educador,
4 .)
4 .
EL
PiLósoPo, PisióLOoo Y M E D I C O
Es
la
fase
de la
modestia d e la
conciencia.
Al n entendemos
al yo
consc iente mismo
sólo c omo un instrumento al ser-
vicio de e s e superior
intelecto
comprensivo: y
entonces
E D C l L V ó l C l L [ ) S
t ienden
a
la
conservación
y
a
la
elevación
de valor de la
v id a : ta nt o c omo mult ip li c a dor
de
la miser ia c ua nt o c om o
conservador
de
todo
lo miserab le
e s
un instrumento
capi ta l
para
in tens icar
la
d é c a d e n c e
_
la
compasión
persuade
de
la
nadal.. N o s e dice «nada››: s e d ice,
en
su lugar, «más
allá»
;
o «Dios› › ; o
« la
vida verdadera» ; o nirvana,
r edenc ión ,
b i e -
naventuranza...
Esta inocente
retór ica, nacida
de l reino
de
la
id iosincrasia
religioso-moral,
aparece
mucho
m e n o s
ino-
cente ta n
pronto
c omo
s e
comprende
cuá l e s
la
t endenc ia
qu e aquí
s e envuelve
e n
e l manto de palabras s ub l imes :
la
tendenc ia
hosti l a la v id a . [ ...]
El
concep to cr is t iano
d e Dios_Dios como Dios d e los
enfermos, Dios c omo araña, Dios c omo
espíritu
_s uno
de
los conceptos
de
Dios
má s
corruptos
a
que
s e
ha llegado
en la t ierra; ta l ve z represente incluso e l nive l má s bajo en
la evolución descendente de l t ipo de los dioses. ¡D ios dege-
nerado
en
contradicción d e
la
vida,
en lugar d e s er su t ransfi-
gurac ión y
su eterno
sí ¡En
Dios, anunc iada la hostilidad
a la
vida, a
la
Natura leza,
a la voluntad
de
vida ¡D ios, la
fórmula de toda
calumnia
d e l
«más acá», de toda mentira
de l
«más allá››
¡E n
Dios ,
d iv in izada la
nada,
canonizada
la
voluntad de nadal. . (El Ant icr is to, 7 y 18.)
1 9 . UN A P R I M E R A V E R S I Ó N D E «Dios H A M U E R T o »
Lo s presos._
Una
mañana
sal ieron
los p re s os a l pat io
de
trabajo:
e l guard ián no estaba. Lo s unos, como e ra s u c os -
tumbre,
s e
pus ieron a t raba jar ensegu ida,
los
o tr os p e r m a-
nec ían
d e
p ie
ociosos
y
miraban
e n torno a l taneramente.
Entonces s e
adelantó un o y dijo
e n
vo z
alta: «Trabajad
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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N
ietzscbe
hombre
pref iere
querer
la
nada
a
no querer... (La
g e n e a l o g í a
de la
moral,
III,
28 . )
D )
D E L
N 1 H 1 L 1 s M o
A L A T R A N S M U T A C I Ó N
« El nihilismo ve nc id o por sí
mismo» (* l887) .
1 8 .
Dios Y E L
N 1 H 1 L 1 s M o
S e
l lama
al
cr is t ianismo
la
rel igión
de
la
compasión.
_
a
compasión
e s
ant i tét ica de
los afectos
tonicantes, que
ele-
va n la energía de l sent imiento
vital:
produce un efecto
depres ivo . [...]
Ella conserva
lo qu e
está
m aduro
p a ra p e re -
cer,
e l la op one r es i s tenc ia
e n pro de
los
de s h e re da dos
y con-
denados
de la
vida, ella
le
da a
la vida misma, por la abun-
dancia de
c o s a s
malogradas de toda
especie
que r e t i e n e
en
la
v ida , un sombrío y dudoso
aspecto.
Se h a
osado
llamar vir-
tu d
a la
compasión
_ en toda moral
distinguida
s e
la
con-
sidera
un a
debi l idad _ ,
s e ha
id o
má s allá,
s e
ha
h e c h o de
ella la
vi r tud,
e l sue lo
y
origen
de
todas
las
virtudes
_
ólo,
claro está,
y esto
h ay
que
tenerlo s iempre
presente,
desde
e l
punto de vista de una losofía
que
era
nih i l is ta, que inscri-
bió
e n
su e s c udo
la negación de la
v ida.
Sc hop enha uer esta-
ba en su de re ch o al dec i r: med iante la
compasión
la vida e s
negada, e s h e c h a má s
digna de
se r negada_a c o m p as i ón e s
la p ra x is
d e l nihilismo. Dicho un a
ve z m ás :
este
instinto
depres ivo
y
contagioso obstacu liza aquellos
inst intos que
EDCLVGCLIIS
podemos preguntar s i todo querer consciente,
s i
todos
los
nes conscientes,
s i t od a s
las estimaciones de valor
no
son quizá
sólo medios c on los qu e de be alcanzarse algo esenc ia lmente
distinto
de
lo
qu e
parece
den t ro
dela
conc ienc ia .
A
nuest ro
parecer s e
t rata
de
nuest ro
placer
y
displacer
e r o p la c e r y
d isp lacer
podrían se r
med ios e n virtud
de
los cuales
tendrí-
a mo s q ue r e ali z ar a lg o q ue r e s id e fu e r a
de
nues t ra
conc ien-
c ia. ay qu e
m ost ra r
has ta qu é punto todo lo
consc ien-
te
permanece
en la superficie: qu é
dis t intas
s on la acc ión
y la
ima gen
de
la acc ión, qu é poco
s e
sabe
de lo
q ue p re c e de a
un a
acción:
qué
fantásticos
son nuestros
sentimientos
de
«l iber tad de la
voluntad»
o de
«causa y
efecto»:
cómo los
pensamientos s ólo s on im á ge ne s , c ómo las p a la b ra s s ó lo
so n
signos
de
pensamientos:
e l
carácter
inescrutable
de
t od a a c c ió n: la
supercialidad
de toda
alabanza
y censura:
de qué
manera ta n
esencial
e s invención e imaginación aquel lo
e n
lo
qu e vivimos c o ns c i e nt e m e n te , c ó m o e n tod as nues-
tras
palabras hablamos
de
invenc iones
(también
afectos), y
c ómo la
trabazón
de la humanidad es t r iba en un transmitir
y en
un
p e rm a n e nt e fa b u la r
estas
i nv e n c io ne s : m i e n tr a s
qu e
e n e l fondo
la
ve rd ad e ra
t rabazón
(por
procreac ión)
sigue su
camino
desconocido. [...]
En
un a palabra:
d e lo qu e quizá s e t ra ta en toda
la
evolu-
ción d e l espíritu
e s d e l cuerpo: e s la
h is tor ia dev iniendo
sensi-
ble d e l h e ch o de l a fo rmación de un
cuerpo
superior. Lo orgá-
nico
escala aú n
a
grados super io res . Nuestra avidez de
c on oc e r la
Natura leza
e s un m e d i o por e l qu e e l cuerpo
quiere perfeccionarse.
O
má s
aún:
s e hacen
cientos
de
miles
de
exper imentos
para modicar
la
alimentación, e l
m o d o de habitación y de
vida
d e l c ue r po : la c o nc ie n c ia y
las
estimaciones de valor
en
él ,
todas las
es pec ies de placer
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nietzsche
y disp lacer son indicios
d e
e s t a s modificaciones y experimentos.
Aln
no s e
trata en
absoluto
d e l
hombre:
él d e b e
se r superado.
(*l883)
5 .
EL
P I L O S O E O ,
I N V E N T O R
D E P o s i B i L 1 D A D E s D E
viDA
Ahora
bien,
hay
vidas
en las que las dif icul tades s e acre-
c ien tan
has ta lo
t r emendo,
las vidas de los
f i lósofos; y
e s
prec iso
escuchar
a te ntame nte cuando s e cuenta
algo
de
esto,
pues
aquí un o
s e
entera
de
algo
q ue a ta ñ e a
posib i l ida-
d e s
d e la
vida,
cuya sola not icia
trae
d icha y fuerza, derra-
mando
luz
sobre la
vida
de
los
que
vienen
después;
aquí
todo e s ta n
invent ivo,
ta n medi tado, ta n temerar io
y
deses-
perado,
a
pa r que
pleno
de esperanza,
como
por caso los
viajes d e los
más
g ran d es n aveg antes ; y e n ver da d
t rátase
t amb ién
d e
algo
de
la m i s m a
e s pe c ie , d e
c i rcunnavegar los
más apartados
y peligrosos ámbitos de la v ida . Lo
sorpren-
den t e
de tales
v idas
res ide en
qu e
dos
impulsos
hos t i les ,
qu e empu jan e n d i recc iones dis t in tas , s on
aquí
forzados
a
marchar en cierto
modo
bajo u n ú nic o yugo; e l impulso
que
quiere e l conocimiento t ie n e u na y o tr a ve z
q ue aban-
donar
e l suelo
s ob re e l q ue
v ive
e l
hombre
y
aventurarse
en
lo incierto, mientras
que e l
otro,
que
quiere
la
v ida , t iene
un a
y
otra
ve z q ue m ov e rs e a t i entas has ta
un
sitio
más
O
m enos seguro en el
que
quepa
tenerse. [ ...]
Por este
motivo, no
me
c ans o d e proponer a
mi a lma una
serie
de
pensadores,
de
los
cuales cada
uno singularmente
porta en
sí aquella
incomprens ib i l idad y t iene q ue desper -
ta r
aque l asombro en lo
q ue toca
a la mane ra precisa en
que
E D C Í L V G I C I O S
1 7 .
CóMo E L
N 1 H 1 L I s M o
T R I U N F A E N
L A
voLUNTAD D E
P o D E R
La falta de sent ido de l
sufrimiento, no e l sufrimiento,
era
la
maldic ión que hasta ahora estaba extend ida
s ob re la
humanidad_ly
e l
i dea l
ascético
le
brindó
a
é s t a
un sent ido
Fue
hasta ahora e l único sentido; cualquier sent ido e s
mejor que
ningún sentido;
e l
idea l
ascét ico
era,
en
todos
los
aspectos, e l
« ƒ a u t e de nueux» par excellence h a b i d o
has ta
ahora. [...] Esta interpretación
_qué
duda cabe
t rajo
consigo
nuevo sufrimiento, más profundo, má s íntimo,
má s
venenoso,
má s corrosivo de la vida: situaba todo sufr i-
miento
bajo la perspectiva
de
la
culpa...
M a s ,
a
pesar
de
todo
ello_l
hombre
quedaba
as í
salvado,
tenía un sentido, en
adelante no era
ya como
una
hoja
al viento,
como
una
pelo-
ta c on la q ue ju e ga e l absurdo, e l «s in-sent ido», e l hombre
podía ahora querer
algo
_or e l momento era ind i ferente
h a c ia d ó nd e ,
para
qu é o
c on q ué
q u is i e r a : l a vo lun ta d
misma
estaba
salvada.
Uno
no
puede
ocultarse s in más qué
e s lo qu e
propiamente
expresa
todo
aquel q uer e r
que h a
recibido
su
di recc ión
de l
i deal
ascét ico: e s e
odio
contra
lo
humano,
má s
aún, contra lo
animal, má s
aún,
contra
lo mate r ia l, e s a
repugnancia
hac ia
los
sentidos, h ac ia la razón
misma,
e l
miedo
a
la fel icidad y
a
la bel leza,
e s a
apetencia de
apartar-
s e
de t oda a p a ri enc ia , camb io , deveni r , muer t e , deseo,
ape-
t e nc ia m i s m a_todo
es o
s ign ica, at revámonos a
c om-
prender lo, un a voluntad
de
la
nada,
un a
avers ión cont ra
la
vida,
un
revolverse contra
los presupues tos má s funda-
mentales de
la
vida, pero e s , y
sigue
s iendo, una voluntad . .
Y para d e c i r d e nuevo al nal
lo
qu e
d i jera
al principio: e l
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
un
autor,
o,
c on
mayor
exact i tud
aún, un autor culpable
receptivo al sufrimiento_n una
palabra, cualquier cosa
v iva s ob re la que
pode r
descargar
con
cualqu ier
pre texto,
de
obra
o
in
eígie,
sus
afectos:
pues la
descarga de
los
afec-
tos
e s e l máximo intento
de
alivio, e s
dec i r , de
anestesia por
parte
de l
que
sufre,
su
involuntariamente anhe lado narcó-
tico
cont ra
cualquier e s pe c ie d e
pena. La verdadera causa-
l idad
fisiológica
de l
resent imiento,
de
la venganza
y de sus
af ines s e
h a
de encont ra r ,
según yo me malicio, ún i camen-
te e n esto,
a
saber,
en
un a apetenc ia de anestesiar e ldo lo r
po r
e l a e c t o . [...] Lo s
que
sufren
t i enen,
todos el los, unas
espan-
tosas d i spos i c ión
e
inventiva e n
hallar
pretex tos para afec-
tos
dolorososg disfrutan ya
de
su
suspicacia, de
su cav i lar
sobre
ru indades
y
aparentes
pe r jui c ios , r evue lven
las
ent ra -
ña s de su pasado
y de
su presente en busca
de
oscuras y
equivocas h is tor ias donde s on l ibres de e n tr e ga rs e a l goce
d e
un a sospecha torturadora y
de embr iagarse
c on
e l
pro-
pio
veneno
d e la maldad_
bren
las
más
viejas
her i da s ,
s e
desangran por
c ica t r i ces
curadas
m u c h o
tiempo atrás, con-
vierten e n ma l hec hor es al amigo,
a
la
mujer ,
al hijo
y
a
todo
lo
qu e le s e s más
cercano.
«Y o s u fr o: h a y alguien
qu e
t iene
qu e se r
culpable
de
ello»_sí piensa toda oveja
m órb ida .
Pero su pastor, e l
s a c e rdote a s c é t ic o ,
le d ic e : « ¡B ie n está,
oveja
míal,
h a y
alguien
qu e
t iene
qu e
se r
culpable
d e e s to:
pero
tú
misma eres es e alguien,
tú
m i s m a
eres
la
ú ni c a c u l-
pable de
esto
_
tú misma e r e s la única
culpable d e t i . f ' › › . . .
Esto
e s bastante audaz, b as tante f also : p e ro c on
ello
s e
h a
conse-
guido
al menos
un a cosa,
c on
ello,
c omo queda d i cho, la
dirección
de l
resentimiento
h a s i do_ odi f icada. (La gene-
alogía dela
moral,
III, 15.)
EXÉTGCIOS
encont rara su
posibilidad de
v ida :
a
saber,
los p e ns adore s
que
vivieron
en el
t iempo
má s vigoroso
y
má s
fecundo de
Grec ia ,
en el
siglo anterior
a
las
guerras
médicas y
en e l
transcurso
de
éstas:
pues
que
estos
pensadores descubr ie -
ro n incluso b e l l a s posibilidades
d e
la vida; y
a
m i parecer
olvi-
daron
los
griegos
que vinieron
después lo mejor de ello: ¿y
qué
pueblo
p od r ía d e c i r
hasta ahora
haberlas
descubie r to
de nuevo? [...]
La
t ar ea q ue
h a
d e cumplir e l
f i lósofo e n
e l
seno de un a
Cultura
verdadera
cuya
índole
e s conforme a
un
est i lo uni-
tar io
no puede, desde nuestras circunstancias
y vivencias,
se r a d iv in ad a s in más,
porque
n os o tr os n o poseemos ta l
Cultura.
Al
contrario,
sólo
una
Cultura
c omo
fu e la g rie g a
pu ed e r es p onder
a la pregunta
por
es a
tarea
d e l
filósofo;
sólo una Cultura a s í puede,
como
he dicho, leg i t imar la
filosofía
e n
general ,
porque
sólo
ella sabe y
pu ed e
demos-
trar por qu é y c ómo e l
lósofo
no e s un caminante cual-
quiera que,
po r
casualidad, anda errando
ta n
pronto
po r
un
sitio
c omo
por
otro.
Hay
un a
férrea
n e c e s id a d q ue
encade-
na al
filósofo
a
un a
ver da der a Cultura; pero ¿qué ocurre
cuando es a Cultura
no
existe? Entonces e l
lósofo
e s un
cometa imprev is ib le,
que
por ello infunde temor, mientras
qu e
e n
caso
fa v or ab le lu c e c o m o
un
astro
principal
e n e l
s is-
t ema
solar de
la Cultura. Los
griegos legitiman al
lósofo
porque
sólo
ent re ellos no e s
un cometa .
(*l875 y
La loso-
fía
en la
época trágica
de
los
griegos.)
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 40/60
Nietzsche
6 .
EL
E I L O S O P O
L E G I S L A D O R
Insisto e n que
s e deje
po r
fin de
confundir a los
obreros
losócos
y ,
en
general,
a
los
hombres
cientícos
con los
fi lósofos-
n
que justo aquí s e
dé
r igurosamente
« a
cada
u no lo suyo», y no demasiado a unos,
ni
demas iado
poco
a
otros. Acaso
s e a menester
para la
e d uc a ci ón d e l v e rd a d e ro
lósofo qu e él
mismo
t amb ién h a ya e s ta d o alguna
ve z
e n
todos esos grados donde
sus
se rv i d ores , lo s obreros cientí-
f icos
de
la losofía, s e
quedan
onde t ienen que quedar -
s e ; él mismo
quizá
t iene que
h a be r s id o
c r ít ic o y escépt ico
y dogmát ico
e h is tor iador y ,
además,
poeta
y coleccionista
y v ia je ro y adivinador
de
en igmas
y
moral is ta y
vidente
y
«es p ír it u l ib re»
y
c as i d e
todo,
a
fin
de
r e cor re r
d e
parte
a
parte
e l
orbe
de los valores y de los sent imientos de valor
humanos,
y
a fin de
poder mirar con ojos
y conciencias
múl-
t iples
d es d e
la
altura
hac ia toda le janía,
d es d e
la profundi-
dad hac ia
toda
altura,
desde
e l
r incón
hacia toda
vastedad.
Pero
todo
esto sólo
son
condiciones
previas
de su tarea:
esta
tarea,
por
su parte,
quiere
algo distinto x ig e q ue él c r e e
valores.
Esos
obreros losócos , s ig u iendo
e l
noble
mode lo
de
K a n t
y de
Hegel,
t i enen
que
fijar y compr imi r
en
fór-
mulas
cualquier
gran
cont ingente
de estimaciones de valor
-
s
decir,
de
antiguas
p o s i c i o n e s
de
valor,
de
creaciones
de
valor que llegaron
a
se r dominantes y
que
p or un t iempo
son l lamadas
<<verdades››
a e n e l reino
de
lo lógico, ya e n
e l
d e lo
polí ti co (de
lo
moral ) ,
ya
e n e l
de lo artístico.
A
estos
invest igadores
les
incumbe
tornar abarcab le , pensab le ,
apre h e ns ib le , mane jable todo
lo hasta
ahora
oc ur rid o y
es t imado, a c o rt a r t od o lo largo, e s
más,
« e l t iempo» m ism o,
y
sojuzgar
e l pasado entero: un a
inmensa
y maravi l losa
E3ClLl'ólC¡;0S
de
la
mentira
lla e s un a d e s us condic iones
de
conser-
vación. (Ecce H o mo , « E l nacimiento de
la t raged ia», 2 .)
1 5 . C O M O L A S F U E R Z A S R E A C T IV A S T R I U N F A N :
E L
R E S E N T I M I E N T O
La
rebel ión
de
los esc lavos en
la
moral s e inicia
cuando
e l
resentimiento
m i s m o
s e v u e lv e c r e ad o r
y alumbra
valores: e l
resentimiento d e aquellos seres a quienes le s está Vedada la
auténtica r e ac c ió n, la de l
acto,
y que sólo s e
resarcen
m e d ia nt e un a venganza imag inar ia . Mientras qu e toda
moral distinguida nace
de
un triunfante sí d i c h o
a
un o
mismo,
la
moral
de
los
esclavos
de
a nt em ano d ic e no
a
un
< < a f ue r a ›› , a un < < o t r o › › , a un
«no-uno-mismo»,
y
e s t e no
e s su
a ct o c re a do r.
Esta inversión
de
la mirada qu e establece
valores
s te necesario
dirigirse hac i a
fuera en lugar
de
volverse
hacia sí
-
er tenece
precisamente
al resenti -
miento:
para
surgir,
la moral
de
los
esclavos
necesita
s iem-
pre pr imero de un mundo
contrapuesto
y externo, necesi-
ta , hablando f is io lóg icamente, de
estímulos
externos para
poder s iquie ra ac tuar-
u acción e s , de raíz, reacción. (La
genealogía de la moral, I, 10. )
1 6 . C O N T I N U A C I O N :
L A M A L A
C O N C I E N C I A
O E L
V O L V E R S E
C O N T R A
S i
El
sacerdote
e s e l
q ue m od ifi ca
la dirección d e l re s e nt i-
miento. Y e s que todo el que
sufre
busca
inst int ivamente
un a causa de su
sufrimiento;
O ,
dicho c on
más prec is ión,
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nietzsche
1 4 . D O S O U A L I D A D E S D E
L A
V O L U N T A D D E P O D E R :
A P I R M A C I O N
Y
N E G A C I O N
Y O
fui e l pr imero en Ver
la
autént ica antí tes is
-
l
ins t in-
to
degenerativo, qu e s e
Vuelve
contra
la
Vida c on
subter ránea
avidez d e Ve ng anz a (
-
l crist ianismo, la
losofía de
Schopenhauer, en
cierto sent ido
ya
la losofía
de
Platón,
e l
i dea l i smo en t e r o, c omo for ma s t íp i c as ) , y un a
fórmula de
la
ag/irmación suprema, nac ida de la abundanc ia , de la sobrea-
bundancia, un dec i r sí s in
reservas
aun al sufrimiento,
au n
a la cu lpa misma, aun
a
todo
lo problemát ico y extraño de
la
existencia... Este
sí
úl t imo,
sumamente
gozoso,
suma-
me nte a r rogan te
en su exuberancia d i cho
a
la Vid a
no
e s
sólo la in te lecc ión suprema, sino también la m á s honda, la
má s
r ig u rosamen te conrmad a y
sosten ida por
la
Verdad
y
la
ciencia.
N o hay q ue s us tr ae r n ad a de lo que
e s ,
nada e s
prescindible -los aspectos de la existencia
rechazados po r
los
cr is t ianos y
por
otros
nihilistas
per tenecen
inc luso a un
orden
infinitamente super ior, e n la
jerarquía
de los Valores,
qu e
aquel lo
qu e
e l instinto d e décadence
pudo lícitamente
d ar por bueno,
l lamar
bueno. Para cap tar
es to
s e neces i ta
arrojo
y,
c omo
condición
de
é l,
un
exceso de
fuerza:
pues
un o s e
acerca a
la V e rd a d
exactamente
e n la m e d i d a e n qu e
al
arrojo le e s
l íc i to os ar
ir h a c ia d e la n te ,
exactamente e n
la
i ned ida
de la f ue rza . El conocimiento, e l
d e c i r
s í a
la real i-
da d ,
e s un a
n eces i d ad para e l
fuer te , as í como
son
un a
nece-
sidad
para e l
débi l ,
b ajo la inspiración de
la
debi l idad, la
cobardía y
la hu ida de la
realidad
l
«ideal»... Lo s
segun-
dos no son dueños de conocer: los décadents t ienen necesidad
E D C I L T Ó I C I O S
tarea en
cuyo servicio seguramente todo
orgul lo sut i l,
toda
voluntad tenaz podrán sa t is face rse . Los auténticos filósofos
e m p e r o s o n
mandantes y l e g i s l a d o r e s : d icen «ìasí d e b e ser ››,
ellos
solos
de te rm inan
e l «hac ia
dónde»
y
e l
«para qué »
d e l
se r humano y , al
hacerlo,
disponen de l trabajo previo
de
todos los obreros losócos, de todos los sojuzgadores de l
pasado
-
xtienden su mano c readora para
coger
e l futu-
ro ,
y
todo lo qu e e s
y
lo qu e
fue
s e convier te para e l lo s e n
medio ,
en
instrumento, e n martillo. S u
«conocer› ›
e s crear,
su c rea r e s legislar, s u voluntad
de
ver da d e s oluntad d e
poder.
Exis ten hoy tales fi lósofos? ¿ H u b o
ya
tales
ló-
sofos?
¿N
O t i e n e
q u e
haber tales
fi1ósofos?..
( M á s
allá
de l b i e n
y
de l
mal,
VI,
21 1 ) .
B )
D I ó N I s O s
F I L O S O F O
«El
héroe e s jovial, he
aquí
lo que h a
escapado
hasta ahora
a lo s a ut or e s
trágicos.››
(*
l 882)
7 .
DióNisOs
Y
A P O L O :
S U cONciLiAcióN ( L O T R A G I O O )
Habremos ganado
m u c h o
p ar a la c ienc ia esté t i ca cuando
hayamos
lle gado no
sólo a
la
intel igencia
lógica,
sino
a
la
seguridad
inmedia ta de la in tu ic ión de que e l progresivo
desenvolv imiento d e l a rt e
está l igado
a la dupl ic idad
delo
apolíneo
y lo
d ion is íaco: de
manera similar a c omo la
gene-
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nietzsche
ración d epen d e de
la dua l i dad
d e
los sexos, ent re los cuales
hay
u na lu c h a continua y
sólo
pe r iód i camen te
s e
produce
la reconci l iación. Esos nombres los adoptamos de los grie-
gos,
los
cuales
hacen
perceptibles
para
e l
hombre
perspicaz
las profundas doc t ri nas s ecre ta s de
su
vis ión
de l
arte,
no,
c ier tamente,
en conceptos, sino
en
las
guras penetrante-
mente
claras de l
mundo
de s u s dioses. Co n sus
dos
divini-
dades de l
arte,
A p olo y
Diónisos,
enlázase nuestro conoci -
miento de que
en
e l
mundo
griego existe u na t re m e nd a
ant í tes is ,
e n cuanto
a or igen y
metas ,
ent re
e l
arte gurati-
vo,
arte
apolíneo, y
e l
a rte no
f igurat ivo de
la m ús ic a ,
en
cuanto
arte
de
Diónisos: es tos dos
i mp uls o s t an dist intos
marchan
e l un o al
la d o d e l
otro, la mayoría de las
veces
en
a b ie rt a d is c or dia e nt re
sí
y
exc i tándose
m utuam ente
a
alumbrar
obras cada v e z n ue v as
y
más v i go ro sas , pa ra e n
ellas perpe tuar la
l u cha de aquel la
antí tes is
qu e
la p a la b r a
«arte››,
común a ambos, s a lv a s ó lo a p a r en t ement e ; has ta
que, al
fin,
por un
por ten toso
acto metaf ís ico de
la «volun-
tad» helénica, s e presentan apareados entre sí y en e s e apa-
reamiento acaban engendrando la
obra
de arte a un t iempo
d ionis íaca
y apolínea
de
la t ra ged ia
át ica.
Para hacer visibles e s o s dos impulsos, pensémoslos por de
pronto
c omo los mundos
art ís t icos
separados d e l sueño y
de
la embriaguez;
ent re
los cuales fenómenos f is iológicos s e
observa un a
antítesis correspondiente
a
la
q ue ex is te entre
lo
apolíneo
y
lo dionisíaco. [...] 1
1
N o
podemos c i tar el
desarrollo
de
este
tema.
N ie tzsche
caracter iza
a A p olo p or e l s u eñ o;
la
pro fec ía co mo verdad de l s ue ñ o; la med ida
como l ímite
d e l s ue ñ o;
y
el pr inc ip io de ind iv iduac ión como bella
apariencia.
Caracter iza a Dión isos po r la embr iaguez; l a d es mes ur a
Extractos
impone
s iempre
a
costa
de
innumerables poderes
más
pequenos. [...]
D e s t a c o
tan to
más
este
punto
de
Vista
capi ta l
de
la
metó-
d ica
histórica cuanto que,
e n
e l fondo, va e n
contra de l
ins -
t into y de l gusto de época h oy dominantes, los cuales pre-
ferirían aven i rse inc luso c on
la c a s ua li d ad
absoluta, más
aún, c on e l a b s ur d o m e c a n ic i s ta de
todo
acontecer ,
antes
qu e c on la teoría d e
un a voluntad
d e poder qu e S e juega
e n
todo
acontecer.
La id iosincrasia democrát ica
opuesta a
todo
lo
qu e
domina
y quiere dominar,
e l moderno misar-
quismo
(por
formar un a ma la p a la b r a
para
un a mala cosa)
[...]
hoy ya
penet ra , le e s
lícito
penet rar
paso a paso e n
las
c ienc ias
más
r igurosas, aparentemente
más
objet ivas ;
e s
más,
a m í
me parece que s e ha enseñoreado
ya incluso de
toda la f is iología y
de
toda la doctrina
de
la
Vida,
para da ño
de la misma, como c a e
por su propio
peso,
al escamotearle
un
concepto
fundamental, e l de la
auténtica
actividad.
Por
e l contrario, b a jo la pres ión de aquel la i d ios incras ia s e pone
en el pr imer plano
la
«adaptación››, e s decir, una act iv idad
de segundo
rango, un a mer a r eac t i v i dad , más aún, s e h a
definido
la
vida
m i s m a como un a adaptac ión
interna, cada
ve z más
conven ien te , a c i rcunstanc ias
externas (Herbert
Spencer) .
Pero c on
ello
s e
desconoce
la
esenc ia
de
la
Vida,
su
voluntad
d e poder; c on
ello
s e pasa por alto
la
pr imacía de
princ ipio que poseen las
fuerzas
espontáneas, agres ivas,
invasoras,
creadoras de nuevas
in te rpre tac iones,
de nuevas
d i recc iones y formas,
a
cuyo e f ec to s i gu e lu e g o la «adapta-
c ió n» , c on ello
s e niega
e n e l organ ismo
m i s m o
e l
pape l
dominador
de los S u pre m os
funcionar ios,
en
los
que la
Voluntad
de vida aparece
act iva y conformadora.
(La ge -
nealogía d e
la
moral, II, 12. )
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 43/60
gg
Nietzsche
muchas « a 1 m a s › › :
por
ello un lósofo
d e be ría a rr og ar se e l
de re ch o de
comprender ya e l
querer
en
sí
dent ro de l hori -
zonte de
la
moral: a saber, de
la moral
en tend ida como doc-
trina
d e las
relac iones
de
dominio
bajo
las
cuales
surge
e l
fenómeno
«Vida››.
M ás allá
d e l
bien
y
de l
mal, I, 19. )
1 3 . D O S T I P O S D E F U E R Z A S : A C T I V O Y
R E A C T I V O
La «evolución›› de
un a cosa,
de un uso, de un
órgano no
es , según esto,
ni r emotamen te
su progressus
hac ia un a
m eta ,
menos
aún
un
progressus
lógico
y
sumar io, a lc a nz a d o c o n la
mínima profusión
de
fuerza y
de
gastos
in o
la
Suces ión
de procesos
d e
sometimiento
más
o
menos
profundos,
más
o
menos independ ientes entre s í ,
q ue ju eg an e n ello, a má s
d e las resistencias gastadas en cada caso contra ést os , de la s
metamorfos is
ensayadas
c on e l fin
de
la
defensa
y
d e
la
reacc ión, as í
como d e lo s resu ltad os de
cont raacc iones afor -
tunadas.
La
forma e s uida, pero e l «sent ido› › aú n lo e s
más... Incluso
e n e l
in ter ior de
cada organismo singular las
c o s a s
no ocur ren de manera
dist inta:
con cada
esencial c re -
c imiento
de l todo
s e desvía también e l «sent ido› ›
d e c ad a
un o
de los órganos
ventualmente
la parc ia l ruina de los
mismos,
su
reducc ión
numéri ca (por
ejemplo, med iante
e l
aniquilamiento de los
miembros intermedios),
p ueden
se r
un s igno
de c re c ie nt e s fu e rz a
y per fecc ión. He
querido
d e c i r qu e
también
la parc ia l
inut i l izac ión,
la
atrofia
y
la
degenerac ión,
la
pérdida d e Sent ido
y conven ienc ia ,
e n
un a
palabra, la
muer te , pertenecen a
las condiciones de l Verda-
dero
progressus: e l
cua l
aparece
s i empre
e n forma d e una
Voluntad
y
d e un
camino hac ia un poder má s
grande,
y
s e
E Z X Í I Z T Ó I C I L O S
Conforme a este conocimiento, hemos de comprender la
t raged ia griega c omo e l
coro dion is íaco
qu e s iempre de
nuevo
torna
a de s c a rgars e e n un apolíneo mundo
de
imá-
genes.
Esas
partes
corales
entretej idas
en
la t ra ge d i a
son,
pues, e n c i e rt o m o d o, e l
seno
mate rno
de
todo e l l lamado
diálogo,
esto
e s , de l
mundo escénico
en
su
conjunto, de l
d r a ma p r op ia m e n t e d i c h o. En
múltiples descargas
suces i -
va s
este fondo originario
d e
la t ra g e d ia
irradia
es a
visión
d e l d ra m a: la cua l
e s e n un
t od o a p a ri c ió n
onírica
y,
e n
es a
m e d i d a ,
d e
naturaleza
épica,
pero que,
por
otro lado, e n
cuanto
objetiv ción
de un
es tado
d ioni s íaco, no
representa
la
redenc ión
apolínea en la
aparienc ia , s ino,
po r e l contra-
rio,
la
ruina
de l individuo
y
su fundirse e n uno
c on
e l se r
originario. El
d r a ma
es ,
por
tanto,
la
a c c ión a p olínea
de
h a c e r sens ib les conoc imientos
y
efectos
dionisíacos.
[...]
Lo s fenómenos
apolíneos, en
los
cuales
Diónisos s e objet i -
va ,
no
son ya « un eterno mar, un
cambiante
va ivén, un
ardien te vivir», como
lo
e s la m ús ic a d e l c oro,
no
son ya
aquel las fuerzas sólo sent idas,
pero no
condensadas en ima-
gen,
e n las cuales e l entus iasmado se rv idor de
Diónisos
barrunta
la
cercanía d e l d io s: ahora son
la
c lar idad y
la
soli-
dez de la forma épica las que le hablan desde la escena,
ahora
Diónisos
no habla ya a través
d e fuerzas,
s ino
e n
cal i-
d ad
de
héroe
épico,
cas i
c on
e l
habla
de
H o m e r o .
(El
naci-
miento
de la
t ragedia,
1
y
8.)
como verdad de la embr iaguez; la
resolución
O
la disolución
de l
indi-
v iduo en
un Fondo or ig ina l . En
la
continuación
d e s u obra,
N ie tzsche
encontrará
otros rasgos para def inir a Diónisos (pero entonces lo
de-
nirá en función
de
otros personajes dist intos
de
Apolo).
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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7 g
Nietzsche
8 . DIóNIsOs Y S O O R A T E S :
s U
O P O s 1 c i O N
(LA
D I A L E C T I O A )
Un a
clave
de l
se r de
Sócrates
nos e s ofrecida por aquel
prodigioso
fenómeno
des ignado c omo «daimónion de
Sócrates».
En
situaciones especiales, cuando
su
t remendo
intelecto
vac i laba, encont raba
un
firme sos tén grac ias a
un a
voz divina qu e e n ta le s momentos
s e
expresaba. E s ta v oz ,
c u an d o v ie n e , s ie m p re disuade.
La
sab idur ía instintiva s e
muestra en
esta natura le za e n te rame nte anormal
única-
mente
para
enfrentarse a c á y
allá al
conoce r consc ie nte
poniéndole
trabas.
Mientras
que,
por
e l
contrario,
e n
todos
los hombres product ivos el inst into e s
precisamente
la
fuerza
creadora y
afirmat iva, conduc iéndose la conciencia
de manera
crítica
y d isuas iva, e n
Sócrates
s e convier te e l
instinto e n crítico, la conc ienc ia , en c reador un a verda-
dera monstruosidad pe r defectum [...]
S óc ra te s , e l héroe
dia léc t ico
d e l d r a ma
pl tónico no s
recuerda
a
la
naturaleza
afín d e l héroe eur ipídeo, e l cua l
t iene
que
defender
sus acciones
con argume ntos
y contra-
argumentos,
corr iendo
a s í
tantas
veces
e l
pel igro
de
perder
n ue s t ra c o m pa s ió n t rá g ic a : pues
quién ib a
a desconocer e l
elemento
optimista e n la esencia
de la d ia léc t ica ,
e l c ua l en
cada razonamiento s e ce lebra
a
sí
mismo
c on júbilo
y
no
pu ed e
resp i rar más qu e e n unas frías
clar idad
y consc ien-
cia: e lemento
optimista que,
un a ve z penetrado
e n la t ra ge -
dia, t iene qu e asfixiar
poco a poco
las
regiones
dionisíacas
d e é sta
y empujar la
necesar iamente a la autoaniquilación
-
asta e l salto mortal que acaba en el espectáculo bur-
Extractos
lado,
tenemos e l hábi to
de
no tomar en
cuenta e s a dual i-
dad, de engañarnos
superándola
gracias al
concepto
sinté-
t ico « y o › › ,
s e
ha
adher ido
a de má s a l querer toda
una
cadena
de
conclusiones erróneas
y ,
en
consecuencia,
de
valoracio-
nes falsas
de la voluntad
misma
-
e manera
que e l
volen-
te c re e d e buena
fe que e l
querer b a s t a para
la
acción. Y por-
que e n la i nmens a
mayoría
de
los casos sólo s e h a que r i do
cuando e ra
dable
esperar
también
e l e fe c to de l
mandato,
esto
es , la obed ienc ia ,
esto
es , la a c c ión , por eso
sucede
qu e
la
apariencia
s e
h a
traducido e n
e l
sentimiento
de
qu e
habr ía
a h í u na
necesidad
d e l
efecto;
e n s um a, e l
volente
cree ,
c on un c o ns i d e ra b le g ra d o
de
segur idad, qu e voluntad
y
acc ión s on de a lg ún m od o
un a
sola cosa -
atribuye
e l
éxito,
la
e je c u ció n d e l
querer ,
todavía
a
la
voluntad
m i s m a
y disfruta
c on
ello
de
un
aumento
de es e sentimiento de
p o d e r
qu e todo
éxi to
compor ta .
«Libertad de la voluntad»
a l e s la expres ión para des ignar es e
múltiple
es tado pla-
c e nt e ro d e l volente ,
e l cual m a n d a
y
a un tiempo s e
identi-
c a c on e l ejecutor
-
uien, en cuanto tal, disfruta tam-
bién
e l
tr iunfo
sobre las resistencias,
pero juzgando
en su
in ter ior
que e s su voluntad
misma la
que en realidad vence
las res i s tenc ias. A
su
sentimiento
placentero
de
se r
e l
qu e
manda añade a s í e l volente los
sentimientos
placenteros de
los
instrumentos
q ue e je c u ta n , q ue
t i enen éxito,
de las ser-
vic iales
«subvoluntades››
o sub-almas
-
e s
que
nuestro
c u e rp o n o e s
más
que
un a
const rucc ión soc ia l
de
muc ha s
almas -.
L
'ejjïet c 'est moi: ocurre aquí
lo
qu e
ocurre
e n
toda
comunidad
bien
const ru ida y
fe l iz, q ue la clase
gober-
nante s e identifica c on los éxitos de la comun idad.
Todo
q uer e r cons is te
senc i l lamente e n mandar y
obe de ce r , s ob re
la base , c omo queda d i cho,
de
un a
const rucc ión social
d e
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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L
Nietzsche
sent imiento de l estado
a donde
t e n d e m o s , e l sent imiento de
es te
«alejarse››
y
de
este
«tender› ›
mis mos , l uego , además,
un
sent imiento muscular acompañante, e l
cual, aunque
no
pongamos
e n
movimiento
«brazos
y
piernas»,
inicia
su
juego,
e n cuanto «queremOs›› ,
m e d ia nte u na
e spe cie d e
h á b it o. A s í pues , a l igual
que
h ay
que
reconocer e l
sentir,
y
un sentir
múltiple, como ingredien te
de
la voluntad, as í
también, e n segundo
lugar,
e l
pensar:
e n
todo
ac to d e
la
voluntad hay un pensamiento que
manda-
y no s e
crea
qu e
s e puede separar
este p e n s am i e n to d e l «querer›› , como
s i
entonces todavía restase la
voluntad
En
t e r ce r
luga r, la
voluntad
no
e s sólo
un complejo
de
s e ntir y pensar, sino
ante todo,
además, un
a f e c t o :
a
saber, e s e
a fe c to d e l
mando.
Lo
que
s e
l lama « l ibe r tad
de
la
voluntad»
e s
esencialmente
e l a fe c t o
d e s u pr e m ac ía c o n
respecto
a
q u ie n t ie n e qu e
obe-
decer:
«yo soy l ibre, “ é l ” t iene que obedece r»
-
st a con-
c ienc ia
s e esconde
e n toda
voluntad,
y
as im ismo
aquel la
t ens ión de
la atenc ión,
aquel la
mirada d e recha f i jada
exc lu-
s ivamente
en una s o l a cosa, aquella incondicional
valora-
ción «ahora s e neces i ta es to
y n o o tr a
cosa»,
aquel la
interna
certidumbre de
qu e
s e obedecerá,
y todo
lo
qu e
además
per -
t ene c e a l e s ta do de l que manda. Un hombre
que
q u i e r e
-
ma nda
a
algo e n é l, algo q ue o be d e c e O de
lo
cual él cree qu e
obedece.
Ahora ,
empero,
nótese
qu é
e s
lo
más
por ten toso
e n
la voluntad
n es a cosa ta n múltiple,
para
des ignar la
cual e l pueblo
sólo
t iene un a
única
palabra: e n la m e d i d a e n
que,
e n e l caso
dado,
somos a
un
tiempo
los qu e
mandan
y
los q ue o be d e c e n,
y
que,
e n cal idad
de Obedientes , conoce-
m os los
sentimientos de
coaccionar,
urgir, presionar,
resis-
t ir, mover,
los cuales suelen
comenzar
inmedia tamente des-
pués
d e l
acto d e la voluntad; e n la
m e d i d a
en que, por otro
E D C I L W I C I É O S
gués. Basta
con tener
presentes las consecuencias
de
las
fra-
s e s socrá t i cas: « La virtud e s e l saber ; s e peca
sólo
por
igno-
rancia; e l virtuoso
e s
e l feliz», en
e s t a s
t res formas funda-
mentales de l
opt imismo
reside la
muerte
de
la t ragedia.
Pues
q ue a h or a e l héroe virtuoso t iene que se r un dialéct i -
co, ahora t iene que e x is t ir u n
lazo
necesario y visible entre
la
virtud
y e l saber,
ent re
la
fe
y la moral ,
ahora
la soluc ión
t rascendenta l de la
justicia
dada
por Esquilo está rebajada
al trivial e
insolente principio
d e
la « jus t ic ia
poé t ica» , co n
su habitual deus
ex
machina. [...]
La dia léc t ica optimista
expulsa
de la t ragedia
c on
e l
látigo
de sus
silogismos
a la música : es to e s , destruye la esencia de
la t raged ia , esenc ia qu e ún i camen te
s e pu ed e
interpretar
c om o un a mani fes tac ión
y
u na c o nv e r s ió n en ima gen
de
estados dionis íacos, como
simbol ización
visible
de la músi -
ca , c omo e l
mundo onírico de
u na e m b r ia g ue z d i on is ía c a .
(El nacimiento de la t ragedia, 13
y
14.)
9 . D 1 ó N 1 s O s Y C R I S T O :
S U O O N T R A D I O O I O N
(LA R E L I G I O N )
Los dos
t ipos:
Diónisos
y
e l Cruciƒicado. Hay
qu e
estable-
cer
si
e l
t ípico
hombre
religioso
e s
una
forma
de
décadence.
Los grandes innovadores son todos
s in
excepc ión enfermi-
zos y epi lépticos: pero ¿no omit imos entonces u n t ip o de l
hombre rel ig ioso, e l
pagano? ¿ N o
e s e l culto pagano un a
forma
de
acc ión
de gracias
y
de
armación
d e
la v id a ?
¿N o
tendría que
se r
su má s alto
representante
una apología
y
una div in izac ión
de la
vida?
E l
t ipo de
un
espír i tu entera-
m e n te lo gr a d o y
en éxtasis desbordante.. . Un tipo
q ue r e co -
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nietzsche
ge
en
sí las contradicciones y lo problemát ico de la
exis-
tenc ia y
lo
red ime.
n
este
lugar
coloco
al
D i ón is os d e
lo s g r ieg os :
la
ar-
mación
religiosa de la vida, de
la
vida
entera, no
de
la que
se ren iega y
queda mutilada (e s
típico
que e l a c to s e xu al
desp ie r te
profundidad,
mister io, veneración).
Diónisos cont ra e l «Crucif icado»: a h í t e né is la cont rapos i -
c ión.
No
e s un a di fe renc ia d e l martirio s
sólo
qu e éste
t iene otro sentido.
La
vida misma, s u s eternos fecund idad
y retorno condicionan e l supl ic io , la dest rucc ión, la
volun-
ta d
de aniqui lamiento.. . En e l otro
caso,
e l
padec imiento,
e l
«Cruc icado
c omo
inocente»,
valen
c omo o b je c i ó n c o n tr a
esta
v ida ,
c omo
fórmula
d e su
condena.
S e
adivina
que e l problema e s e l de l
sent ido de l sufr i-
miento:
o un sent ido crist iano O un sentido trágico... En e l
primer
caso
de be se r e l
camino
a un se r
bienaventurado,
e n
e l segundo
vale
e l
se r como
algo lo
suficientemente
bienaventu-
rado para just i f icar aun
una
inmensidad de sufr imiento.
El
hombre t rág ico
arma inc luso e l más amargo sufri-
miento: é l e s
fuer te ,
pleno,
lo
bastante divinizador para
hacer lo.
El
cr is t iano
niega inc luso
la
suer te más
afortunada
sobre la
t ierra:
él
e s
déb i l, pobre ,
lo
bastante desheredado
para sufrir aun en cualqu ier forma
por
vivir...
« E l
Dios e n
la c ruz » e s
una
maldic ión
contra la vida,
una indicac ión
para
redimirse
de
el la; e l
Diónisos d i lacerado
e s u na p ro -
me sa a favor d e
la v ida :
la vida e t e r na ment e
volverá
a
n ace r
y re tornará
de
la d e s t ru c c ió n . ( *1 8 8 8 . )
Erxtrractos
Y po r
úl t ima ve z me habló: < < ¡ O h Zaratustra, tus frutos
están
maduros,
pero tú no e s t á s maduro para tu s
frutos
P or e llo tie ne s que volver de
nuevo a
la s ole d ad : pues
debes
ponerte
t ierno
aún».
-
Así
habló
Zaratustra, II,
« La
má s
silenciosa de
todas las horas››.)
C) FUE R Z AS Y VOLUNTAD D E P O D E R
« S e ha de
d e fe n de r s ie m pr e
a los
fuertes contra
los débi les».
(*1888)
1 2 . P O R U N P L U R A L I S M O
Los
lósofos
suelen hab la r
de
la voluntad c omo
s i
ella
fuera la
cosa
más
conocida
d e l
mundo; es m á s,
Schopenhauer d io
a
entender que
sólo la voluntad
nos
sería
propiamente
conoc ida , conoc ida
de veras y por
entero,
conoc ida
s in sus t racc ión ni
añad idura .
Pero abr igo
e l
pare-
ce r
de que
Schopenhauer, también
en
e st e c as o, no h i zo
má s
que
lo
que los
lósofos precisamente s ue le n h a c er :
adoptó
y
exageró
un
pre juic io popular.
Q uere r
m e
parece
a
m í ante todo
algo
complicado,
algo
q ue só lo
como
palabra e s
un a unidad,
-
justo
en
la
palabra
una
s e
esconde e l pre-
juicio popular, e l
cual
s e h a
ad u eñ ad o
de la s ie m p re
sólo
e s c a s a
cautela
de los filósofos. Seamos, pues,
por
una
vez,
má s
cautos,
seamos << antifi losócos››
-
digamos: en todo
que re r h ay pr imero una plural idad
de
sentimientos,
a
saber, e l sent imiento de l e s ta do d e
donde
nos
alejamos, e l
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nietzsche
mi
propio
camino y marché po r él; y ,
en
verdad, mis
pies
temblaban
entonces.
Y a s í
me
di jeron:
¡olvidaste
el
camino, ahora
olvidas
tam-
bién
e l andar ››
E nton ce s m e habló
de
nuevo s in v oz : « ¡Q ué importa su
burla Tú eres un o que ha olvidado e l ob ed ec e r: ¡ ah ora
d eb es
mandar
¿ N o sabes quién e s e l
más necesar io
p a ra t od os ? El qu e
manda
algo grande.
Llevar
a cabo
algo grande
e s difícil: pero má s difícil
e s
mandar lo.
Esto e s lo
má s imperdonable en
t i:
t ienes e l
poder,
y
no
quieres dominar».
Y
yo
respondí:
«M e
falta
la v oz de l león para mandar».
Entonces
me habló de
nuevo
como un
susurro:
«Las
pala-
bras má s si lenciosas son las que
traen
la tempestad.
Pensamientos
que
v ienen
c on pies
de
paloma dirigen e l
mundo.
Oh
Zaratus t ra ,
debes camina r c omo un a sombra de
lo
que
t iene que venir:
as í
mandarás
y , mandando,
irás po r
delan-
te».
--
Y
yo
respondí:
« M e
avergúenzo».
Entonces
me
habló
de
nuevo
s in
voz:
«Tienes que deveni r
todavía
niño
y
n o t e ne r
vergüenza.
El orgullo de la juventud
está
todavía sobre ti, ta rde te h as
h e ch o jov e n: p e ro quien q ui er a d e v e ni r niño t iene
que
superar
todavía
su juventud».
Y yo medi té
durante largo
t iempo, y
temblaba.
Pero acabé
po r
dec i r lo que di je pr imero: « N o quiero».
Entonces
sucedió u n r eír alrededor
de mí.
¡Ay,
cómo e s e
reír me
desgarró
las entrañas y m e ra jó e l corazón
Extractos
1 0 . D i ó N 1 s O s Y A R I A D N A :
su
C O M P L E M E N T A R I E D A D
( E L D IT IR A M B O )
[
.
. . .
. .
. . _ _ ]
¡Ah ,
ah
¿ Y m e
mart i r izas,
nec io,
mort i f icas mi
orgullo?
D a m e
amor
-q ui én m e
calienta todavía?
¿quién
me
am a todavía?
D a m e cá li d as m an os ,
d am e un b ra s e ro p ar a e l
corazón,
d am e,
a mí,
la más sol i tar ia,
a
quien
el
hielo,
¡ay ,
séptuplo
hielo
por enemigos
incluso,
por enemigos
a
susp i rar
enseña,
da me ,
sí , da te ,
muy c rue l enemigo,
a mí- ¡at i
. .
¡Par t ió
¡Helo
huido,
mi
único compañero,
mi
g ra n d e e n e m i go ,
mi desconoc ido,
m i dios-verdugo ..
¡ N o
¡vuelve
¡Con
todos
tu s
martirios
Todas m is
lágrimas
corren
hac i a ti su
curso
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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O 0
l\J
Nietzsche
y la última l lama
de
mi corazón
para ti s e en c i en d e .
¡ O h , v ue l ve ,
mi
d ios des c onoc ido,
mi
dolor,
m i
últ ima fel icidadl..
(Un rayo. Diónisos
s e
hace visible en un a
belleza
esme-
ralda.)
DIóNisOs
¡ S é
cuerda, Ariadnal..
Tienes ore jas pequeñas,
t ienes
mis orejas:
¡mete
un a
palabra cuerda en
ellas
-
¿N o e s
necesario
odiarse pr imero c ua nd o h a y
que
amarse?
lb
soy
tu laber into...
(*l888,
Di t i rambos de Diónisos. Ret oma do ,
con corre cc ione s
y
añadidos, de
un texto
de
Zaratust ra: libro IV , « E l magO››.)
1 1 . DIóNIsOs
Y
Z A R A T U S T R A :
s U
P A R E N T E S O O
(LA
P R U E B A )
Entonces un habla
me
habló s in
voz: «c'Lo s a b e s ,
Zaratustra?»
Y yo grité
de terror
ante es e susurro, y la
sangre
abando-
nó mi rostro: pero callé.
Entonces
volvió
a
hablarme
sin
voz: «¡Lo
sabes ,
Zaratustra,
pero
no lo pronunciasl»
-
E O C I L V Ó I C I O S
Y
yo respondí por f in,
igual
que un
testarudo: «Sí,
lo s é ,
pero no quiero pronunciarlo ››
Entonces m e hab ló d e nuevo
s in
voz: « ¿ N o quieres,
Zaratustra?
¿Es
e s o
verdad?
¡N o
te escondas
en
tu
testaru-
dez › ›
Y yo llo ré y temblé como u n n iñ o, y
di je:
«¡Ay,
ya
lo que-
rría,
ma s
cómo poderlo ¡D ispénsame
de eso ¡Está por
enc ima de
mis
fuerzas ››
Entonces me habló de nuevo s in voz:
«¡Qué importas
tú ,
Zaratus t ra ¡Di tu palabra
y
haz te
pedazos › ›
Y yo respondí:
«Ay, ¿ e s
mi palabra? ¿Quién soy
yo?
Yo
espero a uno más
digno;
no
soy
s iqu iera
digno
de hace rm e
pedazos cont ra él».
Entonces me
habló
de
nuevo
s in
voz:
«¿Qué
importas
tú ?
Para
mí no eres aún
bastante humilde.
La
humildad
t iene
la pie l má s dura de
todas».
Y yo
respondí : « ¡Q u é cosas
no
h a
por tado
ya la piel de
mi
humi ldad Yo habi to
al
pie de m i altura: ¿cuál
e s la
altura
de m is c imas? N a d i e
m e lo
h a dicho todavía.
Pero
conozco
b ien
mis
valles».
Entonces m e
hab ló
de nuevo
s in
voz : « Oh
Zaratus t ra ,
quien
ha
de trasladar
montañas
traslada también valles y
hondonadas».
Y
yo respondí :
«Mi
p a la b ra n o
h a
t rasladado aún
monta-
ñas, y lo
que h e
pronunciado no h a
alcanzado a
los hom-
bres .
Y o
c ie r tamente
h e ido
a
los h o m b re s , p e ro t od a v ía
no
h e l legado
has ta ellos».
Entonces m e
hab ló
de nuevo
s in
v oz : « ¡Q ué sabes tú de
e s o
E l rocío
c a e
s ob re la
h ierba cuando
la
noche está
má s
ca llad a qu e
nunca».
Y y o r e s p on d í: « E llo s s e burlaron
de
mí cuando
encont ré
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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E L ) C l L T ó l C l L O S
A s í h a b ló e l m ás
fe o d e
los h o m br e s. ( As í
habló
Zaratust ra ,
IV , « E l
más
fe o
de los
hombres› › . )
2 1 .
T R A S
L A
M U E R T E
D E Dios ,
ToDAvíA
E L NiHiLisMo
Una ve z qu e un o h a penetrado estas dos
cosas,
que c on e l
deveni r no debe lograrse nada y
que
bajo todo deveni r no
impe ra ninguna gran unidad e n donde le
e s
lícito al indi-
viduo sumerg i rse por
entero,
c omo e n
un
e l ement o d e
s umo
valor,
queda
entonces c omo
escapatoria e l
c ondena r a
todo este
mundo de l deveni r
como
engaño y e l
inventar
un
mundo, s i tuado más allá
d e
aquél , e n cal idad
de
mundo
verdadero.
Pero
e n
cuanto
e l
hombre
cae
e n
la
cuenta
de
la
manera e n que , ún i camen te por
neces idades
psicológicas,
este otro mundo
h a
s i do apañado,
y
de c óm o no t ie ne e n
absoluto ningún d e r e c h o a é l, s urge e ntonc es la última
forma d e l
nihilismo,
la
cual
ent raña la incredul idad
en lo que
toca a un mundo metaisico,_a cua l
s e prohíbe
a sí m i s m a
la
creenc ia
en
un mundo
verdadero. E n esta pos ic ión
uno
admi t e
la rea l idad d e l
d e v e n i r c omo única
rea l idad y
s e pro-
híbe cualquier e s pe c ie d e vía clandestina
que
conduzca
a
t rasmundos o
a
falsas
divinidades
_e ro uno no
soporta
e s t e
mundo
que
ya
no
s e
quiere
negar
_Qué ha ocurrido en
realidad?
S e logró e l sent imiento
d e
la
falta d e
v a lo r c u a nd o
s e comprendió qu e
e l carácter
global
d e
la
ex is tenc ia
no
de be ser interpretado
ni c on
e l
concep to
de «fin››,
ni
c on e l
concep to
de «unidad››,
ni tam-
p oc o c on
el
concepto de « ver da d› ›. Con e llo no s e logra ni
alcanza
nada;
falta
la unidad abarcadora e n la pluralidad
d e l
acontecer:
e l
ca rá c te r d e
la ex is tenc ia no e s «verdadero»,
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
cs/also..., uno
n o t ie n e
ya
en
absoluto fundamen to ningu-
no para persuad i rse
de
un mundo verdadero.. .
¡in
un a
palabra: las categorías de «n››,
<<unidad››,
« s e r › › ,
con
las
que hemos ingresado
un
valor
añad ido
al
mundo,
s on d e
nuevo retiradas
por
nosotros_ ahora e l mundo s e
presenta falto
de
valor... 1
(*l887)
2 2 .
N E c E s i D A D D E
E S P E R A R
El frenético._N o h ab éis
oído
hab la r d e aquel hombre
frenético
que en
la c la ra m a ña na
q ue precede
al mediodía
e nc e nd ió u na linterna, corrió al
mer c a do y gr i taba
ince-
santemente:
< < ¡ B u s c o a
Dios
¡Busco
a
Dios ››
_
om o
allí
justo estaban
juntos
muchos de aquellos que
no
creen en
l)ios, provocó u na g ra n
r isa.
¿E s qu e
s e
ha perd ido?, decía
uno. ¿S e
h a
ext rav iado c omo
un
niño?,
decía otro.
¿O e s
qu e
s e esconde?
¿Tiene
m i e d o
de nosotros?
¿S e ha h e c h o a
la
m ar ? ¿ H a emigrado?
_sí
gr i taban
y reían en
barullo.
E l f renét ico s a lt ó e n m e d i o de ellos
y
lo s a tr av e s ó c on sus
miradas. «¿A dónde h a
ido a
parar Dios?», gritó, «ios lo
d i ré ¡Nosotros lo hemos
matado
_osotros
y
yo ¡Todos
nosotros somos
sus asesinos Pero
¿c ómo hem o s
h e c h o
csto?
¿Cómo
fuimos
capaces d e
bebernos
e l
m a r? ¿ Q u ié n
nos dio
la e s p on ja
para borrar e l horizonte entero? ¿Q ué
2 Este
texto
r es um e t od a la
h istor ia
de l nih i l ismo según
N ie tzsche y
descr ibe la
última forma de éste: lo que Zara tus t ra l lama « e l último
hombre» (Prólogo, 5 ; y
cf.
Libro
II, «El
adivino››). N o habrá que con-
fundir lo co n
la
forma siguiente, «e l hombre
que
quiere perecer», des-
crito en el texto
n°
23, que marca ya un má s allá
de l
nihi l ismo.
Extractos
hombres má s fecundos de todas las
épocas
Y oír e s o s
lamentos
de los
solitarios
y
trastornados:
«¡Ay,
dadme locu-
ra , oh
Celestes ¡Locura,
para que
por
fin crea
en m í
mismo
¡Dadme
del i r ios
y
convuls iones, luces
y t in ie b la s
repentinas,
espantadme
con
pasmos y
a rd or e s c om o nin-
gún
mortal jamás sintió, con batahola
y
rondar de guras,
h a c e d m e
gemir
y
lloriquear
y
ar ras t ra rme c om o u n
animal:
¡ todo
c on
ta l
de
encont rar la
fe
e n mí
mismo
La duda m e
dev ora, he
matado
la ley, la
le y m e a ng us ti a c om o
un
cadá-
ve r
a un
vivo:
s i
no
s oy
má s q ue la
ley, s oy e l más
in fame
de
los in fames.
El
nuevo
espíritu
qu e h ay e n mí, ¿d e dónde
v iene
s i
no e s d e vosotros?
D e m o s t r a d m e ,
pues, qu e soy
vuest ro; s ó lo la locura me
lo demuest ra».
Y
c on
l iarta lrt-
cuenc ia
es e
fervor
alcanzaba
c on
creces
su
obje t ivo:
en
aquel t iempo en que e l crist ianismo demostró con ma s pro-
fusión su fecundidad en santos y anacoretas, creyendo de
es e
m o d o
demostrarse a
sí
mismo,
h u b o
e n Jerusalén gran-
de s manicomios para santos infortunados, para aq ue llos
qu e habían inmolado su última
p izca
de cordura . (Aurora,
I, 14.)
[NO TA D E L O S ED I
T O R E S : Los
t e x t o s d e Nietzsche ha n sido traduci-
d o s directamente de l
original alemán, s e g u n
la
edición
ya
canónica
d e
Colli y
Montinari ,
d e
la q u e
aún no s e
disponía
e n
1965 ,
cuando
D e l e uz e r e a li z ó e s t a selección.]
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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| ,U Nie tzsche
genio
le
h a toc ad o,
en lugar
de un grano de
c o rd u ra , u n
grano
de la e s pe c ia d e la locura, a
todos
los hombres de
otros t iempos le s resul taba m u c h o
más natural e l p ens a-
miento
de
qu e
a llá d o nd e h ay
lo c u ra h a b r ía
también
un a
pizca de genio y
d e
sab idur ía ,_ lgo « d i vi no ›› , c o m o
s e
d e cía e n un
s us urr o. O
más
aún:
uno s e expresaba
c on
bas-
tante
contundenc ia. «Los m a y or e s b ie n e s s e los h a depara-
d o
a Gr ec ia la
locura»,
decía Platón
junto
c o n t od a la
huma-
n idad a n t igua . A va nc emos
un paso
más:
a
to d os aque l lo s
hombr es
super io res
a
los
qu e le s
atraía irresistiblemente
quebrantar e l yugo
d e
cualqu ier moralidad y d a r
nuevas
leyes, no les
quedaba má s
remedio, s i no e s t a b a n verdadera-
mente
locos,
qu e
volverse
O ngirse locos. [...]
«¿CómO
s e
vuelve
uno
loc o c ua nd o no
s e e s
ta l
y
no
s e
atreve un o
a
parecerlo?››:
ta l
e s e l
razonamiento atroz
al
que
s e ent regaron
cas i todos
los hombres
eminen t es d e
la
civi-
l ización
antigua; una
secreta
doctr ina
hecha de artificios
y
de indicaciones dietét icas
s e
propagó
sobre
ello, junto
al
sent imiento de inocencia,
de
sant idad inc luso, que inspira-
ban d i c ha s
medi tac iones
y p ro pó s it os . L a s recetas para
conver t i rse e n
curandero
ent re los indios, e n s an to ent re
los
cr is t ianos
de
la
E d a d
M e d i a , e n
angekok
ent re los
gro-
enlandeses ,
o e n pajé ent re los bras i leños ,
s on
e n esenc ia las
mis ma s :
e l
ayuno
i nsen sa to, la
abst inenc ia
sexua l
p er ma -
nente,
e l
ret i rarse
al
des ie r to o
e l ascender a
una montaña,
O
encaramarse
a una columna, O
«sentarse sobre un
viejo
sauce c on vistas
a
un lago»
y no
pen sa r en absoluto e n nada
más que en aquello q ue p ue d a t raer
consigo
un
arroba-
miento
y
un d eso rd en
e s p i ri tu a l. ¡ Q u ié n
osará
mirar
e n
la
s e lv a d e
los
más amargos
y
má s superuos
padec im ien tos
e n los q ue
probablemente
s e
habrán
consumido justo los
Extractos
hicimos qu e
desencadenamos
esta
tierra de
su
sol? ¿Hacia
dónde
s e
mueve ahora?
¿ Hac i a
dónde nos
movemos?
¿Lejos d e todos los
soles?
¿ N o
no s
prec ip i tamos
s in cesar?
¿Y
hac ia
atrás,
d e
lado,
hac i a
de l a nt e , ha c ia
todos los
lados?
¿ H a y t od a v ía
un
arriba
y
un
abajo? ¿ N o er ramos
como
a
través
de un a nada infinita? ¿ N o
nos
sopla de
frente
e l
espac io vacío? ¿N o h ac e má s frío? ¿N o viene siempre
la
noc he
y
s iempre más noche?
¿ N o
t i enen qu e
se r
encend i -
da s
linternas
e n plena mañana?
¿Todavía
no
oímos nada
d e l
tumulto de
los enter radores qu e
entierran
a D i o s ?
¿Todavía
no
ole m os na da de la
divina
corrupc ión? _
¡También lo s d ios e s s e
pudren ¡D ios ha muerto ¡D ios
pe rm an ece
muerto
¡ Y n os o tr os
lo
hem o s matado ¿Cómo
no s
conso laremos, los
a s es in os d e
todos los
ases inos?
Lo
m ás s ag ra d o y má s poderoso que el mundo hasta ahora
poseyó
s e h a d e s a ng ra d o ba jo nues t ros cuchillos_quién
borrará
de
nosotros esta
sangre?
¿Con
qué agua podríamos
puricarnos? ¿Qué
ceremonias de expiación,
q ué juegos
sacros
habremos
de
inventar?
¿ N o
e s la
grandeza d e
este
ac to d em as i ad o grande p ara n os ot ros ? ¿ N o
t enemos
qu e
deven i r dioses nosotros
mismos
para al m e n os p a re c e r d ig -
nos
d e él?
¡]amás
hubo a ct o m ás grande_ quienquiera
qu e se a qu e nazca
después
de nosotros, per tenece, e n virtud
de este
acto,
a
un a
historia
más
alta
de
lo
qu e
toda
historia
lo
fue
h a s ta a h ora › ›_
Aquí
guardó
s i lenc io
e l f renét ico
y
miró de nuevo a
su s oyentes:
también ellos
guardaron
silencio y dirigieron
a
é l su s
miradas,
ex t rañados .
Finalmente, él
arrojó su linterna a l s u elo ,
de
m o d o que la
linterna s altó e n pedazos y s e
a pa gó . « Ve ng o
d em as i ad o
pronto», dijo entonces, «aún no e s mi t iempo. Este t re -
m e n d o
acon tec im ien to
está
todavía e n camino
y
via ja
_
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
aún no
s e
h a abier to paso
h a s ta los
oídos
d e
los h o mb re s . E l
re lámpago
y
e l trueno neces i tan tiempo,
la
luz de
las
es t re-
¡las neces i ta tiempo, los
actos
n eces i tan tiempo,
au n
des-
pué s d e
h a be r s id o realizados, para
se r
vistos
y
oídos. Este
neto sigue s i endo más lejano
a
ellos
qu e las estrel las má s
lejanas
_
y , s in embargo, e l los lo h an hecho ››_ e cuenta
que , e l
mismo día,
e l f renét ico
entró
e n va r ias i gles i as y
entonó allí s u R e q u ie m aeternam deo. Y
que,
l levado
afuera e
i nt e r rog ado, respond ió e n t odo
momento
sólo esto: «¿Qué
son,
pues, todavía
estas
ig lesias,
s i
no
son los sepulcros
y
los
m o n um e n t os f un e r ar io s de Dios?››. (La
gaya
cienc ia,
III,
IZS.)
2 3 .
PRoxiMiDAD D E
L A
T R A N s M U T A c i ó N
I.o qu e h ay
de
grande en
e l hombre está e n se r un puente
y no un
fin:
lo que en e l hombre s e puede
amar
e s que e s
tin
tránsito y
un
ocaso.
Y o am o
a
quienes
no
saben
vivir de otro m o d o qu e hun-
diéndose
en su
ocaso, pues
e llos s on los que
pasan
al
otro
lado.
Y o am o a los
g ra nde s de s p re c i ado re s , pues e llos s on los
grandes
veneradores,
y
echas
de l anhelo hacia la
otra
orilla.
Y o amo
a
quienes para
hundi rse
en s u oc as o y sacricarse,
no
buscan primero
un a razón
detrás de las estrel las:
sino
qu e s e
sacr i f i can a la Tierra, para
qu e
ésta l legue algún
d ía
a
se r de l superhombre.
Yo am o
a
q ui e n v iv e para conocer, y quiere conocer para
que algún día e l superhombre
viva.
Y quiere as í su propio
ocaso.
Extractos
r
mejor
sociedad,
de l se ñor ío , de la
Virtud?»
_s í s e pre-
guntó
durante siglos e l griego distinguido a la
v is ta
d e cual-
quier at roc idad O crimen incomprens ib les para él, c on los
qu e
s e
hubiera
m a n c h a d o a lg u no
de
sus
iguales.
« Un
dios,
s in
d u d a ,
t iene qu e haber lo t rastornado», se decía al
nal,
m e n e a nd o la cabeza... Esta
sal ida
e s
t íp ic a de
los
griegos...
Y
de
es a manera
servían
entonces
los d ios e s para justificar
has ta
c ier to
punto al hombre inc luso e n
lo
malo, servían
c omo
causas d e l
m a l
_
ntonces lo s d io se s no
tomaban
a
su cargo la pena, s ino,
lo
qu e e s más dis t inguido, l a cu lpa.. .
(La genealogía de la
moral,
II, 23.)
3 4 . F U N C I O N
D E
L A
L O C U R A
Ca si e n todas par tes e s la
locura
la que abre e l
camino
al
pensamiento
nuevo, la que quebranta e l interdicto de
un
us o y
una
superstic ión
venerados.
¿Comprendéis por
qué
era menester
que
fu e ra la loc ur a? ¿ A lg o
ta n
horripi lante e
impredecible e n
la v oz y
e l gesto
c omo
los capr ichos
d e m ó -
nicos
d e
la intemperie y
de
la
mar,
y d igno
por
ello
d e un
temor
y
de
un a r eve r enc ia s im i la r es ? ¿A l go
que portaba de
m a ne ra t an visible e l s igno
d e
u na c o m ple t a
involuntarie-
dad como
las
convulsiones
y
los espumarajos de l
epi lépt i-
co , a lgo que p are c ía marcar de ta l manera al
loc o c om o
máscara y ta mb or
de resonancia de una
div in idad?
¿Algo
que a l propio portador d e un p e n s a m ie n t o n u e vo le inspi-
raba veneración y
estremecimiento
ante
sí y no
le
causaba
ya
remord imientos de conciencia, y
que lo
empujaba a con-
vert i rse
en
profeta y márt i r de
e s e pensamiento?
_
Mient ras que aú n h oy s e
nos
sugiere
una
y otra v ez que al
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
3 3 .
LA L O C U R A Y Los
D I O S E S
I.os
griegos
s e
sirvieron la rgamente de sus dioses
justo
para
mantene r
apartada
de
sí
la
«mala
conciencia»,
para
t en er d e re c h o a
p e rm a n e c e r c o nt e n to s
de su libertad
de
alma: a s í p ue s , e n un sentido
contrario
al us o que e l
cris-
t ian ismo h a h e c h o
de
su
D i o s . E n ello
l legaron muy lejos,
estos inagníf icos
niños de
leonino
cora je ;
y
n ad a m e nos
qu e
un a
autoridad ta n
g ra nd e c om o la
d e l mismo
Zeu s
homér i eo le s da
a
en tende r
de
cuando e n cuando qu e s e
toman las
cosas c omo un juego de
niños.
«¡Ay ›› ,
d ice
e n
un a ocas ión _se t ra ta
d e l caso
de Egis to, un
caso
muy
i . iraVe_
«¡Ay,
e s
de
ve r cómo s in
tregua
acusan los
mortales
a
los
d i o s e s
S ó l o
d e
n o s o t r o s v i e n e lo malo, a s í
creen; pero
ellos mismos
con
s u insensatez s e
causan
s u s inforttinios, inc luso contra el
[destino.››
S in
e mbargo, aquí
oímos
y vemos
a un
t iempo
que
tam-
h i en
este espectador
y
juez
olímpico está lejos
de
enojarse
por
esto con ellos y de
tomarles
a mal: «¡Qué
n e c i o s
sonl»,
piensa
al
contemplar las
fechorías
d e los
morta les ,_
y
«neeedad»,
«insensatez›› ,
un poco
de
«per turbac ión e n la
cabeza», todo
es o lo consintieron e n
sí mismos
inc luso los
griegos
de
la
época
más
vigorosa,
má s
Valerosa,
como
fun-
da ment o de
muc ha s
cosas malas
y
funestas:
_
e c e da d ,
¡no
pecado
¿ Lo
comprendéis?... Pero inc luso es a per turba-
c ión
de
la
c a be z a e r a un
prob lema_
pues,
¿cómo e s ella
pos ib le s iquiera?, ¿d e d ó nd e , v e rd a d e r am e n te ,
puede
h a b e r
ven ido
a
cabezas
c omo las de
nosotros, nosotros, hombres
d e l
noble
linaje, d e la fortuna, de
la
buena hec hur a , d e la
Extractos ¿
Y o
amo
a
quien t rabaja
e inventa para construirle
la casa
al
superhombre
y
prepara
pa ra é l
la
t ierra, e l animal y la
planta: pues
quiere
as í su propio ocaso.
Y o
amo
a
quien
am a
su
virtud:
pues
la
virtud
e s voluntad
de
ocaso y u na e ch a d e l a nh e lo.
Y o amo a quien
no
rese rva
para
s í
ni
un a
gota
d e
espír i tu ,
s ino qu e quiere
se r
ín tegramente e l
espíritu de
su virtud:
ma r c ha
as í
c omo espíritu por e l
puente.
Y o amo a
quien
de su virtud hace
su
inclinación
y
su
fata-
lidad:
quiere así,
por mor de su virtud, segui r viviendo
y
no
segui r viviendo.
Y o
amo
a
quien
no
quiere
t ene r
demas iadas v i rt ud e s . U n a
virtud e s más virtud
qu e
dos, porque e s
más
nudo
d e l qu e
s e
cuelga
la
fa ta l idad.
Y o am o
a
a q ue l c u ya alma s e prodiga, y no
quiere
recibir
agradec imiento
ni
devuelve
nada: pues é l rega la s iempre
y
no quiere
guardarse a sí
mismo.
Y o am o a quien s e avergüenza cuando e l dado,
al
caer,
le
da suer te , y entonces
pregunta:
¿acaso s oy un jugador que
hace
t rampas?
_
ue s
quiere
perecer .
Y o am o
a quien delante
de
sus
acciones
arroja palabras
de
oro, y s iempre cumple
más d e lo
qu e promete:
pues
quiere
su
propio ocaso.
Y o
amo
a
quien
justifica
a
los
hombres
venideros
y
redi-
me a los
pasados:
pues quiere perecer po r
los
hombres de l
presente.
Y o
am o a
quien
cast iga
a su dios porque
ama a
su d ios :
pues t iene qu e
pe rece r
por la
cólera de su
dios.
Y o am o
a
a q ue l c u ya
alma e s
profunda inc luso
cuando
s e
le h iere, y que puede perecer por una pequeña
vivencia:
pasa
as í
de
buen
grado por e l
puente.
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
Y o am o a a q ue l c u ya
alma está
ta n
l lena qu e
s e
olvida de
sí m ism o, y
todas las cosas es tán
en
é l: t od a s las cosas dev ie -
ne n as í
su
ocaso.
Y o
amo
a
quien
e s
d e
espíritu
libre y
de
corazón
libre:
su
cabeza
no
e s as í más qu e las entrañas d e su
corazón,
pero su
corazón
lo
empuja al ocaso.
Y o am o
a to d os aqu e llo s
q ue s on c omo gotas
pes ad as que
caen
una a un a
de
la o scura nube suspend ida sobre e l hom-
bre:
ellos
anunc ian qu e e l ra yo v ie ne , y p ere c en c om o
anunc iadores .
M i rad ,
yo soy un a nunc i ad o r d e l r ay o y una pesada gota
qu e ca e
de
la nube:
mas
es e rayo s e lla m a s u p e rh o m b re_
(As í
habló Zaratust ra ,
Prólogo,
4 .)
2 4 . LA T R A N s M U T A c i ó N :
Lo
N E G A T I V O
A L sERvicio D E U N A A E i R M A c i ó N s U P E R i o R
El
problema
psicológico en el t ipo de Zaratustra consiste
en c ómo aquel que,
en
un
grado inaudito,
d ic e n o, hace
no
a todo
lo
a rm ado
has ta ahora,
pu ed e
ser,
a pesar d e
ello, la
antí tes is de
un espíritu
negador ; e n c ómo e l
espíritu
qu e
porta e l des t i no m ás p es ad o, un a
tarea
fatal,
pu ed e
ser, a
pe sar de
ello,
e l más
l igero
y
e l más
ultraterreno
_
Zaratus t ra
e s
un
danzar ín
: e n c ómo a q ue l q ue posee
la
penet rac ión
más dura , más
terrible
de la
rea l idad,
aquel
q ue h a p en sa do e l «pensamiento más abismal»,
no
enc uen-
tr a e n
esto, a
p es ar d e
ello,
ninguna ob jec ión con t ra la e x is -
tenc ia , ni
siquiera
cont ra e l e t e r no
retorno d e
ésta_ntes
b i en, una
razón
má s para s e r él mismo e l
e terno
sí
a
todas las
cosa s, « e l t r emendo
e
ilimitado d e c i r sí y
amén››...
« A todos
Extractos
C O N C L U S I O N :
S O B R E LA
L O C U R A
«Y
a
veces
la
locura misma
e s
la más-
cara que
oculta un
saber
fatal
y dema-
siado
seguro.›› ( M á s a llá
d e l b ie n y
de l
mal)
« Al
fin, preferi ría
con
mucho se r
profesor e n B a s ile a q ue se r D ios ;
pero
no
he osado
l levar
m i egoísmo
priva-
do hasta e l extremo de descu idar po r
causa
de
él
la c re a ci ón d e l mundo.
Y a
ve us ted , uno
t iene
q ue h ac e r sacrili-
cios,
da
igual
c óm o y d ónd e
s e
Viva.
[...] Lo
que
resulta
d e sagra d ab le y
molesto
para
mi
modest ia e s q ue , e n
el fondo, cada un o de los
nombres
de
la
Histor ia
soy
yo;
también
co n
los
niños
que h e puesto en e l
mundo
la
si tuación e s ta l
que
sopeso con alguna
desconanza si no será que todos
los
que entran en e l
«reino
de Dios» pro-
vienen también d e Dios. Este otoño, y
lo má s l igero
de ropa
que
podía,
he
asis t ido
dos
veces
a mi
entierro,
pri-
mero en cal idad de conte
Robi lant
(no, é s e e s mi hi jo,
en la
medida
en
q ue s oy Carlo Alberto,
mi naturaleza
de
abajo),
pero Antonelli
era
yo
mismo. (Carta
a Burckhard t , 6
de
enero
de
1889.)
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
con
to ta l inocenc ia ,
e n
e l
sent ido
d e aquellos Valores cuya
antítesis s e ha manifestado en la
figura de
Zaratustra, e s
d e c ir , h a
s ido entend ida como t ipo
«idealista››
de una espe-
c ie
super ior
de
h o m b r e ,
mitad
«santO››,
mitad
«genio››...
_
Ulros doctos
a ni ma le s c on c ue rnos m e h a n
achacado,
po r
s u
parte, darwin ismo; incluso s e ha redescubierto
aquí
el
«cul to
de los héroes»,
t a n d u ra m e n te
rechazad o por
mí,
de
aquel
gran fa lsario involuntario e
inconsciente
que fue
( larlyle.
Y
un a persona a quien le susu rré al oído que debe-
ria
buscar
un
César Borgia
má s bien
que
un Parsifal, n o d io
cred i to
a
sus oídos.
|
......... . . ]
¡Y
como
desc iende
Zaratustra
y
dice a
cada un o lo más
benigno ¡Cómo
él
mismo
coge
c on
m a no s d e li ca d a s
a
sus
contradictores, los sacerdotes, y s ufr e c on ellos a c ausa de
ellos _Aquí e l hombre está superado e n t od o m o m e nt o,
e l concepto de «superhombre›› s e Volvió aquí realidad
suprema,
_
n
un a innita lejanía,
por
debajo
de
él,
yace
todo
aquello
q ue has ta
ahora s e l lamó grande e n e l hombre.
l.o alc ión ico,
lo s p ie s
l igeros, la omnipresenc ia de maldad
V
arrogancia, y todo lo demás
que e s t ípico
de l t ipo
Zaratustra, jamás s e
s oñ ó q ue
e s o ftiera
esencial
a
la
gran-
dcza. justo
e n
es a amplitud de espacio,
en
es a capac idad d e
a c c e de r
a
lo
c on tr a pues t o , s i en te
Zaratus t ra
qu e
él
e s
la
espec ie
más
alta de
todo
lo exis ten te .
[...] (Ecce H omo,
«Por
qu e esc r i b o
ta n
buenos
l ibros», l, y 6 e n la expos ic ión
d e
Zaratustra.)
Extractos r:
los
ab ismos
porto yo aun, c om o bendición, mi
d e c i r
sí››...
Pero e s t o e s , un a ve z
más,
el concepto de Diónisos.
(Ecce
Homo,
«As í habló Zaratustra», 6 .)
25. ESENCIA AFIRMATIVA DE LA VOLUNTAD DE P O D E R
Ans ia
de dominio: látigo
incandescente
de
los
más
duros
entre los duros
de
corazón; c rue l martirio reservado a l m ás
crue l ;
sombr ía
l lama
d e piras
v iv ien tes.
Ans ia
de dominio: mal igna t raba
impuesta a
los pueblos
má s vanidosos; la q ue s e burla de toda virtud incierta; la
qu e cabalga tod o s lo s corceles
y
todos los
orgullos.
Ans ia
de
dominio:
t e r r emoto
qu e
quiebra
y
r e v ie n ta t od o
lo caduco y corroído; la q ue s e abalanza rugiente y
castiga-
dora, rompiendo e n pe daz os los sepulcros
blanqueados;
s igno
d e interrogación
fulminante
junto
a respuestas pre-
maturas.
Ans ia
de dominio: a nt e c uy a mirada e l hombre
s e
arras-
tr a
y
s e encoge
y s e humilla,
rebajándose por
debajo
d e
la
serp iente
y d e l c e rd o
_asta qu e al
fin
desde él s e e le v a e l
gran d esp rec i o
gr i tando.
_
Ans ia
de dominio: terrible m ae s tra d e l gran desprec io ,
qu e
pred i ca
a
la
cara
d e
c iudades
y
de
i m p e ri os « ¡ T ú,
largo
de
aquí ››_
as ta
qu e de ellos mis mos s e eleva este grito
«i largo conmigo ››
Ans ia
d e dominio: la qu e
s in embargo,
seductora,
tam-
b ién
asc iende
has ta
los
puros
y sol i tar ios y
escala
a alturas
qu e s e bastan
a
sí mismas,
ardien te c omo un amor qu e
pinta se duc torame nte purpúre as b ie nave nturanzas
en los
c i e lo s te r ren o s .
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
Ansia de dominio: ¡mas
quién
l lamaría ansia
a
qu e lo alto
d esc i en d a a a pe t e c er e l
poder
¡E n
ver da d ,
n ad a m alsan o ni
ansioso h ay
en ta l
ape tecer
y d escen d e r
El
que la
soli ta ria a l tura
no
s e
aísle
e ternamente
en
sole-
d ad
y
autosuf ic ienc ia ; e l qu e la montaña desc ienda al valle
y los
v ien tos
d e
la altura
a las
hondonadas:_
¡ O h , quién
pud ie ra encont ra r e l
nombre
de
pila
y de vir-
tu d apropiados
para
este
anhelo «Virtud qu e hac e r ega lo s»
_ este n om b re d io Zaratustra
en
otro t iempo a lo
innom-
hrab le .
(As í
habló Zaratust ra , III, « D e lo s t re s m a le s ».)
E)
EL
E TE R N O R E TO R N O
«Voy a
contar ahora
la
historia
de
Zaratustra.
La c on c e pc ió n fu nd a -
menta l
de
la o br a,
e l
pensamiento del
e t e r n o retorno, e s a
suprema
fórmula de
la armación...› › (Ecce
Homo)
2 6 .
V O L U N T A D D E P O D E R Y E T E R N O R E T O R N O
Voluntad_sí
s e
l lama la q ue l ibera y t rae alegría: ¡así os
enseñé ,
a m ig os m íos
M a s ahora a p r ended es to
otro: la
voluntad misma todavía
e s
un pr is ionero.
E l q uer e r l ibera: pero
¿cómo s e
l lama aquel lo qu e todavía
encadena
t amb ién al
libertador?
Extractos
H a bé i s recorrido e l camino qu e l leva d esd e e l gus ano
h as ta e l
hombre,
y muchas c o s a s en
Vosotros
cont inúan
s iendo
gusano.
En otro
tiempo
fu iste is monos, y au n ahora
e s
e l
hombre
má s
mono
que
cualquier
mono.
Y
e l más
sabio
d e
vosotros e s ta n
sólo
un
s e r
esc ind ido ,
híbrido de
planta y
fantasma.
Pero
¿os m a n d o
yo
qu e
os
convirtáis
en
fantasmas O
e n
plantas?
¡Mirad,
yo
os e ns e ño e l
supe rhombre
El
supe rhombre e s
e l
sent ido
de la Tier ra. Diga
vues t ra
voluntad:
¡ s e a
el superhombre e l sentido de la Tierra
¡Y o os
conjuro, her ma nos
m ío s , p e rm a n e c e d f ieles
a
la
Tierra
y no
creáis
a
quienes
os hab lan
de
esperanzas
sobre-
t er rena les
S on envenenadores, lo sepan O
no .
S on
desprec iadores
de
la
v ida ,
s on
moribundos
y
están,
ellos t amb ién , en ven enad o s , la Tierra está cansada de ellos:
¡o ja lá desaparezcan
En otro
tiempo
e l delito contra Dios
e ra e l
máximo de l i -
to, pero Dios
ha
m u e rt o y con E l h an muer to tamb ién e s o s
del incuentes . ¡Ahora
lo
más horrible e s
delinquir
cont ra la
Tierra
y aprec ia r las
entrañas de
l o inesc rutab le
má s
que e l
sent ido
de ella [...] (As í habló Zaratust ra ,
Prólogo,
3.)
32.
SIGNIFICADO
DEL
S U P E R H O M B R E
La
palabra «superhombre»,
q ue des igna un
tipo de
ópti-
ma
constitución,
e n
c on tr as te c on los
hombres « moder -
nos», c on los
hombres
«buenos›› , c on los
cr is t ianos y de más
nihilistas _una
palabra
que,
en
boca de
Zaratus t ra , e l ani-
quilador de
la
moral, s e
convier te en
un a
palabra
muy
digna
de reexión, h a
s ido en tend ida
cas i e n tod as
partes
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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|
¡ |
Nie tzsche
iBlasón de la
neces idad
¡Tapiz
de
guras
e te rnas
_
e ro tú
bien
s a b e s :
lo
q ue t od o s
odian,
lo q ue s ó lo
yo amo:
¡que
tu
eres e te rno,
qu e eres necesario _
Mi amor s e inama
e t e r na ment e sólo al amor de la neces idad.
¡Blasón
de
la neces idad
¡Supremo
astro
de l ser
_que ningún deseo alcanza,
_que
ningún
no
mancilla,
e terno
sí
de l s e r ,
e ternamente
soy
tu sí:
¡pues
yo
te
amo, oh Etern idad __
(*l
888,
Di t i rambos de Diónisos)
3 1 .
EL
S U P E R H O M B R E
Y o O s e ns e ño e l s up er hombr e . El
hombre
e s a lg o qu e de be
se r
superado.
¿Qué
habé is
h e c h o
para
superar lo?
Todos los
seres h an
creado
has ta aho ra a lg o por
enc ima
de
ellos
mismos :
¿y queréis se r
vosotros
e l reujo de
es a gran
marea,
y r e t rocede r
al animal
más
bien qu e
superar
al hom-
bre?
¿Qué e s e l mono para e l
hombre?
Una
irrisión
O
un a
Ver-
güenza dolorosa. Y
justo
e s o e s lo que e l hombre debe se r
para
e l supe rhombre :
un a
irrisión
O
un a
Vergüenza
doloro-
s a .
E Z ) C l L l ”ó l C l L O S
«Fue››:
as í
s e l lama e l
rechinar
de
d ientes y la
más sol i ta-
ria aicción de la voluntad. Impotente cont ra lo
h e c h o
_
e s la voluntad un
malvado
espectador
d e
todo
lo
pasado.
La
voluntad
no
pu ed e
q uer e r hac ia
atrás;
e l
qu e
no
pueda
quebrantar e l
tiempo
ni la vorac idad d e l tiempo_sa e s
la
más
sol i tar ia
aicción de
la
voluntad.
El q uer e r l ibera: ¿qué inventa e l
querer m i s m o
para
l ibrarse de su aicción
y burlarse
de su calabozo?
¡Ay, un nec io
dev i ene todo
prisionero
Nec iamen te
s e
redime también
a sí m i s m a la voluntad pr is ionera.
Q ue e l tiempo
no
corra hac ia atrás, és e e s su rencor ; « lo
que fue»_
sí
s e l lama la p iedra q ue e lla no puede
r emo-
ver.
Y
as í
e lla r e m ue v e p ie d r as
por
r encor
y
por
rabia,
y
toma
venganza e n aquel lo qu e
no
s ien te , igual q ue e lla , r encor
y
rabia.
As í la voluntad, e l l ibertador, devino un autor de dolores:
y
e n
todo
lo
qu e
pu ed e sufrir
toma
venganza de
no p od e r
ella volver
atrás.
Esto, sí ,
esto
solo e s la
venganza
misma: la repugnanc ia
de
la
voluntad
frente
al t iempo y su
« f u e › › .
En ver da d ,
un a
gran
n eced ad
hab i t a e n
nues t ra
voluntad;
¡y e l
qu e es a
n e c e d ad a p re n d ie s e e l espíritu
dev ino
maldi-
ción
para
todo
lo
humano
El espíritu
de la
venganza:
a m ig os m ío s,
es to
fue
has ta
ahora e l mejor
reexionar de
los hombres ; y
donde
había
sufrimiento, allí
debía h a b e r s ie m p re
cast igo.
Y e s qu e
«castigo›› s e
l lama
a
sí m i s m a la
v e ng an z a: c o n
un a p a la b ra e m b u s te r a
f inge
hipócritamente
ante
sí un a
buena conc ienc ia.
Y como en el
que
q uie r e h a y e l sufrimiento de no p od e r
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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jg Nie tzsche
q u e re r h a c ia
atrás
_
ntonces e l q uer e r mismo
y toda v ida
debían
_se r
castigo
Y ah ora s e ha
a c u m ula d o n ub e
tras
nube
s ob re e l espír i -
tu :
has ta
qu e al
fin
la
demenc ia
pred i có :
«¡Todo
perece ,
por
ello
todo
e s
digno de
perecer ››.
«Y esto e s la just icia misma, aquella le y de l t iempo según
la cual
t iene
éste
que devorar
a
sus
propios
hijos››: a s í pre-
dicó la demencia.
«Las cosas es tán ordenadas moralmente conforme a de re -
ch o
y castigo.
O h , ¿dónde
está
la r edenc ión d e l río de
las
c o s a s y de l
cast igo
«existencia››?››
A s í p re d i có
la demencia.
«¿Puede h a b e r
r edenc ión
s i exis te un d e r e c h o e t e rn o? ¡Ay,
irremovible e s la p iedra
«fue››:
eternos t ienen qu e se r tam-
b ién
todos los
cast igos › ›
A s í p red i có
la d e m e n c ia .
«Ningún acto pu ed e se r aniquilado: ¡cómo podr ía se r
des-
h e c h o
por
e l castigo Esto,
esto
e s lo eterno e n e l castigo
«existencia›› ,
¡que también
la ex is tenc ia t iene
qu e
volver
a
se r
e ternamente
acto
y culpa
A no
se r que la voluntad s e red ima al n
a sí misma
y e l
querer s e convierta
en
no-querer _»:
¡pero
vosotros cono-
céis , h e r m a n os m ío s , esta cant i lena
de
fábula
de
la d e m e n -
cia
Y o os aparté
de todas
esas cant i lenas
de
fá b u la c u a nd o os
enseñé:
« La
voluntad e s un
creador».
Todo «fue›› e s
un
f ragmento,
un en igma , un espantoso
azar
_asta q ue la voluntad creadora d iga
a
e s to : « ¡ P er o
as í
lo
quiero yo ¡Así lo
quer ré yo »
¿Pero habló ya ella a s í ? ¿Y cuándo ocurrirá
esto?
¿ S e ha
des unc i do ya la voluntad
de l
yugo de su
propia
estup idez?
¿S e ha
convertido
ya la voluntad para sí m i s m a e n la q ue
l ibera
y
trae alegría?
¿ H a des a p r end ido e l
espíritu d e
ven-
Extractos 1 1
3
3 .
S i
alguna V e z llegó
hasta m í un
soplo
d e l s op lo
creador
y
de aquella celeste
neces idad q ue incluso
a los azares fuerza
a
bai lar ronda
de
estrel las:
S i
alguna
ve z
r eí c on
la
ris a d el ra yo
creador, al que gru-
ñendo, p e ro o be d i e nt e ,
sigue
e l prolongado t rueno de l
acto:
S i alguna
ve z
jugué
a los
dados con
los dioses sobre
la div i -
na mesa
de la
t ierra, de
ta l manera
que
la t ierra
s e estreme-
c ió y
s e
resquebra jó y arrojó
resop lando ríos
d e
fuego:
_
pues
un a
mesa
de
dioses e s
la
t ierra, que
t iembla con
nue-
V a s palabras
creadoras y
con
divinas
t iradas
de dados:
_
Oh ,
¿cómo
no ib a yo a anhelar la Eternidad
y e l nupcial
anillo
de
los
anillos,
_
l an i llo
de l
retorno?
Nunca encontré
todavía
la mujer
de quien quisiera
tener
hi jos, a
no
ser
esta
mujer
a
quien
y o a mo:
¡pues
yo te
amo,
oh
Eternidad
¡Pues
yo
te
amo,
oh Etern idad
(Así
habló Zaratust ra ,
III,
«Los
siete sellos».)
3 0 .
LA
D O B L E
A E i R M A c i ó N
[
............
..]
¡Supremo
astro
de l
ser
¡Tapiz
de
guras eternas
¿Tú vienes a
mí?
_
Tu muda
belleza,
que
nadie
ha
contemplado_
¿cómo?
¿no
huy e
ante
mis
miradas?_
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
http://slidepdf.com/reader/full/deleuze-gilles-1965-nietzsche-arena-madrid-2000-impostado 59/60
Nie tzsche
luz
de l
porvenir
_
O h , c ómo
n o ib a
yo a
anhe lar
la e te rn idad
y
e l
nupcial
ani-
llo
de
los anil los,_el anillo de l
re torno
Nunca encontré
todavía la
mujer
de
quien quisiera
tener
hi jos , a
no
se r
esta
mujer a
quien
yo amo: ¡pues
yo
te
amo,
oh
Eternidad
¡Pues ya te
amo,
oh Etern idad
2 .
S i alguna ve z mi cólera quebrantó sepulcros, desplazó
mojones
fronterizos e
h i zo
rodar
v i e jas tab las , rotas , a pro-
fund idades escarpadas :
S i alguna
ve z
mi
escarn io
aventó
palabras corruptas
y yo
V ii ie c om o
un a
escoba
para
arañas
cruceras
y
como Vie n to
que barre
viejas
y asxiantes cr iptas f tinerar ias:
S i alguna Vez m e
senté jubiloso allí donde
yacen enter ra -
dos Vie jos d ios e s, bendiciendo
al
mundo,
a ma ndo
al
ni
undo, junto a los monumen tos d e lo s Vi ejo s calumniado-
re s d e l
mundo:
_
_ue s yo am o inc luso las ig lesias y lo s sepu lc ros de dio-
s e s ,
cuando
el
cielo
ya mira con su O jo
puro
a través de sus
derruidos techos; me
gusta
sentarme,
como
h ierba y roja
amapola, sobre
derruidas
iglesias.
_
O h ,
¿cómo
no
ib a yo
a
anhelar
la
Eternidad
y
el
nupcia l
anillo de
los anil los,_l anillo de l retorno?
Nunca encontré todavía
la
muje r de q ui e n q uis ie r a t e ne r
h i jos ,
a
no
se r
esta mujer
a
quien yo amo:
¡pues
yo
te
amo,
oh Eternidad
¡Pues yo te amo, oh
Etern idad
Extractos L
ganza
y todo
rechinar de d ien tes?
¿Y quién
le ha
e ns e ña do a
e lla la
reconciliación c on e l
tiempo,
y
cosas m á s a lt as qu e toda reconc i l iac ión?
Cosas
m á s a lt as
qu e
toda
reconciliación
t i ene
qu e
querer
la voluntad
que e s
voluntad
de poder
_
s in embargo,
¿cómo
le ocurre
esto? ¿Quién
le
e ns e ñó
au n
e l q uer e r hac i a
atrás?»
(Así habló
Zaratustra, II, «D e
la redenc ión››. )
2 7 . P O R Q U E D A M I E D O E L E T E R N O R E T O R N O
No
e ra
é s t e e l ma der o
de
martirio
a
qu e yo estaba sujeto,
no
e l
qu e yo
supiese: e l hombre e s
malvado
_
in o
qu e yo
grité
c o mo n ad ie
ha
gritado
aún:
«¡Ay, qué
t remendamente
pequeñas son
sus peores cosas
¡Ay, qué
t remendamente
pequeñas son
sus mejores c o s a s › ›
El g ra n h a s tío que s entí d el hombre_s e
e ra
e l que m e
estrangulaba
y
e l qu e s e me h a b ía d e s liz a d o e n la garganta:
y
lo que e l adivino
había
profe t izado:
«Todo
e s igual, nada
m e re c e la p en a,
e l
saber estrangula».
Un
largo c repúsculo ib a
co jeando
delante de
mí,
un a tris-
teza
cansada
hasta la muer te ,
ebr ia
de muer te ,
que
hablaba
con
boca bostezante.
« E t e r na ment e
re torna,
e l
hombre
de l
qu e
estás
c a ns a do, e l
hombre pequeño»_s í bostezaba
mi tr is teza
y arrastraba
e l pie y no
podía conciliar
e l
sueño.
En
un a
caverna s e transformó para mí la tierra de
los
hombres ,
su p e c h o s e hundió,
t od o lo
vivo convirtióse para
mí e n
podredumbre
humana
y
e n h u es os
y
e n caduco pasa-
do.
Mi
susp i rar
estaba
s e n ta d o s ob re t od os
los sepulcros d e los
8/17/2019 DELEUZE, Gilles (1965) - Nietzsche (Arena, Madrid, 2000) Impostado
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Nie tzsche
hombres y n o p od ía ya ponerse
en
pie;
mi
suspirar y m i
preguntar presag iaban augur ios y es t rangulaban
y roían
y
s e
lamentaban
d ía y noc he :
«¡Ay,
e l
hombre
re torna
e t e r na ment e ¡E l
hombre
peque-
ño retorna
eternamente ››
D e s n u d o s había v is to yo e n otro
tiempo
a ambos, al
hom-
b re más grande
y
al
hombre
más pequeño: demasiado
semejantes
ent re
sí_d em as i ad o h u m a n o i nc l us o e l más
grande
¡ D e m a s i ad o p e qu e ñ o e l m ás grande ¡éste e ra mi
has-
tío d e l hombre ¡Y
eterno
retorno
también
d e l
má s
peque-
ño _éste era mi hastío de toda exis tenc ia
Ay ,
¡náusea ¡náusea ¡náusea __s í hab ló Zara tus tra,
y s us piró
y
tembló;
pues
s e
acordaba
de su
enfe r meda d .
(As í
habló
Zaratust ra , III, « E l
conValeciente››. )
2 8 . EL
M I E D O
S U P E R A D O :
E L E T E R N O R E T O R N O C O M O P E N S A M I E N T O S E L E C T I V O
«Pero s i
todo
e s necesario, ¿c ómo
p uedo
d i spone r de m is
acciones?›› El
pensamiento y
la c r e e nc i a s on un peso
gra-
Voso
qu e pesa sobre
ti
junto a to d os lo s de más pesos,
y
más
que el los. ¿Dices que la
al imentación,
e l
lugar, e l
c lim a y
la
soc iedad
te
t ransforman
y de te rm inan?
Pues
b ien , tu s
opi-
niones
lo
hacen aún más,
pues
son
ellas
las qu e
te determi-
na n
a
es a alimentación,
a
es e
lugar,
clima
y
soc iedad.
_
i
te
incorporas e l pensamiento
de
los pensamientos , éste
te
transformará. La pregunta,
por
lo
que toc a a
t od o lo que
q uie ra s h ac e r: « ¿ e s as í qu e quiera hacer lo incontables
Veces?›› e s e l
máximo
peso.
E Q C Í Z T Ó I C Í L O S
[...] Mi doctrina d i ce : vivir de
tal
manera qu e t en ga s q ue
d e s e a r
que
vivir de nuevo s e a la tarea_lo harás d e t o d o s
m o d o s A quien e l
esfuerzo
le proporcione e l sent imiento
má s
elevado, qu e
s e
esfuerce ;
a
quien
e l
r e po s o le
propor-
cione e l Sentimiento má s elevado, que repose; a quien
S e
lo
proporcionen la conformidad, la s umis i ón y la
obediencia,
qu e
obedezca.
¡Sólo qu e
tenga
a bien l le ga r a se r
consciente
de
lo q u e le proporciona
e l
sent imiento
má s elevado
y no
rehuir medio ninguno ¡ Es tá e n j ueg o la
eternidad
Esta doctrina e s suave para c on los q ue
no
c reen e n e lla ,
no t iene
ni
inernos
ni
amenazas.
E l
que
no cree no
e s
consc iente más qu e
d e
un a
vida pasajera.
(*l88l)
2 9 . EL
M I E D O
S U P E R A D O :
E L
E T E R N O R E T O R N O C O M O S E R
S E L E C T I V O
l.
S i s oy un
adivino y estoy lleno
de aquel espíritu
vat ic ina-
dor qu e camina
sobre un a
e le va da c re s ta ent re dos
mares,-
qu e
camina
c om o u na pesada
nube
ent re lo pasado
y lo
por
ven i r ,_
ostil
a las hondonadas
sofocantes
y
a
t od o lo
qu e
está
cansado
y
no
e s
capaz ni de vivir ni
de
morir:
d ispuesta al rayo en su oscuro seno
y
al
reden to r resplan-
dor,
gráv ida
de
rayos
qu e
d i c e n ¡sí , r íen
¡sí , d ispuesta a
vat ic inadores re lampagueos:_
_
bienaventurado e l
que
a s í está grávido
¡ Y ,
en verdad,
m uc h o t ie m p o t iene que estar
suspendido
de la montaña,
cua l
pesado
temporal ,
qu ien
alguna
ve z de be
enc ender la
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