Tania Kinkel - Reina de Trovadores

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Reina de TrovadoresTania Kinkel

EMEC E DITORES Barcelona

Ttulo original: Die Lwin Von Aquitanien Traduccin: Luca de Stoia Copyright Wilhelm Goldmann Verlag, 1989 Copyright Emec Editores, 1997 Emec Editores Espaa, S.A Mallorca, 237 - 08008 Barcelona ISBN: 84-7888-385-1 Depsito legal: B-47.958-1997 1.a edicin Printed in Spain Impresin: Romany-Valls, Pl. Verdaguer 1, Capellades, Barcelona

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A la memoria de una mujer maravillosa, valiente y muy amada: Elisabeth Friderici

REINADE

TROVADORES

Tania Kinkel

Reina de trovadores

I AQUITANIA

No s si estoy despierto o se prolonga el sueo todava, no saldr de dudas. Casi se ha consumido mi corazn en hondo tormento... Pero ningn ratn tiene valor para m, por san Marcial! GUILLERMO IX DE AQUITANIA

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La noche en que concibieron a la futura heredera de Aquitania no haba ni tormenta ni extraos vuelos de pjaros, ni otras seales premonitorias. Sin embargo, s se podra interpretar como una seal el violentsimo acceso de clera de su abuelo. Pero los cortesanos de Guillermo IX estaban tan acostumbrados a sus ataques de furia como a su risa estridente, a su humor chispeante y a sus trovas. As que tampoco entonces se inquietaron sino que ms bien se divirtieron al ver que el duque de Aquitania, seor de Gascua, Poitou, Auvernia, Angulema y otros dominios, gritaba a su hijo mayor y heredero, que llevaba su mismo nombre. Por todos los infiernos y demonios, Guillermo, no quiero or una palabra ms sobre eso! Slo yo decido lo que hago o con quin me voy a la cama! Guillermo el Joven pareca apesadumbrado. Tena el mismo fsico imponente de su padre, pero ni con mucho su carcter fogoso, y aun cuando nadie hubiera podido atribuirle falta de valenta, en lo ms profundo de su ser odiaba las peleas. Pero al mismo tiempo, pese a su espritu conciliador, era testarudo y cuando se le meta algo en la cabeza se aferraba a ello con la tenacidad de un hombre inflexible. Seor replic entonces, lo nico que me preocupa es que la tratis como si fuese la duquesa y, por tanto, mi madrastra. La vergenza caer sobre toda nuestra casa. Yo decido lo que afecta al honor de nuestra casa replic el duque, irritado. Y adems, hijo mo, la seora es tu suegra, por lo que con mucho gusto le rindo el debido respeto. Y no me hables del honor de la familia! Al fin y al cabo, ests casado con su hija. Aunque hasta ahora no se haya notado mucho... concluy con un tono sarcstico. A Guillermo se le pusieron coloradas hasta las races del pelo, tambin rojo, e hizo un esfuerzo por mantenerse tranquilo. Precisamente de eso se trata, seor replic. Convertir en vuestra amante a esta mujer, que a los ojos de la Santa Iglesia es casi tanto como vuestra hermana, es abominar de Dios y de los hombres y... Cierra el pico! tron el duque, ponindose de pie. Guillermo IX poda infundir verdadero terror cuando se lo propona. Los cortesanos retrocedieron unos pasos. Pero si alguien esperaba un nuevo acceso de furia, se equivoc. 13

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Guillermo, intuyo que ests celoso aadi el duque en tono mordaz y fro, lo que por otra parte tampoco me extraa. Despus de todo, con la pavisosa que tienes por mujer, uno debe de sentirse como un mrtir cada vez que... si es que eres capaz de portarte como un hombre con ella! Se hizo un silencio de muerte. Guillermo oa su propia respiracin agitada. En las caras de los nobles caballeros encontr un poco de piedad y un mucho de diversin; pero en todo caso cautela. Slo un personaje de pequea estatura dio un paso adelante y Guillermo comprendi con espanto que su medio hermano Raimundo, de slo siete aos, haba presenciado toda la escena. Raimundo, asustado, abri la boca y Guillermo movi la cabeza rpidamente. Eso no se lo perdonar nunca pens mientras miraba fijamente a su padre. Delante del nio y de toda la corte! Al infierno con l! Seor se despidi con sequedad. Blanco como la cal, dio media vuelta y abandon muy tieso el gran saln. Aenor, la frgil y tranquila mujer del joven Guillermo, haba sido elegida esposa por su dote y por motivos polticos. Sin embargo, se consideraba ms afortunada que la mayora de las mujeres, porque rpidamente haba aprendido a amar a su esposo y por eso reconoci de inmediato su mal humor cuando l irrumpi en sus habitaciones. Bati palmas y despidi a sus damas de honor. Mientras serva en silencio una copa de vino a Guillermo y esperaba a que la ltima dama de honor saliera, dese no haber ido nunca a Poitiers para participar en aquella fiesta de Navidad del ao 1121. No te escuch. Fue una afirmacin, no una pregunta. Guillermo movi la cabeza. Ni siquiera quiso hablar conmigo a solas dijo con amargura. Dijo que no haba nada en este asunto que no pudiera ser anunciado tambin por el pregonero de la ciudad. Delante de todos... oh, Dios mo! Dej bruscamente la copa. No le poda repetir lo que su padre le haba echado en cara. Creme, imagino cmo habr sido dijo ella mientras le coga la mano . Cuando fui a hablar con mi madre, se ri en mi cara. Sabes que en Poitiers la gente ha empezado a llamarla Dangerosa o la Maubergeona? El ltimo nombre tena que ver con el hecho de que el duque haba alojado a su querida en el majestuoso castillo de Maubergeon, que desde tiempos remotos era la residencia de la duquesa de Aquitania. Guillermo pens que era una suerte que su madrastra Felipa se hubiera recluido en el convento de Fontevrault. De no haber sido as, no tena ninguna duda de que ella tambin habra presenciado el altercado. Qu te parecera si ahora le pidisemos ayuda a un hombre de la Iglesia, por ejemplo a Bernardo de Claraval? l nunca ha tenido miedo de hablar en contra de tu padre. Guillermo neg con la cabeza. 14

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Eso no servira de nada. Acurdate de la ltima vez. l no escuchara ni al mismsimo papa. El duque estaba casi siempre en pie de guerra con el clero y ya haba sido anatematizado muchas veces. Su ltimo enfrentamiento con el joven abad Bernardo de Claraval era tan conocido como tristemente clebre. Por entonces, haca unos cinco aos, Bernardo en persona haba dado lectura a la frmula de excomunin contra Guillermo IX en la catedral de San Pedro, en Poitiers. Sin embargo, no haba contado con que el duque irrumpira en la catedral y le pondra la espada en la garganta para decirle en tono cordial: Muy bien, sigue hablando si puedes. Era el enfrentamiento de dos voluntades fuertes. Con gotas de sudor en la frente, pero inquebrantable, Bernardo haba llevado hasta el final, de modo lento y claro, la lectura de la excomunin. Despus haba doblado el cuello y susurrado: Bueno, golpead si podis. La espada haba quedado suspendida en el aire durante largos segundos hasta que, con una sonora carcajada, el duque volvi a envainarla y murmur con aire sarcstico: No, no esperes de m que te mande al paraso. Que lo pases bien, pequeo monje. ste era el incidente que Guillermo recordaba en aquel momento, pero l tena adems otros motivos para no querer acudir a la Iglesia. Saba muy bien que los enfrentamientos de su padre con el clero slo beneficiaban a la lucha por el poder y que l mismo, cuando algn da fuese duque, tendra que pagar por cada ayuda y cada favor. Sin embargo, no dijo nada de esto a Aenor. Es ateo y malvado, y lo odio! Esto es el fin, de una vez y para siempre. A partir de ahora slo le rendir el respeto que le debo como mi seor. Pero nada ms! Aenor se inclin y le dio un beso suave en los labios. Sus prpados cerrados ocultaban sus pensamientos. Desde su boda haba sido testigo de muchas discusiones entre el duque y su esposo. Pero Guillermo IX poda, cuando quera, ser amable y bondadoso, cautivar a las personas como si fuese un charlatn de feria, y pareca saber muy bien qu cuerdas deba tocar en el corazn de su hijo para ligarlo otra vez a l con amor y admiracin. Ella saba que Guillermo, con sus veinte aos, no deseaba otra cosa que ganarse el reconocimiento de su padre, y presenta que esa necesidad nunca se extinguira de manera definitiva. Not que la apretaba contra su cuerpo con una vehemencia desacostumbrada y se sinti contenta y a la vez intranquila. Hasta entonces haba sido carioso con ella, pero poco apasionado. Esta vez la bes con la desesperacin de un ahogado, la levant en sus brazos y la llev al lecho conyugal. A aquella noche de amor, de ira y de odio, de deseo y exasperacin, le debi la vida Leonor. 15

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Leonor naci en otoo en el castillo de Blin, cerca de Burdeos. All haban fijado su residencia Guillermo y Aenor para estar lo ms lejos posible de la corte de Poitiers. A pesar de la desilusin que supona el nacimiento de una nia (aunque, a diferencia de lo que pasaba en el norte de Francia, no estara excluida en la sucesin al trono), el nacimiento de un vstago de la Casa de Aquitania fue celebrado con una fiesta fastuosa y los preparativos para el bautizo duraron ms de un mes. Era algo fuera de lo comn, ya que en aquellos tiempos los recin nacidos moran fcilmente. Pero no iba a ser un bautizo cualquiera: una gran parte de la nobleza aquitana se traslad a Burdeos, la ciudad misma se haba convertido en un mar de colores con las guirnaldas, los pendones multicolores y las flores, y aunque todos los albergues, conventos y castillos estaban llenos de huspedes, cada da llegaban ms invitados. Pero con lo que seguramente Guillermo no contaba era con que el da antes del bautizo un heraldo le anunciara la llegada de su padre, el duque de Aquitania. Tuvo exactamente veinticuatro horas para hacerse a la idea, antes de encarar al duque en el patio de honor del castillo de Blin. Tal como corresponda a un vasallo, tom el caballo de su padre por las riendas. El duque se baj de la silla de montar con una agilidad que cualquier hombre joven le envidiara, y Guillermo se arrodill ante l. Seor. Repentinamente se sinti alzado y abrazado. Se puso tenso al instante. Si su padre lo not, no lo dej entrever. Al diablo, Guillermo, la vida es realmente maravillosa! Aunque podas haberte apresurado un poco ms con una noticia semejante... Lusin lo supo antes que yo! Pens que os desilusionarais porque no es un varn replic Guillermo con frialdad. Su padre esboz una sonrisa irnica. Desilusionado yo por una nia? Considero a cada una como una bendicin para el gnero humano, hijo mo! Adems, espero que tengas ms hijos. Esto me recuerda... Busc con la mirada por encima de las cabezas de su squito. He trado a tu hermano. No quiso perderse el bautizo. Raimundo! Se asom una cabeza rubia. Como por todas partes se desplazaban los invitados, mozos y dems personal de servicio, a Raimundo no le result fcil abrirse camino a travs del gento. Por fin estaba delante de ellos. Guillermo se agach, levant a su pequeo hermano y con l en brazos dio un par de vueltas con sincera alegra. Raimundo era un nio encantador, lleno de vida, pero nada impetuoso, delgado y enjuto como su madre. Guillermo, cuya madre haba muerto al darle a luz, no poda recordar a ninguna otra madre que no fuese Felipa y prcticamente nunca pensaba que Raimundo fuera slo su medio 16

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hermano. De haber sido de la misma edad, habran sido rivales como muchos hijos de prncipes, pero como no lo eran, Raimundo se apegaba a Guillermo con la inquebrantable admiracin que despierta un hroe y Guillermo le corresponda con un amor fraternal sin lmites. Me gustara dejar a Raimundo algn tiempo contigo coment el duque. Aqu todo es ms apacible y en Poitiers se siente muy solo. Yo nunca he dicho eso! protest Raimundo. Su padre le pellizc la mejilla. No, no lo has dicho. Pero has olvidado que puedo leer los pensamientos? Por ejemplo, en este momento s muy bien adonde querras ir... a los establos, para ayudar a desensillar los caballos. S, as es admiti Raimundo, y acto seguido pregunt con impaciencia. Puedo? El duque asinti y Raimundo se escap a la carrera. Guillermo IX se volvi sonriente hacia su hijo mayor y le dio una palmada en el hombro. Igual que t a su edad coment. Caballos, caballos, nada ms que caballos. Guillermo quera darle la razn, pero se contuvo, incrdulo. Era posible que se encontrara otra vez dispuesto a bromear con su padre, como si no hubiese pasado nada? Qu tpico de su padre era creer que le bastaba sonrer y mostrarse afectuoso para que estuviera todo otra vez en orden!, pensaba con creciente clera. Yo no me acuerdo, seor replic en tono spero y reservado. El duque lo mir con gesto pensativo. Bien dijo con voz pausada, como quieras. Me gustara ver a mi nieta. No debera presentar mis respetos tambin a Aenor?

Guillermo estaba sentado frente al fuego en el pequeo saln y tena los ojos clavados en las llamas que se extinguan. Cuando oy pasos detrs de l, supuso que sera el escanciador y sin darse la vuelta, orden: Srveme un poco ms de vino! Mejor no le respondi una voz bien conocida, por la noche no te sienta bien tanto vino. No lo sabas, Guillermo? Se levant de un sa lto. Sintate le orden el duque y con un suspiro se sent sobre la piel de oso extendida. Guillermo lo observ. Por qu su padre no lo poda dejar en paz? Por qu tena que ir all y tratar de reavivar el viejo y tan ntimo altercado, en lugar de dejar la relacin entre ellos en el terreno seguro e impersonal de vasallo y seor? Los dos se quedaron en silencio por un rato. Tu pequea hija parece tener el cabello rojo dijo de pronto el duque, como t y yo. Y va a sobrevivir. Creme, yo lo s. 17

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Guillermo vio dolor y recuerdos en las facciones firmes de su padre y pens en los muchos hijos que Felipa haba parido y que haban muerto despus del nacimiento. Slo Raimundo haba sobrevivido y Felipa, despus de cada nacimiento, se haba encerrado ms en su fe y haba hecho ms penitencias y ayunos. De repente se pregunt cmo habra sido para su padre, tan lleno de vida, vivir al lado de la piadosa y asctica Felipa y, al instante, se odi por ese pensamiento. Era Felipa quien haba sido agraviada y humilla da, no el duque! Permaneci en silencio. El duque hizo una mueca. A veces no estoy muy seguro de quin de nosotros dos es ms testarudo, Guillermo. Diablos! No sabes que te he echado de menos, a ti y a tus sermones moralizadores? Guillermo se volvi. Apretaba sus manos con fuerza. Escchame dijo su padre, muy serio. Soy seor absoluto del reino ms poderoso y rico de Europa y el pobre Luis, que est sentado en su Isla de Francia y se llama rey, tiembla de miedo pensando que yo podra arrebatarle si quisiera su ridculo reino. Hay ciertas cosas que sencillamente no puedo tolerar, tampoco de ti y de ningn modo en pblico. Fue vuestra decisin que fuese en pblico murmur Guillermo con voz apagada. S, lo s. Fue un error. Qu quieres, muchacho, hasta Nuestro Seor Jesucristo tom decisiones equivocadas... de no ser as, habra hecho de Judas uno de sus apstoles? Guillermo estaba por completo inmvil. Apenas se atreva a respirar, ya que tema que al menor movimiento perdera el dominio sobre s. De repente, su padre lo agarr por los hombros. Maldita sea, Guillermo! Qu es lo que quieres or? Que lamento haberte humillado delante de todos ellos y haber ofendido a Aenor con mis palabras? Dalo por hecho. Que no va a volver a suceder? As lo creo. Hizo una mueca con las comisuras de los labios hacia arriba. Realmente tienes un talento insuperable para ponerme furioso, hijo mo. Guillermo trag saliva, estaba temblando. Entonces hizo algo que despus no se perdon nunca. Impulsivo y vehemente, respondi al abrazo de su padre. Durante varios segundos se mantuvieron apretados uno contra el otro, entonces Guillermo se liber de un tirn, empuj hacia atrs a su padre y sali precipitadamente.

Burdeos no slo era una de las ms importantes ciudades de Aquitania sino tambin una de las ms bellas. A orillas del Garona, la silueta de la ciudad con sus nueve iglesias y la catedral, se recortaba oscura contra el dorado incandescente del cielo del sur. Los romanos haban dejado detrs de s una ciudad con calles firmes y una muralla poderosa, y hasta las columnas de un viejo palacio sobresalan todava a la vista. Desde tiempos inmemoriales, y 18

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gracias a su emplazamiento favorable, Burdeos era un punto de apoyo para el comercio y la decisin de Guillermo de elegir esta ciudad como sede para l y su pequea corte fue aprobada por su padre. Dos veces al ao, por Pascua y por Navidad, Guillermo viajaba a Poitiers. Durante sus contados encuentros, l y su padre se comportaban con frialdad y cortesa y Guillermo estaba decidido a mantener esa situacin. Haba pasado su infancia en el permanente sube y baja de los accesos de clera y las demostraciones de simpata de su padre, y en adelante slo deseaba tranquilidad y paz. En Burdeos viva por lo general en el palacio de l'Ombrire, emplazado dentro de las murallas de la ciudad, entre los dos cauces angostos del ro, pero en ocasiones tambin en el castillo de Blin, algo ms alejado. El concejo de la ciudad de Burdeos se senta muy honrado con la presencia permanente del futuro duque, y la baja nobleza aprovechaba la ocasin para abrirse camino hacia Poitiers a travs del palacio de l'Ombrire. Guillermo tambin entabl amistad con el arzobispo de la ciudad, Godofredo de Loroux, unos de los pocos clrigos que no tena una posicin hostil hacia la Casa de Aquitania. Su madrastra Felipa muri en su convento y Aenor le dio una segunda hija que fue llamada Petronila. Guillermo estaba convencido de ser un hombre verdaderamente feliz. Su hija mayor, Leonor, contaba cuatro aos de edad cuando el duque volvi a visitar Burdeos. Esta vez se trataba de una visita oficial. Su padre recibi legaciones, delegados y peticionarios, concedi algunos privilegios, acudi benvolamente a todos los actos solemnes que la ciudad organiz en su honor, y as pasaron varios das hasta que ambos tuvieron oportunidad de mantener una conversacin personal. El duque le propuso a Guillermo que dieran un corto paseo a caballo y decidi llevar tambin a Raimundo y a la pequea Leonor en compaa de sus nodrizas. Como no haba ninguna posibilidad de rechazar amablemente la invitacin, Guillermo acept. Pronto hicieron un alto en un pequeo claro situado en un valle rocoso. Una cascada caa por las rocas y el agua se acumulaba en un pequeo lago. El sol se quebraba en el agua en movimiento, se enredaba en los cabellos de Leonor y los inundaba con una luz clida. La nia extendi los brazos como para atrapar la luminosidad y se ri, llena de alegra y gozo. Leonor dijo el duque, que la observaba, guila de oro. Has elegido muy bien su nombre, Guillermo. No haba pensado en ese significado dijo Guillermo con cierta frialdad. La llam as por su madre: la otra Aenor. Como quiera que sea coment su padre en tono apacible, ya tenemos una proposicin para ella. Mi querido amigo Luis, el rey de Francia, me escribe que considerara a su hijo Felipe como el pretendiente ms conveniente. Dicho esto solt una carcajada. No hay duda de que Luis lo considera una 19

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oportunidad dorada para hacer realidad por fin su influencia y la de su reino. Pero una unin semejante tambin tendra sus ventajas dijo Guillermo con aire pensativo. Seramos un pas unido y... Tonteras! replic con nfasis su padre. Piensa slo en lo que tiene que ofrecer Luis. Un ttulo de rey y sus ridculas tierras. No mucho ms. En cuanto al poder de su ejrcito, estaba tan loco de alegra por la sola conquista de una fortaleza cercana a Pars, que hizo decir treinta misas en accin de gracias e hizo anunciar que se senta como si hubiese escapado de la prisin. Desde hace ms de cien aos, ningn duque de Aquitania se ha tomado la molestia de prestar juramento de fidelidad al rey de Francia. Nuestro reino es mucho ms del doble de grande e independiente, y gracias a este matrimonio, Aquitania volvera a ser una parte natural de la corona. T querras eso? Y, Guillermo... Hizo un guio a su hijo: Qu pasara si tienes un hijo varn? l tendra que pelearse entonces con el prximo rey de Francia. Adems... Ahora esboz una sonrisa irnica. Si el joven Felipe se parece a su padre, veo muy difcil que tu Leonor vaya a congeniar con l. El duque seal hacia Leonor y Raimundo que entretanto se divertan con gran entusiasmo en el agua. La nodriza de Leonor, que lo haba notado demasiado tarde, corri espantada hacia su pupila y la sac del agua. Arrancada tan de repente de su juego, la pequea nia se resisti, mordi, ara y aull como un condenado. El duque solt una carcajada. Me parece que sale a m, Guillermo. Guillermo no pareci entusiasmado con esa comprobacin. No s qu mosca la habr picado, por lo general es una nia buena y tranquila. Deberais verla cuando Raimundo le cuenta alguna historia. El duque mir a su hijo de doce aos y replic con aire distrado: Una y otra vez me sorprende Raimundo. Dios sabe que yo, a su edad, habra echado de una patada a una criatura de corta edad que se pegara a m con semejante perseverancia. Uno descubre demasiado tarde que los hijos pueden ser una compaa amena. Yo tambin lo he comprobado ahora contigo y con Raimundo. S, yo... empez a decir a Guillermo y se interrumpi bruscamente. Por una vez, su padre se mostr sensible y sigui hablando como si no se hubiese dado cuenta de nada. T no tienes ningn inconveniente en que Raimundo se quede contigo ahora? De todos modos, ya es hora de que viva en una casa donde aprenda buenos modales y las artes de un caballero. Y con quin podra aprenderlo mejor que con su propio hermano? Me da mucho gusto tener a Raimundo en mi casa respondi Guillermo. Se sinti agradecido de que esta vez el encuentro con su padre hubiera transcurrido sin una pelea a gritos. 20

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El palacio de l'Ombrire, donde creca Leonor, no era tan grande como el palacio ducal de Poitiers, pero era lo bastante extenso para que ella pudiera escaparse una y otra vez de su niera. Quera mucho a Raimundo. ste corra con ella por los pasillos del castillo, jugaba al escondite con ella, le contaba historias de caballeros, dragones y hadas, y algunas veces tambin la llevaba con l a la enorme cocina para robar un poco de comida. Cuando ella cumpli cinco aos, le ense en secreto a montar a caballo. Claro que al principio se caa y empezaba a gritar (asomaban menos lgrimas de dolor que de furia), pero en seguida exiga que la sentara otra vez sobre el caballo y Raimundo estaba impresionado. Puedes llegar a ser un autntico jinete, Leonor coment Raimundo el da en que los dos se introdujeron otra vez a hurtadillas en los aposentos femeninos, que Leonor no deba haber abandonado de ninguna manera, pero por el amor de Dios, deja de gritar cada vez que no consigues lo que deseas! El deseo ferviente de no perder la estima (y la deferencia) de su hroe, determin que Leonor hiciera intentos serios de dominarse en presencia de Raimundo y que bastara un nico Basta, nia! para ponerla otra vez a raya. Era diferente, sin embargo, cuando su madre o su niera intentaban ensearle a hilar o a bordar. Toda seora noble debe saber hilar le dijo Aenor. Mientras tanto miraba con desesperacin a su hija, que en un acto de rebelda haba arrojado el huso al suelo y lo pisoteaba. No quiero! Por supuesto, Aenor saba que era exigir demasiado (a una nia pequea) que tuviera los hilos en la mano durante horas, pero por lo menos empezar, el esfuerzo de intentarlo... No es que Leonor nunca fuera paciente. Para admiracin de su familia, de su institutriz y de todos los que la conocan, era capaz de escuchar en silencio durante horas la msica y los cantos de los trovadores. Si bien Guillermo no tena el talento creador de su padre el duque, tambin l amaba la poesa, y dos de los trovadores de su corte (Cercamon y Bldhri el Gals), eran famosos en todo el pas. Raimundo le dijo en broma a Leonor que ella no poda entender en absoluto los versos de Bldhri y para su estupor, la nia repiti indignada la ltima estrofa de Bldhri casi sin ningn error. Con motivo de la fiesta de Pascua del ao siguiente, a Leonor se le permiti por primera vez acompaar a sus padres a la corte de su abuelo. El viaje fue un descubrimiento para ella. En todas las ciudades y pueblos por los que pasaba sentada en la grupa del caballo de su padre (por desgracia, haba tenido que prometerle a Raimundo que no dira nada sobre sus lecciones de equitacin), la gente la saludaba con gritos de jbilo y ella les contestaba agitando las manos con entusiasmo. Ya en repetidas ocasiones le haban dicho que era la heredera de Aquitania, pero nunca se haba dado cuenta de lo que eso significaba en realidad. Y el pas que en aquel momento atravesaban le pareca el paraso. 21

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Se sinti muy desilusionada cuando su padre volvi a dejarla en la litera en que viajaba su madre. El largo viaje y el traqueteo montono haban hecho que Aenor se quedara dormida y slo la exclamacin entusiasta de su hija hizo que despertara sobresaltada. Oh, madre, es tan maravilloso! Entonces not que Leonor haba descorrido las cortinas de la litera y que ms de un soldado de su escolta echaba una mirada sonriente hacia dentro. Aenor se incorpor a toda prisa, volvi a cerrar las cortinas y la reprendi con dureza. Eres una malcriada, Leonor, no debes hacer eso! Pero por qu no, madre? Aenor suspir y dej vagar sus pensamientos hacia Poitiers, a la corte que la esperaba all. Leonor, cuando estemos en Poitiers dijo por fin, conocers a tu abuela. Leonor, que hasta entonces se mova inquieta de un lado a otro, fij la atencin en las palabras de su madre. Por las habladuras de las damas de honor de Aenor ya haba odo muchas cosas de su abuela, la desacreditada Dangerosa, de quien se deca que era la mujer ms hermosa del mundo y haba embrujado al duque. Quiera Dios perdonarme por decir algo semejante, ya que se trata de mi madre. Aenor hablaba con una suave tristeza que Leonor, sin tener conciencia de ello, asociaba siempre con la mujer tierna y melanclica que la haba trado al mundo. Pero no quiero que hables con ella ni que te acerques a ella si no es absolutamente necesario. Aenor tena sus razones y la relacin de su madre con el padre de Guillermo era una de ellas. Durante toda su vida, Aenor haba observado cmo su madre atraa a las personas con su encanto y despus, de repente, las rechazaba. Aenor pens que en eso se diferenciaba del duque, ya que ste al menos poda ser constante en sus afectos. Adems, detestaba la manera en que su madre haca planes y, siempre a la bsqueda de ms poder, intrigaba. Ella haba arreglado el matrimonio de Aenor con Guillermo y cuando descubri que ser la suegra del futuro duque no le acarreaba suficiente poder, decidi ser tambin la amante del padre. No haba nada que Aenor temiera ms que la posibilidad de que su madre involucrara en sus planes a Leonor y la utilizara. Por otra parte, todava no haba mucho peligro en ese sentido. En los ltimos cinco aos, la amante del duque no haba preguntado ni siquiera una vez por sus nietas, era evidente que le resultaban indiferentes. Aenor esperaba que as fuera y, aunque crea estar resignada desde siempre a la manera de ser de su madre, al mismo tiempo aquello le dola.

Leonor nunca haba vivido algo tan maravilloso como su llegada a Poitiers. Con 22

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sus fastuosas vestiduras de gala, su abuelo le pareca un verdadero rey de leyenda que no slo le permiti estar presente en el banquete vespertino, sino que adems la invit a sentarse a su lado. Mi bella Dangerosa lo entender. Desde que el duque se haba enterado del apodo con que su pueblo llamaba a su amante, l mismo lo utilizaba porque le diverta mucho. La enorme cantidad de comensales, los manjares exticos, los juglares, todo eso haca que Leonor girara rpido la cabeza, hasta que ya no supo hacia dnde deba mirar primero. Despus los msicos ocuparon sus lugares en la galera y sonaron flautas, lades y panderos hasta que su abuelo se puso de pie y orden silencio. Es la hora de las canciones dijo, pero primero tenemos que designar a la soberana de la fiesta que juzgar entre los cantantes. Las sugerencias se hicieron en voz alta. Los ms formales nombraron a Dangerosa en atencin al duque, mientras que los ms divertidos dijeron que habra que elegir a una de las mozas de cocina, que haban alegrado de manera tan maravillosa el paladar de todos ellos. Por fin, ante una seal imperceptible del duque, se adelant un caballero de su squito y se arrodill delante de Leonor. Mi seora doa Leonor, queris ser la soberana de nuestra fiesta? Leonor se senta tan contenta que quera abrazar a todo el mundo. Con gran dignidad, tal como haba observado en los otros, contest: Sera un honor para m. Todos aplaudieron con entusiasmo, los msicos volvieron a tocar sus instrumentos y ella vio con asombro que su abuelo era el primero que empezaba a cantar. Su voz potente, normalmente spera, de pronto sonaba trabajada y dctil y llenaba todo el espacio. Interpret una cancin que haba compuesto en Tierra Santa, pero no hablaba de sus batallas sino de las sarracenas. Leonor not que el amigo de su padre, el obispo de Burdeos, frunca el ceo. Cercamon y Bldhri el Gals tambin tomaron parte en la competicin, as como varios nobles del squito del duque y al final Leonor se vio en un apuro espantoso. Deseaba que su abuelo no hubiese cantado, ya que no quera defraudarlo. Pero aspiraba a ser una jueza justa y al final se baj de su silla alta junto al duque y se dirigi al joven noble cuya interpretacin le haba gustado ms. ste se arrodill a toda prisa, para que ella no tuviera que estirar ms el cuello hacia arriba para mirarlo. Leonor no pudo reprimir el impulso de echar una rpida mirada cautelosa a su abuelo, a pesar de lo cual le habl en voz alta y clara al cantante. El premio os pertenece. El trovador le tom la mano y se la bes entre los aplausos de la concurrencia. Leonor mir otra vez hacia el abuelo cuyo rostro era por completo inexpresivo. 23

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No sabes, Leonor pregunt con aire de suficiencia, que no se debe ofender al anfitrin? Por qu no me has elegido a m? No habis sido el mejor susurr con la mirada clavada en el suelo. El duque se puso de pie. Ven aqu y dmelo otra vez le orden arrastrando la voz. En aquel momento, Leonor estaba ms furiosa que asustada. Camin hacia su abuelo, golpe el suelo con el pie y grit: No habis sido el mejor! Rein el silencio. Entonces el duque estall en carcajadas, la levant y dio varias vueltas con ella en brazos. Por Nuestro Seor Jesucristo! dijo jadeando cuando recobr el aliento. sta es mi nieta! No te asustas ante nada ni nadie, verdad, alma ma? La sent sobre la mesa y extendi la mano para levantar su copa. Brindemos por Leonor de Aquitania!

Aenor observ con cunto cuidado la niera arropaba a su hija mayor. Era un milagro que Leonor no se hubiese quedado dormida ya en el corredor, tan rendida de cansancio como deba de estar. Sonri al ver que el pulgar de Leonor haba encontrado el camino hasta su boca, una costumbre que en realidad haca mucho tiempo que la nia haba dejado y se lo hizo notar a la niera en voz baja. Entonces se fue, ya que haba sido llamada a las habitaciones de su madre. Cuando una diligente camarera anunci la llegada de Aenor, Dangerosa, vestida con su camisa de noche, estaba sentada en un taburete tapizado con pieles de lince. Una segunda criada peinaba sus largos cabellos dorados con reflejos plateados, que all en el sur eran algo verdaderamente apreciado por poco frecuente, que como en otras cosas tambin se asemejaba, de una manera admirable, al ideal de belleza de la poca. Tena unos ojos azules radiantes, un cutis puro y blanco, y la figura de una muchacha joven. Nadie que no la conociera habra credo posible que tuviese una hija de la edad de Aenor, y Aenor sospechaba que a su madre tampoco le gustaba que se lo recordaran. Dangerosa empez a hablar sin prembulos. Mi seor hoy fue muy condescendiente con tu hija dijo sin alterarse, pero no te engaes, l sigue esperando un heredero varn. Segn veo... Su mirada baj de la cara de Aenor a su cintura. Esperas otra vez un hijo? A Aenor le quemaban las mejillas. Se senta humillada y asinti en silencio, incapaz de dar alguna otra respuesta. En presencia de su madre, nunca haba podido comportarse de otra manera que no fuese tmida y dcil. Bien continu Dangerosa, tal vez tengamos suerte y sea un varn. Con ello se allanaran todas las dificultades. Si no fuese as, entonces yo te sugerira que trataras de convencer a tu esposo de que vuelva a dejarse ver ms por la corte y busque un poco ms el favor de su padre. Aqu en Poitiers hay 24

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fuerzas que, adems de rechazar un reinado femenino en Aquitania, lo acosan para que relegue a Guillermo y nombre heredero a Raimundo. Aenor recuper su voz. Raimundo nunca traicionara Guillermo... ni a Leonor! exclam. Dangerosa se mir las manos. Es curioso coment fastidiada, que yo haya podido educar a una hija tan ingenua. Puede que el muchacho todava no tenga pensamientos de envidia hacia tu esposo por el ducado, pero se convertir en adulto y las personas adultas estn sedientas de poder, Aenor. Eso puede aplicarse a vos, madre replic Aenor secamente. Ella misma estaba sorprendida por la vehemencia de su reaccin. Nunca antes se haba atrevido a una cosa semejante. Dangerosa lanz una mirada de asombro a su hija. Admito que, seguramente, en una corte bajo el duque Raimundo yo no tendra ningn futuro. l siempre vera en m a la rival de su madre. Pero lo que yo te aconsejo slo puede beneficiarte, Aenor, y si algo te importan tu esposo y tus hijos, escchame. Aenor respir hondo. No s por qu respondi en voz baja, esperaba que por una vez quisierais hablar conmigo de alguna otra cosa que no fuese el poder y los planes para alcanzarlo. Pero eso sera pedir demasiado. Buenas noches, madre.

Leonor iba en busca de Raimundo que aquella maana deba de estar con su padre, cuando su amigo apareci de repente desde un corredor y la arrastr presuroso hacia un lado. Leonor, qu haces aqu? Ven, debemos desaparecer de aqu lo antes posible! Chist... Le puso una mano sobre la boca. Padre y Guillermo estn discutiendo, no los oyes? Y si ellos salen y nos encuentran se desatar el infierno! Entonces Leonor oy la voz encolerizada de su abuelo que se hizo cada vez ms penetrante hasta que retumb desde las paredes. ... de todos los burros orgullosos que he conocido en mi vida, t eres... Ya se haban detenido algunos cortesanos que pasaban por all. Raimundo decidi coger a Leonor y ech a correr hasta que encontr el hueco de una ventana que estaba lo bastante alejada para que ellos no escucharan nada ms y no los pudieran ver. Sent a la nia y mir a travs de la ventana, por encima de ella. Es horrible... dijo en voz baja y ms para s mismo que para su sobrina. Esto no haba pasado desde... y esta vez Guillermo no tiene razn, porque l defiende a los Lusin y ellos son unos traidores y... El muchacho repar de pronto en la persona con la que estaba hablando. Leonor lo escuchaba sin comprender en realidad de qu se trataba. Hasta 25

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entonces, todo haba sido tan maravilloso que no quera creer que pudiese haber cambiado. Tena bien presente cmo se haba comportado su abuelo el da que llegaron. A lo mejor slo hace como si estuviera enfadado? pregunt esperanzada. Raimundo mene la cabeza. No, l no finge, lo hace en serio. Sea como fuere pens con un cinismo para el que era demasiado joven, al menos esta vez me han hecho salir antes. Ah, maldicin! exclam de pronto y golpe con el puo contra la pared. Leonor tena muchas ganas de hacer lo mismo, o por lo menos de gritar tanto como su abuelo. Porque entendi una cosa y con la mayor claridad: la alegra y el esplendor de la fiesta de Pascua se haban roto en mil pedazos.

Tolosa, la ltima gran ciudad independiente en el territorio dominado por el duque de Aquitania, haba pasado a sus manos merced a su matrimonio con Felipa, y la nobleza local, que nunca se haba resignado a ello, en aquel momento se sublevaba contra l. Esta noticia inquietante haba dado lugar al altercado entre Guillermo y su hijo. El duque expres sus sospechas de que en la conspiracin haban tomado parte los Lusin, una familia ambiciosa que, por una parte, tena buenas relaciones con Tolosa, y por la otra un parentesco lejano con l, de manera que podan abrigar esperanzas de apoderarse del ducado. El joven Guillermo, que era amigo de varios miembros de la familia, lo contradijo con energa y as fue como se inici una discusin larga y enconada. Guillermo le reproch a su padre que estuviera en contra de los Lusin porque desde haca aos estaban en conflicto con Dangerosa (sus propiedades eran colindantes), y a partir de ese momento la discusin tom un rumbo catastrfico. Al final, Guillermo regres a Burdeos, de nuevo enfurecido con su padre. El duque emprendi una campaa relmpago contra Tolosa, que destac tanto por su eficacia como por su crueldad y que uni, en su odio contra l, a los hasta entonces neutrales burgueses con la nobleza. Volvi envejecido y amargado. Tal como haba quedado demostrado, los Lusin haban iniciado la rebelin, cosa que, sin embargo, ya no le provoc la misma furia que en el pasado. Slo comprob con resignacin que, una vez ms, Guillermo haba confundido amistad con lealtad. Poco tiempo despus lleg la noticia largamente esperada: Aenor haba dado a luz un hijo varn que recibira el nombre de Aigret. El bautizo de un heredero varn, por supuesto, deba celebrarse con toda la pompa y ceremonial en Poitiers y el duque se ocup de que fuese un acontecimiento memorable. Llegaron felicitaciones de las cortes de todos los 26

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pases vecinos y hasta el rey de Francia envi una carta. No es de extraar le coment a su amante con el mejor talante, ahora su Felipe est ms alejado que nunca de Aquitania. No es grandioso que nuestro nieto comn vaya a reinar sobre Aquitania, aunque nunca hayamos estado casados ni tengamos hijos? T eres el nico culpable de eso murmur Dangerosa con los prpados entornados. l se ech a rer. Amor mo, s que el sueo de tu vida es convertirte en duquesa de Aquitania, pero eso no suceder. Yo ya tengo tus dominios gracias al matrimonio de Guillermo y slo me caso con mujeres que me traigan ms beneficios que disgustos... y sobre todo tierras. A las otras las guardo para el amor. Ella le arroj un peine. Guillermo todava mantena una actitud de rechazo irreconciliable hacia su padre. Pero en el estado de nimo desbordante de triunfo en que se encontraba el duque, eso ya no le molestaba. Hara entrar en razn a Guillermo. El futuro de Aquitania estaba asegurado! Cuando se hubo aplacado un poco la agitacin del bautizo encontr el momento para prestar atencin a sus otras dos nietas. Petronila pareca ser una pequea insignificante y aptica. Leonor haba crecido algunos centmetros desde el ao anterior y not con sorpresa que sus rasgos infantiles prometan desarrollarse hasta convertirla en una verdadera belleza. Tena pmulos altos, una nariz recta y fina, una frente noble y una barbilla firme. Sus ojos resplandecan con un clido color avellana, y cuando de manera inesperada le pidi que la llevara de caza con l, accedi con gusto. Aunque dio indicaciones a un hombre de su squito para que no la perdiera de vista, le encant ver que ella poda montar sola uno de los ponis que haba hecho traer desde Gales. Al principio se mantuvo callada, despus condujo su poni hacia l y pregunt con gran solemnidad: Abuelo, seor, podemos hablar como adultos? ntimamente divertido, le respondi con la misma inflexin de la voz. Desde luego. Leonor pas una mano por las crines de su poni. Por fin solt lo que quera decir. Por qu ya no ser ms la duquesa de Aquitania ahora que ha nacido Aigret? Estaba sorprendido y consternado a la vez. Era evidente que nadie se haba tomado la molestia de explicrselo a la nia, y a nadie se le haba ocurrido que poda importarle algo... una suposicin que l haba compartido. Pequea dijo con cautela, ahora tienes un hermano. Ella sacudi la cabeza de un lado a otro y sus rizos rojos se agitaron. Pero cuando naci Petronila no cambi nada! 27

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En aquel momento haba conseguido algo que nadie ms haba logrado desde tiempos inmemoriales: poner en un aprieto a Guillermo IX. Nunca se haba vist o ante la necesidad de tener que explicar un hecho que para l era una cosa muy natural. Petronila es una mujer habl por fin con voz pausada, y Aigret un varn. Los varones preceden siempre y en todas las cosas a las mujeres. Pero eso es injusto! exclam Leonor con vehemencia. Injusto! Aigret no es ms que un beb tonto que berrea todo el tiempo, mam est muy enferma desde que l naci y... Le temblaba el labio inferior. Su abuelo la observ como si se tratara de una extraa. Seis aos, pens. Increble. Por otra parte, quin puede sentir celos con ms fuerza y saa que un nio? Extendi una mano y le levant la barbilla. Leonor, Aigret recibir Aquitania, pero puedo prometerte que buscar para ti el esposo ms noble y poderoso que exista sobre la tierra. La nia apret los pequeos puos. No quiero ningn esposo! contest con vehemencia, no quiero casarme en absoluto! Yo quiero Aquitania y no quiero irme nunca de aqu! Su abuelo enarc las cejas. Si no te acostumbras a tiempo a no conseguir todo lo que quieres le advirti con picarda, te aguardarn muchos disgustos en la vida. Adems, si estuviera en tu lugar, yo no rechazara tan rpido un esposo. Los hombres tienen sus atractivos. Leonor alz la barbilla. Cules? El duque tuvo que reprimir una sonrisa. Si yo te lo digo, tus padres no me lo perdonarn nunca. Hizo una pausa y le pas una mano por el pelo. En cualquier caso, t queras ver una cacera... No deberamos dejar ahora que los halcones levanten el vuelo? Aquella noche ob serv con placer cmo la criatura tempestuosa de la maana se transformaba en un pequeo ngel encantador mientras bailaba con su joven medio to. Pero slo un baile le advirti Aenor, al fin y al cabo, a Raimundo le gustara bailar tambin con muchachas de su edad. Ellas esperarn dijo Raimundo, despreocupado y con un guio. El duque observ cmo interpretaban las figuras difciles de la danza y se asombr por la seguridad con que se mova Leonor. Quin podra creer que aquella maana (pens y ri otra vez para s), sin andarse con rodeos y con toda vehemencia, aquella pequea bruja le haba reclamado lo que l dominaba sin discusin desde sus diecisis aos... Aquitania? Aun cuando Dangerosa le lanzaba una mirada furibunda, aquel da se senta demasiado agotado como para bailar. Tal vez deba pensar seriamente en confiarle a Guillermo la prxima expedicin militar. Aguz el odo al sonido de 28

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las flautas. Msica, msica... siempre la haba considerado como la verdadera salvacin de la humanidad. Cuando hubo terminado el baile se puso de pie. Indic a los msicos que dejaran de tocar. Poco a poco cesaron las conversaciones a su alrededor. Esper a que hubiera un silencio total. Ahora, brindemos! exclam entonces. Pas la mirada por Guillermo, su virtuoso y tozudo hijo al que tanto amaba; por Aenor, la dulce y plida Aenor a la que consideraba como una de las mejores mujeres que conoca, pero a la que, aun as, nunca habra cambiado por su intrigante y soberbia Dangerosa. Ah, Dangerosa!, pens y le dedic una sonrisa. Qu nombre tan apropiado es se! Mir hacia Raimundo, su hijo menor, al que apenas conoca y que se haba convertido en un cordial extrao para l. Raimundo, tal vez fue un error enviarte con Guillermo como me aconsej Dangerosa, pero pens que all seras feliz y saba que en Poitiers no lo eras; no con Dangerosa delante de tus ojos y sabiendo que tu madre tampoco te quera con ella en su convento. Su mirada vag hacia Leonor, aquella pequea nia graciosa, le hizo un guio y levant la copa que le haban alcanzado. Por la vida, por el amor y por la belleza! Apur la copa de un solo trago y la arroj a un lado. Durante algunos instantes se qued inmvil, entonces se tambale y cay al suelo. Ya estaba muerto cuando Guillermo se arrodill junto a l y le rode los hombros con sus brazos.

Con rapidez, se propag la noticia de que Guillermo IX, soberano del pas ms rico de Europa por ms de treinta aos, haba sucumbido por fin a un enemigo... la muerte. Mientras el nuevo duque, rg ido y plido, reciba los juramentos de fidelidad de sus vasallos en la catedral de San Pedro de Poitiers, empezaron a manifestarse las primeras consecuencias. En primer lugar, la nobleza de Tolosa ni siquiera hizo acto de presencia. Pero como Guillermo no posea ni la brutalidad ni la destreza de su padre en la conduccin de la guerra, no pudo sofocar la rebelin, sino slo evitar que se extendiera a otros territorios. Al final regres de su campaa estril contra Tolosa, que deba repetir a intervalos irregulares cada vez con menos xito. La administracin y el comercio florecieron bajo su regencia, pero el arte de la guerra le era extrao y las derrotas dejaron sus huellas en l. Despus de cuatro aos, en su rostro se haba grabado un gesto permanente de amargura, se haba vuelto ms irritable y nadie habra adivinado su verdadera edad. Entonces recibi un nuevo golpe del destino. Su esposa Aenor, que nunca se haba restablecido del todo desde que Aigret llegara al mundo, muri por un aborto. Poco tiempo despus, su hermano Raimundo abandon Aquitania. 29

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Raimundo tena en aquel momento dieciocho aos. Slo haba esperado el sepelio de Aenor y en aquel momento quera despedirse de su sobrina predilecta. Leonor se encontraba en la habitacin que comparta con Petronila. Llevaba los cabellos sujetos en una trenza gruesa y sus ropas negras ocultaban su adolescencia. En aquel momento miraba los tapices de Flandes. No quieres despedirte de m, Leonor? Primero trag saliva, despus solt lo que tena dentro. Oh, Raimundo, no entiendo por qu tienes que irte ahora! Raimundo pareca atormentado. Ya te lo he explicado, pequea. Para m es un honor que el rey de Inglaterra me haya llamado a su corte y... Bdhri dice dijo ella interrumpindolo que los normandos slo son unos ladrones y asesinos que se apropiaron de un par de coronas en Inglaterra y en Sicilia. Y todava no he encontrado a nadie que lo contradiga! Era la pura verdad. Hasta que lleg al poder, el actual rey de Inglaterra y duque de Normanda haba l brado una guerra larga y sangrienta contra casi i todos sus parientes. En aquel momento era un hombre viejo, pero las cosas no se presentaban mejor que antes para el futuro de su reino, ya que su hija y su sobrino slo esperaban para luchar con uas y dientes por el trono. Raimundo saba eso, pero era demasiado joven para no sentir como simple aventura y desafo aquella situacin. Aqu siempre ser slo el hermano menor de Guillermo dijo con toda franqueza, y all puedo ganarme un nombre propio, fama propia, y un lugar. Leonor le cogi las manos. Pero por qu tienes que abandonarnos precisamente ahora? Raimundo se solt y le volvi la espalda. Dio un par de pasos, entonces se dio la vuelta otra vez y dijo con rudeza: Ya no puedo soportar ms las intrigas permanentes de los parientes de mi madre para ponerme en contra de Guillermo! Ellos tratan de que me pase a su lado y no cesan de recordarme que mi madre era la condesa de Tolosa... slo falta una exhortacin a que me adhiera a la rebelin! Y lo peor es que desde el asunto con los Lusin, Guillermo desconfa de todo y de todos. Si l sospechara que yo intrigo en contra de l... en realidad es mejor que me vaya mientras todava reinan la paz y el amor entre nosotros! Leonor corri hacia l y lo abraz. Retuvo a la nia en sus brazos y pens con tristeza que no volvera a verla en mucho tiempo, que no sera testigo de su crecimiento. Bien murmur al fin con una sonrisa forzada, Guillermo me ha pedido que vaya a verlo una vez ms, pero tambin debera despedirme de Petronila. Dnde se ha metido? El semblante de Leonor se ensombreci. Junto a ese asqueroso Aigret. Es probable que ella piense que necesita un poco de compaa. Con tantas nieras y sirvientas! 30

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Leonor ya empiezas otra vez? la reprendi con severidad. Con diez aos eres demasiado mayor para semejantes celos infantiles. El pobre Aigret no te ha hecho nada. Lo odio! replic Leonor con furia. l tiene la culpa de que mi madre est muerta. Todo empez con su nacimiento. l la mat! Raimundo le cogi la cabeza con las dos manos y la oblig a mirarlo a los ojos. No vuelvas a decir eso. Tu madre est muerta porque tuvo un aborto. Y aunque hubiera muerto cuando Aigret vino al mundo, l no tendra ninguna culpa! Vio que Leonor haca un gesto de rebelda, por lo que aadi en tono enrgico: Es espantoso culpar de esa manera a un nio, creme! Tampoco mi madre se repuso del todo despus de mi nacimiento. Yo apenas la he conocido porque estaba muy enferma. Y cuando se fue a Fontevrault, pens que sera por mi culpa. Y que porque yo la haba enfermado mi padre se haba dedicado a atender a Dangerosa y por eso ella se haba recluido en el convento. Durante mucho tiempo estuve convencido de eso y me pareci que la prueba de ello era que nunca me visit ni quiso verme. Leonor, no quisiera que t le hicieras algo as a tu hermano. Promtemelo! Est bien dijo ella a regaadientes, lo prometo. No volver a decirlo nunca, a nadie. Raimundo se inclin y le dio un beso suave en la frente. sta es mi nia susurr. Adis, Leonor. Slo un cuarto de hora despus de su partida, Leonor empez a llorar. Furiosa, se frot los ojos con el dorso de las manos. Las lgrimas eran para las personas dbiles y ella no quera llorar, ni por su madre ni por Raimundo, porque de lo contrario la asaltara la desesperacin y la dominara.

Leonor siempre se haba sentido feliz de que su padre no fuese uno de aquellos ignorantes franceses del norte que, segn se deca, solan prohibir a sus hijas no slo que aprendieran a escribir sino tambin que estudiaran lenguas o adquirieran otros conocimientos. Ella encontraba verdadero placer en explorar pocas y mundos desconocidos, y despus de la partida de Raimundo, el estudio se convirti en una verdadera pasin para ella. A unque no siempre para regocijo de sus maestros. Pero, padre le dijo al humilde padre Juan, que le enseaba latn y griego y que en aquel momento repasaba con ella el Evangelio, cmo puede nuestro Seor Jesucristo haber exorcizado a los demonios en una manada de cerdos, si los judos no comen cerdo y por lo tanto tampoco los cran? De dnde venan los cerdos? El padre Juan se persign mentalmente y maldijo la vocacin de su discpula por las discusiones. Aunque esta vez no tuvo que responder porque un sirviente trajo el mensaje de que Leonor deba ir a toda prisa a ver a su 31

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padre. Guillermo estaba apoyado en una de las ventanas del castillo y miraba hacia fuera. Era invierno y haca das que Poitiers estaba envuelta en un espeso manto de niebla. Tirit de fro y pens con nostalgia en Burdeos, donde en aquel momento deba de reinar un agradable clima templado. Solt un gemido. Quiz confiaba en que cuando su padre muriera tambin se extinguira aquella confusin de sentimientos que siempre haba sentido, aquella mezcla violenta de odio y amor que nicamente su padre era capaz de desencadenar. Pero l lo supo cuando vio desplomarse a su indestructible padre: estara atado eternamente a aquel hombre que desde que estaba muerto lo mantena encadenado con ms fuerza an que antes. Cuando Leonor entr, se estremeci al ver a su padre. En aquel momento se pareca de manera inquietante al viejo duque, slo que careca por completo de aquella aura de desbordante alegra de vivir que haba acompaado a Guillermo IX aun hasta su muerte. Padre, qu os pasa? pregunt impulsivamente. Otra vez Tolosa? Oh, cmo deseara ser un hombre! Entonces yo misma ira all y los vencera por vos! No lo dudo respondi con una sonrisa suave. Tus maestros me informan de que discutes con ellos incluso sobre la estrategia de Csar en la guerra de las Galias. Ah, el padre Juan es tan... Guillermo levant la mano y le impuso silencio. El rey de Francia ha reiterado la peticin de tu mano para su hijo le coment. Crea que su hijo haba muerto dijo Leonor, asombrada. Su padre mene la cabeza. Felipe ha muerto. Pero l tiene otro hijo, Luis, que en realidad estaba destinado a ser sacerdote y ahora es el nuevo sucesor al trono. Sea como fuere, esta vez el rey Luis ha enriquecido su carta con una nueva proposicin. Me promete ayuda militar y la proscripcin pblica de Tolosa por la corona, aunque slo si yo viajo a Pars y mediante un juramento de fidelidad lo reconozco oficialmente como mi seor. De todos modos, de nombre ya lo es y slo sera un gesto que aumentara su prestigio en pblico. Leonor se mordi el labio inferior. Todava recordaba (o tal vez se lo haban contado muchas veces) que su abuelo siempre se haba sentido orgulloso de que, desde haca cien aos, ningn duque de Aquitania haba prestado el juramento de fidelidad a su seor. Habis tomado ya una decisin, seor? pregunt con cautela. Se dice que vuestro padre habra visto las desventajas de un matrimonio semejante... l est muerto dijo interrumpindola y con ms brusquedad de lo que se propona; entonces, en un tono ms moderado, continu: Claro que 32

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tambin hay otras peticiones de mano. Entre las de menor importancia habra que considerar sobre todo la de Inglaterra. Esteban, el sobrino del rey, ya ha facilitado la posicin de Raimundo all, lo que bien puede verse como un primer paso. Todos saben que ser el futuro rey y necesita aliados con urgencia. Pero l debe de ser terriblemente viejo! exclam su hija. Por primera vez en mucho tiempo, Guillermo solt una sonora carcajada. Es slo un par de aos mayor que yo... s, en realidad viejsimo dijo por fin y carraspe. La verdadera razn por la que te he hablado de ello, Leonor, es la siguiente: supongo que ahora tanto Luis como Esteban van a intentar sobornar a las personas de tu entorno para que te hablen bien de los respectivos pretendientes, y t ya eres bastante mayor para darte cuenta. Presta atencin y despus dime quin ha sido. De esta manera descubriremos a los espas entre nuestra servidumbre y en la corte. Leonor asinti. El soborno y la conspiracin no eran nada fuera de lo comn para ella, pertenecan a la vida cotidiana de la corte en que haba crecido. Su abuela Dangerosa, por ejemplo, intentaba una y otra vez ganar influencia por semejantes medios, para as poder escapar de su exilio en el campo. Leonor comprendi que con eso quedaba libre e hizo una reverencia. Pensar en ello, padre. Cuando haba abandonado el gran saln, empez a caminar ms rpidamente. Se le haba ocurrido un nuevo argumento con el que poda fastidiar al padre Juan.

Con el tiempo, tambin su cuerpo mostr que Leonor se haba convertido en una mujer. Siempre haba amado las canciones de los trovadores, pero stas haban adquirido para ella un nuevo significado y mientras que hasta entonces slo se impacientaba por el parloteo de sus damas, en aquel momento aguzaba el odo, mitad a disgusto, mitad intrigada. Qu saben ellas que yo no s? Empez tambin a escribir poesas en secreto, pero se jur que nunca se las mostrara a nadie. Aparte de eso, no tena ningn talento para cantarlas ella misma, ni la voz apropiada, y no haba nada que lamentara ms y que tomara como mayor defecto. Pero de todos modos las mujeres no podan ser trovadores. Por qu no?, pens indignada. En la Antigedad, en la poca de los paganos romanos y griegos, haba habido poetisas que hasta haban fundado escuelas. Safo era la ms clebre de todas y su herona secreta. Poco tiempo despus de cumplir doce aos, Leonor descubri un fragmento de Safo que la golpe con su hechizo: Sumergida est la luna y las plyades con ella; en medio de la noche pasan las horas, pero yo yazgo sola... 33

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La repeta una y otra vez por las noches, ya que le pareca que era lo que mejor expresaba todas las sensaciones nuevas, desconocidas, que la inquietaban. Despus de la muerte de su madre, Leonor era en aquel momento la primera dama de la corte. Cada vez ms deprisa se escapaba del mundo de los nios. Todava no estaba comprometida oficialmente con uno de sus muchos pretendientes, pero en el verano de sus trece aos de vida su padre decidi trasladarse a Pars para prestar all el juramento de fidelidad al rey Luis. Traspas la regencia a su amigo Godofredo de Loroux, el arzobispo de Burdeos, y le confi la casa real a Leonor, para gran orgullo de ella. Leonor estaba con Bdhri en los antiguos aposentos de Aenor e intercambiaba con l las ms ingeniosas adivinanzas que en los ltimos tiempos se haban puesto de moda, cuando su hermana Petronila entr como una tromba. Y qu es ms profundo que el ms profundo de los mares? El corazn de una mujer que guarda un secreto. Y ahora yo... Leonor! Leonor! Petronila perda el aliento. Debes venir en seguida, ha pasado algo terrible! Aigret... Solloz su hermana. De repente se puso muy mal, es espantoso y... Leonor suspir. Tranquilzate, Petronila dijo de mal humor. Debe de ser una indigestin. Seguro que maana volver a tragar como... En la cara de Petronila ardan dos manchas rojas. No, t no lo entiendes! E st realmente enfermo! Por favor, Leonor, ven y mralo t misma! Leonor se pregunt qu podra hacer ella frente a una enfermedad de su detestable hermano, pero no pareca haber ninguna otra posibilidad para tranquilizar a Petronila. Est bien dijo resignada, vamos.

No estaba preparada para ver el aspecto que tena Aigret. Todo su cuerpo estaba hinchado, gema y se retorca sin clara conciencia en la enorme cama a la que lo haban llevado. Su niera y otros miembros de su servidumbre personal estaban desolados. Algunos lloraban. Esta maana todava gozaba de perfecta salud se lament Petronila. No lo entiendo, sencillamente no lo entiendo! Cielos! exclam con furia Leonor. Ninguno de vosotros ha tenido el suficiente juicio para mandar buscar a un mdico? El rabe que nos hizo su visita peridica la semana pasada, todava debe de estar en Poitiers... Thibaud, ve en el acto, bscalo y trelo aqu. 34

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Una orden suya se obedeca al instante. Haca mucho que la servidumbre haba comprobado la diferencia entre la afable Aenor y su hija mayor. Leonor mir otra vez a su hermano y trat de recordar lo que haba aprendido sobre el cuidado de enfermos. Toda mujer noble deba entender algo de eso. Los mdicos verdaderamente capaces eran escasos y entre ellos se encontraban, casi exclusivamente, los que haban estudiado en Al-ndalus. El viejo duque tena una fuerte animadversin contra aquellos chapuceros asesinos y no haba admitido a ninguno en su corte. De modo que el cuidado de enfermos y heridos era responsabilidad de las mujeres y Aenor haba llevado a su hija con bastante frecuencia a aquellas clases de enfermera. Traed agua, envolvedlo en sbanas hmedas y tambin echadle un poco en la boca para que beba. Si hay jugo de adormidera en el palacio, dadle a beber. Si no, enviad a alguien a uno de los conventos y que lo pida. Pero, por el amor de Dios, no digis para qu... de lo contrario, en una hora toda la ciudad estar enterada! Se volvi hacia Petronila, que sollozaba sin control, la agarr por los hombros y la arroj sobre la banqueta ms prxima. Cllate, Petronila! Si quieres hacer algo, ocpate de darle de beber, pero cllate la boca. Petronila mir con expresin perpleja a su hermana, pero no dijo nada. Y Leonor lo agradeci. Era una suerte pa ra Aigret que ella no lo hubiera querido nunca, pens con un poco de cinismo, porque las personas que lo queran eran de muy poca o ninguna utilidad all. En cuanto se cumplieron todas sus rdenes, tom verdadera conciencia de lo que Petronila haba dicho antes y automticamente se le aceler la respiracin. Esta maana Aigret todava gozaba de perfecta salud. Por lo que saba, no exista ninguna enfermedad que atacara tan rpido y sin sntomas previos, a menos que... Se le aflojaron las rodillas y en aquel momento fue ella la que sinti la necesidad de sentarse. Pero no tena opcin, deba cerciorarse por s misma, ya que si expresaba en voz alta sus sospechas, aquellas muchachas tontas volveran a prorrumpir en llanto y huiran de all presas del pnico. Se acerc a su hermano a regaadientes, levant la manta (al menos alguien haba pensado en desnudarlo), y examin con el mayor cuidado todo su cuerpo en busca de seales de la ms temida de todas las enfermedades: la peste. Pero no haba ningn bubn. Instintivamente se persign. No era la muerte negra. Eso debera haberla tranquilizado, pero en aquel momento tena que examinar tambin la segunda posibilidad. Mientras escuchaba atentamente la respiracin ronca de Aigret, reflexion sobre quin podra salir ganando si haca envenenar al nico hijo varn del duque de Aquitania. Leonor tena una gran imaginacin y todos los das escuchaba historias de prncipes que se mataban unos a otros, de manera que en aquel momento, ante la repentina enfermedad de Aigret, esta idea la pareca ms que probable. Poda ser un acto de los tolosanos? Pero a un nio? Sin embargo, no hay 35

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duda de que no se vengan de Aigret, sino de su padre... Quin podra beneficiarse con la muerte de Aigret? Le recorri un fro glacial. Yo pens. Yo sera otra vez la heredera de Aquitania... yo y el hombre con quien algn da contraiga matrimonio. Entretanto, el anciano rey ingls haba muerto y aunque haba dejado como heredera a su hija Maude, su sobrino Esteban se haba proclamado rey, lo que condujo al estallido inmediato de una guerra civil. Poda ser que Esteban, motivado por el dolor, quisiera acelerar un poco su alianza con Aquitania, sobre todo en aquel momento en que Guillermo pareca inclinarse ms bien por Francia? O estaba detrs de aquello la mano del rey de Francia? Pero despus de todo lo que Leonor haba odo de l, no se lo poda imaginar. Nadie consideraba a Luis un hombre inclinado a los asesinatos alevosos. Su fe firme y su devocin religiosa, que lo haban llevado a destinar a uno de sus hijos a que tomara los hbitos, eran conocidas por todos. Pero, quin puede saber con exactitud todo lo que es capaz de hacer un desconocido... Cuando entr el mdico rabe se sinti aliviada, aun cuando ste hizo caso omiso de ella y de todas las dems mujeres presentes en la habitacin de manera francamente insultante. Pero Leonor estaba muy familiarizada con aquella conducta. Aquitania mantena desde haca mucho tiempo relaciones comerciales intensas con los reinos rabes vecinos y ella confiaba en sus artes curativas. El mdico examin a Aigret con cara seria, hizo preparar una tisana con unas hierbas que haba llevado consigo y, sin mirar a nadie en particular, pregunt con el ceo fruncido: Es que no hay nadie con responsabilidad aqu con quien yo pueda hablar? Enviar por su eminencia el arzobispo respondi Leonor con frialdad. Sinti vergenza por no haber pensado en seguida en ello, pero, por otra parte, todava era posible que no fuera nada grave y entonces, se tranquiliz ntimamente, el arzobispo habra sido molestado en vano. Cuando por fin apareci Godofredo de Loroux, el mdico lo llev de inmediato a un lado y para indignacin de Leonor, ella y todos los dems fueron enviados fuera de la habitacin. Se decidi no informar todava al duque, pero slo un da despus, un correo urgente llev la noticia a Pars de que Aigret haba muerto despus de una breve y penosa agona.

Mientras Guillermo emprenda el camino de regreso a Aquitania a marchas forzadas, en Poitiers reinaba un gran desconcierto. Petronila estaba desesperada porque quera mucho a su hermano pequeo. Leonor era demasiado sincera como para engaarse a s misma llorando la muerte de Aigret. Lo que ella senta era una angustia sofocante, porque si tena razn en su sospecha y Aigret haba muerto por envenenamiento, cualquiera poda ser asesinado, tambin su 36

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padre o ella misma. Ya no haba ninguna seguridad y de repente su mundo se haba oscurecido con sombras amenazadoras. Sin embargo, habra preferido arrancarse la lengua con los dientes antes que confiarle a nadie sus temores. Al final se decidi por dormir en el cuarto de Petronila los das siguientes. Desde la muerte de su madre, no haban compartido la misma habitacin. Cuando Leonor entr, Petronila estaba sentada en su cama y miraba absorta al vaco. Entonces levant los ojos. Qu quieres? susurr con voz neutra. Tena los ojos rojos y por primera vez Leonor cay en la cuenta de que Petronila, con sus cabellos oscuros y el gesto de dolor alrededor de la boca, se pareca a la difunta Aenor. Se sent junto a su hermana y le pas un brazo alrededor de los hombros. Petronila se apart un poco de ella. Mir a su hermana con los ojos llenos de reproches y le habl con voz trmula: Siete aos... slo tena siete aos! Y no pretendas decirme que lo sientes! T nunca lo quisiste! Eres un monstruo! Leonor suspir. No, no lo quise dijo con sinceridad. Y no lamento que est muerto, no como t. Pero s lamento mucho que muriera de esa manera y... lamento mucho el dolor que su muerte provoca en ti y en nuestro padre concluy en voz baja. Petronila rompi a llorar otra vez y mientras Leonor la abrazaba y la consolaba, intent olvidar las sombras... la amenaza invisible que acechaba en aquel momento en la oscuridad.

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II LUIS

Sin embargo, Fortuna no quiere descanso, gira su rueda despus de corta pausa, uno se eleva, el otro cae al fondo: As le fue tambin a estos dos... MARA DE FRANCIA

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Ral de Vermandois detuvo su caballo negro y se volvi. El cortejo nupc ial que en junio de 1137 se desplazaba por Aquitania estaba compuesto por quinientos hombres y no slo estaba provisto de pompa y regalos ostentosos, sino tambin de abundantes alimentos, puesto que el rey de Francia no posea ningn dominio al otro lado del Loira. Sera una verdadera lstima pens el conde de Vermandois con sarcasmo que el delfn se viera obligado a mendigar o a saquear en el camino hacia su prometida. Ral de Vermandois comandaba a los soldados del cortejo, pero el verdadero jefe era un personaje pequeo, rollizo, con hbitos de monje, que cabalgaba junto al legado papal y en aquel momento se acercaba. El abad Suger es un arribista pens con furia Vermandois, y realmente de una clase muy especial. Suger no slo haba conseguido llegar de hijo de un siervo a abad de San Dionisio, no, tambin era uno de los consejeros ms ntimos del rey y el sucesor del trono haba crecido bajo su tutela, de manera que en aquel momento tambin el futuro de Suger pareca asegurado. Aunque l no poda haber sabido que el hijo mayor del rey se caera del caballo y que debido a ello el seminarista Luis se convertira un da en rey de Francia, como el mismo Ral de Vermandois admita. Aun as, le irritaba el aire de autosuficiencia del monje. Dirigi su caballo hacia Suger con la intencin de provocarlo un poco. Sed sincero, padre lo abord sonriendo, qu le habis prometido al Todopoderoso para que nos bendiga con tan portentoso milagro? No entiendo qu queris decir respondi el monje. Su ceo fruncido expresaba desaprobacin. El conde de Vermandois tosi levemente. Ah, vamos, padre! No es realmente extrao que, igual que un rayo del cielo, una repentina enfermedad haya atacado al duque de Aquitania durante su viaje de peregrinacin a Santiago de Compostela? Y que a pesar de su rpida muerte, l haya encontrado tiempo para enviar un mensaje a su querido amigo Luis, el rey de Francia, con la expresin de su ltima voluntad: que su hija contraiga esponsales con nuestro delfn? El rey es el seor de la muchacha replic Suger en tono tajante y como tal tiene, adems, la obligacin de cuidar de ella. Y qu mejor manera existira de asegurarse de que est protegida que ofrecerla a su hijo? Una muchacha de quince aos necesita con urgencia proteccin y aliados. No es 39

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ningn milagro que el duque haya reconocido eso, y se debera pensar que el Seor incluso a vos os dio la suficiente inteligencia para comprenderlo concluy con mordacidad. Indignado, Ral de Vermandois pens que no tena por qu tolerar aquello. Creo que negis lo milagroso con demasiada rapidez respondi con voz meliflua, ya que si todo eso es tan natural, a qu viene entonces esta prisa demencial? Normalmente, la preparacin de un cortejo nupcial necesita alrededor de un ao, y no hablemos de una boda. En cambio nosotros, slo un mes despus de la muerte del duque ya estamos sobre nuestros caballos y como si eso todava no fuese suficiente, el rey ha concedido un privilegio al arzobispo de Burdeos antes de nuestra partida. Me equivoco, o el arzobispado ahora tiene derecho a designar por s mismo a sus prelados y ya no debe prestar ningn juramento de fidelidad? Eso solo ya me parece una enorme prueba de simpata. Podra tener algo que ver con que el buen arzobispo tambin debe mantener a la futura desposada bajo su piadosa y segura custodia hasta nuestra llegada? En aquel momento, la cara de Suger ya no mostraba repulsa o censura, era por completo inexpresiva. Hablis demasiado, Vermandois dijo sin alterarse. Algn da vuestra lengua imprudente ser tambin vuestra ruina. Dicho esto se volvi hacia el legado papal y le dio la espalda a Ral de Vermandois. Estupefacto, el conde se retras un poco para reflexionar. Ya antes se haba planteado algunas cuestiones sobre aquel matrimonio, pero en aquel momento se preguntaba si al dar rienda suelta a su carcter burln no haba descubierto an ms de lo que en realidad haba querido saber. Decidi proceder con cautela, dar por terminado el asunto por el momento, y mir hacia el novio que, con ms dificultad que destreza, cabalgaba entre dos caballeros sobre el magnfico corcel que le haban dado. Luis tena diecisis aos, era un muchacho delicado, inseguro, con mirada soadora, al que slo se necesitaba mirar para saber que se sentira muc ho ms seguro en el convento. Ral de Vermandois se preguntaba qu efecto producira en l la nueva duquesa de Aquitania. Segn los rumores que corran, la muchacha deba de ser una belleza, pero de casi todas las princesas se deca algo similar para aumentar su valor en el mercado matrimonial. Con su sol deslumbrante y la tremenda animacin de sus habitantes que hablaban sin parar en una lengua casi incomprensible, la tierra que atravesaban les pareca muy extraa. Aqu ya no se hablaba la lengua de ol, habitual en la Isla de Francia, sino la lengua de oc, ms parecida al cataln, y con bastante frecuencia la comunicacin con la gente resultaba muy difcil para los franceses del norte. Por razones de seguridad, se haba mantenido en secreto el mayor tiempo posible la noticia de la muerte del duque y de la futura boda. Pensndolo bien 40

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se dijo Vermandois, todo esto es en verdad increble. En abril muere el duque, en junio nos ponemos en marcha, e inmediatamente despus de nuestra llegada, el delfn tomar por esposa a esa Leonor. Pero cuando el cortejo lleg a Limoges, el 1 de julio, los rumores que desencadenaba a su paso se haban propagado por toda Aquitania y la verdad no se pudo ocultar por ms tiempo. En adelante, en cada ciudad que atravesaban Luis era agasajado con actos solemnes y as fue como el 20 de julio llegaron a Burdeos. De acuerdo con las costumbres del pas, no podan acampar en la propia ciudad as que armaron sus tiendas en la orilla opuesta del Garona. La boda haba atrado a un gigantesco torrente humano sobre la ciudad y cuando durante el acto de salutacin, para espanto de su escolta y en una prueba ms de su benevolencia, Luis le asegur al concejo que cada visitante recibira comida y bebida y sera cordialmente bienvenido, la afluencia del pueblo ya no tuvo fin. Como si se hubieran confabulado para vaciar las arcas reales, registraron las crnicas tiempo despus. Tambin en el norte de Francia el pueblo aprovechaba siempre los acontecimientos solemnes de los prncipes para, por una vez, poder comer hasta la saciedad y divertirse. Aun as, a los hombres del cortejo nupcial los escandaliz el desenfreno con que los aquitanos se aprovecharon de la generosidad real. Naturalmente, el punto culminante de los festejos anteriores a la boda era el primer encuentro de la pareja de prometidos, que en un principio no haba sido planeado en absoluto pero que, segn se deca, se produca a requerimiento expreso de la joven duquesa. Luis lleg al palacio de l'Ombrire, donde resida el arzobispo de Burdeos con Leonor, acompaado por el abad Suger, Ral de Vermandois y su squito. Primero fueron recibidos con mucha cordialidad por el arzobispo. l tiene motivos para ser amable pens Vermandois mientras se arrodillaba para besar el anillo del prncipe de la Iglesia. No todos los das una dicesis es declarada casi independiente. Ahora bien, a diferencia de los duques de Aquitania, el rey Luis siempre se haba llevado bien con el clero. Cuando algn da entrara en el paraso, sera un da muy trist e para todos los obispos, superiores de monasterios y sacerdotes de su corte. Este pensamiento le record a Ral de Vermandois que el estado de salud del rey era muy malo cuando salieron de la corte. El soberano sufra una grave oclusin intestinal. El da anterior, Vermandois no haba podido contenerse ms y haba preguntado a Suger si ya haba pensado en la posibilidad de que el rey pudiera morir sin su auxilio espiritual. La respuesta glacial de Suger lo haba paralizado de terror. Por si acaso, ya he dado instrucciones a mi prior haba respondido con frialdad el abad, hasta en todo lo concerniente a la inhumacin en San Dionisio. Estas ltimas palabras sonaron muy en serio. Pero todos los pensamientos sobre el delicado estado de salud del rey y 41

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sobre su consejero religioso se desvanecieron cuando la joven duquesa entr en el gran saln. Oh, Dios mo! El conde oy a sus espaldas la exclamacin de uno de los hombres del squito, y no pudo ms que darle la razn en silencio. La joven llevaba un vestido de una tela suave, de color verde, desconocida para l, con un magnfico cinturn adornado con esmeraldas que deba de valer una verdadera fortuna. Pero eso, not en seguida, slo eran aspectos superficiales. Era la joven misma la que le cortaba la respiracin. Cuntos aos tena?..., quince? S, realmente era muy joven, pero al mismo tiempo no, ya que su figura perfecta ya no tena nada de infantil y su rostro... No poda apartar los ojos de su cutis suave, claro, que ofreca un contraste tan grande con sus cabellos, que llevaba sin tocado, a la usanza de las mujeres solteras. Le caan sueltos sobre los hombros con su color a juego con sus gruesos labios, voluptuosos. Mantena los prpados bajos, de manera que no se poda ver el color de sus ojos. Cuando ella se acerc al delfn y lo mir directamente a los ojos, Vermandois, que estaba al lado de Luis, se dio cuenta de que no haba nada en ella que sugiriera modestia femenina. Nunca haba visto centellear tanto anhelo de vivir en unos ojos, y tanto fastidio mezclado con curiosidad. Ech una mirada a Luis y vio que el joven pareca totalmente desconcertado. Yo... tartamude, yo me alegro mucho de conocerte, prima. El tratamiento era una cortesa dado que la relacin de parentesco en el rbol genealgico se remontaba a unas siete generaciones atrs. En aquel momento, ella debera haberse puesto de rodillas, pero slo hizo una ligera inclinacin de cabeza. Yo tambin me alegro, primo respondi. Su voz era profunda y vibrante, y repeta la promesa que emanaba de su figura. El conde de Vermandois reprimi una sonrisa irnica. Por Dios!, era cierto lo que se contaba sobre la altanera de la Casa de Aquitania, ella se consideraba en verdad una igual. Se aventuraba diversin en la corte. Toda esa mezcla excitante de juventud e inocencia y la promesa de una sensualidad a punto de florecer... para Luis Capeto. Qu despilfarro! En el primer banquete juntos, Luis todava no poda sentarse al lado de su prometida, pero tampoco consigui apartar los ojos de ella. Era tan hermosa! Hasta entonces, el delfn haba pasado su vida casi exclusivamente entre los muros de la enorme y silenciosa abada de San Dionisio. Amaba la abada, la oracin y el estudio y slo haba habido dos interrupciones decisivas en su existencia. A los nueve aos, su padre lo haba llamado a la corte para comunicarle que su hermano Felipe haba muerto y que l, Luis, sera el nuevo delfn. Esta noticia produjo en Luis slo una mezcla de tristeza, pesar y temor y se sinti aliviado cuando supo que no deba quedarse en la corte sino que poda volver a San Dionisio. No le gustaba la vida en la corte y las risitas sofocadas de 42

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las mujeres le infundan miedo. Acaso no lo prevenan todos los predicadores contra las mujeres? La segunda interrupcin, haca slo dos meses, la haba causado la comunicacin de su padre y de Suger de que deba casarse con la hija del duque de Aquitania que acababa de fallecer. Por supuesto que l saba que si iba a ser rey algn da, tambin tendra que tomar una esposa. Pero abrigaba esperanzas de que faltara an un poco. Slo por su sentido del deber se haba puesto en camino. Jams habra pensado que una muchacha poda ser como Leonor y que lo cautivara tanto. Prestaba ms atencin al timbre de su voz que a lo que deca, la oa expresar su opinin con serenidad y despus, otra vez animada, hacer bromas. Por fin se arm de todo su valor para invitarla a bailar. Senta su mano, con los dedos largos y finos, fra y firme en la suya. Not muy bien que, por complacerlo a l, no hablaba su lengua de oc natal sino la del norte, con un acento encantador y, por primera vez en su vida, Luis se alegr de que le hubieran enseado al menos lo fundamental de las costumbres cortesanas. Al menos as poda bailar e intercambiar con ella las trivialidades cortesanas. Pero lo que l quera decir en realidad, no se dejaba expresar sin ms ni ms con palabras. Cuando sonaron los instrumentos que, como ella le explic, se llamaban panderos y que marcaban el ritmo de una danza fogosa, con verdadero pesar la condujo de regreso a su lugar. Se senta suspendido entre el cielo y el infierno. Ella se convertira en su esposa, eso lo transportaba a un estado eufrico. Pero qu pasara si ella no lo quera?

Leonor no slo estaba decepcionada sino tambin furiosa con el arzobispo porque le haba ocultado durante tanto tiempo la muerte de su padre y de esa manera la haba llevado a una situacin en la que estaba ms o menos obligada a casarse. Dudaba mucho de que aquel matrimonio hubiese sido realmente la ltima voluntad de su padre, pero por otra parte l mismo le haba dado argumentos que hablaban en favor de una unin semejante y en su lecho de muerte pudo haber pensado que sera imposible que ella sola pudiera conservar Aquitania. En cuanto a su futuro esposo, slo senta por l compasin y simpata. Desde el mismo momento en que lo vio entre todos aquellos hombres calculadores y sedientos de poder, le pareci que era el nico inocente en aquel juego. Los dos slo iban a ser utilizados, lo que de por s creaba un lazo entre ellos y la haca sentir una cierta responsabilidad sobre l, aunque ella era slo un ao ms joven. Se ocupara de que ninguno de los dos fuese utilizado ms, se jur, pero por el momento no le quedaba ms remedio que jugar a la novia obediente. El 25 de julio tuvo lugar la ceremonia nupcial en la catedral de San Andrs, de Burdeos. Inmediatamente despus del voto matrimonial, Luis coloc con 43

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cuidado una diadema de oro en la cabeza de su desposada para, en ausencia de su padre, reconocerla como nuevo miembro de la familia real. Leonor lo mir sonriendo. Cuando aparecieron en el prtico bajo el repiquetear de las campanas y la participacin entusiasta del pueblo, ninguno de sus sbditos habra adivinado sus pensamientos. Leonor pensaba que la muerte haba sorprendido a los miembros de su familia quiz con demasiada frecuencia como para que pudiera ser casual. Estaba cada vez ms convencida de que su enemigo secreto estaba al acecho en Francia. Lo senta menos como miedo que como un desafo y tena la firme voluntad de vengarse. Leonor alz la barbilla y sonri. Y la multitud, que slo vea en ella una novia radiante vestida de rojo escarlata de acuerdo con las costumbres de Aquitania, la aclam.

Con su variedad y abundancia, el banquete de bodas super a todo lo visto hasta entonces, aunque Luis apenas pudo disfrutarlo. En primer lugar, desde que viva en San Dionisio no estaba acostumbrado a semejantes comilonas y de todos modos en los ltimos das ya haba tenido demasiadas. Y en segundo lugar, la sola idea de lo que se esperara de l aquella noche produjo en su interior una mezcla inquietante de tensin, desasosiego y ansiedad. De modo que slo con esfuerzo pudo probar algunos platos, demasiado picantes para su gusto. Pero, seor exclam sonriendo un noble del squito de Leonor, de piel oscura y aspecto casi rabe, debis compartir las trufas con vuestra desposada o no caer la bendicin sobre el matrimonio! Luis se pregunt qu clase de supersticin meridional sera sa, pero las caras sonrientes de los aquitanos que lo rodeaban le dijeron que todos ellos saban muy bien de qu se trataba. Leonor se ri, hizo servir las trufas y las sabore lentamente. l no saba que slo mirar comer a una mujer pudiera tener un efecto excitante. Entonces lo supo. A continuacin, ella le ofreci la fuente. Por favor, esposo mo, toma. Es cierto, es una antigua costumbre aqu. Con gusto, esposa ma dijo l y se ruboriz. Suger observ con satisfaccin a la joven pareja que en aquel momento beba vino aromtico caliente de una misma copa. Constat que, en efecto, los acontecimientos haban tomado un rumbo muy, pero que muy favorable. La vanidad era uno de los siete pecados capitales, por eso se abstuvo de congratularse a s mismo. Era su da de triunfo, y slo sera superado cuando su pupilo y la nueva delfina fuesen coronados en Poitiers como los nuevos duques de Aquitania. Pero primero deban concluir los festejos de la boda que, conforme a los usos y costumbres, se prolongaran por varios das. Not que el insensato conde de Vermandois estaba a punto de emborracharse y justo en el momento en que quiso hacerle una observacin al respecto, sinti un toque en el hombro y gir la cabeza. Cubierto de polvo, extenuado, un hombre con el 44

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escudo de la casa real en su pecho, estaba detrs de l. Un mensajero, que no se entretuvo en saludar a Suger con nada ms que un escueto reverendo padre y le dijo algo al odo. El semblante de Suger se puso rgido. Hizo la seal de la cruz, despus se levant y se acerc a Luis y Leonor. El joven levant los ojos hacia l con expresin interrogante. Qu ocurre, padre? pregunt con una sonrisa cordial. Suger se arrodill con gesto ceremonioso, lo que para un hombre de su peso no era ninguna pequeez. El rey ha muerto. Viva el rey! De la cara de Luis desapareci todo matiz de color. Oh, no! susurr horrorizado. Sinti que Leonor le coga la mano y se aferr a ella. La sangre se le agolpaba en los odos y apenas poda entender lo que Suger le deca, que era que deban partir lo ms rpidamente posible hacia Poitiers, donde en aquel momento tambin sera coronado rey, y despus regresar a Pars a toda prisa. A pesar de su confusin, entendi con ms que manifiesta claridad una cosa... el jbilo de aquel da haba desaparecido en el fondo de un abismo amenazador.

El momento de dejarlos en la cama, como se acostumbraba en ocasiones semejantes, era la oportunidad para que entre el squito de la pareja de desposados se gastaran fuertes bromas, cargadas de intencin, aunque esta vez fueron ms bien moderadas. La noticia llegada de Pars se haba propagado con la velocidad del viento y nadie poda olvidar que tena ante s al rey de Francia, Luis VII. Cuando por fin se fueron todos y tambin el alboroto en los corredores se hubo alejado un poco, Luis yaca rgido y clavaba los ojos en el techo de la enorme cama imperial. Leonor se sent, sacudi su cabellera cobriza ondulada y coment con tono despreocupado: Por el amor de Dios, ha durado una eternidad! Llegu a temer que alguno se acostara con nosotros, t no? Luis no contest nada y Leonor, que percibi cmo se senta, se mostr arrepentida. Oh, Luis, lo siento! Esto tiene que ser espantoso para ti, no? T... queras a tu padre? Luis tambin se incorpor en la cama. No s... respondi, un poco desconcertado, lo conoca muy poco... en realidad, nos hemos visto slo una o dos veces por ao. Y a veces ni siquiera eso. No... no es eso. l nunca haba hablado con nadie as sobre su padre, en parte porque a nadie le interesaba y en parte porque era un simple deber cristiano amar y 45

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respetar a los padres. Pero el disimulo y las segundas intenciones eran por completo ajenos al carcter de Luis y adems ya estaba perdidamente enamorado de la muchacha que le haban dado por esposa. Era un sentimiento que nunca antes haba conocido. Amaba el hermoso y tranquilo monasterio en donde haba crecido y a Suger, siempre bueno con l y que, a todos los efectos, era su verdadero padre. Pero lo que senta por Leonor no se lo poda comparar en absoluto. Le confes algo que ni siquiera Suger saba. No quiero ser rey, Leonor. Ella se qued callada. Despus, en un intento por consolarlo, lo bes en la mejilla. Sus cabellos le rozaron la piel. Pobre Luis... Creme, yo s cmo te sientes. No es extrao que a los dos nos haya sucedido lo mismo en tan poco tiempo? Mi padre est muerto, y tu padre est muerto, y los dos somos ahora soberanos. No tienes miedo? En aquel momento le toc a ella sorprenderse. No. Por qu debera? Luis comprob que ella no se pareca a ninguna muchacha de las que haba odo hablar. Se esforz por mostrarse caballeroso y fuerte a la vez. Yo tampoco tengo miedo. Se aclar la voz y aadi: Puedo... me permites que te abrace, Leonor? Se abrazaron con cautela y permanecieron as, tendidos, hasta que Leonor not que su esposo, para el que su calor haba construido una muralla de proteccin segura contra los horrores de la noche y del futuro, se haba quedado dormido. Luis le gustaba y experiment la fuerte necesidad de proteger a aquel nio grande. Y sin embargo no pudo dejar de sentirse un poco decepcionada. Leonor se qued despierta an un buen rato, y a travs de las cortinas corridas de la cama vio cmo poco a poco se extinguan las antorchas con las que haban iluminado la cmara nupcial.

En Poitiers, la ciudad natal de los duques de Aquitania, el legado papal celebr la doble coronacin de la joven pareja. El viaje hasta all no haba transcurrido sin peligros. Todos tenan bien presente que para los posibles rebeldes o conspiradores aqulla era una oportunidad de oro para apoderarse del rey y de su flamante esposa. Y as, por primera vez, Suger se sinti agradecido por la presencia de Ral de Vermandois y sus subordinados. En el castillo de Taillebourg, una de las escalas del viaje, se consum por fin el matrimonio entre los recin casados. Luis saba que la virginidad de su esposa era conocida por todos, sinti las miradas compasivas que desataban en l una ira incontenible, y por aadidura tuvo que prestar odos a una advertencia de Suger: si Leonor era raptada durante el viaje, en cualquier momento podra negarse la legitimidad de su matrimonio. Ya haba sucedido eso en reiteradas ocasiones. Todo eso, junto con sus propios sentimientos hacia 46

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Leonor, lo ayudaron por fin a vencer su natural timidez. Aquella noche, Leonor llor en secreto, pero fueron lgrimas de desencanto. Eso era todo... aquel breve, ridculo dolor? Tantos chismes de comadres por nada? Se sinti defraudada, engaada, y al da siguiente humillada por la ceremonia en la que mostraron la sbana manchada de sangre al squito de cortesanos. Cuando fue ungida reina de Francia y duquesa de Aquitania en Poitiers, sus sentimientos colricos haban desaparecido. Mientras estaba arrodillada y senta la mano que le untaba el leo sagrado sobre la frente, pens que su abuelo tena su misma edad cuando se hizo cargo del gobierno. Claro que todava era demasiado joven,