Rudolf Steiner de Gary Lachman

22
ATALANTA GARY LACHMAN RUDOLF STEINER

description

Maravillosa biografía de uno de los filósofos y activistas espirituales más importantes del siglo XX.

Transcript of Rudolf Steiner de Gary Lachman

Page 1: Rudolf Steiner de Gary Lachman

A T A L A N T A

GARY LACHMANRUDOLF STEINER

Page 2: Rudolf Steiner de Gary Lachman
Page 3: Rudolf Steiner de Gary Lachman
Page 4: Rudolf Steiner de Gary Lachman
Page 5: Rudolf Steiner de Gary Lachman
Page 6: Rudolf Steiner de Gary Lachman
Page 7: Rudolf Steiner de Gary Lachman

I MAG INAT IO VERA

ATALANTA

67

Page 8: Rudolf Steiner de Gary Lachman
Page 9: Rudolf Steiner de Gary Lachman

GARY LACHMAN

RUDOLF STEINER

ATA L A N TA2012

TRADUCCIÓN

BÁRBARA MINGO

INTRODUCCIÓN A SU VIDA Y A SU OBRA

Page 10: Rudolf Steiner de Gary Lachman

En cubierta: Fotomontaje de una imagen cortesía cortesía deVerlag am Goetheanum

En guardas: Escalera diseñada por Rudolf Steiner para elGoetheanum

Dirección y diseño: Jacobo Siruela

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o

transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización

de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,

www.cedro.org) si necesita fotocopiar

o escanear algún fragmento

de esta obra.

Todos los derechos reservados.

Título original: Rudolf Steiner. An Introduction to HisLife and Work

© Gary Lachman, 2007© De la traducción: Bárbara Mingo y Ed. Atalanta, S. L.

© EDICIONES ATALANTA, S. L.Mas Pou. Vilaür 17483. Girona. EspañaTeléfono: 972 79 58 05 Fax: 972 79 58 34

atalantaweb.com

ISBN: 978-84-939635-3-8Depósito Legal: GI-398-2012

1 Preliminares Steiner:Imaginatio vera 11/5/12 16:03 Página 6

Page 11: Rudolf Steiner de Gary Lachman

Í N D I C E

IntroducciónLa Rosa de Rudolf Steiner

13

Capítulo 1El morador del umbral

20

Capítulo 2El estudiante de campo

39

Capítulo 3En el café Megalomanía

59

Capítulo 4En los archivos Goethe

84

Capítulo 5Berlín y el momento decisivo

109

Capítulo 6La teosofía y la memoria cósmica

132

1 Preliminares Steiner:Imaginatio vera 11/5/12 16:03 Página 7

Page 12: Rudolf Steiner de Gary Lachman

Capítulo 7Ascenso del doctor Steiner

159

Capítulo 8La antroposofía

180

Capítulo 9Últimos días y legado

208

Notas238

Bibliografía básica255

Para un estudio más profundo256

Índice onomástico258

1 Preliminares Steiner:Imaginatio vera 11/5/12 16:03 Página 8

Page 13: Rudolf Steiner de Gary Lachman

5

BERLÍN Y EL MOMENTO DECISIVO

Aunque Steiner era una persona muy querida por sus cono-cidos, algunos de los cuales podían considerarse buenos amigos,a buen seguro muchos de ellos le considerarían un personaje untanto peculiar A lo largo de su autobiografía, Steiner no se dis-culpa por reiterar con insistencia que tenía dificultades para re-lacionarse con el mundo exterior, el mundo de las «cosas vistas».Su mundo interior, fuera el de las ideas, el de las figuras mate-máticas o el de las percepciones del espíritu, era para él absolu-tamente concreto, vívido y reconocible de una manera que a lamayoría de nosotros nos costaría apreciar. El mundo exterior,ese mundo contra el que la mayoría de nosotros nos topamoscada día con embotada regularidad, le parecía onírico e impre-ciso. Creo importante recordar que Steiner habló acerca de unaprimeriza forma de conciencia humana que denominó concien-cia de la Antigua Luna. El firme anclaje de Steiner en el ámbitodel espíritu y su zozobrante posición en la vida mundana per-mite suponer que muy a menudo diera la impresión de que,como se suele decir, «no estaba muy bien de la cabeza». Por su-puesto, no queriendo significar que fuese una mente simple.Pero Steiner no estaba tan profundamente arraigado en elmundo físico como el resto de nosotros y, desde sus primeros

109

Page 14: Rudolf Steiner de Gary Lachman

años, accedió a a mundos interiores y se desenvolvió dentro deellos con una soltura y comodidad que quizá sólo unos pocosentre nosotros podrían adquirir tras años de preparación espiri-tual y mental.Sin embargo, sabemos que Steiner, aunque conocedor del es-

píritu, carecía de insidia hacia el mundo físico y que, de hecho,como científico, acataba su responsabilidad para oponerse a suspropias inclinaciones con objeto de alcanzar un entendimientode éste. Hacia el final de su época en Weimar le sobrevino uncambio que contribuyó a afianzar esta actitud. Escribe que,hacia los treinta y cinco años, su vida comenzó a experimentar«una profunda transformación». En la mitad del trayecto de lavida –como Dante dice–, Steiner comenzó a percibir el mundoexterior con una renovada lucidez y precisión. Aunque siemprehabía sido capaz de captar con claridad las amplias conexionessistémicas existentes entre las cosas, dado que eran principal-mente conceptuales, poder aprehender con firmeza un elementoindividual ante sus ojos siempre le había supuesto un reto. Desúbito, y sin una razón aparente, todo esto cambió. En su inte-rior se había despertado una «nueva apreciación de las cosas per-ceptibles por los sentidos» y si bien su abstracta prosa suaviza elimpacto, aquel desarrollo debió afectarle hondamente. Los de-talles se acentuaban y sintió que el mundo de los sentidos teníaalgo que transmitirle, algo que sólo ese mundo podía revelarle,una intuición que podría haber compartido su mentor Goethe:«Se debería aprender a conocer el mundo físico puramente a tra-vés de sí mismo, sin la adición de pensamientos propios»,1 sedijo. Años más tarde, el poeta y ensayista alemán GottfriedBenn escribiría un ensayo en torno a esa reflexión titulado Lavisión primigenia, en el que habla acerca de ver las cosas con«claridad incomparable». Al parecer, Steiner estaba experimen-tando una especie de visión primigenia propia y, como en el Zen,el ser mismo de las cosas le convulsionó con estimulante vivaci-dad.Es destacable que Steiner constatase que lo que estaba expe-

rimentando entonces, a los treinta y cinco años, era un cambioque la mayor parte de las personas atraviesa durante la infancia.Del mismo modo que no aprendió a jugar hasta que empezó a

110

Page 15: Rudolf Steiner de Gary Lachman

ejercer como tutor, pasados los veinte años, Steiner estaba ex-perimentando entonces el tipo de transición que se produce auna edad más temprana, cuando un niño pequeño reconoce laexistencia de un mundo independiente y objetivo fuera de supersona. Los niños autistas y marcadamente introvertidos no lo-gran llevar a cabo esa transición y permanecen encerrados en supropia subjetividad. Aunque muchas personas –quizá la mayo-ría de nosotros– tienden igualmente a habitar en el interior desus propios mundos, reconociendo la realidad objetiva externalo suficientemente como para tratar con ella, pero no en un sen-tido verdadero o profundo. De ahí el efecto de algunos psico-trópicos, que parecen disparar el grado de realidad que sepercibe, algo comparable a subir el volumen en un equipo demúsica. Menos arriesgadas, y quizá más beneficiosas, son las dis-ciplinas de meditación como el Zen, cuyo propósito es precisa-mente conducir a sus practicantes al tipo de percepcióninmediata del aquí y ahora que estaba experimentando Steiner.Con frecuencia, la consecuencia de ambos es que la persona ase-gura, a propósito de una flor, un árbol o una piedra, que se sientecomo viéndolos por primera vez.En cierta manera, Steiner estaba descubriendo lo que sería el

núcleo de la fenomenología, la rama de la filosofía que previa-mente he citado, cuyo consigna era «el retorno a las cosas en símismas», algo que, en esencia, constituía también el enfoque deGoethe. Steiner habla como un fenomenólogo cuando proclamaque «si el mundo de los sentidos es abordado objetivamente, in-dependiente de toda subjetividad, revela aspectos sobre los cua-les la intuición espiritual no puede opinar».2 Y la certeza de esto,como descubrió, se hacía aún más patente en sus encuentros conpersonas. Se descubrió capaz de ver a cada individuo en su esen-cia, sin emitir juicios o críticas ni otorgando aprobación, re-conociendo cómo esta capacidad le ayudó asimismo en suspercepciones espirituales, las cuales no fueron en absoluto mer-madas por su nueva apreciación de las cosas vistas. Cuando lo fí-sico podía ser percibido por lo que es en sí mismo, también loespiritual era discernido con mayor nitidez. Steiner reconocíaque una ventaja de adquirir esta nueva relación con el mundoexterior ya como adulto era que –frente a la mayoría de perso-

111

Page 16: Rudolf Steiner de Gary Lachman

nas, que experimentan esta diferencia durante su infancia– paraél los dos mundos no se mezclaban. Se mantenían distinguibles,lo que le permitía aprehender sus realidades individuales conexactitud. Una introducción demasiado precoz en la realidad delmundo exterior –que es, dice Steiner, la experiencia más fre-cuente– provoca que éste y el mundo interior se entremezclen,generando una especie de mixtura homogénea. Ésa es la razónpor la que la mayoría de nosotros tenemos dificultades para se-parar ambos mundos y confundimos uno con otro.La nueva relación de Steiner con el mundo exterior amplió su

comprensión del mundo espiritual y le permitió reconocer conmás sutileza las diferencias entre ellos. Y sintió que aquélla erala clave fundamental para alcanzar también una mayor com-prensión del mundo como un todo. De nuevo, su abstractaforma de expresarse minimiza el efecto de su reflexión, peropueden reconocerse en ella los ecos de los buscadores espiritua-les que le antecedieron, como Nietzsche; aún más, en la idea deSteiner se perciben reminiscencias de William Blake, el poeta vi-sionario al que ya he tenido ocasión de referirme. La visión deBlake, al igual que la de Nietzsche, es la de un mundo dinámicode fuerzas y energías complementarias que han entablado unaperpetua danza de antagonismo y reconciliación. Nietzsche ex-presó este concepto en su primer libro, El nacimiento de latragedia, abordando el contraste entre Apolo, dios de la con-templación, y Dioniso, dios del éxtasis: de su unión nacieron lasobras maestras de la tragedia griega. La poesía de Blake está col-mada de imágenes de fuerzas espirituales pugnando entre sí yéste escribe que «la oposición es la verdadera amistad», que «sincontrarios no hay progresión».3 (El título de una de sus obrasmás conocidas, El matrimonio del cielo y el infierno, es total-mente elocuente.) Steiner es menos conciso pero su reflexión esla misma. A diferencia de algunos filósofos y místicos que seempeñan en erradicar el contraste entre los mundos físico y es-piritual –curiosamente, Steiner destaca el monismo–, él lo exaltay lo convierte en la clave vital. «Allí donde hay vida», escribe,«la disonancia de los factores en contraste es también activa. Lapropia vida no es sino una continua superación y re-creación decontrarios».4 Años después, Steiner desarrollaría su propia per-

112

Page 17: Rudolf Steiner de Gary Lachman

sonificación de esa lucha primordial de contrarios mediante susenseñanzas sobre los dos seres espirituales, Lucifer y Arimán.Steiner cuenta que esta perspectiva le estimuló a profundi-

zar de manera activa en los enigmas de la vida, a involucrarse enellos antes que a entenderlos únicamente de manera teórica. Ob-servó que, cuando la vida presenta un problema, tendemos a tra-tar de resolverlo pensando en él aunque, de hecho, es la propiavida quien se encarga de resolverlo, aportando una situación,acontecimiento o individuo que supone en sí mismo la respuestaal misterio.5 A los treinta y cinco años, Steiner estaba compren-diendo que había una clara diferencia entre pensar en el mundoy superar activamente sus dificultades. Estaba plenamente se-guro de que el mundo entero no es sino un imponente acertijocuya solución es el ser humano. Aquello hizo reverberar conmayor fuerza y claridad un pensamiento que otrora le habíaocupado: la cognición, el acto de conocer, es un proceso real, unelemento esencial en la evolución del mundo.Steiner entendió que los seres humanos no son simples ob-

servadores que contemplan insulsamente los procesos cósmicosque tienen lugar a su alrededor. El conocimiento no es una po-sesión privada y subjetiva sino parte del propio proceso cós-mico. El mundo podría existir si no hubiera una conciencia quelo percibiera, pero su existencia sería limitada. El mundo, com-prendió, sólo alcanza la compleción a través del acto del cono-cimiento. De ahí que el conocimiento de las cosas no sea algocomplementario, agregado al mundo por el acontecimiento ca-sual de la vida inteligente despertando en un universo acciden-tal. Nuestro conocimiento del mundo es una parte del mundo:el cosmos es completado a través de nuestro conocimiento; sinél, no sería más que un mundo a medias. Para Steiner, eso signi-ficaba que nuestro conocimiento no es simplemente una colec-ción de imágenes mentales situadas individualmente en cada unade nuestras cabezas, un repertorio de imágenes producidas porlos sentidos y el cerebro, sin la menor relación con una realidadque nunca podremos experimentar directamente ni sobre la quepodremos ejercer ningún tipo de efecto. Comprendió que nosomos «copistas» sino «co-creadores», socios que tienen lamisma participación en el negocio de la evolución del mundo.

113

Page 18: Rudolf Steiner de Gary Lachman

«El hombre», decía, «no está aquí únicamente para conformarseuna imagen del mundo acabado, en absoluto. Él coopera en latarea de hacer existir al mundo».6 Aunque articulada de una ma-nera menos explosiva que Nietzsche, su afirmación es exacta-mente igual de revolucionaria. Indica que, llegado a ese punto,volvió a reconocer la absoluta necesidad de alcanzar con plenaclaridad una percepción del espíritu, muy distinta de la maneraindefinida, vaga y emocional –cuanto menos, así él lo creía– conque lo habían hecho los místicos que le precedieron.Sin embargo, entre los muchos acertijos que había ante él,

sobresalía uno particularmente acuciante. Su contrato en Wei-mar estaba a punto de expirar y debía decidir qué haría a conti-nuación. Muy posiblemente habría encontrado un modo depermanecer allí pero el ambiente de Weimar empezaba resultarleirritante. Le impelía la necesidad de progresar y, aún con másímpetu, la de comunicar sus pensamientos a través de un mediomás directo que los libros. Quizá le apremiara a tomar esa de-terminación su amistad con el círculo de los Von Crompton, ungrupo de escritores y músicos, que le habían acogido como de-voto de Nietzsche, y para los que el clima cultural de Weimar re-sultaba asfixiante. Steiner había adquirido la posición demiembro experto en Nietzsche, lo que le haría ser muy respe-tado, pues se trataba de un grupo que se consideraba auténtica-mente nietzscheano. Aquel grupo era de la opinión que, pese asu pasado glorioso, Weimar debía considerarse en aquel mo-mento más un obstáculo que una baza. Un punto de vista con elque Steiner debía concordar. Sus vivencias en este círculo le ins-piraron a la hora de escribir Goethe y su visión del mundo, unlibro que, como los anteriores, plasmaba su interpretación sobrela visión del mundo de Goethe, aunque esta vez expresada a tra-vés de una voz más personal, al menos según él mismo afirma-se. Seguía manifestándose a través de Goethe y su pasión por lavisión del mundo de éste es inconfundible. Con este libro searriesgaba y proclamaba: «Esto es lo que yo creo». Si cualquierade sus colegas de archivo lo leyó, debió tener la impresión deque un prometedor investigador había, lamentablemente, in-fringido con gravedad las reglas de la etiqueta académica.Pero si alguno de ellos hizo pública su opinión, podemos

114

Page 19: Rudolf Steiner de Gary Lachman

NOTAS

Berlín y el momento decisivo

1. Steiner, An Autobiography, pág. 277.2. Ibid.3. Ésta es la idea central que subyace, por supuesto, en el símbolo

chino del yin y el yang.4. Steiner, An Autobiography, pág. 78.5. Los lectores familiarizados con la psicología junguiana recono-

cerán aquí la expresión de lo que Jung llamaba «la función trascen-dente»: la idea de que cuando un individuo se enfrenta a un problemapsicológico dado, éste nunca se soluciona, en el sentido habitual deltérmino, sino que se sobrepasa. Entre el individuo y su inabordableproblema emerge un tercer elemento inesperado –arrojado, según Jung,por el inconsciente– que es precisamente aquello que el individuo ne-cesita para avanzar. La vida lleva al individuo más allá del problema,algo que me parece muy similar a lo manifestado por Steiner en estepunto.

6. De Goethe’s Conception of the World, citado en McDermott,The Essential Steiner, pág. 49.

Page 20: Rudolf Steiner de Gary Lachman
Page 21: Rudolf Steiner de Gary Lachman
Page 22: Rudolf Steiner de Gary Lachman

A pesar de la gran influencia que ha ejercido en el siglo XX –es elcreador, por ejemplo, de la pedagogía de las escuelas Waldorf, las gran-jas biodinámicas o las comunidades Camphill para discapacitados–, laobra filosófica del austríaco Rudolf Steiner (1861-1925) es apenas cono-cida por un reducido número de personas. Arquitecto, pedagogo, artis-ta, agricultor, pero sobre todo filósofo y místico, Steiner destaca enel panorama del primer tercio del siglo XX como una de sus figuras másversátiles y creativas; no sólo por sentar las bases de la educaciónalternativa, la medicina holística y la agricultura orgánica, sino porhaber establecido una vía de conocimiento espiritual para el hombremoderno –que bautizó como antroposofía– de no fácil comprensión.

En efecto, si sus obras sobre Goethe y la filosofía alemana del XIXson un modelo de claridad y comprensión, el desarrollo de su pen-samiento esotérico se abandona a las brumas de un misticismo her-mético de fuentes a veces desconocidas y lectura opaca. Era necesa-rio un libro que hiciera accesible el pensamiento de Steiner situándo-lo en su contexto histórico y esotérico. Gary Lachman lo ha consegui-do con esta biografía, que recorre toda su vida y sus ideas, desde suscomienzos intelectuales en la Viena de fin de siglo hasta su reconoci-miento como líder del movimiento teosófico y la fundación de su pro-pio sistema, que llegó a sumar numerosos adeptos.

Gary Lachman es escritor y músico. Nació en Bayonne, Nueva Jer-sey, en 1955, y desde 1996 vive en Londres. Entre 1975 y 1977 fue bajis-ta, letrista y miembro fundador del grupo Blondie, y en 1981 guitarris-ta de Iggy Pop. Actualmente escribe y colabora para The Guardian,Mojo y Times Literary Supplement. Es autor de A Secret History of Con-sciousness (2003), de próxima publicación en Atalanta, In Search ofOuspensky: The Genius in the Shadow of Gurdjieff (2004), A Dark Muse:A History of the Occult (2005), Politics and the Occult: The Left, theRight, and the Radically Unseen (2008) y Jung TheMystic (2010), entre otras obras, así como de numero-sos artículos.

www.atalantaweb.com

Imaginatio vera