NIETZSCHE (1844-1900)

1. Vida y Obra

2. Contexto histórico y

filosófico

3. Introducción a su

pensamiento

4. Conocimiento y Realidad

5. Moral

6. Antropología

7. Dios

1. VIDA y OBRA

Federico Guillermo Nietzsche nació en Röcken, junto a Lutzen, en

Sajonia, el 15 de Octubre de 1844. Su padre era un pastor protestante en

aquella parroquia y su madre (Franciska) era ,a su vez, hija de

eclesiástico. El ambiente religioso familiar que vivió en su infancia y

juventud probablemente afectó mucho a su pensamiento posterior.

Su padre murió a consecuencia de una caída cuando bajaba la escalera de

la iglesia, en 1849 y su hermano José murió en 1850. Así, Nietzsche se

encontró como único varón entre mujeres. Convivía con su madre, su

hermana, la abuela y una tía. A los veinte años ingresa en la Universidad para estudiar teología,

conforme a la tradición familiar, y filología. Parece que se entusiasmó tanto con la filología que

decidió dejar de lado la teología y se dedicó sólo a la filología. En 1865 lee el libro “El mundo

como voluntad y representación”, del filósofo Schopenhauer. Este libro, así como otros libros

filosóficos que lee, hacen que cada vez más sus estudios filológicos estén empapados de filosofía.

En 1868 conoce al compositor Richard Wagner, un compositor que a su vez era también aficionado

a la filosofía. Mantuvo durante varios años una profunda amistad personal con Wagner. Sin

embargo, esta amistad acabó enfriándose. En 1869, con 24 años aún, Nietzsche es propuesto como

profesor de filología clásica en la Universidad de Basilea. Escribe su primer libro (que dedica a

Wagner), se relaciona con eminentes investigadores, da conferencias, es reconocido como un

excelente profesor por sus alumnos...etc.

Pero, cada vez más los dolores de cabeza y de ojos se apoderan de él, tiene vómitos frecuentes y

diarreas. La enfermedad hace que necesite de periodos largos de descanso y la brillante carrera de

Federico Nietzsche como profesor acaba terminándose con una jubilación prematura por

enfermedad. A partir de aquí, su vida es precaria en extremo tanto por lo económico (alguien que se

jubila con 35 años no puede cobrar más que una mísera pensión) como por los frecuentes recaídas.

Son terribles sus dolores de cabeza, migrañas, el agotamiento. En esta época, que dura diez años

hasta su derrumbe psíquico, no renuncia al trabajo, creando las obras más importantes de su

filosofía. (Así habló Zaratustra, el Gay saber, Más allá del bien y del mal, Genealogía de la

moral, El anticristo, El crepúsculo de los ídolos). No todo es enfermedad y dolor, sin embargo,

pues disfruta de algunos periodos de salud que hacen que se sienta feliz.

Con 38 años conoce a la excéntrica y

romántica Lou Salomé. Se la presentó su

amigo Paul Ree y Nietzsche se enamoró

rápidamente de ella. Lou Salomé era una

escritora y psicoanalista rusa que había

estudiado en la universidad de Zurich.

Nietzsche encargó a su amigo que hiciera de

mediador, pero resultó que su amigo también se había enamorado de Lou Salomé. Sin embargo, a

Lou le gustaban los dos, pero sólo como amigos, nada de sexo. Dicen que Lou Salomé tenía ciertos

traumas y que permaneció voluntariamente virgen hasta los 30 años. Como los tres se llevaban muy

bien, piensan en irse a vivir juntos, juntos los 3. Pero finalmente no lo llevan a cabo ya que tanto

Nietzsche como su amigo Paul Ree estaban demasiado enamorados. Paul Ree se acabó suicidando

en el mismo lugar en el que Lou Salomé lo había rechazado. Nietzsche por su parte, nunca se

recuperó sentimentalmente del fracaso amoroso.

En 1889 su enfermedad se agrava y comienzan a aparecer signos de demencia. En algunas cartas a

sus amigos se identifica a sí mismo como “El Crucificado”, atribuye papeles mitológicos a sus

conocidos. En una ocasión en Turín se enfrenta a un carretero que golpea a su caballo y se abraza al

animal para evitarle los golpes. Finalmente, uno de sus amigos se encarga de él y es ingresado en

una clínica psiquiátrica en Basilea. El diagnóstico definitivo fue “una forma esquizofrénica y

expansiva de la parálisis estacionaria”. Algunos estiman que esta enfermedad fue heredada de su

padre, pero otros historiadores creen que fue consecuencia natural de la sífilis que padeció en su

época de estudiante. De cualquier manera, Nietzsche muere en el año 1900.

Algunas obras de Nietzsche son: El anticristo, Geneaología de la moral, Así hablaba Zaratustra, El

crepúsculo de los ídolos o como se filosofa a martillazos, Humano demasiado humano.

2. CONTEXTO HISTÓRICO Y FILOSÓFICO

La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza a nivel político porque las revoluciones burguesas

van llegando a su fin y con ellas el pleno desarrollo del liberalismo como sistema político. Es

también de suma importancia el movimiento obrero que realizará actos como la creación de la I

Internacional (1864) y de la Comuna de París (1870). La evolución del liberalismo y del

movimiento obrero llevarán a la larga al desarrollo de los estados democráticos occidentales de la 2ª

mitad del siglo XX que representan la extensión de los derechos civiles, políticos y sociales a todos

los ciudadanos (Estados de bienestar).

Además en la segunda mitad del siglo XIX gracias a su crecimiento demográfico y a la

segunda revolución industrial (petróleo, electricidad, gas) Alemania se consolida como una

de las primeras potencias europeas.

En el apartado de la sociedad, estamos ante un panorama similar al que hemos visto cuando

estudiamos a Marx. Marx se horroriza por la situación paupérrima de los trabajadores y

alimenta una revolución social. Nietzsche, sin embargo, no se interesa por la lucha obrera.

Filosóficamente hablando, “el siglo XIX es una época en la que observamos diferentes

influencias: Kant, Hegel y Marx son tres de estos filósofos cuya herencia filosófica se deja

sentir, si bien Nietzsche no será seguidor de ninguno de

ellos.

Lo segundo a destacar es que en este mismo período

histórico es la aparición de Darwin y su teoría de la

evolución de las especies. Este irá diametralmente en

contra de las ideas ortodoxas del cristianismo y su teoría de la creación y producirá una

separación progresiva entre la ciencia y la religión”.

A Nietzsche se le sitúa en lo que se ha dado en llamar Filosofías de la vida. Pertenece a un

grupo de pensadores, más intuitivos que sistemáticos y más creativos que eruditos, que

supusieron un clamor de protesta contra el excesivo racionalismo y cientificismo que había

dominado a lo largo de la primera mitad del siglo.Por todo ello, el carácter común a todas

estas filosofías de la vida será: a) defensa del irracionalismo", frente al racionalismo y b)

apreciación de la vida como realidad radical: las filosofías de la vida coinciden en considerar

la "vida" como el centro, el medio y el fin de la especulación filosófica.

En este ámbito caben destacar dos pensadores: Kierkegaard y Schopenhauer.

• Kierkegaard

Como en otros filósofos post-hegelianos, podemos apreciar un rechazo hacia la filosofía de Hegel.

Pero si bien desde los neohegelianos (Marx incluído) parecía aceptarse parte de su teoría, filósofos

como Kierkegaard, Schopenhauer o Nietzsche rechazan frontal y totalmente a Hegel. Y no es que

piensen sólo que su teoría es equivocada, sino que creen que toda teoría filosófica anterior es

equivocada. El irracionalismo niega que la reflexión pueda ser un instrumento adecuado para

atrapar la realidad, la verdadera realidad que es la vida diaria, o, si se prefiere, simplemente la vida.

Kierkegaard rechaza la filosofía de Hegel porque éste se olvida del individuo. La filosofía

hegeliana no es real porque la realidad más cercana y más importante para nosotros es la realidad

que nosotros vivimos.

La razón, la racionalidad, nunca puede explicar lo que es más real, la vida, los sentimientos, la

desesperación, la pena, el enamoramiento, el odio, el aburrimiento, la duda...etc., en definitiva, el

individuo particular. Los filósofos hablan de "el hombre", pero no de alguien concreto, con nombres

y apellidos, el cual tiene ahora mismo unas determinadas preocupaciones.

• Schopenhauer

Es otro de estos filósofos irracionalistas que afirman que la vida es lo más real y es precisamente lo

que no puede ser comprendido y explicado con la razón, por lo menos no del todo. Nietzsche toma

como punto de partida algunas teorías de Schopenhauer, aunque después el punto de llegada

no sea el mismo para los dos filósofos.

Para Schopehauer y Kant cómo es el mundo y cómo me lo represento yo son dos cosas diferentes;

no es lo mismo el mundo tal como lo ve un escarabajo, que el mundo tal cual es; no es lo mismo la

representación que el escarabajo se hace del mundo que el mundo tal y como es. "El mundo es

mi representación", dice Schopenhauer. Esto significa: la realidad puede ser de una forma u otra,

pero para mí, es tal y como me la represento.

Schopenhauer, estudioso de la filosofía hindú, también utiliza un símbolo: el velo de Maya. Al

parecer Maya es una fuerza divina de la religión hindú. Maya es la ilusión, el mundo tal y como

creemos que es; es como si el mundo estuviese detrás de un velo, del velo de la ilusión. Para

conocer el mundo tal y como es, habría que rasgar el velo de Maya. Preguntarse qué hay tras el velo

de Maya, es preguntarse cómo es realmente el mundo. Y esto es lo que hace Schopenhauer: ¿Qué

hay tras el velo de Maya?, ¿cuál es la esencia del mundo, independientemente de mi

representación?. Como se puede comprender, la respuesta a esta pregunta no es nada fácil puesto

que, si nunca podemos rasgar el velo de la ilusión, nunca podemos hacer otra cosa que no sea

especular, elucubrar, acerca de cómo es la realidad. Esto mismo dice Schopenhauer: nosotros sólo

podemos intuir cuál es la verdadera esencia del mundo, pero nunca podremos comprenderlo

racionalmente, precisamente porque, como demostró Kant, nosotros llevamos el velo también en

el cerebro. El ser humano no puede usar la razón para averiguar qué hay detrás del velo de

Maya. Por eso Schopenhauer se sitúa también en el ámbito del irracionalismo.

Dentro de los entes que están en el mundo podemos distinguir a los seres vivos. A éstos podemos

reconocerles una auténtica voluntad. A esa voluntad Schopenhauer le da el nombre de voluntad de

vivir. La voluntad de vivir se nos aparece como una pesada losa de la cual no nos es posible

descargarnos porque es algo genético, inherente a todo ser vivo. El ser humano se esfuerza por

autoafirmarse frente a los demás, intenta conseguir sus deseos aún a costa de los demás y esa

es una tendencia inevitable porque está dentro de nosotros sin que nosotros la hayamos

creado; Como no somos libres de seguir la voluntad de vivir y ésta nos lleva inevitablemente a ser

un lobo para nuestros semejantes, entonces podemos decir que inevitablemente este mundo es una

jungla, un lugar poco agradable, una continua lucha, un sitio poco recomendable donde la

felicidad no es moneda de cambio corriente. “La vida oscila como un péndulo entre el

aburrimiento y el dolor, transitando de un lado a otro a través de breves momentos de alegría

pasajera”.

3. Introducción a su pensamiento

La obra de Nietzsche (1844, 1900) no se deja tratar fácilmente de forma

sistemática, pese a los intentos de algunos de sus estudiosos por hacerlo

así. Su influencia se ha dejado sentir de forma dispar y, a veces,

contradictoria, pero en todo caso no ha tenido un carácter uniforme:

Nietzsche ha significado cosas distintas según sus distintos intérpretes. Su

misma forma de expresión contribuye a ello, ya que al utilizar

preferentemente el aforismo como vehículo de su pensamiento, el

carácter metafórico del mismo se presta con frecuencia a distintas

interpretaciones:

Además, a menudo podemos encontrar en sus obras aforismos contradictorios entre sí, siendo difícil

poder determinar cuál de ellos representa su "auténtica" posición sobre el tema tratado, si es que

tiene algún sentido ese tipo de pregunta en el conjunto de la obra de Nietzsche.

La reacción de Marx (1818-1883) contra el idealismo le lleva a rechazar la identificación del

sujeto con la conciencia y, manteniéndose dentro de la tradición filosófica que comienza con la

modernidad -y que afirma la centralidad del sujeto en el filosofar-, termina por identificar ese sujeto

"Soy el más encubierto de todos los encubiertos"

con la acción, con la "praxis" (y más concretamente con la actividad productiva: es en su actividad

productiva donde el hombre genera y constituye la realidad, la suya propia y la del mundo que

objetivamente transforma y modifica). Nietzsche dará un paso semejante, alejándose de la

identificación del sujeto con la conciencia, pero en otra dirección: en lugar de la actividad

productiva postulará la " vida" como factor en torno al que se constituye la realidad. El sujeto es,

fundamentalmente vida, y no conciencia.

Por lo que a Nietzsche respecta, la realidad es esencialmente contradictoria, pero interpretará esta

contradicción de un modo distinto a como lo habían hecho Hegel (Idealismo) y Marx (Materialismo

Histórico), siguiendo de un modo a veces literal la cosmovisión de Heráclito, aunque trasladada a

la referencia de lo vital como único eje interpretativo válido. La realidad está sometida al cambio,

que está regulado por la lucha de elementos contrarios y abocada a una repetición infinita en el

contexto de un ciclo cósmico que la conduce a un eterno retorno, en relación con el que todo

alcanza su sentido. En esa lucha, la conciencia trata de fijar el movimiento, de anularlo,

sustituyendo por conceptos el movimiento real de las cosas, sustituyendo lo vital por una

representación de lo vital. Pero toda representación es falsa, en cuanto representación, por lo que la

no-vida termina por sustituir a la vida, lo falso a lo verdadero. Recuperar la verdad, poner de

manifiesto la radical prioridad de la vida sobre la conciencia será, en buena medida el proyecto

nietzscheano.

4. METAFÍSICA Y CONOCIMIENTO

• Apolo y Dionisio

La filosofía de Nietzsche supondrá un enfrentamiento

radical con buena parte de la tradición filosófica

occidental, oponiéndose a su dogmatismo, cuya raíz

sitúa en Sócrates, Platón y la filosofía cristiana,

Según él, existían antes de la época clásica dos fuerzas

en lucha, dos formas de entender la existencia humana completamente distintas: lo apolíneo y lo

dionisíaco. Dionisios representa la alegría de vivir, lo instintivo, lo desmedido, lo irreverente, la

fortaleza y la creatividad. Apolo, por el contrario, es lo racional, lo equilibrado, lo mesurado.

Dionisos era un dios griego (el Baco de los romanos) al cual rendían culto sobre todo los estratos

bajos de la sociedad. Dionisos es el dios del vino y de los bajos instintos. Es el dios de la desmesura,

del movimiento, lo cambiante, de la unión vital con lo natural, de lo irracional. En Nietzsche

Dionisos representa el caos, el desorden, el desenfreno, la

lucha, la embriaguez, la corriente impetuosa, el instinto, las

pasiones, la noche, la desmesura, el descontrol, la falta de

normas...en definitiva, Dionisos significa la vida. Los devotos

de Dionisos, borrachos, abrazan la vida tal como viene, con

toda su tempestad.

Apolo es otro dios

griego, ahora bien,

Apolo representa justo

lo contrario que Dionisos. Apolo representa la medida, el

orden, la justicia, la armonía,la disposición bella, el sol, el

sueño, los ideales, lo racional...el autocontrol.

Mientras se mantuvo el espíritu dionisíaco (Homero, la leyenda de Troya) se mantuvo una moral de

señores, de individuos fuertes por encima de las convenciones y las normas. Sin embargo, con la

Grecia clásica, la filosofía de Sócrates y Platón y el triunfo de la democracia, y finalmente con el

Cristianismo, se degeneró en la moral de esclavos, marcado por el resentimiento y la frustración.

• La crítica de la metafísica

Nietzsche se opone al dualismo ontológico, fiel reflejo del dualismo platónico:

este mundo, sensible e imperfecto

el otro mundo, suprasensible y perfecto, fundamento de aquel.

Según tal concepción, la realidad queda escindida en dos ámbitos: una realidad suprasensible,

"Para que exista el placer de crear, para que la voluntad de vida se afirme

eternamente a sí misma, tiene que existir también eternamente el tormento de

la parturienta. Todo esto significa Dionisos"

"Sócrates pertenecía, por su ascendencia, a lo más bajo del pueblo: Sócrates era plebe. Se sabe,

incluso se ve todavía, qué feo era.(...) Los antropólogos entre los criminalistas nos dicen que el

criminal típico es feo: monstrum in fronte, monstrum in animo (monstruo de aspecto, monstruo

de alma). (...) En él todo es exagerado, buffo, caricatura, todo es a la vez oculto, lleno de

segundas intenciones, subterráneo. -Yo intento averiguar de qué idiosincrasia (de qué idiotez)

procede aquella ecuación socrática de razón=virtud=felicidad. La ecuación más extravagante

que existe y que tiene en contra suya, en especial, todos los instintos del heleno antiguo."

estática e imperecedera, frente a una realidad cambiante, sensible, perecedera... que es el producto

residual, "despreciable" de la anterior. Frente a este esquema ontológico reaccionará Nietzsche

esgrimiendo tres objeciones.

1.- La infravaloración de la realidad sensible se debe a su mutabilidad, mientras que la razón

humana opera con categorías inmutables (conceptos); pero el hecho de que la razón funcione

con tales categorías no demuestra la "imperfección" ni la "dependencia" del mundo sensible,

sino sólo la inadecuación de la razón para conocerlo.

2.- El mundo suprasensible no es más que una ilusión, una ficción, una fantasía construida

como negación del mundo sensible, única realidad para nosotros.

3.- Recurrir a un mundo suprasensible lo interpreta, pues, como una reacción anti-vital,

como una negación de la vida, (vida que está marcada por el sufrimiento tanto como por la

alegría), como una venganza contra la naturaleza, propia de espíritus ruines que odian la

vida, un producto del resentimiento contra la vida. Incapaces de aceptar un destino trágico,

los hombres se rebelan contra esa vida que les aboca al sufrimiento y la niegan,

convirtiéndola en un mero residuo de otra realidad, perfecta ésta, donde ahogan su

resentimiento.

La crítica al conocimiento

Por lo que respecta a la explicación del conocimiento, la metafísica de tradición platónico-cristiana

hace corresponder a una realidad inmutable un conocimiento y una verdad igualmente inmutables:

el conocimiento conceptual. Pero el concepto, dice Nietzsche, no sirve para conocer la realidad

tal y como es. El concepto tiene un valor representativo, pero siendo lo real un devenir, un cambio,

no puede dejarse representar por algo como el concepto, cuya naturaleza consiste en representar la

esencia, es decir, aquello que es inmutable, que no deviene, que no cambia, lo que permanece

idéntico a sí mismo, ajeno al tiempo.

1) El concepto no es más que una metáfora de la realidad, una representación general de

una realidad que es individual. Prescinde, por tanto, de toda diferencia individual. Y la

filosofía ha olvidado este carácter metafórico del concepto y ha pretendido encontrar en él

no una simple generalización de las cosas, sino la "esencia", una supuesta realidad

suprasensible de las cosas.

“Creemos saber algo de las cosas mismas cuando hablamos de árboles, colores,

nieve y flores y no poseemos, sin embargo, más que metáforas de las cosas (…) la

enigmática X de la cosa en sí se presenta en principio como impulso nervioso,

después como figura y finalmente como sonido”

2) Nietzsche dirigirá también su atención al papel que ha jugado el lenguaje en la reflexión

filosófica. Dada la íntima relación existente entre el pensamiento y el lenguaje que lo expresa, a

medida que el valor de los conceptos es falsificado por la metafísica tradicional, queda también

falsificado el valor de las palabras y el sentido en que se usan. De este modo el lenguaje contribuye

decisiva y sutilmente a afianzar ese engaño metafísico acerca de la realidad.

Y sin embargo, la filosofía y la ciencia se empeñan en que la realidad sea tal y como nosotros la

pensamos. Aquí hay un filósofo que supera todas las cotas de engaño: Platón. Platón incluso se

atrevió a decir que lo más real eran los conceptos, los arquetipos. Con Platón y a partir de Platón se

trastocó todo, y se tomó como verdad justamente lo que no puede ser verdadero.

• Una nueva visión de la realidad y el conocimiento

Para Nietzsche la voluntad es la verdadera "esencia" de la realidad. La realidad no es más que la

expresión de la voluntad: ser es querer (...ser). La realidad no es algo estático, permanente,

inmutable; ni la consecuencia de algo estático, permanente, inmutable. Siendo el fruto de la

voluntad. ha de ser multiforme y cambiante, como aquella. La realidad es devenir, cambio, y no está

sometida a otra determinación que a la de su propio querer. . La voluntad, el querer, no se somete a

lo querido, sino que se sobrepone a todos sus posibles objetos. No quiere "esto" o "lo otro", sino

sólo su propio querer. Se trata de una voluntad libre y absoluta a la que Nietzsche denomina

"voluntad de poder": es una voluntad vital, expansiva, dominante...

Nietzsche cree que en todas las cosas encontramos un afán por la existencia, desde el mundo

inorgánico hasta el mundo humano, pasando por todos los distintos niveles de seres vivos. Todas las

cosas son expresión de un fondo primordial que pugna por existir y por existir siendo más. La

voluntad de poder se identifica con cualquier fuerza, inorgánica, orgánica, psicológica, y tiende a su

autoafirmación: no se trata de voluntad de existir, sino de ser más. Es el fondo primordial de la

existencia y de la vida:

“Solamente mediante el olvido puede el hombre alguna vez llegar a imaginarse

que está en posesión de una verdad”

“¿Queréis un nombre para este mundo? ¿Una solución para todos los enigmas? ¿Una luz también

para vosotros, los más ocultos, los más fuertes, los más impávidos, los más de media noche? ¡Este

mundo es la voluntad de poder, y nada más! ¡Y también vosotros mismos sois esa voluntad de

poder, y nada más!

A la nueva concepción de la realidad corresponde una nueva concepción de la verdad. La verdad no

reside en el juicio, ni en la adecuación del intelecto con el objeto. Todos los juicios son falsos, en la

medida que consisten en una "congelación" de un determinado aspecto de la realidad mediante el

uso de conceptos. Siendo la realidad cambiante no podría dejarse encerrar por conceptos, que son

estáticos, inmutables.

Nietzsche defiende el perspectivismo: la idea de que

podemos prescindir de la situación vital del sujeto, de sus

rasgos físicos, psicológicos o biográficos, para alcanzar un

conocimiento del mundo tal y como éste pueda ser

(conocimiento objetivo), es un absurdo.

En la medida en que la expresión de la verdad se realiza mediante el lenguaje éste se convierte en

algo fundamental a la hora de hablar de la verdad. Nietzsche verá en el lenguaje una supeditación a

los conceptos que hacen de él un instrumento poco útil para reflejar la verdad de los real, por lo que

la construcción de un nuevo lenguaje será una de sus tareas prioritarias, buscando en la metáfora,

en la alusión, en la ironía, elementos útiles para forzar el nuevo sentido de las palabras. Frente al

lenguaje de la razón, del concepto, propondrá el lenguaje de la imaginación, basado en la metáfora.

Mientras que el lenguaje conceptual pretende ser un fiel reflejo de la realidad (quedando petrificada

en él) el lenguaje metafórico respeta la pluriformidad y el movimiento de la realidad. El lenguaje

conceptual es el de la lógica dogmática. El metafórico es el lenguaje del arte, de la vida, de la

ambivalencia, de la belleza y, en definitiva, expresión de la libertad de la voluntad.

• 5. MORAL

La crítica de la moral

Nietzsche acusa a la moral platónico- cristiana de antinatural por ir en contra de los instintos vitales.

Su centro de gravedad no está en este mundo, sino en el más allá, en la realidad en sí, o en el mundo

sobrenatural del cristianismo. Se trata de una moral trascendente que no gira en torno al

hombre, sino en torno a Dios y que impone al hombre un rechazo de su naturaleza, una lucha

constante contra sus impulsos vitales, por lo que significa un rechazo general de la vida, de la

verdadera realidad del hombre, en favor de una ilusión generada por el resentimiento contra la vida.

"¿ Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia (idiotez, rareza) en los filósofos?... Por ejemplo, su

falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su petrificación (...) todo lo que los

filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos

no salió nada vivo, nada real" (De "El crepúsculo de los ídolos")

Tal moral es síntoma y expresión de la decadencia de la cultura occidental.

¿En qué consiste esa moral platónico-cristiana que él rechaza? La base filosófica de esta moral

contranatural es el platonismo; es el mundo de las ideas que este predica lo que va a servir como

“más allá” o “reino de los cielos” a los cristianos. En esta moral no es esta vida lo central, sino que

el hombre se centra en la vida futura (a veces incluso entregando esta vida a cambio), de ahí que

Nietzsche diga “la vida acaba donde empieza el Reino de Dios”. Dios es así el negador de la vida

por excelencia.

Estas normas morales que han de orientar a los hombres tienen un fundamento trascendente, o sea:

no son normas para el hombre que broten del hombre mismo o que se fundamenten en él. Así, frente

a las leyes humanas (propias, inmanentes y parciales), las leyes o normas de la moral tradicional son

dadas por Dios como guía absoluta. Pero… ¿quién es Dios? Dios no es más que un ser ajeno al

mundo y a la vida. Desde el resentimiento de ser ajeno al mundo y a la vida es desde donde hay que

entender que se nos de una moral que va contra la vida misma, una moral acorde con los resentidos

y los débiles:

La moral tradicional, judeo-cristiana, es una moral de la "renuncia" y cuyos valores no se

encuentran en esta vida, sino en otro mundo, en el verdadero, en el más allá. Esta moral se dirige

contra los instintos vitales, ya que propone una evasión con respecto al hombre concreto y respecto

al mundo real.

En sus obras Nietzsche pretende analizar las raíces de las que brotan estos conceptos morales

negativos, hace una genealogía de la moral. Realiza el análisis de lo moral entre los griegos y del

giro que van sufriendo los conceptos morales en la dirección de alejarse de lo vital de lo que surgen,

a partir de Sócratres y Platón. Si entre los primeros griegos la virtud era equivalente a la fuerza y

"bueno" era el noble, el que despreciaba la debilidad y el miedo, a partir de Sócrates la virtud se

convierte en renuncia a los placeres, pasiones, ambiciones, y el único bien que se admite es el de la

“El hombre se ha perdido, ha colocado sobre su vida pesos inmensos, se ha inclinado ante lo

sobrehumano: religión, metafísica y moral son formas de esa esclavitud; el hombre venera lo

sobrehumano, organiza su vida de acuerdo con ello y no sabe ya que fue él mismo el que colocó

esas estrellas en el cielo" "Día llegará en que gritarás: ¡todo es falso!"

"Ansiaban escaparse de su miseria, pero las estrellas quedaban demasiado lejos,

entonces suspiraban: ¡Si hubiera caminos celestiales por donde evadirse a otro

Ser y felicidad!. Y se inventaban sendas falsas y brebajes sangrientos"

"sabiduría". Con ello se inicia en Grecia la moral de

"esclavos", gregaria y antivital.

De la misma manera, también lo que propugna la religión

es falso. También las religiones engañan en sus

preceptos, así, dice, el mandato de humildad esconde

realmente la incapacidad de conseguir algo.

Aquellos que son tan mediocres que nunca llegarían

a nada, dicen que hay que ser humildes. El "no

puedo" se convierte en el "no quiero".

La imposibilidad de vengarse se enmascara en el precepto del perdón:

del "no puedo vengarme" surge el "te perdono". Predicar la compasión

y el amor al prójimo es un medio de autodefensa: quien se sabe débil,

vulnerable, predica la compasión intentando así que nadie le haga daño.

Una nueva moral

Por su lucha contra esa concepción de la moral Nietzsche solía llamarse así mismo el inmoralista.

Sin embargo, sería un error creer que no hay moral en el alemán; él solo se opone a la moral

platónico-cristiana. Nietzsche tiene su propia concepción de la moral.

¿Qué propone Nietzsche? Si el concepto Dios (que los débiles han construido desde su

resentimiento contra los mejor dotados por la naturaleza) ha sido hasta ahora la gran objeción contra

la vida, contra nuestra existencia, neguemos a Dios, neguemos nuestra responsabilidad ante él; y

“redimamos” de este modo al mundo oprimido por ese Dios que impide la vida. Volvamos a esa

inocencia griega previa a Platón y al cristianismo, previa a medidas contra la vida. Abandonemos lo

apolíneo y volvamos nuestra mirada hacia lo dionisíaco. El análisis de la trayectoria del

pensamiento y la cultura occidentales le llevará a Nietzsche a constatar la muerte de Dios. Dios

había sido la brújula del hombre occidental. Pero el hombre ha ido matando a Dios sin darse cuenta,

expulsándolo poco a poco de su pensamiento y de su cultura. Al descubrir la muerte de Dios el

hombre queda desorientado, su vida pierde el sentido.

"Y hay quienes son como unos relojes vulgares a

los que se ha dado cuerda, hacen tic-tac y

pretenden que su tic-tac sea llamado virtud"

"El gusano pisado se enrosca. Esto es

inteligente. Con ello reduce la

probabilidad de ser pisado de nuevo. En el

lenguaje de la moral: humildad"

La muerte de Dios es, en realidad, la muerte del

monoteísmo cristiano y de la metafísica

dogmática, para quienes sólo hay un Dios y una

verdad. Y el responsable de ello es el hombre. Al

cobrar conciencia de ello el hombre sustituye a

ese Dios y a esa verdad única por múltiples dioses

y múltiples verdades, en un intento desesperado

por salvar los valores asociados a esa imagen de

Dios. Pese a ello, con la caída del Dios y de la metafísica tradicionales los valores asociados a ellos

no pueden subsistir, no encuentran justificación trascendental alguna . El ateísmo conduce, pues, al

nihilismo, proceso de pérdida de valores que conduce al hombre a la desorientación más absoluta, y

a la búsqueda y afirmación de nuevos principios acordes con la vida.Nihilismo viene de la palabra

"nihil", que significa "nada", quiere decir por tanto que no hay nada semejante a una normativa

moral, no existe nada parecido a aquello que tanto Sócrates como otros filósofos buscaban y que

ellos denominaban moral universal. No existe, tampoco, ninguna guía de comportamiento

proveniente de un ser superior a nosotros. El ser humano se encuentra solo con su libertad ante

el océano que representa el comportamiento moral.

Esta conclusión que para otras personas representa el caos y la depravación (pensad en todos

aquellos que dicen que "esta juventud ha perdido el norte, no tiene valores", que hacen lo que les da

la gana"), esto precisamente es lo que para Nietzsche es más deseable. Si cada uno hace lo que

cree conveniente, si no debe estar mirando al horizonte de mandamientos religiosos ni normas

morales fijas, entonces nos encontramos lo más lejos posible de la moral de esclavos .

Precisamente la moral de señores tiene su base en el nihilismo. En un primer momento, el hombre

vive la mayor consternación posible (nihilismo pesimista), pero después, armándose de valor y

tomando el sentido de la tierra y de la vida como valores fundamentales, crea sus propios principios

(nihilismo optimista).

Esta es la base sobre la que ha de construirse, según Nietzsche, la nueva filosofía. Nietzsche

propone superar la moral occidental de renuncia y resentimiento hacia la vida mediante una nueva

tabla de valores en la que estén situados los que supongan unsí radical a la vida, una moral de

señores.

“Os insto hermanos a que permanezcáis fieles a la tierra y no creáis a los que os hablan

de esperanzas supraterrenales! Son envenenadores, conscientes o inconscientes.

Desprecian la vida; llevan dentro de sí el germen de la muerte y están ellos mismos

envenenados. La tierra está cansada de ellos; ¡muéranse pues de una vez!."

La transmutación de los valores es la

superación de la “moral de esclavos”, y

permite el triunfo del código moral del

superhombre. El hombre al que hay que

superar es el que se somete a los valores

tradicionales, a la “moral de esclavos”, a la

moral basada en la creencia de una realidad

trascendente que fomenta el desprecio por la

vida; el superhombre sólo es posible cuando se realice hasta el final la “muerte de Dios”.

El superhombre es un ser libre, superior, autónomo; un animal que posee sus propios instintos, los

comprende y los desarrolla en la voluntad de poder. Lo podemos reconocer a partir de su conducta

moral:

1. Rechaza la moral de esclavos: la humildad, la mansedumbre, la prudencia que esconde

cobardía, la castidad, la obediencia como sometimiento a una regla exterior, la paciencia

consecuencia del sometimiento a un destino o a un mandato, el servilismo, la mezquindad, el

rencor. 2. Rechaza la conducta gregaria: detesta la moral del rebaño, la conducta de los que

siguen a la mayoría, de los que siguen normas morales ya establecidas; como consecuencia de su

capacidad y determinación para crear valores, no los toma prestados de los que la sociedad le

ofrece, por lo que su conducta será distinta a la de los demás. 3. Crea valores: los valores morales

no existen en mundo trascendente, son invenciones de los seres humanos; pero no todos los

hombres los crean, muchos –la mayoría– se encuentran con los valores ya creados por otros, siguen

las modas, los estilos vitales vigentes; el primer rasgo del superhombre es precisamente éste:

inventa las normas morales a las que él mismo se somete; pero este rasgo no es suficiente para

definir al superhombre, pues no vale que cree o invente cualquier valor, además ha de crear valores

que sean fieles al mundo de la vida y que le permitan expresar adecuadamente su peculiaridad, su

propia personalidad y riqueza. 4. Vive en la finitud: no cree en ninguna realidad trascendente, ni en

Dios ni en un destino privilegiado para los seres humanos, una raza, una nación, o un grupo; no cree

que la vida tenga un sentido, como no sea el que él mismo le ha dado; acepta la vida en su

limitación, no se oculta las dimensiones terribles de la existencia (el sufrimiento, la enfermedad, la

muerte), es dionisíaco. 5. Le gusta el riesgo, las nuevas experiencias, los caminos no frecuentados,

el enfrentamiento, las pruebas difíciles; no está preocupado ni por el placer ni por el dolor, ni propio

ni ajeno, pues pone por encima de ellos el desarrollo de su voluntad y de su espíritu; es duro

consigo mismo y con los demás, es valiente, no huye del dolor ni de ninguna forma de sufrimiento:

sabe que de estas experiencias puede salir enriquecido, puede crecer. 6. Es contrario al

igualitarismo: ama la exuberancia de la vida, le gusta desarrollar en él mismo y en los demás

aquello que les es más propio; no tiene miedo a la diferencia. 7.Ama la intensidad de la vida: la

alegría, el entusiasmo, la salud, el amor sexual, la belleza corporal y espiritual; puede ser

magnánimo, generoso, como una muestra de la riqueza de su voluntad. 8. En conclusión: el

superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y dueño de sí mismo y de su

vida, es un espíritu libre.

El superhombre invoca la máxima expresión ética posible de la vida, la Tesis del Eterno Retorno :

Todos los acontecimientos del mundo, las cosas pasadas, presentes y futuras se repetirán

eternamente, un número infinito de veces. Esta tesis es la expresión de la máxima reivindicación de

la vida: la vida es fugacidad, nacimiento, duración y muerte, no hay en ella nada permanente; pero

podemos recuperar la noción de permanencia si hacemos que el propio instante dure eternamente,

no porque no se acabe nunca sino porque se repite sin fin.

6. ANTROPOLOGÍA

Nietzsche también plantea todo un nuevo modo de entender el hombre, una nueva antropología,

muy relacionada con su planteamiento ético. El hombre actual debe ser sustituido por el

"superhombre", un hombre que haga de la afirmación de nuevos valores el eje de su vida. Lo único

valioso que hay en el hombre actual es su carácter de "puente" hacia el superhombre. El tema del

superhombre guarda una relación estricta con el de la muerte de Dios: el superhombre aparece

cuando Dios es definitivamente expulsado del espacio que hasta entonces había usurpado,

cubriendo el superhombre el vacío dejado por Dios. El hombre crea al superhombre al matar a

Dios. Mientras que el hombre actual es un ser domesticado, el superhombre es un ser libre,

superior, autónomo; un animal que posee sus propios instintos, los comprende y los desarrolla en la

“Escuchad y os diré lo que es el superhombre. El superhombre es el sentido de la tierra.

Que vuestra voluntad diga: sea el superhombre el sentido de la tierra. ¡Yo os conjuro,

hermanos míos, a que permanezcáis fieles al sentido de la tierra y no prestéis fe a los que

os hablan de esperanzas ultraterrenas! Son destiladores de veneno, conscientes o

inconscientes. Son despreciadores de la vida; llevan dentro de sí el germen de la muerte y

están ellos mismos envenenados. La Tierra, está cansada de ellos: ¡muéranse pues de

una vez!” (“Así habló Zaratustra”).

“Vendré otra vez con este sol, con esta tierra, con esta águila, con esta

serpiente; no a una vida nueva o a una vida mejor o a una vida semejante;

vendré eternamente de nuevo a esta misma e idéntica vida, en lo más grande y

también en lo más pequeño, para enseñar de nuevo el eterno retorno".

voluntad de poder. El superhombre no se puede identificar con una clase social con privilegios que

le puedan venir por la tradición o que descansen en su poder social (con la aristocracia, por

ejemplo), ni con un grupo definido biológicamente (con una raza) pues los genes no son una

garantía de excelencia. Pero lo podemos reconocer a partir de su conducta moral: 1. Rechaza la

moral de esclavos: la humildad, la mansedumbre, la prudencia que esconde cobardía, la castidad, la

obediencia como sometimiento a una regla exterior, la paciencia consecuencia del sometimiento a

un destino o a un mandato, el servilismo, la mezquindad, el rencor. 2. Rechaza la conducta

gregaria: detesta la moral del rebaño, la conducta de los que siguen a la mayoría, de los que siguen

normas morales ya establecidas; como consecuencia de su capacidad y determinación para crear

valores, no los toma prestados de los que la sociedad le ofrece, por lo que su conducta será distinta a

la de los demás. 3. Crea valores: los valores morales no existen en mundo trascendente, son

invenciones de los seres humanos; pero no todos los hombres los crean, muchos –la mayoría– se

encuentran con los valores ya creados por otros, siguen las modas, los estilos vitales vigentes; el

primer rasgo del superhombre es precisamente éste: inventa las normas morales a las que él mismo

se somete; pero este rasgo no es suficiente para definir al superhombre, pues no vale que cree o

invente cualquier valor, además ha de crear valores que sean fieles al mundo de la vida y que le

permitan expresar adecuadamente su peculiaridad, su propia personalidad y riqueza. 4. Vive en la

finitud: no cree en ninguna realidad trascendente, ni en Dios ni en un destino privilegiado para los

seres humanos, una raza, una nación, o un grupo; no cree que la vida tenga un sentido, como no sea

el que él mismo le ha dado; acepta la vida en su limitación, no se oculta las dimensiones terribles de

la existencia (el sufrimiento, la enfermedad, la muerte), es dionisíaco. 5. Le gusta el riesgo, las

nuevas experiencias, los caminos no frecuentados, el enfrentamiento, las pruebas difíciles; no está

preocupado ni por el placer ni por el dolor, ni propio ni ajeno, pues pone por encima de ellos el

desarrollo de su voluntad y de su espíritu; es duro consigo mismo y con los demás, es valiente, no

huye del dolor ni de ninguna forma de sufrimiento: sabe que de estas experiencias puede salir

enriquecido, puede crecer. 6. Es contrario al igualitarismo: ama la exuberancia de la vida, le

gusta desarrollar en él mismo y en los demás aquello que les es más propio; no tiene miedo a la

diferencia. 7.Ama la intensidad de la vida: la alegría, el entusiasmo, la salud, el amor sexual, la

belleza corporal y espiritual; puede ser magnánimo, generoso, como una muestra de la riqueza de su

voluntad. 8. En conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y

dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.

En “Así habló Zaratustra” nos cuenta tres transformaciones del espíritu: cómo el espíritu se

transforma en camello, el camello en león y, finalmente, el león en niñ o.

El camello representa el momento de la

humanidad que sobreviene con el platonismo

y que llega hasta finales de la modernidad;

su característica básica es la humildad, el

sometimiento, el saber soportar con

paciencia las pesadas cargas, la carga de la

moral del resentimiento hacia la vida. El

león representa al hombre como crítico,

como nihilista activo que destruye los

valores establecidos, toda la cultura y estilo

vital occidental. Y el niño representa al

hombre que sabe de la inocencia del devenir, que inventa valores, que toma la vida como juego,

como afirmación, es el sí radical al mundo dionisíaco. Es la metáfora del hombre del futuro, del

superhombre.

7. DIOS

Nietzsche rechazó todo el conjunto de tradiciones culturales occidentales y propuso una inversión

completa de los valores vigentes. Pretendía llevar a cabo la sustitución de Dios por la voluntad de

poder, ésta es entendida como poder destructivo y creador, que elimina valores caducos e introduce

otros nuevos. Ese cambio o transformación radical de los valores fue denominado por Nietzsche

"transvaloración", en la que los valores religiosos impuestos por la tradición quedarán olvidados

produciéndose de manera efectiva la llamada “muerte de Dios”.

Fruto de este deseo surge la crítica a los distintos aspectos que la cultura occidental viene

manifestando. En primer lugar, la religión, ya que fruto de esta se derivan una serie de

características nocivas para el individuo. Nietzsche encuentra especialmente dañino el Dios

cristiano porque traiciona el sentido de la vida terrenal tal y como lo entiende en su visión vitalista.

“Mas ahora decidme, hermanos míos: ¿qué es capaz de hacer el niño, que ni siquiera

el león haya podido hacer? ¿Para qué, pues habría de convertirse en niño el león

carnicero? Sí, hermanos míos, para el juego divino del crear se necesita un santo decir

“sí”: el espíritu lucha ahora por su voluntad propia, el que se retiró del mundo

conquista ahora su mundo.” (“Así habló Zaratustra”).

Nietzsche llamará "muerte de Dios" al desplante que la voluntad de poder hace al valor religioso

supremo, Dios, en el que tradicionalmente se ha fundado tanto la metafísica como la moral.

Una vez muerto Dios podemos analizar libremente la moral que, basada en los conceptos de bien y

mal que imponía este Dios heredado, perderán su valor y justificación sobrenatural. Según

Nietzsche, en la historia de occidente se produjo una inversión de los auténticos valores de la

existencia por lo que propone el regreso a los valores originarios. Así, la moral de los débiles, la

enseñada por Jesucristo, ha convertido lo originalmente bueno: el poder, la fuerza, la vitalidad, el

éxito, etc., en malvado; y en su lugar ha puesto lo que originariamente era considerado como malo:

lo débil, lo enfermizo, la compasión, etc.

Esta visión tradicional ha afectado no solo al individuo en el ámbito

privado sino también en el público. Los valores políticos modernos de

la igualdad y la democracia han creado propuestas como el liberalismo

o el socialismo pero, para Nietzsche, tanto el buen burgués como el

socialista son consumados hipócritas porque habiendo eliminado a

Dios han mantenido los valores cristianos (igualdad, fraternidad, etc.),

que solo en el concepto Dios se pueden sostener.

Según Nietzsche, Dios es considerado una creación humana desechada. Sin embargo, esta

humanidad carece del suficiente coraje para aceptar las consecuencias del ateísmo. Resulta, en

efecto, terrible demoler todo aquello en lo que todos creen, y en lo que uno mismo creyó y construir

un futuro sobre otros cimientos. De ahí, la generalizada hipocresía que mantiene valores cristianos

bajo el nombre de humanismo. Este humanismo es hipócrita porque carece de fundamento. ¿En

virtud de qué, pregunta Nietzsche, cabe afirmar que los hombres son iguales, que tienen los mismos

derechos, etc.? Solamente en función de una serie de postulados de origen cristiano, en los que ya

nadie cree: que Dios existe, que es nuestro creador y padre, que los hombres son hermanos, etcétera.

Nietzsche defiende que el cristianismo divulgó por el mundo su anuncio del castigo eterno para los

“Esta eterna acusación contra el cristianismo voy a escribirla en todas las paredes, allí

donde haya paredes; tengo letras que harán ver incluso a los ciegos... Yo llamo al

cristianismo la única gran maldición, el único gran instinto de venganza, para el cual

ningún medio es bastante venenoso, sigiloso, subterráneo, (...) ¡Y se cuenta el tiempo

desde el dies nefastus [día nefasto] en que empezó esa fatalidad, desde el primer día del

cristianismo! ¿Por qué no mejor desde su último día? ¿Desde hoy?”

malvados (los fuertes, los poderosos, ...) y la salvación para los buenos (los débiles, los

enfermos, ...). Nietzsche pensaba que esa transformación de los valores del cuerpo en valores

del alma, es la forma que la venganza y el

rencor del débil adopta como defensa contra

el fuerte.

La ética entendida como la defensa de la

igualdad de todos es lo que Nietzsche

denominó moral de corderos o moral de

esclavos. Los corderos según él se confabulan

para decir que las águilas son malvadas. Los

corderos son rencorosos porque son débiles. Los fuertes depredadores, en cambio, no son

vengativos, sino simplemente poderosos. Así, el fuerte no se ocupa del débil, no precisa hacerlo,

simplemente actúa con el poderío que le es propio. Esta es la moral de señores.

La transvaloración que Nietzsche propuso anuncia la superación de la moral: la inocencia que está

más allá del bien y del mal. No hay Dios ni idea del bien o del mal para el niño que juega, así

tampoco para la nueva humanidad. Este nuevo hombre surgirá tras recorrer las llamadas “fases del

espíritu” en las que pasará una serie de etapas, desde la sumisión con la tradición (camello),

rebelión destructiva (león), para llegar finalmente tras un periodo temporal de ausencia de valores

( nihilismo) a la etapa de inocencia creadora que representa el niño el cual llena con sus propios

valores el vacío que dejaron las costumbres morales heredadas desechadas. El ser humano que logre

atravesar este proceso será aquel que esté por encima del bien y del mal, será el superhombre que

no necesita a Dios.

"He aprendido a volar; desde entonces no

espero a que me empujen para moverme del

sitio"