9. Weber, Max, La Etica Protestante

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MAX WEBER La ética protestante el espíritu del capitalismo Introducción y edición crítica de FRANCISCO GIL VILLEGAS M. FONDO DE CULTURA ECONÒMICA MÉXICO

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La ética protestante

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  • M A X WEBER

    La tica protestante el espritu del capitalismo

    Introduccin y edicin crtica de FRANCISCO G I L VILLEGAS M .

    F O N D O D E C U L T U R A E C O N M I C A MXICO

  • V . L A R E L A C I N E N T R E L A A S C E S I S . Y E L E S P R I T U C A P I T A L I S T A

    PARA PERCIBIR LAS CONEXIONES de las ideas religiosas Hel pro-testantismo asctico con las mximas de la actividad econ-mica, debe recurrirse a los escritos teolgicos directamente inspirados en la prctica de la cura de almas; pues en una poca en que las preocupaciones sobre la otra vida lo eran todo, en que de la admisin a la comunin dependa la posi-cin social del cristiano, y en que la accin del sacerdote (en la cura de almas, la disciplina eclesistica y la predicacin) ejerca una influencia (que se revela con slo lanzar una ojea-

    * da sobre las colecciones de consilia, casus conscientiae* etc.) de la que apenas podemos formarnos idea los hombres de hoy, es evidente que las energas religiosas que operaban en esta prctica haban de ser necesariamente los factores de-cisivos en la formacin del "carcter popular". I

    En este lugar necesitamos considerar globalmente todo el protestantismo asctico; pero de acuerdo con nuestro princi-pio, nos fijaremos preferentemente en un representante del pu-ritanismo ingls, ya que ste, nacido en el seno del calvinismo, dio a la idea de profesin su fundamentacin ms consecuen-te. Richard Baxter se distingue de muchos otros propagan-distas de la tica puritana por su posicin eminentemente prctica e irnica, y al propio tiempo por la universal acogi-da de que fueron objeto sus trabajos, de los que se hicieron

    200 abundantes ediciones // y traducciones. Presbiteriano y apo-logeta del snodo de Westminster, pero emancipndose pau-latinamente (como tantos otros de los mejores espritus de su tiempo) de la tutela dogmtica de.la ortodoxia calvinista, contrario en el fondo a la usurpacin de Cromwell (por su hos-

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    tilidad a toda revolucin, al sectarismo y al celo fantico de los "santos"), pero tolerante ante las discrepancias en mate-rias no fundamentales y siempre objetivo ante el adversario, busc su campo de accin en el fomento de la vida tico-ecle-sistica y (demostrando un sentido realista excepcional), por servir esta finalidad, psose a la disposicin del gobierno par-lamentario, de Cromwell y de la Restauracin,1 hasta que du-rante esta ltima, y antes del "da de san Bartolom", dimiti su cargo. Su Christian Directory es el ms amplio compendio existente de moral puritana, y, en general, trata de satisfacer las necesidades prcticas de la cura de almas. Limitaciones de espacio nos impiden dar mayores referencias de las Difi-cultades teolgicas de Spener, representante del pietismo alemn, y de la Apology de Barclay, representante de los cu-queros; todava cabra mencionar otros cultivadores de la tica asctica,2 pero no es posible insistir ms, a pesar de lo // interesante que resultara un ms detallado estudio compa- 201 rativo entre todas estas figuras.3

    1 Vase en Dowden, loe. cit. , una bella descripcin y caracterizacin. Sobre la teologa de Baxter, posterior a su creciente apartamiento de la fe estricta en el "doble decreto", orienta aceptablemente la introduccin a sus distintos trabajos impresos en las Work of the Pur Divines (de Jenkyn) . Su intento de combinar universal redemption y personal election no satisfizo a nadie. Lo esencial para nosotros es nicamente que, aun entonces, l persever en la personal election, es decir, en el punto ticamente decisivo de la doctrina de la predestinacin. Tambin impor ta sealar su atenuacin de l a concepcin "forense" de la justificacin, que impl ica cierto acercamiento a los bautistas.

    2 Los tratados y sermones de T h . Adams, John Howe, M a t t h e w Henry, J . Janeway, St. Charnock, Baxter y Bunyan estn coleccionados, en una se-leccin u n tanto a r b i t r a r i a , en los 10 tomos de las Works of the Puritan Divines (Londres, 1845-1848). Ya antes, al citarlas por vez pr imera , mencio-namos las ediciones de los trabajos de Bailey, Sedgwick y Hoornbeek.

    8 [Lo mismo cabra c itar a Voet y otros representantes continentales del ascetismo intramundano . Yerra completamente Brentano al a f i rmar que esta evolucin fue "nicamente anglosajona".] Nuestra seleccin se basa en el deseo de dejar la palabra, no exclusivamente, pero s en lo posible, a l mo-v imiento asctico de l a segunda m i t a d del siglo x v u , inmediatamente antes de su transformacin en u t i l i t a r i s m o . Desgraciadamente, debemos r e n u n -ciar aqu a la atract iva tarea de mostrar el estilo v i t a l del protestantismo asctico, inspirndonos en la l i t e r a t u r a biogrfica (de la que s ingularmente cabra u t i l i z a r l a cuquera, que todava nos es re lat ivamente desconocida).

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    Cuando se leen el Christian Directory o la Eterna paz del santo de Baxter, o cualquier otro trabajo anlogo,4 lo primero que sorprende en los juicios emitidos sobre la propiedad y su adquisicin5 es la especial acentuacin de los elementos ebio-

    202 nticos del Nuevo Testamento.6 La riqueza constituye en // s misma un grave peligro, sus tentaciones son incesantes, y el aspirar a ella 7 no slo es absurdo por comparacin con la in-

    4 [Pues lo mismo cabra u t i l i z a r los escritos de Gisbert Voet, las conver-saciones de los snodos hugonotes o la l i t e ra tura baptista holandesa. De m a -nera desgraciada se han fijado Sombart y Brentano en los elementos "ebion-ticos" de la doctrina de Baxter, en los que tanto he insistido, para echarme en cara el "reaccionarismo" (capitalista) de su doctrina. Ahora bien, para u t i -l i zar esta l i t e r a t u r a hace fa l ta , pr imero, conocerla debidamente y, segundo, no olvidar que yo mismo he tratado de probar que, a pesar del "ant imammo-nismo" de la doctrina, el espritu de esta religiosidad asctica, a l igual que en las economas monsticas, engendr el racionalismo econmico, porque pre-miaba lo decisivo: los impulsos racionales, ascticamente motivados. De esto es de lo nico de que se t r a t a y no otro es el eje de nuestros razonamientos.]

    5 [Lo mismo en Calvino, que tampoco era precisamente u n amante de la riqueza burguesa (vase sus violentos ataques a Venecia y Amberes, Comm. in Jes. Opp., n i , 140 a, 308 a).]

    6 Saint's Everlasting Rest, caps, x y xxi . [Bailey, Praxis pietatis, p. 182; o] M a t t h e w Henry (The Worth ofthe Soul, Works ofthe Pur. Div, p. 319): "The-se t h a t are eager i n pursu i t of wordly wea l th despise t h e i r soul not only because the soul is neglected and the body preferred before i t but because i t employed i n these pursuits : Psalm 127, 2" (pero en la misma pgina se encuentra la observacin que ms tarde citaremos acerca de la pecaminosi-dad de toda suerte de prdida de tiempo, especialmente en recreations). Lo mismo en toda la l i teratura religiosa del puritanismo // angloholands. Vase, por ejemplo, la filpica de Hoornbeek (loe. cit . , 1, x, c. 18) contra la avaritia (por lo dems, en este escritor juegan tambin ciertas influencias sentimen-

    * tal -piet istas: vase el panegrico de la tranquilinas animi* grata a Dios * contra la sollicitudo* de este mundo). "No es fcil que un rico alcance la bien-

    aventuranza", dice tambin Bailey, siguiendo u n conocido pasaje bblico (loe. cit . , p. 182). Tambin los catecismos metodistas disuaden de "amonto-nar tesoros en la t i e r ra " . Esto se comprende fcilmente con el pietismo. Pero lo mismo ocurra tambin con los cuqueros. Cf. Barclay, loe. cit. , p. 517: " [ . . . ] and therefore beware of such temptat ion as to use the i r callings and engine to be richer".

    7 [Pues tambin fue duramente juzgada no slo la riqueza, sino tambin la tendencia i n s t i n t i v a hacia el lucro. E n los Pases Bajos se declar por el snodo sudholands de 1574, contestando a una pregunta, que los "presta-mistas", aun cuando ejercen legalmente su negocio, no deben ser admitidos a la comunin; el snodo provincial de Deventer de 1598 extendi (artculo 24) esta prohibicin a los empleados de los banqueros, y el snodo de Gorichem de 1606 determin las condiciones, duras y humil lantes , bajo las que poda

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    finita superioridad del reino de Dios, sino que es tambin ti-camente reprobable. El ascetismo se endereza ahora a matar toda aspiracin al enriquecimiento con bienes materiales, con ms dureza que en Calvino, quien no crea que la riqueza constituyese un obstculo para la accin de los clrigos, sino todo lo contrario, un laudable aumento de su prestigio, ya que con el lucro podan crearse^un patrimonio, con la sola condi-cin de evitar el escndalo. [Podran amontonarse las citas extradas de los escritos puritanos condenando al afn de bie-nes y dinero, que contrastan duramente con los tratados mo-rales de la ltima // poca de la Edad Media, infinitamente 203 ms despreocupada en este punto.] Y las objeciones contra la riqueza estn seriamente pensadas, y slo precisa hacer al-gunas aclaraciones para darse cuenta de su autntico senti-do y entronque ticos. Lo que realmente es reprobable para la moral es el descanso en la riqueza,8 el gozar de los bienes, con la inevitable consecuencia de sensualidad y ociosidad y la consiguiente desviacin de las aspiraciones hacia una vida "santa"..Slo por ese peligro del "descanso en la riqueza" es sta condenable; pues el "reposo eterno del santo" est en la otra vida; pero aqu en la tierra, el hombre que quiera ase-gurarse de su estado de gracia, tiene que "realizar las obras admit irse a las mujeres de los "usureros" y todava en 1644 y 1657 se discu-ta si caba a d m i t i r a los banqueros a la comunin (dicho sea contra B r e n -tano, quien cita a sus ascendientes catlicos, a pesar de que en todo el m u n -do asitico-europeo h a n existido desde hace miles de aos comerciantes y banqueros de origen extranjero) , e incluso Gisbert Voet se permita excluir de la comunin a los "trapezitas" lombardos, piamonteses (Disp. theol., iv, Anst . 1667, De usuris, p. 665). Lo mismo ocurra en los snodos de los h u -gonotes. Pero esta clase capital ista no constitua la tpica representante de la mental idad y el tipo de conduccin de vida (Lebensfhrung) que viene en cuestin en nuestro l ibro: no representaba nada nuevo por relacin a la A n t i -gedad y la Edad Media. ]

    8 Desarrollado con gran profundidad en el captulo x de la Saint's Ever-lasting Rest: Quien quisiera descansar perpetuamente en el "albergue" que Dios le da en posesin, ofendera a Dios aun en esta v ida . Casi siempre el descanso confiado en la riqueza adquir ida es precursor de la r u i n a . Si t u -visemos todo cuanto pudiramos tener en el mundo, sera todo lo que espe-rbamos tener? E n la t i e r ra nunca se dar un estado de nimo en el que nada se desee, porque, por vo luntad d iv ina , no debe ser.

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    del que le ha enviado, mientras es da". Segn la voluntad inequvocamente revelada de Dios, lo que sirve para aumen-tar su gloria no es el ocio ni el goce, sino el obrar; 9 por tanto, el primero y principal de todos los pecados es la dilapidacin del tiempo: la duracin de la vida es demasiado breve y pre-ciosa para "afianzar" nuestro destino. Perder el tiempo en la

    204 vida social, en "cotilleo",1 0 en lujos, 1 1 incluso en // dedicar al sueo ms tiempo del indispensable, para la salud de seis a ocho horas como mximo1 2 es absolutamente condena-ble desde el punto de vista moral. 1 3 Todava no se lee como en Franklin: "el tiempo es dinero", pero el principio tiene ya vigencia en el orden espiritual; el tiempo es infinitamente va-lioso, puesto que toda hora perdida es una hora que se roba

    9 Chr. Direct., L, pp. 375-376: " I t is for action t h a t God m a i n t a i n e t h us and our activities: w o r k is the mora l as we l l as the n a t u r a l end of power [...] I t is action t h a t God is most served and honoured by [...] The public welfare or the good of many is to be valued above our own". Aqu se mues-t r a e l punto en el que, ms tarde, las teoras liberales desplazarn la vo lun-t a d de Dios por puntos de vista rigurosamente ut i l i tar ios . Sobre las fuentes religiosas del u t i l i t a r i s m o vase ms abajo en el texto y supra, nota 145 de la p. 181.

    1 0 E l precepto de callar part iendo de la amenaza bblica de pena por "toda palabra intil" h a sido, desde los cluniacenses, u n medio asctico acreditado de educacin en el control de s mismo. Tambin Baxter se ex-tiende abundantemente sobre el pecado de la conversacin intil. Ya San-ford, loe. cit . , pp. 90 ss., estim la significacin caracterolgica. L a melan-choly II y moroseness de los puritanos, t an hondamente sentida por sus contemporneos, era consecuencia de la r u p t u r a con la despreocupacin del status naturalis y al servicio de los mismos fines estaba tambin la conde-nacin de la conversacin vaca. Cuando Washington I r v i n g (Bracebridge Hall, cap. xxx) busca el motivo tanto en el calculating spirit del capitalismo como en los efectos de la l ibertad poltica, que suscita el sentimiento de la propia responsabilidad, debe decirse a esto que en los pueblos latinos no se produjo el mismo efecto y que en Ing la terra ocurra, en real idad, lo siguien-te: pr imero, que el pur i tanismo capacitaba a sus adeptos para crear i n s t i t u -ciones l ibres y convertirse a l mismo t iempo en poder universa l ; y, segundo, que transform el "clculo" (como l lama Sombart a ese spirit), que de hecho es constitutivo para el capitalismo, de u n instrumento de la economa en u n pr inc ipio de toda la conduccin de v ida (Lebensfhrung).

    1 1 Loe. cit . , i , p . 111. 1 2 Loe. cit . , i , pp. 383 ss. 1 3 Sobre el valor precioso del tiempo se expresa en trminos anlogos

    Barclay, loe. cit . , p. 14.

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    al trabajo en servicio de la loria de Dios. 1 4 Por eso es tam-bin disvaliosa e incluso moralmente reprobable en // ciertos 205 casos la contemplacin inactiva, por lo menos cuando se rea-liza a costa del trabajo profesional;15 pues para Dios es aqu-lla mucho menos grata que el cumplimiento de su voluntad en la profesin.16 Y en ltimo trmino, ya existe el domingo para dedicarlo a la contemplacin; a este propsito observa Baxter que los que permanecen ociosos en su profesin son

    1 4 Baxter, loe. cit . , p. 19: "Keep up a h igh esteem of t ime and be every day more careful t h a t you lose none of your t ime , t h e n you are t h a t you lose none of your and silver. A n d i f v a i n recreation, dressings, festings, idle t a l k , unprofitable company, or sleep, be any of them temptations to rob you o f any of your t ime , accordingly heighten your watchfulness". "Those t h a t are pro-d iga l of t h e i r t i m e despise t h e i r own souls", dice M a t t h e w Henry (Worth of the Soul, W. of the Pur. Div., p. 315). Tambin aqu se mueve la ascesis pro-testante por caminos ya tri l lados. Estamos acostumbrados a considerar cosa especfica del moderno hombre profesional el "no tener tiempo", y juzgamos (como ya hizo, por ejemplo, Goethe en los Wanderjahren) de la medida de la evolucin capital ista en que los relojes dan los cuartos de hora (as tambin Sombart en su Capitalismo). Pero no queremos olvidar que el pr imero que, en la Edad Media, viva con el t iempo repartido era el monje, y que las cam-panas de las iglesias tenan como pr imera misin servir esta necesidad de repar t i r el tiempo.

    lr' Cf. las discusiones de Baxter sobre la profesin, op. cit., i , p. 318. All se encuentra el siguiente pasaje: "Question: B u t may I not cast off' the w o r l d t h a t I may only t h i n k of my salvation? Answer: You may cast off a l l such excess of wordly cares or business as unnecessarily h inder you i n s p i r i t u a l ' things. B u t you may not cast off a l l bodily employment and menta l labour i n wh i ch you may serve the common good. Every one as a member of Church or Commonwealth must employ t h e i r parts to the utmost for the good of the Church and the Commonwealth. To neglect th is and say: I w i l l pray and meditate, is as i f your servant should refuse your greatest w o r k and tye h imsel f to some lesser easier part . A n d God h a t h commandeth you some way or other to labour for your dai ly bread and not to live as drones o f the sweat of others only". E l mandamiento de Dios a Adn: "con el sudor de t u frente" y la advertencia de san Pablo: "quien no trabaje no debe comer" son citados como confirmacin. [Como es sabido, los cuqueros, aun de los crculos acomodados, enviaron siempre a sus hijos a aprender profesiones (por motivos ticos, no u t i l i t a r i o s , como recomendaba Albert i ) . ]

    " ' Aqu hay algunos puntos de los que se aparta el pietismo por su carc-ter sent imental . Mas para Spener (Teol. Bedenken, n i , p. 445) sigue siendo cierto (a pesar de ins i s t i r con criterio luterano en que el trabajo profesional es servicio de Dios) que la inquie tud de los negocios profesionales aparta de Dios (tambin ste es un motivo luterano, y que constituye una anttesis signif icativa contra el pur i tanismo) .

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    precisamente los mismos que nunca tienen tiempo para Dios 206 cuando llega la hora de dedicrselo.17 // A esto se debe la in -

    sistente predicacin de Baxter en su obra principal a favor del trabajo duro y continuado, corporal o espiritual. 1 8 Dos mo-tivos cooperan a ello. 1 9 En primer lugar, el trabajo es el ms antiguo y acreditado medio asctico, reconocido como tal por la Iglesia occidental en todos los tiempos [, no slo contra el Oriente, 2 0 sino contra casi todas las reglas monsticas del mundo]; 2 1 adems, es el preventivo ms eficaz contra todas

    1 7 Loe. c it . , p. 242: " I t s they are lazy i n t h e i r cal l ing t h a t can find no t ime for h u l y duties" . Por eso piensa que las ciudades sede de l a burguesa dedicada a l lucro rac ional son, con preferencia, la sede de las virtudes ascticas. As, dice Baxter de sus tejedores en Kiddminster : "And the i r constant converse and traff ic w i t h London doth much to promote c iv i l i t y a n d p i e t y a m o n g t r a d e s m e n " (en su autobiografa; W. of the Pur. Div., p. xxxvm). Muchos eclesisticos alemanes, al menos se asombrarn de leer hoy que la prox imidad a las grandes ciudades puede i n f l u i r en el r o -bustecimiento de la v i r t u d . Tambin el pietismo tena concepciones anlo-gas. / /As , por ejemplo, escribe Spener de u n colega: "Se ver cuando menos que entre el gran nmero de malvados que viven en las ciudades, se en-cuentran en cambio algunas buenas almas capaces de hacer bien; pues en los pueblos apenas si se encuentra alguna vez algo que est bien hecho" (Theol. Bedenken, i , 66, p. 303). E l campesino cuenta muy poco en la con-duccin de v ida (Lebensfhrung) racional asctica; su glorificacin tica es m u y moderna. No entramos aqu en el sentido de estas y otras manifesta-ciones, que podran interesar para poner de relieve la condicionalidad cla-sista de la ascesis.

    1 8 Vase, por ejemplo, los siguientes pasajes (loe. cit . , pp. 336 ss.): "Be who l ly taken up i n di l igent business of your lawfu l callings when you are not exercised i n the more immediate service of God". "Labour h a r d i n your cal l ing." "See t h a t you have a ca l l ing w h i c h w i l l find you employment for a l l the t ime wh i ch Gods immediate service spareth."

    * 1 9 Harnack* ha insistido recientemente (Mitt. des Ev. Soz. Kongr., serie 14, 1905, nms. 3-4, p. 48) en que la especfica valoracin tica del trabajo y de su "d ignidad" no era en principio una idea propia n i caracterstica del crist ianismo.

    - [Para comprender la base en que se apoya esta importante contraposi-cin que existe, evidentemente, desde la regla de los benedictinos, hara falta considerar el asunto con una a m p l i t u d que no podemos permit irnos aqu.]

    2 1 As tambin en el pietismo (Spener, loe. c it . , n i , pp. 429-430). L a f o rmu-lacin caracterstica del pietismo es sta: que la lealtad profesional, que nos es impuesta como pena a consecuencia del pecado, sirve para la m o r t i -ficacin de nuestra propia vo luntad . E l trabajo profesional, como servicio de amor al prjimo, es u n deber de g r a t i t u d por la gracia de Dios (idea lu te -rana) , y por eso no es grato a Dios que se le haga a la fuerza y con fastidio

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    aquellas tentaciones que el puritanismo agrup bajo el con-cepto de unclean Ufe, cuyo papel no es nada // secundario. La 207 diferencia entre la ascesis sexual puritana y el ascetismo mo-nacal es meramente de grado, no de principio, y por el modo de entender la vida matrimonial resulta incluso ms rgida que aqulla. En efecto, el comercio sexual slo es lcito incluso en el matrimonio como medio querido por Dios para aumentar su gloria, de acuerdo con el precepto: "creced y multiplicaos".* 2 2 *

    (loe. cit . , i n , p. 272). Por eso, el cristiano "se mostrar t a n dil igente en su trabajo como u n hombre del mundo" ( m , p. 278). A no dudarlo , esto queda muy atrs de la concepcin pur i tana .

    2 2 Su finalidad, segn Baxter, es a sober procreation of chddren. I gua l -mente Spener, con ciertas concesiones a la grosera doctr ina luterana , que considera fin secundario evitar la inmora l idad (de otro modo i rrepr imib le ) . La concupiscencia aneja a l coito es pecaminosa incluso en el matr imonio y, segn opinin de Spener, es consecuencia del pecado, que convierte u n hecho n a t u r a l y querido por Dios en algo indisolublemente unido con sensaciones pecaminosas y, por tanto , en u n p u d e n d u m . Segn l a concepcin de muchas direcciones pietistas, la forma superior de matr imonio cristiano es aquella en que se guarda la v i rg in idad , la inmediatamente in fer ior aquella otra en la que el comercio sexual se l i m i t a a la procreacin de los hijos y as suce-sivamente hasta llegar a aquellas formas de matr imonio celebradas nica-mente por fines erticos o cualquier otro motivo extrnseco y que, ticamen-te, se consideran concubinatos. Pero aun estos matr imonios celebrados con fines extrnsecos se consideran superiores a los que van movidos por f i n a l i -dad exclusivamente ertica, puesto que en aqullos interviene cuando menos una consideracin racional. Podemos prescindir aqu de mencionar la teo-ra y la prctica moravas. L a filosofa racionalista (Chr i s t ian Wolff) acept la teora asctica en el sentido de a f i rmar que lo que est ordenado a u n fin en calidad de medio, no puede nunca convertirse en fin ltimo (as, l a con-cupiscencia y su satisfaccin). E n F r a n k l i n todo esto aparece ya envuelto en la capa del u t i l i t a r i s m o , compartiendo u n punto de vista semejante a l de los mdicos modernos, para los que la "castidad" significa l i m i t a r el comer-cio sexual a lo deseable desde el punto de vista de la salud; y ya es sabido que, incluso tericamente, se h a n manifestado acerca de la modalidad de esta prctica sexual. E n tanto que estas cosas pueden convertirse en objeto de consideracin racional, lo han sido en el mismo sentido. E l racionalismo sexual higinico y el pur i tano siguen caminos m u y dist intos ; slo en esto "se encuentran de acuerdo": en una conferencia sostena u n ardoroso p a r t i -dario de la "prostitucin higinica" se trataba de las casas de lenocinio y su reglamentacin la l i c i t u d del comercio sexual ex t ramatr imonia l (consi-derado higinicamente til), recurriendo al // ejemplo de Fausto y M a r g a r i -ta , en el que aparece como transfigurado. Considerar prost i tuta a M a r g a r i t a y equiparar el violento imperio de las pasiones humanas a l comercio sexual por motivos de higiene, cae de lleno dentro de la menta l idad pur i tana ; y lo mismo la doctrina t a n corriente hoy entre los mdicos, segn los cuales, u n a

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    208 Contra la tentacin sexual, como contra // la duda o la angus- m tia religiosa, se prescriben distintos remedios: dieta sobria, rgimen vegetariano, baos fros; pero, sobre todo, esta mxi-ma: "trabaja duramente en tu profesin".23

    Pero, adems de esto, el trabajo es fundamentalmente un fin absoluto de la vida, prescrito por Dios. 2 4 El principio pau-

    * lino: "quien no trabaja que no coma"* se aplica incondicio-209 nalmente // a todos; 2 5 sentir disgusto en el trabajo es prue-

    ba de que falta el estado de gracia. 2 6 cuestin que atae t a n hondamente a los ms sutiles problemas de la per-sonalidad y la cu l tura como es la de la "abstinencia" sexual, pertenece "ex-clusivamente" al foro del mdico (el especialista): para los puritanos, el espe-cial ista es el terico mora l ; para los mdicos, el higienista ; pero, a u n cuando con signo inverso, domina en ambos casos el mismo principio [de la "compe-tencia" para resolver la cuestin, pr inc ipio que tiene algo de innoble] , Pero, evidentemente, el poderoso idealismo de la concepcin p u r i t a n a , con todas sus mojigateras, pudo mostrar resultados positivos aun desde el punto de vista higinico y eugensico, mientras que la moderna higiene sexual, a l te-ner que apelar inevitablemente a la "despreocupacin", incurre en peligro de desfondar la vasija en que bebe. Natura lmente , tiene que quedar aqu s in discutir el hecho de que en v i r t u d de la interpretacin racional de las rela-ciones sexuales en los pueblos influenciados por el pur i tan ismo , las relacio-nes matr imoniales , se af inaron y espir i tual izaron, brotando flores de caba-llerosidad m a t r i m o n i a l , desconocidas en el ambiente pat r iar ca l existente todava entre nosotros, aun en los crculos de la aristocracia espir i tual . (En l a "emancipacin" de la mujer h a n participado influencias bautistas; la pro-teccin de la l ibertad de conciencia femenina y la extensin de la idea de la "clereca universa l " a las mujeres fueron las primeras brechas abiertas en el patriarcal ismo.)

    2 : 1 Este pensamiento se encuentra repetidamente en Baxter. Por lo regu-l a r el apoyo bblico se busca o en los pasajes citados por F r a n k l i n (senten-cias de Salomn, 22, 29) o en la reputacin del trabajo en las sentencias de Salomn, 3 1 , 16. Cf. loe. ext., I , pp. 377, 382, etctera.

    2 4 E l mismo Zinzendorff dice en una ocasin: "No se trabaja porque se v i -ve, sino que se vive por el trabajo, y cuando no se trabaja , se perece o se duerme" ( P l i t t , i , p. 428).

    2 5 Tambin u n smbolo de los mormones t e r m i n a (segn las citas) con estas palabras: "Pero u n cristiano no puede ser u n mozo de cuerda o u n hol -gazn, y ser bienaventurado. Est destinado a ser picoteado de muerte y arrojado de la colmena". Era predominantemente la grandiosa discipl ina, justo medio entre el claustro y la manufactura, la que pona al individuo ante la a l ternat iva de trabajar o ser el iminado y la que (unida, ciertamente, al entusiasmo religioso y slo posible por ste) produjo las asombrosas crea-ciones econmicas de esta secta.

    2 < i Por eso analiza cuidadosamente sus sntomas, loe. c i t . , i , p. 380. Sloth e idleness son pecados t a n graves porque t ienen carcter continuo. Baxter

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 251 i

    Aqu se pone claramente de relieve el desvo de las concep-ciones medievales. Tambin santo Toms de Aquino haba in-terpretado dicho principio; pero, segn l, 2 7 el trabajo es ne-cesario slo naturali ratione para la conservacin de la vida individual y social; cuando este fin no existe, cesa tambin la validez del principio, validez genrica, no individualizada en cada caso. Quien tenga riqueza suficiente para vivir sin tra-bajar no est obligado por el precepto; y na hay que decir que la contemplacin, como forma espiritual del obrar en el reino de Dios, est tambin por encima de la interpretacin literal del precepto. Para la teologa popular, la forma ms noble de la "productividad" monstica consista en el aumento del the-saurus ecclesiae* por medio de la oracin y el servicio de coro. * Es natural que Baxter no slo no admite estas infracciones del deber tico del trabajo, sino que la riqueza no desliga para l de su cumplimiento, y en esto insiste repetidamente con la mayor energa:28 Si el rico no trabaja, no tiene derecho a comer, // pues aun cuando no necesita hacerlo para cubrir sus 210 necesidades, est sometido al precepto divino, al que tiene que dar cumplimiento lo mismo que el pobre. 2 9 Pues Dios ha asignado a cada cual, sin distincin alguna, una profesin (calling) que el hombre debe conocer y en la que ha de tra-bajar, y que no constituye, como en el luteranismo, 3 0 un "des-

    los considera como "destructores del estado de gracia" (loe. cit., i , pp. 279-280). Son justamente lo contrario de una vida metdica.

    2 7 Vase supra, nota 5 de la p. 90. 2 8 Baxter, loe. cit . , i , pp. 108 ss. Especialmente interesan estos pasajes:

    "Question: B u t w i l l not wea l th excuse us? - Answer: I t may excuse you from some sordid sort of work , by m a k i n g you more serviceable to another, but you are no more excused f rom service of w o r k [...] then the poorest man [. . . ]" Cf. loe. cit. , i , p. 376: "Though they [los ricos] have no outward want to urge them, they have as great necessity to obey God [..,] God has s tr i c t lv commandeth i t (el trabajo) to a l l " . (Vase nota en las pp. 105-106.)

    2 0 Igualmente Spener (loe. cit . , m, 338, 425), quien combate por esta razn la tendencia a jubi larse antes de la edad, que considera moralmente reprobable; y, al rechazar una objecin contra el percibo de intereses (el goce del inters conducira a la corrupcin), a f i rma que quien puede v i v i r de sus intereses est, s in embargo, obligado a trabajar por mandamiento divino.

    3 0 Incluso el pietismo. Spener, siempre que se t r a t a de la cuestin del cam-

  • 252 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    tino" que hay que aceptar y con el que hay que conformarse, sino un precepto que Dios dirige a todos los hombres con el fin de promover su propia honra. Esta diferencia de intrascenden-te apariencia produjo, sin embargo, efectos [psicolgicos] de gran alcance y estuvo en conexin con el desenvolvimiento de la interpretacin providencialista del cosmos econmico que ya era corriente en la Escolstica.

    El fenmeno de la divisin del trabajo y de la estructura-cin profesional de la sociedad ya haba sido interpretado, entre otros, por santo Toms de Aquino como derivacin direc-ta del plan divino del mundo. Ahora bien, la integracin del

    * hombre en este cosmos seguase ex causis naturalibus* y era puramente casual (o "contingente", en lenguaje escolstico); mientras que, para Lutero, la integracin del hombre en la profesin y estado dados con arreglo al orden histrico obje-tivo era derivacin directa de la divina voluntad, y constitua, por tanto, un deber religioso para el hombre el mantenerse

    211 dentro de los lmites y // en la situacin que Dios le haba asignado.31 Obsrvese a este propsito que las relaciones de la religiosidad luterana con el "mundo" eran y siguen siendo bastante inseguras; por eso, de las ideas luteranas no podan deducirse principios ticos capaces de dar al mundo una nue-va estructura, puesto que Lutero nunca rompi del todo con la indiferencia paulina hacia el mundo: de donde derivaba la

    bio de profesin, a f i rma que, una vez elegida profesin, el permanecer y en-tregarse a ella constituye u n deber de obediencia a la providencia d iv ina .

    3 1 [ E n los artculos sobre la "tica econmica de las religiones" se explica el elevado patetismo dominante en todo el modo de conduccin de v ida

    * (Lebensfhrung), con el que la doctrina ind ia sobre la salvacin* enlaza el tradicionalismo profesional con las probabilidades de regeneracin. E n eso puede verse la diferencia existente entre las simples teoras ticas y la crea-cin por la religin de impulsos psicolgicos de determinada especie. E l pia-doso hind slo poda conseguir probabilidades favorables de regeneracin por el cumpl imiento estrictamente tradic ional de los deberes de su casta de origen: el tradicionalismo reciba as el ms firme fundamento religioso ima-ginable. De hecho, la tica india es en este punto la anttesis ms conse-cuente de la p u r i t a n a , como lo es en otro respecto (tradicionalismo profesio-nal) de la del judaismo.]

    i

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 253

    obligacin de aceptarlo tal y como es, obligacin estrictamen-te religiosa. En cambio, en la concepcin puritana adquiere matices nuevos el carcter providencial de la interaccin de los intereses econmicos-privados. Cul sea el fin providen-cial de la adscripcin del hombre a una profesin, se reconoce en sus frutos, segn el esquema puritano de interpretacin pragmtica. Acerca de esto, Baxter hace manifestaciones que en ms de un punto recuerdan directamente los conocidos elogios que haca Adam Smith de la divisin del trabajo. 3 2 La especializacin de las profesiones, al posibilitar la des-treza (skill) del trabajador, produce un aumento cuantitativo y cualitativo del trabajo rendido y redunda en provecho del bien general (common best), que es idntico con el bien del ma-yor nmero posible. La motivacin, pues, es puramente ut i -litaria y afn en absoluto a criterios ya corrientes en la lite-ratura profana de la poca;3 3 por eso, la envoltura puritana aparece cuando // Baxter pone al frente de todos sus razona- 212 mientos el siguiente motivo: "cuando el hombre carece de una profesin fija, todos los trabajos que realiza son puramente ocasionales y efmeros, y en todo caso, dedica ms tiempo al

    3 2 Baxter, loe. c i t , i, p. 377. 3 3 Mas no por eso derivable histricamente de ellos. Ms bien se impuso

    la idea genuinamente calvinista de que el cosmos del "mundo" sirve a la // gloria de Dios, a su autoglorificacin. L a direccin u t i l i t a r i s t a , que pone el cosmos econmico al servicio del bienestar de todos (good of many, common good, etc.) era consecuencia de la idea de que toda otra interpretacin tiene que conducir a una idolatra aristocrtica o, cuando menos, no a la gloria de Dios, sino a l servicio de "fines de cu l tura " materiales. Pero la vo luntad d i v i -na, manifestada (vase supra, nota 35 de p. 131) en la estructura finalista del cosmos econmico, slo puede ser el bien de la "colectividad", es decir, la u t i -l idad impersonal (en cuanto que slo interesan fines terrenales). Por tanto , como antes se dijo, el u t i l i t a r i s m o es la consecuencia de la configuracin impersonal del "amor al prjimo" y de la negacin a honrar el mundo por el exclusivismo del in majorem Dci gloriam* pur i tano . Pues la intensidad con * que dominaba en todo el protestantismo asctico la idea de que toda honra de la cr iatura daa a la gloria de Dios (por lo cual es incondicionalmente con-denable) se muestra claramente en las dificultades y los trabajos que costaba al mismo Spener, ciertamente no de ideas demasiado "democrticas", frente a las muchas demandas de considerar el uso de ttulos como a8iacpooov,* y * se t ranqu i l i za con que, en la B i b l i a , el Pretor Festo fue t i tu lado por el Aps-to l como xpTiOToq.* Aqu no interesa el aspecto poltico del asunto. *

    J

  • 254 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    ocio que al trabajo"; de donde concluye que "l [el trabajader profesional] realizar en orden su trabajo, mientras que el otro vivir en perpetuo desorden, y su negocio no conocer tiempo n i lugar[ . . . ] 3 4 y, por eso, lo mejor para cada uno es poseer una profesin fija" (certain calling; en otro lugar dice stated calling). El trabajo efmero a que se encuentra conde-nado el jornalero es una situacin inevitable por lo general, transitoria y en todo caso lamentable. La vida de quien ca-rece de profesin no tiene el carcter metdico, sistemtico, que exige la ascetizacin de la vida intramundana. Segn la tica cuquera, la vida profesional del hombre debe ser un ejercicio asctico y consecuente de la virtud, una comproba-

    213 cin del estado de gracia en la honradez, cuidado y // mtodo que se pone en el cumplimiento de la propia tarea profesio-nal; 3 5 Dios no exige trabajar por trabajar, sino el trabajo ra- s cional en la profesin. En este carcter metdico de la asee- sis profesional radica el factor decisivo de la idea puritana de profesin, no (como en Lutero) en el conformarse con lo que, por disposicin divina, le toca a uno en suerte. 3 6 En conse-cuencia, no slo se afirma sin reservas que cada cual puede combinar distintas calling si ello es compatible con el bien general o particular 3 7 y a nadie se perjudica, y si no conduce a que alguien se haga poco escrupuloso (unfaithful) en algu-na de las profesiones ejercidas, sino que ni siquiera se con-

    34 ""phe inconstant man is a stranger i n his own house" ("El hombre i n -constante es u n extrao en su propia casa"), dice tambin T h . Adams (Works of. the Pur. Div., p. 77).

    3 5 Vase especialmente sobre esto las manifestaciones de George Fox en The Friend's Library, ed. W. T h . Evans, Filadelf ia, 1873 ss., vol . i , p. 130.

    3 8 [Natura lmente esta orientacin de la tica religiosa no puede ser con-siderada en absoluto como reflejo de circunstancias econmicas reales. La especializacin profesional era, indudablemente, ms avanzada en la Edad Media i ta l i ana que en Ing la terra en la misma poca.]

    3 7 Pues, como se dice con mucha insistencia en la l i t e r a t u r a pur i tana , Dios no ha mandado nunca amar a l prjimo ms que a s mismo, sino como a s mismo. Existe tambin, por tanto , el deber de amarse a s mismo. E l que sabe, por ejemplo, que adminis tra su propiedad mejor y, por tanto , ms en honra d iv ina , que lo pudiera hacer el prjimo, no est obligado por amor a ste a hacerle part i c ipar en aqulla.

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 255

    sidera reprobable el cambiar de profesin, si no se hace a la ligera, sino a favor de una profesin ms grata a Dios 3 8 es decir, ms til, de acuerdo con el principio general. Has-ta qu punto una profesin es til o grata a Dios, se deter-mina, en primer lugar, segn criterios ticos y, en segundo, con arreglo a la importancia // que tienen para la "colectivi- 214 dad" los bienes que en ella han de producirse; a lo que se aade como tercer criterio el ms importante, desde luego, desde el punto de vista prctico el "provecho" econmico que produce al individuo: 3 9 en efecto, cuando Dios (al que el puritano considera actuante en los ms nimios detalles de la vida) muestra a uno de los suyos la posibilidad de un lu -cro, lo hace con algn fin; por tanto, al cristiano creyente no le queda otro camino que escuchar el llamamiento y aprove-charse de l. 4 0 "Si Dios os muestra un camino que os va a

    3 8 Tambin Spener se aproxima a este punto de vista . Pero su act i tud es mucho ms reservada y disuadente cuando se t r a t a de pasar de la profe-sin comercial (part icularmente desde el punto de vista moral) a la teologa ( n i , p. 435, 443; i , p. 524). L a frecuente insistencia por parte de Spener en repetir en sus consultas la respuesta a esta cuestin (sobre la l i c i tud del cambio de profesin), muestra la importancia eminentemente prctica que en la v ida cotidiana tena la interpretacin de la Epstola pr imera a los Co-r int ios , 7.

    3 9 E n los escritos de los pietistas continentales ms caracterizados no se encuentra nada parecido. L a posicin de Spener ante el "provecho" vacila entre el luteranismo (punto de v is ta de la "alimentacin") y las argumenta-ciones mercanti l istas sobre la u t i l i d a d del florecimiento comercial (op. cit., ni , pp. 330, 332; cf. i , p. 418: el cult ivo del tabaco aporta dinero al pas; por eso es til y, por tanto , no pecaminoso); cf. tambin n i , pp. 426, 427, 429, 434; pero advierte que, como muestra el ejemplo de los cuqueros y menno-nitas , se puede sacar provecho y, s in embargo, ser piadoso, y que incluso una ganancia elevada puede ser producto de una piadosa honradez acer-ca de lo cual se hablar ms t a r d e (op. cit., p. 435).

    4 0 Estas opiniones de Baxter no son u n reflejo del ambiente econmico en que viva. Por el contrario , su autobiografa pone de relieve que para el xito de su trabajo misional in ter i o r fue codecisivo el hecho de que los co-merciantes afincados en K i n d d m i n s t e r no eran ricos, sino que slo ganaban food and raiment, y que los maestros, no mejor que sus trabajadores, t e m a n que v i v i r from the hand in the mouth (al da). " I t is the poor t h a t receive the glad t id ings of the Gospel."Th. Adams observa sobre la aspiracin al lucro: "He Ithe k n o w n i n g man] knows [...] t h a t money may make a m a n richer, not better, and thereupon chooseth rather to sleep w i t h a good conscience t h a n a f u l l pur [...] therefore desires no more wea l th t h a t an honest m a n

  • 256 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    proporcionar ms riqueza que siguiendo camino distinto (sin perjuicio de vuestra alma ni de la de los otros) y lo rechazis para seguir el que os enriquecer menos, ponis obstculos a uno de los fines de vuestra vocacin (calling) y os negis a ser administradores (Steward) de Dios y a aceptar sus dones

    215 para utilizarlos en su servicio cuando El os lo // exigiese. Po-dis trabajar para ser ricos, no para poner luego vuestra r i -queza al servicio de vuestra sensualidad y vuestros pecados, sino para honrar con ella a Dios". 4 1 La riqueza es reproba-ble slo en cuanto incita a la pereza corrompida y al goce sen-sual de la vida, y el deseo de enriquecerse slo es malo cuando tiene por fin asegurarse una vida despreocupada y cmoda y el goce de todos los placeres; pero, como ejercicio del deber profesional, no slo es ticamente lcito, sino que constituye un precepto obligatorio.4 2 Esto es lo que parece expresar la // may bear away"; pero quiera tanta , s in embargo (T. Adams, Works of the Pur. Div., I . I ) [, lo que quiere decir que toda ganancia formalmente honrada es tambin legtima].

    4 1 As Baxter, loe. cit. , [, c. x, tt. i , dist. 9 ( 24), vol . i , p. 378, 2. Sentencias de Salomn, 23, 4: "No trabajes slo por enriquecerte"; esto significa nica-mente: "riches for our fleshly ends must not u l t imate ly be intended". Lo odioso no es la riqueza en s, sino la forma feudal-seorial de su aplicacin (cf. la observacin de i , p. 380, sobre la dehauched part of the gentry). M i l -ton, en la pr imera defensio pro populo anglicano, sostiene la conocida teora de que slo l a "clase media" puede practicar la v i r t u d ; entendindose la cla-se media en el sentido de "clase burguesa", en oposicin a la aristocracia, ya que tanto el " lu jo" como la "necesidad" se oponen al ejercicio de la v i r t u d .

    4 2 Esto es lo decisivo. Todava esta observacin general: no nos interesa tanto lo que expuso tericamente la teologa moral , como la mora l vigente en la vida prctica de los creyentes, es decir, la influencia prctica de la orien-tacin religiosa en la tica profesional. E n la l i t e r a t u r a casuista del catoli -cismo, s ingularmente del jesutico, se pueden leer a veces discusiones sobre materias como la de la l eg i t imidad del inters (en la que aqu no entramos), que recuerdan las de muchos casuistas protestantes o que incluso parecen i r mucho ms all en lo que consideran "lcito" o "probable" [(a los puritanos se objet ms tarde la esencial semejanza de su tica con la de los jesuitas)] . As como los calvinistas acostumbraban a c itar obras catlicas de teologa mora l , y no slo las de Toms de Aquino , Bernardo de Cla i rvaux y Buena-ventura , sino tambin las de autores contemporneos, del mismo modo los casuistas catlicos solan acudir regularmente a la tica heterodoxa (punto que no discutimos con ms ampl i tud ) . [Prescindiendo de la circunstancia decisiva de la recompensa religiosa de la v ida asctica en el mundo, la dife-rencia mayor consista, en la misma teora, en que] estas consecuencias la -

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 257

    parbola de aquel criado que se conden porque no supo sa- 216 car provecho de la libra que le haban prestado.* 4 3 Se ha dicho * muchas veces que querer ser pobre es lo mismo que querer estar enfermo:4 4 sera en los dos casos santificar las obras e ir contra la gloria de Dios. De modo especial, JJ ^mendicidad por parte de los hombres capacitados para el trabajo no slo es reprobable moralmente, como uno de los pecados capitales la pereza, sino que incluso va tambin contra el amor al prjimo, segn las palabras del Apstol.45 // La especializa- 217

    t i t u d i n a r i a s en el catolicismo eran productos de teoras ticas especfica-mente laxas, no sancionadas por la autoridad eclesistica, de las que preci-samente se alejaban los ms fieles y serios adeptos de la Iglesia, mientras que, por el contrario, l a idea profesional protestante pona a los part idarios ms austeros de // la v ida asctica a l servicio de la v ida econmica del capi-talismo. Lo que en el catolicismo poda ser permit ido condicionalmente, en el protestantismo era positiva y moralmente bueno. Las fundamentales diferencias, prcticamente importantes , de ambas ticas quedaron d e f i n i t i -vamente fijadas desde la disputa jansenista y la Bula Unigenitus.

    4 : i "You may labour i n t h a t manner as tendeth most to your succes and lawfu l gain, You are bound to improve a l l your ta l ents [ . . . ] " Sigue el pasaje traducido en el texto. Confrontacin directa de la aspiracin a la riqueza en el reino de Dios con la aspiracin al xito en la profesin terrena, en Janevay, Heaven upon Earth (El cielo sobre la tierra) en las Works of the Pur. Div., p. 275, infra.

    4 4 Ya en la confesin ( luterana) del duque Cristbal de Wrttemberg, presentada al Concilio de Trento , se argumenta contra el voto de pobreza diciendo que quien por su clase es pobre, debe soportarlo, pero que si prome-te seguir sindolo, hace lo mismo que si jurase estar siempre enfermo o tener mala fama.

    4 5 As en Baxter y en la confesin del duque Cristbal de Wrttemberg. Cf. tambin pasajes como ste: " [ . . . ] the vagrant rogues whose Uves are no th ing b u t an exorbitant course: the m a i n begging", etc. (Th . Adams, W. of the Pur. Div., p. 259). [Ya Calvino haba prohibido severamente la mendi -cidad y los snodos holandeses velan porque no se concedan permisos n i certificaciones que permi tan el pordioseo. Mientras que la poca de los Es-tuardos, especialmente el rgimen de Lad bajo Jacobo I , haba elaborado sistemticamente el principio de la proteccin oficial a los pobres y de la asignacin de trabajo a los parados, el clamor de los puritanos era: giving alms is no charity ("no es caridad dar l imosna", ttulo del conocido escrito posterior de Defoe), y a fines del siglo xvn comenz para los s in trabajo el sistema de intimidacin de las workhouses (casas de trabajo) (cf. Leonard, Early History ofEngtish Poor Relief, Cambridge, 1900, y H . Levy, Die Grun-dlagen des konomischen Liberalismus in der Gesch. d. engl. Volkswirts-chaft [Los II fundamentos del liberalismo econmico en la historia de la eco-noma inglesa!, Jena, 1912, pp. 69 ss.).]

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    cin que domina en la humanidad actual aureola ticamen-te con un nimbo de gloria esta constante predicacin purita-na del valor asctico de la profesin fija; y lo mismo hace el

    v hombre de negocios con la interpretacin providencialista de las probabilidades de lucro. 4 6 Para el ascetismo, tan odioso resulta la elegante despreocupacin seorial como la zafia os-tentacin del nuevo rico; mientras que la figura austera y burguesa del selfmade man le merece toda suerte de glorifi-caciones:47 God blesset his trade es la frase que se aplica a los "santos"4 8 que haban cumplido con xito los decretos diyi-

    218 nos; el poder del dios de los judos, que recompensaba // pre-cisamente en esta vida la piedad de sus fieles,49 tena que

    4 6 Con insistencia deca el presidente de la Bapt is t U n i o n of Great B r i -t a i n and I r e l a n d , G. Whi te , en su mensaje inaugura l de l a assembly en Lon -dres, 1903 (Baptist Handbook, 1904, p. 104): "The best men on the ro l l of our P u r i t a n churches were men of affairs, who believed, t h a t religin should permeate the whole of l i fe" .

    4 7 Aqu radica precisamente l a oposicin caracterstica contra toda con-cepcin feudal. Segn sta, el xito y la consagracin de l a sangre slo poda beneficiar a la descendencia del parven (poltico o social). E n este sentido es caracterstica la palabra espaola hidalgo = hijo de algo (filius de atiquo), [interpretndose e l algo como el patr imonio heredado de u n ascendiente]. Estas diferencias hllanse hoy m u y atenuadas debido a l rpido cambio y a la "europeizacin" del carcter nacional americano; pero todava se sostiene hoy all en ocasiones la concepcin burguesa directamente opuesta, que ensalza el xito y l a ganancia comerciales como sntoma de aportacin espi-r i t u a l , no concediendo en cambio ningn respeto a l a riqueza meramente heredada, mientras que en Europa (como ya observ James Bryce) por dine-ro puede comprarse todo honor social, siempre que el poseedor no haya es-tado l mismo tras el mostrador y haya llevado a cabo las necesarias meta-morfosis de su riqueza (fundacin de fideicomisos, etc.). Vase contra el honor de la sangre T h . Adams, W. ofthe Pur. Div., p. 216.

    4 8 As, por ejemplo, para el fundador de la secta fami l i s ta , H e n d r i k N i k -laes, que era comerciante (Barclay, Inner Life ofthe Religious Communities of the Commonwealth /Vida interior de las comunidades religiosas de la Commonwealth], p. 34).

    4 9 Esto es completamente seguro, por ejemplo, para Hoornbeek, para quien tambin Mateo, 6, 5, y I T i m . , 4, 8, h a n hecho promesas completamente te-rrenas para los santos (loe. cit. , vol . i , p. 193). Todo es producto de la pro-videncia de Dios, que de modo especial cuida de los suyos: loe. cit . , p. 192: "Super alios autem summa cura et modis singularissimis versatur De i pro-

    * v ident ia circa deles".* Sigue luego la discusin acerca de cmo se recono-cer que u n caso de felicidad no procede de esa providentia communis, sino de la providencia especial. Tambin Bai ley (loe. cit . , p. 191) basa en la D i v i -

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 259

    seguir haciendo lo propio para los puritanos que, siguiendo el consejo de Baxter, controlaban el estado de gracia confron-tndolo con el estado del alma de los hroes bblicos50 e in -terpretaban las sentencias de la Biblia como los "artculos de un cdigo". Las palabras del Antiguo Testamento no eran en s mismas lo suficientemente claras. Ya vimos que Lutero apli-caba gramaticalmente el concepto de "profesin", en sentido profano, en la traduccin de un pasaje de Sirach. Pero [a pe-sar de las // influencias helensticas que son patentes en l,] 219 el libro de Jess Sirach est lleno todava, por el espritu que lo anima, de los elementos an vivos de sentido tradiciona-lista del Antiguo Testamento (ampliado). Es caracterstico el que este libro goce todava hoy de gran popularidad entre los campesinos alemanes luteranos; 5 1 y el carcter luterano de muchas corrientes del pietismo alemn se revela en sus pre-a Providencia el xito del trabajo profesional. E n los escritos de los cu-queros se encuentra repetidas veces la afirmacin de que la prosperity es "a menudo" el premio de la v ida beata ( ta l manifestacin se encuentra to -dava e l ao 1848 en la Selection from the Christian Advices Issued by the General Meeting ofthe S. of'Fr. London vith, Londres, 1851, p. 209). Todava hemos de ins i s t i r en la conexin con la tica cuquera.

    r > 0 Como ejemplo de esta orientacin patr iarcal ista caracterstica t a m -bin de l a concepcin p u r i t a n a de l a v i d a puede recordarse el anlisis que hace Thomas Adams de la discusin entre Jacob y Esa (Works ofthe Pur. Div., p. 235): "His [de Esa] fo l ly may be argued f rom the base est imation of the b i r t h r i g h t " [este pasaje es tambin importante para seguir el desarrollo de la idea del birthrightJ " that ho would so l ightely pass from i t and on so easy condition as a pottage". Pero era perfidia que luego, por el engao, no q u i -siera convalidar la compra. Es u n cunning hunter, a man ofthe fields: perso-n i f i c a c i n ^ l a i n c u l t u r a i r rac iona l ; mientras que Jacob representa a plain man, dwelling in tents, el man ofgace. [Khler (op. cit.) encontr tambin muy extendido entre los campesinos holandeses el sentimiento de u n nti-mo parentesco con el judaismo, expresado, por ejemplo, en la conocida carta de Roosevelt. Pero, por otra parte, el pur i tanismo conoca perfectamente en su dogmatismo prctico su contraposicin con la tica judaica, como se mues-t r a claramente en los escritos de Prynne contra los judos (a propsito de los planes de tolerancia de Cromwell ) . Cf, infra, nota 58, in fine.]

    5 1 Zur buerlichen Glaubens - und Sittenlehre. Von einem thringischen Landpfarrer (La fe y la moral entre los campesinos. Por un prroco rural de Turingia), 2 a ed., Gotha, 1890, p. 16. Los campesinos aqu descritos son u n producto caracterstico de l a Iglesia luterana. Yo he puesto repetidamente al margen la palabra " luterana" cada vez que el notable autor habla, en ge-neral , de religiosidad campesina.

  • 260 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    ferencias por Jess Sirach. 5 2 Los puritanos rechazaban cno no inspirados los evangelios apcrifos, de acuerdo con su r-gida contraposicin de lo divino y la naturaleza.5 3 De los libros cannicos influa preferentemente el Libro de Job, en el que la profunda veneracin a la Divina Majestad (absolutamente soberana y sustrada a toda humana medida), tan cara a las concepciones calvinistas, apareca combinada con la seguri-dad final (tan secundaria para Calvino como importante para el puritanismo) de que Dios acostumbra a derramar sobre los suyos sus dones, incluso materiales, precisamente [y, se-gn el Libro de Job, slo] en esta vidas. 5 4 Por parte de Bax-ter se abandon tanto el quietismo oriental que se revela en muchos de los salmos ms inspirados y en las sentencias de Salomn, como el matiz tradicionalista del prrafo primero

    220 de la Epstola a los Corintios, no obstante // su fundamental importancia para determinar el concepto de profesin. Por eso se insisti tanto en aquellos pasajes del Antiguo Testa-mento que ensalzan la rectitud, la honradez formal como sig-no de la conducta grata a Dios. Se pensaba que la ley mosaica slo haba sido desprovista de validez por la nueva ley en sus preceptos puramente ceremoniales o cuyo alcance histrico se limitaba al pueblo judo, mientras que en los dems se-gua en plena vigencia como expresin de la lex naturae:5^ esta doctrina haca posible, por una parte, prescindir de aque-llos preceptos que ya no podran hallar cabida en la vida mo-

    5 2 Cf, por ejemplo, las citas de Ritschl , Pietismo, n, p. 158. Spener basa sus objeciones a l cambio de profesin y el afn de lucro en las sentencias de Jess. Theol. Bedenken, vol . m, p. 426.

    5 3 A pesar de todo, Bai ley recomienda su lectura, y no fa l tan , a u n cuando no abunden, citas aisladas de los apcrifos. No recuerdo en cambio n inguna (quiz sea casualidad) de Jess Sirach.

    5 4 Cuando ocurre que t iene xito u n condenado notorio, tranquilzase el calvinista (por ejemplo, Hoornbeek) con la seguridad de que Dios lo hace para endurecerlos ms y corromperlos ms seguramente.

    r , r ' No podemos hablar aqu con ms extensin de este punto. Lo que i n t e -resa nicamente es el carcter formal ista de la "honradez". [ E n las Sozial-lehren de Troeltsch se encuentran muchas indicaciones sobre la significa-cin de la tica del Ant iguo Testamento para la lex naturae.]

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 261

    derna, dejando en cambio va libre para que se fortaleciese el espritu de legalidad austera y honrada propio del ascetismo intramundano de este protestantismo, tan afn en muchos de sus rasgos a la moral de la antigua ley. 5 6 Por tanto, cuando no slo los escritores de la poca, sino incluso los contempo-rneos, califican de English hebraism el sentido fundamen-talmente tico del puritanismo ingls,57 proceden con acierto, a condicin de que dicha designacin se entienda debidamen-te. No hay que pensar nicamente en el judaismo palestino de la poca en que se dieron los preceptos del Antiguo Tes-tamento, sino en el judaismo tal como se fue formando lenta-mente bajo la influencia de muchos siglos de educacin for-malista, legalista y talmdica [; y ya por eso precisa proceder con la mxima cautela al sealar paralelismos]. A l purita-nismo era completamente ajeno el sentido despreocupado de la vida que caracterizaba tanto al antiguo judaismo [, como a la tica econmica del judaismo medieval y contemporneo, en // aquellos rasgos especficos que marcan su posicin en el des- 221 arrollo del ethos capitalista. La mentalidad judaica coincida ms bien con la del capitalismo "aventurero" de tipo poltico-especulador; su ethos, en una palabra, era el del capitalismo del paria, mientras que el puritanismo tena el ethos de la industria racional burguesa y de la organizacin racional del trabajo, y slo lo que encajaba en estos moldes fue lo que tom de la tica judaica].

    Dentro del breve espacio que nos permite este bosquejo, no es posible mostrar las consecuencias caracterolgicas que tuvo esta asimilacin vital de las normas del Antiguo Testa-mento, labor sta que, pese a su atractivo, no ha sido realizada ni siquiera por relacin a los mismos judos. 5 8 Aparte de las

    5 6 Segn Baxter (Christian Directory, n i , pp. 173 ss.), l a obligatoriedad de las normas ticas de la Escr i tura va t a n lejos que, o bien slo son u n transcript del law of nature, o b ien l levan consigo e l express character of universality and perpetuity.

    5 7 As, Dowden (con referencia a Bunyan) , loe. c it . , p. 39. ! i 8 [Ms detalles sobre esto en los artculos sobre la tica econmica de

  • 262 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    222 ya // indicadas relaciones, interesa advertir que la antigua creencia de ser el pueblo elegido por Dios experiment dtatre las religiones.] No podemos analizar aqu la extraordinar ia inf luencia que sobre el desarrollo caracterolgico del judaismo ha tenido su carcter racio-n a l , extrao a la cu l tura de los sentidos, especialmente el segundo manda-miento ("no te hars imgenes..."). Como no caracterstico puede sealarse, en todo caso, el hecho de que uno de los directivos de la Educational Alliance de los Estados Unidos (organizacin que se propone con extraordinario xito y abundantes medios la americanizacin de los inmigrantes judos) me se-alase como p r i m e r a finalidad de la encarnacin c u l t u r a l a que aspiran por todos los medios de la enseanza artstica y social, la "emancipacin del se-gundo mandamiento" . E n el pur i tanismo, a la condenacin israel i ta de todo antropomorfismo, corresponde la prohibicin de d iv in izar la c r ia tura , cosa algo d i s t i n t a , pero que, indudablemente, va en l a misma direccin. Se lee, por ejemplo, en el Ta lmud (en Wunsche, Baby Talmud, i t , p. 34) que es^mejor y ms ricamente recompensado por Dios el hacer algo bueno por deber que e l real izar u n a buena accin a la que no se est obligado por la ley con otras palabras: el fro cumpl imiento del deber es moralmente superior a la filantropa sent imenta l, y la tica p u r i t a n a aceptara este principio lo mismo que K a n t , que, de origen escocs y fuertemente inf luido por el pietis-mo en su educacin, se aproxima mucho a l mismo en su imperat ivo categ-rico (y aqu no nos es posible mostrar ms a l detalle lo que deben a l protes-tantismo asctico en general muchas de sus frmulas). Pero, al mismo tiempo, las races de la tica talmdica se sumergen en el tradicionalismo oriental : "R. Tanchum ben Chani la i ha dicho: Nunca cambie el hombre u n uso" (Gema-ra en Mischna, vn , i , fol. 86 b, nm. 93, en Wunsche: se t r a t a del sustento de // los jornaleros), y slo frente a los extranjeros deja de valer esta vinculacin. Por tanto , la concepcin p u r i t a n a de la " legal idad" como comprobacin ofre-ca motivos mucho ms fuertes para u n obrar positivo que l a concepcin judaica de la misma como simple cumpl imiento de u n precepto. [ N a t u r a l -mente, no es extraa a l judaismo la idea de que el xito evidencia la bendi-cin de Dios. Pero la significacin fundamentalmente perturbadora que, desde el punto de v i s ta tico-religioso, alcanz en su judaismo a consecuen-cia de su doble moral idad, inter ior y exterior, impide a f i rmar en este punto decisivo la existencia de una af inidad esencial. Frente al "extranjero" esta-ba permit ido todo lo que se prohiba para con el "hermano". Por eso, era imposible que el xito fuese en esta esfera de lo no "preceptivo", sino s im-plemente "permit ido" , u n signo inequvoco de comprobacin religiosa y u n impulso favorable para una metodizacin de la vida, como en los puritanos. Vase los trabajos citados anteriormente acerca de este problema, cuya en-traa no ha visto b ien Sombart en su l ibro Die Juden und das Wirtschafts-leben (Los judos y la vida econmica). Ms detalles no interesan aqu. Por extrao que parezca, la tica judaica tena u n fuerte sentido tradic ional is -

    * t a . ] * No hemos de ent rar aqu en sealar el g ran cambio sufrido por la act i -t u d inter ior ante el mundo por obra de la doctrina cristiana sobre la "gracia" y la "redencin" que siempre ha albergado en su seno, de modo peculiar, el germen de nuevas posibilidades de desarrollo. Sobre la " legal idad" en las concepciones del Ant iguo Testamento, cf. tambin Ritschl , Rechtf. u. Vers., op. cit., I I , p. 265.

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 263

    los puritanos un grandioso renacimiento,5 9 lo que tuvo formi-dables consecuencias de orden psicolgico. El suave Baxter agradeca a Dios haberle permitido nacer en Inglaterra y en el seno de la // verdadera Iglesia, no en otra parte alguna; y 223 un reconocimiento anlogo dominaba todo el sentido de la vida de la burguesa puritana, que se senta de conducta irre-prochable por la gracia de Dios, 6 0 determinando el carcter formalista, austero y correcto propio de los ejemplares re-presentativos de aquella poca heroica del capitalismo.

    Veamos ahora en qu puntos concretos pudo influenciar, directamente el estilo de vida capitalista la concepcin pu-L ritana de la profesin y el estmulo para una conduccin de I vida asctica. Ya sabemos que la ascesis se diriga, ante todo/

    [Para los puritanos ingleses, los judos de su tiempo eran los representan-tes de ese capitalismo que especulaba con la guerra , los monopolios esta-tales, las fundaciones y los proyectos financieros o constructivos de los reyes, que tanto aborrecan ellos. De hecho, la anttesis entre uno y otro podra formularse as con las consiguientes reservas: el capitalismo judo era capitalismo especulador de parias; el capitalismo pur i tano , por el contrario, era organizacin del trabajo.]

    5 9 L a verdad de la Sagrada Escr i tura sigue para Baxter, en ltima ins -tancia, de l a wonderful difference of the godly and ungodly, de la absoluta diversidad entre el renewed man y los otros y del evidente especialsimo cuidado con que Dios procura la salvacin del a lma de los suyos (que, n a t u -ralmente , puede manifestarse tambin en las "pruebas" que le enva). Chr. Direct., i , p. 165, 2 marg .

    f i " U n a prueba caracterstica de esto la tenemos en la extraeza que cau-sa a B u n y a n en quien, por lo dems, se encuentran ciertas aproximacio-nes a la mental idad luterana de la l ibertad de u n cristiano (por ejemplo, en Ofthe Law and a Christian [La ley y el cristiano], W. of the Pur. Div., p. 354, infra) la parbola del fariseo y el publicano (vase el sermn The Phari-see and the Publican, op. cit., pp. 100 ss.). Por qu se condena a l fariseo? E n verdad, no guarda los preceptos divinos, es u n sectario evidente que slo piensa en exterioridades secundarias y formalidades s in valor (p. 107); y, sobre todo, se atr ibuye a s mismo el mrito y, s in embargo, "como hacen los cuqueros", abusa del nombre de Dios para dar gracias a ste por su v i r t u d , sobre cuyo valor edifica (p. 126) de modo culpable, negando as implcita-mente la predestinacin d iv ina (pp. 139 ss.). Por tanto , su oracin es idol-tr i ca , se adora a s mismo, y eso es lo pecaminoso. E n cambio el pur i tano est inter iormente regenerado, como lo prueba la sinceridad de su confesin, pues (como dice con la caracterstica atenuacin p u r i t a n a del sentimiento luterano del pecado) to a right and sincere conviction of sin there must be a conviction of the probability of mercy ("de la recta y sincera conviccin del pecado debe seguirse la conviccin de la probabil idad del perdn") (p. 209).

  • 264 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    contra el goce "despreocupado" de la existencia y de cuanto en ella puede proporcionar alegra; este rasgo se man^iesta del modo ms claro en la lucha en torno al Book of Sports61 que Jacobo I y Carlos I elevaron a ley con el fin de combatir el puritanismo, y cuya lectura orden el ltimo que se efec-

    224 tuas en todos los pulpitos. // Los puritanos combatieron con furia la disposicin real, que toleraba legalmente ciertos es-parcimientos populares en domingo fuera de las horas dedi-cadas al cumplimiento de los deberes religiosos, no slo porque perturbaba el descanso del sbado, sino porque implicaba una directa oposicin a lo que debe ser la ordenada conduccin de vida (Lebensfhrung) del santo. Y cuando el rey conmin con severos castigos todo ataque contra la legalidad de aquellos deportes, lo haca precisamente con el fin de acabar con ese rasgo asctico que, por antiautoritario, pareca peligroso para el Estado. La sociedad monrquico-feudal protega a cuantos se sentan inclinados a la diversin, contra la naciente moral burguesa y los conventculos ascticos enemigos de la auto-ridad, del mismo modo que la sociedad capitalista de hoy favorece a los que sienten el nimo dispuesto para el traba-jo, contra la moral clasista de los trabajadores y sindicatos ms o menos anarquistas. Pero contra eso se alzaban los pu-ritanos con su principio de la conduccin de vida (Lebensfh-rung) asctica, que era lo importante: el desvo que el puri-tano y el cuquero sentan ante el deporte no se basaba en principios religiosos, y aun lo admitan, con la condicin de que sirviese para un fin racional: ser el alivio necesario para la capacidad de rendimiento fsico; slo era condenable, por el contrario, en calidad de simple modo de poner al desnudo los instintos desatados, o como puro instrumento de goce o, f i -nalmente, cuando serva para despertar la ambicin agonal, el instinto salvaje o el placer irracional de la apuesta, cosas

    6 1 Reproducido en los Constitutionnal Documents de Gardiner. Se puede comparar esta lucha contra el ascetismo [ (ant iautor i tar io ) ] con la persecu-cin de que hizo objeto Luis X I V a los jansenistas y Port-Royal.

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 265

    totalmente reprobables. El goce desenfrenado de la vida, tan alejada del trabajo profesional como de la piedad, era el ene-migo del ascetismo racional, ya se manifestase aqul como deporte "seorial" o como la frecuente asistencia al baile y la taberna por parte del hombre vulgar. 6 2 //

    En consecuencia, tambin ofrece rasgos de desconfianza, 225 cuando no de hostilidad directa, la actitud ante los bienes cul-turales no valorables directamente desde el punto de vista religioso. No quiere decirse con esto que el ideal de vida del puritanismo implicase precisamente un recelo hosco o un mar-cado desprecio hacia la cultura, pues la verdad est exacta-mente en lo contrario, al menos en lo que respecta a la ciencia (salvo, claro es, la aborrecida escolstica); y los ms grandes representantes del movimiento puritano poseen hondsima formacin renacentista: los sermones del ala presbiteriana del movimiento rezumaban clasicismo,63 y los mismos radi-cales, a pesar de hacer de ello un motivo de crtica, no desde-aban hacer uso de ese tipo de cultura en la polmica teo-lgica. Quiz no ha habido nunca un pas tan sobrado de graduates como la Nueva Inglaterra en la primera genera-cin de su existencia. Las stiras de los adversarios (as, Butler, en Huidibras)* atacan precisamente la sabidura de * gabinete y la dialctica escolstica de los puritanos: lo que

    H 2 E l punto de vista de Calvino era en esto mucho ms flexible, al menos en relacin a las formas aristocrticas ms refinadas de los goces vitales. El nico lmite era la B ib l ia ; quien la sigue fielmente y tiene buena con-ciencia, no necesita m i r a r con temor todo impulso propio a gozar de la v ida. Los rozamientos hechos a este propsito en el cap. x de la Inst. Christ. Re. (por ejemplo: "nec fugere ea quoque possumus quae v identur oblectationi magis quam necessitati inservire" ) ,* t a l vez podra a b r i r l a puerta a una * prctica sobradamente relajada. E n los epgonos, aparte de la creciente tor -t u r a en torno a la certitudo salutis, se impuso tambin la circunstancia (que en otro lugar valoraremos debidamente) de que en la esfera de la ecclesia militans fueron los pequeos burgueses los factores esenciales del desarro-llo tico del calvinismo.

    6 : i T h . Adams (Works ofthe Div. Pur., p. 3) , por ejemplo, comienza u n ser-mn sobre the three divine sisters ("de las cuales la ms grande es el amor") con esta proposicin: "que tambin Pars entreg la manzana a Afrod i ta" .

    6 4 Novelas y cosas semejantes no deben leerse: son wastetimes (Baxter,

  • 266 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    estaba, en parte, en conexin con la estimacin religiosa del saber: consecuencia de la actitud ante la catlica fides im-

    * plicita* Otro es, ciertamente, el cuadro que se ofrece en el mbito de la literatura no cientfica 6 4 y del arte. Aqu, la as-

    226 cesis fue lo que sofoc la // alegra vital de la vieja Inglate-rra. [Los dardos no se dirigieron slo contra las fiestas pro-fanas; el odio encarnizado de los puritanos contra todo lo que ola a superstition, contra todas las reminiscencias de admi-nistracin mgica de la gracia, se enderez por igual contra la cristiana fiesta de Nochebuena, contra el rbol de mayo 6 5 y contra el despreocupado sentido artstico de la Iglesia.] Es verdad que en Holanda pudo desarrollarse un gran arte, cru-damente realista a menudo,66 pero esto prueba tan slo cuan poco eficaz poda ser en esta materia la reglamentacin au-

    Chr. Direct., i , p. 5 1 , 2). Ya es conocido el agotamiento de la lrica y del canto popular, no slo de l d rama , despus de la poca isabel ina en I n g l a t e r r a . Y sobre todo es chocante la cada vert i ca l de la excelente a p t i t u d del pueblo ingls para la msica (las aportaciones de Ing la terra a la h is tor ia de la m-sica no tenan nada de secundarias) hasta la nu l idad absoluta que en este aspecto se vio ms tarde y an hoy en los pueblos anglosajones. E n Amri-ca, fuera de las iglesias de los negros y por parte de aquellos cantores profesionales que ahora contratan las iglesias como attractions (la T r i n i t y Church de Boston por 8 000 dlares anuales) no se oye ms que una g r i -tera insoportable para u n odo alemn, a lo que l l a m a n "cntico de la co-munidad" . (Algo parecido ocurre tambin en Holanda.)

    6 5 [Lo mismo en Holanda, como puede verse por las discusiones de los snodos. (Vase la resolucin sobre el rbol de mayo en la coleccin de Reits-ma, v i , 78, 139, etctera.)]

    6 6 Parece indudable que el "renacimiento del Ant iguo Testamento" [y la orientacin piet ista hacia ciertos sentimientos cristianos contrarios a la be-lleza que arrancan de Deutero-Isaas y e l salmo 22,] tuvo que i n f l u i r sobre el arte en el sentido de hacer lo "feo" objeto del mismo en la medida de lo posible, en lo que tambin influy, s in duda, el temor pur i tano a la idola-tra. Pero cuando se t r a t a de concretar algo ms, ya no puede hablarse con t a n t a seguridad. E n l a Iglesia romana, motivos completamente diferentes (demaggicos) causaron fenmenos aparentemente anlogos, pero con re -sultado artstico totalmente dist into . Quien contempla [en la Mauritshuis] el Sal y David de Rembrandt, cree percibir directamente e l poderoso i n -flujo del sentir pur i tano . E l valioso anlisis que hace C a r i N e u m a n n en su Rembrandt de las influencias culturales holandesas, podra dar la medida de los fecundos influjos positivos que ejerci sobre el arte el protestantismo asctico.

    6 7 Es imposible explicar aqu las mltiples causas que inf luyeron en la pe-

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 267

    toritaria de las costumbres, frente a la influencia de la corte y de la clase dominante [(los rentistas)] y el sensualismo de los pequeos burgueses enriquecidos, una vez que el breve do-minio de la teocracia calvinista haba quedado convertido en una // rida Iglesia estatal, incapaz de devolver al calvinis- 227 mo su primitiva fuerza asctica proselitista. 6 7 Tambin el netracin relat ivamente pequea de la tica calvinista en la prctica de la vida y la debilitacin del espritu asctico en Holanda [ya a comienzos del siglo xvn (los congregacionalistas ingleses emigrados a Holanda en 1608 se extraaban de lo poco que all se guardaba el descanso dominical) ] y ms an bajo el dominio del gobernador Federico Enr ique , as como sobre la es-casa fuerza de expansin del pur i tan ismo holands. Debase en parte a la constitucin poltica (confederacin de estados y pases part icularistas) y a la escasa capacidad de defensa (la guerra de l ibertad fue pronto dir ig ida en lo fundamenta l por el dinero de A m s t e r d a m y soldados mercenarios: los pre-dicadores ingleses explicaban la confusin babilnica de las lenguas hacien-do referencia al ejrcito holands). De ese modo, la seriedad de la lucha por la fe pas en buena parte a otros, con lo cual se descuid tambin la p a r t i c i -pacin en el poder poltico. E n cambio, el ejrcito de Cromwel l se senta ejr-cito ciudadano. (Y lo caracterstico es que este ejrcito tena en su programa la supresin del servicio m i l i t a r , puesto que slo se deba combatir in glo-riam Dei por causas reconocidas en conciencia como justas, no por satisfacer el humor de u n prncipe. L a constitucin m i l i t a r inglesa, que, con arreglo a l cr iterio [ t radic ional ] alemn es considerada " inmora l " , tuvo en su principio motivos histricos altamente "morales" y fue una exigencia de soldados j a -ms vencidos [que slo despus de la restauracin se pusieron a l servicio de los intereses de la corona.]) Los schutterijen* holandeses, representantes del calvinismo en el periodo de l a g ran guerra , aparecen comportndose m u y * poco "ascticamente" media generacin despus de los snodos de Dordrecht, en los cuadros de Hals. E n todo momento surgen en los snodos protestas contra su modo de conduccin de v ida (Lebensfhrung). E l concepto ho lan-ds de deftigkeit* es una mezcla de "honorabi l idad" burguesa racional y de conciencia aristocrtica de clase. Todava hoy se muestra el carcter aristo- * crtico de la Iglesia holandesa en la separacin de los asientos en los templos. [La persistencia de la economa ciudadana fue obstculo para la indus t r ia , la cual floreci por obra pr incipalmente de los refugiados y slo durante algunas pocas. S in embargo, en Holanda, el ascetismo in t ramundano del calvinismo y del pietismo influy en la misma direccin que en otras partes (incluso en el sentido a l que luego aludiremos de "coaccin asctica a l ahorro", como lo prueban los pasajes de Groen v a n Pr insterer que citamos, infra, en la nota 86. Natura lmente , no es u n azar la ausencia casi absoluta de la bella l i teratura en la Holanda calvinista.] Sobre Holanda, vase Busken-Huet , Het land van Rembrandt [La patria de Rembrandt!, t raducida t a m -bin a l alemn por Von der Ropp). [Todava en el siglo x v m se manif iesta la significacin de la religiosidad asctica como "coaccin asctica al // ahorro" en los dibujos de Albertus Hal le . Sobre las particularidades del ju ic io arts-tico holands y sus motivos, cf. las notas autobiogrficas de Const. Huyghens

  • 268 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    228 teatro era // condenable para los puritanos 6 8 y la absoluta proscripcin de lo ertico y el desnudo impidi que en la lite-ratura y el arte pudiesen mantenerse las concepeiones ms radicales. Los conceptos de idle talk, de superfluities,69 de vain ostentation y dems modos de designar todo modo irra-cional de comportarse (es decir, el obrar sin un fin, de modo no asctico, y no en servicio de la gloria de Dios, sino del hom-bre) fueron rpidamente empleados para favorecer el ms severo finalismo en la utilizacin de motivos artsticos. Y este criterio finalista y racional se aplic plenamente cuando se trataba, por ejemplo, del adorno de la persona, del traje. 7 0

    229 Esta poderosa tendencia a // uniformizar el estilo vital que

    (1629-1631), editadas en 1891. (El trabajo citado de Groen van Prinsterer, La Hollande et l'influence de Calvin, 1864, no ofrece nada decisivo para nuestro problema.) La colonia Niew-Nederland en Amrica era, desde el pun-to de vista social, u n dominio semifeudal de "patronos" (comerciantes que anticipaban el capital) y, a diferencia de Nueva Ing laterra , ofreca escasas facilidades para que pudieran moverse "pequeas gentes" emigradas.]

    6 8 [Recurdese que las autoridades municipales puritanas de Stratford-on-Avon cerraron e l teatro de la ciudad ya en v ida de Shakespeare, y durante su estancia en ella (ya es conocido el odio y desprecio que el gran drama-turgo no recataba contra los puritanos) . Todava en 1777 rechazaba la c iu-dad de B i r m i n g h a m la apertura de u n teatro, como propulsora de "corrup-cin" y, por lo mismo, per judic ial a l comercio (Ashley, infra, nota 95, loe. cit. , pp. 7, 8).]

    B 9 Tambin aqu es decisivo el que para los puritanos no hubiese ms a l -ternat iva que la de voluntad divina y vanagloria humana. Por eso no existan adiaforos para ellos. No participaba de esta posicin Calvino, segn se ha visto: es indiferencia lo que se come, cmo se viste, etc., a condicin de que el a lma no quede esclavizada bajo el poder de las concupiscencias. I gua l que para los jesuitas, la l iber tad del "mundo" debe manifestarse como indi fe-rencia o, en frase de Calvino, como el uso ind is t in to y fro de los bienes que ofrece la t i e r r a (p. 409 de la edicin or ig ina l de l a Instituto Christianae Re.), punto de v is ta que se acerca mucho ms en la prctica a l de los lu te -ranos que el precisismo de los epgonos.

    7 0 A este respecto es conocida la conducta de los cuqueros. Pero ya a comienzos del siglo xvn la comunidad de exulantes de Amsterdam levant clamorosas protestas contra los sombreros y trajes a l a ltima moda de la mujer de u n pastor (graciosamente descrito en el Congregacionalism of the Last 300 Years, de Dexter) . Ya Sanford haba recordado que el actual peina-do masculino era el mismo de los Roundheads, al que tantas burlas se haban hecho, y que el peinado pur i tano , igualmente ridiculizado, se basa tambin en u n principio esencialmente anlogo a l nuestro.

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 269

    es el pendant del actual inters capitalista en la estandari-zacin de la produccin,71 tena sus fundamentos ideales en la repulsa a la "idolatra".72 Ciertamente, no debe olvidar-se que el puritanismo encerraba un mundo de contradiccio-nes, que el sentido instintivo de lo que en el arte posee mag-nitud intemporal estuvo de seguro ms afinado en sus jefes que en los "caballeros"73 y que la creacin // artstica de un 230 genio representativo como Rembrandt, a pesar de que su "com-portamiento" no hubiese hallado gracia a los ojos del dios puritano, estuvo esencialmente orientada por el medio sec-tario en que se movi.74 Pero esto en nada modifica el cuadro de conjunto que hemos trazado, por cuanto que la poderosa interiorizacin de la personalidad que pudo ser y fue de he-

    7 1 Vase sobre esto el l ibro ya citado de Thorste in Veblen, The Theory of Business Enterprise.

    7 2 Insist iremos ms tarde en este criterio . Por l se explican frases como sta: "Every penny, which is paid upon yourselves and chi ldren and friends must be done as by Gods own appointement and to serve and please h i m . Watch narrowly, or else t h a t th iev ish carnal self w i l l leave God noth ing" (Baxter, loe. cit . , I , p. 308, infra, derecha). Esto es lo decisivo: lo que se a p l i -ca a fines personales es sustrado a l servicio de Dios.

    , 7 3 Con razn suele recordarse (as Dowden) que Cromwel l salv cuadros de Rafael y el Triunfo de Csar de Mantegna, que quera vender Carlos I I . La sociedad de la Restauracin era indiferente o directamente contraria a la l i t e ra tura nacional inglesa, como es sabido. Pero en las cortes, el inf lujo de Versalles era omnipotente. No es posible, dentro del escaso margen de que dis-ponemos, anal izar la inf luencia que sobre el espritu de los tipos superiores del pur i tanismo y de los hombres educados en su escuela ejerci el desvo de los goces irreflexivos de la vida. Washington I r v i n g (Bracebridge Hall) lo des-criba as en la terminologa usual inglesa: " I t |se refiere a la l iber tad polti-ca: nosotros diremos 'puritanismo' l evinces less play of the faney, but more power of imaginat ion" . Basta pensar en la posicin d los escoceses en la ciencia, el arte y las invenciones tcnicas, e incluso en la v ida mercant i l i n -glesa, para comprender que esta observacin, a pesar de su formulacin u n tanto estrecha, es jus ta en el fondo. No podemos hablar aqu de su alcance para el desarrollo de la tcnica y las ciencias empricas. E n la vida cotidiana se pone de relieve en todo momento esta relacin: segn Barclay, las recrea-tions consideradas lcitas por el cuquero son v is i tar a los amigos, la lectura de obras histricas, experimentos matemticos y fsicos, jardinera, discu-sin de los hechos ocurridos en el mundo financiero, etc. La razn de esto qued ya indicada anteriormente.

    7 4 Admirablemente analizada en el Rembrandt de C a r i N e u m a n n , que debe confrontarse con las observaciones del texto.

  • 270 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    cho la consecuencia del creciente imperio del estilo vital puri-tano, favoreci predominantemente a la literatura y las ge-neraciones posteriores. ^

    Es imposible penetrar ms al detalle en la discusin de las influencias del puritanismo en todos estos sectores; recorde-mos solamente que la licitud de la alegra en aquellos bienes de la cultura que tan slo favorecen el goce artstico o de-portivo encuentra siempre un lmite caracterstico: no deben costar nada. El hombre es tan slo un administrador de los bie- nes que la gracia divina se ha dignado concederle y, como el criado de la Biblia, ha de rendir cuenta de cada cntimo que se le confa75 y por lo menos es arriesgado gastarlo en algo cuyo fin no es la gloria de Dios, sino el propio goce.76 Basta te-ner los ojos abiertos para encontrar, incluso en la actualidad, representantes de esta mentalidad. 7 7 El hombre que est

    231 dominado // por la idea de la propiedad como obligacin o fun-cin cuyo cumplimento se le encomienda, a la que se supedita como administrador y, ms an, como "mquina adquisiti-va", tiene su vida bajo el peso de esta fra presin que ahoga en l todo posible goce vital. Y cuanto mayor es la riqueza,

    7 r > As Baxter en los pasajes antes citados, i , p. 108, infra. 7 6 Cf., por ejemplo, la conocida descripcin del coronel Hutchinson (citado

    frecuentemente por Sanford, loe. cit . , p. 57) en la biografa escrita por su v iuda. Despus de exponer todas sus v ir tudes caballerescas y su natura le -za incl inada a gozar ardientemente de la v ida , dice: "He was wonderful neat, cleanly and genteel i n his habit , and had a very good fanoy i n i t ; but he left off very early the wear ing of a n y t h i n g t h a t was costly ( . . . ] " De modo anlogo es descrito el ideal de la p u r i t a n a abierta y selecta, a la que slo escatima dos cosas: el t iempo y el derroche de "fausto" y diversiones, en la oracin fnebre de Baxter a M a r y Mammer . (W. ofthe Pur. Div., p. 553.)

    7 7 Recuerdo de modo especial (entre otros muchos ejemplos) el caso de u n fabricante a quien siempre favoreci el xito y que consigui en su vejez ha -llarse en posesin de una considerable for tuna , que al aconsejarle el m-dico, a consecuencia de una tenaz debil idad digestiva, tomar diar iamente algunas ostras, cost grandes dificultades convencerle de que lo hiciera. Por otra parte, las muchas fundaciones para fines benficos que llevaba hechas ya en la vida, y que le acreditaban de hombre generoso, ponan de relieve que su conducta en aquel caso no era ms que el residuo del sentimiento "asc-tico" que considera moralmente reprobable el goce de la propia riqueza, pero no u n sentimiento de "avaricia".

    RELACIN E N T R E ASCESIS Y ESPRITU C A P I T A L I S T A 271

    tanto ms fuerte es el sentimiento de la responsabilidad por s u conservacin inclume ad gloriam Dei y el deseo de au-mentarla por medio del trabajo incesante. A no dudarlo, la ;nesis de este estilo vital tiene alguna de sus races (como tantos otros elementos del [moderno] espritu capitalista) en la Edad Media; 7 8 pero slo en la tica del protestantismo asctico hall su ms consecuente fundamentacin; con lo. (|ue se ve de modo claro su alcance para el desarrollo del ca-pitalismo. 7 9 //

    El ascetismo intramundano del protestantismo, podemos 232 decir resumiendo, actuaba con la mxima pujanza contra el goce despreocupado de la riqueza y estrangulaba el consu-mo, singularmente el de artculos de lujo; pero, en cambio, en sus efectos [psicolgicos], destrua todos los frenos que la tica tradicional pona a la aspiracin a la riqueza, rompa las

    7 8 E n esta direccin se mueve la separacin entre el ta l ler y la oficina, el "negocio", en general , y la vivienda pr ivada, la firma comercial y el nombre, el capital del negocio y el patr imonio particular, y la tendencia a convertir el "negocio" en u n corpus mysticum (al menos el patr imonio social). Vase so-bre esto m i Handelgesellschaften im Mittelalter (Las sociedades mercanti-les en la Edad Media). * *

    7 9 Acertadamente se haba referido Sombart en su Capitalismo* ( I a ed.) * a este fenmeno caracterstico. Slo hay que hacer notar que [ la acumula-cin de patr imonios] t iene dos fuentes psicolgicas m u y dist intas entre s. Una de ellas hunde sus races en la ms remota antigedad y se expresa en fundaciones, fideicomisos, etc., i gua l o, t a l vez, ms p u r a y claramente en la tendencia anloga a m o r i r envuelto en oro y, sobre todo, a asegurar la sub-sistencia del "negocio", incluso perjudicando los intereses personales de la mayora de los hijos, presuntos herederos. Se t r a t a en estos casos, aparte del deseo de seguir llevando despus de la muerte una vida ideal en la propia creacin, de conservar, el splendor familiae* es decir, de una vanidad que * se aplica a la personalidad prolongada del fundador, por fines egocntricos en el fondo. No es lo mismo el motivo "burgus" que nos viene ocupando: el p r i n -cipio asctico "debes renunciar, debes renunciar" se encuentra ahora t ras -puesto en esta frmula positiva y capital ista: "debes enriquecerte, debes enriquecerte", como una especie de imperat ivo categrico. Slo la gloria de Dios y e l propio deber, no l a vanidad de los hombres, es e l motivo que mue-ve al puri tano ; hoy, slo el deber hacia la "profesin". Quien guste de i l u s t r a r una idea en sus ltimas consecuencias, recuerde la teora de ciertos m u l t i -mil lonarios norteamericanos segn la cual los millones no deben dejarse a los hijos para no privarles del beneficio moral de tener que traba jar y ganar por su cuenta (aun cuando esto no pasa hoy de ser p u r a "teora").

  • 272 TICA P R O F E S I O N A L D E L P R O T E S T A N T I S M O ASCTICO

    cadenas del afn de lucro desde el momento que no slo lo legalizaba, sino que lo consideraba como precepto divino (en el sentido expuesto). La lucha contra la sensualidad y el amor a las riquezas no era una lucha contra el lucro racional [sino contra el uso irracional de aqullas]: as lo atestiguan ex-presamente no slo el puritanismo, sino tambin Barclay, el gran apologista cuquero. Por uso irracional de la riqueza se entenda, sobre todo, el aprecio de las formas ostentosas del lujo condenable como idolatra,80 de "las que tanto gust e