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    mbin se public con el ttulo: La magia de los Menfrey.

    accin se desarrolla en las colinas de Cornish donde se levanta la magnfica mansi

    Menfrey, una casa solariega elegante y hermosa, que tiene fascinada a Harriet Delva

    joven amiga de Gwennan, la hija de la casa, enamorada perdidamente de Bev

    penitente seductor que le descubri los secretos del amor Pero lo que Harriet desco

    que la mansin an tiene muchas sorpresas que revelarle.

    ra Harriet Delvaney la mansin de Menfreya, que se alza como una fortaleza en la

    Cornualles, siempre haba sido un oasis de felicidad. Sin embargo, cuando llegue a

    mo recin casada, la protagonista descubrir la terrible leyenda familiar de infidelidad,

    asesinato que se cierne sobre el palacio. Y cuando esta leyenda empiece a hac

    alidad, Harriet comenzar a creer la vieja historia que dice que cuando el reloj de la tor

    enfreya se detiene, alguien va a morir

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    Victoria Holt

    Menfreya al amanecer

    ePub r1.0

    Crissmar10.11.13

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    Ttulo original:Menfreya in the morningVictoria Holt, 1966Traduccin: Mirta Arlt

    Editor digital: CrissmarePub base r1.0

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    P

    Captulo 01

    ara apreciar a Menfreya en todo su esplendor haba que verla por la maana. Lo descubprimera vez al amanecer en la casa de la Isla de Nadie, cuando las nubes manchad

    arlata, al este, arrojaban un brillo rosado sobre el mar y el agua que lama la isla era comapeado de seda gris perla.

    La maana pareca ms apacible todava tras la noche de miedo que haba pasado; la escenaiciosa debido a mis pesadillas. De pie ante la ventana abierta, con el mar y el continente ante

    enfreya en lo alto del acantilado, me sent regocijada por toda esa belleza y por el hecho de gado sana y salva al final de la noche.La casa era como un castillo con sus torretas, sus contrafuertes y sus torres con buhederas

    al que permita a los marinos, cuando vean ese montn de piedras vetustas, saber dnde esmedioda, cuando el sol arrancaba astillas agudas de las murallas y las haca brillar

    mantes, poda ser gris plata; pero nunca luca tan esplndida como cuando la tocaba el resplado del amanecer.

    Menfreya era el hogar de los Menfrey desde haca siglos. Yo los haba bautizado secretams Mgicos Menfrey, pues as los vea: diferentes de las personas normales por su llam

    pecto, gente fuerte y vital. Los haba odo llamar los Locos Menfrey; segn ALee, el mayorChough Towers, no slo eran locos, sino tambin perversos. Tena mucho que decir del actudelion. Los Menfrey llevaban nombres que, si bien a m me parecan extraos, no lo errecer, para los cornualleses, pues formaban parte de la historia antigua del ducado. Cuandoenfrey era una jovencita de apenas quince aos, Sir Endelion la haba secuestrado para llevenfreya, donde la retuvo hasta arruinar su reputacin a tal punto que su familia acept de muy

    ado la boda. No por amor, no lo crea usted, seorita Harriet, deca ALee. Lo que buscabero. Una de las herederas ms grandes del pas, decan. Y los Menfrey necesitaban dinero.Cuando vea a SirEndelion cabalgando por Menfreystow lo imaginaba joven, igual a su hijo tando a la heredera para llevrsela a Menfreya: pobre chica aterrada, casi nia todava,

    mpletamente fascinada por el loco de SirEndelion.Su pelo bronceado me haca pensar en una melena de len. An le gustaban las mujeres,

    Lee; era el defecto de los Menfrey: muchos de ellos, hombres y mujeres, se haban metioblemas por sus aventuras amorosas.

    Lady Menfrey, la heredera, se diferenciaba mucho del resto de la familia; era rubia y frgice dama que se interesaba por los pobres de la comarca. Al pasar su fortuna a manos de su e

    ba aceptado mansamente su destino. Y entonces, deca ALee, l comenz muy pronspilfarrar.

    La heredera caus decepcin (aparte de su dinero), pues los Menfrey siempre haban sidoolficos, mientras que ella tuvo slo un varn: Bevil; y pasaron cinco aos antes de que tuvwennan. No puede decirse que mientras tanto no hiciera esfuerzos: la pobre seora haba sufriorto por ao o poco menos, y tras el nacimiento de la nia an continu as.

    En cuanto vi a Bevil y o decir que era la viva imagen de su padre en sus aos mozos compr qu lady Menfrey se haba dejado raptar. Bevil tena el mismo color de pelo y tez que su pa

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    ojos ms atractivos que hubiera visto nunca. Tenan el mismo tinte pardo-rojizo del pelo, peel color lo que llamaba la atencin. Supongo que era su expresin: miraban al mundo y a todo

    bitantes con seguridad, diversin e indiferencia, como si nada mereciera un inters profundoBevil era el miembro ms fascinante de su fascinante familia.A Gwennan, su hermana, la conoca mejor que al resto, pues tenamos la misma edad

    bamos hecho amigas. Ella tena esa inmensa vitalidad y esa arrogancia que pareca inhereos. Solamos tendernos en los acantilados, entre las armeras y los tojos, y conversbamos; es a hablaba y yo escuchaba.

    En la iglesia de St. Neot hay un vitral me dijo una vez, que tiene cientos de aos; allSan Brychan con sus veinticuatro hijos. Estn San Ive, Menfre y Endelient Menfre: ssotros, obviamente. Y el nombre de pap proviene de Endelient. Y Gwennan era hija de Bry que ya sabesY Bevil?Bevil! Pronunci el nombre con reverencia. Lleva el nombre de Sir Bevil Granvil

    litar ms grande de Cornualles, que combati contra Oliver Cromwell.Pues mira apunt, puesto que saba de historia algo ms que ella, no gan.Claro que gan replic ella, desdeosa.Pero si la seorita James dice que el rey fue decapitado y se impuso Cromwell!Ella era una Menfrey tpica: desech con un gesto imperioso a la seorita James y a todo

    ros de historia.Bevil siempre ganaba declar. Y asunto zanjado.Ahora los muros de la casa volvan a cambiar de color; el tinte rosado se iba esfumando

    naba plata ante el luminoso amanecer. Contempl el contorno de la costa, con sus rocas pervladas como cuchillos y traicioneras, pues con frecuencia quedaban cubiertas por el mar. Cerca

    a haba una hilera de escollos que llambamos los Acechones. Gwennan deca que era pornudo estaban totalmente ocultos a la vista y acechaban para destruir a cualquier barco que

    roximara. La Isla de Nadie, parte de esa cadena de rocas, estaba a unos ochocientos metrontinente; era slo una joroba en el mar, de unos ochocientos metros de circunferencia; pero aella haba una sola casa, contaba con un manantial de agua dulce; segn la opinin de Gwennael motivo de que la mansin se hubiera construido all. La rodeaba cierto misterio, razn

    al nadie quera habitarla. Mejor as, me dije en ese momento; si hubiera tenido un inquilino, bra pasado yo la noche anterior?

    No era el lugar que yo habra escogido, de haber podido elegir. Ahora la casa que nadie qbitar estaba llena de luz reconfortante, pero aun as resultaba fantasmagrica, como si el prmaneciera atrapado all y, resentido, tratara de atraparte tambin, para que formases parte de

    Si Gwennan me hubiera odo decir eso se habra redo de m. Ya imaginaba la burla de suuda, imperiosa.

    Mujer! Qu fantasiosa eres! Es por ese defecto tuyo.Gwennan no pona reparos a hablar abiertamente de temas que otros preferan ignorar, como

    stieran. Tal vez por eso su compaa me resultaba irresistible, aunque a veces me hiciera dao

    Como tena hambre, com un trozo del chocolate que Gwennan me haba trado y reco

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    bitacin con la mirada. Por la noche, las fundas blancas haban convertido cada mueble tasma, al extremo de hacerme pensar que tal vez era preferible dormir fuera. Pero el suelo era

    el aire, glacial; adems, el ruido del mar, como de voces que murmuraban, se oa ms fuistente fuera que dentro, de modo que haba subido a uno de los dormitorios, donde me tend

    ma cubierta, completamente vestida.Baj a la gran cocina; las lajas del suelo estaban hmedas, como todo en la isla. Me lav

    ua que haba recogido el da anterior en el manantial. En la pared haba un espejo; mientrnaba tuve la impresin de que mi reflejo era diferente del que vea en mi cuarto de casa. Lo

    recan ms grandes; eso era el miedo. Tena algo de color en las mejillas; eso era nerviosismo se empinaba hacia todos lados; eso, por la mala noche pasada. A mi pelo, denso y lacstaba el desorden; era la desesperacin de las muchas nieras a las que les haba tocado la inerte de dirigir mi infancia. Yo era fecha; no haba placer alguno en mirar mi imagen.

    Decid pasar el rato explorando la casa para asegurarme de estar realmente sola. Los rraos que me haban torturado por la noche eran los crujidos de las tablas; el rtmico avaroceso de las olas, que poda sonar como respiracin o murmullo, o el correteo de las ratas

    wennan me haba dicho que all haba ratas provenientes de los barcos que naufragaban e

    echones.La casa haba sido construida por los Menfrey ciento cincuenta aos atrs; la isla les perte

    mo gran parte de la comarca. Tena ocho habitaciones, adems de la cocina y los edicesorios. No haba jardn, aunque al parecer en algn momento alguien haba tratado de cuo. Ahora el csped creca en parches y por doquier haba tojos y matas espinosas. Los Menfreyocupaban por eso; en verdad era intil, pues durante la pleamar el agua lo cubra. Como noa del tiempo, sal de la casa para bajar corriendo a la cala; all me tend a contemplar Menentras esperaba a Gwennan.

    Cuando lleg, el sol ya estaba alto. La vi en la cala, que perteneca a los Menfrey, aurmitan su utilizacin pblica como concesin especial, en vez de cerrar parte de la costa y nte se viera obligada a desviarse. All haba siempre tres o cuatro botes amarrados. La vi emb

    uno y acercarse a remo. Al poco rato la embarcacin roz la arena; mientras ellabajosamente, corr a su encuentro, gritando a todo pulmn:Gwennan!Chist! contest. Quieres que te oigan o te vean? Entra inmediatamente en la casa.Pronto estuvo conmigo, ms entusiasmada de lo que nunca la haba visto; not que traa pues

    pa con enormes bolsillos interiores, abultados, probablemente, por la comida que me ometido. Agitaba un peridico.

    Mira esto exclam. Has salido mencionada en el diario de la maana! T en prna.Se acerc a la mesa para desplegar el peridico en la capa de polvo que la cubra. Lo

    amente: Desaparece la hija de un miembro del Parlamento. La polica no descarta que haya hlencia. Bajo los titulares le: Henrietta (Harriet), de trece aos de edad, hija de Sir Edlvaney, miembro del Parlamento por Lansella, distrito de Cornualles, desapareci hace dos d

    hogar londinense. Se teme que haya sido secuestrada con intencin de pedir rescate.Gwennan trep a la mesa y se abraz las rodillas; tena los ojos casi escondidos, como su

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    ando la diversin le arrugaba la cara. Me apunt con un dedo.Pues bien, seorita Henrietta Delvaney, alias Harriet: te has vuelto importante, no? Te

    scando. Te buscan por todo Londres. Y nadie sabe dnde ests, salvo t y yo!Era lo que yo quera, supuestamente; en cierto modo haba logrado mi propsito.Re con ella. La gente hablaba de m; la polica me buscaba. Era un momento estupendo. P

    periencia me haba enseado que los momentos estupendos no perduran. Me hallaran, sara entonces? El da de sol no era eterno. Gwennan no se quedara conmigo. Y cuando anoch

    me quedara de nuevo sola en la isla.

    * * *Haba decidido fugarme aquella noche en que mi padre ofreca un baile en su casa de la ci

    e estaba en una tranquila plaza de Westminster, a unos cinco minutos a pie de las Cmararlamento. l siempre deca que esas recepciones lujosas y constantes eran parte de sus obligacrlamentarias. Ya fuese en Westminster o en Cornualles, siempre tenamos invitados: en Lond

    nas y bailes; en la costa, a pasar varios das con nosotros. Como yo tena slo trece aos qucluida de esas reuniones. Mi lugar estaba en mi dormitorio, del que sala para espiar por enci

    barandillas el esplendor de los salones; tambin miraba por la ventana a los ocupantes druajes, cuando pasaban bajo el dosel rojo y blanco instalado para la ocasin.Los preparativos haban ocupado el da entero: se extendi la gruesa alfombra roja en la esca

    e conduca a la puerta principal y en el tramo de acera que pisaran los invitados al descender druajes. Dos muchachas enviadas por el florista haban pasado toda la tarde llenando jarronres y poniendo plantas en todas las hornacinas, dispuestas con tanto artificio que algunas par

    otar de los muros; haba hojas y flores enredadas a las barandas de la elegante escalera curva,altura del primer piso, puesto que los visitantes no iran ms all.Esto huele a funerales dije a mi institutriz, la seorita James.No seas macabra, Harriet replic ella. Y me mir con esa expresin sufrida que yo cobien.Pero si es verdad: huele a funerales insist.Qu nia ms morbosa eres! murmur ella. Y me volvi la espalda.Pobre seorita James! Tena treinta aos; era una dama sin medios y, por pura subsistencia,

    arse o trabajar como institutriz de gente como yo.La cena se servira en la biblioteca, donde las decoraciones florales eran magnficas. En el cla habitacin se haba erigido un estanque de mrmol en el que nadaban peces dorados y plate

    n victorias regias en la superficie. Los cortinajes eran de color prpura intenso, el color del Pnservador. En la sala del frente, decorada en blanco, oro y prpura, haba un piano de cola, puche tocara un pianista famoso.Yo podra mirar a los invitados cuando subieran la escalera, con la esperanza de que ningu

    os levantara la vista y se encontrara con la hija del anfitrin, que no le haca ningn honor. Anr en algn momento a mi padre, ya que en esas ocasiones descubra en l a un hombre diferene conoca. Tena ms de cincuenta aos, pues se haba casado ya entrado en aos; era alto y m

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    n las sienes blancas; sus ojos azules contrastaban con la cara atezada; cuando me miraban pahielo. En cambio, cuando actuaba como anfitrin, cuando conversaba con sus votantes o rec huspedes, esos mismos ojos chispeaban. Era clebre por su ingenio y por lo brillante dcursos en la Cmara; los peridicos citaban constantemente sus comentarios. Era rico; poda permitirse actuar en el Parlamento. La poltica era su vida. Perciba ingresos por cversiones personales, pero su gran fortuna provena de la fbrica de acero que tena en algnla regin central. Nunca mencionbamos eso; l tena poco que ver con la empresa, aunque fu

    an proveedora de fondos.Como l representaba a una comarca de Cornualles, tenamos una casa cerca de Lansella

    mos cuando el Parlamento no estaba en sesiones, pues l deba atender a sus representadr algn extrao motivo, all donde estaba mi padre estaba tambin yo, aunque nos viramoco.

    Nuestra casa de la ciudad tena un gran vestbulo de entrada; en la planta baja, la bibliotemedor y las habitaciones de servicio. En el primer piso haba dos salones grandes y los ests arriba, tres habitaciones para huspedes, una de ellas ocupadas por William Lister, el secrmi padre; adems, la ma y la de mi padre. En el ltimo piso haba cinco o seis dormitorios pa

    ados.Era una bella casa georgiana, cuya mejor caracterstica, en lo que a m concerna, era la esc

    e se enroscaba como una serpiente desde la base hasta lo alto de la mansin y permita mirar alto hacia el vestbulo. Pero a m me resultaba fra. Lo mismo pasaba con nuestra carnualles. Cualquier lugar donde l viviera sera as: fro y muerto. Qu diferente era laariega de Menfreya, clida y vital! En ella todo poda suceder; era la casa de la que una erra ausentarse, con la que soara cuando estuviera lejos: un verdadero hogar.La casa de Londres estaba decorada con elegancia y de acuerdo con su arquitectura, de mane

    do el mobiliario era del siglo XVIII, con pocas concesiones a la poca victoriana. Siempre qunita cuando, al entrar en otras casas, comparaba esos muebles ornamentados y esas habitacstadas con nuestros Chippendale y Hepplewhite.He olvidado los nombres de los criados; eran muchos. Me acuerdo de la seorita J

    uralmente, puesto que era mi institutriz; tambin de la seora Trant, ama de llaves, y de Poldyordomo. sos son los nicos nombres que me vienen a la memoria con excepcin de Fann

    puesto.Pero Fanny era diferente. Para m no era una criada. Fanny era la seguridad en un mundo pav

    ando me desconcertaba la frialdad de mi padre acuda a ella en busca de explicaciones. No rmelas, pero me ofreca consuelo. Era ella quien me haca beber la leche y comer el arroaaba y se afanaba tanto por m que yo no senta la falta de una madre tanto como habra dna unos treinta y cinco aos; era de facciones afiladas y ojos profundos y soadores; el pelo, tiz castao grisceo, estaba siempre recogido en un moo sobre la coronilla, tan tirante que per; su piel era cetrina; su figura, delgada; apenas llegaba al metro y medio de estatura. Yo lampre igual desde que era beb y cobr conciencia de ella. Hablaba la lengua de las dinenses; cuando fui algo mayor me familiariz con esas calles y llegu a amarlas tanto co

    a.

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    Haba venido a casa poco despus de mi nacimiento, para oficiar de nodriza. No creo que nsara en conservarla, pero al parecer fui una criatura difcil desde las primeras semanas y, pe me encari con Fanny, ella se qued para hacer de niera. Esto disgustaba a la seora Trlden y a la niera oficial, pero a Fanny no le importaba. Y a m tampoco.Era una mujer de contrastes. Su spero dialecto de los barrios bajos no concordaba con lo

    adores. Lo que me contaba de su pasado era una mezcla de fantasa y pragmatismo. Habandonada en un orfanato por personas desconocidas. Justo junto a la estatua de San Franmentando a los pjaros. Por eso me llamo Frances. Fanny, para abreviar. Frances Stone (piesto que la estatua es de piedra.Ya no se llamaba Frances Stone, pues se haba casado con Billy Crter. De Billy no hablbcho. l yaca en el fondo del ocano, me dijo una vez, y ya no volvera a verlo en esta vida

    sado, pisado, repeta enrgicamente; es mejor olvidar. A veces se dejaba llevar paginacin; uno de nuestros juegos favoritos, cuando yo tena seis o siete aos, era inventar cubre la vida de Fanny antes de que la abandonaran junto a la estatua de San Francisco. Los coa y yo la alentaba a continuar. Haba nacido en una casa tan rica como la nuestra, peruestrada por los gitanos. Era una heredera y un to malvado la dej en el orfanato, desputituirla por una criatura muerta en casa de su padre. Haba varias versiones; por lo gminaban as: Y como jams lo sabremos, seorita Harriet, tmese esa leche, que es hora de ma.

    Tambin me hablaba del orfanato, de las campanas que convocaban a los nios a la comida elos vea con claridad: delantales de guinga y las manos moradas por el fro, manchadas p

    baones; los vea haciendo reverencias a las autoridades y aprendiendo a mostrarse humildes.Pero tambin aprendamos a leer y escribir deca Fanny; es ms de lo que al

    rendern jams.

    En cambio casi nunca hablaba de su beb; cuando lo haca me estrechaba contra s, con la ccha para que no pudiera verle la cara.

    Era una niita; vivi apenas una hora. Era todo lo que me quedaba de Billy.Billy haba muerto. El beb tambin.Y entonces deca Fanny, me encontr con usted.Sola llevarme al parque de St. James; all dbamos de comer a los patos o nos sentbamos

    rba y yo la convenca de que me contara ms versiones de sus primeros tiempos de vida. Elstr una Londres cuya existencia yo ignoraba. Era un secreto, deca; no convena que Ell

    nte de casa) supieran adonde me llevaba cuando salamos. bamos a los mercados, donde tenaestos los vendedores callejeros; me llevaba bien asida de la mano, tan entusiasmada como ya gente que proclamaba a gritos las virtudes de sus mercancas, con voces roncas que yo no loender. Recuerdo las tiendas, con ropas viejas colgadas delante, y su olor extrao, molvidable; las viejas vendedoras de alfileres y botones, buccinos, pan de jengibre y jarabes p. Una vez ella me compr una patata asada; me pareci lo ms delicioso que hubiera probado sta que com castaas recin sacadas de entre las brasas.

    No diga a nadie dnde ha estado me adverta. Y el secreto lo tornaba todo ms interesant

    Se poda comprar pan de jengibre, sorbetes y limonada; una vez apostamos con un vended

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    steles. Fanny me dijo que era una costumbre antigua entre los pasteleros; mientras esperbmos que un muchacho y su novia lanzaban al aire una moneda; como perdieron no se les dio nstel. Fanny, muy audaz, tambin lanz la moneda y gan. Llevamos nuestro pastel al parque mes y nos sentamos junto al estanque para devorar hasta la ltima migaja.

    Pero an no has visto el mercado en sbado por la noche. Es el mejor momento me diz cuando seas algo mayorEra algo a planificar.Me encantaba el mercado con sus vendedores callejeros, cuyas caras retrataban todos los pa

    e se pueden encontrar en una obra del teatro medieval moralista. Haba en ellas lujuria y coreza y astucia; de vez en cuando, santidad. A Fanny la entusiasmaban los espectculos de mpre quera detenerse ante el malabarista y el prestidigitador, los tragasables y los traga-fuegoElla me haba mostrado un mundo nuevo que exista en nuestro mismo umbral, aunque m

    recieran ignorarlo. La nica oportunidad en que esos dos mundos se encontraban era el domingtarde: sentada ante mi ventana, oa el campanilleo del vendedor de panecillos y lo vea vvs de la plaza, con la bandeja en la cabeza; entonces las criadas, de delantal y cofia blanca, rriendo a comprarle.

    sa fue mi vida hasta la noche del baile.En tales ocasiones deban colaborar todos los de la casa; Fanny tuvo que trabajar en la cocinarde y por la noche; como la seorita James estaba ayudando al ama de llaves, yo me qued soMi ta Clarissa haba venido a quedarse, pues mi padre necesitaba una anfitriona; ella e

    rmana. Yo le tena tanta antipata como ella a m. Ta Clarissa me comparaba constantement tres hijas (Sylvia, Phyllis y Clarissa), que eran rubias, de ojos azules y, segn su madre, hermndra que afanarse mucho para presentarlas en sociedad. Y yo compartira con ellas esa tecesidad de toda seorita. Estaba segura de que me sera tan penoso como a mi ta.

    El hecho de que ta Clarissa estuviera en la casa era un motivo ms para que yo quisiera irm.Me haba pasado todo el da vagando miserablemente por la casa. En la escalera me encontr

    a.Santo Cielo, Harriet! exclam. Mira cmo tienes el pelo! Siempre parece que acab

    ir de un matorral. Tus primas no tienen ningn problema con el pelo. A ellas jams las vera pinta, puedo asegurrtelo.

    Pues claro, son las tres Gracias.

    No seas insolente, nia. Me parece que deberas cuidar de tu pelo ms que nadie, ya queYa que soy deforme?Eso la horroriz.No digas tonteras. No eres nada de eso. Pero bien podrasSub cojeando la escalera hacia mi habitacin. Que ella no viera lo mucho que me dola. Que

    viera; eso sera insoportable.Ya en mi cuarto me detuve frente al espejo y alc la larga falda de lana gris para observa

    rnas y mis pies. Nada delataba que una pierna fuera ms corta que la otra; slo cuando cam

    reca arrastrar una. Siempre haba sido as, desde el triste da de mi nacimiento. Triste! Eracir. Haba sido un da detestable, trgico para todos, incluida yo misma. No lo supe hasta de

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    ando comenc a descubrir que yo no era como los otros nios. No bastaba haber causado la mmi madre: adems tena que ser imperfecta. Recuerdo haber odo decir de una mujer muy

    ay Hamilton, segn creo) que Dios, al crearla, estaba de un humor esplndido. Pues bieliqu, cuando me hizo a m deba de estar muy malhumorado!.A veces habra querido ser cualquier otra persona antes que Harriet Delvaney. Cuando Fann

    vaba al parque siempre envidiaba a los otros nios. Envidiaba a casi todos, incluso a los suciosorganillero, que solan quedarse junto a l con cara pattica, mientras el monito pardo alarg

    rra bermeja para recoger monedas. En aquellos das pensaba que cualquiera tena ms suertrriet Delvaney.Las diversas nieras a las que Fanny responda me haban dicho que yo era una nia m

    rversa.Tena un buen hogar, comida en abundancia, un padre bondadoso y una buena niera, y aun

    aba satisfecha.No camin hasta los cuatro aos. Me llevaban ante mdicos que se metan con mis pi

    cutan largamente qu se deba hacer y meneaban la cabeza; se me aplicaban diversos tratamiando mi padre se acercaba para mirarme, algo en sus ojos me deca que habra preferido alquier otra cosa antes que a m, pero se obligaba a fingir que le gustaba hacerlo.

    Recuerdo un da, en el jardn de mi ta Clarissa, cerca de Regents Park. Era la temporada sas; habamos estado comiendo esa fruta con azcar y nata, cerca del invernculo. Todajeres tenan sombrillas y grandes sombreros para proteger el cutis. Como era el cumpleayllis, haba varios nios corriendo y jugando en el prado. Yo estaba sentada en mi silla, consivas y odiosas piernas estiradas delante; uno de los lacayos me haba llevado desde el ca

    sta all, para que pudiera ver a los otros nios. O la voz de ta Clarissa:No es una criatura muy simptica. Supongo que hay que comprenderla

    Aunque no comprend lo que eso significaba, guard el comentario en la memoria para anals tarde. Cuando pienso en ese da recuerdo el aroma de las fresas, la deliciosa mezcla de

    car y nata y las piernas, las fuertes piernas de otros nios.An recuerdo la gran decisin que me sobrevino cuando, casi cayndome de la silla, me

    bre las piernas y camin.Era un milagro, dijeron los bondadosos. Otros pensaron que podra haberlo hecho antes, qu

    ba estado fingiendo. Los doctores se quedaron estupefactos.Al principio slo poda andar bambolendome, pero a partir de ese da camin. No s si h

    dido o no hacerlo antes; slo recuerdo esa repentina decisin y la gratificante sensacin de n que me dirig hacia los otros nios.

    Poco a poco fui descubriendo mi pattica historia, sobre todo a travs de los criados que trabala casa desde antes de mi nacimiento.Ella era demasiado mayor para tener hijos. No cabe extraarse Tener a la seorita Har

    t. Una operacin Esos instrumentos Pues mira, es peligroso. A ella la perdieron y salvacriatura. Pero all la tienes, con esa pierna. Por lo que respecta a l jams ha vuelto a smo. La idolatraba Por cierto, apenas haca uno o dos aos que se haban casado; quin s

    o habra durado, siendo l como es Pero se explica que no pueda soportar a la nia. Aunque

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    ra como la seorita Phyllis o cualquiera de sus primas Al fin te das cuenta de que el dinerotodo, verdad?En esas pocas palabras estaba mi historia. A veces imaginaba que era una santa, que andaba ndo haciendo el bien y que todos me amaban. Pues mira, no ser una belleza, decan, p

    cesario comprenderla. Y es muy buena.Yo no era buena. Envidiaba a mis primas, que tenan la cara bonita y rosada, sedoso pelo rubi

    ba rabia que mi padre no pudiera soportarme porque mi llegada al mundo le haba separado dre. Me portaba mal con los criados porque me auto-compadeca.Las nicas personas con las que poda sentirme humilde y quizs aprender a ser buena eran c

    enfrey. No se puede decir que me prestaran mucha atencin, pero para m eran los Menfrey, que vivan en la casa ms apasionante que yo hubiera visto nunca, encaramada eantilados frente a la Isla de Nadie. Esa casa les perteneca y tena una historia que yo an scubrir. La nuestra era la ms prxima: una mansin mucho ms moderna, en la que mi padre ibir y atender a sus votantes. Con los Menfrey mantena una gran amistad. Cierta vez o que dlliam Lister, su secretario: Hay que cultivar la relacin. Tienen gran influencia sobctorado. Por ende los Menfrey deban ser atendidos como las flores del invernculo.

    Y bastaba con mirarlos para creer en esa influencia. William Lister dijo una vez que eran a imagen ampliada. Yo nunca haba odo esa frase, pero les iba bien.La familia estaba muy dispuesta a trabar amistad con nosotros; durante las elecciones apoyapadre; lo reciban en su casa y visitaban la nuestra. Eran los seores del distrito: cuan

    delion deca a sus arrendatarios que votaran, ellos lo hacan y apoyaban al candidato qfiriera; de lo contrario dejaran de ser arrendatarios suyos.Cuando bamos a Cornualles, algunos de los criados nos acompaaban. La seora Trant y P

    quedaban en Londres, con un mnimo de personal; la seorita James, la niera y Fanny, entre

    nan con nosotros. En Cornualles ya haba un mayordomo y una ama de llaves: los ALee, marjer, formaban parte del mobiliario de la casa que alquilbamos, cosa muy conveniente.Se me permita tomar el t en Menfreya y Gwennan vena a Chough Towers para mer

    nmigo. Vena a caballo, con uno de los caballerizos de su casa. Fue durante una de esas visitarend a montar; entonces descubr que me senta ms feliz sobre el lomo de un caballo qgn otro lugar, pues all mi defecto no tena importancia; all me senta normal. Nunca ado tan cerca del placer absoluto como cuando cabalgaba por esos caminos, cuesta arriba o cajo, y nunca disminuy mi gusto por el paisaje. Cuando llegaba a la cumbre de una colina si

    quedaba sin respiracin ante la sbita aparicin del mar.Envidiaba a Gwennan por vivir permanentemente en un lugar as. A ella le gustaba que le haLondres y yo disfrutaba al hacerlo. A cambio, haca que ella me hablara de Menfreya y

    milia, pero sobre todo de Bevil.De pie frente a mi espejo, tras el encuentro con ta Clarissa en la escalera, comenc a pensar

    enfrey con una nostalgia tan profunda que dola.Estaba asomada por encima de la barandilla. En el saln del frente haba msica, pero se p

    o el rumor de voces y los sbitos estallidos de risa. Era como si la casa hubiera cobrado vida;

    aba fra: tantas voces, tantas risas, la transformaban.Yo tena puesto un camisn de franela y una bata roja por encima; iba descalza, pues las ch

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    bran podido traicionarme con su sonido acolchado. Desde luego, ninguno de los criados me haado por espiar desde la barandilla, pero me gustaba fingir que las recepciones de mi padre neresaban en absoluto.A veces soaba que l me mandaba llamar y que yo entraba en la sala, cojeando. All esta

    mer ministro, que trababa conversacin conmigo; l y todos los dems quedaban atnitos anenio y mi entendimiento. A mi padre le brillaban los ojos, llenos de calidez, pues se

    gulloso de m.

    Qu sueo tonto!Esa noche, apoyada contra la barandilla, que ola a la mezcla de cera y trementina con quetraba, o una conversacin entre ta Clarissa y un hombre que me era desconocido. Hablaban padre.Es brillanteEso parece pensar el primer ministro.Pues s. Recuerde lo que le digo: SirEdward va camino de integrar el Gabinete.Ese querido Edward sa era ta Clarissa merece un poco de buena suerte.Buena suerte? Pues yo dira que no le falta, por cierto. Debe de tener una gran fortuna.Pero desde que muri su esposa nunca ms ha sido feliz.Es viudo desde hace muchos aos, verdad? Habra sido muy conveniente que tuviera e

    e extraa que no haya vuelto a casarse.El matrimonio fue para l una experiencia muy trgica. Y en cierto modo Edward naci

    tero.Me han dicho que tiene una hija.Sent que la cara me arda de furia al percibir el tono con que ta Clarissa responda:Tiene una hija, por cierto. Henrietta. La llamamos Harriet.

    Hay algo que lamentar?Ta Clarissa habl en susurros, pero luego volvi a subir la voz.A menudo pienso cunto mejor habra sido que muriera ella y no Sylvia. Tener a la criat

    t, como usted sabe. Apenas llevaban unos pocos aos casados, pero ella ya estaba cerca darenta aos. Queran un varn, por supuesto. Y esta nia

    Aun as debe de ser una compensacin para l.Una risa cruel. Un susurro. Luego:Y a m me tocar presentarla en sociedad, cuando llegue el momento. Mis hijas Phyllis y S

    e llevan el nombre de su ta, tienen ms o menos la misma edad, pero qu diferentes son! mo har para casar a Harriet a pesar del dinero.

    Tan poco atractiva es?No tiene nada. Simplemente, nada.Fanny me haba dicho que quien escucha a escondidas nunca oye hablar bien de s mismo. C

    n tena! Varias nieras me haban dicho que era mala, caprichosa, de mal carcter, que iierno. Pero nunca haba odo nada tan hiriente como esa conversacin entre ta Clarissasconocido. Pasara mucho tiempo antes de que pudiera oler la cera con trementina sin asociar

    a abyecta miseria.

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    Como no poda seguir mirando, abandon la barandilla para volver precipitadamente bitacin.

    Ya haba descubierto que, cuando te sientes muy desdichado, lo aconsejable es volver la espaor y planear algo, cualquier cosa que te haga olvidar. Qu estupidez la ma, soar as!, pu

    os sueos nunca me vea tal como era, sino como herona. Cambiaba hasta el color de mi pez de ser castao oscuro era dorado; mis ojos, en vez de verdes, azules; la nariz, recta yortada, en vez de empinarse de ese modo que da vivacidad a ciertas caras, pero que resuongruente con mi expresin agria.Planea algo cuanto antes, me dije. Y la respuesta se present de inmediato: Puesto queme quieren, me fugar.Adnde? Slo haba un lugar al que quisiera escapar: Menfreya.Ir a Menfreya dije en voz alta.Me negaba a pensar en lo que hara al llegar, pues si me lo preguntaba el plan naufragara an

    pezar. Y deba acallar esas voces que decan palabras crueles. Deba hacer algo de inmediato.Poda tomar un tren en Paddington. En mi hucha tena dinero suficiente para pagar el billetlo nico que importaba. Ahora slo deba pensar en llegar a Menfreya; una vez all trazar

    nes. Pero no poda quedarme en esa casa: cada vez que bajara la escalera volvera a or esas vue ta Clarissa no saba cmo conseguirme esposo? Pues bien, yo le ahorrara la molestia.Cundo partir? Cmo asegurarme de que no notaran mi ausencia hasta que hubiera p

    ordar ese tren? Deba planificar todo con cuidado.Mientras la gente, en los salones de abajo, escuchaba la msica que pap haba pagado p

    asin y disfrutaba de los manjares servidos en el comedor, mientras all se discutan temtica y las posibilidades que mi padre tena de integrar el Gabinete, yo, tendida en mi neaba la fuga.

    * * *Mi oportunidad se present al da siguiente. Todos estaban cansados y en la cocina

    lhumor; la seorita James estaba irritable. Siempre pens que, tras haber ledo Jane Eyre, la aba convencida de que mi padre se casara con ella; despus de fiestas como la de la noche an

    a posibilidad deba de parecerle ms remota que de costumbre. A las seis de la tarde se retirarto, quejndose de que le dola la cabeza. Eso me brind la oportunidad, despus de ponnquilamente la capa con capucha y guardarme en el bolsillo el dinero retirado de la alcancir sigilosamente de la casa. Cog un autobs, cosa que haca sola por primera vez; una rsonas me miraron con curiosidad, pero fing no reparar en ellas. Segura de que era el vehdicado, puesto que en el costado deca Paddington, ped tranquilamente un billete haacin. Fue ms fcil de lo que haba imaginado.Conoca la estacin, pues haba estado all con pap, aunque nunca por la noche. Pagu mi b

    ro qued horrorizada al enterarme de que debera esperar una hora y tres cuartos hasta la llegan. Fueron los ciento cinco minutos ms largos de mi vida. Me sent en uno de los bancos, cerbarrera, y me dediqu a observar a la gente, aterrada por la posibilidad de que en cua

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    mento alguien entrara de prisa, buscndome.Pero no vino nadie y, a su debido tiempo, lleg el tren. Cuando lo abord me pareci muy difla primera clase en que viajaba con pap. Los asientos eran de madera, incmodos; pero est

    rdo del tren, camino a Menfreya, y por el momento eso era lo nico que importaba.Me sent en un rincn y nadie repar en m. Por suerte era de noche y pude dormitar; al des

    scubr que ya estbamos en Exeter. Luego comenc a preguntarme qu hara cuando llegenfreya. Poda entrar en el vestbulo y decir al mayordomo que vena de visita? Imagin quvaban ante lady Menfrey, quien inmediatamente informara a mi padre. Me llevaran de regra castigada; se me prohibira hacer jams algo semejante. Y qu habra ganado entonces, salociones preliminares de la aventura?Qu tpico en m, lanzarme precipitadamente a algo y preguntarme despus adnde iba

    pulsiva y tonta. Se explicaba que me tildaran de dscola.Estaba hambrienta, cansada y deprimida. Habra querido encontrarme en mi propia habit

    nque ta Clarissa entrara en cualquier momento y me mirara con esa expresin suya, como ccomparaba con Phyllis o con una de las otras.Cuando llegamos a Liskeard ya saba que haba hecho algo muy tonto. Pero no poda ec

    s. Cuando viajaba con pap, ALee iba por nosotros a la estacin, con el carruaje. Como ahobra carruaje, compr un billete para la lnea local. Haba un tren que conectaba con el exprndres y estaba esperando, de manera que me apresur en abordarlo.Esperamos en la estacin casi media hora; eso me dio tiempo para planear lo que hara. Durave trayecto se me ocurri que, puesto que en el tren haba tan pocos pasajeros, alguien onocerme e impedirme continuar. Aunque no solamos viajar en esa lnea, pap era muy conel distrito y posiblemente se saba que yo era su hija.Me ape del tren en Menfreystow. No haba ms de diez o doce personas. Me un a ellas y, cu

    zamos la pequea barrera, entregu mi billete con la cabeza gacha. Estaba libre, pero quora?

    Deba llegar hasta el mar y luego caminar un kilmetro y medio a lo largo del acantilado. ra de la maana habra poca gente en el camino.La pequea poblacin de Menfreystow an dorma. La serpenteante calle mayor (casi la

    aba prcticamente desierta; la mayora de las casas tenan las cortinas echadas; las pocas tiguan cerradas con candados y trancas. Me lleg el olor del mar; ech a andar hacia el puerto, dclaban los barcos pesqueros; al pasar frente al cobertizo donde se venda la pesca, al ver las

    didas y los barriles de langosta experiment una momentnea felicidad pese a mi incertidumpre me senta all como en mi casa, aunque mi padre slo alquilaba la mansin desde quresentante de Lansella, haca ms o menos seis aos. Mientras esquivaba cautelosamenollas de hierro a las que se ataban los cabos gruesos y cargados de sal, me dije que ir al p

    ba sido una locura. Los pescadores solan salir muy temprano; si me vean denunciarasencia de inmediato.Me alej por uno de los callejones laterales hasta regresar a la calle mayor; sub por u

    uellas cuestas adoquinadas y, al cabo de cinco minutos, me encontr en lo alto de los acantilad

    La belleza del paisaje hizo que me detuviera a admirarlo algunos segundos; all estaba la cosdo su esplendor; abajo, la playa y el agua verdi-azul, que acariciaba muy suavemente las a

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    ses; unos mil quinientos metros costa arriba se alzaba la casa solariega de Menfreya; frente aIsla de Nadie, deshabitada.

    Ech a andar, pensando en Menfreya y en la familia que la habitaba. La casa no tardarstarse. Yo saba a qu altura de los giros y recodos de ese camino sera al fin visible. Y all es

    andiosa, imponente, una especie de Meca en mi peregrinaje; el hogar de los Menfrey, la famile perteneca desde haca siglos. Ya la habitaban los Menfrey cuando el obispo Trelawny fue ena Torre; un Menfrey respald a los obispos y reuni a su servidumbre para incorporarse a los v

    l cornualleses que iran a descubrir por qu causa; imagin a los Menfrey con sombrero de plntalones a la rodilla y encajes en las mangas, como se los vea en los retratos de la galera. No nsar en otra cosa que en la emocin de ser una Menfrey, aun sabiendo que lo prudentncentrarme en asuntos ms prcticos.

    Haba llegado al sitio desde donde se vean las almenas. En una de esas ocasiones en qorita James me llev a tomar el t, Gwennan me haba llevado hasta lo alto de la torre. All gocin de mirar hacia abajo, a lo largo del muro gris, hacia el acantilado y todava ms abajo,mar. Y o la voz de mi amiga: Si quieres morir no tienes ms que saltar desde aqu. Yo ido la impresin de que ella bien poda ordenarme hacer eso, a la manera imperiosa d

    enfrey. Y como estaban tan habituados a que se los obedeciera, tal vez esperara que yo saevaban muchas generaciones dando rdenes; los Delvaney, en cambio, slo una. Nuestra acertable, haba sido fortalecida por mi abuelo, que en un principio fue uno de sus empleado

    mildes. Ahora, desde luego, SirEdward Delvaney ya no recordaba sus comienzos en absoluthombre elegante e instruido, con un futuro brillante. Pero aunque l fuera mucho ms intel

    e los Menfrey, la diferencia se vea con claridad.Yo tambin tena que ser inteligente. Deba planificar el siguiente paso. A menudo Gwennan

    abalgar temprano por la maana y vena en esa direccin; me haba comentado que era uno d

    seos favoritos. Si me esconda en el acantilado, en cierta cueva que habamos descubierto, tal ra pasar. De lo contrario tendra que trazar otros planes. Tal vez fuera mejor ir a los estabonderme all. Pero quiz me viera alguno de los caballerizos; adems estaban los perros. No:

    ostar a la buena suerte y esperar en la cueva. Si ella sala a cabalgar era seguro que pasara porEsper durante horas enteras, segn me pareci, pero al fin tuve suerte. Gwennan vino, y soLa llam. Ella se detuvo en seco.Cuando le cont todo pareci divertida. Fue ella quien pens en la isla. La aventura la

    ora me tena a su merced y estaba encantada.

    Ven me dijo. Ya s dnde esconderte.Como la marea estaba alta, me llev a remo a la isla, tendida en el fondo del bote, por miedo

    uien me viera.Me ocupar de traerte de comer dijo. Ya que nadie quiere vivir en esta casa, por qrtela?

    * * *Eso haba sucedido el da anterior. Y all estaba Gwennan, con el peridico. Yo nunca h

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    aginado que mi fuga tendra tanta importancia. Ella dijo:Durante el desayuno todos hablaban de esto. Pap dice que alguien pedir rescate por ti.

    libras. Imagnate, valer tanto!Mi padre no pagara. En realidad, se alegrara de que lo libraran de m.Gwennan reconoci la posibilidad con un gesto afirmativo.Aun as dijo, tal vez pague para que la prensa no se entere.Pero si nadie ha pedido nada! No estoy secuestrada.Ella me observaba con aire calculador.En casa necesitamos dinero, sabes? coment.Me ech a rer.Qu? Que los Menfrey pidieran rescate por m! No tiene sentido.Podra ser suspir Gwennan, si Sir Edward nos pagara. Mira, nos est resultando d

    brir los gastos. Por eso se ha amueblado esta casa. Pap dijo que convena sacarle provecho.os que est desocupada. Por eso la pintaron un poco y trajeron estos muebles. Eso fue hace unmos estado esperando que apareciera el primer inquilino. Y aqu est: t!No soy una inquilina de verdad. Slo he venido a esconderme.

    Adems no pagas alquiler. Pero si se pidiera rescateNo se ha pedido.No. Pero no me sorprende que hayas huido. Esa vieja odiosa de Clarissa! En tu lugar yo h

    ado a darle unos buenos coscorrones.Nunca habras estado en mi lugar. Eres hermosa; de ti nadie podra decir esas cosas.Gwennan se descolg de la mesa en la que se haba sentado y destap uno de los espejo

    servar su propia cara. Yo me acerqu cojeando; codo a codo, nos miramos. Ella no poda menoar complacida con su imagen: cara redonda, tez de crema algo pecosa, pelo y ojos morenos

    ricilla encantadora, de fosas anchas; coment que le daba el aspecto de un tigre.Sabes cul es tu problema? Que siempre tienes cara de pensar que la gente no te querr

    a.Pues qu cara esperas que tenga, si la gente no me quiere?Es que as se lo recuerdas. Si pusieras cara de no enterarte quiz lo olvidaran. Oye, tendr

    edarte aqu. Te traer comida todos los das, para que no pases hambre. Tendrs que ver nto aguantas. Cmo ha sido pasar la noche en Nadie?

    Pues normal.

    Mentirosa. Has tenido miedo.Qu, t te habras quedado tan tranquila?Quiz no. Esta casa est embrujada, sabes?No es cierto afirm con fiereza.No poda ser. Y si era as yo prefera no saberlo. Pero al mismo tiempo no pude resis

    tacin de instarla a continuar. En todo caso, Gwennan no se quedara con las ganas.Pues claro que es cierto! Pap dice que si no consigue inquilino es por los rumores. La

    ne a ver la casa y despus se entera.

    Pas una hora conmigo. Luego se fue, pero prometi regresar por la tarde. Tendra que cha cautela para no despertar sospechas, pues a alguien podra llamarle la atencin su repe

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    ers por la isla.Su entusiasmo era comprensible. Para ella era toda la diversin del asunto; para m, tod

    icultades.

    * * *Al caer la tarde comenc a intranquilizarme. Puesto que no quera entrar en la casa mientr

    ra necesario, me sent con la espalda apoyada contra el muro para contemplar la casa solarieenfreya, al otro lado del mar. Era una imagen reconfortante. Haba luz en varias de las venvil deba de estar all; yo habra querido preguntar por l a Gwennan, pero me reprima, puiga tena la inquietante costumbre de leerme los pensamientos. Y si descubra que su hermaneresaba no se limitara a divertirse provocndome con pullas, sino que exagerara mi inters.Faltaba poco para la pleamar; el agua se acercaba lentamente a la casa. En este costado lleg

    cos metros de ella; se deca que, durante las mareas ms altas, llegaba hasta el muro e inundcina. Eso suceda en ciertos momentos del ao, sin duda, y ese da no era uno de ellos. Pero el

    que el mar me cercara no me aterraba tanto como la casa a oscuras.Por la tarde Gwennan me haba trado algunas velas; antes de que oscureciera del todo en

    ra encender algunas. Cuantas ms hubiera, menos intranquila me sentira. Tal vez dejarcendida en el dormitorio durante toda la noche; de esa manera, si despertaba sobresaltada mediatamente dnde estaba.

    No poda saber qu hora era, pues no tena reloj; pero el sol haba desaparecido rato anmenzaban a aparecer las primeras estrellas. Las vi surgir a la vista de un momento al siguscubr la Osa Mayor y luego busqu las otras constelaciones que, segn me haba ensea

    orita James, se podan encontrar en el cielo nocturno. El miedo se aproximaba ms y ms, cor, como la oscuridad. Tal vez si me acostaba me quedara dormida, puesto que haba dormidoco durante dos noches seguidas.Entr en la casa y me apresur a encender las velas; luego llev una arriba, al dormitorio. Im

    e, al entrar yo, los muebles saltaban a sus respectivos sitios. Ech un vistazo apresuradoededor y cerr la puerta. Luego, con la vela en la mano, me acerqu cautelosamente a cada uos bultos grotescos y levant la sbana; slo quera asegurarme de que abajo haba slo mue esas fundas slo escondan las piezas tradas desde Menfreya para el inquilino tan esperad

    a tontera. El miedo estaba dentro de m. Si al menos hubiera podido alejarlo de mi menbra sido nada ms que una mansin solitaria; deba acostarme y dormirme de inmediato.Lo intentara, pero con la vela encendida.Me acost en la cama, como la noche anterior, y cerr los ojos; inmediatamente volv a ab

    ra ver si lograba detectar algo raro antes de que hubiera tenido tiempo de esconderse. Qu tony quien dice que, en realidad, los fantasmas no se ven, pues ver es un proceso fsico, mientraos no son algo fsico. A los fantasmas se los siente. Y al caer la oscuridad yo senta algo ea.Volv a cerrar los ojos y de pronto imagin que estaba viajando en el tren. Y cansada como esqued dormida.

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    Despert aterrorizada. Lo primero que vi fue la vela. Supe que haba dormido un buen rato cho que se haba consumido. Me incorpor para recorrer el cuarto con la vista; al parecer, todtos enfundados estaban sbitamente en los lugares que ocupaban al cerrar yo los ojos. Ectazo a la ventana. An era de noche. Algo me haba despertado. Un sueo? Una pesadilla,

    mblaba y el corazn me palpitaba enloquecido.Slo un sueo dije en voz alta. Luego me alarm: sobre el suave murmullo de las ol

    dos abajo. Voces y el chirrido de una puerta.Me levant de un salto, con la vista clavada en la puerta.No estaba sola en la isla. No estaba sola en la casa.Voces! Voces que susurraban! Una era grave; la otra, ms aguda. O un ruido que poda h

    o una pisada.Son imaginaciones tuyas susurr.No. Ah estaba el crujido de un peldao y el inconfundible sonido de unas pisadas sigilosas.El corazn me lata con tanta fuerza que me impeda pensar. Estaba de pie contra la puchando. Indudablemente haba pisadas en la escalera. Luego o una voz femenina:Vmonos. Esto no me gusta.Una risa grave: una risa de hombre.Una cosa era segura: no eran fantasmas. Y en cualquier momento irrumpiran en la habit

    rr al tocador para meterme bajo la funda. Apenas logr esconderme antes de que se abrierta.

    Ah, aqu es! dijo una voz conocida.Una vela Una luz, seor Bevil! sa era la mujer.Quien est en la casa se ha escondido aqu dijo Bevil Menfrey.l estaba retirando las fundas. Comprend que en pocos segundos llegara al tocador.

    Levant la vista hacia l y pens en lo magnfico que se lo vea a la luz de la vela. Estabduro que la vez anterior. Ya era todo un hombre. Pareca enormemente alto y la luz de laojaba una larga sombra suya contra la pared, con la silueta de la mujer, ms pequea, refurs de l.Santo Dios! grit. Pero si es Harriet Delvaney! Sal de all, picara. Qu haces aqu?Luego se agach para cogerme por el brazo y jal para levantarme.No se puede decir que hayas escogido una gran residencia. Cunto tiempo llevas aqu?sta es la segunda noche.

    Pues entonces el misterio queda aclarado.Qu va usted a hacer, seor Bevil? pregunt la muchacha.Entonces comprend que era una de las muchachas de la aldea, de las que nunca entrar

    enfreya como invitadas; qu poda estar haciendo all con Bevil, a esas horas de la noche?Slo hay una cosa que pueda hacer: llevarla ahora mismo al continente. Habr que avisa

    dre que ha aparecido.Ay, qu pequea tan mala!Y qu diremos de ti? pregunt.

    Ante eso Bevil ri otra vez.

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    S dijo, qu diremos de ti y de m? Que no haya recriminaciones ni de una parte nia, eh, Harriet?No acept. No comprenda, pero de pronto me senta casi feliz: primero, porque no t

    e pasar el resto de la noche sola en la isla; segundo, porque a l pareca divertirle lo que yo cho y porque comprenda que, as como l me haba descubierto donde yo no deba estar, tamlo haba descubierto de igual manera.Me mir.No deberas haber dejado la vela encendida dijo. Ha sido un gran descuido. Al desemb

    mos visto la luz que parpadeaba en la ventana. De pronto se haba puesto severo. Debeber, seorita Harriet, que ha provocado una gran consternacin. Ya estaban a punto de dragmesis.Bromeaba. Pero estaba intrigado y una vez ms sent ese fulgor de placer. Hasta entonces haba dedicado toda su atencin; not que casi haba olvidado a su compaera.Bajamos al bote; en poco rato llegamos al continente. l dijo a la muchacha:Ahora vete.Ella qued boquiabierta y lo mir con aire de sorpresa, pero Bevil repiti, impaciente:Anda, vete ya.Ella le clav una mirada bastante sombra y se recogi las faldas hasta los muslos para sa

    te al agua poco profunda. Iba descalza; se detuvo un momento con el agua lamindole los tora mirar atrs, por si Bevil la estuviera observando. No era as. l me miraba a m, con las moyadas en los remos.

    Por qu hiciste eso? pregunt.Porque quise.Huiste para pasar una noche en esa isla?

    No, para eso no.Cmo llegaste all?No respond. No quera involucrar a Gwennan.Eres una nia extraa, Harriet coment l. Sospecho que te preocupas demasiado por

    e no tienen ni la mitad de la importancia que t les atribuyes.T no puedes imaginar la importancia que tiene para m ser coja. De pronto me enfad

    sin. Dices que no tiene importancia. Claro, para ti no. No tienes que andar cojeando poerdad? Claro, t crees que no tiene importancia. Para ti, no.

    Pareci sobresaltarse.Qu vehemente eres, mi querida Harriet. La gente no te quiere menos por el hecho de qu

    a. Eso es lo que trato de decirte. Pero ahora no se trata de eso, verdad? Has huido. Se ha armaan alboroto. Y ahora te he descubierto. Qu piensas hacer? No vas a escapar de m, no? Miratrapar para traerte de regreso. Quiero ayudarte. Se inclin hacia m. En sus ojos haba bo de ternura, que me reconfort y me hizo feliz. Acaso la vida all te resultaba imposible?Hice un gesto afirmativo.Tu padre, supongo. Suspir. Lo siento, pero tendr que llevarte de vuelta, pobre pe

    a. No puedo ocultar que te he encontrado. De lo contrario me convertira en cmplice o alg

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    uin te llev a la isla? Gwennan, supongo. Se ha pasado el da dndose importancia. Conquwennan!

    No respond.Tienes sentido del honor continu l. Muy loable. Pues bien, slo te queda bailar al co

    la msica. Pero dime: qu intenciones tenas?No s.Acaso huiste sin haber decidido adonde iras?Vine aqu.En tren, supongo. Tienes audacia. Pero habras debido trazar un plan de campaa, comprequ pretendas conseguir con esto?No lo s.l mene la cabeza. Luego su expresin volvi sbitamente a ser tierna.Pobre Harriet, qu mal debes de haberlo pasadoO que ta Clarissa hablaba de lo difcil que sera conseguirme esposo balbuce. Por mOye, no te preocupes por eso. Quin sabe es posible que yo mismo me case contigo.Me ech a rer.

    Me ofendes protest l, zumbn. Te hago una propuesta completamente razonable yibes con desdn.Es que no lo has dicho en serio.La gente nunca me toma en serio. Como suelo tomrmelo todo a la ligeraDej los remos dentro del bote y se inclin hacia m para besarme en la frente. Ent

    periment en toda su potencia el encanto de los Menfrey. Mientras me ayudaba a desembarcuvo por un momento, con la cara muy cerca de la ma.Recuerda esto dijo: Habr jaleo, pero pasar. Ven, vamos ya. Hay que bailar al comp

    msica.Mientras cruzbamos el patio los perros comenzaron a ladrar.El saln estaba apenas iluminado por dos chorros de gas dentro de una especie de lmparas; apenas suficiente para ver el cielo raso abovedado y las armaduras al pie de la escalera. El gr

    vil reson hasta en las vigas.Venid a ver lo que he encontrado! Aqu est Harriet Delvaney! La he trado conmigo.Entonces la casa cobr vida. Por todas partes se oyeron voces.Los primeros fueron Sir Endelion y lady Menfrey; despus, algunos de los criados. Gwe

    sde el tope de la escalera, me miraba con grandes ojos acusadores.Me senta aliviada, pues an no haba llegado el momento de preguntarme: Y ahora qu

    ocionada, pues la aventura de esa noche me haba acercado a Bevil.

    * * *Sentada en la biblioteca, beba un poco de leche caliente. Lady Menfrey no dejaba de murmuHarriet, pero cmo has podido? Tu pobre padre frentico, realmente frentico.

    Hemos tenido que telegrafiarle me dijo SirEndelion, como si pidiera disculpas, tirone

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    los bigotes. En ese momento comprend que los pecadores eran mucho ms simpticos. aba ni la mitad de horrorizado que su esposa; tampoco Bevil.El muchacho, sentado en la mesa, me sonrea como si quisiera animarme. Mientras l est

    me era imposible sentir miedo o desdicha.Gwennan haba entrado sin hacer ruido, para que no la vieran y le mandaran volver a la cam

    servaba con apasionamiento.No s qu dir suspir lady Menfrey. Al menos hemos hecho lo posible.Tendrs que bailar al comps de la msica, querida ma dijo SirEndelion, igual que su hExactamente lo que yo le he dicho intervino Bevil. No nos repitamos. Creo que H

    bera dormir; as estar en mejores condiciones para enfrentar el interludio musical.He ordenado a Pengelly que haga preparar una cama dijo la seora.En el cuarto vecino al mo aadi Gwennan.Gwennan, pequea, qu haces aqu? Deberas estar en la cama y bien dormida.

    enfrey pareca afligida. Adivin que su familia era, para ella, una fuente de constante preocupaLa ha despertado la llegada de Harriet coment su hermano. Para ella debe de habe

    a gran sorpresa.

    Sin duda replic ella, desafiante.Tan grande, la sorpresa?Gwennan le clav una mirada ceuda.Nunca habras imaginado que estaba all, verdad?T tampoco insinu ella. De otra manera no habras decidido ir hoy.SirEndelion solt una fuerte carcajada; lady Menfrey pareca perpleja. Qu familia apasion

    ns. Y lament con fervor no pertenecer a ella. Me daba cuenta de que todos, con excepcin deenfrey, miraban mi fuga con mucha tolerancia. Y la opinin de la seora no tena mucho peso.

    Si yo hubiera sabido que Harriet estaba all habra ido ya anoche, te lo aseguro replic BDej mi vaso en la mesa.Gwennan dijo lady Menfrey, ya que ests aqu podras acompaar a nuestra invitad

    bitacin.Di las buenas noches a Bevil, a SirEndelion y a su esposa. Luego Gwennan y yo subimos junAun en esos momentos me emocionaba estar en Menfreya.Tu cuarto est junto al mo anunci ella. Dije a Pengelly que quera tenerte aqu. Oyhas dicho?

    Lo saben. No haba nada que decir.Pero no me has delatado?Negu con la cabeza.La habitacin que me haban asignado era grande, como todas las de Menfreya; tena un asie

    ventana, desde la que se vea la isla. En la cama de matrimonio haba un camisn de franela roUno de los mos seal Gwennan. Tienes que desvestirte de inmediato.Yo vacilaba.Anda, no seas gazmoa insisti ella.

    Me quit la ropa ante sus ojos; cuando estuve entre las sbanas ella se sent en un extrazada a las rodillas, sin apartar la vista de m.

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    No me extraara que te encarcelaran coment. Despus de todo ha intervenido la poesos casos nunca se sabe. Not que, aun mientras me provocaba, su mente ya estaba tranes para rescatarme. Pero no, no creo. Tu padre los sobornara para que no te encerems, yo tambin estoy implicada. Querrn saber quin te llev a la isla y quin asalt la desp

    omprendes? La seora Pengelly not la falta de ese muslo de pollo que te llev ayer. Y de sas. Las sospechas me sealan y yo estar contigo en el banquillo de los acusados. Para ti snsuelo. Mis padres entablarn largas discusiones y se llegar a una decisin. A propsito: Bev

    estar furioso por tu culpa. Furioso? Por qu?Porque le has arruinado una aventurilla. Desde que pap amuebl la casa l la usa paducciones. Es romntica. Y el hecho de que las seoritas tengan miedo a los fantasmas aade ia situacin. El puede mostrarse audaz y protector, con lo que logra su objetivo en mucho mmpo.Son inventos tuyos. Qu puedes saber?Mi querida Harriet: cada uno de los Menfrey lo sabe todo sobre los dems. Es una faculta

    emos. Todos los hombres son devastadoramente atractivos para las mujeres y todas las mujen para los hombres. No podemos evitarlo. Slo nos queda sobrellevarlo.

    La mir y qued convencida de eso; la idea me entristeci.Estoy cansada dije. Quera estar sola para rememorar los momentos que haba comp

    n Bevil en el bote, para recordar cada una de sus palabras.Que ests cansada! exclam ella. Cmo puedes estar cansada si sabes lo que p

    ana? Menos mal que no he enviado esa carta de rescate.No hubo ninguna carta de rescate.Que no? Pero si la he estado redactando! Acaso crees que se puede dejar pasa

    ortunidad as? Los Menfrey nunca dejamos pasar una buena oportunidad.

    No te creo. Cerr los ojos.De acuerdo gru ella. Y se levant de un salto. Anda, duerme y suea con lo de mame gustara estar en tu pellejo, Harriet Delvaney. Ya vers cuando venga tu padre.

    * * *Como Gwennan y yo estbamos esperando el carruaje lo vimos llegar. Muy poco despu

    nvocaron a la biblioteca.Sus ojos nunca haban estado tan fros; tampoco me haban mirado nunca con tanta antipata.nca me haba sentido tan fea como cuando entr cojeando en esa habitacin. Es extrao,ando tena conciencia de mi deformidad se me antojaba que se haca ms obvia. Y en presencsiempre cobraba conciencia de ella.

    Ven aqu dijo. Y como de costumbre, al or el tono con que me hablaba tuve la sensacie alguien me verta agua helada por la espalda.

    Estoy sumamente disgustado. Nunca habra imaginado tanta ingratitud, tanto egosmo,ldad. Ni siquiera de ti y bien s de qu perversidades eres capaz. Cmo has podido ca

    mejante conducta?

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    No respond. Nada estaba tan fuera de mis posibilidades como explicarle mis motivos. Yo mestaba del todo segura de ellos. Arraigaban demasiado en el fondo. Y saba, en ese momentoera slo por esas palabras tan desafortunadas de ta Clarissa que haba huido de casa.Responde cuando te hago una pregunta. No aadas la insolencia a la ingratitud.Dio un paso hacia m. Cre que iba a golpearme y casi dese que lo hiciera. Creo que podra

    portado mejor un odio ardiente que esa helada antipata.Pap, quera alejarme. YoQueras huir? Queras causar problemas. Por qu viniste aqu?Quera quera venir a Menfreya.Un capricho momentneo. Habra que azotarte hasta la inconsciencia. Torci la boca eeca de disgusto. La violencia fsica le repugnaba. Yo lo saba: si un perro le desobedeca notigaba: se le eliminaba. En ese momento pens: Le gustara eliminarme. Pero jams me azotMe volvi la espalda como si no soportara mirarme.Tienes todo lo que deseas. Gozas de todas las comodidades. Pero no conoces la gratitu

    vierte angustiar y causar problemas. Pensar que tu madre muri por darte la vida!Habra querido gritarle que callara. No soportaba orle decir eso. Saba que l lo pens

    nudo, pero esas palabras, pronunciadas en voz alta, daban al horror un significado ms profpoda soportarlo; habra querido arrastrarme hasta un rincn para llorar.Pero en vez de expresar el dolor que senta, mi cara se estaba conformando en esas lneas

    stinadas, sin que yo pudiera evitarlo. l lo not; eso desat momentneamente el odio qu r ese monstruo que, para vivir, lo haba privado de un ser amado. Hall un breve consuelo enda suelta al amargo resentimiento de tantos aos.Cuando te vi, cuando me dijeron que tu madre haba muerto, quise arrojarte de casa.Las palabras estaban dichas. Me golpearon con mayor crueldad que cualquier ltigo. l

    stalizado la escena. Vi al feo beb en brazos de la enfermera; vi a la muerta en el lecho. Y la cpadre. Hasta pude or su voz: Arrojad eso afuera.All estaba, para siempre grabado en mi mente. Hasta entonces slo adivinaba su antipata y

    rsuadirme de que era slo cosa de mi imaginacin, que a l le costaba expresar sus sentimie en el fondo me quera. Pero ya no podra hacerlo.Tal vez se avergonz. Su voz se abland un poco.Ya veo que jams podr inculcarte el sentido de la decencia dijo. No slo te c

    oblemas a ti misma, sino tambin a los dems. La casa entera es un caos. Nos han invadid

    riodistas.Hablaba para disimular su confusin. Y yo le escuchaba slo a medias, pues estaba pensandoal ver a ese beb en brazos de la enfermera.Cuanto menos dijo, no debes abusar de la hospitalidad de Menfreya ms de lo nece

    s iremos inmediatamente a Chough Towers.

    * * *Chough Towers era una mansin del primer estilo Victoriano; estaba a un kilmetro y med

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    enfreya. Mi padre la alquilaba amueblada a una familia apellidada Leveret, que haba hecho fon la arcilla para porcelana extrada de las cercanas de St. Austell. La casa era casi tan grande enfreya, pero careca de su distincin. Era fea y, como he dicho, pareca siempre fra e imperro quiz era porque la alquilaba mi padre y la haba impregnado con su carcter; habitada pomilia feliz, tal vez habra sido una casa alegre. Las habitaciones, grandes y artesonadas, andes ventanas que daban a prados bien cuidados; en la planta baja haba un gran saln de baenas proporciones, con una ancha escalera de roble en un extremo. Se haba hecho todo lo pra dar al lugar un aire de antigedad; hasta haba un palco para juglares, que siempre me pongruente en una casa as. El invernadero era agradable, pues estaba lleno de plantas colo

    ro todo lo dems resultaba pesado y sobrecargado de ornamentos; las torres y las almenas barn falsas. Adems era absurdo llamarla Chough Towers (torres de la chova), pues nunca vi un

    ova en las cercanas. Era una imitacin vistosa, que finga ser lo que no era.La rodeaba un parque, pero era obvio que los rboles alineados junto a la calzada no tenan m

    inta aos. All no existan esos tejos bamboleantes que se encontraban en Menfreya. Poramorada de Menfreya, quiz yo perciba la diferencia ms que nadie. Chough Towers era, supa casa bella en un bello ambiente, pero sin secretos ni ecos del pasado; era slo la imagen v

    deseo de un hombre que, tras haber triunfado por su propio esfuerzo, haba querido construirsvienda tan grandiosa como las que habitaban aqullos a quienes, una generacin atrs, l hbido tratar con reverencia. Pero una casa es algo ms que muros y ventanas, ms tambinitos salones e invernaderos, parques y prados.A mi padre le convena, pues slo pasaba en la vecindad una parte del ao y no estaba segu

    erer comprar una vivienda all. Si perda el escao en la Cmara no querra retener Chough ToCuando entramos en la casa not en seguida un silencio forzado. Sospech que los criados es

    illeando sobre m; quizs algunos me espiaban. Me haba convertido en objeto de inters porq

    mbre apareca en los peridicos. Y aparecera otra vez: puesto que mi desaparicin haba provta inquietud, habra que revelar el descubrimiento de mi paradero.Sube inmediatamente a tu cuarto y no te muevas de all hasta que se te autorice a salir d

    dre.Y cunto me alegr de escapar.

    * * *Estaba prisionera. Hasta nuevo aviso se me dara slo pan y leche. Ninguno de los criados

    igirme la palabra. Haba cado en desgracia.Me mostraba desafiante y finga que eso no me importaba, pero mis sensaciones iban

    gustia al regocijo.A veces lograba clausurar todos los recuerdos y dejar slo la imagen de Bevil sentado all,

    te. Vea esos ojos extraos que se iluminaban de ternura No: en realidad era burla. Es pe yo mismo me case contigo. Bromeaba, pero quiz no del todo. En cualquier caso, uacin actual resultaba grato engaarme, creer que quiz lo haba dicho en serio. Era un

    gre y dichoso.

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    Pero tambin estaba el otro: oscuro, sombro. El lecho de muerte, el beb de cara arrugadin nacidos que haba visto me parecan feos; sin duda yo lo habra sido ms que ninaginaba el impulso demencial del hombre, normalmente contenido. Experimentaba su repugndeseo de librarse de esa criatura indeseable, cuyo advenimiento haba costado tan caro.

    En el segundo da de cautiverio vino mi padre. Me reanim verlo vestido para partir.Pasars una semana entera en tu cuarto dijo. Y espero que al acabar ese tiempo

    bidamente arrepentida. Se te ha ocurrido que podras perder la vida en cualquier momento? Qe dediques los prximos das a entender que te encaminas hacia la condena eterna. Por tu pn, puesto que te s demasiado egosta como para hacerlo por el mo, debes reformrmanecers aqu hasta que llegue el momento de ir al internado.Qued tan atnita que no pude responder. De pronto se me arrancaba a la contemplacin d

    mentos infernales para ponerme ante una vida absolutamente nueva: un internado!S prosigui l, lo que necesitas es una disciplina estricta. En la escuela, si desobede

    castigar con severidad. Por desgracia, la seorita James era demasiado indulgente contigo. Dgo, no continuar trabajando para nosotros.Imagin a la seorita James llorando discretamente mientras preparaba su maleta, temero

    uro. Pobre mujer! En las semanas siguientes me afligira por ella, pese a la alarmante perspe tena ante m.

    Conque ser despedidaYa ves cmo has perjudicado a los dems con esa desconsiderada manera de actuar.Se me ocurri una idea pavorosa: Fanny! Qu sera de ella?Susurr su nombre por lo bajo, pero l me oy.Se queda. Desempear otras tareas. Y cuando ests de vacaciones la necesitars como donOleadas de agradecimiento! Fanny estaba a salvo. Cmo haba podido huir sin pensar e

    nsecuencias que eso poda tener para ella? Mi padre tena razn: era menester pensar antuar.l continu:Te encomiendo enrgicamente que aprendas a ser menos egosta. Este acto tuyo, caprich

    eflexivo, me ha causado grandes tribulaciones. Recurdalo. Y si alguna vez sientes la tentacimeter una maldad semejante, ten en cuenta, por favor, que la prxima vez no ser tan indulgen

    Te vas, pap? dije.Me voy para continuar con el trabajo que has interrumpido.

    Me mir. Por un momento pens que me dara un abrazo y un beso. Comprend con asombro era lo que deseaba.

    Si l lo hubiera hecho yo me habra echado a llorar; le habra dicho que era desdichadamentaba haber nacido, que de buena gana volvera a ese limbo donde residen los nios no nara quedarme all, si con eso le devolva a mi madre.

    sa era una parte de m. La otra parte lo odiaba.Y la parte que lo odiaba era la ms visible; se mostraba en mi expresin ceuda.l gir y se fue.

    Al irse l la atmsfera de la casa mejor notablemente.

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    Menos de una hora despus ALee abra la puerta. Traa una bandeja cubierta con un pao. Serc diciendo:

    Bueno, seorita Harriet, el amo ha vuelto a Londres. Estamos otra vez solos.Dej la bandeja y me gui un ojo. Luego retir el pao para dejar a la vista un pastel de ca

    rtalizas, dorado, caliente y sabroso, recin sacado del horno, y un vaso de sidra; tambin traan porcin de pan de frutas.

    Es lo nico que la seora ALee tena a mano.Tiene muy buen aspecto.Y tambin muy buen sabor, si es que conozco a mi esposa.Pero se supone que estoy a pan y leche.A m y a la seora ALee no nos convencen esas cosas.Me sent a la mesa y cort el pastel. El sabroso vapor que despeda me hizo la boca agua. Amiraba con satisfaccin.Bueno, basta ya de esa tontera del pan y la leche.Si mi padre se entera se pondr furioso. Os despedira a los dos: a ti y a tu esposa.No puede. No olvide que nosotros somos parte de la casa. l nunca nos ha querido. No

    mo el mayordomo que tiene en Londres, supongo. Cogi el pao que cubra la bandeja y, decolgrselo del brazo, comenz a andar a saltitos por la habitacin. Sus intentos de imit

    inadsimos acentos de Polden, a quien haba visto una o dos veces en ocasiones especiales, erasafortunados que me hicieron rer. Era lo que l buscaba.

    No dijo, nosotros estamos bien con el seor Leveret y l est bien con nosotros.No te habra gustado que el seor Leveret continuara viviendo aqu?Ah, qu tiempos aqullos. Tal vez vuelva, el seor Harry. Pero dicen que ahora est

    upado en St. Austell y en otros lugares. Supongo que estamos mejor trabajando para los Lever

    ra esos elegantes caballeros de Londres, comoComo mi padre? No te gusta trabajar para l, verdad, ALee?Pues al menos tiene una hijita muy simptica.Que os quiere ms que a ese estpido de Polden.Es toda una seorita, s. Y remos juntos.Esa sidra la hago yo mismo. Antes la haca para el seor Leveret. Una vez el seor Ha

    borrach con ella. No tendra ms de ocho aos.Andaba husmeando en torno de la cuba; yo no saba que se haba estado sirviendo. S que

    enos tiempos aqullos. Pero no se aficione mucho a esa bebida, seorita Harriet, que se trepbeza.

    No tendr oportunidad. Me envan al internado.S, as hemos odo. Bueno, ya regresar, supongo. Y como ella tambin ir con usted es s

    e volarn fuegos de artificio.Quin?La seorita Gwennan, la de Menfreya.ALee! Es verdad eso?

    Ya veo que eso la alegra mucho.

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    Es que as las cosas sern muy diferentes.l mene la cabeza.No s. Esos MenfreyNo te gustan mucho, verdad, ALee?Pues vea, no es que me gusten o no me gusten. Son locos. Y donde estn hay jaleo. Es cuMenfrey que usted est en esa silla, paladeando ese pastel como si fuera el nctar de los dio

    bien puede ser, pues reconozco que no los he probado mejores.Culpa de los Menfrey? Pero por qu?Pinselo: por qu est usted aqu? Porque su padre, Sir Edward Delvaney, es miembr

    rlamento. Hace siete aos que es miembro. Pero hasta entonces siempre nos haba representaenfrey. Hasta hace siete aos nunca hubo un forastero aqu.

    Dices que el representante de Lansella era SirEndelion?Por supuesto. Y antes, su padre. Desde que existe el Parlamento nuestro representante ha

    mpre un Menfrey.Y SirEndelion por qu abandon el escao?Bendita sea su inocencia, nia. No es que l haya abandonado el escao, sino que el esca

    andon a l. Dicen que la reina es estrictsima. Y no acepta a ningn ministro que tenga mala abe usted? SirEndelion era un seor muy importante, all en Londres. A no ser por el escdo haber llegado muy alto. A primer ministro, digamos o algo parecido.

    Qu escndalo fue se?Lo de siempre, querida. Cuando se trata de los Menfrey no se pregunta qu, sino con quinUna mujer?ALee sonri.Un verdadero bochorno. Y en Londres! Aqu ya los conocemos y estamos habituados

    enfrey siempre se portaron bien con las chicas a las que metan en problemas. Les conserido o un hogar para el cro. Pero esto sucedi en Londres, con una dama de muy alta cuna. pa de SirEndelion el esposo se divorci de ella.Pobre lady Menfrey!Ah, la seora es buena persona. Lo perdon y l regres a su lado. Pero la reina no

    nforme. No quedara conforme mientras SirEndelion no renunciara. Y l renunci. Y por priz desde que tenemos memoria no tuvimos un Menfrey en el Parlamento. As fue que vino su p

    A ellos no parece molestarles.

    Se dice que su padre est cuidando el escao para el seor Bevil.Conque l se dedicar a la poltica.Como todos los Menfrey. Hay que hacerse escuchar en el Gobierno, dicen ellos. Y ellos s

    ben hacerse escuchar. El seor Bevil ir all, supongo. Todo a su debido tiempo. Y entnsella tendr otra vez a un Menfrey en Londres.Despus de acabar con la sidra tragu el ltimo bocado de pan de frutas.Estaba muy bueno, ALee dije. Pensaba en la pobre lady Menfrey, en lo furiosa que h

    ado o tal vez triste. Desdichada, sin duda. Imaginaba a Sir Endelion de regreso en Men

    pulsado del Parlamento a causa del escndalo.

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    Se entenda que los apodaran los locos Menfrey.Algo ms tarde vino Gwennan.He venido en cuanto me han dicho que tu padre se haba ido dijo. Iremos a la escu

    ntas. Somos indisciplinadas y no nos pueden dominar. Qu divertido! Si no te hubieras fums se les habra ocurrido enviarnos. Es el fin de todo.

    No es el fin de nada la contradije. Cmo puede ser el fin si nos vamos lejos, a coma vida nueva?

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    H

    Captulo 02

    aban pasado tres aos desde mi fuga, los tres aos ms dichosos que yo hubiera vivido hamomento, aunque en la escuela no era tan popular como Gwennan. No tena una intelig

    llante, pero era ms aplicada y mi deseo de destacar en algo me ayudaba considerablementigencia complaca a los profesores; gracias a eso era moderadamente feliz.Entre mi familia y los Menfrey haba crecido la amistad. Mi padre se interesaba especialmen

    vil, pues ALee tena razn al decir que esa familia siempre se dedicaba a la polticatamente lo que l haba decidido; probablemente esperaba recuperar la tradicin familiresentar a Lansella. Mientras tanto, una vez terminada la universidad, recorri toda Europa e

    pecie de gran gira. Ahora ayudaba a mi padre en su trabajo, con perspectivas de postularse prlamento cuando se presentara la oportunidad.Qued atnita al verlos juntos, pues mi padre se mostraba encantador con l. Sin duda Be

    a idea de lo diferente que poda ser con su propia hija.Pasbamos las vacaciones de verano en Chough Towers, lo cual era prcticamente pasarl

    enfreya. Como mi padre haba decidido que el aire de Londres no me sentaba bien, en vorbarlo en la capital quedaba al cuidado de los ALee, cosa con la que yo estaba muy confbre todo porque pasaba la mayor parte del tiempo en Menfreya, donde se me consideraba unla familia.Al crecer aprenda a dominarme; an estaba resentida con el mundo, pero poda controla

    ntimientos con ms facilidad. A veces soaba que mi padre intentaba echarme de la casa o qursegua con un ltigo. Recuerdo vvidamente el terror helado con que siempre despertaba dsadillas.

    No mencionaba esos sueos a nadie, mucho menos a Gwennan. Pero Fanny saba. A menuspertar, la encontraba junto a mi cama, pues me haba odo gritar. A veces se meta entrbanas y me tena abrazada hasta que yo me quedaba apaciblemente dormida; otras veces me ha

    orfanato. En la escuela era raro que tuviera esas pesadillas.Como por un breve tiempo haba temido perder a Fanny, ahora comprenda la importanci

    a para m. Era ella quien cosa los rtulos con mi nombre en las prendas de la escuela y quiigaba a cambiarme si me sorprenda la lluvia. Gwennan me envidiaba por ello.Suerte la tuya, tener doncella! me deca. Te acompaar hasta la muerte.

    Para m era un placer que Gwennan me envidiara; era algo ms que deba agradecer a Fanny.Gwennan era la chica ms atractiva de la escuela, pero tambin respondona hasta el escnda

    canto la sacaba de todos los problemas; creo que de otro modo la habran expulsado. Tena racir que los Menfrey ejercan una atraccin fatal sobre el sexo opuesto. Durante nuestra estaninternado hubo uno o dos amoros que pasaron desapercibidos, pero de los que ella gustatarse. No s hasta dnde llegaron; no siempre se poda creer todo lo que ella contaba. Yo

    merosa de lo que ella pudiera hacer, pero ms an tema quedar excluida de sus confidencias.Fue ella quien me dijo que Bevil ingresara en el Parlamento y que mi padre lo ayu

    uardara hasta poder postularse por algn distrito electoral y se establecera en l, a la espera dovacin parcial o de las prximas elecciones generales.

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    Tu padre puede hacer mucho por l. Por eso mis padres estn tan empecinados en que amos amigos. Y por eso, mi querida Harriet, nos han apuntado en la misma escuela y se te recin en Menfreya.Me parece una motivacin horrorosa.Casi todas las motivaciones lo son.Con que por eso eres amiga ma?No. Yo no me he dejado sobornar.No veo de qu modo podra yo sobornarte.T no. Pero el dinero s. Mis padres quieren que seamos amigas por el bien de Bevil, clarotengo mis propios motivos.Cules?T eres el perfecto contraste para mi belleza. Se ech a rer. Ja! Mira qu cara pone

    as tonta. Como si yo necesitara contrastes! Adems, nunca he credo en esas cosas. No: me rque vives enfadada por todo, porque te fugaste y todo esto. Y fuiste capaz de pasar una nochea de Nadie. Y no me delataste. Me alegro de que vayas a casarte con Bevil.

    Que voy a casarme con Bevil?Qu, acaso no ests enamorada de l? Que el cielo me ampare!, como dira la s

    ngelly. Mira cmo te has ruborizado! Oye, te sienta mejor el rojo que el amarillo. No estbera escandalizarte ms a menudo, Harriet.

    No entiendo qu has querido decir con eso de casarme.Nia, has de estar ms ciega que toda una bandada de murcilagos. Ya sabes cmo se

    as cosas en familias como la ma. Nos eligen el marido como si furamos de la realeza. Bera ti; para m, Harry Leveret. El pobre Harry es pelirrojo y no se le ven las pestaas. No crega muchas. Pero hay algo que tiene en abundancia: libras, chelines y peniques. Y en opinin

    milia eso es mucho ms importante que las pestaas. T tambin lo tienes. Por eso nos comto que los Leveret y los Delvaney visiten Menfreya. Es razonable, verdad?Son muy mercenarios. Tenles consideracin, Harriet. Son pobres. Tienen la casa

    andiosa de Cornwall, un viejo monstruo que devora libras, chelines y peniques.No puedes darte una idea. Somos casquivanos. Desde siempre. Los monstruos exigen sang

    venes virginales y ricos, como t y Harry. De ti estoy segura de que lo eres. Y creo que mbin. Por eso os necesitamos.

    Y Bevil lo sabe?

    Claro que lo sabe!Y no le molesta?Que si le molesta? Por qu, mujer? Est encantado!Eso significa que le gusto un poquito?No seas tonta, Harriet. Eres una heredera. Tu padre tiene mucho dinero y a quin p

    rselo?No creo que me deje nada.Desde luego que s. Los ricos siempre dejan todo a su heredero, por mucho que lo odien. E

    estin de orgullo o algo as.

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    Pero es brutal quiero decir para ti y para Bevil.Alma de Dios! A nosotros no nos molesta! Se puso de pie con las manos unidas, tratan

    ner cara de santa. Es por el bien de Menfreya.Poco despus de eso me mostr la mesa del vestbulo, diciendo:En otros tiempos tena incrustaciones de piedras preciosas. Creo que eran rubes. Ya ves q

    han quitado todos. Mis antepasados los usaron uno a uno para salvar a Menfreya. Y como edan rubes, hay que recurrir a los matrimonios.

    Yo ser una esposa ms preciosa que los rubes asegur.Remos juntas. As eran las cosas con Gwennan: por mucho que me ofendiera siempre re

    ntas; por mucho que me criticara o se mofara de m, yo era siempre su mejor amiga.Cuando mi padre decidi ofrecer un baile de disfraces en Chough Towers, Gwennan se empe

    stir. Tenamos diecisis aos y an no estbamos oficialmente presentadas en sociedad, perportun a lady Menfrey hasta lograr que nos autorizara a mirar desde la galera, si mi parmita. Y puesto que lo peda la seora, el permiso fue graciosamente otorgado.

    Necesitamos ropa dijo Gwennan. Pero ni la misma lady Menfrey, que habitualmente se dnvencer por su familia, la tom en serio.

    Gwennan estaba furibunda y rabiaba; por das enteros no habl ms que de disfraces y de nseguirlos. Un da, al llegar a Menfreya, la encontr muy entusiasmada. Me salud conabras:Tengo algo que mostrarte. Vamos. Est en un lugar que an no conoces.Menfreya siempre me pareca misteriosa, pues an me faltaba explorar una gran

    mocionada por la perspectiva de ver un sector nuevo, segu ansiosamente a mi amiga, qundujo a travs de la casa hasta el ala del este, que era la ms antigua y no estaba en uso.

    Esta ala necesita tantas reparaciones que, mientras no las hagamos, no podemos habitar

    alquier modo, qu falta hace? Ayer vine, pero no quise quedarme, pues comenzaba a oscureceHabamos subido por un breve tramo de escaleras hasta una puerta que ella empuj, pero no

    rir.Ayer fue difcil, pero logr abrirla. Supongo que est cerrada desde hace aos desde que

    n Bevil, hace siglos. No te quedes cruzada de brazos, mujer. chame una mano.Apliqu el hombro a la puerta y empuj con todas mis fuerzas. Al principio se movi con len

    ro luego se abri de par en par, dejando a la vista un pasaje sombro, que ola a vejez y humr all continuamos la marcha.

    Debemos de estar cerca del contrafuerte del este susurr.No tienes por qu murmurar grit Gwennan. No nos oye nadie. Estamos aislada

    mpleto. Pero tienes razn con lo del contrafuerte. All es donde te llevo.Me castaeteaban los dientes, no de fro, sino de emocin, aunque el ambiente era fro.Qu raro, tener todo esto y no venir nunca coment.Una vez vino alguien a calcular los arreglos que se necesitaban; nos pas un presupuesto t

    s olvidamos del asunto. Fue por la poca en que vine a explorar con Bevil.Cuando erais nios?

    Ella no respondi.

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    Ten cuidado en la escalera dijo. Cgete de la cuerda. Habamos llegado a una pealera de caracol, de peldaos muy altos y gastados en el centro; la cuerda serva de baranda ypulsarse hacia arriba. Gwennan se detuvo al tope, sonrindome con toda la cara, y levannos. Mira cunto polvo.Por qu se te ha ocurrido venir?Ya vers. Mira esta puerta. La pusieron mucho despus de construir la casa. En otros tie

    ba slo un panel que se deslizaba para entrar en la habitacin.Qu habitacin?Esto conduce a una especie de pasadizo y luego a la habitacin hechizada. Esta p

    mbin es difcil de abrir.Era cierto; emiti un gemido de protesta que son como si una voz humana nos advirtiera q

    bamos entrar; al menos eso fue lo que yo insinu. Gwennan chill de risa.Slo a ti se te poda ocurrir eso! Ven por aqu. Esto conduce al contrafuerte.El ambiente se haba vuelto glacial; el pasillo era estrecho; el muro, de piedra. Estbamos

    curas. Alargu una mano hacia Gwennan y me aferr a su falda.El pasadizo desembocaba en algo que apenas poda llamarse habitacin; ms bien era una ab

    cular. No tena ventanas: slo una saetera abierta al aire en el grueso muro, por la que entrabaluz solar.Qu lugar tan extrao! exclam.Desde luego. En tiempos antiguos se lo usaba para encerrar a los prisioneros. Despus l la

    u y finalmente qued hechizado.Ests diciendo cosas incoherentes, Gwennan.La gratificaba el asombro con que yo observaba aquel lugar. Me extra ver un espejo apo

    ntra la pared, con el cristal manchado y el marco sin brillo; tambin haba un bal verde de m

    scubr otro pasillo como el que habamos recorrido y se lo indiqu a Gwennan.Ven, que te lo mostrar.Entr la primera en ese pasadizo; frente a nosotros haba otra escalera de caracol como l

    abbamos de subir. Ella comenz a ascender, contando los altos peldaos. Eran cuarenta; als encontramos a cielo abierto, en un estrecho corredor circular, que circundaba el contrafuerte.

    Aqu es donde ella vena a tomar aire anunci Gwennan.Quin?Ella, por supuesto. Si es verdad que ronda, supongo que sube aqu.

    Los costados del contrafuerte estaban almenados. Nos arrodillamos en una cornisa para cia abajo, al mar, desde lo ms alto de la casa. Gwennan seal las mnsulas donde, segnan poner los calderos de aceite hirviente que arrojaban sobre quien viniese a atacarlos.Imagnalos propuso trepando los acantilados, preparando los arietes. Eso fue chsimos aos mucho antes de que ella viviera aqu.Me llen los pulmones de aire fresco, aferrada a la dura piedra del contrafuerte, y pens: Cgusta esta casa, donde han sucedido tantas cosas emocionantes, donde ha vivido y muerto

    nte. Deseaba de todo corazn arraigar all, ser una de ellos.

    Gwennan haba comenzado a contarme la historia:

  • 8/10/2019 193232035 Victoria Holt Menfreya Al Amanecer Conve

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    Trabajaba aqu como institutriz de los nios y este Menfrey, mi antepasado, se enamor dando lady Menfrey lo descubri, despidi a la mujer y le orden abandonar la casa. Pese a la crea, la institutriz no se fue. Como l no soportaba tenerla lejos, la trajo aqu, a este lugarr entonces nadie saba de su existencia. Sola visitarla en el cuarto de all abajo. Te lo imarriet, escabullndose hasta el ala en desuso deslizando el panel? Estoy segura de que por onces haba un panel. l deba de traer una vela, quiz una lmpara Y estaran juntos. El tuv

    sentarse por un tiempo. Para ir a Londres, supongo al Parlamento y el reloj de la torre sereloj de la torre, comprendes?, que supuestamente se para cuando va a morir uno de los MenfNo lo sabaEs que no sabes nada, nia! Pues mira: se supone que el reloj de la torre se para cuando u

    sotros va a morir, y no de muerte natural. Por eso Dawney tiene que cuidar tanto de mantenercha. Nosotros no creemos en esas viejas leyendas al menos, eso decimos Pero hay que, s. Es lo que dice pap. Y debemos tenerlo en cuenta, sabe Dios por qu.Vaya, y qu pas? Por qu se par el reloj?Porque ella muri. Muri aqu arriba, en ese cuarto. Y tambin el beb.Qu beb?El de ella, claro. Es que naci antes de tiempo, sabes? Y nadie estaba enterado. Muriero

    s. Por eso se par el reloj.Pero si ella no era una Menfrey!Ella no, pero el beb s. Se detuvo por el beb. Al fin regresSirBevil.Quin?Deba de llamarse SirBevil o Endelion, o algo as. Al regresar la encontr muerta. Ent

    usuraron ese cuarto y no volvieron a acordarse de l por muchos aos hasta que algucontr y reemplaz el panel por la puerta. Pero nadie quera venir aqu. Los criados deca

    aba hechizado. Crees que puede ser cierto?El ambiente es fro y melanclico coment.Ella se asom por las almenas, con los pies separados del suelo, y yo me aterroric, pensand

    iba a caer. Lo haca a propsito para demostrar lo temeraria que era.Bajemos ped.S, es mejor. Has visto ese bal? Lo abr. Por eso te he trado. Pero antes que